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Tema 1. Bases teóricas de


las organizaciones
educativas
Organización y gestión de centros
educativos
Grado en Educación Infantil
Cód. 63023031

Autores: Patricia Gómez Hernández (UNED) y Alba


García Barrera (UDIMA)
Presentación de los conceptos claves del tema

Presentación tema 1 Bases teóricas de las organizaciones educativas.mp3

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Lectura para la reflexión
Antes de leer
Te recomendamos que leas el texto prestando especial atención para, posteriormente,
responder a las siguientes preguntas orientadas a la reflexión:

▪ ¿En qué se traduce realmente el poder de una organización escolar?

▪ ¿Qué influencia tiene dicho poder sobre los distintos agentes escolares y sobre la propia
cultura escolar?

Cultura y poder en la organización escolar


Santos-Guerra, M.Á. (1993). Cultura y poder en la organización escolar. En J.M. Coronel,
M. Sánchez-Moreno y C. Mayor (Eds.), Cultura escolar y desarrollo organizativo (pp.
159-189). Universidad de Sevilla. https://idus.us.es/handle/11441/65668

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Texto del capítulo
Organizaciones sociales y organizaciones formales
La sociedad se presenta como una estructura dinámica, organizada, estructurada y
jerarquizada, en la que cada uno tiene un patrón predefinido y un rol social. Muchos
recordarán de sus libros de texto y escuelas cuando estudiaron, hace ya algunos años, la
estructura social del Medievo. En este caso, la sociedad se regía por el rey, seguido de
otros estamentos como los nobles y el clero llegando por último, al pueblo llano. Cada uno
al nacer ya tenía prefijados ciertos roles, estatus, etc. La sociedad se ha modificado y
transformado, por lo que la estructura actual se ha visto modificada. No obstante, se siguen
visualizando diferentes estructuras y jerarquías. Una de las extendidas en el mundo
globalizado en el que nos encontramos es la diferencia entre ricos y pobres. En este caso,
es el factor económico el que promueve dicha estructura, pero existen otros muchos que
interactúan entre sí, se modifican y entremezclan. Entre ellos se encuentra el sistema
educativo, que ya su propio nombre da ciertas pistas. A medida que se modifican ciertos
roles (por ejemplo, el papel del adulto y del menor), cambian las políticas, avanza la
sociedad hacia otros campos (por ejemplo, el mundo de la tecnología), etc. El sistema
educativo se adapta y modifica. En consecuencia, el ámbito educativo y todo lo que
acarrea se rige por su propia organización, que a su vez convive y se desarrolla con otros
factores sociales.

Como se puede apreciar, la organización presenta un significado muy extenso y se


extrapola y engloba muchos contextos: social, económico, educativo, cultural, etc. En
palabras de Gairín (2020), la organización en cada uno de estos contextos se focaliza en
un ámbito de intervención determinado y engloba desde la organización de los medios y
recursos, hasta la definición en la organización de tareas, actividades y funciones.
Siguiendo a Álvarez (2003) cualquier organización presenta una serie de características
comunes: tiene unos objetivos o metas; tiene una estructura jerarquizada a nivel vertical y
horizontal; define ciertos roles y funciones; tiene normas y reglas delimitadas; presenta
una estructuración espacial y arquitectónica determinada. La peculiaridad de la
organización educativa radica en que su núcleo básico se centra en el currículum.

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Siguiendo a Sandoval (2006), se pueden apreciar ciertas similitudes entre las
organizaciones educativas y una empresa en cuanto a su organización e intereses:

▪ Se ha generado la idea de que las organizaciones educativas han de funcionar como empresas
en las que el director, como si de un directivo empresarial se tratara, ha de velar porque sea
una organización productiva, eficaz, eficiente, competitiva y logren sobrevivir frente a otras
instituciones de iguales características.

▪ Las organizaciones educativas se olvidan de su finalidad más importante, que es ser


instituciones educativas y se centran más en producir frente a formar.

▪ Hay más interés en el beneficio económico a corto plazo que en las personas que en sus
objetivos a largo plazo. Similitud muy estrecha con las empresas, que tienen una finalidad
mercantil y económica.

▪ No se da mucha relevancia en la formación de un liderazgo ético, frente a un liderazgo técnico


y sociopolítico.

▪ Las principales aplicaciones de la organización educativa vienen marcadas por un


razonamiento teórico y técnico en lugar de un razonamiento práctico.

▪ Existe una tendencia a evaluar la gestión educativa bajo premisas de excelencia empresarial.

▪ Existe cierta tensión en las organizaciones educativas entre lo pedagógico y lo administrativo.

▪ Las empresas buscan un perfeccionamiento personal de sus participantes, para incidir y


promover cambios en el ámbito social, tal y como hace el sistema educativo, que tiene como
finalidad hacer ciudadanos responsables que participen de forma activa en la vida social.
No obstante, y pese a que el símil entre la organización escolar y una empresa es el más
extendido y analizado, se pueden encontrar otras asociaciones. Por ejemplo, y siguiendo
a Nieto (2004), existen ciertas metáforas que asocian la organización escolar con otros
campos, tales como:

▪ Metáfora mecánica: la organización como máquina. Algunos ejemplos que se proponen son
tomar la organización escolar como un reloj o como un ordenador. Su preocupación radica en
la estructura y eficiencia. En este caso la organización se asemeja a la mecanización y
rutinización del proceso organizativo (coordinar el trabajo, dividir tareas, ordenar las
actividades). Se entiende que todos los participantes son un gran engranaje de piezas bien
ensambladas en las que cada uno tiene sus funciones y roles y, para garantizar el buen
funcionamiento de la organización, es preciso que cada pieza sea precisa y funcione
correctamente. De este modo, la funcionalidad de cada elemento, la sistematización, la armonía
rítmica, la comunicación, la creación de metas, etc. son elementos clave.

