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La invasión de Senaquerib

(2 R 18.13-37; 2 Cr 32.1-19)

1[a] En el año catorce[b] del reinado de Ezequías, Senaquerib, rey de Asiria, atacó a todas las ciudades
fortificadas de Judá y las tomó. 2 Desde Laquis envió a un alto oficial, con un poderoso ejército, a ver al rey
Ezequías en Jerusalén, y se colocaron junto al canal del estanque superior, en el camino que va al campo del
Lavador de Paños. 3 Allá salieron a su encuentro Eliaquim, hijo de Hilquías, que era mayordomo de palacio;
el cronista Sebná; y Joah, hijo de Asaf, el secretario del rey. 4 El oficial asirio les dijo:

--Comuniquen a Ezequías este mensaje del gran rey, el rey de Asiria: '¿De qué te sientes tan seguro? 5
¿Piensas acaso que las palabras bonitas valen lo mismo que la táctica y la fuerza para hacer la guerra? ¿En
quién confías para rebelarte contra mí? 6 Veo que confías en el apoyo de Egipto. Pues bien, Egipto es una
caña astillada, que si uno se apoya en ella, se le clava y le atraviesa la mano. Eso es el faraón, rey de Egipto,
para todos los que confían en él. 7 Y si me dices: Nosotros confiamos en el Señor nuestro Dios, ¿acaso no
suprimió Ezequías los lugares de culto y los altares de ese Dios, y ordenó que la gente de Judá y Jerusalén le
diera culto solamente en un altar?[c] 8 Haz un trato con mi amo, el rey de Asiria: yo te doy dos mil caballos,
si consigues jinetes para ellos. 9 Tú no eres capaz de hacer huir ni al más insignificante de los oficiales
asirios, ¿y esperas conseguir jinetes y caballos en Egipto? 10 Además, ¿crees que yo he venido a atacar y
destruir este país sin contar con el Señor? ¡Él fue quien me ordenó atacarlo y destruirlo!'

11 Eliaquim, Sebná y Joah respondieron al oficial asirio:

--Por favor, háblenos usted en arameo, pues nosotros lo entendemos. No nos hable usted en hebreo, pues
toda la gente que hay en la muralla está escuchando.

12 Pero el oficial asirio dijo:

--No fue a tu amo, ni a ustedes, a quienes el rey de Asiria me mandó que dijera esto. Fue precisamente a
la gente que está sobre la muralla, pues ellos, lo mismo que ustedes, tendrán que comerse su propio estiércol
y beberse sus propios orines.

13 Entonces el oficial, de pie, gritó bien fuerte en hebreo:

--Oigan lo que les dice el gran rey, el rey de Asiria: 14 'No se dejen engañar por Ezequías; él no puede
salvarlos.' 15 Si Ezequías quiere convencerlos de que confíen en el Señor, y les dice: 'El Señor ciertamente
nos salvará; él no permitirá que esta ciudad caiga en poder del rey de Asiria', 16 no le hagan caso. El rey de
Asiria me manda a decirles que hagan las paces con él, y que se rindan, y así cada uno podrá comer del
producto de su viñedo y de su higuera y beber el agua de su propia cisterna. 17 Después los llevará a un país
parecido al de ustedes, un país de trigales y viñedos, para hacer pan y vino. 18 Si Ezequías les dice que el
Señor los va a salvar, no se dejen engañar por él. ¿Acaso alguno de los dioses de los otros pueblos pudo
salvar a su país del poder del rey de Asiria? 19 ¿Dónde están los dioses de Hamat y de Arpad? ¿Dónde están
los dioses de Sefarvaim? ¿Acaso pudieron salvar del poder de Asiria a Samaria? 20 ¿Cuál de todos los
dioses de esos países pudo salvar a su nación del poder del rey de Asiria? ¿Por qué piensan que el Señor
puede salvar a Jerusalén?

