Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Asesor(a)
Título académico
Dedicatoria
Dedico este logro a Dios, que cada día me da el valor y las fuerzas para perseguir mis
sueños.
A mis hermanos Yuliana Criollo Parra, Didier Criollo Parra, Angela Criollo Parra, Linda
Agradecimientos
Agradezco a Dios por la vida, por la oportunidad de poder fórmame en el alma mater de
UNIMINUTO.
profesora Gina Barón y el profesor Johnni Alfredo Ochoa Gómez, por su apoyo, comprensión y
su paciencia y largas horas de estudio juntos, a Luis Eduardo Puerta Jaramillo, quien siempre me
Contenido
Introducción................................................................................................................................................8
1 Objetivos...........................................................................................................................................10
1.1 Objetivos específicos.....................................................................................................................10
CAPÍTULO I.............................................................................................................................................11
2 Semblanza del autor...........................................................................................................................11
2.1 Información general.......................................................................................................................11
2.2 Actividad académica......................................................................................................................13
2.3 Obras de Karol Wojtyla.................................................................................................................15
CAPÍTULO II...........................................................................................................................................16
3 Reseña de la obra “Fides et Ratio”....................................................................................................16
CAPÍTULO III..........................................................................................................................................19
4 La Fe desde la Fides et Ratio.............................................................................................................19
4.1 Antecedentes..................................................................................................................................19
4.1.1 Reflexión antigua.......................................................................................................................19
4.1.2 Reflexión medieval....................................................................................................................20
4.1.3 Reflexión contemporánea: crisis de la fe...................................................................................24
4.2 La Fe..............................................................................................................................................27
CAPÍTULO IV..........................................................................................................................................31
5 La Razón En La Fides et Ratio..........................................................................................................31
5.1 Evolución de la Razón...................................................................................................................32
5.2 Breve recorrido histórico...............................................................................................................33
5.3 Crisis de la Razón: Recapitulación del drama de la separación......................................................34
5.4 Razón.............................................................................................................................................36
CAPÍTULO V...........................................................................................................................................38
6 Relaciones entre Fe Y Razón propuestas en la Fides et Ratio...........................................................38
6.1 Antecedentes..................................................................................................................................38
6.2 Riesgos actuales del dialogo..........................................................................................................40
6.2.1 Eclecticismo..............................................................................................................................40
6.2.2 Historicismo..............................................................................................................................41
7
6.2.3 Cientificismo.............................................................................................................................41
6.2.4 Nihilismo...................................................................................................................................42
6.3 Fe y razón como no opuestos para alcanzar el conocimiento de la verdad.....................................49
CAPÍTULO V I.........................................................................................................................................52
7 Conclusiones.....................................................................................................................................52
Referencias................................................................................................................................................55
8
Introducción
Abordar el tema de fe y razón en nuestro tiempo exige entender que, tanto la fe como la
razón, son medios que ayudan al hombre a alcanzar el conocimiento. La evolución del
significado de su ser:
Ahora bien, esta inquietud que es natural al hombre puede ser alcanzada por la fe y la
razón; El problema con esta virtud de la fe y la facultad del hombre la razón es la confusión y la
definiciones ocasiona que el hombre del común considere que son cuestiones ajenas, desligadas
y opuestas. Comprender esta pugna exige dar un vistazo a la historia, rastrear las relaciones entre
Por ello, Juan pablo II, el 14 de septiembre de 1998 publica la Carta Apostólica Fides et
sustentada en lo irracional; por otro lado, la razón se juzga como una facultad cerrada sobre sí
El siguiente trabajo pretende determinar las relaciones existentes entre fe y razón, a partir
del análisis del documento pontificio Fides et ratio, buscando señalar que de acuerdo con los
postulados personalistas de Karol Wojtyla (Juan Pablo II) se trata de una virtud y facultad que a
veces son complementarios, a veces son ajenos, pero en ningún caso opuestos o contrarios. A
marcadas en una visión particular que pretenden acercar al hombre a la relación de fe y razón
como medios para llegar al conocimiento de la verdad y que permean todas las estancias de la
vida del hombre que es un ser que no se reduce a la individualidad si no que se desarrolla con
1 Objetivos
medios para alcanzar el conocimiento de la verdad en la Carta Apostólica Fides et Ratio de San
Describir los elementos que permiten definir la facultad de la razón en la obra citada.
Señalar las relaciones entre fe y razón tal y como se proponen en la Carta Apostólica
CAPÍTULO I
Polonia había dejado de ser independiente como país entre los años 1773 y 1795 y su
territorio se repartió entre Austria y Rusia. Después de la Primera Guerra Mundial en 1919 y
Polonia comienza una guerra por recuperar los territorios orientales agregados por Rusia.
En 1920 los polacos vencen a los rusos por el llamado Milagro del Vístula. Con el Tratado de
Riga de 1921, se formaliza la recuperación de los territorios del este, hasta ese momento en
posición rusa.
En este contexto nace Karol Jozéf Wojtyla en Wadowice, una pequeña ciudad polaca, el
18 de mayo de 1920. Hijo de Karol Wojtyla, militar del ejército austro- húngaro y Emilia
Kaczorowaska, profesora de colegio, quien moriría en abril de 1929 tras una enfermedad
cardiaca y renal. Tenía un hermano mayor llamado Edmund Wojtyla, muerto en 1932 a los 26
años, tras contagiarse de una infección contraída en su año de experiencia rural como médico.
La adolescencia del joven Karol transcurre junto a su padre, cuya formación militar se
manifiesta en la disciplina que impone en su casa, como si se tratase de un cuartel. Pero eso no
les impide divertirse. Padre e hijo jugaban partidos de fútbol, en los que Karol se desempeñaba
muy bien como arquero. El futuro Papa escalaba montañas, esquiaba, nadaba y hacía canotaje,
Karol Wojtyla padre muere de un paro cardiaco cuando Karol hijo, tenía 21 años.
los cuales acompañó de un profundo interés por el teatro. Abandonó su carrera debido a la
Al abandonar sus estudios trabajó en una cantera y en una fábrica química para evitar la
filosofía de manera clandestina. Ante esta situación San Juan Pablo II dirá: “Se me ahorró mucho
del grande y horrendo theatrum de la Segunda Guerra Mundial. Cada día hubiera podido ser
teología sobre San Juan de la Cruz (1948). De vuelta a Polonia realiza la tesis doctoral en
Lublin en 1954. Allí impartió los cursos que originan su producción filosófica personal. En 1958
fue consagrado obispo y participa en el Concilio Vaticano II, primero bajo esta calidad, después
como arzobispo y finalmente como Cardenal (1967). Ejerció gran influencia en la elaboración
del documento Gaudium et spes. En 1978 fue elegido Papa con el nombre de Juan Pablo II.
