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MONOGRAFÍA
TRASTORNOS ALIMENTICIOS EN LOS ADOLESCENTES
AUTORES:
● Anaya Coral Leyre Nicole
● Burgos Martos Tracy Guilliana
● Mausen Lozano Nancy Guadalupe
● Sandoval Camacho Nicole Jhoana
● Zelada Aguirre Treyci Anelhy
ASIGNATURA:
TRUJILLO – PERÚ
INTRODUCCIÓN
Una alimentación saludable permitirá tener una vida sana, sin embargo, es posible observar que
hay trastornos de conducta alimenticia (TCA) que son cambios graves respecto a incorporación o
eliminación de alimentos, enfermedades psiquiátricas, caracterizadas por cambios significativos
y recurrentes, ciertas actitudes van acompañadas de atención grave o forma del cuerpo. Esto
está marcado por el hecho de que las personas se niegan y tienen una imagen corporal
distorsionada, se niegan a tener un mayor peso a pesar de que es saludable según su estatura,
todo esto los motiva a adoptar una estrategia inapropiada para prevenir el aumento de peso o
la disminución de ella.
Estos trastornos, incluyen y no hace distinción a ningún tipo de personas, pero son más
comunes en edad temprana, siendo los adolescentes los más propensos a este problema. La
mayoría de los adolescentes tiene cierta preocupación hacia el culto de la belleza, en
consecuencia, los riesgos son multifuncionales en esta etapa de la pubertad. Es difícil explicar el
sentido, las sensaciones y la conciencia que dificulta el comportamiento del individuo.
Los factores principales con los que se desarrollan son los siguientes: la genética y sus cambios
corporales en la pubertad y adolescencia que también de manera psicológica que con el simple
hecho de pensar que deben estar delgadas, creándose ellos mismos pensamientos negativos.
Otro factor vendría a ser, la presión social que tiene el adolescente por una figura delgada crea
satisfacción con la imagen corporal que tiene con nuestro conflicto en el interior.
Los trastornos alimentarios son un problema global y Perú no es ajeno porque en los últimos
años la tasa de trastornos alimentarios ha aumentado, especialmente entre los jóvenes, se han
duplicado durante la restricción debido a la pandemia de Covid-19. El servicio psiquiátrico de los
niños y adolescentes alertó al Hospital Guillermo Almenara al descubrir que cinco de cada 10
pacientes sufren de anorexia, bulimia o trastornos distintos.
La prevalencia global de los trastornos alimentarios aumentó de 3.4% a 7.8% entre 2000 y 2018.
(American Clinical Nutrition Magazine, 2019). Unos 70 millones de personas viven
internacionalmente con trastornos alimentarios. (Asociación de trastornos alimentarios
nacionales). Casi la mitad de todos los estadounidenses conocen a alguien con trastornos
alimentarios.
Si no son tratados de manera efectiva, los trastornos alimentarios pueden ser un problema
crónico y, en algunos casos, puede causar la muerte. Cuando se reduce demasiado el consumo
de alimentos, esto afecta seriamente la capacidad de obtener los nutrientes que el cuerpo
necesita. A su vez, pueden dañar los órganos humanos como: corazón, sistema digestivo,
sistema óseo, etc., en su entorno emocional también relacionado con la depresión, la ansiedad,
pensamiento y comportamiento suicida. El mayor problema siempre fue minimizar los
problemas alimenticios para ello es que creemos que es importante difundirlo a través de esta
monografía las razones por la que debemos tener en cuenta por qué prevenir los problemas
alimenticios y para ello daremos unas pautas y definiciones sobre este.
Es importante que los adolescentes reciban apoyo y tratamiento adecuado para los trastornos
alimentarios. Esto puede implicar una combinación de terapia psicológica, terapia nutricional y,
en algunos casos, medicación. También es fundamental que se promueva una imagen corporal
saludable y realista y se eduque a los adolescentes sobre los efectos negativos de los trastornos
alimentarios en la salud física y mental.
ÍNDICE
Los trastornos mentales (TAC), son enfermedades caracterizadas por tener una conducta
alimentaria patológica y tener una seria una obsesión por el control de peso y de la figura”
También podemos definirlo como un grupo de psicopatologías reconocidas por una desviación
de la conducta alimentaria habitual, esto se debe a la preocupación por la variación de la
autoimagen corporal y las fluctuaciones del peso, una de sus características es tener una
sensación momentánea de hambre (pequeños atracones) u otras situaciones donde existan
restricciones alimentarias. La patogénesis aún no se conoce, aunque se sabe que son causados
por algunos factores socioculturales, psicológicos y biológicos que indican los trastornos
alimentarios.