21 Ellos se quedaron callados y no le respondieron ni una palabra, porque el rey había ordenado que no
respondieran nada. 22 Entonces, afligidos, Eliaquim, mayordomo de palacio; Sebná, cronista; y Joah,
secretario del rey, se rasgaron la ropa y se fueron a ver a Ezequías para contarle lo que había dicho el
comandante asirio.
Notas al pie:

a. Isaías 36:1 Los caps. 36--39 forman un apéndice histórico a los caps. 1--35. Son prácticamente
idénticos a 2 R 18.13--20.19, con la excepción de Is 38.9-20, que no aparece en 2 R. Además, en
Isaías se omite el pasaje que relata cómo el rey Ezequías se rindió ante los asirios y tuvo que
pagarles un fuerte tributo (2 R 18.14-16).
b. Isaías 36:1 El año catorce: es decir, el 701 a.C.
c. Isaías 36:7 Cf. 2 R 18.4; 2 Cr 29--31.

Isaías 37
El Señor libra a Judá del invasor

(2 R 19.1-37; 2 Cr 32.20-23)

1 Cuando el rey Ezequías oyó esto, se rasgó sus vestiduras, se puso ropas ásperas en señal de dolor y se fue
al templo del Señor. 2 Y envió a Eliaquim, mayordomo de palacio, al cronista Sebná y a los sacerdotes más
ancianos, con ropas ásperas en señal de dolor, a ver al profeta Isaías, hijo de Amós, 3 y a decirle de parte del
rey: "Hoy estamos en una situación de angustia, castigo y humillación; como una mujer que, a punto de dar
a luz, se quedara sin fuerzas. 4 Ojalá el Señor tu Dios haya oído las palabras del oficial enviado por su amo,
el rey de Asiria, para insultar al Dios viviente, y ojalá lo castigue por las cosas que el Señor mismo, tu Dios,
habrá oído. Ofrece, pues, una oración por los que aún quedan."[a]

5 Los funcionarios del rey Ezequías fueron a ver a Isaías, 6 e Isaías les encargó que respondieran a su
amo: "El Señor dice: 'No tengas miedo de esas palabras ofensivas que dijeron contra mí los criados del rey
de Asiria. 7 Mira, yo voy a hacer que llegue a él un rumor que lo obligue a volver a su país, y allí lo haré
morir asesinado.' "

8 El oficial asirio se enteró de que el rey de Asiria se había ido de la ciudad de Laquis. Entonces se fue de
Jerusalén, y encontró al rey de Asiria atacando a Libná. 9 Allí el rey de Asiria oyó decir que el rey Tirhaca
de Etiopía[b] había emprendido una campaña militar contra él. Una vez más, el rey de Asiria envió
embajadores al rey Ezequías de Judá, a decirle: 10 "Tu Dios, en el que tú confías, te asegura que Jerusalén
no caerá en mi poder; pero no te dejes engañar por él. 11 Tú has oído lo que han hecho los reyes de Asiria
con todos los países que han querido destruir. ¿Y te vas a salvar tú? 12 ¿Acaso los dioses salvaron a los
otros pueblos que mis antepasados destruyeron: a Gozán, a Harán, a Résef, y a la gente de Bet-edén que
vivía en Telasar?[c] 13 ¿Dónde están los reyes de Hamat, de Arpad, de Sefarvaim, de Hená y de Ivá?"[d]

14 Ezequías tomó la carta que le entregaron los embajadores, y la leyó. Luego se fue al templo y,
extendiendo la carta delante del Señor, 15 oró así: 16 "Señor todopoderoso, Dios de Israel, que tienes tu
trono sobre los querubines,[e] tú solo eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú creaste el cielo y la tierra.
17 Pon atención, Señor, y escucha. Abre tus ojos, Señor, y mira. Escucha las palabras que Senaquerib
mandó decirme, palabras todas ellas ofensivas contra ti, el Dios viviente. 18 Es cierto, Señor, que los reyes
de Asiria han destruido todas las naciones y sus tierras, 19 y que han echado al fuego sus dioses, porque en
realidad no eran dioses, sino objetos de madera o de piedra hechos por el hombre. Por eso los destruyeron.
20 Ahora pues, Señor y Dios nuestro, sálvanos de su poder, para que todas las naciones de la tierra sepan
que tú, Señor, eres el único Dios."

