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COMUNICACIÓN, REDES Y PODER

Lucía Castellón Aguayo


Alejandro Guillier Álvarez
[coords.]
María José Labrador
[editora]
Comunicación, redes y poder
RIL editores
bibliodiversidad
Lucía Castellón Aguayo
Alejandro Guillier Álvarez
(Coords.)

María José Labrador


(Editora)

Comunicación,
redes y poder
070.4 Castellón Aguayo, Lucía
C Comunicación, redes y poder / Coordinadores: Lucía
Castellón Aguayo y Alejandro Guillier Álvarez; editora:
María José Labrador. – – Santiago : RIL editores - Uni-
versidad Mayor, 2015.

414 p. ; 23 cm.
ISBN: 978-956-01-0190-7

1 periodismo. 2 periodismo-innovaciones tecnoló-

gicas. 3. medios de comunicación de masas.

Comunicación, redes y poder


Primera edición: junio de 2015

© Lucía Castellón Aguayo y Alejandro Guillier Álvarez, 2015


Registro de Propiedad Intelectual
Nº 253.020

© RIL® editores, 2015


Los Leones 2258
cp 7511055 Providencia
Santiago de Chile
(56) 22 22 38 100
ril@rileditores.com • www.rileditores.com

Composición e impresión: RIL® editores


Diseño de portada: Marcelo Uribe Lamour

Impreso en Chile • Printed in Chile

ISBN 978-956-01-0190-7

Derechos reservados.
Índice

Presentación ................................................................................. 11
Estado-Nación y medios masivos,
Lucía Castellón | Alejandro Guillier.............................................. 13

Primera Parte

De forma introductoria: La metamorfosis del periodismo


Carlos Soria ................................................................................. 21

Capítulo I
Perspectivas sobre el futuro del periodismo:
tecnología y ejercicio de poder
Lucía Castellón | Oscar Jaramillo ................................................. 37

Capítulo II
El papel de los medios de comunicación en un mundo
digital: oportunidades tecnológicas y desafíos jurídicos
John V. Pavlik ............................................................................... 55

Capítulo III
El impacto de la comunicación moderna y digital en la familia
Margarida M. Krohling Kunsch ................................................... 75

Capítulo IV
Matriarcas de la comunicación: liderazgo,
poder y hegemonía en las redes académicas
José Marques de Melo.................................................................. 95
Capítulo V
Aceleradores tecno-sociales para hackear la educación
Cristóbal Cobo | Hugo Pardo Kuklinski .................................... 107

Capítulo VI
Nuevos fundamentos y nuevo equilibrio para una nueva era
Marc Prensky ............................................................................. 129

Capítulo VII
Educación en un nuevo entorno
Alejandro Navas ........................................................................ 137

Capítulo VIII
Los MEDIOS SOCIALES y los desafíos de la comunicación digital en red
Cândida Almeida | Monica Franchi Carniello | Adolpho Queiroz |
Adriana Azzolino | Tércio Paparoto ............................................ 153

Capítulo IX
La comunicación en las organizaciones como parte
del derecho a la información y sus presupuestos éticos
Ignacio Bel ................................................................................. 175

Capítulo X
Poder y comunicación: el poder en convergencia de una
lógica vertical y de una lógica horizontal
Nicole D’Almeida | Nicolas Baygert ........................................... 197

Capítulo XI
Liderazgo en la era digital: un desafío de comunicación interna
Manuel Tessi .............................................................................. 215

Segunda Parte

Introducción.
Nuevas tecnologías, comunicación y poder
Carlos Cantero ........................................................................... 229
Capítulo XII
Comunicación, redes y poder: El caso chileno
Alejandro Guillier ...................................................................... 255

Capítulo XIII
Innovación tecnológica, concentración de la propiedad
y pluralismo de la información en la era digital
Gaëtan Tremblay ........................................................................ 275

Capítulo XIV
Defendernos de nosotros mismos
Carlos Ruiz ................................................................................ 291

Capítulo XV
Los cibermovimientos sociales. Un nuevo entorno
comunicativo para la movilización en la era de internet
Rocío Ortiz Galindo................................................................... 305

Capítulo XVI
Desde la plaza pública a internet. Movilización social
y las nuevas formas de agrupación y convocatoria
Rocío Zepeda Majmud .............................................................. 331

Capítulo XVII
La comunicación transmedia y su rol en la personalización
del discurso político en Chile
Juan Cristóbal Portales Echeverría ............................................. 343

Capítulo XVIII
Crisis de los partidos, tecnologías de la comunicación y
subjetividad social
Antonio Leal .............................................................................. 361

Capítulo XIX
Las libertades informativas en internet como pulso
al poder político en la Unión Europea
Loreto Corredoira ...................................................................... 385

Sobre los autores ................................................................... 401


Presentación

Hace algún tiempo invitamos a distinguidos académicos e inves-


tigadores del ámbito nacional e internacional a reflexionar sobre los
procesos político-sociales, el impacto de las redes sociales, el rol de los
medios en un mundo digital, los nuevos perfiles en el periodismo y la
educación en un nuevo entorno.
Fruto de un arduo esfuerzo interdisciplinario, que se ha concretado
en el enriquecimiento de la visión o idea original, nace Comunicación,
redes y poder, una obra colectiva que reúne el trabajo de 28 investigado-
res, que con sus resultados convocan a los diferentes ámbitos y agentes
de la comunicación; académicos, políticos y sociales. Estas ideas tienen
el anhelo de contribuir a encarar la profundidad de la crisis general de
las instituciones forjadas bajo la lógica del tercer milenio y abrir las
mentes a las nuevas formas sociales que están dando estructura a la
emergente sociedad global.

