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Dios Quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad(1 Tm
2,4). La obra de la redención humana y la perfecta glorificación de Dios, preparada por las
maravillas que Dios obró en el pueblo de la antigua alianza, Cristo la realizó principalmente por el
misterio pascual.1
Desde Pentecostés la Iglesia nunca ha dejado de reunirse para celebrar el misterio pascual:
leyendo cuanto a él (Pentecostés) se refiere en toda la Escritura, celebrando la Eucaristía y dando
gracias al mismo tiempo a Dios por el don inefable en Cristo Jesús, para alabar su gloria por la
fuerza del Espíritu Santo.2
Realmente en esta obra excelsa en la que Dios es perfectamente glorificado y los hombres
santificados, Cristo asocia siempre consigo a su amadísima esposa la Iglesia, que invoca a su Señor
y por El tributa culto al Padre Eterno.
Con razón, pues, se considera la liturgia como el ejercicio del sacerdocio de Cristo.3
b) Estructura dialogal: Se trata del diálogo entre Dios y su pueblo. Este es el punto de vista
adoptado por el Concilio Vaticano II: “ En la liturgia Dios habla a su pueblo, Cristo anuncia
de nuevo el Evangelio y el pueblo responde a Dios mediante los cantos y las plegarias.4
Aquí aparece de un modo patente el carácter interpersonal de la liturgia. Como se ve,
estructura litúrgica aparece como un conjunto de lecturas, cantos, oraciones y gestos
simbólicos.
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SC 5
2
SC 6
3
SC 7
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SC 7 y 84
TEMA 3 EL CONCEPTO DE ECONOMIA SACRAMENTAL
Los sacramentos constituyen eventos de salvación del mismo orden que los signos y
prodigios del A.T, del cual prolongan la eficacia salvífica en el tiempo de la Iglesia. Los
sacramentos actualizan en el tiempo presente el evento único de la pascua del cual ha surgido la
Iglesia.
Durante el tiempo de la Iglesia, Cristo vive y actúa con ella ya de una manera nueva, la
propia de este tiempo nuevo. Actúa por los sacramentos; esto es lo que la tradición llama
“economía sacramental”; que consiste en la comunicación o dispensación de los frutos del misterio
Pascual de Cristo en la celebración de la liturgia sacramental de la Iglesia.5
a) Doctrina sacramental de San Agustín: El ser signo de una realidad sagrada, es la nota
fundamental desde la cual San Agustín propone al sacramento y que le permite definirlo como
signo visible de la gracia invisible. El sacramento es tal en cuanto signo que santifica al hombre.
El único Ministro de los sacramentos es Cristo, de ahí que el sacramento sea siempre y
exclusivamente una acción de Cristo, administrado por medio de un ministro eclesial. El
sacramento según ha descrito San Agustín, es un signo sensible, pero este signo tan solo adquiere
su virtualidad sobrenatural desde el contenido de fe que se transmite por la Palabra de Dios.
b) Doctrina sacramental de Santo Tomás: Los sacramentos son las mediaciones a través de
las cuales se comunica y aplica a los creyentes la salvación de Cristo, ya que reciben su eficacia del
mismo Verbo Encarnado. Así pues, Santo Tomás considera los sacramentos en una doble vertiente:
Cristológica: Ya que reciben su eficacia del Verbo Encarnado.
Antropológica: Ya que el sujeto que recibe su eficacia es el hombre.
¿Signo? Santo Tomás siguiendo a San Agustín lo define como aquello que, por la imagen que
proporciona a los sentidos, hace alguna otra cosa venir al conocimiento. Los sacramentos
pertenecen al género de los signos sagrados; pero con una salvedad: la realidad que significan
santifica a los hombres.
Los sacramentos de la antigua ley, que eran los ritos del A.T, santificaban no por virtud propia,
sino por ser expresión de la fe-esperanza en el redentor, la cual era propiamente la causa de la
santificación.
Los sacramentos de la Nueva Ley, son al mismo tiempo causa y signo y realizan lo que figuran.
5
CEC 1076.
La materia y la forma: En los sacramentos las palabras son como la forma y las cosas
sensibles como la materia. La palabra como, es porque no concibe los sacramentos en condición de
sustancias, sino en condición de signos. La condición de signo se da con mayor perfección en las
palabras que en las cosas.
Fe y carácter: La acción de la fuerza Divina requiere la fe: La virtud de Cristo se nos une
por la fe. Los sacramentos son también signos en los que se manifiesta la fe.
Siguiendo a San Agustín, Santo Tomás afirma que la fe interviene en el mismo sacramento, ya que
la palabra proferida no actúa en cuanto dicha, sino en cuanto creída. Sin embargo, el efecto de los
sacramentos no depende totalmente de la fe del sujeto.
El carácter lo concibe como una disposición a las cosas del culto, y como todo culto deriva
del sacerdocio de Cristo, el carácter es signo de Cristo. Es imagen creada de la Trinidad.
Según esta definición es también signo distintivo de quien lo posee.
Eficacia: Todo sacramento ha recibido su eficacia por la institución Divina y, por lo tanto,
alterar algo de lo determinado por Jesucristo, equivale a destruir el signo sacramental y con ello su
eficacia.
