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GRADO DE ESPAÑOL. UBU. LITERATURA ESPAÑOLA DE LA EDAD MEDIA.

El Mester de clerecía a través del Libro de Alexandre.

Ya hemos mencionado en el archivo anterior que el Mester de clerecía era el


conjunto de textos elaborados entre los siglos XIII y XIV por autores cultos que
eligieron el tetrástico monorrimo, la cuaderna vía, como forma estrófica apta para
redactar sus composiciones. Modernamente la tendencia más generalizada es reservar
tal denominación, ese marbete, como lo llamó Nicasio Salvador, para identificar con
ella al grupo de escritos en cuaderna vía que vieron la luz en el siglo XIII, grupo en el
que es posible detectar todo un conjunto de caracteres comunes, de rasgos que les
proporcionan una apreciable unidad.
El nombre, Mester de clerecía, fue extraído de la estrofa segunda del Libro de
Alexandre. En ella se insertan también varios de los caracteres que se consideraron
típicos de los escritos incluidos en el grupo, que permiten defender la existencia de
unidad entre ellos, afirmar que sus creadores forman parte de una misma escuela
literaria. Por ello, durante mucho tiempo se vino considerando tal estrofa como un
auténtico manifiesto, el primero que en la historia de la literatura española vio la luz,
como el texto que contenía las ideas básicas conocidas, aceptadas y aplicadas por
todos los autores encuadrados en el Mester. Willis en 1956 ya puso en entredicho tal
interpretación al afirmar que los rasgos mencionados en la estrofa aludían
exclusivamente a la propia creación de su compositor, al Alexandre específicamente,
que no se trataba de una generalización, que no había tal manifiesto literario.
Deyermond observó las concomitancias conceptuales existentes entre la estrofa
dos del Alexandre y las estrofas 422-423 del Apolonio e insiste en la misma idea. En los
dos Libros se afirma que el Mester es sin pecado, que se dedica a un público al que se
pretende entretener, que hace uso de la rima, y que conlleva una maestría resultado
de un aprendizaje. La diferencia estriba en que el Alexandre pretende definir el «arte
de clerecía» y el Apolonio el «arte de juglaría». Ante la semejanza de conceptos y la
divergencia de objetivos y el desconocimiento de la fecha exacta de esas dos
creaciones del Mester, caben varias posibilidades: si el Apolonio es posterior
al Alexandre y su autor tomó las ideas que vierte en sus estrofas 422-423 de este
último, estaría claro que no las acepta como identificadoras de la labor de los clérigos,
que tal vez se halle realizando una parodia de su fuente, con lo cual quedaría puesto
de relieve que no se acepta el contenido de la estrofa dos del Alexandre, que no es
ésta un manifiesto literario real; si el Apolonio es anterior, se probaría que
el Alexandre está utilizando para individualizar su creación rasgos que en el momento
se juzgaban típicos de la juglaría, con lo cual clérigos y juglares no quedarían
diferenciados por ellos y la estrofa dos no contendría los verdaderos caracteres
definidores del Mester.

1- CARACTERÍSTICAS. RASGOS QUE LO DEFINEN.


Aunque no sea la estrofa segunda del Libro de Alexandre el manifiesto literario del
Mester, es cierto que en ella hallamos mencionada toda una serie de características
que son identificables en los textos, que permiten efectuar la individualización de la
escuela. Transcribamos y analicémosla.
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Mester traigo fermoso, non es de joglaría,


mester es sin pecado, ca es de clerezía
fablar curso rimado por la quaderna vía,
a sílabas contadas, ca es gran maestría.

