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Persona
Diversas son las disciplinas que estudian la persona, vgr.: teología, filosofía, ética, psicología,
sociología, etcétera.
En el Derecho, la persona tiene condición de presupuesto, o sea que es de aquellos supuestos
previos, anteriores al concepto en sí, que -al decir de Cifuentes - en filosofía importan tanto como la
materia de la cual depende la verdad de una preposición.
Su estudio es capital, y dado que integra la base de la ciencia del derecho, su concepto está
íntimamente ligado a la doctrina iusfilosófica de quién lo desarrolle.
La persona es un “prius” del ordenamiento jurídico: no porque existe el ordenamiento jurídico viene a
existir la persona, sino porque existe la persona, viene a existir y existe el ordenamiento jurídico.
Clasificación:
a) persona humana y b) persona jurídica
El art. 30 del Código velezano (derogado por Ley 26.994) decía: “Son personas todos los entes
susceptibles de adquirir derechos o contraer obligaciones”, y en el art. 31, distinguía las personas de
existencia visible de las de existencia ideal.
El codificador, siguiendo a Freitas, habla de ente, para designar a “alguien” que teniendo humanidad
no se confundiera, con los hombres físicos y así comprender las dos especies de persona: La de
existencia visible y la de existencia ideal, hoy llamadas: Persona humana y Persona jurídica.
La voz ente, como expresión general abraza a ambas especies. Ente significa “lo que es”. Freitas
dice que “hay dos mundos, el visible y el ideal” y de ahí deriva su terminología: “personas de
existencia visible” y “personas de existencia ideal”.
Clasificación:
a) persona humana y b) persona jurídica
El reconocimiento de las personas jurídicas es consecuencia de atender a la necesidad de
cumplimiento de multitud de finalidades humanas - grupales o individuales - en forma de
agrupamientos que separen al grupo en cuanto tal de las individualidades o el de una entidad que
separe parte de los bienes del patrimonio de una persona para afectarlo a un objeto determinado,
pero por ello, no queda afectado el principio básico de que el hombre es el único protagonista del
derecho (Tobías)
Etimología
La etimología de la palabra “persona” es discutida. Se han señalado como origen de la palabra: el
latín, el griego y el etrusco. La explicación más admitida vincula la palabra con el lenguaje teatral. Se
indica así que se usó para designar primero a la máscara usada por un personaje teatral (vale decir
que no designaba al hombre, al actor, sino a algo que éste añadía a su rostro). Cada máscara
expresaba mediante una mueca un sentimiento (tristeza, alegría...), y tenía por objeto hacer resonar
la voz. Luego pasó a designar al mismo actor teatral (al que porta la máscara): esto es al personaje
(no al hombre que la portaba).
Del teatro pasó al lenguaje común, para referirse a la función o cualidad que investía cada individuo
en la vida social. Por lo tanto, era posible que un hombre fuese varias personas si cumplía diversas
misiones, diversos roles, tales como padre de familia, maestro de milicia, cónsul de la república.
Etimología
● La etimología de la palabra “persona”, muestra que es un concepto sobreañadido al concepto de
hombre. La máscara usada por un personaje teatral.
● También indica en latín “personare” algo que tenía por objeto hacer resonar la voz.
● Luego pasó a designar al mismo actor teatral (al personaje)
● para referirse a la función o cualidad que investía cada individuo en la vida social
Evolución
La noción jurídica de persona, varió en el tiempo y en el espacio. La palabra “persona” no siempre ha
tenido el mismo significado. Existe un intenso debate en torno a la noción misma de “persona” y sus
alcances en el derecho, se renueva constantemente, y en tiempos actuales ante la irrupción de
nuevas y poderosas posibilidades tecnológicas de “dominio” sobre la vida humana.
En Roma la palabra persona no estaba identificada con el concepto de esencia humana, sino que
para ser tal el sujeto de derechos debía poseer los tres status: libertatis, civitatis y familiae. Así, eran
menos personas los extranjeros, los alieni iuris (sujetos a la potestad del pater familiae). Los
esclavos, no eran persona.
Fue la teología cristiana la que expropió la palabra “persona” para designar no ya un rol que cumple
un hombre sino al sujeto en sí mismo, es decir, termina por designar al hombre, al individuo de la
especie humana, en el núcleo sustancial más propio y exclusivo de cada uno.
Evolución
Vale decir que, el reconocimiento de la personalidad a todos los hombres por el sólo hecho de ser
tales, no siempre fue así. Poderosos intereses impulsan a relativizar la definición “ontológica” de
persona.
Se han conocido casos en la historia de seres humanos reducidos a la categoría de “cosas”, como lo
fueron en las instituciones de la muerte civil y la esclavitud; a otros sólo se les ha reconocido una
personalidad restringida por ejemplo a los extranjeros, o fundados en vanidades racistas, suponiendo
que alguna raza es superior a otras, o por el color de la piel, etc.; el proceso de desvalorización de la
persona y su desvinculación del hombre han tenido y tienen reflejos notables en ordenamientos
jurídicos del siglo XX. Prueba de ello son los Derechos de la Alemania nacionalsocialista y de los
países comunistas, instituciones que con el transcurso del tiempo han sido objeto de repudio general
por ser contrarias a la naturaleza humana.
Evolución
Luego de la Segunda Guerra Mundial, adquiere renovada vitalidad la noción iusnaturalista de
persona, identificada con el hombre: la condición de ser humano es el presupuesto para que el
derecho se limite a reconocer una realidad que le es previa.
La condición de humano es el único requisito necesario para ser persona; no hace falta ser nacional,
ciudadano, cualquiera sera la orientación sexual, ser cristiano o musulmán, etc. Ninguna cualidad
accidental puede variar la afirmación absoluta de que todo hombre es persona.
La relativización del concepto jurídico de persona choca cuando se habla de derechos humanos,
personalísimos, o existenciales.
Evolución
En efecto con esta expresión (de derechos humanos, personalísimos, o existenciales) se quiere
designar un tipo o clase de derechos que tienen como una de sus notas esenciales, la de ser
preexistentes (o anteriores) a las leyes positivas y al consensus social. Por eso, se dice que estos
derechos se declaran, se reconocen y no que se otorgan o conceden por las leyes positivas.
Las declaraciones y pactos internacionales sobre derechos humanos expresan una profunda
realidad humana y aquella idea sobre los derechos humanos que responde a su genuina naturaleza:
derechos inherentes a todo ser humano, fundados en su dignidad de persona.
Persona e Igualdad
Ello se vincula directamente con la noción de igualdad de las constituciones consagran. No podría
concebirse esa igualdad si pudiera el ordenamiento restringir a alguien su condición de persona. Por
lo tanto, el derecho se limita a reconocer una verdad impuesta por la naturaleza: el hombre es la
persona, y es siempre persona.
En nuestro derecho a todo ser humano se le reconoce el carácter de personas, conforme a los
principios básicos instituidos por la Constitución Nacional que consagra la igualdad de todos los
habitantes ante la ley (art.16).
Todas estas desigualdades no tienen cabida en nuestra legislación, conforme lo consagra el art. 20
de la Constitución Nacional y los Tratados Internacionales.
Persona e Igualdad
Hoy asistimos a la internacionalización de los Derechos Humanos y a la uniformidad en el mundo por
la tutela de la humanidad; no hace falta ser nacional, ciudadano, varón, mujer, cristiano, etc. Ninguna
cualidad accidental puede variar la afirmación de que “todo ser humano es persona”.
El hombre en ninguna circunstancia, ni siquiera en su etapa embrional, puede ser reducido al rango
de cosa. Todos fuimos en algún momento un óvulo fertilizado, al que no se agregó nada, excepto:
oxígeno, nutrición y el paso del tiempo.
Los derechos humanos tienen que aplicarse tanto al nacido como al no nacido. Lo que es, no
depende de dónde éste. La ubicación en la que se encuentre no puede hacerlo cambiar a lo que es
en sí mismo. Podemos relacionarnos con un bebé de muchas nuevas maneras (cargarlo,
contemplarlo, etc.) después de que nace, pero sabemos que es el mismo ser que estaba vivo y
pateando en el vientre de la madre poco tiempo antes.
Persona e Igualdad
Sin embargo, hoy asistimos a otra forma de discriminación, de acuerdo al lugar de la concepción. Se
distinguen así distintas categorías, según las etapas de la existencia. De esa manera, existe la
tendencia de negar la personalidad a los embriones, y fetos, a quienes no se llama niños,
pretendiendo con una cuestión de palabras, justificar la destrucción de embriones y el aborto,
proclamando el derecho de la mujer a abortar. Se habla asimismo del derecho a ser padres y por
ende a producir embriones
Las personas podemos diferenciarnos según, la nacionalidad, el color de la piel, la edad, el nivel
económico o cultural, etc.. Sin embargo, todos los seres humanos somos iguales. Por naturaleza
somos libres, pensamos, creamos, amamos. Estas características conforman nuestra dignidad
humana y nos permiten distinguirnos de otros seres vivos, como los animales o las plantas.
OrangutanaSandra ¿Sujetodederecho?
La Cámara Federal de Casación Penal, de la CABA, en sentencia del 18/12/2014, consideró que una
orangutana de nombre Sandra es sujeto de derecho.
OrangutanaSandra ¿Sujetodederecho?
En noviembre del 2014, un abogado, presidente de la Asociación de Funcionarios y Abogados por el
Derecho de los Animales (AFADA) presentó un recurso de hábeas corpus ante el Juzgado de
Instrucción no 47 de la ciudad de Buenos Aires, a favor de una oranguntana llamada Sandra, que
habita en el zoológico de la ciudad de Buenos Aires, aduciendo que el animal fue privado ilegítima y
arbitrariamente de su libertad por parte de las autoridades del zoológico, y que su estado de salud
físico y psíquico se hallaba profundamente deteriorado, con evidente riesgo de muerte, razón por la
cual requirió su urgente liberación y su posterior e inmediato traslado y reubicación en el santuario de
primates de Sorocaba, ubicado en el Estado de Sao Paulo, República Federativa del Brasil.
El pedido fue rechazado por la jueza penal de instrucción. Esta medida fue luego apelada ante la
Sala VI de la Cámara del Crimen, y también rechazada.
El representante de la Asociación de Derecho de los Animales interpuso recurso de casación.
OrangutanaSandra ¿Sujetodederecho?
La Sala II de la Cámara Federal de Casación Penal en una sentencia interlocutoria, se declaró
incompetente y dispuso remitir las actuaciones a la Justicia Penal, Contravencional y de Faltas de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires (competente en los términos de la ley 26.357), a los efectos
correspondientes. Aún sin ingresar al fondo de la cuestión, introdujo un breve párrafo en donde
afirmó: "Que, a partir de una interpretación jurídica dinámica y no estática, menester es reconocerle
al animal el carácter de sujeto de derechos, pues los sujetos no humanos (animales) son titulares de
derechos, por lo que se impone su protección en el ámbito competencial correspondiente".
