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Trastornos alimentarios: preocupa

el aumento de casos
Los casos de adolescentes en crisis están aumentando. Si bien
había muchos problemas antes de la pandemia, ahora todo se
acentuó.
Hace unas semanas, en un colegio del centro, una alumna detectó que una de sus
compañeras pasaba mucho tiempo en el baño. También advirtió que tenía cierto
rechazo a la comida. Ante la sospecha, le pidió ayuda a una profesora. A partir de
ahí, intervino la psicóloga de la institución y se contactó a la familia para ayudar a la
estudiante.

Los casos de adolescentes en crisis están aumentando y los docentes de las


escuelas secundarias son testigos directos de esta realidad. Si bien había muchos
problemas antes de la pandemia, ahora todo se acentuó, coinciden los
especialistas. Los trastornos de la alimentación (TCA), por ejemplo, se notan cada
vez más en las consultas, según advirtió la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).

La preocupación es principalmente por el incremento de casos de bulimia y anorexia


que observan en los consultorios. También hay alarma por las edades en las que
empiezan a aparecer los signos de estas enfermedades. Asimismo, los médicos
advierten sobre la importancia de detectar a tiempo estas patologías para evitar que
se agrave el daño, ya que han visto presentaciones severas de anorexia nerviosa,
con desnutriciones extremas, que requirieron hospitalización de muchos pacientes.

La referente del Programa Provincial de Prevención y Abordaje de las Conductas


Alimentarias y psicóloga del Centro Provincial de Trastornos Alimentarios (CEPTA),
Mabel Alonso, cuenta que sí aumentaron las consultas, también por distorsión de la
imagen corporal o trastornos por atracón.

La preocupación por la imagen corporal, según explicó, es una cuestión que gana
cada vez más terreno entre los adolescentes, quienes están siempre muy expuestos
a las redes sociales. Muchos se obsesionan por lograr cumplir ciertos estándares de
belleza que se imponen en estos espacios, remarcó. Además, están en una edad de
muchos cambios corporales e inestabilidad emocional. “Un estudio realizado en una
institución educativa secundaria mostró, por ejemplo, que el 68% de los alumnos se
sentía con sobrepeso y, en consecuencia, se sometía a dietas restrictivas, realizaba
ejercicios en exceso o hacía un monitoreo constante de sus comidas y las calorías”,
contó.
Si bien -según aclaró- esto no significa que todos ellos van a desarrollar un trastorno
de la alimentación; hay que estar atentos a las señales que nos dan los chicos (Ver
“Signos: ¿Cómo reconocer...?”). “Y principalmente buscar ayuda psicológica cuando
notamos algo preocupante”, remarcó.

¿Qué es un trastorno alimentario?

Agustina Murcho, licenciada en Nutrición y especializada en trastornos alimentarios,


explica que estos son alteraciones de la conducta alimentaria que tienen que ver
con cuestiones emocionales. “Por lo general, se empiezan a desarrollar a partir de
una dieta, una restricción. Ahora, no todas las personas que empiezan una dieta
desarrollan un trastorno alimentario. Los TCA son de origen neuropsicobiológico,
quiere decir que son de origen psicológico y neurobiológico. Esto quiere decir que
son personas que controlan mucho menos o mucho más sus impulsos; hay
pensamientos muy recurrentes, obsesiones, y mucha ansiedad, entre otras cosas”,
señaló.

También tiene que ver la sociedad en la que vivimos, la cultura de la dieta y el


estereotipo que nos impone la sociedad, explica. Coincide en este punto la
psicóloga María Gabriela Rosconi. “Constantemente vemos una exposición de
cuerpos en las redes. Hay una fuerte cultura de la imagen”, señala la profesional,
también preocupada por el aumento de consultas por trastornos alimentarios.

“Los distintos estereotipos de belleza que se tratan de imponer socialmente afectan


de muchísimas formas a los niños y adolescentes: en los hábitos, en la conducta
alimentaria, comportamientos, en cómo se relacionan con los demás, en cómo se
aceptan, en la autoestima. Los estereotipos de belleza son los que consumimos
desde chicos, en publicidades, en revistas y en todos los ámbitos. Incluso en los
juguetes, donde las muñecas y muñecos traen ciertas apariencias físicas que
indican qué es lo lindo, lo aceptable y lo normal”, apuntó Mara Fernández, psicóloga
especialista en TCA (@hablar_sana).

Según analiza, las redes sociales ponen en evidencia lo que queremos y no


podemos ser. Amplifican estereotipos inalcanzables, y estilos de vida irrealizables.
“Suele promover a la delgadez y belleza como sinónimos de éxito, lo cual puede
funcionar como disparador de síntomas de trastornos de la conducta alimentaria”,
sostuvo. Y añadió que algunas cuentas de las redes pueden fomentar malos hábitos
alimentarios, sentimientos de rechazo al propio cuerpo, y debilidad de autoestima.