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Cap 3 Decreto sobre el sacramento de la Eucaristía, Dz 1639.
7
Dz 1606
8
Dz 1606
9
CEC 1131
10
CEC 1116
11
LG 11
12
Dz 1601; CIC 1114
directamente la materia y la forma de cada uno de ellos y delegando al poder de la
Iglesia su posterior determinación.
Lyón II (1274): “Sostiene también y enseña la misma Santa Iglesia romana que hay
siete sacramentos eclesiásticos”13.
Florencia (1445): “Siete son los sacramentos de la Nueva Ley, que mucho difieren de
los sacramentos de la Antigua Ley. Estos en efecto, no producían la gracia, sino que
sólo figuraban la que había de darse por medio de la pasión de Cristo; pero los nuestros
no solo contienen la gracia, sino que la confieren a los que dignamente los reciben.”14
Para Lutero los sacramentos han sido instituidos para nutrir la fe y no causan la
gracia “ex opere operato.”
Lutero aceptó el sacramento del bautismo, la Eucaristía contiene la presencia
real de Cristo solamente durante la celebración de la ‘Cena del Señor’. Los
sacramentos son signos sagrados que, a partir del mandato institucional de Jesucristo,
han de ser celebrados por la Iglesia para que causen la gracia.
Los sacramentos causan por tanto la gracia en cuanto son acciones de la Iglesia
celebradas desde la Palabra de Dios. El signo sacramental causa la gracia al ser
aplicado intencionalmente por la Iglesia desde un comportamiento de fe.
13
Dz 860.
14
Dz 1310.
15
CEC 1127.
Para el catecismo de la Iglesia Católica, la causalidad de los sacramentos queda
vinculada a la fe de la Iglesia que los celebra. Y son eficaces porque en ellos es Cristo
quien actúa a través de la fidelidad instrumental de la Iglesia.
Se ha de decir, por lo tanto que, los sacramentos causan la gracia que significan
porque la Palabra de Dios, que es infalible, se actúa mediante la intención de la Iglesia.
Desde aquí se explica que la disposición del ministro no determina el efecto del
sacramento, y que sin la comunión eclesial, como ha enseñado el Vaticano II no
pueden darse acciones sacramentales.
Concilio de Trento
“Si alguno dijere que estos sacramentos fueron instituidos por el sólo motivo de
alimentar la fe: sea anatema”16.
“Si alguno dijere que los sacramentos de la Nueva Ley no contienen la gracia
que significan, o que no confieren la gracia misma a los que no ponen óbice, como si
sólo fueran signos externos de la gracia o justicia recibida por la fe y ciertas señales
de la profesión cristiana, por las que se distinguen entre los hombres los fieles de los
infieles: sea anatema.”17
“Si alguno dijere que por medio de los mismos sacramentos de la Nueva Ley no
se confiere la gracia ex opere operato, sino que la fe sola en promesa divina basta
para conseguir la gracia: sea anatema.”19
16
Dz 1605
17
Dz 1606
18
Dz 1607
19
Dz 1608
El “ex opere operato”: Consiste en la eficacia de los sacramentos por sí mismos y no
sólo en virtud de las disposiciones del ministro o del sujeto.20 Los sacramentos dan la
gracia por la obra obrada, por el hecho de que el rito se hace, por la fuerza misma del
rito sacramental. “Por el hecho mismo de que la acción es realizada”. Es decir, en
virtud de la obra salvífica de Cristo, realizada de una vez por todas. La existencia del ex
opere operato, depende siempre de la intención del ministro de hacer lo que hace la
Iglesia.
“Ex opere operantis”: Se refiere a las disposiciones del ministro o del sujeto como
causante de la gracia sacramental, el hecho que los sacramentos no cause la gracia
según las disposiciones del ministro no es doctrina de la Iglesia.
Concluye Santo Tomás que los sacramentos causan la gracia en cuanto son
instrumentos al servicio de Dios, y, por lo tanto, quien la causa es Dios, aunque a través
de determinados instrumentos.
“Si alguno dijere que en los ministros al realizar y conferir los sacramentos, no
se requiere intención por lo menos de hacer lo que hace la Iglesia: sea antema.”22
b) Sujeto:
Es la persona que se beneficia directamente de la recepción del sacramento. La
recepción de la gracia divina depende de la disposición de quien la recibe. Para la
validez del sacramento, la intención de recibirlo es la condición de base del sujeto
adulto. La intención habitual de recibir un rito normal de la Iglesia es considerada
condición necesaria y suficiente respecto a todos los sacramentos, a prescindir del
matrimonio y la penitencia.
Concilio de Trento: “Si alguno dijere que en tres sacramentos, a saber, bautismo,
confirmación y orden, no se imprime carácter en el alma, esto es, cierto signo
espiritual e indeleble, por lo que no pueden repetirse: sea anatema.”23
TEMA 11 SACRAMENTALES
Definición: Son signos sagrados con los que, imitando de alguna manera a los
sacramentos, se expresan efectos, sobre todo de carácter espiritual, obtenidos por
intercesión de la Iglesia. Por ellos los hombres se disponen a recibir el efecto principal
de los sacramentos y se santifican las diversas circunstancias de la vida.
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Dz 1609.