Seguidamente se citó, en sustento de esa afirmación, dos libros del Profesor Eugenio Raúl Zaffaroni.
¿Personas no humanas?
El tema no es pacífico.
Tradicionalmente se ha señalado que, cuando se protege a los animales contra la crueldad eventual
de los hombres se lo hace en miras de éstos para corregir o rectificar los malos sentimientos.
Cuando se veda la caza o la pesca en ciertos lugares y épocas se lo hace en resguardo de intereses
económicos, siempre humanos, que podrían resultar afectados por un exterminio sin tasa.
Igualmente la prohibición de corridas de toros no se propone el bien de estos animales, sino impedir
en los espectadores el desarrollo de sentimientos de crueldad, por juzgarlos inmorales o socialmente
peligrosos.
Lorenzetti afirma que en nuestro Derecho los animales son cosas susceptibles de apropiación y no
tienen derechos.
¿Personas no humanas?
Sin embargo, agrega, se les concede un status especial al proteger ciertos bienes jurídicos como
algunas especies en extinción o bien los malos tratos, y nada permite afirmar que el proceso se
detendrá allí, atento al activismo que muestran las entidades defensoras de los derechos de los
animales, señalando como una de las vías de mayor auge en la protección de los mismos, su
caracterización dentro de la temática de la defensa del medio ambiente.
Señala que ha sido importante en este sentido la Ley 22.344 referida a la Convención sobre
Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora silvestre, que responde a la
noción de medio ambiente humano, que influye también a la naturaleza como elemento
indispensable para el habitat.
¿Personas no humanas?
Picasso, a quien seguimos en el tema, destaca en criterio que compartimos, lo siguiente:
Estamos convencidos de que es preciso poner coto a la explotación desenfrenada que el hombre
viene realizando de la naturaleza, y que eso significa, en lo referido a los animales, que debe
protegérselos eficazmente contra los malos tratos, controlarse que la apropiación, la cría y el
tratamiento de los animales destinados a la alimentación del hombre —o para otro propósitos, como
los experimentales- se realice respetando límites precisos y en condiciones que eviten todo
sufrimiento innecesario, y preservar la fauna silvestre.
¿Personas no humanas?
Picasso, para analizar la cuestión, formula los siguientes planteos:
● En primer término, si en el derecho vigente en la Argentina, es posible afirmar que los animales
son sujetos de derecho.
● En segundo término, y cualquiera sea la respuesta a esta primera pregunta, cabe preguntarse si el
recurso de conferir personalidad jurídica a los animales tiene sentido, si de ese modo puede lograrse
efectivamente incrementar su protección, y si el balance entre los beneficios y los problemas que tal
solución puede traer aparejados arroja, a la postre, un resultado positivo.
¿Personas no humanas?
A la primera cuestión:
¿En el derecho vigente en la Argentina, es posible afirmar que los animales son sujetos de derecho?
El CCyCN Clasifica a las personas en "humanas" (arts. 19 y ss.) y "jurídicas" (arts. 141 y ss.), lo cual
excluye, también aquí, la posibilidad de predicar como tales a los animales.
Por el contrario, el CCyCN considera que los animales son cosas; el art. 227 se refiere a los
semovientes, al disponer: "Son cosas muebles las que pueden desplazarse por sí mismas o por una
fuerza externa".
Los arts. 464 inc. "f" y 465 inc. "i" tratan acerca del carácter propio o ganancial de las crías de los
animales.
El art. 1759 considera a los animales una cosa "riesgosa" en los términos del art. 1757.
Los arts. 1947 (incs. "a.ii", "b."ii" y "b.iii"), 1948, 1949 y 1950 se refieren a la adquisición por
apropiación del dominio de los animales. Los arts. 2130, 2141 inc. "a" y 2153 se ocupan del
usufructo constituido "sobre un conjunto de animales".
¿Personas no humanas?
Los arts. 167 ter a 167 quinquies del Código Penal se ocupan del delito de abigeato (apoderarse
ilegítimamente de cabezas de ganado ajenas), y el art. 183 de ese mismo cuerpo legal reprime como
autor del delito de daño a quien "destruyere, inutilizare, hiciere desaparecer o de cualquier modo
dañare una cosa mueble o inmueble o un animal, total o parcialmente ajeno".
Por lo demás, en tanto cosas que son, el apoderamiento ilegítimo de un animal puede configurar el
delito de hurto (art. 162 y ss., Código Penal) o de robo (art. 164 y ss., código citado).
Asimismo, la Ley de Impuesto a las Ganancias se ocupa de la determinación del valor de la hacienda
(arts. 52 a 54).
El derecho administrativo (o el derecho alimentario) contempla los requisitos que deben cumplirse
para la elaboración de productos de origen animal, y los controles respectivos (decreto PEN 4238/68,
y sus modificatorias), etc.
¿Personas no humanas?
Es indudable entonces que en nuestro país existe una profusa y concorde legislación que niega a los
animales el carácter de sujetos de derecho y los considera como objeto de diversos derechos cuyos
titulares son los seres humanos. Claro que los derechos no son absolutos, sino conforme las leyes
que reglamentan su ejercicio (art. 14 y 28 C.N.).
Ello no cambia por el hecho de que algunas de esas cosas tengan un estatus especial, como cuando
se veda la caza o la pesca en cierta época, o cuando se dictan normas para evitar la extinción de
ciertas especies, o se prohíben los malos tratos a los animales. Es que, según los casos, esas
normas protegen intereses económicos humanos —afectados por los abusos de prácticas deportivas
o lucrativas- o combaten prácticas consideradas inmorales o socialmente peligrosas o
inconvenientes.
¿Personas no humanas?
Así la Ley 14.346 sanciona con la pena de prisión a quien tuviere malos tratos o actos de crueldad
con los animales. En el Derecho ambiental la Ley 22.421 define a la fauna como los animales que
viven libres e independientes del hombre, en ambientes naturales o artificiales, los bravíos o salvajes
que viven bajo el control del hombre o semicautividad, los originariamente domésticos que por
cualquier circunstancia vuelven a la vida salvaje. Ello debe interpretarse en armonía con el resto del
ordenamiento jurídico y no ponerla en contradicción con él (CSJN: Fallos, 278:62).
¿Personas no humanas?
A la segunda cuestión:
¿El recurso de conferir personalidad jurídica a los animales tiene sentido?
Poniendo el acento en las herramientas concretas que la ley prevé para frenar los malos tratos, los
actos crueles, o la explotación desenfrenada, señala Picasso que, más que pretender soluciones tan
generalizadoras, es preciso continuar desarrollando una compleja trama normativa que tome en
cuenta las variadas situaciones que de hecho se presentan (v.g., los distintos tipos de animales) y
determine niveles de protección. De más está decir que (...) el "acreedor" de los deberes de esas
normas (las ya existentes, y las que puedan dictarse en ese sentido) es y será el Estado, que
encarna, en este punto, el interés humano —cada vez más arraigado en las sociedades actuales- en
tutelar a los animales en tanto seres dotados de sensibilidad.
Entre otras consideraciones, señala que una postura "de máxima", que confiriese personalidad
jurídica plena a los animales, las plantas, los ríos, las piedras, etc., se toparía con serios
inconvenientes ante la variedad del reino animal. ¿Sería persona tanto la ameba como el mono, la
pulga como el elefante?, el mosquito (en el caso nuestro agregamos el Aedes aegypti), y el problema
se potenciaría si entre esas nuevas personas se incluyese a los vegetales y los minerales.
¿Personas no humanas?
Otro problema es la posibilidad de dar muerte a los animales para emplearlos como alimento, o con
su uso con fines experimentales.
Si todos esos entes son personas, entonces deberían poder hacer valer sus derechos no sólo contra
los seres humanos, sino incluso frente a otros animales, vegetales o minerales. ¿Podrá el cervatillo
acudir a la tutela civil inhibitoria para evitar ser devorado por el león?
Ni qué decir del hecho de que la personalidad jurídica no implica únicamente la existencia de
derechos, sino también la de obligaciones, con lo cual cabría preguntarse de qué modo lograremos
que los animales, los bosques o las piedras acaten los mandatos del legislador.
A los animales los tiene sin cuidado las normas jurídicas, y que
por más que establezcamos a su respecto derechos y deberes jamás
podremos lograr que actúen con arreglo a ese esquema.
¿Personas no humanas?
No parece que los animales tendrían obligaciones, los derechos extrapatrimoniales estarían
reducidos a su más simple expresión, y los patrimoniales, afectados al solo propósito de hacer vivir
al animal en buenas condiciones. Por lo demás, esa promoción del animal no podría hacerlo salir del
comercio jurídico (es decir, seguiría siendo un posible objeto de los contratos y el derecho de
propiedad).
Si se trata de los derechos extrapatrimoniales, limitados a la protección de la integridad física de los
animales en la medida de lo posible, ese resultado ya se obtiene con la actual protección penal que
reprime los malos tratos y los actos de crueldad, que, en todo caso, habría que desarrollar más
ampliamente. Para el eventual crédito alimentario de los animales contra su amo, bastaría con
establecer una obligación legal (ya existente en Francia a partir del art. 9 de la ley del 10 de julio de
1976) de mantenerlos en condiciones de permitirles una vida conforme a su longevidad natural. Y en
cuanto a las liberalidades, los efectos deseados podrían lograrse mediante una donación o un legado
hecho a una persona humana con cargo de ocuparse del animal en cuestión, o mejorando los
mecanismos de protección que ya existen en la legislación, sin necesidad de crear nuevos sujetos de
derecho.
¿Personas no humanas?
Destaca igualmente la existencia de una posición intermedia:
No ya en la personificación de los animales, sino en la instrumentación de una categoría intermedia
que, sustrayéndolos del régimen estricto de las cosas, permita el respeto de ciertas particularidades
derivadas de su carácter de seres sensibles, y del hecho de que forman parte del ecosistema.
En esa línea se ubica Saux. Señala el autor que: Ahora bien, soy de la opinión de que la positiva
consideración de la necesidad de tutela de la naturaleza en sí misma (como "recurso escaso", según
Lorenzetti) y de algunos de sus elementos (v.g., los animales), que generan nuevos postulados
"geocentristas" como superación de los "antropocentristas", no debería llevar a la distorsión de
conceptos (jurídicos) a partir de los cuales el Derecho, tanto históricamente como ciencia, se ha
elaborado.
¿Personas no humanas?
Hay elementos naturales o materiales (el medio ambiente, sus partes y su interacción, el equilibrio
cósmico, los animales, las plantas, los recursos naturales básicos no renovables, las cosas en
cuanto sean susceptibles de apropiación o utilización racional por el hombre) que los nuevos tiempos
requieren que sean protegidos como plataforma esencial de subsistencia del cosmos, del planeta y
de todas las especies que lo habitan. Pero ello no los convierte en "sujetos" de derecho, sino en
elementos que pueden ser integrativos de relaciones jurídicas (patrimoniales o extrapatrimoniales, es
interesante al respecto como referencia no quizás directamente aplicable al tema ahora abordado,
pero sí como categoría jurídica novedosa, la del artículo 17 del CCyC, que reconoce derechos sobre
el cuerpo humano o sus partes pero que no tienen valor económico, sino "afectivo, terapéutico,
científico, humanitario o social").
