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La mayoría de los gerentes han sido aconsejados durante años acerca de la manera en que
han de comportarse cuando están en compañía de aquellos a quienes dirigen. Yo creo que
gran parte de los consejos son una expresión de las convicciones personales o del
comportamiento tradicional de las personas que dan tales consejos.
Por ejemplo, hace pocos años asistí a un seminario sobre administración que duró un día
completo. Había un instructor para las clases de la mañana y otro para las de la tarde. En
ambas sesiones se planteó la cuestión del comportamiento administrativo. El instructor de
la mañana contestó una consulta recomendándole al grupo de gerentes experimentados que
asistían: "Nunca, en ninguna circunstancia, beban ni un solo trago con la gente .que ustedes
dirigen". Me puse a pensar en esto durante el almuerzo y concluí -basándome en las
recomendaciones que hizo aquel hombre -que probablemente él nunca se había tomado un
trago en su vida.
Yo sugiero una norma más amplia, por lo menos .en sus relaciones empleado-gerente:
Nunca haga con un empleado lo que no haría con el cliente número uno de su empresa. Si
usted tiene la política de no beber con su mejor cliente, no crea que podrá hacerlo con su
empleado. Cualquier cosa que pueda ofender a su cliente podría ofender a la persona que
trabaja bajo su dirección, y usted tiene el deber de tratarla como si ella tuviera el mismo
valor de la persona que hace posible que exista su negocio pagando sus bienes o servicios.
Tener como subalternos a personas que antes eran del mismo rango
De acuerdo con mi experiencia, los gerentes que tienen mayores problemas cuando quieren
desempeñar simultáneamente el papel de compañero y de jefe .son los que han escalado
rangos hasta llegar a la posición que les exige supervisar gente con la cual compartieron
rangos del mismo nivel. La combinación de la relación gerente-empleado con los viejos
amigos se convierte con frecuencia en un obstáculo difícil de superar.
La más alta administración de la empresa puede menguar la tentación del nuevo gerente de
desempeñar el doble papel de compañero y jefe, comprendiendo la situación y dándole un
cargo en el cual tenga bajo su dirección gente distinta de la que había en su oficina anterior.
Como esto no es siempre posible, el nuevo gerente muchas veces debe buscar una solución.
Con mucha frecuencia sucede lo siguiente: El nuevo gerente evade invitaciones sociales
con una sarta de excusas débiles. El antiguo compañero de trabajo se siente ofendido,
resuelve que el gerente es un presumido, le organiza una guerra fría en la oficina, y sufren
todos los que están involucrados.
En cambio, un hombre que manejó esto notablemente bien llamó individualmente a cada
uno de sus antiguos compañeros y les dijo: "¿Te acuerdas de esas conferencias que tuvimos
sobre lo que un buen gerente debe hacer, y lo que no debe hacer? pues bien, cuando supe
que yo estaba en lista para este cargo, anoté todos los puntos que pude recordar, y esa lista
está sobre escritorio. Me he prometido leerla por lo menos una vez por semana. Como
nuestra relación ha cambiado, espero que será un cambio que nos beneficiara a ambos.
Como gerente tuyo, quiero darte el apoyo que necesitas. Ni tú ni yo admiramos a gerentes
que se comportan como compañeros de trabajo durante el almuezo y como capataces de
esclavos el resto del día. Yo tampoco seguire ese modelo. Quiero que nuestras relaciones
sean las mejores relaciones profesionales posibles, y para lograrlo, es necesario que ambos
hagamos el trabajo que nos corresponde.Hagamoslo. OK?.
Con esto les tendió la mano, y sus ex compañeros, sin excepción, tendieron la suya en señal
de alivio y de gratitud por la actitud administrativa justa que planteó el gerente.
Pero, ¿qué le pasa al gerente que trata de actuar como compañero dentro y fuera del
trabajo? La contestación es que este señor no está administrando. Puede que exista alguna
variación del sistema de administración por comité pero, muy frecuentemente, no se
administra en absoluto. Pronto, por lo menos uno de los empleados deduce que al
compañero que no está administrando le pagan un sueldo de gerente por no hacer nada.
Entonces empieza a gestarse el proceso de un colapso.
Algunos gerentes cometen un error mayor aún, y se ven arrastrados a la situación de tratar
de ser amante y jefe.
Esto está mal. Es antiético. Es un abuso de poder. Si a usted no le interesa ninguno de esos
pensamientos elevados, tal vez una pequeña nota sobre la propia supervivencia puede que
sí.
