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Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Abbxaeaa

Dulce*
Brn
Jay
Mizuki1987
Cami.Pineda
Dark Lady
Clo

MerySnz
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Sinopsis 05 Capítulo 27 101


Capítulo 1 06 Capítulo 28 104
Transcripción Audio 1 09 Capítulo 29 107
Capítulo 2 11 Capítulo 30 110
Capítulo 3 14 Transcripción Audio 8 116
Capítulo 4 19 Capítulo 31 118
Capítulo 5 22 Capítulo 32 120
Transcripción Audio 2 24 Capítulo 33 122
Capítulo 6 26 Capítulo 34 125
Capítulo 7 29 Capítulo 35 128
Capítulo 8 33 Capítulo 36 131
Capítulo 9 38 Transcripción Audio 9 135
Transcripción Audio 3 40 Capítulo 37 136
Capítulo 10 42 Capítulo 38 139
Capítulo 11 45 Capítulo 39 142
Capítulo 12 47 Capítulo 40 144
Capítulo 13 49 Capítulo 41 146
Transcripción Audio 4 52 Capítulo 42 150
Capítulo 14 54 Capítulo 43 152
Capítulo 15 56 Capítulo 44 154
Capítulo 16 59 Capítulo 45 157
Capítulo 17 61 Capítulo 46 161
Transcripción Audio 5 66 Capítulo 47 163
Capítulo 18 68 Capítulo 48 166
Capítulo 19 70 Capítulo 49 169
Capítulo 20 75 Capítulo 50 175
Capítulo 21 77 Capítulo 51 177
Capítulo 22 80 Capítulo 52 179
Transcripción Audio 6 84 Capítulo 53 183
Capítulo 23 86 Capítulo 54 188
Capítulo 24 89
Capítulo 25 91
Capítulo 26 95
Transcripción Audio 7 99
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

L
os estudiantes de instituto Camelia y Ben han descubierto
un lazo poderoso: ambos poseen el poder de la
psicometría, la habilidad de ver el futuro a través del tacto.
Para Ben, este don es una carga que le asusta. Cuando siente una
amenaza o una traición, se arriesga a perder el control. El don de
Camelia es más misterioso. Cuando trabaja con arcilla, sus manos
esculpen mensajes que su mente aún no comprende.
Antes de que ninguno de los dos tenga oportunidad de controlar
por completo sus habilidades, aparece un nuevo peligro, pero esta vez
Camelia no es el objetivo. Adam, una cara conocida del pasado de Ben
se ve envuelto en un puzzle que no puede resolver… y su vida est{ en
juego. A medida que las pistas se acumulan, Camelia debe decidir
entre ayudarle y arriesgarse a perder a Ben o no hacer nada y sufrir las
consecuencias. Pero en estos juegos, ¿en quién puedes confiar?

Tercer libro de la Saga Touch


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Traducido por abbxaeaa


Corregido por Dulce*

C
uando cierro mis ojos puedo imaginar su boca. La forma en que su
labio superior es ligeramente más lleno que el inferior. La piel
agrietada en su labio inferior, Y las comisuras de la boca a su vez
hacia arriba, incluso cuando está tratando de verse serio.
Mis dedos están completamente saturados con la arcilla, sigo esculpiendo la
imagen, recordando esa noche delante de mi casa, cuando yo sólo sabía que quería
bésame.
Fue una de nuestras últimas citas, y estábamos en su automóvil durante ese
momento incómodo, cuando no estás exactamente segura de lo que ocurrirá a
continuación. Alcanza mi mano, Adam se inclinó, mi sangre se agita, y mi corazón
empezó a palpitar.
Pero no lo besé.
Aparté la vista, y su beso apenas rozó mi mejilla. ¿Es posible que
inconscientemente esté lamentando ese momento?
Abro los ojos un par de minutos más tarde. Mi escultura se ve muy real.
Toco la superficie blanquecina de los labios, casi capaz de sentir su aliento entre
mis dedos.
—Diez minutos más —La Señora Mazur, alertándonos del final de la clase
de cerámica.
Me aclaro la garganta y me acomodo en mi taburete, preguntándome si el
calor que siento es visible en la cara. Miro alrededor a los otros estudiantes que
trabajan lejos sobre sus esculturas y de repente me siento incomoda. Porque todo
lo que he esculpido en este bloque entero de noventa minutos es la boca de Adam.
Adam, que sólo pasa a ser el mayor enemigo de mi novio Ben.
Adam, en el que ya no estoy siquiera interesada.
Adam, que a pesar de las más de 300 confusas razones, por las qué no debo
darle un segundo pensamiento, he estado pensando todo el día.
Cierro los ojos otra vez. La imagen de la boca de Adam todavía está vivo en
mi mente, la forma en que sus labios se separaron ligeramente esa noche, y la
pequeña cicatriz que atraviesa el labio inferior, tal vez desde que se cayó cuando
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era niño. Trato de imaginar lo que diría si supiera lo que estaba haciendo.
Página

¿Sospecharía que yo estaba interesada en él? ¿Pensaría que era extraño que
me acordara de tantos detalles acerca de ese momento? ¿Le diría a Ben lo que
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estaba haciendo? Tomé una respiración profunda e hice mi mejor esfuerzo para
concentrarse en las respuestas. Pero las únicas palabras que destellan a través de
mi mente, que parece no las puedo eliminar, no responde a las preguntas en
absoluto.
—Merece morir —susurro, de repente me doy cuenta que he dicho las
palabras en voz alta.
— ¿Perdón?—Mi amiga Kimmie pregunta. Ella está sentada a mi lado.
—Nada. —Trato de no prestarle atención, le adiciono un hoyuelo al mentón
de Adam.
— ¿No es nada? Acabas de decirme que merezco ser alimento de gusano.
—No comida de gusano, precisamente.
— ¡Muerte!—Chilla. Ensanchando sus pálidos ojos azules, delineados con
una gruesa línea de color negro de su lápiz de ojos, se amplían con incredulidad.
—Olvídalo —le digo, mirando a la Sra. Mazur, sentada en su escritorio en la
parte delantera de la habitación—. Yo no sé por qué dije eso. Sólo soñaba despierta,
supongo.
— ¿Sueñas despierta con mi muerte?
—Olvídalo —repito.
— ¿Segura que no estás loca por no permitirte tomar prestadas mis
sandalias de rejilla de época?
—Más bien yo no quería pedirlas prestadas, —digo, tomando nota de su
atuendo du jour: un vestido de los años veinte con flecos, y un par de collares
extra largos con cuentas que cuelgan sobre la mesa.
—Incluso aunque ellos hubieran mirado totalmente calientes con este
vestido emparejado con ese suéter que te hice comprar. Sin embargo, no es razón
para decir que merezco la muerte.
—Lo siento—le digo, poco dispuesta a entrar en ello. Sobre todo porque las
palabras siguen presionado detrás de mis ojos, como relámpagos color neón que
me provoca dolor de cabeza.
—PS —Kimmie continúa, señalando a mi escultura de los labios de Adam—
.Era la tarea de esculpir algo exótico, no erótico. ¿Segura que no estabas tan
ocupada en desear mi muerte que solamente no oíste bien? Además, si es el
erotismo lo que iba a favor, ¿cómo es que no hay moviendo la lengua en su boca?
— ¿Y qué es lo exótico en tu pieza?
—Seriamente, no hay nada más exótico que el leopardo, el leopardo en
particular es una forma de gatito de lujo... pero pensé empezar desde abajo.
—Bien—digo, mirando a su pelota de arcilla con lo que parece ser cuatro
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patas, una cabeza del tamaño de una pelota de golf, y una delgada y larga cola.
Página

—Y, del aspecto de tu escultura—continúa, se arregla el pañuelo de encaje


en su pelo negro de corte de duendecillo—. Supongo que es el anhelo de una
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hamburguesa con Ben ahora. La pregunta es, ¿esa hamburguesa vienen con un
pepinillo al lado o entre los bollos?
—Estás enferma —le digo, sin mencionar que mi escultura no es de la boca
de Ben en absoluto.
— ¿En serio? Tú eres la que me desea muerta mientras al mismo tiempo
fantasea con la boca de su novio. Dime que esto no figura en lo alto de la lista de
los más enfermos.
—Me tengo que ir—le digo, lanzando una lona de plástico en mi tablero de
trabajo.
— ¿Debería preocuparme?
— ¿Sobre qué?
— ¿¡¡Sobre qué!!?
—Actuar como maníaca y cantar acerca de la muerte.
—Yo no canto.
— ¿Estás bromeando? Por un segundo pensé que estabas cantando una
melodía de un comercial para el asesino de cucarachas: ¡Usted merece morir!
¡Usted merece morir! ¡Usted merece morir!
—Tengo que irme—le digo otra vez.
—Camelia, espera. No has respondido a mi pregunta.
Pero no volvería a atrás. En su lugar, voy y digo a la Sra. Mazur que no me
siento bien y necesito ir a la enfermería. Por suerte, ella no discute. Incluso más
afortunada aun porque sé dónde encontrar a Ben.
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Corregido por Dulce*

DOCTOR: Estoy presionando el botón de grabación. ¿Vamos a empezar?


PACIENTE: Vamos a acabar con esto.

DOCTOR: ¿Por qué no empiezas por contarme cómo va la semana?


PACIENTE: Mi semana apesta, al igual que cada dos semanas. Siguiente
pregunta.

DOCTOR: ¿Sigues teniendo pensamientos perturbadores?


PACIENTE: No me molestes.

DOCTOR: Déjame reformular, entonces. ¿Todavía tienes pensamientos de


querer hacerte daño?
PACIENTE: Sabes que estaba bromeando sobre eso.

DOCTOR: Por lo menos eso es lo que me dijiste.


PACIENTE: Tú lo crees. Si piensas que yo realmente soy capaz de matarme,
estarías obligado a encerrarme. Conozco las reglas.

DOCTOR: ¿Por qué bromeas acerca de algo tan serio?


PACIENTE: ¿Estás bromeando? Los sentimientos de depresión, la lástima
por sí mismo, la falta de autoestima, ávidos de atención, ansias un serio
valor de choque… ¿Debo seguir?
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DOCTOR: No. Gracias.


Página

PACIENTE: ¿Es tu primera vez como terapeuta?


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DOCTOR: Tratar de insultarme no es la respuesta. Yo estoy haciendo una


pregunta importante, y yo no estoy buscando una respuesta de valores. ¿Por
qué bromeas sobre quitarte la vida?
PACIENTE: Aburrimiento.

DOCTOR: Creo que hay más en esto.


PACIENTE: Bueno, a veces me enojo mucho cuando no consigo lo que
quiero.

DOCTOR: ¿Y qué quieres?


PACIENTE: Dejar de venir a las sesiones de terapia, por ejemplo.

DOCTOR: Yo no te hago venir aquí. Tú debes obtener algo de esto.


PACIENTE: Me gusta llamarlo auto tortura.

DOCTOR: Ahí está la puerta. Puedes salir en cualquier momento que


desees.
PACIENTE: ¿Es eso lo que quieres?

DOCTOR: No, yo quiero ayudarte.


PACIENTE: Es demasiado tarde para eso.

DOCTOR: ¿Por qué dices eso?


PACIENTE: Porque las personas que tienen pensamientos como los míos,
nunca pueden volver atrás. Nunca pueden ser como la gente normal.
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Corregido por Dulce*

L
a campana suena al tiempo que me mojo la cara con agua, tratando
de contenerme. Me digo que esculpir la boca de Adam no es la gran
cosa y no tengo razones para alarmarme. Pero entonces, ¿por qué no
puedo quitarme el sentimiento de que algo está desesperadamente mal?
Me apresuro a salir del baño, bajar por el pasillo y entrar en el gimnasio.
Nadie está en la cancha aún, la mayoría de los estudiantes están
probablemente en los vestidores, cambiándose en sus pants y tenis. Pero no Ben. Él
tiene permiso del director Snell para saltarse la parte ‚física‛ de la clase de
educación física. En lugar de eso se le ha asignado la humillante tarea de registrar
los puntajes desde las trincheras.
Snell al igual que la mayoría de los maestros en la escuela, cree que Ben
sufre de miedo a las multitudes, un miedo que hace cosas como los deportes de
contacto y el cambio de clases con los demás, sean un reto para él. Y también se le
ha sido otorgado una licencia para la tardanza, un pase que le permite llegar a
todas sus clases unos minutos después que los dem{s, para evitar ‚chocar‛ con las
demás personas en el pasillo.
La verdadera razón por la que Ben evita las multitudes es porque tiene
habilidades psicométricas; habilidades que le permiten resentir cosas a través del
tacto. Uno pensaría que teniendo un poder como ése le haría querer tocar a las
personas todo el tiempo, para descubrir todos sus pequeños y sucios secretos.
Pero nada puede estar más lejos de la verdad. Hace casi 3 años, durante una
caminata a través del bosque. Ben tocó la mano de su novia Julie y ‚percibió‛ que
ella le estaba poniendo los cuernos. Incapaz de controlar la necesidad de sentir
más, la apretó más fuerte. Julie trató de soltarse y a pesar de que Ben trató de
atraparla ella terminó cayendo por un acantilado, muriendo instantáneamente.
Después de eso, Ben trato de evitar definitivamente de tocar. Dejo la escuela
pública para ser educado en casa por tutores, se cerró a los que conocía, y rara vez
salía de su casa. Pero entonces, un par de años después, pensó en tratar de alguna
forma llevar una vida normal otra vez, y se mudó con su tía, a dos horas de
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distancia, para inscribirse en nuestra escuela. Ahí fue donde me tocó


accidentalmente. Y todo cambio. Ben sintió que mi vida estaba en peligro.
Página

Y tenía razón. El pasado Septiembre, mi ex novio Matt estaba planeando


tenerme cautiva en un retorcido intento por ganarme nuevamente. Entonces, hace
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tres semanas, Ben sabía que alguien estaba tratando de engañarme. Si no hubiera
sido por su persistente conciencia. Yo tal vez no estaría aquí ahora. Me pregunto si
podrá sentir que Adam ha estado en mi mente, que he esculpido la boca de Adam,
recordatorio de un beso que no pasó. Y justo anoche, cuando no pude dormir, baje
al estudio de cerámica en mi sótano y esculpí los ojos de Adam, con sus parpados
cerrados, la forma en que se veía un instante antes de que tratara de besarme.
Pocos minutos después, los niños hicieron su aparición en la cancha de
basquetbol por un pequeño calentamiento, en lo que las niñas se sentaron en las
bancas mirando.
Un par de minutos después de eso, Ben al fin llega, como siempre, se ve
fantástico. Vestido en capas de carbón y negro, su cabello café obscuro está
arreglado a la perfección, su sonrisa casi me quita el aliento.
—Ey —él dice—. ¿Qué estás haciendo aquí? ¿No se supone que deberías
estar en clase?
—En la enfermería, de hecho —digo, enseñándole mi pase.
— ¿Está todo bien?—asiento con la cabeza, preguntándome si estoy
exagerando. Obviamente no hay nada entre Adam y yo. Pero entonces porque me
siento tan culpable.
—Bueno, es muy bueno verte —dice—. Pero sabes, Muse no te dejará
quedar.
—Lo sé —La misión del señor Muse es robar la diversión de todos los
deportes imaginables, incluyendo aquellos de naturaleza romántica—. Así que, tal
vez pueda darte un abrazo de despedida.
—Puedes apostarlo —él dice, acercándose. Él huele como a dulce de sandía
y el humo de su motocicleta. Es un aroma que quiero atrapar y derramar sobre mí.
Ben me rodea con sus brazos. Sus manos rozan la parte baja de mi espalda,
encendiendo cada pulgada de mi ser.
— ¿Estás segura de que todo estas bien?
—Estoy bien—susurro, odiándome por mentirle.
— ¿Porque sabes que puedes decirme cualquier cosa, cierto?
—Lo sé —digo, sintiéndome peor cada momento. Ben corre sus dedos ente
las puntas de mi cabello y respira en la curva de mi cuello.
—Solo quería verte —le susurro.
Él da un paso hacia atrás y mira mi cara. Sus ojos gris oscuro están muy
abiertos y buscando algo en mi rostro.
—Como que siento que no me estás diciendo todo.
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Mi pulso se acelera y mi boca se empieza a secarse. Mientras tanto, el equipo


de basquetbol hace ruido continuo del balón rebotando sobre la cancha detrás de
Página

nosotros. Miro sobre el hombro de Ben. Todos los chicos están en la cancha
jugando basquetbol ahora. John Kenneally y Davis Miller, ambos reconocidos por
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hacerle la vida imposible a Ben por su historia con Julie, pasándose la pelota el
uno al otro.
Hago lo mejor que puedo para ignorarlos, para ignorar el eco de sus voces
gritonas y el golpe de el balón al golpear contra el tablero.
Pero entonces Ben aprieta mi mano fuertemente, hasta que casi tengo que
soltarla. Solo que antes de que yo pueda, él lo hace. Toma un par de pasos hacia
atrás, dejando mi mano.
— ¿Pasa algo malo? —pregunta.
— ¿Por qué no me dices? se aleja cada vez más, como si no pudiera soportar
estar cerca de mí, ahora.
—No pasa nada—digo sin pensar—. Todo está bien —Respiro hondo, mi
mente en confusión. Me esfuerzo para pensar en algo que decir, justo cuando un
grupo de chicos, en vías de anotar una canasta, chocan directamente con Ben.
Cae, aterrizando sobre su espalda con un quejido que me hace parpadear.
—Ben —me apresuro hasta su lado, justo cuando el señor Muse al fin llega,
ordenándoles a todos que se aparten del camino. De todas formas me quede a su
lado, tratando de tomar su mano otra vez pero él la retira.
Mientras tanto una oleada de risitas se oye detrás de mí, de la manada de
chicos que chocaron con él.
—Solo vete —Ben dice, evitando mi mirada.
—No voy a ir a ningún lado, no hasta que sepa que todo va a estar bien.
—Vete— él insiste.
El señor Muse demanda que me vaya, amenazándome con un viaje a la
oficina del director Snell.
— ¿Dónde se supone que deberías estar, de todas formas?—me pregunta. Él
ayuda a Ben a sentarse en una silla. Mientras tanto yo indecisa me dirijo a la
enfermería, esta vez en serio, porque siento que me voy a enfermar.
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M
e paso el resto del bloque en la enfermería antes de dirigirme a la
cafetería para el almuerzo, donde Kimmie, Wes, y yo nos
sentamos en nuestro lugar habitual, junto a la salida.
—Entonces, déjame ver si lo entiendo, —dice Kimmie—. ¿Tú y Ben están
peleando porque estabas fantaseando con coquetear con tu ex?
—Salvo, Adam no es exactamente mi ex, —le recuerdo—. Sólo salimos un
par de veces.
—Pero todavía quieres su lengua en tu boca, —dice Wes, señalándome con
una salchicha. Él ha apuñalado el centro con un tenedor de plástico.
Wes ha sido nuestro amigo desde el primer año. De día es un chico bastante poco
complicado, la mayor parte de su drama se presenta en la noche. Su padre, un ex
tipo de los esteroides, se volvió un gilipollas, odia el hecho de que Wes no es ‚m{s
capullo, menos moderno‛ él en realidad dice eso. También lo llama Wuss en lugar
de Wes.
—Estás enfermo, —le digo.
—Pero sabroso. —Toma un bocado de salchicha.
—Al principio pensé que el poder de tacto de Ben era un extra, —dice
Kimmie—. Pero si puede leer tu mente en el momento justo—conocer acerca de
todas tus sucias fantasías—entonces tal vez es más un inconveniente.
—En primer lugar, no tengo ninguna fantasía sucia, —les digo.
—Tal vez ese es tu problema, —afirma Wes.
—No, —digo, corrigiéndolo—. Mi problema es que estoy pensando en
Adam, y no quiero hacerlo.
—No sólo estás pensando en él. —Kimmie levanta hacia mí su ceja
tachonada con rubí. —Pensé que esos labios que esculpiste en la clase de cerámica
parecían un poco demasiado exuberantes para ser los de Ben.
Wes se inclina hacia adelante y reajusta sus gafas de montura metálica. —
¿Qué me estoy perdiendo?—pregunta, ansioso por lo sucio.
—Tres palabras, —dice Kimmie—. Más. Azar. Partes del cuerpo.
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—Salvo que esas son cinco palabras, —digo.


—Bueno, lo que sea. —Ella revolea los ojos—. Sigue siendo importante. Por
Página

no hablar de súper espeluznante.


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Ella está obviamente comparando mi escultura de la boca de Adam con la
que hice del brazo de Ben hace un mes, cuando estaba tratando de recordar la
cicatriz, parecida a la rama que corría desde su codo hasta la muñeca. Un día o dos
después de eso, esculpí los ojos de Ben, como si estuvieran mirándome a través del
cristal.
Ambas esculturas resultaron ser premoniciones.
Ben no es el único que es capaz de sentir a través del tacto.
En los últimos meses, en lugar de hacer mis habituales cuencos y jarrones,
he estado esculpiendo cosas de mi futuro. Primero fue un coche—el mismo que vi
el día que Matt me capturó. Luego estaba la piña, que lucía como el ambientador
que colgaba del espejo retrovisor del coche de Matt. Hace un mes fue un pez
espada, similar al corte de madera colocado sobre la puerta del restaurante Finz, el
lugar que estaba cerca de donde Debbie Marcus fue atropellada por un coche.
Debbie era una niña en la escuela cuyos amigos la hicieron ver como si
estuviera siendo acosada. Le enviaron notas espeluznantes, haciéndole creer que
Ben (llevado a juicio una vez por el asesinato de su novia en el acantilado ese día)
quería que ella fuera la víctima número dos.
Debbie también lo creyó. Una noche, regresando a casa de la casa de un
amigo, ansiosa de que Ben podría haber estado siguiéndola, no estaba realmente
prestando atención al camino por donde estaba yendo y fue atropellada por un
automóvil. El accidente casi le quitó la vida.
Cuando salió del coma dos meses después, a pesar de que Ben no tenía la
culpa, ella estaba decidida a hacerlo pagar—para hacer que alguien pague—por su
tiempo perdido. Y por lo tanto, trató de incriminarlo como acosador mío con la
esperanza de que se viera obligado a abandonar la escuela de una vez por todas.
—Espera, —dice Wes—. ¿Estás dando a entender que nuestra querida
Camaleón está una vez más teniendo premoniciones a través de la cerámica?
—Te agradecería que no me llamaras con nombres de reptiles, —digo.
— ¿Preferirías que te llamara fenómeno?
—Además, —digo, fallando en dignificar su pregunta con una respuesta—.
No sólo han sido partes del cuerpo. ¿Qué pasa con el coche, el pez espada, la piña?
—Bueno, todavía sospecho que algo turbio está ocurriendo, —dice
Kimmie—. Quiero decir, ¿por qué la boca de Adam?— ¿Por qué no la de Ben o la
tuya? ¿Y por qué se ve totalmente sensual, como si quisiera un beso?
—Hay más. —Les digo acerca de anoche, cómo, al no poder dormir, esculpí
los ojos de Adam.
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— ¿Ves?— Kimmie se cruza de brazos—. Más partes del cuerpo.


—Lo que sea, —suspiro, negándome a entrar en ello otra vez.
Página

— ¿Crees que está esculpiendo estas cosas y pensando en él porque lo echas


de menos?, —pregunta ella.
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—O esto podría ser la forma de tu subconsciente de tratar de sabotear tu
vida amorosa, —sugiere Wes—. He visto algo similar en Amor de Rehabilitación.
Kimmie revolea los ojos—una vez más—ante la sugerencia. Ella agarra el
sorbete e intenta golpear el envoltorio en el recientemente muy crecido y aun así
muy cargado de mousse cabello oscuro de Wes, pero el envoltorio falla en penetrar
el pelo de la reseca superficie exterior. —Camelia ni siquiera ha revelado la pieza
más inquietante en su rompecabezas de la vida, —dice Kimmie.
—Correcto, —digo, sabiendo muy bien de lo que está hablando—. Mientras
estaba esculpiendo la boca de Adam, susurré las palabras 'Mereces morir.'
—A mí, —señala Kimmie.
—Más bien, cerca de ti, —aclaro—. No es como crea que tú mereces morir.
—Entonces, ¿quién?— pregunta Wes.
—Nadie. Es como si alguien hubiera puesto esas palabras en mi boca—como
si la frase se hubiera atascado en mi cabeza, y no pudiera dejarla ir. —Me hundo en
mi asiento, con el recuerdo de cómo a veces, cuando tengo uno de mis episodios
psicométricos—si siquiera debo llamarlo así—soy capaz de escuchar voces.
Hace aproximadamente un mes, esculpí un caballo pateando hacia arriba con sus
patas. Resultó que se asemejaba al caballo en el colgante que Ben le dio a Julie poco
antes de que ella muriera. Todo el tiempo que estuve esculpiendo el caballo seguí
escuchando una voz en mi cabeza—una voz que me decía que tuviera cuidado.
La escultura del caballo resultó ser un indicio de que alguien estaba
tratando de engañarme. Ese alguien fue Adam. Dos años antes, Adam, (el mejor
amigo de Ben en ese momento) había estado saliendo con Julie a espaldas de Ben.
Cuando Julie murió, Adam, como el resto del mundo, culpó a Ben y quiso
venganza.
Y entonces, el otoño pasado, cuando Adam se enteró de que Ben había
llegado a Freetown en busca de una vida un poco más convencional de nuevo, él lo
siguió en secreto. Adam se matriculó en la cercana universidad de la comunidad y
buscó los intereses amorosos de Ben—yo—como una manera de darle celos.
— ¿Y ahora qué?— pregunta Kimmie.
—Tal vez deberías darle una llamada a Adam, —dice Wes—. Es decir, si no
lo deseas muerto—en cuyo caso deberías quedarte tan lejos de él como sea posible.
— Él me arrebata los utensilios de plástico—. Oigo que la cárcel es un dolor en el
culo.
—Sin intención de juegos de palabras, —bromea Kimmie.
—Bueno, por supuesto, no deseo a nadie muerto, —digo, como si la
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explicación fuera incluso necesaria.


— ¿Desea Adam que tú estés muerta?— pregunta Kimmie.
Página

— ¿Cómo voy a saberlo?—


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—Tal vez alguien desea a Adam muerto. —Wes se rasca la barbilla ante el
pensamiento—. O tal vez se supone que debes salvar a Adam, de la manera que
Ben te salvó el otoño pasado. Quiero decir, en verdad dijiste que esculpiste sus ojos
mientras estaban cerrados... significando que podría haber estado muerto.
—No me digas que este va a ser otro semestre de notas psicóticas, fotos
espeluznantes, y lencería barata, —dice Kimmie, refiriéndose a algunos de los
regalos misteriosos que recibí cuando estaba siendo acosada.
— ¿Estás hablando sobre el pasado de Camelia con Matt, o de tu propia
historia en colores de citas?— pregunta Wes.
— ¿Celoso de que yo tenga una historia de citas?—Ella le sopla un beso.
—Tal vez estamos haciendo una montaña de un grano de arena, —digo,
interrumpiendo sus bromas.
—Es posible, —chilla Wes—. Tus rayando—en—lo—obsesivo esculturas de
acosadores de fotografías de santuario, podría muy bien ser la forma de tu
subconsciente de hacerte ver que tú y Adam tienen algunas cuestiones sin resolver
que atender. Y la retorcida frase de deseo—muerte podría ser completamente
atribuida a demasiadas películas de miedo.
—O a demasiadas detenciones con el Sr. Muse. —Kimmie se ríe por lo
bajo—. Mi consejo: hazle una llamada a Adam. Compórtate bien casual, y
pregúntale cómo le está yendo.
—Y si ha recibido alguna amenaza de muerte últimamente, —añade Wes.
Sacudo la cabeza ante la idea de ponerme en contacto con él de nuevo. No es
como que terminamos las cosas en términos totalmente terribles. Es sólo que, a
pesar de lo mucho que lo lamentó después, a pesar de las cartas de disculpa que
envió pidiendo mi perdón, lo que hizo fue francamente cruel. — ¿Cómo voy a
explicarle a Ben que voy a llamar a su peor enemigo?... ¿A alguien con quien salí?
— ¿Quién dice que tiene que saber?— Wes se encoge de hombros.
—Él la tocará y lo sabrá, Einstein. —Kimmie utiliza el nudo de su collar de
cuentas para aporrearlo en la cabeza.
—Bueno, si ese es el caso, me sorprende que incluso le mintieras en el
primer lugar, —dice Wes—. Quiero decir, ¿no te diste cuenta que sabría la verdad
de todos modos?—
— ¿Qué puedo decir? Soy un idiota.
—Idiota o no, lo que estabas detectando debe haber sido muy intenso, —
dice Kimmie. —Quiero decir, para sentirte tan culpable acerca de ello como para
cortar la clase, conseguir una nota de enfermería, y voluntariamente chocar contra
17

el bloque de educación física de Muse. Entonces, esculpiste los rasgos faciales de


Adam. No te hace exactamente una promiscua que engaña a su novio.
Página

—Y no explica exactamente por qué Ben se desquició en la clase de


gimnasia, —dice Wes—. Lo que nos lleva a la pregunta más obvia: ¿Estás segura
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de que no estás ocultándonos algo? ¿Podrías haber esculpido algo un poco más
escandaloso de lo que en realidad estás admitiendo? ¿Un cuenco un poco sexy o un
pícaro tarro con una boca realmente curvilínea?
— ¿Hay otras interesantes esculturas de partes—del—cuerpo— de las que
quieras contarnos?, —pregunta Kimmie, jugando.
—No, —digo, agradecida por su humor—y por el hecho de que, a pesar de
esta deprimente situación, en realidad pueden hacerme reír.
— ¿Hay alguna manera de bloquear lo que Ben es capaz de sentir?—
pregunta Wes—. ¿Podrían resultar efectivos para anular sus capacidades un toque
de ajo alrededor de tu cuello o cánticos encantados debajo de una luna encerada?—
—Lo dudo. —Sonrío burlonamente.
Kimmie se estira a través de la mesa para tocarme el brazo y darme
consuelo. —Bueno, entonces, odio ser quien te lo comunique, pero en lo que
respecta a Ben, parece que la honestidad es tu única opción.
—Una lástima. —Wes suspira, sacudiendo la cabeza con compasión. —Si
sólo pudiera haber alguna otra manera.
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Corregido por Dulce*

E
n química, me vuelvo un par de veces para echarle una mirada a Ben,
esperando a que me mire. Por último, se encuentra con mis ojos, pero
sólo por un segundo.
Nuestro profesor, el Sr. Swenson, también conocido como el hombre sudor,
por razones obvias, nos tiene bastante preocupados hoy haciendo copos de nieve,
usando bórax y limpia pipas.
—Éstos tendrán que reposar durante la noche, —explica el hombre sudor—.
Y después podemos colgarlos en las ventanas.
— ¿No tiene suficientes copos propios?—Tate, mi compañero de laboratorio,
señala con la cabeza hacia los pedacitos de caspa rociada sobre los hombros del
hombre sudor.
Pero estoy demasiado tensa para reír. Tan pronto como Ben se levanta para
ajustar su tarro de copos de nieve en uno de los estantes en la parte posterior de la
sala, sigo su ejemplo, cruzándome en su camino a propósito.
—Tenemos que hablar, —le digo.
Él asiente como si supiera que es verdad.
Doy un paso más cerca, capaz de sentir la pura electricidad entre nosotros.
— ¿Cómo está tu espalda, anda bien?
—Al parecer, mucho más dura que el suelo del gimnasio. —Él sonríe
levemente.
—Por lo tanto, ¿todo está bien? —preguntó, completamente consciente de
que el asunto está totalmente cargado.
—No lo sé. —Sus ojos oscuros se ablandan—. ¿Lo está?
Me meto un mechón perdido de cabello detrás de la oreja, a sabiendas de
que su pregunta también está cargada. Pero en lugar de descargar cualquiera de
nuestras preguntas, hacemos un plan para ir a Press & Grind después de la
escuela.
Ben me recoge en su moto, y me subo justo detrás de él, sosteniéndolo cerca,
abrazando su cintura y deseando que el paseo pudiera continuar para siempre.
19

Pero llegamos al café en cuatro minutos exactos.


Ben ordena un café moca con leche para mí y un café negro grande para sí
Página

mismo, y luego nos sentamos en dos cómodas sillas que miran hacia la parte
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posterior—irónicamente, el mismo lugar donde nos sentamos Adam y yo en una
de nuestras citas.
Ben revuelve su café, a pesar de que no hay nada en él, como si, tal vez,
estuviera igual de nervioso que yo. —Entonces, ¿hay algo de lo que querías
hablarme?
—Estoy segura que ya lo sabes. Fuiste capaz de sentirlo, ¿no?
—Sólo dímelo, —insiste, todavía enfocado en revólver.
Pasan unos buenos tres minutos antes de finalmente poder reunir el valor
de decírselo. —He estado pensando mucho en Adam, —digo, con mi voz apenas
por encima de un susurro.
— ¿Qué pasa con él? —Él se ve imperturbable.
—No quieres oírlo. Sólo confía en mí cuando digo que eres tú con quien
quiero estar.
—Yo si lo quiero escuchar. —Finalmente levanta la mirada, haciéndome
más difícil, incluso, decirle la verdad. Me aflojo el abrigo, pero mi cara todavía está
caliente.
—Creo que sobre todo he estado pensando acerca de la manera en que se ve,
—me atrevo.
— ¿Y acerca de besarlo?, —pregunta, habiendo obviamente sentido el
detalle.
Aparto la mirada, tratando de evitar la pregunta, recordando un beso que Adam y
yo compartimos alguna vez. Fue pequeño y rápido y pasó en cierto modo
inesperadamente después de una pizza y una jarra de cerveza de raíz.
— ¿Camelia? —dice Ben.
—Creo que él podría estar en problemas, —digo, sintiendo una sensación de
túnel dentro de mi corazón. Procedo a hablarle acerca de mis esculturas, y sobre
cómo las palabras mereces morir siguen repitiéndose en mi mente.
—Creo que en realidad nunca hemos hablado mucho acerca de tu poder, —
dice.
—Es diferente al tuyo. Es como si mi mente bloqueara una idea, y
simplemente comienzo a esculpirla. Ni siquiera hay mucha creatividad incluida. Es
como si no tuviera más remedio que sacarla—la imagen fija en mi cabeza—me
guste o no.
— ¿Y siempre escuchas voces cuando eso sucede?
—No siempre, pero definitivamente a veces, y no soy la única a quien le
ocurre esto, —Le hablo acerca de un blog que encontré hace un par de semanas. Se
20

llamaba Psicométricamente Suzy, y la mujer que escribía contaba acerca de cómo


un día, cuando tocó el viejo sombrero de su padre, fue capaz de oír su voz, a pesar
Página

de que hacía tiempo que había fallecido—. También hay personas que son capaces
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de oler aromas o experimentar ciertos sabores—todo pertinente a lo que están
tocando, —continúo.
—Suena complicado.
—Lo es, —digo, deseando que las cosas pudieran ser más simples. Extiendo
la mano para tomar la suya, pero él se aleja—. ¿Qué ocurre?
Él sacude la cabeza.
—Ahora es tu turno para ser honesto.
Toma una respiración profunda y la deja salir lentamente. —Sentí que tú y
Adam estaban juntos de nuevo.
—Pero no lo estamos.
—Pero tal vez lo estarán.
—Nunca, —susurro, estirando de nuevo mi mano para tocar la suya.
Esta vez me lo permite. Sus dedos se cierran alrededor de mi palma.
—Este asunto de la escultura con Adam, —continuo—. Sólo ocurrió un par
de veces. Y tal vez estamos sobre—analizando las cosas. Estuve pensando que mis
esculturas, incluso podrían ser el resultado de una respuesta tardía—
premoniciones que llegaron demasiado tarde... Quiero decir, fue hace sólo algunas
semanas que Adam y yo estuvimos juntos.
— ¿Y qué pasa con la voz que oíste? ¿El mensaje de mereces morir? Si ése es
el resultado de la psicometría—de algo en tu futuro—no puedes simplemente
dejarlo ir.
—Sí, pero podría ser el mismo tipo de cosas. Tal vez estaba recogiendo algo
del pasado, algo que estaba pensando Debbie Marcus. Este asunto del ‘toque’ es
nuevo para mí. Todavía estoy tratando de entender todo esto.
—No podía soportar perderte. —Sus ojos grises lucían heridos.
—Nunca me perderás, —digo, uniéndome a él en su silla. Apoyo la cabeza
contra su pecho y siento el latido de su corazón—. Estamos destinados a estar
juntos, ¿Te acuerdas?— me muevo para besarlo, pero sus labios están fríos, aun,
meditando. Y él no trata de devolverme el beso.
—Quiero decir, ¿Cuáles son las probabilidades de que siquiera nos
conociéramos? —continúo—. ¿De que dos personas con poderes psicométricos se
encontraran alguna vez?
Ben no dice nada. Y no hablamos acerca de Adam por el resto de nuestro
tiempo juntos. En realidad no hablamos mucho en absoluto. Hay un tenso silencio
entre nosotros.
Un silencio que aparentemente no podemos llenar ni siquiera con pequeñas
21

charlas acerca de la escuela o nuestras familias.


Un silencio que corroe en este momento y nos impulsa a marcharnos poco
Página

después.
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Corregido por Jey

M
e siento en la cama y enciendo mi lámpara de mesilla de noche.
La calle frente a mi ventana es estéril y oscura. Me gustaría que
Ben estuviera aquí, que viniera y se sentara a mi lado en la cama,
y que pudiéramos hablar las cosas un poco más. Porque siento que dejamos mucho
sin decir.
Quiero creer las excusas que le dije antes, todas las razones lógicas por las
que he estado tan obsesionada con Adam. Pero no puedo dejar de pensar que tal
vez Wes y Kimmie tenían razón. Tal vez debería llamar a Adam, por ninguna otra
razón que salvaguardarme a mí misma de la culpa. No sería capaz de perdonarme
si algo malo le sucede porque yo no hice nada para tratar de detenerlo.
Miro el reloj. Es un poco más de las once; Adam probablemente todavía está
despierto. Alcanzo mi celular y busco su número. Con el dedo colocado sobre el
botón para llamar, me miro a mí misma en el espejo del tocador.
Miro lo mismo de siempre: el mismo cabello rubio descabellado, los mismos
ojos verdes, los mismos pómulos angulares. Pero hay algo en mí que se siente
diferente ahora. Cambiado. Y no estoy tan segura de que alguna vez podré
revertirlo.
Cierro los ojos, todavía capaz de ver la palabra perra garabateada en el
espejo, a través de mi imagen, desde que Matt irrumpió en mi habitación. Casi no
puedo recordar un momento en que las cosas no eran tan complicadas, cuando una
parte de mí no tenía miedo de dormirse. O cuando me sentía completamente
segura sobre en quién podría confiar.
Finalmente, presione el botón para llamar, dispuesta a acabar con esto.
Suena el teléfono de inmediato. Al principio creo que sonará su contestador. Pero
entonces oigo una respuesta. — ¿Camelia? —dice—. ¿Eres realmente tú?
— ¿Cómo estás? —Le preguntó, tratando de sonar a gusto—. Yo solo quería
llamar y chequear... cómo está todo.
—Estoy mejor ahora —dice.
—Por lo tanto, ¿nada malo? ¿No hay relaciones no saludables? ¿No hay
22

drama en la escuela?
Página
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—No. Definitivamente no. Y casi nunca. ¿Por qué? —Baja la voz—. ¿Hay
algo que no me estás diciendo? ¿Alguna ex novia mía está diciendo a todos en el
pueblo lo sexy que soy?
— ¿En serio?
—Supongo que no —dice, aparentemente decepcionado—. Pero no voy a
dejarte ir tan fácilmente. ¿Has oído algo que yo deba saber?
—No —digo, de repente sintiéndome más cohibida de lo que alguna vez
pensé posible.
—Así, pues, ¿se trata simplemente de una excusa que has ideado para
llamarme? Porque, créeme cuando digo que no necesitas excusas. Me encanta
escucharte.
–Apenas una excusa– le digo, incapaz de detener la sonrisa en mi cara. –Solo
quería comprobar que todo estaba bien.
—Mejor que bien. Desde mi temporal, aunque todavía dolorosamente
vergonzoso ataque de venganza y estupidez, soy un hombre reformado. ¿Y qué tal
tú? ¿Es seguro asumir que la vida sin mí significa que ya no tienes un año difícil?
—Ya te lo dije: es más como una vida dura.
—Bueno, te he echado de menos... y tu vida dura.
Me muerdo los labios, sin saber cómo responder, sintiendo el peso de una
pausa de diez libras entre nosotros.
Pero entonces, —Estoy muy contento de que me hayas llamado —dice—.
Tenía miedo de no volver a saber de ti otra vez. Quiero decir, no te culparía si ese
fuera el caso. Es justo.
—No vamos a repetir el pasado.
—Nop. No lo repetiremos aquí.
—Estoy muy contenta de saber que las cosas van bien.
—Espera, no estás por colgarme, ¿verdad? —pregunta—. Solo hemos estado
hablando durante un par de minutos.
—Bueno, yo realmente no tengo mucho más que decir.
– ¿Estás bromeando? Las posibilidades son infinitas. Para empezar, podrías
decirme que me volverás a llamar. O, mejor aún, podrías invitarme a salir a por un
café o una pizza. Por supuesto, hacerme saber que puedo llamarte cuando quiera
siempre es una buena posibilidad. O, si te sientes realmente generosa, puedes
decirme que me extrañas, también. Quiero decir, ni siquiera importa si fuese una
mentira.
—Realmente debería ir yéndome —digo, atajándome para no soltar una
23

risa, y pensando en cómo, quizás, en alguna pequeña, totalmente platónica, forma-


de-solo-amigos, realmente lo extraño.
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DOCTOR: Entonces, ¿cómo van las cosas? ¿Estás consiguiendo llevarte


mejor con tus padres?
PACIENTE: Ellos piensan que mientras no esté en la cárcel o viviendo en la
calle, todo está bien. Incluso he escuchado a mi madre hablando de mí a sus
amigos, jactarse de lo bien que me está haciendo en la escuela y cuántos
amigos tengo. Está totalmente desorientado... totalmente en la negación.

DOCTOR: ¿Es la negación? ¿O es que realmente creen esas cosas sobre ti?
PACIENTE: Un día le dije que me sentía tan solo que ni siquiera me importa
quitarme la vida, porque nadie se daría cuenta.

DOCTOR: ¿Y cómo respondió?


PACIENTE: Me dijo que podía intentarlo, pero entonces yo no sabría si era
verdad o no, porque ya estaría muerto.

DOCTOR: ¿Fue en serio lo de quitarse la vida, o simplemente estabas


tratando de llamar su atención?
PACIENTE: Hablar de la muerte no ayuda precisamente a una persona
suicida.

DOCTOR: ¿Aún te sientes solo?


PACIENTE: Todo el tiempo. Incluso cuando estoy con otras personas.

DOCTOR: ¿Ellos lo saben?


PACIENTE: No lo creo. Puedo hacer un buen espectáculo.

DOCTOR: ¿Y cuál es el beneficio de eso?


PACIENTE: Así que no creerán que soy rara, supongo. A veces casi me
24

engaño a mí mismo creyendo que soy otra persona, que mi vida no apesta, y
Página

que estoy más como ellos.


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DOCTOR: Pero si estás haciendo espectáculos todo el tiempo, ¿cómo esperas
acercarte a cualquier persona, para dejarlos entrar, y conocer el verdadero
tú?
PACIENTE: Simple. No lo hago.

DOCTOR: ¿No quieres un verdadero amigo?


PACIENTE: Querer y poder tener son dos cosas muy diferentes.

DOCTOR: Bueno, ¿Qué tal esto? Puedes tener lo que quieres deshaciéndote
de ese alter ego tuyo... para dejar que la gente conozca el verdadero tú.
PACIENTE: A nadie le gustaría mi verdadero yo. Si alguna vez quieres estar
realmente cerca de alguien, tendrá que ser por la fuerza.

DOCTOR: ¿Qué quieres decir?


PACIENTE: Voy a tener que obligarlos a que me amen.

DOCTOR: No se puede obligar a alguien que te ame.


