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Vertigo : El vértigo es solo un síntoma y como tal su tratamiento dependerá de que esté
o no ligado a una enfer medad de etiología conocida o desconocida.
Cuando hay una lesión periférica unilateral del sistema vestibular, ya sea total o parcial,
aparece el vértigo agravado por otros síntomas como las náuseas y el vómito. Estos
síntomas van disminuyendo paulatinamente y desaparecen en una semana. Otros
síntomas como la inestabilidad y la intolerancia al movimiento, persisten 2 ó 3 semanas,
en la mayor parte de los pacientes. Este fenómeno es conocido como la compensación
vestibular. Si el órgano periférico lesionado ha perdido células, éstas no se regeneran.
Por esta razón el fenómeno de compensación se realiza por un mecanismo central.
Algunos autores han demostrado que el sistema vestibular muestra una alta integración
dentro del SNC. Otros sistemas, como el cerebelo, el cerebro, la formación reticulada,
los núcleos vestibulares y la médula espinal, están comprometidos en este proceso. El
estudio de Cecil Hart concluye lo siguiente: 1. La compensación que sigue a una
pérdida de función periférica unilateral resulta de un cambio en la plasticidad del SNC.
Esto compromete no solamente al sistema vestibular sino también los reflejos de
fijación y posiblemente al sistema de persecución. 2. La compensación vestibular se
manifiesta por cambios en la frecuencia de respuesta y simetría del RVO. 3. La fijación
se aumenta, a menudo y esto permite al paciente caminar más seguramente. 4. Aunque
estas afirmaciones son verdaderas, hay que tener en cuenta que unos pacientes
compensan en una forma y otros en otra y estas variaciones no son bien entendidas.
Mecanismos de compensación diferentes requerirán otras formas para tratar esta
patología.
El tratamiento dental debe comenzar por identificar a los pacientes portadores de hepatitis vírica por VHB, VHC, VHD, ya que son los
más potencialmente infecciosos. Un dato alarmante es que un amplio porcentaje de pacientes portadores, principalmente por VHB o
VHC, no son conocedores de haberla padecido y por tanto de ser o poder ser portadores del virus. Esto puede ser debido a que en muchas
ocasiones estos cuadros cursan de forma leve, subclínica no ictérica, aparentando simples resfriados. Otro dato a tener en cuenta es la
elevada prevalencia de coinfección del VHB y/o VHC con el VIH, especialmente en pacientes usuarios o exusuarios de drogas
inyectadas.
Por ello debemos remarcar una vez más la importancia de la realización de una exhaustiva historia clínica a la que adjuntaremos un
completo cuestionario de salud, con los antecedentes patológicos, enfermedades actuales, medicación y posibles alergias del paciente
afecto de alguna hepatopatía.
Ante la sospecha o presencia de un paciente con patología hepática debemos remitir o consultar con el médico especialista. Se realizará
un estudio de los marcadores hepáticos y un completo chequeo médico del estado actual de su enfermedad, las posibles alteraciones
secundarias a la hepatopatía (inmunodeficiencia, insuficiencia renal y hemorragias), su medicación y la posible interacción con fármacos
de prescripción odontológica.
El riesgo de transmisión del VHB es del 6-30 por ciento y el del VHC oscila entre el 1-3 por ciento.
La OSHA (Ocupational Safety and Health Administration) exige la vacunación sin costo de todos los empleados que puedan estar
expuestos a sangre y otros materiales infecciosos. La vacuna contra la hepatitis B se administra en tres dosis, aunque es recomendable
que aquellas personas incluidas dentro del personal de riesgo que han recibido la vacuna se sometan a una confirmación serológica del
estado de sus títulos de anticuerpos, ya que la inmunidad y la necesidad de dosis de recuerdo estipulada en 10 años siguen siendo
inciertas. Los métodos de barrera y la desinfección y esterilización se exponen en la Tabla 2.
b) Prevención del riesgo de hemorragias
Si se van a realizar tratamientos invasivos debemos solicitar la valoración de las distintas pruebas de coagulación (Tabla 3) y la necesidad
de administrar agentes antifibrinolíticos, plasma, vitamina K o plaquetas. Para prevenir una posible hemorragia a nivel ambulatorio, se
administrará antifibrinolíticos como el ácido aminocaproico y el ácido tranexámico al 5 por ciento, (10 mL durante 2 minutos 4v/día 7
días) y se aplicarán técnicas hemostáticas locales (sutura, compresión, hemostáticos tópicos, etc). A nivel hospitalario y en casos severos
se valorará la administración de plasma, concentrados de plaquetas o tratamientos intravenosos con inmunoglobulinas (1 gr/kg el día
anterior a la extracción). Debe evitarse la administración de ácido acetilsalicílico la semana previa a la intervención.
c) Intoxicación medicamentosa
Responde a una alteración en la detoxificación y excreción de medicamentos de metabolización hepática. Se recomienda minimizar el
uso de fármacos de metabolismo hepático (Tabla 4), ajustar la dosis, consultar con su médico en caso de duda y considerar la posibilidad
de interacciones con medicamentos odontológicos.