No hace mucho tiempo, estaba yo sentado escuchando a un gerente casado que me estaba
contando confidencialmente cómo era de maravilloso tener de secretaria a una "compañera
del alma". Ah, eso sí era estar unidos siempre! Pero el amor es definitivamente ciego (y
también la pasión); por tanto, el gerente dejó de observar las reacciones de los otros
empleados. Pronto el efecto negativo fue observado por una persona de mayor jerarquía en
la empresa, y el puesto del gerente salió volando por a ventana con la velocidad de una de
las flechas de Cupido.
¿Por qué? Porque un gerente ejerce control sobre las recompensas que reciben las personas
que están bajo su dirección. Por tanto, no puede haber dudas sobre su capacidad de obrar
racionalmente y sin favoritismos.
A muchos gerentes no les sobra tiempo suficiente para administrar la empresa después de
haber terminado la lista de tareas ajenas que ellos mismos se han asignado. Ningún gerente
debe asumir la responsabilidad de manejar una agencia de relaciones públicas simplemente
por hacerlo. La descripción del cargo de gerente no incluye trabajo social que hará que
todos se sientan amados, protegidos y adorados.
Un gerente no debe preocuparse más de lo que se preocupan sus subalternos por el éxito o
fracaso de ellos; la responsabilidad del éxito o del fracaso es de ellos, no del gerente.
Aprenda esta lección: Usted no puede ser responsable de la gente; sin embargo, usted
necesariamente, debe responsabilizarse ante la gente.
Cuando los gerentes se hacen responsables de los empleados, están rebasando las fronteras
de la administración y están prohijando a esos individuos. Esta fue tal vez la lección de
administración que más trabajo me costó aprender personalmente. Por fin logré fijarla en
mi mente por una experiencia que tuve hace varios años:
Continuamos sin resultados. La política de la compañía era clara: El hombre debía ser
despedido, y yo tenía la responsabilidad de hacerlo. No podía convencerme de que debía
hacerlo. El tenía siete hijos. Yo sabía que las oportunidades económicas para él en nuestra
organización eran mayores que las disponibles en cualquier otra parte, debido a su edad y al
estado general de la economía. Cada vez que pensaba en su despido me acordaba de los
niños y desistía. Por último, hice una incursión a su territorio para conducir un seminario.
En el primer intervalo se me aacercó y me dijo: "Steve, tengo algo que decirte!" Y me pidió
que nos encontráramos después de la clase. Imagínese si me emocioné! ¿Sabe lo que
pensé? ¿Lo que creí que él iba a hacer? A renunciar! A hacer el trabajo que me tocaba a mí.
Tanteando, a ver si era la renuncia, le dije: "Me puedes decir cualquier cosa hermano”
Con eso, dijo tímidamente: "Steve, me he enamorado. Voy a dejar a mi esposa y a los
muchachos!"
Los padres que manejan a sus hijos con eficacia emplean el "amor duro". Cuando uno se
desempeña como gerente en la palestra de los negocios, eso se llama sencillamente
"administración honesta. Su uno prohíja a los empleados, es prácticamente imposible la
admistracion honesta. En muchos casos, nuestro prohijamiento es la causa de que les
fallemos quitándoles las responsabilidades o cubriéndolos. En otros casos, nos obliga a
tomar la decisión de .obligarlos a tener éxito, no importa que quieran tener éxito o no. Es
imposible imponer el desarrollo a la, fuerza. Estos intentos de asumir la responsabilidad de
la gente constituyen la mayor causa individual de desperdicio de tiempo y dinero, y de
frustración en la administración. Conocí gerentes que no podían dormir. Se despertaban a
las 2 de la mañana y se ponían a dar vueltas, preocupados por el éxito o fracaso de un
empleado y con mucha frecuencia ese empleado estaba durmiendo confortablemente en su
cama. Usted no puede ayudar a los que no se ayudan a sí mismos. Ninguna persona digna
del cargo que desempeña quiere que la adopten. Por el contrario, los individuos valiosos
buscan que los traten como adultos maduros. La administracion es una verdadera terapia de
la realidad. Usted, o deja que los empleados cooperen como adultos, o deja que se vayan.
Nadie dijo jamás que la administración fuera fácil. Si así fuera, etonces cualquiera podria
administrar, y el gerente no recibiría un sueldo mayor que el de los empleados. A menudo
la administración se convierte en una experiencia dolorosa, y usted podrá producir dolor
mientras desarrolla la dureza mental que exige el cargo. El gerente no solo tiene que tomar
decisiones penosas relacionadas con los empleados; las decisiones más penosas afectan a
su disciplina personal, y a veces a su familia. En la vida de todo gerente llega el día en que
no puede hacer el papel de payaso.