¿Personas no humanas?
Es cierto también que en esa línea de interpretación dinámica y evolutiva de tales conceptos
basilares (...) con la que coincidimos (...) existe probablemente la necesidad de pensar estatus
jurídicos nuevos en relación con determinados protagonistas del mundo biológico (como lo
patentizan las aludidas modificaciones hechas recientemente al Código Civil francés, o como lo
marca también el alemán), que abandonen la distinción bipolar clásica entre "personas/cosas", y
refieran a cierta categoría de bienes especialmente protegidos. Pero nos parece que postularlo de
otra manera, personificando seres que no son personas, implica una riesgosa distorsión de
elementos conceptuales básicos que hacen a la estructura misma de la ciencia jurídica.
¿Personas no humanas?
Los animales —o la naturaleza en sí misma, o la "madre tierra"— no son "personas", sino elementos
que requieren una debida tutela, no siempre o no sólo con miras a la subsistencia humana, sino aún
de sí mismos, y aunque no brinden un provecho directo o práctico o de utilidad biológica para el
hombre (matar una vaca, o un cerdo, o un pollo, o un pez, es operación necesaria para la
subsistencia humana, como sucede por otras razones con la eliminación de bacterias o virus
riesgosos o agresivos, o la de ciertas alimañas peligrosas, o la de mosquitos transmisores de
enfermedades endémicas, como lo vivencia el planeta en estos tiempos). Si fueran personas, sería
delito.
Resguardar especies en riesgo de extinción, sancionar el maltrato o la crueldad con animales
domésticos o salvajes (como se predica, actualmente, con las fiestas taurinas, las jineteadas, la
exhibición de animales en los circos o zoológicos, o la caza de especies salvajes por el puro placer
de matarlos) es un imperativo ético para el ser humano.
¿Personas no humanas?
Además, personificar ciertos animales y no otros (v.g. los comestibles para el hombre, criterio incluso
mutable en culturas y en tiempos, ya que hay tradiciones alimenticias orientales que predican
consumir especies que en Occidente no son comestibles, como los perros, los monos, las ratas, los
gatos o las víboras) implicaría admitir una suerte de arbitraria clasificación inconciliable con esos
postulados "personalistas" (v.g. un caballo sería persona, o un simio, o un delfín, o un rinoceronte,
pero no una rata, o una cucaracha, o un alacrán).
Por otra parte —y algo de eso señala con acierto Picasso (...)— si el fundamento (esgrimido por
algunos de los que propugnan declarar "personas no humanas" a cierta categoría de homínidos) por
el cual se avala tal postura es la afinidad biológica de ciertos grandes simios con el hombre, ¿no se
está incurriendo en el mismo enfoque antropocentrista que se critica?. ¿Es la inteligencia, o el grado
que se tenga de ella, lo dirimente? ¿O lo es la sensibilidad?. Entendemos que no. La personalidad se
vincula a la "humanidad".
¿Personas no humanas?
Como cierre de estas modestas reflexiones, entendemos que quizás la cuestión no pase por un
disenso sobre la naturaleza jurídica de los animales, sino por un tema de adecuada categorización.
Tobías, por su parte, sostiene que: “se puede incluso afirmar que, sin ser sujetos de derechos ni
poder ser titulares de derechos subjetivos, los animales –como todo ser viviente y toda la creación –
deben ser respetados: pero ello es consecuencia de deberes impuestos a las personas fundados en
razones vinculadas con intereses propiamente de ellas.
Así, una vía de protección de especies animales o vegetales –y aun genéricamente de la naturaleza
– puede ser ubicada en la temática del derecho ambiental: la Ley 22.344 referida a la Convención
sobre comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestre incluye a la
naturaleza como elemento indispensable para el habitat humano.
¿Personas no humanas?
De cualquier modo, el tema tiene características jurídicas novedosas e inquietantes.
El derecho ambiental exalta la noción de solidaridad y uno de sus principios es el de sustentabilidad
cuyo propósito esencial es “intergeneracional”, es decir, no sólo resguardar los intereses de las
generaciones actuales, sino los de las generaciones futuras. De ahí que el resguardo de los seres de
la naturaleza – animados o no animados –puede no poner necesariamente en juego el interés de las
generaciones actuales, sino exclusivamente de las por venir. La tutela ambiental, en ese caso,
plantea el problema si las cosas de la naturaleza o el interés de las generaciones futuras no
requerirían un standard jurídico propio (no necesariamente en la forma de sujeto de derecho).
¿Personas no humanas?
Luego de exponer ambas posiciones, Picasso señala
Descreemos de la utilidad de una "vía intermedia" que distinga a los animales del régimen de las
cosas y los convierta en una suerte de tertium genus entre los sujetos y los objetos de derecho. Es
que nada obsta a que, pese a ser considerados cosas, los animales gocen de un estatuto especial,
diferente del de otros entes englobados en esa categoría; de hecho, muchas cosas reciben ya
diversos tratamientos legales (v.g., los bosques nativos, protegidos por la ley 26.331), sin por ello
haber perdido aquella calidad, igual, la Ley 22.344 referida a la Convención sobre Comercio
Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora silvestre.
En este punto, cabe recordar que el derecho ambiental —en el cual se subsume actualmente buena
parte de la problemática animal- ha experimentado en nuestro país un importante desarrollo durante
las últimas décadas, sin necesidad de personificar a los animales ni a la naturaleza, o de excluir a
aquellos de la categoría de las cosas. Y eso no ha impedido la instauración de una legitimación muy
amplia no sólo a los efectos resarcitorios sino, incluso, a los fines preventivos (arts. 43, Constitución
Nacional, y 30, Ley 25.675).
¿Personas no humanas?
Finalmente, se pregunta si, al pretender "personificar" a los animales, los seres humanos no
estaremos llevando a su máxima expresión —paradójicamente- la mirada moderna que pone al
hombre en el centro del mundo y lo erige en amo de la naturaleza.
La idea de que para "salvar" a los animales hay que convertirlos en personas, ¿no encerrará, al fin y
al cabo, una ilusión narcisista de nuestra especie? ¿Por qué no pensar, en cambio, que respetar a
los animales implica, precisamente, dejarlos en paz lo más que se pueda, en vez de incluirlos como
involuntarios actores en el teatro del derecho humano? Acaso algún día la ley declare,
efectivamente, que los monos, los ciempiés o las comadrejas son personas, pero mucho tememos
que los destinatarios de tan augusta distinción no se conmoverán demasiado por ella.
Porque al fin y al cabo, no serán esas nuevas "personas" quienes podrán expresar sus deseos y
necesidades, y pelear por ellos ante un tribunal, sino que esa tarea corresponderá, obviamente, a
sus "representantes" humanos.
¿Personas no humanas?
Se pregunta ¿Estamos tan seguros de que ellos sabrán cabalmente lo que sus representados
necesitan?
En realidad, el hombre ha fantaseado desde siempre con convertir a los animales en personas. Los
cuentos medievales — muchos de los cuales siguen siendo populares en nuestros días- están
plagados de animales que hablan e interactúan con los humanos (...) Tal vez (...) logramos hacerle
pronunciar, en boca de los animales, el lenguaje humano, que lejos de ser un instrumento de
liberación, lo es de sumisión y esclavitud.
Consideramos necesario que las legislaciones deben tomar medidas contra las personas que dañan
la naturaleza y a los animales. Corresponde también una gestión integral, sistemática y global de las
cuestiones que ello implica. Asimismo, compartimos la necesidad de limitar los derechos individuales
y preservar el medio ambiente para generaciones futuras (nuestra posteridad, para usar la
terminología del preámbulo de la C.N.), pero entendemos que ello es así igualmente en vista a los
intereses de las personas humanas y que, en definitiva, sólo el hombre es persona.
Persona humana (I)
Persona humana
Terminología:
Vélez, siguiendo a Freitas (art.17 del Esboço y su nota), la llama personas de existencia visible;
Orgaz, personas individuales; la derogada Ley del nombre, personas naturales; Bibiloni, los
proyectos de reforma de de 1936, el anteproyecto de 1954 le llaman persona física; el Proyecto de
Código Civil de la República Argentina Unificado con el Código de Comercio de 1998, la llama
“Persona humana”, y, en el mismo sentido, el CCyCN (Ley 26.994) la llama “Persona humana”, aun
cuando en el artículo 1513 la llama “persona física” al igual que en el Anexo II, de la Ley 26.994, art.
3.1 respecto de las modificaciones a la Ley 24.240, modificada por la Ley 26.361.
Planteo de la cuestión
Por ello, de manera previa, en este tema de la persona humana corresponde señalar que las
cuestiones que involucra no son pacíficas, sino que han dividido las opiniones de los juristas, amén
de teólogos, filósofos, antropólogos, y hombres de diversas ciencias, y de la bioética, y tales
cuestiones -complejas- no pueden estimarse concluidas. De allí que, al expresar nuestra opinión, lo
hacemos en plena conciencia y respetando a quienes tienen diversa formas de concebir la materia
de la que tratamos.
Planteo de la cuestión
Por razones expositivas, iniciaremos el desarrollo del tema recordando el sistema de Vélez, para
seguir con la redacción propuesta por la comisión redactora del Anteproyecto de CCyCN, sus
fundamentos, sus críticas, el impacto del fallo Artavia Murillo, de la Ley 26.862 y su decreto
Reglamentario, la opinión de los médicos expuesta en solicitada en medios masivos de difusión en la
provincia, las conclusiones de las XXIV Jornadas de Derecho Civil sobre la materia, hasta llegar a la
redacción final del art. 19 del CCyCN. Luego realizaremos un breve comentario de la ley No 27.610,
publicada el 15/01/2021 en el Boletín Oficial bajo el título: ̈Interrupción Voluntaria del Embarazo ̈,
también llamada ̈Ley de Aborto ̈ porque legaliza el aborto en nuestro país, sin dejar de señalar que
interpretamos que el tema no ha concluido, y que sigue abierto y genera numerosos interrogantes,
con distintas respuestas. En su desarrollo formularemos las aclaraciones conceptuales que
estimamos necesarias.
Nota de elevación del Proyecto de Código Civil de la República Argentina Unificado con el Código
de Comercio de 1998
En lo pertinente expresó que:
"La noción de persona proviene de la naturaleza, es persona todo ser humano por el sólo hecho de
serlo y la definición de persona a partir de la capacidad de derecho confunde el sujeto con uno de
sus atributos, amén de que da la falsa idea de que la personalidad del sujeto es concedida por el
ordenamiento jurídico. La idea del Proyecto es, por el contrario, que la persona es un concepto
anterior a la ley; el Derecho se hace para la persona que constituye su centro y su fin...“.
Persona humana
Esta terminología (Persona humana), como dice Tobías, es suficientemente caracterizadora: La
calidad de ser humano determina la calidad de persona humana para el derecho.
