Autor: el Papa San Juan XXIII, Angelo Giuseppe Roncalli (1881-1963) fue el 261 Pontífice de la Iglesia Católica. En su labor apostólica ocupó varios cargos de relevancia entre ellos nuncio de Bulgaria, Turquía, Grecia, Francia. Creado Cardenal presbítero y nombrado Patriarca de Venecia hasta su elección como pontífice. También se destaca porque convoco el Concilio Vaticano II y sus documentos fueron de gran relevancia para la situación del momento: Mater et Magistra, Pacem in Terris. Obra-fecha: Sacerdotii Nostri Primordia publicada el día 1 de mayo de 1959. Descripción: La encíclica es publicada por ocasión del centenario de la muerte del cura de Ars y dedicada a los sacerdotes para exhortarlos a meditar los admirables ejemplos de quién participó en el mismo ministerio y ahora es su celestial patrono. Tiene además por objetivo de presentar a los sacerdotes del mundo como modelo de ascesis sacerdotal, modelo de piedad eucarística y celo pastoral. Fuente: encíclica, PP. Juan XXIII, de la pagina del vaticano: https://www.vatican.va/content/john-xxiii/es/encyclicals/documents/hf_j- xxiii_enc_19590801_sacerdotii.html Contenido: la encíclica esta dividida en cinco (5) momentos. El primero el Papa expresa los sentimientos que lo llevaron a escribirla y a quienes esta dirigida. El segundo momento describe la ascesis sacerdotal practicada por el santo cura de Ars que se mortificaba por el amor de Dios y la salvación de las almas y este ejemplo de vida de San Juan María Vianney recuerda lo fundamental que es la ascesis en la vida sacerdotal. De ahí que: En primer lugar, se destacan los consejos evangélicos como el camino de la santidad en la vida del sacerdote y su ministerio, es decir, no son impuestos en virtud de su ministerio, sino el camino de la perfección cristiana, como todos los discípulos del Señor. Segundo lugar, el ejemplo de pobreza del Cura de Ars que se entiende de la siguiente manera: “Rico para los demás y pobre para sí mismo. De ahí la necesidad a que los sacerdotes imiten su ejemplo en no buscar su propio interés y reportan los grandes beneficios al pueblo cristiano. Evitan así todo egoísmo, codicia terrena y esforzarse en buscar almas y no riquezas. Tercer lugar, la castidad que San Juan María Vianney vivía como la forma de darse a Dios en el ejercicio de la renuncia y del sacrificio: darse uno enteramente. Son muchos los beneficios de esta practica porque se refleja en la entrega y servicio del ministro en la labor pastoral. En cuarto lugar, el espíritu de obediencia que el cura de Ars lo practico hasta su muerte. Porque reconoció en la autoridad eclesiástica un acto de fe en las palabras de Cristo “el que a vosotros oye, a mí me oye”. Esa práctica la vivía la renuncia de su voluntad ejercitando fuertemente su ministerio en el confesionario y las otras tareas cotidianas. El tercer momento, hace referencia a la oración, destacando a San Juan María Vianney no solo en sus votos anteriores sino también como un sacerdote entregado a la oración. Vivía en largas jornadas de oración ante Jesús Sacramentado, convirtiéndose así en el fuego de su vida personal y de su apostolado. Por eso el llamado a los sacerdotes en no caer en un activismo peligroso descuidando la oración. Así mismo se invita a vivir en la oración particular y oficial, siendo asiduos en la oración de piedad, oración mental cotidiana, la visita al santísimo sacramento, el rosario y el examen de conciencia y el rezo del oficio divino. La oración es la santificación de sí mismo para estar en condiciones de santificar a los demás. Entre este apartado el Papa Juan XXIII destaca la oración eucarística en el cura de Ars que pasaba largas horas en el sanísimo sacramento del altar por eso inculcaba a los fieles el respeto y el amor a la divina presencia eucarística, invitándoles a aproximarse con frecuencia a la mesa eucarística. Desde un culto entregado hacia la eucaristía se acrecienta la vida espiritual del sacerdote y le llegan a su ministerio apostólico aquellas fuerzas sobrenaturales. De ahí que esa piedad eucarística sea testigo para sus fieles y ellos se sientan atraídos por su ejemplo. También se destaca el sacrificio de la santa Misa como el principio y fuente de su actividad apostólica y de su santificación personal. Por eso también invita a celebrar la misa con ascesis y espíritu de religión. Cuarto momento nos habla sobre el modelo de celo pastoral que resalta la unión del sacerdote con Cristo y es la gran ley de todo apostolado. Por tanto, se destaca en la vida del Cura de Ars un apóstol infatigable, de iniciativas en santificación de la juventud y familias, atento a las necesidades humanas de su grey. En efecto se resalta el pastor de almas evidenciado en su alto sentido responsabilidad por la cura de las almas, que en oración pidió a