Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1
•
I
DEP AN
el cuenco de plata
10
11
12
futuro. De modo que "figura" puede tener varios sentidos entre los
que debemos escoger o que deberemos conciliar, porque lo mismo ocu-
rre con lo que entendemos por "figuras del puro amor". La "figura"
puede ser el papel desempeñado por un personaje histórico, mítico o
literario, una máscara (otro de los sentidos de figura) que por así decir
viste o recubre, esconde y deja entrever, a través de su realización o su
ficción, la "pureza" de un amor; puede ser también una "pre-figura-
ción" de lo que funda esa pureza del amor, como en el ámbito de la fe
Moisés prefigura a Jesucristo. En sus dos sentidos, la figura ofrece en la
realización pasada, histórica o mítica, lo que se procura decir en el
presente, o bien anuncia la verdad del presente. Pero la figura sólo
puede ser ambigua y discutible: no es más que un relato y unas pala-
bras, una de las imágenes y de las frases enigmáticas que aparecen en
los sueños o en las visiones y cuyo mensaje oculto sólo se revela en la
interpretación, depende de esa interpretación; es el •futuro lo que le da
sentido al pasado, o crea ese sentido. Sólo una forma, una imagen que
es una máscara se impone con el filo de su equivocidad y de su indeter-
minación; los mensajes son múltiples, siempre deben crearse, y única-
mente la experiencia de quien "descubre" la figura, por lo tanto el hic
et nunc del intérprete, permite privilegiar un mensaje entre aquellos
que podrían elaborarse a partir de la figura. De manera que en el trans-
curso del tiempo hay un continuo movimiento de separación de men-
sajes, de resurgimientos y de rechazos. Incesantemente se niegan o se
superponen significaciones de la figura. Así, con el correr de los siglos,
se realiza todo un trabajo sobre las figuras que ofrecen los documentos
de la tradición, e incluso lo que se sitúa como imposible o ilegítimo
dentro del legado de esos documentos puede y debe ser objeto de la
interpretación; el mismo gesto de aislar un texto determinado, una
figura determinada señala su importancia.
Vemos las consecuencias que trae, en una investigación sobre la
configuración del amor puro, el hecho de partir de un número deter-
minado de figuras históricas, míticas, literarias o plásticas, de imáge-
nes y de textos. Si tomamos como objeto de nuestro trabajo un deter-
minado número de esas fictiles figurae, esas figuras de arcilla que
descubrimos y elaboramos, y que han desempeñado para generacio-
nes, y que desempeñan todavía para el historiador, el papel de ficcio-
nes que permiten pensar lo impensable, el papel de artificios que per-
13
14
15
16
17
18
19
20
Un amor puro
21
23
24
11. Véase Oeuvrts, t. I, p. 658-659. Con una distinción análoga Fénclon interpreta
la delectatio agustiniana, cf. Hcnri de Lubac, Augustinisme et théologie
moderne, París, Aubier, 1965, p. 94. Cf. más adelante, p. 93-94 y 96.
12. Véase más adelante p . 293-294 y 400.
13. Oeuvres, t. 1, p. 657-659. Sobre la devotio antigua y sus exempla (Codrus,
Quintus Curtius~ Decius Mus, etc.) mencionados muchas veces en los debates
del puro amor, véase nuestra ponencia .. Dévotion et dévotions a l'époque
modeme", en La Circulation des dévotions, Siecles, nº 12, Clermont-Ferrand,
2000, p. 139-150.
14. Oeuvres, t . I, p. 664.
25
26
27
28
RETORNO A PLAtóN
ideas de virtud, que provienen de la pura razón, y que son una impresión
divina"), 497, etc. En la Exp/ication des ma.ximes des saints, Advertencia,
Oeuvres, t . l, p. 1007, Fénelon redujo las expresiones de los místicos a "ideas
claras, precisas". Cf. además, sobre las "ideas" según Fénelon, nuestra nota
sobre el Pro;et de communauté selon mes idées, siempre con reservas en
cuanto a la autenticidad de ese texto, Oeuvres, t. I, p. 1527.
31. Oeuvres, t . I, p. 669, subrayado en el texto; Fénelon retoma el término del
Banquete, 180b: theioteron.
32. Oeuvres, t . 1, p. 670-671.
33. !bid., p. 671 .
29
30
afecto que se impone por el amoi; por el eros37 • La relación con el padre
y la madre ya sólo se sostiene "por un nombre,,, un vínculo que no les
impide ser como extraños (179c)38 • Sólo el eros funda entonces el gesto
de lo que Fedro llama en el Banquete, siguiendo a Eurípides, la ''muer-
te-por,,. Pero Platón le atribuye el regreso a la tierra del alma de Alcestis
a la admiración de los dioses39, mientras que en Eurípides era Hércules,
ante el reto de servir a su huésped, quien cumplía el papel de deus ex
machina engañando a la muerte.
El segundo testimonio es el de Orfeo40, como testimonio negati-
vo. Según una versión de la leyenda diferente a la que conocemos por
Virgilio y Ovidio, Orfeo habría regresado del Hades sin haber logra-
do su fm, sin resultado (atelé, sin el te/os), pues los dioses sólo le
habrían mostrado el fantasma, la apariencia, una visión, phasma, un
espectro41 de la mujer, y no la mujer en sí misma, en persona (autén).
Según Fedro, la molicie del citarista Orfeo le impidió tener la audacia
(tolmán) de morir como Alcestis a causa de su amor (eneka tou erotos},
y eso lo llevó a "maquinar42 " el plan de entrar vivo en el Hades,
apenas imitando la muerte. Así le sobrevino justamente (diken) la
mue.rte por unas mujeres, las bacantes que lo desgarran (179b). En el
discurso de Fedro por lo tanto el segundo testimonio constituye, a
contrario, la condena de un amor que rechaza el morir-por evitando
la muerte.
37. "Te phília dia ton erota". La philia (Banquete, 179c, 182c, 185a) es un
término general que se aplica también a las relaciones con los padres; en
Eurípides, Admeto lo emplea con respecto a Alcestis, v. 279: "sen gar philian
sebomestha" ("porque veneramos tu afecto").
38. Extraños: allotrious. Ficino traduce: extraneos. Agathón mostrará luego que
el amor nos vacía de lo allotriotes, del hecho de ser extraños, y nos llena de lo
oikeiotes, del he.c ho de ser parientes, 179d; también en esta caso el amor
desempeña el papel diferenciador.
39. Agasthentes: sobre el alcance de agosthai traducido por Ficino como delectari,
véase m.ís abajo la nota 47. Racine traduce: "encantados".
40. Fedro no lo llama martyria, no hay un "martirio" de Orfeo.
41 . Según algunos manuscritos: phantasma. Ficino traduce: phantasma. Racíne
traduce: "el fantasma".
42. Maquinar: diamechanasthai; Ficino: "machina.menta quoedom". En el caso
de Alcestis eran dioses y no hombres quienes habían forjado la maquinación
que hacía fracasar a la muerte.
31
'
43. Traducción de Ficino: "nec pro illo mori solum, sed tt perempto illo interfid"',
"no solamente morir por él, sino ser matado tras la aniquilación de Patroclo'"
(ser matado, en voz pasiva, interfici), casi dejarse matar, arrojarse a la muerte
que le ha sido dada. Racine traduce de manera ambigua: "no solamente
morir por su amigo, sino también morir con el cuerpo de su amigo,..
44. Cf. Píndaro, Olímpicas, 11, n -88, es Thetis quien lleva a su hijo mueno, esas islas.
32
33
34
la buena acción (eu poiein), no una respuesta que haría suponer una
simetría y un movimiento inverso. Más bien se da la impensable trans-
formación del neutro ta paidika en un masculino eromenos, de un
objeto de amor en un amado que, para retomar una metáfora muy
usada pero descriptiva, se enciende, siente agape por el amante, y se
vuelve de alguna manera amante. Pero este movimiento es diferente
del "acto" inicial, no hay una espera interesada, es por anticipado lo
que podemos llamar, como los místicos del siglo XVII, un acto pasi-
vo y un deseo desinteresado53 • Volvamos entonces a la mitología:
Patroclo está en el lugar ya sin lugar de la muerte, Aquiles no puede
sustituirlo, puesto que una muerte ya se produjo, no puede esperar
nada de él, ningún "bien", sólo puede seguirlo (epi-). Allí se encuen-
tra el triple milagro del thauma, del agasthai y del beneficio (eu poiein)
divinos, en una desaparición de la posibilidad misma de recompensa.
Comprendemos entonces la naturaleza de esa respuesta falsa o enga-
ñosa que es la transformación del amado en amante: acometido por
el deseo del amante, el amado no le da a este último el "objeto"
desconocido que buscaba en el amado, no le muestra más que un
cambio de posición, una nada que deja totalmente sin interés almo-
vimiento de "respuesta,, y que no satisface al amante sino sustrayén-
dole el objeto fasciname, que a su vez se convierte de amado en aman-
te. Sólo los dioses, embargados por el milagro, conceden beneficios
sobrenaturales, y quizá vanos.
El acto de Alcestis, cuya destrucción acarrea un bien (la supervi-
vencia de Admeto) como "re-compensa", es otra figura del desinterés
(de ningún modo culpable, pues los dioses la honran), pero debido a
que toma el bien en el momento en que se priva de él para darlo,
resulta inferior al total desinterés de Aquiles. La decisión de Aquiles,
la inversión que de amado lo transforma en amante, no es la elección
de una muerte que sobreviene al término (te/os), sino de otra muerte,
sustraída a la Moira, a un destino, cuya dimensión necesariamente
horrible excede y traspasa todo lo que podemos designar como "bien".
En consecuencia, Aquiles abandona la condición de los objetos
de amor, de los paidika, y se convierte en lo más divino (theioteron,
53. "Los deseos des interesados", Fénelon, Explication des maximes des saints,
art. VI, Verdadero, en Oeuvres, t. I, p. 1026; "un deseo desinteresado", art.
IX, Verdadero, p. 1033; etc.
35
36
ethos sea chreston. Esta noción capital está pues en relación con lo
que Aristóteles llamará ética (ta ethika)56 , lo que se refiere al ethos en
la medida en que dicho ethos se dirige hacia un fin (te/os), una meta
•
buscada, no adquirida. Pero el fin claro y definido que Pausanias
considera a lo largo de todo su discurso es una adquisición, una po-
sesión, sin la cual el amor no sería más que un gasto va.no. Una pos-
tura ambigua que representa una subinterpretación del carácter "ho-
nesto" (chrestos) que se plantea como criterio del bien, si es cierto que
lo "honesto" es antitético a toda "posesión" 57, pero tiene en cuenta
una "utilización". Al hablar de "útil", nos deslizamos hacia el senti-
do del latín usus58; un deslizamiento ya perceptible en las declaracio-
nes de Pausanias, pero que será determinante para la reflexión ulte-
rior sobre el amor en San Agustín e incluso en los debates de la que-
rella del puro amor donde, como veremos, la antítesis fruí/ uti servirá
para discriminar el amor desinteresado y el amor interesado.
Fénelon no dice una palabra sobre el discurso de Pausanias y el
deslizamiento que éste revela, salvaguardando la unidad de una doc-
trina "platónica" y echando un velo sobre la distancia que hay entre
los diferentes participantes del Banquete.
En los textos de Fénelon y durante la querella del amor puro no se
mencionarán los discursos de Erixímaco, Aristófanes y Agathón, así
como tampoco la intervención de Alcibíades. Fénelon cita en cambio
algunas declaraciones de Diótima relatadas por Sócrates. La respues-
ta de Sócrates a Agathón ponía en relación el amor con el deseo
(200a y ss.)59, por ende con la falta (200a, 200d, 200e)60, llegando a
la conclusión de que el amor, al desear lo que le falta, no puede ser
37
bello ni bueno (201b-c). Luego el mito del nacimiento del amor con-
tado por Diótima planteaba que Eros es hijo de Poros y Penía, lo
cual explica su naturaleza ambigua que de manera oxirnorónica aso-
cia la pobreza y los recursos61 • Por lo tanto, no se caracteriza por la
carencia brutal que no apunta a ninguna invención, ningún saber,
ninguna adquisición, ni por la posesión o la riqueza, sino por la pa-
radójica asociación de la falta y el deseo (203d-204a); el deseo pro-
viene de que no puede estar desprovisto de la carencia (204a), de que
no remedia la carencia de la cual surgió por medio de la posesión o la
idea de la posesión. El error consistente en adornar al amor con todos
los bienes y todas las bellezas proviene de suponer que el amor es lo
amado y no lo "amante" (to eromenon y no to eron, 204c). Falta
saber para qué sirve (tina chreian, 204c) el amor62: no su "utilidad",
excepto por un deslizamiento análogo al que advertirnos en el paso
del chresthai al uti, sino para qué se "recurre" a él63• El amor procura
la adquisición (ktesis, 205a) y con ello la "felicidad'' (ser eudaimon,
205a). El fin buscado por el amor es entonces la felicidad y pareciera
que con esta afirmación el problema se inclinara en el sentido de una
satisfacción de la carencia abierta por el amor. El amor es engendra-
miento en la belleza (206b) y es lo que torna divino (theion) el acto
de unión del hombre y la mujer (to pragma), lo que introduce lo
inmortal dentro de lo mortal (206c)64; por lo tanto, el amor no tiene
lo bello como finalidad, sino la procreación y el engendramiento, es
decir, la inmortalidad.
La tesis de Diótima es así la contestación exacta a la de Fedro;
para este último, no hay verdadera inmortalidad, sólo existe el asom-
bro de los dioses deslumbrados ante la transfiguración del amado en
amante con la pérdida de todo bien y la muerte sin esperanza, segui-
dos de la mítica estancia en las islas de los Bienaventurados, mientras
que para Diótima la inmortalidad está inscripta en el acto divino del
amor cuya meta es obtener siempre el bien para uno mismo. Todos
38
os
Hemos leído el opúsculo de Fénelon Sobre el puro amor; incita-
dos por ese opúsculo, releímos algunas páginas del Banquete de Platón.
Ahora es preciso preguntamos cómo leyó Fénelon ese texto funda-
dor, lo que extrajo de él y lo que modificó, las distancias y los
deslizamientos entre el texto antiguo y el texto feneloniano sobre el
puro amor. El primer deslizamiento consiste en presentar todo el tex-
to de Platón como expresión de "la doctrina de Sócrates65 ", aun cuan-
do determinado pasaje del Banquete se menciona como discurso de
Fedro o como intervención de Diótima relatada por Sócrates. Los
juegos de perspectiva, la distancia entre Sócrates y sus interlocutores,
entre Sócrates y Platón, son borrados por Fénelon en provecho de
una "doctrina", punto de llegada de una lectura teológica y filosófi-
39
40
41
76. "Theioteron gar eraste5 paidikonn, citado por Fénelon, Oeuvres, t. I, p. 667.
77. Ibid., traducción inevitablemente inexacta de "dia to orthos paiderastein",
..gracias a una recta concepción del amor a los jóvenes" (trad. Robín). Racine
traduce: "amor a las personas bellas" y mantiene en toda su traducción el
equívoco entre el amor a las mujeres y a los muchachos.
42
43
83. Sobre la divinización según los Padres de la Edad Media y eo·el siglo XVII, cf.
Dictionnaire de spiritualité, t. DI, col. 1376-1459.
84. Ficino lo desarrolla: "quem amor non inflammet, et ad virtutem divi11um
reddat".
11
85. Empneusai, Ficino: "a deo[ ... } inspiratum Racine: "inspiraban".
;
86. Fénelon opone sin embargo en el articulo XXXV Falso de la Explication des
maximes des saints la "transformación" de los santos a una "deificación del
alma real y por naturaleza", Oeuvres, t. 1, p. 1082. Cf. Henri Gouhier,
Fénelon philosophe, París, Vrin, 1977, p. 88-89.
87. Racine modifica la frase evitando la traducción etimológica de entheon:
"transportado por el amor fuera de sí mismo".
88. Ficino: "ut viro fortissimo perevadat". Racíne: "quién no obró entonces como
el más valiente".
44
89. "[ ...] para hacer que su esposo viviera", Oeuvres, r. l, p. 667.
90. O. F., r. II, p. 495.
91. Cf. Oeuvres, t. 1, p. 667, 671.
92. A pesar de la traducción muy inexacta de Louis Méridier del verso 288 en la
colección Budé [en la edición de Juan Antonio López Fércz, Madrid, Cátedra,
se lee: "Muero por ti, cuando a mi alcance estaba no morir"). Racinc escribe
que Aquiles ha "sacrificado su vida "' por Patroclo, Oeuvres completes, op.
cit., t. ll, p. 886.
45
46
47
el acto de Alcestis fue reconocido como bello no sólo por los hom-
bres, sino también por los dioses (179c), y los dioses estaban presen-
tes en cada paso de la argumentación. Aunque para Fénelon, de acuer-
do a sus presupuestos teológicos sobre la inexistencia y la inconsis.:. •
105. Tres clases de muerte: morir-por (yper [.../ apothanein), seguir en la muerte
(epapothanein), ir al encuentro de la muerte (proapothanein [... / yper /.../),
Banquete, 208d.
106. Oeuvres, t . I, p. 671.
107. Ibid., Cf. Troisieme lettre a M. l'Archevéque de París, en O. F., t. 11, p. 495:
"No ser más" .
48
del don. Si es cierto, como escribe Blanchot, que "no habría don sino
de lo que no se tiene 108 ", la postura de Fénelon aparecería como sus-
pendida íntegramente sobre una "pérdida" ambigua, un olvido am-
biguo, la acción de abismarse. En cierto sentido, como también escri-
be Blanchot109, esa pérdida es igualmente una "facilidad", porque
puede significar que hay un yo por destruir o algo para dar: "Dar no
es dar algo, ni siquiera darse~ porque entonces dar sería guardar y
salvaguardar, si lo que se da tiene la característica de que nadie nos lo
puede quitar, podemos recuperarlo y retirarlo, colmo del egoísmo,
astucia de la posesión 110." A menos que la pureza buscada por el don,
como debemos señalar a propósito de Fénelon, no haga tambalear al
destinatario mismo del don.
El espanto, el estremecimiento, el trastorno, el asombro que acom-
pañan dicha pérdida 111 atestiguan el horror de lo que no puede ser
más que una muerte, que al mismo tiempo (¿como toda muerte?)
puede ser voluntaria y seguir siendo expresión de la "coerción112",
muertes "históricas" de Pythias y Damon, y muerte de Sócrates,
muertes donde se apuesta la posibilidad misma de un puro amor. No
obstante, por razones a las cuales ciertamente no es ajena la teología,
Fénelon no puede escribir esa muerte sino como "muerte-por'': muerte
de uno de los amigos "por el otro113", muerte de Sócrates que es
"abnegación114 " y que es una muerte "por la idea de orden y de jus-
ticia". La muerte de los paganos es una muerte que consiste en "darse
a una idea abstracta y confusa del orden, la justicia y la virtud",
como la muerte de los cristianos consiste en "darse también al dios
infinitamente perfecto que conocen" 115• Se instaura entonces un doble
108. "Allí donde no hay nada salvo la atracción y la presión del otro fuera del
mundo: don del desastre, de aquello que no podríamos pedir ni dar", Mauricc
Blanchot, L'écriture du désastre, op. cit., p. 83-84.
109. Ibid., p. 84.
110. !bid., p. 83.
111. Fénclon, Oeuvres, t . 1, p. 669.
112. Maurice Blanchot, L'Ecriture d11 désastre, op. cit., p. 83.
113. Oeuvres, t. 1, p. 668.
114. lbid.: "quien se acusa a sí mismo y se consagra [dévoue) a la muerte".
Entiéndase la "consagración" [dévouement, que se puede traducir también
por "devoción", cosa que no era posible con el verbo del que deriva) en el
sentido de la devotio antigua.
115. !bid.
49
so
•
51
52
53
138. Cf. entre otros la Troisieme lettre a M. l'Archeveque de Pari.s, en O . F., t. II, p.
494-495.
139. Cf. Michel de Certeau, La fable mystique, París, Gallimard, 1982, p. 216 y ss.
• • En español en el original (T.).
54
55
1. Éxodo XXXII, 10; en latín: "Dimitte me, ut irascatur furor meus contraeos.
et deleam eos; faciamque te in gentem magnam. "
2. Éxodo XXXII, 30; en latín: "eum deprecari pro scelere vestro".
3. txodo XXXJI, 32, según el hebreo, L'Ancien Testament, trad. Edouard
Dhorme, París, GaUimard, col. "BibL de la Pléiadc", 1956, t. l, p. 271; texto
hebreo: "Veathat im-tissa hattatas veim-aijin tehani na missiphereka acher
kataveta . ., Según el griego, traduciríamos: "y si tú ahora les dispensas su
pecado, dispénsalo; si no bórrame de ru libro que has escrito" (kai nun ei men
apheis autois ten amartiam auton, aphes; ei de me, exaleipson me ek tes
biblou sou es egrapsas), mientras que la vulgata latina dice: '"Aut dimitte ei.s
hanc noxiam, aut si non facis, dele me de libro tuo quem scripsisti...