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Estado-Nación y medios masivos

Se ha instalado en las sociedades occidentales una sensación de


crisis o tensión no resuelta entre los anhelos de participación de la
ciudadanía y los mecanismos formales diseñados para atender esas
demandas. La crisis parece afectar al conjunto de las instituciones
que conforman el Estado-nación. La escuela, los partidos políticos,
los sindicatos, los gremios profesionales y hasta los gobiernos y las
empresas parecen enfrentar similares cuestionamientos de sus afiliados,
adherentes, clientes o accionistas. Hay quienes ven una compleja trama
de ausencias: falta de representación, transparencia, participación,
identidad. Pero el malestar parece más profundo. Es efectivo que falta
un mejor ajuste o sintonía entre la agenda de los ciudadanos y la de
los actores institucionales; por cierto, ayudaría una mayor aproxima-
ción, sensibilidad o empatía con los gobernados. Pero es solo parte
del problema.
Es en el campo de la política donde este sentimiento de crisis o
insatisfacción parece más profundo o, al menos, es más visible. El dato
más fuerte es la caída casi generalizada del interés de los electores por
concurrir a las urnas. Como toda una novedad se recibió entre los es-
trategas electorales la primera campaña presidencial de Barak Obama
que buscó entusiasmar y acercarse a los electores a través de un uso
inusualmente sofisticado de las plataformas digitales de la información.
Pero la innovación y cercanía en la campaña no se expresó, necesaria-
mente, en una nueva forma de gobernar.
La sensación de crisis está instalada y, como suele suceder, es
multidimensional. Este libro aborda varias de estas dimensiones: la

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Lucia Castellón | Alejandro Guillier

comunicación política, la educación, el rol de los medios, las audiencias,


los desafíos éticos y el ejercicio del poder. Desde todas estas dimensio-
nes se aborda el impacto de las nuevas tecnologías de la información.
Sabemos que los medios de comunicación ayudan a modelar las
formas de actuar, pensar y sentir aprendidas y compartidas. En suma,
contribuyen a modelar la cultura. Así, la letra impresa, a través de los
periódicos, universalizó ciertas dosis de información y conocimiento,
lo que permitió la formación de la opinión pública. El conocimiento se
almacenó en libros y documentos, los que se organizaron en bibliotecas
y contribuyeron poderosamente a estructurar la enseñanza moderna.
En efecto, el libro y la escuela se asociaron en un diseño sistemático
de enseñanza. El texto impreso, el libro, se transformó en uno de
los pilares de la educación moderna y de los métodos de enseñanza.
También influyó en la organización racional de los procesos producti-
vos —la industria— y, en general, en la constitución del Derecho y la
organización racional del poder: el Estado-nación ya en el siglo XIX.
Hacia 1920 debutó otro medio de comunicación que revolucionaría
la sociedad y la comunicación política: la radio. La palabra hablada
permitió masificar los mensajes e introdujo un componente emocional
al flujo informativo. De paso, fue una plataforma clave en el nacimien-
to de la sociedad de consumo de masas. Esta comunicación hablada,
instantánea, masiva y emocional produjo un embrujo cautivador y
sugestivo en las masas urbanas. Décadas después la radio a transistores
llegó a todos los rincones de cada país. La política se hizo masiva y
manipulable. Siempre lo había sido, pero no a esta escala e intensidad.
La televisión coronó este diseño socio-cultural de masas, pero redujo
la política a una dimensión más cercana al espectáculo mediático,
con lo cual le restó sustancia y sentido. Pero alimentó la ficción de la
democracia representativa.
Sin reivindicar las añejas tesis del determinismo tecnológico, es
obvio que nuestra sociedad está viviendo una nueva revolución en la
forma de comunicarse. La globalización de las estrategias de dominio
militar de las grandes potencias, la extensión de los sistemas financieros
y de los circuitos de consumo necesitaron de plataformas tecnológicas
que los hicieran posibles. Las TIC y la web no solo son fruto de un
sueño militar de dominio a escala global, sino que de uno expansionista

14
Estado-nación y medios masivos

sin precedente de la sociedad de consumo y de la mundialización de


sus hábitos de vida. Pero, al mismo tiempo, las TIC están abriendo
oportunidades inéditas a sus usuarios para cambiar las formas de
relacionarse.

TIC y poder ciudadano


El primer impacto de las TIC fue el quiebre del monopolio de la
información de la que gozaron los medios tradicionales. El diario, la
radio y la TV monopolizaron la agenda e impusieron sus términos.
En esta comunicación vertical y unidireccional lo que no estaba en
los medios, especialmente en la TV, no existía para afectos de la for-
mación de la opinión pública. Estas terminaron con la exclusividad
del gatekeeper para fijar la agenda de los medios. El portero ha sido
desbordado por los navegantes de la web.
Esta revolución es visible en muchas otras dimensiones. Los
«nativos digitales» nacieron, estudian, se entretienen, trabajan, se re-
lacionan y forjan su identidad en la web. Estos nativos digitales están
influyendo en los medios de información tradicionales, en la educación,
la sociedad cotidiana y la política. En las TIC tejen relaciones sociales
participativas, horizontales y colaborativas. En la web ponen temas,
bajan información, la suben, debaten, crean opinión y forman redes
sociales, hacen demandas, generan sentidos, sensibilidades e identida-
des nuevas. Crean sus propios liderazgos y participan en una infinita
diversidad de redes y movimientos sociales.
No es fácil para los migrantes digitales seguir el ritmo. Estos na-
tivos de nuevo cuño devoran información de fuentes múltiples, crean
lenguajes basados en imágenes, símbolos, resúmenes. Usan lógicas
no lineales para producir contenidos y son constructores de relatos
participativos. En este diseño comunicacional han puesto en crisis a la
escuela y la universidad. Los métodos tradicionales de enseñanza no
se encuentran con esta generación de cibernautas. Tampoco las teorías
científicas logran trascender más allá de una generación. Estos jóvenes
están enfrentando un mundo donde pocas cosas parecen previsibles o
estables. Incluso el conocimiento. Las doctrinas profesionales permiten,
a lo más, formar ciertos criterios orientadores. Pero cada cual debe