21 Entonces Isaías mandó a decir a Ezequías: "Esto dice el Señor, Dios de Israel: 'Yo he escuchado la
oración que me hiciste acerca de Senaquerib, rey de Asiria.' "

22 Estas son las palabras que dijo el Señor acerca del rey de Asiria:
"La ciudad de Sión, como una muchacha,
se ríe de ti, Senaquerib.
Jerusalén mueve burlonamente la cabeza
cuando tú te retiras.
23 ¿A quién has ofendido e insultado?
¿Contra quién alzaste la voz
y levantaste los ojos altaneramente?
¡Contra el Dios Santo de Israel!
24 Por medio de tus funcionarios insultaste al Señor.
Dijiste:
'Con mis innumerables carros de guerra
subí a las cumbres de los montes,
a lo más empinado del Líbano.
Corté sus cedros más altos,
sus pinos más bellos.
Alcancé sus cumbres más altas,
y sus bosques, que parecen jardines.
25 En tierras extrañas
cavé pozos y bebí de esa agua,
y con las plantas de mis pies
sequé todos los ríos de Egipto.'
26 ¿Pero no sabías que soy yo, el Señor,
quien ha dispuesto todas estas cosas?
Desde tiempos antiguos lo había planeado,
y ahora lo he realizado;
por eso tú destruyes ciudades fortificadas
y las conviertes en montones de ruinas.
27 Sus habitantes, impotentes,
llenos de miedo y verg@uenza,
han sido como hierba del campo,
como pasto verde,
como hierba que crece en los tejados
y que es quemada por el viento del este.
28 Yo conozco todos tus movimientos
y todas tus acciones;
yo sé que te has enfurecido contra mí.
29 Y como conozco tu furia y tu arrogancia,
voy a ponerte una argolla en la nariz,
un freno en la boca,
y te haré volver por el camino
por donde viniste."
30 Isaías dijo entonces a Ezequías:
"Esta será una señal de lo que va a suceder:
este año y el siguiente comerán ustedes
el trigo que nace por sí solo,
pero al tercer año podrán sembrar y cosechar,
plantar viñedos y comer de sus frutos.
31 Los sobrevivientes de Judá serán como plantas:
echarán raíces y producirán fruto,
32 porque un resto quedará en Jerusalén;
en el monte Sión habrá sobrevivientes.
Esto lo hará el ardiente amor del Señor todopoderoso.
33 "Acerca del rey de Asiria dice el Señor:
'No entrará en Jerusalén,
no le disparará ni una flecha,
no la atacará con escudos
ni construirá una rampa a su alrededor.
34 Por el mismo camino por donde vino, se volverá;
no entrará en esta ciudad.
Yo, el Señor, doy mi palabra.
35 Yo protegeré esta ciudad
y la salvaré,
por consideración a mi siervo David[f]
y a mí mismo.' "

36 Y el ángel del Señor fue y mató a ciento ochenta y cinco mil hombres del campamento asirio; al día
siguiente, todos amanecieron muertos.[g] 37 Entonces Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento y
regresó a Nínive. 38 Y un día, cuando estaba adorando en el templo de Nisroc, su dios, sus hijos Adramélec
y Sarézer fueron y lo asesinaron,[h] y huyeron a la región de Ararat.[i] Después reinó en su lugar su hijo
Esarhadón.

Notas al pie:

a. Isaías 37:4 Los que aún quedan: Véase 4.2-6 n.


b. Isaías 37:9 Tirhaca de Etiopía pertenecía a la vigesimoquinta dinastía, llamada etiope. Reinó sobre
Egipto, como corregente junto a su hermano, alrededor del 690 a.C., y como rey del 685 al 664 a.C.
c. Isaías 37:12 Estos pueblos pertenecían a Mesopotamia.
d. Isaías 37:13 Los asirios ya habían conquistado estos lugares de Siria.
e. Isaías 37:16 Los querubines evocaban la majestad divina. Las dos figuras de querubines sobre el
arca de la alianza (Ex 25.17-20) eran el trono visible del Dios invisible.
f. Isaías 37:35 Cf. 2 S 7.1-16.
g. Isaías 37:36 Cf. 2 R 19.35-36.
h. Isaías 37:38 Senaquerib fue asesinado en el 681 a.C.
i. Isaías 37:38 La región de Ararat: en Armenia, parte de la actual Turquía.