Dios la conversión de su parroquia y cargar con los sufrimientos que se venían. En efecto, se exhorta a los sacerdotes a examinar la conciencia para ver si se tiene un verdadero celo por la cura de las almas. El ejemplo de predicador y catequista se esforzó en preparar bien sus sermones así le costaran vigilias por eso es el llamado a los sacerdotes de adquirir y desarrollar los conocimientos generales y la cultura teológica proporcionada a sus aptitudes y funciones. Además, menciona otra virtud de ser apóstol del confesionario que vivió como un martirio y quedara para su gloria. Mostraba y era consciente de que el pecado en el alma dejaba la condenación eterna y se dedicaba a mostrar la gracia de un alma virtuosa. Si mismo, dejaba al penitente pequeñas penitencias y el cargaba con el resto. Por último, la exhortación final que presenta el documento mencionando el deber del sacerdote en el cumplimiento de su ministerio, la transcendencia de la santidad sacerdotal se pide una fidelidad a las exigencias espirituales de su dignidad sacerdotal, los obispos amen y cuiden a sus sacerdotes en sus dificultades y de su ministerio, y la importancia de la oración de los fieles oración por ellos y les ayuden en su santificación y la esperanza de vocaciones en la juventud que gran responsabilidad tienen las familias en la educación cristiana de los hijos para que ellos descubran su servicio a Dios con fe y alegría. Conclusiones (análisis con la actualidad): la encíclica es sin duda un documento eclesial con una gran vigencia para este tiempo en que el sacerdocio esta pasando por uno de sus peores momentos en la historia y vida de la Iglesia. El sacerdocio mencionaba el Papa emérito Benedicto XVI no puede caer en un oficio o un ser un funcionario más en la sociedad1. Así mismo el Papa Francisco nos da su testimonio de que muchos amigos sacerdotes habían perdido el fuego del primer amor y su ministerio se había vuelto estéril, rutinario y sin sentido2. Es en ese mismo sentido donde la encíclica del Papa Juan XXIII tiene relevancia porque invita a que el sacerdote redescubra la vocación sacerdotal que nació del corazón de Jesús y el sacerdote esta llamado a perseverar y crecer en esta amistad divina que constituye la fuerza y la alegría de toda la vida sacerdotal. También porque en el documento alienta a responder ante una crisis de identidad del sacerdocio con la figura ejemplar, admirable y maravillosa como la del cura de Ars que además de su gran santidad ha sido nombrado patrono de todos los sacerdotes. Así mismo esta crisis la encíclica resalta también elementos tan fundamentales en la vida del sacerdocio hoy que están pasando por su mal momento. Ante la perdida de identidad 1 PP. Benedicto XVI. (2010). Homilía clausura del Año sacerdotal. https://www.vatican.va/content/benedict- xvi/es/homilies/2010/documents/hf_ben-xvi_hom_20100611_concl-anno-sac.html 2 PP. Francisco. (2022). Discurso sobre el sacerdocio. https://www.romereports.com/2022/02/17/discurso- completo-del-papa-francisco-sobre-la-vocacion-al-sacerdocio/ sacerdotal o del ministerio conferido la carta propone la vivencia radical de los consejos evangélicos a ejemplo de San Juan María Vianey que invita al sacerdote de hoy a vivir con alegría la ascesis sacerdotal, donde brilló con gran esplendor su pobreza, su castidad y obediencia. En cuanto a la pobreza invita a fijar en la riqueza de los dones divinos para ser puesto al servicio de los hombres y no en la fijación de como vivir cómodos o buscando intereses particulares que no sean los propios del celo pastoral. Además, la encíclica ayuda a comprender al sacerdote de hoy que la riqueza esta en el corazón del sacerdote para darse a los demás, pero sumamente pobre para sí mismo. Es actual para la vivencia de la castidad como la entrega generosa a través de la renuncia y del sacrificio porque se da enteramente a Dios y son necesarios porque tornan el corazón del sacerdote más abierto y puro, no podemos menos de amar, porque ha encontrado de nuevo la fuente del amor, que es Dios. Ante la crisis de obediencia del sacerdote ante el obispo o en las casas religiosas ante su superior la encíclica da luces para que el sacerdote de hoy sea capaz de vivir este consejo evangélico porque reconocía en la obediencia eclesiástica la potestad de Jesucristo dada a sus apóstoles: el que a vosotros oye a mi me oye. Invita, además, a la renuncia de nuestra voluntad para entregar todo en el ministerio del confesionario y las actividades cotidianas. De esta manera la encíclica nos recuerda que el sacerdocio en todo su esplendor es aceptar a vivir una entrega total, alegre, generosa y de sacrificio el ministerio sacerdotal participado por Jesucristo; y no dejar que el ministerio se mundanice si perdemos el horizonte de quien nos ha llamado.