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Los padres tienen una gran influencia en el comportamiento de sus hij@s. Es decir,
nuestro estilo de crianza va a influenciar el desarrollo de los niños. Por ello, es fundamental
que seamos conscientes de cuál es nuestro estilo de crianza y fomentemos aquella crianza que
contribuya al desarrollo saludable del niño. Es de sobra conocido por los educadores y
psicólogos que los estilos de crianza negativos pueden tener consecuencias negativas en el
desarrollo de los niños.
La crianza de los hijos es la orientación de los padres a incidir en la supervivencia, el
bienestar y el aprendizaje de los hijos, la cual puede ser analizada desde sus características,
desde las condiciones en que se desenvuelve, así como desde sus implicaciones.
Instruye al niño en su camino: Los niños necesitan instrucción. El trabajo de los
padres no consiste simplemente en dejarlos crecer de una manera particular, sino en instruirlos.
La forma en que debe ser instruido tiene al menos dos sentidos que se complementan entre sí. Y
aun cuando fuere viejo no se apartará de él: Este es un maravilloso principio, el que el
Espíritu Santo puede convertirse en una promesa para los padres preocupados por sus hijos
adultos. Cuando un niño es instruido de la manera adecuada, aunque puede apartarse por una
temporada (y una temporada larga), como principio regresará y no se apartará de él.
Los padres siempre tienen dudas de cómo realizar la crianza de los niños, ya que
desean enseñar a los hijos valores como el respeto, la responsabilidad, el liderazgo, así como, el
actuar de forma independiente.
Sin embargo, al querer lo mejor para los pequeños, los padres pueden cometer errores en el
proceso de crianza, pero lo importante es aprender a reconocer las equivocaciones y buscar la
forma de corregirlas.
Es por ello, que a continuación se describen los principales errores que se comenten en la
crianza de los niños:
actúan salvando al niño de diferentes situaciones, se acostumbrarán a que tienen que tener una
persona al lado que les ayude a tomar decisiones o a enfrentarse situaciones que son producto
de sus actos.
2. PREMIAR CONDUCTAS
Esta es una costumbre que todos los adultos tienen cuando los niños realizan una actividad que
es un deber del niño, por ejemplo, premiarlos por desayunar. Esta situación no debe ocurrir
debido que la alimentación es una actividad diaria que se debe realizar para cuidar la salud.
Cuando se premia al niño por comer o realizar cualquier actividad que debe ser una rutina
diaria, se le está enseñando a siempre esperar algo a cambio, que durante la etapa de adulto no
va a ocurrir, lo que le puede generar frustraciones.
3. EVITAR EL CASTIGO
La figura del castigo se viene aplicando siempre, es uno de los errores de crianza no disponer
el Castigo. Se deben elaborar los castigos, para enseñarle al niño a que todo acto tiene una
consecuencia y como tal, debe afrontarlas.
Solamente se puede castigar, si es que el niño a pesar de saber la conducta errónea, lo hace, y
enseñarle las consecuencias que genera.
4. NO DARLES AUTONOMÍA
Los padres deben generarles confianza a los hijos asignándole algunas tareas y dejándole claro
las obligaciones que tienen correspondientes a la edad.
Se les debe enseñar a ordenar sus cosas como, la cama, los juguetes, los zapatos, los libros.
Muchos padres caen en el error de hacerle todo a sus hijos, quitándole autonomía y no se dan
cuenta.
5. NO DEDICARLE TIEMPO
La crianza de un niño requiere de tiempo de ambos padres, aun cuando los horarios laborales
sean un poco difíciles. Es necesario pasar tiempo con los hijos, con el fin de conocer qué
actividades realizan, con cuales personas se están relacionando en el colegio, saber cuáles son
los gustos y qué necesidades tienen.
TALLER: CRIANZA POSITIVA Psic. Roberto Carlos Pisco Villanueva
947926997
6. EXIGIRLES DEMASIADO
Generalmente, los padres quieren tener los mejores hijos y se comete el error de exigir con
exceso, por ejemplo, en el área de los estudios, siempre se busca que el hijo sea el primero de la
clase, pero eso no depende en muchas ocasione s del niño.
Al exigir en exceso el niño puede crecer con frustraciones, asimismo, se cae en el error de
compararlo con otros, lo cual puede provocar que se sienta inferior a los demás.
7. NO DAR EJEMPLO
Este es otro error que se suele cometer en la crianza de un niño, porque le exigimos a un niño
ciertas conductas, pero los adultos hacen lo contrario. Es por ello que se debe educar con el
ejemplo, es decir, si se le exige no decir groserías, los padres tampoco deben hacerlo.
8. INDISCIPLINA
Otro error que se comete en la crianza de los niños es no imponer disciplina, al igual que exigir
en exceso no es una bueno, el no establecer normas también lo es.
La disciplina les enseña a los niños cómo deben comportarse y que puedan diferenciar lo que
está bien de lo que está mal.
9. NO PONER LÍMITES
Muchos de los errores que verás en esta lista no surgen porque seamos "malos" padres, sino
porque varios de ellos los cometemos pensando que estamos haciendo lo mejor por nuestros
hijos o lo hacemos por amor a ellos, sin darnos cuenta que en realidad es contraproducente.
Un ejemplo, es este primer error: no poner límites.
Aunque la palabra "límite" pueda sonar como algo restrictivo, la realidad es que los límites son
una parte necesaria y básica de la crianza, pero sobre todo, son muy importantes para el
bienestar emocional de los niños, pues de este modo comenzamos a enseñarles la diferencia
entre lo que está bien de lo que está mal, así como a convivir y relacionarse con otras personas
de una forma saludable.
malo acercar a los niños a los diversos dispositivos que existen hoy en día, es importante
hacerlo siempre con ciertas reglas y medidas a tomar en cuenta.
No usar aplicaciones de control parental, dejar que los niños usen sin límites ni horarios o
exponerlos a ella desde que son bebés, son algunos de los errores que los padres cometemos en
cuanto al uso de la tecnología por parte de nuestros hijos.
Tenemos otro error que a veces cometemos los padres sin darnos cuenta: no ser congruentes en
la crianza. Con ello, nos referimos a esos momentos en los que señalamos a nuestros hijos que
sus actos tendrán consecuencias, pero después no las cumplimos, o a las ocasiones en las
que decimos una cosa y hacemos otra.