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A- Non es de joglaría
La diferenciación del arte de los clérigos con respecto al oficio propio de los
juglares es explícitamente declarada en la estrofa. No es que el autor
del Alexandre establezca un enfrentamiento directo de ambos «mesteres»,
juglaría versus clerecía. Se limita a señalar, sin menosprecio, con respeto, que existen
disimilitudes entre ambos, que posee cada uno individualidad propia, que no hay
entre ellos confusión.
Como ha señalado Pedro Luis Barcia, cada Mester parte de una tradición cultural que
le es propia. La juglaría de una tradición nacional y popular. La clerecía de una
tradición europea y culta. Ambas tienen concomitancias. Sus textos son
contemporáneos en composición, tienen carácter narrativo predominante y han sido
escritos en verso. Ambas se influyen mutuamente. El juglar, no sólo el culto sino el
compositor oral, tiene acceso a la tradición clerical a través de asuntos que escoge
como base para el argumento de sus obras, procedentes de fuentes como la
hagiografía; a través de la predicación de los clérigos sacerdotes, de quienes aprende
recursos, historias, cuentos, leyendas... que insertará en sus propias creaciones; a
través de los mismos textos clericales, de los que tomará recursos, imitará formas de
tratar los asuntos elegidos con el fin de conseguir un objetivo -la transmisión de un
significado, de un mensaje, de carácter generalmente didáctico, a un auditorio-, léxico,
expresiones típicas de la lengua culta... El clérigo acude también en ocasiones al arte
de juglaría. De él toma asuntos para construir el argumento de alguna de sus obras
(Poema de Fernán González); imita actitudes y comportamientos, como la petición de
soldada, sea material (el vaso de bon vino berceano) o espiritual (la oración, el
padrenuestro, alejandrina), el estilo oral formulario (epítetos, fórmulas épicas y
juglarescas -señores, sepades, oíd- con las que enlazan con el receptor de sus textos, a
quien, en un intento de acercamiento, hablan directamente...), la autodenominación
juglar, del propio autor, la intención de escribir en una lengua que todo el mundo
pueda comprender. Pero entre juglaría y clerecía existe separación.
El oficio del autor del Alexandre, él lo indica, tiene carácter clerical. En su texto va
a dar cabida a buena parte del saber medieval. Abordará en su Libro un asunto culto,
no de tradición popular. Utilizará pautas, técnicas, recursos de composición típicos de
la clerecía. Aprovechará la retórica y la poética del medievo. De ellas proceden usos e
ideas, como el concepto de originalidad, hecha recaer no sobre el tema, no sobre el
argumento, sino sobre la recreación formal de un tema y un argumento
preferentemente tomado de una tradición suficiente e, incluso, ampliamente
GRADO DE ESPAÑOL. UBU. LITERATURA ESPAÑOLA DE LA EDAD MEDIA.
C- Sílabas contadas.
Junto a estos rasgos mencionados en la estrofa dos del Libro de Alexandre existen
otros no incluidos en ella explícitamente, pero que se desprenden del texto y son
generalizables al resto del Mester.
No encontramos en el Mester la defensa del arte por el arte. Sus autores querían
hacer una obra útil para el receptor. Extraen de sus relatos unas enseñanzas que
explícitamente ofrecen, como buenos predicadores, a su auditorio. La naturaleza de
esas enseñanzas puede variar. Tiene la mayoría de las veces carácter religioso, con lo
cual el didactismo se suele habitualmente tornar en moralización.
G- Destinatario.
Mucho se ha debatido sobre la clase de personas a las que el clérigo del Mester
dirige su texto, sobre la naturaleza de esos «señores» que frecuentemente se
mencionan. Dos han sido las posturas tradicionales.
- Amador de los Ríos y Menéndez Pelayo defendieron que un grupo selecto de
hombres cultos, que en solitario o grupo reducido leían las obras, fueron los
destinatarios de las creaciones del Mester.
- Menéndez Pidal, al observar la cantidad de fórmulas juglarescas insertadas en
las piezas, defiende que la transmisión de éstas se realizó oralmente, por
medio de juglares que las divulgaron entre un auditorio popular.
Cada Libro tiene su propia solución.
Tal vez ambas hipótesis puedan compatibilizarse. La composición de los textos debió
de realizarse pensando primeramente en un lector individual solitario, pero ello no es
óbice para que, dadas las dificultades de transmisión propias del medievo, los
“poemas” pudieran darse a conocer también a través, no sólo de manuscritos, sino de
juglares que oralmente los recitarían, fragmentados o completos, por los pueblos. Así
se explicaría la fusión de referencias al propio escrito con clichés y usos propios del
estilo oral formulario de los juglares. Cierto es, pese a todo, que, ya lo indicó Barcia, el
clérigo del Mester no suele redactar sus obras en función del auditorio. Muestra la
actitud del compositor culto, acostumbrado a expresarse por escrito y a pensar
esencialmente en el escrito.
GRADO DE ESPAÑOL. UBU. LITERATURA ESPAÑOLA DE LA EDAD MEDIA.
Los asuntos que trataron los escritores del Mester no entroncan directamente
sólo con la hagiografía, o con el mundo de la religión en su sentido más amplio. La
variedad argumental es nota predominante de la escuela. Barcia clasifica los textos de
la clerecía de la siguiente forma, recogiendo, a la manera tradicional, las obras que
tanto en el siglo XIII como en el XIV (hoy habitualmente cuestionadas como libros
reales incluibles en el Mester, como advertimos) vieron la luz:
1. Vidas de santos:
Berceo:
A lo largo del siglo XIV discurriría el segundo periodo de la vida del Mester. En este
momento el uso del tetrástico monorrimo, la cuaderna vía, se mantiene, pero
aparecen, con o sin él, otro tipos de versificación y otros usos estróficos. Incluso en el
tetrástico la regularidad silábica no siempre es respetada, conscientemente, por los
autores. No hallamos un escrito base, un dictado, en todas las ocasiones (Juan Ruiz,
López de Ayala). Se acentúa el didactismo o resulta difícil de identificar (Juan Ruiz). El
GRADO DE ESPAÑOL. UBU. LITERATURA ESPAÑOLA DE LA EDAD MEDIA.
Las divergencias entre las dos etapas tradicionales del Mester son tan grandes
que, como ya señalamos, la tendencia actual es reservar esa denominación para los
escritos del siglo XIII, más próximos mental, intelectual, métrica y contextualmente
entre sí.
Bibliografía.