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«STICKMAN»: DE LA BRUJA DE BLAIR A CARL JUNG

Según Carl Jung, un símbolo es la representación abstracta, simplificada,


de algo que originalmente es mucho más complejo. El significante, es decir,
aquello que el símbolo representa, debe ser conocido dentro de la sociedad
donde se aplica. La brujería [como el arte prehistórico] prefiere la abstracción
para centrarse en la esencia. Lo que importa no es la forma, sino su núcleo
espiritual.
El twana, también conocido como stickman, es un símbolo recurrente en
la película El proyecto de la Bruja de Blair. Se trata de esas misteriosas
figuras hechas con ramitas compuestas de cinco puntas con un triángulo
central apuntando hacia abajo, que se asemejan a un hombre con los brazos y
las piernas extendidos, vagamente similares al Hombre de Vitruvio de
Leonardo da Vinci.
La premisa de la película gira en torno a tres estudiantes de cine que
desaparecen en el bosque mientras son acechados por una entidad invisible.
Las figuras hechas con ramitas son algo así como los tótems de la Bruja de
Blair, símbolos que actúan como una especie de frontera, de umbral. Cada
vez que los estudiantes ven estas extrañas figuras colgadas alrededor de sus
tiendas, a Bruja se manifiesta.

Repasemos brevemente el argumento de la película antes de analizar sus


símbolos.
Heather, Mike y Josh se proponen realizar un documental sobre la
legendaria Bruja de Blair. Viajan a Maryland y entrevistan a los lugareños,
quienes hablan de un tal Rustin Parr, un sujeto extraño que vivía solo en el
bosque y secuestró a siete niños en la década de 1940. Supuestamente los
asesinó en su sótano, en tandas de dos: mientras uno era asesinato, el otro era
obligado a pararse mirando un rincón.
Los estudiantes exploran el bosque y se encuentran con dos pescadores,
uno de los cuales les advierte que el bosque está maldito. Les habla de un
niño llamado Robin Weaver, que desapareció en 1888. Cuando regresó, tres
días después, habló de «una anciana cuyos pies nunca tocaban el suelo».
Los estudiantes caminan hasta un sitio en el bosque donde cinco hombres
fueron asesinados ritualmente en el siglo XIX. Acampan y, al día siguiente,
encuentran un antiguo cementerio con siete pequeños montículos de piedras,
uno de los cuales Josh derriba accidentalmente. Esa noche, escuchan el
sonido de ramas rompiéndose en el bosque.
Al día siguiente tratan de regresar al automóvil, pero no pueden
encontrarlo antes del anochecer y deciden acampar. Vuelven a escuchar el
chasquido de ramas. Por la mañana, descubren que se han construido tres
pequeños túmulos junto a su tienda. Heather advierte que su mapa ha
desaparecido. Mike revela que lo arrojó a un arroyo en un arrebato de
frustración. Están perdidos, pero resuelven dirigirse hacia el sur utilizando la
brújula de Mike. En el camino descubren estas misteriosas figuras hechas con
ramitas, los stickmen, colgando de los árboles.
Esa noche vuelven a oír sonidos inquietantes, incluso de niños riéndose
[ver: Escuchar fantasmas de niños que ríen y lloran en la casa]. Después de
que una fuerza desconocida sacude la tienda en la oscuridad, se esconden en
el bosque hasta el amanecer. Al regresar al campamento descubren que sus
pertenencias han sido saqueadas y que el equipo de Josh está cubierto de una
especide de baba. Se encuentran con un río idéntico al que cruzaron antes y
se dan cuenta de que han estado caminando en círculos.
Josh desaparece a la mañana siguiente. Heather y Mike intentan
encontrarlo, pero en vano. Esa noche escuchan los gritos agónicos de Josh,
pero no pueden encontrarlo. Creen que, en realidad, esos gritos son una
invención de la Bruja de Blair para sacarlos de su campamento y poder
atacarlos en el bosque.
Al día siguiente, Heather descubre un manojo de ramitas atadas con un
pedazo de tela de la camisa de Josh. Al abrir el paquete, también encuentra
un trozo de su camisa empapada en sangre que contiene dientes, cabello, un
dedo y lo que podría ser un pedazo de lengua. Decide no decirle nada a Mike.
Esa noche se graba disculpándose con las familias de Mike y Josh,
asumiendo la responsabilidad de su situación. Vuelven a escuchar los gritos
agonizantes de Josh y los siguen a una casa en ruinas que contiene símbolos
demoníacos y huellas de manos ensangrentadas de niños en las paredes.
Tratando de localizar a Josh, van al sótano, donde una fuerza invisible asalta
a Mike y hace que suelte su cámara. Heather entra al sótano y su cámara
capta a Mike parado en un rincón. Heather lo llama, pero él no reacciona. La
fuerza invisible [que en este punto puede o no ser paranormal] ataca a
Heather, lo que hace que suelte la cámara y la película termina.

