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12.2.

EVOLUCIÓN POLÍTICA Y SITUACIÓN ECONÓMICA DE LOS DOS BANDOS DURANTE LA


GUERRA.

Introducción

(En 1936, las profundas contradicciones de la sociedad española desembocaron en un


enfrentamiento armado que constituye la mayor tragedia de la historia reciente de España. El proceso de
reformas y de modernización de las formas de vida impulsado por la Segunda República quedó truncado
por la reacción violenta de las clases y los grupos sociales que veían en peligro sus posiciones de
privilegio.

Se combatió por imponer una dictadura militar o defender la república democrática, pero la
guerra se manifestó también como lucha de clases, contienda religiosa, choque entre nacionalismos y
enfrentamiento entre fascismo y comunismo.)

Una vez que se fueron configurando los dos bandos enfrentados en los primeros compases de la
Guerra Civil española (el republicano y el sublevado o franquista) tanto en apoyos políticos, militares,
social como en control de determinadas zonas del territorio español, hay que decir que cada uno tuvo una
evolución política y económica muy diferente entre 1936 y 1939.

EVOLUCIÓN POLÍTICA DEL BANDO REPUBLICANO


A nivel político uno de los rasgos más destacados del bando republicano fue el de la gran
heterogeneidad de las fuerzas políticas y sindicales que lo apoyaban (en general lo constituían las
fuerzan que integraron la coalición electoral del Frente Popular). Entre ellas se produjeron serias
diferencias, divisiones e incluso enfrentamientos durante el desarrollo de la Guerra Civil española, en
torno, a nivel general, dos posturas encontradas: reorganizar el aparato del Estado para afrontar la guerra
con ciertas garantías de éxito o aprovechar la situación de marasmo político para realizar una revolución
social.
La sublevación provocó en la zona fiel a la República y nada más conocerse el alzamiento, una
revolución social de carácter colectivista que pretendía cambiar el sistema de propiedad y la destrucción
del poder del Estado. La sublevación había producido un gran vacío de poder en la zona republicana por
el derrumbe parcial del Estado. Este hecho favoreció la creación a nivel local (municipios) de Comités de
Defensa controlados por fuerzas obreras de izquierda y que serán los organismos que realmente tengan
el poder y tomen las decisiones políticas, económicas y de orden público. Además los sindicatos obreros
(UGT, CNT...) crearon sus propias milicias que actuaban por su cuenta y, en muchas ocasiones, fuera de
la ley y del control del Gobierno (detenciones irregulares y asesinatos).
El movimiento tuvo mayor influencia en Cataluña, donde las fuerzas dirigentes del movimiento
(CNT-FAI) eran mayoritarias. El rasgo esencial del movimiento fue el colectivismo, con la colectivización
de transportes, abastecimiento alimentario… a la vez que se constituían Juntas, Consejos y Comités que
sustituían al poder republicano.
En cuanto al gobierno republicano, el gobierno dirigido por Casares Quiroga dimitió y Azaña
encargó a Martínez Barrio la formación de un nuevo gabinete que intentó negociar el fin de la
insurrección, pero al ser imposible, Martínez Barrio fue sustituido por José Giral.
Hasta el fin de la guerra las instituciones republicanas siguieron funcionando y con la
constitución en vigor. El aspecto más relevante del gobierno Giral es la adopción de las primeras
medidas militares, pero continuó sin poder contener la revolución política que se estaba produciendo en
diferentes zonas donde los Consejos y Comités se estaban reunificando y adquiriendo mayor relevancia.
Ello condujo a que el 5 de septiembre de 1936 Azaña encargara la formación de un nuevo gobierno a
Largo Caballero, líder de la izquierda del PSOE, que convocó un gabinete de coalición que integraba a
nacionalistas vascos y catalanes, partidos republicanos, PSOE y PCE; días más tarde se integraban 4
ministros anarcosindicalistas. La primera medida de importancia que toma el gobierno es la aprobación el
1 de octubre del estatuto de autonomía del País Vasco.
A principios de noviembre, el gobierno abandona Madrid ante la amenaza de las columnas
sublevadas que se dirigían a Madrid desde el sur, trasladándose a Valencia. Madrid quedó bajo la
autoridad de una Junta de Defensa dirigida por el general Miaja, con la colaboración de Pozas, que
obtuvo una gran victoria moral al hacer fracasar los intentos del ejército franquista de tomar la capital.
El gobierno Largo Caballero acometió las principales reformas políticas y militares en los meses
siguientes. A pesar de algunos retrocesos militares, compensados con la victoria republicana en
Guadalajara, la confianza en la victoria era grande. Creció la influencia del PCE, cuya política buscaba la
alianza del proletariado con los sectores de la burguesía media, pequeños empresarios y campesinos,
mientras que otras fuerzas como anarquistas y POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) entendían
que había que tomar medidas revolucionarias y colectivizadoras para poder contar con el apoyo popular
que llevase a la victoria.
La política social y económica del gobierno republicano continuó y las reformas del Frente
Popular: se incautaron y nacionalizaron industrias de los partidarios de la sublevación; continuó la
Reforma Agraria y la expropiación de fincas abandonadas, que fueron cedidas en usufructo perpetuo a
los cultivadores; se nacionalizaron industrias como CAMPSA y compañías ferroviarias y se estableció el
control estatal sobre los bancos e instituciones financieras. Pero lo más llamativo fue el proceso de
colectivizaciones de empresas y, sobre todo, de explotaciones agrarias, que afectó a áreas de Aragón,
Extremadura, Levante y Andalucía.
Por otra parte, los distintos Gobiernos republicanos tuvieron problemas para financiar la guerra
recurriendo al endeudamiento y la utilización del oro del Banco de España para comprar armamento a los
soviéticos y en el mercado negro.
A pesar de esta política reformista, el gobierno Largo Caballero tuvo que hacer frente a una serie
de problemas internos derivados de las diferencias entre los grupos de izquierda que componían el
gobierno, concretamente entre el POUM y anarcosindicalistas, que querían llevar a cabo su propia
política y practicar una guerra revolucionaria. El enfrentamiento estalla abiertamente en mayo de 1937,
donde se produjo una disputa por el poder en Cataluña, donde a la fuerza de CNT y POUM se oponían
los comunistas y partidos republicanos que controlaban la Generalitat, manifestándose dichos
enfrentamientos en Barcelona y provocando que el gobierno pasara a estar dirigido por Negrín (PSOE),
partidario de la máxima unidad de fuerzas republicanas y apoyado en los comunistas.
Tras la caída del frente norte en octubre de 1937 y las derrotas de 1938, sobre todo la de la
batalla del Ebro, las esperanzas republicanas estaban en quiebra. Por otro lado, la política de
concesiones y apaciguamiento mantenida por Inglaterra frente a Hitler se concretó en el Pacto de Munich
(octubre de 1938), con la cesión de Checoslovaquia, gesto que hacía temer por la República.
Negrín propuso resistir a toda costa y planteó los 13 Puntos para la Paz que presentó la SDN.
Sin embargo, otro sector, en el que figuraban el coronel Casado o Besteiro, se inclinó por la rendición a
Franco. Esto llevó a los combates internos en Madrid, una vez conocida la caída de Barcelona y el
hundimiento de la resistencia republicana en el centro.
En cuanto a la represión, en la zona republicana se produjo una represión contra miembros del
clero, personas adineradas o conservadoras. Esta tuvo un carácter espontáneo, reactivo y fue practicada,
a nivel general, por grupos de milicianos obreros fuera del control del Estado.
EVOLUCIÓN POLÍTICA DEL BANDO SUBLEVADO