PACIENTE: Esa es tu opinión.
25
Página
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Corregido por Jey

D
espués de colgar con Adam, me doy cuenta de mi madre
permanecía en la puerta de mi dormitorio. Tiene el pelo recogido
hacia arriba. Sus tirabuzones castaños son apilados encima de su
cabeza, agregando por lo menos cuatro pulgadas a su pequeña estructura.
—Siento no haber estado en la cena dice. —Tuve que reemplazar a Ivy en el
estudio.
—¿La clase de yoga de luna llena?
Asiente con la cabeza. —Muchos aullidos. Mi garganta todavía está ronca.
¿Tú y papá comieron los ravioles que dejé en la nevera?
—Más o menos. Quiero decir, hemos considerado comerlos. Hicieron su
camino a la mesa. Pero terminamos comiendo el resto de la rawking raw-sagna11.
No tengo corazón para decirle que papá tiró las dos cenas y ordenó una pizza.
Mi madre hace una mueca. Ella es lo que llamarías una fanático de la salud
cien veces, desde la cocina cruda nos hace comer con sus toallas sanitarias hechas a
mano (no es broma: la mujer en realidad utiliza esponjas de cocina), y así, pizza de
pepperoni y queso cargado para ella está a la altura de lo abrigos de piel para
PETA.
—¿Con quién estabas hablando? —Pregunta.
—Adam.
—¿A esta hora?
—Solo llamé para ver cómo le va.
—Ya veo. —Su boca se mueve con irritación—. Creí que ustedes dos no
hablaban más.
—No fue gran cosa.
—Este no va a ser otro semestre de mantener secretos, ¿verdad Camelia?
Sacudo la cabeza, pensando en la mentira de la lasaña. —No hay secretos —le
digo, cruzando los dedos detrás de mi espalda, agradecida de que, al menos, no
tengo que mentir más acerca de Ben.
Al principio, mi madre no estaba tan de acuerdo con la idea de que salga
26

con alguien que alguna vez fue a juicio por el asesinato de su novia. Pero, teniendo
en cuenta que fue absuelto, por no mencionar el hecho de que me salvó la vida, no
Página

1
Rawking rawking sagna: lasaña hecha con rodajas de calabaza crudas, tomates y pasta de cajú.
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una, sino tres veces, ninguno de mis padres puede negar que tenga un
verdadero interés en mi corazón.
—A partir de ahora, te lo digo todo —continúo. O por lo menos tanto como
yo creo que ella puede manejar.
Mamá asiente con la cabeza, aparentemente aliviada, y luego dice que está
planeando un viaje a Detroit para ver a su media hermana. —Solo estaré un par de
días fuera. Tu padre estará en casa.
Mi tía Alexia, marcada por sus médicos como —una mujer perturbada con
tendencias suicidas, ataques de paranoia, y que dice oír voces— ha estado
cambiando de instituciones mentales durante el tiempo que he conocido.
—¿Está todavía en el hospital? —pregunto.
—Es el lugar donde pertenece. —Mamá cierra los ojos y hace una pausa
para respirar, lo cual es extraño dado a propósito de las palabras bordadadas en la
camiseta: TÓMATE TU TIEMPO. . . Y TOMA RESPIRACIONES CONCIENTES
KUNDALINI.
—Será bueno verla —dice mamá—. Sus médicos dicen que ella está
haciendo progresos reales y continuando con su arte. Incluso si ella no está
completamente
expresiva con sus palabras, los médicos pueden mirar sus pinturas y tratar de
seguir sus progresos.
—¿Cuándo vas a ir?
—La semana que viene. El viernes.
Me acuesto de nuevo en mi cama, preguntándome cómo sería hablar con la
tía Alexia, hablar con alguien que pueda entender por lo que estoy pasando
realmente. Echo un vistazo al diario en mi mesilla de noche, esperando que mi
mamá no lo note. Es de mi tía, de cuando tenía mi edad. Lo encontré en el desván,
mientras guardaba las decoraciones navideñas y lo he estado leyendo desde
entonces. El diario de los documentos de la lucha de mi tía con su enfermedad.
Aunque estaría dispuesta a apostar que es más de una lucha contra la psicometría.
—De todos modos, te lo haré saber cuando haga los arreglos. —sigue mamá.
—Suena bien.
Tan pronto como mamá dice buenas noches y sale de mi habitación, llamo a
Kimmie para darle la primicia acerca de Adam.
—¿Ves?, te lo dije —dice—. ¿No te sientes mejor ahora? Ahora sabes que él
está bien.
—Supongo.
27

—Y así, tal vez ahora que ustedes dos han hablado, va a dejar de ocupar tus
pensamientos, y dejarás de esculpir y corear cosas espeluznantes.
Página

—Ojalá.
—Y ojalá que mi papá vuelva en sus sentidos y vuelva a casa.
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—Es solo una separación —le recuerdo—. Temporal.
–Dile eso. Debes ver su apartamento en la ciudad: las lámparas de lava,
cortinas de cuentas, las luces de color púrpura... y ni siquiera he empezado con su
nueva m{quina de karaoke. Él me hizo escuchar cantar ‚A hard Days Night‟ de
los Beatles más veces de lo que me gustaría recordar. Todavía me siento un poco
traumatizada.
—Hablando de trauma, ¿Cómo está tu mamá?
—Como zombi, en su mayor parte. Pero sus buenos amigos Jack y Daniel
han estado ayudando.
—¿En serio?
—No del todo, pero está allí. Ellos festejaron anoche en la cena.
—Define 'fiesta'.
—Ella bebió un vaso antes de que la Easy Mac siquiera estuviera en el plato.
—Un vaso no es exactamente hacer una fiesta.
—A menos que el vidrio sea más como un gigante vaso de Bob Esponja con
una pajilla muy larga. Ella simplemente sigue diciendo que mi padre era el amor
de su vida, que ellos dos bailaban bajo el mar en su fiesta de graduación de
secundaria, y que ella no puede imaginar una vida sin él en la misma, bla, bla, bla.
Realmente lo odio para hacerle daño de esta manera.
—Lo siento —le digo, a falta de mejores palabras.
—Ya lo sé. Es un asco. Pero la vida sigue, ¿no?
—Bueno, sabes que puedes llamar o venir cuando quieras.
—Y lo haré —dice ella, animándose un poco—. Tú eres mi única amiga con
TiVo2.
—Y no lo olvides —le digo, agradecida de que, aunque no pueda llevarla a
casa a su papá, puedo —espero— animarla.
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Página

2
Tecnología que permite grabar el contenido de la televisión
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Corregido por Mizuki1987

U
na semana completa pasó sin otro pensamiento sobre Adam. Hasta
hoy.
Es después del instituto, y estoy en Knead, el taller de cerámica
donde trabajo, mostrando a Svetlana, la nueva empleada de mi jefe Spencer, cómo
hacer una maceta. El objetivo es que sea capaz de ayudar en algunas de las clases
de los niños, ya que no ha tenido precisamente éxito en cualquiera de las otras
responsabilidades en el estudio, como lo demuestran todas las piezas rotas, la
escasez constante de la caja registradora, y el cuarto trasero sucio.
Pero su aspecto lo compensa o, sino Spencer insistiría, lo que sospecho que
es el por qué la contrató en primer lugar. Mide por lo menos 1,80 metros de altura,
Svetlana tiene el pelo de oro-marrón largo y fluido, ojos de color violeta y senos del
tamaño de bolas de petanca.
—¿Bien? —pregunta, sosteniendo una triste bola de arcilla, una forma que
me recuerda a un malvavisco tostado.
Hay una sonrisa de orgullo en sus labios, naturalmente como haciendo
pucheros.
—Genial —miento, incapaz de estallar su burbuja proverbial.
—¿Puedo hacer otra? —pide, su acento ruso tan lindo como ella.
—Si quieres —le digo, sintiendo mi propia maceta comenzar a doblarse en
mis manos. Lo aprieto en una bola y luego la acuño hacia fuera en mi tablero de
trabajo para sacar todas los bolsas de aire hacia fuera—. La práctica hace la
perfección, ¿no?
Svetlana asiente y vuelve a su sujetador de macetas.
Mientras tanto, cierro los ojos, tratando de alejar mis pensamientos acerca
de Adam. Pero siguen llegando.
Ruedo mi bola de arcilla, capaz de imaginar su sonrisa tímida, las arrugas
alrededor de sus ojos, y la forma en que siempre se utiliza los pulgares para
conectar en sus presillas. Recordé la primera vez que lo vi, cuando accidentalmente
me sorprendió aquí en Knead. Semanas más tarde, me dijo lo mucho que se
29

preocupaba por mí. Y después él me pidió que le mostrara la rueda.


Recuerdo lo incómoda que se sintió cuando se sentó detrás de mí en el
Página

taburete, cuando se apretó contra mí, y luego me besó la nuca. Cerré los ojos, casi
capaz de sentir sus dedos deslizándose arriba y abajo de la longitud de mis brazos.
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—¿Qué estás haciendo? —me pregunta Svetlana, sacándome de mi
ensoñación.
Abro los ojos y me encojo de hombros, mi cara se siente completamente
vacía. —No estoy muy segura todavía. A veces es mejor seguir tus impulsos…
para ver donde te lleva la inspiración. Es bueno recordárselo a los estudiantes, así
no siempre se sienten presionados para producir algo en concreto.
Svetlana asiente con la cabeza, pero no estoy segura de que lo entendiera. En
cambio, copia la forma que tengo en marcha. —Como las serpientes, ¿no?
—Sí —digo, rodando mi serpiente arriba en un caracol y dando dos largas
antenas que se extienden, como si el caracol estuviera detectando algo, también.
—¡Qué lindo! —delira, haciendo lo mismo—. Bueno para los niños.
Asiento con la cabeza, feliz de que ella esté feliz, sabiendo que
probablemente no he esculpido un caracol desde que era niña. Pero por alguna
razón, esto es lo que mi montón de arcilla quiere ser. Así que, ¿quién soy yo para
discutir?
Después del trabajo, Ben me está esperando en su motocicleta, estacionado
en las afueras del estudio. Llevando gafas de sol oscuras y una sonrisa a sabiendas,
parece una estrella de cine.
Y besa como uno, también.
Enciende el motor, y nos dirigimos calle abajo, alrededor de la esquina, y
pasamos la playa Salt Marsh. El aire del mar pinta mi piel y me hace sentir más
viva que nunca.
Sin embargo, me encantaría saber qué está sintiendo Ben. Se empuja hacia
delante un par de veces en su asiento, como si la intensidad entre nosotros fuera
demasiado difícil de soportar. Tal vez esté teniendo dificultad para concentrarse en
la carretera.
O tal vez él siente algo más.
Una vez que llegamos a mi casa, nos encontramos con mis padres en la sala
de estar. Mamá está torturando a papá con una sesión de enredo de miembros de
yoga de pareja, aunque parece que él también lo disfruta. Está tumbado boca
arriba con las piernas extendidas hacia arriba, y mamá está haciendo un tipo de
flexión, mientras que mantiene el equilibrio sobre las puntas de los pies.
Ben y yo intercambiamos bromas con ellos, rechazando la oferta de mamá
menos que tentadora de parfait, y luego nos dirigimos a mi habitación. Ben se
quita la chaqueta y se sienta en mi cama. Es todo lo que puedo hacer para unirme a
él, pero parte de mí está asustada de lo que pueda sentir.
30

Estoy a punto de preguntarle por el paseo, si, a través de dos pares de


pantalones vaqueros, o la capa de su chaqueta, fue capaz de sentir mis
Página

pensamientos sobre Adam en el estudio. Pero antes de que pueda, su mano cae en
el diario de mi tía, que sale de debajo de mi almohada.
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—¿Qué es esto? —él pasa sus dedos sobre la tapa de color rojo
descolorido.
—Es de mi tía Alexia —le digo—, de cuando tenía nuestra edad.
Él agarra el libro más fuerte, como si fuera capaz de predecir algo de lo que
hay dentro.
—Mi tía y yo tenemos mucho en común, creo... me refiero al arte y la
psicometría —me dedico a contarle algunas de las cosas que se detallan en el
diario.
—¿Dónde está ella ahora? —pregunta.
—En un hospital para enfermos mentales, en Detroit. Mi mamá va a visitarla
este viernes. Solo será el fin de semana, pero yo estaba pensando en preguntarle si
podía ir también. Tal vez podría conseguir un vuelo de última hora.
—No lo sé. ¿Dos días sin verte? —Toma mis manos y me acerca. Su beso
sabe a sal y miel.
Me deslizo sobre su regazo y recorro con mis manos su pecho, pero después
de solo un par de segundos él se aleja. Su respiración es pesada y rápida.
—¿Estás bien? —pregunto, levantándome de la cama.
Ben rebota después de un momento, pero su actitud cambió por completo.
—Estabas pensando en Adam de nuevo hoy, ¿no?
Asiento reaciamente, preguntándome si debía hablarle de la llamada
telefónica. —Pero no esculpí nada de él en esta ocasión, así que estoy pensando
que era solo un golpe de suerte.
—¿Estás segura de que no se debe a que lo echas de menos?
—¿Es eso lo que sentiste?
Ben duda, mirándome a los ojos como si tratara de leer algo. —Confío en ti
—dice finalmente.
—Bien, porque tú eres al único que echo de menos.
—Pero yo estoy justo aquí.
Me muevo a su regazo de nuevo, mis piernas cruzadas en su espalda. Cierro
los ojos y nos imagino en su motocicleta, cabalgando por la franja de la playa
soleada, el asiento presionando contra la parte trasera de los muslos e instándome
a estar más cerca de él.
Nos besamos durante varios minutos, hasta que lo siento alejarme una vez
más. —Creo que probablemente debería irme —dice.
—¿Por qué? —pregunto, dándole un poco de espacio. Me muevo fuera de
su regazo y me levanto de la cama—. ¿Qué pasa?
31

—Debería estar preguntándote lo mismo.


Sacudo la cabeza, sintiendo un nudo en la garganta.
Página

Ben mira hacia otro lado, claramente decepcionado, como si supiera que
estoy guardando secretos. —Pensándolo bien, ¿por qué no vas a Michigan con tu
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madre? Algún tiempo fuera puede ser bueno para ti. Puede que sea bueno para
los dos.

—Espera, ¿qué estás diciendo?


—Estoy diciendo que me tengo que ir —él se para y tira de su chaqueta.
—Ben… no. Vamos a hablar de esto.
—Tal vez mañana —dice, visiblemente alterado.
Me sacudo, también, no muy segura de lo que acaba de suceder. O cómo lo
puedo deshacer.
32
Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

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Corregido por Mizuki1987

D
espués del incidente con Ben, voy con Kimmie a llorar en su
hombro. Estamos sentadas en su dormitorio, en medio de rollos de
tafeta rosa y spandex estampado de leopardo, ya que trabaja en
uno de sus últimos diseños. El objetivo de Kimmie en la vida es tener su propia
línea de ropa un día. Ella está tomando incluso algunos fines de semana talleres en
el Instituto de Moda en un esfuerzo por desarrollar su moda interior.
—Yo llamo a este vestido La Bailarina Encuentra a su Chica Mala—dice ella,
rompiendo el dobladillo de una falda para darle un borde andrajoso—. Tu opinión
sincera: ¿crees que un látigo es demasiado como accesorio? Porque un látigo se
vería totalmente lindo si tuviera un mango rosa.
—Tal vez solo un poco —digo, dejándome caer de nuevo en su cama,
aterrizando accidentalmente en una bolsa de plumas.
—Estás muy disgustada, ¿verdad? —Ella deja sus tijeras dentadas.
—¿Cómo no lo voy a estar?
—Cierto —dice, dándome un pañuelo de papel—. Pero yo recuerdo
vagamente mencionar algo acerca de cómo la honestidad es tu única opción real
cuando se trata de Ben.
—Tal vez ahora no es el mejor momento para estar diciendo: ‚te lo dije‛.
Además, no es como si le mintiera intencionadamente. Quiero decir, sí, Ben es mi
novio, pero yo soy aún mi propia persona. ¿No se me permite guardar nada para
mí?
—No cuando estás fantaseando con tu ex, mientras estés saliendo con un
lector de mentes.
—No es exactamente un lector de mentes —le digo, corrigiéndola—. Y yo no
estoy fantaseo exactamente.
—Bien, entonces, teniendo pensamientos pervertidos —ella rueda los ojos,
como molesta porque estoy quisquillosa con las palabras—. Trata de pensar en el
don de Ben como un pequeño sacrificio. O sea, seamos sinceras, el chico se ve muy
33

lindo fumando en esa moto de él.


—Eso está totalmente fuera de lugar —le digo, todavía no puede estar en
Página

desacuerdo.
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—Necesitas ver las cosas desde su perspectiva —continúa—, porque esto
debe ser muy duro para él. Solo hay algunas cosas que no quieres saber sobre tu
chico. Como, una vez salí con ese chico que dijo que a veces le gustaba usar hilo
dental y examinar los resultados bajo un microscopio. Ahora, dime, ¿en serio
necesito saberlo?
—¿En serio yo necesitaba saberlo? —pregunto, con arcadas sobre la
imagen—. Pero no creo que el poder de Ben sea todo al azar. Quiero decir, algo de
lo que siente pueden ser un poco como impredecible.
—No hay juego de palabras —bromea.
—Pero en su mayor parte, est{n las cosas intensas… las cosas al frente de la
mente de la gente.
—Las cosas que nos gusta esconder —dice Kimmie.
Asiento, agradecida por su amistad, y por el hecho de que nunca me siento
como si tuviera que ocultar nada con ella. Ella y yo hemos pasado por todo: desde
las rupturas de Barbie y Ken y los difíciles aparatos de ortodoncia hasta el tiempo
en el que Billy Horton, mi enamoramiento por mucho tiempo y mi primer beso, le
dijo a la clase entera de primer año que mi beso sabía a calcetines sudados.
—¿Crees que es posible estar atraída por alguien y ni siquiera conocerlo? —
me aventuro.
—¿Significa que eres Adam-curiosa?
—No —Niego con la cabeza, en lo ridículo que suena la idea fuera de mi
cabeza.
—¿Puede haber restos de chispa entre vosotros dos? —Ella me lanza una
sonrisa maligna.
—De eso se trata; nunca hubo chispas. Adam es un buen tipo, pero nunca
sentí realmente eso por él.
—Así que, entonces, ¿por qué sigues pensando en él ahora?
—La pregunta del millón de dólares —digo, agarrando una almohada
peluda de su cama y abrazándola hacia mi centro—. Yo simplemente no quiero
poner en peligro las cosas con Ben.
—Tómate un descanso, Camaleón —me pasa una bolsa medio comida de
palomitas dulces de maíz, mantenida convenientemente en su mesita de noche—.
No puedes evitar tus pensamientos. Quiero decir, en serio, si alguien pudiera leer
mis pensamientos, yo probablemente estaría encerrada.
Hago estallar un par de palomitas dulces en la boca, de alguna manera
sintiéndome ya una pizca mejor.
34

—A mi modo de ver —continúa—, básicamente se reduce a una cuestión de


confianza. Él tiene que confiar en ti, pero tú no puedes ir dándole razones para no
Página

hacerlo.
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—¿Te das cuenta de que eso es probablemente lo más sabio que me has
dicho?
—¿Incluso más sabio que mi analogía del hilo dental? —ella sonríe, su
recién adquirido piercing en el labio tintineó contra su incisivo—. En pocas
palabras: apuesto a que toda esta cosa con Ben se calmará, sobre todo desde que no
pensaste en Adam durante una semana completa. Quiero decir, unos pocos
pensamientos al azar mientras estabas en el trabajo…
—Además, yo no esculpí nada sobre él.
—Exactamente —dice—. Sin mencionar que no oíste voces en esta ocasión,
ni cantaste nada psicótico.
—Pero entonces, si mis pensamientos sobre Adam eran tan completamente
al azar y sin sentido, ¿por qué Ben los siente de inmediato?
—Porque te sientes culpable. Ben está detectando esa culpa, que es la razón
exacta que necesitas para ser honesta con él. Cuanto más sincera seas, menos
sospechosa te sentirás.
—Wow —digo, más tranquila—. Eres como una experta en todas estas
cosas.
—Yo soy una experta en muchas cosas —dice con un recorte de spandex.
—Así que, entonces, ¿qué pasaría si estas cosas con Ben no se calman?
—¿Buscar otro novio?
—Lo digo en serio —le digo—. No quiero perderlo.
—Entonces tal vez deberías desaparecer por un rato. Después de todo, la
ausencia hace que el corazón crezca caliente, ¿no?
—Eso no es exactamente como dice el dicho.
—Pero debería, porque sabes que es verdad. Si te vas por un par de días,
Ben no sabrá qué hacer consigo mismo.
—Tal vez tienes razón —le digo, echando más maíz dulce en mi boca
(terapia en una bolsa).
—Maldita sea, la tengo. Ahora, la pregunta más importante: ¿puedo caber
en tu maleta? Porque realmente no tengo ganas de quedarme aquí sola.
—Pero no estás sola. Tienes a Nate, ¿recuerdas?
—Molestos hermanos pequeños no cuentan.
—Pero ese hermano pequeño molesto realmente te necesita ahora mismo.
—Porque mi mamá es bastante inútil. ¿Te lo dije? La mujer se fue a buscar
un trabajo hoy; por eso no está en casa. Quiero decir, honestamente, ¿ofrecen
puestos de trabajo a las personas cuyos últimos dieciséis años de experiencia
35

incluyen hacer panqueques, doblar la ropa, y llevar en taxi a niños todo el día?
—Sí, los llaman niñeras.
Página

—Ella pertenece a casa —insiste Kimmie—. No buscando alrededor trabajos


de salario mínimo.
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—¿Desde cuándo crees en el estilo de vida de 1950?
—Desde que mi madre empezó a hacer un ridículo total y absoluto de sí
misma.

Me muerdo la lengua, recordándome que el mundo de Kimmie ha sido golpeado


por su parte, que obviamente no está acostumbrada a la idea de que su madre no
esté a su entera disposición, y que ella probablemente no tiene la mejor perspectiva
en este momento. —Tal vez encontrar un trabajo ayude a tu madre —me atrevo—.
Podría ayudar a mantener fuera de su mente a tu padre.
Kimmie tira del borde de su tejido, produciendo un enorme desgaste. Un
segundo después, golpean la puerta de su dormitorio. —¿Qué quieres? —dice.
La puerta cruje mientras se abre. Es su hermano de ocho años, Nate, con una
camiseta de Legoland y todo. —Mamá todavía no está en casa —le dice a
Kimmie—, y yo tengo hambre. ¿Puedes hacerme un sándwich caliente de queso?
—¿Ves? —dice Kimmie con otro desgarrón—. Ya estoy recogiendo su
holgura.

Más tarde, en casa, me fui a la cocina, donde mi padre está recogiendo su


propia holgura. Está haciendo un trabajo en la isla de la cocina, después de haber
tomado unos días libres de sus funciones de abogado de impuesto para pasar
algún tiempo extra con mamá antes de su viaje. Él querría acompañarla, pero
ambos sabían que sería más inteligente para él quedarse en casa.
En otras palabras, ninguno de ellos confía en mí.
¿Y quién los puede culpar realmente?
La última vez que ambos se fueron juntos, un acosador irrumpió en nuestra
casa, el sótano se convirtió en una escena de Noche de Miedo, y casi le di a mi
novio una conmoción cerebral.
—Hey —dice papá, haciendo una pausa de sus papeles para mirarme. Se
quita las gafas nervudas y se frota los ojos que han trabajado en exceso.
Mamá está en la cocina, también, batiendo dulce de azúcar no horneada.
—Hey —le digo, tomando asiento en un taburete de la isla—. ¿Me ha
llamado alguien?
—Tu padre y yo tuvimos un gran día; gracias por preguntar —mamá
sonríe.
—¿Cómo estuvo tu día? ¿Me ha llamado alguien? —sonrío.
Vuelca una gota de aceite de coco en su mezcla cruda. —¿Alguien significa
36

Ben?
—¿Soy tan transparente?
Página

—Es solo que también tuve dieciséis años una vez.


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—Cierto —digo, temblando solo de imaginarla antes de tener cuarenta
y… antes de mí, antes de pap{, cuando era solo una hippie, quemando incienso,
andando sin sujetador y saliendo con poetas.
—Lo siento, cariño, pero ha estado bastante tranquilo por aquí —dice ella—.
¿Cómo fue en casa de Kimmie?
—Absolutamente deprimente, pero en el fondo me importa la
compensación.
Mamá deja de hacer puré para mirarme. —¿Te importaría explicarte?
—¿Te importaría dejarme ir a Detroit contigo?
Papá me miró de la misma forma. —Eso fue bastante contundente.
—Ustedes dijeron que querían honestidad brutal.
—Creo que estamos un poco sorprendidos —dice mamá—. Quiero decir,
¿de dónde viene todo esto?
—No lo sé —me encojo de hombros—. Pensé que podría ser un buen
momento para mí para visitar a la tía Alexia. Para conseguir alguna perspectiva.
Para salir un par de días.
—Eso es todo lo que será, ya sabes —dice mamá—. Un par de días. Necesito
volver aquí para trabajar.
—Ya lo sé —le digo, sorprendida de que incluso haya considerado la idea.
–Y sabes que tu madre estará ocupada la mayor parte del viaje —añade
Papá—. Ella y su hermana tienen mucho de lo que hablar.
Asiento, viendo como mamá continúa mezclando su brebaje de caco. Sus
surcos de la frente con lo que me imagino ser una profunda y reflexiva
concentración.
Mientras tanto, los ojos de papá permanecen fijos en los míos, quizás
tratando de averiguar. —Bueno, tendríamos que intentar y conseguirte un billete
de última hora —dice.
—Pero ¿por qué no? —Mamá sigue. Ella se mueve para dar a papá un
abrazo por la espalda—. Será bueno tener compañía.
—¿En serio? —le pregunto.
—¿Por qué no? —repite, deslizando el plato de la masa de dulce de azúcar
hacia mí.
Cómo la arenosa bondad a cucharadas, casi sorprendida de lo fácil que fue
persuadirlos. Y cuán deliciosa puede ser la cruda honestidad.
37
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Traducido por abbxaeaa


Corregido por Dulce*

A
l día siguiente después de la escuela, Kimmie y Wes vinieron a
ayudarme a empacar. Estamos sentados en mi dormitorio, tirando
mi guardarropa entero, en la búsqueda de lo que Kimmie considera
‚viaje-listo‛.
Wes olfatea la manga de uno de mis suéteres de cachemira y luego presiona
la tela contra su mejilla.
—¿Cuál es el pronóstico del tiempo en Detroit estos días?
—¿A quién le importa el tiempo?—Kimmie hace una mueca a un viejo par
de pantalones de gaucho, en la parte posterior de mi armario.
—Asegúrate de no decir nada estúpido. No canto, no amenazas de muerte,
y definitivamente, no referencias a escuchar voces de ningún tipo.
—O bien podrías acabar como paciente en Happy Acres, en lugar de un
visitante—dijo Wes.
—No es divertido—le digo—. Y, para tu información, la instalación se llama
Ledgewood House.
—¿Ben ha llamado para despedirse?—pregunta.
—No lo menciones—dice Kimmie—. Sin duda, un tema delicado.
—Está bien. —Suspiro—. Ben y yo estamos teniendo problemas. Sucede. La
vida continúa. ¿No es tu lema?
—Lo es—dice ella, metiendo la hombrera de cebra-print que me compró la
pasada Navidad en mi bolsa—. Y como yo, estás llena de basura.
—Bueno, con suerte, un par de días fuera me hará menos llena de mierda y
más llena de respuestas.
Cuando vi a Ben en la escuela antes, le conté el hecho de que mis padres me
habían dado permiso de ir a Detroit. Yo le dije que lo extrañaría, y que pensaba
que él diría lo mismo.
Pero no lo hizo.
Él simplemente me deseó buena suerte y me dijo que me vería cuando
vuelva.
38

—Podrías llamarlo—sugiere Wes—. ¿Por qué ser un espectador en el juego


del amor? Toma las riendas. No esperes y dejes que el chico atrape todos los tiros.
Página

—Tan cursi como suena. —añade Kimmie.


Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—Cursi o no, yo sé de lo que estoy hablando. —Él se enfurruña—. Lo he
vivido.
Lo he aprendido.
Kimmie suelta una carcajada.
—¿Con quién, Romeo? ¿Esa niña Wendy a la que pagas para que salga
contigo?
Es cierto. Wes, desesperado por sacarse de encima a su padre, una vez pagó
a una estudiante al azar, para hacerse pasar por su novia. Funcionó bien durante
un tiempo, pero luego la pareja menos que feliz —rompió— por diferencias
irreconciliables de la clase financiera.
—Ah, y porque no tengo una historia de citas tan grande como tu boca, ¿no
está muy a la altura?—pregunta.
—Odio decirte esto, pero eso no es lo único tuyo que no está a la altura. —
Ella le menea su dedo meñique.
—¿No te gustaría saber?—Él sonríe.
—Creo que estoy lista—interrumpo, comprimiendo mi bolsa.
—No te olvides de esto. —Todavía abrazando mi suéter, Wes ronronea un
par de veces antes de regresármelo.
—Sí, no puedo imaginar por qué tu papá piensa en ti como femenil —se
burla Kimmie.
—No es femenino. Solo apreciativo de telas finas. Hay una diferencia.
—Está bien—dice ella, llamando a una tregua silenciosa.
Me dan un abrazo antes de salir. Luego, me acuesto en la cama, tentada de
seguir el consejo de Wes y llamar de Ben. Tomo el teléfono y marco su número,
pero luego hago clic fuera, apenas por debajo del último dígito. Porque tal vez
hablar con él no es la mejor idea en este momento. Pero tal vez tomar un pequeño
descanso lo es.
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Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

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Corregido por Dulce*

DOCTOR: Entonces, yo quería preguntarte sobre algo que ocurrió durante


nuestra última sesión. ¿Qué quieres decir cuando dices que se puede obligar
a alguien a que te ame?
PACIENTE: Quise decir lo que he dicho: si quieres a alguien bastante mal,
puedes hacerlo tuyo.

DOCTOR: ¿Incluso si no quiere estar contigo?


PACIENTE: Seguro.

DOCTOR: ¿Alguna vez lo has intentado?


PACIENTE: No todavía.

DOCTOR: ¿Tiene planes de probarlo?


PACIENTE: No lo sé. (El paciente se ríe.)

DOCTOR: ¿Por qué es tan gracioso?


PACIENTE: Toda esta conversación es graciosa.

DOCTOR: Obligar a alguien a hacer algo que no quiere no es divertido... por


lo menos, no para mí.
PACIENTE: A veces las personas no saben lo que quieren. A veces tienen
que sufrir un poco para entender lo que es realmente bueno para ellos.

DOCTOR: ¿Funciona en tu caso?


PACIENTE: ¿Qué quieres decir?

DOCTOR: ¿El sufrimiento que tu padre te hizo padecer, llln ayudó a ver lo
que realmente querías?
40

PACIENTE: Me ayudó a ver lo que no quiero.


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DOCTOR: Entonces, ¿qué te hace pensar que forzar a alguien a hacer algo
contra su voluntad no tendrá el mismo efecto que tuvo en ti?
PACIENTE: (El paciente no responde.)

DOCTOR: ¿Quieres hablar de tu sufrimiento?


PACIENTE: No hay mucho que hablar. Mi padre me pegaba. Mi madre
miraba para otro lado.

DOCTOR: ¿Y ahora?
PACIENTE: Ahora yo no veo a mi padre. Y mi madre, básicamente, me
ignora.

DOCTOR: Entonces, ¿dónde te deja eso?


PACIENTE: En bastante mal estado, supongo. (El paciente se ríe.)

DOCTOR: Te estás riendo de nuevo.


PACIENTE: Lo siento, solo creo que todo este escenario es muy gracioso.

DOCTOR: ¿Cómo es eso?


PACIENTE: Quiero decir, si alguien supiera realmente lo que tengo en el
interior de mi cerebro...

DOCTOR: ¿Preocupada de que me ilumine?


PACIENTE: No realmente. Solo tendrás que esperar y ver, como todo el
mundo.
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Corregido por Dulce*

U
na vez que aterrizamos en Detroit, en lugar de registrarnos en
nuestro B y B(7) en primer lugar, conseguimos un coche de alquiler
y fuimos directo a la instalación donde está la tía Alexia. Son más
de las 9:00 P.M., así que estoy pensando que las visitas son solo en horas del día,
pero mamá insiste en que debido a que somos familia, tenemos todo el derecho a
verla por la distancia.
La instalación no es nada como lo que me imaginaba, irónicamente, se
parece más a una funeraria, un lugar para traer a los muertos,
que un lugar para mantener a los suicidas lejos de la muerte. Nos detenemos frente
a un pasillo de ladrillo que conduce hasta una casa blanca gigante. Proyectores, y
un poste de luz iluminan la zona, pero no hay señales delante, y todas las
persianas de las ventanas están abajo. Mamá pone el coche en el parque, y nos
dirigimos a la entrada principal.
Una mujer mayor nos recibe, se presenta a sí misma como la Sra. Connolly,
la enfermera jefe. Ella nos invita a entrar, y el ambiente de funeraria persiste,
madera de caoba, estantes llenos de libros viejos y polvorientos, y mobiliario de
aspecto antiguo.
—Es extraño—dice la Sra. Connolly, dándome un vistazo—. Te pareces a tu
tía. Si no la conociera, diría que casi podrían ser hermanas.
—¿Podemos ver a Alexia?—pregunta mamá, queriendo evitar las
conversaciones triviales. Sus manos están temblando, y ella no puede dejar
de quejarse de su bufanda. Y de repente me pongo nerviosa, demasiado.
—Lo siento—dice la señora Connolly—. Pero Alexia tuvo un día difícil hoy
y se le hizo acostar después de cenar.
—¿Qué significa eso?—pregunta mamá.
—Se le dio algo para ayudarla a dormir—explica la Sra. Connolly.
—Pero yo no lo entiendo. Ella sabía que íbamos a venir.
La mujer asiente con la cabeza. Sus ojos negros, pequeños y brillantes se
estrechan, y se chupa los labios, haciendo la verdad muy aparente, que nuestra
42

visita es el porqué del mal día de la tía Alexia.


—Ya veo—dice mamá, apretando los dientes.
Página

La Sra. Connolly esboza una sonrisa alentadora. —Estoy segura de que


estará más preparada para verlas mañana por la mañana.
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
Mamá pasa otros quince minutos más o menos tratando de entrar, pero la
Sra. Connolly no cede. Ella ni siquiera se inmutó.
Mientras tanto, una voz de mujer grita desde el pasillo: —¡Quiero mi
almohada! ¡Solo dame mi maldita almohada!—Al mismo tiempo, algo golpea
contra la puerta del pasillo con un fuerte golpe, que me hace saltar.
Definitivamente, nuestra señal de salida.
Mamá nos lleva a nuestro B y B para pasar la noche. Trato de hacerla hablar
de cosas, acerca de lo frustrante que es la situación y cuán estresada debe estar la
tía Alexia. Pero mamá no quiere oír nada de eso. En cambio, se toma lo que tendría
que ser la más larga ducha en la historia del agua, y luego se dirige directamente a
la cama con apenas un buenas noches, sin importar su saludos al sol todas las
noches.
Antes de irme a la cama, miro mi teléfono para leer los mensajes. Tengo una
llamada perdida de Ben. Parece que me llamó justo antes de abordar el avión, pero
no dejó un mensaje de voz.
Una parte de mí se pregunta si fue para desear que me vaya bien, una vez
más. Otra parte secretamente guarda esperanza de que haya sido para pedirme
que no fuera. Estoy tentada de llamarlo de nuevo para encontrar la respuesta. Pero
sigo el ejemplo de mi madre en su lugar, y me entrego al sueño.
Después del desayuno a la mañana siguiente, mamá y yo nos dirigimos
directamente al hospital para ver a la tía Alexia. Esta vez estamos autorizadas a
quedarnos. De hecho, hay una reunión establecida para mamá, la tía Alexia, y su
médico. Mamá me pregunta si quiero esperar en el vestíbulo, pero la idea de
sentarme en medio de todo esa decoración de casa-funeral, junto con la amenaza
del chillido de alguien porque le falta su almohada, es mucho más inquietante que
la idea de pasar la mañana en una ciudad desconocida. Y, entonces, sigo el consejo
de la Sra. Connolly y voy al centro comercial de la carretera.
Un par de horas más tarde, mamá y yo nos encontramos para almorzar en
una cafetería cercana.
—Entonces, ¿cómo fue?—Le pregunto.
—Bien. —Ella realmente sonríe, la primera sonrisa que he visto en ella en
días—. El médico me preguntó algunas cosas sobre nuestra infancia, por lo que
tengo que contarle mi versión de las cosas.
—¿La tía Alexia contó la suya?
Mamá sacude la cabeza. —Ella escuchaba más que nada. Pero eso está bien,
también. Porque al menos ella sabe cuánto lo siento.
43

—Aunque no fue tu culpa.


Mi madre asiente con la cabeza, pero no estoy segura de que ella lo crea. Al
Página

crecer, la tía Alexia era odiada por su madre, mi abuela. De acuerdo al diario de la
tía Alexia, y confirmado por algunos detalles de mamá, mi abuela culpó a el
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nacimiento de la tía Alexia, como la razón por la que su marido las dejó.
Mientras tanto, mi mamá era muy querida y consentida, a menudo como una
manera de poner celosa a tía Alexia.
—Ella realmente quiere verte—dice mamá.
Tomo un bocado de bollo, recordando la última vez que vi a la tía Alexia,
probablemente cuando tenía alrededor de siete u ocho años. Ella vino a visitarnos
durante las vacaciones, pero se fue la tarde de la víspera de Navidad.
Me acuerdo de lo nerviosa que estaba, siempre mirando por encima del
hombro, siempre mirando por la ventana y quejándose de sus cabellos. Y recuerdo
todos los suministros de arte que trajo consigo. Quería que me enseñara lo que
sabía, quería ser capaz de hacer pinceladas al igual que ella, pero la tía Alexia no
me dejaba participar, insistiendo en que el arte era para las chicas malas, y que era
mejor que yo jugara con mis muñecas.
Se fue poco después, a pesar de que mamá le rogó que se quedara. Ella solo
decía que tenía que llegar a casa para una entrevista que había olvidado.
Finalmente, mamá cedió y la llevaron a la estación de tren.
Recibimos una llamada del hospital local pocas horas después. Tía Alexia
nunca se subió al tren. En cambio, terminó en el motel en la ciudad de al lado,
donde trató de suicidarse, utilizando un poco de cuerda de teléfono para ahorcarse
en la ducha. Otro de los huéspedes en el motel había oído unos ruidos extraños
procedentes de su habitación y le pidió al gerente que viera lo que pasaba. Fue
entonces cuando se encontraron con la tía Alexia, afortunadamente a tiempo para
salvarla.
—Solo piénsalo —me dice mamá—. Sin presión.
—Quiero verla. Es por eso que estoy aquí.
Mamá me alcanza a través de la mesa y aprieta mi mano. —Cuando dije tu
nombre, dijo que recordaba lo mucho que te gustaba verla pintar. Le dije que eras
una artista también, y ella preguntó si te gustaría ver a alguno de sus trabajos.
—¿Ella no estaba molesta?
—¿Por qué iba a estarlo?
Me encojo de hombros, todavía preguntándome qué significaba cuando tía
Alexia me dijo hace años, que el arte era para las chicas malas. ¿Fue un intento
lamentable para tratar de hacerme interesar en otras cosas? ¿Tenía miedo de que
yo pudiera terminar como ella?
—¿Cuando puedo verla?—pregunto
—¿Qué tal después de la comida? Nos vamos mañana, así que tenemos que
44

aprovechar cada momento.


—Suena bien—le digo, ansiosa por encontrar algunas respuestas.
Página
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Corregido por Cami.Pineda

D
e vuelta dentro del centro, mamá explica que se trata de un lugar
alternativo, que dan a los pacientes una gran cantidad de libertades
que los centros más grandes no hacen.
—¿Por ejemplo?—Le pregunto, cerrando la puerta detrás de nosotras.
Antes de que ella pueda responder, la Sra. Connolly aparece. Nos introduce
a través del vestíbulo a un estudio de arte, como si las cosas hubieran sido
dispuestas.
—Este es la sala de terapia de arte, —dice la Sra. Connolly, abriendo la
puerta de par en par.
El techo es alto. El olor de la trementina es grueso en el aire. Y la sala está
llena con caballetes, trapos, y el tazón de frutas de cera necesaria como una pieza
central de la pintura (solo que a diferencia del arreglo de cera de frutas de la
escuela, ésta tiene un mordisco en una de las manzanas).
Sigo mirando a mí alrededor, dándome cuenta de que no estamos solos, que
alguien está trabajando en la esquina, parcialmente cubierta por un lienzo.
Es la tía Alexia. La reconocería en cualquier lugar. Ella tiene el pelo largo, rubio y
pálido ondulado y ojos muy verdes que miran en nuestra dirección.
— ¿Quieres venir y decir hola?—La Sra. Connolly le pregunta.
Alexia se acerca un par de pasos hacia nosotros. Ella es mucho más pequeña
de lo que recordaba. Es solo unos pocos años más joven que mi madre, y sin
embargo casi se ve como una niña pequeña. Su atuendo —un vestido de algodón
con mangas onduladas— cubre su cuerpo, casi como una lona sí mismo.
— ¿Te acuerdas de mí?—pregunta. Los ángulos de sus mejillas son agudos,
y su boca se parece a un pequeño caracol rosado.
Asiento con la cabeza, y ella se acerca.
—Eres una artista, me contó tu madre.
—Bueno, no estoy muy segura de llamarme así.
—Eres una artista, —repite, casi cortándome. Su voz es como el tintineo
campanas al viento.
45

—Yo le conté a la tía Alexia acerca de tu cerámica —explica la mamá.


Alexia limpia los dedos cubiertos de pintura en el frente de su delantal,
Página

produciendo una mancha de color rojo brillante que hace parecer como si estuviera
sangrando por el pecho. Me extiende su mano para estrecharla. Yo trato de dejarla
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
ir después de un par de segundos, pero en lugar de eso me lleva a través de la
habitación hacia el lienzo, ansiosa para mostrarme su trabajo.
—He estado esperando para obtener tu opinión sobre éste. — dice,
recogiendo un lienzo del piso. Le da la vuelta para que yo pueda ver.
Es la pintura de un chico, con un innegable parecido a Adam, el mismo cabello
ondulado castaño, misma piel de oliva. Ojos marrones oscuros, hoyuelo en la
barbilla, cicatriz en el labio inferior.
—Interesante, ¿no?—Dice, comprobando mi reacción.
Trago saliva, sin saber muy bien cómo responder.
—Lo pinté ayer—continúa—. Cuando supe que ibas a venir, me fui a mi
álbum de fotos y saqué una foto tuya, una que tu madre había enviado
recientemente.
Toqué la foto, y la imagen de este chico me vino a la cabeza. Ella apunta con
la cabeza hacia la pintura.
— ¿Alguna vez te ha pasado?
En lugar de contestar, miro a mi madre. Se seca las lágrimas con un pañuelo
de papel, tal vez se conmovió al ver que la tía Alexia y yo tenemos algo en
común. Si tan solo ella supiera cuánto.
—Tenía la esperanza de que lo pudieras haber visto anoche. —Explica la tía
Alexia—. Cuando llegaste. Pero, desafortunadamente, las cosas se desvían cuando
más estoy en mi trabajo.
—Oh. —digo, preguntándome qué significa desviar exactamente, y si esa es
la razón por la que se acostó.
—¿Recuerdas la última vez que fui a visitarte?—Pregunta, entrecerrando los
ojos, como si tratara de leer mi mente—. Nunca llegamos a pintar juntas, ¿verdad?
—No—le susurro, y miro hacia otro lado.
—Así que, ¿te gustaría que pintemos juntas ahora?—mira a mi madre
buscando su aprobación.
—Todo depende de Camelia, —dice mamá.
—No soy de las que pintan—le digo, a falta de una excusa mejor.
—Es fácil cuando utilizas tus manos. —Ella me muestra las palmas de sus
manos manchadas de pintura—. Utilizas tus manos con la escultura, también,
¿verdad?
—Supongo.
—Bueno, hay que admitirlo, no hay nada como hundir los dedos en tu
trabajo, volviéndote uno con tu creación... con lo que tocas.
46

—Tu madre y yo nos quedaremos en el estudio—me asegura la Sra.


Connolly.
Página

Tome una respiración profunda, completamente confundida. Pero entonces


miro hacia el retrato de Adam otra vez, y sé que no tengo otra opción.
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Traducido por abbxaeaa


Corregido por Cami.Pineda

M
ientras que mamá y la Sra. Connolly miran desde la puerta, me
deslizo en una bata de pintura salpicada, sintiendo sonar mi
interior.
—Relájate —dice la tía Alexia, obviamente detectando mis dudas. Ella me
da una paleta de colores, cubiertos y luego coloca un lienzo en blanco en su
caballete.
—Así que, ¿qué pintamos? —preguntó, ansiosa por saber cómo va a
funcionar.
—¿Por qué no acabamos de ver donde nos lleva nuestra pintura? —Dice—.
No tiene sentido obligar una imagen que no quiere ser, ¿verdad?
Asiento con la cabeza, sorprendida por lo parecida que piensa a mí.
Sumerge el dedo en la pintura negra y yo hago lo mismo. Juntas, creamos
una espiral en el lienzo. La tía Alexia usa su dedo del medio para aplicar la pintura
marrón, añadiendo la tonalidad de los anillos individuales. Es increíble ver su
trabajo, ver la cantidad de detalles que se pueden transmitir simplemente usando
la punta de los dedos.
Después de varios minutos, la Sra. Connolly se disculpa a sí misma, pero mi
madre se queda. Mamá estira un taburete y mira una revista.
—Eres muy talentosa —me dice la tía Alexia—. Una natural.
Siento mi cara ruborizarse, preguntándome si ella está siendo patroneada
por mis remolinos y las manchas, pero su expresión parece sincera. Con nuestros
dedos completamente cubiertos de acrílico, la tía Alexia y yo pintamos una gigante
forma de diamante. Dentro de ella pintamos un caracol, del cual su caparazón es
casi iridiscente, en tonos plata y azul.
—Y ahora el toque final. —Tía Alexia sumerge el dedo de nuevo en el
negro, y las pinturas de dos largas antenas que se extienden hacia afuera. Ella me
mira hacia atrás con una sonrisa amenazadora, como si supiera algo que yo no.
Estoy a punto de preguntarle qué es, pero luego lo entiendo: es como el
caracol que esculpí en Knead, cuando le estaba mostrando a Svetlana cómo hacer
47

una pinch pot, cuando estaba pensando en Adam.