Pensé que su reacción era una de esas respuestas anticlímax en que uno se anima hasta el
máximo y enseguida experimenta un decaimiento. Le dije:
-George, ¿por qué estás tan decaído? Hubiera creído que con semejantes noticias estarías
dando saltos de felicidad. ¿Te sientes enfermo?
-Cuando salí de casa, cerca de las siete esta mañana, le dije a mi esposa: "Amor, puedes
confiar en mí. Estaré en casa esta tarde a las cuatro y treinta. Sé que antes he prometido
llegar temprano y he llegado tarde; pero hoy no. Recuerdo que llegué tarde a la cena de
nuestro aniversario, pero puedes confiar en mí. Estaré en casa por ahí a las cuatro y treinta.
Esa tarde a las 5, daban una fiesta para celebrar el quinto cumpleaños de su hijita. Durante
dos semanas ella había trajinado por todo el vecindario diciéndoles a todos los niños:
"Vengan a mi fiesta de cumpleaños. Va a estar muy buena. Vengan a conocer al payaso
más maravilloso y chistoso del mundo. Mi papi va a ser el payaso!"
Al llegar a la oficina, George recibió una llamada telefónica. Les habían adjudicado el
contrato. Pero se trataba de una situación internacional, y ese día era la única ocasión en
que podían estar todas las partes reunidas. Si quería que se realizara el negocio, tendría que
estar en Boston esa tarde. George voló a Boston. Aquella noche, cuando lo encontré en el
aeropuerto camino de casa con el contrato en el portafolios, la cosa no era como la pintan
en el cine. No llegó a su hogar a encontrarse con una rubia alta y esbelta envuelta en una
ondulante negligée. No llegó a beber champaña entre rosas y a la luz de unas velas. Llegó
a casa y encontró en el segundo piso a una mujer agotada por haberse hecho cargo de una
fiesta de cumpleaños para veinte niños, tratando de explicarle toda la tarde a una niña de
cinco años de edad por qué su papi no había estado allí desempeñando el papel de payaso.
Esta es la disciplina personal que se requiere para administrar. Por favor, no me entiendan
mal. George ama a su familia lo mismo que cualquiera de nosotros amamos la nuestra. Si
no le hubiera importado nada, no se habría afligido tanto.
George se fue para Boston a pesar de que le dolía, porque él era responsable no solo de su
familia, sino de otras 200 familias. Hay una regla por la cual debemos guiamos en la vida
para poder administrar, y administrar con éxito. No suena muy bien, pero es la síntesis de
todo: Para administrar no se puede poner el bienestar de ningún individuo por encima del
bienestar de la organización. Todo el que administra con éxito vive según esta regla, y en
algunas ocasiones esto duele.
Churchill tenía que escoger: Podía evacuar a Coventry y al hacerlo, poner al descubierto el
secreto, perjudicando el esfuerzo de guerra. O podía mantener el secreto, dejar que los
alemanes bombardearan a Coventry, y arriesgar la vida de miles de hombres, mujeres y
niños.
Winston Churchill dejó que los alemanes bombardearan a Coventry. Le doy gracias a Dios
porque ninguno de los que estamos dedicados a la administración tendrá que tomar jamás
una decisión en que miles de vidas estén pendientes de un hilo, pero sí tomaremos
decisiones que son para nosotros igualmente difíciles emocionalmente. Nuestra destreza
administrativa aumentará en proporción directa con nuestra habilidad para tomar las
decisiones que son emocionalmente difíciles.
¿ Qué decisiones gerenciales difíciles de tomar está usted evitando? Haga una lista de ellas
en el cuadro 9. Estúdielas y reconozca con franqueza las consecuencias que usted afrontará
si sigue evitando vivir de conformidad con su título de gerente.
PLAN DE ACCION
Para evitar el Error Fatal N° 8: Actuar como jefe, no como compañero.
Una de las herramientas del Grupo Fortune que ha tenido éxito es el "Contrato de Acción
Fortune". Después de cada sesión, la mayoría de las compañías obligan a los estudiantes a
llenarlo como medio de control
Porque considero que ésta es la idea más importante que he extraído de este capítulo, me
comprometo en firme a utilizarla en el curso de los próximos siete días.
l. Esta es la idea más importante que obtuve de este capítulo y que considero que puedo
aplicar:
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