En relación, la anorexia nerviosa se define como la preocupación exorbitante por una imagen
corporal, el rechazo a los alimentos, donde el adolescente mantiene una actitud negativa con el
fin de alcanzar un peso mínimo corporal, lo que lo conduce progresivamente a la desnutrición.
Por el contrario, la bulimia nerviosa vendría a tener un enfoque excesivo en la comida, que se
caracteriza por tener episodios consecutivos o repetidos de atracones, siendo compulsivos
durante periodos cortos de tiempo, seguidos de conductas compensatorias (purgas) para evitar
la ingesta calórica excesiva por temor a aumentar o engordar de peso.
2. CAUSAS
3. CONSECUENCIAS
Ciertas complicaciones suelen impactar de forma general en el organismo debido a que pueden
afectar al funcionamiento de todos los órganos y sistemas, en especial en los casos de anorexia
y bulimia nerviosas. Por lo general, en la anorexia, surgen como resultado directo de la privación
de energía, inanición y la pérdida de peso (Sachs et al., 2016; Westmoreland et al., 2016). En
cambio, en la bulimia nerviosa, se debe al modo y la frecuencia de la purga. (Westmoreland et
al., 2016). Como se podrá observar, las diferentes alteraciones son más frecuentes en la
anorexia y bulimia nerviosas, no obstante, no quiere decir que las personas con trastornos por
atracones están exentas de complicaciones. La diferencia reside en el origen de las
consecuencias.
En cambio, en los trastornos por atracones, el mayor número de riesgos son derivados de la
obesidad asociada, como enfermedad coronaria, insuficiencia cardíaca, hipertensión, diabetes
mellitus tipo 2 o apnea del sueño, entre otras (Mitchell, 2016). A continuación, se analizan las
principales alteraciones que afectan a distintos sistemas del organismo.
Alteraciones gastrointestinales
Los adolescentes con TCA pueden padecer disfagia, lo que dificulta aún más la alimentación,
además de tener riesgo de neumonía derivado de una broncoaspiración, esta puede ser debido
al debilitamiento y descoordinación de la musculatura faríngea secundaria a la atrofia mediada
por la inanición en personas con anorexia nerviosa, así como el daño producido por los vómitos
recurrentes en la bulimia nerviosa, generan abundante reflujo gastroesofágico y regurgitación,
los cuales no tienden a mejorar a lo largo de la recuperación.
Alteraciones hepáticas
Esto suele afectar a más del 50,0% de los adolescentes que padecen anorexia nerviosa, teniendo
un aumento de las enzimas hepáticas, en concreto de la AST y ALT, las cuales se encuentran
entre 2 y 4 veces más elevadas, aunque en ocasiones las elevaciones pueden ser más graves.
(Rosen et al., 2017; Voltas-Arribas et al., 2018; Westmoreland et al., 2016)
Todos estos daños se relacionan a la pérdida de peso corporal, debido a que la elevación de
ambas enzimas es causada por la desnutrición, la cual produce la lesión y muerte de los
hepatocitos.
Alteraciones cardiovasculares
Alteraciones neurológicas
Debido a las alteraciones que se dan, estas no son tan graves como las comentadas en los
sistemas anteriores. Sin embargo, son frecuentes y son indicadores de la presencia de
desnutrición. Estas son: adelgazamiento y caída del cabello, perniosis debido a la frialdad de las
extremidades, crecimiento de lanugo y reducción del tejido subcutáneo, en un intento del
cuerpo de reducir la pérdida de calor periférica (Westmoreland et al., 2016). También se puede
observar el signo de Russell, que consiste en la aparición de heridas en los dorsos de las manos
producidas por los dientes, y supone un indicador de que la persona se purga mediante el
vómito
4. TRATAMIENTO
El tratamiento se debe llevar a cabo bajo indicaciones de tres tipos de especialistas de la salud:
un médico especializado en el desarrollo adolescente, otro en nutrición y, por último, un
especialista en salud mental.