4. Éxodo XXXll, 33.
5. Éxodo XXXII, 34-35.
6. Romanos VIII, 38-39: amor, agape. cbaritas.
7. Romanos IX, 1: "Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da
testimonio en el Espíritu Santo." [Citamos la traducción española de Casiodoro
de Reina y Cipriano de Valera]
8. Romanos IX, 2: ,..oti /upe moi esti mega/e, kai adialeptos odune te kardia
mou "; "quoniam tris titia niihi magna est, et continuus dolor cordi meo ...
56
9. Romanos IX, 3: "Euchomm gar autos ego anathema einai apo tou Khristou
yper ton adelphon mou, ton syggenon mo11 kata sarka", HOptabam enim ego
ipse anathema esse a Christo pro fratribus meis, qui sunt cognatí mei secundum
carnem ... Sobre el anatema y su sentido exacto, véase el Dictionnaire de la
Bible, t. I, t• parte, col. 545-550, s. v. ..Anathcme", y Kittel, Theologiscbes
Worterbuch zum Neuen Testament, s. v. avatt81')µt.
10. Cf. Robert Martin-Achard, en R. Martin-Achard et al., La Figure de Moi'se,
Ginebra, Labor et Fides, 1978, p. 17 y ss.
11. Gálatas III, 19 y ss., cf. 20: "o medites".
12. Vida de Moisés, citado en La Figure de Moise, op. cit., p. 18.
13. Albert Gélin, en el volumen colectivo Moise. L'homme de l'alliance, París-
Toumai, Desclée & Cíe, 1955, p. 29. El midrash enseña que no es más que un
instrumento para una tarea en favor del pueblo, cf. R. Bloch, ibid., p. 119.
14. Gregario de Niza toma de Filón las categorías de ,nesos, mesites, mesiteuei,
cf. Jean Daniélou, ibid., p. 270.
15. Cf. R. Bloch, ibid., p. 128-130, y Esther Starobinski-Safran, en La Figure de
Moi"se, op. cit., p. 42.
16. Citado por E. Starobinski-Safran, ibid., p. 36; cf. también R. Bloch, en Moi"se.
L'homme de /'alliance, op. cit., p. 133.
57
58
24. Panégyriques de saint Paul, París, Cerf, col. "Sources chrétiennes", nº 300,
1982, p. 132-136, 150-156, 264,268,298; XVIª Homilía sobre la Epístola a
los Romanos, P. G., t . LX, col. 549-554; Iª Homilía De cruce et latrone, P. G.,
t. XLIX, col. 405-406; De compunctione ad Demetrium, lib. I, P. G., t.
XLVII, col. 405-406.
25. Panégyriques de saint Paul, op. cit., VI, 2, p. 264.
26. ..Aporreton kai paradoxon agapen": hay que evaluar cada uno de los términos;
aporreton significa tanto "prohibido" como "secreto"; el agape es la noción
paulina que se traduce como charitas.
27. Sobre esta noción de hipérbole en los límites del acto y del decir, cf. Aristóteles,
Retórica, I, 1361 b 21, 1367 b 1, 1372 b 20, 1374 a 21; Ill, 1408 b 2, 1413 a
22, 24, 30; Quintiliano, Institución oratoria, VIII, 6, 67 y ss; Pseudo-Longino,
De lo sublime, S XXXVIII, 3-6.
28. P. G., t . LX, col. 551 : "'proskairou".
59
29. lbid., col. 552: "tou kalon touton emplesai erota ...
30. Sobre la oposición eros I agape nos seguimos remitiendo al libro de Anders
Nygren citado más arriba, p. 13 (trad. fr., Eros et Agape. La notion chrétienne
de l'amour et ses transformations, París, Aubier, 1944 y 1952, 3 vol.). El
análisis de lo posible que constituye el trasfondo de toda la interpretación de
estos versículos, y sobre el cual volveremos, debe partir de una reflexión sobre
el •s; possibile est" de Mateo XXVI, 39, objeto de muchos comentarios en
toda la tradición.
31. "Securus". Quaestionum in Heptateuchum liber secundus. q. 147, P. L.• t.
XXXIV, col. 645; y Sermon 88, P. L., t. XXXVIJI, col. 552.
32. ~on 88, ibid. El tema de Moisés como .. madre" del pueblo se remonta a
Números XI, 12 y es tradicional.
33. De l'autorité de Cassien, inédito en el siglo XVII, publicado por Jeanne-Lydie
Goré en La Notion d'indifférence chez Fénelon et ses sources, París, PUF,
1956, p. 245-284.
34. Hay una diferencia entre la numeración de capítulos del siglo XVII y la de la
colección "Sources chrétiennes" (París, Cerf, 1955 y 1958). En este caso el
cap. XVIII de esta última colección (t. 11, p. 55-56) corresponde al cap. XVII
de las Conférences. trad. Nicolas Fontaine, París, 1665, t. 11, p. 369-372.
35. De l'autorité de Cassien, op. cit., p. 263.
36. juan VII, 18.
60
61
42. Cap. VI y VII, en la trad. de N . Fontaine, op. cit., p. 834-835; que corresponden
a las p. 145-147 del volumen de la colección "Sourccs chrétiennes".
43. Cf. más arriba, p. 40 y 50.
44. Cf. San Gregorio el Grande, Moralium X in cap. XI Job, P. L., t. LXXV, col. 924;
igualmente la interpretación de la palabra "libro" en Éxodo XXXII, 32 como el
libro de los vivos y no de los justos en Euthymius Zigabenus, en Comment. in Ps.
LXVIII, P. G., t. CXXVIII, col. 704, y In Ps. CXXXVIII, ibid., col. 1257.
45. Según San Juan Crisóstomo es lo que hace Oecumenius, P. G., t. CXVlll, col.
50, y también Santo Tomás, lla llae, q. XXVII, art. VIIl, ad Ium.
46. San Gregorio el Grande, Moralium XX in cap. XIX Job, P. L., t. LXXVI, col.
143•144; Hugues de Saint-Vicror, Adnot. Elucid. in Pentateuchon, P. L., t.
CLXXV, col. 73; Id., Quaest. 232 in Ep. ad Rom., P. L., t. CLXXV, col. 488-
489; y sobre todo San Bernardo quien, siguiendo a San Agustín, insiste en la
affectio de Moisés como maternal, In Cant. serm. XII, S 4, trad. Albert
Béguin, París, Seuil, 1953, p. 167•168. También es muy común, luego de San
Juan Crisóstomo, hablar de "hipérbole", cf. Oecumenius, Comm. in Ep. ad
Rom., P. G., t. CXVIII, col. 497.
62
ca, también se podía indicar que el anhelo era condicional y que por
lo tanto no expresaba una voluntad formal47 •
Pocos autores irán más allá de tales artificios convertidos en luga-
res comunes. No obstante, se exploraron caminos más fecundos.
Oecumenius, autor bizantino del siglo X, pasaba del análisis de la
hipérbole y el condicional al de lo posible y la hipótesis irreal y efec-
tuaba una inversión, sólo de modo retórico, que hacía de la separa-
ción el signo de la unión48 • Esto daba lugar a una reflexión ulterior
sobre la presencia de Dios49, por lo tanto sobre la predestinación50, y
llevaba a enfrentar eJ problema, aunque sin resolverlo, de una impo-
sible falla de la predestinación, por lo tanto del conocimiento divino,
si era cierto que un predestinado (Moisés, San Pablo) podía ser bo-
rrado del libro, ser anatema.
Hugues de Saint-Victor anuncia también los debates de la época
modema51 , elaborando una comparación ya no entre la salvación de
uno solo y la salvación de todos, sino entre la salvación como "pro-
pia" y la gloria de Dios: la consideración de la propiedad como deter-
minante anunciaba ya el siglo XVII.
No filosófica, sino mística era la solución esbozada por Rupert de
Deutz en el siglo XII. Su Comentario al Éxodo52 parece marcar un
hito; tras haber indicado los subterfugios tradicionales, se detenía en
la letra de los dos textos: si San Pablo "desea" ser anatema por sus
hermanos (sufrir pues lo que llamamos la muerte-por), Moisés "se
47. De donde surge el análisis del Euchomen de San Pablo: Juan Crisóstomo, P.
G., t. LX, col. 549; Oecumenius, Comm. in Ep. ad Rom., cap. XV, P. G., t.
CXVIII, col. 497-501; y la introducción de un "si fuera posible" (Cf. Mt
XXVI, 39): Oecumenius, loe. cit., col. 500. Santo Tomás incluso referirá
optabam a la época de la infidelidad de San Pablo y añadirá "si fierí posset n,
In Ep. ad Rom., cap. IX.
48. A través de la oposición entre el hic et nunc del hecho (el aoristo) de la
separación de Jesucristo y el todavía no del estar separado como estado (el
pretérito perfecto); así podía ubicar la hipótesis antes de la decisión que
plantea la elección por Jesucristo y anular la hipótesis mediante la realización,
histórica y no "noética" ("dia tou noematos"), de la unión con él, Comm. in
Ep. ad Ro,n., cap. XV, loe. cit., col. 497-501 .
49. Hugues de Saint-Vicror, Adnot. Elucid. in Peutateuchon, loe. cit., col. 73.
50. Santo Tomás, la, q. XXIV.
51. Quaest. 232 in Ep. ad Rom., loe. cit., col. 488.
52. Cap. XXIX y XXX, P. L., t . CLXVII, col. 729-73 1.
63
deja caer en la muerte junto con los otros53 ". Pero tales gestos "inefa-
bles" de Moisés y de San Pablo tienen una resonancia en Dios. El
Dios terrible lleva en sí la herida del corazón que la tradición analiza
en el pathos de Moisés y de San Pablo; por una inversión del movi-
miento del amor, que no deja de hacer pensar en la respuesta del
amado en el Banquete de Platón54, Dios se vuelve hacia Moisés y
hacia San Pablo; la dulzura inefable en el Otro es temible, única vía
de acceso, según Rupert de Deutt, al sentido del anatema y del voto
de muerte. Estamos en el mundo de la espiritualidad y de la mística,
donde luego Guillaume de Saint-Thlerry, en Sobre la naturaleza y la
dignidad del amor, definirá el amor como "sana locura", sana ins-
ania55 y como "embriaguez'', ebrietas56.
Faltaba hacer el balance de las copiosas interpretaciones de nues-
tros dos versículos. A fines de la Edad Media, varios autores son
testigos de esa labor de recapitulación. Nicolas de Lyre, que hizo co-
nocer la tradición judía en la cristiandad, elaboró una psicología de
Moisés, entre la pasión y la razón, y reflexionó sobre el estilo "hiper-
bólico57", anunciando a la vez a Dioniso el Cartujo del siglo XIV y a
los comentaristas del siglo XVI como Sixto de Siena y Lippomanus.
Dioniso el Cartujo será utilizado por Fénelon, que leerá su doctrina
en el sentido del amor desinteresado, en su Instrucción pastoral del
15 de septiembre de 1697. En la Enarratio sobre el capítulo XXXII
del Éxodo58, Dioniso el Cartujo también hacía un balance de los
intérpretes que lo precedían, pero se interesaba menos en el sentido
53. "Concedit se cum eis de libro viventium deleri", ibid., col. 731; lo que expresa
una "cesión .. de si mismo que no deja de evocar lo que será el acto pasivo
fénelooiano, y también la ausencia de todo intercambio.
54. Cf. más arriba, p. 34 y 35.
55. Deux traítés de l'amour de Dieu, ed. Marie-Madeleine Davy, París, Vrin,
1953, p. 78-79.
56. Ibid., p. 80-81.
57. "Modus loquendi hyperbolícus ", cf. Biblia sacra cum glosa ordinaria a Strabo
Fuldensí [... ] et Postilla Nic. Lirani, Anvers, 1634, t. l, col. 841-843. Se
encontrará una rigurosa crítica de la interpretación del lenguaje místico como
hiperbólico en la Introducción de Jean-Baptiste Porion a Hadewijch d'Anvers,
Ecrits ,nystiques des Béguines, París, Seuil, 1954, p. 22, n. 21 {reed. 1994, p.
29, n. 21].
58. Art. LXI[, Opera o,nnía, Montrcuil~1897, t. 11, p. 103-104. Véase también la
Enarratio sobre el cap. IX de la Epístola a los Romanos, art XIII, ibid., 1901,
t. XIII, p. 73-74.
64
59. Epístola a los Romanos, cap. IX, Oeuvres, Ginebra, Labor et Fides, 1983, t.
XI, p. 128.
60. Oeuvres, ibid., 1985, t . XII, p. 152.
61. /bid., p. 153.
65
66
67
68
No sucede lo mismo con San Francisco de Sales, que será una de las
grandes autoridades de Fénelon. Aparte de algunas alusiones en los
sermones, es en el Tratado del amor de Diosn donde menciona los
versículos que ahora nos ocupan. Cuando exclama: "¡Qué celo de San
Pablo por sus hermanos según la carne y por sus hijos según Dios, por
los cuales llegó a desear ser exterminado como un criminal con anate-
ma y excomunión! ¡Qué celo de Moisés hacia su pueblo por el cual, de
alguna manera, quiere ser suprimido del libro de la vida73!,, , no explicita
la naturaleza, temporal o eterna, de la pérdida solicitada. Pero en el
capítulo XVP4, basa el anatema paulino en el de Jesucristo "que fue
como convertido en anatema, abandonado y separado de su Padre
eterno75 ". Sin embargo, ser separado como un hombre separado de
Dios no significa ser separado "en efecto", ni ser privado de su gracia.
Francisco de Sales distingue entonces el amor y el celo planteando que
hay un más allá del amor. Por cierto, el amor es "fuerte como la muer-
te" que separa el alma del cuerpo, pero el celo es "un amor ardiente
mucho más fuerte aún porque se parece al infierno que separa el alma
de la vista de Nuestro Señor76 ". En la versión manuscrita de ese capítu-
lo llega todavía más lejos: Cristo fue convertido en pecado y maldito,
y en este sentido quería San Pablo ser anatema, no solamente pedía la
muerte, sino la ignominia del infierno. Por lo tanto, según Francisco de
Sales, hay una opción por el infierno que no es simplemente pecado, lo
que realiza una especie de fisura dentro del mis1no infierno,
desteologizando en cierto modo el infierno aunque manteniendo su
perpetuidad y su irremisibilidad. La consecuencia es que se efectúa de
nuevo una separación "práctica" o ''supuesta", pero real, entre el paraí-
so y Jesucristo o su gracia. Francisco de Sales pone así en labios de Moisés
y de San Pablo la famosa suposición imposible elaborada por los místi-
cos modernos, asociando el amor con el infierno y haciendo del infierno
69
70
71
72
73
74 •
75
106. .D om Calmet, Co,nmentaire littéral sur tous les livres de l'Ancien et du Nouveau
Testament, Pa rís, 1708, t . 11, p. 475•476.
107. .En Moi"se. L'honzme de l'alliance, op. cit., p. 46.
108. En La Figure de Mofse, op. cit., p. 21 •22.
·t 09. La Bible, Le Nouveau Testament, París, Ga llimard, co l. " Bibl. de la Pléiade" ,
197 1, p. 490.
110. Georges Gargam, L'An1011r et la Mort, París, Seuil, 1959, p. 289·290.
76
77
78
79
,.• A partir de aquí, traducimos los términos de la discusión etimológica, más allá
de los mínimos desplazamientos semánticos que habría entre ;ouir y "gozar.,,
entre ;ouissance y "goce", que el lector diligente sabrá subsanar con buenos
diccionarios (T.).
7. Este término aparece nueve veces en los dos artículos del Dictionnaire de
Furetiere.
8. Cf. Ernout y Meillet, op. cit., p. 757-758.
9. Así "patre usus [... / diti " ("teniendo un padre rico").
80
SAN AcusrfN
Si nos referimos a San Agustín 12 a propósito de la cuestión del
"goce", no es solamente para estudiar una "fuente" explícita de las
doctrinas de Bossuet y de Fénelon, sino también porque partiendo de
81
13. Los principales textos agustinianos en los cuales nos basaremos son por orden
cronológico: De beata vita (11, 10-11; lll, 21; IV, 28-35), De moribus catholicae
Ecclesiae (1, IlI, 4 y ss; 1, VIII, 13; l, XIX, 35), De diversis quaestionibus
LXXXIII (qu. XXX), De doctrina christiana (1, III, 3, 7; I, IV, 4, 8; I, V, 5, 10;
I, XXIl, 20, 39-40; 1, XXXI, 34, 73; I, XXXl1, 15, 75-76; I, XXXIII, 37, 79-
80), De Trinitate (Vl, X, 11; X, XI, 17), De Civitate Dei (VIII, 8; XI, 25). Es
muy valioso el cuerpo de notas a estos textos en la "Biblioteque augustinienne".
14. Sobre el sentido de res nos remitimos al texto de Heidegger sobre "La chose"
(Essais et conférences, trad. fr., París, Gallimard, 1958, p. 207-209) en el cual
se inspirará mucho Lacan (ver más adelante el capítulo que se le dedica) pero
que deberá ser discutido.
82
miento como ante un rayo 15 • San Agustín expresa este aspecto cuan-
do en el De moribus catholicae Ecclesiae (1, 3, 4) escribe que aquello
que llamamos frui es "praesto habere quod diligis", "tener presente
lo que se quiere": un "tener", habere, que no es del orden de la pose-
sión o de la adquisición, sino del tener a disposición 16• "La cosa se
quiere y se la tiene 17."
Esta presencia de la cosa que desemboca en un "acto de gozar",
un fructus (no un "fruto'' o adquisición, sino un acto de frui), tiene
consecuencias metafísicas y teológicas. En la cuestión XXX del De
diversis quaestionibus LXXXIII, Dios como creador es al mismo tiem-
po la referencia suprema del goce (fruí Deo) y lo que sostiene y justi-
fica el acto de la razón, ratio, en tela de juicio en aquella operación,
Dios es el término porque es el origen.
En De doctrina christiana, San Agustín fundamenta su reflexión
sobre el goce en el misterio trinitario. La Trinidad es el objeto final de
todo goce porque el goce esencial, intratrinitario, es fuente del goce
que el hombre tiene de la cosa; la Trinidad, "cosa suprema", "causa"
de todas las cosas, al referir la "cosa" a su "causa", hace vacilar la
cosa llevándola al extremo de su causa, donde queda abolida efec-
tuándose en una causa que es también no-causa 18 • Además, frui, "go-
zar", se inserta en el orden de las cosas, ordinatio, que San Agustín
llama virtus, "virtud", en la cuestión XXX, y que en De doctrina
christiana (1, XXXV, 39) se presenta como la plenitud de la Ley y de
las Escrituras.
Como inserción en la cosa y en su orden, frui es "tener" a Dios, en
el sentido en que se entra en participación con él (pensemos en la
methexis platónica), en que se tiene la beatitud que es también des-
canso, quies, requies, una noción que adquirirá una importancia ca-
pital en los debates del siglo XVII.
La fruición, fruitio, que conduce al descanso, requies, por inser-
ción en el orden de las cosas, se opone a la falta. El goce se opone a la
83
falta que puede pensarse como su origen. Ya el De beata 'Vita (IV; 27;
28; 30) oponía la carencia, egestas, a la plenitud, plenitudo, como el
no-ser se opone al ser. De modo que la beatitud, el goce de la cosa,
sería la falta de carencia, casi diríamos "falta de falta" si el latín no
distinguiera en este caso egere de carere. Según De beata vita (IV, 23 ),
el beatus es aquel que no carece, que está desprovisto de falta: qui
non eget, qui egestate caret. El descanso, requies, según escribe San
Agustín en De Genesi ad litteram (IV, 16-27), es "no carecer", non
indigere, entrar en su orden, en su sitio 19, sin connotación afectiva.
En todo caso, al cabo de esta primera indagación, no es imposible
hablar de pasividad frente a la cosa.
Véamoslo del lado del sujeto, de aquel que goza, fruitur. Desde ese
punto de vista, según De doctrina christiana (1, IV, 4 ), gozar es "inherir
por amor a una cosa por sí misma"• (amore alicui rei inhaerere propter
seipsam). Ya no es la inmediatez de una presencia deslumbra.ore de la
cosa, sino un movimiento del sujeto para alcanzarla y fijarse en ella,
"in-herir" a ella, inhaerere, por ende un acto que puede pensarse
corno la primera elaboración de lo que en el siglo XVII los místicos
llamarán acto pasivo. La "inhesión" del sujeto a la cosa convierte a
la presencia de la cosa en algo construido; en. efecto, entonces inter-
viene una modalidad que se torna esencial, la actitud del sujeto que
convierte a la cosa en su fin y se adhiere a ella por sí misma: se trata de
un acto de la razón20, un juicio. Sea cual fuere la omnipresencia de la
cosa, es el sujeto quien la ubica en una posición singular.
