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Ilegitimidad de las Barreras Policiales

RESUMEN

Los principios consagrados dentro de nuestra Constitución Nacional, debería


estar sujeta como lo que realmente es, el vértice de nuestro ordenamiento jurídico,
honorable y merecedora de respetabilidad al ser el reflejo de lo que, como
constituyentes, fuimos forjando a lo largo de estos años de conquista. Sin embargo, la
intención del presente ensayo es esbozar como en la actualidad, después de 30 años y en
conmemoración a la Constitución, encontramos como los procesos judiciales se
anteponen a ella.

Para abordar el tema utilizaremos como ejemplo las barreras policiales por ser
un problema acuciante en la actualidad en el cual se violan varias normas
constitucionales, producido tanto por el corrompido proceso, como por falta de acción
ciudadana ante las garantías que nos ha llevado siglos conquistar. Hoy en día nos
encontramos con esa conformidad y apatía, que conlleva a consentir disposiciones
contrarias a nuestro orden normativo bajo la popular expresión “siempre se hicieron así
las cosas” considerando el camino más fácil entregar nuestra cedula de identidad, antes
de cuestionarnos si no nos encontramos ante un arrebato sutil a nuestra libertad a través
de dicho “método de control” no regulado por ley, por tanto ilegitimo.

ABSTRACT

The principles established in our National Constitution must be treated as it is,


the center of our legal system, honorable and respected for being the reflection of what
as constituents we have been forging throughout these years of conquest. However, the
intention of this essay is to outline how today, after 30 years and in commemoration of
the constitution, we find how judicial processes take precedence over the National
Constitution.

To address the issue, we will take police barriers as an example because they are
currently a problem in which several constitutional norms are violated, produced both
by the corrupt process, and by the lack of citizen action against the guarantees that are
available. It took us centuries to conquer it.
Today we are conformist and apathetic, allowing procedures contrary to our
normative order under the popular expression "things have always been done like this",
we give our identity card, before questioning ourselves if we have violated any
regulation. We are facing a subtle explosion of our freedom, so this "control method"
not regulated by law is illegitimate.

Palabras claves:

Libertad - Dignidad - Debido Proceso – Constitución – Ilegitimidad

Key words:

Freedoom – Dignity – Right process – Constitution - Ilegitimicy

Introducción

Tal y como lo demuestra el art. 9 de nuestra Constitución en la 2da. Parte:


“Nadie está obligado a hacer lo que la ley no ordena, ni privado de lo que ella no
prohíbe” se puede entender que es aplicable para todos los ámbitos del quehacer
humano, mientras que no se encuentre expresamente la orden de abstención para el
ciudadano, por ende nos encontramos en una libertad de actuar. Las condiciones que
exige la ley para la privación de libertad, la encontramos en el siguiente artículo: Art.
12. De la detención y del arresto. “Nadie será detenido ni arrestado sin orden escrita
de autoridad competente, salvo caso de ser sorprendido en flagrante comisión de delito
que mereciese penal corporal. Toda persona detenida tiene derecho a: 1) Que se le
informe, en el momento del hecho, de la causa que la motiva, de su derecho a guardar
silencio y a ser asistida por un defensor de su confianza. En el acto de la detención, la
autoridad está obligada a exhibir la orden escrita que la dispuso…”Así mismo
preceptúa en el Código Procesal Penal la definición y alcance de aprehensión: “Art.
239. Aprehensión de las personas. La policía Nacional podrá aprehender a toda
persona comprendida dentro de los siguientes casos, aun sin orden judicial: 1. Cuando
sea sorprendida en flagrante comisión de hecho punible o cuando sea perseguida
inmediatamente después de su comisión, se entenderá que existe flagrancia cuando el
autor del hecho punible sea sorprendido en el momento de intentarlo o cometerlo, o
inmediatamente después, o mientras es perseguido por la fuerza policial, por la víctima
o por un grupo de personas;…”.Señalando la diferencia que estriba entre nuestra norma
que es el requisito de una orden escrita de autoridad competente para el arresto, sin
embargo la excepción prevista en nuestro Código Procesal Penal consiste en que la
Policía Nacional aun sin orden judicial podrá aprehender a todo aquel individuo dentro
del requisito de ser sorprendido in fraganti.