Los stickmen son fetiches, efigies, juju, y están presentes en la mayoría, si


no en todas, las culturas chamánicas.
Estas simples figuras humanoides hechas con ramitas resultan
particularmente inquietantes, en parte por su capacidad de mezclarse con el
entorno boscoso. Parecen hechas por el hombre y naturales al mismo tiempo.
Pueden integrarse en la naturaleza, marcando el espacio, pero también pasar
desapercibidas como una de las tantas marañas de ramas que uno puede
encontrar en un paseo por el bosque. Otro elemento interesante, y quizás otra
característica aterradora, es que los stickman parecen constituir un mensaje
específico en una lengua arcana [ver: Lovecraft y las lenguas prehumanas]
Existen algunas relaciones directas, y otras tangenciales, entre los twanas
u Hombres de Palo [stickmen] de la Bruja de Blair con diversas prácticas
populares, como los muñecos vudú e incluso con los espantapájaros. De
hecho, estos últimos suelen fabricarse en la misma posición que los stickmen,
es decir, con los brazos extendidos.
En la Wicca y el neopaganismo en general, los signos, símbolos y sigilos
juegan un papel importante, de hecho, son casi imposibles de evitar si estás
involucrado en algún tipo de ritual o práctica mágica. Muchos símbolos son
conocidos universalmente, otros están limitados a una tradición en particular.
Al usarlos, lo único imprescindible es saber qué significan, qué representan,
de lo contrario pueden tener un efecto contrario a las intenciones del
practicante. En otras palabras, usar un pentagrama de protección o de
destierro cuando estás tratando de abrir una puerta, incluso si no conoces su
significado, es algo peligroso. También hay que decir que muchas prácticas
neopaganas, sobre todo la Wicca, proponen que el practicante diseñe y
fabrique sus propios símbolos, cuyo significado debe ser accesible al menos a
nivel subconsciente.
Todo símbolo, como el stickman, son tanto representaciones más o menos
abstractas como acciones. Hay símbolos que se dibujan sobre papel, que se
organizan en piedra, madera o metal, e incluso que se trazan en el aire; y
todos ellos requieren acciones.
Para el psicólogo suizo Carl Jung, la Bruja en sí misma es un símbolo del
anima. En su último libro, El hombre y sus símbolos, Jung afirma:

«El anima se representa como una bruja o una sacerdotisa,


mujeres vinculadas con las fuerzas de la oscuridad y el
mundo de los espíritus (...) el anima puede aparecer en
sueños como mujeres que guían al soñador hacia los
poderes del más allá».

