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El Vídeo: enseñar vídeo, enseñar con el vídeo

Book · January 1991

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Antonio Bartolomé Joan Ferrés


University of Barcelona University Pompeu Fabra
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3.3 LA VIDEO COMUNICACION.

EL VIDEO COMO MEDIO DE INFORMACION Y


COMUNICACION

EL VIDEO COMO ELEMENTO MOTIVADOR

Este el capítulo 3.3 del libro descatalogado de Gustavo Gili (citar como):

Ferrés, Joan y Bartolomé, Antonio R. (1991). El Vídeo: enseñar vídeo, enseñar con el vídeo.
México: Gustavo Gili. 1991.

ISBN: 968-887-167-2

Ya se ha indicado anteriormente que en el campo de las comunicaciones sociales el vídeo


nació como auxiliar de la televisión, para después, con la comercialización de los equipos
portátiles, ponerse al servicio de propuestas de comunicación alternativas. Es decir, nació
como refuerzo de las estructuras de poder, como refuerzo de la comunicación vertical, para
permitir posteriormente una revolución comunicativa, a base de facilitar una inversión de
relaciones.

El proceso puede aplicarse perfectamente al marco escolar. La tecnología del vídeo permite,
en principio, reforzar la comunicación vertical. Es lo que ocurre habitualmente, por cuanto se
utiliza exclusivamente al servicio del profesor.

Pero una adecuada utilización del medio puede permitir también la inversión de relaciones.
Ocurre cuando la tecnología se pone al servicio de la comunicación, y no de la simple
difusión. O cuando se pone igualmente a disposición de los alumnos, buscando fórmulas de
comunicación alternativa.

Informaciones alternativas
Limitar el uso del vídeo al visionado de videogramas didácticos prefabricados equivale a
desaprovechar las prestaciones más novedosas y valiosas de esta tecnología, contribuyendo
a perpetuar en la escuela un tipo de comunicación vertical y totalmente alejada del entorno
socio-cultural en el que adquieren una singular relevancia los medios de masas.

La incorporación de la cámara de vídeo en el proceso de enseñanza-aprendizaje permite a


los alumnos el acceso a informaciones del propio entorno, informaciones que tal vez nunca
atraerán a los medios de masas, pero que son de vital importancia para situar al alumno en
su propio contexto vital.

Por otra parte, colocar la cámara en manos de los alumnos supone hacer posible en la
escuela una comunicación horizontal. La revolución de las comunicaciones no se conseguirá
mediante la simple incorporación de la tecnología, sino mediante un cambio en la estructura
comunicativa, mediante la inversión de las relaciones sociales.

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Bertold Bretch soñaba una sociedad en la que los medios de difusión se convirtieran en
medios de comunicación. La tecnología del vídeo puede contribuir a hacer posible este tipo
de sociedad, pero sólo si se invierten las relaciones, sólo si el vídeo se coloca abiertamente
en manos de los que, en la sociedad y en la escuela, están condenados habitualmente a
ser simples receptores más o menos pasivos.

Efectos de descentramiento
En la sociedad occidental la multiplicidad de estímulos emitidos desde los medios de masas
provoca en los receptores una actitud selectiva, como consecuencia de una especie de
mecanismo de defensa. Se oye pero no se escucha. Se ve pero no se mira. Las rutinas
perceptivas, por su parte, generan igualmente actitudes perceptivas superficiales. La vista
resbala ante una multiplicidad de estímulos que han sido vistos muchas veces pero que
nunca se han contemplado u observado.

La tecnología del vídeo puede producir, ante estas realidades, una especie de
descentramiento. Una realidad que nunca ha llamado especialmente la atención cuando se
ha contemplado en directo puede resultar sorprendente cuando se observa en la pequeña
pantalla, mediatizada por la tecnología.

Resulta paradójica esta especie de ruptura de las rutinas o hábitos perceptivos. Por una
parte, la televisión suele contemplarse con una actitud de simple semiatención. Por otra
parte, se suele resbalar ante las realidades que se contemplan cada día en directo. En
cambio, suele sorprender la contemplación en la realidad de lo que uno había contemplado
antes en la televisión. Igualmente, suele sorprenderse uno cuando contempla en la pequeña
pantalla lo que había contemplado multitud de veces en la realidad.

Vale la pena aprovechar en el aula la sorpresa que provoca la visión inhabitual producida por
la mediación de la cámara. Vale la pena canalizar para el aprendizaje el efecto de
subversión que produce la ruptura de rutinas perceptivas. De este modo el alumno podrá
descubrir en el entorno cotidiano dimensiones que nunca hubiera sospechado.

Este entorno, mediatizado por la cámara, podrá leerlo el alumno desde la perspectiva de la
ciencia física, química o matemática, de la geografía, de la ética, de la sociología, de la
cultura, de la lengua, del arte...

El alcance de la información videográfica


No todas las informaciones son válidas para ser vehiculadas a través del vídeo. No serán
apropiadas sobre todo aquellas informaciones que resulten excesivamente abstractas o que
hayan de ser excesivamente verbalizadas.

Siendo el vídeo un medio de expresión icónico-sonoro-cinético, serán especialmente


apropiadas para ser vehiculadas por él las informaciones de tipo audio-visual-cinético, es
decir, aquellas informaciones en las que se integren elementos visuales y cinéticos y
elementos sonoros. Por ejemplo, las informaciones referidas a procesos de acción y
transformación, a procesos dinámicos.

En los demás casos, habrá que recurrir a formas de expresión que no sean audiovisuales o a
programas audiovisuales que sean simplemente motivadores.

La escuela como objeto de información


La propia escuela puede convertirse también en objeto de información. La cámara puede
ayudar al personal del centro a descubrir -o a dar a conocer- dimensiones que no funcionan
en el centro escolar: rincones desatendidos, fallos de organización, suciedad...

Mediante la cámara se puede conceder la palabra a los que habitualmente no tienen voz,
para que expresen sus quejas o sus sugerencias.

  2  
Se pueden montar igualmente campañas de sensibilización en torno a determinados temas,
actitudes o valores, elaborando programas informativos o una especie de espots
publicitarios.

Cabe incluso la posibilidad de establecer periódicamente informativos de orden interno. O la


posibilidad de poner la cámara al servicio de todo el personal, creando dinámicas: quejas,
respuestas, nuevas precisiones, nuevas respuestas...

A este nivel, la cámara de vídeo permite crear una estructura informativa que alcance tanto
a profesores y alumnos como al personal no docente y a los padres de familia.

Dinámica motivadora
La motivación por parte de los alumnos es una dimensión fundamental en el proceso de
enseñanza-aprendizaje. Y es una dimensión en la que el vídeo se muestra -o se puede
mostrar- especialmente eficaz.

La eficacia del vídeo como elemento motivador no habría que buscarla en la propia
tecnología, sino en la forma de procesamiento de las informaciones que es propia de la
tecnología.

El hecho de que la tecnología resulte más o menos novedosa no aporta motivación a largo
plazo. Cuanto más se utilizara el vídeo con esta finalidad motivadora, más se bloquearían
sus prestaciones en este sentido.

El vídeo será motivador cuando lo sean los mensajes que con él se transmitan. Es decir,
cuando se asuma lo audiovisual como forma de expresión específica, no convirtiendo los
videogramas en simples discursos verbales ilustrados con imágenes y amenizados con
música de fondo.

Tanto las imágenes como la música, los efectos e incluso la voz humana conectan
extraordinariamente con la esfera de la emotividad. En consecuencia, la capacidad
motivadora del vídeo tendría que radicar en aprovechar este carácter impactante y sugerente
de la imagen sonora en movimiento.

Usos motivadores del vídeo


Hay videogramas didácticos concebidos específicamente con esta finalidad motivadora. Son
videogramas que, más que transmitir informaciones exhaustivas y sistematizadas sobre un
tema, pretenden abrir interrogantes, suscitar problemas, despertar el interés de los
alumnos, inquietar, generar una dinámica participativa.

Pero no se agotan ahí las posibilidades motivadoras de la tecnología. Hay productos que,
sin ser específicamente didácticos, pueden cumplir en la escuela una función motivadora.
Noticias de los telediarios o de otros programas informativos, largometrajes comerciales y
hasta espots publicitarios pueden integrarse en el aula para motivar a los alumnos en torno
a un tema determinado. O para sensibilizarlos en torno a un determinado problema.

También la cámara puede convertirse en elemento motivador. Los alumnos que deban idear
y realizar un programa relacionado con un tema en el área de las Ciencias Naturales, por
ejemplo, se sentirán motivados para introducirse en el tema, para profundizar en él, para
investigar...

Pueden ser igualmente motivadoras las encuestas, las entrevistas, las mesas redondas... O
la creación de campañas de denuncia o de sensibilización.

La grabación mediante la cámara de vídeo puede resultar igualmente motivadora desde el


punto de vista de la expresión. Los alumnos que van a ser grabados se sentirán motivados
para expresarse verbalmente, corporalmente, musicalmente..., para improvisar, crear
«sketchs», hacer mimo, interpretar música, cantar, elaborar historias...

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