13
formación como sacerdote, puesto que, hasta ese momento, lo más cerca que había estado era
polaca. Por este motivo me trasladé, junto con mi padre, desde Wadowice a
polaca, pero sólo logré acabar el primer año, porque el 1de septiembre de 1939
Durante la ocupación nazi de Polonia, Karol se une a un seminario clandestino dirigido por el
Cardenal Sapieha y fue ordenado el día de la Fiesta de Todos los Santos (Primero de noviembre)
en 1946. Después viaja a Roma, donde continúa sus estudios doctorales en teología. Luego de
esfuerzo y estudio. Después, tiene una orientación diferente en su pensamiento y elabora su tesis
doctoral en filosofía sobre Max Scheler, titulada valoración sobre la posibilidad de construir una
ética cristiana sobre las bases del sistema de Max Scheler (1954). (Wojtyla, Max scheler y la
ocasiones:
Scheler. Esto permite entender las áreas a las que dedicó gran parte de su tiempo y esfuerzo:
1. Ética
2. El amor humano.
3. Antropología filosófica.
Persona y acción, BAC, Madrid 1982. (Traducción hecha por Jesús Fernández Zulaica a
partir de la edición en inglés: Wojtyła, K., Tymieniecka, A. T. (ed.), The Acting Person,
Persona e atto, LEV, Roma 1982. [Wojtyla 1982b] (Versión italiana de Osoba i Czyn)
Madrid 2005.
http://www.philosophica.info/archivo/2007/voces/wojtyla/Wojtyla.html)
16
CAPÍTULO II
En septiembre de 1948 el Papa Juan Pablo II reabre el debate sobre la relación entre
razón y fe. El resultado de este debate queda expresado en la Carta Apostólica Fides et Ratio. El
punto de partida lo constituye la crisis cultural que hasta ese momento había generado la idea de
la historia de la filosofía: “¿Quién soy?, ¿De dónde vengo y a dónde voy?, ¿Por qué existe el
mal?, ¿qué hay después de esta vida? (Juan, 1998, págs. 5, N. 1). Aunque se trata de cuestiones
evidentemente filosóficas, lo importante aquí es que se plantean en una Carta Apostólica, que
debe conservar una estructura definida así: Autor, Saludo, Destinatarios, Contenido, Lugar y
fecha, Notas de despedida, y por último la Rubrica. Si bien puede existir un determinado
destinatario para las cartas apostólicas, estos documentos están dirigidos a todos los fieles.
Una vez aclarado lo anterior, es necesario indicar que el interés de la Fides et ratio es
“sensibilizar a quienes respetan la verdad y son responsables del pensamiento y la cultura, con el
objetivo que centren su atención en lo esencial, evitando el prejuicio.” (Función de las cartas
Fides et ratio es una Carta Apostólica elaborada con el fin de reflexionar sobre la crisis
hace un primer esfuerzo por dar respuesta al problema que implica oponer fe y razón en la
principio refuerzan la ruptura entre la fe y la razón como caminos opuestos o separados hacia la
búsqueda de la verdad.
• Conclusión.
Ahora bien, teniendo en cuenta que esta Carta Apostólica tiene fuerte carácter teológico,
en este trabajo la atención se concentra en aquellos capítulos en los que se exponen la virtud
teologal de la fe y la facultad humana de la razón desde una perspectiva filosófica. Por lo tanto,
CAPÍTULO III
“Es necesario que el hombre tenga un conocimiento natural, verdadero y coherente de las
cosas del mundo y de sí mismo” (Juan Pablo II, 1998, N. 66) El hombre es capaz de avanzar en
el conocimiento, y para ello usa diversos métodos. En términos filosóficos, el hombre reflexiona
sobre cómo conocer y llegar a la verdad, sobre el conocimiento verdadero y las certezas. Así
mismo, a partir de su relación con el mundo, el hombre es capaz de proponer conceptos a partir
desde lo filosófico, no es solo para purificarla de los posibles prejuicios o señalamientos sufridos
a través del tiempo; en este caso, se trata más bien de plantear la fe como un estado voluntario,
libre y consciente que tiene como fin alcanzar la verdad, el conocimiento y la trascendencia.
revisar la relación entre razón y fe, encontrando en la fe un apoyo esencial para ayudar a
profundizar en las reflexiones y las certezas encontradas desde la razón, ya que esta virtud
teologal no da nada por sentado e invita a ir más allá de lo que se muestra ya definido en
términos racionales.
4.1 Antecedentes
La reflexión antigua, está relacionada con el pensamiento mítico, que explica el origen de
resalta la búsqueda racional del origen del cosmos en una causa primera y común “arqué”. (Juan
Aunque para esta época no es posible hablar de fe como se hace hoy en día, esta idea se
trascendencia, gira en torno al problema del alma, tal y como se expresa en las filosofías
Platónica y Aristotélica:
Platón: concibe el alma como realidad desterrada, esencialmente inmortal, como aquella
que debe liberarse del cuerpo para regresar a su origen divino y vivir un mundo
inteligible.
Aristóteles: concibe el alma como substancia del cuerpo, causa y fuente del cuerpo
Todo el proceso de reflexión de los filósofos clásicos tiene por objeto “buscar una conciencia
crítica de aquello en lo que se creía” (Juan Pablo II, 1998, N. 36). Por esta razón el pensamiento
reflexionar sobre el origen racional del mundo fueron reconocidos como lo que eran, y dieron
paso a la purificación de la religión, es por ello, que los clásicos, aunque reflexionaban sobre el
origen de las cosas, no desconocen la imagen religiosa. Esta idea es retomada por los padres de
la Iglesia, quienes relacionan los preceptos de fe revelados en el mensaje cristiano con conceptos
propios de la filosofía clásica, con el fin de aclarar y reforzar el mensaje de la religión cristiana.
Iglesia cristiana, ahora es tomada de una manera distinta: la creencia, como nueva característica
de la fe.
En los primeros siglos de nuestra era se estigmatizó a los cristianos por sus prácticas
religiosas, que para algunos eran propias de “iletrados y rudos”, según Celso. (Orígenes, N, 3).
Este nuevo resultado de la reflexión cristiana, que en un principio se veía alejada de la filosofía,
evoluciona a tal punto de ser fundamento apologético, como los cristianos lo denominarán,
sabiduría que desea la filosofía; la rectitud del alma, de la razón y la pureza de la Vida, la
filosofía está en una actitud de amor ardoroso a la sabiduría y no perdona esfuerzo por obtenerla”
llaman filósofos los que aman la sabiduría del creador y maestro universal” (Juan Pablo II, 1998,
N. 38). Partir de esta definición de filosofía como un primer argumento de la fe cristiana, hace
que esta no sea un acto irracional, resguardado solamente en las creencias de la religión. Por el
contrario, como dijo otro celebre filósofo cristiano “la naturaleza, objeto propio de la filosofía,
puede contribuir a la comprensión de la revelación. La fe, por tanto, no teme a la razón, sino que
busca y confía en ella”. Santo Tomas de Aquino. (Juan Pablo II, 1998, N. 38) De esta definición
se vale San Juan Pablo II para esclarecer esta duda sobre la fe sostenida por tantos años.
San Juan Pablo II, luego de exponer la evolución del concepto de fe desde la época
clásica a la medieval, introduce las definiciones propias de esta discusión. “El hombre se
naturaleza.” (Juan Pablo II, 1998, N.3); de manera que en él se suscita una actitud donde
22
en el mundo, en relación con sus semejantes con los cuales comparte el destino.