Doy un paso atrás y dejo mi paleta. Cae al suelo con un ruido sordo. Miro
Página

para ver la respuesta tía de Alexia, ahora sentada en un taburete, meciéndose hacia
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
adelante y hacia atrás y tapándose los oídos con las manos. Ella susurra algo que
no acabo de entender.
— ¿Tía Alexia? —preguntó.
—Mereces morir —susurra.
Sacudo la cabeza, esperando haber oído mal. — ¿Camelia? —dice mamá,
levantándose de su taburete.
—¡Mereces morir!—grita Tía Alexia, mirando hacia mí. Sus ojos son salvajes,
y sus dientes están apretados.
Me muevo hacia mi madre, que ya pidió ayuda.
—¡No! —grita Tía Alexia, sacudiendo la cabeza. Manchas de pintura negras
en sus mejillas y el cuello.
Un segundo más tarde, dos enfermeras se apresuran a retenerla. Tía Alexia
pelea, pateando, gritando y tratando de morder para tener libre el camino. El
caballete se cae con un accidente.
—¿Qué pasó? —Mamá pregunta, cubriendo sus oídos también—. ¿Por qué
iba a decir eso?
Pero sé que mi tía en realidad no quiere verme muerta. Sé que debe estar
escuchando voces —probable es la misma voz que se reproduce en mi cabeza—
cuando esculpí la boca de Adam en la clase de cerámica.
Alexia codea a una de las enfermeras en el ojo. En conjunto, las enfermeras
finalmente la tiran al suelo, sujetando sus brazos a la espalda y sentándose en sus
piernas para que ya no pueda patear. La enfermera que recibió un codazo toma
una aguja de su bolsillo y golpea el brazo de Alexia. La pone hacia abajo.
Sus ojos en blanco. Su cuerpo se vuelve flácido. Y es arrastrada. Mientras
tanto, mamá envuelve sus brazos alrededor de mí, me dice una y otra vez cómo lo
siente.
La Sra. Connolly viene a pedir disculpas, también.
—Esto no sucede a menudo con Alexia– dice ella, para tranquilizarnos. —
Pero de vez en cuando.... Fue así la noche de su llegada. Esto en realidad nos
sorprende demasiado. Las visitas familiares son maravillosas, y son una parte
esencial del proceso de tratamiento, pero a veces son abrumadoras para el
paciente. Espero que no lo tome como algo personal, Camelia.
—En absoluto —le digo, sabiendo que es mucho más que personal.
Es francamente genética
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Página
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Traducido por Abbxaeaa


Corregido por Jey

D
espués del incidente en la instalación, mamá y yo nos dirigimos de
nuevo a nuestro B y B, donde nos sentamos en el comedor jugando
con la comida en nuestros platos.
—Lo siento —dice mamá otra vez, después de lo que se siente como una
eternidad de silencio.
Durante todo el viaje en coche aquí, ella seguía diciendo cómo nunca estuvo
de acuerdo con dejarme pasar tiempo con la tía Alexia –incluso de venir a este
viaje– si hubiese sabido lo inestable que mi tía era en realidad.
—La Sra. Connolly sugirió que la explosión podría ser el resultado de
escuchar más voces —dice mamá, fingiendo comer un brócoli—. Y todo este
tiempo... pensaba que estaba supuestamente mejor.
—Ella está mejorando —insisto, a sabiendas de lo ridículo del argumento de
los sonidos.
Mamá sacude la cabeza. Y coloca su tenedor contra el plato con un ruido
metálico. Mientras tanto, mi corazón comienza a golpear, porque sinceramente no
sé cómo decirle, que a veces oigo voces también.
—Tal vez no pertenece a las instalaciones —me atrevo.
—Por supuesto que sí, —Suspira mamá—. Veo que ahora más que nunca.
—No, quiero decir, tal vez deberíamos buscar algún otro tipo de terapia,
algo con un poco más de visión al futuro o progresiva.
—Ledgewood es con visión al futuro. Los médicos utilizan todos los tipos
de terapia en su práctica, cosas como polaridad, el yoga, la meditación.... Además,
hay que admitir que no tiene exactamente la sensación de un hospital psiquiátrico
regular. El mobiliario, la decoración, las amplias ventanas que dejan entrar mucha
luz natural... Todo ha sido elegido mirando hacia la salud.
—Bueno, no está funcionando —digo, poniendo mi tenedor en el plato
también, —. Porque permanecer allí me hace enfermar. —Aparto la mirada,
todavía capaz de imaginar la insignia de caracol, y demasiado tímida para decirle
la verdad, que a lo mejor hay una explicación alternativa de por qué tía Alexia
49

escucha voces.
Una explicación que nadie siquiera consideraría.
Página

A la mañana siguiente la mamá y yo armamos las maletas para irnos, con


planes de pasar por Ledgewood de camino al aeropuerto. Al principio, mamá
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insiste en que la espere en el Espresso Bar en el camino. Me da un billete de
veinte y prácticamente me patea a la banqueta. Pero, después de convencer a
algunos grandes, por fin está de acuerdo de que me una a ella.
—No he venido hasta aquí para dar marcha atrás —insisto—. No me siento
bien sin decir adiós.
Mamá esboza una sonrisa, tal vez orgullosa de que esté tan preocupada por
Alexia. Y me preocupa. Pero también quiero volver a verla para ver si tiene algo
más que decirme, y para susurrarle al oído que yo sé que ella no es una loca.
Una vez dentro del hospital, mamá es escoltada a una sala de reuniones, mientras
que yo estoy obligada a esperar en el vestíbulo. Hay una mujer sentada frente a mí,
de probablemente treinta años. Se ve perfectamente normal, con ropa normal, y el
pelo oscuro normal, y así que supongo que debe tener familia que están aquí
también. Pero entonces ella comienza a comerse una página de su revista,
irónicamente, un anuncio de Snack Bits, y sé que está mal.
Un momento después, la señora Connolly llama a la mujer a otra habitación,
y no mucho después de eso, mi madre vuelve a aparecer. Ella me saluda desde el
umbral de la puerta que conduce a lo que supongo son las habitaciones de los
pacientes. La sigo por un pasillo largo y estrecho a la sala al final.
Mientras mi mamá está de guardia en la puerta, me aventuro al interior. El
cuarto de la tía de Alexia se ve muy diferente de lo que imaginaba. Las paredes son
una sombra profunda de azul, su ropa de cama tiene un patrón muy violeta, y la
iluminación es suave y no fuerte.
Tía Alexia gira cuando me ve. —Siento lo de ayer —dice ella, con una voz
tan pequeña como ella—. A veces me envuelvo un poco demasiado en mi trabajo.
—Eso pasa —le digo, casi deseando que pueda leer mi mente—. ¿Eso es más
de tu arte? —gesticulo hacia algunos lienzos apilados en la esquina. Tía Alexia
asiente con la cabeza, y yo eché un vistazo, deseando que mi mamá nos dé un par
de minutos a solas. Me siento en el borde de la cama, tomando mí tiempo echó un
vistazo a través de pinturas de todo tipo, desde la imagen más inquietante de una
mujer que se ahoga en el océano a un retrato inocente de un gato durmiendo con
su madre.
Paso varios minutos estudiando las imágenes y buscando respuestas antes
de ver del retrato de Adam.
—Si te gusta ese, ¿no? —pregunta.
—Es solo que me parece tan familiar.
—¿Conoces a este chico?
50

Abro la boca, pero las palabras no salen. Mientras tanto, un enfermero viene
a asegurarse de que está todo bien. Mamá intercambia unas cuantas palabras con
Página

él, pero todo es en voz baja, así que realmente no puedo oír.
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Tía Alexia comprueba que mi madre todavía está preocupada y luego
saca una pintura del medio de la pila. —¿Te parece familiar, también? —pregunta.
Es una foto de un cuchillo manchado de sangre. El mango del cuchillo es de
color rojo y se curva hacia abajo, tal vez para un mejor agarre.
Ahogo un grito de asombro, cubriéndome la boca y dándome cuenta de
cómo la punta del cuchillo es irregular, y cómo las gotas de sangre gotean hacia
abajo, hacia la parte inferior del lienzo.
—¿Lo reconoces? —Pregunta.
Sacudo la cabeza. —Nunca he visto un cuchillo así antes.
—Todavía no —susurra. Su voz es tan de cortante como el cuchillo.
—¿Disculpa?
—No pude sacar esta imagen de mi mente la de la otra noche —continúa—.
Lo hice justo después de la pintura del chico. —Ella señala la imagen de Adam—.
Y entonces empecé a escuchar voces.
—¿Qué clase de voces?
—Gritos —dice—. Como si alguien estuviese a punto de morir. Y, entonces,
comencé a gritar, también. Fue entonces cuando llegaron las enfermeras.
Asiento con la cabeza, tratando de conseguir un agarre, casi tentada de
mirar hacia otro lado, para excusarme por tan solo cinco minutos en solitario.
Pero entonces: —No lo pierdas de vista —dice entre dientes. Ella agarra mi
muñeca.
Sus nudillos están tensos y blancos.
—¿Perdón? —preguntó de nuevo.
—El chico con la insignia de caracol —explica—. No lo pierdas de vista... o
de lo contrario morirá.
Un segundo después, siento que mi madre me agarra por detrás. El
enfermero viene a limitar mi tía, fijando sus brazos contra su pecho. Pero esta vez,
la tía Alexia no se defiende.
—Estoy bien —insisto—. Ella no hizo nada malo.
Pero la enfermera no escucha, y clava una aguja en el muslo de Alexia.
—¡Mamá, detenlo! —Gritó.
La enfermera timbra a la Sra. Connolly, y luego nos dice para salir de
inmediato.
—No estás loca —le digo a Alexia. Las lágrimas me llenan los ojos.
Pero yo ni siquiera estoy segura de que me escucha. El cuerpo tía de Alexia cae
inerte frente a su cama, su mirada ya no de fuego, todo el espíritu dentro de ella
51

muere.
Página
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Traducido por Abbxaeaa


Corregido por Jey

DOCTOR: Te ves feliz hoy.


PACIENTE: Estoy feliz.

DOCTOR: Háblame de ello.


PACIENTE: (El paciente ríe.)

DOCTOR: ¿Qué tiene de gracioso?


PACIENTE: (Continúa riendo).

DOCTOR: ¿Necesitas un momento fuera para componerte a ti misma?


PACIENTE: No.

DOCTOR: Dime entonces, ¿qué te parece tan divertido?


PACIENTE: Es para mí saberlo y para ti averiguarlo.

DOCTOR: ¿Así que ahora estamos hablando en clave?


PACIENTE: Él ni siquiera sabe.

DOCTOR: ¿Quién no sabe?


PACIENTE: (Más risas).

DOCTOR: ¿Podrías dejar de reír por un momento y contarme?


PACIENTE: (Ríe.)

DOCTOR: Has hablado antes de hacerte daño.


PACIENTE: Bromeé, querrás decir.

DOCTOR: Bueno, bromeaste. ¿Alguna vez has pensado en hacerle daño a


52

alguien más?
Página

PACIENTE: ¿Quién no lo ha hecho?


Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
DOCTOR: ¿Estás pensando en eso ahora?
PACIENTE: Es posible. (Más risas).
DOCTOR: Por favor, deja de reír. ¿Necesitas terminar esta sesión temprano?
PACIENTE: Se puede acabar en cualquier momento.

DOCTOR: ¿Por qué quieres hacer daño a alguien?


PACIENTE: Tal vez la persona se lo merece. Tal vez de alguna manera
extraña y retorcida, lo quiere también. Es por eso que se comporta como lo
hace. Es como un niño.

DOCTOR: ¿Estás hablando de tu padre?


PACIENTE: Dios, no. Eso sería demasiado fácil.

DOCTOR: ¿Entonces quién?


PACIENTE: No te preocupes por eso.

DOCTOR: Estoy preocupada.


PACIENTE: Yo no voy a hacer nada. Son solo pensamientos.

DOCTOR: ¿Entonces por qué te ríes?


PACIENTE: Porque mis pensamientos me divierten.
53
Página
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Traducido por Abbxaeaa


Corregido por Jey

E
n el vuelo de vuelta a Boston, reviso los mensajes en mi teléfono
celular, me sorprendí al ver que tengo siete: cuatro de Kimmie y dos
de Wes, ambos me regañan por no haberles dado detalles
actualizados al minuto de mi viaje.
El último mensaje es de Ben. Realmente no dice mucho, solo que espera que
las cosas vayan bien y que me verá cuando llegue a casa.
Dejo mi teléfono cerrado y miro a mi madre. Su mirada perdida se dirige
hacia abajo a su revista, en un anuncio de crema para hemorroides.
No ha volteado una página en más de una hora. Quiero hablar con ella
acerca de lo que podría estar pasando con la tía Alexia y sus poderes, pero casi
tengo miedo de que piense que en realidad me estoy volviendo loca también.
Una vez que aterrizamos y recuperamos nuestro equipaje, me dirijo a la
rampa de salida, preocupada por la idea de volver a mi vida. Quiero decir, como si
no fuese suficientemente abrumador tener el destino de Adam en mis hombros,
también siento que tengo que arreglar las cosas con mi tía.
No es que me estoy quejando. Es solo que me siento más responsable de lo
que jamás creí posible, y no estoy tan segura de que pueda manejarlo.
—¿Camelia? —pregunta mamá—. ¿Te sientes bien?
Es lo más largo que dijo desde que salimos de Detroit, lo que obviamente
significa que tengo verme bastante asustada.
—Estoy bien —miento, caminando hacia la zona de llegadas.
Para mi sorpresa total y absoluta, Ben está ahí, esperándome. Con un ramo
de lilas en su mano.
Sin pensarlo dos veces, dejo caer mi bolso y me precipito en sus brazos.
—Supongo que esto quiere decir que no me extrañaste en absoluto—
bromea.
Entierro mi cara en la chaqueta, casi deseando que pueda tragarme entera.
Ben pasa los dedos a lo largo de mi espalda y me susurra al oído: –Dos días
sin ti es definitivamente demasiado.
54

Miro su cara, odiando el hecho de no poder congelar este momento.


—Te he llamado un par de veces a tu celular, por cierto —dice—. Pero no
Página

quería explicar las cosas en un mensaje. Tenía muchas ganas de hablar contigo. Me
siento mal por la forma en que dejé las cosas.
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—Tenemos mucho de qué hablar —le digo.
—Ya lo sé, —La expresión de su cara es tan grave como la mía ahora.
—¿Camelia? —Mamá llama desde detrás de mí.
Sutilmente intento limpiar la acumulación de la emoción en mis ojos.
—Mira quién vino a saludarnos —le digo.
Mamá le da un rápido hola. Un segundo después, papá sale de la puerta
doble y le da un abrazo sorpresa a mamá. Ella no puede evitar una sonrisa, pero
puedo decir que todavía está distraída, incluso cuando papá revela lo que tiene en
el bolsillo, un bizcocho de chocolate sin leche de Rawbert, uno de los lugares para
comer favoritos de mamá.
—Me imaginé que estarías pasando por una abstinencia por ahora –bromea,
refiriéndose a su falta de cocina vegetariana durante el fin de semana.
Mamá le da un pequeño beso en la mejilla antes de voltearse hacia mí.
—Considero que Ben te llevará a casa.
—¿Está bien? —le pregunto.
—Está bien –dice papá, respondiendo por ella—. Pero será mejor correr.
Estoy estacionado en doble fila.
Mientras que Ben y papá cargan el coche, mamá se mete en el asiento
delantero, al parecer, deseosa de escapar.
—¿Va a estar bien? —Ben pregunta, una vez que papá se va.
—Honestamente, no lo sé. Las cosas se pusieron muy feas con mi tía. Te voy
a contar todos los detalles inquietantes más tarde.
—¿Y nosotros? —continúa—. ¿Vamos a estar bien?
—Tenemos que estarlo. —Limpio mis ojos de nuevo—. Porque no estoy tan
segura de que pueda hacer todo esto sin ti.
—Así que me necesitas, ¿Es eso? —dice sonriendo.
Me muerdo los labios, con ganas de tener el coraje de decirle cómo me
siento.
Que esto está mucho más allá que una necesidad para mí.
Que esto está más allá de cualquier otra cosa que haya experimentado antes.
55
Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Traducido por Abbxaeaa


Corregido por Mizuki1987

E
n mi habitación, le cuento a Ben lo que pasó con mi tía. Y todo el
tiempo, su expresión sigue siendo en su mayoría imperturbable,
como si tal vez él hubiera conocido la verdad desde hace algún
tiempo.
—Creo que Adam realmente podría estar en problemas —insisto—. ¿Cómo
más explicas el retrato? Mi tía ni siquiera lo conoce. Ella nunca jamás ha visto a
Adam antes.
—En la medida que sabes, ella no lo conoce.
—¿En serio? —levantó una ceja.
—Es posible —dice, sentándose en mi escritorio—. Quiero decir, tú lo
conociste. Él te buscó, desarraigó su vida para entrar en la tuya. Cosas más
extrañas han pasado.
—Ella habría mencionado si lo conociera.
—Tal vez el de la pintura ni siquiera era Adam. Tal vez es solo alguien que
se parece a él.
—Y tal vez mi escultura caballo fuera una coincidencia, también.
Ben toma mi mano y me tira más cerca. —Solo estoy tratando de ser útil.
—Era él —digo—. Tía Alexia también lo sabía. Ella sabía que el retrato tenía
sentido para mí. Quiero decir, hablaba de cosas extrañas pasando. No fue hace
tanto tiempo cuando el mayor drama en mi vida era de qué color pintar mi olla de
barro.
—Y ahora me tienes en tu vida, y todo es completamente…
—Mejor.
—Sí, claro.
Aprieto su mano, esperando que él pueda sentir que estoy diciendo la
verdad. —Mucho mejor.
—Menos los secuestros, los dones psicóticos, y todas las otras cosas
acosadoras.
—Te quiero en mi vida —le digo.
56

—¿Y quieres este poder del toque para ti, también?


—No creo que tenga alguna otra opción.
Página

—No lo sé —él agarra mi mano más fuerte—. Tal vez si me voy, esto
desaparezca también.
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—No funcionó así la última vez que te fuiste. Y no funcionó de esa forma
para la tía Alexia. No hubo un niño mágico que vino un día y encendió su poder.
Según su diario, no fue hasta que tuvo más o menos mi edad en que su poder
realmente comenzó a desarrollarse.
—Y ahora ella está en un hospital psiquiátrico a causa de ello.
—Porque no sabía qué hacer con él. No sabía lo qué era, o por qué estaba
escuchando voces. Sus doctores tampoco. Todavía no. Pero no será así conmigo.
—¿Estás segura? —pregunta, quizás sintiéndose de alguna manera
responsable.
—Lo que está pasando con mi poder del tacto no tiene nada que ver contigo.
No me hiciste esto —saco mi mano de entre la suya y paso mis dedos a lo largo de
sus brazos, sobre su cicatriz y después a través de su pecho.
Ben me atrae más cerca. Mis rodillas rozan el interior de sus muslos.
—Por lo tanto, vamos a decir por el bien del argumento que Adam
realmente está en problemas —dice—. ¿Qué tiene que ver la pintura de caracol con
todo?
—¿Crees que lo sé?
—¿Por qué no? —sonríe. Sus dedos permanecen en la parte baja de mi
espalda, bajo el dobladillo de mi suéter, enviando un hormigueo por toda mi
piel—. Parece que tienes todas las otras respuestas.
Sonrío también, halagada de que me vea de esa manera, porque yo no podía
sentirme más confusa.
El teléfono suena un segundo después, cancelando lo que de otra forma
sería el comienzo de una perfecta escena romántica. Espero que mis padres
contesten, pero no lo hacen.
Mamá y papá se han encerrado en su habitación, sin duda también para
discutir los detalles del viaje.
—¿Hola? —digo, finalmente contestando el teléfono en el sexto ring.
—Oye —dice Adam—. ¿Cómo estás?
En lugar de responder, cierro los ojos con Ben. Mientras tanto, Adam
parlotea sobre la escuela y su apartamento, acerca de cómo su desagradable
compañero de habitación finalmente se mudó y cómo le encantaría que nos
viéramos algún día.
—Suena bien —le digo, sabiendo que necesitamos encontrarnos pronto.
Ben se queda mirándome, claramente sospecha que es Adam al teléfono.
Después de algunos momentos se levanta para ponerse su abrigo.
57

‚No te vayas‛, le dije moviendo los labios.


—¿Camelia? —dice Adam.
Página

—Sí —murmuro en el teléfono—. Todavía estoy aquí.


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—Entonces, ¿qué dices? ¿Café? ¿Cena y una película? ¿Cena y/o película?
Una película y luego un café después…
—El café —le digo, interrumpiéndolo—. Y no será una cita.
—Por supuesto que no. Solo serán una pareja de viejos amigos tomando
juntos más tazas de café. Ni siquiera pediremos espuma.
—Está bien —accedo, deseosa de colgar el teléfono.
Hacemos planes de reunirnos mañana después de la escuela, y luego cuelgo.
Ben me está esperando en la puerta.
—Era Adam —digo, como si no se hubiera dado cuenta.
—No pareces sorprendida de que llamara.
—No estoy sorprendida —admito, procediendo a decirle que había llamado
Adam después del incidente en la clase de cerámica—. Solo quería asegurarme de
que estaba bien. Estaba muy preocupada.
—Bueno, yo estoy preocupado también —él mira hacia otro lado, haciendo
difícil descifrar si está más enfadado o herido.
—¿Preocupado debido a Adam?
—Debido a un montón de cosas.
Cruzo la habitación para tomarle la mano, esperando que él pueda sentir
cu{n abierta estoy siendo… que ya no tengo nada que ocultar. —Ven conmigo
mañana cuando me reúna con él. Trabajaremos en equipo.
—No lo sé. Tengo la leve sospecha de que Adam no está esperando que
nadie más vaya, especialmente yo.
—¿A quién le importa lo que espera? Estamos hablando de su vida aquí.
—Ya lo sé.
—Entonces, ¿Qué?
—Solo necesito algo de tiempo a solas —aun así evita mi mirada, me da un
mísero beso en la mejilla, y luego se dirige hacia la puerta.
58
Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Traducido por Abbxaeaa


Corregido por Mizuki1987

S
on las tres a.m. He estado intentando conciliar el sueño durante las
últimas cuatro horas, pero es obvio que no está funcionando.
Finalmente, me doy por vencida y bajo a mi estudio en el sótano. Yo
extiendo un bloque de arcilla y la apreté contra mi mesa de trabajo,
concentrándome en la textura pegajosa y la forma en que su familiaridad me
tranquiliza. Mis ojos cerrados, una serie de imágenes corren a través de mi mente.
Dejo escapar un suspiro, tratando de ver qué imagen en realidad se pega. Y
entonces empiezo a esculpir.
Usando un rodillo de amasar, alisó la arcilla hasta que queda
completamente plana. Entonces agarro un cúter y corto un montón de baldosas
cuadradas, de una pulgada de longitud en todos los lados. Ordeno las baldosas en
mi mesa de trabajo, todavía centrada en la imagen dentro de mi cabeza.
Presionado detrás de mis ojos hay cuadrados tanto vertical como
horizontalmente, cruzándose entre sí para crear un mapa de las clases. Después de
una buena hora más o menos, tengo todo un montón de ellos. Los pongo en mi
tablero de una manera que me parece lógica.
Al final, tengo algo que se parece a un crucigrama, menos las letras. Me
siento de vuelta en mi taburete y estudio su forma, en la parte superior derecha los
cuadros forman una T mayúscula; en la parte inferior izquierda, hacen la forma de
una L mayúscula. Hay numerosos azulejos situados en el centro… una sección
donde casi parecen escaleras… pero no estoy muy segura de que lo he colocado
todo bien.
Lo cubro todo con una lona y luego regreso a mi cuarto, mi mente más
relajada a pesar de la oleada de nuevas preguntas. Sin embargo, tengo la esperanza
de quedarme dormida.
Antes de clase en la escuela al día siguiente, Ben se detiene junto a mí en el
estacionamiento en su motocicleta. Apaga el motor y se quita el casco.—¿Todavía
vas a ver a Adam hoy? —pregunta.
—Definitivamente —le digo—. Y definitivamente me gustaría tu ayuda.
59

Quiero decir, sé que esto es muy duro para ti…


—Pero tú lo vales —él se estira para tocar un lado de mi cara. El calor de su
Página

mano penetra en todo mi cuerpo—. Voy a hacer todo lo que pueda.


Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—Entonces, sé honesto conmigo —cojo su mano y beso su palma—. A
diferencia de algunas personas, no puedo leer la mente. Y sé que hay mucho que
no me estás diciendo.
Ben asiente con la cabeza, pero todavía no viene limpio.
—¿Has cambiado tu forma de pensar acerca de venir conmigo después de la
escuela? —sigo.
Sus ojos de color gris oscuro buscan mi cara, como si estuviera considerando
seriamente la pregunta. —Realmente creo que Adam estará menos en guardia si
sólo se trata de vosotros dos. Podrás sacarle más. Además, ¿qué se supone que
debo hacer? —él sonríe—. ¿Pedirle que sujete mi mano?
—No —sonrío amargamente—. Pero podrías tocar sus llaves o algo.
—Puedes hacer esto —insiste—. Y yo estaré aquí para ti cuando regreses —
Ben se baja de su motocicleta y me alcanza para sostener mis libros. Cuando lo
hace, noto algo garabateado en la tapa de uno de sus cuadernos: las palabras TEN
CUIDADO, en letras mayúsculas y negro.
—¿Qué es eso? —le pregunto, señalando el mensaje. Siento girar algo dentro
de mi estómago.
Ben vacila, plenamente consciente de que estoy bastante asustada. —Es algo
que garabateé anoche, después de que dejé tu casa... cuando no podía dormir. Esas
palabras simplemente no salían de mi cabeza, así que las anoté en caso de que
fueran relevantes.
—¿No salían de tu cabeza?
—Algo así como lo que te pasó en la clase de cerámica —dice—. Tal vez
estás rozándome más de lo que sabes.
—No entiendo —le digo, toco mi cabeza, donde ahora hay un dolor sordo.
—La frase me vino a la cabeza tan pronto como te toqué ayer —explica—.
En el aeropuerto. Supuse que era un mensaje para mí… que tal vez necesitara
cuidar mi espalda… pero entonces me acordé del arranque de tu tía.
—¿Hubieron más frases elegidas que dio la casualidad de que ella
mencionara durante tu viaje?
—No que pueda recordar.
—Por lo tanto, tal vez es solo el resultado de mi necesidad de más de cuatro
horas de sueño por la noche —coloca el cuaderno entre un par de libros, para que
nadie pueda verlo—. Todo lo que necesito es a alguien que me acuse de caminar
con mensajes parpadeantes de acoso.
Estoy tentada de preguntar m{s sobre el mensaje… para ver si, una vez m{s,
60

est{ siendo intencionadamente críptico… pero ya son las 8:11, y es salvado por la
campana. Al menos por ahora.
Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Traducido por Abbxaeaa


Corregido por Dulce*

D
espués de la escuela, Kimmie, Wes y yo estamos sentados en el
coche de Wes fuera de la tienda de sándwiches, donde Adam
insistió que nos encontráramos. —Pensé que dijo café— dice
Kimmie, asomándose en el logotipo de la tienda de una rata comiendo una
albóndiga.
—Eso hizo, pero al parecer este lugar tiene comida realmente buena.
—O al menos eso piensan las ratas— dice ella, sacándose sus gafas de sol de
ojos de gato, para tener una mejor visión del lugar.
Wes arroja dos chorros de refrescador de aliento a su lengua, el olor de la
hierbabuena me recuerda a la bolsa de una anciana. —¿Planeas contarle sobre tus
cosas raras de toque?—pregunta, seguido por un par de exhalaciones
desagradables.
Sacudo la cabeza y la inclino hacia atrás para evitar los vapores de menta.
—Tampoco voy a decirle que mi tía pintó su retrato.
—No estás lista para salir del armario del toque y contarlo, ¿eh?— Apunta a
la calcomanía en forma de corazón en su tablero, en el cual se lee: EL AMOR ES LA
RESPUESTA. DA UNA OPORTUNIDAD A LA DIVERSIDAD.
—No es como si creyera en todo esto del toque de todos modos. —dice
Kimmie.
—¿Y quién lo haría? ¿Adam siquiera sabe acerca de los poderes de Ben?
—No—le recuerdo—. Nadie realmente sabe acerca de eso, excepto nosotros.
Y vamos a mantenerlo así.
—Así que, entonces, ¿cómo vas a convencerle de que su culo es hierba, que
su tío ha muerto, y que su corteza es polvo?—pregunta Wes.
—Solo voy a pescar—les digo—. Voy a tomar notas mentales, hacer muchas
preguntas, y ver si algo parece raro.
—Suena como estelar para mí—dice burlonamente—. Estoy segura de que
Adam se emociona.
—No será estelar—le digo—. Se trata de asegurarse de que está bien, que
61

nada malo va a pasar con él.


—Repito—Wes bosteza—. Estoy seguro de que será estelar.
Página

Los ignoro y abro la puerta del coche. Wes espera hasta que entro en la
tienda para alejarse de la acera. Adam ya está dentro.
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—Hey—dice, de pie frente a una de las mesas negras.
Él se ve bien, incluso mejor de lo que recordaba. Su cabello castaño
ondulado es un poco más tosco que la última vez que lo vi, y sus hombros parecen
más amplios, también. Camino hacia él, notando lo pequeño que es el lugar en el
interior, crea una especie de estilo bistró*, con manteles a cuadros y carteles de
paisajes urbanos sobre las paredes. Una pizarra gigante con el menú cuelga detrás
del mostrador, y los cocineros preparan la comida a la vista de los clientes.
—¿Tienes hambre?—Adam pregunta, haciendo un gesto para que me
sentara.
En el mismo momento, uno de los cocineros hace sonar una campana, que resulta
ser la orden de Adam: un recipiente lleno de papas fritas con salsa tártara en un
lado. —Me tomé la libertad de ordenar algunos entremeses—bromea—. Pero te
invito a pedir cualquier cosa que quieras.
—Esto parece perfecto—digo, quitándome el abrigo.
Adam me da un plato y servilletas, y luego empieza a charlar sobre cómo él
y sus compañeros de estudio vienen aquí por lo menos una noche de por medio.
—Por lo tanto, ¿has hecho muchos amigos en la escuela?—pregunto,
deseosa de llevar la conversación hacia un terreno más personal.
Terminamos hablando de cómo está pasando su semestre, cómo está
tomando una clase de Introducción a la Redacción, y cómo está encantado de tener
un apartamento propio.
—Al principio pensé que no sería capaz de pagar—dice—. Pero tengo un
muy buen trabajo en una tienda de suplementos de arte calle abajo. Tengo un
descuento en herramientas de dibujos, y me pagan medio tiempo los fines de
semana y días festivos.
—Eso es genial— le digo.
—En realidad es mejor que genial, porque ya he conocido a una pareja de
arquitectos en el área. Con un poco de cotorreo pasado de moda, estoy esperando
ser capaz de trabajar en una de las empresas, tal vez como interno—Asiento con la
cabeza, realmente feliz por él, porque sé que esto es lo que realmente quiere, y he
visto lo verdaderamente talentoso que es. Hace aproximadamente un mes, me echó
una mano en un modelo de la Casa de Barro de Camelia, la tienda de cerámica que
podría poseer un día, incluso añadió pequeñas mesas de madera y estantes llenos
de crudo.
—¿Y cómo está Ben?— dice—. ¿Siguen saliendo juntos?
—¿Estás seguro de que quieres hablar de esto?—le pregunto, por el bien de
62

sus sentimientos.
Hace una pausa para mascar. Sus ojos de color marrón oscuro crujen en
Página

confusión. —¿Por qué no? A menos que esté tocando un punto delicado.
—No hay puntos delicados. Las cosas entre Ben y yo están bien.
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—Entonces, ¿Cómo es que no suenas tan segura? —Dice sonriendo.
—Estoy segura—le digo, pero yo no creo que él me escuche. Hay una chica
de pie en nuestra mesa ahora. Ella es bonita, con pelo corto oscuro y ojos brillantes
de un azul claros como el mar.
—¿Quién es tu amiga?—pregunta a Adam, antes de que cualquiera de
nosotros tenga la oportunidad de decir hola.
—Camelia, este es mi amiga Piper—dice Adam, a modo de introducción.
Un par de chicas están un poco detrás de ella. —Y ellas son Melissa y
Janet—continúa.
—Hazlo, la Chica de la selva Janet— dice Piper—. Quien acaba de ganar su
cuarto concurso de talento en el trapecio.
—Piper es como mi mayor fan—Janet se sonroja.
—Bueno, felicidades— le digo.
—Gracias. —Sonríe, tirando nerviosamente de su trenza—. ¿Vas a Hayden,
también?
—En realidad, todavía estoy en la escuela secundaria—lo confieso.
—Mis pésames—dice Piper—. Moriría si tuviera que volver a levantar la
mano solo para levantarme de mi asiento, o responder a una campana de la
escuela.
—Por no hablar de chicos inmaduros, la humillación a lo que ellos llaman
clase de gimnasia, y un montón de tareas sin sentido. —Melissa trae un mechón de
su pelo rubio rojizo hasta la boca para masticarlo.
—Bueno, a pesar de la clase de gimnasia, la universidad en realidad no es
tan no parecida a la escuela secundaria—bromea Piper—. Por lo tanto, ¿todavía
estamos para esta noche?— pregunta a Adam, tomando un sorbo de su cerveza de
raíz.
—¿O vas a pasar el resto de tu día saliendo con chicas de secundaria?—
Melissa toma una papa frita de nuestro plato. La sumerge en la salsa tártara y
luego se la mete entre los labios pecosos.
Adam ignora su comentario, procediendo a decirme que él y Piper están
trabajando juntos en un proyecto para la escuela.
—No cualquier proyecto— insiste—. Hemos sido asignados para ser marido
y mujer en la clase de contabilidad. Tenemos que elaborar todas nuestras facturas
sobre su salario de entrenador de fútbol. Soy un ama de casa con cuatro niños, tres
perros y un perico. Es súper lindo, ¿verdad?
—Más como súper escuela secundaria—dice Melissa antes de que pueda
63

contestar—. Creo que hice un trabajo similar en la clase de salud.


—Bueno, lo que sea. —dice Piper, echando las palabras negativas fuera.
Página

Hay caras frunciendo el ceño pintadas en sus uñas de color rosa caramelo.
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—Necesito una A, y el Profesor Williams me odia, lo que significa que
tengo que ser dos veces más económico con mis débitos y tres veces más tacaña
con todos mis créditos. Por lo tanto, ¿te veo a las ocho?—pregunta a Adam.
—Suena bien—dice.
Mientras Piper y sus amigas se acercan a la salida, Adam se apoya cerca y se
disculpa por Melissa. —Ella puede ser un poco espinosa a veces.
—Bueno, Piper parece agradable.
—Un poco demasiado bueno, en realidad. Ella es una de esas chicas que
caminan en un terreno.
—Pero no por ti. Quiero decir, ustedes son solo amigos, ¿verdad?
—Así es—Sonríe, tal vez malinterpretando mi interés—. Amigos. Al igual
que tú y yo.
Me aclaro la garganta, de repente dándome cuenta de lo poco que he
logrado durante la conversación. —Por lo tanto, ¿Todo contigo es tan genial?—
Digo en un último intento de obtener alguna primicia—. ¿No hay problemas? ¿No
hay demonios en tu armario? ¿Nada raro pasa?
—¿Aparte de esta conversación? ¿Qué pasa contigo?—Pregunta, haciendo
doble inmersión de una fritura—. Fuiste así en el teléfono el otro día también.
—Solo converso.
—Conversación psicópata, tal vez.
—Hablando de psicópatas. —medio bromeo—. ¿Alguno en tu vida que
deba saber?
—Solo uno —dice, señalándome con la mirada.
—Muy gracioso—le digo, preguntándome si tal vez estoy siendo psicópata,
si tal vez toda esta escena fue más bien una idea realmente mala.
Nos sentamos en un incómodo silencio durante varios segundos,
recogiendo en el montículo cada vez menor de papas fritas y tomando nuestras
bebidas hasta el hielo. Pero entonces Adam desliza su anorak, quejándose de un
escalofrío.
Y es cuando lo veo.
La pequeña insignia en su chaqueta, justo por el cuello. Es un logotipo en
forma de diamante con un caracol en el interior.
Exactamente igual al que la tía Alexia y yo pintamos.
—Quiero decir, en serio—dice Adam—. ¿Es realmente tan difícil creer que
por primera vez en mucho tiempo estoy tan contento con la forma en que mi vida
se está yendo?— El sigue farfullando, pero no estoy realmente prestando atención.
64

Mi pulso se acelera y mi boca se seca.


—¿Camelia?—pregunta.
Página

Me obligo a mirarle a la cara.


—Así que, ¿verdad?— Se pregunta.
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—¿Qué cosa?—Miro la cicatriz en su labio inferior, recordando mi
escultura en clase de cerámica.
—¿Es tan difícil de creer que soy feliz?—pregunta—. ¿Que todo va muy
bien conmigo, por una vez?
—No—miento, por una pérdida completa de algo mejor que decir—. No es
tan difícil de creer en todo.
65
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Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Traducido por Abbxaeaa


Corregido por Dulce*

DOCTOR: Me gustaría centrar nuestra sesión de hoy en enigmas.


PACIENTE: ¿Quieres decir, chistes?

DOCTOR: Más como rompecabezas, preguntas, cosas que no tienen una


respuesta fácil.
PACIENTE: ¿Por qué quieres hablar de eso?

DOCTOR: Porque creo que te gustan los enigmas. Tengo la sensación de que
disfrutas cuando no sé todas las respuestas.
PACIENTE: Si no puedes entender las cosas, entonces tal vez no deberías ser
terapeuta.

DOCTOR: Parece como si hubiera tocado una fibra sensible.


PACIENTE: (El paciente no responde.)

DOCTOR: Has hablado la última vez sobre el deseo de herir a alguien.


Dijiste que esa persona era un varón, y que en el fondo, podría en realidad
querer ser herido.
PACIENTE: Lees demasiado en las cosas.

DOCTOR: Es lo que dijiste. Puedo reproducírtelo si lo deseas.


PACIENTE: No, gracias.

DOCTOR: ¿Sigues pensando en hacer daño a esa persona?


PACIENTE: Como he dicho, lees demasiado en las cosas.

DOCTOR: ¿Lo hago? ¿O es que todo esto es parte de un gran juego?


PACIENTE: Digamos que alguien está cometiendo un gran error y yo estoy
66

haciendo mi mejor esfuerzo para proteger a esa persona.


Página

DOCTOR: ¿Dañando a otra persona?


Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
PACIENTE: Yo no he dicho eso.

DOCTOR: ¿Entonces por qué no te lo explicas?


PACIENTE: (El paciente ríe.)

DOCTOR: ¿Qué es tan gracioso?


PACIENTE: Puede que tengas razón. Tal vez me gustan los rompecabezas.
Tal vez me gustan mucho.

DOCTOR: ¿Y por qué es tan gracioso?


PACIENTE: Porque con cada juego, solo puede haber un ganador.

DOCTOR: A veces hay un empate.


PACIENTE: Para eso está la muerte súbita.

DOCTOR: ¿Muerte súbita para quién?


PACIENTE: Es una expresión.

DOCTOR: ¿Lo es?


PACIENTE: (No hay respuesta.)

DOCTOR: ¿Alguna vez consideraste perder un juego?


PACIENTE: No soy un desertor.

DOCTOR: No se consideraría renuncia si has aprendido algo, si ya no


necesitas jugar y quieres seguir adelante.
PACIENTE: Pero necesito jugar. Tengo que ganar.
67
Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Traducido por Abbxaeaa


Corregido por Dulce*

D
espués de nuestra reunión en la tienda de sándwiches, Adam se
ofrece a llevarme a casa, y yo sé que probablemente debería
aceptar. Sé que probablemente me va a dar más de una
oportunidad para profundizar en su vida.
Pero realmente tengo que escapar.
Y así salgo a la calle, en la dirección opuesta de donde se ha dirigido, y entro
a una librería. Saco mi celular y llamo al número de Kimmie.
—¿Dónde estás?—Pregunta—. Wes y yo vamos a recogerte.
Le doy la dirección, y están aquí en menos tiempo del que me lleva leer el
primer capítulo de Spy Girl.
—¿Y bien?— pregunta Kimmie, uniéndose a mí en el asiento trasero.
Le digo toda la verdad, y ella se pone justo a mi lado: —No puedo creer que
dejaste ir a Adam tan fácilmente.
—Ya lo sé—Suspiro—. Me siento como una fracasada.
—O tal vez estás paranoica—dice Wes—. Quiero decir, ¿has considerado
que tal vez estás equivocada con respecto a él?
—No estoy dispuesta a correr ese riesgo. Muchas cosas han sucedido. Hay
demasiadas banderas rojas como para decir que lo que está pasando es una
coincidencia.
—¿Mi voto? Apestas a sutileza—dice Kimmie, refiriéndose obviamente a
mis habilidades indiscretas—. Pero, por suerte para ti, no apesto.
—Sutilmente, esto sí—Sonríe Wes. Kimmie rasca la nariz con el dedo del
medio hacia él.
—¿Dónde vive Adam? Iremos en tu lugar, y voy a ayudarle a obtener
algunas respuestas.
—No lo sé—Me encojo de hombros.
— ¿En serio?—Ella me mira mal—. Saliste con el tipo.
—No salíamos exactamente. —Lo que todavía no es excusa. Llama al
muchacho. Obtén su dirección. Y yo me encargaré de todo el dialogo.
68

Saco mi celular y lo dejo en mi regazo. — ¿Y qué excusa sugieres que dé


como para tener que pasar por su casa?
Página

—¿Sexo telefónico?—sugiere Wes.


Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—Cúlpame a mí —dice Kimmie, sacando un lápiz delineador de ojos de
su neceser.
—Dile que estábamos en la zona, recogiéndote hasta que nos pusimos a
hablar sobre la escuela, y que he mencionado estar interesada en la suya.
No sería totalmente inaudito si quisiera echar un vistazo a las opciones de
vivienda.
—Él se va a dar cuenta—le digo.
—No es que importe. —ella dice—. Quiero decir, el chico está totalmente
caliente por ti, ¿verdad?
—Lo pondría más en la categoría tibio.
—Así que te querrá ver, independientemente de tu pobre excusa.
—Sí, pero él pensará que estoy interesada.
—Mira, ¿quieres averiguar sobre todo esto o no?—Pregunta, aplicándose un
toque grueso púrpura alrededor de un ojo.
—Sí —le digo. Y así, agarro mi teléfono abierto y marco su número.
69
Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Traducido por Abbxaeaa


Corregido por Dark Lady

C
omo Kimmie previó, Adam no pone en duda la excusa. Ni siquiera
estoy segura de que la escuchase. Porque, apenas puedo murmurar
las palabras— ¿Crees que podríamos parar? —Me da indicaciones,
marcas y rutas alternativas.
Nos detenemos frente al edificio de su apartamento. Es alto, de ladrillo, y de
aspecto sórdido, entre un hospital de felinos y un lugar llamado Bar Busty.
Entramos en un pasillo húmedo, y nos enfrentamos a un conjunto de ascensores.
Una gigante señal de FUERA DE SERVICIO está clavada a través de las puertas.
—Encantador, —dice Wes, señalando un charco en el suelo. Se han
establecido cubetas en un lamentable intento de atrapar el agua que gotea desde el
techo de tejas rotas durante las tormentas.
—Huele a queso derretido enmohecido, —dice Kimmie, arrugando la nariz.
Busco a mí alrededor un timbre de seguridad, pensando que Adam tendrá
que llamarnos, pero parece que no hay seguridad alguna.
—¿Estás seguro de que tienes la dirección correcta?—Pregunta Kimmie—.
No dejaría aquí ni siquiera a la nueva novia de mi padre. ¿Mencioné que está
saliendo con una niña?
—Ahora, ahora, —dice Wes, dándole palmaditas en el hombro—.
Diecinueve años de edad es apenas una niña. Tiene la edad suficiente para firmar
un contrato, comprar pornografía y cigarrillos, y cruzar las fronteras del estado con
tu padre si quiere.
—Desafortunadamente, creo que acabas de resumir la noche del sábado, —
dice ella.
—Definitivamente, necesitamos hablar de esto más adelante —insisto,
dándole un abrazo.
Subimos dos pisos por las escaleras de emergencia al departamento de
Adam. La puerta ya está abierta.
—¡Hey!—Dice Adam, asomándose al pasillo, evidentemente, habiéndose
anticipado a nuestra llegada.
70

—Estamos aquí para echarle un vistazo a tu casa, —dice Kimmie,


empujándolo delante en el apartamento. Entramos a la cocina. Está separada de la
Página

sala de estar por solo un par de vigas de apoyo, por lo que las dos salas se sienten
como una.
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
Las chicas de la tienda de sándwiches están ahí, así como Tray, amigo de
la escuela de Adam.
—¡Hey!—Dice Tray, señalando con la cabeza en mi dirección. Su cabello es
largo, oscuro y liso, recogido en una coleta baja, exactamente igual que la Jungle
Girl Janet. Ambos están sentados juntos, viendo una competición de gimnasia en la
gran pantalla de televisión de Adam.
Mientras tanto, Melissa y Piper nos ignoran por completo, están demasiado
ocupadas en lo que parece ser un anuario en la isla de la cocina. Piper suelta una
carcajada, y Melissa se ríe con ella.
—En serio, —Piper le dice a Adam—. ¿En qué estabas pensando cuando
usaste calzoncillos hawaianos y botas de trabajo en la fiesta?
—¿A quién le importa?—Dice Melissa—. Todavía se ve ardiente. Quiero
decir, echa un vistazo a esas piernas sexy.
—Más bien piernas de paloma, —dice Tray.
Las chicas ignoran el comentario y continúan en su foto. Y, honestamente, si
no lo conociera, diría que Adam tenía su propio club de fans.
—Adam nos dijo que estáis pensando en venir a Hayden, —dice Melissa,
finalmente reconociendo nuestra llegada—. ¿Es eso cierto?
—Es cierto para mí, —dice Kimmie.
Melissa mira la falda de encaje y de látex de Kimmie. —Bueno, para que lo
sepas, entrar aquí es mucho más difícil de lo que uno podría pensar. No solo se
acepta cualquiera.
—Creo que puedo manejarlo, —dice Kimmie, completamente en su malicia.
—He sido capaz de firmar mi nombre y escribir un cheque desde el tercer grado.
—¿Todos viven en el edificio?—Pregunto, en un esfuerzo por cambiar de
tema.
—Todo el mundo menos yo. —Piper frunce el ceño. Se va a la sala de estar y
se deja caer en el regazo de Tray—. Yo todavía vivo en casa con mis
sobreprotectores padres, pero daría cualquier cosa por tener mi propia casa.
—Bueno, debo admitir que estoy muy impresionada, —dice Kimmie,
mirando una grieta en la pared—. Quiero decir, no hay aparcamiento, no hay
portero en el frente...
—No hay cámaras de seguridad, —añade Wes, señalando hacia el pasillo.
—Bueno, ya sabes, esto no es una vivienda real de estudiantes—dice Adam.
—Así es, —Melissa suelta risitas. —Dudo que la escuela fuera capaz de
pagar un seguro de responsabilidad por un agujero como éste.
71

—¿Y cómo es el barrio?—Persiste Kimmie—. ¿Me sentiría segura al caminar


por las calles por la noche?
Página

—Es curioso —dice Melissa cruzando los brazos sobre el pecho—. Adam no
mencionó que eras una prostituta. ¿Es así como pagas la escuela?
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—¿Por qué? ¿Buscas trabajo extra?—Pregunta Kimmie.
—No te preocupes por Melissa, —dice Piper—. Acaba de fallar una prueba
de historia, y consiguió que su madre la puteara por eso.
—Además, probablemente deberíamos irnos —dice Janet.
—Finalmente, —Tray prácticamente empuja a Piper de él. Se levanta y hace
una línea recta hacia la puerta.
Piper recuerda a Adam una vez más lo de su sesión de estudio más adelante
y, a continuación, alrededor de sesenta segundos, todos se han ido.
—Bueno, eso fue más agradable que tener el culo con cera, — afirma Wes.
—Lamento lo de Melissa, —dice Adam—. Tuvimos una cita la semana
pasada, y las cosas han sido incómodas desde entonces.
—¿Incómodas en el sentido en que tuviste una aventura y quedaste
atrapado?—Pregunta Wes—. O en el sentido de que fue fraternal, y, en
consecuencia, todavía estás tratando de sacudirlo a él o a ella.
—Me quedo con la última, —dice Kimmie—. Porque ella todavía está
obviamente demasiado enganchada, y el odio sin restricciones puede resultar de la
opción número uno.
—No está mal, —dice Adam, aparentemente impresionado—. Pero no del
todo exacto tampoco. Justo después de nuestra cita, me enteré de que Tray tenía
algo con ella también. Y, entonces, Melissa empezó a darme la espalda. No es la
forma más madura de romper las cosas, pero ¿Qué puedo decir?
—Eres un hombre, —suspira Kimmie—. No digas nada más.
—Así que, ¿Puedo considerar que Melissa no tiene nada con Tray?—
Pregunto.
—No, pero Janet sí. Por supuesto, él no está interesado en ella. —Adam
sacude la cabeza—. Todo es tan falso y complicado. Crees que terminaste con el
teatro en la escuela secundaria, pero es igual de malo en la universidad.
—Y, hablando de la universidad, —Kimmie da un tirón del brazo de Adam,
—preocúpate de llevarme a esa gira. ¿Cómo si no voy a saber que aplicar o no?
Mientras Kimmie continúa desplegando sus habilidades indiscretas, Adam
le lleva por un pasillo corto y en el que asumo son las habitaciones, y Wes se va a la
sala de estar como un rifle a través de la pila de correo de Adam en la mesa de
café.
—Déjalo, —le digo, regañándolo.
Wes me ignora, sacando lo que parece ser un crucigrama. —¿Qué es esto?—
Pregunta.
72

Echo un vistazo más de cerca, observando la forma del rompecabezas, la


forma que los cuadros forman una T mayúscula en la esquina derecha, y una L
Página

mayúscula en la parte inferior izquierda. Hay un mar de azulejos entre las dos
formas de las letras.
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
Exactamente como lo que esculpí la noche anterior.
—¿Qué tiene de malo?—Pregunta Wes, notando mi alarma.
Antes de que pueda responder, Adam vuelve a la cocina, después de haber
terminado de jugar al guía turístico. Afortunadamente, sin embargo, gracias a
Kimmie, aún están en la isla de la cocina, de espaldas hacia nosotros.
—Así que, ¿Dirías que la mayoría de todo en el edificio es bastante
normal?—pregunta Kimmie, todavía en la pesca de información—. ¿No hay nadie
de quien preocuparse? Porque mis padres son muy anales de ese tipo de cosas—
miente—. Te lo juro, si fuera por ellos, probablemente estaría viviendo en su casa
el resto de mi vida.
Adam trata de abordar sus preocupaciones lo mejor que puede. Mientras
tanto, tomo un lápiz y me pongo a trabajar en el rompecabezas, dándome cuenta
de que solo hay tres preguntas, a pesar de que el puzzle es grande, con cuadros
suficientes para más de veinte respuestas diferentes. Aún así, resuelvo los enigmas
con bastante rapidez, ya que las respuestas son bastante obvias.
—Simplemente no lo entiendo, —le susurro, a sabiendas de que debe haber
algún significado aquí—. Quiero decir, ¿qué tipo de crucigrama te da solo algunas
de las preguntas y deja el resto del rompecabezas sin resolver? Y, ¿desde cuándo
son esas preguntas tan fáciles? ¿Tan a prueba de tontos?
—¿Qué tiene de malo?—Dice Wes de nuevo—. ¿Necesitas ser medicada?
Porque solo traje a mi Pez conmigo hoy. —Él me muestra su dispensador de Bob
Esponja.
—Ten cuidado, —le susurro, leyendo las respuestas del crucigrama en voz
alta.
—Bueno, está bien, —chasquea Wes, tomando su ofrenda Pez—. Pero un
simple ‚no gracias‛ habría sido suficiente.
—No lo entiendes, —digo, sosteniendo el crucigrama hacia él—. VIGILA TU
ESPALDA.
Wes inclina la cabeza, tratando de dar sentido a lo que quiero decir. —Lo
veo, si realmente lo lees, pero también podría ser VUELVE A VIGILARTE o BAJA
LA GUARDIA. Por no hablar de que hay un trozo enorme del puzzle sin resolver.
Sacudo la cabeza y le digo que Ben había escrito el mismo mensaje en la
portada de su cuaderno, que había sentido la frase y no podía sacarla de su
cabeza.
—¿Qué estáis mirando?—Pregunta Adam, de pie justo detrás de nosotros.
Él mira en la dirección de su pila de correo, de los cuales casi la mitad están
73

saqueadas. Pero antes de que pueda revolver sobre este, sostengo el crucigrama
hacia él.
Página

—¿De dónde sacaste esto?—Pregunto.


Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—No lo sé. —Se encoge de hombros—. Tengo toneladas de basura de la
oficina de actividades estudiantiles.
Un segundo después, el teléfono móvil de Adam suena. Él contesta. Es
Piper, él nos manda callar. —Sí, estaré allí, —le dice.
Mientras continúa su llamada telefónica en privado, Kimmie me arrebata el
crucigrama de mis manos. Le lleva un momento mirar por encima antes de
mirarme fijamente. —Vigila tu espalda —susurra.
—Exactamente, —digo.
—Que comiencen los juegos —canta Wes. Retira la cabeza de su
dispensador de Pez y sale todo el contenido.
74
Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Traducido por Abbxaeaa


Corregido por Dark Lady

E
l crucigrama está todavía apretado en el agarre de Kimmie, lo
recupero, con la esperanza de que Ben pudiera ser capaz de sentir
algo en él.
—¿Puede alguien decirme por favor qué está pasando?—Pregunta Adam,
finalmente cerrando el teléfono.
Sostengo el rompecabezas hacia él de nuevo. — ¿No crees que esto se ve
raro?
—Realmente no, —dice, apenas dando un segundo vistazo.
—Alguien piensa que debes vigilar tu espalda.
—No, —dice—. Alguien piensa que tengo tiempo que perder en
crucigramas.
—Hay más que eso, —insisto.
—¿Por qué revisas mi correo?—Pregunta a Wes.
—No lo revisaba, —miento—. Vi el rompecabezas y lo completé.
—¿Y ahora piensas que alguien va detrás de mí?
—Creo que es raro, —digo, a falta de una explicación mejor.
—Esta escena es extraña. —Mira a Kimmie y luego a mí.
Una parte de mí quiere hablarle de mis esculturas. Otra parte no está lista
para exponer lo que sé ni cómo lo sé.
—No has recibido ningún otro rompecabezas como éste, ¿verdad?—
Preguntó, pensando en la serie de fotos acosadoras que recibí el año pasado.
—En realidad...—Adam agarra el cubo de basura de su escritorio y empieza
a recoger la basura. Saca una bola de papel arrugada y me lo arroja.
Lo aliso contra mi estómago.
Es otro crucigrama, con la misma forma exacta del que acabo de rellenar,
solo hay pistas diferentes en la parte inferior.
—Este es de ayer, —dice.
—¿Y el otro de hoy?—Preguntó.
Él asiente con la cabeza. —Creo que las actividades de los estudiantes deben
75

tener algún tipo de juego en marcha. Siempre están enviando cosas como esta. En
otoño, se trataba de la caza de un tesoro, para que la gente se acostumbrara al
Página

campus de la escuela. Entonces, justo antes de las vacaciones, enviaron estos


recortes de papel, para que la gente recordara donar.
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—¿Alguno de tus amigos recibió los crucigramas?
—No lo sé. —Se encoge de hombros—. Normalmente no hablamos de
nuestro correo basura.
—¿Podrías preguntarles de todos modos?
—En primer lugar, me dices lo que está pasando.
Me concentro en el rompecabezas arrugado por un momento. Soy capaz de
descifrar un par de pistas de inmediato: las palabras siempre y observando.
—Puedes llamarla paranoica esquizofrénica todo lo que quieras, —dice
Kimmie.
—Dios sabe que lo hago, —murmura Wes.
—Pero el hecho es que Camelia ha pasado por muchas cosas, —continúa—.
Por lo que le gusta jugar segura, sobre todo cuando se trata de sus amigos.
—Mira, agradezco tu preocupación, —dice Adam—. Realmente lo hago.
Pero…
—Pero nada, —le digo, interrumpiéndole. Guardo ambos crucigramas en el
bolsillo y les digo a Kimmie y Wes que es hora de irnos.
76
Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Traducido por Abbxaeaa


Corregido por Mizuki1987

E
n viaje de vuelta a casa, agarro una pluma y reanudo el
rompecabezas que Adam sacó de la basura. No me toma mucho
tiempo terminarlo. Una vez más, las pistas son bastante simples de
resolver. Escribo las respuestas en una línea recta y trabajo para descifrar el
mensaje.
—¿Cuál es el veredicto? —pregunta Kimmie, echándome una mirada.
Bajo la vista hacia la mezcla de palabras. —No puedo decirlo todavía.
—Danos una pista —dice Wes—. Me encantan los rompecabezas.
—Eso es porque eres uno —bromea Kimmie.
Les leo la lista de palabras: ESTÁS, SOLO, TÚ, NUNCA, OJO, MIRANDO,
SIEMPRE, ESTOY.
Ni cinco segundos más tarde, Wes tiene todo resuelto: —¡TÚ NUNCA
ESTÁS SOLO, YO SIEMPRE ESTOY OBSERVANDO3! —dice, haciendo su voz
profunda y gutural.
—Espera, ¿en serio? —pregunto, totalmente desconcertada por la idea de
que fue capaz de descifrar el mensaje con tanta rapidez. Miro las palabras
individualmente, asegurándome de que están todas incluidas, y que no añade
ninguna extra.
—¿Qué puedo decir? Soy bueno con los rompecabezas.
—¿También eres bueno haciéndolos? —pregunta Kimmie—. Porque da un
poco de miedo cómo fuiste capaz de descifrarlo tan rápido.
—¿Creen que es importante que el ‘ojo’ en el rompecabezas sea sustantivo y
no pronombre? —les pregunto.
—¿Desde cuándo ser bueno en Inglés es un requisito para los psicópatas? —
pregunta Wes.
—Solo tú lo sabrías —Kimmie se lo queda mirando.
—Además, es un rompecabezas —dice él, ignorando su comentario—.
Tienes que esperar algunas rarezas.
—No sé —digo, aún mirando las palabras—. Tal vez haya algún otro
77

mensaje aquí. Quizás tenemos que tratar de descifrarlo de otra manera.


Página

3
En inglés tanto ‘ojo’ (eye) como ‘yo’ (I) se pronuncian igual ‘ai’. Por eso cuando arman la frase
ponen ojo como si fuera yo.
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—Tal como: YO NUNCA ESTOY SOLO. TÚ SIEMPRE ESTÁS
OBSERVANDO —sugiere—. O tal vez el siempre favorito TÚ NUNCA ESTÁS
OBSERVANDO. YO SIEMPRE ESTOY SOLO.
Kimmie se aleja rápidamente de él en su asiento. —Bueno, realmente están
empezando a asustarme.
—Estoy bastante segura de que estabas en lo correcto la primera vez —digo,
dando vuelta el rompecabezas de CUÍDATE LAS ESPALDAS y pensando en cómo
Ben había predicho las palabras.
Me tomo un momento para estudiar el papel en donde están hechos los
crucigramas. Son de color blanco brillante y con un peso suficiente, dejando en
claro que no son fotocopias. Los llevo a mi nariz, curiosa de ver si puedo detectar
cualquier olor.
—Um, ¿qué estás haciendo? —pregunta Wes, mirándome a través de su
espejo retrovisor.
—Huelen como a dulces —le digo.
—Bueno, estaban en la basura —señala él—. Por lo menos, uno de ellos, y
podría haber jurado que vi un envoltorio de Mr. Goodbar4 allí.
—¿Por qué crees que esta persona solo nos da algunas de las pistas del
rompecabezas? —pregunto.
—Porque, obviamente, quiere engañarnos —dice Wes—. Nos alimenta con
mensajes cada vez que se le da la gana... nos mantiene jugando a este juego
estúpido.
—Tienes que hablar con Adam —dice Kimmie—. Tienes que decirle que se
tome esto en serio.
—Estoy de acuerdo —digo, metiendo los rompecabezas de nuevo en mi
bolsillo.
Pero primero tengo que hablar con Ben.
Tan pronto como Wes me deja en casa, me dirijo a mi habitación para llamar
a Ben. Él contesta de inmediato, y le informo sobre lo que pasó. —Por lo tanto,
¿puedes venir? —le pregunto, cayendo en la cama—. Realmente me gustaría que
trataras de sentir algo en los rompecabezas.
—Sabes que mis sensaciones no son siempre fiables con los objetos —dice—.
Además, los crucigramas han estado en tu bolsillo durante todo este tiempo.
Probablemente solo te sentiré a ti.
—Aún así podrías intentarlo —le digo, sorprendida por su vacilación.
Se calla durante varios segundos, como si estuviera tratando de decidir. —
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¿Te puedo llamar más tarde? —pregunta—. Mi tía quiere que eche un vistazo al
motor de su coche.
Página

4
Marca de Chocolate
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—Pensé que me ibas a ayudar —le digo—. Pensé que éramos un equipo.
—Lo voy a hacer. Lo somos.
—Entonces, ¿por qué este desdén?
—No es un desdén. Solo me tengo que ir. ¿Te puedo llamar más tarde? —
pregunta de nuevo.
—No te preocupes —le digo. Mi corazón de pronto se siente pesado. Le digo
que me voy a la cama, y luego le deseo una buena noche antes de colgar. Aprieto el
teléfono firmemente contra mi pecho, suena pocos minutos después de colgar.
—¿Reconsiderándolo? —le digo.
—¿Cómo sabías? —pregunta Adam.
—Oh, lo siento —cierro los ojos con fuerza—. Creo que de alguna manera
estaba esperando a alguien más.
—¿Alguien como Ben?
—Me alegra que llamaras —le digo, ignorando la pregunta.
—Sí —dice—. Yo también. Me dejaste pensativo, alias paranoico, por lo que
rebusqué en algunos de los montones de papeles y cosas en mi escritorio. Sabía
que había recibido más de esos rompecabezas en el correo electrónico.
—¿Y?
—Estaba en lo cierto. He encontrado dos más.
—¿Trataste de resolverlos?
—Eso es algo sobre lo que quería hablarte, pero creo que debemos discutirlo
en persona. Podría ir y recogerte. Podríamos ir a tomar un café o algo así.
—No —le exijo—. Dime ahora.
—Bueno, el primer rompecabezas que completé en realidad no me molestó
demasiado —dice—. Simplemente dice: ‘ME MENTISTE'.
—¿Y el segundo? —le pregunto, poniéndome de pie, de alguna manera ya
sospechando la respuesta.
—Dice que merezco morir.
79
Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Traducido por abbxaeaa


Corregido por Clo y Mizuki1987

L
e digo a mis padres que Adam va a recogerme y que vamos a ir a la
biblioteca de Hayden College para estudiar juntos. Papá no podía
estar más feliz con la noticia. Una vez delantero estrella de sus
equipos de futbol en su escuela secundaria y universidad, papá ha adorado a
Adam… o por lo menos al estrellato de fútbol de la ex escuela de Adam… desde
que lo conocí.
Agarro mis libros y me dirijo a la puerta justo cuando el Ford Bronco de los
años 70 de Adam estaciona en la calzada, activando el sensor de luces superiores.
Desde lo que sucedió el otoño pasado, mi padre ha hecho un intento, aunque débil
pero serio, de salvaguardar nuestra casa. Ha puesto pegatinas en todas las
ventanas y asomó letreros en el césped, los cuales afirman que tenemos un sistema
de seguridad (que no tenemos). También instaló luces de detección de movimiento
que se encienden y se apagan casi siempre con propia voluntad.
—Gracias por venir —dice Adam antes de abrirme la puerta del pasajero.
Me subo en el interior. El interior huele a palo de menta. —¿Y tu reunión de
esta noche con Piper? —le pregunto, recordando de pronto su asignación de
matrimonio.
—Creo que esto es más importante.
Asiento con la cabeza, dándome cuenta de lo bien que se ve con oscuros
jeans lavados y un suéter que le abraza el pecho.
Es exactamente el tipo de cosas sobre las que Kimmie me advirtió: —Él va a
hacerse una idea totalmente equivocada —dijo ella de nuestra improvisada
reunión nocturna. La había llamado tan pronto como colgué el teléfono, tan pronto
como había aceptado que me recoja—. Sabes que va a utilizar esto como una
oportunidad para tratar de ganarte de nuevo.
—Solo estoy tratando de ayudarlo —le dije—. No tengo ninguna intención
turbia.
—Sí, pero las cosas suceden, Sra. Camaleón. La gente es débil. Además,
¿cómo es que nunca mencionaste lo sexy que es Adam? Quiero decir,
80

honestamente, el chico está estupendo.


—Esta no es una cita.
Página

—Oh, ¿no? ¿Le has dicho a Ben que ibas a ir?


—Ben está demasiado ocupado como para que le importe.
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—¿Le importaría si Adam te hubiera mentido sobre haber encontrado
más crucigramas?
—Um, ¿de qué estás hablando?
—¿Alguna vez pensaste que esta podría ser la forma de abordarte de
Adam? —preguntó—. Tal vez te vio preocupada por él y pensó que fingir que
tenía más rompecabezas era el boleto para conseguir tu atención.
—No creo que sea así.
—Pero es posible —dijo, recordándome cómo Adam me engañó una vez
antes—. También es posible que… por ejemplo, por el bien del argumento,
efectivamente, haya encontrado más rompecabezas —simplemente finge su
preocupación por ellos.
—¿En serio? —Le pregunté, cada vez más impresionada por su mente
corrupta y sospechosa.
—De verdad posible —insistió.
Sin embargo, sospechando o no, al final de nuestra conversación, Kimmie
finalmente convino en que era una buena idea reunirme con él.

—Así que, ¿dónde quieres ir? —pregunta Adam, volviéndose hacia mí. Sus
oscuros ojos marrones combinan con el color de su jersey.
—A la biblioteca —digo, suponiendo que me voy a sentir un poco menos
culpable si realmente hago lo que les dije a mis padres.
Adam no cuestiona la elección. Él simplemente pone su coche en marcha y
llegamos cerca de quince minutos después.
La biblioteca está sorprendentemente llena. Adam nos guía a través de las
pilas, mencionando que hay salas de estudio en la parte posterior donde podemos
hablar en privado. Él señala con la cabeza hacia una puerta abierta, pero incluso
antes de llegar allí, alguien lo llama por su nombre.
Nos volvemos a mirar. Es Piper. Ella, Melissa, Janet, y Tray están sentados
alrededor de una mesa, haciendo su tarea. Janet saluda, mientras que Melissa nos
da una sucia mirada y Tray se mantiene centrado en sus libros, ignorando nuestra
existencia.
—Atrapado —dice Piper, una vez que llegamos a su mesa. Tiene los brazos
cruzados, y está claramente enojada—. Pensé que habías dicho que estabas
demasiado ocupado para trabajar en nuestro proyecto.
—Lo estoy. Lo estaba —dice él, nervioso—. Es en cierto modo una larga
81

historia.
—Una que, obviamente, implica a menores —Melissa suelta risitas—. ¿No
Página

ha pasado tu hora de ir a la cama, niñita?


—No seas así —le dice Adam.
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—¿Así cómo? —espeta—. ¿Qué no sea un estafador como tú? ¿Qué no
deje plantada a la gente? ¿Qué no de falsas esperanzas?
—Pensé que todos íbamos a dejar esto atrás —dice Adam.
Melissa se levanta y sale a zancadas. Mientras tanto, Tray aún no ha
levantado la mirada de su libro.
—Hablaremos más tarde, ¿de acuerdo? —Adam le dice a Piper.
—¿Qué te parece si paso por tu casa y te muestro lo que he hecho en el
proyecto? —dice—. Podría llevar algunos bocadillos para la noche...
—Suena bien —dice él. Nos dirigimos a una sala de estudio y cierra la
puerta detrás de nosotros.
—Eso fue intenso —le digo, con mi espalda apoyada contra la puerta.
—No —argumenta—. Esto es intenso —saca un par de trozos de papel
doblado del bolsillo de su chaqueta y los arroja sobre la mesa.
Tomo uno, notando la familiar textura cremosa del papel y el mismo olor
dulce. Antes de que pueda abrirlo, golpean la puerta. Adam va a abrir.
Melissa está ahí. —Esta sala de estudio en realidad está tomada —dice ella,
lanzándole a la cara una hoja de papel, que asumo es un formulario de reserva.
—¿Desde cuándo? —pregunta Adam—. Acabamos de llegar.
—Desde hace aproximadamente dos minutos —ella señala la hora en la
hoja—. La acabo de reservar. Ve a quejarte en el mostrador de circulación —ella
nos pasa a empujones al entrar en la sala y comienza a esparcir todas sus cosas
sobre la mesa.
—Vámonos —dice Adam. Me entrega el otro crucigrama, y nos vamos,
terminando de nuevo en su Bronco.
—Lo siento —dice, golpeando el volante—. Honestamente no sé qué le pasa
a todo el mundo.
—Los hiciste enojar. No es exactamente física nuclear.
—No sabía que Tray estaba interesado en ella. Podría haber dicho algo.
Además, rompí con ella tan pronto como me enteré.
—Y ahora Melissa está amargada por eso.
—Lo que sea —dice, mirando hacia el techo.
Saco los crucigramas de mi bolsillo. Se ven exactamente como los demás,
con la forma de T en la esquina de la derecha y la forma de L en la parte inferior
izquierda.
—Muy extraño, ¿eh? —pregunta.
—Por decir lo menos.
82

—Entonces, creo que tienes que dar algunas explicaciones.


—¿Perdón?
Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—Vamos, Camelia —se vuelve hacia mí—. Desde que me llamaste, has
estado insinuando que algo no está bien. Es como si supieras algo. Por lo tanto,
¿qué es? ¿Es algo que te has enterado? ¿Es parte de un juego?
Miro por la ventana, sin saber qué decirle, qué puedo decir que pueda creer.
—Vamos a algún lugar para hablar.
—A donde digas.
Todavía estacionados frente a la biblioteca, sigo mirando por la ventana, en
busca de una cafetería o un restaurante… algún lugar informal donde podamos ir
a discutir las cosas. Pero parece que la mayoría de los edificios circundantes
pertenecen a la universidad.
—Conozco por lo menos un lugar que es privado —dice, encendiendo el
motor. Él se aleja de la acera, y en menos de dos minutos estamos en frente al
edificio de su apartamento—. ¿Está bien?
—Supongo —le digo, con la esperanza de no estar cometiendo un error. Con
mi teléfono celular apretado en mi mano, ingreso al hall de entrada con él, y
subimos las escaleras. Siento que se me contrae el pecho.
Adam abre la puerta de su piso, y comenzamos a recorrer el pasillo hacia su
apartamento. Pero entonces me detengo de repente. Mi mano vuela sobre mi boca.
—¿Qué pasa? —pregunta él, antes de verlo en realidad.
En su puerta.
En brillantes letras rojas.
Las palabras MERECES MORIR gritan dentro de mi cabeza y casi me tiran
al suelo.
83
Página
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Traducido por abbxaeaa


Corregido por Clo

DOCTOR: ¿Cómo están las cosas con tu papá?


PACIENTE: Mi vida no gira alrededor de él.

DOCTOR: Entonces, ¿alrededor de quién gira tu vida?


PACIENTE: (El paciente no responde.)

DOCTOR: ¿Es esa una cicatriz en el brazo?


PACIENTE: Sí.

DOCTOR: ¿Algo de lo que quieras hablarme?


PACIENTE: No realmente.

DOCTOR: No estás tratando de hacerte daño, ¿verdad?


PACIENTE: Es una cicatriz vieja. Esta es una pérdida de tiempo.

DOCTOR: ¿Has pensado de nuevo en hacerles daño a otras personas?


PACIENTE: (No hay respuesta)

DOCTOR: Estoy esperando.


PACIENTE: (Todavía no hay respuesta)

DOCTOR: ¿Quieres hablar de otra cosa?


PACIENTE: La pongo incómoda, ¿no?

DOCTOR: ¿Qué te hace decir eso?


PACIENTE: La forma en que su boca tiembla cuando me hace una pregunta
difícil. La forma en que su mandíbula se tensa cuando no le gusta algo que
digo. Lo está haciendo ahora... con la boca.
84
Página

DOCTOR: Pero no estoy preguntando nada en este momento.


Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
PACIENTE: Dentro de su cabeza lo hace. Se estás preguntando si
realmente puede ayudar a alguien como yo, o si ya estoy demasiado lejos. Se
está preguntando si algún día yo podría culparla por arruinarme aun más, y
si regresaría para lastimarla.

DOCTOR: Esas no son mis preguntas.


PACIENTE: ¿Quiere saber las respuestas?

DOCTOR: (La doctora no responde.)


PACIENTE: Su mandíbula se está tensando.

DOCTOR: Tal vez deberíamos terminar las cosas por hoy.


PACIENTE: Justo cuando las cosas se ponían interesantes.
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Página
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Traducido por abbxaeaa


Corregido por Jey

C
ompletamente sacudida por dentro, le digo a Adam que me lleve a
casa. En el viaje, me pregunta una y otra vez si estoy bien, y se
disculpa por tratar de involucrarme. Una parte de mí quiere que le
diga la verdad acerca de lo que mi tía y yo hemos sentido. Otra parte quiere que le
golpee en la cabeza por no estar más preocupado por sí mismo que por mí.
—Realmente necesitas tomar esto en serio —le digo, mirando por la ventana
mientras gira a la calle Colón—. No seas como yo, como yo era.
Me pide que me explique, pero realmente no tengo ganas de sacar a relucir
los detalles de lo sucedido con Matt, recordando cómo fue estar cautiva en la parte
trasera de un remolque con la sensación inquietante de estar constantemente
vigilada.
—Estoy seguro de que hay alguna explicación estúpida—dice, finalmente
girando en mi calle.
—¿Cómo cuál? —le pregunto—.Alguien te quiere muerto.
—No hay necesidad de saltar a conclusiones.
—¿No viste el mismo mensaje que yo? dice que mereces morir.
—Solo estoy tratando de ser racional aquí, de poner las cosas en perspectiva
—Adam se detiene enfrente de mi casa y estaciona el coche.
—Entonces, ¿qué pasa con los crucigramas? Tú, evidentemente, pensabas
que eran lo suficientemente importantes como para cancelar tus planes con Piper
—Sacudo la cabeza, pensando en cómo Kimmie me había advertido acerca de la
sinceridad de Adam. ¿Cree seriamente que podría estar en peligro, o la escena esta
noche fue solo una excusa para verme?
—¿Qué quieres que diga? —pregunta.
—Que no vas a volver a casa solo.
—¿Buscas un poco de compañía? guiña un ojo.
—Sabes lo que quiero decir.
—Desafortunadamente, sí —Suspira.
—¿Puedes llamar Tray? O, mejor aún, ¿a la policía del campus? Pídeles que
86

comprueben las cosas en tu apartamento.


—Voy a llamar a Tray.
Página

—¿Lo prometes?
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
Él asiente y mira mi boca. —Me dará una excusa para hablarte.
—Entonces me llamas después, ¿de acuerdo?
Adam está de acuerdo, y yo bajo de su coche, y vislumbro la motocicleta de
Ben estacionada en la calle. Estoy viendo como Adam se aleja, y luego busco a mí
alrededor a Ben, preguntándome si él ya está dentro de la casa. Pero entonces
descubro una sombra que se mueve hacia mí desde el final de la calle.
—¿Ben? —llamó.
Un escalofrío de aire cortante entra a través de mi núcleo, y aprieto el cuello
de mi abrigo. Por último, reconozco la postura y el caminar de Ben. El usa ropa
oscura, se mueve debajo de una de las farolas, y veo su cara.
—¿Qué estás haciendo aquí? —le pregunto.
—Esperándote —dice él, de pie justo en frente de mí ahora. Tiene los ojos
llorosos por el frío.
—Podrías haber llamado.
—Te llamé. Tu mamá me dijo que estabas fuera, y así que traté a tu celular,
pero lo tienes apagado.
Saco mi celular de mi bolsillo para comprobar. —No sé cómo ocurrió —le
digo, al hacer clic de nuevo.
—Tal vez lo apagaste debido a que estabas molesta conmigo.
—Tal vez —digo, dándole una mirada afilada.
—Para que conste, tenía que ayudar a mi tía, pero…
—Olvídalo —le digo, interrumpiéndolo. Me presiona contra su pecho y
serpenteo las manos debajo de su abrigo.
—Pero lo primero —susurra, terminando su pensamiento y estrechándome
cerca. Tomo su mano y lo llevo dentro de la casa, donde mis padres me están
esperando.
—Ben —dice papá, y me da una mirada confusa. Después de todo, no es que
todos los días salgo con un chico y termino volviendo a casa con otro. Ben saluda a
mis padres, pero los ojos de papá permanecen fijos en los míos—. Está todo...
—Está bien—le digo, terminando su pensamiento, con la esperanza de
aliviar su preocupación paternal.
Ben y yo vamos por el pasillo a mi habitación y cierro la puerta detrás de
nosotros. Le muestro los crucigramas y luego le digo sobre el par de horas pasadas
con Adam.
—Es como lo que pasó con Matt de nuevo —Miro mi espejo del tocador,
recordando las letras de color rojo brillante que se habían garabateado en él—.
87

Realmente pensé que podría manejar esto. Pensé que estaba preparada. Quiero
decir, no era como que no tenía ninguna advertencia.
Página

—Tómate un descanso —dice Ben, sentándose a mi lado en la cama—.Me


tomó mucho tiempo acostumbrarme a mis poderes psicométricos también.
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—No sé si puedo hacer esto. ¿Qué pasa si no quiero saber el futuro?
—Va a ser más fácil.
—¿Cuándo? —Mi voz se estremece—. Te tomó dos años para salir de la
reclusión.
—Eso fue diferente —dice, refiriéndose a la muerte de Julie—. No voy a
dejar que algo así te suceda —Me quita los crucigramas de mis manos y pasa sus
dedos sobre las pistas.
—¿Y bien? —pregunto.
—Bueno, todos fueron claramente hechos por la misma persona.
—Sí, pero eso se puede decir con solo mirarlos.
—Puedo sentirlo, también. Puedo sentir el mismo impulso en todos ellos.
—¿Y qué impulso es ese?
Él sacude la cabeza. —Realmente no lo puedo decir. Estoy sintiendo una
gran cantidad de tu energía.
—Debido a que estaban en mi bolsillo.
Él asiente con la cabeza.
—Por lo tanto, el impulso podría ser cualquier cosa. Podría ser la ira, podría
ser alguien jugando un juego…
—Podría ser una advertencia —Él tiene el rompecabezas que dice: TEN
CUIDADO.
—Ya lo sé —digo, sintiendo una oleada fría sobre mi piel—. Es exactamente
lo que sentiste cuando me tocaste en el aeropuerto.
—Lo que solo demuestra lo conectados que estamos —Ben deja el
crucigrama y me estrecha cerca—. Lo que sea que todo esto signifique, estoy aquí
para ti. Recuérdalo.
—¿A pesar de que se trata de Adam?
—Estoy aquí para ti —repite.
—Por lo tanto, no me dejes esta noche, ¿de acuerdo?
En el mismo momento, golpean la puerta de mi dormitorio. Es como si mis
padres, de repente tuvieran poderes extrasensoriales, también. —¿Camelia? —Mi
madre llama. Me levanto para abrir la puerta.
—Es hora de que Ben se ponga en marcha, ¿de acuerdo? —dice—. Los dos
tienen escuela mañana.
—Por supuesto —dice Ben, levantándose de la cama.
Miro el reloj. Es un poco pasado de las diez.
Mamá nos deja solos para despedirnos. Manteniendo los ojos abiertos, beso
88

a Ben en los labios, con la esperanza de que reciba el mensaje.


Ben asiente con la cabeza como si lo entendiese, y luego camina hacia la
Página

puerta, les doy a mis padres las buenas noches, y me voy a la cama.
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Traducido por abbxaeaa


Corregido por Jey

E
n mi habitación, me pongo una camiseta larga y pantalones de
franela y suelto mi pelo para que quede más allá de mis hombros. Un
segundo después, suena mi teléfono celular. Compruebo el ID para
ver quién es.
—¿Adam? —respondo.
—Sí, hola, soy yo.
—¿Has llamado a la policía del campus?
—Llamé a Tray. No tengo la fuerza para hacer frente esta noche a la policía
del campus. Después del último semestre, no son exactamente fans míos
—¿Está Tray allí contigo ahora?
—Sí, y todo está bien
—¿Estás seguro? —le pregunto, apretando mis manos por el teléfono—.
¿Crees que le molestaría estar contigo por un rato?
—Camelia, estoy bien —insiste—. El que hizo esto, obviamente, no tiene
llave de mi apartamento.
—¿Por qué es tan obvio?
—Tal vez porque la escritura se hizo fuera de mi puerta, y no salpica a
través de la pared de mi dormitorio como en las películas.
—¿Me llamas mañana a primera hora?
—Debo decir que, si supiera que todas estas cosas espeluznantes iban a
suscitar tanta atención de ti, me habría mandado acosar hace unas semanas.
—Adam, lo digo en serio.
—Te llamaré mañana.
Colgamos, y unos cinco minutos más tarde, Ben aparece en mi ventana. La
abro de par en par para dejarlo entrar, huele como la noche: a hojas quemadas y la
promesa de nieve.
—Lo siento, tomó un poco de tiempo —dice—. Moví mi motocicleta un par
de cuadras.
89

—Inteligente.
—¿Estás segura de que quieres hacer esto? —pregunta—. Porque me siento
Página

como un extraño. Quiero decir, tu mamá me dijo que me fuera.


Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
Miro hacia la puerta de mi habitación cerrada, sintiéndome un poco
culpable. —Yo no quiero estar sola ahora mismo.
—Bueno, yo solo me quedaré hasta que te duermas —Sus ojos de color gris
oscuro dibujan una línea en zigzag por el centro de mi cara, cayendo en mis labios.
Nos caemos sobre la cama. La ventana sigue abierta un poco, y el aire fresco
me lleva a cavar por debajo de las sábanas.
Y tomar a Ben conmigo.
Tiramos una manta sobre nosotros y nos miramos uno a otro en mi
almohada. Ben pasa los dedos a lo largo de mi cadera y luego descansa su mano en
la cara externa del muslo, suavemente, como si yo pudiera cortar.
Puedo ver que está sudando. Su frente está húmeda. Sus dedos tiemblan
contra mi piel desnuda, pero en silencio le ruego que no se aleje. Pongo mi mano
sobre la suya, sintiendo sus dedos cavar en mi pierna, casi un poco demasiado
duro, haciendo que me estremezca.
Él se aleja, pero yo lo traigo de vuela. Y lo beso de nuevo.
Recorro con mis dedos bajo su camiseta, sobre el pecho, y la sensación de
sudor esta allí también.
—No —susurra, alejándose una vez más.
—No me harás daño —le digo. Me duele todo el cuerpo. Me muevo para
acurrucarme contra él, pero él se sienta, coge la botella de agua de mi mesa de
noche, y toma un sorbo. Estoy viendo el movimiento de su cuello, y siento tragar
también.
Ben baja el agua de nuevo y me mira fijamente a los ojos. Estiro la mano
para tocar la cicatriz en su brazo, las líneas como ramas y una de ellas rota.
Deseando poder subir dentro de la parte más fuerte de él.
Y nunca cesar.
—Tal vez deberíamos frenar un poco —dice.
Recorro mi mano por su cadera y paro en el muslo, de alguna manera
detecto una marca en su piel. —Quiero estar cerca de ti —insisto, deseando poder
abrazarlo toda la noche sin alejarme.
Ben me estudia, como si considerara la idea de un momento mágico. Su
labio tiembla, y sus ojos se estrechan.
Pero entonces se limitó a besar mi frente.
—Quiero estar cerca de ti también —dice—. Probablemente más de lo que
nunca sabrás.
Él está a mi lado en la cama, arriba de las sábanas, mientras yo me quedo
90

por debajo de ellas. Son al menos un par de horas antes de ser capaz de conciliar el
sueño, antes de poder sofocar esta sed insaciable dentro de mí.
Página

No sé muy bien cuando Ben finalmente se quedó dormido, o si lo hizo.


Cuando me despierto a la mañana siguiente, se ha ido.
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Traducido por abbxaeaa


Corregido por Cami.Pineda

A
l día siguiente en la escuela, me parece que no puedo concentrarme
en ninguna de las clases. Con todo lo que está ocurriendo con
Adam, y la experiencia de anoche con Ben, me siento completa y
emocionalmente gastada. Trato de capturar a Kimmie y Wes en el almuerzo,
contándoles sobre las palabras salpicadas en la puerta de Adam y todo el drama
con sus amigos, pero Kimmie está menos que interesada. Y En su lugar pregunta
sobre lo que pasó con Ben:
— Así que en realidad estaba esperándote cuando llegaste a casa?—
pregunta, pelando la tapa de su yogur.
—¿Estaba molesto porque estabas fuera jugando a Nancy Drew con
Adam?—pregunta Wes.
—Muy por el contrario—digo, sintiendo mi cara sonrojarse.
—¿En serio?—Kimmie pregunta, animándose. Ella le da a la tapa de yogur
una lamida.
—Los detalles, por favor.
—O, mejor aún, las instantáneas—dice Wes.
—Ben es un caballero—les aseguro.
—Bueno, esta cosa, el respeto que tiene por ti se está volviendo viejo—
dice—.Por supuesto, sabes que estoy celosa. Qué no daría por tener un tipo tan
caliente como él que me respete.
—Hablando de chicos calientes y celos—le digo—. ¿Crees que Tray está
bastante celoso de Adam como para pensar que merece morir?
—Así que, ¿admites que Adam es caliente?—dice Kimmie, levantándome su
ceja perforada.
—No caliente, simplemente...
—Súper caliente—se burla—. Quiero decir, seamos realistas, el chico es un
fuego normal de cinco alarmas.
—Pero no tiene sentido—dice Wes—. Adam y Melissa solo salieron una vez,
y fue incluso antes de que Adam supiera que Tray estaba interesado en ella.
91

—No todos podemos ser psíquicos—Kimmie suspira.


—Y por supuesto, solo escuchamos una versión de los hechos—les recuerdo.
Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—Bueno, solo una cita o no, sospecho que Melissa podría ser lo
suficientemente psicótica para considerar a Adam alimento de gusanos por haberla
botado—dice Kimmie—. Quiero decir, ¿no ves la forma en que me miró ayer? Te lo
juro, estaba mostrando sus colmillos — Wes muestra sus colmillos, teniendo la
boca sumergida en un charco de salsa de tomate.
—Entonces, ¿qué será lo próximo?—pregunta, haciendo todo lo posible con
su imitación del Conde Drácula. Me encojo de hombros, de pronto recordando que
Adam nunca me llamó esta mañana, a pesar de que dijo que lo haría. —
Probablemente debería volver al apartamento de Adam a echar un vistazo a su
puerta.
—¿Quieres un poco de compañía?—Wes pregunta—.Puedo traer a mis
herramientas de espionaje. Tengo un interesante nuevo dispositivo de luz UV que
recoge todos los rastros de fluidos corporales.
—Estás bromeando, ¿verdad?—pregunta Kimmie.
—Sabes que quieres darle una oportunidad—guiña—. Incluso te permito
tomar prestados mis guantes de látex.
—No digas más—bromea—. Estoy dentro.
Tenemos una cita para reunirnos en el estacionamiento de vuelta después
de la escuela. Ben aparece, también, sobre los coches de distancia. Se sube a su
moto y viene en mi dirección.
—Creo que alguien te está esperando—me codea Wes—. Así que, ¿por qué
no vas a decir hola?
—O mejor aún, ¿por qué no te subes a su regazo y dejas que te lleve al
cielo?—dice Kimmie—. Quiero decir, honestamente, ¿ese chico podría ser más
delicioso?
—Espera, ¿qué hay de tu papá?—le pregunto.
—Um, bruta—Ella hace una mueca—. En serio no piensas que mi papá es
delicioso, ¿verdad?
—No —suelto una risita—. Quiero decir, nunca me contaste lo que está
pasando con él... y su nueva novia.
Kimmie se vuelve hacia mí. Su cara está completamente seria a pesar del
brillo rociado en las mejillas.
—Realmente no quieres interrumpir este programa para hablar acerca de
que mi padre es un pedófilo, ¿verdad?
—Supongo que ahora no es el momento adecuado para hablar de él.
—Lo supones bien—dice, señalando a Lily (amante de la paz) Randall y su
92

pandilla de amigos ‚flower power‛. Es obvio que est{n admirando a Ben,


desafiándose unos a otros para levantarse y hablar con él.
Página

—¿Qué está pasando?—le pregunto.


Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—Ben está siendo notado, eso está pasando—dice Kimmie—. Y fue solo
cuestión de tiempo. Un día, un marginado social...
—El siguiente, el sabor más caliente de Freetown High School—dice Wes,
completando su frase—. He escuchado algunas chicas en Inglés decir que es como
atractiva la forma en que salvó tu vida, como diez veces.
—En realidad, fueron tres veces—le digo, como si la distinción importara.
—Sigue siendo un héroe—dice Wes.
—Un superhéroe—aclara Kimmie—. Con la cantidad justa de chico malo
para mantenerlo interesante.
En el mismo momento, un par de chicas mayores caminan hacia él. Sonríen
en su dirección, pero Ben sigue centrado en mí.
—Ve allí y marca tu territorio—insiste Kimmie—. Márcalo con un beso que
valga una detención.

Me dirijo a él, todavía me siento un poco vulnerable después de la noche


anterior
—Hola—le digo, deteniéndome justo en frente de él—. Te eché de menos
hoy en Química.
—Llegué a la escuela un poco tarde
—Pero te fuiste de mi casa temprano—digo, preguntándome a qué hora lo
hizo, si esperó hasta que me quedara dormida o se ha quedado hasta el último
momento posible.
—Todavía estoy somnoliento—explica.
—Lo siento si es culpa mía.
—Creo que no fue tu culpa—Sonríe más ampliamente—. Una vez que llegué
a casa, no pude conciliar el sueño. Demasiado liquidado, supongo
—¿Por todo el drama con Adam?
Sacude la cabeza y toca el lado de mi cara, levantando la barbilla
ligeramente para besar mis labios.
—¿Necesitas que te lleve a casa? Me asomo por encima de mi hombro a Wes
y Kimmie, solo para descubrir que Adam está allí también. Él estacionó su Bronco
en uno de los espacios vacíos. Kimmie y Wes están hablando con él a través de la
ventana del lado del conductor.
—Parece que no soy el único que quiere llevarte—dice Ben.
—Espera aquí—le digo de mala gana, partiendo hacia el coche de Adam.
Kimmie y Wes dan un paso al costado.
93

—Siento molestarte—dice Adam—. No sabía qué más hacer. Iba a llamar,


pero luego pensé que te gustaría ver.
Página

—¿Ver qué?—pregunto, notando que está en problemas. Su cuello está


manchado, y todo el color ha drenado de su rostro.
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—¿Puedes hablar? ¿Podemos ir a algún lugar para discutir todo?
—Dime— insisto—. ¿Qué está pasando?
—Tengo otro…
—¿Otro crucigrama?
Él asiente con la cabeza y mete la mano en el bolsillo, desenrolla un pedazo
de papel, y me lo da. Es como todos los demás. Y el mensaje es muy claro:
QUIERO VERTE SANGRAR.
94
Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Traducido por abbxaeaa


Corregido por Cami.Pineda

A
dam espera mientas le digo a Kimmie y Wes que me tengo que ir.
—No es gran cosa—afirma Wes—. Vamos a romperla con mi luz
UV en otra ocasión. Miro hacia atrás en Ben, sabiendo que para él
es un gran problema. La última vez que a Ben le importó alguien, Adam le
arrebató su atención. Y aquí está sucediendo otra vez.
Les doy a Kimmie y Wes un abrazo de despedida, y luego me uno a Ben de
nuevo. —Adam realmente me necesita en este momento—le digo.
—Sí, me lo imaginé—Él mira a su casco, tal vez para que no pueda ver su
decepción.
—Lo siento—le susurro, deseando que pudiera ser de otra manera.
Ben asiente y se saca el casco. Enciende el motor y se aleja. Mientras tanto, el
escarabajo Volkswagen de Lily Randall va cerca detrás de él, creando un
sentimiento de inquietud en la boca de mi estómago.
Le digo a Adam para irnos a su apartamento. En realidad no hablo mucho
en el viaje, sobre todo porque estoy demasiado tensa para hablar.
Adam puede sentir la tensión también.
—Siento alejarte de tus amigos.
—Olvídalo—le digo, sabiendo que, por difícil que fue dejar a Ben, me
hubiera arrepentido si no hubiera hecho.
Finalmente llegamos al edificio de Adam y subimos las escaleras hasta su
apartamento. Para mi sorpresa total y absoluta, la escritura en su puerta se ha ido.
Esfumada.
—¿Qué pasó?—pregunto.
Le toma un segundo antes de darse cuenta de lo que estoy preguntando.
—Lo he lavado—explica.
—¿Qué? —Yo no iba a hacerlo, pero no quería que el superior me diera un
mal rato. Además, pensé que podría asustar a alguno de mis vecinos. Tienes que
admitir, las amenazas de muerte en las puertas pueden ser muy ofensivas, en
términos generales. Por no mencionar el simple hecho de que me hacía parecer un
95

idiota total, como si alguna antigua ex novia estuviera tratando de vengarse.