2 Crónicas 32 (Dios Habla Hoy)


Dios Habla Hoy (DHH)

1996 by United Bible Societies

2 Crónicas 32
Senaquerib invade Judá

(2 R 18.13--19.37; Is 36--37)

1 Después de estas cosas y de esta muestra de fidelidad, llegó Senaquerib, rey de Asiria, invadió Judá y
puso cerco a las ciudades fortificadas, con intención de conquistarlas.

2 Al ver Ezequías que Senaquerib había llegado resuelto a atacar a Jerusalén, 3 consultó a sus jefes civiles
y militares y les propuso cegar los manantiales que había fuera de la ciudad, y ellos estuvieron de acuerdo. 4
Entonces se reunió mucha gente y cegaron todos los manantiales, así como el canal subterráneo, para que
cuando llegaran los reyes de Asiria no encontraran agua abundante.
5 Ezequías se armó de ánimo y reconstruyó la muralla, y también construyó torres sobre ella y una
muralla exterior. Fortificó además el terraplén de la Ciudad de David, y fabricó buena cantidad de lanzas y
escudos. 6 Luego puso oficiales al mando de la gente, los reunió en la explanada de la puerta de la ciudad y
les dio ánimo, diciéndoles: 7 "¡Sean fuertes y valientes! No tengan miedo ni se desanimen ante el rey de
Asiria y todo el numeroso ejército que lo acompaña, porque nosotros tenemos más que él. 8 Él cuenta con la
fuerza de los hombres, pero con nosotros está el Señor nuestro Dios para ayudarnos a luchar nuestras
batallas." Al oir las palabras del rey Ezequías, el pueblo se sintió animado.

9 Después el rey Senaquerib de Asiria, quien se encontraba atacando a Laquis con todas sus tropas,
mandó a Jerusalén unos oficiales suyos, para comunicar a Ezequías, rey de Judá, y a todos los habitantes de
Jerusalén que estaban en Jerusalén, el siguiente mensaje:

10 "Senaquerib, rey de Asiria, manda a decirles: '¿Por qué se sienten tan seguros, que se quedan en
Jerusalén a pesar de estar cercados? 11 Si Ezequías les dice que el Señor su Dios los librará de mis manos,
los está engañando y los está exponiendo a ustedes a morir de hambre y sed. 12 ¿Acaso no suprimió
Ezequías los lugares de culto y los altares de ese Dios, y ordenó que la gente de Judá y Jerusalén le diera
culto y le ofreciera incienso solamente en un altar? 13 ¿No saben lo que yo y mis antepasados hemos hecho
con todos los pueblos de los otros países? ¿Acaso pudieron los dioses de esas naciones librarlos de mi
poder? 14 ¿Cuál de todos los dioses de esas naciones que destruyeron mis antepasados, pudo salvar a su país
de mi poder? ¿Por qué piensan que su Dios puede salvarlos? 15 Por tanto, no se dejen engañar ni embaucar
por Ezequías; no le crean, pues si ningún dios de ninguna de esas naciones fue capaz de librar a su pueblo de
mi poder y del poder de mis antepasados, ¡mucho menos podrá el Dios de ustedes librarlos de mi poder!' "

16 Esto, y más todavía, dijeron los oficiales del rey de Asiria contra Dios, el Señor, y contra su siervo
Ezequías. 17 Senaquerib escribió además cartas en que insultaba al Señor, Dios de Israel, y en que decía
contra él: "Así como los dioses de los pueblos de otros países no pudieron librarlos de mi poder, tampoco el
Dios de Ezequías podrá librar de mi poder a su pueblo."

18 Los oficiales de Senaquerib, dirigiéndose a la gente de Jerusalén que estaba en la muralla, gritaron
bien fuerte en hebreo para asustarlos y aterrorizarlos, y así poder conquistar la ciudad. 19 Hablaban del Dios
de Jerusalén como de los dioses de las otras naciones de la tierra, que son dioses hechos por los hombres.