En el De Trinitate (X, XI, 17), dicho acto es designado con la
expresión ,cassumere aliquid in facultatem voluntatis", "disponer de
algo a merced de la voluntad", es decir, según el texto del De doctri-
na christiana, ponerlo en el lugar de algo "por sí mismo". El acto de
contemplación y de goce es complejo: allí se asocian el pensamiento
(cogitatio) y la voluntad (voluntas). Pero es posible y necesario decir
que el goce no es inmediato ni evidente. Pone en juego una decisión
donde el sujeto, aunque captado por la cosa, capta la cosa, se dirige
19. Cf. De Trinitate, VI, X, 11: "locis suis acquiescant"; X, Xl, 17: "eorum fine
delectata conquiescat ".
•• Al igual que el autor, usamos el latinismo "inherir" cuyo sentido más general
sería " unirse" (T. ).
20. En la Epístola 140, San Agustín escribe un ''usus rationis ".
84
21. Es lo que luego subrayará Duns Scoro remitiendo de hecho todo uti al frui.
2.2. Cf. De Civitate Dei, XI, 25: "unde temporalibus magis utendum est, quam
fruendum, ut fruí mereamur aeternis" (.. hay que utilizar las cosas temporales
más que gozar de ellas, para que merezcamos gozar de las cosas eternas").
23. Cf. De diversis quaestionibus LXXXIII, qu. XXX, seg·ún la c ual sólo el
anima l " dotado de razón", "rationi particeps ", puede " utilizar" , uti, porque
sólo él puede "saber ", scire.
24. Judicat, en la cuestión XXX.
25. Debe relacionarse con la postura estoica según la cual la moralidad está
constituida no por el objeto, sino por la elección de una manera de actua r, cf.
Ragnar H olte, Béatitude et sagesse. Saint Augusti,i et le problenie de la fin de
l'homme dan.s la philosophie ancienne, París-Worcester, Études augustiniennes,
1962, p. 4 1,201.
85
26. De Trinitate, X, Xl, 17: " Uti cuni gaudio, non adhuc spei. sed jam rei. .,
27. lbid., VI, X, 11 : "usus non est sine perfruitione".
28. Cf. De doctrina christiana, 1, XX:Xl, 34: "Si fruitur [.•.] eget bono."
29. El /ructus es "utilitas quaedam {ruentium ", escribe San Agustín en De Genesi
ad litteram, 111, 18, 27.
30. Cf. De diversis quaestionibus LXXXIII, q. XXXI, 2-3: la utilitas deriva de la
honestas de la cosa.
86
87
•
Material protegido por derechos de autor
El amor puro, de Platón a Lacan
32. De Trinitate, XV, XXVII, 50: "Non hoc est cogitatione conspicere quod
appetere, ve/ etiam perfrui voluntate " (" Ver por el pensamiento no es lo
mismo que desear o incluso gozar por la voluntad" ).
33. Cf. J. Le Brun, La Spiritualité de Bossuet, París, Klincksieck, 1972, p. 339-351.
88
34. El peregrino querúbico, I, 111 , cf. Angelus Sile sius, Cherubinis cher
Wandersmann, Kritische Ausgabe hrsg. von Louise Gnadinger, Stucrgart,
Reclam, 1984, p. 43.
35. Id., IV, 163, ibid., p. 177.
89
jANSENIUS
90
91
92
44. De Civitate Dei, XXII, 22: "velut pondere suo proclivis et prona". Véase
también el muy conocido pasaje de las Confesiones (XIII, IX, 10): " Pondus
meum a,nor meus", donde se evoca el "lugar que no es un lugar" , lugar del
goce y del descanso, la recompensa y el peso:" ¿Por qué entonces la Escritura
no habla más que de vuestro Espíritu ? ¿Por qué no ha hablado al respecto
sino como de un lugar en d onde estaba, que no es un lugar (quasi locus, ubi
esset, qui non est locu.s)? Él solo también es presentado como 'el don de Dios',
el don en que gozamos del descanso, en que gozamos de nosotros mismos:
nuestro descanso es nuestro ' lugar' (requies nostra locus noster)."
45. N. L., II, VII.
46. lbid., col. 317. La metáfora agustiniana es tomada en este caso de la Ciudad
de Dios, XXIl, 22: un peso que arrastra hacia abajo.
47. G. C., V, lX, col. 523.
48. N. L., JI, XXV, col. 423.
49. lbid.• col. 426.
50. lbid.• col. 426-427.
93
94
• En el reino del deseo, no puede haber amor sin afecto, sin deseo,
sin la meta de un goce interpretado como posesión60• Así el primer
afecto, necesariamente unido al afecto primordial61 que es el amor, su
hijo primogenitus, es el deseo o la concupiscencia, "desiderium seu
concupiscentia". El amor y el deseo se vuelven así casi sinónimos'2, y
ese vínculo necesario no depende de la naturaleza de la cosa amada ni
de la actitud del sujeto (conciencia o no, reflexión o no, etc.). Pero si
el amor es amor a una cosa por sí misma, que es la definición necesa-
ria del amor (de lo contrario, se ama algo para otra cosa amada por
sí misma), la cosa creada no puede, bajo pena de pecado, ser objeto
del amor.
Es lo que Jansenius plantea con radicalidad: sólo puede haber dos
modos de amor. O bien la esperanza, spes, de obtener la cosa, obte-
nerla para sí, por codicia, o bien la caridad. Todas las soluciones
intermedias son descartadas: "fruí in63 ", amar moderaeefA a las cria-
95
96
97
98
99
97. !bid., col. 527, cita de Romanos IX, 3, en donde Jansenius reconoce "impulsos
extá tic os", extaticos in1petus.
100
101
102
111. Príncipes communs..., op. cit., p. 93, cita del De doctrina christiana, l, XXVII,
28, 59.
112. Por ejemplo, optimus asimilado a "feliz", ibid., cita del De doctrina christiana,
1, XXII, 20-21, 40-42.
113. El tiempo del más allá es relacionado con este mundo mediante las palabras
"al mismo tiempo" , ibid.
114. Las consecuencias se interpretan como equivalencias, que es una de las formas
de razonamiento más constantes en Bossuct.
103
104
105
106
107
108
10. Las de O thon de Vaenius y de Hermano Hugo que junto a sus poemas
conformarán su libro L'Ame a111ante de son Dieu.
11. B. N., m.s. n. a. fr. 5250, f° 185 rº .
12. !bid. La relación que plantea aquí Mme. Guyon entre sus dones y la ciencia
de Lacombe puede aclarar sus relaciones con Fénelon.
13. lbid., fº 185vº.
14. Cf. Georges Mongrédien, Recueil des textes et des documents du XVI/e siecle
relatifs a Corneille, París, Editions du CNRS, 1972, p. 267; Béatrice Didier,
en Fontenelle. Actes du col/oque tenu a Rouen [...] 1987, París, PUF, 1989, p.
235 y ss.
15. B.N., ms. n. a. fr. 5250, f" 185vº-186r": Acis et Galatée, Iris, Bellérophon [de
Thomas Corneílle, Fontenelle y Lully, 1679, cf. Alain Niderst, Fontenelle ala
recherche de lui•meme, 1657-1702, París, Nizer, 1972, p. 94-101], Astrée [de
La Fontainc y Colassc, cf. La Fontaine, Oeuvres diverses, ed . C larac, París,
Ga llimard, 1958, p. 421 y ss.].
16. B. N., ms. n. a. fr. 5250, f" 186rº-v".
17. /bid., fº 186vº-1 87rº.
109
18. Ibid.• F 187rº. Peau d'Ane es de Perrault (1694, reed. 1695); Grisllidis se
añade a Peau d'Ane en 1694 (y 1695): la versión que prefiere Mme. Guyon es
sin duda el texto de la Biblioteca Azul o, menos probablemente, La Patience
de Gríselidís surgida de Boccaccio y Petrarca y publicada también en 1610,
un texto efectivamente arcaico. Véase más adelante p. 144.
19. Cf. J.·B. Bossuet, Correspondance, ed. Ch. Urbain y E. Levesquc, París,
Hachctte, 1914, t. VIII, p. 461463, 477,478; Fénelon, Correspondance, t. IV,
p. 106 y ss.; ibid., t. V, p. 125 y ss.
20. Vie écr-ite par elle•méme, op. cit., cap. ll.
21. Mémoires du curé de Versailles, Franfois Hébert, ·1686-1704, publicadas por
Georges Girard, París, Les tditions de Francc, 1927, p. 279-280.
110
22. Sobre Boccaccio, véase el artículo que le dedica el Díaionnaire de Bayle; ver
también el siempre útil aunque un tanto anticuado Hcnri Hauvctte, Boccace.
Étude biographique et littéraire, París, Armand Collin, 1914, y Vittore Branca~
Origini e fortuna europea della Griselidis. Boccaccio medievale, Florencia, 1956.
23. Seguiremos el texto italiano en Boccaccio, Decameron, ed. Vittore Branca, Milán,
Mondadori, col. "Oscarclassici", nº 146, 1997, t. I, p. 892-904; cf. la traducción
francesa, antigua pero útil, de Francisque Reynard, París, G. Charpentier, 1879,
t. II, p. 470-483, y la dejean Bourciez, París, Bordas, col. "Classiques Gamier",
1988, p. 702-712. [Citamos una de las muchas ediciones disponibles en español,
Boccaccio, El Decamerón, trad. de León Ignacio, Barcelona, Ediciones 29, 1970,
y varias reimpresiones.) Se dan las referencias a las páginas del texto italiano
(citado como Decameron). En cada caso seguimos la ortografía t.al como aparece
en las fuentes: Grisel~ Griseldis, Grisélidis, etc.
24. Decameron, p. 893.
111
112
113
114
115
116
PETRARcA
117
118
119
120
LA GRISÉIIDIS DE PffiRAULT
Mientras la Biblioteca Azul propagaba la antigua versión de la
historia de Grisélidis, la Grisé/idis de Perrault79 se publicaba cuatro
veces entre 1691 y 1695, y ambas apuntaban al mismo público, como
lo demuestra el ejemplo de Mme. Guyon.
Perrault elimina la dureza del relato primitivo e instaura un "clima
dichoso" y mundano que morigera toda violencia80; introduce además
dos preocupaciones, una política, otra explicativa. Si el Príncipe,
descripto como un joven Luis XIV, se niega a casarse, esto sólo podía
deberse al efecto de la "melancolía", esa enfermedad moderna y tradi-
cional que proporcionaba una interpretación "científica" para lo inex-
plicable. Allí donde Boccaccio hablaba del deseo de forzar "el secreto
de las madres", el Príncipe de Perrault sólo ve "en el fondo de su cora-
zón" el engaño, la hipocresía de las mujeres, de allí el "odio profundo"
que les tiene. Pero cuando ve a la Pastora, es herido por el dardo del
amor de la manera más tradicional. Una agradable poesía bucólica
ocupa buena parte del poema, totalmente ajena al tema primitivo. La
transformación del Príncipe requiere una explicación para Perrault: el
debilitamiento del amor, explicación física, la melancolía de nuevo,
78. Sobre la importancia de esas mujeres célebres para Mme. Guyoo, ver nuestra
contribución, "Machr und Wissen der Frau nach dem Werk von Jeannc
Guyon ", en Gesch/echter Perspektiven. Forschungen zur FriJhen Net1zeit,
Heide Wunder y Gisrla Engel ed., Konigstein/faunus, Ulrike Helmer Verlag,
1998, p. 156-176.
79. Sobre Perraulr la bibliografía es considerable. Véanse las ediciones de Contes
y sus introducciones, por Gilbert Rouger, París, Garnier, col. "Classiques
Garnier", 1967; por Jeao-Píerre Colliner, París, Gallin1ard, col. "Folio", 1981;
por Roger Zuber, París, lmprimerie nationale, 1987.
80. Col. "Folio", p. 57-58.
121
INTERPRETAOONF.S
Le¡os de lo novelezco
Es evidente que el tema de Grisélidis no representa solamente la
historia de una mujer casada tiranizada por su esposo donde algunos
pretendieron ver un reflejo del derecho matrimonial primitivo84; pero
establecer una tradición que se remonte hasta una leyenda oriental o
un mito solar es también una empresa aventurada que ayuda poco
para la interpretación del motivo preciso de Grisélidis. Más vale tra-
tar de reubicarlo dentro de la historia de los debates sobre el amor
que atraviesan Occidente en la Edad Media y en la época moderna.
Puede resultar esclarecedora una comparación entre el amor noveles-
co, ilustrado por Chrétien de Troyes, particularmente en Erec y Enide85,
81. lbid., p. 80.
82. !bid., p. 87.
83. !bid., p. 93.
84. Refutado por E. Golenistcheff-Kourouzoff, L'Histoire de Grise/dis..., op. cit., p. 23.
85. Les Romans de Cbrétien de Troyes, t. I, Erec et Enide, publicado por Mario
Roques, París, Champion, 1990. Cf. Hcnri Rcy-Flaud, La Névrose courtoise,
París, Navarin, 1983, p. 37-76.
122
123
86. Otto Rank, "Der Sinn der Griselda-Fabcl", en !mago, 1912, t. 1, p. 34-48.
87. Sobre el " motivo" del incesto, véase la tesis de Rank publicada el mismo año,
Das Inz.est-Motiv in Dichtung und Sage, Viena y Leip:zig, F. Deuticke, 1912,
2º ed. 1926 (repr., Darmsradt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1973).
88. Véase la cita de la Griselda de Gerhard Hauptmann puesta como epígrafe
por Rank: "Waru1n hab ich dir das alfes getan? Ich weiss es nicht" ("¿ Porqué
te hice todo esto? No lo sé").
124
como "un buen cambio", tal vez significa que el sentido original de
la leyenda es la escenificación de un incesto que sólo es evitado en el
último momento, por la intervención de un deus ex machina. El
segundo matrimonio con la primera mujer sería pues una creación
secundaria que esconde el sentido primero al mismo tiempo que lo
revela. La invención además, debida a Perrault, del amante de la hija
de Gualtieri, y la simultaneidad que señala entre el amor de la hija
hacia el joven y el repudio de la esposa de Gualtieri, son característi-
cos en su inverosimilitud, y en cierto modo desdoblan entre la madre
y la hija el motivo de las pruebas. Asimismo, otras versiones del rela-
to le permiten a Rank advertir los celos del padre de Griselda con
respecto al marido de su hija y suponer que la actitud hostil del ma-
rido no es más que una imagen de la del padre, lo que refuerza parti-
cularmente la tesis de la puesta en escena del incesto y de su repetición
apenas evitada de generación en generación. La interpretación es muy
convincente y su misma prudencia la refuerza. Convendrá tenerla en
cuenta en nuestra reflexión sobre las relaciones entre el motivo de
Grisélidis y la mística moderna.
125
126
frente al deseo del padre, del hombre, del esposo. Dicha "pasiveidad"
parece procurarle una quietud dada por una separación de los acon-
tecimientos y una sumisión al presente, pero no es ausencia de volun-
tad. Es un Fíat que constituye un acto, una voluntad replegada den-
tro de sí. La doctrina féneloniana de la voluntad como "involuntad"
aclarará el vínculo entre padecer, "pasiveidad" y voluntad. Se entien-
de que Mme. Guyon haya podido encontrar muchas cosas en su lec-
tura del relato popular.
Pero es verdad que la historia de Grisélidis pudo despertar singu-
lares ecos en Fénelon. Varios relatos pedagógicos redactados por el
preceptor del duque de Borgoña ponían en escena a princesas injusta-
mente perseguidas, como Florise a quien "aquel que tanto la había
amado [...] trataba tan indignamente91 " y que estaba dispuesta a
recibir la muerte, como Clariphile que "al expirar'' le dice al rey que
la trataba injustamente: "Aunque muera por vuestra mano, muero
toda de vos92."
Tales relatos pedagógicos, en apariencia sin pretensiones teóricas y
dirigidos a la instrucción y al placer del alumno de Fénelon, recalcan
la relación entre la mujer, el amor y la muerte. El motivo de Grisélidis
efectuaba la misma vinculación en una tensión apenas disipada por
el desenlace, mientras que paradójicamente la historia de Clariphile,
destinada al nieto de Luis XIV, ofrece la fórmula más radical del
amor puro. A causa de que ella muere a manos de quien la ama y al
que ella ama, la mujer puede ser "toda" suya, y la muerte de la mujer
se convierte en el factor y el criterio últimos de la pureza del amor.
Dichos textos deben llevarnos ya a preguntarnos sobre esa rela-
ción de tres términos, la mujer, el amor, la muerte, cuya articulación
podrá mostrársenos como una de las características de la c.onfigura-
ción del amor puro. Que la mujer sea la figura de la muerte, que
conduzca a la muerte porque ella misma es muerte, es un tema popu-
lar que se basa en un versículo del Eclesiastés, citado muchas veces en
esa literatura: "Y he hallado más amarga que la muerte a la mujer
cuyo corazón es lazos y redes, y sus manos ligaduras93"; la paciencia,
127
94. Sobre estos temas, ver A. Farge, en Le Miroir des femmes , op. cit., p. 31-35,
73-74, etc.
95. Primera publicación en el tomo 2 de lmago en 1913, en el número siguiente a
aquel en donde Rank publicara su estudio sobre Griselda. Trad. fe. en
L'lnquietante Etrangeté et autre.s e.ssais, París, GalJimard, col. "Connaissance
de l'inconscient", 1985, p. 63-81. [Edic. en español, Buenos Aires, Amorrortu].
96. Lucas I, 38; citado por Michel de Certea~ La Fable mystíque, París, Gallimard,
1982, p. 57. Se puede relacionar a Griselidis con la Sale de la Histoire Lausiaque
presenrnda por M. de Cerreau, ibid., p. 49-70.
128
ÜNA FIGURA
3. Mme. Guyon, Discours chrétiens et spirituels sur divers sujets, Colonia, 1716,
t. 11, p. 313.
4. Joivillc., Histoire de saint Louis, texto original publicado por Natalis de Wailly,
París, "CJassiques Hachette", 1886, p. 186, cap. LXXXVII, S 445.
.. • El texto original está en francés antiguo (T.) .
130
Figura 1
131
132
15. Cf. Jcan Orcibal, ]ean D11vergier de Hauranne.• abbé de Saint-Cyran, et son
t.emps. Lovaina-Gembloux-París, Duculot-Vrin, 1947, r. O, p. 305 y ss., y
Bibliografía, París, Vrin, 1948, t. III, p. 152.
16. Cf. más arriba, 55 y 89, y J. Orcibal, ibíd., t. 11, p. 323, 332; Saint-Cyran,
Apologíe en réponse aux remarq,,es ... , 1634, p. 99, 101, 103.
17. Réf,,tation d'un examen..., 1634, p. 239, citado por J. Orcibal,Jean Duvergíer
de Hauranne... , op. cit., p. 332, n. 7.
133
134
135
Figura 2
¡
;
•
•
EL ORIGEN
Si bien el ejemplo transmitido por Joinville parece haber desapare-
cido del universo cultural de Occidente con la condena de Fénelon, se
remonta sin embargo muy atrás en el tiempo y nos invita a averiguar
su origen. Efectivamente, de manera distinta a la que suponía Camus,
la mujer del relato de Joinville es "histórica", pertenece a la "historia".
25. Id., carta del 13 de octubre de 1698, Correspondance, ed. Ch. Urbain y E.
Levesquc, París, Hachette, 1916, t. X, p. 230-231 .
136
26. Cf. Louis Massignon, La Passion de Halla¡, nueva ed., París, Gallimard, 1975, t.
I, p. 335; Id., E.ssai sur les origi.nes du lexíque technique de la mystique musulmane,
nueva ed., París, Vrin, 1954, p. 215 y ss. Cf. Maurice Barres, Une e-m¡uéte aux
pays de Levant, 1• ed., París, Pion, 1923, 2 vol.
27. Citamos el soneto siguiendo a L. Massignon, Essai sur les origines..., op. cit.,
p. 215-216.
28. Otra versión: "que yo no vea más la criatura".
29. L. Massignon, Essai sur les origines..., op. cit., p. 216.
30. "' Oh Dama del mundo futuro, ¿adónde vas y qué significa todo esto? - Voy
a incendiar el paraíso y a inundar el infierno, de modo que desaparezcan los
dos velos que obstruyen la vista de los pere_grinos, y que conozcan la meta, y
que los servidores de Dios puedan verlo a El, sin ningún objeto de esperanza
ni motivo de temor. ¿Qué pasaría si la esperanza del paraíso y el temor al
infierno no existieran? ¡Ay, nadie querría adorar al Señor y obedecerle!",
citado por Louis Gardet, Expériences mystiques en terres non chrétiennes,
París, Alsatia, 1953, p. 111 .
