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Artesanía intelectual en el análisis cualitativo de contenidos

Klaudio Duarte Quapper1

Introducción
El Análisis Cualitativo de Contenidos constituye la técnica básica -por fundamental- del
análisis cualitativo de información. Vale decir, su concepción y su modo de proceder está a
la base de muchas de las técnicas en esta perspectiva de investigación: cuando hacemos
análisis de discurso, crítico del discurso, estructural o cuando usamos la teoría
fundamentada, etc. pasamos de alguna manera por este análisis de contenido.
Una segunda característica vinculada a la anterior es que, en nuestra cotidianidad, a veces
sin darnos cuenta y sin proponérnoslo, cuando trabajamos sobre distintos tipos de
materiales, especialmente sobre textos escritos, lo que más hacemos es análisis de
contenido. Por ejemplo, cuando tomamos una columna de opinión o un ensayo, vamos
leyendo y, a través de algún procedimiento, destacamos ciertas ideas que nos parecen
relevantes. Seguidamente, con esas ideas que consideramos importantes -en este capítulo
las llamo ideas fuerzas-, construimos uno o varios esquemas que nos permiten organizar los
sentidos que se expresan en el texto.
Dentro de este procedimiento, también hay quienes no solo buscan contenidos del texto a
través de los sentidos alojados en él, sino también a partir de las frecuencias de aparición
de ciertos conceptos o términos en su interior, según los propósitos del estudio o lectura
que se realiza. Hago esta mención para señalar que el análisis de contenido cualitativo
proviene en primera instancia, y como mostraré más adelante, de un ejercicio de
cuantificación de ciertas nociones incluidas en determinados textos. Así, se habla de la
existencia del análisis de contenido cuantitativo y del análisis de contenido cualitativo.
Enfatizando en la idea de la cotidianidad del ejercicio de análisis de contenidos, en especial
el de carácter cualitativo, propongo considerar su carácter artesanal. Esto porque, si bien
existen un conjunto de procedimientos, que han ido haciéndose más estandarizados, su
forma concreta de realización depende de forma importante, de lo que despliegue(n)
quien(es) lo utiliza(n). Así, en mi experiencia de investigación y de sistematización de
experiencias, he conocido múltiples formas de hacer este análisis en que se cautelan sus
componentes fundamentales y queda abierto un amplio espacio para la creatividad y
flexibilidad; esto permite responder a las condiciones específicas en que se realiza cada
proceso de producción de conocimientos. Así, desde nuestro oficio de pensar lo social,
podemos desplegar la artesanía intelectual a que hemos sido invitados/as (Mills, 1959).
Como ya adelanté, este texto surge desde la sistematización de mi propia experiencia de
investigación, y el uso del análisis cualitativo de contenidos en diversos estudios sociales.
De igual forma me he nutrido del aprendizaje con estudiantes de pre y posgrado a quienes

1
Sociólogo y educador popular. Integrante del Núcleo Sentipensante de Metodologías Participativas y
coordinador académico del Núcleo de Investigación y Acción en Juventudes del Departamento de Sociología
de la Universidad de Chile. claudioduarte@uchile.cl
he acompañado en sus trabajos de Tesis o en la docencia en cursos de métodos de
investigación. Considero también elementos de los debates que en mi experiencia he tenido
con colegas del oficio de provocar la imaginación sociológica.
Este capítulo consta de cuatro apartados. En el primero, me refiero a elementos del
contexto de emergencia de esta estrategia en el siglo veinte como expresión de los debates
en las ciencias sociales. En el segundo, reflexiono sobre las cuestiones epistémicas que
fundamentan y distinguen al análisis cualitativo de contenidos. El tercer apartado contiene
un conjunto de procedimientos y técnicas para develar los contenidos de un texto.
Finalmente incluyo algunas reflexiones a modo de desafíos que el uso de esta estrategia
tiene en la investigación social.

1. Contexto de emergencia del análisis de contenidos


De alguna manera, en esta técnica de análisis y en su trayectoria hasta nuestros días, se han
condensado los debates paradigmáticos que se desplegaron durante el siglo veinte en las
ciencias sociales y de la comunicación, particularmente en Europa y Estados Unidos.
Consideren que, a América Latina, nos fueron llegando los ecos de esa disputa. Nuestro
fuerte carácter colonizado en el ámbito de las ciencias inhibió posibilidades de que
participáramos activamente. Recién en el cambio de siglo es que comienzan a aparecer
autores en la región con elaboraciones propias sobre las distintas técnicas de análisis en
ciencias sociales y también particularmente sobre análisis de contenido (Canales, 2006;
Scribano & Colaboradores, 2015; Flores, 2009; Tarrés, 2008)
Cuando señalo que la emergencia de esta técnica condensa ciertos debates de las ciencias
sociales, me refiero principalmente a la preeminencia de la pretensión objetivista y de la
perspectiva cuantitativa en la investigación social (Andreu, 2007; Bericat, 1998;
Krippendorff, 1990). No es este el lugar para volver sobre ese debate epistémico, sino que,
de manera breve y apuntando al propósito de este texto, propongo señalar la forma en que
se vincularon estos debates en la emergencia de esta técnica. Les prevengo del carácter
dicotómico de esta explicación, que evidencia la forma primordial que dichos debates
asumieron, sumado a ello el carácter asimétrico de dicha polarización en que hubo una
forma impuesta como la correcta y otra como la errónea en diversas disciplinas. Como
plantearé más adelante, el contexto que viene produciéndose desde comienzos del siglo
veintiuno abre oportunidades más dialécticas para comprender la pluralidad de
perspectivas que desplegamos en la producción de conocimientos y nos estamos
permitiendo salir de esta dicotomía asimétrica. Pero, para efectos de esta concisa
explicación del debate, lo presento manteniendo el formato polar que lo ha caracterizado:
a. Por una parte, estaba la cuestión de la objetividad del conocimiento a producir, en
contradicción con la subjetividad, que por décadas fue asumida como un peligro que
debilitaba el carácter de verdad que debía asumir la producción científica.
b. Lo cuantitativo como enfoque metodológico fue asumido como la única estrategia
posible para dar cuenta de esa objetividad pretendida como superior y deber ser de
lo científico. De esta manera, lo cualitativo fue siendo relegado a un lugar de
desconfianza para aportar en la tarea de las ciencias.
c. De esta forma, en lo cuantitativo, la realización de mediciones de lo social que
permitieran elaborar conocimiento legítimo en el contexto institucional ya señalado
fue el camino técnico privilegiado. En estas mediciones, los sentidos contenidos en
la información producida perdieron importancia por la dificultad que su medición
planteaba.
d. Estas mediciones permitieron una priorización de aquellos aspectos manifiestos de
lo social -para algunos lo “directamente observable”- mientras que lo latente fue
quedando rezagado por la dificultad de acceso que presentaba.
e. De esta forma, el análisis de lo social puso de relieve el carácter descriptivo por sobre
la capacidad de elaborar miradas comprensivas de parte de quienes producían ese
conocimiento.
En este proceso emergieron, en Europa y Estados Unidos, los análisis de prensa escrita como
una plataforma en que se expresaba lo social; estos fueron seguidos del análisis de
propaganda y más adelante el uso de programas computacionales para llevar adelante esta
tarea (Krippendorff, 1990). Sin embargo, a contracorriente se reflotaron las propuestas de
incluir el alcance subjetivo en el planteamiento de distintos actores en sus producciones
humanas; se amplió el conjunto de preguntas que se hacían a esta forma de intentar
conocer lo social. Los primeros ejes de esa emergencia en este debate fueron produciendo
la base sobre la que posteriormente se construyó la propuesta del análisis cualitativo de
contenidos y apuntaron a (Krippendorff, 1990):
a. Los contenidos de los mensajes sociales no son una cualidad absoluta, sino que
están en directa relación con el interés o punto de vista de quienes los emiten y
recepcionan.
b. Además de los contenidos manifiestos en los mensajes, también existen los latentes
que han de ser puestos de relieve en el análisis. Lo cuantitativo no es capaz de
expresar este contenido que está por detrás de lo evidente.
c. El contexto de producción de los mensajes, así como los contextos de enunciación,
juegan un rol vital para la comprensión de sus contenidos.
d. Las variaciones en los sentidos de un mensaje no logran ser aprehendidos por los
indicadores cuantitativos, debido principalmente a su baja sensibilidad con las
dinámicas sociales.
No está en mi propuesta la tendencia a denostar una perspectiva de análisis -la cuantitativa-
para sostener otra -la cualitativa. Más bien me ubico en la praxis investigativa que asume
que es la construcción del objeto de investigación, lo que nos conducirá hacia las decisiones
metodológicas y teóricas que sean adecuadas a esa experiencia concreta de producción de
conocimientos. En este texto para hacer una contextualización de la emergencia del análisis
cualitativo de contenidos, he puesto en evidencia los términos de un debate que me parece
nos provocan un conjunto de desafíos que plantean buscar alternativas más flexibles y
comprensivas para observar lo social. En ese sentido, las estrategias de multimétodo
(Bericat, 1998) por ejemplo, pueden ser de mucha utilidad para romper con las rigideces a
que se lleva, en algunos planteamientos, a las metodologías de investigación.
Cada vez son mayores las experiencias investigativas en que, de diversas formas, se asocian
epistemes, métodos y técnicas antes consideradas contrarias e imposibles de vincular. Una
de las formas de superación de las disputas antes referidas no ha sido solo la legitimación
de lo cualitativo en el campo científico, sino también las diversas vías de integración que se
proponen y que han venido a fortalecer las formas de producción de conocimientos.