Presunción de Inocencia

Observamos como en las barreras policiales, con el fin de “mitigar los delitos”
se ve gravemente violada esta norma debido a que, primeramente se realiza un control
aleatorio sin estar regulado por ley, es decir no hay causa que pueda justificar
legalmente dicho control, y por consiguiente las falencias que se encuentran dentro del
proceso, que se ve claramente establecida en el art. 17 de nuestra Constitución: “Art.17.
De los derechos procesales. En el proceso penal, o en cualquier otro del cual pudiera
derivarse pena o sanción, toda persona tiene derecho a: 1) Que sea presumida su
inocencia;…”.

De tal manera, se entiende que el imperio de la ley es claro al establecer un


procedimiento en el cual todos los ciudadanos acusados no tengan que demostrar,
debido a que ya poseen esa presunción de inocencia, por lo que la carga probatoria cae
sobre la parte acusatoria que debe demostrar la culpabilidad del ciudadano, y no a
contrario sensu en el cual “el acusado o sospechoso tiene la carga de probar su
inocencia” proveniente de la arbitrariedad y designios de las autoridades carentes de
sustento al ser ignorantes del alcance de dicho principio, si bien es fundamental
reconocer que la presunción de inocencia emana de la garantía constitucional que nadie
puede ser considerado como culpable sin una sentencia que lo declare como tal,
garantiza al individuo dentro del debido proceso no solo su libertad, sino también la
protección a la dignidad humana, siendo concordante con el art. 33 de nuestra
Constitución: “Del derecho a la intimidad. La intimidad personal y familiar, así como
el respeto a la vida privada son inviolables. La conducta de las personas, en tanto no
afecte al orden público establecido en la ley o a los derechos de terceros, estará exenta
de autoridad pública. Se garantiza el derecho a la protección de la intimidad, de la
dignidad y de la imagen privada de las personas” por lo que, de la dignidad derivan los
derechos a la intimidad, honor e imagen personal, es decir, desentrañando la intención
del constituyente, se protege la forma en la cual se trata a una persona, razón por la cual
se hace distinción a la protección de la conducta de las personas en cuanto no altere el
orden público establecido en la ley o derechos de terceros. Dentro de esta
ponderación de derechos ¿es considerado racional limitar derechos inherentes a la
naturaleza del ser humano bajo el pretexto de mermar la inseguridad a través la
identificación del ciudadano? Si bien estamos ante dos intereses contrapuestos que son
el interés del Estado de represión a la delincuencia ante el interés del imputado de
salvaguardar su libertad y dignidad1, esta represión se plantea evitar a través de un
control aleatorio, es decir “que depende del azar o no sigue una pauta definida” según
definición de la RAE, se considera más racional un método no estructurado de manera
que, al ser al azar uno no podrá identificar a quien tiene verdaderamente antecedentes o
en su defecto a una persona sospechosa.

Siendo una declaración quimérica puesto que, en la práctica la Policía Nacional


al retener al individuo, debe comunicar al Ministerio Publico dentro de las seis horas
cuales fueron las circunstancias o motivos de esa aprehensión, paradójicamente debido a
que uno de los roles del Ministerio Publico es el de velar por el cumplimiento de las
garantías constitucionales, sin embargado se demuestra un proceso sin los presupuestos
establecidos en la ley.