137
31. No es seguro que la mística cristiana sea nettsariamente, como escribe L Garde½
"psicológica" y que la "búsqueda del puro amor se sitúe, por así decir, en un
plano totalmente psicológico", Expériences mystü¡ues... , op. cit., p. 112-113.
32. Según la mística musulmana, Dios no puede ser objeto de beatitud, en ti "no
puede haber goce", escribe Hallaj. Cf. también de Hallij: "En su Esencia, el
amor es la Esencia de la esencia", L. Gardet, ibid., p. 113, ver además p. 106.
33. Acerca de lbn Arabi, ver Miguel Asin Palacios, L'Islam christianisé. Í.tude sur
le soufisme atravers les oeuvres d'Ibn Arabi de Murcie, París, Tredaniel, 1982,
p. 188-189, quien cita a propósito del amor puro y desinteresado a Clemente de
Alejandría, San Basilio y Cassiano. Véase también Michel Chodkiewicz, Un
océan sans rivage. Ibn Arabi, le livre et la /oí, Paris, Seuil, 1992, particula.rmenre
el capítulo 5, "Ceux qui sont perpétuellemente en priere" [" Los que
perpetuamente están rezando"), y p. 154-155, sobre Suso, Angelus Silcsius.
138
139
140
141
142
Una de las primeras y de las más bellas obras de Mme. Guyon, Los
torrentes, fue escrita en 1683-1684. En ella, dentro de la construcción
de un itinerario espiritual que a través de la vía activa llegaba a la vía
pasiva de la luz y a la vía pasiva en la fe, esta última a su vez con varios
grados, hasta el "estado resucitado y divinizado20 ", el amor puro y los
problemas que había comenzado a suscitar no estaban ausentes, aun-
que de manera indirecta, sin una tentativa de elaborar una teoáa que
diera cuenta de ello y que respondiera por los desafíos lanzados a los
teólogos mediante la misma noción de un "amor puro". Sin embargo,
algunos rasgos del puro amor, algunos de los actos por los cuales se
expresa, figuraban en Los torrentes. No solamente los temas, ya luga-
res comunes desde la Antigüedad pagana y cristiana, de la crueldad del
Amante y de los celos del amor2 1, sino también, en el último estadio, en
la "vida nueva y divina", un abandono que "no conserva nada, ni
muerte, ni vida, ni perfección, ni salvación, ni Paraíso, ni Infierno"22, el
alma "tan indiferente por estar toda una eternidad con los demonios
como con los ángeles23 ", y por último un "contento completo" del
alma si "fuera conducida al Infierno"; estamos cerca entonces de la
suposición imposible de los místicos y de la aceptación del infierno, e
incluso de la elección del infierno, pero Mme. Guyon esboza en algunas
palabras la razón del contento del alma, exponiendo las grandes líneas
de su antropología y su doctrina de la "transformación" y "deifica-
143
ción "24 : "no un contento ca11sado por la visión del arbittío de Dios, sino
un contento esencial a ca•isa de la beatitud del fondo transformado"".
El amor puro tampoco ocupa un sitio central en el Modo breve y
muy fácil de hacer oración de Mme. Guyon, publicado por primera
vez en 1685 en Grenoble. Se retoman allí temas tradicionales y la
expresión "amor puro" aparece en varias ocasiones26; se habla del
servidor que sirve sin tener en vista la recompensa y del amor al ama-
do por su "complacencia" y no por el "placer" que se obtiene amán-
dolo27. Además, la noción de "indiferencia", el hecho de "no querer
sino lo que Dios ha querido desde su eternidad, ser indiferente a to-
das las cosas, sean para el cuerpo, sean para el alma, los bienes tem-
porales y etemos28", incluye, aunque implícitamente, la indiferencia
ante las recompensas eternas: el "goce de Dios" nos "da nuestra bea-
titud", "por Dios mismo y no por sus dones que no podrían propor-
cionar la beatitud esencial"29• Pero tales consecuencias no son extraí-
das explícitamente, y no se ofrece ninguna tentativa de justificación
teórica, aun cuando la Regla de los asociados a la Infancia de Jesús en
1685 afirma, de manera bastante poco original y sin formular la
suposición imposible, que "aquellos que saben amar según su mérito
sufrirían antes todos los males del Infierno eterno que disgustarlo
voluntariamente en lo más mínimo30 ". ·
UN SISTEMA
La exigencia teórica y al mismo tiempo la imposibilidad de res-
ponder totalmente a dicha exigencia es en cierto modo una caracte-
144
31. Véase también Alcxandrc Piny, Lettres spirituelles, cd. por Daniel Vidal,
Grenoble, Jéromc Millon, 2000.
145
32. Malebranche, De la recherche de la vérité, libro D, 11, VII, SI, "los inventores
de nuevos sistemas", en Oeuvres comp/eus, cd. Gcncvieve Rodis-Lcwis, París,
Vrin, 1962, t. I, p. 304-306.
33. Id., libro VI, l, 111, ibid., 1963, t. Il, p. 258.
34. Id., libro VI, 11, V, ibid., p. 367.
35. Id., Aclaración XV, ibid., 1964, t . lil, p. 240.
36. Nicole, Traité d.e l'oraison. París, 1679, p. 391. 397.
146
147
148
Fénelon
149
EL CAMINO DE LA FILOSOF1A
De una manera que sólo es paradójica en apariencia, no fue a través
de la meditación sobre obras espirituales sino por el camino de la filo-
sofía que Fénelon fue llevado a elaborar algunos de los grandes princi-
pios que serán básicos para su concepción del puro amor. Ya en el
invierno de 1687-1688, un año antes de su encuentro con Mrne. Guyon,
Fénelon escribió la Refutación del sistema del P. Malebranche sobre la
natura~ y la gracia cuya importancia es capital en esa elaboración>4.
Allí plantea la tesis central de la absoluta libertad de Dios: Dios
"es libre para actuar o para no actuar exteriormente-55". Contra
Malebranche que sostenía que Dios sólo puede querer lo que es con-
forme al orden, Fénelon afirma la potencia sin límites de Dios, para
quien "todo lo que está por debajo de lo más perfecto es absoluta-
mente imposible-56 ". Esa libertad divina se define como "un decreto
libre de Dios57", una "elección libre" donde se manifiesta su "pla-
cer"58. La experiencia humana de la libertad lleva a Fénelon a deducir
54. Ver Oeuvres, t. Il, p. 327-505 y las notas p. 1488-1529; Henri Gouhier,
Fé,ze/on philosophe, París, Vrin, 1977, passim; y J. Le Brun, "La liberté de
Dieu de Descartes a Fénelon", en Liberté chrétienne et libre arbitre, Cahiers
oecuméniques, 24, Friburgo, 1994, p. 185-197. Véase también Olivier Boulnois,
ed., La Puissance et son ombre. De Pierre Lombarda Luther, París, Aubier,
1994.
55. Oeuvres, t. ll, p. 329.
56. lbid., p. 336.
57. lbid., p. 333.
58. lbid. "Placer" [plaisir] en el sentido voluntarista de "complacencia,. [bon
plaisir) y no en un sentido afectivo.
150
151
152
67. Malebranche, ibid.• 111, 11, 18 (op. cit., p. 122), citado imprecisamente por
Fénelon, Oeuvres, t. 11, p. 484.
68. Fénelon, ibid., cita aproximada de las Méditations chrétiennes, XIV, VIII de
Malebranche (op. cit., p. 338).
69. Fénelon, ibid., p. 487.
70. Ibid., p. 484-485.
153
71. J. Le Brun, l.A Spiritualité de Bossuet, op. cit., p. 339-351; y véase más arriba
el capítulo sobre uti y frui.
72. Fénclon, Oeuvres, t. 11, p. 485.
73. "Observad que todo aquello que amamos por concupiscencia no lo amamos
sino para nosotros mismos", ibid.• p. 487.
74. !bid.
75. lbid., p. 489.
76. lbid.
154
Fénelon
•
la Epístola a los Filipenses: "La dicha del Espíritu Santo es sin duda
un verdadero placer, pero un placer que sobrepasa todo sentimiento
hurnano77." En todo caso, dentro del placer se distinguen, por una
parte, "las puras delicias y los consuelos celestiales del Espíritu San-
to" y, por otra parte, "los movimientos ciegos de una concupiscencia
que refiere únicamente a sí misma y a su placer a todas las criaturas y
al mismo Dios" 78 • En torno a la "referencia" a uno mismo se realiza
la diferenciación entre "deleite grosero" y "placer puro" 79• La dificul-
tad para concebir esa diferencia "está en que nunca se cree tener pla-
cer sino cuando se siente por intermedio del cuerpo y que nunca nos
hemos habituado a considerar que el placer puro y perfecto debe ser
el placer voluntario, que consiste en ser dichoso con una felicidad
tranquila mediante la razón ligada al supremo bienªº". Así Fénelon
desvincula el placer de la sensibilidad, considera el placer puro como
insensible, de modo que el deleite interior (por oposición al deleite
indeliberado) es lo mismo que la "buena voluntad", el querer "per-
fectamente libre" 81 •
Por lo tanto, un implícito retomo a una antropología agustiniana
le permite a Fénelon salvar al mismo tiempo el deleite y el "placer
puro (del] casto amor" de Dios82, mediante una redistribución de las
fuerzas que se ejercen sobre el hombre para conducirlo al bien. Aun-
que ya en esa fecha Fénelon era consciente del problema que iba a
volverse central para él un año más tarde, tras el encuentro con Mme.
Guyon, y que resurgirá diez años después en la Explicación de las
máximas de los santos: la ausencia de consuelos para los justos. Ya en
1687-1688, la Refutación del sistema del P. Malebranche plantea
que esa privación va acompañada por un contento de la voluntad, y
n. Ibid., p. 487-488. Cita de Filipenses IV, 7: "Pax Dei, quae exuperat omnem
sensumn, interpretación más que traducción de sensus que traduce en la
Vulgata en este caso a •nous: e eirene tou theou e yperechousa panta
noun" = "que sobrepasa toda inteligencia"; por lo tanto, es un versículo
que en sentido literal no puede apoyar una concepción no sensible, no afectiva,
del placer de la gracia.
78. Fénelon, ibid., p. 488.
79. lbid., p. 489.
80. lbid.
81. Ibid.
82. Ibid.
155
•
83. Por una parte, el placer es tomado, según "los verdaderos principios de
filosofía", en el sentido de la voluntad y del amor (" Me place significa
precisamente lo mismo que Quiero", ibid.), y por otra parte, en un sentido
que se volverá excluyente a fines del siglo XVII y en el XVIII, de placer
sensible, "placer ciego, involuntario" (ibid.).
84. Jbid., p. 490.
156
157
158
159
160
96. Mme. Guyon, La Vie... écrite par elle meme, 11ª parte, cap. XVII, SS, Colonia,
1720, t. ll, p. 185: "luego de haber huido de todos, y de mí al igual que de los
demás, vino a entregarse a mí cuando ya no lo esperaba. [... ] el hermoso
pájaro, que no tenía parangón, no me resulta desconocido aunque todavía no
haya venido. Ya sea que se entregue totalmente a Dios antes o después de mi
muerte, estoy segura de que así será." Ya en man.o de 1689, le escribía a
Fénelon: "De vez en cuando siento que se renueva mi certidumbre, y que
usted es aquel que vi en sueños", M. Masson, Fénelon & Mme Guyon, op. cit.,
p.82. ·
97. En M. Masson, ibid., p. 8-9.
98. lbid., p. 6: "[ ...] de una manera tan pura, espiritual como real, porque no hay
nada imaginativo en mí, sino que en el fondo todo pasa en realidad".
161
99. En el comentario a la Biblia que ella escribió alrededor de cuatro años antes
del encuentro con Fénelon, a propósito de la Anunciación, en Lucas I, 35,
Mme. Guyon hablaba de "una encarnación místjca" que efectúa el Espíritu
que produce el Verbo en el alma, La Saint~ Bible avec d.e.s explications et
réflexions qui regardent la vie intérieure, nueva ed., París, 1790, t. XV, p.
150.
100. M. Masson, Fénelon & Mme Guyon, op. cit., p. 3.
101. lbid., p. 4: .. Me parece que mi alma está en relación con la suya entera, y las
palabras de David a Jonathas, que su alma estaba adherida a la de David, me
parecen apropiadas para esta unión" (cit. de I Reyes, XVIII, 1). Mme. Guyon
ya comentó en el mismo sentido ese versículo bíblico: "Sería difícil expresar el
vínculo que Dios establece entre las personas verdaderamente interiores. Es
algo como que ocupa lo más íntimo del alma y que torna a esas dos almas una
en Dios. [...} unas personas que nunca se habían visto antes, se hallan más
unidas en el primer acercamiento que con todos sus parientes[ ...)", La Sainte
Bible..., op. cit., t. IV, p. 195. Así las categorías con las cuales Mme. Guyon
viviría y pensaría su encuentro con Fénelon estaban instauradas mucho antes
de 1688.
102. M. Masson, Fénelon & Mme Guyon, op. cit., p. 4. La misma expresión en p.
8: "los grandes designios que tenía con esa alma y cuánto la estimaba".
162
Una vez me fue dado a conocer que Nuestro Señor me había dado a
M. L como el fruto de mis trabajos y de mi prisión. Con él me conside-
ré demasiado bien pagada por todos mis dolores. Antes de entrar, había
tenido uno de esos deseos, que no puedo llamar propiamente deseos
porque están fuera de mí y los ca1Jsa alguien más poderoso que yo, y
dije con cierta languidez amorosa: dame hijos o moriré. No podía
dudar que lo había engendrado en Jesucristo, y antes de estar en B[eynes)
me fue ofrecido, a fin de que yo lo aceptase con pleno conocimiento, y
no podía dejar de verlo como a mi hijo; y aunque no me atreviera a
declararlo por respeto, en el fondo de mí lo llamaba de ese modo y a
veces me hacía falta gritar, para evaporar lo que tenía adentro a causa
de la restricción: Oh hijo mío, eres mi hijo amado, en quien únicamen-
te me contento. (...] Me parece que después de que me fuera dado en
B[eynes], que lo aceptara y me ofreciera para llevarlo en mi seno y para
sufrir por él todo lo que exigiera el amor, que lo llevé en mi seno,
siempre lo hallaba en mí, fue cerca de la fiesta de San Francisco del mes
de octubre de 1688103 •
Las palabras citadas son las que el Espíritu hizo bajar sobre Jesús
desde los cielos abiertos, en el momento del bautismo en el Jordán,
163
164
108. lbid., p. 7: "( ...] hallé como un caos entre él y yo que impedía que mi corazón
se vertiera en el suyo, pero a medida que sufría noté que ese caos se enderezaba
[tachado y corregido en la interlínea por Mme. Guyon con desenredaba)
hasta que finalmente, una vez enteramente enderezado [tachado y corregido
en la interlínea por Mme. Guyon con desenredado], noté que con una su3vidad
incomparable mi corazón se vertía en el suyo, sin que yo lo viera ni le hablase,
pero al comienzo con menos amplitud, luego cada vez más fácilmente, de
modo que sentí que se producía un derramamiento casi continuo de Dios en
mi alma y de mi alma en la suya, como esas cascadas que caen de una bandeja
en la otra."
109. Sobre la noción de herencia ligada a la filiación, véanse entre otros Gálatas
IV, 7, Hebreos, I, 2.
110. M. Masson, Fénelon & Mme Guyon, op. cit., p. 9-1 O: "Comprendí que Dios
quería que tuviese una entera confian1..a en él, que siguiera sus consejos y le
pidiera cosas, que era el heredero de lo que Dios me hizo escribir, que lo
corrigiera e incluso lo quemara, cosa que no creo que haga, en fin que se lo
dejase absolutamente, me contenté con proponérselo, pero viendo que tenía
cierta repugnancia, esperé el tiempo de Dios, que bien sabrá disponerlo,
según me dio a conocer que quiere que pasen las cosas. Dios me dio esta
simplicidad con respecto a él, de escribirle con el impulso que me da, aunque
yo sepa que teniendo tanta inteligencia y tanta ciencia como tiene, no puede
hallar en mis expresiones y en mis escritos sino pobrezas."
111. Ibid., p. 11.
165
166
167
gracia tan pura, tan clara, ta n desprendida de todo sentimiento, que formab3
como un fluj o y refluj o y desde allí iba a perderse en el UNO divino e invisible",
Mme. Guyon, La Vie... écrite par elle meme, Ir' parte, cap. II, S 1, op. cit., t.
II, p. 10; en este sentido debería leerse todo el capítulo.
120. M. Masson, Fénelon & Mme Guyon, op. cit., p. 11·12.
168
169
170
131. Fénclon, Co"espondance, t . 11, p. 83-84: "En cuanto a las cosas de su vida
que se vio obligada a escribir, no dudo en creer que usted no debe quemarlas.
Fueron escritas simplemente por obediencia. Tal vez Dios extraiga algún
fruto de ello en su momento; y aunque no extraiga ningún otro más que el de
hacerla renunciar a toda reflexión sobre ello, será bastante; la misma simplicidad
que la Ucvó a escribir debe suprimir todos los retrocesos, por los cuales uno
estaría tentado de quemar lo que ya está escrito. Lo pensaría de otro modo
para el porvenir. Usted no debe escribir sino en tanto que se sienta impulsada
a ello." En la continuación de esta carta, se advertirán las e.x presiones :
"usted debe,;, "es preciso", "haría usted bien".
132. Ibid., p. 84.
133. Así podrán seguirse las ca_rtas de marzo a junio de 1689 en donde Fénclon
confiesa que sólo Ice esos textos por las reiteradas insistencias de Mme. Guyon,
Correspondance, t. JI, p. 85, 86, 87, 90, 92, 98, 99, 101, hasta la carta del 11
de jul.io de 1689 en la que confiesa: "Tengo en efecto poco tiempo libre y poco
gusto por la lectura, indíqueme los pasajes que deberé leer", p. 111-112. EJ
testimonio de la correspondencia es parcialmente confirmado por los textos
de la época de la controversia con Bossuet, casi diez años más tarde: en 1698,
Fénelon escribirá: "En cuanto a sus libros, sólo conozco dos que fueron impresos
[...] la excusé sobre esos libros por sus intenciones, sin que por ello pretendiera
aprobar sus libros. Aunque los haya leído con bastante descuido, me parecieron
muy distantes de ser correctos. [... ] En cuanto a los manuscritos de Mmc.
Guyon, ella quiso dármelos a todos. Ella misma puso alguno en mis manos.
Pero las ocupaciones que entonces tenía con los estudios de los príncipes y mi
salud, entonces muy debilitada, me impidieron leerlos", Réponse ala Relation
sur le quiétisme, cap. 1°, S6-7, en Oeuvres, t. l, p. 1109-1110.
134. Como el 3 de junio de 1689 en que Fénelon interpreta el sueño de "esa
habitación debajo de la montaña donde nos detuvimos y que era más estrecha
que la de arriba", Correspondance, t. 11, p. 99. Cf. M . Masson, Fénelon &
Mme Guyon, op. cit., p. 145-147 y 150-152.
171
172
quien él designará más tarde como "una mujer ignorante 137 " no iba
acompañada en principio de ningún pedido de consejos o lecciones,
y sólo progresivamente se irá instalando una unión más íntima y él le
confesará a su corresponsal las "faltas" que comete 138 y podrán for-
mularse las preguntas 139, incluso las más precisas, como la actitud que
debía adoptar en caso de que lo nombrasen en un obispado1'40. No
obstante, comprobamos una especie de desdoblamiento a lo largo de
toda esa correspondencia. Al mismo tiempo, a veces en la misma
carta, Fénelon adopta las dos actitudes, que podrían creerse contra-
dictorias, del discípulo y del maestro. En el mismo momento, Fénelon
puede darle a Mme. Guyon "lecciones de teología", según la expre-
sión de Jean Orcibal 141 , y reconocer como lo hace el 8 de abril de
1689: "Estoy convencido como usted de que Dios se sirve de usted
para prepararme sus dones. El pensamiento que tengo de usted siem-
pre me es útil, porque nunca la veo más que en Dios, y a Dios a través
de usted sin detenerme en usted. [... ] No sé lo que usted les hará a los
demás, pero sé que me hace mucho bien142." De alguna manera se
trata de una distinción entre la ciencia y la experiencia. Aunque Mme.