20 En esta situación, el rey Ezequías y el profeta Isaías, hijo de Amós, oraron y pidieron ayuda al cielo.
21 Entonces el Señor envió un ángel que exterminó a todos los soldados, capitanes y comandantes del
campamento del rey de Asiria, quien tuvo que volverse a su país lleno de verg@uenza. Y cuando entró en el
templo de su dios, allí mismo lo asesinaron sus propios hijos.

22 De este modo, el Señor libró a Ezequías y a los habitantes de Jerusalén del poder de Senaquerib, rey de
Asiria, y del poder de todos los demás, y les concedió paz con todos sus vecinos. 23 Entonces hubo muchos
que llevaron a Jerusalén ofrendas para el Señor, y regalos valiosos para Ezequías, rey de Judá. Y a partir de
entonces, su prestigio aumentó frente a las demás naciones.

2 Reyes 18 (Dios Habla Hoy)


Dios Habla Hoy (DHH)

1996 by United Bible Societies

2 Reyes 18
Reinado de Ezequías en Judá
(2 Cr 29.1-2)

1 En el tercer año del reinado de Oseas, hijo de Elá, rey de Israel, Ezequías, hijo de Ahaz, rey de Judá,
comenzó a reinar. 2 Tenía entonces veinticinco años de edad, y reinó en Jerusalén veintinueve años. Su
madre se llamaba Abí, y era hija de Zacarías. 3 Los hechos de Ezequías fueron rectos a los ojos del Señor,
como todos los de su antepasado David. 4 Él fue quien quitó los santuarios paganos, hizo pedazos las
piedras sagradas, rompió las representaciones de Aserá[a] y destrozó la serpiente de bronce que Moisés había
hecho y a la que hasta entonces los israelitas quemaban incienso y llamaban Nehustán.[b]

5 Ezequías puso su confianza en el Señor, el Dios de Israel. Entre todos los reyes de Judá que hubo antes
o después de él, no hubo ninguno como él. 6 Permaneció fiel al Señor y nunca se apartó de él, sino que
cumplió los mandamientos que el Señor había ordenado a Moisés. 7 Por eso el Señor le favorecía y le hacía
tener éxito en todo lo que emprendía.

Ezequías se rebeló contra el rey de Asiria y se negó a someterse a él. 8 Además derrotó a los filisteos
hasta Gaza y sus fronteras, desde las torres de vigilancia hasta las ciudades fortificadas.

Caída de Samaria

9 En el cuarto año del reinado de Ezequías, que era el séptimo del reinado de Oseas, hijo de Elá, rey de
Israel, Salmanasar, rey de Asiria, rodeó la ciudad de Samaria y la atacó, 10 y al cabo de tres años la tomó.
Era el año seis del reinado de Ezequías y el nueve del reinado de Oseas en Israel, cuando Samaria fue
tomada. 11 El rey de Asiria desterró a los israelitas a Asiria y los estableció en Halah, en la región del
Habor, río de Gozán, y en las ciudades de los medos. 12 Esto sucedió porque no obedecieron al Señor su
Dios, sino que violaron su alianza y no hicieron caso de todo lo que Moisés, siervo del Señor, les había
mandado, ni lo pusieron en práctica.

Senaquerib invade Judá[c]

(2 Cr 32.1-19; Is 36.1-22)

13 En el año catorce del reinado de Ezequías, Senaquerib, rey de Asiria, atacó a todas las ciudades
fortificadas de Judá y las tomó. 14 Entonces Ezequías, rey de Judá, envió un mensaje al rey de Asiria, que
estaba en Laquis, en el que decía: "He cometido un error. Retírate de mi país y te pagaré el tributo que me
impongas."

Por lo tanto, el rey de Asiria impuso a Ezequías, rey de Judá, un tributo de nueve mil novecientos kilos de
plata y novecientos noventa kilos de oro. 15 Así que Ezequías le entregó toda la plata que encontró en el
templo del Señor y en los tesoros del palacio real. 16 En aquella misma ocasión, Ezequías quitó del templo
del Señor las puertas y sus marcos, que él mismo había cubierto de oro, y se las dio al rey de Asiria.