A- Non es de joglaría

La diferenciación del arte de los clérigos con respecto al oficio propio de los
juglares es explícitamente declarada en la estrofa. No es que el autor
del Alexandre establezca un enfrentamiento directo de ambos «mesteres»,
juglaría versus clerecía. Se limita a señalar, sin menosprecio, con respeto, que existen
disimilitudes entre ambos, que posee cada uno individualidad propia, que no hay
entre ellos confusión.
Como ha señalado Pedro Luis Barcia, cada Mester parte de una tradición cultural que
le es propia. La juglaría de una tradición nacional y popular. La clerecía de una
tradición europea y culta. Ambas tienen concomitancias. Sus textos son
contemporáneos en composición, tienen carácter narrativo predominante y han sido
escritos en verso. Ambas se influyen mutuamente. El juglar, no sólo el culto sino el
compositor oral, tiene acceso a la tradición clerical a través de asuntos que escoge
como base para el argumento de sus obras, procedentes de fuentes como la
hagiografía; a través de la predicación de los clérigos sacerdotes, de quienes aprende
recursos, historias, cuentos, leyendas... que insertará en sus propias creaciones; a
través de los mismos textos clericales, de los que tomará recursos, imitará formas de
tratar los asuntos elegidos con el fin de conseguir un objetivo -la transmisión de un
significado, de un mensaje, de carácter generalmente didáctico, a un auditorio-, léxico,
expresiones típicas de la lengua culta... El clérigo acude también en ocasiones al arte
de juglaría. De él toma asuntos para construir el argumento de alguna de sus obras
(Poema de Fernán González); imita actitudes y comportamientos, como la petición de
soldada, sea material (el vaso de bon vino berceano) o espiritual (la oración, el
padrenuestro, alejandrina), el estilo oral formulario (epítetos, fórmulas épicas y
juglarescas -señores, sepades, oíd- con las que enlazan con el receptor de sus textos, a
quien, en un intento de acercamiento, hablan directamente...), la autodenominación
juglar, del propio autor, la intención de escribir en una lengua que todo el mundo
pueda comprender. Pero entre juglaría y clerecía existe separación.

B- La «clerecía» del Mester

El oficio del autor del Alexandre, él lo indica, tiene carácter clerical. En su texto va
a dar cabida a buena parte del saber medieval. Abordará en su Libro un asunto culto,
no de tradición popular. Utilizará pautas, técnicas, recursos de composición típicos de
la clerecía. Aprovechará la retórica y la poética del medievo. De ellas proceden usos e
ideas, como el concepto de originalidad, hecha recaer no sobre el tema, no sobre el
argumento, sino sobre la recreación formal de un tema y un argumento
preferentemente tomado de una tradición suficiente e, incluso, ampliamente
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divulgada; técnicas, como la abreviatio y la amplificatio. Análoga situación hallamos en


el resto de los textos de la escuela. La clerecía del Mester, como atinadamente la
denominara Francisco Rico, está, pues, relacionada con todos los focos de saber de la
Europa del momento, unida a las enseñanzas que se impartían en las universidades de
la época, y, tal vez, muy en concreto, con la recién instaurada Universidad de Palencia.

C- Sílabas contadas.

Frente a la ausencia de estrofas y la utilización del verso irregular típicos del


Mester de juglaría, la clerecía va a emplear la regularidad métrica, el cómputo de
sílabas regular, y un esquema estrófico fijo, no una simple prosa rimada, el tetrástico
monorrimo o cuaderna vía. Esta estrofa, de origen francés, según se ha defendido,
estaría formada por cuatro versos alejandrinos monorrimos habitualmente en
consonante, pero, en menos ocasiones, en asonante también. Tales versos, en contra
de la doctrina tradicional que defendía que estaban compuestos por hemistiquios de
siete sílabas cada uno, constarían, según explicó ya Fitz-Gerald en 1905, de entre doce
a dieciséis sílabas distribuidas en dos hemistiquios por una cesura central, sobre los
cuales recaerían sendos acentos rítmicos obligatorios, en sus respectivas sílabas sextas,
y varios métricos optativos. Básicamente ésta es la métrica del Mester, si bien existen
otras estrofas propias de la clerecía. En la Historia troyana polimétrica hallamos
sextinas octosílabas, décimas de versos cuatrisílabos y octosílabos, cuartetas
octosílabas y heptasílabas y pareados octosílabos.

D- Otros caracteres del Mester

Junto a estos rasgos mencionados en la estrofa dos del Libro de Alexandre existen
otros no incluidos en ella explícitamente, pero que se desprenden del texto y son
generalizables al resto del Mester.

D.1- El «roman paladino»

La lengua romance, no el latín, va a ser la utilizada por los autores de la clerecía


para redactar sus escritos. Tal lenguaje desea ser claro, accesible a todo el mundo,
fácilmente comprensible. Pero también culto, digno de una composición que pueda
paragonarse con las creaciones de los autores cultos anteriores y coetáneos que
usaron la lengua latina como vehículo de expresión. Esta dualidad de intenciones
genera la aparición de una dualidad, también, de caracteres en la lengua del Mester.
En las obras hallamos unos diminutivos, aumentativos o peyorativos, unos refranes y
dichos populares, un léxico familiar, unas comparaciones con objetos y hechos de la
vida cotidiana, que intentan acercar el texto a cualquier tipo de lector. Al lado, el
cultismo, léxico, semántico, sintáctico, es fácilmente detectable y pretende elevar el
romance a la categoría de la lengua literaria.
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E- El dictado y los recursos retóricos.