Limitaciones al poder

La Ley 222/93 “Orgánica de la Policía Nacional”, en su artículo 3º establece que


la Policía Nacional, ajustara el ejercicio de su función a las normas constitucionales y
legales, y fundara su acción en el respeto de los derechos humanos 2. Asimismo, dentro
de sus funciones, deberes y obligaciones seguimos sin encontrar fundamento alguno
ante tal detención arbitraria, de manera que va en concordancia con el art. 175 de
nuestra Constitución: “…Dentro del marco de esta Constitución y de las leyes, tiene la
misión de preservar el orden público legalmente establecido, así como los derechos y la
seguridad de las personas y entidades y de sus bienes; ocuparse de la prevención de los
delitos; ejecutar los mandatos de la autoridad competente y bajo, dirección judicial,
investigar los delitos. La ley reglamentara su organización y sus atribuciones…”. A
su vez, encontramos el establecimiento de la Ley Nº 5016/ Nacional de Tránsito y
Seguridad Vial que reza lo siguiente “Artículo 19.- Garantías de libertad de tránsito.

1
Miguel Ángel Aguilar López, Presunción de Inocencia, Derecho Humano en el Sistema Penal
Acusatorio (Editorial Anaya, año 2017, p. 155)

2
Resolución Nº 1344, “Por la cual se establece las condiciones mínimas de privación de libertad en
dependencias policiales y el mecanismo de comunicación institucional para facilitar el derecho a la
defensa y el cumplimiento de los plazos procesales” consultado el 19 de julio,
https://www.policianacional.gov.py/wp-content/uploads/2018/03/RESOLUCION-1344-CONDICIONES-
MINIMAS-DE-PRIVACION-LIBERTAD-EN-DEPENDENCIAS-POLICIALES.pdf
Queda prohibida la retención o demora del conductor y su vehículo, de la
documentación de ambos y/o de las licencias que los habiliten por cualquier motivo,
salvo los casos expresamente contemplados en esta Ley o en las Leyes penales
relacionadas con la materia.” con el objetivo de regular la circulación y el tránsito bajo
los principios de los derechos humanos, por lo que se confirma el carácter ilegitimo de
dichas barreras policiales como “método” o “proceso” a fin de preservar la seguridad.

Exponiendo como se demuestra el retroceso hacia una era primitiva, donde dejo
de primar el principio de “in dubio pro reo” considerándose una conquista fundada en
La Declaración Universal de Derechos Humanos: Art. 11 “1. Toda persona acusada de
delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su
culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado
todas las garantías necesarias para su defensa. 2. Nadie será condenado por actos u
omisiones que en el momento de cometerse no fueron delictivos según el Derecho
nacional o internacional. Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable en el
momento de la comisión del delito”. Lo cual nos lleva a exponer la siguiente incógnita:
¿En razón de que nos sometemos a las órdenes provenientes de un control aleatorio de
una barrera policial sin haber cometido delito alguno o de ser sospechosos quisiera?
¿Hasta dónde llega el derecho de la policía de obstruir el transito? (Art. 41. Del Derecho
al tránsito y a la residencia: “Todo paraguayo tiene derecho a residir en su Patria. Los
habitantes pueden transitar libremente por el territorio nacional…”), y la pregunta más
importante: ¿Acaso no es nuestro deber y sobre todo nuestro derecho hacer respetar
dichas garantías constitucionales tan inherentes a los individuos ante tal atropello de
limitar nuestra libertad?

Alcance de la privación de libertad

Es innegable que las condiciones mínimas de privación de libertad están


establecidas tanto en la Constitución Nacional, el Código Penal, como en los múltiples
Tratados y Convenios Internacionales de Derechos Humanos ratificados, un ejemplo de
ello queda demostrado fehacientemente con uno de los informes de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos sobre la administración de justicia en el Paraguay
en la cual cita las detenciones ilegales anteriormente mencionadas, recomendando la
efectiva vigencia de las garantías del debido proceso consagradas tanto dentro de
nuestra Constitución Nacional como en la Convención Americana, haciendo mención
dentro de sus recomendaciones al principio pro reo tan olvidado hoy día: “Se dé plena
vigencia al principio de presunción de inocencia de modo que la regla general sea que
no haya individuos detenidos durante los procesos, sin perjuicio de las excepciones a
dicha regla contempladas en el derecho internacional.”3

