Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Flannery O’Connor
He oído decir que el cuento es uno de los géneros literarios más difíciles, y
siempre me ha intrigado saber por qué la gente siente así de lo que para mí
es la forma más natural y propia de la expresión humana. Lejos de verla
como una operación complicada, uno crece desde niño oyendo y contando
cuentos. Yo sospecho que la mayoría de ustedes ha estado toda su vida
contando cuentos, y sin embargo han venido hasta aquí para averiguar cómo
hacerlo.
Un buen cuento no debe tener menos significado que una novela, ni debe su
acción ser menos completa. Nada que sea esencial a la experiencia principal
puede ser dejado de lado. Toda la acción tiene que quedar
satisfactoriamente explicada en términos de motivaciones, y tiene que haber
un principio, un medio y un final, aunque tal vez no en ese orden. Creo que
mucha gente decide que quiere escribir cuentos porque los cuentos son
breves, y al decir breves piensan que son breves en todo sentido. Creen que
un cuento es una acción incompleta en la que muy poco es mostrado y
mucho es sugerido, y creen que la manera de sugerir una cosa es
omitiéndola. Cuesta sacar de este error a los escritores principiantes, porque
creen que al omitir algo están siendo sutiles. Y cuando uno les dice que
deben poner algo en el papel para que alguna cosa quede, piensan que uno
es un estúpido insensible.
Quizá, la cuestión central en cualquier discusión acerca del cuento es
explicar a qué se refiere uno al decir que son breves. Que algo sea breve no
quiere decir que sea superficial. Un cuento debe tener profundidad y debe
permitirnos experimentar un significado. Tengo una tía que piensa que en
un cuento no pasa nada a menos que al final alguien sea asesinado o se case.