17 Después el rey de Asiria envió al rey Ezequías un alto oficial, un funcionario de su confianza y otro
alto oficial, al frente de un poderoso ejército, y estos fueron de Laquis a Jerusalén, para atacarla. Cuando
llegaron a Jerusalén, acamparon junto al canal del estanque de arriba, por el camino que va al campo del
Lavador de Paños. 18 Luego llamaron al rey, y Eliaquim, hijo de Hilquías, que era el mayordomo de
palacio, y Sebná, el cronista, y Joah, hijo de Asaf, el secretario del rey, salieron a encontrarse con ellos. 19
Allí el oficial asirio les dijo:

--Comuniquen a Ezequías este mensaje del gran rey, el rey de Asiria: '¿De qué te sientes tan seguro? 20
¿Piensas acaso que las palabras bonitas valen lo mismo que la táctica y la fuerza para hacer la guerra? ¿En
quién confías para rebelarte contra mí? 21 Veo que confías en el apoyo de Egipto. Pues bien, Egipto es una
caña astillada, que si uno se apoya en ella, se le clava y le atraviesa la mano. Eso es el faraón, rey de Egipto,
para todos los que confían en él. 22 Y si me dicen ustedes: Nosotros confiamos en el Señor nuestro Dios,
¿acaso no suprimió Ezequías los lugares de culto y los altares de ese Dios, y ordenó que la gente de Judá y
Jerusalén le diera culto solamente en el altar de Jerusalén? 23 Haz un trato con mi amo, el rey de Asiria: yo
te doy dos mil caballos, si consigues jinetes para ellos. 24 Tú no eres capaz de hacer huir ni al más
insignificante de los oficiales asirios, ¿y esperas conseguir jinetes y caballos en Egipto? 25 Además, ¿crees
que yo he venido a atacar y destruir este país sin contar con el Señor? ¡Él fue quien me ordenó atacarlo y
destruirlo!'

26 Eliaquim, Sebná y Joah respondieron al oficial asirio:

--Por favor, háblenos usted en arameo,[d] pues nosotros lo entendemos. No nos hable usted en hebreo,
pues toda la gente que hay en la muralla está escuchando.

27 Pero el oficial asirio dijo:

--No fue a tu amo, ni a ustedes, a quienes el rey de Asiria me mandó que dijera esto; fue precisamente a la
gente que está sobre la muralla, pues ellos, lo mismo que ustedes, tendrán que comerse su propio
excremento y beberse sus propios orines.

28 Entonces el oficial, de pie, gritó bien fuerte en hebreo:

--Oigan lo que les dice el gran rey, el rey de Asiria: 29 'No se dejen engañar por Ezequías; él no puede
salvarlos de mi mano.' 30 Si Ezequías quiere convencerlos de que confíen en el Señor, y les dice: 'El Señor
ciertamente nos salvará; él no permitirá que esta ciudad caiga en poder del rey de Asiria', 31 no le hagan
caso. El rey de Asiria me manda a decirles que hagan las paces con él, y que se rindan, y así cada uno podrá
comer del producto de su viñedo y de su higuera y beber el agua de su propia cisterna. 32 Después los
llevará a un país parecido al de ustedes, un país de trigales y viñedos, para hacer pan y vino, un país de
aceite de oliva y miel. Entonces podrán vivir bien y no morirán. Pero no le hagan caso a Ezequías, porque
los engaña al decir que el Señor los va a librar. 33 ¿Acaso alguno de los dioses de los otros pueblos pudo
salvar a su país del poder del rey de Asiria? 34 ¿Dónde están los dioses de Hamat y de Arpad? ¿Dónde están
los dioses de Sefarvaim, Hená e Ivá? ¿Acaso pudieron salvar del poder de Asiria a Samaria? 35 ¿Cuál de
todos los dioses de esos países pudo salvar a su nación del poder del rey de Asiria? ¿Por qué piensan que el
Señor puede salvar a Jerusalén?

36 La gente se quedó callada y no le respondió ni una palabra, porque el rey había ordenado que no
respondieran nada. 37 Entonces Eliaquim, mayordomo de palacio, Sebná, el cronista, y Joah, secretario del
rey, afligidos se rasgaron la ropa y se fueron a ver a Ezequías para contarle lo que había dicho el alto oficial
asirio.

