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HOMILÍA DE SU EMINENCIA MARIO CARDENAL GRECH

A LA COMUNIDAD DEL SEMINARIO MAYOR NACIONAL DE LA ASUNCIÓN


CAPILLA DE LA ASUNCIÓN, GUATEMALA – 1 DE AGOSTO DE 2022

Estoy consciente que una homilía debe ser una reflexión de la Palabra de Dios, el
compartir de una reflexión sobre la Palabra de Dios, pero hoy quisiera que ustedes me
dieran permiso para hacer una excepción, porque quiero tomar esta ventaja de esta
reunión especial en el seminario para compartir con ustedes algunas reflexiones sobre la
sinodalidad. Pero hay un elemento particular en el Evangelio que puede introducirnos en
este tema.
¿Puedo hacer una pregunta? ¿Han leído el documento preparatorio del Sínodo? (risas)
No estaba pensado solamente para sacerdotes; le hemos pedido a los Obispos que
distribuyan este documento con todo el Pueblo de Dios, y por consiguiente también con
los seminaristas. Si no han podido leer este documento los invito, es un documento
relativamente corto, especialmente estos diez temas que están en el capítulo cuatro.
En este documento hemos propuesto dos iconos particulares, dos iconos bíblicos, uno está
tomado de los Hechos de los Apóstoles, donde Pedro tenía miedo de encontrarse con
Cornelio, un pagano, y, para su sorpresa, al ir a la casa de Cornelio se da cuenta que el
Espíritu Santo se había anticipado a él; bueno, no entraré en la explicación de este
interesante icono; pero el segundo icono que proponemos para la reflexión de la
sinodalidad es que Cristo nunca está solo, siempre está en medio de su Pueblo, siempre
está rodeado de su Pueblo y se interesa por las necesidades de su Pueblo como hemos
escuchado en este Evangelio, así que no puedo entender como nosotros los sacerdotes, los
obispos, ustedes futuros sacerdotes no encontremos tiempo para mezclarnos y
acompañar a nuestro Pueblo. Algunas veces, desafortunadamente, hay obispos, hay
sacerdotes que están separados de su Pueblo, y por favor, si tienen la intención de seguir
este camino, por favor piénsenlo dos veces antes de adentrarse en el sacerdocio.
Así que, estamos a toda marcha, puesto que la fase preparatoria es una parte integral del
proceso sinodal, y aquellos que se preparan para el ministerio ordenado están
involucrados en este camino. De manera muy frecuente, desafortunadamente, la
preparación sacerdotal ha llevado a la creación en la sociedad de un hábito clerical,
¿saben lo que es un hábito clerical, no? Si no lo saben por favor pregunten a sus
formadores. Bueno, a pesar de la mejor de las intenciones, las modalidades del pasado
para la formación de los sacerdotes desafortunadamente favorecieron la formación de
una dañina esprit de corps1 clerical, el problema aquí es la existencia de grupos cerrados
y autorreferenciales a los cuales nos referimos como “clericalismo” – y si no prestamos
atención un seminario puede ser la cuna del clericalismo.
Cito al Santo Padre: “el clericalismo representa un sistema jerárquico y autoritario, el
cual desde el punto de vista del sacerdote, puede llevar a ponerse uno mismo en una

1
Galicismo que hace referencia a una conciencia de grupo acompañada de un sentimiento de orgullo.
actitud de dominio absoluto sobre las personas no ordenadas”. Puede ser un sistema que
cree pequeños reyes, pequeños monarcas – recuerdo una vez estar en un dialogo con un
obispo español y me dijo “alguno de mis párrocos son como pequeños monarcas”, pero
esto es en España, ¿no? (risas)
Bien (sic), el Clericalismo es un poder pastoral al cual se le añade una visión corporativa
de la Iglesia, el clericalismo es un “cuidado” paternalista y opresivo. Todos, y subrayo
todos, son sujetos activos de la misión, somos todos discípulos misioneros, ¿Y saben de
donde saco este título en particular, no?2. Es por esta razón, por el bien común que a cada
uno le es dada una manifestación particular del Espíritu, el Espíritu Santo no es una
prerrogativa del clero – pero a veces actuamos en una manera que pareciera limitar la
presencia del Espíritu Santo al clero – así que, la diversidad de ministerios está injertada
en la diversidad de carismas, en la diversidad de servicios que se ejercen de forma estable
en la Iglesia y para la Iglesia, y el ministerio ordenado – y cuando digo ministerio
ordenado incluyo el triple grado, el diaconado, el presbiterado y el episcopado – debe
estar incluido en este amplio horizonte eclesial.
Con el sacramento del orden a algunos de los bautizados se les confían tareas particulares
descritas en el capítulo tres de Lumen Gentium – supongo que están familiarizados con
Lumen Gentium, ¿no? Bueno es la responsabilidad de su profesor de Teología dogmática
(risas) - ¿Por qué estoy subrayando esta dimensión importante, porque el capítulo tres de
Lumen Gentium le sigue al capítulo dos, y el capítulo dos habla del Pueblo de Dios y saben
la historia del Vaticano II, cuando se presentó el primer borrador de Lumen Gentium el
orden estaba a la inversa, primero se hablaba de la jerarquía y luego del Pueblo de Dios,
como si el Pueblo de Dios estuviera al servicio de la jerarquía, desafortunadamente han
pasado setenta año y algunos todavía creen que el Pueblo de Dios está al servicio de la
jerarquía, así que es bueno recordar que, para que nuestro ministerio jerárquico sea
ejercido en el signo de la verdadera sinodalidad, uno de los elementos necesarios es tener
una clara conciencia de su circularidad intrínseca, una circularidad que existe entre el
sacerdocio común de los bautizados y nuestro ministerio ordenado – por favor tomen
nota de esta circularidad – entre el sacerdocio común y el sacerdocio ordenado. Es
precisamente este hecho intrínseco el que nos requiere que el ministerio jerárquico no
pueda existir ni ser ejercido en modo aislado, dejando de lado a los fieles que constituyen
el Pueblo de Dios.
Aquellos que están llamados al ministerio ordenado estarán más conscientes de su
misión y tarea, mientras más nos reconozcamos como parte del Pueblo de Dios.
Encuentro extraño cuando nosotros los obispos y los sacerdotes hablamos del Pueblo de
Dios, hablamos del Pueblo de Dios ahí abajo como diciendo “ustedes son el Pueblo de
Dios”. ¿Y yo? ¿Y nosotros? ¡Nosotros somos el Pueblo de Dios!
Así que, el camino formativo hacia el sacerdocio ministerial, tal como el suyo, puede
solamente referir a lo que fue enseñado con autoridad por el Concilio Vaticano II, en
particular a la relación entre el sacerdocio común y el sacerdocio jerárquico. Así que, para