La definición de Santo Tomás de Aquino, previamente citada es reforzada por San Juan Pablo II
(1998) en la Fides et Ratio, proponiendo que así la fe supone y perfecciona la razón, por tanto,
para encontrar así la fuerza necesaria para elevarse al conocimiento (1998, N. 43). Incluso a mi
modo de entender, es posible seguir afirmando que la fe, en efecto, es de algún modo, un
ejercicio propio del pensamiento humano; que no hace que la razón del hombre quede anulada
dando su asentimiento a los contenidos de la fe, sino que más bien se complementan para dar
respuestas a los interrogantes que llegan a él de su condición natural de asombro o como dice
de encontrar que la existencia es todavía una cosa extraña para mí, y como a
descubierto que estaba ahí antes de que yo la pusiera. (1967, pág. 307)
En Chesterton podemos entonces apreciar cómo esa capacidad de asombro del hombre es
mediada por un esfuerzo intelectual donde participan fe y razón, de manera que el conocimiento
de la verdad que es revelada, pueda ser comprensible frente al esfuerzo humano por entender el
23
mundo y su existencia, en todo caso, esto se alcanza mediante una opción libre y consiente que
parte de la intención por conocer la verdad universal, partiendo de esa doble naturaleza de la que
somos participes y a la que tenemos acceso por medio de dos vías; la razón que se mueve en el
Es claro entonces que el avance que tiene esta posición, hace que la virtud teologal de la
fe se presente como algo razonable, libre y consiente. Ahora bien, esta misma posición es
compartida por Santo Tomás de Aquino quien conocía la confrontación de la teología con otras
formas de investigación y saber científico, pero que reconocía en la fe un acto razonable, que
permite al hombre profundizar y develar de manera más consciente aquellas preguntas centrales
de la existencia humana y de sus respuestas no exactas. Así pues, reforzando ese vínculo,
reconoce también, al igual que San Alberto Magno, una necesaria autonomía que la filosofía
edad media, la legítima distinción entre los dos saberes (Filosofía y fe) se transformó
progresivamente en una nefasta separación” (Juan Pablo II, 1998, N. 45), como consecuencia de
una creciente reflexión racionalista de algunos pensadores como Gilberto de Poitiers (1070-
1154), Guillermo de Conches (1080-1154), Averroes (1126-1198) entre otros, que radicalizaron
su pensamiento separando la filosofía de los contenidos de fe. Esta actitud llega hoy día a tal
punto que la fe es tomada con recelo, con desconfianza escéptica y agnóstica, de forma que sirve
formas más altas de especulación, fue destruido de hecho por los sistemas que
a ella (…) Así pues, en el camino del descubrimiento el hombre debe estar en
Durante muchos años, la virtud de la fe se tomó como una forma de pensamiento que
relacionaba religión y trascendencia y que implicaba la reflexión sobre el significado del alma
conocimiento. Esta concepción es ajena y distinta a las reflexiones pietistas y míticas; por el
aportes en el que se asume la fe como una herramienta para perfeccionar las cuestiones propias
de la razón, que por sí sola tendería al relativismo, queda de manifiesto que a pesar de que cada
una centra su atención en una materia particular de estudio, deben estar íntimamente
relacionadas.
cristiana del mundo, sino que, y principalmente, ha olvidado toda relación con la
fe como un acto irracional, que aliena o enajena al hombre de la realidad. Un ejemplo de esto son
corazón, así como el espíritu de una situación sin alma. Es el opio del pueblo.
Renunciar a la religión en tanto dicha ilusoria del pueblo es exigir para éste una
Para Marx, la religión implica no solo la miseria real de la vida humana, sino una forma de
protesta contra esta vida, como si la religión, se sustentara en la miseria del mundo y la realidad
que atormenta al alma humana. Es por esto por lo que a continuación, Marx llama a renunciar a
la religión, a su dicha ilusoria, a su promesa de un mundo mejor después de esta vida miserable,
pues considera que la religión es síntoma de la necesidad de ilusiones del pueblo, condenado a
un valle de lágrimas.
26
La crisis de fe, que deviene a estas afirmaciones, también se equipara a una visión
moral. En esa dirección, John Stuart Mill, en uno de sus ensayos sobre la religión dice
se nos asegura continuamente que lo es, hay una gran razón para lamentar que los
religión, y consecuentemente de la fe. Pero es justo allí donde debe existir una salvedad ante esta
crisis de fe; esta salvedad consiste en la pérdida del sentido auténtico de la fe en el Hombre, que
religiosidad popular, carente de reflexión y sustentada en unas supersticiones (el poder del agua
bendita, las reliquias, los amuletos. Etc.). Esta deficiencia es fuertemente criticada por San Juan
riesgo de dejar de ser una propuesta universal. Es ilusorio pensar que la fe, ante
una razón débil, tenga mayor incisividad; al contrario, cae en el grave peligro de
Recordando que la fe es un acto razonable, que implica por parte del sujeto pensante una
reflexión profunda, acerca de la pregunta por su existencia y la relación que esta le implica con
los demás y con el poder de develar la verdad y aplicarla en todas sus dimensiones.
27
4.2 La Fe.
Ante la ruptura mencionada, San Juan Pablo II, tiene como propósito recordar la esencia
de la virtud teologal de la fe como un acto libre, alejado de lo que muchos creen, incluyendo la
posición de algunos filósofos contemporáneos como Ludwig Feuerbach (1804-1872), Karl Marx
(1818-1883), Sigmund Freud (1856-1939), Friedrich Nietzsche (1844-1900) entre otros, que
definen al hombre que cree como un ser incapaz de razonar, y que por tanto cae en la religión,
solo para sublimar su triste realidad, en una suerte de enajenación de las situaciones confusas
cotidianas.
Ante esto, San Juan pablo II indica una y otra vez: “hay verdades que están más allá de la
capacidad intelectiva humana, no se deja llevar por una posible tentación de un racionalismo que
define que no hay verdad alguna que no sea abarcable y penetrable por la razón humana” (López,
1999, pág. 645). Para San Juan Pablo II, la fe no se reduce a una concepción mística; por el
contrario, se trata de una dimensión razonable, a la cual el hombre acude consciente y libre,
tentación típica a la que los filósofos fácilmente están sometidos”. (Juan Pablo II, 1998, N. 76).
Cuando la fe como virtud teologal se deja de lado y se centran la vida y la reflexión en la mera
facultad de la razón.
entiende que el acto de fe es un camino que se debe recorrer sin dejar de lado la realidad del
hombre, esto implica que es necesario que se tenga en cuenta la historia, los contextos, en
síntesis lo que a esta la compone, que en otras palabras es la capacidad consiente y racional del
28
ser humano para buscar comprender la verdad en su máxima expresión y así integrarla al mundo
de manera que se comprenda mejor la existencia humana, incluyendo lo que hay más allá de lo
visible, para entender como esto afecta y moviliza al hombre en todas sus dimensiones.
acertada de las cuestiones que tienen que ver con la relación entre fe y razón o entre el acto
conocimiento de la verdad, se debe estudiar por medio de un proceso coherente y ordenado, que
permita a la luz de la razón, encontrar respuestas que aclaren el camino de aquellas certezas de lo
que no se ve, pero que tenemos en nosotros ya sea por contexto cultural o porque pueden estar
impresas en el ser humano, esto servirá para evitar las posibles desviaciones que se puedan
trascendente o metafísica de él mismo, campo que abarca la fe que es en sí “…una verdad del
corazón o mejor aún, de la conciencia antes y más allá de toda reflexión y demostración
filosófica.” (Küng, 1979, pág. 734). Que permite entonces que se pueda pensar y reflexionar la
vida de manera más centrada, logrando así que las respuestas que se den a la pregunta por el
objeto de la fe y por sus motivos, puedan satisfacer la necesidad del hombre por comprender
cada vez mejor el misterio que envuelve el que se pueda conocer la verdad.
