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Antropología Religiosa
1er Año
2023
¡Bienvenidos/as al espacio de Antropología Religiosa!
Nuestras clases serán un espacio de aprendizaje conjunto. Tendrán como soporte este
cuadernillo, pero además realizaremos muchos trabajos y tareas desde el espacio del
clasroom.
Será muy importante que clase a clase sigan las propuestas de reflexión, trabajo y estudio
que irán teniendo a lo largo del año. Para ello, este espacio se regirá bajo ciertas pautas
generales para el aprendizaje, la promoción y la aprobación de la materia.
Estas pautas son:
● Contar con una carpeta o cuaderno para tomar apuntes de manera contínua
● Asistir a cada clase con el material solicitado (cuadernillo, carpeta, otros apuntes, etc)
● Respetar las fechas de entrega de los trabajos, ejercitaciones o tareas, ya sea por
classroom o en formato papel.
● Cumplir con la totalidad de las evaluaciones. En caso de ausencia, deberá justificar la
misma ante la docente.
● Mantener el orden el aula, así como en todos los sitios donde trabajaremos.
● Aprender en un clima de respeto mutuo, de escucha, de diálogo y debate.
Si por algún motivo se está ausente en alguna clase, es responsabilidad de los alumnos y
alumnas solicitar lo trabajado, y ponerse al día con el contenido visto, pudiendo evacuar
dudas con la docente en la clase siguiente.
Empezamos juntos un camino nuevo, desconocido para muchos de ustedes. Pero un camino
fascinante en el que podremos pensarnos a nosotros mismos y a los demás.
¿Vamos? ¡Vamos!
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INTRODUCCIÓN
La Antropología Filosófica
como disciplina
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I. Antropología Filosófica como disciplina
El término antropología procede de las palabras griegas antropos (hombre) y logos (estudio,
tratado). Por tanto, etimológicamente será «el estudio o investigación del hombre».
La antropología filosófica investiga al hombre, preguntándose sobre su origen, su esencia o
naturaleza y sobre el sentido de su existencia.
¿Qué es el hombre?, ¿quién soy yo?, ¿cuál es el sentido de la existencia humana? Estos y
otros interrogantes por el estilo se imponen en el campo de la antropología filosófica. En todas
las épocas y niveles culturales, bajo formas y desde perspectivas distintas, estas preguntas
han acompañado al hombre en su caminar. Dichos interrogantes tienden a ocupar el lugar
más importante en el conjunto de la reflexión filosófica.
Los problemas antropológicos irrumpen en la existencia, intervienen casi sin darse uno cuenta
y se imponen por su propio peso. Dichos problemas existen, no porque alguien se haya
empeñado en estudiar la esencia del hombre, sino porque la vida misma plantea
el problema del hombre y obliga a afrontarlo. Tal cosa no acontece esporádicamente en
alguna persona privilegiada, sino que es lo normal –al menos en cierto modo– en la vida del
hombre que se encuentra abierto y está ávido de autenticidad.
La antropología filosófica no se saca de la manga los problemas del hombre. Se los encuentra
ya ahí, los reconoce, los asume,los estudia críticamente y trata de hallar una respuesta que
pueda iluminar la problemática concreta y existencial.
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Actividad
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II. El hombre como problema
Frente a la pregunta “¿Qué es el hombre?” ha habido varias respuestas que podemos ubicar
en tres cuestiones. Primero sobre el origen; segundo, sobre su naturaleza y tercero sobre su
composición.
a. Sobre el origen
Creacionismo
Según esta teoría el hombre fue creado por Dios, de acuerdo con el
relato del Génesis.
El hombre fue creado adulto y con su pareja, con capacidad de
reproducirse. El hombre no ha sufrido cambios ni variaciones para esta
teoría. Se conserva conforme lo creó Dios.
El creacionismo enseña que el mundo actual es igual a lo que era desde
su creación.
Evolucionismo
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b. Sobre la esencia o naturaleza
Naturalismo
Esta postura sostiene que todos los rasgos del hombre pertenecen al
orden natural o biológico
y pueden explicarse desde el punto de vista de las ciencias naturales.
Pues el hombre es un ser natural en un triple sentido.
En primer lugar, su cuerpo es material, constituido o compuesto por
los elementos de los cuales está hecho el mundo material: carbono,
fósforo, hierro, nitrógeno, potasio, etc. Estos elementos son del
hombre como lo son de una piedra o de un pino.
En segundo lugar, su cuerpo está sujeto a las leyes del mundo natural, pues está sujeto al
cambio, a las transformaciones propias de la materia viva o inerte, orgánica o inorgánica. El
cuerpo humano está sujeto a la ley de la gravedad y como ser vivo a las leyes biológicas.
En tercer lugar, el hombre como ser natural necesita para su supervivencia del concurso del
mundo natural, por ejemplo requiere oxígeno y elementos naturales para su metabolismo.
Espiritualismo
Racionalismo
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Historicismo
Simbolismo
Actividad
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c. Sobre su composición
Monismo
Dualismo
Proviene del latín dualis (cosa doble, dos). Esta postura sustenta
que el hombre está compuesto por dos sustancias, lo material y
lo espiritual. Por ser mortal y finito el hombre es material, pero
por comprender su finitud, la eternidad y la libertad, deviene en
espiritual.
Pluralismo
Actividad
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Actividad
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III. Relación entre el mundo y el ser humano desde la
encíclica ´Laudato Sí´
El problema ecológico no es una cuestión que afecta solo a la naturaleza material, sino que
es un problema eminentemente humano, en un doble sentido: porque los humanos somos
la verdadera causa del problema ecológico, y porque sus consecuencias afectan a todos los
seres humanos. La solución a este grave problema pasa necesariamente por el cambio
de nuestro comportamiento.