En un sueño, o en una pesadilla colectiva, como la que experimentan


Heather, Mike y Josh en El proyecto de la Bruja de Blair, la Bruja nos guía
hacia los reinos de lo desconocido. El anima es el polo femenino de la psique,
y la Bruja es una representación, un símbolo, del costado aterrador de la
feminidad.
Como en la película, la Bruja suele ser representada en la marginalidad,
viviendo en las afueras de las comunidades, sola en el bosque, así como el
anima vive aislada del animus, el polo masculino de la psique. Esta es una
representación del miedo a la fuerza y sabiduría femenina. Uno sencillamente
no quiere perturbar a la Bruja en su marginalidad [en el bosque o en la
psique] porque entrar en sus dominios podría obligarnos a descubrir y
enfrentar cuestiones con las que no queremos lidiar. Carl Jung escribe lo
siguiente sobre la relación al anima y la Bruja:

«El anima se presenta como una bruja, y en general


muestra una independencia que no parece del todo
adecuada en un contenido psíquico. En ocasiones
provoca estados de fascinación que rivalizan con los
mejores hechizos, o desata en nosotros terrores que no
serán superados por ninguna manifestación demoníaca.
Es una criatura traviesa que se cruza en nuestro camino
en numerosas transformaciones y disfraces, jugándonos
toda clase de trucos, provocándonos delirios felices e
infelices, depresiones y éxtasis, arrebatos de afecto,
etc... La bruja no ha dejado de mezclar sus viles
brebajes de amor y muerte; su veneno mágico ha sido
refinado en intriga y autoengaño, invisible, aunque no
menos peligrosa por eso.»