Cabe resaltar que se debe ser consciente que el debate de estas cuestiones no es nuevo, ya
que ha estado presentes casi desde que se inició la teología natural o teodicea y teología de la fe.
Partiendo desde la filosofía y la teología, como pilares para comprender ¿qué es la fe y como esta
se da?, se hace necesario una reflexión actualizada y detallada de las cuestiones sobre la fe, de
manera que se pueda encontrar el equilibrio entre las dos estancias del conocimiento que
que esta verdad ofrece, pues una línea de suma radicalidad de cualquiera de estas dos estancias,
Se debe conocer con conciencia, partiendo del origen y paso a través del tiempo, como la
desde una perspectiva muy heideggeriana reconociendo que “la verdad se trata de des ocultar o
descubrir la realidad que se encuentra velada. Es decir, se descorre un velo que permite llegar a
la iluminación.” (Cajal, 2021) Este velo solo puede ser quitado si se hace un trabajo de reflexión
devela a partir de reconocer que el hombre es un ser en el mundo, que está inmerso en él y hace
parte de él y desde allí utiliza su facultad de la razón y la virtud teologal de la fe, para
comprender mejor y llegar al conocimiento de esa verdad que es parte de él y accesible a él.
Esto motiva entonces a que podamos apreciar con mayor claridad y belleza el contenido más
hombre que va en búsqueda de ese fin último que es conocer la verdad para llegar a la felicidad o
para la búsqueda del conocimiento, donde como dice Descartes “la fe es la excepción a la regla
universal de la evidencia.” (Küng, 1979, pág. 45) que permite como acto de la voluntad no dar
por sentado las evidencias que se tienen sobre la verdad, sino profundizar y buscar aquello que
La fe entonces será vista como “la virtud sobrenatural necesaria para salvarse. El acto de
fe es un acto humano, es decir un acto de la inteligencia del hombre, el cual, bajo el impulso de
la voluntad movida por Dios, asiente libremente a la verdad divina” (Baravalle, 2018, pág. 28)
30
teniendo en cuenta lo anterior, la fe entonces como virtud que tiene el hombre y que está inmersa
en él, es algo razonable posible de pensar y puede brindar las herramientas complementarias a la
razón para responder a los interrogantes más simples y complejos de la existencia humana.
De esta manera “la fe no sólo pone en movimiento a nuestra razón sino también a nuestra
verdad.” (Baravalle, 2018, pág. 29) Permitiendo así que el proceso del conocimiento sea como
un rayo de luz que ilumina la mente humana para sensibilizarse frente al proceso de esclarecer y
dar respuesta a esos interrogantes de la existencia humana. Encontrando así caminos que como
bien sabemos pueden llevar a que nos apropiemos de esta virtud para abrir el pensamiento crítico
Incluso la ciencia se beneficia con la fe, ya que ésta invita al científico a estar
De esta forma, todo el camino recorrido hasta aquí nos invita a ver que la fe, como bien
dice Piet – Ninot en su obra La Teología Fundamental (2009) da pleno sentido a las verdades
buscadas por la razón, permitiendo así que el ejercicio de reflexión acerca del conocimiento del
sentido de la vida, sea enriquecido en cuanto que abarca las dos naturalezas que el hombre
comparte, que no da pie a dar por sentado las respuestas acerca de las cuestiones fundamentales
CAPÍTULO IV
ver a profundidad el papel que juega la razón, como aquella facultad humana que permite al
hombre conocer y que junto con la virtud teologal de fe, develan la verdad y permiten
comprender de manera más acertada la existencia humana, una existencia que si bien la vamos
nos hace visible y consciente cuando es interpelada, cuestionada y reflexionada por medio del
ejercicio critico de la razón y la fe como medios que nos permiten llegar al conocimiento, de esta
La razón alcanza los objetivos que hacen cada vez más digna a la persona; la
El deseo de conocimiento y de la verdad constituye un rasgo esencial del ser humano. A partir de
inquietud natural del hombre sobre su origen y su propósito. Dice Aristóteles en el libro de la
metafísica (primer capítulo) “Todos los hombres desean por naturaleza saber”. Ante la necesidad
humana de llegar a la verdad, San Juan Pablo II, plantea una vasta reflexión:
“la verdad es aquella que en cierto modo responde a todas las preguntas que surgen de la
reflexión del hombre” (Juan Pablo II, 1998, N. 2). Llegar a la verdad es posible por dos caminos
razón, “uno de los medios para progresar en el conocimiento de la verdad es la filosofía, que
32
contribuye a formular preguntas sobre el sentido de la vida” (Juan Pablo II, 1998, págs. 6, N. 2).
Por tanto, San Juan Pablo II, en la Fides et ratio presenta diversos modos de definir la Razón, al
decir “diversos modos” no se refiere a una pluralidad de definiciones, sino a formas de ser
La razón, por tanto, se define como: “las capacidades propias de la inteligencia humana,
que a través de la actividad filosófica elabora una forma de pensamiento rigurosa y construye
una coherencia lógica de afirmaciones: un saber sistemático”. (Juan Pablo II, 1998, págs. 9, N.
4).
Podríamos conservar solo esta definición concreta de la razón, pero al igual que la fe, esta
tiene un proceso evolutivo, entendible de acuerdo con el contexto histórico y filosófico desde el
necesario, de ascender hasta el reino de las "ideas". (Mora, José Ferrater, 1994,
pág. 2998)
San Juan Pablo II, desde la introducción de la Fides et Ratio, insiste en recordar una denominada
“Actitud Natural”, que hace referencia a los constantes cuestionamientos del hombre sobre su
existencia. Gracias a la razón el hombre a través de esta tiene la capacidad de dar respuesta a
estos cuestionamientos, “todas estas preguntas viven, por así decirlo, en el alma de todo hombre
movimiento de barcos entre las islas. Esta admiración fue el comienzo de una serie de
reflexiones sobre el “arjé”, el primer principio de las cosas, la naturaleza, etc.” (Prades, 2002,
pág. 482) La reflexión filosófica del periodo clásico tiene como punto de partida la reflexión del
mito en los jonios, (ver apartado anterior), pero centra su atención en la relación entre dé del
saber o el conocimiento. El primero en indagar por esta cuestión es Platón, quien se encarga de
aclarar la diferencia entre opinión y conocimiento, “distingue lo que se llama doxa, que tiene su
raíz en la palabra paradoja, una opinión que se aparta de la opinión corriente.” (Morente, 2014,
pág. 22), dicha opinión está apartada de una realidad concreta, pues es el resultado, según
Morente, de un saber que existe sin haberlo buscado. Así pues, tiene su opuesta, que es producto
“Para Platón, el método de la filosofía en el sentido del saber reflexivo que encontramos
después de haberlo buscado intencionalmente es la dialéctica” (Morente, 2014, pág. 22). Pero
¿en qué consiste la dialéctica?, según Morente, la dialéctica consiste en un dialogo consigo
mismo que lleva a un proceso de purificación de conceptos; al llegar a esta purificación, se dirá
Para Platón, este saber filosófico: “adquiere el sentido de saber racional, saber reflexivo,
saber adquirido” (Morente, 2014, pág. 23); este concepto es contrastado y confirmado desde la
Formas. Como método de ascenso a lo inteligible (…). La dialéctica permite entonces pasar de la
multiplicidad a la unidad y mostrar a ésta como fundamento de aquélla.” (Mora, José Ferrater,
Esta misma definición es retomada por Aristóteles, para quien la razón no solo será de
orden reflexivo, sino integral, guiada hacia procesos lógicos, físicos y éticos. Aristóteles,
partiendo de la definición de su predecesor, plantea una nueva definición: “El hombre conoce
reflexivamente ciertas cosas, que después, estudia e investiga. Todas las cosas que el hombre
conoce, este conjunto del saber humano será designado con el nombre de filosofía” (Morente,
elaborada en la edad media centra su atención en la divinidad propuesta por el cristianismo. Esto
provocó una separación de saberes, el primero relacionado con la relación hombre – Dios, y el
especulación, fue destruido de hecho por los sistemas que asumieron la posición
El aporte hecho en la época medieval no solo fue la reflexión de Dios desde el cristianismo;
también el impulso al uso de la razón en todo referente al conocimiento del mundo a pesar de
que filosofía y fe estaban separadas por su materia de estudio eran necesarias para la purificación
búsqueda de la verdad por sí misma, han adoptado como único objetivo lograr la certeza
subjetiva y la utilidad práctica.” (Juan Pablo II, 1998, pág. 77) En el capítulo referido a la fe, se
35
cita las reflexiones modernas, que intentan definir la fe como algo ajeno a la razón; asumiendo
posiciones muy fuertes sobre la sumisión del pensamiento de ese hombre, como un individuo
incapaz de pensar por sí mismo y obligado a creer solo por dar un orden moral a su existencia,
recapitular sobre el drama de la separación fe y razón. Según San Juan Pablo II, esta separación
frena todo intento de conciliación conceptual y metódica, pues el aporte que hasta el momento la
fe estaba haciendo a la razón era “de purificación” y acompañamiento para llegar a la verdad.