TUBERCULOSIS
Introducción
El Mycobacterium Tuberculosis (MT) , el agente etiológico de la tuberculosis (TB), es una bacteria aeróbica acidoresistente. Esta
infección crónica y transmisible se produce por inhalación de unas gotitas aerosolizadas producidas por un paciente con tuberculosis
pulmonar activa mientras habla, estornuda o tose. Suele desarrollarse en los lóbulos pulmonares inferior o medio en forma de neumonitis
asintomática, aunque puede afectar prácticamente a cualquier órgano por diseminación a distancia a través del torrente sanguíneo. Si las
bacterias no se destruyen por las defensas naturales del huésped, el nido de la infección puede llegar a convertirse en un tubérculo
productivo con necrosis central y caseificación, y puede tener lugar la cavitación del pulmón, vertiéndose los organismos en la vía aérea.
Este proceso ha estado en retroceso y casi erradicado, hasta la aparición del VIH/sida, que ha provocado un aumento del número de
casos. Son personas de riesgo para padecer tuberculosis: pacientes infectados por el VIH, usuarios de drogas por vía intravenosa (UDI),
contacto íntimo con paciente con tuberculosis activa, enfermedades crónicas que provocan compromiso de la función inmunitaria
(neoplasias malignas, inmunodeprimidos), inmigrantes procedentes de países con elevada prevalencia de tuberculosis, ancianos y grupos
marginados de población que reciben una mala atención médica.
La TB primaria se ve más frecuentemente en niños siendo raro que produzca cavitación en ellos. La forma de la enfermedad en adultos es
la tuberculosis secundaria o por reinfección, que representa una recidiva de la infección previa. Puede asociarse a veces con úlceras orales
crónicas y/o ganglios linfáticos nasofaríngeos y cervicales aumentados de tamaño.
Manejo odontológico
Tiene su importancia en Odontología puesto que el odontólogo/estomatólogo puede contraerla de un paciente con infección activa, o bien
provocar una infección cruzada.
En todo paciente con TB pulmonar activa, o sospecha de dicha enfermedad, se debería posponer el tratamiento dental. Estos pacientes
deben someterse a una valoración médica completa para descartar TB (Tabla 5). Entre los signos y síntomas sugerentes de tuberculosis se
encuentran la tos seca no productiva, dolor torácico pleurítico, fatiga, fiebre, diseña o hemoptisis.
En niños menores de seis años se puede realizar cualquier tratamiento porque no hay cavitación, con lo que son incapaces de expectorar
esputos positivos. En niños mayores de seis años y adultos se harán sólo tratamientos de urgencia en ámbito hospitalario con aislamiento
adecuado y esterilización y ventilación adecuadas. Se iniciará tratamiento antibiótico y cuando el médico confirme que no es contagioso
realizar el resto de tratamientos.
En pacientes con antecedentes de tuberculosis hay que verificar el estado de salud actual. Si no existe enfermedad activa se actuará con
normalidad y si está en tratamiento antituberculoso se deberá consultar con el especialista. Si existen signos o síntomas de enfermedad,
posponer tratamiento.
La mayoría de los fármacos antituberculosos (Tabla 6) se metabolizan en el hígado y pueden provocar toxicidad hepática, asociada con
alteraciones de la coagulación. La rifampicina acelera el metabolismo del diazepam. También puede provocar leucopenia y
trombocitopenia (sangrado gingival). No se recomienda utilizar paracetamol en pacientes sometidos a tratamiento con isoniazida, para
evitar su hepatotoxicidad. Tampoco se recomienda el ácido acetilsalicílico en pacientes tratados con estreptomicina para evitar la
ototoxicidad. La mayoría de los antibióticos utilizados en odontología no muestran interacción con los fármacos antituberculosos.
Conclusiones
1. Se recomienda especialmente la vacunación sistemática contra la hepatitis B de todos los profesionales sanitarios y verificar la
inmunidad tras la vacunación.
2. La hepatitis C presenta más dificultad de control que cualquiera de las otras formas de hepatitis, dada la mayor resistencia del agente
infeccioso y de la inexistencia de una vacuna eficaz.
3. En caso de contagio accidental por el VIH, VHB y/o VHC, los profesionales sanitarios disponen de protocolos terapéuticos, avalados
por el Centro para el Control de Enfermedades de Atlanta (CDC), que establecen las pautas recomendadas según los diferentes supuestos.
La indicación de la profilaxis post-exposición debe ser hecha desde un servicio de Medicina Interna Hospitalario.
4. Todos estos problemas se pueden evitar fácilmente tomando las mismas “Precauciones Universales” con todos los pacientes que
acuden a nuestras consultas.