▪ Metáfora biológica: la organización como organismo. En este caso se compara la organización


con un organismo vivo: por ejemplo, un animal o planta. Un organismo vivo presenta un
conjunto de partes interdependientes, como son los órganos, que juntos configuran un todo: el

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ser vivo. En este caso, los diferentes órganos serían las personas que participan de forma
directa en la organización, asumiendo ciertas funciones, roles y actividades que garantizan su
funcionamiento y, que junto con el resto de participantes, hacen posible la vida en armonía del
organismo vivo. Cada parte, órgano o participante, no puede vivir de forma aislada, sino que
ha de complementarse con los demás. Del mismo modo, un organismo vivo se desarrolla en
un medio o entorno determinado, del que se nutre, al que ha de adaptarse, y que contextualiza
y determina la configuración, funcionamiento y ciclo de vida, que es el mismo caso que ocurre
con una organización educativa.

▪ Metáfora cultural: la organización como símbolo. Un ejemplo de la organización escolar como


símbolo es una paloma. Una paloma es un animal que puede tener un significado propio cuando
hablamos de paz. También podría tratarse de una obra de teatro, en la que cada actor tiene su
papel. Se compara a la organización escolar con una sociedad o comunidad. Cada uno tiene
su rol y funciones para el buen funcionamiento de la sociedad en su conjunto. No obstante, un
símbolo puede ser interpretado desde varias perspectivas y, por tanto, tener diferentes
significados. En este caso, las personas participantes de la sociedad o comunidad se van a
identificar con ella, con ese símbolo y, por tanto, van a tener una perspectiva diferente a la de
una persona externa a dicha sociedad o comunidad. Por tanto, la sociedad o comunidad se
articula en torno a unos valores, ritos, lenguajes, normas, ceremonias y mitos concretos que le
dan el sentido de pertenencia a cada participante interno.

▪ Metáfora artística: la organización como collage. La organización escolar se compara con una
obra de arte única, que presenta un mensaje y lenguaje propio, y se configura con múltiples
elementos. Además de un cuadro, por ejemplo, podría entenderse como un tablero de ajedrez,
en el que las piezas se van moviendo y adaptando al juego mientras dura la partida. Al realizar
un collage se combina la composición de diferentes recortes y elementos que se combinan para
crear una pieza nueva y única. Se toma la organización educativa como esa pieza, en la que
cada participante actúa como recurso o elemento que configura la obra. Cara uno es único, y
atiende a la diversidad de personas que se pueden encontrar en la organización y su
flexibilidad. Y cada uno hace que la obra en su conjunto tenga un significado propio.
Centrando la atención en la Organización Escolar, se puede afirmar que dicho término se
emplea para abordar diversas perspectivas, modelos y teorías propios con los que los
científicos sociales buscan comprender las organizaciones (Bardisa, 1997).

Algunos autores apuestan por cambiar el término «Organización Escolar» por el de


«Organización Educativa», al considerar que resulta más apropiado para englobar tanto a
todos los niveles del sistema educativo, como a otras esferas no institucionales del sistema
social (Santos-Guerra, 1997).

Independientemente de ello, y como bien apunta Fernández-Enguita (1999, 2020), un


centro educativo puede considerarse, por definición, una organización, en tanto una
organización consiste en un conjunto de personas que coordinan sus actividades con
vistas a uno o varios fines, pudiendo contemplarse a la par como sistema en tanto

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conforma un conjunto de elementos organizados y que pueden delimitarse tanto respecto
a ellos mismos como respecto a otros sistemas coexistentes o como parte de un sistema
más amplio.

Focalizando la atención en la organización del centro educativo, Gairín (2020) afirma que
consiste en la ordenación de los componentes y las dinámicas que van a determinar un
proyecto educativo concreto.

La especificidad de las organizaciones educativas


Los centros escolares están organizados de manera formal. Esto supone que todos los
centros educativos guardan ciertas similitudes en su organización, que vienen marcadas
por la legislación educativa vigente. En este aspecto, la jerarquía, funciones, tareas,
estructuras, responsabilidades, etc. vienen prefijadas para que todos los centros,
independientemente de los factores que puedan condicionar su funcionamiento, de los que
más tarde se hablarán, guarden similitudes. Un claro ejemplo visible y extendido y del que
todo el mundo ha oído hablar es la división por niveles. Cada alumno, dependiendo de su
edad (aunque se pueden encontrar algunas excepciones) irá a un nivel educativo concreto
y, en consecuencia, tendrá un currículum determinado. Esta estructuración es, sin
embargo, una de las muchas que se pueden establecer de manera formal. Otras son las
estructuras de gobierno (por ejemplo, equipo directivo), estructuras de coordinación
(equipos docentes), estructuras de participación (asociación de madres y padres de
alumnos), etc. En ellas, cada persona tiene su rol asociado a unas funciones, tareas y
responsabilidades que garantizan el buen funcionamiento del centro educativo, y que
también vienen prefijadas formalmente.

Del mismo modo que ocurre a nivel social, en el ámbito educativo estas estructuras
conviven en armonía, incidiendo unas en otras, modificándose y produciéndose múltiples
relaciones entre sí. En este caso se puede afirmar que el centro educativo interactúa con
su entorno y, en consecuencia, con otras estructuras. Sirva como ejemplo el ámbito
político. A medida que cambia el panorama político se modifica la legislación educativa a
nivel nacional, lo que conlleva a un cambio en todo el sistema educativo que comienza
con la Ley educativa, pasando por los diferentes Reales decretos, Decretos, etc. hasta

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desembocar en el centro educativo y su quehacer diario. Es entonces cuando cada centro
educativo, en base a un cambio político, se altera y modifica para adaptarse a la nueva
situación, como si de un engranaje se tratara. Otro ejemplo de esta gran red de engranajes
que hace que convivan estrechamente diferentes estructuras viene definido por el
momento económico actual que se está atravesando a nivel mundial. La grave crisis
mundial derivada de la guerra de Rusia-Ucrania hace que, entre otros aspectos, la
economía de los países se vea alterada. En consecuencia, ante un cambio de estabilidad
económica en un país, su sistema educativo se ve afectado. Los recursos materiales y
personales se ven limitados y, en consecuencia, este factor incide directa o indirectamente
en el proceso de enseñanza-aprendizaje del alumnado en las aulas. No obstante, otras
estructuras más ligadas al ámbito educativo también han de ser contempladas en esta red
de engranajes. Por ejemplo, las nuevas corrientes pedagógicas hacen que se repiense
sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje y, con ello, que se modifiquen ciertas prácticas
organizativas que permitan reflejar los cambios pedagógicos en la vida de cada centro
educativo.