2
Referencia al Documento Final de Aparecida.
aquellos que se preparan para el ministerio ordenado, la formación en sinodalidad no
requiere la adición de actividades, discursos y reuniones, sino el desarrollo de esta
conciencia eclesial integral. Ayudarle a los seminaristas a desarrollar una conciencia
eclesial sinodal significa ayudarles a superar el individualismo, porque podemos ser
expertos en ser individualistas.
El papa Francisco dice que la Iglesia es constitutivamente sinodal, pues la fe en Jesucristo
tiene una naturaleza relacional, el Yo Creo y el Nosotros creemos están intrínsecamente
ligados. El Nosotros eclesial es el lugar donde, con la ayuda del Espíritu Santo, la fe se
genera con un encuentro personal con el Señor Resucito, el lugar donde la fe es celebrada,
testimoniada y profesada.
Padre Rector, no conozco su seminario, así que lo que voy a decir no es una crítica a su
seminario. Pero, la formación principal preferida en nuestros seminarios tiende a
separar a los formandos del Pueblo de Dios. Hace algunos meses tuve una reunión con los
rectores de todos los colegios pontificios de Roma, alrededor de cincuenta o sesenta; y
como saben en Roma los colegios, algunos reciben a seminaristas pero otros también a
sacerdotes que estudian el posgrado, así que les lancé las preguntas, ¿pueden decirme
como sus estudiantes – seminaristas y sacerdotes – están reaccionando a esta propuesta
que el Santo Padre le está proponiendo a toda la Iglesia? Bueno, tomó algún tiempo para
que dijeran la verdad, pero el ultimo que habló fue el Rector del Colegio Español y dijo “lo
siento, pero un buen número de nuestros sacerdotes jóvenes, no se han involucrado y han
mostrado algún tipo de resistencia a este proceso sinodal” Y luego, los otros rectores lo
siguieron y dijeron “Bueno, incluso nosotros tenemos elementos como estos”. La
siguiente pregunta fue “Pero ¿por qué?”, y, de nuevo, el rector del Colegio Español dijo
“me temo que estén resistiéndose al camino sinodal porque están fuera de contacto con
la realidad, no son pastores de su rebaño”
Un autor señala “los lideres de caravanas no son entrenados en internados, puesto que
para el desierto se entrena en el desierto, así que a los quince años, algunos jóvenes son
escogidos para ir con una caravana por quince años, solo después les es dada la
responsabilidad. En el camino del desierto es donde aprenden a mantenerse en el
camino” ¿Entienden ahora? El requerimiento más importante en la formación sacerdotal
debe llevar a los seminaristas a abrir caminos ad extra.
Chenu - ¿saben quien era, no? Uno de los principales teólogos del Concilio Vaticano II –
dijo “me siento solamente feliz de que la Iglesia – finalmente – esté saliendo al mundo,
ahí tiene mucho que aprender”. Y otra persona – una contemporáneo – Bergoglio, nos
está invitando “Vayan al mundo, sean Iglesia en salida”.
Como ha dicho un distinguido autor espiritual “el modelo espiritual del sacerdote de
mañana no puede seguir siendo el Cura de Ars, sino el hombre de Dios abierto al tiempo
en el cual vive, uno que acompañe al hombre como vagabundo del deseo, movido por Jesús
que le guía en la búsqueda de una vida buena y positiva y le abre el Evangelio como un
recurso que promueve la vida humana”.
Gracias por su atención, me disculpo por tomar más tiempo del que tenía pensado pero
realmente oro por ustedes para que sean buenos sacerdotes. Normalmente, cuando me
encuentro con un seminarista, para mi es una fuente de alegría, pero siempre les digo
una cosa: o se comprometen seriamente a ser buenos sacerdotes, o mejor piensen en
cambiar su camino.
Alabado sea Jesucristo.

Traducción de Carlos Fernando Vargas Tobar

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