15
Lucia Castellón | Alejandro Guillier

crearse su propio campo laboral, tendrá que enfrentar problemas múl-


tiples e inéditos, integrar equipos de trabajo que se arman y desarman
según los problemas a enfrentar, deberá cumplir roles diversos y las
jerarquías y formatos institucionales le quedarán demasiado rígidos
y conservadores para el ritmo de los desafíos. Cambio y ritmo. Las
estructuras formales y rígidas de la industria tradicional; los medios
de comunicación, las organizaciones intermedias y los partidos no
alcanzan a ajustarse al ritmo ni a la dirección de los cambios.

Poder y comunicación
Hace ya muchas décadas que la teoría política asumió que la
política y el poder se deciden en el proceso de construcción de la
mente humana. Esa construcción social contemporánea se hace en la
comunicación, fuente de poder y espacio de construcción de la opinión
pública. Sabemos que la comunicación condiciona la mente, modela la
opinión y el comportamiento cotidiano. Lo nuevo es que la «massme-
diatización» de la política está contribuyendo a generar la actual crisis
de credibilidad y legitimación política. La «auto-comunicación» des-
intermedia a la política, deja espacio a las redes y a los movimientos
sociales, a la participación sustantiva y a la formación de opciones
políticas alternativas. La sociedad digital, con la omnipresencia de las
TIC, es esencialmente constructora de nuevas y contradictorias sub-
jetividades que se abren espacio fuera de los ámbitos e instituciones
formales del poder y del Estado-nación.
La revolución no es internet, sino la comunicación. El poder se
debate en las redes sociales, pero no está en esas redes. La web posibilitó
la auto-comunicación de masas como un contrapoder. No hay un poder
controlador de la red. La comunicación es el poder; los ciudadanos
determinan el contenido de ese poder.
Corolario de este nuevo entorno comunicacional es el surgimiento
de nuevas oportunidades para los Estados nacionales de desarrollo
intermedio. Ahora podemos debatir sobre una posible transición de las
economías rentistas —explotan recursos naturales— a las economías
de conocimiento. Manuel Castells ha escrito sobre la migración al
modelo «informacional» de desarrollo. Este se apoya en la capacidad

16
Estado-nación y medios masivos

política de generar consensos sociales y promover modelos sustenta-


bles de desarrollo. Se debate ahora sobre respeto al medioambiente,
innovación científica aplicada y uso generalizado de las tecnologías
de la información. El desafío es transformar la creatividad en fuerza
productiva. Hablamos de un nuevo diseño cultural, del dominio de las
nuevas tecnologías de la información. Y de nuevas formas de liderazgo.
Hay lenguajes motivadores, estilos de trabajo participativos, estructu-
ras organizacionales horizontales, desempeño de roles múltiples. Los
líderes de la era global pertenecen a la web, son creadores de opinión,
tienen seguidores y trabajan en equipos. No surgen necesariamente de
las estructuras institucionales. Promueven el desarrollo de una inteli-
gencia colectiva y de formas colaborativas de conocimiento. Este es el
fundamento de los movimientos sociales. No se originan por las tec-
nologías, sino que utilizan las tecnologías digitales para un proceso de
construcción social. En la auto-comunicación de masas los movimientos
sociales y los rebeldes indignados construyen su autonomía y encaran
a las viejas instituciones. Estos cambios están encontrando una muy
limitada acogida en las instituciones del Estado-nación decimonónico.
Los remozamientos de la sociedad de consumo no empatizan con estos
cambios. Hay un diferencial de sentidos y significados.

Lucía Castellón
Alejandro Guillier

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Primera Parte
De forma introductoria:
La metamorfosis del periodismo

Carlos Soria

¿Qué ha hecho evolucionar históricamente la información? ¿Han


sido las ideas y los cambios en la organización política y social? ¿El
desarrollo de la vida económica? ¿El progreso tecnológico?
Todo ha tenido, sin duda, su importancia. Pero han sido especial-
mente decisivas las revoluciones de las ideas y la tecnología porque
han hecho aparecer nuevos actores de la información, han repartido
de otro modo el poder y la responsabilidad de informar y han contes-
tado de una forma diferente a esta pregunta clave: ¿a quién pertenece
la información?
La información fue primero parte de la monarquía absolutista,
una marca más de la soberanía regia, y llevó en el siglo XVII —cuando
aparecen los primeros periódicos— a la integración de esos nacientes
medios informativos en el Poder Real.
Las Revoluciones Atlánticas del siglo XVIII eclipsaron —de mo-
mento— ese antiguo régimen de la prensa e hicieron de la información
una libertad: la libertad de prensa, la libertad de empresa, la libertad
de profesión y la libertad de comercio.
Y «cuando la búsqueda de capital se convirtió en un fin —ha
escrito Gálvez— el liberalismo económico se encontró en su seno con
el capitalismo». La empresa informativa se apropió entonces de la
información.
Hasta los albores del siglo XX era periodista quien escribía en los
periódicos. Resulta verdaderamente sintomático que en la primera