2. Concepciones de análisis cualitativo de contenidos


Para avanzar en una conceptualización del análisis cualitativo de contenidos, y teniendo
presente lo señalado sobre la importancia de poner en evidencia los sentidos de las
producciones sociales, hemos de considerar que como estrategia se basa en la expresividad
humana, comprendida como aquella que nos permite a las y los sujetos desplegar
interacciones sociales y construir un cierto tejido social.
Así, el análisis de contenidos refiere a una “perspectiva metodológica cuya finalidad es la
investigación de (al menos algunas de) las virtualidades expresivas de expresiones en
general” (Navarro y Díaz, 1994; 179). Contenidas en estas expresividades humanas, las
subjetividades se expresan a través de diversos lenguajes: orales, escritos, musicales,
corporales, afectivos, entre otros, aunque este análisis de contenidos no tiene que
restringirse solo a cuestiones de tipo oral.
Para efectos de este texto nos vamos a centrar en los lenguajes escritos, pero hago ver que
las posibilidades de lenguaje son múltiples y también hay combinatorias de ellos que
podrían permitir diversificar todavía esta mirada analítica. En el análisis cualitativo
trabajamos con aquello que producimos a través de entrevistas, grupos focales, grupos de
discusión, técnicas documentales y otras técnicas orales, individuales o colectivas.
A partir de estas consideraciones, podemos avanzar en una conceptualización de análisis
cualitativo de contenidos, poniendo énfasis en que su característica y aporte distintivo es
en cuanto a la noción misma de contenido, el cual no refiere al texto mismo, “sino a algo en
relación con lo cual el texto funciona, en cierto modo como instrumento. Desde ese punto
de vista, el “contenido” de un texto, no es algo que estaría localizado dentro del texto en
cuanto tal, sino fuera de él, en un plano distinto en relación con el cual ese texto define y
revela su sentido”. (Navarro y Díaz, 1994; 179).
Ese algo que señalan Navarro y Díaz, es muy sugerente en tanto nos desafía a una doble
consideración de lo que está fuera del texto y que incidiría en él y es lo que hemos venido
denominando contexto; ya sea en su variante de producción o de enunciación. La primera -
contexto de producción- remite a las circunstancias históricas y estructurales en que se da
el proceso de elaboración de aquello que analizamos, lo que estamos refiriendo como texto.
¿Cuáles son los factores que constituyen el escenario en que nuestros textos en análisis se
han elaborado? ¿Cuáles y cómo son las dinámicas sociales -las fuerzas de la historia
(Foucault, 2004)- que están interactuando en dicha elaboración?
Por su parte, contexto de enunciación, remite a la importancia de considerar la posición en
la estructura social de quien(es) investiga(n), es decir, la posición de quien(es) analiza(n)
como parte de un horizonte de producción de la interpretación. Este elemento enfatiza
aquello que, en el debate que ya revisamos, se planteaba como un problema para las
ciencias sociales y era la necesidad de privilegiar la objetividad -entendida como
neutralidad- de quien investiga, por lo tanto, se imponía la exclusión de factores como la
biografía -raíz socio política- e historicidad -intereses, deseos- de quienes se vinculan en la
producción de conocimientos. ¿Cuáles son las condiciones de producción de conocimientos
de quién está involucrado en el análisis de la información? ¿Quién habla, desde dónde lo
hace, para qué lo hace?
Otra de las cuestiones que este tipo de análisis enfrenta en la superación de las disputas
antes revisadas, es la que propone que el análisis opera sobre aquello que está manifiesto
en el texto analizado y también aquello que está latente en el mismo. En cada texto hay
elementos que le constituyen, que pueden ser claramente observables para quien analiza,
y también hay otros elementos que no son de directa visibilidad y que funcionan “por detrás
del texto”, “entre líneas”, en “los silencios de quien habla”. Se trata de descubrir los
sentidos subyacentes en el texto.
Estos elementos latentes son posibles de rescatar en el ejercicio de análisis si se consideran,
en la propuesta de Navarro y Díaz (1994), la articulación de tres componentes presentes en
la división semiótica planteada por Morris (1938): sintáctica, semántica y pragmática.
Propongo tratarles como planos de análisis, como lentes que configuran un caleidoscopio,
que se intersectan de distintas maneras y en distintas direcciones de acuerdo con el tipo de
material en el cual estamos trabajando y al énfasis que nosotros queremos darle al análisis
que vamos a desplegar. De igual manera, si bien la presentación que sigue es plano a plano,
en el procedimiento del análisis cualitativo de contenidos, ellos estarán ligándose
permanentemente, con intensidad variable de acuerdo al ritmo del análisis e
interpretaciones desplegadas.
El plano sintáctico remite a lo que se dice y que se encuentra en los componentes
alfabéticos, morfológicos, de estructura de las oraciones, de las funciones y conexiones
entre palabras. Podríamos señalarlo como lo manifiesto del texto, aquello que está en su
superficie textual y que es evidente a la observación analítica.
Por su parte, lo latente queda contenido mayormente en los planos semántico y
pragmático. Lo semántico refiere a lo que se quiere decir, y que abre a las elaboraciones de
quien analiza desde determinados contextos como ya vimos, a quienes son las personas
que dicen, y a los posibles intereses existentes en esa habla.
Lo pragmático, muestra la sociedad y la cultura que se constituyen en el decir, es este plano
el que de alguna manera nos muestra los procesos sociales que están contenidos en las
hablas sociales.
Así, con la interrelación virtuosa y dinámica de estos tres planos de análisis, podemos
acercarnos a mostrar, por ejemplo, las imágenes que un determinado grupo social
construye para explicar su experiencia cotidiana en algún ámbito de sus vidas, y al mismo
tiempo, muestra los mecanismos que se utilizan para construir dichas imágenes, cuestión
que puede ser muy importante en el análisis cualitativo. Siguiendo con el ejemplo, el plano
pragmático nos permite evidenciar cómo esas imágenes y mecanismos son parte de un
entramado societal y cultural que se obtiene al leer en perspectiva estructural estas
producciones. “A la luz de esta distinción, el Análisis de Contenidos de un texto, tendría la
misión de establecer las conexiones existentes entre el nivel sintáctico –en sentido lato- de
ese texto y sus referencias semánticas y pragmáticas” (Navarro y Díaz, 1994, 180).
Me interesa enfatizar en la relevancia de comprender conceptualmente estos tres planos,
pues será lo que nos permite arribar al propósito del análisis cualitativo de contenidos, en
torno a su nivel pragmático y a la capacidad de lo investigado para ofrecer interpretaciones
de aquel ámbito de lo social que se está observando.
Para Navarro y Díaz (1994), el plano sintáctico permite un acercamiento analítico al texto,
mientras que los planos conceptuales y pragmáticos, abren a las vías interpretativas de los
sentidos contenidos en dicho texto. Como puede observarse, en este planteamiento están
diferenciando lo analítico de lo interpretativo, otorgándole a lo primero un alcance más
descriptivo, mientras que lo segundo apelaría en el camino de lo comprensivo.
Con la interpretación, quien(es) analiza(n) pone(n) en juego la capacidad comprensiva de
su investigación. En esta acción interpretativa, que en el mismo movimiento trae los
conceptos de la investigación en proceso y la mirada a la estructura social y cultural en que
se ubica el objeto de estudio, se puede ubicar la decisión por el carácter que tendrá la teoría
en ella. Puede que ésta sea parte del diseño del objeto y lo contenga, por lo que los
conceptos y perspectivas teóricas servirán como piso del análisis e interpretación, así como
lentes en dicha observación -esta sería la forma deductiva de la investigación-. Mientras
que, esa conceptualización puede ser también un producto del proceso de análisis e
interpretación, un punto de llegada como aporte del propio estudio -incluso producción de
nuevas teorías, como propone la teoría fundada (Glaser & Strauss, 1967; Strauss & Corbin,
2002).
Para comunicar el producto del análisis de contenidos se espera la producción de un nuevo
texto en que han de aparecer un conjunto de argumentos sentipensantes que evidencien
los hallazgos y resultados del proceso de estudio realizado. A este relato se le denomina
“metatexto” (Navarro y Diaz, 1994) y está compuesto principalmente por una
transformación de los textos ya analizados para producir una expresividad propia de
quien(es) investiga(n). Así, este metatexto producido a partir de las reglas propias de esta
estrategia de análisis también aporta elementos a su conceptualización:
“como un conjunto de mecanismos capaces de producir preguntas, y no como una
receta para obtener respuestas. O, dicho de otro modo, ha de concebirse como un
procedimiento destinado a desestabilizar la inteligibilidad inmediata de la superficie
textual, mostrando sus aspectos no directamente intuibles y, sin embargo,
presentes”. (Navarro y Díaz, 1994; 182).
De esta manera, a la relevancia señalada para el plano pragmático con la pregunta ¿qué
sociedad se expresa en el material estudiado?, se agrega ahora: ¿qué meta-relato puedo
construir a partir de esto? La voz de quien(es) investiga(n) aparece ahora contenida en este
metatexto producido, su aporte como conocimiento producido comunicable queda
plasmado en este nuevo texto. El objeto, que en su momento de diseño adquirió el formato
de preguntas de investigación, asume ahora una forma de indicativos de respuesta a esas
interrogantes.
A partir de todo lo planteado, integrando los diversos componentes revisados propongo
considerar como concepto del análisis cualitativo de contenidos, que refiere a una
estrategia metodológica que, a través de procedimientos sistemáticos, permite el análisis e
interpretación de los sentidos latentes y manifiestos expresado en un texto en referencia a
su contexto de producción y que, al mismo tiempo permite la realización de interpretaciones
aplicables a dicho contexto para comprender las dinámicas sociales a que refiere el objeto
de estudio.

