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EL PAPEL DE LA JUSTICIA

La justicia es la primera virtud de las instituciones sociales, como la verdad lo es de los


sistemas de pensamiento. Una teoría, por muy atractiva, elocuente y concisa que sea, tiene
que ser rechazada o revisada si no es verdadera; de igual modo, no importa que las leyes e
instituciones estén ordenadas y sean eficientes: si son injustas han de ser reformadas o
abolidas.

Que virtud inclina a dar a cada uno lo que le corresponde? En sentido


jurídico, justicia es aquello conforme al Derecho. Este último sentido no es muy
exacto, porque no siempre la Justicia y el derecho son coincidentes, ya que puede
haber derechos injustos. Así, por ejemplo, la encomienda, una institución
característica de la colonización española en América, se entendía como el
derecho que daba el Rey a un súbdito español, para recibir los tributos por los
trabajos que los indios debían cancelar a la Corona. A cambio el encomendero,
debía cuidar de ellos tanto en lo espiritual como en lo terrenal, preocupándose de
educarlos en la fe cristiana. Pero lo cierto es que la encomienda significaba la
opresión, esclavitud y muerte de los indios por parte de los conquistadores
españoles. La encomienda se basaba en un derecho, pero representaba una
injusticia. Vemos que es de vital importancia determinar el contenido del concepto
justicia, no solo para quien va a ejercer el derecho, sino también para aquel que va
a sufrir sus abusos.

La justicia es uno de los conceptos morales y políticas más importantes. La


palabra viene del latín, que significa jus, derecho o ley. Pero los filósofos quieren ir
más allá de las definiciones y considerar, por ejemplo, la naturaleza de la justicia,
tanto como una virtud moral y una calidad deseable de la sociedad política, así
como la forma en que aquella se aplica a la toma de decisiones en la esfera ética
y social.

John Rawls fue un hombre que tuvo un papel destacado en la formación del
pensamiento político en el siglo XX. Aun hoy, no se puede dictar un curso de
filosofía-política sin mencionarlo, de tal manera que, en sus escritos encontramos
argumentos que, aunque uno no este desacuerdo con ellos, no pueden dejar de
discutirlos. Rawls estaba insatisfecho con la los argumentos filosóficos
tradicionales, sobre aquello que hace a una institución social justa y la forma de
justificar las acciones políticas o sociales. Aunque la justicia pueda ser una virtud
celosa y cauta, Rawls intenta, no obstante, preguntarse cómo sería una sociedad
justa. El argumento utilitario, el cual hace frente en primer lugar, sostiene que la
justicia se define, por aquello que ofrece el mayor bien para el mayor número de
personas. Este argumento tiene una serie de problemas, entre ellos, que parece
estar en consonancia con la idea de la tiranía de las mayorías sobre las minorías.
Además, lleva consigo, el argumento que sostiene que los seres humanos intuyen
lo que está bien o mal por algún sentido moral innato. Pero por sobre todo, Rawls
quería afirmar que, “cada persona posee una inviolabilidad fundada en la justicia
que ni siquiera el bienestar de la sociedad en conjunto puede atropellar. Es por
esta razón por la que la justicia niega que la pérdida de libertad para algunos se
vuelva justa por el hecho de que un mayor bien es compartido por otros. No
permite que los sacrificios impuestos a unos sean compensados por la mayor
cantidad de ventajas disfrutadas por muchos. Por tanto, en una sociedad justa, los
derechos asegurados por la justicia no están sujetos a regateos políticos ni al
cálculo de intereses sociales”.

Según Rawls, la justicia es el pilar fundamental sobre el que se debe


edificar las sociedades donde todos sus miembros comparten la misma noción de
este valor. La concepción de justicia, es entendida primariamente en sentido
social, se trata de saber cómo se distribuyen los derechos y deberes en las
instituciones sociales, y de qué modos pueden conseguirse las máximas ventajas
que puede ofrecer la cooperación social. Rawls se basa en las teorías anteriores
de la filosofía política que postulan un contrato social, por el cual los individuos
acuerdan los términos en los que se rige la sociedad de la cual son parte. El
concepto de justicia, que introduce Rawls, es el de la justicia como el equilibrio
adecuado entre pretensiones enfrentadas, a partir un conjunto de principios
relacionados entre sí, para identificar las consideraciones pertinentes que hacen
posible ese equilibrio. También ha caracterizado la justicia como parte de un ideal
social. Esta teoría no se ofrece como una descripción de significados ordinarios;
sino como una explicación de ciertos principios distributivos para la estructura
básica de la sociedad. Examina la justicia distributiva, partiendo de un estado
inicial o posición original, donde las partes, son definidas como agentes de
construcción, racionales, autónomos e iguales, donde se toma la condición
hipotética pre-social en la que los individuos están cubiertos por un velo de
ignorancia, el cual impediría a las personas saber cuál será la posición que
ocuparan en la futura sociedad, cuáles serán sus ganancias económicas y sus
propiedades, de manera tal que estas pueden escoger los principios de justicia
que regirán la sociedad de forma imparcial, por el que puede asegurarse que los
acuerdos básicos a que se llega en un contrato social son justos. Rawls asegura la
imparcialidad de los miembros del grupo, dado que sus posiciones no estarán
determinadas por los intereses que quieran conservar, en tanto, la posición
original asegura que los resultados del azar natural o de las contingencias de las
circunstancias sociales no darán a nadie ventajas ni desventajas al escoger los
principios.
Los principios de justicia son buscados para guiar la conducta de las partes.
Dichas partes no son ni naturalmente altruistas ni puramente egoístas, tienen fines
que ellos buscan obtener, pero desean obtenerlos, en cooperación con otros, en
condiciones mutuamente aceptables. La posición original con su velo de
ignorancia, ofrece un modelo de una situación de elección justa, dentro de la cual
las partes podrían hipotéticamente elegir principios mutuamente aceptables de
justicia. En la “posición original” se adoptan dos principios fundamentales. Primero,
cada persona ha de tener un derecho igual al sistema más amplio de libertades
básicas, compatible con un sistema similar de libertad para todos, es decir, hay
que asegurar para cada persona derechos iguales en una libertad, tan extensa
como sea compatible con la libertad de otros. Segundo, las desigualdades
sociales y económicas deben estar ordenadas de tal forma que ambas estén, al
mismo tiempo, dirigidas hacia el mayor beneficio del menos aventajado, y den
igualdad de oportunidades, es decir, debe haber una distribución de bienes
económicos y sociales tal que, toda desigualdad debe resultar ventajosa para
cada integrante, pudiendo, además, acceder cada uno, sin trabas, a cualquier
posición o cargo.

John Rawls nunca pretendió conocer la única manera de organizar una


sociedad, pero sí sugerir una manera razonada y justa para hacerlo. Explica la
importancia de los principios de la justicia para dos propósitos fundamentales, en
primer lugar, ''proporciona una forma de asignar los derechos y deberes de las
instituciones básicas de la sociedad ''; y en segundo lugar, para ''definir la
distribución adecuada de los beneficios y cargas'' de la sociedad. Observa que,
por su definición, las sociedades bien ordenadas son raras debido al hecho de que
''lo que es justo e injusto esta por lo general en disputa''. Él señala, además, que
una bien ordenada y perfectamente justa sociedad, la justicia debe ser formulada
en forma tal que aborde los problemas de ''la eficiencia, la coordinación y la
estabilidad'', que involucran a los miembros una sociedad, si es que, en verdad, se
pretende entender a la justicia como la virtud primera de las instituciones sociales.

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