—¿Tomaste fotos por lo menos?
Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—En realidad, no. —él se encoge—. Probablemente hubiera sido una
buena idea.
—Pero Tray vio la escritura, ¿no?
—Um...— Él muerde el labio, claramente leyendo mi angustia.
—Me dijiste que estaba contigo anoche. Dijiste que lo llamaste.
—Lo intenté, pero no contestaba, y no quería que te preocuparas.
—¿Así que mentiste?
—Yo no quería que te preocuparas—repite—. Por favor, no te enojes.
—¿Cómo no lo voy a hacer? Estamos hablando de tu vida aquí. No puedes
ir borrando las pruebas de tu puerta. Y no se me puede mentir tampoco. ¿Cómo se
supone que te ayudaré si no me dices la verdad?
—¿Por qué me estás ayudando?—pregunta, dando un paso más cerca—.
Quiero decir, estoy agradecido y todo, y sabes que me encanta pasar tiempo
contigo, ya sea en misiones de amenazas de muerte, o una pizza y una película. Es
solo que... ¿qué sacas de esto? ¿Qué es este repentino interés en mi vida?
Mi boca se abre, pero me las arreglo con un encogimiento de hombros, casi
olvidando el hecho de que no sabe nada acerca de mis premoniciones.
—¿Qué hay de Ben?—continúa, sus ojos marrones son penetrantes—. Él no
puede pensar que es una buena idea que participes con todo esto... para tenerte
involucrada conmigo.
—No te preocupes por Ben.
—¿Estás preocupada por él? ¿Estás preocupada en lo que podría pensar?
—Ben confía en mí—le digo, con la esperanza de poner fin a esta línea de
preguntas.
—Eso es bueno—dice, claramente sintiendo la incomodidad repentina entre
nosotros. Él finge una sonrisa y luego se vuelve a abrir la puerta.
Le sigo en el interior, pero me detiene en la isla de la cocina.
—Lo he encontrado aquí. —Apunta a la cubierta.
—¿Encontraste justo aquí qué?—pregunto, sintiendo crujir mi boca en el
desconcierto.
—El crucigrama de hoy. —Él lo saca de su bolsillo—. Lo encontré aquí
cuando yo estaba haciendo el desayuno de esta mañana.
—Espera, ¿no lo recibiste por correo?
—Lo siento, pensé que ya había mencionado eso.
—No—digo, frenándome a golpearlo en la cabeza—. Creo que me habría
acordado si alguien hubiera entrado en tu apartamento.
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—Lo siento—repite, y luego deja escapar un suspiro lleno de estrés.


—Por lo tanto, ¿alguien entró anoche aquí mientras estabas dormido?
Página

—No estoy seguro. Estaba pensándolo también, pero entonces... ¿qué pasa si
no lo vi anoche cuando llegué a casa?
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—¿Seguro que no dejaste tu correo aquí, tal vez ni siquiera por un
segundo, y luego saliste de esta pieza?
—¿Qué diferencia hace?
—Hace una gran diferencia. —Mi voz se hace más fuerte—. La diferencia
entre si alguien entró o no. — Me asomo por la cocina y el salón, tratando de ver si
algo parece raro.
—No lo sé. — Se acerca a una caja de cereal—. Quiero decir, estoy bastante
seguro de que me habría dado cuenta si hubiese recibido otro puzzle en el correo,
sobre todo porque hemos estado hablando mucho sobre estas cosas.
—¿Quién tiene la llave de tu apartamento?
—Nadie que yo sepa.
—¿Ninguno de tus amigos? ¿Dejaste un repuesto bajo el felpudo, tal vez?
— No, y no.
—Entonces, ¿qué?—pregunto, completamente frustrada.
—Mira—dice, pasándose los dedos por el pelo marrón—. No tengo todas las
respuestas. Es por eso que se trata de un rompecabezas.
—Esto no es gracioso—le digo—. Alguien te está enviando notas
amenazantes, escribe mensajes torcidos en tu puerta, y posiblemente, entró a tu
apartamento. La preocupación no es una opción. Es una orden.
—Entonces, ¿qué quieres que haga?
—Llama a la policía.
—¿Y decirles qué? ¿Que alguien me envía crucigramas? ¿Que tengo un
mensaje de enojo en mi puerta, pero ni siquiera siento la necesidad de guardarlo?
Ellos me hacen una prueba de aliento y me preguntan qué he estado bebiendo.
—Por lo menos van a tenerlo todo grabado.
Adam asiente con la cabeza. Pero aun así, no se mueve.
—¿Qué pasa?—le pregunto.
Él duda, arrastrando los pies mientras saca aperitivos de la caja de cereal.
Pasan cinco segundos completos antes de que finalmente me mire a los ojos otra
vez. —Realmente no me siento cómodo tocando el tema contigo.
—Sin secretos, ¿recuerdas?
—Está bien—dice, dejando escapar un suspiro gigante—. ¿Crees que Ben
podría ser el que hace esto? Tal vez él está tratando vengarse por todo.
—¿En serio?—Le pregunto.
—Quiero decir, casi no lo culpo. Fue totalmente malo de mi parte tratar de
robarte de él... hasta buscarlo, en primer lugar, y llegar de nuevo a su vida. Todo es
97

tan atroz y vergonzoso, es exactamente lo que le dije a mi psiquiatra.


—No es Ben—digo, irritada por el hecho de que incluso pueda pensar así—.
Página

Tal vez fue Tray. Tú mismo has dicho que está celoso de ti.
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—Tray es mi amigo. Fuimos buenos amigos antes de toda esta mierda
pasó con Melissa.
—Tú y Ben fueron buenos amigos una vez también—le recuerdo.
Adam hace un guiño sutil.
—Pero eso fue hace mucho tiempo.
—Conozco a Ben, y sé que no haría esto. —Le doy la versión corta de lo que
ocurrió entre Matt y yo—. Ben vio lo que me hizo, lo asustada que estaba y cómo
no sabía en quién confiar.
—Razón de más —dice—. Ben vio lo efectivo que fue el acoso.
—También vio cómo las dos personas fueron atrapadas. Y esta persona
también lo será.
—Tal vez—dice, sin dejar de merendar.
—¿Y qué hay de Melissa?—le pregunto—. Ella está enfadada porque
terminaron las cosas con ella. Tal vez esta es su manera de enseñar una lección.
—Una posibilidad total. Definitivamente soy lo suficiente dulce y semental
para volver a una chica, literalmente, loca, ¿no te parece?—Se flexiona los bíceps
para ser gracioso.
— ¿Podemos por favor tratar de ser serios aquí?
—Si debemos—dice entre bocado y bocado—. Pero si se trata de Ben, Tray,
o incluso de Melissa, realmente no tengo ganas de meter en problemas a alguno de
mis amigos del pasado y/o presente.
—¿Incluso si uno de ellos quiere verte sangrar?—Señalo con la cabeza hacia
el crucigrama y sentándome en el mostrador.
Adam lo mira y luego a mí, evidentemente, todavía tratando de decidir.
98
Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Traducido por abbxaeaa


Corregido por Cami.Pineda

DOCTOR: Hoy vamos a hablar de la venganza.


PACIENTE: ¿Por qué?

DOCTOR: ¿Cuál es su opinión sobre la venganza?


PACIENTE: Algunas personas se lo merecen.

DOCTOR: ¿Alguien se ha intentado vengar de ti?


PACIENTE: Mis padres. Cada vez que hago algo que les molesta, vuelven
por mí.

DOCTOR: ¿Alguna vez has buscado venganza en otras personas?


PACIENTE: Supongo.

DOCTOR: ¿La buscas ahora?


PACIENTE: ¿Justo en este momento?

DOCTOR: Sabes lo que quiero decir.


PACIENTE: (El paciente no responde.)

DOCTOR: ¿Es una pregunta difícil de contestar?


PACIENTE: La gente es tan estúpida. Ellos piensan que tienen todo el
rompecabezas resuelto, pero están realmente tan lejos.

DOCTOR: ¿A qué te refieres específicamente?


PACIENTE: Es que todo el mundo... Todo el mundo es tan tonto.

DOCTOR: ¿Pero tú no lo eres?


PACIENTE: Estoy tratando de ver que las cosas se hagan bien.
99
Página

DOCTOR: ¿Estás todavía tratando de proteger a tu amigo?


PACIENTE: Muchísimo.
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
DOCTOR: ¿Y qué significa la búsqueda de venganza contra otra persona?
PACIENTE: Una vez más, todo el mundo es tan tonto.
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Página
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Traducido por abbxaeaa


Corregido por Mizuki1987

D
espués de que Adam me dejara en casa, me siento en mi habitación
intentando desesperadamente terminar las últimas páginas de La
Letra Escarlata. Pero por alguna razón, no puedo sacar de mi mente
el diario de la tía Alexia. Prácticamente me mira fijamente desde mi mesita de
noche, como desafiándome a tocarlo.
Finalmente, cedo y lo agarro. Empiezo a hojear algunas de las páginas, pero
el teléfono suena, interrumpiéndome. Lo cojo, pero nadie responde cuando digo
hola. —¿Quién está ahí? —pregunto, incorporándome en la cama.
Pero de alguna manera ya sé la respuesta.
Puedo oír a alguien respirar en el otro extremo. Es un sonido rítmico, lejano
que hace que mi piel pique.
—¿Tía Alexia? —pregunto, mi corazón se aprieta.
Unos momentos más tarde, el teléfono hace clic como si alguien hubiera
colgado, y luego al final se va a un tono de marcado. Yo marco asterisco, seis y
nueve y garabateo el número de teléfono que me da en el borde de un cuaderno.
Definitivamente es de fuera de la ciudad; no reconozco el código del área o la
central telefónica.
Con dedos temblorosos, hago clic de nuevo en el receptor y marco el
número. El buzón de voz se enciende de inmediato: —Hola, soy Haven. Déjeme un
mensaje, y te llamaré de vuelta.
Cuelgo, más que decepcionada, totalmente confundida, y tal vez incluso un
poco sorprendida. Porque no tengo ni idea de quién es Haven (¿alguien con un
número equivocado, o que le gusta hacer bromas telefónicas al azar?). Y porque mi
instinto me dijo realmente que la llamada era de la tía Alexia.
Mi adrenalina sube, agarro el crucigrama más reciente y me atrevo a bajar a
mi estudio, con la esperanza de relajarme para tener mi mente libre de otras cosas
para esculpir algo significativo. Pero realmente no me puedo concentrar. Paso mis
dedos sobre el papel del crucigrama, con la esperanza de un poco de inspiración.
101

Pero nada me viene a la mente.


No hay imágenes específicas.
No hay voces en mi cabeza.
Página

Nada extraordinario en absoluto.


Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
Pongo el puzle en la mesa y sigo acuñando mi bola de arcilla. Veinte
minutos más tarde, con mis dedos encharcados y mis manos frías y pegajosas, no
estoy más cerca de encontrar las respuestas que antes de empezar.
Echo un vistazo a mis piezas de azulejo del otro día. Están casi
completamente secas ahora. Paso unos momentos organizando los cuadros hasta
que forman una copia exacta del crucigrama. Entonces agarro una herramienta de
tallado y empiezo a rellenarlo con todas las pistas que tenemos hasta ahora.
La visión de algunas de mis predicciones, del número exacto de cuadrados,
y la forma general del crucigrama, sin mencionar la pista MERECES MORIR
grabada en varios de los cuadros… es casi vigorizante. Casi me hace empezar a
aceptar este poder que tengo.
Entonces, ¿cómo es que no puedo conseguir ese poder para trabajar ahora?
Cubro mi trabajo con una lona de plástico. Un segundo después, el teléfono
suena otra vez, haciéndome saltar. Solo que esta vez es mi móvil, vibra desde el
interior de mi bolsillo.
—¿Cómo fueron las cosas con Adam? —Kimmie pregunta, tan pronto como
descuelgo.
—Es todo tan confuso.
—Solo para ti lo es. Wes y yo tendemos a ver las cosas mucho más claras
que tú. Y, por suerte lo tienes, da la casualidad de que él está justo aquí conmigo,
ocultándose de su padre. Así que ¿por qué no pones tu culo confuso por aquí
también?
—¿Por qué se está escondiendo?
—Porque su padre pagó a Helga para venir por él.
—¿Helga la señora de la limpieza?
—Créelo. Esa mujer puede tener sesenta años y llevar los dientes en torno a
un vaso de papel, pero al parecer aún tiene juego.
—Atroz.
—Por decirlo suavemente. Entonces, ¿vas a venir o qué?
—Estaré allí —le digo, cerrando la tapa del teléfono y colgando. Subo las
escaleras del sótano a la cocina, donde mi madre está preparando la cena. Papá
está ayudando cortando en rodajas algunas patatas crudas.
—Mejor lávate —dice mamá—. Vamos a comer en pocos minutos.
Miro hacia su recipiente, en el que mezcla algo parecido a Cat Chow.
Papá hace una mueca a la vista de ella. —¿Qué dices, Camelia? —dice—.
¿Tal vez después de cenar, tú y yo podríamos ir a Flick-tastic para alquilar un par
102

de videos? —Traducción: Vamos a salvarnos de esta bazofia conduciendo a Taco


Bell.
Página

—En realidad, Kimmie acaba de llamar —le digo rompiéndole sus planes—.
Wes está teniendo un poco de drama con su padre y me pidieron que fuera.
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
Los dos me estudiaron durante un par de segundos, como si trataran de
decidir si me dejan ir o no, pero luego mamá hace un gesto hacia sus llaves. —
Puedes coger mi coche. Solo promete que estarás en casa a las nueve. Hay escuela
mañana.
—Gracias —digo, notando el colgante de monograma de mamá. Su nombre,
‚Jilly‛, est{ escrito en letra cursiva en oro. Tía Alexia se lo envió para Navidad, y
mamá lo lleva puesto desde entonces. —¿Has hablado con la tía Alexia o sus
médicos desde nuestra visita? —le pregunto.
Mamá asiente con la cabeza y continúa con su puré.
—¿Y? —le pregunto, cuando ella no entra en detalles.
—Y es una larga historia que podemos discutir en otro momento.
Miro a papá para ver si él podría tener algunas respuestas, pero él niega
ligeramente con la cabeza, lo que implica que el tema es definitivamente tabú.
—¿Qué está mal? —persisto.
—Ve a lo de Kimmie —dice mamá—. Podemos hablar de ello más tarde. —
ella me da la espalda, traga una gigante cucharada de mantequilla de almendra, su
vicio comestible, y luego sigue con una pastilla verde brillante, algo que su
terapeuta dice que la calmará, a pesar de que nunca lo hace.
Me quedo unos segundos más, pero mamá no se da la vuelta.
—No me he olvidado de la tarea de Cálculo sobre la que me preguntaste —
miente papá—. ¿Y si después de volver te doy una mano con eso?
Más código. Esta vez lo que él sugiere es que tengamos una de nuestras
charlas de corazón a corazón esta noche, en la que él me da una pista en cuanto a
lo que le pasa a mi mamá.
—Suena bien —le digo, y cojo las llaves de mamá, molesta de que siga
teniendo secretos para mí, mientras que yo estoy esperando contarle todo.
103
Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Traducido por abbxaeaa


Corregido por Mizuki1987

C
erca de cinco minutos después, llego a casa de Kimmie, donde ella y
Wes están acampados en el suelo de su habitación en medio de
restos de mezclilla y piel artificial.
—No te rías de mi atuendo —dice ella, refiriéndose a sus pantalones chinos
perfectamente planchados, su suéter de cuello redondo azul, y sus mocasines de
cuero marrón. El pelo de Kimmie, así, está mucho más suave que de costumbre,
por un lado se sujeta con un pasador azul a juego. —Es una especie de larga
historia, y realmente no tengo ganas de entrar en ella.
—¿Y cómo estás? —le pregunto a Wes, señalando su camisa rosa a rayas y
zuecos de cuero, sin duda, la munición que puso su padre loco.
—De alguna manera casi me siento mal por mi papá —se encoge de
hombros—. Soy su peor pesadilla hecha realidad.
—Eres difícilmente una pesadilla —me opongo—. Tu papá es un imbécil
por no ver la persona maravillosa que eres.
—Bueno, entonces, soy una persona increíble con un amigo que está en
camino del suicidio —él baja sus gafas para mirarme por el borde.
—¿De qué estás hablando? —le pregunto.
—Wes y yo hablamos sobre todo esto de Adam —Kimmie explica por él—.
Y tal vez participar en ello no es tan buena idea. Quiero decir, ¿no pasaste ya por
suficiente?
—¿Y si Ben hubiera compartido la misma filosofía? —les pregunto—. ¿Qué
si el pasado septiembre él hubiera decidido simplemente mirar hacia otro lado
cuando todo esto estaba pasando con Matt? Yo no sería capaz de perdonarme si
algo malo le sucediera a Adam porque no hice nada para tratar de detenerlo.
—Sí, pero aun no sabes si Adam está diciendo la verdad —dice.
—¿Qué dice Ben sobre todo esto? —Wes pregunta.
—Porque sabes que es solo cuestión de tiempo antes de que él trate de
convencerte que dejes de ayudar a Adam —dice Kimmie, antes de que pueda
104

contestar—. Y no puedes realmente culpar al hombre. No va a querer ponerte en


peligro otra vez.
Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—Tampoco es que vaya a querer que pases todo tu tiempo libre con
Adam —Wes añade—. Y eso es lo que vamos a tener que hacer, ya sabes, si
realmente quieres averiguar sobre esto.
—¿No crees que yo debería saberlo? —le pregunto—. Quiero decir, hay una
razón para que esto me esté pasando, que tenga esta visión. ¿No debería usarla?
—No si eso significa que te hará perder la vida —dice Wes.
Sacudo la cabeza, sabiendo que todavía no les conté lo peor. Y así me pasé
los próximos minutos relatando los detalles del último crucigrama, y como Adam
sospecha de que alguien entró a su departamento.
—¿Y nadie más tiene la llave? —pregunta Kimmie.
—¿Qué pasa con su ex-compañero de habitación? —Wes sugiere.
—Buena pregunta —le digo.
—Bueno, aquí está una mejor —continúa—. ¿Qué tipo de cerradura tiene en
la puerta?
—¿Qué diferencia hace eso?
—Se hace una gran diferencia en la escena de los hechos. Por ejemplo, ¿hay
una palanca? Y si es así, ¿es de superficie montada, juegos de cerraduras, o tal vez
una combinación de ambos? ¿Es la cerradura de resorte? ¿O es el tipo de mortaja,
con una caja? Pensándolo bien, teniendo en cuenta lo desastre que es el lugar, me
supongo que es un estilo de entrada barato, a la espera de ser recogido, pero
probablemente debemos comprobarlo solo para estar seguros.
—O podríamos simplemente llamar a la policía y pedirles que hagan su
trabajo —dice Kimmie.
—Adam está en contra de llamar a la policía —le digo—. No cree que
tengamos suficientes pruebas. Además odia la idea de meter a alguien en
problemas, especialmente si es uno de sus amigos.
—¿Incluso si uno de sus amigos quiere matarlo? —pregunta Wes.
—Ya lo sé —le digo—. Es una locura.
—Bueno, loco o no, suena demasiado familiar —ella me mira mal.
—Por lo tanto, vamos a ir a ver la cerradura —dice Wes—. Por lo menos
entonces sabremos qué tipo de talento estamos buscando.
—Pero primero... —Kimmie deja caer una cinta de primer premio en mi
regazo, la parte de oro dice: GRAN PREMIO: VINTAGE REVISTED.
—¿Qué es esto? —le pregunto, casi segura de que lo habría mencionado de
haber entrado en un concurso.
—Es el lamentable intento de Kimmie de lograr que sus padres vuelvan
105

juntos —Wes bosteza.


—Explica, por favor —le digo, notando que la cinta fue premiada por el
Página

Instituto de la Moda.
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—Muy bien, así que obviamente no es de fiar —confiesa, arrancándome la
cinta de las manos—. Pero mis padres totalmente lo creen, y como recompensa les
he dicho que quiero salir a cenar solo con ellos dos el sábado por la noche.
—Kimmie hará los arreglos para reunirse con ellos en el restaurante —
explica Wes—. Pero luego ella no se molestará a aparecer, dejando a mamá y a
papá cenar por su propia cuenta.
—¿No crees que eso es solo un poco cursi? —le pregunto.
—Por no hablar de desesperado y previsible —Wes añade—. Qué es
exactamente lo que le dije.
—Bueno, yo realmente no veo cuál es mi alternativa —ella sopla—. Ya he
intentado vestirme aburrida... como tú —hace un gesto hacia mis jeans y
camiseta— y eso no llamó su atención. Y sabes que fui a por toda la ruta de
artilugios hace unas semanas, y que fue un fracaso total....
—No es serio pensar que su separación es tan superficial como una falta de
vestuario, ¿verdad? —le pregunto.
—Ustedes no entienden —se queja—. Todo es diferente ahora que se han
separado. Mi madre consiguió un trabajo en una ferretería en el centro.
—El horror de todo esto —bromea Wes.
—¿Sigue tu madre bebiendo mucho? —le pregunto.
—Parece que sustituyó la bebida con el trabajo.
—Bueno, eso es mejor, por lo menos.
—No, para Nate no lo es. Él tiene que ir a la Y ahora todos los días después
de la escuela. Mientras tanto, papá está viviendo una vida de soltero mientras está
saliendo con alguien de edad apenas suficiente para votar.
—Pero tal vez ellos son felices —dice Wes—. Quiero decir, por una vez tu
casa está en silencio. No puedo recordar la última vez que estuve aquí y no sonaba
como un filmación de La matanza de Texas.
—Ellos solo piensan que son felices —dice Kimmie, de mal humor—. Las
cosas estaban mucho mejor cuando estaban tratando de romperse las cabezas unos
a otros.
106
Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Traducido por abbxaeaa


Corregido por Dark lady

D
espués de que Kimmie se ponga algo un poco más como ella (una
falda de tafetán larga emparejada con una camiseta y botas), nos
subimos al coche de Wes, y nos conduce hacia el apartamento de
Adam. —¿Crees que debería llamar y decirle que estamos aquí?—Pregunto,
mirando a su edificio.
—De ninguna manera, —dice Kimmie—. Tendrás más forma de realizarlo
con una visita no anunciada, que es precisamente lo que pienso hacer este fin de
semana. Imagínate esto: yo, cayendo por la casa de mi padre alrededor de las once
de la noche del viernes, probablemente solo después de que él y la niña vuelvan de
la cena. ¿Alguna apuesta en cuanto a lo que estarán haciendo?
—¿Por qué estás tratando de castigarte?—Pregunta Wes.
—Es a él a quien estoy tratando de castigar. ¿Te imaginas lo molesto que
estará cuando le diga que quiero pasar la noche?
—Vamos,—dice Wes, saca un destornillador, un trapo y un poco de alambre
de su guantera.
—¿Qué, sin taladro eléctrico?—Pregunta Kimmie.
—¿Estás bromeando?—Le guiña un ojo—. Mi taladro eléctrico viene
conmigo dondequiera que vaya. —Se pone unos guantes de cuero negro, y nos
dirigimos hasta el piso de Adam.
Sacudo la cabeza al ver su puerta, todavía aturdida de que Adam haya
lavado el mensaje en mi ausencia.
Wes intenta recoger todos los residuos persistentes como la tinta con su
trapo, pero está bastante limpio. —Debí haber traído mi luz UV.
—Porque es super importante para nosotros saber si el psicópata en
cuestión orinó, babeó, o sangró en su puerta, —dice Kimmie.
—Creo que puedo entender por qué lo lavó,—sigue Wes—. No me gustaría
que el mundo sepa que merezco morir tampoco.
—Sí, pero mostrárselo a la policía lo hace mucho más difícil,—digo.
107

Wes toca un par de veces, pero Adam no contesta. —Premio mayor, —dice,
arrodillándose para examinar la cerradura. Él toma el haz de cables de su bolsillo y
procede a hacer una clase de llave.
Página

—No vamos a entrar, ¿verdad?—Pregunto.


Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—Bueno, eh, sí.—Kimmie pone los ojos en blanco, como si la respuesta
fuese completamente obvia.
Wes mete la llave en la cerradura y comienza a sacudirla una y otra vez. Un
momento después, el pomo de la puerta gira. Solo que Wes no es el que la gira.
Entonces Piper azota la puerta abierta. —Oh, Dios mío,—dice ella,
golpeando su pecho como si la hubiéramos asustado también.
—Estábamos buscando a Adam, —miro más allá de ella en el apartamento.
—No está aquí,—dice, mirando a Wes, sin duda molesta de que estuviera
tratando de forzar la cerradura.
—¿Creerías que se me cayó un lente de contacto?—Pregunta, antes de
finalmente levantarse.
—No es probable, ya que llevas gafas. —Kimmie le golpea en la cabeza con
su bolsa de Tupperware.
—Espera, ¿Adam y tú tuvieron una cita?—Me pregunta Piper—. Porque no
quiero estar en el camino para nada.
—Adam y yo solo somos amigos,—digo.
—Oh, yo solo pensé...—se encoge de hombros—. Quiero decir, normalmente
no me ignora, especialmente cuando estamos trabajando juntos en un proyecto.
—Él no te ignora. Solo había algunas cosas importantes que discutir.
—¿Cómo qué?—Pregunta cruzándose de brazos, me recuerda a un padre
sobreprotector.
Parpadeo fuerte, sorprendida por su intento de curioseo.
—¿Es por eso que estás aquí ahora?—Pregunta cuando no digo nada.
—¿Por qué tú estás aquí?—Pregunto.
La cara de Piper se ablanda, y suelta sus brazos. —Mi ordenador está siendo
arreglado, por lo que Adam me dijo que podía usar la suya. Tengo que terminar un
trabajo importante de Filosofía para mañana por la mañana. ¿Alguien sabe algo
sobre el existencialismo?
—Solo que las personas que lo practican creen que la muerte es absurda.—
Kimmie empuja más allá Piper abriéndose paso al interior del apartamento.
—Una teoría bastante delirante, ¿verdad?—Piper se ríe. Ella señala con la
cabeza el alambre en las manos de Wes y luego gira la perilla de un lado a otro. —
No hay necesidad de intentarlo y entrar, por cierto. Nunca se ha cerrado aún.
Adam casi nunca echa la llave de la puerta.
—¿Perdón?—Pregunto. Mi boca se cae abierta.
—Es verdad,—dice ella, haciéndose a un lado mientras Wes entra en el
108

apartamento—. Es tan completamente estúpido. Se le he dicho a Adam, como, un


millón de veces. Entraron en la casa de Tray hace apenas unos meses atrás, y
Página

siempre cierra con llave la puerta.


Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
Tomo una respiración profunda, preguntándome qué más no me dijo
Adam.
—Sí, Adam no es definitivamente la bombilla más brillante en el zócalo
cuando se trata de sentido práctico, —continúa—. Pero es totalmente dulce. Quiero
decir, ¿quién más me dejaría usar su ordenador durante toda la noche, ¿verdad?
Por supuesto que Melissa no. Hablo acerca de mal humor. Esa chica ha tenido sus
bragas en la raja del culo por mucho más tiempo del que jamás hubiera imaginado.
Oh Dios mío, ¿acabo de sonar totalmente perra? —Ella se tapa la boca—. Te digo, a
veces puedo ser totalmente insoportable.
—¿Ella también pasa tiempo aquí cuando Adam no está en casa?—
Pregunto.
—Todos lo hacemos, —dice, arrugando su pelo corto negro con las manos.
—Adam es super generoso con su apartamento, lo que es extra bueno para mí, ya
que sigo viviendo en casa.
Sacudo la cabeza, completamente confundida. Quiero decir, ¿cómo se
supone que voy a averiguar algo de todo esto si Adam no lo está tomando en serio
como para cerrar la puerta? —¿Llegaste a ver la escritura en su puerta?
—¿Qué escritura?—Ella ladea la cabeza.
—Olvídalo.—Suspiro.
— Tal vez es mejor preguntarle a Tray. Él y Janet estuvieron aquí antes que
yo llegara. Y totalmente deberías haberlos visto. Así super lindos. Me gustaría que
la invitara a salir.
—¿Por qué no lo hace?—Pregunta Wes.
—¿La estupidez?—Ella se ríe—. En serio, los chicos no saben lo que quieren.
—Amén a eso,—dice Kimmie, rebuscando en los armarios de la cocina de
Adam.
—¿Tienes sed?—Pregunta Piper, viendo como Kimmie pretende buscar un
vaso.
Mientras tanto, Wes dibuja algo en la pizarra de Adam. Es el juego del
ahorcado, con una figura que cuelga de una soga. Wes llena el mensaje a través de
los espacios en blanco: ¡IDIOTA, ECHA LA LLAVE A TU PUERTA!
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Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Traducido por abbxaeaa


Corregido por Dark lady

D
espués de nuestra visita improvisada al apartamento de Adam,
Wes me lleva de vuelta a la casa de Kimmie para que pueda recoger
el coche de mi madre y regresar a casa. —Parece que vas justo a
tiempo para el toque de queda, —dice, mirando el reloj.
Kimmie respira una nube en forma de corazón por la ventana del pasajero.
—Ni siquiera puedo recordar la última vez que un toque de queda significa algo
en mi casa.
—Tengo toque de queda, —Wes emite un sonido—, pero mi papá me
respeta más cuando lo golpeo.
—Es por eso que vas a ayudarme con mi tarea de Cálculo esta noche, —dice
Kimmie, dirigiéndose a él.
—Tristemente, esa tiene que ser la oferta más sexy que he recibido en mucho
tiempo.
—¿Incluso más sexy que Helga, la señora de la limpieza?—Bromeo.
—Por supuesto, tú estás tan lleno de hongos.—Kimmie le dice—. Se
rumorea que Tiffany Bunkin tiene importantes pantalones calientes para ti.
—Bueno, supongo que es mejor que los pantalones de la abuelita,—dice—.
Pero pareces estar olvidando que Tiffany Bunkin huele a tierra y se ve como un
diente de león.
—Ese es su encanto, —canta Kimmie—. Ella es una de las niñas que abrazan
árboles.
—Una niña abraza árboles que tiñe su pelo de amarillo y los levanta hasta
que parezcan pétalos,—añade.
—Tiffany es totalmente linda,—digo.
—Y totalmente deberías invitarla a salir,—dice Kimmie.
—Ella ya me invitó a salir,—dice.
—¿No estamos nosotras para los secretos? Entonces, ¿qué le has dicho?—
Pregunto.
110

—Que tendría que revisar mi agenda.


—¿Por qué?—Kimmie se le queda mirando—. ¿Por qué podrías tener una
maratón de CSI o unos zapatos feos que comprar?
Página

—No creo que Tiffany sea mi tipo.


Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—Bueno, entonces, ¿quién es de tu tipo?
—Tal vez deberíamos dejar que Wes tome sus propias decisiones sobre sus
citas,—sugiero.
—Sí, ¿que sería lo divertido en eso? —Dice Kimmie—. Sobre todo porque no
he recibido ninguna de mis propias ofertas en, como, un tiempo más largo que el
pelo de Wes.—Ella intenta recorrer con la mano a través de sus capas largas, pero
sus dedos quedan atrapados en el gel.
—Buenas noches, —les digo, volviendo a inspeccionar el reloj. Tengo menos
de nueve minutos para llegar a casa antes de que mis padres entren en pánico.
Exactamente siete minutos más tarde, me pongo en camino, y el detector de
movimiento se enciende de inmediato.
Iluminando a Ben.
La luz brilla en su rostro perfectamente cincelado, su amplio pecho, y a un
repentino copo de nieve que cae a su alrededor.
—¿Qué estás haciendo aquí?—Pregunto, saliendo del coche.
—Esperándote.—Cierro la puerta del coche detrás de mí—. Te he llamado
antes y tu madre dijo que estarías en casa a las nueve. Estás dos minutos antes.
—¿Y si me voy y regreso?
—¿Qué te parece?—Pregunta, rodeando mi cintura con sus brazos. Los
copos de nieve aterrizan sobre su rostro, haciendo brillar su piel.
—Sabes, siempre puedes tocar el timbre. Mis padres te permiten esperar
dentro.
—La próxima vez —besa mis labios, su boca está húmeda de nieve—.
Entonces, ¿Cómo te fue hoy?
—Es una larga historia —digo, cogiéndole la mano y llevándolo hacia la
ventana de mi habitación. —Espera aquí.
—¿Qué pasó con lo de ser honesta con tus padres?
Aprieto los dientes, todavía enfadada porque mamá no me dijo nada de tía
Alexia antes. Mientras Ben espera a que le deje entrar, entro por la puerta
principal. Mi padre está haciendo las cuentas en la mesa del salón, y mamá puré de
plátano en la cocina.
—¿Lo pasaste bien, cariño?—Pregunta.
—Estuvo bien—digo, casi ansiosa porque preguntase sobre Wes, para ver
cuán conectada está en realidad a mi mundo.
—Bueno, eso es bueno —dice en su lugar.
—¿Has hablado esta noche con la tía Alexia?
111

Ella niega con la cabeza y cae un estallido en un recipiente lleno de


algarrobo y frutos secos. —Voy a congelar esto durante la noche. Deben estar bien
Página

y listos mañana por la mañana.


Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—Suena muy bien, —digo, decidiendo guardármelo en secreto también.
Me voy a la sala de estar y le pregunto a papá si puedo posponer nuestro corazón a
corazón.
—¿Estás segura?—Pregunta, quitándose las gafas. Sus ojos se ven cansados
y tensos.
—Mañana,—prometo—. Como que solo quiero irme a la cama.
Él asiente con la cabeza y me da un beso de buenas noches, confesando que
él también está más que agotado.
En mi habitación, cierro y echo la llave a la puerta, a continuación, abro la
ventana ampliamente para que Ben entre. Él se sacude la nieve de su pelo, pero
está completamente cubierto.
—Aquí,—digo, ayudándole a quitarse el abrigo y la sudadera, hasta que
solo hay una capa delgada de camiseta que cubre su pecho—. Debes estar
congelado. —Utilizo la esquina de la manta para limpiarle la cara seca.
—Todo lo contrario.—Toma mis manos y me tira sobre la cama, en su
regazo, todavía esperando que le informe sobre todos los detalles.
Y así lo hago.
Pero Wes no podría haber estado más en lo correcto.
—Realmente no me gusta la idea de alguien que tiene el potencial de entrar
en el apartamento de Adam,—dice—. Definitivamente lo hace aún más peligroso.
—No si Adam cierra con llave la puerta, y si se compromete a mantenerla
así a partir de ahora—Miro hacia nuestras manos, entrelazadas, segura de que hay
algo que no me está diciendo—. ¿Sientes algo ahora mismo?
—¿Acerca de Adam?—Él sonríe—. No exactamente.
—¿Y de mí?—Trago saliva.
En lugar de contestar, Ben abre la mano y recorre con el pulgar el centro de
la palma de mi mano, me envía un hormigueo en línea recta a la espalda. —¿Qué
piensas que pasaría si se combinan las fuerzas?
—No estoy segura si he entendido.
—¿Hay alguna posibilidad de que tus padres estén en la cama ya?—Se
asoma por la ventana a los copos de nieve—. No es como si fuera capaz de viajar a
casa con este tiempo de todos modos.
Esperamos a que mis padres apagaran las luces y cerraran la puerta de su
dormitorio, y luego bajamos a escondidas al sótano. Hago clic en mi lámpara de
mesa de trabajo, pero mantengo las luces del techo apagadas. En cambio, enciendo
una vela de vainilla. La sombra de la llama danza contra la pared, los copos de
112

nieve contra la ventana aparecen casi trémulos.


—¿Tu tía se estará preguntando dónde estás?—Pregunto.
Página

Ben niega con la cabeza y se sube las mangas, dejando al descubierto su


cicatriz. —Ella casi me da rienda suelta.
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—Tienes suerte.
—No lo sé.—Un mechón de pelo cae sobre su ojo—. A veces es bueno tener
a alguien esperándote.
—¿Tus padres solían esperarte?
—Mi mamá lo hacía. Mi papá siempre estaba muy ocupado.
—¿Todavía hablas con ellos mucho?
—Por lo menos un par de veces al mes. Hablo con mi madre, la mayoría de
las veces. Mi padre y yo siempre hemos tenido nuestros problemas.—Él mira su
cicatriz, de repente consciente—. Lo qué pasó con Julie solo empeoró las cosas.
—¿Porque te culpa?
Se encoge de hombros. —Él nunca lo dijo de alguna manera, pero
definitivamente estaba decepcionado.
—Eso debe haber sido difícil, —digo, deseando que pudiera haber estado
allí con él.
—Sí, yo estaba en bastante mal estado por ello. Empecé a ir a un terapeuta,
pero fue solo durante un corto período de tiempo, porque no me soportaba.
—Lo siento, —digo, tocando su cicatriz, y sintiendo lo verdaderamente
herido que todavía está.
—Por lo tanto, ¿vamos al grano?—Pregunta, señalando mi mesa de trabajo.
Levanto los pedazos de lona para mostrarle los cuadros del crucigrama, y la forma
en que he grabado algunas de las pistas.
Ben mira el m{s reciente crucigrama de Adam, el que dice que ‚QUIERO
VERTE SANGRAR‛ abierto sobre mi tablero de trabajo. Lo recoge y lo presiona
entre sus palmas. Veo como cierra los ojos y se concentra fuerte. Sus manos
tiemblan ligeramente, y el papel se arruga.
—¿Qué sientes?—Pregunto.
—A ti,—susurra.
—¿Porque estaba con mis cosas de cerámica?
—Creo que.... no estoy muy seguro.
—Por lo tanto, vamos a empezar,—digo.
Ben se encuentra justo detrás de mí, y comenzamos a acuñar un nuevo
pedazo de arcilla. Hago lo que puedo para concentrarme, para ignorar el hecho de
que mi corazón está latiendo a cinco veces su velocidad normal. Veo sus brazos
mientras amasa el barro, casi un poco demasiado duro, y como los músculos de los
antebrazos se flexionan. —Eso es bueno, —digo, en un esfuerzo por mantener la
concentración. Mojo una esponja en un recipiente con agua y exprimo las gotas
113

hacia sus manos para mantener la humedad.


Después de varios minutos, Ben me permite tomar la iniciativa. Pongo mis
Página

manos sobre el montículo de barro y cierro los ojos. Mientras tanto el pecho de Ben
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me roza los hombros, y el movimiento de sus dedos en la arcilla empapan la
longitud de los brazos.
—Lo estás haciendo muy bien, —susurra en mi oído.
Seguimos esculpiendo una hora, trabajando el montículo hacia abajo en una
superficie plana hasta que tenemos un total de cuatro baldosas.
Y hasta que ya no me puedo contener.
Me doy la vuelta para mirarlo.
—¿Camelia?—Él mira un poco de reojo.
Me muerdo el labio, deseando que pudiera leer mi mente, y que me bese
hasta que me duelan los labios. —¿Qué estás pensando?—Pregunto, deslizando la
mano en el interior de la cintura de sus vaqueros y tirando de él más de cerca.
Su boca tiembla, pero no contesta, y así me dirijo de nuevo a nuestro trabajo.
Una mezcla de emoción nada dentro de mí, necesidad, desilusión, vergüenza,
frustración y de repente los ojos me pican. Aún así, mis dedos se deslizan sobre la
superficie de los cuadros, confidente en la palabra que se ajusta dentro. Juega
dentro de mi mente. Lo puedo ver en mi mente. Es como una señal de neón que
hace palpitar mi cabeza.
—Pronto, —susurro, escribo las letras con la punta de mi dedo. Miro mi
réplica del crucigrama de arcilla, de alguna manera confiando en que la palabra se
ajusta. Me quito los seis cuadros de abajo a la izquierda, los colocados
horizontalmente que contribuyen a la forma de L mayúscula y los reemplazo con
estos azulejos.
Entonces me dirijo de nuevo a Ben, ansiosa por su respuesta.
—Mantente alejada de esto,—dice.
—¿Perdón?
—Mantente alejada de lo que está pasando con Adam. Quiero decir, no es
seguro.
—¿Cómo puedes decir eso?—Pregunto—. Quiero decir, tú, de todas las
personas, debes entender lo que estoy sintiendo.
—Y lo entiendo.
—Así que, entonces, ¿de dónde viene todo esto? ¿Por qué la palabra pronto
de repente cambia las cosas? Esta persona todavía quiere ver a Adam sangrar;
todavía piensa que Adam merece morir....
—Ya lo sé.
—Entonces, ¿qué? —Pregunto, mi voz se hace más fuerte—. Porque siento
que no me estás diciendo todo.—Miro hacia la puerta que conduce a la cocina, con
114

la esperanza de no haber despertado a mis padres.


Ben estudia mi cara durante cinco segundos completos, tal vez dándose
Página

cuenta de lo rojos que están mis ojos, lo ruborizada que está mi cara. —Solo confía
en mí en esto,—dice.
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—¿En qué?—Complemento, manteniendo mi voz baja.
—En el hecho de que estoy tratando de protegerte. Que estoy tratando de
protegernos a nosotros y a nuestra relación.
—No puedes hacer esto—insisto—. No puedes seguir dejándome fuera. Esta
es mi relación también.
—Es nuestra relación.
—Así que ¿cómo es que últimamente me siento como si fueras el único que
llama a todos los tiros, jugando con mi cabeza? Creo que de todas las veces que has
aparecido por casualidad en mi casa, en la ventana de mi dormitorio, en el
estacionamiento de la escuela, y cuando estaba volviendo desde Detroit, solo para
alejarte, y dejarme confundida.
—Lo siento, —dice, casi ahogándose en las palabras—. Pero créeme cuando
digo que yo nunca quise hacerte daño. Eso es lo que he estado tratando de evitar
todo el tiempo. —Él toma mi mano, pero es demasiado poco y demasiado tarde
ahora.
Y así, por una vez, soy yo quien se aleja.
—Realmente creo que deberías irte —digo. Tengo una sensación de
desmoronamiento dentro de mi corazón.
Los ojos de Ben están rojos también, ahora, pero no discute. En lugar de eso
me da un mísero beso en la mejilla, y luego se dirige hacia la puerta.
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DOCTOR: ¿Qué tienes ahí?
PACIENTE: ¿Qué parece?

DOCTOR: Una pluma. Alguna clase de papel.


PACIENTE: Déjame adivinar: ¿te graduaste con honores?

DOCTOR: Altos honores, deberías saber. ¿Qué estás escribiendo?


PACIENTE: Pronto.

DOCTOR: ¿Pronto qué?


PACIENTE: Muy pronto, voy a conseguir lo que quiero. Pronto, las cosas
serán como deben ser.

DOCTOR: ¿Qué quieres? ¿Cómo deben ser?


PACIENTE: (El paciente no responde.)

DOCTOR: ¿Puedo ver tu cuaderno?


PACIENTE: (No hay respuesta.)