Guyon, "mujer ignorante", no posee la primera, le pareció a Fénelon,
según le escribe el 10 de octubre de 1698 al abad de Chanterac, "una
verdadera santa muy experimentada en las cosas de oración y de vida
interior143 ". Pero tal distinción, tradicional a fin de cuentas, sólo se
corresponde imperfectamente con la realidad. En efecto, todo el siglo
XVII místico intentó elaborar una "ciencia" de la experiencia mis-
ma, la "ciencia de los santos 144 ", que no sería una mera descripción
137. Oeuvrts, t. 1, p. 1109. Hay que matizar mucho esta afirmación de Fénelon
que puede estar dictada por la prudencia; de hecho las obras de Mme. Guyon,
en particular sus comentarios a las escrituras, atestiguan un excelente
conocimiento de los textos bíblicos, de la tradición exegética y de los problemas
teológicos. Sobre Mme. Guyon y la Biblia, véase nuestra comunicación en el
volumen colectivo Madamt Guyon, op. cit., p. 63-82.
138. Numerosos ejemplos en Correspondance, t. 11, p. 89, 92, etc.
139. Jean Orcibal analizó bien esta evolución en su capítulo titulado "Fénelon visto
por madame Guyon" en el tomo l de la Co"espondance de Fénelon, p. 241 y ss.
140. Fénelon, Co"espondance, t. 11, p. 87.
141. Ibid., t. l, p. 241, n. 5.
142. Ibid. , t. 11, p. 88.
143. !bid., t. VIII, p. 197.
144. Cf. Mino Bcrgamo, La Science des saints. Le discours mystique au XVlle
siecle en France, Grenoble, Jéróme Millon, 1992.
173
de esa experiencia, sino que poseería el mismo rigor teórico que las
elaboraciones de la teología 1" 5 • Vemos así, en el curso de su corres-
pondencia de 1688-1689 con Mme. Guyon, cómo aparece y toma
forma la reflexión de Fénelon sobre el puro amor. El año anterior, al
refutar el Tratado de la naturaleza y de la gracia de Malebranche,
había establecido los fundamentos filosóficos que iban a permitirle
construir un sistema del amor puro; en adelante las cartas de Mme.
Guyon le hacen descubrir, a través de la experiencia espiritual de su
corresponsal y los escritos que dan cuenta de ella, ese "amor puro y
directo" que "excluye toda consideración del bien propio de la cria-
tura " 146 • En muchas ocasiones, Mme. Guyon insistirá sobre el amor
desinteresado, el sacrificio que exige, la desaparición de cualquier in-
terés por el tiempo y la eternidad 147• Hará falta tiempo para que
Fénelon pase de las objeciones teológicas contra la aceptación del
infierno, que todavía formula el 28 de marzo de 1689148, al reconoci-
miento de los límites de la ciencia, el 11 de mayo, un reconocimiento
que le permite entonces por primera vez trazar algunas grandes líneas
de una teoría del puro amor.
Tan importante como el descubrimiento fascinado de la experien-
cia mística por un filósofo, a lo cual se ha reducido con frecuencia el
encuentro entre Fénelon y Mme. Guyon, nos parece que es la tentati-
va del filósofo de pensar esa experiencia y elaborar la teoría de ella sin
renunciar a los "verdaderos principios de la más sana teología 149 " , ni
a "esclarecer las reglas generales 15º". La historia de la controversia del
puro amor será la de los reiterados intentos de Fénelon para elaborar
una teoría acaso imposible de una configuración cuya radicalidad
desafía y hace naufragar toda teología. En todo caso, el encuentro
con Mme. Guyon representó para él, si tomamos la palabra con toda
su fuerza etimológica, una especie de "provocación"; con el mismo
gesto con que se convertía en discípulo de esa mujer, procuraba pen-
174
175
176
177
154. El comentario de esos versículos del salmo XXXIX escrito hacia 1684 por
Mme. Guyon y publicado más tarde en La Sainte Bible... (op. cit., t. VIII, p.
203-204) es mucho más sucinto: Mme. Guyon, sin elaborar la relación
pasiveidad / actividad, subraya que hacer la voluntad de Dios es el "único
asunto,.: "Ya no puedo querar nada más que todo aquello que esa voluntad
quiera de mí y para mí y su cumplimiento perfecto es la única cosa que anhelo
y que d.eseo" (p. 204).
155. Lettres..., op. cit., t. ll, p. 428, nota a.
178
156. Mme. Guyon, en M . Masson, Fénelon & Mme Guyon, op. cit., p. 31.
157. Llegar "a la pérduda de las po tencias por un determinado trabajo sin trabajo
(no puedo explicarme de otro modo ) que es una negación de todo aquello que
lo pone en desnudez y en vacío y le da ese no-querer que tiene", ibid., p. 29-30.
158. Lettres ..., op. cit., t. II, p. 447-455; M . Masson, Fénelon & Mme Guyon, op.
cit., p. 35-38.
179
159. París, 1663 (reed. 1665), in-24, incluyendo una aprobación de Bossuet de 1662;
sobre esa aprobación, véase nuestro Spiritualité de Bossuet, op. cit., p. 83-84.
160. Dieu seul..., op. cit., ed. 1665, p. 10.
161. /bid., p. 88.
162. /bid., p. 51 ; cf. p. 42, alusión a "una gran religioso del Carmelo" que es juan
de Ja Cruz.
180
181
168. "El quiere que usted le pertenezca tan completamente que no haya nada que
sea propio de usted, ningún i.nterés de tiempo ni eternidad", Lettres... , ibid., p.
453 = M. Masson, ibid., p. 56.
169. Lettres ... , op. cit., p. 474.
170. Fénelon, Correspondana, t. II, p. 87.
171. Mme. Guyon, Lettres... , op. cit., t. Il, p. 398-400 = M. Masson, Fénelon &
Mme Guyon, op. cit., p. 92-93.
182
172. "Es imposible que el alma abandonada a Dios pueda querer odiar a Dios[...].
Ese es e) acto más heroico que puede hacerse; y no sólo excluye absolutamente
el odio, sino también toda desemejanza o repugancia ante lo que Dios quiere
de nosotros y para nosotros .. , Lettres..., ibid., p. 398-399 = M. Masson, ibid.,
p. 92.
173. Lettres..., ibid., p. 399 = M . Masson, ibid., p. 92.
174. "Es fácil no esperar nada cuando no hay nada que t.e mer ni que sentir; pero
no ocurre así, a no ser por un coraje y una fidelidad más allá de la imaginación
como para no tener ninguna expectativa sobre uno mismo, ningún interés por
la eternidad en la pirdida segura (al parecer) de esa misma eternidad", M.
Masson, ibid., p. 96; se habrán notado las palabras "al parecer" que, como en
la cart.a de Fénelon del 28 de marzo de 1689, reducen el alcance del acto, y la
cuestión sería saber si ese recurso a "lo que parece" no atenúa su riesgo y
podría entonces ser considerado por quien quiera exponer un análisis riguroso
del acto.
183
la introducción cada vez más natural del puro amor dentro del dis-
curso de Fénelon, como si algunos meses después de su encuentro con
Mme. Guyon éste se apropiara poco a poco de la concepción guyoniana
del puro amor y descubriera un continente que hasta entonces le era
desconocido. Aunque todavía se reconoce incapaz de hablar de ello y
elaborar su teoría, el puro amor es admitido por él, previamente a un
discurso teológico que lo describiría. El 11 de mayo de 1689 le escri-
be así a Mme. Guyon:
175. Correspondance, t. 11, p. 93; alusión a I Corintios II, 11, citado muchas veces
por Fénelon, particularmente en 1697 en la Explication des maxímes des
saints, art. XVII Verdadero, Oeuvres, t. I, p. 1054.
176. .. En cuanto a los principales estados de la vía, me parece que los comprendo
sin sus escritos de un extremo al otro, al menos en conjunto y desde una
visión general de manera que sin esfuerzo los reduzco a los verdaderos
principios de la más sana teología", carta a Mme. Guyon, 11 de julio de
1689, Correspondance, t. 11, p. 111.
177. ..Estoy plenamente convencido de que falta mucho para yo entienda muchas
cosas muy delicadas y muy profundas cuya verdadera aclaración sólo puede
dar la experiencia", ibid.
178. lbid., p. 112.
184
t 79. Ibid., p. 120. Carta publicada, siguiendo a Dutoit, por M. Masson, Ftnelon
& Mme Guyon, op. cit., p. 237-252, seguida de la respuesta de Mme. Guyon,
p. 252-255.
180. Opuscu/es spirituels, op. cit., p. 315-348.
181. Que corresponde al quinto grado en Mme. Guyon, ibid., p. 330 y ss.
182. Fénelon, Correspondanc4, t . II, p. 121-122.
183. Mmc. Guyon designa así el término de la v(a, Opuscu/es tpirituels, op. cit., p.
355, 1ª parre, S V, n. 19.
184. Fénelon, Correspondance, t . 11, p. 123.
185
186
Más allá de ser "paciente en [el] estado pasivo", el alma logra así
"el colmo de su pasiveidad" volviéndose "pasivamente activa [...]
dócil a todas las acciones que Dios le dé" 195 •
Tal análisis nos ayuda a comprender en toda su amplitud la no-
ción de "pasiveidad", que conviene distinguir bien de lo que actual-
mente llamamos pasividad. La "pasiveidad", forma que ya no figura
190. Una aceptación sin embargo atenuada por las palabras: "Dígame si he
comprendido bien su escrito", Fénelon, Correspondance, t. 11, p. 123.
191. Opuscules spirituels, op. cit., p. 298.
192. Ibid., p. 320.
193. Correspondance, t. ll, p. 121.
194. Ibid., p. 122.
195. Ibíd.
187
188
203. Esta metáfora se encuentra muy difundida, en Gregario de Niza, San Juan de
la Cruz, Surin, Molinos, cte. Mme. Guyon escribe: "El alma ha salido en
verdad de sí misma, pero no es recibida de inmediato en Dios. Todavía le
queda algo, un resto de hombre, una forma: eso se pierde. Es una herrumbre
que es destruida por una pena general, indistinta, que no atañe a ningún
medio de muerte, ya que todos se han superado y han terminado, sino una
falta de C'Omodidad, porque habiendo sido expulsados de casa aún no somos
recibidos en el Ser Original", Opuscules spirituels, op. cit., p. 335, lª parte, S
V, n. 19.
204. Fénelon, Correspondance, t. 11, p. 123.
20S. Ibid.• t. 111, p. 202, n. 27.
206. Mme. Guyon, en M. Masson, Fénelon & Mme Guyon, op. cit., p. 254.
207. Fénelon, Corresporidance, t. n, p. 124.
189
208. Ibid.
209. Y Fénelon cita Romanos XII, 1, "rationabíle obsequium ", "/ogiken latreian'',
y a San Agustín.
210. Correspondance, t . 11, p. 124, 123.
190
191
213. En el "fondo" puede manifestarse una .. intención", como habían escrito los
espirituales, Mala val en particular; sobre la .. intención virtual", ver nuestro
Splritualité de Bossu.et, op. cit., p. 422-437.
214. Correspondance, t. 11, p. 126.
192
215. M. Masson, Fénelon & Mme Cuyon, op. cit., p. 303. En su edición de los
Discours chrétiens et spirituels, op. cit., t. II, p. 286 (Discurso XLVIJI), Pierre
Poiret le da el titulo: .Du pur amour ou de la parfaite charité fEl puro amor o
la perfecta caridad/.
193
194
217. I Corintios XIIJ, 4: "Charitas patiens est, benigna est {.../ non est ambitiosa,
non quaerit quae sua sunt {.../ " ("La caridad es paciente, es benévola [... ) no
es ambiciosa, no busca su interés [ ... ]"). [En la traducción española de
Casiodoro de Reina se lee: "El amor es sufrido, es benigno [...] no es indecoroso,
no busca lo suyo[ ... )", una diferencia seguramente debida a la ambigüedad
del término original griego que el latín traduce por chantas (T.))
218. En cuanto a toda la argumentación precedente, véase Discours chrétiens et
spirituels, op. cit., t. 11, p. 286-289.
219. Lettres..., op. cit., t. Il, p. 581 = M. Masson. Fénelon & Mme Guyon, op. cit., p. 317.
220. Lettres ... , ibid., p. 580 = M . Masson, ibid., p. 317.
195
196
de Fénelon por Jean Orcibal. Véase también, acerca del fondo del debate, el
artículo "Quietismo" del Dictionnaire de spiritualité.
224. Publicado con cierto número de errores de lectura por Jeanne-Lydie Goré, en
La Notion d'indiffére11ce chez Fénelon et ses sources, París, PUF, 1956, p. 189
y ss., bajo el título Mémoire sur l'état passif. Sin indicarlo en cada ocasión,
corregimos siempre el texto en base a la co pia de los archivos de Saint-
Sulpicc, ms. 2050, p. 1 y ss.
225. En J.-L. Goré, ibid., p. 207: " Este sistema es tan indivisible que todos aquellos
que han establecido sus principios por uno de los dos aspectos infaliblemente
están dentro de toda la amplitud del sistema, porque la vinculación de las
cosas entre sí es esencial y evidente.,,
226. lbíd .• p. 194.
227. /bid .• p. 195.
197
198
199
238. Traité de l'amour de Dieu, cap. 111, op. cit., t . V, p. 117; cap. V, p. 123-124;
cap. XII, p. 148-149; cap. XV, p. 159-160.
239. En J.-L. Goré, La Notion d 'indifférence..., op. cit., p. 202.
240. /bid., p. 203.
241. Ibid., p. 205.
200
201
247. Ibid., la cita de Catalina de Siena, en su Vie, cap. XIV, ed. Pierre Debongnie,
Dcsclée de Brouwer, "Étudcs carméliraincs", 1960, p. 49: "Mi yo es Dios, no
conozco otro, fuera de mi Dios mismo [...]. Mi ser es Dios, no por simple
participación, sino por verdadera transformación y aniquilación del propio ser,,,
cf. Jacopone de Todi, Lauda 60: ,.Vivo, yo y no yo, Mi ser y no mi ser", se advierte
la resonancia de la Epístola a los Gálatas II, 20: "Vivo autem, ;am non ego: vivit
vero in me Christus", aunque sin la referencia cristológica; Fénclon citará el
versículo poco después, cf.J.-L. Goré, La Notion d'indifférence..., op. cit., p. 214.
248. Ibid.,p.217-121.
249. Le Gnostique de saint Clément d'Alexandrie. Opuscule inédit de Fénelon,
publicado por Paul Dudon, París, Beauchesne, 1930, texto revisado en varios
pasajes en base a la copia manuscrita conservada en los archivos de Saint-
Sulpice; part.icularmente y sobre todo en eJ cap. VIII, p. 196-199, corregiremos
siempre "pasividad", término modernizado por el padre Dudon, por "pasiveidad".
Sobre el tratado de Fénelon, ver la tesis manuscrita de Brigitte Séchcr, ~ole
202
pratique des hautes études (sección de ciencias religiosas). Los textos de Clemente
utilizados por Fénelon son extraídos de la edición griega y latina de Friedrich
Sylburg, C/ementis Alexandrini opera, graece et latine[... }. París, 1629. Véase
también Alain Le Boullucc, "L'édition des Stromates en Fra.ncc au XVlle siecle et
la controversc entre Fénelon et Bossuet", en Les Peres de l'Eglise au XVI/e siecle,
Emmanuel Bury y Berbard Meunier ed., París, Cerf, 1993, p. 427-444.
250. Ante las dudas suscitadas por las críticas sobre la autenticidad de los escritos
atribuidos a Dioniso el Areopagita, Clemente aparecerá sin embargo como
una autoridad de remplazo, como .. fuente fecunda de la tradición de la vida
mística" ; así lo presentará el carmelitano Honoré de Sainte-Marie en su
Dissertation apologétique ou réfutation de ce qu'on impose aux mystiques
[... }, Burdeos, 1701, p. 16.
251. Otra de esas autoridades es Cassiano, cuyas Conferencias IX y X comenta
Fénelon en la n1isma época (texto publicado po r J.-L. Goré, La Notion
d 'indi{{érence... , op. cit., p. 245-284 ). Ya hemos presentado p asajes
significativos más arriba, en nuestro capítulo sobre el voto de Moisés y el
anatema de San Pablo.
252. Le Gnostique... , op. cit., p. 178 y ss.
253. I bid., p. 166.
203
combina los dos aspectos que se van a desarrollar, es "el hábito del
puro amor". En esa "expresión" tendremos una "especie de defini-
ción" a la que pueden "remitirse" todas las cosas de las que habla
Clemente, una definición que es el "punto y como el centro" de su
obra. Y Fénelon añade: "El amor puro, el amor que absorbe a todas
las demás virtudes dentro de sí, es la esencia de la gnosis perfecta",
procurando descubrir todo el "sistema seguido" por Clemente que
• •
resume en cuatro propos1c1ones:
• la gnosis no es el mero estado del fiel;
• consiste en la contemplación y en la caridad;
• es una contemplación y una caridad habitual y fija;
• es una caridad pura y desinteresada254•
El "sistema255 " no sólo se basa en la caridad, sino que también
considera en última instancia una determinada forma de caridad cuyo
carácter específico es el desinterés256 • Señalemos ya que en ese texto
sobre Clemente de Alejandría es el primer carácter de la contempla-
ción el estar "fundada en el amor puro, sin interés propio" y que "el
segundo carácter de la contemplación [es] ser fija y permanente"257•
Inversión del orden seguido anteriormente por Fénelon y paso al pri-
mer plano de la cuestión del amor.
El capítulo V expone los caracteres de la caridad: "pura y desinte-
resada". El primer desarrollo se refiere a la presencia de la caridad en
todos los grados y al hecho de que en cada uno de ellos "predomina"
una de las tres virtudes, mientras que el tercer grado "es la gnosis, que
se consuma en la caridad pura y sin respuesta, sin ningún interés
propio258 ". El resto del capítulo, a partir de los Stromates IV y VIl,
mostrará cuál es el desinterés del amor. Fénelon destaca en primer
término en el gnóstico según Clemente la ausencia de temor y de
punición por la supresión del pecado que causa los deseos25' , y cita:
204
205
206
207
iniciativa que proviene de otro, que por así decir pone sobre la mesa,
expone la alternativa entre dos "voluntades", la voluntad de elegir la
gnosis de Dios o la voluntad de elegir la salvación eterna. :&talla en-
tonces la violencia de la separación (griego chornem) hipotética, la
separación de dos cosas que son "la misma", separación donde se ex-
presa en ese texto, planteado por Fénelon como inaugural en la tradi-
ción mística, la violencia misma de la suposición imposible. Pero de la
violencia imposible de dicha separación surge "sin vacilar2'9 " la elec-
ción, con una rapidez y una decisión que excluyen la "duda", ya que el
juicio interviene por así decir después de la decisión o en el mismo
momento de la decisión y es inseparable de ella270•
El comentario de media página que Fénelon añade a esta cita del
Stromate N es una paráfrasis que subraya que las suposiciones impo-
sibles y las "precisiones metafísicas", que los adversarios de los místicos
consideran como "refinamientos ridículos y novedades inventadas por
cerebros huecos", se hallan "en los mismos términos" en Oemente de
Alejandría. El "refinamiento" pertenece al amor puro en sí mismo, en
su delicadeza, y no es una perversión de los modernos.
No obstante, Fénelon orienta su comentario de la suposición plan-
teando un doble "saber":
•
208
..
209
276. En efecto, el therapon es aquel que practica la therapeia que Clemente explica
extensamente (Stromates Vil, 1, 3) y que es el servicio de Dios por el cual el
gnóstico mantiene su alma atenta y se ocupa de lo que en él es divino en
210
virtud del amor continuo; en Stromates VII, 7, 43, escribe que son therapontes
y therapeutai tou theiou, servidores y siervos de la divinidad, aquellos que
suministran el servicio más libre y más noble por medio de la intención y de la
gnosis, donde el oxímoron del "servicio más libre" no llega a hacer de la
therapeia un servicio de esclavo. Tal servicio es una característica de la
perfección del gnóstico, lejos de ser sólo un grado inferior, todavía interesado,
de su amor. Para completar este juego de oposiciones entrecruzadas, señalemos
que al therapon, servidor "libre" le corresponde paralelamente el .. hijo"
(sometido a su " padre") y que al doulos, esclavo (sometido a un "amo" en el
sentido del despotes y no del kyrios), le corresponde paralelamente el " amigo".
277. Stromate-S VII, 12, 73, 5.
211
278. Mme. Guyon, La Sainte Bible..., op. cit., t. XIX, p. 41, sobre Santiago II, 12.
279. Le G11ostique..., op. cit., p. 183-184.
212
213
214 •
215
216
Artículo 1
El artículo de Issy plantea la obligación de los actos de las tres
virtudes (fe, esperanza, caridad) "como tres virtudes diferenciadas292 ".