En la actualidad, no solo existe una ruptura, sino una negación: separar y anular toda
completamente de sentido, de que no afirman nada, dejará, aun entre aquellos que
derrochado con tan genuino fervor tanta energía en la metafísica para que ella
sería comprensible que estas obras ejerzan hasta el día de hoy una influencia tan
a la metafísica, con relación a la trascendencia del hombre. De tal manera que San Juan Pablo II,
36
tentación típica a la que los filósofos fácilmente están sometidos”. (Juan Pablo II, 1998, N.76).
La preocupación de San Juan pablo II, es continua, y menciona reiteradamente los peligros a los
que se enfrenta la razón cuando pierde de vista su meta original, que es alcanzar la verdad, el
moderna que no tomó el conocimiento con un método integral: “estas formas de racionalidad, en
vez de tender a la contemplación de la verdad y del sentido de la vida, terminan guiadas al saber
instrumental con fines utilitaristas, de placer o de poder”. (Juan Pablo II, 1998, N. 47)
5.4 Razón.
A raíz de la evolución del concepto de razón y a pesar de la ruptura entre esta y la fe que
se debe en gran medida al éxito de la filosofía analítica, la Fides et Ratio, insiste en la definición
ya citada “la razón corresponde a las capacidades propias de la inteligencia humana, a través de
la actividad filosófica elabora una forma de pensamiento rigurosa y construye una coherencia
lógica de afirmaciones: un saber sistemático”. (Juan Pablo II, 1998, N.4) San Juan pablo II,
anima a utilizar esta definición; clama por la necesidad de una razón purificada que permita al
hombre alcanzar la verdad, en los términos de religión y también en las realidades concretas del
hombre, todo aquello que lo hace plenamente humano “es necesario reafirmar la necesidad de
reflexionar sobre la verdad, (…) sobre sus diversos aspectos y manifestar las reflexiones sobre la
vía que conduce a una verdadera sabiduría” (Juan Pablo II, 1998, N.6); Además, “la filosofía,
continua a la búsqueda de lo verdadero, debe recuperar con fuerza su vocación original. (Juan
Pablo II, 1998, N.6) De tal manera, San Juan pablo II recuerda la necesidad de la razón como
filosofía y la necesidad de que esta se haga presente en la realidad concreta del hombre. Sin
cristiana del mundo, sino que, y principalmente, ha olvidado toda relación con la
La razón no debe ser reemplazada por corrientes alternas que desvíen el camino hacia el
conocimiento. Por lo tanto, la naturaleza inquisitiva del hombre no puede obviar los obstáculos
Por lo tanto, la razón innata al hombre se define, en la Fides et Ratio, como método
purificador para alcanzar la verdad; “el Hombre cuanto más conoce la realidad y el mundo, más
se conoce a sí mismo en unidad” (Juan Pablo II, 1998, N. 1) “el hombre tiene muchos medios
para progresar en el conocimiento de la verdad, de modo que puede volver más humana su
propia existencia, allí se destaca la filosofía, que contribuye directamente a formular preguntas
sobre el sentido de la vida”. (Juan Pablo II, 1998, N. 3) En cada una de las referencias a la razón,
San Juan Pablo II motiva a encontrar su verdadera función. “La filosofía, que tiene gran
búsqueda de lo verdadero, debe recuperar con fuerza su vocación originaria”. (Juan Pablo II,
1998, N. 6).
38
CAPÍTULO V
6.1 Antecedentes
el uno al otro para no caer en una polarización que enajena la capacidad propia de la naturaleza
Identificar las relaciones entre fe y razón es buscar dar una definición coherente de la
realidad del mundo hoy. Esto sin negar la delgada línea que se encuentra en los temas filosóficos
y espirituales contenidos en la Carta Apostólica. Cabe resaltar el interés de San Juan pablo II de
Esta facultad humana y virtud teologal definidos y vistos por el hombre contemporáneo
problemática puede ser presentada a partir de una óptica particular: en un primer momento, la fe
puede ser estigmatizada como una creencia ciega, falta de razón, argumentación y justificación,
ya que, siendo parte de la religión, esta (la fe) supone un adormecimiento de la conciencia
individual, que trae como consecuencia la enajenación del mundo real. Por otro lado, la razón
tiende a convertirse en una corriente de pensamiento que desconoce otras fuentes de reflexión,
con lo que se les resta valor a filosofías metafísicas, dejando de lado la verdad Trascendental. "la
razón misma movida a indagar de forma unilateral sobre el hombre como sujeto, parece haber
olvidado que éste está también llamado a orientarse hacia una verdad que lo trasciende" (Juan
Pablo II, 1998, N,5) Para mediar en esta crisis fe - razón se debe partir del hecho natural de
entre una y otra, por tanto, por lo que San Juan pablo II dice: "No hay pues, motivo de
competitividad alguna entre razón y fe: una está dentro de la otra, y cada una tiene su propio
No se debe olvidar que también la razón necesita ser sostenida en su búsqueda por
consideraban la amistad como uno de los contextos más adecuados para el buen
Surge entonces una pregunta, ¿qué tendría que ver esta afirmación con la relación fe - Razón?,
¿tiene esta afirmación algún argumento válido para ser sustentada como reflexión filosófica?, sí.
San Juan Pablo II, interactúa con la realidad propia de la razón, los conceptos propios de la
"confianza"; para ello recapitula la cuestión del hombre que se encuentra en una búsqueda
confianza puesta en que lo puede lograr. "confianza de ver realizado el objetivo de esta
búsqueda". Ahora bien, esta cita también hace referencia al sentido de la confianza en la amistad,
para lo cual Juan Pablo II argumentará: "en cuanto a vital y esencial para la existencia, esta
verdad no solo se logra por medio de la razón, sino también mediante el abandono confiado en
otros, que garanticen la certeza y la autenticidad de la verdad misma.” (Juan Pablo II, 1998, N.