Sigmund Freud propuso que el Ego constituye el centro del campo de la


conciencia, pero el individuo consta de otras regiones de las que no somos
conscientes. Nuestra identidad se basa en el Ego; sin embargo, hay
extensiones desconocidas, densos bosques psicológicos escondidos que, de
vez en cuando, salen a la luz conciencia, no literalmente, sino
simbólicamente. Incluso la persona individualizada, es decir, aquella que está
en contacto con su Sombra, mantendrá una cierta cantidad de material
inconsciente desconocido, y la única forma en que uno puede inferir esos
contenidos es a través de sus invasiones a la conciencia, expresadas en forma
de fantasías y sueños.
Todo esto es relevante al examinar la figura de la Bruja. Al igual que con
el inconsciente, no se puede decir nada preciso sobre ella, solo que rodea la
conciencia, la realidad, e incide sobre ella. En la película, nunca vemos a la
Bruja de Blair como tal. Está ahí, en algún lugar periférico del bosque, así
como nuestros impulsos reprimidos, la Sombra, está en algún lugar periférico
del Ego.
Es cierto, en El proyecto de la Bruja de Blair se menciona cierta
información sobre una mujer llamada Elly Kedward, pero todo lo que
sabemos es que fue acusada de brujería, más precisamente de extraer sangre
de varios niños. Después fue desterrada de la aldea y se presume que murió
durante el invierno. Otro rumor la vincula con un árbol en el bosque donde
fue apedreada hasta la muerte por un grupo de aldeanos. Después de eso,
todo lo que sabemos es que la mitad de los niños del pueblo desaparecieron.
Volviendo a los twanas, los stickman, estos parecen delimitar el territorio
de la Bruja de Blair. Allí, esta entidad es capaz de arrastrar a un hombre
adulto fuera de su tienda en medio de la noche e incluso reorganizar el diseño
del bosque y los senderos para que la gente no pueda salir. Por alguna razón,
le gusta atormentar a sus víctimas durante algunas noches antes de matarlas,
tal vez ganando fuerza o simplemente alimentándose de miedo. En cualquier
caso, la Bruja de Blair impone una realidad primordial a las frágiles
convicciones de la cultura. Una simple figura de madera, vagamente humana,
es suficiente para activar en nosotros ese terror primordial.
Cuando la Bruja se encuentra en el terreno de la conciencia, de la
civilización construida por el Yo, es fácilmente derrotada, desterrada o
ejecutada. La Bruja que vive aislada o reprimida en el bosque primero fue
una víctima. Sin embargo, cuando el Yo se introduce en sus dominios, la
balanza de poder se inclina. La Bruja lo controla todo, incluso puede
reorganizar el espacio físico a voluntad. Mientras la Bruja de Blair controla la
historia general, flotando sin ser vista en el fondo, Heather controla
visiblemente la trama secundaria: narra, entrevista, pone palabras en la boca
de Mary Brown, bebe mientras da órdenes a sus dos «espíritus familiares»
[Mike y Josh] y, lo más importante, controla lo que nosotros, el público,
vemos o no vemos.
Otro punto interesante en la película es la ausencia de tensión sexual entre
los protagonistas. Es cierto, se quedan juntos bebiendo en un hotel, pero no
hay sexo, no hay cuerpos desnudos. Es una decisión acertada, porque de ese
modo los tres siguen siendo como niños, no adultos, que se aventuran en el
bosque.
Cuando llegan a su primer destino, un sitio conocido como Coffin Rock,
Heather lee con autoridad un texto que describe el descubrimiento de los
cuerpos mutilados de cinco hombres. Al parecer, fueron decapitados, sus
intestinos fueron extirpados y se tallaron símbolos extraños en sus cuerpos.
En este punto, Heather parece estar leyendo un macabro cuento de hadas.
Al tercer día, Heather vacila. Ya no está segura de su orientación
geográfica, ni siquiera de la historia que está persiguiendo. Cuando se le
pregunta qué piensa de la Bruja de Blair y, por lo tanto, de todo su proyecto,
simplemente dice: «No lo sé». Heather está perdiendo control sobre la
narrativa, y Mike y Josh comienzan a dudar cada vez más de su capacidad
como líder.
El grupo eventualmente encuentra su segundo objetivo: el cementerio
local, que se compone de siete pequeños montículos de piedras. Heather nos
recuerda que había piedras similares alrededor de la casa de la bruja Mary
Brown. Infieren lógicamente que deben ser las tumbas de los siete niños
desaparecidos.
Después de una noche de escuchar ruidos aterradores en el bosque, el
equipo se despierta con una tensión cada vez mayor. Uno de los varones se
pregunta si los lugareños no estarán tratando de asustarlos. Finalmente, los
varones se amotinan y exigen que Heather les entregue el mapa. Tampoco
logran orientarse, porque despiertan a la mañana siguiente y descubren tres
montículos de piedras fuera de la tienda. El grupo empieza a entrar en pánico
y, mientras se preparan para huir, Heather descubre que ha perdido el mapa
[en realidad, Mike luego confiesa haberlo arrojado al río]. Su liderazgo se
desintegra.
Entonces llegamos a un claro en el bosque repleto de stickmen, que Josh
llama pertinentemente «cosas de vudú». Evidentemente se trata de símbolos
mágicos, pero en el contexto de la película los stickmen colgados de las
ramas de los árboles, balanceándose en el viento, le recuerdan al público el
horroroso cuadro de masculinidad torturada [y acaso castrada] que se