Los escritores de la clerecía van a utilizar un texto base, un dictado, al que


frecuentemente aludirán, para componer sus obras. Ese escrito será fiel pero no
servilmente seguido. Se acepta así uno de los consejos de la retórica que recomendaba
tratar asuntos conocidos, prestigiados por la tradición. Buscaban la originalidad en la
forma y para hallarla utilizaban varios recursos que la propia retórica les brindaba:
la amplificatio, adición de noticias al texto base procedentes de la tradición, de otras
obras de tema afín o no, la abreviatio, reducción, resumen de fragmentos de la fuente
considerados menos interesantes, farragosos o excesivamente amplios; la digressio, la
digresión, inserción de materia complementaria (que puede llegar a ser otro texto
íntegro e incluso ampliado) a la que figura en el dictado... Con todo, y con la
composición general, lograban una reacción nueva, original, distinta formalmente a la
pieza que les había servido de fuente primordial.

F- Objetivo del predicador: enseñar.

No encontramos en el Mester la defensa del arte por el arte. Sus autores querían
hacer una obra útil para el receptor. Extraen de sus relatos unas enseñanzas que
explícitamente ofrecen, como buenos predicadores, a su auditorio. La naturaleza de
esas enseñanzas puede variar. Tiene la mayoría de las veces carácter religioso, con lo
cual el didactismo se suele habitualmente tornar en moralización.

G- Destinatario.

Mucho se ha debatido sobre la clase de personas a las que el clérigo del Mester
dirige su texto, sobre la naturaleza de esos «señores» que frecuentemente se
mencionan. Dos han sido las posturas tradicionales.
- Amador de los Ríos y Menéndez Pelayo defendieron que un grupo selecto de
hombres cultos, que en solitario o grupo reducido leían las obras, fueron los
destinatarios de las creaciones del Mester.
- Menéndez Pidal, al observar la cantidad de fórmulas juglarescas insertadas en
las piezas, defiende que la transmisión de éstas se realizó oralmente, por
medio de juglares que las divulgaron entre un auditorio popular.
Cada Libro tiene su propia solución.

Tal vez ambas hipótesis puedan compatibilizarse. La composición de los textos debió
de realizarse pensando primeramente en un lector individual solitario, pero ello no es
óbice para que, dadas las dificultades de transmisión propias del medievo, los
“poemas” pudieran darse a conocer también a través, no sólo de manuscritos, sino de
juglares que oralmente los recitarían, fragmentados o completos, por los pueblos. Así
se explicaría la fusión de referencias al propio escrito con clichés y usos propios del
estilo oral formulario de los juglares. Cierto es, pese a todo, que, ya lo indicó Barcia, el
clérigo del Mester no suele redactar sus obras en función del auditorio. Muestra la
actitud del compositor culto, acostumbrado a expresarse por escrito y a pensar
esencialmente en el escrito.
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2- UNA CLASIFICACIÓN POSIBLE DE LOS TEXTOS DE LA CLERECÍA.

Los asuntos que trataron los escritores del Mester no entroncan directamente
sólo con la hagiografía, o con el mundo de la religión en su sentido más amplio. La
variedad argumental es nota predominante de la escuela. Barcia clasifica los textos de
la clerecía de la siguiente forma, recogiendo, a la manera tradicional, las obras que
tanto en el siglo XIII como en el XIV (hoy habitualmente cuestionadas como libros
reales incluibles en el Mester, como advertimos) vieron la luz:

1. Vidas de santos:

 Berceo:

o Santo Domingo de Silos.


o San Millán de la Cogolla.
o Santa Oria.
 Beneficiado de Úbeda:
o Vida de San Ildefonso.
2. Obras marianas:
 Berceo:
o Milagros de Nuestra Señora.
o Loores de Nuestra Señora.
o Planto que fizo la Virgen.
3. Obras litúrgicas:
 Berceo:
o El sacrificio de la misa Tres Himnos.
4. Novelescas:
 Libro de Apolonio.
 Libro de Alexandre.
 Historia troyana polimétrica.
5. Épicas:
 Poema de Fernán González.
 Didáctico-morales:
o Catón castellano.
o Proverbios del sabio rey Salomón.
o Proverbios morales, de Sem Tob de Carrión.
o Tractado de la doctrina, de Pedro de Veragüe.
o Libro de miseria de omne.
6. Misceláneas:
 Libro de Buen Amor, de Juan Ruiz.
 Rimado de Palacio, del Canciller Ayala.
7. Asunto religioso diverso:
 Berceo:
o Martirio de San Lorenzo.
o De los signos que aparescerán antes del juicio.
o Poema de Yuçuf.
o Coplas de Yoçef.
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Se tienen noticias de otras creaciones que no se han conservado en la actualidad.