No puede investir esa calidad quien no es ser humano, ni tampoco dejar de tener esa condición
quién lo es.
La asignación del término “humana”, es por sí toda una definición que reafirma la postura sostenida
(...): solo el ser humano es persona y todo ser humano es persona (Rivera -Crovi).
Proyectos de reforma
El Anteproyecto Bibiloni, art. 37, primera redacción, y art. 35, segunda redacción; Proyecto de 1936,
art. 20; Anteproyecto de 1954, art. 24 y los Proyectos de Reforma elaborados por iniciativa estatal,
en los años 1987 y 1993, mantienen el sistema del código. Igualmente, el Proyecto de 1998.
Constituciones Provinciales
Siguiendo ese principio, se observa como las provincias en sus constituciones, se pronuncian por el
derecho a la vida desde la concepción: Buenos Aires, establece que todas las personas en la
provincia gozan del “derecho a la vida”; desde su concepción (art. 12); Catamarca garantiza como
derecho especial de la niñez; la vida, “desde su concepción” (art. 65, inc. III, 1); Chaco: queda
garantizado a todas las personas el derecho a la vida y a la libertad, desde la concepción, art. 15
inc.1); Córdoba tiene dos afirmaciones: 1) “la vida desde su concepción, la dignidad y la integridad
física y moral de las personas son inviolables” (art. 4); “Todas las personas en la provincia gozan de
los siguientes derechos (...): a la vida, desde la concepción” (art. 19 inc. 1); Formosa: ”Todo ser
humano tiene derecho a la vida desde el momento de su concepción”; (art. 5); Tucumán: La
provincia procura que las personas gocen del derecho “a una existencia digna desde la concepción”,
a la vez que el Estado garantizará el derecho a la vida desde la concepción (arts. 40 y 146); Santiago
del Estero: todas las personas gozan del derecho “a la vida en general desde el momento mismo de
la concepción” (art. 16 inc. 1o).- Otras constituciones provinciales se expresan en la misma línea.
Constitución Nacional
Entre otros, en el preámbulo, en cuanto protege a la posteridad, en sus arts. 15, 16, 20, 33, 75 inc.
inc. 22, con la incorporación de los Tratados Internacionales y en el inc. 23 segundo párrafo, que
establece que “Corresponde al Congreso: “... Dictar un régimen de Seguridad Social especial e
integral en protección del niño en situación de desamparo, desde el embarazo hasta la finalización
del período de enseñanza elemental y de la madre durante el embarazo y el tiempo de lactancia”.
Tratados Internacionales
- Pacto internacional de Derechos Civiles y Políticos: art. 16 establece que:
“Todo ser humano tiene derecho en todas partes al reconocimiento de su personalidad jurídica.”
Su preámbulo refiere a la dignidad de “todos los miembros de la familia humana”, de la cual derivan
derechos iguales e inalienables.
- Declaración Universal de Derechos Humanos: Art. Art. 6 dice: “Todo ser humano tiene derecho, en
todas partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica”.
Tratados Internacionales
Convención Americana de Derechos Humanos: Arts. 1.2 prescribe que: “para los efectos de esta
convención persona es todo ser humano” y que toda persona (es decir todo ser humano) “tiene
derecho al reconocimiento de su personalidad jurídica” (art. 3). Art. 4 establece que: “Toda persona
tiene derecho a que se respete su vida”; y que este derecho “estará protegido por la ley, y en
general, a partir del momento de la concepción”.
Tratados Internacionales
4) Convención de los Derechos del Niño afirma, en su preámbulo, que el niño, “por su falta de
madurez física y mental, necesita protección y cuidados especiales, incluso la debida protección
legal, tanto antes como después del nacimiento”, con lo que está demostrando claramente que la
intención del legislador internacional es considerar niño al por nacer, sujeto de derechos y acreedor
de protección legal. El art. 1o de la Convención afirma que niño es todo ser humano menor de 18
años de edad.
La ley 23.849 en el art. 2 al ratificar la Convención sobre los Derechos del Niño, en la reserva y
declaraciones de la República Argentina, con relación al art.1o de tal Convención se declara que por
niño debe interpretarse en el sentido “que se entiende por niño todo ser humano desde el momento
de su concepción y hasta los 18 años de edad” y con relación al art. 24 inc. f) de la convención se
considera que “... las cuestiones vinculadas con la planificación familiar atañen a los padres de
manera indelegable de acuerdo a principios éticos y morales, interpreta que es obligación de los
Estados, en el marco de este artículo, adoptar las medidas apropiadas para la orientación de los
padres y la educación para la paternidad responsable.”
Tratados Internacionales
De esta manera, toda la convención sobre los derechos del niño, debe ser interpretada, en especial
cuando reconoce al niño y por lo tanto también al por nacer, el derecho a la vida, a la integridad
física y psíquica, a la salud, a la identidad, al conocimiento de sus padres, etc. Especialmente
cuando afirma en su art. 3o que por cualquier medida que se tome respecto a los niños la
consideración primordial que se atenderá será el interés superior del niño, no el de sus padres, no la
elección de la madre, no el interés de la investigación científica, como tampoco razones
demográficas, etc.
Distinciones conceptuales
Las TFHA, introducen otras cuestiones que cabe precisar: ¿Qué se entiende por concepción?
Los criterios pueden sintetizarse conforme sigue:
1.- Fecundación: La teoría que entendemos que es la correcta, señala que la vida comienza con la
fecundación, sin que sea necesaria la implantación del óvulo fecundado en el útero materno.
Biológicamente en la unión de los gametos femenino y masculino, cuya fusión genera un embrión.
Se trata de una célula fertilizada o cigoto que conforma, desde un primer momento, una vida nueva
distinta a la de sus progenitores, titular de un patrimonio genético, inédito, y distinto. Por lo tanto,
desde ese momento esa nueva vida merece protección en el derecho y el reconocimiento de la
existencia de una persona.
Si preguntamos cuándo comienza la existencia, la respuesta es obvia: al inicio.
Distinciones conceptuales
2.- Doctrina de la anidación: hay quienes manifiestan que comienza la existencia humana a partir de
los catorce días de la concepción, cuando concluye la implantación o anidación del embrión en la
pared del útero, momento en que – según esta teoría - comienza la existencia individualizada de la
persona y ello ocurre a los catorce días desde que se produjo la fecundación.
3.-Según la doctrina del surco neural, recién al decimoquinto día de la evolución embrionaria
aparecen los rudimentos de lo que será la corteza cerebral, por lo que recién comienza la vida con la
presentación de la llamada línea primitiva o surco neural, y así señalan que es recién con la
implantación en el útero cuando comienza a existir el embrión con relación a la madre, recién tiene
inicio la gestación y recién en ese momento se puede comprobar la realidad biológica que es el
embrión.
Distinciones conceptuales
El espermatozoide (gameto masculino) si bien tiene vida, no es una vida independiente, sino que es
parte del cuerpo del padre, es una célula del organismo del padre. Está destinado a fertilizar un óvulo
o morir. Se encuentra al final de su recorrido.
El óvulo (gameto femenino) tiene vida, pero no una vida independiente sino que es parte del cuerpo
de la madre, es una célula del organismo de la madre. Está destinado a ser fertilizado o morir.
El embrión, en tanto, es un nuevo ser viviente, una criatura que nunca antes ha existido y que está
en el amanecer de su existencia, íntegra, completa, que contiene en su seno la totalidad de todo
aquello que esa criatura llegará a ser, una criatura que avanza sostenidamente en ese proceso
ordenado de crecimiento y maduración, es una nueva vida, que no le pertenece al padre o a la
madre. El embrión es un nuevo ser. Titular de su propio cuerpo (art. 17, 51 y 57, CCyCN).
Sentencia de la Corte interamericana de Derechos Humanos - 28/11/2012:
Causa Artavia Murillo y otros
(“Fecundación In Vitro”) c/ Costa Rica.
Argumentos a favor
Casi inmediatamente el fallo fue invocado para afirmar que el pronunciamiento establecía el mismo
criterio del artículo proyectado por la Comisión. Se dedujo de ello que el artículo “pasa el test de
constitucionalidad y de convencionalidad; así lo ha expresado nada más ni nada menos que la Corte
Interamericana de Derechos Humanos” y que la interpretación que emergía del fallo de dicha Corte
era obligatoria para los Poderes del Estado argentino, y corolario de ello era que la modificación del
artículo 19 no alteraba, en todo caso, la solución del Derecho interno debido a la obligatoriedad de la
interpretación del fallo para todos los estados miembros de la Convención Americana (Kemelmajer
de Carlucci, Aída; Lamm, Eleonora; Herrera, Marisa).
Argumentos a favor
Aída Kemelmajer de Carlucci, Marisa Herrera y Eleonora Lamm, dijeron expresamente: “el embrión
es embrión, el feto es feto y persona humana es persona humana. Por lo tanto, no hay persona
humana embrionaria, sino embrión de persona humana (...) no se incurre en tratamiento
discriminatorio cuando se trata diferente a lo que es diferente. En otras palabras, si el embrión y
persona humana no son lo mismo, la ley puede válidamente desde la perspectiva constitucional,
regular en forma diferente...”. Argumentaron que el destino del embrión no implantado no es sólo la
reproducción, sino también la experimentación científica.
Recordaron que una sentencia del Supremo Tribunal Federal de Brasil del 28/05/2008 resolvió que la
investigación con células madre embrionarias no viola el derecho a la vida ni la dignidad de la
persona.
Argumentos a favor
Explican que: “...Las células madre embrionarias se caracterizan porque son indiferenciadas y
totipotentes, por lo que, en condiciones adecuadas, pueden convertirse en cualquier tipo de tejido,
por lo que es previsible que, en un horizonte no muy lejano, se puedan tener, por ej., neuronas para
tratar enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Alzheimer o la de Parkinson, para
obtener islotes pancreáticos para tratar la diabetes o reparar las regiones del corazón necrosadas
por un infarto de miocardio. Las células adultas no son totipotentes; es decir, poseen una menor
capacidad de diferenciación que las células embrionarias, lo que dificulta su transformación en otros
tejidos. De allí la “preferencia” por el uso de las embrionarias (...) En sentido coincidente, con buenas
razones, desde la Bioética se argumenta que la experimentación con embriones favorece la
investigación científica, entendida como aquella que se realiza con una metodología coherente y en
busca de fines racionales, orientados a la mejora de la calidad de vida del ser humano”.
Argumentos a favor
Señalan que las nuevas posibilidades científico – técnicas permiten que el período embrionario sea
no sólo un paso hacia la reproducción, sino también fuente de vida para los ya vivientes, puesto que
las células totiponentes de la masa celular interna del embrión en fase de blastocito posibilitarán la
regeneración de tejidos, lo que hace patente la importancia del uso, investigación y experimentación
con embriones. Agregan: “Hay que hablar sin eufemismos; decir que los embriones in vitro son
personas implica prohibir la técnica de la criopreservación, cuya consecuencia directa es eliminar la
práctica de las técnicas de reproducción humana asistida, pues el efecto necesario es que los
embriones no se pueden usar en un segundo intento, lo que supone que hay que implantarlos todos
de una vez, con grave riesgo para la salud de la madre (...) En definitiva jurídicamente, el embrión no
es una persona y, por ello tampoco es titular de derechos fundamentales. En concreto, del derecho
de nacer”.