DOCTOR: ¿Es un crucigrama lo que estás haciendo? Mira, sabía que te


gustaban los rompecabezas. Y ¿cómo vas a encontrar las respuestas?
PACIENTE: Muy bien. Muy, muy bien.
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Corregido por Dark lady

D
espués de que Ben se va, me dirijo al piso de arriba a mi cuarto, solo
para encontrar a padre en la cocina. Él está de espaldas hacia mí,
escondiendo una bolsa de Bugles de una de las canastas por encima
de los armarios.
—Te atrape —digo, encendiendo la luz, lo que le hace saltar.
—¿No deberías estar en la cama?—Pregunta, manteniendo su voz baja.
—¿Y tú no?—Le apunto con la vista.
—Probablemente, pero tu madre se quedó dormida esta noche,
probablemente la primera noche en toda la semana. Mientras tanto, tengo
demasiada hambre para dormir.
—Entonces, ¿dónde nos deja eso?—Le pregunto, mirando su bolsa de
Bugles.
—¿Puedo confiar en ti?
—Eso depende. ¿Estás dispuesto a compartir? —Sonrío—. Buen escondite,
por cierto. Nadie utiliza esas canastas.
—Eso es lo que piensas. —Él mira por el pasillo para asegurarse de que la
costa está limpia y luego agarra una bolsa de Hershey's Kisses de uno de las otras
cuatro cestas de arriba.
Aparcamos en la isla de la cocina y rasgamos las bolsas abiertas. Cinco
minutos completos devorando lujuriosamente antes de que cualquiera de nosotros
hable.
—Quería hablar contigo acerca de lo de antes —dice—. Acerca de la tía
Alexia. Al parecer, su tratamiento no está funcionando tan bien.
Hago estallar un beso de Bugle en la boca. —Ese centro no es el lugar
adecuado para ella. Se lo he dicho a mamá.
Papá deja de mascar y estudia mi cara, curioso, tal vez, de por qué estoy tan
convencida. —Tía Alexia se metió en problemas esta noche —me dice—. Poco
después de que saliste por lo de Wes, mamá recibió una llamada del director de la
118

instalación. Alexia robó el teléfono móvil de una enfermera y trató de hacer una
llamada.
Cierro los ojos, pensando en la llamada telefónica que recibí antes. —¿Sabes
Página

el nombre de la enfermera?
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Papá vuelve a comer mientras lo piensa un momento. —Haven —dice,
entre masticadas.
—Haven —repito, de pie en el taburete. Mi cara se pone caliente, y mi mente
comienza a trepar. Reproduzco la grabación del buzón de voz en mi cabeza, segura
ahora de que fue Alexia quien me llamó hace un rato.
—¿Qué pasa?—Pregunta Papá, llegando a tocar mi brazo.
Sacudo la cabeza y me vuelvo a sentar.
—Según tu madre —continúa Papá—. Alexia se siente diferente de alguna
manera mal entendida y al mismo tiempo, más intuitiva que cualquier otra
persona a su alrededor.
—¿Intuitiva? —Él asiente con la cabeza y me sigue estudiando—. Dice que
es capaz de sentir cosas sobre el futuro. ¿Te imaginas lo que debe ser eso?
Mis ojos me traicionan llenándose de lágrimas. Aparto la mirada, hacia
abajo en mis manos, de repente sintiendo que soy yo la que se está volviendo loca.
Papá le da a mi antebrazo un apretón y me pregunta de nuevo qué pasa.
Pero sinceramente no tengo palabras.
Las lágrimas caen por los lados de mi cara, y sin embargo no tengo ni idea
de por qué estoy llorando más, si es por tía Alexia, o mi relación con Ben, si es por
todo lo que Kimmie y Wes están pasando con sus padres ... Tal vez sea solo por mí.
Papá me permite acurrucarme en sus brazos. Él me mantiene durante varios
minutos antes de escoltarme a mi dormitorio y meterme en la cama. —¿Hay algo
sobre lo que quieras hablar? —Pregunta.
—Estoy cansada —le susurro, alejándome para que así no pueda ver mi
rostro.
—Te sentirás mejor después de descansar un poco —dice él, besándome en
la sien—. Y no te preocupes por tu tía. Todo saldrá bien al final. Siempre lo hace —
Mueve su diario de mi almohada, colocándola en mi mesita de noche, sin ni
siquiera preguntar de dónde viene. Sin siquiera un toque de sorpresa de que aún
existe.
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Corregido por Dark lady

M
e acuesto en la cama, mi cabeza llena de preguntas, la palabra
pronto se ilumina por detrás de mis ojos, haciendo que mi cabeza
duela. Echo un vistazo al diario de tía Alexia, observando cómo
las páginas están amarillas, cómo la cubierta se ha roto, remendado, y roto de
nuevo, y como el nombre de Alexia está estampado en la parte frontal en negro y
espeso marcador.
¿Es posible que papá no se diera cuenta de lo que era?
Incapaz de conciliar el sueño, agarro mi móvil para contar a Kimmie las
cosas, incluyendo mi estallido reciente con Ben, pero antes de que pueda llamar,
suena.
—Oye —dice Adam que cuando contesto—. Siento llamar tan tarde.
Compruebo el reloj. Es un poco antes de medianoche. —¿Está todo bien?—
Mirando mi reflejo en el espejo del tocador, noto de inmediato lo cansada que me
veo. La piel debajo de mis ojos es gris azulado, y mi cabello se ve enredado y sin
brillo.
—Tengo otra —dice.
—¿Dónde?—Pregunto. Me palpita la cabeza.
—En mi parabrisas. Estuve en la biblioteca un par de horas. Cuando volví a
mi coche, estaba allí, doblada en un sobre.
—¿Y qué dice?—Le pregunto, casi esperando oír que me diga ‚Pronto‛.
—Revisa la cama.—Su voz se quiebra al decir las palabras.
—¿Perdón?
—Eso es lo que dice.
—¿Y qué se supone que significa eso?
—Llámame loco, pero creo que podría significar que debería revisar mi
cama.
—No es divertido.
—¿Quién se está riendo? Estoy paranoico acerca de ir a casa ahora. Tengo
120

recuerdos importantes para el campamento de verano. Ya sabes, polvo de picazón


en las sábanas, serpientes debajo de la almohada, sumerge la mano en un
recipiente lleno de agua mientras duermes.
Página

—Comenzaste a bloquear tu puerta, ¿verdad?


—Sí. Quiero decir, más o menos.
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—¿Cuál es, sí o más o menos?
Adam deja escapar un suspiro, por lo que la respuesta es bastante obvia.
—Simplemente no lo entiendo,—le digo. Quiero decir, si está tan
preocupado por su seguridad, si está realmente tan nervioso como se ve, echaría la
llave su puerta. Cada vez.
—Di algo.
—¿Estabas solo en la biblioteca?—Pregunto.
—En un principio, pero luego vi a Tray y a Janet. Melissa estaba allí,
también. Todos nos chocamos unos con otros.
—¿Y ellos vieron el crucigrama? ¿Has preguntado incluso a alguno si han
estado recibiendo estos rompecabezas también?
—Le pregunté a Piper.
—¿Y?
—Y ella no tenía ni idea de lo que estaba hablando —dice.
—Entonces, ¿dónde estás ahora?
—Conduciendo, hablando contigo. Acabo de pasar la Press & Grind. Dios,
me gustaría que estuviera abierto en este momento.
—Ven a por mí.
—Camelia, no. Es demasiado tarde. Lo siento, incluso si te molesté.
—Vamos,—insisto, tirando de mi chaqueta. La palabra PRONTO todavía
pasa ante mis ojos—. No tenemos mucho tiempo.
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Corregido por Dulce*

M
e arrastro fuera de la ventana de mi dormitorio y encuentro a
Adam al final de la calle.
—Espero que no te metas en problemas—dice, una vez que estoy
dentro de su automóvil.
—¿Es ese el rompecabezas?—Le pregunto, haciendo caso omiso de su
comentario, deseosa de ponerme a trabajar. Cojo el sobre del tablero de
instrumentos y desdoblo el papel en su interior.
Adam llenó los bloques, las palabras REVISA LA CAMA me gritan en letras
mayúsculas de color negro.
Adam se vuelve hacia mí. Sus ojos anchos, y su rostro se ve un poco
sudoroso. —Entonces, ¿qué te parece?
—Creo que será mejor que vayas a ver a tu cama.
Traga duro, aparentemente sorprendido. —¿En serio?
Asiento con la cabeza, y él de mala gana pone el coche en marcha, se separa
de la acera, y se dirige hacia su apartamento.
—¿Le dijiste a alguien que saldrías conmigo?—pregunta.
—Por supuesto—miento, sintiéndome como una idiota por no decírselo a
una sola alma, sobre todo porque me ha engañado en el pasado.
—Llamé a Kimmie y Ben.
—¿Y qué dicen?
—Que me dan una hora, máximo, antes de que vengan a buscarme y/o
llamen a la policía.
—Esa es una pandilla bastante protectora la que tienes.
—Lo es.—Estoy de acuerdo, mirando hacia la calle. Descanso mi mano en el
teléfono celular en el bolsillo, aliviada al saber que está ahí.
Unos quince minutos después, Adam se detiene en el estacionamiento en la
parte posterior del edificio de su apartamento. Pero en vez de ir por el frente, que
122

nos lleva por un callejón estrecho, insiste en que usemos la entrada lateral.
—Es más rápido—dice, abriendo la puerta para mí.
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La entrada está casi totalmente apagada a excepción de una bombilla de
baja potencia que cuelga desde el centro del techo, iluminando un húmedo y
pequeño espacio.
—¿Estás seguro de que este es el camino?—pregunto, sorprendida por lo
oscuro que es.
—Vivo aquí, ¿recuerdas?—sonríe y abre la puerta de la escalera, casi
pegándose a mi lado.
Subimos con destino a su piso y luego de pie frente a su apartamento. Adam
se ve más nervioso de lo que jamás he visto antes. Él tantea por la llave correcta.
—¿Qué pasa?—Le pregunto, consciente de que está estancado. Miro mi
reloj. Es bien pasada la medianoche ahora.
—No sé lo que estoy haciendo—dice.
—¿Por qué? ¿Qué quieres decir?
Se encoge de hombros. Su mandíbula está visiblemente apretada. Y parece
casi tan frágil como lo hizo hace unos meses. —No debí haberte traído aquí—
susurra.
En el mismo momento, hay un crujido, como si alguien estuviera caminando
cerca de la planta. Me asomo por el pasillo, pero yo no veo a nadie.
—Quiero decir, ¿qué diablos estoy haciendo al traer a alguien que realmente
me importa a una situación tan jodida como esta?—continúa.
—Me preocupo por ti también—digo, llegando a tocar su mano—. Por eso
estoy aquí.
Adam cierra mis dedos, pero no acaba de mirarme a los ojos. —Me ha
llamado Tray. Es solo que... no sé. Es como si no supiera en quién puedo confiar.
Asiento con la cabeza, sabiendo exactamente cómo se siente.
—Puedes confiar en mí—le digo, casi puedo oír la voz cínica de Kimmie que
hay dentro de mi cabeza, diciéndome que se trata de una estrategia de Adam, que
está actuando vulnerable solo para ganar mi confianza y simpatía, y que sería
mejor alejarse.
Pero en cambio aprieto su mano y le recuerdo que la policía es solo una
llamada telefónica. —Ellos podrían acompañarnos al interior. Podríamos dejarles
todo a ellos aquí. Ahora mismo.
—Todavía no.
—Entonces, ¿cuándo?
Adam se encoge de hombros de nuevo. —No sé. No tengo todas las
respuestas.
123

—Por lo tanto, el rompecabezas—le digo, tratando de sonreír.


Funciona. Su cara se ilumina un poco, pero aun así... Se ve casi tan
Página

arrepentido como aquella noche hace un mes, cuando me dijo lo mucho que le
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importaba. Cuando se dio cuenta del gran error que había cometido al buscarme
como una manera de vengarse de Ben.
—Debería llevarte a casa—dice.
—No—digo, tirando de él cerca de la puerta. Trato con la perilla, aliviada
cuando no funciona.
Adam abre la puerta, hace un sonido profundo que corta a través de mis
entrañas. Un momento después, oigo más crujidos abajo en el pasillo. Me vuelvo a
mirar a Adam a la vez que me acompaña al interior del apartamento y cierra la
puerta detrás de nosotros.
—¿Cuándo fue la última vez que estuviste aquí?—le pregunto.
—Cerca de la cena. Fui a la biblioteca después de eso.
—¿Has visto Piper?
—Solo por un segundo—dice, mirando hacia su habitación—. Ah, por
cierto, ella mencionó que pasaste por aquí.
En vez de preguntarme qué quería, él se mueve en la dirección de la puerta
de su habitación abierta. —Yo podría terminar con esto, ¿verdad?—pregunta—.
¿Al igual que arrancando una curita?
Yo sigo detrás de él, con mi teléfono móvil cerrado en la mano. Desde el
interior de la puerta, su habitación se ve completamente normal. Me voy al pie de
la cama.
—¿Y ahora qué?—Adam pregunta antes de aventurarse hacia la almohada
de su cama. Con manos temblorosas, comprueba debajo de ellos—. Nada—dice
con una sonrisa de alivio.
Yo sonrío también.
Adam toma una respiración profunda y coge una colcha por la esquina. Él
sale con un movimiento rápido. La palabra PRONTO está pintada en su sábana en
letras de color rojo sangre.
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Traducido por abbxaeaa


Corregido por Dulce*

E
n el almuerzo al día siguiente, les conté a Kimmie y Wes todo lo que
pasó la noche anterior con Adam.
—¿Y nadie llamó a la policía todavía?—pregunta Kimmie.
—¿Por qué te sorprende?—Wes revisa sus patillas de Elvis recién peinadas
en el espejo pegado a su caja de almuerzo—. No es como que Camaleón llamó a la
policía cuando pasó todo eso del acosador.
—No me sorprende, simplemente me molesta —me dispara una mala
mirada—. Así que tal vez tú y Adam están perfectos juntos, después de todo.
—No perfecto. Paranoico.
—Al parecer no lo suficientemente paranoico—dice ella, sumergiendo una
esquina de su bollo en un recipiente de jalea—. Quiero decir, ¿qué se requiere antes
de que finalmente hagas la llamada?
—¿Derramamiento de sangre en la cama?—Wes sugiere—. ¿Un cuchillo
apretado contra el estómago?
—¿O veneno para ratas en tu jugo de fruta, tal vez?—Kimmie pregunta.
—Adam me recoge después de la escuela de nuevo hoy—les digo.
—¿Para echar una mirada más cercana a sus sábanas?—guiña Wes.
—Más bien para discutir todas las pistas en todo este rompecabezas
complicado—le digo, haciendo caso omiso de su intento de humor.
—PS—sigue Kimmie, comprobando su labial—. Hay que reconocerlo: es
romántico que tú y Ben fueron capaces de unir fuerzas y he hicieron la escultura de
ese azulejo juntos.
—Romántico en una forma acosadora-aporreando-sábanas de paso—Wes
aclara.
—Y me imagino que Ben se puso extraño y protector contigo, después de la
escultura—continúa—. Porque sintió algo significativo.
—Él sintió algo—digo, asintiendo con la cabeza—. Simplemente no me dijo
que era ese algo. Dijo que, al no decírmelo, me estaba protegiendo a mí y a nuestra
125

relación.
—Que es en realidad en griego ‚te estoy guardando secretos‛—dice
Kimmie.
Página
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—Yo ni siquiera le dije que fui a casa de Adam la última noche, que la
palabra PRONTO estaba escrita en sus sábanas con una especie de jarabe de
brebaje.
—El jarabe de maíz mezclado con colorante rojo y cacao en polvo.—Wes se
frota las palmas de las manos con entusiasmo—. Una de mis favoritas de todos los
tiempos, la receta de sangre falsa.
—Y dime, ¿qué hicieron con la evidencia pegajosa?—Kimmie me pregunta.
Miro hacia abajo en mi plato de pasta, incapaz de sacar la imagen de
imitación de la sangre de mi cabeza. —Pusimos las sábanas en su armario.
—Bueno, mejor le dices a Ben sobre todo esto—dice—. De lo contrario, es
capaz de acusarte por no darle la primicia.
—Es curioso cómo él puede guardar secretos, mientras que tú estás
prácticamente a la espera de las actualizaciones a cada hora en el flujo, frecuencia,
y el color de la orina—dice Wes.
—Y hablando de secretos y líquidos desagradables...—apunta Kimmie hacia
la máquina de refrescos.
Ben está ahí.
Y no está solo.
Hay una multitud de chicas de pie a su alrededor, incluyendo a Alejandra
Chávez, clasificada con el número uno el año pasado en la lista de Las Personas
Más Lindas de la Escuela Secundaria Freetown.
Ben me mira, y saluda, como si quisiera hablar.
—Tanto para llevar su hora de almuerzo a la biblioteca—dice Kimmie—.
Esto debe ser muy importante.
Asiento con la cabeza, sabiendo que probablemente tiene algo que ver con
nuestro argumento de anoche. Le hago señales, pero ahora parece que está
demasiado ocupado hablando con Alejandra.
Ella hace girar un mechón de su pelo negro como la tinta en el dedo y se ríe
de algo que él dice, tan fuerte que podemos escucharla a diez mesas de distancia.
Ben se asoma hacia mí otra vez, entre la conversación, pero aún no se mueve.
—Torpe—Kimmie canta. Se aclara la garganta de panecillo. —Aunque, con
el riesgo de sonar como un disco rayado, creo que te lo dije. O sea, seamos sinceras,
se ve súper bien, una reputación de superhéroe, abdominales de acero, y un pecho
que podría hacer llorar a una chica.
—El salvar tu vida un montón de veces es una especie de triunfo sobre
cualquiera de las cosas malas de su pasado—dice Wes, terminando su
126

pensamiento—. Al menos, eso es lo que la gente han estado diciendo.


—Ben es una captura total. —Kimmie continúa.
Página

—Y parece que él ha sido capturado.—Wes se reajusta las gafas en la cara


como si eso le ayudará a ver mejor.
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Mientras que las otras groupies se han dispersado, Ben sigue hablando
con Alejandra, como si yo ya ni siquiera existiese.
—Realmente se reduce a una simple pregunta.—Kimmie dice, llegando a
tocar mi antebrazo—. ¿Estar ayudando a Adam realmente vale el costo de lo que
está haciendo a tu relación con Ben?
Empujo mi plato de pasta a distancia y permanezco centrada en Ben,
sabiendo que esto es solo el principio, porque tengo que pasar mucho más tiempo
con Adam si quiero entender las cosas.
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Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

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Corregido por Clo

C
uando salgo de la escuela, Adam ya me está esperando en el
estacionamiento. Ben está esperando también. Está sentado en su
motocicleta, mirando en mi dirección. Estoy a punto de ir a hablar
con él cuando la Persona Más linda de La Secundaria Freetown intercepta mi
camino. Alejandra le muestra algo dentro de su abrigo y, a continuación da vuelta
y empieza a reírse.
Ben se ríe también, pero puedo decir que es más una risa nerviosa, porque
se baja de su moto y da un paso atrás.
—¿Necesitas un paseo, niña?— Wes pregunta a escondidas y robando mi
atención—. Tengo algunas Jujyfruits rancias dentro de mi coche.
Tiffany Bunkin está con él. Irónicamente, la parte delantera de su camiseta
está decorada con grandes flores amarillas.
Wes sigue mi mirada. —¿Quieres que sabotee algo?—Él se sube las mangas
para ser gracioso, como en modo de lucha.
—Realmente creo que debemos comenzar a marcharnos.—le dice Tiffany
antes de que yo pueda contestar.
Wes comprueba el tiempo en su reloj espía con cámara digital. —De
acuerdo. Hice reservas para las 03 P.M. en punto en el Brain Freeze. ¿Qué dices,
Camaleón? ¿Te importaría unirte a nosotros por un poco de nata azucarada? La
primera lamida para mí. —Él guiña un ojo.
—Una oferta tentadora, pero tengo trabajo que hacer.
Wes mira hacia el auto de Adam y luego a Ben y Alejandra, que todavía
están comprometidos en la conversación. —Llámame más tarde— dice—. Te lo
ruego.
Observo marcharse a él y a Tiffany, lo que me lleva finalmente a interrumpir
las cosas entre Ben y Alejandra.
—¿Tienes un minuto?—Le pregunto a él.
Alejandra me da una mirada sucia. —En realidad estamos un poco
128

ocupados aquí.—Ella me mira de arriba a abajo con sus ojos grandes de color
ámbar, deteniéndose un momento para hacer una mueca por mis zapatos (para el
registro, un par de feos, alias prácticos, zapatos con suela de goma, dignos del
Página

armario de Wes).
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—Camelia y yo tenemos mucho de qué hablar—le dice Ben—. ¿Pero te
veré mañana?
—Mejor aún, puedes llamarme esta noche. —Ella arranca un trozo de papel
de su cuaderno, garabatea lo que supongo es su número de teléfono, se lo entrega
y se va, los tacones de sus botas de cuero altas hacen ruido contra el suelo a cada
paso.
—Lamento la interrupción—le digo, una vez que Alejandra está fuera del
alcance de escucharnos.
—No lo haces.—Él sonríe.
—Tienes razón. —Yo sonrío de vuelta—. No lo hago.
Ben da un paso adelante y me mira a los ojos, casi haciéndome olvidar cada
pedacito de nuestro drama.
Casi.
—¿Todavía estás molesta conmigo?—me pregunta.
—Eso depende.... ¿Qué pasa contigo y la MLF (más linda de Freetown)?
—¿Perdón?—pregunta. Su rostro se arruga con la confusión.
Cruzo los brazos, esperando a que entienda las iniciales.
—Ah, ¿te refieres a Alejandra?—se encoge de hombros como si no fuera
gran cosa, como si no hubiera pasado toda la hora del almuerzo hablando con ella
hoy—. No mucho. Ella escribe para el periódico de la escuela y quiere hacer una
historia sobre mí.
—¿Qué clase de historia?
Se inclina hacia mí sobre el asiento de su moto. Su mejilla toca el lado de mi
cara mientras me susurra al oído: —Para que sepas, algunas personas en realidad
me encuentran de interés periodístico.
—Muy gracioso, pero eso no es lo que quise decir.
—¿Celosa?— pregunta, divertido por la posibilidad.
—Difícilmente— digo, haciendo estallar su burbuja con una mentira.
Ben aleja su rostro, haciendo una pausa por un momento para echar un
vistazo a mis labios. —Bueno, eso es bueno, porque no estoy realmente interesado
en revelar secretos. Soy una persona reservada, ¿recuerdas? Yo solo permito entrar
a muy pocos selectos.
—Pero, por desgracia esos pocos elegidos no me incluyen.— le recuerdo.
Ben mira hacia otro lado, pero no lo niega. —Esto es simplemente muy
difícil para mí.
—No es precisamente fácil para mí tampoco. Estoy tratando de entender lo
129

que no me dirás.
—Me moriría si algo malo te sucediera.—Él mira hacia el auto de Adam.
Página

—Nada malo me va a pasar —Llego para tocar su mano—. No si estás a mi


lado.
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—¿Y qué hay de nosotros?—pregunta, alejando su mano—. ¿Puedes
honestamente decir lo mismo?
—Dime—insisto, ¿cómo ayudar a Adam va a lastimar nuestra relación?
—Ya la está lastimando.—Sus ojos oscuros se suavizan mientras me mira
fijamente a la cara.
—¿Qué te sucedió para querer ayudarme?—Le pregunto—. ¿Qué pasó con
trabajaremos juntos como un equipo? Quiero decir, si las cosas fueran al revés, no
estoy tan segura de que me gustaría la idea de que tú pasaras tanto tiempo con mi
ex mejor amiga, alguien con quien solías salir. Pero me gustaría decir que lo
entendería.
—Tú no sabes lo que sentí—dice, dejando de lado mis preguntas.
—No—espeto. Hay un sentimiento de vidrio roto en mi pecho—. Porque no
me lo dirás.
—Es complicado.
Tomo una respiración profunda, tratando de recomponerme para detener el
torrente de lágrimas que me pican en los ojos. —¿Has sentido algo que pudiera
poner en peligro mi vida?
—¿De verdad crees que te dejaría ver a Adam en absoluto si lo hice? No te
estoy obligando a que dejes de ayudarlo. Te lo estoy pidiendo.
Sacudo la cabeza, completamente perdida por decir algo más. Por algo más
que hacer. —Adam fue tu mejor amigo— dejo escapar—. ¿No te importa si vive o
muere? ¿No te preocupa la culpa con la que tendría que vivir yo si algo malo le
sucede, porque no hice nada para detenerlo? Tú de todas las personas sabes lo que
es convivir con la culpa.—Cierro los ojos, pensando en el diario de tía Alexia, y
recuerdo la culpa de mi madre también.
—Sí, pero podemos dejar todo esto en manos de la policía. No es que no
tengamos una prueba tangible de que algo raro está pasando —dice Ben.
—Estoy de acuerdo en que deberíamos decirle a la policía, pero eso no
significa que pueda simplemente alejarme. La policía no está tan conectada como
lo estoy yo. No sienten las cosas como lo hago yo.
—Solo piensa en ello—dice, tomando su casco del manillar, como si se
prepara para irse—. Eso es todo lo que pido.
—¿Y si no lo hago? ¿Honestamente estás tratando de decirme que nuestra
relación se acabará?
—Honestamente...— su labio tiembla, se ve tan perdido como me siento—.
No lo sé. Tengo que irme—le digo, apenas capaz de sostenerme entera.
130

Volteo sobre mis talones y me dirijo al vehículo de Adam.


Página
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Traducido por abbxaeaa


Corregido por Clo

H
ay silencio entre Adam y yo en el coche, que es mayormente culpa
mía. Mientras él trata de hacerme sentir cómoda atacándome con
chistes malos y preguntando si hay algo de lo que quiero hablar,
permanezco muda.
Una serie de vueltas más tarde, me doy cuenta de que ya no estamos en
movimiento. Miro a Adam, preguntándome lo que está pasando, solo para darme
cuenta de que estamos estacionados frente a su edificio de apartamentos.
Hemos estado sentados frente a él por sólo Dios sabe cuánto tiempo.
Mientras tanto, he estado atrapada en una niebla llena de Ben.
Subimos las escaleras hasta su piso y entramos en su apartamento. Adam
pone una olla de café recién hecho, alardeando la forma en que alguna vez solía
trabajar como barista y por lo tanto conoce la importancia de la rutina, la
temperatura del agua, y la consistencia de la espuma.
Me siento en la mesa de la cocina, saco un crucigrama de mi bolsillo, y trato
de colocarlos en algún tipo de orden, agradecida por la distracción, porque mi
interior estoy absolutamente temblando.
—Realmente aprecio que me estés ayudando con esto—dice.
—No tienes que seguir agradeciéndome.
—Ya lo sé. —Él pone dos tazas de café sobre la mesa—. Es que significa
mucho para mí, especialmente después de todo.
Asiento con la cabeza, muy segura de que se está refiriendo a su trayectoria
sombría conmigo.
—De todos modos, no estoy tan seguro de que haría lo mismo si estuviera
en tus zapatos—continúa.
—Bueno, no dejarías que salga lastimada—le digo, confiada de que es
verdad.
—No—dice, sentándose a mi lado y sosteniendo mi mirada por demasiado
tiempo—. Definitivamente no lo haría.
131

Él huele a moca, y hay una mancha de café molido en su barbilla. Estoy


tentada de decirle al respecto, pero trato de mantener la concentración. Cojo un
bolígrafo y un poco de papel de mi bolso y hago una lista de los mensajes del
Página

crucigrama:
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CUIDATE LAS ESPALAS
ME MENTISTE
NUNCA ESTÁS SOLO. SIEMPRE ESTOY OBSERVANDO
QUIERO VERTE SANGRAR
MERECES MORIR
REVISA LA CAMA
PRONTO
Leo la lista una y otra vez, con la esperanza de encontrarle sentido. —¿Le
has mentido a alguien recientemente?—Le pregunto, notando cómo uno de los
cuadros horizontales menciona la mentira también.
—Estaba tratando de pensar en eso—dice—. Pero aparte de no ser
totalmente honesto contigo el mes pasado... a nadie.
—Bueno, obviamente, esta persona no está de acuerdo— digo, recordando
que él también me mintió acerca de ponerse en contacto con Tray en la noche que
alguien escribió en su puerta. ¿Y qué pasa con el mensaje de CUIDATE LAS
ESPALDAS? Es como si alguien te advirtiese de no confiar en alguien. ¿Tienes
alguna idea de quién podría ser ese alguien?
Adam niega con la cabeza, evidentemente perdido.
—Piensa bien —digo—. Porque son nuestras mejores pistas. Los otros
mensajes son del tipo estándar de cosas acosadoras.
—No sabía que había un estándar para los acosadores.
—Es cierto —Suspiro, señalando con la cabeza hacia la lista—. Básicamente,
esta persona te está observando y quiere que lo sepas, un montón de enigmas
horizontales y verticales confirman eso también. Esta persona te está haciendo
saber quién tiene el control al estar a cargo e irrumpir en tu hogar. Además de que
está loco como el infierno, como también se deduce por pistas como: eres
despreciable; a veces realmente te odio; si te corto, sangrarás...
—Wow—dice, aparentemente sorprendido. Su rostro se vuelve
completamente solemne—. Suena mucho peor cuando lo pones todo junto de esa
manera.
—Esta persona se siente muy sola—continúo, en referencia a varias pistas de
los otros crucigramas—. Y definitivamente hay un componente de venganza y un
problema de tiempo.
—¿Quieres decir que hice algo malo?
—Es todo una cuestión de perspectiva—le aseguro—. Y la perspectiva de
esta persona está obviamente sesgada. Quiero decir, la gente en su sano juicio no
132

suele enviar notas acosadoras, especialmente de las que hay que descifrar.
—No importa.—Sacude la cabeza, luciendo mucho más serio de lo que lo
Página

haya visto alguna vez—. Porque, como dijiste, es solo cuestión de tiempo antes de
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que él o ella cumpla todas estas amenazas y mensajes. —da golpecitos con el
dedo contra la pista Lo contrario a la vida.
—Vamos a salir de esto.—Pongo mi mano sobre su hombro, notando que su
cuello está manchado de urticaria.
—Gracias— dice, encontrando mis ojos—. Estoy muy contento de que hayas
sido capaz de perdonarme por todo lo que pasó entre nosotros.
—No es una cosa muy importante.
—Para mí lo es.
Aparto la mirada para inspeccionar la lista de mensajes de nuevo, haciendo
mi mejor esfuerzo para mantener las cosas centradas en lo que tengo en la mano,
pero al parecer Adam quiere que sea personal.
—¿Te puedo preguntar algo?—Dice.
Me atrevo a mirarle de nuevo a la cara, en contra de mi buen juicio.
—Los vi a ti y a Ben en el estacionamiento antes—dice cuando no contesto.
—Incluso antes de eso... Vi la manera en que lo mirabas cuando estaba hablando
con la otra chica.
—¿Y?—Le pregunto, pensando en el punto.
—Y me pregunto si él nos mira así.
Siento mis labios separarse, casi sorprendida por su percepción.
—Simplemente no quiero intervenir entre ustedes dos—continúa.
—Nadie interviene entre Ben y yo—le digo, probablemente un poco
demasiado rápido.
—Bueno, eso es bueno —fuerza una pequeña sonrisa—. Porque sé que te
estoy robando la atención de él.
—Es simplemente difícil—admito, dándome cuenta de que mis palmas
están sudando. Hay una raya de sudor sobre la mesa—. Ben y yo realmente no
hemos tenido la oportunidad de ser normal juntos. Siempre han estado todas estas
cosas en el camino.
—Pero es justo eso. No quiero ser todas esas cosas.
Me muerdo el labio, pensando en cómo, tan horrible como suena, y tanto
que me preocupo por Ben, sería mucho más fácil tener un novio como Adam.
—¿Camelia?—pregunta, preguntándose tal vez qué estoy pensando.
Miro su boca, recordando la escultura que hice en clase de cerámica—. Tal
vez deberíamos ver si hay alguna otra forma de juntar estos mensajes —digo.
Empiezo a reordenar el rompecabezas, una vez más.
Pero Adam me detiene poniendo su mano sobre la mía. Y haciendo latir mi
133

corazón.
—Realmente creo que deberías irte—dice.
Página

—No—insisto—. Tenemos que resolver esto.


—En realidad tengo un montón de tareas que hacer.
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—Estás mintiendo.
—Yo, ¿mentir? Nunca. —Sonríe—. Vamos, te llevaré a lo de Ben.
Estoy tentada a darle un abrazo, pero en su lugar agarro una servilleta y
limpio los restos del café de su barbilla.
—Muy encantador, ¿no?
—Definitivamente encantador—le digo, observando la irresistible curva que
hace su sonrisa.
Y apartándome para evitarla.
134
Página
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Corregido por Clo

DOCTOR: He estado pensando. No estoy segura de cuánto en realidad estamos


logrando en estas sesiones de terapia.
PACIENTE: ¿Eso significa que te estás dando por vencida de mí también?

DOCTOR: No dándome por vencida, solo tratando de tomar decisiones que están
en tu mejor interés.
PACIENTE: En otras palabras, apestas como terapeuta.

DOCTOR: Simplemente creo que es posible que tengas más suerte con otra
persona, o tal vez en un grupo
PACIENTE: En otras palabras, apestas

DOCTOR: Veo que estás molesta, pero con el tiempo verás que estoy haciendo esto
por ti.
PACIENTE: ¿Dónde he oído eso antes?

DOCTOR: No lo sé. ¿Por qué no me lo dices tú?


PACIENTE: ¿Para qué? Me estás abandonando, ¿recuerdas?

DOCTOR: Todavía estaré en contacto. Te estaré chequeando con tu nuevo


terapeuta para ver cómo estás progresando.
PACIENTE: (El paciente no responde.)

DOCTOR: ¿Cómo te suena todo esto?


PACIENTE: (Todavía no hay respuesta.)

DOCTOR: ¿Puedes hablar conmigo?


PACIENTE: Ya he terminado de hablar. No quiero volver a hablar contigo otra
vez.
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Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Traducido por abbxaeaa


Corregido por Dulce*

A
dam me deja frente a la casa de Ben, pero lamentablemente no está
en casa, y su tía no sabe dónde está. Trato de llamarlo, pero no
contesta.
—¿Quieres esperarlo dentro?
Pregunta a su tía, quien claramente acaba de llegar del trabajo. Todavía
vestida con su delantal de la floristería, y sus pantalones vaqueros teñidos con
tierra. Acepto ya que afuera está congelado, por no mencionar que comenzó a
nevar. Llamo a mi madre para que me recoja, y luego me siento a la mesa de la
cocina con una taza de sidra de manzana caliente.
—Tú y Ben están teniendo problemas, ¿no?—Pregunta, resbalando una
placa de galletas de azúcar casera contra mí.
—¿Te dijo acerca de ello?
Ella niega con la cabeza y se sienta frente a mí.
—Pero una tía sabe esas cosas.—dice ella, guiñando un ojo.
—Tenemos un agudo sentido de la intuición.
—¿En serio?—Le pregunto, sorprendida por sus palabras, porque mi tía
tiene un agudo sentido de la intuición también.
—Ha pasado por mucho, como sabes.—Ella aparta un mechón de su pelo
rizado oscuro detrás de la oreja.
—Se hizo un poco reservado. Le toma un tiempo permitir que la gente se
acerque demasiado.
—No lo sé. —tomo un bocado de galletas.
—Pero ha habido un cambio en él en los últimos dos meses—continúa—. Y
creo que el cambio se debe a ti. Aparte de este pequeño problema en el camino,
nunca lo he visto más feliz. —Ella toca mi mano. Hay un poco de emoción en sus
ojos.
Un segundo después, mi mamá toca la bocina en frente. Doy a la tía de Ben
un abrazo, agradecida de tener su punto de vista sobre las cosas, con la esperanza
de que tenga razón.
136

—Oye —dice mamá una vez que entro en su coche. Un CD de la naturaleza


suena en la radio, el sonido de los pájaros, con una cascada en el fondo. Mamá da
Página

vuelta y nos lleva a Raw, afirma tener un anhelo de humus envuelto y batido de
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plátano. Aunque tengo la sensación de que hay algo más. Tomamos nuestra
comida y nos sentamos.
—¿Cómo está la tía Alexia?—Le pregunto, preguntándome si mamá por fin
se ha dispuesto a hablar sobre el tema.
—Ella le preguntó por ti también —dice mamá—. Estaba preocupada de que
puede ser que tengas miedo de ella después de la visita. Se siente muy mal por su
comportamiento.
—No tengo miedo de ella. Quiero volver a verla.
—Esa es la parte difícil. Su terapeuta no sabe si puede ayudarla más. Han
como chocado contra un muro en sus sesiones juntos, y a la tía Alexia se le referirá
otra persona.
—No entiendo. Ella fue a Detroit solo para trabajar con este terapeuta.
Apenas ha pasado un mes.
—Ya lo sé —dice mamá, barriendo un grupo de rizos de delante de sus ojos.
—Pero hay alguien más que quiere trabajar con ella. Todo es muy reciente,
por lo que he estado tan distraída. De todos modos, lo siento.
—No te disculpes. Solo sé honesta conmigo. Dime lo que está pasando.
—En pocas palabras. —comienza, tragando el resto de su batido como si se
tratara de un trago de tequila—. Lo que este médico está proponiendo suena como
controvertido, y no estoy segura de estar de acuerdo con ella.
—¿Qué está proponiendo?
—Se llama terapia Electro convulsiva.
—Electro... ¿cómo el electroshock?
Mamá asiente de nuevo y bebe mi batido.
—De ninguna manera. —prácticamente grito—. No se puede permitir.
—Yo no he aceptado nada.
—Bueno, no, porque es bárbaro. No hay nada malo con ella.
—Hay algo mal, y este método de tratamiento no es tan bárbaro como se
podría pensar. Algunos médicos de vanguardia realmente todavía lo utilizan. Este
médico particular, piensa que es una candidita perfecta.
—Ella no está loca—insisto, empujando mi plato—. Todo el mundo lo tiene
todo mal de ella.
—¿Hay algo que no me estás diciendo?—Mamá pregunta—. ¿La tía Alexia
te dijo algo?
—Solo prométeme que no vas a permitir esto— le digo, sorprendida incluso
por haber considerado tal idea. Estudio su expresión de preocupación y las líneas
137

de arrugas que se extienden a lo largo de los lados de los labios fruncidos, me


tiento a decirle finalmente la verdad sobre mí.
Página

Pero entonces ella asiente con la cabeza, como si ella supiera que la terapia
no es la respuesta.
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—Yo simplemente no quiero fallar—dice ella, mirando su plato.
—No lo harás.—deslizo mi mano sobre la mesa y toco su antebrazo.
Mamá sonríe por el gesto. —Me sentí mal por mantenerte fuera. Sé que
tienes un interés genuino por tu tía, y estoy orgullosa de ti por ello.
Tomo una respiración profunda, tratando de aliviar los golpes de mi
corazón, el sentimiento enfermizo en mis entrañas.
—Y antes de que me olvide—continúa, secándose los ojos llorosos—. Tía
Alexia quería que te dijera algo. No estoy segura de a qué se refería a exactamente,
pero ella quería que te dijera PRONTO.
—¿PRONTO?—Le pregunto, siento los pelos erizarse en la parte trasera de
mi cuello.
—Lo sé, no lo entendí. Al principio pensé que ella podría haber tenido la
esperanza de verte de nuevo pronto, porque incluso me pidió que la llevara a casa
con nosotros. Pero entonces ella empezó a hablar de un chico en sus pinturas, y la
forma en que tenía que llamar a la policía para tratar de encontrarlo. Era cada vez
más y más incoherente mientras la conversación avanzaba, pero yo pensé en
preguntarte de todas formas. ¿Tienes alguna idea sobre lo que podría haber estado
hablando?
—No. —miento, sabiendo a ciencia cierta cómo ahora estamos vinculadas
tía Alexia y yo, y confío plenamente en que ella no tiene cabida en un hospital
psiquiátrico.
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Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Traducido por abbxaeaa


Corregido por Dulce*

A
ndaba con un perfil bajo en la escuela al día siguiente, dirigiéndome
directamente a la clase de cerámica en lugar de ir a almorzar, y
dirigiéndome a la puertas de salida tan pronto como suena la
campana de salida. No veo a Ben en absoluto. La clase de química se corta porque
alguien tuvo la idea de tirar de la alarma de incendios, y yo fui una de las primeras
personas en el aula esta mañana, para evitar persistir en los pasillos. Es innecesario
decir que estoy bastante decepcionada de que él no me llamó ayer por la noche,
especialmente después de nuestra discusión en el estacionamiento, especialmente
después de que haya pasado por su casa, cortando mi tiempo con Adam.
Es justo después de la cena, y estoy en mi habitación, tentada de escribir una
carta a la tía Alexia. Agarro su diario de debajo de mi almohada, me pregunto si
debería mostrar algunos extractos a mamá, si la lectura sobre las etapas iniciales de
los poderes de toque de la tía Alexia podrían ayudar a mamá a entenderla mejor.
Pero me temo que en realidad podría empeorar las cosas. Mamá, sin duda, querría
leer el diario entero, descubriendo cuán miserable tía Alexia había crecido
verdaderamente, lo aislada que se había sentido, y cómo constantemente tenía
fantasías de matarse a sí misma. Mamá solo terminaría culpándose a sí misma aún
más.
Un momento después, alguien llama a mi puerta. Deslizo el diario en mis
sábanas.
—Oye—dice papá, echando un vistazo dentro. Él viene y se sienta en el
borde de mi cama. Huele a Taco Bell.
—Creo que es posible que desees hablar. Parecías muy molesta por la tía
Alexia anoche.
—Yo estaba molesta. Todavía lo estoy.
—¿Algo de lo que quieras hablar?
—Puedo preguntar lo mismo—digo, pensando en el diario de tía Alexia, y
cómo ni siquiera se inmutó ante la vista de él.
139

Papá quita sus anteojos. Sus párpados parecen pesados. Su rostro se


enrojeció. Hay círculos pesados y oscuros bajo sus ojos.
Página

—Tu mamá me dijo que te contó del posible traslado de tía Alexia. Supongo
que no necesito decirte lo triste que está, me refiero a mamá. Ella no ha estado
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
durmiendo bien por las noches. Mayormente ha estado mirando por la ventana
de nuestro dormitorio, dragando hasta el pasado y todavía se culpa. La falta de
sueño te hará eso.
—¿Qué dice su terapeuta?
—Habla acerca de que la terapia no funciona. Creo que mamá tiene que
empezar a ver a alguien nuevo.
—¿Qué puedo hacer?—pregunto.
—Ten paciencia con ella, ¿de acuerdo? Ayúdala al salir. Hazle saber a dónde
vas. Come su cocina saludable sin demasiados graznidos. —Sonríe.
—Y no hacer nada estúpido.
—En otras palabras, sin estrés.
—No hay estrés.—Él guiña—. Simplemente no creo que ella sea capaz de
manejarlo ahora.
—¿Cómo lo estás manejando?—Le pregunto, pensando en todos los
problemas que se desarrollaron entre ellos después del intento de suicidio de tía
Alexia el otoño pasado.
—Muy bien—dice, mirando a otro lado, como si tal vez también tuviera
secretos.
—¿Estás seguro?
Él asiente con la cabeza y toma mi mano, capaz de escuchar la preocupación
en mi voz.
—Amo a tu madre más que a nada—dice, y luego me besa en la frente. Él se
ofrece a hablar un poco más, pero sus ojos se vuelven más pesados por el
momento, sin duda por haberse quedado despierto por las noches con mamá.
Le digo que necesito terminar mi tarea y a continuación, una vez que se va,
agarro el teléfono para llamar a Ben.
—Hey—dice, contestando en el primer ring.
—Mi tía dijo que estuviste por aquí anoche.
—Sí. —le digo—: ¿Dónde estabas?
—En ninguna parte importante. Solo manejaba por ahí.
Miro por la ventana en las ramas cubiertas de nieve.
—¿A pesar de que afuera estaba a 20º y nevando?
—¿Dónde estabas?—Pregunta, haciendo caso omiso de la pregunta.
—Sabes dónde. Me viste en el coche con Adam.
Hay silencio entre nosotros durante varios segundos, excepto por el sonido
del aliento de cada uno.
140

—Solo pensé que me ibas a llamar.—digo, decepcionada de que incluso


tenga que mencionarlo, de que no lo haya dicho él mismo, y de que una vez más él
Página

esté siendo tan cerrado, no me pregunta cómo estoy, o sobre lo que Adam y yo
hablamos, o incluso lo que he estado haciendo durante todo el día.
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—Ya lo sé— dice, finalmente.
—Debí haberlo hecho.
—Así que, ¿por qué no lo hiciste?
Más silencio, solo que esta vez es aún más fuerte. Y el dolor en mi pecho
excava más profundo.
—¿Es porque estaba con Adam?—le pregunto.
—Yo no soy celoso, si eso es lo que estás pensando.
Me muerdo el labio, pensando en lo lejano que suena, como si toda esta
conversación fuera solo una gran pérdida de tiempo para él.
—¿Por qué no?—le pregunto, las palabras salen disparadas de mi boca antes
de que mi cerebro tenga tiempo para detenerlas.
—No lo sé. ¿Por qué debería? —Sacudo la cabeza, decepcionada por su
respuesta, porque tal vez de alguna manera y egoísta quiero que esté celoso.
Quiero que sea super inquisitivo en cuanto a lo que Adam y yo hemos estado
haciendo, que compruebe todo en mi día y que sea la última persona con quien
hablo en la noche.
—¿Camelia?
—¿Vas a decirme lo que has estado sintiendo?—Le pregunto, dándole una
última oportunidad para dejarme entrar.
—Realmente no lo creo
—Olvídalo—le digo, interrumpiéndolo. Le digo que tengo que irme y
cuelgo antes de que tenga la oportunidad de decir adiós.
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Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Traducido por abbxaeaa


Corregido por Cami.Pineda

M
e siento encaramada en mi cama, confundida acerca de lo que
acaba de suceder. Miro por la ventana otra vez, viendo mi reflejo
en el cristal. Mi imagen es una bruma borrosa, embarrada por las
lágrimas que caen por los lados de mi cara. Aún así, me digo que, tan mal como me
siento, y tanto como pica, estoy haciendo lo correcto al ayudar a Adam.
Deseo que Ben piense igual.
Un momento después, suena mi teléfono celular. Me contengo de contestar
inmediatamente, preguntándome si es él, si él está llamando para decir que
cometió un error gigante. Reviso el identificador de llamadas solo para descubrir
que no es Ben en absoluto. Es Kimmie.
—¿Hola?—Pregunta, cuando contesto y no digo nada—. Camelia, ¿estás
ahí?
—Estoy aquí—murmuro.
—¿Qué está pasando? Apenas dijiste dos palabras en clase de escultura, y
luego ni siquiera apareciste en el almuerzo...
—Realmente no puedo hablar ahora.
—¿Será porque no te llamé anoche? Iba a hacerlo, pero estoy tan envuelta en
el estúpido proyecto de ciencias de Nate. Por cierto, ¿sabías que los Twinkies5 no
solo doblan su tamaño cuando se sumergen en agua, sino que también se vuelven
marrón después de veinticuatro horas?
—Realmente no puedo hablar ahora—repito. Mi voz está tan rota como me
siento.
—¿Qué pasa?—Pregunta—. Me estás asustando.
—Tengo que irme. ¿Te llamo más tarde?—sin esperar su respuesta, arrojo el
teléfono cerrado y lo apago por completo. Así como también el teléfono de mi casa.
Recostada en la cama, tiro las cubiertas sobre mí, siendo capaz de oler a Ben
en mis sábanas.
Unos veinte minutos más tarde, mamá llama a la puerta de mi dormitorio.
142
Página

5
Pastelitos rellenos de crema.
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—Yo sigo desde aquí—dice Kimmie a mi madre, abriendo la puerta—.
Camelia, estoy tan contenta de que estés en casa. Estoy teniendo graves problemas
con mis padres que solo tú entenderías.
Me siento en la cama, observando que se ve como la chica de cacao Swiss
Miss, con su corsé en la parte superior y la falda del delantal. Cierra la puerta
detrás de ella, y luego se une a mí en la cama, permitiéndome colapsarme en sus
brazos. Me acaricia el pelo, me ofrece pañuelos, y me recuerda que todo va a estar
bien.
—Sea lo que sea, conseguirás superarlo—me dice.
Asiento con la cabeza, sabiendo que tiene razón, porque confío en Kimmie.
Confío en ella con mi vida. Es evidente que Ben no puede decir lo mismo de mí.
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Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Traducido por abbxaeaa


Corregido por Cami.Pineda

P
asa todavía un poco de tiempo antes de que sea capaz de hablar con
Kimmie acerca de las cosas. Le hablo de lo que sucedió después de la
escuela con Adam ayer, así como acerca de mi conversación
telefónica más reciente con Ben.
—Entonces, ¿dónde los deja eso a ti y Ben?—Pregunta.
—No sé—digo, las palabras arden en mi garganta. Cojo una almohada y la
abrazo contra mi estómago. Mientras tanto, Kimmie continúa tratando de
calmarme pasando sus dedos por mi pelo y acariciando mi espalda.
—Bueno, tienes que admitir que fue dulce que Adam te haya dejado en casa
de Ben, sobre todo si est fingiendo sobre lo que sucede con las notas y esas cosas.
—Ya lo sé—digo, recordando que debería llamarle esta noche.
—Por lo tanto, ¿ninguna teoría en cuanto a lo que Ben podría estar
sintiendo?
—En realidad no, pero es todo en lo que he estado pensando.
—Bueno, si se supone que debe proteger su relación, entonces tiene que ser
algo relacionado con ustedes dos.
—Supongo—le digo, todavía no teniendo en claro por qué eso significa que
debo dejar de ayudar a Adam.
—Entonces, ¿qué vas a hacer?—Pregunta, señalándome con la mirada,
literalmente. Hay un piercing en la ceja en forma de flecha.
— ¿Qué más? Voy a seguir tratando de ayudar a Adam.
—Buena respuesta.
—Pensé que me dijiste que debía retirarme.
—Sí, pero no serías tú, que es precisamente la razón por la que te permito
ser mi mejor amiga.
—Así, pues, déjame ser una mejor amiga—le digo—. Háblame de tu reciente
ataque de problemas con tus padres.
144

— ¿Uh?—Ella hace una mueca. Sus pestañas postizas negras rizadas hacia el
techo—. Ah, ¿te refieres a las cosas que dije de camino a aquí? Solo fue algo que
dije hasta pasar por el portero de una madre.
Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—Eres mi mejor amiga también—digo, dándole un abrazo, sabiendo que
ella, sin duda, podría hablar durante horas y horas acerca de los problemas que
tiene con su padres, pero que quiere estar aquí para mí en su lugar.
145
Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Traducido por abbxaeaa


Corregido por Mizuki1987

D
espués de que Kimmie se va, enciendo mi teléfono de nuevo y
llamo a Adam.
—He estado pensando en ti todo el día —dice—. Fui a llamarte
anoche, pero estuve ocupado en el trabajo. De todos modos, me siento mal por
causar problemas entre tú y Ben.
—Excepto que tú no eres el que los causa.
—¿Estás segura? Porque, solo di la palabra y yo me extingo —dice—. Voy a
ser un recuerdo pálido y distante en tu, de otra manera, vida colorida.
—Probablemente no deberíamos estar hablando de tu extinción a corto
plazo.
—Entonces, ¿de qué deberíamos estar hablando? —pregunta.
—¿Qué hay de encontrarnos esta noche? Podemos continuar donde lo
dejamos ayer por la tarde.
—¿Puede esperar hasta mañana?
—¿Estás ocupado? —le pregunto, ávida por la distracción.
—Es solo que Piper está aquí. Estamos haciendo algunos bocadillos de
medianoche.
—Tres horas antes —oigo su grito en el fondo, luego suelta una carcajada
poco risueña.
—Lo siento —digo, sintiéndome de pronto consciente de mi misma—. Te
llamaré mañana.
—No, espera —dice, antes de que pulse el botón de silencio, así que no
puedo oírlo. Vuelve a la línea unos pocos segundos después, diciendo que vendrá
a recogerme.
—Adam… no. No quiero arruinar tus planes.
—No es gran cosa. Piper en realidad acaba de irse.
—¿Está seguro? —le pregunto, sintiéndome peor por minutos, sobre todo
desde que Piper sonó tan alegre hace apenas unos momentos, como si irse fuera la
última cosa en su mente.
146

—No te preocupes, ella no se fue con las manos vacías. Tomó un cuenco
entero de galletas de canela. Por lo tanto, ¿voy a traerte?
Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
A regañadientes acepto y agarro mi abrigo, me pongo los zapatos, y salí
por la ventana. Adam me encuentra en la esquina de mi calle, y conduce por ahí
por lo menos una media hora discutiendo los detalles de los mensajes y los
crucigramas.
—¿Cómo han ido las cosas con Tray? —le pregunto.
Adam se encoge de hombros y sube el calor para sofocar el frío. —Él me
recordó que su apartamento fue forzado a principios de este año. Las puertas
llaveadas en nuestro edificio son una especie de broma. Y así es todo el drama.
Pero al menos él y yo estamos hablando de nuevo.
—¿Qué tal tu viejo compañero de cuarto? ¿Todavía tiene una llave?
—No. Me dio su juego cuando se mudó.
—Por lo tanto, ¿no has cambiado la cerradura?
—¿Para qué?
—¿Crees que tiene una copia en alguna parte? ¿Terminaron las cosas en
buenos términos?
—Si llamas a añadir colorante verde comida a mi champú, polvo picante a
mi crema aftershave, y tierra Ex-Lax a mi café molido ‚buenos términos‛...
entonces, sí.
Muevo la cabeza, notando el ambientador con olor a beicon que cuelga de
su espejo retrovisor. —Más drama, a mi entender.
—Pero no suficiente drama como para desear mi muerte. Fueron cosas
estúpidas de novia —explica—. Al igual que con Tray. Básicamente, yo no podía
soportar que su novia prácticamente viviera en nuestro apartamento sin pagar el
alquiler.
—Simplemente no entiendo a Tray —le digo—. Quiero decir, ni siquiera
sabías que estaba interesado en Melissa cuando la invitaste a salir.
—Me gustaría decir que no, pero ¿quién sabe? Tal vez parte de mí lo hizo.
Tal vez a una parte de mí le gusta la idea de engancharse con gente que ya interesa
a otro.
—¿Como lo que pasó con Julie? —le pregunto, tomando el anzuelo.
—Y contigo —dice—. Quiero decir, tal vez si tú y Ben no estuviesen juntos,
no sería la mitad de atractivo para mí.
—¿En serio? —le pregunto, sorprendida por su honestidad.
—No realmente —dice, su cara está completamente seria.
Él se detiene en el aparcamiento de un restaurante que abre toda la noche,
pone el coche en el aparcamiento, y luego se vuelve hacia mí, estudiando mi cara,
147

esperando una reacción.