21
Carlos Soria

edición del diccionario francés de profesiones, de 1851, no se descri-


ba la actividad periodística; y que en su segunda edición, de 1880,
el periodismo únicamente aparezca como una actividad confundida
conceptualmente con la de escritor.
Todavía en 1920, el humorista francés De la Fourchadière podía
decir irónicamente que había en el mundo dos actividades que no
requerían preparación alguna: la actividad de los banqueros que jue-
gan con el dinero de los demás; y la actividad de los periodistas que
juegan… con el honor de sus conciudadanos.
Suele aceptarse —de acuerdo con Hohenberg— que la profesio-
nalización del periodismo comienza hacia 1920 en Estados Unidos y
más tarde en Europa.
A partir de la profesionalización del periodismo hay una progre-
siva toma de conciencia de la función social del periodismo y de su
incidencia en la esfera pública. Empieza a entenderse que el informa-
dor no trabaja para la empresa, sino para la información, comienza a
afirmarse que el periodista trabaja para el público, aunque lo haga en
la empresa, con la empresa y desde la empresa.
Es la etapa profesionalista de la información donde se considera
que la información pertenece a los periodistas.
Todas las profundas innovaciones de esta etapa preparan la etapa
universalista de la información. El máximo catalizador de esa nueva
etapa será la formulación, en el artículo 19 de la Declaración Univer-
sal de Derechos Humanos de 1948, en París, del derecho humano a
la información.
La etapa universalista clausura así el entendimiento de la in-
formación como el objeto de una potestad del Estado; o como una
libertad, objeto de apropiación de las empresas informativas o de los
periodistas. Y lleva a esta conclusión revolucionaria: la información
pertenece al público.
En síntesis: la información fue primero parte de la soberanía regia;
luego, de las empresas informativas; después, de los periodistas; y ahora
mismo, del público, de todas y cada una de las personas que integran
las audiencias y comunidades sociales.
Estas cuatro etapas —como todos los procesos históricos— no
tienen bordes nítidos, ni suponen un avance lineal, progresivo y sin

22
De forma introductoria: la metamorfosis del periodismo

retrocesos. Hay progreso pero también hay involución. Son etapas, más
bien, que conviven, se agostan, reverdecen o, incluso, surgen de nuevo
por una causa imprevista pero explicable. Como las amapolas… los
campos de los Países Bajos, recuerda Chinery, se tapizaron de rojo —de
amapolas— en la Primera Guerra Mundial cuando aquellos laberintos
de trincheras y las profundas heridas de las explosiones dejaron al
descubierto el suelo y las semillas que llevaban decenios enterradas.

La espiral del periodismo


Apenas se había consolidado en el siglo XX el inicial concepto
de periodista profesional cuando ese concepto ya parecía inservible.
La aparición de la radio, la televisión, el cine, la publicidad, las
relaciones públicas, la documentación…, hicieron envejecer, al menos
aparentemente, la noción clásica de periodismo. Una profesión nueva
y poco definida se fraccionaba en múltiples actividades, en multitud
de periodismos.
Un fraccionamiento y una disolución conceptual que se ha pro-
longado hasta nuestros días.
El periodismo se ha hecho así poliédrico, sustentado sobre una
médula siempre en movimiento, sometido a una espiral de multiplica-
ción —las profesiones informativas— que busca tomar distancia del
periodismo clásico

¿Dónde estamos hoy? ¿Quo vadis el periodismo contemporáneo?


¿Es una profesión, como algunos afirman, en peligro de extinción?
¿Está naciendo un nuevo periodismo, que solo en el nombre se
parece al que hemos conocido hasta este momento?

Cambios en el paisaje social


Presionan sobre el periodismo de nuestros días múltiples factores
que vale la pena considerar:
La revolución digital
Las nuevas tecnologías de la comunicación
La crisis económica mundial

23
Carlos Soria

Los desgarros de la autonomía redaccional


El progresismo tecnológico que tiende a minusvalorar la impor-
tancia de los contenidos
La ubicuidad y movilidad de la información
La incertidumbre de la reestructuración de las empresas perio-
dísticas
La quiebra del modelo de negocio clásico de la prensa
La pérdida de credibilidad y prestigio de la profesión periodística
Los profundos cambios sociales de las sociedades contemporáneas
La industria y el negocio de los medios vive en nuestros días en
un permanente tsunami —de tanta o de mayor importancia que el
vendaval que desencadenó la invención de la imprenta—, que hace
más difícil pensar con claridad y actuar con sentido. Han cambiado
los hábitos de consumo informativo de las generaciones que han sido
alfabetizadas digitalmente.
Han quebrado los conceptos clásicos del espacio y del tiempo
informativos.
Se han vuelto borrosas las fronteras entre los medios y todos se
encuentran en el trance de reinventarse.
El número de jugadores en el terreno informativo se ha multipli-
cado exponencialmente.
La sociedad interpela a la profesión periodística y pregunta con
escepticismo: ¿qué es ser hoy periodista?
El periodismo ciudadano o periodismo cívico compite o aspira a
reemplazar al periodismo profesional.

Se fractura el pilar básico del periodismo al hablar de una verdad


de los periodistas y una verdad de las audiencias y comunidades. ¿Por
qué dar preferencia a la verdad del periodista? ¿Millones de personas
presentes en el terreno de la noticia y transmitiéndola a través de la
red no encarnan acaso la verdad que aporta internet?
Internet y sobre todo las redes sociales —ha escrito Bassets— se
han convertido en «centrifugadoras de poder e influencia». Está sur-
giendo en el campo de la comunicación —mantiene Flichy— un nuevo
tipo de individuo: el proam (profesional-amateur), que desarrolla sus
actividades de aficionado de acuerdo con estándares profesionales.