Consideración preliminar
Como señalan Daniel Herrera y Jorge Nicolás Lafferriere frente a las sistemáticas violaciones de
derechos humanos en distintos Estados, como reacción, se generó el Derecho internacional con
fundamento en los Derechos Humanos, transformado en virtud de Pactos y Tratados Internacionales
en una especie de supra derecho, por encima de los Derechos nacionales de cada uno de los
Estados. Así en el marco del Estado de Derecho Constitucional se produjo la constitucionalización de
todo el derecho. La Internacionalización del Derecho Constitucional presenta un primer aspecto
significativo en su dimensión normativa, ya que los Estados nacionales incorporan los Tratados de
Derechos Humanos al Derecho Interno con una equiparación con el texto constitucional.
Esta internacionalización se proyecta en el Derecho interno a través del control de convencionalidad,
que es una especie de control de constitucionalidad internacional que obliga a los Estados a adoptar
su ordenamiento jurídico tanto legal como jurisdiccional a los términos de convenciones
internacionales.
Consideración preliminar
Ahora bien, la persona humana, con su intrínseca dignidad se ubica en el centro de la escena y
aparece como “sujeto de derecho internacional” junto con los Estados nacionales.
Así en principio se abandona la visión positivista de la persona que la concebía como un mero
recurso técnico en manos de legislador y se reconoce a todo ser humano, por el solo hecho de ser
tal, como portador de derechos fundamentales.
Pero este proceso no deja de producir algunas preguntas y paradojas irresueltas:
● el derecho fundamental es un límite al poder del Estado, pero para su aplicación ese derecho
requiere del reconocimiento del sistema internacional;
● la noción de persona humana es central en el sistema de derechos humanos, pero permanece
sujeta a la decisión de los Estados y de los mismos tribunales internacionales su interpretación;
● el poder internacional viene a limitar al poder nacional, pero surge la pregunta de quién limita al
poder internacional;
● si bien pareciera que se tiende a poner límites al poder, se advierte que este límite no es tan claro,
ni en el caso del poder constituyente, ni en el caso del poder constituido, pues en ambos casos se
pueden dar interpretaciones que de hechos resulten formas nuevas de violación de los derechos de
la persona humana;
Consideración preliminar
● La aparición de principios de textura abierta con jerarquía constitucional otorga fuerza jurídica a los
derechos fundamentales, pero también abre un amplísimo margen para la interpretación que puede
conducir a un positivismo judicial arbitrario que se vuelva en contra de la misma dignidad.
Justamente en la sentencia del caso Artavia Murillo de la Corte Interamericana se aprecian estas
paradojas En efecto la mayoría de la Corte adoptó una postura que absolutiza la autonomía y
privacidad del individuo y relativiza e instrumentaliza el derecho a la vida, en contradicción con
numerosos precedentes de ese mismo Tribunal en los que dijo que el derecho a la vida y a la
integridad personal revisten un carácter angular en la convención, que forman parte de un núcleo
inderogable, que de no ser respetado ese derecho a la vida, todos los derechos carecen de sentido,
y que en razón de dicho carácter, no son admisibles enfoques restrictivos del mismo.
El fallo Artavia Murillo introduce una peligrosa distinción entre seres humanos y personas, que es
contraria al texto mismo de la Convención Americana.
Consideración preliminar
Continúan diciendo los autores a los que seguimos, que “Bien dice Quintana que “la Corte en ningún
momento niega que los embriones concebidos ‘in vitro’ son seres humanos pero concluye que no
son personas humanas, olvidándose así de lo dispuesto por el artículo 6 de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos de 1948: “Todo ser humano tiene derecho en todas partes, al
reconocimiento de su personalidad jurídica” además de lo dispuesto en la Convención Americana de
D.H.” También agregan que la Corte afirma que existe una discusión “respecto al momento en que
se considera que el embrión ha alcanzado un grado de madurez tal como para ser considerado ‘ser
humano’ y agregan que, con razón Inés Franck se pregunta: ¿qué grado de “madurez” debe tener un
individuo de la especie humana para que los jueces reconozcan en él un “ser humano”? ¿Quién
define ese momento? ¿A qué tipo de madurez nos referimos: física, psíquica, social? (...) ¿Estamos
nosotros “maduros” como para que se nos reconozca el derecho a la vida?
Explican que esa frase parece bastante peligrosa, cuanto menos confusa; que subyace un problema
antropológico porque la Corte deja entrever posturas que desconocen la realidad ontológica del ser
humano, única realidad decisiva para el reconocimiento jurídico de la personalidad.
Consideración preliminar
En definitiva, manipula los términos del artículo 4 la Convención sobre el inicio de la vida, para que
donde dice “concepción”, que todos entendían como “fecundación”, ahora se interprete como
“implantación”; exalta la autonomía de las personas adultas dándole un carácter absoluto al que
subordina la determinación del estatus jurídico del embrión humano y su derecho a la vida. Esa
tendencia de absolutizar la autonomía de los adultos y relativizar el derecho a la vida revela un
problema antropológico de fondo, la autonomía para ellos es el valor supremo y la dignidad de la
persona queda sujeta a la noción de autonomía. El ser humano autónomo es el que posee la plena
personalidad mientras que los no autónomos, como el embrión humano no implantado, son
despojados de su personalidad en aras de garantizar la autonomía.
¿Es es vinculante lo resuelto en el fallo "Artavia Murillo" para la República Argentina? Argumentos
en contra
Coincidiendo con Tobías, Alterini, Saux, Herrera, Lafferriere, entre otros, a fines ilustrativos,
transcribo lo manifestado por Rivera quien igualmente se pronuncia en contra de la obligatoriedad
del fallo "Artavia Murillo" citando a Reviriego, Nicolás, Compendio Jurídico errerius N° 86, julio/2014,
Errepa, por las razones siguientes:
1. La Convención Americana sobre Derechos Humanos decreta que los decisorios de la Corte son
definitivos e inapelables para los Estados que han sido partes en un caso tramitado ante dicho
Tribunal (conf. arts. 67 y 68). Nuestro país no fue parte en los autos "Artavia Murillo y otros vs. Costa
Rica", por lo que no resulta amarrado jurídicamente por dicho decisorio.
2. No existe norma expresa —ni implícita— dentro del estatuto o del reglamento de la Corte que le
confiera a sus pronunciamientos efectos generales —erga omnes—, y los torne vinculantes para los
Estados ajenos al expediente judicial.
Argumentos en contra
3. Tampoco puede un tribunal decidir por sí mismo y sin respaldo normológico, que sus sentencias
—y las interpretaciones de las normas de la Convención allí efectuadas— serán obligatorias para
todos los Estados miembros de la Convención, hayan sido parte o no en un expediente concreto. La
única forma —jurídicamente posible— de dotar a los fallos de la Corte IDH de efectos generales
sería a través de una norma expresa, no como lo hace la Corte "legislando" de manera indirecta. En
este sentido, se ha sostenido con acierto, que ni siquiera puede predicarse el seguimiento obligatorio
por parte de los jueces internos sobre las sentencias de nuestra Corte Suprema, mucho menos
puede predicarse de tribunales supranacionales que no guardan una directa relación ni supremacía
sobre los jueces locales (Colombo Murúa, Ignacio).
4. Los hechos involucrados en el caso Artavia Murillo difieren abismalmente de la situación
imperante en la República Argentina. Recordemos que en Costa Rica se prohibía la fertilización in
vitro, mientras que en nuestro país la técnica es aceptada y permitida sin restricción alguna, ello a tal
punto que los embriones son tratados como objetos descartables dejándolos huérfanos de toda
protección legal (no jurisdiccional).
Argumentos en contra
Lo que acabo de señalar se aprecia fácilmente con la lectura de las normas contenidas en la Ley
26.862 de "Fertilización asistida" que procura garantizar el acceso integral a los procedimientos y
técnicas médico-asistenciales de reproducción médicamente asistida, pero que no tutela de ninguna
forma a los embriones. Lo mismo ocurre con el decreto 956/2013 que reglamenta la ley, en cuyos
fundamentos se garantizan los derechos de toda persona a la paternidad / maternidad y a formar una
familia, en íntima conexión con el derecho a la salud. Esto está muy bien, lo que resulta inhumano e
irrazonable es la destrucción de innumerables e invalorables vidas humanas (embriones) para lograr
la finalidad que tanto la ley como su decreto reglamentario se proponen alcanzar, esto es, tener
descendencia.
Como corolario de lo señalado, el derecho a tener hijos en la República Argentina constituye un
derecho absoluto, porque al no estar limitado ni restringido por la ley, su ejercicio depende
exclusivamente de la voluntad "soberana" de las personas que quieren ser padres o madres,
extremo contrario a la previsión de los arts. 14 (1ra. parte) que condiciona los derechos
constitucionales a las leyes que reglamentan su ejercicio, y 28 de la Constitución Nacional, que
consagra el principio de razonabilidad de las leyes. Además, el absolutismo del derecho a tener
descendencia se opone a la previsión de los arts. 12, inc. 3°; 19, inc. 3°; 21 y 22, inc. 2° del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos; del art. 4o del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales; y es contrario también a lo normado por el art 32 de la
Convención Americana de Derechos Humanos.
Argumentos en contra
5. Desde otra óptica, la Corte Interamericana interpreta el art. 4o del Pacto de San José de Costa
Rica arribando a la siguiente conclusión: el derecho a la vida de los embriones puede perfectamente
ser suprimido cuando colisiona con el derecho a tener hijos, razón por la cual este segundo derecho
tendría prioridad de rango por sobre la vida. En nuestro país, la vida humana y la persona humana
son protegidas con mayor amplitud que en la arbitraria interpretación que la Corte hace del Pacto de
San José de Costa Rica, y no digo en el sistema americano porque el art. 4o de la Convención y sus
antecedentes son claros al respecto, la vida humana se protege en general desde la concepción.
A mayor abundamiento, el art. 1o de la Convención sobre los Derechos del Niño determina que
"niño" es todo ser humano menor de dieciocho años de edad. Sin embargo dicho Pacto no aclara
cuando se inicia la existencia biológica y jurídica de las personas humanas. Esta fue la razón por la
que la República Argentina efectuó una reserva (declaración interpretativa para algunos autores) al
momento de la ratificación de la Convención con relación al comienzo de la existencia de la persona
física, en donde se consignó que el art. 1o del Pacto sobre los Derechos del Niño debe interpretarse
en el sentido que se entiende por niño todo ser humano desde el momento de su concepción y hasta
los 18 años de edad. Lo apuntado significa que en nuestro país la persona comienza su existencia
biológica y jurídica con la concepción, cualquiera sea el lugar en donde se haya producido, sea en el
cuerpo de la madre o en el laboratorio.