La complejidad de la organización escolar se potencia todavía más dependiendo de las


características de cada centro. Si bien se han destacado los aspectos formales en lo que
la organización escolar está predispuesta, existen multitud de elementos condicionantes
que dependen en su mayoría de la cultura del centro. En este caso, cada centro educativo
tiene su propio bagaje que lo hace único. Quizás de forma consciente o quizás de forma
inconsciente, cada centro educativo actúa siguiendo unos criterios marcados que
subyacen de su forma de entender la educación. Por ello, se puede afirmar que la
organización de cada centro va a ser única en múltiples aspectos, como por ejemplo: las
normas del centro, algunas de ellas recogidas en sus documentos institucionales y otras
implícitas en su cultura; la comunicación, que será marcada por la cultura organizativa del
centro en cuanto a, por ejemplo, que pueda ser horizontal-vertical, unidireccional-
bidireccional, etc.; la participación, que puede ser abierta a cualquier miembro de la
comunidad educativa o regulada y restringida para tan solo los órganos de poder del
centro; la coordinación, que puede ser restringida a ciertos ámbitos (por ejemplo, la
coordinación de etapa) o abierta (por ejemplo, plantear actividades lideradas por alumnos
y docentes al mismo tiempo); etc. Como se puede apreciar, la cultura de cada centro

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produce un gran impacto en la organización educativa del propio centro y todos sus
elementos. Ligada a esta cultura y, en definitiva, a la forma de entender el centro educativo,
se pueden destacar diferentes paradigmas y teorías que ponen de manifiesto diferentes
formas de entender el proceso de organización escolar atendiendo a diferentes
parámetros, de las cuales hablaremos en el apartado cuarto de este capítulo.

Figura 1. Estructuras ligadas a la organización de un centro educativo que conviven se


relacionan y se modifican para vivir en armonía

Ahora bien, como apunta Gairín (2011) no siempre las instituciones educativas han de
tener presentes los cambios que ocurren en otras estructuras para adaptarse a ellos, sino
que también han de ser capaces de anticiparse a dichos cambios y propiciar diferentes
alternativas para abordarlos.

Las escuelas, como se ha podido comprobar, interactúan con otras estructuras. No


obstante, y como afirma Gairín (1996), la propia escuela se divide en subsistemas, entre
los que se encuentra la organización del centro, entre otros, que en su conjunto velan por
conseguir facilitar y mejorar el proceso formativo del alumnado.

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Las características de la organización escolar guardan similitudes con otras
organizaciones, como bien se ha destacado en el punto anterior. No obstante, se pueden
encontrar ciertas peculiaridades que hacen que la organización escolar sea única. No
obstante, no siempre estas peculiaridades van a tener aspectos positivos.

En este caso, y siguiendo a Álvarez (2003, 2010) se pueden encontrar una serie de
características y disfunciones básicas de la organización escolar, que son:

▪ “Reclutamiento forzoso” de su clientela. A diferencia de otras instituciones, la educativa tiene


un periodo de escolarización obligatorio, que obliga a los jóvenes a estar dentro de este sistema
y participar en él con el fin de conseguir un título académico.

▪ Un “sistema débilmente articulado”. Radica en la independencia entre las partes que configuran
la institución educativa, lo que radica negativamente en la innovación y mejora. Un ejemplo es
el individualismo del profesorado ante el proceso de enseñanza.

▪ Nivel de autonomía insuficiente. Existe una serie de normativa vigente que rige la institución
educativa y marca su camino. Además, los recursos económicos vienen de fuera de la
institución. Algunas de las consecuencias de esta dependencia hacen que resulte un sistema
rígido.

▪ Bajo grado de racionalidad. Se puede presentar desde diferentes perspectivas, tales como:
baja coordinación, limitada formación inicial y continua del profesorado, escasa especialización,
reducida formación de directores, periodos escolares excesivamente largos, inestabilidad en
los equipos docentes, falta de tiempo y recursos, etc.

▪ Metas diversas, ambiguas y no compartidas. Existen muchos objetivos que se diversifican y


dejan espacio a la interpretación de cada lector, lo que amplifica la gran variedad de posibles
enfoques educativos.

▪ Intervención y tecnología de naturaleza problemática. Procedimientos y metodología imprecisa


con ciertas limitaciones en cuanto a recursos.

▪ Tendencia a presentar resistencia al cambio. Cambios internos y/o externos que se contemplan
como imposiciones y que no obtienen seguidores.

▪ Abiertas a las influencias sociales e ideológicas del entorno. Lo que acontece a su alrededor se
ve reflejado en cada centro educativo.

▪ Sistemas políticos formados por colectivos con objetivos e intereses distintos. Cada sistema
político promueve sus intereses y eso afecta a la linealidad y temporalidad educativa.

▪ Una jerarquía donde coexisten líneas de poder claras y ambiguas. El poder está presente
siempre en los centros, más allá del cargo que se ocupa, por lo que se puede encontrar entre
sus participantes ciertos juegos de poder que no siempre son visibles a simple vista.

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▪ Una cultura propia y diferenciada. Cada centro tiene su ideario, en todos sus ámbitos (clima de
centro, reglas y normas, estructuras, participación, comunicación, etc.) que hace a cada centro
único.

▪ Estructuras y procesos con un papel más simbólico que instrumental. Todos los participantes
invierten tiempo y esfuerzo que no siempre culmina en la consecución de los objetivos
educativos, sino que no llegan a buen puerto. Para evitarlo, la planificación, evaluación e
innovación y cambio son grandes aliados.

▪ Mecanismos de control y evaluación débiles. No siempre las evaluaciones, bien sean internas
o externas, conllevan el fin de destacar necesidades para ejecutar cambios para superarlas. En
consecuencia, la evaluación se toma como un mero trámite, un aspecto negativo y
contradictorio del que nadie quiere tomar parte.