“El uso de los filtros en las fotos generan una percepción irreal del otro. El público
que consume las redes, aun sabiendo que muchas publicaciones son fotos
“retocadas”, puede incurrir en algunas conductas poco saludables, entre ellas una
alimentación restrictiva o compensatoria”, explica.
Murcho agrega que también en internet suelen circular muchos mitos: “que la fruta
es mala, la harina es mala, cenar es malo, etcétera”. “Esto afecta un montón en la
alimentación y también en la imagen corporal porque hay muchos filtros”, señala la
licenciada, a quien le diagnosticaron anorexia a los 15 años. También sufrió bulimia.
Llegó a estar internada por una grave deshidratación. A los 22 comenzó a hacer
varios tratamientos que lograron mejorar su calidad de vida. A los 25 años se recibió
de licenciada en Nutrición. Desde su lugar y utilizando las redes (@nutricion.ag),
decidió contar su experiencia para ayudar a otros. Para entender mejor, usa la
imagen de un iceberg: “lo que se ve de un trastorno alimentario es la punta que sale
a la superficie, no lo que está abajo: ahí están traumas no resueltos, problemas para
relacionarse, conflictos familiares, bullying, baja autoestima, entre otras cosas”.

Como padres es muy difícil registrar todo lo que hacen los hijos en las redes
sociales. “Pero sí podemos hablar en las casas, tratar de no hacer comentarios
relacionados al cuerpo del otro, darle confianza a los hijos para que nos cuenten si
sienten algún problema. No es necesario hablar de hacer dietas o del peso. En
cuanto a las redes, hay que aconsejarles que no crean en todo lo que ven, que si se
sienten mal ante algunos posteos, eliminen esa cuenta de su lista. Todos somos
diferentes, y es imposible ser una copia fiel de otra persona”, aconsejó. Por último
dijo: “es fácil caer en un trastorno alimentario si la persona es vulnerable. Por eso
hay que tener mucho cuidado con las dietas restrictivas, porque uno no sabe si
puede caer en un TCA o no. Y es muy fácil entrar y difícil de salir”.

¿Cómo reconocer un TCA?

- Comienzo repentino de dieta o restricción alimentaria

- Cambio del estado anímico: irritabilidad, enojo, angustia, tristeza

- Pensamientos obsesivos en torno al peso, recuento de calorías, aislamiento, no


querer participar de reuniones sociales y eventos, comparación constante con el
cuerpo de otros

- Saltarse comidas con todo tipo de excusas. No terminar la porción de comida o


tirarla

- Esconder o almacenar comida

- “Manías” con la comida. Cortarla o partirla en trozos muy pequeños, removerla en


el plato, masticar mucho, cambios en la velocidad de la ingesta, etcétera

- Aumento del ejercicio, que generalmente se realiza en solitario y de forma


compulsiva
- Falta de tolerancia a los cambios en las rutinas diarias, vivirlos con estrés,
ansiedad y angustia

Tipos de trastornos alimentarios:

- Anorexia nerviosa: distorsión de la imagen corporal, miedo extremo a subir de


peso, dietas extremas, ayunos, y a veces vómitos.

- Bulimia nerviosa: atracones frecuentes con métodos compensatorios: ayunos,


laxantes, diuréticos, ejercicio excesivo, vómitos.

- Trastorno por atracón: atracones frecuentes sin método compensatorio.

- Trastorno por rumiación o M&E: se da cuando la persona mastica y escupe el


alimento para no tragarlo, de manera frecuente y sostenida en el tiempo.

- Trastornos por evitación o restricción de la ingesta de alimentos: se da


mayormente en niños. Hay fobia a ciertos olores, texturas y sabores. No tiene que
ver con la imagen corporal.

- Vigorexia: obsesión por desarrollar cada vez mas masa muscular, sin notarlo en el
espejo. Nunca es suficiente, llegando a consumir anabólicos, esteroides, etcétera, y
condicionando su vida.

- Ortorexia: obsesión con la comida 100% saludable, llegando al punto de aislarse y


de no poder consumir algo fuera de lo que la persona cree saludable; si lo hace, le
genera un grado de ansiedad y angustia muy grande.

- Diabulimia: combinación entre diabetes y trastorno alimentario. La persona no se


aplica la insulina con tal de no recuperar peso, generando las graves consecuencias
no solo del TCA sino de la diabetes. Es el TCA más riesgoso de todos.

- Pregorexia: es el trastorno alimentario en mujeres embarazadas, es riesgoso tanto


para el bebé como para la mama. Por eso si la persona padece un TCA no se
recomienda quedar embarazada hasta que el síntoma disminuya.

- Pica: ingesta de sustancias no comestibles como tierra, arcilla, hielo, etc, sostenido
en el tiempo y de manera frecuente.

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