Realidad del Clero de la diócesis de Sololá-Chimaltenango
La diócesis de Sololá-Chimaltenango, se destaca por ser una Diócesis rica en
vocaciones tanto para la vida presbiteral y religiosa. Gracias a sus tres Seminarios la formación de los sacerdotes ha sido eficaz. Muchos se han formado en el Seminario Menor Señor San José, Seminario Mayor Propedéutico Stanley Rother y Seminario Mayor Nuestra Señora del Camino. Como parte fundamental del clero, hacemos mención de los obispos que en su momento estuvieron al frente de la diócesis, dígase de Mons. Angélico Melotto, primer obispo, Mos. Eduardo Fuentes, segundo, Mons. Raúl Antonio Paredes, tercer obispo, Mons. Gonzalo de Villa, cuarto y el actual que es Mons. Domingo Buezo Leiva. Gracias a esto obispos que se han preocupado por la formación de los futuros sacerdotes, las vocaciones han aumentado. En los indicios de la diócesis, cuenta la historia que solo existía un sacerdote diocesano, por ese motivo se veía la presencia de muchos sacerdotes religiosos, misioneros de otros países que en su momento atendían las diversas parroquias, dígase de la presencia de los sacerdotes franciscanos, de los sacerdotes benedictinos, también se vio la presencia de sacerdotes Carmelitas Descalzos. Viendo la necesidad de un clero propio, el primer obispo de la diócesis, Mons. Angélico Melotto, vio la necesidad de crear un Seminario propio, con la oposición de la mayoría de Obispos de Guatemala, decidió erigir el Seminario sin consultarles, así fue como se fundó el Seminario Mayor Nuestra Señora del Camino en San Andrés Semetabaj, municipio de Sololá, con la apertura del nuevo seminario, ya se vio la participación de un buen número seminaristas. Con el segundo Obispo, Mons. Eduardo Fuentes, se impulsó la formación de los futuros sacerdotes, pero, viendo el poco número de sacerdotes, se vio obligado a buscar ayuda en España y fue así como llegaron tres sacerdotes para apoyar en la formación de los futuros sacerdotes. El Padre María Ángel Pascual, estuvo de rector por veinte años, abriendo caminos en la formación sacerdotal para la diócesis. Actualmente cuenta con un clero numeroso, sumando los ciento veinte sacerdotes, originarios de ambos departamentos de Sololá y Chimaltenango. Actualmente cuenta con seis diáconos y tres seminaristas que están en la etapa pastoral, previa a la ordenación diaconal. También se cuenta con la presencia de sacerdotes que no pertenecen al territorio de la Diócesis de Sololá-Chimaltenango, debido a que antes otros departamentos pertenecían a dicha diócesis, tal como la presencia de sacerdotes del Quiché. Cabe mencionar que son varios sacerdotes quienes han fallecido, sumando un total de doce sacerdotes. De modo general, los sacerdotes tienen ese espíritu de servicio con los fieles, motivo por el cual un día decidieron entrar en el Seminario. Realidad que podemos ver con las diversas delegaciones pastorales, tales como: La Acción Católica, la Renovación Carismática, la Pastoral Juvenil, la Pastoral Vocacional, la Pastoral de la Mujer, la Pastoral de la Salud, Pastoral del Migrante, El Paps, la Pastoral Familiar 1 y 2, una pastoral de catequesis, la Pastoral Sacerdotal, la Vida Religiosa, las Cofradías, Amigos de Seminario, la Pastoral Educativa. Con todas estas pastorales podemos ver la entrega en la labor de los sacerdotes, por eso decimos que existen buenos sacerdotes que con su ejemplo de vida y la coherencia que manifiestan entre lo que dicen y obran, inspiran a los fieles a seguir más de cerca a Jesucristo, está claro que no todos son perfectos, todos luchan para alcanzarlo, la simple razón es que somos humanos, debido a la herida del pecado original, muchos sacerdotes han olvidado el primer motivo de su vocación. También podemos ver algunas deficiencias humanas en cierto número de sacerdotes. Dígase de algunos que poseen carencias afectivas y a causa de ello han tenido que abandonar el ministerio, otros con ciertos vicios, en concreto el alcohol, otros tienen el afán del dinero, en varias parroquias los sacerdotes se han vuelto pocos cercanos con el pueblo de Dios, generando conflictos con diversas cofradías. Actualmente, por el abundante clero, muchos se han acomodado en las parroquias, dejando por un lado la vida misionera, buscando lujos de la vida. Cabe aclarar que son pocos los sacerdotes que se encuentran acomodados, se evidencia cuando se le plantea un cambio de parroquia, reúnen firmas o convencen a la feligresía para que siga en dicha parroquia, muchos de los sacerdotes han perdido el espíritu misionero en cuanto al servicio de la comunidad eclesial. En algunos sacerdotes se puede percibir el clericalismo, en donde muchos han perdido el espíritu de servicio, buscando servirse del pueblo de Dios, realidad que se percibe en algunas preferencias emitidas por ciertos sacerdotes, relación que hacen con familias que poseen cierta posición económica. En definitiva, la poca cercanía con los pobres es el caso de algunos sacerdotes.