3. Procedimiento para descubrir contenidos de un texto


Considerando las aportaciones que diversos autores hacen sobre los modos de llevar a cabo
el análisis cualitativo de contenidos (Andreu, 2007; Krippendorff, 1990; VER MÁS) y mi
propia experiencia en investigaciones sociales, propongo a modo de guía, considerar los
siguientes cinco momentos de trabajo: un primer acercamiento al material a analizar; la
codificación de información; la tematización de las ideas fuerzas que emergen; la
conceptualización de resultados y hallazgos; y la elaboración del informe final de
investigación.
Si bien la exposición es lineal por las limitaciones de este formato escrito, todo el proceso
lo estoy concibiendo como recursivo, con idas y venidas sobre el material, de acuerdo con
el despliegue reflexivo de quien(es) hace(n) este ejercicio.

3.1. Primer acercamiento al material


El primer momento del análisis surge desde que comenzamos a tener información
producida, por ejemplo: grabaciones de técnicas orales -entrevistas, grupos, entre otras-, o
los registros en cuadernos de campo -fruto de observación en terreno o etnografías-. Para
llevar adelante este momento es necesario contar con transcripciones de calidad de esas
grabaciones o que la redacción en los cuadernos de campo sea clara y bien documentada.
Sugiero que ese material lo vayamos revisando a medida que lo producimos a través de lo
que denomino una lectura de sobre vuelo de este. A partir de esa revisión podemos tener
al menos dos frutos: por una parte, descubrir que hay cuestiones propias de lo que estamos
estudiando que necesitan ser incluidas o sacadas, para ajustar lo que todavía esté
pendiente, tanto en los instrumentos que usamos para producir información, como en la
muestra que se esté abordando.
Por otra parte, nos permitirá poner de relieve ciertas intuiciones, primeras ideas, posibles
nudos temáticos que orienten el análisis en profundidad que se realizará más adelante. Los
resultados de este primer acercamiento requieren quedar claramente registrados para ser
sistematizados en el momento siguiente.
3.2. Codificación de la información
Este momento es definido por (Andreu, 2007, pág. 14) en base a la relación directa de quien
investiga con los datos brutos: “Tratar el material es codificarlo. La codificación consiste en
una transformación mediante reglas precisas de los datos brutos del texto”; se busca
identificar unas ciertas unidades que permitan un análisis preciso de su contenido. Para
realizar esta transformación del material necesitamos definir un mecanismo que nos
permita hacer sistemática y confiable la selección de las unidades mencionadas. Este
mecanismo se compone de un conjunto de códigos que son elaborados desde la reflexión
de quienes investigan, a partir de sus interrogantes de estudio, definiendo qué es lo que
van a buscar al material analizado. El uso ordenado e iterativo de esos códigos es el proceso
de codificación, y en la medida que dichos códigos surjan desde las orientaciones del
estudio se asegurará la confiabilidad de lo realizado. En la codificación nos vamos moviendo
entre el plano sintáctico -observando lo que se dice- y el plano semántico –atendiendo a
cómo se dice-, los cuales nos aportarán algunas ideas para nutrir el carácter pragmático -lo
social que se muestra en el decir- de lo que estamos estudiando.
Así, la primera acción de este momento es definir el conjunto de códigos a utilizar. El
carácter del estudio nos da posibilidades de que la elaboración de códigos y el respectivo
análisis del material sea de dos tipos: a) inductiva o b) deductiva.

a) Análisis desde el material a las nociones conceptuales


Para la fórmula inductiva no se requiere la existencia previa de códigos, sino que será el
trabajo directo con el material el que progresivamente irá señalando cuáles son las ideas
fuerzas de relevancia a destacar. Para ello, quien analiza ha de tener en cuenta sus intereses
investigativos y los elementos que registró en el trabajo de campo que le llamaron la
atención respecto de su objeto en estudio. Esto implicará para quien(es) analiza(n) una
inmersión profunda en el material, dado que a medida que avance y se vayan consolidando
ciertas ideas -por interés, frecuencia, novedad, entre otras cuestiones- será necesario
volver a revisar desde el principio lo realizado para asegurarse de estar usando de manera
consistente los diversos códigos en el material.
Desde mi experiencia de análisis cualitativo de contenido, sugiero revisar todo el material
tomando notas de las ideas emergentes con las cuales se elaboran los códigos y si es posible
diseñar una guía de análisis. Posterior a ello, volver a sumergirse en el material con dicha
guía para afirmar lo ya hecho e incorporar cuestiones nuevas que puedan surgir, en tanto
algunos fragmentos del texto podrían ser importantes.
Por ejemplo, una pregunta de investigación realizada con jóvenes de agrupaciones de
esquina en la zona sur de la comuna de La Granja, en Santiago de Chile, fue: ¿Cuáles son los
factores socioculturales que inciden en el proceso de formación de las identidades
masculinas en jóvenes heterosexuales de sectores empobrecidos?
Las concepciones previas que me orientaban partían de la noción de que la tríada analítica
sugerida por (Kaufman, 1989) para las violencias en varones podría ser útil en este estudio.
Dicha triada incluía:
1. Las relaciones de los varones consigo mismo.
2. Las relaciones de los varones con otros hombres.
3. Las relaciones de los varones con las mujeres.
El proceso de formación de identidades, objeto del estudio que uso de ejemplo, me interesó
observarlo en tres ámbitos de socialización juvenil y de género:
1. Las familias de procedencia de estos jóvenes.
2. La escuela donde cursaban, en ese momento, su enseñanza media.
3. Los grupos de varones jóvenes en que se agrupaban en la calle (incluí cuatro tipos de
agrupamientos juveniles cuya característica común era que se autoconvocaron en su
constitución: hiphoperos, barra de fútbol, rockeros metaleros, batucada).
Lo anterior lo crucé con los apuntes que tenía desde mi trabajo de campo, que incluyó
observación participante y entrevistas en profundidad. Destaqué las ideas que emergieron,
les asigné códigos numéricos y con ello construí mi guía de análisis final, que quedó de esta
manera:

1. La familia como espacio de aprendizajes de género.


1.1. Lo que se aprende en la familia.
1.2. De quienes se aprende en la familia.
1.3. Valoraciones de género en la familia.
2. La calle y el grupo como lugar prioritario de aprendizajes masculinos.
2.1. Lo que se aprende/ lo que se habla en la calle.
2.2. Cómo se aprende en la calle.
2.3. Quienes enseñan en la calle.
2.4. Diferencias y semejanzas con otros grupos (adultos y jóvenes ricos)
2.5. Valoraciones de género en la calle.
3. La escuela como espacio obligatorio y lejano de aprender género.
3.1. Lo que se aprende en la escuela.
3.2. De quienes se aprende en la escuela.
3.3. Valoraciones de género en la escuela.
4. Las mujeres: lo contrario y distinto como aprendizaje desde la defensa.
4.1. Relaciones y roles de género.
4.2. Vivencias de sexualidad y masculinidades.
4.3. Relaciones de pareja y género.
4.4. Valoraciones de género en las relaciones con mujeres.
5. Hombres jóvenes pobladores, identidades en movimiento, búsquedas permanentes.
5.1. Miedos en la construcción de masculinidades.
5.2. Búsquedas para formas juveniles de masculinidad en sectores empobrecidos.
5.3. Qué factores inciden en hacerse joven varón en la población.
5.5. Como son los varones jóvenes en la población.
6. Lo etnográfico del grupo y del sector.

Con esta guía, volví a revisar en profundidad todo el material, asignando los códigos
respectivos a cada fragmento que me pareció vinculado a las ideas del estudio. El detalle de
ese procedimiento lo describo más adelante.

b) Análisis desde las nociones conceptuales al material


En la variante deductiva, se requiere considerar los propósitos investigativos del objeto, las
notas de campo elaboradas durante la producción de información, y se agregan ahora, de
forma pormenorizada las cuestiones de orden teórico. Esta triada: intereses investigativos,
mirada teórica y las ideas del campo, resultan fundamentales para organizar una matriz de
análisis que oriente el trabajo de inmersión en el material. En cuanto a las notas de campo,
también se requiere incluir la guía de producción e información y si ella se elaboró desde
una matriz similar2 a la que ahora presentaré, en buena medida, la matriz de análisis es
continuidad de la anterior, solo que ajustada y actualizada desde profundizaciones propias
del momento actual del proceso investigativo.
Esta matriz nos permitirá avanzar en la coherencia de nuestro análisis, ya que toma desde
la pregunta de investigación, el objetivo general de la misma y los propósitos específicos.
Estos elementos, que constituyen el centro del objeto de investigación y declaran en buena
medida nuestra propuesta investigativa, necesitan ser operacionalizados para construir los
códigos que usaremos en el análisis. Dicho ejercicio puede hacerse a través de la
elaboración de cuatro pasos: primero definir dimensiones que ayuden a concretizar lo que
en abstracto está planteado en cada objetivo específico, como se muestra en la Tabla
siguiente. Cada una de esas dimensiones emerge, como ya señalé, de las cuestiones
conceptuales que son parte del objeto de estudio, vinculados a los objetivos y a lo que ya
ha emergido en el proceso.
El paso siguiente implica pasar desde las dimensiones de estudio a subdimensiones que
permitan ganar en mayor concreción, manteniendo la vinculación teórica-propositiva-

2
En mi experiencia investigativa, la matriz de producción e información tiene la misma estructura que la matriz
de análisis. Considera las interrogantes de estudio, objetivos y cuestiones teóricas y avanza concretizando en
dimensiones y subdimensiones hasta llegar a los tópicos que orientan la elaboración de cada instrumento a
utilizar en el trabajo de campo.
procesual ya indicada. El paso tres dialoga de forma más directa con el material, incluso con
el posible lenguaje que utilizan las personas que aportaron información -el plano sintáctico
que reflexionamos más arriba-; con él decidiremos los tópicos que nos interesa identificar
en el material a analizar.
El cuarto y último paso para construir la matriz es la asignación de algún tipo de símbolo
alfanumérico o de otro tipo que permita a quien(es) hará(n) el análisis, homologar el
abordaje de la información. En mi experiencia he usado diversos formatos, el más útil ha
sido la numeración, tal como lo propongo a partir de la matriz que fue elaborada por Diego
Villarroel (2019) en una investigación con organizaciones juveniles de la población Lo
Hermida en Santiago de Chile titulada: “Cómo lxs jóvenes de organizaciones poblacionales
se movilizan en la actualidad”. Enfatizo el potente contenido teórico que tiene el ejercicio
realizado por Diego, su alta coherencia interna y me consta, por los resultados de dicha
investigación, que fue de gran utilidad para los resultados a que arribó.
Aquí quisiera enfatizar en algo ya señalado, y es la cuestión de la coherencia interna que
aporta este ejercicio de elaboración de la matriz de análisis, en tanto permite y desafía a
que los tópicos que vamos a poner de relieve, en el análisis pormenorizado de la
información, sean continuidad de nuestras preguntas y objetivos de investigación, así como
de las cuestiones teóricas que estamos usando.
De igual forma, es importante considerar que, en su elaboración, esta matriz exigirá un
ejercicio recursivo -adelante atrás- para retroalimentar cada objetivo y sus (sub)
dimensiones hasta llegar a los tópicos que utilizaremos. Los cuales también pueden ir
ajustándose, como veremos, en el momento de la codificación.

Tabla: Matriz de producción de información

Objetivo general. Explicar la construcción de los marcos de acción colectiva de las


organizaciones sociales de jóvenes de la población Lo Hermida, en términos de sus marcos
de injusticia, la identidad colectiva y la capacidad de agencia.

Objetivos Dimensiones Sub dimensiones Tópicos Códigos


específicos

1. Indagar en las 1.1. Función Define las raíces Origen social de la 111
dimensiones movilizadora del problema y la población
que configuran solución
los marcos de Problemas 112
injusticia en las
organizaciones Soluciones 113
sociales de Define una Como la organización 114
jóvenes de la injusticia a permite explicitar
modificar conflictos
población Lo Cómo interpretan los 115
Hermida. conflictos

En torno a qué 116


problemáticas se reúne el
colectivo

A que necesidades 117


pretende dar respuesta

Postura de los Contra quien 118


antagonistas
De qué manera 119

1.2. El sentido Modo en que un Juicio intelectual 121


de injusticia problema es Juicio emotivo
percibido
-Otro

Definición de Demandas 122


justicia Valores propuestos

2. Identificar los 2.1. Distinción Protagonistas: Líderes, personajes 211


elementos que nosotros/ellos individuos célebres o seguidores de
conforman la defensores de la base; seguidores del
identidad causa del movimiento, víctimas
colectiva de las movimiento. inocentes y poblaciones
organizaciones Referencias afectadas.
sociales de identitarias ¿Quiénes son ustedes
jóvenes. de la (colectivo)? ¿Qué quieren
población Lo ser como grupo?
Hermida.
Antagonistas: Declaraciones sobre los 212
personas contra-movimientos,
opuestas a los líderes y discursos.
valores y Relaciones con el Estado
creencias del (barrial/local, distrital,
movimiento nacional)
Relaciones con
instituciones de diferentes
tipos (¿qué papel han
tenido otras instituciones
para el desarrollo de su
gestión?)

Audiencia: los Individuos imparciales, o 213


individuos grupos; Observadores no
considerados comprometidos;
como simpatizantes
observadores
neutrales o no
comprometidos
dentro de la AC.