Fénelon considera la cuestión que nos había parecido la más impor-
tante, el estatuto de la esperanza293, que por primera vez define según
sus adversarios y según él mismo, es decir, según las dos grandes orien-
taciones de la teología. De acuerdo a Sa.nto Tomás y a "la mayoría de
los escolásticos", expone la siguiente definición de la esperanza: "Pre-
tenden que la esperanza seria un deseo de obtener para uno mismo
por la bondad de Dios un bien dificil y dudoso de adquirir294 ." Todos
los términos deben evaluarse en este caso: el deseo (que habrá que ver
si puede definirse de otro modo que no sea por la concupiscencia), la
posesión y el "para uno mismo'', es decir, la referencia al yo. Esto
implica una redistribución de las relaciones entre el amor y la espe-
289. Correspondance, t. IV, p. 57-59: .. Los cuadernos que le envío[ ... ]."
290. "La cuestión es muy urgente, por las disposiciones molestas en que veo que
han puesto a Mad. de Maintenon ", ibid., p. 57.
291. Explications des article.s d'lssy, ed. por A. Cherel, París, Hachette, 1915, con
copyright de 191 7.
292. 1bid., p. t .
293. [bid., p. 2-4: "Por lo tanto no pueden quedar dificultades sino sobre la
esperanza [... )."
294. Ibid., p. 4.
217
295. Santo Tomás, la, q. XX, a . 2: "Amare nihil aliud est quam ve/le bonum alicu-i"
(" Amar no es nada más que querer el bien para alguien"), ya sea de manera
interesada, ya sea de manera desinteresada. Así leemos ~ [la llae, q. XXVII,
a. 8: "[ •.. ] hay un amor perfecto y un amor imperfecto. El perfecto consiste en
amar a alguien por sí mismo, es decir, querer el bien para alguien por él mismo
como un amigo ama a su amigo. El imperfecto consiste en amar un objeto no
por él, sino porque ese bien nos toca a nosotros mismos, como se ama una cosa
que se codicia. Ahora bien, el primer amor corresponde a la caridad que se
vincula a Dios por él mismo; pero la esperanza corresponde al segundo amor,
porque alguien espera con La intención de obtener algo para sí."
296. Explicatíons des articles d 'lssy, op. cit., p. 5.
218
297. Jbid.
298. Ibid. , p. 6. En griego dice: ''Te gar elpidi esothemen. .,
219
220
221
Artículo IV
El artículo IV concierne a los actos de fe en Jesucristo: "Todo
cristiano está igualmente obligado a la fe explícita en Jesucristo
Dios y hombre como mediador, sin el cual no es posible acercarse a
Dios, y a hacer actos de esa fe en cualquier estado aunque no en
cualquier momento." La cuestión del puro amor surge a partir de
una reflexión sobre la humanidad de Cristo y sobre la relación del
hombre con esa humanidad; un desplazamiento de perspectivas,
que hemos señalado en otros casos, desde el objeto de la fe (o del
amor o de la esperanza) hacia las modalidades del acto de fe (o de
amor o de esperanza).
La distínción esencial se introduce con el correr de la argumenta-
ción: "Además es preciso advertir que existe una extrema diferencia
entre la humanidad de Jesucristo y el consuelo sensible que las almas
pueden obtener de esa humanidad"; la humanidad "es la única vía
para [...] alcanzar" la perfección, "el consuelo sensible que las almas
obtienen de la humanidad de Jesucristo [...] a veces puede necesitar
ser purificada, no por la imperfección de ese medio de unimos con
Dios, lo que no podría decirse sin una detestable impiedad, síno por
la imperfección con que nos servimos de ese medio siempre perfecto
en sí mismo". De modo que se interpreta la privación del "consuelo
sensible" y de "la visión de la santa humanidad" bajo la forma de
222
223
Artículo V
El artículo V312 se refiere a "querer, desear y pedir explícitamente
la salvación eterna". Se trata entonces de una voluntad expresada
por la Escritura y manifestada por la Providencia: Dios quiere que el
hombre sea salvado, es un "motivo" que impulsa al hombre a que-
rerlo también, pero hay un segundo motivo que consiste en querer la
perseverancia del amor. Quedan por analizar las condiciones en las
cuales puede ejercerse el querer humano que corresponde al querer
divino.
En el estado de quietud, hay un "olvido" de todo aquello que no
es la cosa amada, un desvanecimiento de toda reflexión y una visión
sólo del momento presente como si fuera una especie de eternidad, lo
que induce a un estado de pérdida, de incapacidad de desear, de indi-
ferencia, sin pensar, sin prevei; a menudo sin saber, con un riesgo de
insensibilidad y de "entusiasmo".
No obstante, queda "un deseo que escapa de su alcance", un de-
seo simple, sin reflexión, aunque un verdadero deseo de amar sin
límites tanto por la duración como por la amplitud de los sacrificios.
Tal deseo no reflexionado puede ser "una especie de instinto", no un
311. Podemos remitirnos al texto Sur le pur amour (opúsculo XXIII, en Oeuvres,
t. 1, p. 656 y ss.), que anteriormente hemos comentado en nuestro primer
capítulo.
312. Explication des articles d'lssy, op. cit., p. 19-26.
224
228
229
230
231
236
355. Explication des articles d'lssy, op. cit., p. 61: ..Es preciso[ ...] que mantenga y
alimente el fuego del puro amor siempre dispuesto a sacrificar su eternidad si
Dios así lo quisiera."
356. !bid., p. 123-124.
357. /bid., respectivamente p. 59, 61 , 58.
358. Jbid.• p. 59-60.
359. lbid., p. 61.
360. lbid., p. 41.
361. Jbid., p. 152.
237
objeto del acto; el objeto (las virtudes, "los actos esenciales del cris-
tianismo362") es el de todo cristiano, en cualquier estado; lo que difie-
re es la manera en que son "conducidas" las almas363, la manera en
que "uno se vuelve ajeno a sí mismo"; "uno ya no se interesa en sí
mismo excepto por caridad, como ante un pobre desconocido" 364•
Esta especie de fisura interior, esa separación en medio de uno mis-
mo, esa extrañeza se vuelven la marca o el signo del puro amor. Fal-
taba pensar esa distancia y ese extrañamiento, ese hiato en el interior
de sí mismo. Son el efecto del puro amor y son lo que conduce a él,
pero Fénelon describe entonces una experiencia que derrumba radi-
calmente toda experiencia psicológica, que vuelve caducas toda teo-
logía y toda práctica, aun cuando no las descarte y aun cuando la fe
y la práctica se mantengan en su efectividad. Pero lo que es "disposi-
ción admirable" debe enfrentarse a la vez con el discurso del teólogo,
del psicólogo y del moralista, porque es una "delicadeza" cuya
radicalidad no hace concesiones.
La Explicación de las máximas de los santos que Fénelon public.a
en enero de 1697, ¿ofrecerá los medios para pensar esa "disposición"?
¿Le dará una respuesta a las innumerables objeciones de aquellos que
la Explicación de los artículos de Issy llamaba los "escolásticos"?
Uno de los primeros y más evidentes caracteres de la Explicación
de las máximas de los santos es que fue impresa, publicada, accesible
a todos los lectores. Hace que el debate teológico se transmita al
público y en francés, que es la lengua de lo "público365 ". Más aún, el
"sistema" de Fénelon, al efectuar un desplazamiento del objeto de la
fe hacia la "disposición" del creyente, introduce al creyente mismo
(por lo tanto uno de aquellos que conforman el "público") y sus
238
239
240
241
242
243
245
246
402. Ibid., p. 1036. Ver ta mbién p. 1069, artículo XXVITI Verdadero: un "estado
de confusión y de oscurecimiento involuntario".
403. Ibid., p. 1035.
404. [bid., p. 1035: "aunque aparente y no real", p. 1036: "el mal aparente[... ] el
bien que es siempre real e íntimo", "el caso imposible le parece posible y
actualmente real".
405. /bid., p. 1035: "esa especie de persuasión", "ella cree", p. 1036: "ella ve",
"esa impresión", " una convicción que no es íntima sino aparente e invencible,.,
"una persuasión libre y voluntaria ", "consentir positivamente" o "ni siquiera
indirectamente".
406. Véase Benedetta Papasogli, JI "Fondo del Cuore". Figure dello spazio interiore
nel Seícento francese, Pisa, Editrice Librería Goliardica, 1991; Mino Bergamo,
L'Anatomie de /'ame. De Franfois de Sales a Fénelon, Grenoble, Jérómc
Millon, 1994.
247
407. Hebreos IV, 12: "u.sque ad divisioMm animae ac spiritu.s". No trataremos los
problemas de la antropología paulina y de la distinción entre la psyche y el
pneuma en las Epístolas. Mme. Guyon le había dedicado seis páginas de su
explicación de la Biblia al comentario de ese versículo (La Sainte Bib/e... , op.
cit., t. XVIII, p. 741-747), en el cual veía "toda la ciencia mística" (p. 742).
408. Fénelon, Oeuvres, t. I, p. 1035. Ese fondo y ese lugar son identificados por
Fénelon con "el extremo del espíritu o la cima del alma" según San Francisco
de Sales, ibid., p. 1033, 1044.
409. /bid., p. 1036.
410. !bid,, p. 1039: "Esta acción inquieta y afanosa es lo que los buenos místicos
han denominado activida~ que no tiene nada en común con la acción o con
los actos reales pero apacibles que son esenciales para cooperar con la gracia,.;
ver también p. 1074, artículo XXX Verdadero.
411. lbid., p. 1033: "actos reales e interiores", "actos directos y que escapan a las
reflexiones del alma pero que son muy reales"; cf. p. 1043-1045: la "diferencia
entre los actos simples y directos y los actos reflexionados". Ver también p.
1090: "unos actos esenciales y sustanciales".
248
251
como lapsus ca/ami o como error del copista, fue escrita; una mano
escribió lo que la teología no podía aceptar. Interroguémonos sobre
esa escritura del punto ciego de cualquier teoría del puro amor. La
escritura permite plantear lo que no puede decirse o lo que cualquier
sistema (teológico en este caso) no puede más que rechazar; la escritu-
ra, aun (¿o sobre todo?) negada por quien la ha efectuado, permite
formular involuntariamente algo involuntario en la persona erística,
hacer pasar por una "errata" del texto una impensable incompletud,
un informulable defecto o una carencia en el Hijo de Dios.
Aunque parezca tratarse de dos formas de escritura diferentes (por
un lado, una cuasi-herejía cristológica, un lapsus o un error del copis-
ta, por el otro, un razonamiento teológico), lo "involuntario" del
artículo XN Verdadero y la suposición imposible del artículo Il Ver-
dadero constituyen dos maneras de escribir lo imposible: el error y el
razonamiento. La suposición en efecto permite escribir y hacer que
funcione como imposible una proposición desprovista de realidad o
de pertinencia, hacer que funcione eficazmente como operador, como
desencadenante de conclusiones lógicamente articuladas; la suposi-
ción no tiene verdad teológica, tiene una efectividad lógica, es decir
que una vez planteadas las premisas, las conclusiones son necesarias y
fundan a su vez una verdad (la verdad de un amor puro).
El proceder es parecido al que hallamos en el razonamiento clási-
co en filosofía de dos formas: "Si Dios no existiera ..." (Si Deus non
esset... ) y "Si Dios no fuera el bien del hombre... '' (Etiamsi Deus non
daretur. .. ), suposiciones imposibles, escandalosas, contradictorias en
sus términos, pero que constituyen el punto de partida de razona-
mientos deductivos de una rigurosa pertinencia. Tales razonamien-
tos, como la tradicional suposición imposible de los místicos, consti-
tuyen uno de los argumentos centrales de la controversia del amor
puro en el siglo XVIl, en relación además con los intensos debates
suscitados a partir de 1689-1690 en tomo a lo que se llamó el "peca-
do filosófico". Para medir su importancia, habría que remontarse al
menos a Santo Tomás quien en un párrafo sobre el ordo caritatis422,
422. Q. XXVI, art. 13 ad 3: "Ad 11/m dicendum quod unicuique erit Deus tota
ratio diligendi eo quod DeU$ est totum hominis bon,un: dato enim, per
impossibile, quod Deus non esset hominis bonum, non esset ei ratio diligendi.
Et ideo in ordine dilectionis oportet quod post Deum homo maxime diligat
252
Fénelon
seipsum " (En tercer lugar, debemos decir que en cada uno Dios será toda la
razón de amar porque Dios es todo el bien del hombre: en efecto, si por un
caso imposible se diera que Dios no fuese el bien del hombre, para este último
no habría razón de amarlo. Y así en el orden del amor es preciso que después
de Dios el hombre se ame en grado máximo as{ mismo").
423. Véase Pierre Roussclot, Pour l'histoire du probleme de l'amour au Moyen
Age, París, Vrin, 1908 (reed., 1933 y 1981), p. 14. Ver también Santo Tomás,
la, q. LX, art. 5 ad 2: •Non enim esset in natura alicuius quod amaret Deum
nisi ex eo quod unumquodque dependet a bono quod est Deus" ("En efecto
no estaría en la naturaleza de algo amar a Dios, si no debido a que cada cosa
depende del bien que es Dios").
424. Traité de /'amour de Dieu, libro X, cap. X, op. cit., t. V, p. 203.
425. Discurso preliminar, S XI, ver trad. Jean Barbeyrac, Le Droit de la guerre et
de la paix, Amsterdam, 1729, t. 1, p. 13-14, y las notas de Barbeyrac sobre el
argumento. Ver también Fran~ois Laplanche, L'1=.criture, le Sacré et l'Histoire,
Amsterdam, APA, 1986, p. 384, y sobre la recuperación del argumento por
Moise Amyraut, p. 478.
426. ,. {... } etiamsi daremus, quod sine summo scelere dari nequit, non esse Deum,
aut non curari ab eo negotia h,,mana {...}. »
427. Continuatíon des pensées diverses, cap. 152, que transcribirá Leibniz en sus
Essais de théodicée, S 183, ed. Jacques Brunschvig, París, Flammarion, col.
"Gamier-Flammarion .. , 1969, p. 226-228. El 6 de mayo de 1630, en una carta
a Mersenne (Oeuvres et lettres, París, Gallimard, col. .. Bibl. de la Pléiade",
1952, p. 936), Descartes había sostenido que no se podían separar las verdades
eternas y la existencia de Dios que es la primera de esas verdades eternas.
253
REVISIONF.S
254
431. Se ha llará toda una argumentació n basada en San Bernardo (De diligendo
Deo, X, 27, XV, 39, op. cit., p . 129 y n. 3, p. 161 y n. 1, etc.).
432. Cf. Fénelo n, Oeuvres, t. 1, p. 10 12, variante f, p . 1543 n. 7.
433. Traité de l'amour de Dieu, libro X, cap. III, c f. op . cit., t . V, p. 118.
434. Fénelon, Oeuvres, t. I, p. 1O14.
435. O "subordinatur", según una copia. El text o co nservado e n la edició n
interfoliada y en la copia se o frece en ibid. , p. 1560, va ria nte f de la p. 1014.
Véase San Berna rdo, De diligendo Deo, XTV, 38, op. cit., p. 158.
255
•
436. Etienne Gilson, 1.A Théologie mystú¡ue de saint Bernar~ París, Vrin, 1947, p.
161-173. La interpretación de Pierre Rousselot tampoco le resultaba adecuada
a Gilson. Sobre San Bernardo, consultése sobre todo Charles Baladicr, Eros
au Moyen Age. Amour, désir et "delectatio morosa .., París, Ccrf, 1999, un
libro capital que lamentamos haber conocido demasiado tarde como para
sacarle el suficiente provecho.
437. E. Gilson, íbid., p. 170.
438. /bid., p. 163, 164.
439. Affectio, afficere, affectus son en efecto nociones claves del De diligendo
Deo.
440. E. Gilson, La Théologie mysru,ue de saint Bemard, op. cit., p. 163-164.
441. Debemos señalar aquí un error, que no deja de tener consecuencias, en la
manera en que Fénelon cita a San Bernardo: el santo había escrito, como dan
fe las ediciones antiguas y modernas, "cupiditas tune recte a superveniente
caritate ordinatur" ("Entonces la apetencia está bien ordenada por la caridad
que interviene", véase De diligendo Deo, op. dt., p. 158. Las ediciones Horstius
y Mabillon ofrecen el mismo texto), pero Fénelon escribe: "cupiditas tune
recta a superveniente caritate (ordinata corregido como ordinatur]"
("Entonces la apetencia recta es ordenada por la caridad que interviene"; a
pesar de las dificultades de lectura la palabra recta parece segura), lo que
modiflCa el estatuto de esa .. rectitud"; Fénelon conviene al adverbio que
indica la rectitud del ordenamiento de la apetencia en un adjetivo que indica
la rectitud de la apetencia en sí misma, como si ya no fuera .. rectificado" el
acto sino la misma apetencia. [Más adelante, para evitar mayores confusiones
con el término de "apetito" en otro contexto de discusión, hemos traducido
también la palabra francesa cupidité como .. codicia" o "avidez .. (T.))
256
442. Con la distinción realizada por San Bernardo entre timor, el temor, y poena,
el orden o la perspectiva del castigo.
443. Fénelon, Oeuvres, t. l, p. 1560, variante f de la p. 10 14.
257
444. Los hemos indicado en nuestra edición, ibid., p. 1544, n . 8, donde se hallarán
todas las referencias. Los añadidos a menudo son tardíos, realizados en un
segundo momento sobre otros añadidos.
445. De di/igendo Deo, XIV, 38, op. cit., p. 158.
446. Sobre la autoridad de San Bernardo se halJarán observaciones esenciales en
Jean-Louis Quantin, Le Catholicisme classique et les Peres de l'Eglise, París,
258
,.
ULTIMAS SfNTEsIS
449. El texto de la Asamblea del clero comentado por Fénelon (O. F., t. III, p. 420)
es el siguiente: "Penit,,s investigata est natura puri amorís ficti, qui divini
a,noris antiquas omnes ac veras notiones, tum in traditione, t11m in Scripturis
passim occ1,rrentes oblitterabat. Is autent, quem substituendum invehunt,
adversatur, tum essentia amoris, qui se,nper vult potiri suo objecto, tum
naturae hominis, qui beatitudinem necessario exoptat" ("Se ha examinado a
fondo la naturaleza del llamado amor puro, que borraba todas las nociones
antiguas y verdaderas del divino amor que aparecen en la tradición y en
diversos lugares en las Escrituras. Pero el amor que exponen para sustituir a
este último se opone tanto a la esencia del amor, que siempre quiere poseer su
objeto, como a la naturaleza del hombre que anhela necesariamente la
beatitud").
260
262
264
DE FmaoN A KANT
Desde hace tiempo se había observado que el amor puro de los
místicos y de Fénelon parecía resurgir transformado en la m.o ral
kantiana1• Robert Spaemann2 sosruvo la tesis no sólo de "relaciones
sorprendentes3 '' entre el pensamiento de Fénelon y el de Kant (aña-
diendo a Hegel, Herder y Schopenhauer), sino también de numero-
sas "similirudes". Según él, la doctrina del puro amor es una ética de
la pura buena voluntad (des reinen guten Willens) como la que Kant
desarrollará contra el eudemonismo de la Aufkliirung y de la ortodo-
xia4; la ética de Kant sería antes que nada "féneloruana 5", pues la
Crítica de la razón práctica sigue la línea del anti-eudemonismo
265
6. Ibid., p. 231-232.
7. Ibid., p.286.
8. lbid., p. 195.
.9. lbid., p. 230.
10. lbid., p. 287.
11. Lo sugiere el mismo R. Spaemann, ibid., p. 195.
12. En la biblioteca de Kant figura la traducción alemana de páginas de Fénelon
dedicadas a la libertad de Dios, un tema capital de la teoría del puro amor,
como apéndice al libro de Adolph Friedrich Reinbard, Betrachtungen über die
Fre;heit, Leipzig, 1762, citado por Jean Ferrari, Les Sources franfaises de la
philosophie de Kant, París, Klincksicck, 1979, p. 308.
13. Véase la obra de conjunto todavía vigente de Max Wiesec, Der sentimentale
Mensch, gesehen aus der Welt hollandischer und deutscher Mystiker im 18.
Jahrhundert, Gocha, Leopold Klotz Verlag, 1924, y nuestra ponencia "Echos
en pays germaniques de la querelle du pur amour", en Jansenismus, Quietismus.
Pietismus, hrsg. von H. Lehmann, H.-J. Schrader und H. Schilling, Gottingen,
Van den Hoeck und Ruprecht, 2002, p. 76-91.
266
14. La tesis de Jeao Ferrari, citada más a rriba , se contenta con analizar las
referencias a Descartes, Malebranche, Bayle, Voltaire y Rousseau que aparecen
en la obra de Kant.