24
De forma introductoria: la metamorfosis del periodismo

Por esta vía no es extraño que se esté produciendo un descrédito de la


función del periodista.
Se incrementa constantemente la densidad comunicativa de la so-
ciedad. Empresas, partidos políticos, fundaciones, instituciones públicas
y privadas, universidades, sindicatos, artistas, comerciantes, bancos,
deportistas y un larguísimo etcétera utilizan la comunicación pública
y su presencia en los medios para alcanzar sus fines.
Se produce así una fuerte simbiosis y hasta una creciente contami-
nación entre información y comunicación; entre fuentes profesionales
y fuentes interesadas.
Con demasiada frecuencia, las redacciones llegan a aceptar que
vale cualquier fuente. Y eso, afirma con razón Harold Evans, «implica
un grave peligro para la credibilidad del periodismo».

Cambios en las relaciones intraempresariales


La crisis económica mundial ha llevado a las empresas de comu-
nicación a hacer lo mismo de siempre, sin demasiada imaginación:
Reducir drásticamente sus costos
Adelgazar hasta la extenuación sus redacciones
Cancelar los planes ambiciosos
Bajar a cero los riesgos
Instaurar una economía de guerra

Esta política —sobre todo cuando se prolonga en el tiempo—


suele aparejar consecuencias muy graves: baja la calidad, los medios
se acostumbran a navegar de cualquier manera, los criterios comer-
ciales y los intereses políticos entran abiertamente en la redacción y
se alimenta la falsa esperanza, la ensoñación, de que se puede hacer
información sin demasiados periodistas, con periodistas baratos, o
incluso sin periodistas.
En estas condiciones las redacciones se infectan —dirá de modo
gráfico Villapadierna— y se desequilibran las relaciones armónicas que
deben existir entre la propiedad y las redacciones. Muchas empresas,
medios y marcas han perdido así lo que tenían de más valioso; su cre-
dibilidad, infectados por los sapos que chapotean en los aledaños de

25
Carlos Soria

la política, del poder o de los poderes, o en el muladar del beneficio a


cualquier precio.
El periodismo necesita un clima adecuado de libertad pública
pero también un clima de libertad dentro de la empresa, una armonía
sostenible entre la información de calidad y la obtención de beneficios.

La civilización del espectáculo


La crisis del periodismo contemporáneo tiene como telón de fondo,
en términos culturales, la civilización del espectáculo, un mundo —según
Vargas Llosa— «donde el primer lugar en la tabla de valores vigentes lo
ocupa el entretenimiento, y donde divertirse, escapar del aburrimiento,
es la pasión universal». Al compás de este ritmo, la política se ha vacia-
do de ideas, ideales, programas consistentes y debate intelectual, para
travestirse en apariencia, publicidad y gobierno de las encuestas.
Y el periodismo que vive en el mismo hábitat de la política se ha
travestido de igual modo.
La abundancia de aparente información, el sedentarismo y la
comodidad de algunas redacciones, la simbiosis entre información
y opinión, entre información y comunicación o entre información y
publicidad están siendo el humus donde germina un periodismo light,
manso, insulso, sin valor añadido.
Un periodismo alimentado de ruedas de prensa surrealistas o sin
sentido, o de press releases de gabinetes de imagen y oficinas de rela-
ciones públicas. Un periodismo de rebaño, basado en pseudo aconte-
cimientos, versiones oficiales, exclusivas amañadas, docudramas, o en
el tráfico de intimidades a la medida de la tibieza de las redacciones.
La profesión periodística está así afectada, en opinión de Martínez,
por «una peste de narcisismo […]. Una inmensa parte de las noticias
que se exhiben por televisión está concebida solo como entretenimiento
o, en el mejor de los casos, como diálogo donde las preguntas no están
sustentadas por información».
En la crisis del periodismo no ha faltado tampoco el concurso de los
propios periodistas. Por su falta de comprensión de lo que está ocurriendo.
Por su resistencia a los cambios tecnológicos. Por su oposición a perder
el poco o el mucho poder interno que tenían en la organización. Por no

26
De forma introductoria: la metamorfosis del periodismo

aceptar la reestructuración sobre el modo de trabajar, gobernar y ser


gobernados en la redacción. Por encerrarse, como talibanes del papel o
talibanes digitales, en una visión pequeña del periodismo, como si hubiera
un periodismo de papel o un periodismo digital y no un único periodismo.

El peligro de extinción del periodismo


¿Puede el periodismo en estas condiciones seguir cumpliendo la
función social que hasta ahora tenía encomendada, su función de
control independiente del Poder y de los poderes?
Esa función social siempre se debilita en las situaciones mono-
polísticas o de baja competitividad. Pero sobre todo se difumina y
hasta desaparece cuando el periodismo se hace cómplice de la clase
política. O se hace periodismo basura, infoentretenimiento, agitación
propagandística, o periodismo de especulación.
«¿Cuál es el futuro del periodismo —se pregunta Harold Evans—
como vigilante, como examinador, como constructor de campañas a
favor de causas, como guardián de valores culturales…?».
Hay, pues, más de un motivo para sospechar que el periodismo es una
profesión en peligro de extinción, como el oso panda, el lince o el gorila; o al
menos, para pensar que el periodismo sufre una verdadera crisis de identidad.
A fuerza de retocar su perfil, ¿no se habrá desconfigurado la
profesión periodística y esté en trance de desaparecer a manos de
los mercaderes de noticias, o de las fuentes interesadas, parasitado el
periodismo por agregadores y buscadores de la red, o acosado por el
periodismo ciudadano?
Mi respuesta es un no rotundo. La aparición de nuevas platafor-
mas técnicas para el acceso a la información, o los nuevos hábitos de
consumo informativo, o el reblandecimiento del propio periodismo no
significan ni anuncian su desaparición
Ver en la tecnología digital el cuchillo asesino del periodismo es un
tremendo error, aunque la tesis la mantengan periodistas tan eminentes
como Alma Guillermo Prieto para quien si no hay una reacción en
contra de lo que supone internet, «y eso no se va a dar, la tecnología
va a superar lo que era hasta el momento el oficio».

