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LA EVOLUCIÓN POÉTICA DE JUAN RAMÓN JIMÉNEZ: LA POESÍA PURA

Contextualizamos a este poeta entre el Modernismo y la Vanguardia, durante entreguerras.


J.R.Jimenez pertenece al Novecentismo o Generación del 14 que surge en la primera
década, alcanza la madurez en 1914 y su declive en 1930.Los poetas son intelectuales con
formación universitaria que defiende la claridad racional para analizar los problemas desde
lo distante. Quieren crear una literatura para minorías donde dominan la pulcritud y el
equilibrio, siendo un “arte puro o desnudo”.
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La poesía de Juan Ramón Jiménez(1881-1958) es de expresión de un ansia de eternidad,


con una posesión inacabable de la Belleza y de la Verdad. De ahí su gran preocupación por
la fugacidad de las cosas y su idea de Dios, a quien identifica con la Naturaleza o Belleza.
Se basa en una búsqueda constante, dividida en tres etapas:
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1. La época sensitiva (inicios-1915): en Arias tristes encontramos una poesía sencilla


con influjo becqueriano con sentimientos de soledad, melancolía o temas del paso
del tiempo y la muerte, propios del neorromanticismo.
Entre 1908 y 1915 compone Arias tristes, Elegías o Sonetos espirituales, donde
adopta el influjo del Modernismo, en su caso de tipo intimista. A esta época
corresponden Platero y yo, con estilo modernista y con indicios de pureza.
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2. La época intelectual: inicia con Diario de un poeta recién casado (1916) y da fin
con su exilio en 1936. Se trata de una poesía desnuda con novedades, eliminando lo
anecdótico para dar paso a lo conceptual y emotivo. También hay obras como
Eternidades o Piedra y cielo.
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3. La época suficiente o verdadera: desde 1936 hasta su muerte. Durante su exilio


indaga poéticamente pero encerrado en sí mismo, con obras como En el otro
costado y Dios deseado y deseante.
Este autor dejó influencia en los poetas puros del 27.

FEDERICO GARCÍA LORCA: DEL NEOPOPULARISMO AL SURREALISMO


En él observamos influencias del folclore andaluz, la poesía del Cancionero, la poesía
arábiga, de lo clásico(Góngora), de lo romántico, del modernismo y vanguardias y sobre
todo el Surrealismo. Dividimos su trayectoria en:
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1. Primera etapa: hasta 1928. Destacamos el Romancero gitano y Poema de cante


jondo. De la lírica tradicional toma los temas del amor y la muerte (símbolos) o la
rima asonante, del folklore andaluz toma la visión del paisaje y el mundo gitano y del
cante jondo el sentimiento de lo fatal y lo trágico.
El mundo gitano simboliza su infancia, unido a la cultura primitiva y natural con un
mundo con leyes y códigos ajenos al mundo occidental y despreciado por este.El
gitano o representa el amor vivido con gran pasión que desemboca en la muerte o
los otros (Guardia Civil) que invaden sus derechos desembocando en sangre
derramada. Abundan los tres grandes temas: el amor, sexo y muerte.
Las interpretaciones equivocadas de sus obras le llevan a un viaje a Estados Unidos
donde surge el Lorca del surrealismo.
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2. Segunda etapa: destaca Poeta en Nueva York, poemas en los que denuncia los
valores negativos de una sociedad marcada por el dinero. El tema predominante es
el agobio en la gran ciudad que la percibe como una civilización deshumanizada,
denunciando el materialismo y solidarizando con el dolor de la población negra.
Trata temas como las calles, los rascacielos, el hombre depredador, la muerte de la
naturaleza y la marginación de la raza negra. El surrealismo refleja su visión de esta
ciudad y se decanta por el versículo.
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3. Tercera etapa: vuelve a España y compone Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, por
la muerte de su amigo, mezclando el surrealismo con elementos de la primera etapa.
También Diván de Tamarit con el amor como tema principal, pero un amor doloroso y
carnal, o Sonetos del amor oscuro donde recupera la métrica tradicional y manifiesta
su experiencia amorosa.
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DE LA POESÍA EXISTENCIAL Y SOCIAL AL GRUPO POÉTICO DE LOS 50


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Los oscuros y difíciles años cuarenta: en la inmediata posguerra, la situación del país
era de desolación y miseria. Dámaso Alonso habló de una poesía arraigada de los poetas
afines a Franco (Rosales o Panero) que publicaban en revistas como Escorial, y de una
desarraigada o existencial, de tono angustiado en la que para los poetas el mundo es un
lugar inhóspito y solo la poesía permite afrontarlo. Trata temas como el vacío personal, la
soledad del hombre y el desarraigo, además de lo conflictivo y lo religioso. Publicaron en
Espadaña.
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La década de los cincuenta, la poesía social: iniciaron los atisbos de contestación contra
el Régimen franquista, consolidando en 1955 el “realismo social” con libros como Pido la
paz y la Palabra (Blas de Otero) y Cantos iberos (Gabriel Celaya). Saltando del yo al
nosotros, se convierte esta poesía en un arma capaz de transformar el mundo. Trata temas
como el de España, la injusticia social o el anhelo de libertad, haciendo uso de un lenguaje
claro, con el deseo de cambiar a la sociedad con la palabra.

Gabriel Celaya: fundó la revista Norte. Su carrera se consolida a finales de los 40 con
Tentativas (carácter existencialista) y en los años 50 se integra en el compromiso con una
poesía no elitista capaz de transformar el mundo.

José Hierro: poesía testimonial con un lenguaje sencillo de experiencias complejas. En


Quinta del 42 trata temas como el paso del tiempo y la derrota, y destacan obras
existencialistas como Tierra sin nosotros, aunque se integrará en la poesía social.

Blas de Otero: tres etapas. La existencial con un tono desgarrado centrada en la búsqueda
angustiosa de Dios, del amor y del sentido de la existencia, con Ángel fieramente humano.
Luego se acercó a lo colectivo con el objetivo de llegar a la mayoría durante su poesía
social con obras como Pido la paz y la palabra, y a partir de los 60 se acercó al
experimentalismo.

GRUPO DE LOS CINCUENTA: la llamada Generación de los 50 o del medio siglo hereda el
tono social de los poetas anteriores pero hablando de temas como el amor y la muerte, sin
renunciar a la ironía y a la autocrítica. Características comunes como el afán de novedad, la
preocupación por el hombre, por los problemas éticos o sociales, el uso de la ironía y la
preocupación por el lenguaje. Destacan Ángel González on Breves acotaciones para una
biografía, Claudio Rodríguez con Don de la ebriedad y Jaime Gil de Biedma con Las
personas del verbo.

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