representó en Coffin Rock.
Heather parece más susceptible a estas figuras hechas con ramitas. Está
paralizada, es incapaz de apartar los ojos del stickman; de hecho, tiene que
ser forzada por sus compañeros a seguir adelante. En esta noche los sonidos
nocturnos se vuelven todavía más perturbadores. Parece haber cierta
conmoción en el campamento, se oyen bebés llorando y algo golpea el techo
de la tienda. El grupo sale corriendo, presa del pánico. Al amanecer regresan
y encuentran que sus pertenencias están dispersas por el campamento. Josh
en particular ha sido el objetivo. Se queja de que sus cosas tienen slime [limo,
baba] por todas partes. ¿Este su castigo por burlarse de Heather?
El sexto día, después de caminar durante 15 horas y llegar al punto donde
habían partido, Heather pierde el control, pasando de la negación a las
lágrimas y la histeria. Josh insiste en torturarla, imitando a Heather como
directora y repitiendo una y otra vez: «No hay nadie aquí para ayudarte,
¡ESA es tu motivación!» Es un comentario interesante porque nunca sabemos
qué motiva a la Bruja de Blair, tampoco quién es, por qué es tan cruel y de
dónde viene su apetito por los niños.
Al séptimo día, Josh desaparece. Esto lleva a Heather y Mike a un estado
de pánico casi incontrolable. Después de algunos arrebatos, en un momento
más racional, deciden ir hacia el este, siguiendo la lógica de los cuentos de
hadas [la Bruja del Oeste siempre es la mala]. Esa noche despiertan
escuchando algo que suena como Josh gritando de dolor. No duermen.
A la mañana siguiente, Heather encuentra un manojo de ramitas. En el
interior, descubre un jirón ensangrentado de la camisa de Josh que contiene
lo que parecen ser dientes. En este punto, Freud se habría levantado de su
asiento en el cine y habría señalado que los dientes caídos o arrancados son
un símbolo clásico de castración. Después de este espeluznante
descubrimiento odontológico, Mike filma a Heather y podemos verla
lavándose la sangre de las manos como Lady MacBeth. Ella no le cuenta a
Mike sobre el paquete ensangrentado, aunque hay un registro fílmico de este
secreto.
Heather, ya como una víctima más, se graba a sí misma en primer plano.
La vemos desmoronarse con la boca abierta en un rictus de terror, con
lágrimas y mocos cayendo por su rostro, hablándole significativamente a las
madres de los integrantes del grupo. Heather se disculpa, dice que todo es
culpa suya: «fue mi proyecto», dice. En este punto nos vemos obligados a
hacernos dos preguntas: ¿por qué Heather está invocando a las «madres»? Y,
si este es su «proyecto», como afirma repetidamente, ¿no significa que
Heather, no Mary Brown o Elly Kedward, es la verdadera Bruja de Blair?
Después de este espectáculo, Heather y Mike, buscando a Josh, se acercan
a una casa decrépita y posiblemente embrujada [ver: Psicología de las Casas
Embrujadas]. Heather sigue a Mike por la casa, guiado por lo que parecen ser
gritos de Josh. Suben las escaleras, pasan por un lugar pintado con diminutas
huellas de manos, pero no encuentran nada y, finalmente, en una de las
peores decisiones que podrían tomar, descienden al sótano.
El ritmo de la edición se acelera, moviéndose frenéticamente entre el
video en color de Mike y el blanco y negro de Heather. Empezamos a
escuchar a Heather gritando horriblemente, pero su voz está en la distancia.
La cámara a color cae. Nos quedamos mirando a través de la cámara en
blanco y negro, que antes hacía las veces de ojos de Heather. Sin embargo,
ella ya no tiene el control de la lente porque la escuchamos gritar en el fondo,
lejos de la ubicación de la cámara. Al público se le permite vislumbrar a
Mike parado en un rincón; se oye el sonido de golpes violentos y la cámara
en blanco y negro cae, zumba, se vuelve borrosa y luego hay oscuridad.
No estamos seguros de qué ocurrió, pero dado nuestro conocimiento
previo de la historia de los niños parados en los rincones, asumimos que los
protagonistas están muertos.
El proyecto de la Bruja de Blair es una película problemática, no por
presentar a un líder que es mujer, a un Monstruo que también es mujer, y
muchas víctimas que, en su mayoría, son varones; sino porque nos deja con
más preguntas que respuestas. De hecho, ni siquiera podemos estar seguros
de que haya una Bruja, habida cuenta de la historia de Rustin Parr, quien fue
ejecutado por secuestrar y mantener como rehenes a varios niños locales en
su infame casa en el bosque, donde colocó sus cuerpos en los rincones de la
habitación y los mató ritualmente. Parr, en el lore de la historia, asegura que
fue atormentado por el fantasma de una anciana, pero, ¿realmente podemos
tomar en serio la palabra de un asesino serial?
A primera vista, las figuras hechas con ramitas, los twanas o stickman,
parecen ser advertencias. Están esparcidas por el campamento como un
presagio: regresen ahora. Pero, ¿por qué la Bruja de Blair, si es que realmente
hay una, advertiría a sus potenciales víctimas de su presencia? Aparte de su
extraña presencia, las figuras no tienen una historia de fondo. No sabemos
por qué la Bruja de Blair las hace o qué significan exactamente. En un
momento, Heather rompe una figura, una decisión que bien puede haber
desencadenado todo el drama posterior.

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