2.2. Sentido de Memoria y de nombrar los 221


pertenencia generación acontecimientos,
trayectoria de la
organización; mártires de la
población; inicios de la
toma de terreno; tiempos
de la UP, la dictadura, en
los 90, 2006, conflicto por
el plan regulador

Territorio Apropiación de espacios 222


(esquina, calle, parques).
Recuperación de espacios.
Lugares de reunión; lugares
en los cuales se despliega la
práctica (espacios
domésticos, calle)
Usos y significados
Frontera de espacios

2.3. Fines de la Objetivos 231


Orientaciones acción: el sentido utopías
de la acción en y la finalidad que
los las AC tienen proyecciones
Movimientos para el actor
Sociales.
Medios: aluden a Redes con otras 232
las posibilidades organizaciones
y a los límites de tipos de vínculos
la acción

Entorno: la Contexto histórico social 233


ubicación
espacio-tiempo
de lo social

3. Analizar los 3.1. Definición Diagnosticar: Quienes son los otros 311
aspectos de un problema considerar una
relevantes social condición o
donde afirman evento social
su capacidad de como
agencia las problemático.
organizaciones
sociales de Pronosticar: Planes para la solución de 312
jóvenes de la proponer una la problemática; ¿cómo se
población Lo solución para la han organizado para llevar
Hermida. condición o a cabo sus objetivos?
evento social
problemático.

Motivos: Razones por las cuales los 313


proponer individuos han de participar
motivos para que
los actores se
comprometan a
participar en la
acción colectiva.

3.2. Formas de Conformación de Sentimientos de afecto y 321


agregación grupos amistad
juvenil Vínculos de reconocimiento

Intereses Sensibilidades colectivas 322


comunes distintas formas de
expresión

Redes locales Relaciones con la 323


comunidad
relaciones generacionales e
intergeneracionales

Estructuras de Principios, normas y 324


organización convenciones
creación de un discurso
Diversas formas
organizativas.

En términos del procedimiento -una vez preparada la guía para el caso inductivo, o la matriz
para la variante deductiva- la codificación de la información se realiza a través de al menos
cuatro movimientos simultáneos:
1. Descomposición del material en unidades. A partir de la lectura pormenorizada del
material, se van destacando los diversos segmentos de este, cuyo contenido refiere
a alguno de los tópicos de la guía/matriz. Junto a ese destacado se ha de indicar el
código respectivo. Considere que, si bien los códigos debieran ser exhaustivos, es
decir referir de forma suficiente y excluyente a una sola noción, es posible que el
habla analizada remita simultáneamente a más de una idea. Mi sugerencia es no
tratar de decidir todavía a cuál de los códigos podría vincularse esa idea fuerza, más
bien podría dejarse más de un código y en la medida que el análisis pase al momento
siguiente resolver dónde queda mejor.
2. A medida que avanza en la lectura y codificación, tome nota de intuiciones, primeras
ideas, posibles nudos temáticos que le van surgiendo para considerar en los pasos
siguientes. La teoría fundamentada sugiere la elaboración de memorándums
(Strauss & Corbin, 2002)para hacer este registro; desde mi experiencia lo asocio
también a las notas de campo que vamos haciendo durante todo el proceso
investigativo, solo que en este caso vamos enfatizando en nociones que podrían
avanzar hacia posibles resultados y hallazgos del estudio, cuestiones teóricas a
considerar, asuntos sobre los que puede estar faltando información, entre otros
aspectos. Recuerde que puede hacer ajustes a la guía/matriz a medida que la va
usando, incluyendo nuevos tópicos y códigos, cambiándolos de posición, entre otras
posibilidades que exigen apertura y flexibilidad reflexiva de quien(es) analiza(n).
3. Una vez que ha completado la lectura de las transcripciones, tómese un tiempo para
revisar la información sobrante, permitiendo nuevos agregados si hubiese
cuestiones importantes. No es necesario forzar la inclusión de todo el material, ni
siquiera de la mayoría de este.
4. Una de las inquietudes que emerge constantemente desde estudiantes tesistas es
sobre la confiabilidad del análisis de información que se realiza en este momento de
la codificación, entendida ésta como la selección del material que ayudará a
responder las preguntas contenidas en el objeto de estudio. Una forma que ayuda
a avanzar en esta confiabilidad es diseñar una estrategia para el control de calidad
del proceso. Este cuarto movimiento, ha sido muy útil en las experiencias
investigativas en que me he vinculado, por ello valoro el trabajo colectivo de análisis
y en ese sentido, hacer una “revisión cruzada”, contribuye a aumentar la
confiabilidad y a provocar la seguridad en el equipo respecto de lo que están
logrando. Este control de calidad se hace planificando que la codificación -como un
momento del análisis- de cada transcripción o material sea realizado por al menos
dos personas. Así, de cada texto revisado se tendrán varias reflexiones, lo que
permitirá comparaciones, profundizaciones e incluso el desafío de nuevos análisis.
3.3. Tematización de la información
Este momento del proceso de análisis está directamente vinculado con el siguiente -
conceptualización de la información-, sin embargo, propongo diferenciarlos para establecer
la importancia de cada cual. De forma conjunta ambos momentos refieren a lo que
podríamos concebir como sistematización de información, que en lo global mantiene la
lógica de la sistematización de experiencias (Monsalves, Diaz, Duarte, 2021), solo que se
remite a un cierto conjunto de información producida por alguna vía3.
En el marco del análisis cualitativo de contenidos, la sistematización de información puede
conceptualizarse como un proceso de identificación de los temas más relevantes incluidos
en un cierto material (tematización) y la elaboración de un relato argumentado (sistema)
en que se vinculen dichos asuntos a través de su conceptualización.
En este momento abordaremos el proceso de tematización de la información, que retoma
lo codificado, pero ahora da el paso de agrupar las ideas fuerzas por asuntos comunes. En
términos prácticos, implica agrupar cada unidad de texto destacada -fragmento, segmento-
según la similitud de los códigos utilizados.
Por ejemplo, en la investigación ya mencionada sobre masculinidades en jóvenes de
sectores empobrecidos, utilicé una guía de análisis, en la cual la primera dimensión refería
a “La familia como espacio de aprendizajes de género” y su primer tópico era: “Lo que se
aprende en la familia”, usando el código 1.1.
A continuación, presento un formato de parte de los resultados de esta tematización para
este código. Incluyo en cada segmento destacado la pregunta o gatillador del diálogo
realizado a través de entrevistas en profundidad, para precisar en qué contexto
conversacional emergieron estas ideas; también, al final de cada fragmento incluyo una
señal del entrevistado respectivo, para organizar posteriormente de forma clara la autoría
de cada voz en el texto final.

Tabla: Tematización de información


11. ¿Qué cosas aprendiste de tu familia de cómo ser varón? Que como hombre uno tiene
que tener responsabilidades, tiene saber hacer las cosas, saber decidir, que es como lo más
importante, tomar decisiones, eso es como lo más importante. Otras cosas de hombre, es
que soy hombre. E1
11. ¿Qué te dice a ti que eres varón? No sé la forma de pensar. Uno piensa diferente a las
mujeres. Bueno yo conozco mujeres, es que aquí en esta sociedad como que a uno le
marcan que el hombre tiene que hacer esto y la mujer tiene que hacer esto otro. Entonces
como en eso, yo hago las cosas que hacen los hombres, no hago las cosas que hacen las
mujeres, entonces eso vendría marcando más. E1

3
La sistematización de información textual está a la base de la investigación documental (Valles, 1998)
11. ¿Qué has aprendido de tu familia para tu formación como varón? He aprendido, a no
ser tan amariconado. E5
11. ¿De qué forma influyó tu papá? Me decía que esto se hace acá, siempre me hablaba del
sexo nunca hubo como una vergüenza, siempre somos bien abiertos las cosas son así y así
son. ¿Y qué te decía por ejemplo? Me decía que tenga cuidado, que sea un poco más
cuidadoso en la parte de pololeo, siempre cuando pololeaba me decía cualquier cosa que
pase siempre anda con un condón en el bolsillo. E4
11. ¿Qué crees que tu familia espera de ti como varón? Mis dos hermanas, una no terminó
la enseñanza media y la otra llegó hasta cuarto no más, pero en la mujer no es tan esencial
el estudio; se supone que el hombre tiene que sacar adelante el hogar y esperan de mi más
futuro, no me puedo quedar así tampoco yo sé que no me puedo quedar así. E6
11. ¿Qué crees que en tu familia se espera de ti como varón? Que le responda a mi mamá,
que le responda bien que tenga una buena educación, así como mi mamá ha sido conmigo,
así que siempre estuvo preocupada de todo, siempre ha estado al lado mío, no como mi
papá. Igual voy a responderle con la misma moneda, teniendo un trabajo fijo teniendo un
futuro, teniendo una carrera nunca dejar de lado los estudios. E7
11. Tu familia ¿qué espera de ti como varón? Espera que yo salga adelante, que tenga un
buen trabajo, que me preocupe después, si es que tengo familia, de mi familia, que no
suceda lo mismo que yo he pasado, porque yo cuando chico veía muchas peleas de mis
padres y todavía las recuerdo, peleas grandes, siempre los veía pelear, algunas veces por
plata. Mi taita también antes era huiña pa’l copete, ya lo ha dejado ya, por eso se portaba
mal con nosotros. E2

Este ejercicio ha de hacerse con el conjunto de la información. Trabajarlo manualmente y


ayudarse con procesadores de texto4, permite no perder de vista aquellos fragmentos no
considerados en el material que todavía podrían ser tomados en cuenta. Como ya señalé es
vital llevar un registro permanente de las ideas analíticas y posibles interpretaciones que vayan
surgiendo en el proceso de tematización.

