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La victoria de Franco en la Guerra Civil tuvo unas repercusiones económicas muy negativas. A
corto plazo, sumió en el hambre y la miseria a muchos españoles. A largo plazo, consolidó una economía
poco competitiva que dificultó en gran medida la reconstrucción y el crecimiento económico de la
posguerra.
EVOLUCIÓN ECONÓMICA
Uno de los principales objetivos de la primera etapa del franquismo fue conseguir la autarquía,
es decir, la autosuficiencia económica, limitando las importaciones e interviniendo el Estado en la
economía. Sus consecuencias fueron el bloqueo del crecimiento económico, la reducción de la
competitividad y el desaprovechamiento de la coyuntura económica favorable que Europa conoció
después de la II Guerra Mundial. Por tanto, no va a ser hasta la década de 1950 cuando España se
incorpore a la fase de crecimiento y cambio tecnológico.
Entre 1959 y 1973, la economía española creció a un rimo sin precedentes en la historia del siglo
XX. A mediados de la década de 1950 era evidente que España necesitaba un cambio de rumbo que
abriese la economía española al mundo occidental. El gobierno formado por Franco en 1957 y los que le
sucedieron en la década de 1960 supusieron un profundo giro en la política. La corrección de la política
económica vino de manos de las ayudas económicas estadounidenses y los gobiernos de la tecnocracia
y sus ministros del Opus Dei, con el Plan de Estabilización de 1959, que se centró en el control de la
inflación y el equilibrio de la balanza de pagos. Su objetivo era poner fin al fuerte intervencionismo estatal
y apostar por la liberalización comercial y financiera. Para ello pusieron en marcha medidas como:
1-El control de la inflación. Con este propósito se restringió el crédito (subida de los tipos de interés) y se
congelaron los salarios.
2-La desregulación interior. Se eliminaron muchos organismos de control de la economía (comerciales e
industriales), así como el sistema de precios fijos para determinados productos.
3-La apertura exterior. En general, se produjo una gran apertura de la economía española hacia el
exterior. Hay que resaltar la devaluación de la peseta con el fin de aumentar las exportaciones así
como la eliminación de barreras respecto al comercio y la inversión extranjera.
El sector industrial y los servicios se consolidaron como las actividades fundamentales de la
economía española, desplazando a la agricultura. Además, las innovaciones técnicas traídas del
extranjero permitieron aumentar la productividad y los salarios, lo que se tradujo en un aumento de la
demanda de bienes de consumo y el nivel de vida de la sociedad española en general.
Asimismo España dejó de ser un país rural y comenzó un proceso intenso de urbanización.
Por otro lado hay que indicar la aplicación de los “Planes de Desarrollo”, con el objetivo de
disminuir los desequilibrios regionales. Se basaban en un impulso público al desarrollo económico a
través de las inversiones en infraestructuras, en subvenciones a las empresas y en favorecer “Polos de
Desarrollo” (buscar el desarrollo económico en determinadas zonas poco industrializadas (Ejemplo;
Huelva con la industria petroquímica).
A pesar de la propaganda del momento sobre el “milagro económico español”, lo cierto es que el
crecimiento sólo fue posible en el marco de una extraordinaria coyuntura internacional. Las innovaciones
tecnológicas limitaron la creación de empleo, dando lugar a una intensa emigración a Europa (Francia,
Alemania, Suiza Bélgica), sin la cual el desempleo habría crecido a niveles catastróficos. Por otra parte, el
bienestar europeo generalizado provocó un boom turístico que, junto con las remesas enviadas por los
emigrantes, resultaron fundamentales en el equilibrio de la balanza de pagos.
Crisis
La crisis mundial de 1973 coincidió con la crisis política del franquismo, lo que impidió la puesta
en práctica de las medidas económicas apropiadas. Esta crisis de carácter mundial afectó negativamente
a España, provocando las siguientes consecuencias: la detención de las inversiones extranjeras y del
flujo de divisas aportado por los emigrantes y el turismo así como la estanflación, situación de
estancamiento económico, paro e inflación.
TRANSFORMACIONES SOCIALES
El franquismo supuso cambios muy profundos en la sociedad española.
La represión se extendió mucho más allá del final de la guerra con la Ley de Responsabilidades
Políticas, orientada a la depuración de todos aquellos que hubiesen colaborado con la República,
paradójicamente acusados de sublevación. A pesar de ello, hasta 1948 existió una oposición armada en
forma de guerrilla, el maquis, que protagonizó numerosos enfrentamientos con la Guardia Civil.
Las libertades de época republicana dejaron paso al control social e ideológico de la población a
través de FET de las JONS, con el Frente de Juventudes o la Sección Femenina dirigida por Pilar Primo
de Rivera.
En la enseñanza, monopolizada por la Iglesia, se introdujo la “Formación del Espíritu Nacional”,
asignatura en la que se adoctrinaba a los jóvenes en los principios básicos del Movimiento;
convirtiéndose, por ende, en un importante medio de adoctrinamiento político y religioso.
En consecuencia, se impusieron unas formas de comportamiento basadas en la más estricta
moral cristiana, el puritanismo y el modelo patriarcal, que consagraba la inferioridad jurídica de la mujer.
Desde el punto de vista demográfico, durante los años sesenta también se dio un gran
incremento de la población debido al descenso de la mortalidad (mejora de la alimentación y de las
condiciones sanitarias) y a un mantenimiento de las tasas de natalidad (“baby boom”).
Con la expansión económica y el turismo se produjo la modernización social (sociedad de
consumo, familia nuclear, nuevo movimiento feminista, renovación de la Iglesia, cambios en la forma de
vestir...) que chocaba con el inmovilismo del régimen. Así, se puede decir que el gran éxito económico del
franquismo fue al mismo tiempo uno de los elementos que más lo debilitó en el plano ideológico y cultural.
CONCLUSIÓN
El cambio económico determinó una transformación profunda de la sociedad española e impulsó
la difusión de nuevas actitudes y pautas de comportamiento. Sin embargo, esta nueva evolución
económica y social no estuvo acompañada de reformas políticas profundas, y el franquismo se mantuvo
como una dictadura, enquistada en el inmovilismo político e incapaz de democratizarse.
La falta de libertades democráticas y las nuevas condiciones sociales en España estimularon el
desarrollo de movimientos de oposición al régimen, que tuvieron en las protestas obreras, estudiantiles y
vecinales sus mayores exponentes. Cuando el régimen entró en crisis ante la proximidad de la
desaparición de Franco, quedó claro que una buena parte de la sociedad española no necesitaba la
continuidad del franquismo.