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Capítulo X: Consumación.
francesa. Tanto los nombres de los personajes como los de los lugares están en
francés.
Lou
—Sí, mi esposa.
calle, cargando lo que parecía un cadáver. Aunque mi esposo me retenía, me incliné más
todo su cuerpo.
encontraremos ropa presentable. No deshonraré a Reid haciendo que su esposa parezca una
pagana, aunque lo sea. En ese momento tuve ganas de acabar con él.
De repente, una escalera de caracol arrinconada al final del pasillo llamó mi atención. Era
diferente al resto. Esa era de metal y evidentemente había sido construida después de la
—A ningún lugar que vayas a visitar. Solo el personal autorizado puede acceder a los
pisos superiores.
Despues había una puerta de madera sencilla. La abrió sin mirarme. En la puerta colgaba
una frase que me estremeció: NO PERMITIRÁS QUE UNA BRUJA VIVA. Aquel lugar era
la famosa Torre de los Chasseurs. La atmósfera era lúgubre y rígida como los hombres que
Era terriblemente simple. Solo una cama y un escritorio llenaban el espacio. Peor, él no
tenía pertenencias ni nada parecido. Mi esposo debía de ser la persona más insípida del
mundo.
—Sí, pero ahora eres mi esposa, nos guste o no. Ningún hombre te tocará de ese modo
nuevamente.
Una vez sentados, coloqué la mano alrededor de uno de los cuchillos de su bandolera.
Pero eso sí: deberías saber —susurré—, que si un hombre me toca de cualquier modo sin
—Tenemos que consumar el matrimonio. Hundí la punta del cuchillo e hice un corte. La
sangre brotó y dejé que las gotas de sangre cayeran sobre las sábanas.
—Listo. Matrimonio consumado.
Me miró perplejo.
Si alguien me hubiera dicho esa mañana que estaría casada al atardecer, me habría reído.
—. ¿Era necesario?
—Una vez incendié un almacén. Una cerilla y el lugar ardió como una chimenea.
Me miró horrorizado.
—Bien, de acuerdo.
Intenté quitarme el vestido por la cabeza, pero mis dedos, aún tiesos y doloridos, evitaron
que tuviera éxito. Pronto, unas manos fuertes aparecieron para ayudarme. Me aparté por
instinto y mi vestido se rasgó con la misma facilidad con la que lo había hecho en el teatro.
Nerviosa, le lancé mi vestido a la cara. No estaba desnuda. La suave ropa interior cubría
Pronto, una criada entró para comprobar que hubiera manchas de sangre en las sábanas.
—El mercado no abre hasta la mañana, madame. Se marchó sin decir otra palabra.
Cuando él se fue, caminé por el cuarto en busca de algo que pudiera usar contra mi captor.
No había mucho que inspeccionar. Pero entre todo, sobresalía un cuaderno de cuero. Cuando
lo tomé, varias hojas sueltas cayeron al suelo. Cartas. Las inspeccioné de cerca y una sonrisa
Un chasseur de cabello cobrizo muy confundido me despertó con la mano esa noche. Yo
En ese instante, desperté de un salto. —He cerrado la puerta con llave. ¿Cómo has
entrado?
—No eres la única que sabe forzar cerraduras.
—¿En serio?
—Escucha, Chass, eres mi marido, así que siento que debo ser sincera contigo y decirte
—Él te mataría antes de que alzaras siquiera un dedo. Él es líder más calificado en la
historia de los chasseurs. Ha asesinado más brujas que cualquier otro hombre vivo. Lo
—Volveré al teatro —susurré, con los ojos cerrados—. Lo poco que he visto de la obra
—Ahora que eres mi esposa, lo mejor será que permanezcas dentro de la Torre de los
Chasseurs.
—Qué lástima. Creía que tenías mejor juicio que el arzobispo —repliqué —No puedes