Notas al pie:

a. 2 Reyes 18:4 Aserá: Véase Jue 3.7 n.; cf. 2 R 16.10.


b. 2 Reyes 18:4 Nm 21.6-9; Sab 16.5-7. El nombre Nehustán alude al bronce con que estaba fabricada
(heb. nehóset) y a su forma de serpiente (heb. nahás).
c. 2 Reyes 18:13 El relato de 2 R 18.13--20.19 se encuentra también, con algunas variantes, en Is 36--
39. El texto de 2 Cr 32.1-21 ofrece una versión más breve.
d. 2 Reyes 18:26 En aquella época, el arameo era la lengua internacional, usada sobre todo en el
comercio y en la diplomacia. La población de Jerusalén no la entendía, pero sí los funcionarios del
reino. Más tarde, el arameo pasaría a ser lengua corriente entre los judíos de Palestina.
2 Reyes 19 (Dios Habla Hoy)
Dios Habla Hoy (DHH)

1996 by United Bible Societies

2 Reyes 19
Judá es librado de Senaquerib

(2 Cr 32.20-23; Is 37.1-38)

1 Cuando el rey Ezequías oyó esto, se rasgó sus vestiduras, se puso ropas ásperas en señal de dolor y se fue
al templo del Señor. 2 Y envió a Eliaquim, mayordomo de palacio, al cronista Sebná y a los sacerdotes más
ancianos, con ropas ásperas en señal de dolor, a ver al profeta Isaías,[a] hijo de Amós, 3 y a decirle de parte
del rey: "Hoy estamos en una situación de angustia, castigo y humillación, como una mujer que, a punto de
dar a luz, se quedara sin fuerzas. 4 Ojalá el Señor tu Dios haya oído las palabras del oficial enviado por su
amo, el rey de Asiria, para insultar al Dios viviente, y ojalá lo castigue por las cosas que el Señor mismo, tu
Dios, habrá oído. Ofrece, pues, una oración por los que aún quedan."

5 Los funcionarios del rey Ezequías fueron a ver a Isaías, 6 e Isaías les encargó que respondieran a su
amo: "El Señor dice: 'No tengas miedo de esas palabras ofensivas que dijeron contra mí los criados del rey
de Asiria. 7 Mira, yo voy a hacer que llegue a él un rumor que lo obligue a volver a su país, y allí lo haré
morir asesinado.' "

8 El oficial asirio se enteró de que el rey de Asiria se había ido de la ciudad de Laquis. Entonces se fue de
Jerusalén, y encontró al rey de Asiria atacando a Libná. 9 Allí el rey de Asiria oyó decir que el rey Tirhaca
de Etiopía había emprendido una campaña militar contra él. Una vez más, el rey de Asiria envió
embajadores al rey Ezequías de Judá, 10 a decirle: "Tu Dios, en el que tú confías, te asegura que Jerusalén
no caerá en mi poder; pero no te dejes engañar por él. 11 Tú has oído lo que han hecho los reyes de Asiria
con todos los países que han querido destruir. ¿Y te vas a salvar tú? 12 ¿Acaso los dioses salvaron a los
otros pueblos que mis antepasados destruyeron: a Gozán, a Harán, a Résef, y a la gente de Bet-edén que
vivía en Telasar? 13 ¿Dónde están los reyes de Hamat, de Arpad, de Sefarvaim, de Hená y de Ivá?"

14 Ezequías tomó la carta que le entregaron los embajadores, y la leyó. Luego se fue al templo y,
extendiendo la carta delante del Señor, 15 oró así: "Señor, Dios de Israel, que tienes tu trono sobre los
querubines:[b] tú solo eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú creaste el cielo y la tierra. 16 Pon atención,
Señor, y escucha. Abre tus ojos, Señor, y mira. Escucha las palabras que Senaquerib mandó decirme,
palabras todas ellas ofensivas contra ti, el Dios viviente. 17 Es cierto, Señor, que los reyes de Asiria han
destruido las naciones y sus tierras, 18 y que han echado al fuego sus dioses, porque en realidad no eran
dioses, sino objetos de madera o de piedra hechos por el hombre. Por eso los destruyeron. 19 Ahora pues,
Señor y Dios nuestro, sálvanos de su poder, para que todas las naciones de la tierra sepan que tú, Señor, eres
el único Dios."