3.4. Conceptualización de la información


Este momento del análisis está estrechamente vinculado al anterior, toda vez que el
agrupamiento de la información a través de su tematización posiblemente indique ciertos
conceptos que nos permitirán nominar a cada conjunto y a las relaciones entre ellos.
Para ello podemos recurrir a las nociones de categorías y propiedades, siendo la primera
más global y abarcativa, y la segunda más específica y contenida en la anterior. Para la teoría
fundada, por ejemplo, la elaboración de categorías surge desde la agrupación de conceptos

4
Como planteé en la introducción a este capítulo, propongo un trabajo de artesanía con el material. En mi
experiencia casi no he usado programas computacionales para avanzar en el análisis. Parte del proceso de
tematización y posterior categorización puede hacerse con esos softwares.
de significado similar que representan fenómenos y se derivan de la tematización con un
grado de abstracción teórico más alto (Strauss & Corbin, 2002; Andreu, 2007). Dentro de
cada categoría pueden surgir ciertas subcategorías que son conceptos que pertenecen a
ella y que le dan claridad adicional y especificidad.
En lo específico, las propiedades refieren a características o atributos de una categoría,
permiten definirla y le dan significado. A las variaciones de una propiedad en un cierto
continuo o rango le denominan dimensión de las propiedades (Strauss & Corbin, 2002).
En mi experiencia investigativa, esta nomenclatura de categorías y propiedades se aclara
más cuando vinculamos, en este momento del análisis, el ejercicio reflexivo que hicimos en
el diseño de la matriz de producción de información. Así las dimensiones y subdimensiones
de la fase de producción podrían tener cierta correspondencia con las categorías y
propiedades, respectivamente, de esta fase de análisis. Tal como ya señalé, no es una
asignación mecánica, sino que está mediada-enriquecida por los aportes que el trabajo de
campo está haciendo en el proceso investigativo.
Al llevar adelante este momento de conceptualización de la información, estaremos en
condiciones de volver sobre la guía de análisis o la matriz de análisis que antes trabajamos
y nombrar a las dimensiones como categorías y a las subdimensiones como propiedades,
nutriéndolas de los contenidos que están elaborándose en el análisis del material. Tal como
planteé en la tematización de la información, se espera que en ese momento pueda
elaborar sistemas conceptuales, lo que implica establecer vinculaciones entre las categorías
y propiedades, al interior de cada objetivo, así como entre objetivos del estudio. Con ello,
podemos elaborar un relato argumentado de hallazgos y resultados que denominamos
sistema (en la lógica de la sistematización de información).
En cuanto al procedimiento, sugiero los siguientes movimientos:
1. Retomar las notas que registró en el primer acercamiento al material, en la
codificación y en la tematización. Ver qué ideas fuerzas se acercan a las cuestiones
que usted está buscando conocer con su estudio, considerando no solo lo planeado
sino también lo emergente.
2. Elaborar unos primeros esquemas en que aparezcan estas ideas fuerza y las posibles
vinculaciones entre ellas. Considere la posibilidad de construir distintos esquemas y
también diversas articulaciones entre ideas.
3. Si es necesario vuelva a revisar el material que agrupó por temas en el momento
anterior. Aquí sugiero avanzar por categoría -desde el conjunto de propiedades-
para completar primero un objetivo específico y luego seguir de forma similar con
el resto. Hay quienes, prefieren al momento de terminar un objetivo específico
pasar de inmediato a redactar un informe de resultados referido a ese propósito,
antes de seguir con el resto; como veremos en el momento siguiente, esa posibilidad
depende de las condiciones de cada investigación.
4. A partir de la revisión de lo señalado, elabore categorías que puedan contener las
ideas fuerza encontradas. Distinga, según lo arriba señalado, las cuestiones más
específicas como propiedades. Considere que esta distinción en categorías y
propiedades es útil para nosotros como analistas de lo social, y no necesariamente
requiere ser enunciado posteriormente cuando redacte su comunicación final. Para
profundizar en esta elaboración, compare fragmentos entre propiedades y
posteriormente entre categorías.
5. Para esta elaboración de categorías tenga a la vista sus preguntas de investigación,
sobre todo las actuales que pueden ser variaciones importantes de las interrogantes
iniciales, el diálogo con los posibles indicativos de respuestas a esas cuestiones, y las
referencias teóricas que está usando o que estén emergiendo.
6. Para la elaboración de propiedades, además de lo señalado en el movimiento
anterior, considere que ellas sean nutritivas de las categorías contribuyendo a
consolidarlas y a su profundización.
Tal como propuse en el segundo apartado de este texto, sobre las cuestiones epistémicas a
la base del análisis cualitativo de contenidos, en este momento es cuando se proyecta que
pueda explicitarse claramente el despliegue de los planos semánticos y pragmáticos del
estudio realizado. Para ello resultan fundamentales las interpretaciones basadas en las
categorías y propiedades elaboradas, en permanente diálogo con las hablas producidas
desde la muestra de la investigación y las conexiones con lo teórico. Ha de tenerse en cuenta
lo planteado en torno al contexto de producción del material analizado, así como el
contexto de enunciación de quien(es) investiga(n).
Por ejemplo, en la investigación sobre masculinidades en varones jóvenes de sectores
empobrecidos, las categorías y propiedades fueron las siguientes:

Tabla: Conceptualización de la información


Categoría: Las masculinidades son una construcción fruto de procesos de socialización en
que los varones “nos vamos haciendo hombres”.
Propiedades: Las familias son una experiencia de socialización que insiste en hacerse
bueno como hombre (cumplir mandatos patriarcales de proveedor, protector y tener
prestigio); y hacerse bien hombre (cumplir mandatos patriarcales de reproducción
heteronormada).
La experiencia escolar no es reconocida como socializadora en cuanto al género, sin
embargo, el currículum oculto emerge como una fuente nutritiva de socialización en
tanto marca la diferenciación de roles y expectativas de lo masculino y lo femenino en
lógica heteronormada y contradictoria entre sí.
La calle es significada como un espacio privilegiado de socialización, que otorga un
conjunto de aprendizajes que van en sentido contrario a lo planteado en la familia y en
la escuela; la calle es el lugar por conquistar y donde poner en práctica los componentes
fundamentales de las masculinidades hegemónicas: fuerza, vigor, heterosexualidad,
privilegios; también para el despliegue de las afectividades y compadrazgos masculinos,
con lógica de cofradía para la protección y complicidad.
Categoría: Las relaciones de género de los varones se dan en una semi tensión entre la
reproducción de lo patriarcal y el balbuceo de nuevas formas de vinculación, que están
presentes en sus discursos mas no en sus prácticas cotidianas.
Propiedades: La construcción de roles de género, se desplaza con tensiones entre lo
esperado y lo experimentado. Por una parte, hacerse parte del discurso masculino
tradicional; por otra, contradecir dicho discurso con variadas ambigüedades; y también,
criticar el discurso masculino tradicional.
Las características de varones y mujeres son significadas desde polaridades, entre quienes
hacen lo esperado -mayormente valorado como lo que quieren hacer- y quienes desafían
las tradiciones -planteado como dificultad o poco valorado-. Aunque esto último genera
curiosidad y contradicciones entre lo que les gustaría -desafiar el orden- y lo que terminan
experimentando -el orden tradicional-.
En sus experiencias de sexualidad y en sus relaciones de pareja mantienen patrones
machistas, sexistas y homofóbicos: en el control de las decisiones, la toma de iniciativas en
la intimidad, el uso de anticonceptivos y la división sexual de las responsabilidades, las
visiones sobre la violencia en parejas jóvenes.

