Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Ministerio presbiteral
naturaleza, misión y existencia
1
Comentario de texto sobre el Ministerio presbiteral: naturaleza, misión y existencia
Esta gracia recibida los destaca entre el resto de los hombres para ser ministros de Jesucristo para
proclamar y llevar el Evangelio a todos los pueblos, realizar el sacrificio eucarístico santificada
con la actuación del Espíritu Santo. Por tanto, el sacerdote congrega y convoca al Pueblo de Dios
que habiendo sido santificados con el Espíritu Santo los ofrece como sacrificio agradable a Dios
de la Eucaristía para unirlos al sacrificio único y auténtico de Jesucristo que el sacerdote debe
ofrecer hasta la nueva venida del Señor. El ministerio sacerdotal se orienta y culmina en la
Eucaristía, a ella debe orientar toda acción pastoral, congregando al pueblo que se le ha
encomendado. De este modo, la Iglesia crece y se realiza por medio del alimento espiritual que
anima a todos sus miembros a fundamentar y conformar con el cuerpo de Cristo su misión de
servicio y comunión con los más desfavorecidos y con todo el pueblo de Dios.
El ministerio sacerdotal culmina con el sacrificio universal en nombre de Cristo que se inmola
como víctima propiciatoria por todos los hombres invitándonos a unirnos a su cuerpo como
ofrenda agradable a Dios para nuestra salvación. Por tanto, el ministerio sacerdotal realiza su
misión de llevar a los hombres hacia Cristo para que lo reciban conscientes de su libertad y
gratuidad y lo manifiesten en sus vidas haciéndolos partícipes de su oración, su pastoral, su
sacrificio para mayor gloria de Dios hasta la venida del Señor para instaurar definitivamente su
Reino.
Valoración
El texto quiere destacar la fuerza de la llamada por medio del don de la vocación a participar
configurados con el mismo Cristo y su ministerio sacerdotal a hombres de buena voluntad que
quieran llevar a cabo la misión, contando con la fuerza de la unción del Espíritu Santo, de llevar
a la humanidad hacia Dios, para cumplir con su deseo de salvación universal abierta como don
gratuito y libre para toda la humanidad.
El documento ha colocado el ministerio sacerdotal en colaboración con el orden de los Obispos
de los que son fieles colaboradores en comunión y participación de sus potestades para regir,
enseñar y santificar al pueblo de Dios, su Iglesia. Este nuevo enfoque enriquece la comunión, la
relación y la colegialidad de los distintos grados del Orden ministerial: Obispos, Sacerdotes y
Diáconos.
Recalca la misión sacerdotal de congregar y convocar a la porción del pueblo de Dios que se le
encomienda con la guía del Espíritu Santo para ofrecer el sacrificio agradable a Dios Padre
imitando y llevando a cabo la misión que Cristo encomendó en la Última Cena a sus discípulos
al decir: “haced esto en memoria mía”. Dejando entrever la participación de la dimensión trinitaria
en toda acción ministerial del sacerdote.
Sin embargo, quiero reseñar la dificultad que a mi modo de ver presenta la carencia de que el
texto no haga referencia explícita al don de la vocación y el discernimiento que los candidatos a
recibir el Orden deben realizar en el seno de la Iglesia, que ejerciendo como madre y maestra en
ese camino previo a recibir la encomienda de llevar a los hombres a unirse a Dios Padre por medio
de su Hijo y por medio de la gracia del Espíritu Santo.