Argumentos en contra
6. Desde otro ángulo, se ha puesto de manifiesto un hecho fundamental que había pasado
inadvertido para la doctrina: "La inexistencia de mayoría en muchas de las afirmaciones del primer
voto que no fueron acompañadas en el voto concurrente del juez Diego García-Sayán, al que adhirió
la jueza Rhadys Abreu Blondet, lleva a que no se pueda considerar que existe un pronunciamiento
de la Corte sobre aquellos aspectos que no tuvieron cuatro pareceres contestes" (Palazzo, Eugenio
Luis). El autor citado aclara que "si bien el art. 56 de la Convención permite que la Corte tenga
quórum con cinco integrantes, en el caso lo conformaron seis, por lo cual la mayoría es de cuatro".
Argumentos en contra
Siguiendo tal observación, téngase en cuenta que de los 7 jueces que integran la Corte, sólo 6
suscribieron la sentencia, de los cuales 5 votaron a favor de los reclamantes, y uno en disidencia.
Pero de los 5 jueces de la mayoría, su presidente efectuó un voto concurrente al que adhirió la jueza
Abreu Blondet, en donde se afirma que "en la medida en que el Estado (Costa Rica) ha basado
buena parte de sus alegatos en cierta interpretación del artículo 4.1 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, la Corte ha procedido en esta sentencia a interpretar dicha norma para
efectos de este caso" (voto concurrente del juez Diego García-Sayán). En otras palabras, el propio
presidente del Tribunal advierte que la sentencia bajo examen sólo obliga al Estado denunciado, por
lo que carece de efectos generales.
Por las razones expresadas, la doctrina del fallo en análisis no sólo no liga jurídicamente a nuestro
país, sino que, además, nuestros jueces deberán rechazar tal doctrina y constituirse en el último
bastión de defensa de los embriones humanos.
Argumentos en contra
La vigencia en el derecho internacional del principio pro homine conduce a las mismas conclusiones
y asume un especial significado en este tema debido al expreso reconocimiento en el fallo Artavia
Murillo de la existencia de dudas y controversias acerca del momento en que comienza la persona
(luego de lo cual se inclina por la visión más restringida y acotada).
Se recomienda la lectura del voto en disidencia del Juez Eduardo Vio Grossi, que permite
comprender que atento a los intereses que estaban en juego, los votos que conformaron la mayoría,
no constituyen una verdad irrefutable, le falta el requisito de certeza o verdad de la opinión.
Solicitada de profesionales de la salud de la Facultad de Medicina de la UNT - La Gaceta:
12/12/2012
Clases de filiación
Corresponde señalar igualmente que en el sistema actual, el CCyCN reconoce en el art. 558 que la
filiación puede tener lugar por naturaleza, mediante técnicas de reproducción humana asistida, o por
adopción. El art. 560, refiere que el centro de salud interviniente debe recabar el consentimiento
previo, informado y libre de las personas que se someten al uso de las técnicas de reproducción
humana asistida. Este consentimiento debe renovarse cada vez que se procede a la utilización de
gametos o embriones; el art. 561, establece la forma y requisitos del consentimiento. y determina
que es libremente revocable mientras no se haya producido la concepción en la persona o la
implantación del embrión, y el art. 562, prescribe igualmente respecto de la voluntad procreacional.
Un poco más adelante, en materia sucesoria el art. 2279 prevé que “Pueden suceder al causante: ...
c) las nacidas después de su muerte mediante técnicas de reproducción humana asistida, con los
requisitos previstos en el art. 561...”, por lo que surge el interrogante de ¿Qué sucedería si, sin
cumplimentar tales requisitos, la mujer obtiene la implantación y el hijo nace con vida? ¿Tendrá
filiación y derechos hereditarios o será una nueva forma de discriminación de los hijos, de los
nacidos por esas técnicas con los requisitos que establece la norma y los que no?
Reflexiones
En base a lo expuesto, ¿Qué protección puede esperarse para los embriones no implantado en una
ley especial, si hasta los progenitores pueden revocar su consentimiento, con lo que manifestarían
que no los quieren?
¿La vida humana debe ser respetada desde el momento mismo de la concepción, o no?
Para algunos la vida humana -por lo menos durante gran parte del período de la gestación – no debe
ser respetada ni defendida por el orden jurídico, dejando librada la prosecución del embarazo al
deseo o a la voluntad de sus progenitores. Según ellos, son los progenitores los que deben decidir si
el embarazo debe proseguir o ser interrumpido (lo que implica la muerte del concebido). De lo
contrario dicen que se les impone la paternidad o maternidad. Se apartan así de la verdad porque los
embriones congelados, ya tenían un padre o madre desde el momento de la concepción. Al requerir
las técnicas de FHA ya tenían esa voluntad procreacional. Si luego cambian, es su problema y
responsabilidad, pero no autoriza a destruir la vida del hijo. Muchos hijos, al tiempo de ser
concebidos, no estaban en el proyecto de vida de sus padres, lo que no significa que por ello
corresponda negar su existencia y sus derechos.
Reflexiones
Señala Mazzinghi, que nadie se somete a un tratamiento para procrear sin voluntad de procrear. Así,
si antes de la implantación de los embriones el consentimiento puede ser revocado, ello implica
desinteresarse de su suerte.
No se es progenitor por la sola voluntad, deseos o ganas, sino porque el hijo ha sido engendrado. En
la filiación resultante de las TFHA estuvo presente la voluntad y si pierde la vocación de ser
progenitor, ya es tarde. El congelamiento de embriones es como poner en pausa el control remoto y
congelamos la imagen que estamos viendo. Es imperioso que el proceso siga adelante.
Los embriones congelados, ya tienen un padre o madre desde el momento de la concepción. Al
requerir las técnicas de FHA ya estaba esa voluntad procreacional.
Reflexiones
Los progenitores ya son progenitores del embrión y su derecho a ejercer la libertad no les autoriza a
negarle el derecho a nacer al hijo y mantenerlo congelado de manera indefinida. Refiere Mazzinghi
cómo se defiende la postura contraria con una erudición impresionante e innecesaria, con citas de
derecho extranjero caracterizado por el menosprecio a la vida humana en las distintas fases de su
desarrollo, y cómo les molesta que el nuevo ser (persona) tenga derecho a vivir en el seno de la
madre y recurren a argumentos complejísimos, como negar la continuidad lineal de la vida humana
desde la concepción.
Recuerda Mazzinghi a Ronald Reagan cuando dijo: “He notado que todos los que están a favor del
aborto ya han nacido”.
Consecuencias de la norma
1.- Se ejerce violencia sobre embriones crioconservados (supernumerarios o sobrantes), seres
humanos indefensos e inocentes.
2.-Desprotección en diagnóstico preimplantatorio, desconocimiento de su dignidad personal y sus
derechos fundamentales.
Al respecto conviene recordar lo manifestado en la “Guía Básica para comprender y utilizar la
Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad” con relación al derecho a la vida
de las personas con discapacidad, artículo 10, a través del cual los Estados Partes reafirman “el
derecho inherente a la vida de todos los seres humanos” e igualmente se comprometen a adoptar
todas las medidas necesarias para garantizar el goce efectivo de ese derecho por las personas con
discapacidad en igualdad de condiciones con las demás”.
Consecuencias de la norma
Al respecto dice: “Es bueno indicar que una de las razones que dieron impulso a insistir en la
inclusión de este derecho, fue por la preocupación existente de que ante el avance de instrumentos
de detección y diagnóstico de deficiencias o enfermedades discapacitantes de niños o niñas en el
vientre materno, las autoridades médicas se pudieran inclinar a acciones abortivas, ya orientando a
los padres a este tipo de acciones o, peor aún, que se pudiera realizar sin la debida consulta u
orientación de los padres. Igualmente, en relación con el garantizar el goce efectivo de este derecho,
las organizaciones de personas con discapacidad expresaron su intención de que este artículo se
interpretara de una manera más amplia, buscando que cubriera el vivir y desarrollarse en
condiciones apropiadas y no en estados de abandono, exclusión, indignidad y pobreza extrema”.
Consecuencias de la norma
Igualmente cabe tener presente el comentario al art. 26 dedicado a la habilitación y rehabilitación de
las personas con discapacidad, sobre el cual expresa: “Es necesario aquí hacer dos comentarios que
aclaren el por qué no sólo se habla de rehabilitación sino también de habilitación y por qué se separó
este tema al de salud, tal y como se ha venido haciendo desde hace mucho tiempo. Se separa en
dos términos en virtud de que las personas que por alguna causa (enfermedad, accidente) adquieren
una deficiencia, en alguna etapa de su vida, van a requerir de servicios de rehabilitación para
recuperar facultades o funciones perdidas y para adaptarse a nuevas condiciones de existencia. Por
ejemplo, si como consecuencia de un accidente de tránsito, una persona de 30 años, se lesiona su
médula espinal, tendrá que adaptarse a una nueva situación (paraplejia), que le obliga a usar silla de
ruedas para desplazarse; si fuera un obrero de construcción o un agricultor tendrá que modificar su
actividad productiva, etc.
Consecuencias de la norma
Esta persona va a requerir someterse a un proceso de rehabilitación relacionado con su salud, con
su empleo, con su educación y con servicios sociales (por ejemplo, puede requerir solicitar una
pensión). Por lo tanto, la rehabilitación debe ser vista, entonces, como un tema transversal en varios
ámbitos; como lo son: el mismo de salud, empleo, educación y servicios sociales. Mientras tanto la
habilitación tiene que ver con niños y niñas que ya en el vientre materno tienen una deficiencia o la
adquieren a una edad muy temprana. En este caso, no se requiere rehabilitar sus funciones o
facultades, sino más bien habilitarlas para que puedan desarrollar actividades de la vida diaria, de la
mejor manera posible, haciendo adecuaciones a su entorno y con apoyo de ayudas técnicas.”
A pesar de tratarse de una norma internacional con jerarquía constitucional (Ley 27.044), no parece
respetarse en este aspecto la Convención de personas con discapacidad.
Consecuencias de la norma
3.- Bebé remedio.
4.- Se afecta su dignidad.
5.- Costo elevadísimo.
6.- Alto índice de fracasos y muerte de embriones.
7.- Deficiente información.
8.- Destino incierto: morirán al ser congelados o descongelados o por no poder implantarse en una
mujer.
9.-Abandono de los padres: Qué derecho tienen los padres sobre vida, salud y destino de hijos
crioconservados. Que pasa en conflictos: divorcio, separación, fallecimiento, etc.
10.- Comercio.
11.- Investigación.
12.- Falta de normas sobre adopción prenatal.
Interpretación
La redacción final aprobada del art.19 unifica el comienzo de la existencia de la persona en el
momento de la concepción, sin distinciones según el lugar o la forma de concepción.
Si bien algunas posturas sostienen que la expresión "concepción" debe entenderse como referida al
momento de la "implantación" de los embriones en el seno materno, ello no se desprende del sentido
original del término, ni de una interpretación sistemática del nuevo Código, ni de la tradición jurídica
de nuestro país, ni de las evidencias científicas. La expresión "concepción" equivale al momento de
la fecundación.
No queda duda que los gametos (masculinos y femeninos) quedan comprendidos en el artículo 17
del Proyecto y concordantes. En efecto, el “Artículo 17.- Derechos sobre el cuerpo humano”.
Prescribe: “Los derechos sobre el cuerpo humano o sus partes no tienen un valor económico, sino
afectivo, terapéutico, científico, humanitario o social, y solo pueden ser disponibles por su titular
cuando se configure alguno de esos valores y según lo dispongan leyes especiales.”
Interpretación
Ahora bien, si con el embrión ya hay un “cuerpo”, entonces por coherencia tiene que haber una
persona. Adviértase que en los fundamentos del proyecto, comentando el artículo 17 se afirmaba:
“Tradicionalmente se ha considerado que el cuerpo es soporte de la noción de persona y sobre este
aspecto no hay mayores discusiones”. Consecuentemente, el embrión desde la fecundación debe
considerarse persona.
La implantación en el seno materno es un acto de "alojarse" el cuerpo del embrión en otro cuerpo, el
de su madre. Establecer un diferente estatuto jurídico para los embriones concebidos en forma
natural (que serían personas desde su fecundación) y los concebidos extracorpóreamente (que lo
serían desde la implantación) supondría una inaceptable discriminación de los seres humanos en
función del lugar donde se encuentran. Es indudable que, con independencia de la forma en que
fueron concebidos, los embriones son todos iguales en sus características morfológicas y genéticas
y de allí que merezcan un igual tratamiento.
Interpretación
Es decir, que el embrión, que es un nuevo ser viviente, con su propio ADN, no le pertenece al padre
o a la madre. Como sostiene Nicolás Lafferriere los embriones desde la fecundación ya constituyen
una unidad que podemos llamar “cuerpo humano”, unidad nueva, distinta, individual y única (art. 17).
Mientras que el padre o la madre podrían reclamar como “propios” sus gametos, el embrión luego de
la fundación ya es un “ente” distinto del padre y de la madre, una realidad individual y por lo tanto, un
cuerpo que no pertenece a los padres.
Una interpretación contraria que lleve a decir que el embrión no implantado no es persona contradice
lo normado por el art. 51, del CCyCN, que prescribe: “Inviolabilidad de la persona humana. La
persona humana es inviolable y en cualquier circunstancia tiene derecho al reconocimiento y respeto
de su dignidad”, así como del art. 57, en cuanto dispone: “Prácticas prohibidas. Está prohibida toda
práctica destinada a producir una alteración genética del embrión que se transmita a su
descendencia”. Como afirma el autor al que seguimos: el embrión humano es reconocido en su
dignidad de persona al prohibir las alteraciones genéticas que se transmitan a la descendencia.
Interpretación
Sólo una persona humana tiene descendencia. Por estos motivos, el embrión desde la fecundación,
dentro o fuera del seno materno, debe ser considerado persona en la interpretación lógica del nuevo
CCC.
Otras razones refuerzan la argumentación que aquí formulamos. No se trata de un tema menor, pues
está en juego el reconocimiento de la dignidad de cada persona humana.
Pero si alguna duda queda, por el principio del beneficio pro homine, la forma humana de encarar la
cuestión, es dejarle vivir. ¿No optamos en caso de duda a favor de la vida? ¿No trabajamos
frenéticamente para rescatar a mineros atrapados en las minas? ¿Para buscar a los niños perdidos
en las montañas o a personas sepultadas bajo las ruinas de un edificio o en caso de inundaciones?
Interpretación
La interpretación que señala que el destino de los embriones no es sólo la reproducción, sino
también la investigación científica y la experimentación lleva a la conclusión de que en los seres
humanos en la primera etapa de su existencia se produzcan atrocidades, pretendiendo suprimir los
problemas éticos sólo porque el legislador no le reconoció el carácter de persona.
Ello contraría el art. 15 C.N., generando una nueva modalidad de la esclavitud en la primera etapa de
la existencia y se violaría el principio de igualdad (art. 16 C.N.), pues nadie duda que es vida
humana.
Corresponde aclarar que el tema no ha concluido ni mucho menos está agotado y que continúan las
discusiones, tanto en la doctrina como en la jurisprudencia.
Cabe recordar asimismo, que “todos fuimos en algún momento un óvulo fecundado, al que no se le
agregó nada, excepto: oxígeno, nutrición y el paso del tiempo”.
Seguimos en el tema al Dr. Lafferriere, Jorge Nicolás, “Ley de aborto comentada” del Centro de
Bioética, Persona y Familia – Buenos Aires, febrero de 2021, www.centrodebioetica.org
PERSONA HUMANA - Ley 27.610
(“Acceso a la interrupción voluntaria del embarazo”)
Ley 27.610
La ley 27.610 se publicó el 15 de enero de 2021 en el Boletín Oficial bajo el título de “Acceso a la
interrupción voluntaria del embarazo” también llamada “Ley de aborto” porque legaliza el aborto en
Argentina.
Tiene origen en un Proyecto de Ley elevado por el Poder Ejecutivo Nacional al Congreso el 18 de
noviembre de 2020; tuvo un rápido tratamiento y resultó sancionado el 30 de diciembre de 2020; fue
promulgado por el Poder Ejecutivo Nacional por Decreto 14-2021 del 14 de enero de 2021 con
observación de la palabra “integral” en los arts. 4 y 16. Luego fue publicada en el Boletín Oficial el 15
de enero de 2020. Por ello, a tenor de lo dispuesto por el art. 5 del Código Civil y Comercial su
entrada en vigencia se produjo el 24 de enero de 2021.
En efecto, el art. 5 prescribe que “Las leyes rigen después del octavo día de su publicación oficial o
desde el día que ellas determinen.”
Por lo que, publicada el día 15, contamos: - 16 (1)- 17 (2) -18 (3)- 19 (4)-20 (5)- 21 (6)- 22 (7)- 23 (8)-
24 (día después del octavo día de su publicación).
Marco normativo
En ninguna parte de la ley se niega a la persona por nacer el carácter de ser humano.
Recordemos que la Declaración Universal de Derechos Humanos establece que: “Todo ser humano
tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica”; el art. 1 de la
Convención Americana de Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica) reconoce que:
“persona es todo ser humano”, entre otros Tratados Internacionales de Jerarquía constitucional a los
que remite el art. 75 inc. 22 de la CN.
También cabe recordar que estamos en una democracia constitucional y pluralista, que el art. 16 de
la CN consagra el principio de igualdad de todos los seres humanos y que el derecho de uno termina
donde empieza el del otro.
Marco normativo
El art. 19 de la CN establece que las acciones privadas de los hombres que no afecten el orden, la
moral pública no pueden dañar a terceros. Ello deriva del principio de no dañar. La libertad, la
autonomía, la privacidad, tienen por límite no dañar a otro. Si no se lo puede dañar, menos
eliminarlo.
Por otra parte, el principio pro homine es para proteger al más débil, al más vulnerable e indefenso.
Cabe aclarar que no nos referimos al caso en el que por una situación de emergencia debe salvarse
a la madre en peligro de vida, es decir, cuando hubiera que intervenir para salvar la vida de la madre
y el aborto fuera una consecuencia indirecta no deseada de la intervención sobre la madre. Si no se
da ese supuesto de urgencia, la premisa es procurar salvar las dos vidas.
Corresponde señalar por otro lado que en Artavia Murillo se discutía cuál era el inicio de la vida: si la
fecundación o la implantación del embrión en el caso de técnicas de fecundación humana
extrauterina, más no había duda que desde allí se es persona.
Afectaciones a la libertad
El art. 5 de la ley, coarta la libertad del personal de salud; obliga a los profesionales de
la salud a ejercer la profesión bajo amenaza de considerar su conducta como “violencia contra la
mujer” (art. 5) y crea un nuevo delito con pena de prisión de tres meses a un año a quien dilatare
injustificadamente, obstaculizare o se negase a practicar un aborto (art. 15 que incorpora el art. 85
bis al Código Penal al que hemos referido).
Condiciona la libertad de acción de los profesionales de la salud al amenazarlos con sanciones y
obligarlos a suministrar la información sobre el pretendido derecho al aborto “incluso si no hay una
solicitud explícita” (art. 5.e), a no dar “información inadecuada” (art. 5.e) y a no dar consideraciones
personales o axiológicas (art. 5.d), por lo que cualquier información que provea el personal de salud
que pueda ser interpretada como contrariando la voluntad de abortar, que en condiciones normales
formaría parte del consentimiento informado, a tenor del art. 5 podría ser considerada como una
forma de violencia contra la mujer.
También se dice que el derecho a la información de la madre “incluye el de no recibir información
inadecuada en relación con la solicitada” (art. 5. c).
Afectaciones a la libertad
La ley no es razonable porque obliga a dar asesoramiento sobre el aborto y prohíbe el
asesoramiento sobre alternativas.
El Estado nada dice de los condicionamientos que afectan la libertad, y en lugar de trabajar sobre
ellos, solo orienta a una salida: El aborto.
No contempla otra alternativa. No ofrece apoyo psicológico o social a la madre como lo prevé la Ley
27.611; acompañamiento interdisciplinario, ni prevé la adopción prenatal.
En el art. 5 fija un plazo apremiante para la realización de tal práctica sin dar posibilidad de reflexión.
El plazo es de 10 días a contar desde el requerimiento, a la vez que restringe otras alternativas e
introduce presiones al personal médico o de salud, restringiendo su libertad, en contradicción con
principios elementales de la ciencia médica, como el juramento Hipocrático, incluso restringe la
libertad de los no objetores, que seguirán enfrentando situaciones en las que no sabrán a qué atener
su conducta cuando por razones médicas vean la práctica como no aconsejable. Para los
profesionales objetores, por la manera en la que está regulada la objeción de conciencia también
trae amenazas, resultando violatoria su regulación de la libertad de conciencia.
Menores de edad
Respecto de las personas menores de edad, en el art. 8 de la ley, sin perjuicio de su
inconstitucionalidad, la norma lleva a distinguir:
● Adolescentes mayores de 16 años: los que por disposición del art. 26 CCC deciden por sí el
aborto. Pero esto debe conciliarse con los arts. 644 y 19 del CCyCN.
● Adolescentes entre 13 y 16 años: por aplicación del art. 26 CCC, en tanto el aborto es un
procedimiento invasivo, decide la adolescente con la asistencia de sus progenitores. Si hubiera
discrepancia entre la solicitud de la persona menor de edad y sus progenitores, la cuestión se
debería resolver “teniendo en cuenta su interés superior, sobre la base de la opinión médica respecto
a las consecuencias de la realización o no del acto médico”.
Nunca podría tal discrepancia suponer que se haga un aborto a una menor si ella no consintió.