3.5. Elaboración texto final


Como señalé más arriba, en análisis cualitativo de contenido también se conceptualiza en
función del producto final que desde él se elabora. Hablé de la construcción de un meta-
texto, como aquel relato argumentado que contiene el conjunto de ideas fuerza que
muestran el análisis e interpretación realizadas, a partir de la virtuosa conjugación de las
categorías y propiedades elaboradas, en articulación con el contexto de producción y de
enunciación antes mencionados. En todo este proceso reflexivo, las cuestiones teóricas
propiamente tales y los posicionamientos políticos de quien(es) investiga(n) son vitales para
que queden plasmado en este producto final.
Tal como opté por hacer esta presentación de la estrategia de análisis cualitativo de
contenidos, a partir del análisis de textos escritos -entrevistas-, ahora propongo algunas
cuestiones para la elaboración del meta-texto como un informe escrito. Ya señalé que esta
estrategia permite el análisis de diversos formatos de materiales en que se registran las
expresiones humanas -individuales y colectivas-, de igual manera, enfatizo que este
producto final puede tener diversos formatos, dependiendo del público al cual dirigiremos
esa comunicación de resultados y hallazgos de la investigación5.
Esta elaboración abunda en el proceso de análisis e interpretación de la información, ya que
se requiere tomar decisiones sobre cómo serán comunicados esos resultados y hallazgos,
las posibles respuestas a las interrogantes que originaron el estudio, los aportes que esta
investigación hace para la posible transformación de la realidad estudiada, entre otros
elementos. Por ello, no es que este análisis haya concluido en el momento anterior, sino

5
Por ejemplo, un buen informe final de una investigación en formato audiovisual lo produjo Juan Sandoval y
su equipo y se encuentra en: https://www.youtube.com/watch?v=4ky6asJvtxw&t=50s
que continúa ahora en la resolución sobre los contenidos, el formato y el tono del relato
final.
Como vimos antes, una de las cuestiones a cautelar, es la aparición argumentada del plano
pragmático del análisis que, si bien proviene del momento anterior, es la claridad y
profundidad de la nueva expresión elaborada por quienes investigaron -el informe final-
donde se juega buena parte del aporte político que su estudio puede tener (Duarte, 2013).
Podemos decir que este texto final es una expresión intensa del plano pragmático del
análisis cualitativo de contenidos.
Para escribir el texto de análisis de la información considere la inclusión de fragmentos de
la información producida en el estudio y que puedan ilustrar las ideas que va desplegando
en su argumento. No existe una regla que establezca el volumen de citas, ni su extensión
en el texto final; más bien es la virtuosidad de quienes comunican en la que debe confiar el
equipo para resolver qué se incluirá.
Sobre la base del ejemplo que hemos venido revisando en este texto, incluyo a continuación
parte de un artículo que elaboré con algunos resultados de esa investigación; en específico
los que referían a la socialización en la calle y dentro de ella las relaciones con las mujeres:
Las mujeres en la calle: lo diferente como contradicción
Las experiencias de relaciones con mujeres cobran importancia en tanto muestran que
la otredad en la construcción de las identidades masculinas es vivida y reflexionada como
comparación con las mujeres. Vale decir, se busca a las madres, las amigas, parejas o
hermanas para compararse y resaltar los elementos constitutivos de la propia identidad.
Dicha comparación se ubica a ratos en el discurso que denominamos de la masculinidad
tradicional, y tiende a reafirmar esquemas y modelos de discriminación hacia la mujer.
En otros momentos da cuenta del discurso que tiende hacia la búsqueda de alternativas
y que intenta superar estilos dominadores y proponer fórmulas igualitarias de relación.
En esta comparación distinguimos tres expresiones:
a) la distancia: refiere a la oposición en que no existe necesariamente la discriminación
explícita, la sanción abierta. Se manifiesta aquí con fuerza la alternativa velada y la toma
de distancia para diferenciarse sin hacer evidente la discriminación. Esta distancia
reafirma la hombría, aunque en su apariencia parece cuestionarla.
“No sé, la forma de pensar (nos hace diferentes). Uno piensa diferente a las
mujeres. Es que aquí en esta sociedad como que a uno le marcan que el hombre
tiene que hacer esto y la mujer tiene que hacer esto otro. Yo hago las cosas que
hacen los hombres, no hago las cosas que hacen las mujeres, entonces eso vendría
marcando más”. Andrés, rockero.
b) la contradicción: refiere a la exaltación de lo antagónico. La identidad se construye
por diferencias opuestas y se refuerza la asimetría [masculino + ---- femenino -]. Es la
construcción de la hombría partiendo del menosprecio de la mujer y de lo femenino.
“En la mujer no es tan esencial el estudio, se supone que el hombre tiene que sacar
adelante el hogar y esperan de mi más futuro. No me puedo quedar así tampoco,
yo sé que no me puedo quedar así”. Jonathan, rapero.
“La forma de ser un poco machista algunas veces, o de repente tu decís “no las
mujeres no pueden hacer eso, yo soy hombre tengo que hacerlo”. Rodrigo, rockero.
En ambas, en la oposición por distanciamiento y por contradicción hay un
acercamiento a la misoginia en sus expresiones de miedo y odio a lo femenino: “soy
hombre por lo tanto no soy mujer”. Se sigue de este miedo, la materialización de
conductas homofóbicas que a los hombres jóvenes les permite la diferenciación de lo
homosexual.
c) la semejanza por su parte aparece como una tercera expresión, pero que se separa
de las anteriores y se abre dentro de lo que podemos llamar el discurso de búsqueda de
la masculinidad alternativa. Este reconocimiento de la semejanza, como deber ser y como
proceso ya iniciado en la sociedad, se muestra en algunos ámbitos de lo laboral, en la
propuesta de igualdad de oportunidades, en cambios de actitudes en el trato, en las
formas de enfrentar la vida.
“Es parecido porque todos tenemos la misma oportunidad, porque si ellas lo
quieren, yo creo que lo pueden hacerlo igual, porque en estos tiempos se ven
mujeres que son mejores que hombres”. Roberto, bullanguero6.
Estas tres formas de construir identidad desde las relaciones de comparación con la
mujer, ya sea por oposición (distancia - contradicción) o por semejanzas, coexisten en la
cotidianidad juvenil. Cuando se plantea la pregunta entre hombres por las relaciones con
las mujeres en la calle, las reacciones-respuestas vienen por el lado de las risas, las
bromas y las mentiras. Es un ámbito de la vida juvenil que genera sensaciones agradables,
pero que también viene incorporando elementos de conflicto por los cuestionamientos
que han comenzado a surgir respecto de las relaciones que se establecen.
“Cuando nos juntamos salimos a recorrer las calles, somos puros hombres,
últimamente ha habido algunas mujeres, pero como son mujeres, es que en ese
grupo somos súper unidos los hombres y cuando hay mujeres siempre los hombres
como que piensan mal de las mujeres y dejan de lado a los hombres como es natural
en los hombres, por eso pasa eso, no nos gusta andar mucho con mujeres. Hemos
hablado y que por favor salgamos solos, porque siempre o estamos pendientes de
la mujer o estamos pendientes de ellos y no de los dos al mismo tiempo”. Andrés,
rockero.
Aquí aparece la señal del conflicto que, leída con atención, indica que no son las
mujeres quienes lo provocan, sino que son los propios varones que entran en tensión
ante la presencia femenina, debido a las visiones-estigmatizadas que tienen de ellas y a
la competencia por su atención que se suscita entre el grupo de amigos. Los celos e
inseguridades los llevan “a pensar mal de una mujer”, por lo tanto, la protegen, cuando
más parece una autoprotección. Lo que ven como dificultad es que ello trae como
consecuencia que se abandona a los amigos. ¿Que podría pasarle a un hombre que no
“cuida a su mujer” ?, la tentación más marcada es pensar que la podría perder y la
propiedad definida como “natural” está en juego. Al perder esa propiedad, lo que está
en riesgo es la capacidad personal para mostrar un elemento vital del ser hombre:
capacidad posesiva y de mando en la relación con las mujeres. Ante el conflicto que “ellas
le significan al grupo de varones”, ya que en la actualidad se muestran mucho menos
dependientes y más abiertas a seducir y a buscar pareja, la solución del grupo de hombres
es marginarlas, salir solos, esconder el problema. Esta característica es identificadora de
un estilo masculino tradicional de resolución de conflictos: escapar y no enfrentar. Así,
las normas de homosocialización que estos varones jóvenes establecen conjugan
contradicción y toma de distancia.
La mujer es en este caso referencia de identidad, pero se la busca por utilidad y no
necesariamente por lo que desde ella misma puede aportar. Es otra forma de
invisibilizarle y quitarle posibilidades de protagonismo, y al mismo tiempo de
autoafirmarse como varón en la lógica tradicional.