15. Trad. Monique David-Ménard, París, Flammarion, col. "Gamier-Flammarion",
1990, p. 66.
16. !bid., p. 67.
17. Iª Sección, I, apéndice 11, en Oeuvres philosophiques, París, Gallimard, col.
"Bibl. de la Pléiade", 1986, t. 111, p. 841 n.
18. C itado por J ean Ferrari, Les Sources fran,;aises de la philosophie de Kant, op.
cit., p. 130-1 31.
l 9. Citado ibid., p. 131.
20. Kant, Oeuvres philosophiques, op. cit., t. 111, p. 951, 980.
267
268
269
270
271
273
51. /bid., p. 647; S, p. 144. (Varias edic. en español, una de ellas: Crítica de la
razón práctica, Buenos Aires, Losada, 1961.]
52. /bid., p. 629; S, p. 126.
53. Ibid., p. 685-686; S, p. 182.
54. Ibid., p. 694; S, p. 190-191.
275
277
278
•
malum (ambigüedad similar a sus derivados romances, bon y mal en
francés, bueno y malo en español), y muestra que la ambigüedad
desaparece en la lengua alemana que distingue en cada caso dos "con-
ceptos" y dos "expresiones", y donde bonum puede traducirse me-
diante Gute o mediante Wohl, y malum mediante Bose o mediante
Übel (o mediante Weh)n. La doble traducción de bonum y malum
tiene la ventaja de separar el bien como relación con la voluntad del
bien como relación con la sensibilidad, con lo que es "patológico".
Así el estoico que declaraba "¡Dolor[... ] nunca admitiré que seas un
mal (kakon, malum)!" realizaba bien la distinción. El dolor que era
un mal en el sentido de Übel no lo era en el sentido de Bose, el estoico
sentía ({ü.hlte) el mal {Übel), pero no lo vinculaba a nada malo (Bose)73•
Pero el Gute y el Bose no son solamente objetos de la razón, la
razón y el sentido intervienen en el juicio que permite llamar "bue-
na" (gut) a una cosa: "Lo que debemos (so/len) llamar gut debe
(muss) ser en el juicio de todo hombre razonable un objeto de la
facultad de desear, y el Bose debe ser para cualquiera un objeto de
aversión; por consiguiente, además del sentido, también hace falta la
razón para tal juicío74 ." Ese juicio es a priori, fuera de toda experien-
cia sensible, signado por la necesidad absoluta de considerar al bien
como objeto de deseo en tanto que Gute75•
Sin embargo, la tarea propia de la razón de declarar gut o hose, de
fundar el juicio a priori, no le impide estar en relación con el Wohl y
el Weh. En lo que concierne a nuestra naturaleza de seres sensibles,
72. "El Wohl o el Obel indica siempre sólo una relación con nuestro estado agradable
o desagradable, de placer o de dolor, y si deseamos o rechazamos por tal
razón un objeto no es sino en la medida en que lo remitimos a nuestra
sensibilidad (Sinnlichkeit) y al sentimiento de placer o de pena que pro duce.
Pero el Gute o el Base indica siempre una relación con la voluntad en tanto
que ésta es determinada por la ley de la razón para convertir algo en su
objeto, ya que la vo luntad nunca está determinada inmediatamente por el
objeto y por la representación del objeto, sino que es una facultad para
convertir una regla de la razón en la causa determinante de una acción (por
la cual un objeto puede ser realizado)", ibid., p. 680-681; S, p. 176-177.
73. Ibid., p. 681; S, p. 177-17 8 .
74. !bid., p. 681 ; S, p. 178.
75. De allí el ejemplo que ofrece Kant de la o peración quirúrgica, recuperación y
desplazamiento de un ejemplo clásico en la literatura sobre espiritualidad,
desarrollado anteriormente por San Francisco de Sales, ibid., p. 681-682; S,
p. 178.
279
281
84. Con exactitud, hacer de uno mismo su tesoro, Schatz, donde percibimos la
resonancia lejana del evangelio de Mateo VI, 21.
85. Oeuvres philosophiques, op. cit.• t. 11, p. 697; S, t. VII, p. 193.
•• Como resulta evidente, podría traducirse esta expresión con el neologismo ya
usual de "autoestima", pero mantenemos la versión más literal para que no se
pierda su compleja relación con los demás términos kantianos (T.).
282
96. [bid.,
, .
p. 751-752; S, p. 247. Habría que analizar detenidamente toda esa
pagina .
97. lbid., p. 752-753; S, p. 248.
98. l bid., p. 710-713; S, p. 207-209.
99. /bid., p. 755; S, p. 251.
100. lbid., p. 758; S, p. 253.
285
286
288
289
290
291
el verdadero culto de la Iglesia, sobre la fides servilis, IV- parte, 1ª sección, II,
"La religión cristiana como religión sabia". ibid., p. 196-198; S, p. 834-836.
137. En particular el retorno de la religión; véase el Prefacio de 1793: "la moral
conduce pues ineludiblemente a la religión", en el mismo momento en que
parecía que la pura fe religiosa había descartado las formas eclesiásticas en
que podría inscribirse temporal y socialmente la religión.
292
LA OBRA DE SCHOPENHAUER
Pocos autores del siglo XIX conocieron a los místicos antiguos y
modernos mejor que Schopenhauer, o más bien ninguno asimiló mejor
sus doctrinas y penetró más en lo esencial. Una lectura de su obra
principal El mundo como voluntad y representación permite evaluar
la importancia de tal penetración y al mismo tiempo la distancia que
separa al autor de dicho libro de Fénelon y los místicos del amor
puro 1•
Ya en el libro primero de su obra, Schopenhauer aborda indirec-
tamente la cuestión del amor puro cuando muestra la razón práctica
encarnada del modo más perfecto en la doctrina estoica. La virtud
para el sabio estoico, a diferencia de los preceptos de los Vedas, de
293
2. Le Monde ..., op. cit., p. 126-127; Die Welt•.. , op. cit., t. l, 1, p. 128-129.
3. /bid., p. 131; t . I, 1, p. 133.
4. Ibid., p. 27; t . I, 1, p. 31.
5. " Das innere Wesen irgend einer ;ener Erscheinungen", ibid., p. 137-138; t. l,
1, p. 139.
6. lbid., p. 141; t. l, 1, p. 143. .
7. Ibíd., p. 148, 149, 155, 165, 166, 182, etc.; t. l, 1, p. 150, 151 (" Wille [...} der
selbst keinen Grund hat"), 158, 167, 185. Esto le permite a Schopenhauer
recuperar la teoría de las causas ocasionales de Malebranche y afirmar que
"toda causa natural es una causa ocasional", ibid., p. 183-184; t . l, 1, p. 186.
294
295
15. !bid., p. 206; t. I, 1, p. 209. "Nicht im Wollen, sondem im Wollen mit Erkenntnis
liegt die Schuld...
16. !bid., p. 230; t. I, 1, p. 231.
17. Ibid., p. 234; t. I, 1, p. 234.
18. !bid., p. 24-0; t. l, 1, p. 240: "sein lnteresse, sein Wollen, seine Zwecke".
19. /bid., p. 299; t. I, 1, p. 2 98-299.
20. Ibid., p. 343; t. l, 2, "Bei erreichter Selbsterkenntnis Be¡ahung und Verneinung
des Willens zum Leben".
21. l bid., p. 362; t. I, 2, p. 359, "freí sich selbst aufhebt".
296
297
298
300
301
302
49. Cf. Le Fondement de la mora/e, S 4, op. cit., p. 50, un texto que retomará
Nietzsche, La gaya ciencia, S335. Y Schopenhauer acusa a Kant de conservar
una m.o ral teológica, de haber seguido siendo "judío", cercano al decálogo, a
los castigos y recompensas, ibid., S 4, p. 51 .
50. C f. Le Monde ... , op. cit., p. 1382; t. 11, 2, p. 718.
51. Ibid., p. 1382; cf. p. 491 .
52. R. Spaemann, Reflexion und Spontaneitat, op. cit., p. 280.
53. Ibid., p. 281.
303
54. Le Monde ...• op. cit., p. 1390 y ss.; t. ll, 2, p. 726 y ss. Sobre el antisemitismo
de Schopenhauer, ver Le Fondement de la mora/e, S 19, n. 7, op. cit., p. 197,
sobre el foetor judai'cus, y en especial Elisabeth de Fonrenay, "La pitié
dangcrcuse", en Présenus de Scbope11hauer, op. cit., p. 83 y ss.
304
306
307
308
309
310
311
313
314
11. Cf. arriba o. l. Todas las citas sin referencia que damos en las líneas siguientes
corresponden a la traducción francesa de esa novela.
12. L'Amour de Platon, op. cit., p. 31. El término alemán debe ser sinnlich, cuya
traducción francesa puede ser tanto "sensible" como "sensual", de allí toda
la ambigüedad de la interpretación de ese relato. Cf. también p. 22, 54, etc.
13. lbid.• p. 32, reiterado en p. 64.
315
316
317
27. Numerosas páginas de LA Femme séparée exponen una concepción del amor
similar a la que se expresa en L'Amour de Platon; cf. por ejemplo op. cit., p.
21: "Considero muy natural que el amor que surge del deseo (durch Begehren)
se extinga con la satisfacción (durch Befriedigung). [...] Si queremos que el
amor sea eterno, es preciso no satisfacerlo nunca (dürfen ihre Wünsche nie
Erfüllung finden), es una verdad muy antigua cuya prueba nos ha sido
suministrada por la Beatriz de Dante y la Laura de Petrarca ... En La Femme
séparée también hay numerosas referencias al amor que no recibe ni.ngún
agradecimiento, ninguna ventaja, ningún goce (ibid., p. 77), a la falta de
búsqueda de sí mismo (.,diese Enti:iusserung aller Se!bstsuchtn) del héroe (p.
99), al amor verdadero que no tiene en cuenta lo que recibe sino que se d3
("Sie gibt sich, weil sie muss") (p. 109).
28. Cf. nuestra contribución, " Macht und Wissen der Frau nach dem Werk von
Jeanne Guyon ", en Geschlechterperspektiven. Forschungen zur Frühen Neuuit,
H . Wunder y G. Engel ed., Konigstcinffaunus, Ulrike Helmer Verlag, 1988, p.
156-176.
318
321
38. " Mutations de la norion de martyre au XVIle sieclc d'apres las biographics
spirituelles féminines", en Sainteté et martyre dans les religions du livre.
Problemes d'histoire du christianisme, ed. por Jacques Marx, Bruselas,
Universidad libre de .Bruselas, 1989, p. 77-90.
39. La Vénus a la fourrure, en G. Dcleuze, Présentation de Sacher-MtUoch, op.
cit., p. 148.
40. A. Koschorke, Leopold von Sacher-MtUoch, op. cit., p. 132.
41. El tema del martirio aparece también en La Femme séparée, op. cit., p. 15,
71: "me dio la impresión de uno de los mártires cristianos frente a una
emperatriz romana [... ) un mártir condenado a ser crucificado o a rrojado
como pasto a los leones del circo".
42. G. Deleuzc, Présentation de Sacher-Masoch, op. cit.., p. 9.
322
325
326
74. Jean-Joseph Surin, Poé$Íes spírituelles suivies des Contrats spirituels, por
Etienne Catta, París, Vrin, 1957. Allí aparecen toda clase de contratos:
testamento, contrato de matrimonio, de sociedad, de intercambio, de servicio,
transacción, intimación, requerimiento, etc. Se sabe que el testamento es un
género literario muy difundido en la literatura de espiritualidad.
75. La Vénus a la fourrure, en G. Delcuze, Présentation de Sacher-Masoch, op.
cit., p. 171. Cf. también p. 195 el contrato entre Wanda y Séverin.
76. Ibid., p. 172.
328
1. Por ejemplo, Georges Bataille, L'Amour d'un etre mortel (1951), en Oeuvres
completes, París, Gallimard, 1976, t. VIII, p. 496-503, o Maurice Blanchot,
L'Écriture du désastre, París, Gallimard, 1980, ambos lectores atentos de la
literatura mística.
2. André Blanchet, Histoire d'une mise al'Jndex. La "Sainte Chanta/" de l'abbé
Bremond, París, Aubier, 1967; volumen colectivo, Henrí Bremond (1865-
1933), Actas del coloquio de Aix, 19 y 20 de marzo de 1966, Aix-en-Provence,
Ophrys, 1967; Jean Dagens y Maurice Nedoncelle ed., Entretiens sur Henri
Bremond, París-La Haya, Mouton, 1967; Emile Goichot, Henri Bremond
historien du sentiment religieux, París, Ophrys, 1982.
331
332
334
16. París, Alean, 1908; recd., Beauchesne, 1924, con una extensa no ticia sobre el
autor y la lista de sus publicaciones hechas por el padre Léonce de Grandmaison.
Seguiremos esta reedición.
17. El término es de Rousselot, y lo subrayo porque hay muchos que citan
rápidamente a Rousselot (por ejemplo, Lacan en 1973) y hablan de "amor
físico" y "amor extático", cuando se trata de concepción física y concepción
extática del amor, de dos maneras de concebir el amor.
18. Es la distinción del De doctrina christiana de San Agustín, cuya historia
reco nstruimos más arriba, p. 65-88 .
335
336
La concepción física
Con "física" Rousselot no quiere decir sensible ni mucho menos
corporal; se trata de la physis, de la naturaleza, y la concepción física
del amor abarca la propensión de todos los seres a buscar su propio
bien, donde el amor a Dios y el amor a uno mismo son la expresión
del mismo apetito. Rousselot la llama greco-tomista y traza su itine-
rario desde la Ética a Nicómaco de Aristóteles y Dioniso el Areopagita
hasta Santo Tomás, pasando por Hugues de Saint-Víctor y el De
diligendo Deo de San Bernardo. Según esta concepción, habría una
unidad, una continuidad entre el amor propio y el amor desinteresa-
doll. A decir verdad, se puede ir más allá de Santo Tomás, puesto que
la autoridad de Aristóteles se sigue ejerciendo en ese punto al menos
hasta el siglo XVIl y hasta en Bossuet. Pero es una autoridad ambi-
gua, y Rousselot puede mostrar que ya la traducción equívoca de
Aristóteles contiene en germen todos los debates de fines del siglo
XVIl23• En todo caso, la afirmación a la vez aristotélica y agustiniana
según la cual "todo hombre desea ser feliz24 " es retomada por Santo
Tomás en numerosos textos que cita Rousselot:25.
El autor organiza su presentación de la concepción "física" de
Santo Tomás de acuerdo a un determinado número de principios. El
primero es el que denomina el todo y la pane: si cada parte actúa por
una inclinación "natural" para la felicidad del todo, es "natural"
que una criatura ame a Dios más que a sí misma. El amor de codicia
y el amor de amistad, al ser ambos amores "naturales", están ligados
por una continuidad. Así un amor desinteresado es "natural26" y un
337
26. Jbid., p. 32: "Amar a la humanidad, al universo y a Dios más que a uno
mismo, para él [Santo Tomás], es simplemente seguir a la naturaleza."
27. Ila Ilae, q. XXVI, a. 13 ad 3, citado ibid.• p. 14.
28. Ibid.
29. lbid., p. 43, 49, 55.
30. Ibid., p. 15.
31. Jbid. , p. 16-17.
32. lbid., p. 17-18.
338
339
340
345
346
67. /bid., p. 17, 32-39, etc. Rousselot desarrolla las fuentes aristotélicas,
dionisianas y también, con ciertas dificultades, agustinianas de esas tesis.
68. Como en una carta no fechada a Tíberghien (Recherches de science religieuse,
1965, p. 129 [465]) donde Roussclot habla de "un deseo de abarcamiento
perfecto del ser que es lo más profundo que hay en nosotros". Pueden
relacionarse e-stas palabras con la métafora que emplea en el Prefacio de su
tesis principal (L'Intellectualisme de saint Thomas, op. cit., p. XVII) y lo que
allí escribiera sobre la visión, emprendida [emprise] por Dios así como captación
{prise] de Dios.
69. Roussclot citaba en su tesis principal las palabras de Santo Tomás:
"Appetitivum non constituit aliquem specialem gradum vive11tium" ("El
apetito no constituye un grado especial de los vivos"), cf. L'Intellectualisme
de saint Thomas, op. cit., p. 46, n. 4.
70. Ibid., p. 48.
71. Como escribe Rousselot en 1910 en la Revue de Philosophie, se trata de
.. impregnar el conocimiento intelectual de apetitividad incluso en su fondo",
347
¿UNA "PSICOLOG1A"?
348
ÜNAMORPURO
349
350
amor que llega a destruir, herir, causar la muerte al que ama, un amor
que es locura e irracionalidad, parece presentar algunos de los rasgos
esenciales del amor puro. Por otra parte, el hecho de que, según
Rousselot, los debates sobre las relaciones entre el amor perfecto y el
amor propio datan del siglo XII82 es ya un primer indicio; otro indi-
cio lo proporcionan los numerosos textos de místicos del siglo XII en
los cuales podía apoyarse Scoto para identificar el amor con la beati-
tud misma.
No obstante, para limitar la pertinencia de la asimilación dema-
siado fácil entre el amor desinteresado y el amor según la concepción
extática, subrayaremos una vez más que Rousselot considera que el
amor desinteresado sólo puede realizarse y pensarse como teoría des-
de la teoría física. Sin embargo, al igual que su impugnador Geiger,
tampoco Rousselot piensa que la cuestión del desinterés sea central
e.o la Edad Media. Porque la distinción teológica entre caridad y
apetencia, que proviene de San Agustín y se relaciona con la distin-
ción entre fruí y ut,-s3, tendió a contaminar la distinción filosófica
que había permitido elaborar una concepción "física" del amor, in-
troduciendo una confusión entre naturaleza y apetencia8• que desem-
boca en 1567 en la proposición condenada de Bai'us: "Todo amor de
la criatura racional o bien es apetencia viciosa, por la cual el mundo
es amado, lo que es condenado por San Juan, o bien es la encomiable
caridad, difundida en el corazón por el Espíritu Santo, por la cual
Dios es amado85 ." La noción de "amor natural" procuraba respon-
der a las conclusiones según las cuales lo que habría sido imposible en
la naturaleza, vale decir, el amor a Dios más que a uno mismo, se
volvería posible en el orden sobrenatural. La concepción "física" con-
351
353
354
355
356
357
359
los textos en que se expresa el amor puro de los místicos nos permiti-
rían aprehender. Tales concomitancias, en su ingenuidad, ayudarían
poco para la comprensión de esa teoría o de esos textos.
Señalemos de entrada que no es del lado de las "religiones", siste-
mas teológicos y prácticas espirituales, donde conviene ubicar lo que
Freud designará en 1920 como "más allá" del principio de placer. Ya
-
en 1911, dieciséis años antes de El porvenir de una ilusión, Freud ha-
bía expuesto cómo el principio de realidad podía reemplazar al princi-
pio de placer, y había sostenido que la renuncia ascética al placer con la
esperanza de una recompensa en el más allá no significaba "la destitu-
ción del principio de placer sino más bien su confirmación".
360
5. J.-B. Bossuet, Oeuvres completes, ed. Fr. u.chat, París, Vives, 1862-1866, t.
XXIII, p. 458. Sobre la "delectación", véase nuestro Spiritualité de Bossuet,
París, Klincksieck, 1972, p. 339-351 .
6. Moustapha Safouan, L'Echec du príncipe du plaisir, París, Seuil, 1979, p. 15.
7. En Essais de psychanalyse, nueva trad., París, Payot, 1987, p. 46; St., t. III, p.
220; cf. Formulierungen ... , ibid., p. 18. [A. E. "Mas allá del principio de
placer", T. XVIII, p. 7)
8. Mediocremente traducido como "en el orden", ibid., p. 46;St., p. 219; igualmente
p. 47; St., p. 220. [en español trad. "tiene el carácter de una ley"; p. 9)
361
9. Ibid., p. 43, 44, 45, etc.; St., p. 217, 218, etc.[A. E. P.7,8,9 y ss]
10. lbid., p. 47; St., p. 220.[A.E. p. 10)
11. /bid., p. 78; St., p. 245: el principio de realidad es la forma "modificada"
(Modifikation) del principio de placer. [A.E. p11]
12. lbid., p. 55; St., p. 227. [A.E. pl 7)
13. lbid., p. 56; St., p. 227.[A.E. ibid]
14. Lo que en 1923 en El Yo y el Ello Freud llamará, como veremos, "los
acontecimientos más extremos.,, "die extremsten Vorkommnisse " (ibid., p.
265; St., p. 317), a propósito de la reacción terapéutica negativa y del
sentimiento de culpa. [A.E. T.XlX, p.51)
15. lbid., p. 59; St., p. 229-230.[A.E., p.19)
362
363
365
366
51. !bid., p. 250; St., p. 304: [ A.E. p. 38J"Diese Hauptinhalte des Hoheren im
Menschen".