▪ Institución ambivalente y contradictoria. Hay una ruptura entre la vida oficial de un centro y su
vida real, es decir, entre la teoría y lo que se recoge a nivel institucional en los diferentes
documentos de centro y lo que realmente pasa en el centro educativo.

Las organizaciones como producto y organizar como proceso


Para que una institución educativa sea considerada real y eficaz Gairín (2020) manifiesta
que se han de presentar dos condicionantes, ya enunciados y recogidos por Tébar (2018):
uno de ellos de entrada, que sería la autonomía institucional, y otro de proceso, que sería
la existencia de un proyecto educativo, liderazgo y mejora permanente.

Por un lado, la autonomía institucional hace referencia a la capacidad que tiene un centro
educativo para tomar sus decisiones en cuanto a su funcionamiento y desarrollo. En
consecuencia, se correlaciona de forma positiva la mayor autonomía con un menor grado
de dependencia hacia el Estado. En este caso, se concreta y focaliza la atención en las
necesidades propias del centro, de su entorno más próximo, de su cultura, etc. que hacen
que el centro educativo, siguiendo con unas directrices básicas marcadas por la legislación
educativa vigente, interprete y desarrolle su conjunto y lo enmarque en su proyecto
educativo. De este modo, se han de promover proyectos, planes y programas que
garanticen cubrir las necesidades reinantes en cada institución, y en cuyo caso difieren en
función del centro educativo.

Es menester señalar que, para conseguir una autonomía institucional, un factor clave es
tener directivos con un claro liderazgo instructivo y pedagógico que promuevan, como
apuntan diferentes autores (Gairín y Rodríguez-Gómez, 2014; Rodríguez y Gairín, 2017;

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Leiva-Guerrero y Vázquez, 2019; Jara, Sánchez y Cox, 2019; etc.): mejores prácticas
docentes, identidad y sentido de pertenencia a la institución educativa, la justicia social, el
acompañamiento docente, etc.

Otro factor clave para garantizar una autonomía institucional de calidad es la


autoevaluación institucional (Gairín, 1993), que pese a ser poco practicada por las
instituciones, se presenta como una herramienta potente para detectar errores y
abordarlos, buscar la mejora continua y, en su fin último, garantizar la calidad en el proceso
educativo.

A raíz de esta información es importante señalar que la organización institucional en


educación se considera un producto, en cuanto a que existe como tal una serie de
referentes debidamente descritos y recogidos en los documentos institucionales de centro.
Y a su vez la organización institucional en educación se considera un proceso, en cuanto
a que se moldea y forma durante el día a día en medio de una cultura escolar emergente
de un sinfín de sistemas conectados y articulados que regulan la organización educativa.

Paradigmas y principales teorías de la organización


En el ámbito educativo, una perspectiva teórica sobre la organización escolar sirve como
marco cognitivo para definir aquello que queremos estudiar, ofreciendo una determinada
interpretación sobre su naturaleza y cualidades, por lo que algunas perspectivas difieren
sustancialmente de otras (Nieto, 2007). De este modo, una perspectiva teórica permitiría
relacionar, organizar e interpretar diferentes elaboraciones conceptuales, yendo más allá
de una simple teoría o modelo.

Las teorías y los modelos, por su parte, serían aquellos esquemas conceptuales que
permiten articular de manera sistemática el conocimiento. Por un lado, las teorías podrían
definirse como una configuración conceptual racional completa que pretende explicar un
determinado objeto de estudio y cuyos elementos se encuentran conectados de forma
lógica e interdependiente, formando una unidad epistemológica ordenada y sistemática
(Carvajal, 2002; Ladrière, 1978; Sierra, 1984). En este sentido, cabe señalar que “siempre
es posible encontrar una nueva teoría que explique un mismo fenómeno de manera
diferente” (Carvajal, 2002, p. 4).

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Los modelos, por su parte, ayudan a comprender las teorías y el objeto de estudio en
función de diversos grados de abstracción o variables que la caracterizan (hechos,
situaciones, fenómenos, procesos, estructuras y sistemas, entre otros) en función de una
determinada perspectiva teórica, contribuyendo a representarla y construirla
racionalmente (Carvajal, 2002; Ladrière, 1978).

No obstante, debido a la complejidad de ambos términos (modelo y teoría), en ocasiones


son empleados de forma equivalente por algunos autores (Bisquerra, 1989).

Una vez aclarada esta distinción, conviene indicar que la organización escolar, en tanto
disciplina científica, se fundamenta en diversas perspectivas teóricas que, a su vez,
agrupan distintas teorías o modelos sobre los centros escolares como organizaciones
(Bryman, 1989; Hassard y Pym, 1990; Strati, 2000; en Nieto, 2007). Este pluralismo
conceptual y metodológico se debe, principalmente, a la complejidad y amplitud del centro
escolar como objeto de estudio (Nieto, 2007).

No obstante, se puede afirmar que existen tres perspectivas teóricas en el ámbito de la


organización escolar: la técnica, la cultural y la política.

La perspectiva técnica es la dominante y busca optimizar los medios de la organización


para conseguir sus fines, mejorando tanto su eficacia (maximizando los resultados) como
su eficiencia (minimizando los costes) (Nieto, 2007; Santos-Guerra, 1997). Existen otras
nomenclaturas para referirse a esta perspectiva que en ocasiones se utilizan como
sinónimos, pese a que pueden presentar ciertos rasgos distintivos, que son: empírico-
analítica o tecnológica. Dentro de esta perspectiva teórica se encontraría la teoría de la
gestión, compuesta por principios y regularidades que explican el funcionamiento de las
organizaciones con el fin de mejorar su eficacia y eficiencia (Nieto, 2007). En esta teoría
confluyen dos grandes líneas teóricas: a) aquella que concibe a los centros escolares
como organizaciones formales (o sistemas técnicos), entendiendo que existen con
independencia de las características de sus miembros, buscando con su diseño alcanzar
las metas propuestas con el mejor rendimiento posible (encontrando un equilibrio entre
eficacia y eficiencia; es decir, minimizando esfuerzos y maximizando resultados); y b)
aquella otra que concibe los centros escolares como organizaciones informales (o
sistemas sociales), asumiendo que las motivaciones personales y sociales de sus

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miembros propician el desarrollo de una estructura de interacción espontánea que
satisface sus propias necesidades al margen de la estructura formal.

En relación a la teoría de la gestión, surgen los modelos de ambigüedad, que cuestionan


los planteamientos de la perspectiva burocrática, afirmando que la organización en
realidad es un entramado débilmente articulado (Weick, 1976) que limita los procesos de
toma de decisiones, ya que "los medios pueden no estar ligados a los fines, que las
acciones pueden no estar controladas por intenciones; que las experiencias pasadas
pueden limitar la actividad presente, etc.” (González-González, 1987, p. 33).

Una segunda perspectiva teórica sobre organización escolar sería la perspectiva cultural,
la cual interpreta que “lo que acontece en el centro escolar no puede desligarse de metas
o preferencias, tanto individuales como colectivas” (Nieto, 2007, p. 11). Existen otras
nomenclaturas para referirse a esta perspectiva que en ocasiones se utilizan como
sinónimos, pese a que pueden presentar ciertos rasgos distintivos, que son: hermenéutico-
deliberativa o práctica. Por ello, pretende comprender el sentido y esencia de los
fenómenos que se producen en una determinada realidad organizativa, contribuyendo a
la mejora de sus prácticas y a expandir sus posibilidades de acción. Dentro de esta
perspectiva cabe destacar la teoría institucional, que entiende la organización escolar
como una configuración normativa determinada por su ambiente social e histórico (Nieto,
2007) y busca adecuar la organización educativa a cómo sus miembros piensan que debe
ser, al margen de la mejora de su eficiencia y eficacia (González-González, 1987). Así,
contrariamente a lo que postulaba la perspectiva burocrática, esta teoría considera que lo
que mantiene unida la organización no son las metas que comparte o su sistema de
autoridad formal, sino la «lógica de confianza», mediante la cual cada parte mantiene la
plausibilidad de que el otro está llevando a cabo su actividad (Meyer y Rowan, 1978).

Por último, tendríamos la perspectiva política, que examina las organizaciones escolares
desde “los supuestos ideológicos que promueven, sostienen y legitiman las condiciones y
prácticas en los centros escolares” (Nieto, 2007, p.16). Existen otras nomenclaturas para
referirse a esta perspectiva que en ocasiones se utilizan como sinónimos, pese a que
pueden presentar ciertos rasgos distintivos, como, por ejemplo: socio-crítica. Dentro de
esta perspectiva teórica estaría la teoría social, que analiza de forma crítica cómo se
construye la realidad organizativa a través de la justificación ideológica que se ofrece

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desde los intereses dominantes. Y también estaría la teoría micropolítica, que concibe a
los centros escolares como entidades políticas, fruto de las prácticas ideológicas de sus
integrantes y sus diversos intereses, que a menudo entran en conflicto (Morgan, 1986;
Bardisa, 1997; González-González, 1998).

Tabla 1. Características generales de las perspectivas teóricas sobre organización escolar

PERSPECTIVA TÉCNICA CULTURAL POLÍTICA


ASPECTO ↓ CARÁCTER QUE ADOPTA LA PERSPECTIVA

Concepción de Entidad real, Realidad cultural, Realidad política,


la organización externamente internamente externa e
observable. construida. internamente
construida.

Características Orden, consenso. Ambigüedad, Dominio, conflicto,


de la adaptación. negociación.
organización

Epistemología Objetivista. Subjetivista. Constructivista

Conocer es Conocer es (social) y

reproducir aquello reinventar aquello a relativista.


a lo que podemos lo que podemos Conocer es
acceder acceder representar

por observación por observación aquello a lo que


directa. participante. podemos acceder

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por observación
directa y
participante.

Objeto de El sistema. La cultura. El poder.


estudio Las estructuras, Significados, Ideologías,
las funciones o creencias, valores. intereses, metas.
conductas, los
productos.

Metodología Positivista Etnográfica Crítica

Variables de Análisis y Análisis Análisis crítico


análisis explicación fenomenológico (dialéctico).
estructural y (cognitivo, Preferentemente
funcional simbólico). estudios de caso,
(sistémico). Diseños biográficos formas cualitativas
Diseños y etnográficos. de recoger y
experimentales y Formas cualitativas analizar,
cuasi- de recoger y analizar representación
experimentales. información. discursiva.

Formas Representación Descripciones


cuantitativas de discursiva de datos críticas atentas a
recoger y analizar siguiendo la lógica dimensiones
información. éticas y políticas.
narrativa.
Representación Descripción
numérica de datos comprensiva.
siguiendo la lógica

matemática.

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Interés Normativo Comprensivo Normativo
(técnico). (práctico). (emancipador).

Valores Eficacia- Autonomía y auto- Participación y


imperantes Eficiencia. conocimiento. libertad

Control- Comunicación. Justicia y equidad.


Productividad. Idealismo.

Fuente: adaptado de Nieto (2007)

Como bien se ha destacado, cada organización, dependiendo de la perspectiva en la que


se encuentre, va a desarrollar unas consideraciones y actuaciones concretas frente a
características propias de la organización escolar.

En este caso, se puede afirmar que ciertos elementos propios de la organización escolar
se encuentran inmersos en el centro y se disponen de según qué forma acorde a su
perspectiva. Es así el caso de algunos aspectos relacionales en la vida de las instituciones,
tales como (ver tabla 2):

▪ La comunicación. Dentro del ámbito educativo, la comunicación tiene una doble funcionalidad:
sirve como vehículo para transmitir información, pero también sirve para formar en sí, por lo
que el vehículo en sí también es de interés. Además, la comunicación está cargada de
simbolismo, valores, y recoge ciertas formas culturales, sociales, políticas, etc. En este caso,
dependiendo de la perspectiva en la que se encuentre el centro, se podrán diferenciar ciertos
matices distintivos:
o Técnica: la comunicación es vertical y unidireccional descendente. Un ejemplo es que
la comunicación se da desde el jefe hacia los empleados.
o Cultural: la comunicación se establece de forma bidireccional en ambos sentidos:
vertical y horizontal. Por ejemplo, todos se dirigen a todos.
o Política: la comunicación es integrada y asertiva. Un ejemplo al respecto podría ser que
hay comunicación y cada uno defiende los derechos humanos de forma comunicativa
no agresiva.

▪ La cultura. Se entiende la cultura dentro de la organización escolar como la interactividad de


los valores y significados, de los criterios para la acción, las costumbres y la aceptación de la
labor realizada que distinguen a todas las personas que conforman la comunidad. En este caso,

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dependiendo de la perspectiva en la que se encuentre el centro, se podrán diferenciar ciertos
matices distintivos:
o Técnica: cultura burocrática.
o Cultural: cultura permisiva.
o Política: cultura colaborativa.

▪ El clima. Se centra en el ambiente que se da entre un grupo de personas que se relacionan en


torno a las características de los siguientes aspectos: estructurales, físicos y materiales de la
institución; personales y grupales; interacciones y sistema relacional; condiciones económicas,
jerarquía y tipo de actividad; ideologías y normas; etc. Abarca el ambiente que se produce en
las dimensiones personales, sociales, laborales, culturales e institucionales. En este caso,
dependiendo de la perspectiva en la que se encuentre el centro, se podrán diferenciar ciertos
matices distintivos:
o Técnica: clima normativo.
o Cultural: clima distendido.
o Política: clima autónomo y espontáneo.

▪ La convivencia y el conflicto. La convivencia no significa ausencia de conflictos. Los conflictos


son inherentes a la confluencia de personas y, por tanto, son reales y necesarios. Se pueden
encontrar diferentes tipos de conflicto y, dependiendo de su naturaleza, requerirán uno u otro
tipo de intervención. Algunos de los tipos de conflicto recurrentes en el ámbito educativo son:
de relación/comunicación, de intereses/necesidades, de preferencias, de valores, de creencias,
etc. En este caso, dependiendo de la perspectiva en la que se encuentre el centro, se podrán
diferenciar ciertos matices distintivos:
o Técnica: el conflicto se considera negativo, se oculta, pero está latente y solo se
gestiona para mantener el control.
o Cultural: el conflicto se considera inevitable y positivo, se gestiona estimulando la
creatividad del grupo y se ignoran las condiciones sociales.
o Política: el conflicto se considera un instrumento esencial para transformar las
estructuras educativas y se gestiona democrática y pacíficamente para favorecer la
colaboración.

▪ La participación. Se trata de la implicación que tienen las personas dentro de la organización


educativa y su capacidad para producir cambios y mejoras en ella. En este caso, dependiendo
de la perspectiva en la que se encuentre el centro, se podrán diferenciar ciertos matices
distintivos:
o Técnica: la participación se centra en la gestión testimonial.
o Cultural: la participación está centrada en las propias expectativas y coparticipación.
o Política: la participación está centrada en los problemas y agentes activos en la
organización.

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Tabla 2. Características de los diferentes elementos de la organización escolar en función
de las perspectivas teóricas que pueda presentar cada centro

PERSPECTIVA TÉCNICA CULTURAL POLÍTICA


Elemento ↓ CARÁCTER QUE ADOPTA LA PERSPECTIVA

Comunicación Vertical y Bidireccional en Interactiva,


unidireccional ambos sentidos, integrada y
descendente vertical y horizontal asertiva

Cultura Burocrática Permisiva Colaborativa

Conflicto Negativo, se Es inevitable y Es un instrumento


oculta, pero está positivo. Se gestiona para transformar
latente y solo se estimulando la las estructuras
gestiona para creatividad del grupo educativas. Se
mantener el y se ignoran las gestiona
control condiciones sociales democrática y
pacíficamente
para favorecer la
colaboración

Participación Centrada en la Centrada en las Centrada en los


gestión propias expectativas problemas y
testimonial y capacitaciones agentes activos

Fuente: elaboración propia

19
Si bien es cierto que existen claros límites dentro de cada perspectiva, los centros no
presentan una perspectiva pura ni única. Puede que prime una por encima de las demás,
pero lo habitual es encontrar centros que combinan en mayor o menor medida cada
perspectiva.

Nociones de estructura y diseño de las organizaciones


Los centros educativos tienen un carácter multidimensional y son múltiples los autores que
han tratado de realizar una propuesta acerca de su estructura y entramado. No obstante,
en este apartado tomaremos como referencia la propuesta de González-González (1991,
1993, 2007), que plantea las siguientes dimensiones organizativas de los centros
escolares:

▪ Estructural, relativa a la estructura organizativa formal del centro.

▪ Relacional, relativa a las relaciones que se establecen entre los individuos que lo componen.

▪ Cultural, relativa a los supuestos, valores y creencias organizativas que se mantienen y cultivan
en la organización.

▪ Procesual, relativa a los procesos y estrategias de actuación mediante los que funciona la
organización.

▪ Contextual, relativa a las relaciones que se establecen con el entorno del centro.
Por su parte, lo que habitualmente se entiende por estructura constituye un aspecto muy
importante de los centros educativos entendidos como organizaciones formales, en tanto
los caracterizan y diferencian en función de las relaciones que se establecen entre sus
distintos elementos (Portela, 2007; Santos Guerra, 1999).

La estructura organizativa tendría tres dimensiones que a continuación explicaremos:


formalización, complejidad y centralización.

En primer lugar, la formalización alude a la especificidad de las tareas organizativas, que


quedan reguladas mediante reglas precisas y explícitas (protocolos, procedimientos,
cometidos, etc.). En este sentido, cabe destacar que los centros escolares se pueden
considerar heterónomos, en tanto para su funcionamiento depende de normas emanadas
de instituciones externas (Portela, 2007; Santos-Guerra, 1997).

20
Por su parte, la complejidad estructural de la organización escolar alude a su diferenciación
interna (especialmente la relacionada con su división del trabajo y su especialización),
refiriéndose a la diversidad y cantidad de elementos que incluye. Así, siguiendo a Portela
(2007), la complejidad estructural podría dividirse en: a) complejidad horizontal, relativa a
la división del trabajo y su especialización; b) la complejidad vertical, relativa a la
articulación de dicha complejidad horizontal (división del trabajo y especialización) en
función de la jerarquía de autoridad que se haya adoptado; y c) la complejidad espacial,
relativa a la distribución geográfica y posible dispersión de emplazamientos de la
organización.