6
“Bullanguero”: forma coloquial de llamar a integrantes de la barra de fútbol Los de Abajo, del club
Universidad de Chile.
“Nosotros no tenemos muchas relaciones con mujeres en nuestro grupo, porque
nos juntamos y somos puros hombres. No tenemos mucho contacto con mujeres.
La forma de ser de nosotros, como que no va con juntarse con una mujer. Igual de
repente vamos a una fiesta y nos gusta hablar con minas7, engrupirlas8 y todo. Por
ejemplo, si hay una mujer, nosotros como que estamos más tranquilos, no podimos
hacer lo mismo”. Andrés, Rockero.
Otra forma de este conflicto, que va solapándose en la cotidianidad, es el
planteamiento común de que las mujeres no significan un problema para el grupo juvenil.
Esto contradice a la versión anterior, y contribuye a identificar actitudes para el análisis.
Por una parte, no se percibe en ellos una actitud que dé cuenta de la afirmación “de que
las mujeres no son un problema”, más bien este planteamiento tiende a quedarse en el
discurso, pero sin un correlato en la práctica. Por ejemplo, cuando aparece la exigencia
de las propias mujeres, para participar en grupos de rock, no es aceptada ya que ellas son
consideradas sólo como fans. Por otro lado, los hombres jóvenes no se auto perciben a sí
mismos como un obstáculo para la participación de las mujeres en sus grupos. Vale decir,
“ellas no tocan porque no quieren” sería la fórmula de la disculpa, pero “ellas no tocan o
no se integran al grupo porque con nuestras actitudes no se lo permitimos” difícilmente
aparecerá como una auto revisión de parte de los hombres jóvenes. Es que reconocerlo
implicaría poner en cuestión esta masculinidad que se pretende alternativa y que se viene
instalando en el discurso, pero se sostiene con mucha dificultad en las relaciones
concretas.
“No sé, porque hasta ahora no conocemos muchas mujeres que toquen
instrumentos, si hubiera mujeres a lo mejor no sería un problema, porque total con
que toque bien el instrumento no es problema”. Rodrigo, rockero.
Nuevamente la tensión-contradicción con la mujer. Anteriormente se las desalojó del
grupo, ahora se plantea que deben tener las mismas posibilidades. El medio camino entre
responder totalmente a la socialización tradicional o reconstruirse desde una visión del
ser hombre diferente, que se disponga a vincularse con ellas desde la semejanza/equidad
y no desde la diferenciación/discriminación. Es tensión porque se hace parte de la lucha
cotidiana por responder a lo esperado en tanto varón, que les violenta y exige, y es
contradicción porque en el proceso se mueven entre polos de los cuales les cuesta salir
para proponer otra lógica.

4. Nuevos desafíos del Análisis de contenidos.


He presentado el método de Análisis Cualitativo de Contenidos, como una oportunidad para
la producción de conocimientos, ya que en su concepción y procedimiento posibilita un
conjunto de aperturas propias de esta perspectiva.

7
“Minas”: mujeres.
8
“Engrupirlas”: conquistarlas a través del habla.
Este método de análisis requiere para su uso y despliegue que las técnicas propuestas en
su procedimiento no sean rigidizadas por quienes la utilizan, ni se cristalicen en un recetario
de pasos (tipo manual) que terminen maniatando a quienes investigan y analizan
información, sino más bien constituyan una serie de pistas para moverse en este camino -
método- en que lo central está en aquello que se quiere conocer, la vinculación con quienes
se hace el estudio, la biografía de quienes investigan y la posibilidad de aportar con
conocimientos a la transformación dignificadora de la realidad. Por ello la idea de la
artesanía intelectual adquiere más sentido, en tanto se reconoce que cada persona puede
desplegar este oficio de análisis de lo social y utilizar este conjunto de herramientas, como
las aquí presentadas, para hacer su propio camino (método) en este proceso comprensivo
y crítico de lo social.
Este requerimiento se transforma en desafío epistémico, en tanto forma de conocer y a
partir del carácter de método base que he sostenido, se trata de una forma de análisis que
puede ser apropiada por personas de diversos ámbitos y no sólo de la práctica académica;
desafío de método, ya que, en tanto modo de hacer desde la cotidianidad de las y los sujetos
es posible recrear su procedimiento más allá de estandarizaciones que lo puedan rigidizar,
más bien abriendo permanentemente nuevas formas de producción de conocimientos; y
reto político, en referencia a que se han de explicitar: la interrogante sobre para qué
conocer y las posibles respuestas que cada colectivo se proponga con horizonte de
transformación social. Por esto quisiera enfatizar la importancia de que, quienes se vinculan
al estudio de lo social puedan apropiarse de esta herramienta -que también usan
espontáneamente en su cotidianidad- tal como proponen las metodologías participativas
latinoamericanas -Investigación Acción Participativa (IAP) y Educación Popular- y las
epistemologías feministas9. Con todo es un desafío al oficio, ya que nos provoca a
atrevernos a ser artesanas y artesanos del análisis.
Me permito señalar algunas limitaciones que este método presenta. Por una parte, es la
confusión que puede provocarse respecto de que se entienda que su carácter de método a
la base del enfoque cualitativo lo transforma en una forma superficial o fácil de trabajar.
Esto ha llevado a que se le descalifique porque no ofrecería posibilidades de hacer análisis
en profundidad o con alta densidad conceptual, y para otros resulta un atajo que pueden
tomar cuando quieren resolver en corto tiempo la tarea de producir resultados en un
proceso de estudio social. Estas derivas surgen de la confusión de entender método a la
base como una cuestión básica y de poca calidad o aporte en el campo cualitativo de
aproximación a lo social. Su enunciación en este texto busca ponerlas en evidencia para
tomar las cautelas necesarias que permitan su superación.
Otra limitación la he visto surgir cuando se ha de definir el carácter inductivo o deductivo
del proceso de investigación. Cuando se decide hacer el análisis con una matriz producida
desde la mirada teórica que sustenta el estudio, se tiende a prestar poca atención o se le
da poco valor a las ideas y nociones emergentes que desbordan lo planeado en dicha matriz.
De forma similar, cuando la teoría es usada como punto de llegada del análisis y se hace
más un análisis emergente, se puede caer en la tentación de “despreciar la teoría” sin

9
Ver el capítulo sobre Producciones Narrativas que Caterine Galaz y Catalina Álvarez ofrecen en este libro.
permitirse un diálogo virtuoso. Establecer cautelas epistémicas, que ayuden a enfrentar
estas tendencias, resulta fundamental si se quiere potenciar este método de análisis que
abre las posibilidades de análisis de acuerdo con lo que el colectivo que analiza lo social
defina como su mejor forma de trabajo.
Estamos en un momento del despliegue histórico de estos métodos en que podemos abrir
infinitas oportunidades de convertirles en apoyo a procesos emancipadores. Más aún si en
su utilización, logramos que los diversos colectivos sociales descubran que se trata de un
método cercano a sus realidades. Tenemos ahora la posibilidad de aportar en aquella
historia de este método, que revisamos brevemente, y que sigue escribiéndose hoy.
Por ello, cierro aquí este texto haciendo una invitación: a descubrirse cada cual como su
propio y mejor guía en este camino de artesanía intelectual a través del análisis de
contenido cualitativo. Lo aquí señalado quiere tener el tono de orientaciones para la acción
de producción de conocimientos y para mí ha sido también un ejercicio de sistematización
de mi propia experiencia de investigación y docencia.

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