La evolución política en el bando sublevado o franquista viene marcada por un proceso de


concentración de poder en manos de Franco que dará lugar a la formación de una dictadura personal de
carácter militar.
La muerte de Sanjurjo el 20 de julio de 1936, puso en primer plano al general Franco, al que sólo
podían hacer sombra personajes como Mola, fallecido en junio de 1937. Primeramente se creó una Junta
Técnica en Burgos, hasta que en septiembre, una reunión de generales nombró a Franco Generalísimo y
Jefe de un nuevo Estado todavía por definir. En los meses siguientes, Franco, interlocutor de Hitler y
Mussolini y jefe incontestable de las tropas marroquíes, se haría con la jefatura militar y política del nuevo
estado.
Se adoptaron nuevos símbolos y Franco aglutinó tras de sí a Falange, monárquicos alfonsinos,
carlistas y CEDA. Suspendió todas las actividades políticas. En febrero de 1937 estableció como himno
nacional la Marcha Real y a finales de mes, tras algunos enfrentamientos en Salamanca y la condena a
muerte del jefe nacional de Falange Manuel Heredia, el Generalísimo se constituyó en jefe nacional del
partido único que, con el nombre de Falange Española Tradicionalista y de las JONS, pretendía agrupar
políticamente a toda la España rebelde. Al mismo tiempo, todas las organizaciones políticas son
disueltas, siguiendo el modelo totalitario de los regímenes fascistas de partido único.
En enero de 1938 se constituyó el primer gobierno del nuevo Estado; a partir de ese momento
todo el poder radicaría en el Cuartel General del Generalísimo. El primer gobierno de Franco constituía un
agregado de las fuerzas conservadoras, a base de tradicionalistas, falangistas y sobre todo militares.
Respecto a las líneas de la acción política del nuevo Gobierno dirigido por Franco estaban: la
prohibición de los partidos políticos, la suspensión de la constitución de 1931, supresión de las libertades
individuales e implantación de la censura, detención de las reformas republicanas, en espacial la reforma
agraria; el dar un gran protagonismo a la Iglesia como institución, la cual va apoyar desde sus comienzos
al nuevo Estado franquista e incluso va a denominar la Guerra Civil como una “cruzada” contra los
enemigos de la fe; y/o la represión de los vencidos a través de la Ley de Responsabilidades Políticas, en
la que se perseguía a todos aquellos que habían apoyado al régimen republicano.

En el plano económico, el bando sublevado también se enfrentó como el republicano al problema


de financiar la guerra. Para ello contó con la ayuda de algunos empresarios (Juan March), de bancos
extranjeros así como los créditos concedidos por Italia y Alemania en condiciones muy ventajosas. Por
otra parte hay que señalar que las tierras expropiadas por la reforma agraria se restituyeron a sus
propietarios antiguos y se produjo una fuerte intervención del Estado en la economía siguiendo principios
de ideología fascista, así en 1937, se creó el Servicio Nacional del Trigo que pasó a controlar el
abastecimiento de pan de la población, controlándose por parte del Estado aquellos productos de primera
necesidad. Asimismo se recurrió a requisas contra los vencidos o al establecimiento de impuestos
extraordinarios.
En este bando, la represión fue de un mayor calado y planeada de forma sistemática con la idea
de eliminar a miembros de las organizaciones izquierdistas (en especial las que formaron el Frente
Popular). Esta política fue practicada por el Ejército con la colaboración con las fuerzas políticas y
sociales que apoyaban la sublevación.

Conclusión

La trascendencia histórica de la Guerra Civil ha sido enorme. Fue la expresión del


enfrentamiento entre dos concepciones del mundo: el autoritarismo fascista y la democracia. Su
dimensión internacional fue extraordinaria, y todo el mundo se polarizó en torno a ella.

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