La Vida de la Magdalena, atribuida al Beneficiado de Úbeda. Los Votos del Pavón,
sobre la leyenda de Alejandro Magno, citado por el Marqués de Santillana en su Carta-
Prohemio. La Presón de Mallorca, sobre la conquista de la isla conseguida por Pedro IV
en 1343. De otros, como el Catón castellano, sólo hemos llegado s conocer
fragmentos.
La extensión de las obras de Mester es variable. El texto más amplio, con dos mil
seiscientas setenta y cinco estrofas, es el Libro de Alexandre.
En el tratamiento de sus argumentos, como explicó Barcia, los clérigos de la
escuela tienden a evitar los localismos o nacionalismos exagerados, aunque sin
rehuirlos por completo. Pretenden ofrecer unas obras con historias de valor universal,
aptas para transmitir enseñanzas útiles para el mayor número posible de gente. Es
rasgo caracterizador, también, del Mester.

3- LA TRAYECTORIA DEL MESTER.

Dos épocas diferenciadas se han distinguido tradicionalmente en la historia del


Mester de clerecía. La primera, que poseería los rasgos caracterizadores que
anteriormente hemos comentado, recogería los textos compuestos a lo largo del siglo
XIII. En este momento los autores, explica Barcia, prefieren redactar obras amplias, de
carácter eminentemente épico, apegadas a la tradición juglaresca. Surgen entonces las
siguientes composiciones en el orden que se indica:

1. Vida de Santo Domingo de Silos, de Berceo (hacia 1230)


2. Vida de San Millán de la Cogolla, de Berceo (hacia 1234)
3. El sacrificio de la misa, de Berceo (hacia 1237)
4. Milagros de Nuestra Señora, de Berceo (entre 1245 y 1255)
5. El martirio de San Lorenzo, de Berceo (hacia 1250)
6. Duelo de la Virgen, de Berceo (hacia 1258)
7. Loores de Nuestra Señora, de Berceo
8. De los signos que aparescerán antes del juicio, de Berceo
9. Vida de Santa Oria, de Berceo (hacia 1265)
10. Tres Himnos (Veni creator, Ave Maria, Christus, qui lux), de Berceo
11. Libro de Apolonio (entre 1230 y 1250)
12. Libro de Alexandre (hacia 1249)
13. Poema de Fernán González (hacia 1250)
14. Catón Castellano (hacia 1270)
15. Historia troyana polimétrica (hacia 1270)
16. Poema de Yuçuf (fines del XIII, comienzos del XIV)

A lo largo del siglo XIV discurriría el segundo periodo de la vida del Mester. En este
momento el uso del tetrástico monorrimo, la cuaderna vía, se mantiene, pero
aparecen, con o sin él, otro tipos de versificación y otros usos estróficos. Incluso en el
tetrástico la regularidad silábica no siempre es respetada, conscientemente, por los
autores. No hallamos un escrito base, un dictado, en todas las ocasiones (Juan Ruiz,
López de Ayala). Se acentúa el didactismo o resulta difícil de identificar (Juan Ruiz). El
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apego a la realidad cotidiana, a la sátira de vicios, usos, costumbres del momento, se


acrecienta. El texto se llena de fragmentos líricos, religiosos, dramáticos, en perjuicio
de la pura narración predominante. La corriente trovadoresca deja su huella marcada
en los escritos.

 17. Vida de San Ildefonso, del Beneficiado de Úbeda. (hacia 1303)


 18. Libro de Buen Amor, de Juan Ruiz. (entre 1330 y 1343)
 19. Coplas de Yoçef. (hacia 1330 y hacia 1350)
 20. Proverbios morales, de Sem Tob. (hacia 1351)
 21. Proverbios del sabio rey Salomón. (hacia 1375)
 22. Tractado de la doctrina cristiana, de Pedro de Veragüe. (última mitad del
siglo XIV)
 23. Libro de miseria de omne. (hacia 1375)
 24. Rimado de Palacio, del Canciller Ayala. (antes de 1385 hasta después de
1403)

Las divergencias entre las dos etapas tradicionales del Mester son tan grandes
que, como ya señalamos, la tendencia actual es reservar esa denominación para los
escritos del siglo XIII, más próximos mental, intelectual, métrica y contextualmente
entre sí.

Bibliografía.

Además de la información bibliográfica general, se pueden consultar:

NELSON, Dana Arthur (reconstrucción crítica), Gonzalo de Berceo. El Libro de


Alexandre, Madrid, Gredos (Biblioteca Románica Hispánica, IV. Textos, 13), 1979

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