Por último, la centralización estructural de una organización alude a la distribución del


poder presente en ella. De este modo, una organización se considera centralizada cuando
la mayor parte de las decisiones se toman en un determinado nivel jerárquico, mientras
que se considera descentralizada si su poder se encuentra disperso entre sus distintos
niveles jerárquicos.

En función de esas tres dimensiones, se pueden distinguir tres formas organizativas


(Hatch, 2013): mecanicistas, orgánicas y burocráticas. Las organizaciones mecanicistas
serían aquellas que presentan un alto grado de complejidad, formalización y
centralización. Las orgánicas, por el contrario, serían aquellas que están más
descentralizadas y presentan un bajo nivel de complejidad y formalización. Y, por último,
las organizaciones burocráticas serían aquellas que, pese a estar altamente
descentralizadas, presentan un alto grado de complejidad y formalización.

Por otra parte, esa estructura organizativa viene comúnmente determinada por dos
procesos o principios: diferenciación e integración.

La diferenciación alude al reparto de tareas (distribución y asignación) que se hace en el


seno de la organización escolar para lograr sus metas, por lo que se vincula estrechamente
con la división del trabajo (fraccionar una tarea en sus componentes) y algunos autores
llegan a equipararlas (Bolman y Deal, 2013). A su vez, la división del trabajo implica la
asignación de dichas tareas parciales a determinados miembros de la organización en
función de sus conocimientos y experiencia, lo cual se relaciona con la especialización.

21
Estas dos nociones organizativas que surgen en relación a la estructura de los centros
escolares resultan complementarias, ya que "descomponer la tarea en sus componentes
básicos requiere especialización en esas actividades más específicas por parte de quienes
han de llevarlas a cabo" (Portela, 2007, p. 45). Al mismo tiempo, dichas nociones implican
el diseño de puestos de trabajo específicos o la agrupación de estos en unidades
organizativas (departamentalización) que toman como referencia los conocimientos y
habilidades de los individuos integrados en ellas (Bolman y Deal, 2013).

Por otra parte, la diferenciación a menudo conlleva la coordinación o integración de los


procesos y partes diferenciadas en la organización, a fin de que operen conjuntamente
para lograr las metas establecidas (Bolman y Deal, 2013), y esto a menudo sucede a
través de la jerarquía de autoridad (articulada mediante los procesos anteriormente
comentados: división del trabajo y especialización). Es decir, esta jerarquía de autoridad
contribuye a diferenciar y escalar los distintos niveles de autoridad de la organización
escolar, entre los cuales se establecen relaciones de subordinación, afectando a las
distintas unidades organizativas en las que se ha categorizado.

Figura 2. Cuadro resumen

22
En base a las jerarquías descritas y formas de organización, se pueden encontrar, una vez
más, diferentes formas de entender las relaciones que se pueden establecer entre los
diferentes miembros de la comunidad educativa en función de la perspectiva que tiene
cada centro educativo. En este caso, la concepción del alumnado y del profesorado, y
otros aspectos como la propia concepción del currículum y de sus elementos curriculares
pueden diferenciarse claramente en según qué perspectiva se encuentre cada centro (ver
tabla 3):

▪ El alumnado. El alumno es un gran protagonista dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje.


No obstante, la consideración que se puede tomar del alumnado dependiendo de la perspectiva
en la que se encuentre el centro puede ser diferente:
o Técnica: es un agente pasivo y moldeable.
o Cultural: es un agente activo en el centro.
o Política: es un agente activo que además interviene en las negociaciones de los
acontecimientos que tienen lugar en el centro.

▪ El profesorado. Se le considera un agente importante y con protagonismo en el proceso de


enseñanza-aprendizaje, pues sus decisiones y profesionalidad generan un gran impacto en
dicho proceso. No obstante, la consideración que se puede tomar del profesorado dependiendo
de la perspectiva en la que se encuentre el centro puede ser diferente:
o Técnica: se presenta como un mero ejecutor de diseños curriculares ajenos elaborados
por expertos.
o Cultural: es un agente que elabora y diseña su propia práctica.
o Política: es un agente activo que además interviene en las negociaciones de los
acontecimientos que tienen lugar en el centro.

▪ La concepción del currículum. El cómo considerar el currículum, cómo interpretarlo y cómo


desarrollarlo en la práctica son opciones importantes que pre configuran el desarrollo del
proceso educativo. En consecuencia, la consideración que se puede tomar de la concepción
del currículum dependiendo de la perspectiva en la que se encuentre el centro puede ser
diferente:
o Técnica: proceso técnico para conseguir ciertos objetivos en los alumnos.
o Cultural: reflexión práctica, proceso flexible y abierto.
o Política: liberación, emancipación y currículo oculto.

▪ La concepción de los elementos curriculares. La consideración que se puede tomar de la


concepción de los elementos curriculares dependiendo de la perspectiva en la que se encuentre
el centro puede ser diferente:

23
o Técnica: los elementos que prima son los objetivos y la evaluación cuantitativa.
o Cultural: recoge procesos de aprendizaje, no sólo resultado. Se centra en las
actividades. La evaluación es cualitativa, continua y formativa.
o Política: los aprendizajes son compartidos, consensuados y los objetivos son discutidos
con anterioridad. Los contenidos son relevantes para el alumno. La evaluación es
consensuada y negociada entre el profesorado y el alumnado.

Tabla 3. Concepción del alumnado, profesorado y currículo en función de las


perspectivas teóricas que pueda presentar cada centro

PERSPECTIVA TÉCNICA CULTURAL POLÍTICA


Elemento ↓ CARÁCTER QUE ADOPTA LA PERSPECTIVA

Alumnado Pasivo, moldeable Activo Activo-negociador

Profesorado Ejecutor de diseños Elabora y diseña su Activo-negociador


curriculares ajenos propia práctica
y elaborados por
expertos

Concepción Proceso técnico Reflexión práctica, Liberación y


del currículum para conseguir proceso flexible y emancipación:
ciertos objetivos en abierto currículum oculto
los alumnos

Concepción de Objetivos. Actividades. Recoger Contenidos


los elementos Evaluación procesos de relevantes para los
curriculares cuantitativa aprendizaje, no solo alumnos.
resultados. Aprendizajes
Evaluación compartidos,
cualitativa, continua, consenso y
formativa discusión de
objetivos.
Evaluación
consensuada y
negociada

Fuente: elaboración propia

24
Los aspectos ligados a contemplar al alumnado, profesorado y currículum desde una
determinada perspectiva hacen que la interacción entre estos elementos se desarrolle de
una o de otra forma.