33).
40
cotidiana. Esta preocupación se hace más fuerte como consecuencia de señalamientos en contra
un sometimiento de la razón por parte de algunas religiones. De igual forma, la razón también es
tratada como un concepto abstracto que escapa a las realidades concretas del hombre, que
muchas veces las desconoce por ignorancia o desinterés. En esta Carta Apostólica, se expresan
6.2.1 Eclecticismo
Según la Fides et ratio en su Capítulo VII, define el eclecticismo como un peligro para
esta interacción, puesto el término designa la actitud de aquel quien adopta ideas derivadas de
retorico de los términos filosóficos en el campo teológico" (Juan Pablo II, 1998, págs. 131, N.
86) Esta dificultad exige un estudio riguroso y profundo de las doctrinas filosóficas, de un
lenguaje particular y del contexto en el que surgen. Así "se ayuda a superar los riesgos del
eclecticismo y permite su adecuada integración y adecuación con la fe" (Juan Pablo II, 1998, N.
86).
41
6.2.2 Historicismo
ocultar errores de carácter historicista; El historicismo consiste en establecer "la verdad de una
histórico" (Juan Pablo II, 1998, págs. N. 87); es decir, lo que es verdad en una época, puede que
no lo sea en otra; por tanto, es rebatible lo que ahora considero en los ámbitos de la razón y de la
fe.
6.2.3 Cientificismo
válidas otras formas de conocimiento que no sean las propias de las ciencias positivas” (Juan
Pablo II, 1998, N. 88); esta corriente reduce al ámbito de la imaginación, la metafísica y la
las afirmaciones de carácter metafísico “ los valores quedan reducidos a meros productos de la
emotividad y la noción del ser es marginada para dar lugar a lo puro y simplemente fáctico”
(Juan Pablo II, 1998, N. 88); de tal manera, la ciencia termina preparándose para dominar los
aspectos de la existencia humana a través del progreso tecnológico y científico de las ciencias
contemporánea son los responsables de la difusión y aparente éxito del pensamiento cientificista.
Esta difusión termina reduciendo aún más el sentido del ser, a lo que San Juan Pablo II afirma
“se debe constatar lamentablemente que lo relativo a la cuestión sobre el sentido de la vida es
Estas corrientes muestran los riesgos a los que se enfrenta la ya delicada relación de fe y
razón. Como consecuencia de estas corrientes, se enajenan las auténticas definiciones de los
conceptos propuestos, pues se termina dejando de lado el valor objetivo del conocimiento, ya que
6.2.4 Nihilismo
Además de las corrientes ya mencionadas, la Fides et Ratio plantea un último riesgo que
rechaza todo fundamento de conciliación entre fe y razón, negando la verdad objetiva: este
riesgo es conocido como nihilismo, y se puede decir que es el riesgo más grande y peligroso
pues:
se ha de tener en cuenta que la negación del ser trae como consecuencia una
fundamento de la dignidad humana, de este modo se hace posible borrar del rostro
1998, N. 90)
una de las formas como se manifiesta el supuesto error en que vive la cultura occidental, que ha
puesto su confianza en sistemas, valores, creencias y aparato del conocimiento que parten de
falsas expectativas de la realidad, de aquí parte la crítica que realiza Nietzsche como principal
crítico con la sociedad, con los valores y con cada una de las cosas que ha aprendido, que conoce
de ella y con los que fue educado y formado ya que los considera un error, que lleva la sociedad
43
de cambiar todo el cimiento conceptual, la escala de valores y la visión social y cultural del
hombre al considerar, que estos son propios de una sociedad que no se basa en los principios
que yo soy la cosa más importante, el centro más importante para mí y por lo tanto el resto es
fundamental para entender entonces porque se realiza la crítica a los valores, los sistemas, a la
maneras en las que se busca el conocimiento, propuestas por occidente en los cuales la fe y la
razón también están inmersos, encontrándose sin posibilidad de salir ilesos de esta propuesta de
la vida. Cada uno de los riesgos indicados trae consigo otros problemas filosóficos que son
ignorados, o afrontados con analogías superficiales sin fundamento racional. Como consecuencia
6.2.4.1 Critica a la Moral. Así el primer elemento de critica seria la moral pues esta “ha
de los dominadores: su voluntad de poder.”(Nietzsche, p. 58) el autor nos habla que la ciudad
occidental tiene una moral de esclavos, una moral que se basa en la renuncia, el sacrificio, la
misericordia y el dolor lo cual no es más que una forma de esclavizar al hombre a decaer
constantemente, por eso Nietzsche propone una moral alternativa una moral que tenga
Auténticos valores, beneficiosos para el individuo, estos valores serían la fuerza, la nobleza, la
victoria, el placer en pocas palabras la voluntad de poder, Teniendo esto en cuenta, el autor lo
que hace es considerar que debemos eliminar toda la moral de esclavos y a su vez todos crear
De esta Forma el error de la moral tradicional se caracteriza por su anti naturalidad, pues
ella impone las leyes e imperativos en contra de los instintos primordiales de la vida, esta moral
decadencia, no hace sino crear sujetos débiles que se inclinan a la resignación pues ven
6.2.4.2 Critica a la Filosofía Tradicional. Otro elemento que hace parte de esta crítica y
especial el platonismo el cual plantea que después de la muerte existe una nueva vida que es
mejor que está, esta idea también ha llegado al cristianismo, y es totalmente contradictorio a lo
que nos plantea el autor, pues él considera que la vida más allá de la muerte no existe, no
tenemos otra vida que no sea está, por lo cual hipotecar nuestra existencia en búsqueda de una
vida mejor después de la muerte es totalmente absurdo, porque nosotros debemos ser conscientes
que sólo tenemos esta existencia, todo aquello que no hayamos vivido Aquí y ahora Lo hemos
perdido.
conocimiento, donde la verdad se opone al error, puesto que lo verdadero es irrefutable y lo falso
verdadero para él no es una propiedad de la realidad, sino una mera valoración subjetiva como
interpretación de lo real; ella nace de un sentimiento, es decir, de la repugnancia del intelecto por
un supuesto caos del mundo exterior y también interior. Nietzsche no ataca a la ciencia, sino a un
cristianismo pues considera que esta tiene varias ideas y concepciones que son negativas y no
hacen más que subyugar al hombre a una idea del ascetismo total, de la renuncia que es algo
totalmente negativo porque no nos permite a nosotros ser seres libres que puedan realizarse, por
otra parte vemos también esta idea de que si Dios es el buen Pastor nosotros somos el rebaño, y
aquí una cosa que no quiere es ser rebaño, él quiere ser individual, ser único e irrepetible, de ahí
que tenga tanta trascendencia el valor del que hablábamos, el concepto del yo. Finalmente, la
unido a elementos que pueden ser considerados como positivos para una mentalidad abierta no
limitada y sesgada por la religión, pues lo prohibido, el pecado suele ser aquello que
consideramos como elemento positivo, si tenemos como fundamental elemento en nuestra vida
el propio yo.