27
Carlos Soria

En realidad, nunca ha sido así. Las tecnologías de la información


han sido siempre tecnologías de libertad.
La etapa universalista de la información y el periodismo ciudadano
no son la muerte de la profesión periodística. Con palabras de Requena,
que se hace eco de otras de Calaf, se podría decir que así como para
que nos curen pedimos un médico y no un ciudadano-médico, para el
periodismo es necesario un periodista y no un ciudadano-periodista.
El periodismo no tiene ligada su suerte a un soporte determinado,
al soporte papel, por ejemplo. Ni tiene sentido afirmar tampoco que los
nuevos soportes no tienen relación alguna con el periodismo. No hay
un periodismo de prensa y otro diferente de radio, televisión, internet,
tabletas, móviles o redes sociales.
Es cierto que el periodismo, como ha escrito con ironía un perio-
dista de raza, Leguineche, «ya no es lo que era. ¡Ahora los periodistas
solo toman agua!». Pero ser abstemio no equivale al certificado de
defunción del periodismo…
Puede ser cierto también, como sostiene Bassets, que el periodismo
como institución esté en crisis y que ya no tenga la misma fuerza del
pasado para «influir en el poder e incluso guiar o liderar una socie-
dad». Pero esto solo quiere decir que la sociedad se ha hecho menos
permeable a los medios.
Quizás lo que puede decirse con seguridad es que el periodismo se
encuentra, de momento, —con palabras de Ramonet— «en la misma
situación que Gulliver a su llegada a la isla de los liliputienses, ama-
rrado por miles de minúsculos cordeles».

El periodismo puro y duro seguirá viviendo


Hay que reconocer en primer lugar —como ha puesto de manifiesto
Cecilia Ballesteros— que en «Asia, en América Latina, en los países
emergentes donde existe una auténtica avidez por la información, el
periodismo está más vivo que nunca».
El periodismo puro y duro puede —y tal vez debe— pervivir
manteniendo intacta su alma, con independencia de la plataforma
tecnológica sobre la que se desarrolle. Si el periodismo no existiera
habría que inventarlo.

28
De forma introductoria: la metamorfosis del periodismo

Cuanto más florece la tecnología y la comunicación se hace glo-


cal (global y local al mismo tiempo), más, mucho más, se necesita
incrementar la creatividad y la calidad del periodismo. El buen perio-
dismo del futuro, mantiene Bassets, nacerá «del mix generacional y
del mestizaje entre la cultura analógica y la digital».
Habrá siempre periodistas —hace observar Tomás Eloy Martínez—
como siempre ha habido y habrá narradores. El hombre «siempre tuvo
vocación de narrar sus hechos».
No se extinguirá el contar historias de lo que pasa, con criterios de
jerarquización, verdad, interpretación, sentido ético y atención al dere-
cho a la información del ciudadano y al deber profesional de informar.
Pueden cambiar las plataformas, las herramientas, los lenguajes
pero no pueden cambiar «las células madres del periodismo», en ex-
presión de Díaz Nosti, ni sus «valores y secretos intactos», como dice
Gonzalo Peltzer.
El periodismo, subraya Sancho, siempre ha sido uno solo. «Es el
arte y la ciencia de comunicar con sentido, de profundizar los hechos,
de averiguar los antecedentes y prever los consecuentes, de descubrir
protagonistas, de contar historias que el público necesita saber».
En última instancia, hay una razón incontestable para la subsis-
tencia del periodismo. El periodismo siempre existirá mientras haya
periodistas de corazón, como ha escrito Prieto, «habrá periodismo
mientras haya vocación».
El desafío del futuro es, por tanto, anclar la comunicación de nuevo
en el buen periodismo, volver a lo básico, elevar exponencialmente la
calidad de las redacciones, optar decididamente, en fin, por el renaci-
miento del buen periodismo de todos los tiempos.
En mitad de la revolución digital, volver a lo básico es volver a
lo que Espinosa llama «el periodismo artesanal», hecho pieza a pieza,
cosido a mano, lejos, muy lejos, del periodismo de «cortar y pegar»,
ese tipo de «periodismo bulímico», en acertada expresión de Javier
Martín, «puramente declarativo, endogámico, y más vinculado al
contacto telefónico, a la mera reproducción de declaraciones, a la cita
de medios locales y al refrito de informaciones que a la investigación,
el incordio y el trabajo sobre el terreno».

29
Carlos Soria

Ya defendió Kapuscinski y ha recordado recientemente Thaïs de


Mendonça Jorge que «o jornalista é um caçador furtivo em todos os
ramos das ciências humanas».
Volver a lo básico es vivir el periodismo ético. En esto consiste pre-
cisamente el periodismo de calidad. De acuerdo con García Márquez,
«la ética ha de acompañar siempre al periodismo, como el zumbido
al moscardón».