Pero no tengo idea de qué decir.
Página

El calor explota a través de las rejillas de ventilación del tablero, calentando


mis mejillas.
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—¿Tienes hambre? —pregunta, señalando a la entrada.
Sacudo la cabeza, pensando en que no fue hace tanto tiempo que Ben y yo
vinimos aquí en una noche como esta, en una noche en que me escapé por la
ventana de mi habitación solo para estar con él.
—Por lo tanto, creo que realmente no tenemos ninguna otra opción que
esperar y ver qué pasa —dice.
—A menos que quieras ir a la policía.
—Ya te dije por qué no quiero.
—¿Por qué crees que Ben es quien está haciendo esto?
—Esa es una razón —traga saliva—. Y no estoy exactamente seguro de que
sea verdad, pero no estoy dispuesto a correr ese riesgo tampoco.
—¿Eso qué significa?
—Tal vez fue demasiado rápido al culparlo por la muerte de Julie. Tal vez
en parte soy culpable también.
—Eso es absolutamente un cambio de tendencia al tratar de vengarte.
—¿Qué puedo decir? He hablado con algunas personas acerca de esto.
—¿Qué personas?
—En realidad no importa —sus ojos permanecen fijos en los míos—. Lo que
importa es que no debería haber estado viendo a su novia en primer lugar. Tal vez
si hubiera sido sincero con él no se habría asustado en el camino ese día cuando
ella le dijo la verdad.
—Pero en retrospectiva es un cincuenta-cincuenta, ¿verdad?
—Yo simplemente no quiero causarle m{s dolor… incluso si él es el que
hace todo esto.
—¿Y si no lo es… cu{l sé que es la verdad?
Adam mueve la cabeza y se recuesta en su asiento. —¿Cuáles son las
probabilidades de que todo esto quede olvidado?
—Se lo estás preguntando a la persona equivocada.
—Sí —se ríe—. Supongo que sí.
—¿Quieres un pequeño consejo?
—¿Además de ir a la policía?
—Habla con Ben. Dile lo que me dijiste... sobre Julie.
Adam se vuelve hacia mí de nuevo. La luz del letrero del comedor brilla en
su rostro, iluminando sus ojos marrón oscuro. —¿De verdad lo crees?
—Sí. Quiero decir, creo que realmente quiere escucharlo. Creo que
148

realmente merece escucharlo.


—Ya lo sé. Es solo que… en cierto modo es mucho para admitirlo.
Página

Miro a su boca, recuerdo su forma, la forma en que su labio superior es


ligeramente más grande que la parte inferior, la forma en que su boca sube hacia
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arriba en las comisuras, incluso a pesar de que ya no est{ sonriendo… y de la
cicatriz que corre a lo largo de su labio inferior.
—¿Camelia? —pregunta, tal vez dándose cuenta de que no puedo dejar de
mirarlo—. Probablemente debería ponerme en marcha, ¿no te parece?
—Sí —digo, pero no me muevo un milímetro.
La música suena de su equipo de música; es un cantante con una voz
conmovedora y sensual, que sufre por una segunda oportunidad. Y me hace doler,
también. Irónicamente, es la misma canción que sonaba en el coche de Adam esa
noche hace tres semanas… en frente de mi casa al final de nuestra cita, cuando yo
sabía que quería besarme.
—¿Camelia? —repite, puedo sentir su aliento en mi mejilla. Él toca el lado
de mi cara, tal vez pidiéndome permiso en silencio.
Me digo a mí misma que esto está mal, y que debo volver de inmediato.
Pero no lo hago.
Unos momentos más tarde, siento que sus labios presionan contra los míos.
Él sabe a caramelo de menta, lo que me lleva a darle un beso más largo, más
profundo.
Hasta que el beso se corta.
Y por fin llego a mis sentidos.
149
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Corregido por Mizuki1987

E
n el viaje de vuelta a casa, Adam me mira en varias ocasiones, es
evidente que quiere hablar sobre lo que ha pasado.
Pero apenas puedo mirar hacia arriba del pestillo de la puerta.
Exactamente seis minutos más tarde llenos de dolor, se detiene en la esquina
de mi calle y estaciona el coche. —¿Me odias? —pregunta.
—Más bien me odio a mí misma.
—Sí —suspira—. Besarme suele tener ese efecto en las mujeres.
—Eso no es lo que quise decir.
—No te preocupes por eso —dice, todavía intentando dar luz a la
situación—. Fue mi culpa. No sucederá otra vez.
—Yo dejé que pasara.
—Sí, pero solo porque no pudiste ayudarte a ti misma. Debo admitir, soy
demasiado irresistible para mi propio bien.
—Yo no iría tan lejos —no puedo dejar de sonreír.
—No te preocupes por eso —dice otra vez—. Sé que no quisiste decir eso.
Me las arreglo para mirarlo finalmente, notando que sus ojos están cansados
y rojos. —¿Quisiste decir eso?
En lugar de responder, Adam empuja un mechón de pelo de delante de mi
cara, provocando que mi corazón se agite. —Nadie más que nosotros tiene que
saber acerca de esta noche, ¿de acuerdo?
Asiento con la cabeza, casi deseando que no estuviera comprendiendo tanto
las cosas. —Creo que solo me estoy sintiendo muy vulnerable esta noche —digo,
como si una explicación hiciera todo esto mejor… proporcionando una excusa
racional por la que sentirme tan instintiva—. Tuve una discusión con Ben, y tú
estabas siendo tan abierto y honesto conmigo acerca de todo. Me sentí muy cerca
de ti.
—Bueno, me siento halagado —dice, moviéndose detrás del volante—. Y
150

siento que pasara en absoluto.


Siento que mi barbilla se estremece con sus palabras, preguntándome si él
realmente las cree. Nos damos las buenas noches, y camino por la calle hasta mi
Página

casa. Me meto en el interior por mi ventana, tentada de llamar a Kimmie para


contarle toda la historia, pero por ahora solo quiero estar sola. Así que nadie puede
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decirme que lo que hice estuvo mal. Porque en el coche de Adam, con el calor
explotando sobre nosotros, solo se sintió horrible e inexcusablemente bien.
151
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Corregido por Dark Lady

A
rreglo una cita con Kimmie y Wes antes de clase al día siguiente. La
cafetería sirve el desayuno para los madrugadores, en forma de pan
duro, harina de avena, y zumo de naranja diluido.
—Mejor que esto valga la pena, —afirma Wes—. Según mis cálculos, diría
que nos estás negando por lo menos treinta minutos de sueño.
—Por no hablar del valioso tiempo para arreglarme. —Kimmie señala a su
atuendo: una falda de cuero caniche negro emparejado con un brillante color rosa
que dice DEMONIO EN FORMACIÓN—. ¿Te gusta? También tengo una horquilla
que combina, pero con todo este desorden se me olvidó en casa.
—Junto con tu sentido del estilo, —bromea Wes, apoyando la mejilla contra
su hombro.
—Por lo tanto, ¿vamos a suponer que esta reunión improvisada tiene algo
que ver con Ben?—Pregunta.
Asiento con la cabeza y les cuento lo del beso.
—Muy bien, así que definitivamente valen la pena los círculos oscuros bajo
los ojos, —dice Kimmie—. Los detalles, por favor. ¿Cómo fue?
—No hay detalles. Solo pasó. El beso fue... bueno.
Kimmie me mira, su boca está abierta como si estuviera loca. —¿‛Bueno‛?
Tuviste la lengua en su boca. Exijo una descripción.
—¿Fue descuidado, demasiado seco, o con la cantidad justa de saliva?—
Pregunta Wes.
—¿Tus dientes evitaron rechinar? ¿Vuestras lenguas formaron un remolino
en sintonía? ¿Tenía un aliento con olor fresco? —Añade Kimmie.
—Fue bueno, —les digo, ansiosa de seguir adelante. Mi cara se calienta
cuando reproduzco el momento del beso en mi mente.
Kimmie suspira por mi falta de detalles. —Bueno, debo decir, no estoy tan
sorprendida por qué sucedió, sobre todo teniendo en cuenta todo el drama de Ben.
La última vez que hablé contigo ni siquiera sabía si seguíais juntos.
—Correcto, se llama rebote, —dice Wes, como si necesitara explicación—- Y
152

puede ser condenadamente sabrosa en la situación correcta. —Toma un mordisco


entusiasta de tostada.
Página
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—¿Crees que besar a Adam tenía algo que ver con la escultura que hiciste
de sus labios sensuales?— Ella frunce el ceño, también. —Como si tal vez la
escultura fue una premonición....
—¿Y qué otras partes del cuerpo esculpirás y actuarás en un futuro
próximo?— Pregunta Wes. —Tengo una muy interesante…
—Muchas gracias,— le corto.
—No vas a contarle a Ben esto, ¿verdad?—Pregunta—. Porque no es que él
te haya estado diciendo algo.
—Salvo que probablemente será capaz de sentirlo de todos modos, —le
recuerda Kimmie.
—Contárselo es lo correcto,—le digo—. Solo que lo va a matar. Quiero decir,
en sus ojos, será la segunda vez que Adam lleva a alguien suyo. No es de extrañar
que tenga problemas de confianza.
—No seas tan dura contigo misma —dice Wes—. Eres primitiva en la
naturaleza y por lo tanto estás obligada a caer presa de tus propios instintos
bestiales, que es exactamente lo que le dije a Tiffany Bunkin en nuestra cita de ayer
por la noche. Esa chica no puede mantener sus manos fuera de mí.
—¿Una cosa buena?—Le pregunto.
Wes se encoge de hombros y bebe el zumo de Kimmie hasta la pulpa.—
Quiero decir, ella es linda y todo en una de forma de flores silvestres, pero yo no
estoy tan seguro de que ella lo haga por mí.
—¿Porque estás mucho más interesado en las malas hierbas?—Pregunta
Kimmie.
—Le daré otra oportunidad, —dice, haciendo caso omiso de la pregunta—.
Vamos a salir mañana por la noche.
—Al igual que mis padres,— dice Kimmie—. Lo tengo todo listo. Nate tiene
una fiesta de pijamas en casa de su amigo, y he hecho una reserva para tres en
Cuvée. Le estoy diciendo a mis padres que necesito encontraros allí, porque te
estoy ayudando con la tarea de matemáticas,—ella me guiña el ojo—- Les daré
unos minutos para ellos mismos y luego llamo y les digo que no me siento bien y
que no puedo ir.
—Muy original —Wes rueda los ojos—. ¿No ves que es la misma escena en
la película Parent Trap cuando tenía siete años?
—Sucedió en la última temporada de Totally Teen Princess, si debes saberlo
—dice Kimmie—. Y funciona totalmente. Los padres de Franny vuelven juntos.
—Y para que sepas, el plan es a prueba de tontos, —bromea Wes.
153

—Asegúrate de decirnos cómo va,—le digo, rogando que no eleve


demasiado sus esperanzas, aunque estoy casi segura de que ya están bastante altas.
Página
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Corregido por Dark Lady

E
n Química no le digo a Ben lo que sucedió con Adam. Tampoco se lo
digo después de la escuela, cuando lo encuentro en el aparcamiento.
Pero en la mañana del sábado, cuando llama y me dice que quiere
hablar, estoy decidida a confesar.
Abro la puerta de entrada para dejarlo entrar. —Oye —le digo, notando de
inmediato lo increíble que se ve. Hay un rastro de barba en su rostro, como si
acabara de salir de la cama, y su pelo está arrugado por el casco.
—Traigo algunos panes. —Levanta la bolsa.
—Gracias, —digo, tomando su abrigo y llevándolo a la cocina. Pongo un par
de platos en la isla. —Espero que el té de hierbas esté bien. Mi madre tiene esta
cosa rara con la cafeína.
—Claro que sí —Sonríe—. Un té sería genial.
Caliento la tetera, vierto para nosotros un par de tazas, y luego me siento en
un taburete frente a él. Me fuerzo por morder un panecillo, a pesar de que no tengo
apetito. En mi mente intento formular la manera más suave para contárselo.
—Siento mucho todo lo que está ocurriendo entre nosotros, —dice Ben antes
de que pueda comenzar—. En realidad no he sido justo.
Me muerdo los labios para detener el temblor, la sensación horrible de pedir
perdón a alguien. —Parece como si siguieras empujándome lejos. Estamos tan
cerca, pero entonces no me dejas entrar.
—Quiero dejarte entrar ahora. Quiero contarte todo. —Ben me mira, al
parecer deseoso por una respuesta.
—¿Qué pasa con el gran cambio?—Pregunto, mirando hacia mi plato.
—Tienes que entender cómo ha sido esto para mí. He pasado demasiado
tiempo conmigo mismo en estos últimos años. Pensé que tal vez podría hacerlo de
nuevo, que tal vez todas estas cosas que he sentido, me refiero a esta ansiedad, no
he sido digno de él. Pero vale la pena. —Él se inclina más, obligándome a mirarlo
de nuevo.
—Porque yo honestamente no puedo vivir sin ti.
154

Mi corazón se hincha y se rompe otra vez. Quiero tanto devolver el


sentimiento, pero apenas puedo hablar.
Página

—Por mucho que no me guste admitirlo—continúa—. Me gusta que quieras


ayudar a Adam, que estés tan dispuesta a hacer lo correcto a pesar de las
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consecuencias. Y tienes razón, yo sé cómo vivir con la culpa. No quiero que tú
tengas que vivir con ella también.
—Puede que no tenga otra opción.
—Vamos a resolver esto. Basta con mirar lo que sucedió la última vez que
combinamos las fuerzas.
—Ya lo sé —digo, pensando en la escultura que hicimos juntos, y comienzo
a sentir mi cuerpo temblar.
—¿Camelia?—Dice, notando claramente lo nerviosa que me siento. Él
alcanza mi mano para tocarla, pero la alejo antes de que pueda alcanzarla.
—¿Qué es el secreto que has estado sintiendo?—Le pregunto—. Lo que
supuestamente podría poner en peligro nuestra relación...
—Lo siento. Fue una estupidez no contártelo.
—Por lo tanto, cuéntamelo ahora, —digo, de pronto reacia a saber la verdad.
—Lo sentí por primera vez en el gimnasio,—comienza—. Cuando te
presentaste y me sorprendiste... cuando me derribaste...
—Después de la clase de escultura.
Él asiente con la cabeza. —Y luego lo sentí cada vez que te tocaba. La cosa es
que sé que no podía suceder. Sé que nunca harías nada que me hiciera daño.
Confío en ti. Por completo.
Una tormenta de lágrimas rabia detrás de mis ojos, porque ahora sé lo que
sintió. Cierro mis ojos y mantengo las manos en mi regazo debajo de la mesa,
donde él no las pueda tocar.
Y saber lo avergonzada que me siento.
—Sentí que tú y Adam os besasteis —Su cara se pone roja—. Sé que es
completamente estúpido. Sé que nunca sucedería, que nunca harías nada de eso.
Confío en ti, —dice otra vez—. Por lo tanto, no me odies, ¿de acuerdo?
—Nunca te odiaría —murmuro, fingiendo un sorbo de té para cubrir mi
expresión.
Sé que debo decirle la verdad. Quiero decirle la verdad. Pero mi voz se
rompe. Mi cabeza está mareada. Y mis entrañas se sienten como si estuvieran
sangrando.
Mis padres vienen un par de segundos más tarde. Papá parlotea acerca de
cómo mamá lo obligó a tomar una clase de yoga esta mañana. Mamá nos sermonea
sobre los males del queso de crema con hormonas infestadas que contienen
nuestros panecillos.
Mientras tanto, Ben se excusa a sí mismo, diciendo que había prometido a
155

su tía que la ayudaría a descargar unas bolsas de tierra vegetal en su tienda de


flores. —¿Te llamo más tarde?— dice, levantándose del taburete.
Página
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Hago un gesto con la cabeza y lo veo partir, pero no lo acompaño a la
puerta. Ni le doy un abrazo de despedida.
156
Página
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Corregido por Dark Lady

P
or la tarde, todavía estoy dándole vueltas. Ni siquiera tengo el
descaro de llamar a Kimmie. No es que crea que me dará un sermón.
Es solo que no estoy particularmente orgullosa de mí ahora mismo, y
no estoy dispuesta a compartir eso.
Alrededor de las seis de la tarde, suena mi teléfono. Lo abro, asumiendo que
es Ben, preparándome para decirle que tenemos mucho más de que hablar.
Pero es Adam. —Hey, —dice—. ¿Estás ocupada?
—¿Por qué? — Pregunto, detecto un toque de alarma en su voz.
—Tenemos que hablar. En realidad estoy solo a una cuadra de tu casa. ¿Me
puedo apropiar de ti un poco?
—Claro,—digo, preguntándome por qué Ben no ha llamado como dijo que
haría, y con la esperanza de que esto no tome mucho tiempo.
Colgamos, y digo a mis padres que no debería ser por más de una hora. Un
par de minutos más tarde, Adam me recoge y salimos de inmediato.
—¿A dónde vamos?— Le pregunto, notando lo inusualmente tranquilo que
está siendo, y cómo él parece tener una misión clara en mente.
—Tengo que mostrarte algo —dice, pisa el acelerador y cambia el engranaje.
Corremos por un montón de calles, pero al final parece que nos dirigimos a
su apartamento. Adam se detiene en una plaza de aparcamiento en el solar de
vuelta y apaga el motor.
—¿Qué está pasando?—Exijo.
—Cerré mi puerta —susurra—. Estoy casi seguro de que lo hice.
—¿De qué estás hablando?
—Traté de llamar a otras personas, —dice, mirando a su volante—. Pero
Tray y Janet tomaron un autobús a una de sus competiciones, y no tengo ni idea de
dónde están Melissa y Piper.
—Adam,—le digo, tocándole el brazo, tratando de llamar su atención. —No
tiene ningún sentido.
—Tengo algo que enseñarte,—dice otra vez. Él me mira finalmente. Sus ojos
157

están de color rojo, como si no hubiera dormido.


—Vamos, —le digo, finalmente haciéndome cargo. Abro la puerta y salgo
Página

fuera. Un escalofrío en el aire muerde mi cuello. Mientras tanto, dos de las luces de
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los principales lotes de estacionamiento se han roto. El vidrio se encuentra
estrellado contra el pavimento.
Hago clic en mi linterna llavero (un regalo que papá me compró) y nos llevo
a través de la entrada lateral, tratando de imaginar la urgencia. ¿Adam encontró
otro crucigrama? ¿Podría el mensaje ser posiblemente aún más preocupante de lo
que ya hemos visto? ¿Está siendo genuino?
Justo antes de abrir la puerta que da a su piso, agarro mi móvil y busco una
señal. Se enciende de inmediato, pero luego se agota, como si la batería se acabara.
—¿Estás pensando en llamar a alguien?—Pregunta.
—No —cierro el teléfono con la esperanza de que no vea que no funciona.
Empiezo por el pasillo que lleva a su apartamento, recordando una vez más el
mensaje escrito a través de su puerta de MERECES MORIR, y de cómo Adam
escogió borrarlo antes de que alguien pudiera verlo.
—Ahí está, —dice Adam, señalando con la cabeza hacia la puerta. Tardo un
segundo en encontrarlo: el pañuelo azul marino atado a la perilla.
—¿Eso es tuyo?—Le pregunto, muy positiva de haberlo visto por él.
—Sí —dice—. Pero estaba en mi armario, dentro de mi apartamento. Sé que
lo estaba.
—Significado: ¿alguien entró en tu apartamento, lo tomó de tu armario, y lo
ató a la perilla, sin razón aparente?
—Ya lo sé —dice, de pie incómodamente cerca de mí ahora—. Parece una
locura.
—No es una locura, solo que no está totalmente pensado. Tal vez alguien te
lo pidió prestado sin decírtelo antes, y ahora te lo está devolviendo.
—Nadie me lo pidió prestado.
—Que tú sepas, —contradigo, pensando que no sería tanto, teniendo en
cuenta cómo la gente parece tomar prestado su apartamento cada vez que se
sienten como en casa—. O, tal vez llevabas el pañuelo y, accidentalmente, lo
dejaste fuera en algún lugar. Tal vez alguien reconoció que era tuyo y lo dejó a tu
disposición.
—No lo sé, —dice—. Quiero decir, no lo creo.
—¿Está echada la llave de la puerta ahora?—Le pregunto, dándome cuenta
de lo silencioso que está el piso.
—No. Esa es la parte extraña. Podría haber jurado que estaba echada la
llave.
Tomo una respiración profunda, recordando que él ha mencionado lo fácil
158

que era entrar en estos apartamentos. —Así que, ¿te has ido para revisar las cosas?
—Probablemente debería haberlo hecho, pero quería a alguien aquí
Página

conmigo primero, un testigo, porque siento que me estoy volviendo loco.


Asiento con la cabeza, sabiendo exactamente lo que quiere decir.
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Adam abre la puerta y enciende algunas luces. Al principio, las cosas
parecen muy normales, pero luego entro en la cocina y veo su pizarra.
La foto es de lo primero que me doy cuenta. Hay una foto de Adam pegada
a la placa. —¿Qué diablos es eso?— Pregunta, acercándose un par de pasos.
Es una foto de él jugando al baloncesto en un gimnasio. Alguien ha
dibujado en la foto, agregando un lazo alrededor de su cuello. Hay espacios por
debajo de la imagen, en los que alguien llena con palabras ESPERO QUE ESTÉS
DISFRUTANDO DE MI PEQUEÑO JUEGO MORTAL, todo en letras mayúsculas.
—Tenemos que irnos. —Sacude la cabeza y se pasa los dedos por el pelo en
señal de frustración—. Tengo que llevarte a casa.
—No, —digo, agarrando su brazo—. Tenemos que resolver esto. ¿Cuándo
fue tomada esta foto?
—No lo sé. Voy al gimnasio un par de noches a la semana para tirar al aro.
Lo he estado haciendo desde que me mudé aquí.
—¿Solo?
—No usualmente. A veces voy con Tray, a veces mi viejo compañero de
habitación está ahí y decido unirme a él. Piper sabe que voy de vez en cuando;
también Melissa y Janet. Algunas noches, si estamos despiertos hasta tarde
estudiando y necesitamos mantenernos despiertos, nos vamos a lanzar durante
media hora o así.
—¿Qué gimnasio?—Le pregunto, todavía tratando de darle sentido a las
cosas.
—El que está en la escuela.
—¿A quién se le permite acceder a él?
—Solo a los estudiantes, en teoría, pero no es exactamente Fort Knox.
Cualquiera puede pedir prestado un carné de estudiante y entrar.
—Sí, pero ¿quién haría tanto problema?
—Tal vez Wes —dice, comprobando mi reacción.
—¿Wes?
—¿Por qué no? ¿No ves el juego del ahorcado que dibujó aquí... y luego me
llamó idiota?
—No iba en serio —le digo, levantando la voz.
—Bueno, no lo estoy descartando.
—Creo que definitivamente tenemos que llamar a la policía,—le digo,
negándome a entretener su teoría de Wes ni por un solitario segundo.
—¿Y qué vamos a decir? ¿Que dejo la puerta abierta de vez en cuando y que
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mis amigos toman ventaja de ello? ¿Que alguien potencialmente tomó prestada mi
bufanda sin decírmelo?
Página

—Vamos a hablar de esto,—le digo, con la esperanza de convencerlo.


Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—Vamos a llevarte a casa, —dice en su lugar. Abre la puerta para dejarme
salir.
Por una vez, decidí no discutir, aunque probablemente debería.
160
Página
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Corregido por Dark Lady

U
na vez de vuelta dentro del coche de Adam, enciende el motor y
una canción de rap suena fuera tan fuerte que tengo que cubrir mis
oídos.
—¿Cuál es…?—Dice, hurgando en el dial para bajar el volumen—. ¿Has
cambiado mi estación de radio?
En el mismo instante, un reloj de alarma se activa en algún lugar del coche.
Es monótono el sonido que atraviesa mi corazón. Adam enciende la luz del techo,
y ambos nos volvemos para ver de dónde viene el ruido.
Hay algo en el asiento trasero. Un manto oscuro cubre un montón de algo.
—¿Qué es eso? —Le pregunto.
Adam niega con la cabeza y llega a la manta. En un movimiento rápido, lo
arroja a distancia.
Un muñeco se encuentra debajo de él, vestido con un traje blanco con
volantes. Es un muñeco de payaso, feliz con labios rojos, pelo de color naranja
brillante, y una cara blanca cruda. Cadenas de marionetas cuelgan de sus brazos,
piernas y boca, y dos lágrimas de color rojo sangre salen de sus ojos. El muñeco
sostiene una manila grande que dice MÍRAME. En su otra mano hay un cuchillo de
plástico con manchas de sangre falsa en el mango y la hoja. Una nota en el vientre
del payaso dice: REPRODÚCEME.
Mientras tanto, la alarma sigue parpadeando y sonando, señalando que son
las cinco, aunque son bien pasadas las seis.
Adam agarra el reloj y lo apaga. —¿Qué diablos es esto?
Me inclino más a tirar de la nota adhesiva, a continuación, levanto la camisa
del payaso, preguntándome si hay un botón en alguna parte que hace hablar al
payaso. ¿Por qué más diría la nota reprodúceme?
—¿Qué estás haciendo?—Pregunta Adam.
—Siguiendo las instrucciones,—digo, por fin encuentro el botón. Lo
presiono y una voz risueña y aguda chilla—: ¿Ves mis cadenas? Bueno, yo estiro
de las tuyas. Te sigo. Abro tus puertas. Te estoy viendo, y no es mentira, y muy
161

pronto, alguien va a morir. No os equivoquéis, este juego no es falso, porque te veo


en nuestra estela poco triste. Nuestro tiempo vendrá, cuando la campana del reloj
Página

toque, y en ese momento serás mío.


Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—¿Cuando la campanas del reloj toque?—Pregunta Adam, mirando otra
vez el reloj de alarma.
—Pero ya son después de las cinco.
—Por lo tanto, ¿tal vez te perdiste algo?
Tomo el sobre de papel manila, dándome cuenta de que alguien ha llenado
nuestro crucigrama favorito en la parte posterior.
Adam lo toma y lee fuera de las pistas. Como de costumbre, las respuestas
son bastante obvias.
—HICE COPIAS, —dice Adam, leyendo el mensaje en voz alta.
—Ábrelo — le digo, ya detectando lo peor. Con dedos torpes quita el sello y
se asoma en su interior. Sus ojos se cierran de golpe por lo que ha visto.
—¿Qué es?—Le pregunto. Hay un sabor ácido en mi boca.
Adam saca una hoja de papel del sobre y me lo entrega para que pueda
verlo. Es una imagen de Adam y yo en su coche la noche anterior. Besándonos.
162
Página
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Corregido por Dulce*

L
e digo a Adam que vaya a la policía, y luego me bajo de su Bronco y
corro por la calle. Trata de detenerme, gritando mi nombre y hace un
esfuerzo por seguirme en su coche. Pero atravieso un campo de
césped, en realidad no dándole muchas oportunidades.
Realmente necesito ver a Ben en este momento.
Llego a una parada de autobús tres minutos más tarde. —Hice copias —
susurro, ansiosa por saber si Ben ya ha visto la foto. Tal vez por eso no ha llamado.
Tomo el autobús número 6 para llegar a la calle de Ben. Su moto está
estacionada en la calzada. Mi corazón late cuando subo los escalones.
Ben abre tan pronto como toco el timbre.
—Ey—dice—. He estado tratando de llamarte, pero tu teléfono no está
funcionando.
—Ah, cierto. —le digo, recordando mi celular sin carga.
— ¿Estás bien?—trata de mirarme a la cara. Pero apenas puedo mirar sobre
la alfombra.
—¿Qué pasa?—pregunta.
—Solo abrázame—le digo, colapsando en su pecho, con la esperanza de que
pueda sentir la verdad por su cuenta, que no tenga que decir las palabras. Ben me
acaricia el pelo y me tiene cerca. Huele como a tierra y rosas, como el interior de la
floristería de su tía. Respiro y miro sobre su hombro.
Entonces lo veo. Un sobre de papel manila, al igual que el del coche de
Adam. Está en la mesa de café, junto con otras cartas. El nombre de Ben está
garabateado en la parte delantera resaltado con negro.
Doy un paso hacia atrás, rompiendo nuestro abrazo.
—¿Qué pasa?—Pregunta de nuevo, siguiendo mi mirada.
Trato de distraerlo diciendo que necesito un poco de agua, que tengo frío,
que me gustaría que me dé un suéter de su habitación.
—¿No te sientes bien?—Pregunta, aparentemente imperturbable por el
sobre.
163

—No —digo, sabiendo que moriría absolutamente si viese la foto, sobre


todo antes de que tuviera la oportunidad de decirle algo al respecto.
Página

—Tenemos que hablar—le digo—. Pero no aquí. ¿Podemos ir a algún


lugar... en tu motocicleta?
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—Claro —dice, luego se dirige a la habitación familiar para traer su
chaqueta; mientras tanto, tomo el sobre de la mesa y con prisa lo meto dentro de la
cintura de mis pantalones.
Me pongo mi chaqueta con cremallera por encima, pero el sobre se cae
cuando doy un paso. Lo recojo y lo meto dentro de la parte de atrás de mis
pantalones.
Ben me atrapa.
Él está en la puerta de la cocina con una botella de agua en la mano.
—Dijiste que tenías sed.
Mi cabeza comienza a girar y los nervios colapsan en mi pecho. Realmente
siento que voy a enfermar.
—¿Qué es eso? —pregunta.
Me encojo de hombros y tomo el sobre. Ben llega y me entrega la botella de
agua. Él trata de mirar el sobre en mi mano, finalmente reparando que es su
nombre el que está escrito sobre él.
No sabiendo qué más hacer, sigo sujetando firme del borde del sobre.
—¿Qué estás haciendo?—Su frente está arrugada, como si no acaba de
entender por qué estoy actuando de manera tan extraña, como si pensara que a lo
mejor estoy confundida.
Trato de extraer el sobre de su mano por completo, pero es como si ya
sintiera algo.
Lo agarra fuerte, y de un tirón me lo arrebata, cortando mi mano
accidentalmente con el borde. La sangre se filtra de mi palma.
—Ben, no—digo, haciendo caso omiso del corte.
—Vamos a algún lugar para hablar. —Ben mueve la cabeza y comienza a
rasgar el sobre para abrirlo.
—¡No!—grito, lanzándome de nuevo. Alcanzo el aire mientras me esquiva.
Y toma la foto.
—¡Lo siento!—grito. Lágrimas caen por mis mejillas—. ¡Por favor,
escúchame!
Ben retrocede por lo que ve. Pasa los dedos sobre la fecha impresa en la
esquina.
—Ayer—susurra—. Esto sucedió ayer.
—Por favor—repito. Mi pecho se agita como voy cogiendo aliento.
—Solo vete—dice, levantando la voz.
164

—No puedo, —le digo.


—No hasta que me hables, hasta que escuches lo que tengo que decir.
Página

Ben coge las llaves y se dirige a la puerta, apartándome cuando intento


detenerlo. Se sube a su moto y se va por la calle, dejándome de pie en la escalera.
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—¡No!—Grito. Mi voz se inunda con más lágrimas. Me rumbo en el suelo,
como si hubiera sido apuñalada en el estómago. Unos momentos más tarde, el
cielo se abre. Lluvia helada se derrama sobre mí, empapando mi piel, haciéndome
sentir que cada centímetro de mí está llorando.
165
Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Traducido por abbxaeaa


Corregido por Clo

P
ermanezco en los escalones de Ben, pensando que va a volver, que
dado que está en su moto, estará ansioso de buscar refugio, cambiarse
la ropa mojada, salir de las calles resbaladizas.
Pero él no viene a casa.
Después de aproximadamente una hora de espera, voy a la cabina telefónica
al final de la calle, lista para llamar a Kimmie. Pero entonces recuerdo sus planes
para esta noche, el plan para juntar a sus padres en el restaurante. Wes también
está ocupado—fuera, en una cita con Tiffany.
Sin saber a donde más ir y sin poder enfrentar las miradas inquisidoras de
mis padres, les doy una llamada rápida, diciéndoles que estoy con Wes. Y luego
me dirijo a Knead, donde sé que puedo estar sola. Es sábado por la noche, y
Spencer suele marcharse después de la clase de torno a las cuatro en punto.
Meto la llave en la cerradura y enciendo las luces del estudio.
Pero Spencer está aquí, después de todo. Él está al fondo, afuera de su
oficina. —¿Qué pasó?—pregunta.
Mis ojos arden por la lluvia torrencial y la sal de mis lágrimas. —Está
lloviendo—le digo, como si no fuese completamente obvio.
—¿Y entonces decidiste tumbarte afuera en ella?
—No exactamente—susurro, sofocando una tos. El agua gotea por los lados
de mi cara.
—¿Qué pasó?—pregunta, quitándose la camiseta. Él viene y la envuelve a
mi alrededor, y luego me mira a la cara.
—¿Qué estás haciendo aquí?— le pregunto, tratando de distraerlo de lo
quebrada que debo verme—. Podría preguntarte lo mismo.
Gotas de lluvia caen de los extremos de mi pelo, aterrizando en la parte
delantera de su camiseta. Me traslado a una de las mesas de trabajo, tratando de
ser fuerte, de actuar como si solo estuviera aquí para esculpir.
—Estás empapada—dice Spencer—. Déjame conseguirte un poco de ropa
seca. Creo que tengo un viejo par de pantalones vaqueros en mi oficina.
166

—Gracias, pero tengo mi propia ropa. —me dirijo al guardarropas escaleras


abajo, donde guardo un par de sudaderas y zapatillas de deporte para los desastres
Página

de barniz. Me arranco la ropa empapada por la lluvia de mi cuerpo y la escurro en


Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
el fregadero, sintiendo mi piel como carne de gallina. Sin embargo, estoy
entumecida por dentro.
Porque nada pudo doler tanto como ver la cara de Ben cuando abrió ese
sobre.
Y saber lo mucho que lo herí.
Me pongo ropa seca, incluyendo la sudadera de Spencer, y permanezco en
el baño por más tiempo del que debería. Spencer me llama por lo menos tres veces,
preguntando si estoy bien, pero no tengo palabras para contestarle.
Por último, llama a la puerta, lo que provoca que me levante del piso de
concreto y regrese arriba.
—¿Podemos hablar?—pregunta.
—Ahora no—le digo, pasando más allá de él hacia el área de estudio. Trato
de abrir la atadura de una bolsa de arcilla, el corte pica en mi mano.
—¿Con quién crees que estás hablando?—Persiste.
Sacudo la cabeza, aún entorpecida con la atadura, haciendo mi mejor
esfuerzo para permanecer en control, para hacer las cosas normales, a pesar de lo
verdaderamente anormal que se siente todo.
Spencer lo puede ver también. Me saca la bolsa de arcilla, obligándome a
mirarlo. —¿Qué pasó?—Pregunta de nuevo.
—Lo arruiné—le susurro, permitiéndole envolverme en sus brazos.
Él llama a Svetlana para decirle que va a llegar tarde a su cita de esta noche,
y luego me sienta en su oficina, venda mi mano, y me asegura que todo se
resolverá.
Termino diciéndole lo que sucedió entre Adam y yo: el beso, y como alguien
debe haber estado espiándonos, porque enviaron una foto de dicho beso a Ben.
—¿Quién te espiaría?—pregunta.
—No sé —digo, pensando en Melissa—. Quiero decir, está esta chica que ha
estado mayormente enamorada de Adam.
—¿Alguna vez pensaste que podría haber sido el mismo Ben?
—Ahora suenas como Adam.
—Es posible —dice, sentándose a mi lado en el sofá. Su desordenado pelo
negro está casi tan largo como el mío ahora. —Por lo menos, es definitivamente
alguien que quiere hacerte enojar.
—Y que rompa con Ben.
—O que rompas con Adam—él sugiere.
—Aunque no estamos juntos.
167

—Obviamente, esta persona no cree eso.—dice, metiéndome un mechón de


cabello mojado detrás de la oreja—. ¿Y tú qué? ¿Tú lo crees?
Página

Trago duro, sorprendida por la pregunta, porque hasta ahora he estado tan
preocupada por todo lo demás—acerca de lo que Ben podría estar sintiendo, acerca
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
de lo que Ben no me está diciendo, cuáles son las intenciones de Adam, y si
estoy o no haciéndolo las cosas bien— que en realidad no me he preguntado lo que
yo estoy sintiendo.
Spencer pone su mano sobre la mía en un esfuerzo por calmarme. Sus
brazos están cortados por todo el trabajo con varios metales, todo el cincelado y
tallado que hace. —Lo resolverás. Eres una artista, después de todo. Necesitas
experimentar la vida con todas sus maravillas y angustias si quieres producir algo
significativo. El sufrimiento te hace más fuerte, ¿verdad?
—Supongo— le digo, forzando una leve sonrisa.
—Y ahora tienes que ir a esculpir algo realmente genial.
Dejo escapar un suspiro, a sabiendas de que tiene razón.
Mientras que Spencer reúne sus cosas para irse, me las arreglo para
conseguir desatar la bolsa de arcilla y desconectar un buen pedazo. Aprieto mi
arcilla a pesar de mi venda, ansiosa por tratar de evitar los pensamientos sobre Ben
con pistas sobre crucigramas y mensajes. Cierro los ojos y la imagen del cuchillo de
la pintura de mi tía me viene a la cabeza. Y entonces lo esculpo, agregando, sin
pensar, las iniciales de Ben —B.C. — a la superficie de la hoja del cuchillo.
Abro los ojos, de repente dándome cuenta de lo que he hecho, sabiendo que
tengo que sacarlo de mi cabeza si quiero seguir concentrada y entender las cosas
de una vez por todas. Me seco las manos con el delantal y agarro el teléfono del
estudio para llamar a Adam.
—Hey—dice, contestando de inmediato—. Estaba preocupado por ti.
—¿Has llamado a la policía?
—En realidad estoy en camino a la estación en un rato. Pensé que sería más
fácil mostrarles todo.
—Llámame tan pronto como regreses. Estaré en Knead durante un tiempo.
—Lo haré— dice—. Y lo siento de nuevo. Sobre todo.
—No es culpa tuya—le digo, decidiendo no contarle lo que pasó con Ben.
Colgamos, aunque puedo decir que él quería hablar un poco más. Cierro los ojos
otra vez, tratando de tomarme a pecho el consejo de Spencer y Wes, para recordar
que soy humana, que de seguro cometeré errores, y que lo importante es que
aprenda de ellos.
Solo espero que Ben sienta lo mismo.
168
Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Traducido por abbxaeaa


Corregido por Mizuki1987

P
ASO OTRA HORA en Knead, acuñando mi arcilla, haciendo formas,
y luego aplastándolo contra mi tablero de trabajo. Es casi terapéutico.
Es así, hasta que oigo el sonido metálico dentro de mi cabeza, el de la
alarma en el coche de Adam.
Y así, esculpo el reloj, esperando que pueda ayudar a dar sentido de por qué
en primer lugar estoy escuchando el ruido. Pero esculpirlo solo hace la alarma más
fuerte, casi ensordecedora, obligándome a limpiarme y regresar a casa.
Es tarde, así que mis padres no me dicen demasiado o notan lo desaliñada
que me veo. Mamá solo murmura algo acerca de cómo ella y yo necesitamos hablar
mañana, y papá se queja de su dolor de espalda por el yoga.
Me escapo a mi habitación, preguntándome por qué Adam no me ha
llamado todavía. Conecto mi móvil en el cargador y hago una nota mental para
llamarlo a primera hora de la mañana.
Mientras tanto, siento que mi cuerpo está en shock. Busco mi edredón para
disminuir el frío. Tomo un sorbo de agua para aliviar la sequedad en la boca.
ChapStick para mis labios agrietados. Música para ahogar mis
pensamientos. La ventana abierta para permitir a la brisa soplar a través de mí,
para hacerme sentir despierta, cuando cada parte de mí se siente cansada, muerta,
entumecida.
Pero nada parece aliviar este dolor. Y solo me siento más fría, más confusa,
más aislada que en toda mi vida. Aún así, me digo que necesito conseguir algo de
sueño. Y entonces me tumbo en mi cama, esperando que el agotamiento me lleve.
Mi despertador suena, me asusta. Presiono el botón de repetición, pero
sigue sonando, un chirrido agudo que hace latir mi cabeza. Me siento en la cama y
tiro del enchufe.
Todavía suena. Y de repente me doy cuenta, no es mi despertador para
nada. El ruido está sonando en mi cabeza.
—Cuando la alarma del reloj toque —susurro, recordando el torcido tintineo
169

que reproducía el payaso de juguete, y la hora que destellaba en la alarma reloj.


