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PSICOANÁLISIS Y CULTURA

ROPAJES CULTURALES: ELEMENTOS DE LA SUBJETIVIDAD Y LA POLÍTICA

¿Qué es un ropaje? Es algo que nos cubre, podría decirse que es algo que pone
limites entre mi cuerpo y el exterior, el exterior y yo, por ejemplo, pensemos en la
piel. La piel es ese ropaje que sirve de límite entre mi cuerpo real, los órganos,
viseras, venas, y la realidad exterior.
¿Quien nos pone ese ropaje? Pues el Otro, ese Otro que, en los primeros
momentos de existencia de un bebé, en el momento del nacimiento, toma cuerpo
de madre y ésta, con su palabra, con su significante, delimita el cuerpo con el
interior; al nombrar la piel y hacer un cuerpo que funge como ropaje; y con el
exterior, porque la piel viene a sostener y mantener en su lugar a los órganos. La
madre nos da cuerpo en la medida en que nos mira y reconoce, después vendrá a
nombrarnos y a darnos un mínimo indicio de lo que somos. Lacan propone hablar
del Otro para señalar esa alteridad y que se juegan en distintos momentos en las
relaciones inter-subjetivas, la madres es en ocasiones ese Otro que se presenta
ante nosotros y nos provee de cuidados, es ese Otro porque el bebé aun no sabe
que ella es mamá, de tal forma que cuando uno es infante el Otro es algo que
tiene que ver con la madre, algo que tiene que ver con el padre. Ese algo, Lacan
lo designará como el deseo, al afirmar que el sujeto es efecto del deseo del Otro;
lo que significa que un sujeto humano existe en la medida de que es concebido en
el deseo inconsciente del Otro.
Podemos apreciar que este Otro es un elemento fundante en el pensamiento
psicoanalítico y, sobre todo, en el pensamiento Lacaniano. Una referencia la
podemos encontrar en el seminario de Lacan “El yo en la teoría de Freud y en la
técnica psicoanalítica" y en la que dice: “Hay que distinguir, por lo menos, dos
otros: uno con una A mayúscula, –porque en francés se dice “Autre”–, y otro con
una a minúscula que es el yo. En la función de la palabra de quien se trata es del
Otro”. Ésta palabra es introducida por las figuras de la madre y del padre, es dada
e introducida en el sujeto señalando al cuerpo que somos, erotizándolo mediante
la palabra; marcando una diferencia tajante con lo planteado tanto por la biología
como por la etología, al plantear que somos animales con razonamiento.
Por principio los animales, se rige por el instinto en cambio nosotros nacemos con
el instinto pero éste se pierde en el momento en el que nuestros padres nos habla,
en el momento en el que somos hablados. La pulsión de la que hablaba Freud es
antinatural a diferencia del instinto, ésta es introducida en nosotros por vía de la
palabra que señala el cuerpo y que es erogenizado –pulsionado– para devenir
sujetos. Cuando Freud habla de la pulsión (Trieb) dice “es el rasgo distintivo de la
sexualidad humana en tanto opuesta a la vida sexual de los otros animales,
consiste en que ella no es igualada por ningún instinto (concepto éste que implica
una relación relativamente fija e innata con un objeto), sino por las pulsiones, que
difieren de los instintos por ser extremadamente variables, y en que se desarrolla
de modos que dependen de la historia de vida del sujetos”;
El animal es instintivo porque la caricia de la madre para él no significa nada,
porque no hay palabra que signifique. De tal forma que el animal si tiene
relaciones sexuales, porque el coito para ellos tiene sólo una función: la de
reproducirse. Nosotros, en cambio, no tenemos relaciones sexuales sino que
buscamos condiciones de amor, o sea que ella tiene que tener algo del orden de
lo imaginario, de lo que yo deposito en ella bajo el referente materno. Esto Freud
lo descubre en su texto de “Tres ensayos de teoría sexual” y principalmente con el
estudio de las perversiones, en donde manifiesta que una de las características
de la pulsión es que nunca puede ser satisfecha y, ya que es antinatural, porque
no nacemos con ella, sino que es dada por el Otro.
Hay un texto de Freud –Tótem y tabú– en el que habla que hace millones de años,
existía una horda primitiva en la que un padre –previa a la existencia de hombre–
dominaba a toda la manada y, era tal su dominio, que él podía relacionarse
sexualmente con todas las hembras de la horda; y a los hijos no les permitía
relacionarse con las mujeres, entonces, un día de muchos los hijos sublevan en
contra del padre y deciden asesinarlo. Llegado el momento lo toman por sorpresa
y matan al padre, después de ello lo devoran para poder adquirir sus cualidades.
Al asesinar al padre, su lugar queda vacío físicamente, pero se establece un
impedimento al no poder ninguno de los hermanos ascender al lugar del padre
muerto: ningún hijo puede ocupar el lugar del padre porque los hermanos
repetirían el acto asesino. Así que el lugar del padre quedará vacío y, el padre y
sus prohibiciones, ascenderán a prohibiciones. De ésta forma se instauran las dos
prohibiciones por excelencia: el parricidio y la prohibición del incesto.
La cultura dice Freud es: “la organización colectiva de expiación del asesinato del
padre. La cultura es la tentativa de saldar la deuda contraída por el crimen” dice
Daniel Gerber en su libro de “El psicoanálisis y el malestar en la cultura” Quiere
decir que la cultura esta creada para saldar esta deuda, deuda por los deseos
prohibidos, por lo más terrible que el humano tiene, sus deseos, y que son los más
difíciles de reconocer.
El superyó, producto de las prohibiciones, efecto de secundario ante la prohibición
del deseo, del asesinato del pare y del incesto se encarga, voz danzante, de
contribuir a los efectos de la cultura: unidos culpabilizan al sujeto.
Freud afirma que Dios si existe, nada mas que es inconsciente, porque Dios toma
cuerpo en el superyó del sujeto en tanto que a éste siempre lo traemos acuestas;
su ley es feroz en tanto que se corporiza en el sujeto viéndolo todo, aprobando y
desaprobando y, por excelencia, culpándolo.
Kant propone, antes de Freud, ya había enunciado al superyó en el imperativo
categórico kantiano, el cual consiste en una orden que se debe cumplir
categóricamente. Con este imperativo categórico nace la ética del servidor, una
ética que postula a un Amo con una voz que los sujetos pueden seguir y escuchar;
la voz del amo que habla en la conciencia, la voz del amo que Freud denominó
superyó; es la Ética de la obediencia fuera de todo sentido.
Las consecuencias de ésta ética es la de renunciar a tu deseo por el deseo del
Otro. Porque el Otro sabe lo que es mejor para ti, porque tu no eres capaz de
elegir por ti mismo; porque por principio tu ni siquiera sabes lo que deseas… éste
resulta el mensaje de los políticos en fechas de elecciones.

Freud, Sigmund. “Tótem y tabú”. Editorial Amorrortu.


Gerber, Daniel. “El Psicoanálisis en el malestar en la cultura”. Editorial Lazos.
Lacan, Jacques. “El yo en la Teoría de Freud y en la Técnica Psicoanalítica”.
Editirial Paidós.

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