Para poder seguir ilustrando con mayor claridad la gravedad de dicha


arbitrariedad, se puede cotejar con las observaciones finales del Comité de Derechos
Humanos del 2016 a Argentina sobre las Detenciones sin justificación: “Detenciones
para averiguación

17. El Comité reitera su preocupación por la normativa y prácticas de la


policía para detener a personas con el objeto de averiguar su identidad sin orden
judicial anterior y por un largo periodo de tiempo, sin que la persona detenida sea
llevada ante un juez u otro funcionario autorizado por la ley para ejercer un control
judicial (arts. 9). “

Mientras que sus recomendaciones son: “18. El Estado parte debe tomar
todas las medidas necesarias, incluyendo medidas legislativas, con el fin de combatir
eficazmente las detenciones no vinculadas a la comisión de un delito, de acuerdo con
lo dispuesto en el artículo 9 del Pacto” 4. (Art.9 Derecho a la libertad y seguridad de la
persona y la inmunidad frente al arresto o detención arbitraria.)

Entiéndase que, dentro de un Estado de Derecho, en el cual prima la dignidad


humana intrínseca del individuo, esto se ve claramente afectado por dicha medida
disciplinaria aplicada con la intención de privar la libertad a los compatriotas sin una
causa que la justifique legalmente, siendo ostensible en los demás países de modo que,
llegamos hasta el punto de que la ONU intervenga. Además de estar contemplado
dentro de los principios del Código Penal. “Articulo 1.- Principio de legalidad. Nadie
será sancionado con una pena o medida sin que los presupuestos de la punibilidad de
la conducta y la sanción aplicable se hallen expresa y estrictamente descritos en una
ley vigente con anterioridad a la acción u omisión que motive la sanción.” Entiéndase
por “presupuestos” a las condiciones que se deben de dar para que se pueda aplicar una
3
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, “Tercer Informe sobre la situación de Derechos
Humanos en Paraguay”, consultado el 17 de julio, 2022,
http://www.cidh.org/countryrep/Paraguay01sp/indice.htm
4
Sistema Virtual Organizado y Sistematizado de Jurisprudencia Internacional en Derechos Humanos,
Instituto de Derechos Humanos/ UNLP, Instituto de Estudios Judiciales/ SCBA Argentina,
“Observaciones finales al quinto informe periódico de argentina” consultado el 19 de julio, 2022,
http://www.derechoshumanos.unlp.edu.ar/buscador/search/printDocumento/259?
destacados_id=4625,4626,4627,4628,4629,4630,4631,4632,4633,4634,4635,4636,4637,4638,4639,4640,
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sanción, ya sea una pena, medida o multa, lo cual ya lo proclamaba Cesare Beccaria
“Solo las leyes pueden decretar penas para los delitos y esa autoridad no puede residir
más que en un legislador”5 con lo cual se demuestra cómo hasta el día de hoy el debido
proceso establecido dentro de nuestro ordenamiento jurídico y en nuestra Carta Magna
ha sido degradado, sometiendo a los ciudadanos no solo a una restricción ilegitima de su
libertad el cual es realizado bajo vejaciones, sino también a pagos ilegales para poder
dejar de ser “retenidos” o “evitar ser multados”, siendo que el fundamento de dicha
reacción estatal para poder aplicar una pena monetaria en dicho caso, es encontrarse
asentada en la ley para poder demostrar que la conducta del individuo, el cual es la
negativa de portar o mostrar su cedula de identificación es antijurídica.