Cinco en punto. Pero, obviamente, no son las cinco de la tarde como había
pensado. Son las cinco de la mañana.
Página

Exactamente treinta minutos a partir de ahora.


Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
Agarro mi móvil e intento en el número de Adam, pero va directamente
al buzón de voz. Salto de la cama y tiro de mi abrigo, me pongo unos zapatos, y
hago una nota para mis padres. Les digo que necesito coger prestado el coche para
un amigo en crisis de urgencia, y que estaré de vuelta para el desayuno.
Las calles están oscuras y resbaladizas esta mañana. Acabo patinando un
par de veces, voy mucho más rápido de lo que realmente debería. Finalmente,
llego al apartamento de Adam y aparco justo en frente, a pesar de la señal de
advertencia de que seré remolcada.
El edificio parece especialmente inquietante en la oscuridad. Los caminos
que lo rodean están prácticamente muertos. Bajo por la puerta abierta del coche y
entro en el vestíbulo principal. El olor de algo {cido… como líquido limpiador
mezclado con disolvente de pintura… me golpea en la cara. Miro a mi alrededor en
busca de la fuente, cuando un ruido de golpe me asusta. Me vuelvo para encontrar
que la puerta se acaba de cerrar tras de mí.
Un reloj de pared me dice que son casi las cinco. Rápidamente subo las
escaleras, tropezando con el escalón en la parte superior. Ahora en la planta de
Adam, voy a su puerta y llamo. Espero un par de segundos antes de probar entrar.
Pero está bloqueado. Y él no contesta.
Intento en su móvil de nuevo. Todavía no hay suerte.
Golpeo la puerta con el puño, sabiendo que él debe estar dentro. Mientras
tanto, la alarma sigue sonando en mi cabeza, tan fuerte que casi me tengo que
cubrir los oídos.
Finalmente, la puerta se abre un poco.
Piper está ahí. —Oh, hola —ella dice, claramente desconcertada. Pone sus
manos cubriendo el cuello V de su camiseta, como si estuviera usando algo
revelador, a pesar de que está completamente vestida—. Adam está todavía
dormido. Estuvimos despiertos anoche hasta muy tarde.
—Por lo tanto, ¿te desperté?
—Bueno, son las cinco de la mañana de la mañana de un domingo.
—Oh —digo, notando que está usando una nueva capa de brillo de labios, y
que su cabello se ve perfectamente arreglado.
—Realmente creo que deberías irte —dice ella, su voz es fuerte.
—Solo quiero ver a Adam un minuto —trato de mirar más allá de ella en el
apartamento, pero ella hace todo lo posible para bloquear mi vista.
—¿No tienes tu propio novio por el que preocuparte? —pregunta.
—¿Qué se supone que significa eso?
170

Piper comienza a cerrar la puerta en mi cara, pero la paré con mi pie.


—¡Vete! —insiste—. Adam y yo estamos ocupados.
Página

—Pensé que habías dicho que estaban durmiendo.


Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
En el mismo momento, un sonido clamado viene desde el dormitorio de
Adam. Empujo a Piper de mi camino anterior y voy en esa dirección, pero ella me
agarra del brazo, intentando retenerme.
—¡Esta es tu última advertencia! —ladra.
Me las arreglo para retirarme, pero ella me agarra del brazo de nuevo.
Y me corta.
La sangre se escurre de mi antebrazo, a través de la manga de mi chaqueta,
cayendo sobre la alfombra. Me toma un momento detectar el cuchillo en su mano.
El mango es rojo, con un final que se enrosca hacia abajo, y la punta es irregular.
Es como el cuchillo que tía Alexia pintó.
Echo un vistazo otra vez a mi brazo, tratando de detener la hemorragia con
mi abrigo.
—¿Buscando más diversión? Porque es demasiado tarde para echarse atrás
ahora —ella viene hacia mí con el cuchillo otra vez, pero soy capaz de esquivarla
poniéndole la zancadilla con mi pie en el momento oportuno. Ella tropieza,
cayendo al suelo con un ruido sordo.
Me apresuro a la habitación de Adam. Está atado a la cama. Hay una tira de
cinta adhesiva en su boca. Me apresuro a su lado, ansiosa por liberarlo.
Un segundo después, Piper me empuja por detrás y me derroca a la cama.
—Contra la cabecera —exige—. Pon las manos donde pueda verlas.
Hago lo que dice, mi mente se revuelve sobre cómo conseguir liberarnos.
—Eso es lo que realmente quieres, ¿no? —continúa—. ¿Estar en la cama de
mi novio? ¿Robármelo?
—Lo has entendido todo mal.
—¿No es así? Entonces, ¿besas así a todos tus amigos? —ella gesticula hacia
la foto en la mesita de noche de Adam. Se encuentra en la parte superior de una
pila de crucigramas.
Al parecer, nunca fue a la policía después de todo. —El momento es ahora
—continúa, señalando el reloj de alarma.
No puedo decir si suena o si el ruido está todavía solo dentro de mi cabeza.
Miro hacia las manos de Adam, atado por las muñecas con cinta adhesiva y unido
a la cabecera.
—¿Impresionada? —pregunta, refiriéndose a su obra—. Le drogué mientras
dormía. Se despertó así.
—No puedes hacer esto —digo, pregunt{ndome si puedo distraerla… si,
por solo un segundo, pudiera llegar a mi bolsillo y llamar a la policía.
171

—¿Por qué no? —pregunta—. ¿Porque tú estás aquí para salvarlo? Tal vez
eso solo hará las cosas más interesantes.
Página

—¿De qué estás hablando?


Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—Mi plan era darle un ultimátum —explica—. O estaría conmigo en vida,
o estaría conmigo en la muerte. Por supuesto, ahora que estás aquí, tal vez has
estado pensando en suicidarte, también. De lo que he oído, tu vida ha sido
bastante deprimente últimamente. No fue hace mucho tiempo que fuiste acechada
también. Adam me ha dicho todo sobre ello, acerca de cómo tu exnovio te tomó
cautiva, cómo te drogó y ató en el parte trasera de algún remolque. Dime que no
estás todavía sufriendo las consecuencias de todo eso. Por no hablar de que tu
novio rompió contigo recientemente...
—Eso no es cierto.
—Ah, ¿no? —pregunta, al parecer decepcionada—. Pero aún así debe haber
sido muy molesto, sobre todo después de ver esa foto. Tal vez su decepción era
demasiada para que lo resuelvas.
—No sabes de lo que estás hablando.
—¿Qué piensas tú, Adam? ¿Camelia es suicida?
—Estás loca —le susurro.
—Tienes razón —ella se ríe—. Lo estoy. Mi psiquiatra lo cree también. Ella
solía grabar nuestras sesiones juntas antes de deshacerse de mí. Pero… ¿sabes qué?
No tiene importancia. Porque nadie puede ayudarme. Y por eso he decidido
ayudarme a mí misma.
—¿Y estar con Adam hará las cosas bien? Todavía tienes problemas.
—Pero él me ayudará a superarlos. Adam es la mejor cosa que jamás me ha
pasado, al único que realmente le importa una mierda.
—Por favor —insisto, avanzando poco a poco—. Vamos a conseguirte algo
de ayuda.
—¡No! —grita, lo que me provoca que retroceda de nuevo—. Yo no necesito
ayuda —corta el aire con su cuchillo.
Adam gruñe un par de veces, como si quisiera hablar. Manteniendo un ojo
en mis manos, Piper me ordena quitarle la cinta de la boca. Tomo un extremo de la
cinta adhesiva y la desprendo.
Adam tose antes de ser capaz de hablar. —Por favor, dejar ir a Camelia.
—Es demasiado tarde para eso —dice, tocando su mano con el cuchillo—.
¿Sabes lo que pienso? —ella entrecierra sus ojos, mirándome—. Creo que una vez
que viste lo cerca que Adam y yo estábamos, empezaste a sentirte muy
deprimida… tan deprimida que decidiste suicidarte.
—Déjala salir de esto —le dice Adam—. Te amo. Siempre lo hice.
El labio de Piper tiembla. Ella parece sorprendida por las palabras. —
172

Entonces, demuéstralo.
—Ven aquí —le dice él.
Página

Ella vacila. La punta de su cuchillo corta la tela de sus pantalones vaqueros,


pero ella no se da cuenta siquiera.
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—Por favor —dice Adam, colocando la cara como si quisiera besarla.
Ella se mueve hacia él, acercándose a su lado de la cama. Mantiene los ojos
fijos en mí, coloca sus labios sobre su boca.
—Relájate —susurra él, al parecer detectando cuán débil es el beso, cómo
Piper no está prestando toda la atención.
Ella lo besa otra vez, finalmente cerrando los ojos. Las lágrimas empiezan a
correr por su cara.
Un momento después, me tiro sobre ella, tirándola al suelo. El cuchillo se
dispara de su agarre. Hago lo que puedo para mantenerla a horcajadas y pasando
mis brazos detrás de ella, pero empuja hacia arriba con la pelvis, y me caigo.
Piper se esfuerza por llegar al cuchillo, a pocos metros de distancia, en la
esquina de la habitación. Intento tirarla de espaldas, agarrándome a su camisa. Ella
deja escapar un gemido cuando tiro de su pelo.
Continúa avanzando con su vientre, hacia el cuchillo. Salto sobre su espalda,
intentando mantenerla en su lugar, pero ella es aun capaz de agarrar el cuchillo
por la hoja.
—¡No! —grito, esperando que alguien pueda oírnos… que pueda escuchar
nuestra lucha, que pueda oír a Adam repentinamente suplicando que se detuviera.
Apresuro a mis pies y me doy prisa a la mesa de noche, en busca de algo…
cualquier cosa… para protegerme. Termino arrancando la l{mpara de la pared, con
la esperanza de poder utilizar la base de pesado vidrio como un arma. Mientras
tanto, Adam sigue intentando liberarse.
Piper viene hacia mí con el cuchillo. Empujo la lámpara hacia su cabeza,
pero golpea su hombro en su lugar, y simplemente se tambalea de nuevo cuando
la lámpara se estrella contra el suelo.
Ella viene hacia mí de nuevo, presionándome contra la pared. Mis zapatos
se deslizan sobre el vidrio roto. —Estabas tan deprimida —susurra, al presionar la
punta del cuchillo contra mi cuello—. Cuando te enteraste que Adam estaba
enamorado de mí, no pudiste soportar vivir otro día.
—No —gimo, intentando mi mejor esfuerzo para no tragar.
—Cortaste tu propia garganta con este cuchillo.
—¡No! —Adam grita.
Presiona la punta más fuerte contra mi garganta. Siento un hilo de sangre
por mi cuello. Intento pensar en algo que decir… cualquier cosa que finalmente
consiguiera que se detuviera. Adam le pide que vuelva a sus sentidos, insistiendo
en que él no estará con ella si no lo hace.
173

Me abrumo con mareos. Mi cuerpo se debilita, y me siento empezar a


flaquear.
Página

En algún momento, Piper se aparta de mí.


Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
Parpadeo un par de veces. Hay un remolino de color gris a mi alrededor
mientras me deslizo por la pared, escuchando su lucha.
Me toma unos minutos recuperar el aliento, para poder concentrarme
totalmente de nuevo. Ahí es cuando veo a Ben.
El usa guantes, lucha por hacerse con el cuchillo de ella, las manos aprietan
los puños. Los músculos de los antebrazos se flexionan.
—¡Ben! —grito, Piper deja escapar un gemido. Por un momento, creo que le
va a romper las muñecas, pero luego la arroja sobre la cama. Rueda y golpea el
suelo con un fuerte y duro golpe. La sangre brota de su nariz.
Ella se vuelve y arremete contra él, precipitándose hacia su abdomen, y
arrojándolo hacia atrás sobre el suelo. Encima de él ahora, ella agarra el cuchillo y
lo conduce hacia su vientre.
—¡No! —me oigo gritar. Ben deja escapar un gemido que rasga a través de
mi pecho. Intento levantarme, pero tropiezo de nuevo.
Piper saca el cuchillo de su vientre.
Finalmente, soy capaz de levantarme. Me pica el brazo donde me cortó, y mi
abrigo está manchado de sangre.
Piper sostiene el cuchillo por encima de su cabeza, lista para apuñalarlo de
nuevo. La hoja está tan roja como el mango ahora.
Justo detrás de ella, reúno toda la fuerza dentro de mí y agarro sus brazos,
tirando de ellos hacia atrás. Saco el cuchillo de su agarre. Piper salta a sus pies y los
lanza hacia mi cabeza. Afortunadamente, soy capaz de esquivarla y empujarla
hacia atrás. Ella va hacia abajo con fuerza contra el aparador de Adam.
Agarro mi teléfono. Mis dedos tiemblan, me toma un par de intentos marcar
el 911. Le digo al operador que tiene que venir la policía de inmediato y enviar una
ambulancia. Y entonces cuelgo, dándome cuenta de que Ben no se mueve. No
parece que esté respirando tampoco.
174
Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Traducido por abbxaeaa


Corregido por Cami.Pineda

M
e precipito al lado de Ben y me cierno sobre su boca, pero no
siento su aliento. Respiro en su vía respiratoria, tratando de
recordar todo lo que aprendí en la clase de salud acerca de la
resucitación. Adam me ayuda, ordenándome a mantener la calma, levantando el
cuello de Ben y aplicando presión en la herida.
Sacudo la cabeza, preguntándome qué más puedo hacer, y escucho un
sonido de timbre. Al principio creo que el despertador sigue sonando en mis oídos,
pero luego me doy cuenta que mi teléfono. Suelto a Adam y miro hacia Piper. Está
desmayada en la esquina de la habitación.
Finalmente, contesto el teléfono. Es el operador del 9-1-1, haciéndome todas
las preguntas acerca de lo sucedido.
— Ha sido apuñalado. —digo abruptamente—. No está respirando.
—¿Quién ha sido apuñalado?—El operador pregunta—. ¿Dónde está la
herida?
—En el estómago —Me tapo la boca al verlo, la forma en que no responde,
la forma en que la sangre se ha acumulado a su alrededor en el suelo.
Un momento después, oigo las sirenas. Al poco tiempo, tres agentes de
policía y un par de paramédicos irrumpen en la habitación. Los médicos van
directamente hacia Ben, me ordenan salir del camino. Le ponen una máscara de
ventilación en la cara para tratar de conseguir que respire de nuevo.
—Por favor—susurro, sintiendo todo mi cuerpo tenso.
Los médicos evalúan la herida del arma blanca de Ben, colocan un vendaje
sobre la misma, y aplican presión.
—Ha perdido mucha sangre—dice uno de ellos, empezando una vía
intravenosa.
—¿Va a estar bien?—Le pregunto.
Nadie contesta. Mientras tanto, un segundo grupo de médicos viene a
evaluar a Piper. La ponen en una camilla, parece que está recuperado la conciencia.
Ella me mira.
175

—¿Ben va a estar bien? —Grito dentro de mi cabeza, sin saber si realmente


las palabras salen. Una parte de mí tiene miedo de saber la respuesta.
Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
Los médicos comprueban el nivel de alerta de Ben haciéndole preguntas y
examinando sus pupilas. Vuelven a verificar su máscara de oxígeno para
asegurarse de que respiración.
Finalmente, lo está haciendo.
En algún momento, uno de los médicos nota mis heridas. Empieza a
vendarme, pero no estoy muy centrada en mí. No puedo dejar de mirar a Ben.
—¿Estará bien?—pregunto de nuevo.
Todavía no hay respuesta.
En conjunto, dos médicos suben a Ben en una camilla. Uno de ellos llama al
hospital, indicando cuál es la situación y que van a ir de inmediato.
—Por favor—insisto—. Déjenme ir también.
El médico que curó mi brazo me mira por alrededor de la mitad de un
segundo, como si tratara de decidir. Finalmente, está de acuerdo. Mientras tanto,
colocan a Piper en una segunda ambulancia. Y Adam es llevado a la comisaría de
policía para hacer un informe completo.
176
Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Traducido por abbxaeaa


Corregido por Mizuki1987

E
L VIAJE AL HOSPITAL es borroso, sirenas sonando, luces
intermitentes. Un corazón que casi se detiene (el mío).
Pero afortunadamente, el de Ben sigue latiendo.
Una vez que llegamos, un par de enfermeras me detienen, insistiendo en
que necesito ser revisada para detectar cualquier lesión adicional.
—Estoy bien —les digo, literalmente arrastrando los pies por el suelo de
linóleo—. Solo quiero estar con Ben.
Su rostro está pálido. Sus ojos están cerrados con toda tranquilidad.
Sin embargo, Ben y yo estamos separados. Mientras que a él lo trasladan a
otra {rea, yo soy conducida a una concurrida zona de espera… al menos cincuenta
personas est{n allí… donde la recepcionista me dice que rellene algunos
formularios.
—No lo entiende —explico. Más lágrimas caen por mi cara—. Mi novio fue
apuñalado. Necesito estar con él.
Pero es como si ella no me oyese. Desliza un portapapeles lleno de
formularios hacia mí. De mala gana los tomo y empiezo a completar mi nombre,
pero cuando ella no está mirando, me escondo y me dirijo a la dirección donde
llevaron a Ben.
Empiezo por un largo pasillo, miro a escondidas en las habitaciones de la
izquierda y la derecha, finalmente detecto al médico que atendía mi herida. —
¿Dónde está Ben? —le pregunto, mi garganta está dolorida y tosca.
Duda, pero luego me lleva alrededor de una esquina y a través de un
conjunto de puertas dobles. Señala con un gesto a una habitación en el final y me
sugiere que tome asiento en el banco fuera de ella.
—No —le digo—. Quiero entrar. Quiero estar con él.
—No puedes entrar. Está en estado crítico.
—¿Qué significa eso? —le pregunto, desesperada por un poco de claridad,
por alguien que sea honesto conmigo.
—¿Tiene información de contacto de sus padres? ¿Hay alguien que debe
177

saber que él está aquí?


—¿Va a estar bien?
Página

—Deberías llamarlos —dice, ignorando mi pregunta—. Debes traerlos aquí


de inmediato.
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—¿Por qué? —le pregunto.
El médico señala con la cabeza hacia un banco y me dice que me calme.
—No hasta que sepa si mi novio va a estar bien —insisto.
—Mira —dice, suavizando un poco—. Tu novio fue apuñalado. Está en
estado crítico.
En el mismo momento, me doy cuenta. La escultura del cuchillo… y cómo
tallé las iniciales de Ben en la hoja.
Me apresuro a su habitación y giro la perilla. Pero el médico me detiene
mientras pateo, grito, y finalmente, caigo a sus pies.
—¡No lo entiendes! —me lamento—. Esto es mi culpa. Debería haber sabido
que esto pasaría.
Antes de que pueda evitarlo, siento unas manos encima de mí mientras soy
arrastrada a algún otro lugar, sigo luchando, sigo pataleando y gritando, y aun
sigo pidiendo que me dejen a ver a Ben.
Ninguno de ellos escucha, y no es mucho antes de que las paredes empiezan
a derrumbarse y caen a mí alrededor, antes de que todo se vuelva negro.
178
Página
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Traducido por abbxaeaa


Corregido por Dark Lady

M
e despierto y veo a mis padres primero. Están sentados a mi lado.
Mamá me limpia la frente con una toalla húmeda, y papá
pregunta si quiero un vaso de agua. Capas de blancura me
rodean: las paredes, el techo, las mantas que me cubren. —¿Dónde estoy?—
Susurro.
—Relájate—dice mamá, arropándome. —Estás en el hospital. Te desmayaste
y estás descansando.
—Adam nos llamó —explica Papá, antes de que pueda preguntar—. Nos
contó lo que pasó.
Me incorporo, notando que todavía tengo la misma ropa. Hay vendas
alrededor de mi brazo y en el cuello, y hay luz fuera de la ventana. —¿Dónde está
Ben?
—Relájate —insiste Mamá, apoyada en mi almohada.
—Fue culpa mía —les digo—. Yo lo esculpí. Debí haberlo sabido.
—¿Esculpiste qué?— Pregunta. Su cara es un signo de interrogación gigante.
Sacudo la cabeza. Es demasiado para explicar.
—¿Cuánto tiempo he estado durmiendo?
—Un poco más de una hora,—dice papá.
—¿Y cómo está Ben? ¿Puedo verle?
Mamá evita la pregunta reorganizando algunas cosas en mi bandeja.
—Dime —insisto, sentándome aún más. Cada centímetro de mí se siente
golpeada—. ¿Cómo está?
—Ha perdido mucha sangre —dice papá—. Todavía está en estado crítico.
—¿Lo que significa que no está consciente?
—Todavía no —dice, apretando mi mano.
Miro a mi mamá, pero ella se levanta y se aleja de la cama así que no puedo
verle la cara.
—Tengo que verle —alego.
179

—No puedes verle —dice papá—. Solo se permiten miembros de la familia


en este momento. Su tía está con él. Sus padres están de camino.
Página

—Lo que necesitas es volver a casa —dice mamá, recuperando la


compostura. Ella se da la vuelta para mirarme de nuevo.
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—No —digo, negándome a ir. —Tengo que estar aquí para él. Tengo que
estar aquí cuando se despierte.
Un momento después, hay un golpe en la puerta. Una enfermera entra con
Kimmie y Wes. Kimmie se acerca y envuelve sus brazos a mi alrededor. Al parecer,
Adam la llamó también.
—Todo estará bien —me dice.
Quiero creerle. Sin embargo, si Ben no se despierta, nada va a estar bien otra
vez. Mis padres siguen insistiendo en que vaya a casa. La enfermera me dice que
debo descansar un poco también. —Has pasado por muchas cosas —dice la
enfermera.
—No —le susurro, todavía negándome a ir—. No voy a ninguna parte sin
Ben.
—Nos quedaremos con ella —dice Kimmie a mis padres—. Nos
aseguraremos de que coma algo.
—Y no se necesita a todo el personal hospitalario más —bromea Wes.
Mientras que siguen discutiendo qué hacer conmigo, me levanto, salpico un
poco de agua en mi cara, y prometo a mis padres que llamaré más tarde.
—Yo me quedaré también —dice papá. Le da las llaves a mamá y le dice que
vaya a casa a descansar un poco. Sus ojos están inyectados de sangre, y se ve como
si no hubiese dormido en días.
Lleva algo convencerla, pero finalmente mamá está de acuerdo, sobre todo
cuando papá se compromete a actualizarla con textos a cada hora.
Mientras pasa por el pasillo, me dirijo al banco de la habitación de Ben para
esperar. Más tarde, mi padre me ofrece algo frío para beber. Kimmie insta a que
trate de comer un sándwich que ha traído de la cafetería. Wes me pone una manta.
Me dan revistas para leer. Pero todo lo que quiero hacer es sentarme aquí y esperar
a que Ben salga.
En un momento, un oficial de policía aparece y me hace preguntas sobre lo
que pasó con Piper.
Poco después, Adam viene a comprobar las cosas, a ofrecer más ayuda, y a
preguntar por Ben.
Y entonces espero un poco más.
Unas dos horas más tarde, con papá dormitando en el banco junto a
nosotros, la tía de Ben finalmente sale de la habitación de Ben.
—¿Cómo está?—Le pregunto, de pie.
Ella niega con la cabeza. —No tengo una buena sensación.
180

—¿Por qué?—Le pregunto. Las lágrimas me llenan los ojos de nuevo—.


¿Puedo verle?
Página

La tía de Ben está de acuerdo y me deja entrar en la habitación.


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Está conectado a todo tipo de máquinas que lo mantienen con vida. Un
monitor emite un sonido al ritmo de los latidos del corazón. Me siento junto a su
cama y tiro las sábanas de él. De este modo, accidentalmente rozo su muslo.
Y ahí es cuando lo siento.
Esa misma sensación eléctrica que tuve la primera vez que toqué el punto,
en mi habitación, cuando le rogué que se quedara por la noche. El sentimiento
irradia a mi columna vertebral y roe mis nervios. Es como algo que está ahí,
marcado en la pierna. Puedo recorrer mis dedos a través de la manta, casi tentada
de echar un vistazo. Cierro los ojos, tratando de sentir las cosas como lo hace él
para obtener una imagen mental con simplemente tocar el área. Pero no puedo. Y
no lo hago.
Sin embargo, tengo que saber si estoy en lo cierto.
Me asomo por encima del hombro hacia la puerta, para verificar que no
haya nadie mirando hacia adentro y luego tiro de la sábana hacia abajo.
Ben lleva una bata de hospital. Con dedos temblorosos, tiro hacia arriba el
dobladillo y veo de inmediato: la imagen de un camaleón, tatuado en su muslo
superior.
Tiene cuatro pulgadas de largo, con rayas verdes y amarillas. Y su cola se
riza en la letra C.
Siento mi cara ruborizarse, preguntando cuando se hizo el tatuaje, y por qué
nunca me lo dijo. No fue hace tanto tiempo que le conté la historia de mi nombre,
como mi madre me llamó como un camaleón, ya que los camaleones tienen
instinto de supervivencia.
—Vas a sobrevivir, a esta también —le susurro.
Vuelvo a colocar las sábanas encima de él y tomo su mano, dándome cuenta
de lo bien que encajan nuestras palmas y el pensamiento del momento justo
después de la última vez que me salvó, cuando tomó mi mano y me dijo que
siempre estaríamos juntos.
Bajo mi cabeza sobre el pecho y sigo exprimiendo su palma. Las lágrimas
caen sobre las sábanas, humedeciendo la tela por encima de su corazón. —Lo
siento tanto —le digo, una y otra vez.
Unos momentos más tarde, hay una sensación de espasmos en mi mano.
Ben desliza su dedo sobre mi pulgar. —¿Lo siento por qué?—Respira. Su voz es
ronca y débil.
Levanto mi cabeza para ver su rostro. Sus párpados aletean. El monitor
empieza a sonar con mayor rapidez. Y lucha para mover los labios.
181

—No trates de hablar —le digo, buscando el timbre de llamada de la


enfermera.
Página

—Por favor —susurra, con los ojos casi completamente abiertos ahora—. No
te vayas.
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—No lo haré —prometo, agarrando su mano aún más fuerte.
182
Página
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Traducido por abbxaeaa


Corregido por Dark Lady

N
o fue mucho antes de que Ben se trasladara a recuperación. La
policía entró a hablar con él, me ordenaron salir de la habitación,
aún cuando rogué que me dejaran quedarme.
Finalmente, se me ordenó salir del hospital por completo. Las enfermeras de
Ben me dijeron que tenía que ir a casa y descansar un poco, para que se curen mis
heridas.
Para mi sorpresa, Ben estuvo de acuerdo.
—¿Estás seguro?—Le pregunté.
Él asintió con la cabeza y desvió la mirada, como si mientras más fuerte y
más consciente estaba, más era capaz de recordar.
Ha pasado una semana desde que ocurrió. Ben está en casa ahora. Pero no
ha devuelto mis llamadas.
He estado tratando de no pensar en ello, darle el espacio que necesita, y
tomarme un muy merecido descanso. Pero ahora me siento preparada para atar
algunos cabos sueltos.
Lo primero en mi agenda: redactar una carta a mi tía, diciéndole que sé que
no está loca, que tengo la sensación de que sé exactamente por lo que está pasando,
y que de alguna manera voy a ver cómo sacarla de ese hospital y ponerla en manos
de gente que realmente pueda ayudarla, gente que sabe de poderes
extrasensoriales.
Como el que obviamente tengo.
Sello el sobre, con el deseo de haber sido capaz de descifrar la escultura del
cuchillo que hice, de haberme detenido y cuestionarme el hecho de que había
tallado las iniciales de Ben en la hoja. Tal vez entonces podría haberle advertido.
Tal vez entonces podría haber evitado ponerle en peligro.
Aunque sé que en el fondo no le habría importado, que hubiera venido a
salvarme de todos modos. Que es una de las cosas que más me gusta él.
Pongo la carta en el buzón de correo al final de mi calle, sintiendo una
183

sensación de alivio enorme cuando lo meto a través de la ranura. De vuelta en casa,


mamá sale de la sala de estar, después de haber terminado su meditación de la
Página

mañana. Ella todavía en pijama, hay pequeñas figuras de Buda modelada a través
de la tela de la franela.
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—Tenemos que hablar —le digo, antes de que ella pueda incluso lanzar
un ‚Buenos días‛.
—Me alegro de saber que estás lista. —Se sienta en la isla de la cocina—. Tu
padre y yo queríamos darte algo de tiempo para procesar todo.
—Bueno, gracias—digo, tomando asiento frente a ella.
—Por lo tanto, creo que deberíamos hablar con confianza —comienza—.
Quiero que sientas que puedes confiar en tu padre y yo, no importa qué. Incluso si
no piensas que vamos a estar de acuerdo contigo. Hablo en nombre de los dos
cuando digo que estamos orgullosos de ti por querer ayudar a un amigo, pero hay
que admitir, que estabas yendo por tu cabeza.
—Lo admito —digo, asintiendo con la cabeza mientras pienso que debería
haberle dicho lo que estaba pasando, que fue un error por mi parte no ir a la
policía, y que hay profesionales formados en la escuela de Adam, cuyo trabajo es
hacer frente a este tipo de cosas.
—Estamos en el mismo equipo —me recuerda.
—Ya lo sé. Y confío en ti y papá.
—¿De verdad?—Sus ojos se estrechan—. Porque siento que hemos pasado
por esto antes.
—Ya lo sé —repito—. Pensé que podría manejar todo. —Tan estúpido como
pueda sonar.
—Mira, no quiero darte un sermón —continúa—. Solo quiero que sientas
que puedes contarme las cosas.
—Y tú necesitas hacer lo mismo.
Mamá se levanta para llenar la tetera con agua para el té. —Estás hablando,
obviamente, de la tía Alexia.
—Creo que debería venir y quedarse con nosotros durante un tiempo. —
Levanto mi voz por el grifo abierto—. No es que no tengamos una habitación libre.
Ella da vuelta a la llave del agua y me dispara una mirada curiosa. —Has
estado, obviamente, hablando con papá acerca de esto.
—¿Papá?—Le pregunto.
—Es solo que él sugirió lo mismo. —Alcanza su botella de píldoras, pero no
la abre.
—¿En serio?—Le pregunto, totalmente desconcertada, sobre todo porque el
drama de tía Alexia fue la raíz de algunos de sus problemas.
En lugar de seguir la conversación, mamá empieza a parlotear sobre las
ventajas del té verde contra el rojo y blanco, y luego confiesa que no quiere tomar
184

una decisión precipitada sobre la terapia de la tía Alexia. —Solo me preocupa de


que pueda ser demasiado difícil con ella aquí. No quiero que tenga otro estallido
Página

como el del hospital.


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—No creo que lo tenga —le digo, bastante segura de que, si a Alexia se le
dieran los canales apropiados para discutir su poder del toque, tratarlo como un
regalo y no como una maldición, las cosas empezarían a mejorar—. Estoy
sorprendida de que fuera idea de papá.
—Tu padre dijo que podría ser bueno para ti. —Nos sirve un par de tazas de
té—. Yo realmente no lo entiendo, pero estoy convencida de que vosotras dos sois
almas gemelas de algún tipo... con tu arte y con la intensidad que las dos pueden
ser.
Fuerzo una sonrisa, para disimular mi sorpresa, preguntándome si la
sugerencia de mi padre era realmente sincera. O si podría saber mucho más de lo
que en realidad deja ver.
De vuelta en mi habitación, cojo mi teléfono móvil, ansiosa por llamar a
Kimmie. Ha sido una amiga increíble durante todo este suplicio, llamando para
verme todos los días y con la bondad del alimento-no-crudo en forma de sopa de
pollo y patatas fritas saladas francesas.
Ella contesta en el primer timbre y me dice que ella y Wes están en camino
de nuevo. Ni cinco minutos más tarde, están en mi puerta.
—Espero que no te importe que hayamos estado estrellándonos —dice
Wes—. Estoy tratando de escapar de una expedición de caza. No es broma. Papá
piensa que voy a ser más hombre si puedo golpear la cabeza de un conejo. ¿Y mi
respuesta? 'Lo siento, papá, pero es tan tentador como destruir a Peter Cottontail6
por primera vez en una mañana de domingo, prometí a Camelia que daría una
vuelta por su casa, porque ha estado pidiendo abusar de mi cuerpo durante
semanas’.
—Y hablando de ser delirante —sigue Kimmie—. ¿Te he dicho que mi plan
para reunir a mis padres fue totalmente un desastre?—Ella nos lleva a mi
dormitorio y luego cierra la puerta detrás de ella—. Pudieron oler la conspiración
incluso antes de que sus copas se llenaran de agua.
—¿Cómo es eso?—Le pregunto, tomando asiento en la cama.
—El violinista que arreglé para una serenata en la mesa podría haber sido
un chivatazo —comienza—. O eso, o el ramillete de muñeca que pedí para mi
mamá. Escogí begonias y pedí a la floristería que las entregan directamente en la
mesa.
—No te olvides del aperitivo de ostras que pre-ordenaste para la ocasión,—
añade Wes—. Porque, sabes lo que dicen de las ostras, ¿no?—Una sonrisa maligna
estalla en su cara.
185

—Lo sé, lo sé. —Ella suspira, antes de que incluso pueda decir cualquier
cosa—. Me pude haber ido un poco por la borda, pero ¿qué puedo decir? Soy un
Página

6
Dibujo animado, el cual es un conejo.
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
Dorkus extremus. Por lo tanto, mi atuendo del día. —Lleva un uniforme de
colegiala católica, un par de gafas negras de torpe (con la cantidad indispensable
de cinta en el puente), y un gorro de burro en forma de cono.
—Sí, pero eres es un Dorkus extremus con un buen conjunto de las begonias
—se burla Wes.
Kimmie se encoge de hombros y se sienta a mi lado en la cama,
descansando su cabeza en mi hombro. La punta de sus orejas de burro se extiende
detrás de mi cuello. —De todas formas, tuvieron una enorme conversación
conmigo anoche, diciéndome que los dos están realmente más felices por su
cuenta, y que tengo que empezar a acostumbrarme a esa idea.
—Y entonces, ¿qué te parece?—Le pregunto, contenta de que finalmente
pueda corresponder a su amistad.
—No lo sé. Quiero decir, ¿qué tiene que ver de alguna manera con la
felicidad? Estamos hablando de su responsabilidad como padres de familia aquí.
—¿Y honestamente sientes como si fueran mejores padres antes de todo
esto?
Kimmie levanta la cabeza, como si una bombilla se encendiera en algún
lugar dentro de ella, como si estuviera malditamente clara cuál es la respuesta
correcta.
—¿Y acerca de tu drama de citas?—Ella golpea la rodilla de Wes con la
punta de su zapato de montar, obviamente lanzando mi pregunta—. ¿Sois tú y
Tiffany Bunkin historia?
—Antigua, —dice—. Quiero decir, ella es linda y dulce y atenta y todo eso....
Creo que es realmente difícil de explicar.
—¿Y cuál es la historia con Ben?—Me pregunta Kimmie—. ¿O es ese aún un
tema tabú?
—No es un tabú, solo misterioso.
—¿Como todo el tema de las claves?—Pregunta Wes—. ¿Qué pasa con eso?
¿Cómo fue capaz Piper de entrar al apartamento de Adam todo el tiempo?
—La policía tenía la misma pregunta.
—¿Y?
—Y ella tenía su propia llave. Estaba alrededor del lugar con tanta
frecuencia que robó a Adam el repuesto del conjunto antiguamente utilizado por
su ex-compañero de cuarto. Hizo una copia para sí misma y luego devolvió la llave
antes de que Adam supiera que se habían ido.
—Bueno, lo bueno es que Ben te ha salvado —dice—. Quiero decir, es obvio
186

que todavía realmente se preocupa por ti.


—Ya lo sé —digo, confiando en que lo hace, pero aún no estoy segura de
Página

que lo haga suficientemente.


—Entonces, ¿qué va a pasar con Piper?—Pregunta Kimmie.
Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz
—No estoy muy segura.

Después de la detención, los padres de Piper se adelantaron,


sorprendentemente impertérritos por todo lo que había hecho. Al parecer, ella ha
estado en terapia desde que era niña, pero, como ella nos dijo a Adam y a mí, nadie
fue capaz de ayudarla. Eso fue lo único honesto que dijo. El resto eran mentiras,
como todas las supuestas historias que le dijo a Adam y a su terapeuta acerca de
ser abusada por su padre cuando era niña.
—¿Adam presentará cargos?—Pregunta Wes.
—Lo dudo —le digo, recordando cómo los padres de Piper se ofrecieron a
pagar por cualquier daño mental y/o físico que le haya incurrido a cualquiera de
nosotros como consecuencia de su hija ‚desilusionada‛. Pero, como Adam, no
estoy buscando ningún tipo de compensación monetaria—. Solo quiero recuperar
mi vida —les digo. Me froto los dedos sobre mi boca, recordando el beso a Adam.
Y entonces miro hacia el centro de la palma de mi mano, todavía capaz de sentir el
agarre de Ben en mi mano.
187
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Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

Traducido por abbxaeaa


Corregido por Dulce*

P
aso los próximos días pasando por las propuestas de resolución en la
escuela, pero, al igual que Ben, evito la escena social a toda costa. Está
de vuelta en la escuela también, pero en realidad no ha estado
hablando mucho, solo da uno que otro saludo cortés al pasar.
He estado pasando la mayor parte de mi tiempo libre en Knead,
profundizando en mi cerámica y finalmente pidiendo la opinión de Spencer sobre
el uso de mi emoción como un trampolín para un gran trabajo.
—Piensa en tu sufrimiento como un don —me recuerda.
—Lo que yo no daría por tener una novia infiel con una ex-mejor amiga,
solo para terminar como una casi víctima de un suicidio en masa. Una inspiración
como esa no viene por ahí como dulces.
—No es divertido —le digo, sabiendo que no es insensible, sino que solo
está tratando de hacerme reír.
Meto mi esponja en un cubo de agua, pensando en cómo Adam ha estado
tratando de levantarme el ánimo también. Al igual que Kimmie, me ha estado
llamando de forma regular contando sus habituales y cursis chistes. Incluso me
hizo un crucigrama que dice: VA A SER UN DÍA SOLEADO Y BRILLANTE con
una versión de dibujo animado de Johnny Nash en el sobre.
Casi suelto una risilla. Casi.
La otra noche, se detuvo cerca de mi casa a traerme una taza de café moca y
un bollo de vainilla de frijol de la Press & Grind. Se puso de pie frente a mi puerta
y me dijo que cuando lo necesitara -y cada vez que sea necesario- estaría allí para
mí. —Y no como recuperación por la inversión— explicó, —sino porque realmente
me preocupo por ti. Nunca lo olvides. —Se quedó mirándome a los ojos por
demasiado tiempo, tal vez esperando que diga lo mismo.
Pero en lugar de eso, simplemente le dije que no lo olvidaría. Para mi
sorpresa y decepción (porque quería poder haber devuelto el sentimiento), él se
fue poco después.
188

Mientras Spencer y Svetlana lustran cuencos de cereales en la trastienda,


sigo trabajando en mi propio plato, notando que se ve como dos amantes
abrazados. La escultura es alta, más parecido a un florero que a un cuenco, que es
Página

de lo que se trata a fin de cuentas, y los lados están curvados, asemejándose a


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ramas enredadas. Empecé el proyecto anteayer, y he estado trabajando en él
desde entonces, solo viendo donde me lleva mi impulso.
Al igual que con Ben.
Resulta que él sabía dónde encontrarme la mañana —cuando Piper ató a
Adam y le dio ese ultimátum mortal- al tomar la foto del beso. Cargaba con la
vibra de Piper. Al parecer, lo sostuvo por un buen rato en la noche, hasta que casi
pudo oír el zumbido de alarma también.
Me llamó hace un rato, preguntando si podríamos hablar de una vez por
todas. Alzo la vista hacia la entrada cuando escucho el timbre de su llegada.
—Hey —dice, viniendo derecho a echar un vistazo a mí trabajo. A pesar del
accidente, se ve mejor que nunca: una sudadera ajustada en el pecho, el cabello
despeinado por el casco, y un brillo sutil en la piel.
—¿Cómo te sientes?— Le pregunto.
Él acaricia su herida. —Cada vez mejor, ¿y tú?—gesticula hacia mi brazo y
luego mira mi cuello.
Asiento con la cabeza, diciéndole que me gustaría tener un perfil bajo
durante un rato, tomar un descanso del juego Supergirl ‚súper chica‛. —Al menos
por un rato. —sonrió.
—Adam tuvo la suerte de tenerte— dice.
—Bueno, los dos tuvimos suerte de tenerte.
Ben se encoge de hombros. —Todavía me siento muy raro en ello. Cuando
empujé a Piper, nunca esperé que ella volara así.
—Ella cayó de la cama— le digo, corrigiéndolo.
—Y se rompió la nariz. Ella aterrizó muy fuerte contra el piso.
—Ella trató de matarte—le recuerdo—. Y si no hubieras estado allí, lo
hubiera hecho. Así que, gracias.
Sacudo la cabeza, sabiendo que si no hubiera sido por mí, Ben no habría
estado allí en primer lugar. Trato de decirle eso, pero me calla con la mano y dice
que quiere mostrarme algo.
—Claro—digo, preguntándome si él está realmente tan nervioso como
parece.
Aprieta los dientes y vacila un momento; los ángulos de su rostro parecen
crecer más nítidos. Finalmente, se sube la manga de sus pantalones vaqueros.
Hay una lágrima sobre su muslo derecho.
—Sé que lo viste en el hospital— dice, dejando al descubierto el tatuaje de
camaleón a través de la tela rasgada—. Sentí que... lo miraste. De todos modos,
189

quería que sepas que lo hice de vuelta a casa, antes de haber llegado a Freetown.
Antes de conocerte.
Página

—¿Así que es una coincidencia?


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Sus ojos de color gris oscuro se tragaron los míos. —¿De verdad crees eso?
—No —digo, escuchando a medida que procede a decirme que unos meses
antes de llegar a la ciudad, tocaba la cinta del vestido de novia de su madre, algo
que le recordaba a sus compañeros del alma- y que tenía atrapada la imagen de un
camaleón dentro de su cabeza.
—No podía sacarlo de mi mente— explica. —Fue casi como que la imagen
se soldó a mi cerebro, detrás de mis ojos, me perseguía, incluso cuando trataba de
dormir.
—¿Y te hiciste el tatuaje por eso?
—Porque esperaba que su permanencia podría ayudarme a entender más,
podría ayudarme a entender qué tenía que ver con mi compañero de alma.
—¿Y lo entiendes ahora?—Le pregunto, tragando saliva.
—Sí— Sonríe—. Supongo que sí.
Tomo una respiración profunda, tratando de mantenerme unida,
desesperada por saber lo que realmente está tratando de decir aquí, y lo que debo
decirle también. Cierro mis ojos, imaginando ese momento en el hospital cuando
me tomó la mano y me preguntaba si se habría recuperado tan rápidamente si no
hubiera sido por la conexión entre nosotros, la electricidad que debió haber sentido
por mi toque.
—Pero creo que todavía necesito tiempo —dice.
Asiento con la cabeza, casi aliviada de que él lo dijera primero. —Sí, yo
también.
Los labios de Ben tiemblan levemente, tal vez sorprendido por mi respuesta.
—Pero quiero que sepas que no eres la única culpable aquí—dice—. No habrías
besado a Adam si no te hubiera dado una razón para hacerlo. Podía sentir lo
insegura que estabas. Y no hice nada para cambiar eso.
—No te aprovechaste de ello tampoco. —digo, pensando en volver a ese
momento en mi habitación, cuando le rogué que se quedara por la noche.
—Algún día verás que ambos jugaron un papel.
—Y algún día verás que no fui la única que guardó secretos. —Me muerdo
el labio, pensando en que no fui completamente abierta tampoco.
Hay silencio entre nosotros por uno momento, solo el zumbido de las luces
y Svetlana riendo en la trastienda. Miro mi escultura, de repente sintiéndome más
vulnerable de lo que pensé posible.
—Te he echado de menos—dice, siguiendo mi mirada—. Incluso antes de
todo eso se fue abajo... he echado de menos las cosas como estaban entre nosotros.
190

—Toca el borde de mi escultura, me hace sentir aún más expuesta, como si pudiera
sentir cómo de repente me siento hinchada, o sentir el dolor profundo dentro de
Página

mí.
—A lo mejor puede ser así de nuevo algún día— le digo.
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Ben asiente con la cabeza y da un paso atrás, como si lo que siente es
demasiado. Sus ojos están tan rotos como los míos ahora.
—Pero primero tienes que perdonarme —continúo.
Él viene en torno de la mesa a mi lado, toma mis manos y presiona sus
labios contra mi frente. —Y tú tienes que perdonarme también.
Mi corazón late y la sangre corre a mis oídos, me hace sentir un poco
mareada, estoy muy tentada a pedirle que se quede, pero también sé lo que es
mejor para mí. Y ahora mismo, es tomar un tiempo para mí misma.
Me alejo, rompiendo su enlace con mis manos, ya no estoy dispuesta a
compartir mis pensamientos con él. En su lugar, le digo que él siempre será parte
de mi vida, y luego lo dejo ir.
191
Página
192
Página Traducido en AngelBooks Laurie Faria Stolarz

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