En este sentido la crítica a la religión cristiana se basa en que para Nietzsche la religión
nace del miedo y el horror que tiene el hombre de sí mismo. Ante la incapacidad de asumir el
propio destino; cuando al hombre le invade un sentimiento de poder, teme quedar avasallado por
él y mediante un mecanismo de defensa patológico, lo atribuye a otro ser más poderoso, en este
caso a Dios, de esta forma también trunca la posibilidad de realización al colocar lo que él puede
lograr y hacer en manos de alguien superior a él y que determina la forma en que se debe actuar
Así pues, para Nietzsche La cultura occidental está viciada desde su origen y su error
moral y la religión han sido la invención del estatismo del ser, es decir, el espíritu puro y el bien
en sí. Este dogmatismo que se enmarca en la claridad extrema, la racionalidad a ultranza, la vida
47
lúcida, fría, cautelosa, etc., es interpretado por Nietzsche como síntoma de decadencia de
opone a los valores del existir instintivo y biológico del hombre. Pues se trata de una crítica total,
que abarca todos los aspectos de la cultura europea: el mundo racional, el mundo moral y el
mundo religioso, tres mundos inventados por el hombre occidental cuyos valores son decadentes,
La cultura occidental es una crítica de este mundo y su devenir constante, por lo que ha
aquí radical y absoluto, porque una vez perdida la fe en el mundo perfecto donde residía la
verdad y se encuentra la divinidad, la cultura queda sin sentido, sin guía o meta aparente y con
ello se llega a la decadencia y al pesimismo. Podemos decir entonces que el nihilismo como
síntoma de ello, indica que los desheredados ya no tienen ningún consuelo, que destruyen para
no ser destruidos: que, privados de la moral, ya no tienen ninguna razón para «entregarse», que
están afincados en el tenue del principio opuesto y también quieren poder por su parte forzar a
perfecto es uno de los temas más insistentes de Nietzsche y el nihilismo. Dios ha muerto
significa que, puesto que al mundo suprasensible le hemos restado en su totalidad la pretendida
48
función ordenadora de nuestras existencias, nos hemos quedado sin referente y guía, sin una
forma de poder darle sentido a la vida. En este caso toma total asertividad la propuesta de basar
nuestra existencia en los principios fundamentales como el propio yo, ya que la realidad para
Nietzsche es múltiple y está en continuo cambio y el ser es devenir, que siempre se está haciendo
y siempre está por hacerse en un proceso infinito, eterno y de acción continua, en otras palabras,
mundo que pronuncia la voluntad de poder. Frente a esto, la relación fe y razón desaparece se
suprime en su totalidad y todo lo propuesto hasta no sería más que una fantasía un engaño del
interacción. Hablar de interacción no implica una conciliación inmediata entre la virtud teologal
de la fe y la facultad humana de la razón; se trata más bien de una ayuda mutua que existe entre
ambos. Esta idea surge al recordar que tanto la fe como la razón son aspiraciones conscientes,
libres y voluntarias; además de ser ambos medios fundamentales para alcanzar la verdad y llegar
al conocimiento.
la búsqueda de la razón, pues la razón no está llamada a emitir un juicio sobre los contenidos de
la fe: "su tarea está guiada a saber encontrar un sentido y descubrir la razones que permitan a
todos entender los contenidos de la fe" (Juan Pablo II, 1998, N.42) En esta búsqueda del
conocimiento, el deseo de la verdad mueve a la razón a ir más allá, demostrando que la misma
capacidad de razonar es siempre mayor a lo que se cree que alcanza. San Juan Pablo II, citando a
Como consecuencia de esta reflexión, la Fides et ratio presenta argumentos firmes, pues el
crisis que han atacado a una y a otra. Por lo tanto, la relación de fe y razón exige un auténtico
esfuerzo de discernimiento, ya que "tanto la fe como la razón se han empobrecido una frente a la
50
otra" (Juan Pablo II, 1998, N. 48). Tal es el motivo para no perder de vista los obstáculos en esta
relación. San Juan Pablo II, manifiesta el peligro de caer en un desequilibrio en esta relación,
El primero en relación con la razón: puede tender a correr por caminos secundarios que
pueden hacerle perder su camino final; una razón que no tenga ante sí una fe adulta, no se siente
El segundo referente a la fe: pues la fe privada de la razón corre el riesgo de dejar de ser
una propuesta universal "una fe, ante una razón débil, cae en peligro de ser reducida a mito o
superstición." (Juan Pablo II, 1998, N. 48). Visto todo lo anterior, y teniendo en cuenta que lo
que se espera es "una especulación filosófica concebida en unión vital con la fe" (Juan Pablo II,
1998, N. 76), es necesario aclarar cuáles son las exigencias de la relación entre fe y razón. En
conocimiento que alcance una verdad objetiva” (Juan Pablo II, 1998, N. 82). En segundo lugar
“que se forme una filosofía de alcance auténticamente metafísico” (Juan Pablo II, 1998, N. 86)
con la capacidad de trascender los datos empíricos, para lograr, lo absoluto, último y
fundamental. Esta metafísica debe ser comprendida como una alternativa antropológica que
permita dar un concepto sobre la dignidad del hombre en todas sus dimensiones, un hombre que
por naturaleza aspira a la trascendencia, pero también desea dar razón de los fenómenos que
rodean su condición humana, para alcanzar así a comprender el sentido de la vida a partir de todo
el aparato del conocimiento que se mueve en sus dos naturalezas y busca dar la mejor respuesta a
104).
Con esta cita, en síntesis, San Juan Pablo II justifica la necesidad de una armonía, posiblemente
entendida como una secularización que evita “la caída del sujeto individual o de grupos
En conclusión, San Juan Pablo II afirma que “solo deseo reafirmar que la realidad y la
imperfecta y analógica” (Juan Pablo II, 1998, N. 83), es por ello que donde quiera que el hombre
dimensión metafísica de la realidad: la belleza, los valores morales, el ser mismo, y su relación
con la divinidad.
52
CAPÍTULO V I
7 Conclusiones
reflexiona sobre su ser en el mundo, no escapa a los interrogantes por la trascendencia pues se
reconoce como un ser espiritual que intenta conocer el mundo teniendo en cuenta una doble
dimensión: la fe y la razón.
y la razón son opuestas, “en este último periodo de la historia de la filosofía se constata, pues,
una progresiva separación entre la fe y la razón filosófica” (Juan Pablo II, 1998, N. 48). Por ello
San Juan Pablo II, en la Fides et Ratio ratifica la necesidad de subsanar este dañino error, pues la
negación total de lo que está sujeto a la creencia y a la fe, “como consecuencia del ofuscamiento
razón; y bajo esta actitud tiende el hombre a “abandonar la búsqueda de la verdad por sí misma,
adoptando como único objeto lograr una certeza subjetiva o la utilidad práctica.” (Juan Pablo II,
1998, N. 47)
fe y la razón, que no son opuestos ni contrarios, sino que buscan elevar al hombre al
53
trascendencia en
El reto contemporáneo es seguir demostrando que esta virtud y facultad humana no pugnan, que
dimensión trascendente, y en esta búsqueda, la razón le permite dar cuenta de aquello en lo que
cree. De igual manera, la fe limpia las intenciones ajenas a los motivos de la razón, es decir,
mutuamente, ejerciendo recíprocamente una función tanto de examen crítico y purificador, como
estímulo para progresar en la búsqueda y la profundización” (Juan Pablo II, 1998, N. 100) Del
conocimiento humano que permite llegar a la verdad sin excesos y vacilaciones exageradas e
innecesarias.
