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INTRODUCCIÓN

Las numerosas singularidades de la industria bancaria traen como consecuencia el hecho


de que en la contabilización de sus operaciones se planteen problemas específicos que
merecen un análisis particularizado. Con solo observar los Estados Contables de una
empresa dedicada a la actividad bancaria puede advertirse que se trata de un negocio que
presenta ciertas peculiaridades con respecto al resto de las industrias. La composición de
su activo revela que el rubro más importante lo constituye su cartera de préstamos de la
cual depende, básicamente, el destino de la empresa. Los bancos que tienen problemas,
quiebran o son liquidados poseen una cartera crediticia de mala calidad.
No obstante, ello, la actividad bancaria no solo conlleva riesgos para quienes emprenden
sus negocios en ella, sino también para el público en general. Los fondos que el banco
presta, y con los cuales va conformando su cartera de crédito, tienen su origen en la
captación de depósitos que provienen del ahorro de terceros. Por lo tanto, si un banco
entrase en cesación de pagos, se vería afectada la sociedad en su conjunto. Es por ello,
que el Banco Central de la República Argentina (BCRA), órgano de contralor de la
industria, establece un marco regulatorio muy riguroso con el objetivo de proteger los
intereses del público en general.
Al establecer requisitos sobre capitales mínimos, clasificación de deudores y previsiones
mínimas por riesgo de incobrabilidad, fraccionamiento del riesgo crediticio y requisitos
mínimos de liquidez, se evidencia la singular preocupación por preservar ese activo de los
bancos. Estos requisitos, son llamados “Relaciones Técnicas”, y las entidades financieras
se encuentran obligadas a cumplir y reportar al órgano de contralor periódicamente para
su seguimiento.
En lo que respecta a la contabilidad en sí misma, el BCRA impone un sistema muy
específico, en el que se utiliza un plan de cuentas particular (con su respectivo manual de
cuentas), el cual no puede ser modificado ni adaptado, sino que es de aplicación
obligatoria en la forma en que este órgano establece. Asimismo, dicta sus propias normas
en cuanto a criterios de valuación y métodos de registración de las operaciones. Es por
ello, y debido al objetivo proteccionista y conservador que persigue, que podrían no
necesariamente coincidir estos criterios con los establecidos por las Normas Contables
Profesionales (NCP). Como consecuencia de ello, los Estados Contables de estas entidades
deberían presentar notas explicativas o salvedades en sus Informes de Auditoría Externa
por discrepancias con las NCP

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