¿Cómo deberían de ser los Sacerdotes?
Dios que se preocupa de su pueblo, establece ciertos modelos de pastores, realidad que lo podemos apreciar en diversos textos bíblicos, tal como en el Salmo 23, que nos dice: Yahvé es mi pastor, nada me falta. En verdes pastos me hace reposar. Me conduce a fuetes tranquilos, allí reparo mis fuerzas. Me guía por cañadas seguras haciendo honor a su nombre. Aunque fuese por valle tenebroso, ningún mal temería, pues tú vienes conmigo; tu vaya y tu cayado me sosiegan. Preparas ante mí una mesa, a la vista de mis enemigos; perfumas mi cabeza, mi copa rebosa. Bondad y amor me acompañarán todos los días de mi vida, y habitaré en la casa de Yavé un sinfín de días. Manifiesta la realidad de pastoreo que deben de tener los sacerdotes. Además, en Ez 34 reprocha a los malos pastores, aquellos que se aprovechan del rebaño, realidad también manifestada en Jn 10, Jesús se manifiesta como el Buen Pastor y que da la vida por las ovejas. El magisterio de la Iglesia pone en relieve la formación y la forma de ser de los sacerdotes, en cuanto a la atención de los fieles. La Pastores Dado Vobis, afirma que: “Sin sacerdotes la Iglesia no podría vivir esa obediencia fundamental que está en el corazón mismo de su existencia y de su misión en la historia, una obediencia que responde al mandato de Cristo […] todos están llamados a compartir la plena confianza en el cumplimiento ininterrumpido de la promesa de Dios”1. Manifiesta la obediencia que los sacerdotes deberían de tener. Por otra parte, Prebyterorum Ordinis afirma: Los sacerdotes están obligados especialmente a adquirir aquella perfección, puesto que, consagrados de una forma nueva a Dios en la recepción del Orden, se constituyen en instrumentos vivos del Sacerdote Eterno para poder proseguir, a través del tiempo, su obra admirable que reintegró con divina eficacia, todo género humano, en otras palabras, los sacerdotes deben de formarse bien en cuanto a lo humano para no hacer estragos a la misma Iglesia, a eso alude la buena formación de los mismos, ya que se vuelven instrumentos vivos del Sacerdote Eterno. Con la Integración humana del sacerdote, también manifiesta la persona del mismo Cristo, por eso tiene poder conseguir más aptamente la perfección de Aquel cuya función representa, debe de sanar la debilidad de la carne humana, la santidad del que por nosotros fue hecho Pontífice “santo, inocente, inmaculado, apartado de los pecadores (Hb 7,26)”2. Con esto notamos la labor de cada sacerdote, la gran responsabilidad que lleva, por eso debe de tener en primer lugar un encuentro personal con Cristo, para que su vida sea también un signo de santidad y ejemplo para el pueblo de Dios. En cuanto al servicio de los presbíteros, “por la ordenación sagrada y por la misión que reciben de los obispos, son promovidos para servir a Cristo Maestro, Sacerdote y Rey, de cuyo ministerio participan, por el que la Iglesia se constituye constantemente en este mundo Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo y Templo del 1 JUAN PABLO II, “Pastores Dabo Vobis” nn. 1. 2 Cfr. Ibíd. nn.12. Espíritu Santo”3. Por eso la misión de los sacerdotes, debe de ser para toda la Iglesia, teniendo en cuenta la obediencia que se promete en el momento de la ordenación, entonces para los cambios, el sacerdote no debe de manipular al pueblo para asegurar su estancia. Además, la integridad de la persona del Sacerdote debe de ser la del mismo Cristo, como modelo de todo pastor “el sacerdote representa a su modo la persona del mismo Cristo, tiene también, al mismo tiempo que sirve a la plebe encomendada y a todo el pueblo de Dios, la gracia singular de poder conseguir más aptamente la perfección de Aquel cuya función representa” 4. Porque la misión no es la del sacerdote, sino que sirve como instrumento de la gran misión de Cristo, el anuncio del Reino.
3 Presbyterorum Ordinis, “Sobre el Ministerio y la Vida de los Presbíteros” nn. 1. 4 Presbyterorum Ordinis nn. 12.
Obras escogidas de Tertuliano: Apología contra los gentiles. Exhortación a los mártires. Virtud de la paciencia. La oración cristiana. La respuesta a los judíos