Así pues un conocimiento verdadero solo será posible en la medida que se permita a la fe
y la razón unir recursos y fuerzas para apoyarse mutuamente, sin violentar la relación que ambas
deben tener, quitando de en medio limitaciones que de una y otra se pueden colocar y siendo
conscientes de que al mundo no solo lo compone una parte física y material, sino que lo
compone una relación entre lo visible y lo trascendente, que se refleja en el mundo por medio y a
través de todos los seres y en especial del ser humano, que aun en medio de crisis y de ataques
constantes sigue apelando a la fe y la razón como medios para conocer y formar conciencia de su
realidad concreta.
54
(Benedicto, 2006). Y la fe pasa de ser movida por el mero sentimiento a convertirse en una
convicción que dirige nuestra vida, para que juntas enseñen al hombre todo lo que hay que saber
para vivir sabiamente, reflexionando los grandes interrogantes de la existencia humana y del
acceso a la verdad, una de las preocupaciones más importantes radica en la manera que se puede
hacer llegar esta conciencia, de tomar con seriedad y rigor la reflexión de los asuntos y preguntas
fundamentales de la vida, de manera que el hombre pueda encontrarse con el sentido de la vida y
así transformar su entorno y su realidad, ya que este sentido le ubica en su razón de ser y su
finalidad en el mundo. De esta manera como lo dice San Juan Pablo II “lo más urgente hoy es
último y definitivo de la existencia.” (Juan Pablo II, 1998, N. 102) que parte de la libertad del
hombre que acoge en su reflexión y vida interior la fe y la razón como los medios que le
(Pie-Ninot, 2009) sentido que no podrá encontrar si no hace el esfuerzo por retomar la sana
relación entre las dos estancias del conocimiento que le permiten encontrar sentido o como dice
Ninot (2009) encontrase en un acto que es de toda la persona, que es indiviso y que mueve el
acto humano del conocimiento la decisión y la acción (Pie-Ninot, 2009, págs. 106) a buscar la
felicidad que solo es posible si primero comprendemos nuestra doble naturaleza y la aceptamos
55
de manera que el conocimiento pueda abarcar la totalidad de nuestro ser y así podamos
Una realidad que como vemos hoy en día, esta inmersa en un sinsentido de la existencia,
donde son los extremismos de corte social, político, cultural y religiosos los que mueven a las
masas y movilizan a las personas a vivir una vida vacía, donde el hombre se tiene que aferrar de
cualquier discurso y propuesta que se le brinda, porque ha perdido la capacidad de creer la cual
es alimentada por la virtud teologal de la fe, que le posibilita al hombre pensarse como un ser
sola para entender la realidad, que implica no solo el mundo físico sino que implica entender al
hombre desde sus tres dimensiones espiritual, intelectual, comunitaria. en esa doble naturaleza
comprendemos que la verdad es el pilar que nos permite fundamentar y dar sentido a la
Por ultimo la fe y la razón como medios para el conocimiento que no son opuestos, son el
camino más pedagógico y necesario para volver a dar sentido a la existencia, para dejar de lado
esa vaciedad en la que el hombre vive hoy y permitir volver a encontrarnos con la verdad, una
verdad que no se ha perdido, pero que se encuentra oculta por los aires de prepotencia y soberbia
que nos movilizan. Que no permiten que nos reconozcamos como seres que viven en comunidad,
que se construyen mutuamente, que comparten una doble naturaleza en la cual la vida toma
sentido en plenitud. Que la filosofía como amor a la sabiduría, es el esfuerzo humano por
comprender la existencia, por vivir la libertad en toda su expresión y lograr hacer del hombre un
ser racional, que se comprende en su totalidad terrena y trascendente, para así transformar su
Puede que se considere como vía de escape a los problemas que implica el vivir en
común con otros, el aislarse y buscar llegar a ser feliz y pleno en la soledad, para no tener que
convivir con lo que implica que existan otros a tu alrededor que también buscan ser felices. De
esta manera y pensando en lo que la razón y la fe nos muestran en ese camino para encontrar la
verdad, creo que se hace necesario que podamos entender el mundo y lo que nos rodea como
parte de nuestro poder crecer en conjunto con todo lo que esto implica, de esta manera el hombre
es consiente que en su realidad, existen situaciones en la que lo bueno y no tan bueno hacen parte
de aprender a vivir, que existe una verdad que nos configura y moviliza a ser mejores
estructurando nuestra forma de obrar y estar en el mundo, pero no entendiendo esto a partir de
una negación de la libertad sino en una expresión de la misma, que permite el reconocimiento del
Así la vida política, intelectual, social, cultural, religiosa, etc. Se entienden como parte
del proceso del crecimiento de un sujeto que piensa, reflexiona y actúa en el mundo para crecer y
vivir feliz, se realiza por medio del reconocimiento de que no podemos invisibilizar la verdad y
separar esa unidad intima que compone la naturaleza trascendente y terrena que hay en nosotros.
Que se manifiesta en las distintas estancias sociales, como lo son la familia, la sociedad civil, los
grupos sociales, etc., sabiendo que “Lo universal, que a los individuos se les aparece como
medio, solo puede ser alcanzado en la medida en que determinan su saber, querer y actuar de
libertad y la universalidad formal del querer y el saber” (Hegel, F. 1999, N. 185). Que permiten
Donde los sentimientos, las emociones, los valores, el conocimiento y todas las estancias
que dan sentido a la vida y los cuales nos impulsan a vivir, son los motores vitales del desarrollo
dejamos de lado y nos olvidamos que como bien dijo San Juan Pablo II en la Fides et Ratio la fe
crítico y purificador, como estímulo para progresar en la búsqueda y la profundización del ser
propio y de la verdad que nos moviliza (1998, N. 100), haciéndonos consientes de que somos
seres que buscan la realización, que viven en común, que tienen sed de conocimiento y de
encontrar la verdad, podríamos decir que somos seres en construcción que por medio del camino
de la reflexión guiada por la razón y la fe nos reconocemos como personas que conviven con
otros y se desarrollan con otros, que finalmente “…las personas somos en relación, por lo cual
necesitamos que los demás nos reconozcan y necesitamos igualmente reconocer a los demás”
(Dra. Adela cortina, 2016). Así lograremos entonces llegar a la vivencia de lo que es ser persona,
pensamientos, ideas, conceptos, vivencias y creencias, etc. Donde la razón y la fe son el camino
que nos llevan a discernir y conocer mejor al mundo aproximándonos a la verdad, que nos
medios para buscar la igualdad, la equidad, el respeto individual y comunitario, en las distintas
Referencias
https://www.lifeder.com/asombro-filosofia/.
Baravalle, L. (2018). En las Manos de Dios Una reflexión sobre las virtudes teologales
UNIVERSIDAD DE RATISBONA.
771).
México. Obtenido de
http://www.adabi.org.mx/content/descargas/cartas_pastorales.pdf
Hegel, F. (1999) Principios de la Filosofía del derecho o derecho natural y ciencia política.
Nayarit
Juan Pablo II. (1998). Fides et Ratio. En P. I. Juan, Fides et Ratio. Recuperado de.
https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/encyclicals/documents/hf_jp-
59
ii_enc_14091998_fides-et-ratio.html
TRINITARIO.
Prades, J. (2002). Actas del Congreso internacional sobre la Fides et Ratio. Madrid: