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Día 195 de 365

2 CRÓNICAS 25 Progreso: 53.4 %

El reinado de Amasías en Judá (811-782) Lectura de hoy:


2 Rey. 14. 1-6 2 Crónicas 25 -- 27
Proverbios 21,01-15
1 Amasías tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y Romanos 13
reinó veintinueve años en Jerusalén. Su madre se llamaba
Iehoadán, y era de Jerusalén.

2 Él hizo lo que es recto a los ojos del Señor, aunque no de todo corazón.

3 Cuando su poder real quedó plenamente afianzado, mató a los servidores que habían
dado muerte al rey, su padre.

4 Pero no hizo morir a los hijos de ellos, cumpliendo lo que está escrito en la Ley, en el
libro de Moisés, donde el Señor prescribió lo siguiente: "Los padres no morirán por las
culpas de los hijos, ni los hijos por las de los padres, sino que cada uno morirá por su
propio pecado".

La victoria de Amasías sobre Edóm


2 Rey. 14. 7

5 Amasías reunió a la gente de Judá y puso al frente de todo Judá y de Benjamín,


agrupados por familias, jefes de mil y de cien hombres. Registró a los que tenían más
de veinte años, y comprobó que había trescientos mil guerreros aptos para salir en
campaña, armados de lanza y escudo.

6 Luego reclutó cien mil mercenarios de Israel, por cien talentos de plata.

7 Pero un hombre de Dios se presentó ante él y le dijo: "Que no vaya contigo, rey, un
ejército de Israel, porque el Señor no está con Israel, con esos efraimitas.

8 Si ellos te acompañan, por más que luches valerosamente, Dios te hará caer ante el
enemigo. Porque es Dios el que tiene poder para socorrer y derribar".

9 Pero Amasías dijo al hombre de Dios: "¿Y qué pasa con los cien talentos de plata que
entregué a la tropa de Israel?". El hombre de Dios respondió: "El Señor puede darte
mucho más".
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10 Entonces Amasías licenció a la tropa que había venido de Efraím, para que se fueran
a su tierra. Ellos se indignaron contra Judá y volvieron enfurecidos a su tierra.

11 Amasías se sintió fuerte y avanzó al frente de sus tropas hasta el valle de la Sal,
donde mató a diez mil hombres de Seír.

12 Los hombres de Judá capturaron vivo a otros diez mil y los llevaron hasta la cumbre
de La Roca. Desde allí los despeñaron, y todos murieron destrozados.

13 Mientras tanto, las tropas que Amasías había despedido para que no fueran con él a
la guerra, invadieron las ciudades de Judá, desde Samaría hasta Bet Jorón, y mataron a
tres mil personas, recogiendo además un gran botín.

La infidelidad de Amasías

14 Después que Amasías volvió de derrotar a los edomitas, introdujo a los dioses de los
habitantes de Seír y los tomó como propios, se postró delante de ellos y les quemó
incienso.

15 Entonces la ira del Señor se encendió contra Amasías y le envió un profeta para
decirle: "¿Por qué has buscado a los dioses de esa gente, que no han podido salvar a su
pueblo de tus manos?".

16 Mientras el profeta le estaba hablando, Amasías le replicó: "¿Quién te ha nombrado


consejero del rey? ¡No insistas! ¿O quieres que te maten?". El profeta desistió, no sin
antes decir: "Yo sé que Dios ha decidido destruirte, por haber hecho esto y no haber
escuchado mi consejo".

La derrota de Amasías frente a Israel


2 Rey. 14. 8-14

17 Después de hacerse aconsejar, Amasías, rey de Judá, envió mensajeros a Joás, hijo
de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel, para decirle: "¡Ven a enfrentarte conmigo cara a
cara!".

18 Pero Joás, rey de Israel, mandó a decir a Amasías, rey de Judá: "El cardo del Líbano
mandó a decir al cedro del Líbano: Dale tu hija por esposa a mi hijo. Pero un animal
salvaje del Líbano pasó y pisoteó el cardo.

19 Tú dices: ‘He derrotado a Edóm’, y por eso tu corazón se ha engreído y se gloría.


¡Quédate ahora en tu casa! ¿Para qué comprometerte en una guerra desastrosa y
sucumbir, tú y Judá contigo?".

20 Amasías no hizo caso, porque Dios así lo había dispuesto, para entregarlo en manos
de Joás por haber venerado a los dioses de Edóm.

21 Entonces subió Joás, rey de Israel, y se enfrentaron él y Amasías, rey de Judá, en


Bet Semes de Judá.

22 Judá cayó derrotado ante Israel, y cada uno huyó a su carpa.

23 Joás, rey de Israel, tomó prisionero en Bet Semes a Amasías, hijo de Joás, hijo de

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Ocozías, rey de Judá. Lo llevó a Jerusalén y abrió una brecha de doscientos metros en el
muro de Jerusalén, desde la puerta de Efraím hasta la puerta del Ángulo.

24 Se apoderó de todo el oro y la plata y de todos los objetos que se hallaban en la


Casa de Dios, al cuidado de Obededóm; se llevó los tesoros de la casa del rey y algunos
rehenes, y se volvió a Samaría.

Fin del reinado de Amasías


2 Rey. 14. 17-20

25 Amasías, hijo de Joás, rey de Judá, vivió quince años después de la muerte de Joás,
hijo de Joacaz, rey de Israel.

26 El resto de los hechos de Amasías, desde el comienzo hasta el fin, ¿no está escrito
en el Libro de los reyes de Judá y de Israel?

27 A partir del momento en que Amasías dejó de seguir al Señor, se urdió una
conspiración contra él en Jerusalén. Él huyó a Laquis, pero lo hicieron perseguir hasta
Laquis y allí le dieron muerte.

28 Después lo trasladaron sobre unos caballos, y fue sepultado con sus padres en la
Ciudad de David.

2 CRÓNICAS 26
El reinado de Ozías en Judá (781-740)
2 Rey. 14. 21. 22; 15. 1-3

1 Todo el pueblo de Judá tomó a Ozías, que tenía dieciséis años, y lo proclamaron rey
en lugar de su padre Amasías.

2 Él fue quien reconstruyó Elat y la recuperó para Judá después de la muerte del rey.

3 Ozías tenía dieciséis años cuando comenzó a reinar, y reinó cincuenta y dos años en
Jerusalén. Su madre se llamaba Jecolías, y era de Jerusalén.

4 Él hizo lo que es recto a los ojos del Señor, tal como lo había hecho su padre
Amasías.

5 Buscó a Dios durante la vida de Zacarías, que lo había instruido en el temor de Dios, y
mientras buscó al Señor, Dios lo hizo prosperar.

Victorias y poderío de Ozías

6 Ozías salió a combatir contra los filisteos y derribó las murallas de Gat, de Iabné y de
Asdod. Después construyó fortalezas en Asdod y en la región de los filisteos.

7 Dios lo ayudó contra los filisteos, contra los árabes que habitaban en Gur Baal y
contra los meonitas.

8 Los amonitas le pagaban tributo, y su fama se extendió hasta las fronteras de Egipto,
porque se había hecho muy poderoso.

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9 Además, construyó torres en Jerusalén, en la puerta del Ángulo, en la puerta del Valle
y en la Esquina, y las fortificó.

10 También construyó torres en el desierto y abrió muchas cisternas, porque tenía


abundante ganado en la llanura y en la meseta. Tenía además labradores y viñadores
en las montañas y en los viñedos, ya que era amante de la agricultura.

11 Ozías tenía un ejército equipado para la guerra y pronto para salir en campaña,
agrupados según el censo realizado por el escriba Ieiel y el secretario Maaseías. Este
ejército estaba a las órdenes de Jananías, uno de los oficiales del rey.

12 Los jefes de familia que estaban al frente de esos guerreros valerosos sumaban en
total dos mil seiscientos.

13 Estos tenían bajo su mando un ejército de trescientos siete mil quinientos soldados,
capacitados para ayudar valientemente al rey contra sus enemigos.

14 Ozías proveyó a todo este ejército de escudos, lanzas, cascos, corazas, arcos y
hondas.

15 Además, mandó construir en Jerusalén máquinas de guerra ideadas por expertos,


para ser colocadas sobre las torres y los ángulos, a fin de arrojar flechas y grandes
piedras. Su fama se extendió hasta muy lejos, porque con la ayuda extraordinaria de
Dios llegó a hacerse fuerte.

El pecado y el castigo de Ozías

16 Pero cuando se hizo fuerte, su corazón se ensoberbeció hasta pervertirse, y se


rebeló contra el Señor, su Dios, entrando en el Templo del Señor para ofrecer incienso
sobre el altar de los perfumes.

17 Detrás de él entró el sacerdote Azarías con otros ochenta sacerdotes del Señor,
hombres valerosos, 18 los cuales se opusieron al rey Ozías, diciéndole: "Ozías, no te
corresponde a ti ofrecer incienso al Señor, sino a los sacerdotes hijos de Aarón, que han
sido consagrados para quemar el incienso. Aléjate del Santuario, porque te has
rebelado, y eso no será para ti un título de gloria a los ojos del Señor Dios".

19 Ozías, que tenía el incensario en la mano para ofrecer el incienso, se enfureció


contra los sacerdotes. Pero en ese mismo momento le brotó lepra en su frente, delante
de los sacerdotes, en el Templo del Señor, junto al altar de los perfumes.

20 El Sumo Sacerdote Azarías y todos los demás sacerdotes, al volverse hacia él, vieron
que tenía lepra en la frente. Entonces lo expulsaron de allí, y él mismo se apresuró a
salir porque el Señor lo había herido.

Fin del reinado de Ozías


2 Rey. 15. 5-7

21 El rey Ozías quedó leproso hasta el día de su muerte. Tuvo que habitar en una casa
apartada, porque estaba excluido de la Casa del Señor a causa de su lepra. Su hijo
Jotám estaba al frente del palacio real y gobernaba a todo el pueblo del país.