El art. 35 de la Constitución es claro al establecer: “Los documentos


identificatorios, licencias o constancias de las personas no podrán ser incautados ni
retenidos por las autoridades. Estas no podrán privarlas de ellos, salvo los casos
previstos en la ley”, ninguna autoridad puede aprehendernos, detenernos ni
“demorarnos” por simplemente no portar con la cédula de identidad al no haber ley
alguna que autorice tal procedimiento, debido a que la seguridad personal es
imprescindible para la libertad6 es necesario demostrar su alcance, mientras que por otro
lado, la única respuesta recibida hasta ahora de las autoridades es otra pregunta: ¿De
qué manera vamos a detener entonces a los que tienen antecedentes u órdenes de
captura? Lo cual demuestra una vez más la incapacidad y deficiencia sobre la
elaboración de medidas de seguridad que no transgredan la libertad personal.

El fin perseguido no es una libertad excesiva, por el contrario, se busca que la


restricción legislativa sea racional, haciendo mención a lo que señalaba Cicerón en su
distinción de la ley positiva con lo justo: “Es absurdo creer que todo lo promulgado
como ley o decreto sea justo”7 . Por lo expuesto es innegable la labor de los
constituyentes, abarcando los principios fundamentales en nuestra Carta Magna,
reconociendo en el preámbulo la dignidad humana con el fin de asegurar la libertad,
no obstante, al ser incumplido y quedando demostrado el fracaso del procedimiento del
sistema judicial, a la hora de extrapolar las distintas situaciones acaecidas, sin olvidar

5
Miguel Oscar López Cabral, “Código Penal Paraguayo comentado” (Asunción, Paraguay:
Intercontinental Editora, 2017), pág. 174
6
Manuel Dejesus Ramírez Candia, “Derecho Constitucional Paraguayo” (Asunción, Paraguay: Editora
Litocolor, 2009), pág. 306
7
Luis P. Frescura y Candia, “Introducción a la Ciencia Jurídica” (Asunción, Paraguay: Marben Editora
& Grafica S.A., 2016), pág. 56
como ninguna de ellas han sido reprendidas hasta el día de hoy, entonces ¿Somos un
pueblo con una reacción tibia ante un momento crítico en el cual las autoridades tienen
un monopolio sobre nuestra legislación, adaptándola a sus propias reglas?, o de lo
contrario somos una ciudadanía que reivindica la efectividad de sus derechos y de su
libertad. Concluyendo con la siguiente respuesta: si pudimos conquistar estos derechos
inherentes al hombres gracias a nuestra intromisión dentro de los asuntos políticos, la
única vía para poder no solo responder nuestras incógnitas, sino también resolverlas,
sería que el ciudadano volviera a despertar esa injerencia cívica para frenar la
interferencia arbitraria, de manera a devolverle su sentido y alcance a la Constitución
Nacional, lejos de convertirnos en un ciudadano dócil y maleable que pretende justificar
procedimientos sin bases legales, bajo el pretexto de seguridad social, haciendo
mención a lo que decía Georg Wilhelm Friedrich Hegel “El hombre que no es capaz de
luchar por su libertad, no es un hombre, es un siervo”.
Bibliografía:

Aguirre Rodas, Manuel. 2010. El régimen de detención en el Paraguay y su


relación con los Derechos Humanos. Asunción, Paraguay: Intercontinental Editora.

Ramírez Candia, Manuel Dejesús. 2009. Derecho Constitucional Paraguayo.


Asunción, Paraguay: Editora Litocolor.

Casañas Levi, José Fernando. 2020. Manual de Derecho Penal. Asunción,


Paraguay: Intercontinental Editora.

Mendonca, Daniel. 2018. Apuntes Constitucionales. Asunción, Paraguay:


Intercontinental Editora.

López Cabral, Miguel Oscar. 2017. Código Penal Paraguayo Comentado.


Asunción, Paraguay: Intercontinental Editora.

Frescura y Candia, Luis P. 2016. Introducción a la Ciencia Jurídica. Asunción,


Paraguay: Marben Editora & Grafica S.A.

Aguilar López, Miguel Ángel. 2017. Presunción de Inocencia, Derecho


Humano en el Sistema Penal Acusatorio. Ciudad de México: Editorial Anaya

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