A pesar de que las opciones de tratamiento para adolescentes con estos trastornos alimenticios
son amplias, el propósito final es lograr ayudar al adolescente para que alcance y pueda
mantener una buena salud tanto física como psicológica. Por lo que, la motivación es la pieza
clave para que el adolescente se recupere, ya que ha quedado demostrado que cuando hay una
baja motivación las terapias fracasan.
Tratamiento para Anorexia Nerviosa
Este tipo de trastorno no permite que la/el adolescente reconozca que lo padece y
frecuentemente se presenta en consulta por exigencia de su familia o algún otro profesional de
la salud que detectó también el trastorno. Esto nos indica que la/el paciente no se encuentra
listo/lista para corregir su comportamiento actual, además, tienden a valorar su padecimiento a
pesar de que pone en riesgo su vida.
En primera instancia el tratamiento debe ser ambulatorio, si no hay respuesta ante este
tratamiento y se presenta riesgo vital se debe optar por una hospitalización. Esta segunda
opción combina la realimentación con sesiones psicológicas, a la vez, es recomendable realizar
intervenciones familiares que aborden directamente el trastorno alimentario, ya que son el
recurso fundamental para lograr la ayuda al paciente.
En el caso de familias sobreprotectoras se obtienen mayores resultados cuando la/el
adolescente y su familia se atienden por separado. Otros tipos de terapias que deben
considerarse son: la terapia cognitivo-analítica, terapia interpersonal y terapia focal
psicodinámica.
Aquí el tratamiento con más resultados positivos para adolescentes de más de 15 años ha sido la
terapia cognitivo-conductual, la cual está enfocada en sus actitudes, pensamientos y conductas
que van a mantener el trastorno, y va a durar de 16 a 20 sesiones que se darán entre 4 y 5
meses.
Por otro lado, otra terapia que también ha funcionado, pero con resultados más tardíos que la
anterior es la terapia interpersonal, mientras que los resultados de la terapia basada en la
familia no han sido tan alentadores en Bulimia Nerviosa que como fue en la Anorexia Nervosa.
6. CONCLUSIONES
Antes que nada, tenemos que tomar en cuenta que una vez que se han dado por comenzado los
síntomas en el paciente, es importante tomar en cuenta esto de actuar lo antes posible. Pues la
familia debe arriesgarse a no intervenir ante la incomodidad de sentirse “perro guardián” del
comportamiento de sus hijos o familiares, y posibles reacciones de rechazo. Comer en familia es
una medida preventiva por tener anotado para realizar. Para este mismo, los amigos o maestros
de una persona que presenta alteración de la conducta alimentaria también pueden ser un
factor determinante para identificar los síntomas y tomar decisiones sobre la búsqueda de
ayuda y consulta.
Al hablar de la Bulimia en los adolescentes, podríamos decir también, que la mejor prevención
para este mismo y para los trastornos alimentarios en general: es promover una actitud crítica
frente a los modelos de belleza un poco realistas que prevalecen en nuestro entorno. Ya que
este mismo anima a los jóvenes a pensar en sus valores, apreciar y aceptar sus propios cuerpos
a su manera.
Algo interesante y que a la vez es importante por considerar: es que los centros especializados
en trastornos de la conducta alimentaria, como Salud Mental, organizan talleres y sesiones
informativas en colaboración con otras instituciones, como: colegios, instituciones, servicios
sanitarios, etc. Su finalidad es, por un lado: advertir al colectivo de riesgo (en este caso los
jóvenes) sobre los trastornos alimentarios; Por otro lado: facilitar a los profesionales de otros
campos que tratan con jóvenes el reconocimiento de las señales de alarma y fomentar la
detección precoz.
Se realizó un estudio no experimental para determinar la relación entre el IMC, la insatisfacción
corporal y la conducta alimentaria de riesgo. Sesenta y cuatro estudiantes mujeres residentes en
México con edades entre 15 y 25 años fueron reclutadas y se les administraron dos pruebas
para medir la insatisfacción corporal (IC) y la conducta alimentaria de riesgo (AUTO). Se les pidió
peso y altura para calcular su índice de masa corporal (IMC) junto con información
sociodemográfica como edad, educación, etnia y lugar de residencia. Se realizó un análisis de
correlación de Pearson para identificar la relación entre las variables IMC, IC y CAR. Se observó
una correlación alta y positiva entre las variables, siendo la relación más fuerte entre IC y CAR
(r=.739; p.=.00?). Es importante identificar los efectos que provoca la IC para poder establecer
medidas preventivas frente a la CAR.
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