22 El resto de los hechos de Ozías, desde el comienzo hasta el fin, fue escrito por el

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profeta Isaías, hijo de Amós.

23 Ozías se fue a descansar con sus padres, y lo sepultaron con ellos en el campo
adyacente a la sepultura de los reyes, porque dijeron: "Es un leproso". Su hijo Jotám
reinó en lugar de él.

2 CRÓNICAS 27
El reinado de Jotám en Judá (740-735)
2 Rey. 15. 32-38

1 Jotám tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en
Jerusalén. Su madre se llamaba Ierusá y era hija de Sadoc. 2 Él hizo lo que es recto a
los ojos del Señor, como había hecho su padre Ozías, pero no entró en el Templo del
Señor. Mientras tanto, el pueblo seguía corrompiéndose.

3 Fue él quien construyó la puerta superior de la Casa del Señor, e hizo muchas obras
en el muro del Ofel.

4 Construyó asimismo ciudades en la montaña de Judá, y edificó fortines y torres en los


bosques.

5 Combatió contra el rey de los amonitas y lo venció. Aquel año, los amonitas le
entregaron cien talentos de plata, diez mil medidas de trigo y diez mil de cebada. Lo
mismo le pagaron el segundo y el tercer año.

6 Jotám se hizo poderoso, porque procedía rectamente ante el Señor, su Dios.

7 El resto de los hechos de Jotám, sus guerras y sus proezas, están escritas en el Libro
de los reyes de Israel y de Judá. 8 Tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y
reinó dieciséis años en Jerusalén.

9 Jotám se fue a descansar con sus padres, y lo sepultaron en la Ciudad de David. Su


hijo Ajaz reinó en lugar de él.

PROVERBIOS 21,01-15

21 1 El corazón del rey es una corriente de agua en manos del Señor: él lo dirige hacia
donde quiere.

2 Al hombre le parece que todo su camino es recto, pero el Señor pesa los corazones.

3 Practicar la justicia y el derecho agrada al Señor más que los sacrificios.

4 Los ojos altaneros, el corazón arrogante, la luz de los malvados: todo eso es pecado.

5 Los proyectos del hombre laborioso son pura ganancia, el que se precipita acaba en la
indigencia.

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6 Tesoros adquiridos con engaños son ilusión fugaz de los que buscan la muerte.

7 La rapiña de los malvados los arrastra a ellos mismos, porque se niegan a practicar el
derecho.

8 Tortuoso es el camino del criminal, pero el que es puro obra con rectitud.

9 Más vale habitar en un rincón del techo que compartir la casa con una mujer
pendenciera.

10 El alma del malvado desea el mal, él no se apiada de su prójimo.

11 El simple se hace sabio cuando se castiga al insolente, y asimila la ciencia cuando se


instruye al sabio.

12 El justo observa la casa del malvado y precipita en la desgracia a los malos.

13 El que cierra los oídos al clamor del débil llamará y no se le responderá.

14 Un regalo hecho a escondidas aplaca la ira y un obsequio bajo cuerda, la furia


violenta.

15 Practicar la justicia es una alegría para el justo, pero es una calamidad para los
malhechores.

ROMANOS 13

1 Todos deben someterse a las autoridades constituidas, porque no hay autoridad que
no provenga de Dios y las que existen han sido establecidas por él.

2 En consecuencia, el que resiste a la autoridad se opone al orden establecido por Dios,


atrayendo sobre sí la condenación.

3 Los que hacen el bien no tienen nada que temer de los gobernantes, pero sí los que
obran mal. Si no quieres sentir temor de la autoridad, obra bien y recibirás su elogio.

4 Porque la autoridad es un instrumento de Dios para tu bien. Pero teme si haces el


mal, porque ella no ejerce en vano su poder, sino que está al servicio de Dios para
hacer justicia y castigar al que obra mal.

5 Por eso es necesario someterse a la autoridad, no sólo por temor al castigo sino por
deber de conciencia.

6 Y por eso también, ustedes deben pagar los impuestos: los gobernantes, en efecto,
son funcionarios al servicio de Dios encargados de cumplir este oficio.

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7 Den a cada uno lo que le corresponde: al que se debe impuesto, impuesto; al que se
debe contribución, contribución; al que se debe respeto, respeto; y honor, a quien le es
debido.

8 Que la única deuda con los demás sea la del amor mutuo: el que ama al prójimo ya
cumplió toda la Ley.

9 Porque los mandamientos: No cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no


codiciarás, y cualquier otro, se resumen en este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

10 El amor no hace más al prójimo. Por lo tanto, el amor es la plenitud de la Ley.

11 Ustedes saben en qué tiempo vivimos y que ya es hora de despertarse, porque la


salvación está ahora más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe.

12 La noche está muy avanzada y se acerca el día. Abandonemos las obras propias de
la noche y vistámonos con la armadura de la luz.

13 Como en pleno día, procedamos dignamente: basta de excesos en la comida y en la


bebida, basta de lujuria y libertinaje, no más peleas ni envidias.

14 Por el contrario, revístanse del Señor Jesucristo, y no se preocupen por satisfacer los
deseos de la carne.

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