20 Entonces Isaías mandó a decir a Ezequías: "Esto dice el Señor, Dios de Israel: 'Yo he escuchado la
oración que me hiciste acerca de Senaquerib, rey de Asiria.' "

21 Estas son las palabras que dijo el Señor acerca del rey de Asiria:
"La ciudad de Sión, como una muchacha,
se ríe de ti, Senaquerib.
Jerusalén mueve burlonamente la cabeza
cuando tú te retiras.
22 ¿A quién has ofendido e insultado?
¿Contra quién alzaste la voz
y levantaste los ojos altaneramente?
¡Contra el Dios Santo de Israel!
23 Por medio de tus mensajeros insultaste al Señor.

Dijiste:
'Con mis innumerables carros de guerra
subí a las cumbres de los montes,
a lo más empinado del Líbano.
Corté sus cedros más altos,
sus pinos más bellos.
Llegué a sus cumbres más altas,
a sus bosques, que parecen jardines.
24 En tierras extrañas
cavé pozos y bebí de esa agua,
y con las plantas de mis pies
sequé todos los ríos de Egipto.'
25 ¿Pero no sabías que soy yo, el Señor,
quien ha dispuesto todas estas cosas?
Desde tiempos antiguos lo había planeado,
y ahora lo he realizado;
por eso tú destruyes ciudades fortificadas
y las conviertes en montones de ruinas.
26 Sus habitantes, impotentes,
llenos de miedo y verg@uenza,
han sido como hierba del campo,
como pasto verde,
como hierba que crece en los tejados
y que es quemada por el viento del este.
27 Yo conozco todos tus movimientos
y todas tus acciones;
yo sé que te has enfurecido contra mí.
28 Y como conozco tu furia y tu arrogancia,
voy a ponerte una argolla en la nariz,
un freno en la boca,
y te haré volver por el camino
por donde viniste."
29 Isaías dijo entonces a Ezequías:
"Esta será una señal de lo que va a suceder:
este año y el siguiente comerán ustedes
el trigo que nace por sí solo,
pero al tercer año podrán sembrar y cosechar,
plantar viñedos y comer de sus frutos.
30 Los sobrevivientes de Judá serán como plantas:
echarán raíces y producirán fruto.
31 Porque un resto quedará en Jerusalén;
en el monte Sión habrá sobrevivientes.
Esto lo hará el ardiente amor del Señor todopoderoso.
32 "Acerca del rey de Asiria dice el Señor:
'No entrará en Jerusalén,
no le disparará ni una flecha,
no la atacará con escudos
ni construirá una rampa a su alrededor.
33 Por el mismo camino por donde vino, se volverá;
no entrará en esta ciudad.
Yo, el Señor, doy mi palabra.
34 Yo protegeré esta ciudad
y la salvaré,
por consideración a mi siervo David
y a mí mismo.' "

35 Aquella misma noche el ángel del Señor fue y mató a ciento ochenta y cinco mil hombres del
campamento asirio, y al día siguiente todos amanecieron muertos. 36 Entonces Senaquerib, rey de Asiria,
levantó el campamento y regresó a Nínive. 37 Y un día, cuando estaba adorando en el templo de Nisroc, su
dios, sus hijos Adramélec y Sarézer fueron y lo asesinaron, y huyeron a la región de Ararat. Después reinó
en su lugar su hijo Esarhadón.

Notas al pie:

a. 2 Reyes 19:2 Esta es la primera vez que se menciona al profeta Isaías en el libro de Reyes, aunque
venía ejerciendo su actividad profética desde mucho tiempo antes (cf. Is 6.1; 7.3).
b. 2 Reyes 19:15 Querubines: La descripción que hace el profeta Ezequiel (1.5-14), los muestran con
cara humana y cuerpo de animal, generalmente de león o de toro. El AT atribuye distintas funciones
a estos seres alados: guardianes del jardín de Edén (Gn 3.24), soportes del trono del Señor (1 S 4.4)
y portadores del vehículo donde se manifiesta su gloria (Ez 1.22-28).

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