El periodismo-pasión en el POSPERIODISMO
El periodismo es utopía, en el sentido que daba a este término,
Desantes. Utopía, no como algo inalcanzable y de escasa consistencia
operativa, sino como una meta alta que arguye siempre de lo que hay
que hacer y no se hace.
El periodismo utopía es el periodismo-pasión, hecho de trabajo
constante y honrado, movido por la pasión de la verdad, la bondad y
la belleza, libre, solidario, comprometido con la justicia y la prudencia.
El periodismo es la pasión de saber qué pasa en la esfera pública,
por qué pasa lo que pasa y qué viene después.
El periodismo es la inteligencia práctica que contribuye a iluminar
las sombras maliciosas de la vida pública.
Es el intento de mejorar el mundo y no solo de describirlo.
Es la pasión de forjar convicciones y de defenderlas con libertad,
fortaleza y elegancia.
Es tener ojos para ver crecer la hierba o descubrir lo que se oculta
debajo de la punta de un iceberg.
El periodismo es el milagro de transformar en oro —como el rey
Midas— todas las palabras, sonidos e imágenes de la comunicación.
El periodismo es un viaje esforzado y difícil, en tiempo real, al
mundo entero.
Un calidoscopio que filtra mil historias de héroes anónimos que nos
ayudan a estar de pie o a sobrevivir en la jungla de la vida cotidiana.
Es prestar voz y ojos a los que no tienen voz ni brillo en la mirada.
Es sembrar a voleo el sentido solidario de la vida.

30
De forma introductoria: la metamorfosis del periodismo

El periodismo es acompañar soledades, entrar en los cuartos con


vistas al dolor, al sufrimiento y a la carne humana quemada, y también
hacer reír y sonreír y mantener encendidas las pasiones humanas nobles.
El periodista no es un simple mercader de noticias, ni un reci-
clador de basura, ni un bufón de los poderosos, ni un puro y duro
deshumanizador.
El periodismo es mirada e inteligencia; compromiso con una pasión
profesional; rigor y precisión para encararse con la realidad, y belleza y
claridad para comunicarla al corazón y a la cabeza de todos los hombres.
El buen periodismo será siempre el antídoto número uno de la
corrupción pública, la tibieza, el conformismo o el aburrimiento social.
Pero el periodismo contemporáneo es ya posperiodismo, valga la
paradoja. Se ha clausurado toda una época cultural, la tecnología ha
revolucionado la comunicación social y han muerto muchos modos
formales, clásicos, de hacer y manifestarse el periodismo.
Solo un periodismo esencial, afirma Requena, devolverá la salud
—a través de la credibilidad— a los periodistas y empresas de comu-
nicación. Recuperar la credibilidad obligará a atarse, como Ulises, al
palo mayor del barco y sellar con cera los oídos de toda la tripulación,
para huir de las sirenas del sectarismo, las correas de transmisión y la
politización patológica que solo deja muertos y heridos a las espaldas.
El desafío del buen periodismo, en la cultura digital multimedia y en
el horizonte del posperiodismo, es contar historias originales, investigar
toda la información, potenciar el periodismo de denuncia, buscar lo
relevante, hacer interesante lo importante, difundir comentarios bien
informados, mantener opiniones analíticas, disponer de información
exclusiva, practicar un periodismo de recomendaciones prácticas, ar-
ticular un excelente periodismo local, intentar desde el periodismo la
cohesión de la sociedad, ayudar a las sociedades a madurar…
Las soluciones urgidas por la revolución digital llevan a pasar
de una estructura paper centric a una digital centric, es decir, a dotar
—tanto a los periodistas como a las empresas— de un corazón digital y
a multiplicar el número de pulmones y plataformas de la comunicación.

31
Carlos Soria

Los profundos cambios del periodismo


El buen periodismo no va a desaparecer. Pero las diferentes tormen-
tas que azotan el periodismo lo están configurando con unas nuevas
características. Con palabras de Álvarez Gundín, hay que admitir que
«el periodismo se encuentra sometido a cambios que afectan a todas
sus facetas: soportes, tecnologías, lenguajes, negocios».
El periodismo está sometido en nuestros días a una intensa meta-
morfosis. No en el sentido de una mutación que lleve al periodismo a
transformarse en otra cosa cuyo nombre aún no conocemos.
La metamorfosis del periodismo es, como ya se ha indicado, volver
a lo básico, pero al mismo tiempo integrar en el modo de pensar y hacer
el periodismo los conceptos de multimedialidad, hipertextualidad e
interactividad. Esta se mueve, pues, en la línea que ha seguido Ainara
Larrondo al estudiar los cambios que el hipertexto ha introducido en
el reportaje y en los géneros y formatos periodísticos clásicos.
Señalo a continuación —sin ánimo exhaustivo— alguno de los
cambios que la revolución digital ha inducido en el periodismo clásico:
El periodismo tiene que entender que la información pertenece al
público —no al poder, ni a las empresas ni a los periodistas— y que la
revolución digital ha dado consistencia y realidad a esta idea.
La conclusión es, como señala Cabrales, que la organización
periodística ha de integrar a aquellos por los que todos los días dice
trabajar: sus usuarios.
Internet ha deshecho la cama a los periodistas, ha escrito Alonso. Nos
ha arrancado la manta y nos ha mostrado, a cincuenta centímetros de
nuestros ojos, que nuestros lectores están vivos. Las barreras mentales y
hasta las físicas, entre las redacciones y los usuarios, tienden a rebajarse.
Ya no es suficiente buscar y contar buenas historias. «Se precisan
—dice con razón— Yuste nuevas destrezas como la de tejer una red
amplia de distribución que funcione como su “altavoz”».
La mediación social que el periodismo tenía prácticamente en exclusiva
ha empezado a cambiar: «Éramos, dice con humor Tascón, una especie de
rey que firma y dice: “Esto es verdad o esto no lo es o esto acontece”». Pero
la posición y los contenidos generados por los usuarios están modificando
el papel y el alcance del periodismo en la mediación social. El periodismo
pierde espacio de mediación o pierde el monopolio de la mediación.