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Nuestra vida está estrechamente vinculada a la naturaleza, en su sentido más amplio.
No podemos vivir al margen de los demás seres creados. Y, mucho menos, destruirlos. «En
la medida en que todos provocamos pequeños daños ecológicos estamos llamados a
reconocer nuestra contribución —pequeña o grande— a la desfiguración y destrucción del
conjunto de la creación» (LS 8).
El cambio en los hábitos de consumo es fundamental, porque los residuos que
generamos van a impedir que el planeta Tierra sea sostenible. Por ello, es necesario huir del
consumo desmesurado; esto exige un cambio global en los modelos de producción, lo
cual a su vez comporta riesgos que debemos prever y, en la medida de lo posible, evitar.
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b. De manera individual respondé las siguientes preguntas que luego
compartiremos grupalmente
- ¿Creés que está en nuestras manos cambiar los actuales modelos de producción y de
consumo? ¿O es algo imposible e inalcanzable?
- ¿Qué compromiso podrías asumir vos para colaborar con la promoción de algún
cambio que consideres necesario en tu entorno natural?
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Módulo I
La Antropología Religiosa
como rama de la Antropología Filosófica
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III. La Antropología Religiosa
La experiencia dice que, si se pregunta en una encuesta; ¿existe la religión?, todos o casi
todos contestan afirmativamente. No obstante, si se piensa bien se cae en la cuenta de que
«religión» es una palabra universal, abstracta. Es decir no existe «la religión» como no existen
«el hombre, la naranja», ni las demás palabras e ideas abstractas. Hay hombres concretos,
únicos, y naranjas de calidad, sabor, tamaño, etc., distintos. Nadie ha visto «la naranja» en
una frutería, ni «la religión» andando por la calle o en un templo.
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V. El ser humano como ser espiritual y religioso
Espiritualidad
En el Diccionario de espiritualidad (2005) encontramos que “ningún ser humano puede vivir
sin espíritu, especialmente si se mueve con hondas motivaciones y convicciones. Pertenece,
pues, al sustrato más profundo del ser humano)”. De esta forma se va abriendo la
comprensión de esta experiencia como una condición inherente al ser humano y, desde allí,
de manera especial, a aquellos que tienen en su vida un sentido distinto. Es decir, hablar de
espiritualidad en las concepciones básicas o fundantes, es significar las motivaciones y
aspiraciones genuinas del ser humano desde el orden del espíritu.
Cotidianamente existen muchos matices para comprender las diversas experiencias que se
denominan como espirituales. En ocasiones, casi que por desconocimiento, se puede afirmar
que son sólo experiencias de carácter religioso que poco o nada aportan al desarrollo
espiritual del ser humano, pero que, aún así, son tenidas como espiritualidad. Quizá la
confusión no sea por lo que se vive, sino por la manera como se nombra lo que se vive,
y ser ciego no necesariamente significa que alguna vez se haya visto la luz.
La espiritualidad y la religión son un matrimonio que culturalmente ha
estado anclado en el imaginario colectivo, y aunque se cuenta con cierta claridad
diferenciadora, el concepto espiritual es utilizado para englobar realidades
que se quedan sólo en el campo de lo religioso, al menos así se piensa en el
contexto cristiano. Pero ¿es lo mismo ser espiritual que religioso? El hecho y
el acontecimiento de la religiosidad es un asunto muy marcado en el contexto
popular, en el dominio público; no ocurre lo mismo cuando se habla de espiritualidad (
con todo lo que ésta implica). Tal vez muchas de las comprensiones son acentuadas por la
experiencia religiosa que se ha tenido en la vida, y la espiritualidad termina conjugándose en
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su comprensión, con los actos de piedad propios de una determinada religión, para nuestro
caso el Cristianismo.
La conexión de religión con espiritualidad se da en una misma raíz: los estilos de vida, las
elecciones de orden vocacional y las prioridades humanas llevan a comprender la religión
como una opción de crecimiento espiritual, pero aún así, no se puede garantizar que la
práctica de la vida religiosa sea garantía de espiritualidad, porque aunque una y otra
sintonizan con la divinidad, el ejercicio ritual debe trascender al espacio de lo sensitivo, lo
cognitivo y lo volitivo para ser una realidad que permee la existencia, ahí se hablaría de
espiritualidad. Hay quienes consideran que religión y espiritualidad están en el mismo nivel de
comprensión; ante todo se debe tener la claridad que lo uno no necesariamente exige o
denota lo otro, pues se puede llegar a ser espiritual y no estar adscrito a religión alguna. De
hecho, hay muchos sujetos religiosos y poco espirituales.
La espiritualidad es, sin más, un asunto constitutivo de la persona, y piénsese como se
piense, vívase como se viva, el ser humano está avocado hacia una realidad trascendental
que lo supera en su razón y que impera en su interior. Cristianamente se habla de volver a la
casa, aquella que ha sido preparada por el mismo Dios (Jn. 14, 2), esa casa que es como el
origen originante de toda aspiración del alma, del espíritu. No hay por qué dudarlo “en nuestro
interior siempre hay algo que anhela regresar a casa, y Él es ese algo” (Williamson, 1992, p.
58).
La espiritualidad, la religión, el ser humano, son realidades fundantes de una única
experiencia: el camino de perfección hacia el que tiende la creación.
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