52. Freud emplea el término "extremo" en El Yo y el Ello, ibid., p. 265; St., p.
317.(A.E. p.5 1}
53. !bid., p. 254; St., p. 307.[A.E. p 41)
54. !bid., p. 268; St., p. 319.[A.E. p. 53-54]
55. Ibid. Cf. también la XXXIª de las Nuevas conferencias de introducción, op.
cit., p. 85 y ss.,[A.E. T. XXII, p. 53) sobre la descomposición de la personalidad
psíquica ("Die Zerlegung der psychischen Personlich~eit").
56. Essais de psychanalyse. op. cit.• p. 273-274; St., t. m, p. 324, {A.E. T. XIX, p. 58}
369
373
79. Más allá de/principio de placer, op. cit., p. 43;St., t.111, p. 217: "einem bestimmten,
historisch festgelegten, philosophischen System". [A.E. , T. XVJII, p. 7]
80. Ibid.: "Tatsachen der tiiglichen Beobachtung".
81. lbid., p. 44; St., p. 217:[A.E. p. 7] "Dagegen würden wir uns gerne zur
Dankbarkeit gegen eine philosophische oder psychologische Theorie bekenn.en,
die uns zu sagen wüsste, was die Bedeutung der {ür uns so imperativen Lust-
und Unlustempfindungen sind."
82. lbid., p. 109; St., p. 268.[A.E. p. 58)
374
375
376
379
381
382
3. Véase más arriba el capítulo sobre uti y frui, y el libro esencial de Patrick
Valas, Les Dimensions de la jouissance. Du mythe de la pulsion ala dérive de
la jouissance, Ramonville Saint-Agne, Eres~ 1998.
4. J. Lacan, L'Ethique..., op. cit.• p. 21; [ Paidós, p. 21], p. 99: "un más allá con
respecto a toda ley de la utilidad", a propósito del mandamiento del sabbat;
p. 190 [ Paidós, p. 196], que remite a la oposición ciceroniana entre la bo~tas
y la utilitas.
S. Ibid., p. 220, [Paidós, p. 226).
6. Ibid. , p. 269: "las necesidades del hombre se alojan en lo útil. .. [Paidós, p.
275).
7. lbid., p. 219. [Paidós, p. 226].
8. Ibid., p. 218. [Paidós, p. 225] .
•
384
385
Entwurf einer Psychologie escrito por Freud en 1895 15• Lacan señala
en efecto que si bien el término, que debió "pescar" dentro del
Entwurf 6 , aparece "en los recovecos del texto" de Freud, este último
"vuelve a retomarlo siempre en diversas formas hasta el final 17 ,,. De
hecho "das Ding" aparece cinco veces en el Entwurf' 8, a propósito de
la "relación entre la percepción y el deseo 19,,; en uno de esos pasajes,
se trata de un juicio "sin un objetivo práctico" que se refiere al otro,
al prójimo, una experiencia en la cual algo caracteriza "la alteridad
del otro en cuanto tal ,,io, algo que forma parte del otro pero que no
es nombra ble. En el texto de Freud se habla de lo que escapa al juicio.
"Das Ding forma parte de la estructura, pero constituye una pura
exterioridad en el interior del sujeto21 "; dentro de las percepciones, en
vinculación con el objeto deseado, hay una fracción "no asimilable"
que es das Ding, y una fracción que se le revela al yo mediante su
propia experiencia. Y Freud insiste entonces, como recuerda Lacan
en su seminario, en el grito, ese "exterior íntimo,, del sujeto que ocu-
pa el lugar de la cosa y que, como "asociación de un sonido con una
percepción", le confiere su carácter al objeto, del cual no tendríamos
ninguna noción clara sin ello22•
Sobre la cosa en sí, das Ding an sich, había llamado la atención
luego, en 1923, un importante artículo de Egenolf Roeder23. A partir
de Aristóteles y de la distinción del An sich y el Was, dicho autor re-
cosa que, dígase lo que se diga, le sería inaccesible para siempre", " esa cosa que
nos habla, e incluso que habla en nosotros" (p. 419,420), [S. XXI, T 1, p. 416],
es en 1959 cuando introduce una verdadera reflexión sobre "la cosa".
15. Véase Erik Porge, "Sur la chosc", en Lettres de /'&ole freudienne. Bulletin
intérieur de l'Ecole freudienne de París, nº 18, abril de 1976, Journées des
C.artels, avril 1975, p. 158-165.
16. J. Lacan, L'Ethique..., op. cit., p. 121. [Paidós, p. 125].
17. Ibid., p. 71 . (Paidós, p. 74).
18. Cf. E. Porge, "Sur la chose", loe. cit., p. 159-161.
19. Ibid., p. 159. [Paidós, p. 164].
20. Ibid., p. 160. [Paidós, p. 165].
21. Ibid.
22. Sigmund Freud, Entwurf einer Psychologie (1895), Esquisse d'une psychologie,
trad. fr. en La Naissance de la psychanalyse, París, PUF, 1979, p . 376-3n;
sobre el grito, ver J. Lacan, L'Ethíque..., op. cit., p. 42, 68, 122, etc. [Paidós,
p . 44, 71, 126, etc.); y E. Porge, "Sur la cbose", loe. cit., p. 161 .
23. Egenolf Roeder, "Das Ding an sich. Analytische Versuche an Arisroreles'
Analytik (Analytica posteriora, l, 4) ", en [mago, IX, Band, Heft 3, 1923, p .
273-299.
386
387
388
389
391
393
82. J. Lacan, L'Ethique... , op. cit., p. 217-218, [Paidós, p. 224]. Véase también el
texto que citamos anteriormente sobre la desaparición de "la garantía del
Padre" (ibid., p. 119).
83. lbid., p. 152, [Paidós, p. 156). Retomando el título del célebre libro de Paul
Hazard, Lacan amplía considerablemente el alcance de los análisis del
historiador de los siglos XVII y XVIII.
84. /bid. Lacan agrega: " Dado que Dios surgió debido a que el padre ha muerto,
sin duda quiere decir que nos hemos dado cuenca - y por eso es que Freud
395
400
117. Le Transfert, op. cit.• p. 416, [Paídós, p. 397] y Lacan añade: "pero no es
culpa mía si hace tiempo que he señalado en ellos cosas muy interesantes".
118. Paul Claudel, L'Otage, I, 1, en Théátre, París, Gallimard, col. "Bibl. de la
Pléiade", 1965, t . II, p. 225.
119. lbid.
120. Ibid .• p. 229. ,
121. Ibid. , p. 234.
122. lbid., p. 234-235.
123. Ibid., p. 229.
401
que la lleva a reiterar las plegarias de los espirituales del siglo XVII al
contemplar el ser de Dios y la nada de las criaturas: "¡Oh Dios mío,
me regocijo amargamente en vuestra grandeza y mi inutilidad, y la
extensión ~asta mí de esos designios que superan todo sentido 124!''
Y ante el papa Pío, Coufontaine analiza el mundo moderno sur-
gido de la Revolución como la victoria de un "nuevo derecho125 " que
se basa en el "tener", como la definición del "bien'' por el "tener" 126,
como el fin de "las épocas de la fe 127 ": "De modo que ya no hay nada
que dar. Resulta que ya no existe nada gratuito entre los hombres128."
El acto I de la tragedia de Claudel se sitúa pues dentro del marco
de una espiritualidad del sacrificio, en la gratuidad del don, en el
desamparo de aquel que en la oscuridad de su acto se entrega a un
Dios que no responde y cuyo vicario cansado se calla, se duerme, se
abandona a la Voluntad de Dios129 • Hasta aquí nada llamaría parti-
cularmente nuestra atención salvo la poesía claudeliana que traduce
de manera cautivante esa pérdida, ese sacrificio y ese abandono. Pero
en El rehén se trata de mucho más que de la puesta en escena, incluso
exacerbada, de la espiritualidad cristiana del sacrificio. Lacan lo des-
tacó en su comentario y subrayó que en esa "tragedia moderna, quie-
ro decir contemporánea130 " encontramos "todos los elementos de una
dramaturgia que debe permitimos poner a su nivel el drama con que
nos enfrentamos cuando se trata del deseo131 ", nos ubica en el centro
mismo de lo que recurrentemente hemos intentado elaborar en toda
su radicalidad a propósito de la configuración del amor puro.
Sucede que a Sygne se le pide un sacrificio más allá del que los hom-
bres e incluso Dios piden; estas son las palabras del cura Badilon en el
acto 11; "Le aseguro que ni yo, ni los hombres, ni siquiera Dios le pedi-
mos un sacrificio semejante [...] A usted sola le corresponde hacerlo por
su propia voluntad132." El sacerdote puede desplegar los lugares comu-
402
Ya en la época del amor cortés había unas personas a las que aludí
fugazmente, que se llamaban los cátaros, y para quienes no era dudable
que el Príncipe de este mundo fuera algo bastante comparable a ese
ser-supremo-en-maldad. La Grimmigkeit del Dios boehmiano, la mal-
dad fundamental como u.na de las dimensiones de la vida suprema,
les demuestra que esa dimensión no solamente puede ser evocada por
un pensamiento libertino y antirreligioso155 •
406
409
173. Cf. Lucas XXJ, t 9, en términos ambiguos tanto en latín como en griego: "In
patientia vestra possidebitis animas vestras", "En te ypomone ymon k.tesesthe
tas psychas ymon" ("Salvaréis vuestras vidas por vuestra constancia" [en la
versión castellana de Casiodoro de Reina dice: '"Con vuestra paciencia ganaréis
vuestras almas."); los autores espirituales antiguos, al igual que Mme. Guyon,
lo interpretaban: "Por la paciencia poseeréis vuestras almas,.).
174. P. Claudel, Théotre, op. cit., t. 11, p. 518-519.
175. Mateo X, 39: "Qui invenit animam suam, perdet illam; et qui perdiderit
animam suani propter me, inveniet eam. "
176. P. Claudel, Théátre, op. cit., t. ll, p. 531.
410
411
186. "PENStE- La muerte para mí, ¿acaso la prefieres a la vida?/ ORIAN - Sí,
Pensée .. , ibid., p. 549.
187. Ibid.
188. lbid., p. 550.
189. Ibid., p. 548.
190. J. Lacan, Le Transfert, op. cit., p. 356-357. [Paidós, p.342-343).
412
EL GOCE
Una decena de años más tarde, con los seminarios Aún en 1972-
1973 y Les non-dupes errent• en 1973-1974208, Lacan se refiere en
numerosas ocasiones a su seminario sobre La ética del psicoanáli-
sis2o,, para basarse en lo que entonces había expuesto e introducir un
análisis mucho más desarrollado del goce2 1º, del goce del Otro. De
manera más precisa que en 1959-1960, la mística cristiana le parece
en lo sucesivo una referencia privilegiada que permite aproximarse a
lo concerniente al goce y el amor, y las paradojas e imposibilidades
. ,
que caractenzan su teor1a.
415
211. Les non-dupes e"ent, seminario inédito que citamos siguiendo versiones
dactilografiadas, 20 de noviembre de 1973.
212. Encore, op. dt., p. 10 [ Paídós, Aún, p. 11]: "Aclararé con una palabra la
relación entre el derecho y el goce. El usufructo -es una noción del derecho,
¿no es así?- reúne en una palabra lo que ya mencioné en mi seminario sobre
la ética, es decir, la diferencia que hay entre lo útil y el goce. Lo útil, ¿para qué
sirve? Es lo que nunca fue bien defmído en virtud del respeto prodigioso que
debido·al lenguaje el ser hablante siente hacia el medio. El usufructo quiere
decir que podemos gozar de sus medios, pero que no hay que derrocharlos.
Cuando se tiene el usufructo de una herencia, se puede gozar de ella a
condición de no usarla demasiado. Esa es verdaderamente la esencia del
derecho -repartir, distribuir, retribuir lo que corresponde al goce." Sobre la
noción de "usufructo", ver más arriba, p.80.
213. /bid. Véase ta mbién p. 57: utilidad/ goce; p . 89: uso/ goce, y las explicaciones
recurrentes de Lacan sobre el utilitarismo, ibid., p. 10, 55, etc. En sus
conferencias del 3 de febrero de 1973 en Milán, hallamos la misma oposición,
véase Lacan in Italia, Milán, La Salamandra, 1978, p. 69, y p. 85: utendum
I fruendum, servir/ gozar, con la observación acerca de "abuso": "Abuso no
quiere decir nada más que goce específicamente."
416
ser el amor si esto tuviera el menor sentido. Sólo que es a partir de ese
momento que esto se vuelve absolutamente insensato y eso es lo inte-
resante: es darse cuenta de que cuando se ha entrado en un atolladero,
cuando se llega al fin, es el fin219 •
418
419
234. Para una operación análoga, véase Pierre-Antoioc Fabrc, lgnace de Loyola.
Le lieu de l'image. Le probleme de la romposition de lieu dans les pratiques
spiritMelles et artistiques jésuites de la seronde moitié du XV/e siech. París,
Vrin, 1992.
235. J. Lacan, Encare, op. cit., p. 14. [Paidós, p. 15).
• • En el original, le droit, que también significa "el derecho" en sentido jurídico ff.) .
236. !bid.
237. LaC3n retoma la noción de "barroquismo" (ibid., p. 102) (Paidós, p. 137)-y
no sin pertinencia ni complacencia acepta que está "vestido" con ella- muy
de moda entre los historiadores del arte, de la literatura y de la cultura en los
años 1960 y 1970.
238. lbid., p. 26. [Paidós, p. 33).
420
250. lbid., p. 90: "Lo molesto es que el Otro, el lugar, no sepa nada . ., [Paidós,
p. 118).
251. !bid. [Paidós, p. 119).
252. lbid., p. 97. [Paidós, p. 130].
253. !bid., p. 102. [Paidós, p. 137).
254. !bid.: "¿ Qué importancia puede tener en la doctrina cristiana que Cristo
tenga un alma?"
255. Véase J. Le Brun, "L'involontaire défaut du texte", en Cahiers de lectures
freudienne$, nº 15/16, 1989, p. 59-68.
256. J. Lacan, Encore, op . cit., p. 90, 98. [Paidós, p. 119, 131 ].
257. Cf. J. Le Brun, " L'apologétique de Fénelon. Unité ou contradiction", en
Maria-Cristina Pitassi, ed., Apologétique, 1680-1740. Sauvetage ou naufrage
de la théologie?, Ginebra, Labor et Fides, 1991, p. 29-39.
423
424
425
seo del objeto "que supone de vacío una demanda,,, "deseo que no
soporta ningún ser''275• Un objeto es "sustituido" por el Otro como
ta1276 y se hace causa del deseo sin que ningún "interés" llegue a empa-
- su pureza.
nar
En el mismo año de 1973 en que daba su seminario Aún, Lacan
se presentó en una emisión de televisión donde relacionaba al psicoa-
nalista con el "santo277"; en una constante de su reflexión278, Lacan
separaba al santo de cualquier tentación utilitaria, incluso la de hacer
"caridad": una desaparición en la conducta, como la que recomen-
daba Baltasar Gracián a su discretd-79 , hace del santo el "desecho", el
"desperdicio del goce"; cuando el santo "goza", "ya no actúa duran-
te ese tiempo", y Lacan agrega que el santo se "azota" con "aquellos
que ven allí su recompensa", "puesto que azotarse así con la justicia
distributiva es de donde a menudo ha partido. En verdad, el santo no
cree tener méritos, lo que no quiere decir que no tenga moral. El
único tedio para los demás es que no se ve adónde lo conduce eso"280•
El enigma del desinterés, con·el que se topaba Fénelon, tal vez no ha
sido penetradol81, pero una negación (que recuerda el enigmático im-
posible de la suposición tradicional) se ha vuelto el signo de esa pure7.a.
La máxima que Lacan formulaba en su seminario ... O peor el año
426
427
l. Yves Bonnefoy, "Le coeur, l'eau non troublée", Pierre écrite, en Poemes,
París, Gallimard, 1986, p. 236.
429
ración. Pero el amor puro es u.na de esas preguntas sin respuesta que
teología, filosofía y psicoanálisis no han dejado de urdir: textos bí-
blicos "insensatos", verdades inaceptables, figuras indescifrables, son
acaso las formas en las cuales se presentan las últimas preguntas. En
430
Aarón, ll..
Abelardo, 342.
Abra de Raconis, Charles d', 134.
Abraham, 306, 325.
Adán, 91, 94, 368.
Admcto, 29, 3.0 35, 39, ~ 45, iL
Agath6n, 3.1...
Agésilas, ~
Agustín, San, 15, 37, 60, 73, 76, 81-86, 88-93, 96, 101-106, 151, 153,
154, 157, 245, 261, 301, 304, 334, 336, 339, 340, 351, 357,
374,382,384, 392, 400,416.
Albert, Mme. d', Tl...
Alccstis, 15, 27, 29, 30-32, 34, 35, 39, 41, 42, 45, 47, 48, 51, 118,
121, 298, 319.
Alcibíades, 37, 40, ~
AI-Ghazzali, 138.
Alí, 138.
Altcnsteig, Johann., 232n.
Ambrosio, San, 104n.
Amyraut, MoYse, 253n.
Ángela de Foligno, Santa, 394.
Angelus Siles-ius, ver: Schcffler, Johanncs.
Antígona, 53, 388, 399, 404, 405, 406.
Antoine de Saint-Gabriel, 242n.
Aquiles, 32-35, 39, 41, 42, 47, ~
Aristófanes, 3L
Aristóteles, 36, 59n., 92, 146, 221, 232n., 295, 336, 337, 339, 346,
383-386, 417.
Arnauld, Agnes, 133.
Arnauld, Antoine, 8.8...
Arnold, Gottfried, 7.5n.
Arturo, rey, 123.
Aury, Dominique, 415n.
Austin, John Langshaw, 178.
433
434
435
436
437
Kant, Emmanuel, 10, 11, 15, 265-273, 275-278, 280, 281, 283-292,
294, 302n., 303, 305, 381, 382, 384, 398.
Keckermann, Bartholomaeus, 149n.
Klettenberg, Mlle. de, 300.
Koyré, Alexandrc, 390n.
438
•
Material pro egida por derechos de autor
This page wasn't downloaded by GBD
This page wasn't downloaded by GBD
This page wasn't downloaded by GBD
This page wasn't downloaded by GBD
This page wasn't downloaded by GBD
This page wasn't downloaded by GBD
This page wasn't downloaded by GBD
This page wasn't downloaded by GBD
This page wasn't downloaded by GBD
Material protegido por derechos de autor
a Annie Tardits
El cuenco de plata
Director: Edgardo Russo
Diseño y producción: Pablo Hernándcz Giovanoli
Mexico 474 Oto. 23 (1097) Buenos Aires
www.elcucncodeplata.com.ar
info@clcuencodcplata.com.ar
ISBN: 987-21274-3-3
Prohibida la reproducción parcial o toca! ck este libro sin la autorización previa ckJ editor y/o bcmlcros.
439
•
Material protegido por derechos de autor
This page wasn't downloaded by GBD
This page wasn't downloaded by GBD
This page wasn't downloaded by GBD
This page wasn't downloaded by GBD
This page wasn't downloaded by GBD
This page wasn't downloaded by GBD
This page wasn't downloaded by GBD
This page wasn't downloaded by GBD
This page wasn't downloaded by GBD
This page wasn't downloaded by GBD
•
El amor puro
de Platón a Lacan
.•
el cuenco de plata
This one
J9T4-DTS-XENS
r Aat n,I rrr -g1d'J .or derc::hos ::ie autor
This page wasn't downloaded by GBD
Material protegido por derechos de autor
Material protegido por derechos de autor
This page wasn't downloaded by GBD
This page wasn't downloaded by GBD
•
Pablo, San, 16, 52, 55-66, 68-76, 91, 99-101, 104n., 133, 163n., 195,
219, 203n., 262, 301, 319, 326, 370, 399.
Parménides, 30.
Pascal, Blaise, 267.
Patroclo, 32-35, 39, 41, 42.
Pausanias, 36, 37.
Pedro, San, 169.
Pererius, Benedictus, s. j., 67.
Perrault, Charles, 18, llOn., 121, 124, 124.
Petrarca, francesco, 18, llOn., 117-120, 124, 318n.
Petrucci, Pier Matteo, cardcnaJ, 141.
Píndaro, 32. ·
Piny, Alcxandre, dominico, 145.
Pirot, Edmc, 110.
Pisístrato, 312.
Platón, 10, 15, 23, 24, 26, 27, 29, 31, 32, 39, 40, 42-44, 46, 47, 50,
54, 64, 176,198,294, 315-317, 327,381,382,400,411.
440
Quintiliano, 59n.
Quirón, centauro, !lL
441
442