Las resoluciones Ministeriales que refiere el artículo amplían la legitimación a referentes afectivos y
allegados (que podrían ser el abusador o violador) pareciera que muestra desconfianza hacia los
padres. La mención de allegados, no se asimila a la situación del supuesto del art. 59, del CCyCN
que se refiere a una situación excepcional de la persona absolutamente imposibilitada de prestar su
consentimiento.
Menores de edad
● Niñas que no han cumplido 13 años: por aplicación del art. 8 y del art. 26 CCC, la decisión
corresponde a la niña con asistencia de sus progenitores. Para el caso de discrepancias, se aplica lo
dicho en el punto anterior. No podría hacerse el
aborto si la niña no ha consentido.
Por otra parte, la ley excluye la participación del padre del por nacer y de otros familiares. El art.
101 inc. 1) del CCyCN, establece que son representantes de las personas por nacer,
sus padres.
El art. 574 prescribe que: “Es posible el reconocimiento del hijo por nacer, quedando sujeto al
nacimiento con vida”.
La sujeción al nacimiento con vida de la manera en la que está legislada conduce a establecer una
condición puramente potestativa, prohibida por el art. 344 del CCyCN, desde que la ley permite que
sea solo la madre la que decida sobre la vida de su hijo, no obstante la existencia de conflicto entre
ellos.
Objeción de conciencia
El art. 10 de la norma regula la objeción de conciencia, que tiene fundamentos en la libertad de
pensamiento, de conciencia, de culto, en la deontología médica, en el Derecho Constitucional, y en
principios de Derecho Natural, pero obliga al objetor a derivar el paciente, lo que implica de alguna
manera una cooperación con la acción objetada, que su conciencia le dicta como injusta.
El art. 11 regula la objeción de conciencia de las instituciones (personas jurídicas) establecimientos
de salud, que tiene su fundamento en la libertad de asociación de pensamiento y de culto. Al igual
que el art. 10, la norma indica que las instituciones deben realizar las derivaciones correspondientes,
que implica una forma de colaboración con la acción impugnada y le agrega la obligación de
garantizar la realización de la práctica, con quiebre de las convicciones que se intenta preservar y
haciéndola responsable de las gestiones y costos asociados a la derivación que deberán facturarse a
favor del efector que realice la práctica.
Obligatoriedad de financiamiento
El art. 12 establece la obligatoriedad de que el aborto, en todas las formas que la Organización
Mundial de la Salud recomienda, sea cubierto por el sistema de salud, ya sea público, obras
sociales, empresas de medicina prepaga y otros. Se incluyen las prestaciones en el Programa
Médico Obligatorio con cobertura total.
El artículo resulta problemático porque impone a todos los ciudadanos la obligación de financiar
actos que son contrarios al derecho a la vida.
En efecto, no se trata sólo de despenalizar el aborto y dejar que cada persona decida, lo que de por
sí ya trae serios problemas como hemos visto, sino que se pretende que el aborto sea un “derecho” y
que ese derecho sea pagado por todos los ciudadanos con fondos públicos o con fondos resultantes
de los aportes hechos a la seguridad social o a los sistemas de medicina prepaga.
Reflexión final
Pensamos que la Paz y la Justicia van juntas. La Paz muere si se divorcia de la Justicia pero la
Justicia es falsa si no es universal.
Concepción y embarazo
Antes de hablar del nacimiento, corresponde referirnos a la concepción y embarazo, siguiendo la
normativa del CCyCN.
Resulta necesario determinar el momento en el que se produce la concepción a efectos de la
adquisición de los derechos, pues si la transmisión de esos derechos se dio antes de la concepción,
al faltar el sujeto que pudiese recibir los bienes de que se trate, la transmisión queda sin efecto por
falta del recipiendario. Sirve asimismo para determinar el estado de familia, conforme arts. 566, 568,
al igual que el reconocimiento del hijo por nacer.
El CCyCN, siguiendo una experiencia secular, al igual que el código velezano, sobre la duración
máxima (300 días) o mínima (180 días) del embarazo, fija con precisión la época en la cual pudo
tener lugar la concepción.
Concepción y embarazo
De allí que el art. 20 dice: “Duración del embarazo. Época de la concepción. Época de la concepción
es el lapso entre el máximo y el mínimo fijados para la duración del embarazo. Se presume, excepto
prueba en contrario, que el máximo de tiempo del embarazo es de trescientos días y el mínimo de
ciento ochenta, excluyendo el día del nacimiento”.
De modo que superponiendo ambos cómputos, excluido el día del nacimiento, queda libre un
período de 120 días, durante el cual ha debido tener necesariamente lugar la concepción de la
persona nacida. En efecto para determinar el momento de la concepción, debe esperarse a que se
produzca el nacimiento (hecho conocido) para así, ocurrido ese hecho y excluido el mismo día,
contar para atrás y llegar al hecho desconocido (que se quiere conocer): la concepción. Los avances
de la medicina que ha demostrado científicamente que puede haber embarazos de menos de ciento
ochenta días y de más de trescientos días y los progresos de la tecnología determinaron que las
presunciones sean iuris tantum, es decir, que admitan prueba en contrario.
Nacimiento
Los derechos de la persona por nacer se generan desde el momento de su concepción, resulta
irrelevante al respecto si la misma se encuentra dentro o fuera del útero materno, y tutelan incluso al
concebido in vitro y/o crio conservado, aun cuando no haya sido implantado.
El embrión es un ser humano y, por tanto, persona y sujeto de derecho. En otras palabras, se
adquiere la condición de persona desde el mismo instante del origen de la existencia de la vida
humana, con todo lo que ello implica –fundamentalmente- desde la órbita de los derechos
personalísimos, de los derechos a la vida y a nacer en el seno de una familia y a la igualdad ante la
ley. El denominado descarte de embriones, expresión ésta que pretende ocultar la verdadera
naturaleza del hecho, no es otra cosa que un atentado contra la vida de la persona humana, que ya
es tal desde que ha sido concebida.
Nacimiento
Después del nacimiento, obtiene el oxígeno por medio de sus propios pulmones y la nutrición a
través de su propio estómago, siempre que sea lo suficientemente maduro como para nutrirse por
esta vía. Si es demasiado prematuro, la nutrición se llevará a cabo mediante los sistemas externos
de apoyo a la vida disponibles en la actualidad, bajo la forma de una alimentación intravenosa,
semejante a la que recibe de la madre por el cordón umbilical.
El art. 74 del Código velezano establecía: “Si muriesen antes de estar completamente separados del
seno materno, serán considerados como si no hubieran existido.”
Ahora bien, se ha considerado que el requisito de que nazcan vivos es a los fines de consolidar la
adquisición de derechos patrimoniales, pero no cuando se trata de derechos existenciales o
personalísimos o derechos humanos, que están presentes desde la concepción misma sin condición
alguna.
Nacimiento
Actualmente, el art. 21 del CCyCN dice: “Los derechos y obligaciones del concebido o implantado en
la mujer quedan irrevocablemente adquiridos si nace con vida. Si no nace con vida, se considera que
la persona nunca existió. El nacimiento con vida se presume”.
Reitera las pocas afortunadas expresiones del artículo 74 del Código velezano, cuando dice “si no
nace con vida se considera que la persona nunca ha existido” prescindiendo de la interpretación
doctrinaria del citado artículo, antes referida, y por improligidad legislativa, habla del embrión
“implantado”, lo que resulta innecesario ante la redacción definitiva del rt. 19 del CCyCN.
El nacimiento sin vida causa la resolución con efecto retroactivo de los derechos patrimoniales y la
cesación para el futuro de la calidad de persona. Correlativamente el nacimiento con vida consolida
la adquisición de los derechos y relaciones jurídicas que estaban supeditadas ese hecho incierto.
Nacimiento
El art. 100 del CCyCN, establece que: “Las personas incapaces ejercen por medio de sus
representantes los derechos que no pueden ejercer por sí”, y el art.101, dispone que son
representantes: “a) de las personas por nacer, sus padres”.
Por otra parte, la Ley 26.413, sobre el Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas, en el
art. 39 establece que: “Si naciera más de un hijo vivo de un mismo parto, los nacimientos se
registrarán en inscripciones separadas y correlativas, haciéndose constar en cada una de ellas que
de ese parto nacieron otras criaturas” y el art. 40, prescribe que: “Si del certificado médico surgiera
que se trata de una defunción fetal se registrará la inscripción en el libro de defunciones; si del
mismo surgiere que ha nacido con vida, aunque fallezca inmediatamente, se asentarán ambos
hechos en los libros de nacimientos y de defunciones, respectivamente”.
Nacimiento
Como señala con acierto Tobías, corresponde agregar que no todos los derechos y relaciones
jurídicas quedan resueltos retroactivamente con el nacimiento sin vida, pues no podrían subsistir
derechos del concebido si se considerara extinguida retroactivamente la personalidad.
Una excepción es la de los derechos personalísimos (la vida, la integridad física, etc.); ellos sólo se
extinguen con el fin de la persona. Así, los padres tendrán acción resarcitoria si el concebido pierde
la vida antes de nacer como consecuencia de la acción de un tercero, e, incluso, los alimentos
percibidos por el representante legal en nombre de la persona por nacer durante la gestación no
deberán restituirse si nació sin vida, puesto que la persona existió y el derecho se adquirió pura y
simplemente.
Además el mencionado efecto ex nunc (desde ahora) queda limitado por la necesidad de respetar
los actos normales y regulares de la gestión del patrimonio y, también - en resguardo de la
estabilidad de los negocios y la buena fe - algunos efectos ya producidos en la persona por nacer,
que era parte de ellos.
ributos de la personalidad
Atributos de la personalidad
Concepto: Todas las personas, en general, están dotadas de cualidades intrínsecas y permanentes
que concurren a constituir la esencia de su personalidad y determinar al ente personal en su
individualidad.
Se denominan atributos inherentes a la personalidad porque son calidades dependientes e
inseparables del ente personal, de manera que no pueden existir sino en él y éste no puede ser sin
revestir esas mismas propiedades.
Enumeración: estos atributos, por definición comunes a todas las personas, son: el nombre, la
capacidad, el domicilio y el patrimonio, pero existe otro atributo, el estado, que solo es propio de la
persona humana.
Atributos de la personalidad
Caracteres: los atributos inherentes a la persona humana presentan los siguientes caracteres: son
necesarios, por cuanto no puede haber persona que carezca de ellos; únicos porque cada persona
no puede tener sino un solo atributo del mismo orden. Aunque pueden existir nombres o domicilios o
patrimonios especiales, ellos no son atributos de la personalidad. Igualmente son inalienables porque
no se pueden transferir a otro, no están en el comercio. Son imprescriptibles en cuanto no se ganan
o se pierden por el transcurso del tiempo.
Tobías, refiere que solo de la capacidad jurídica puede predicarse que constituye una cualidad
intrínseca y permanente que concurre a constituir la esencia de la personalidad, cuestionando a los
demás.
Atento que su estudio se profundizará en las unidades siguientes, y por razones de orden expositivo,
hemos realizado en la presente la exposición de la doctrina tradicional.