En la actualidad, al igual que ocurre en otros sectores como el empresarial, con el que se
ha visto que la organización escolar guarda ciertas similitudes, la tendencia se focaliza en
el trabajo en grupo, el intercambio, la participación y comunicación activa, etc.

Es importante la plena participación activa entre todos los miembros de la comunidad


educativa, que implica no sólo a los órganos de gobierno de los centros, ni al profesorado,
sino que engloba a cualquier miembro de la comunidad educativa: alumnos, familias,
ayuntamiento, asociaciones, etc. Con ello se garantiza que los objetivos del centro sean
compartidos, respetados y, en resumidas cuentas, que todos sus miembros tengan un sitio
en la organización y en el camino hacia sus metas. Un ejemplo de este tipo de participación
son las organizaciones que aprenden, las escuelas democráticas, la escuela para padres,
etc. que promueven iniciativas para involucrar de manera interna a todos los miembros de
la comunidad educativa.

En este caso, los centros educativos cuentan con grandes redes pedagógicas que enlazan
todos los centros para favorecer el intercambio de experiencias y mejorar desde diferentes
vertientes la educación. En este caso, se extiende esa colaboración más allá del centro
educativo, en cuyo caso el objetivo para la mejora de la educación tiene más suscriptores.
Un ejemplo son las comunidades de aprendizaje, aprendizaje-servicio, etc., que intentan
crear redes entre diferentes instituciones para lograr mejorar la educación.

Cada etapa educativa presenta unas características concretas, que contemplan la


participación de ciertos miembros de manera imperativa, pese a que no se recoja ni regule
formalmente en ningún documento. Por ejemplo, en Educación Superior, la participación
del alumnado es importante, ya que han de tomar decisiones sobre la formación que van
a recibir (p. e.: carrera que seleccionan, itinerarios, asignaturas o temática de los trabajos).

Si se focaliza la atención en la etapa de Educación Infantil, dadas sus características


concretas, ese imperativo de participación recae en las familias. Los alumnos no tienen y
no pueden tomar decisiones sobre su formación. No obstante, sus padres o

25
representantes legales tienen la potestad de tomar dichas decisiones, que repercuten
directamente en los más pequeños. De esta forma, la colaboración entre docente-familia
ha de ser, además de un imperativo, continua en el tiempo, por no decir diaria. La falta de
esta participación activa, independientemente de la perspectiva desde la que se presente,
puede desencadenar en desastres educativos que sufrirán los más pequeños y que
repercutirán en toda su vida escolar, puesto que la etapa de Educación Infantil crea la base
y los cimientos sobre los cuales se asientan el resto de las etapas. No se trata simplemente
de tomar la decisión sobre qué disfraz utilizar el día de Carnaval, sino de colaborar para el
buen funcionamiento y consecución de los objetivos educativos marcados, remando todos
en la misma dirección.

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Lecturas recomendadas
Para ampliar información sobre los contenidos abordados en este tema te sugerimos las
siguientes lecturas voluntarias:

Gairín, J. (2020). La organización y gestión de centros educativos, ¿una apuesta


pendiente? Avances en Supervisión Educativa, 33, 1-21.
https://doi.org/10.23824/ase.v0i33.682

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30
Test de autoevaluación
1) Las perspectivas teóricas sobre organización escolar:
a) Agrupan distintas teorías y modelos sobre los centros escolares
b) Equivalen a las teorías que delimitan su objeto de estudio
c) Forman parte de los modelos sobre organización escolar
2) La organización humana surge como consecuencia de la necesidad de:
a) Mejorar los resultados de sus actividades y metarrelaciones
b) Optimizar el funcionamiento de sus estructuras y sistemas
c) Ordenar sus actividades para conseguir los fines comunes que persigue
3) En función de las tres dimensiones sobre la estructura de las organizaciones escolares,
se pueden distinguir tres formas organizativas:
a) Formalización, complejidad y centralización
b) Mecanicista, orgánica y burocrática
c) Técnica, cultural y política
4) La perspectiva teórica sobre organización escolar que se preocupa por las ideologías,
intereses, metas y la distribución de poder presente en la institución corresponde a la
perspectiva:
a) Técnica
b) Cultural
c) Política
5) El principio que determina la distribución y asignación de tareas en una estructura
organizativa es el principio de:
a) Integración
b) Diferenciación
c) Formalización
6) ¿Qué perspectiva de la organización escolar mantiene que el conflicto es inevitable y
positivo y que se gestiona estimulando la creatividad del grupo y se ignoran las
condiciones sociales?
a) Técnica
b) Cultural
c) Política

31
7) ¿Qué perspectiva de la organización escolar mantiene que el profesor es ejecutor de
diseños curriculares ajenos y elaborados por expertos?
a) Técnica
b) Cultural
c) Política
8) Existen otras nomenclaturas para referirse a la perspectiva técnica que en ocasiones
se utilizan como sinónimos, pese a que pueden presentar ciertos rasgos distintivos,
¿de cuál se trata?
a) Hermenéutica-deliberativa
b) Socio-crítica
c) Empírico-analítica
9) ¿Qué perspectiva de la organización escolar mantiene que el alumno es un agente
activo y negociador?
a) Técnica
b) Cultural
c) Política
10) Dentro de la perspectiva cultural, ¿qué carácter adopta la comunicación entre los
miembros de la organización?
a) Vertical y unidireccional
b) Bidireccional en ambos sentidos, vertical y horizontal
c) Interactiva, integrada y asertiva

Soluciones: 1A, 2C, 3B, 4C, 5B, 6B, 7A, 8C, 9C, 10B

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