32
De forma introductoria: la metamorfosis del periodismo

La revolución digital y la praxis de las redes sociales han modi-


ficado el paradigma de la acción comunicativa convencional o clá-
sica. La comunicación social ha pasado a ser, en buena medida, una
comunicación ciudadana, inmediata, sin controles ni mediaciones
profesionales. Se democratiza la información aunque aparezcan a su
vez nuevas disfunciones.
Todo el periodismo se está haciendo continuo, un periodismo 24
horas, siete días a la semana: los periódicos, por ejemplo, se llamaban así
debido a su periodicidad, impuesta por razones técnicas y de producción
industrial. Hoy, los periódicos, comenta Enrique Dans, «ya no son perió-
dicos, son continuos. Y si no lo son, malo: es que no han entendido nada».
La velocidad de la información y de sus procesos de elaboración
se ha acelerado exponencialmente: la información en tiempo real exige
nuevas capacidades para la elaboración de la información. La fugacidad
de las noticias —observa Perotti— nos ha colocado «en una espiral
que gira cada vez más rápido».
La participación de las audiencias y comunidades, recuerda Arria-
gada, ya es parte del periodismo.
Las redes sociales se han convertido, en la perspectiva que des-
cribe Pilar Diezhandino, en plataformas virales y de distribución de
contenidos, «son fuentes, no medios». En este sentido, la revolución
digital ha revolucionado también, para el periodismo, la teoría y la
praxis de las fuentes.
Los lenguajes y géneros periodísticos se mezclan e hibridan: el
periodismo se mueve en un entorno multimedia, al que —como dice
Orihuela— «la digitalización aporta la dimensión hipertextual y la red
el potencial de la interactividad».
Multimedialidad, hipertextualidad e interactividad son la estruc-
tura básica de los actuales modos y lenguajes periodísticos y de las
narrativas del periodismo contemporáneo.
Los periodistas, en opinión de Ramonet, deberán aprender a elabo-
rar la información de otra forma para difundirla en diversos formatos
y plataformas: posts, alertas, breves, resúmenes introductorios, textos,
fotos, sonido, videos, conversaciones con lectores, blogs, aportaciones
de internautas, enlaces a otros artículos sobre el mismo tema…

33
Carlos Soria

Las redacciones están al servicio de los usuarios, no de una plata-


forma o de un formato:
El concepto clave es entonces —con terminología que Innovation
Media Consulting había acuñado muchos años atrás— el de turbina
informativa. Las empresas de comunicación son turbinas informativas,
24 horas, 7 días a la semana; refinerías de información y entretenimien-
to que trabajan con octanajes informativos diferentes en función de las
necesidades del mercado. Y los periodistas trabajan para el público,
en, con y desde esa turbina informativa.

La hora del renacimiento


Nuestro tiempo nos empuja a veces a travestirnos en avestruz,
a cerrar los ojos y meter la cabeza debajo del ala para soñar que el
desencanto y los problemas no existen.
El camino no es cerrar los ojos. Hay que abrirlos. Abrir los ojos de
par en par —abrir esas «dos cicatrices eternas», como les llama Carlos
Fuentes— para que nos entre toda la luz y toda la sombra de la vida.
A Bradlee —el mítico director de The Washington Post, siempre
con fama de arisco y escasamente sentimental— se le escapa en estos
momentos un grito de ánimo para el periodismo del futuro: «Estos
son momentos buenísimos para el periodismo. ¡Están ocurriendo
tantas cosas…! El acceso a la información es muy amplio. En los días
de Roosevelt no teníamos ni idea de lo que estaba ocurriendo en el
mundo. Hoy impresiona la cantidad de reporteros de calidad que hay».
Evans, otro periodista mítico, no se queda a la zaga en este opti-
mismo sobre el periodismo del futuro. «Con los motores de búsqueda
y los comentarios de la web —mantiene— tenemos la posibilidad de
llegar a una edad dorada del periodismo».
Probablemente, dice Ramonet, «nunca ha existido un momen-
to más favorable para ser periodista. El acceso a la información es
mayor de lo que nunca ha sido en la historia y gracias a las nuevas
herramientas que ofrece internet la audiencia también es enorme, es
potencialmente infinita».
Es la hora del renacimiento del periodismo.

34
De forma introductoria: la metamorfosis del periodismo

Es la hora también de los nuevos empresarios que estén dispues-


tos —lo diré con palabras de Tomás Eloy Martínez— «a arriesgar la
paz de sus bolsillos y la de sus relaciones creando medios donde la
calidad de la narración vaya de la mano con la riqueza y la sinceridad
de la información».
El sentido del liberalismo capitalista requiere también un perfec-
cionamiento generoso. En línea con el pensamiento de aquel periodista
excepcional que fue Montanelli, podría afirmarse que «el capitalismo
ha de tener en las vísceras unos anticuerpos que lo mantengan a salvo
de sus siempre posibles degeneraciones». Y hacer todo esto sin prisas
desesperadas. Un paso detrás de otro, por aquello que advierte Ospina:
«La urgencia siempre es hermana de la crueldad».
Pero siempre con magnanimidad. Habrá que recordar aquella
máxima de Spencer: si un hombre intenta apedrear a la Luna, no lo
conseguirá, pero llegará a ser un buen hondero.

35
Capítulo I
Perspectivas sobre el futuro del
periodismo: tecnología
y ejercicio de poder

Lucía Castellón
Oscar Jaramillo

¿Es posible aventurar cuál es el futuro del periodismo en los próxi-


mos cuarenta años, sin caer en la ciencia ficción? ¿Podemos siquiera
aventurar una hipótesis en un ecosistema de medios de comunicación
altamente cambiante como el actual?
Cuando recién acabábamos de asimilar el impacto de los blogs y
del periodismo ciudadano, irrumpió la web 2.0 y las redes sociales.
Antes que alcanzáramos a entender lo que estaba sucediendo vino la
revolución móvil. Y cuando recién empezábamos a medir los alcances
de esta nueva ola, aparecen en el horizonte el Google Glass con todos
los vestibles de la mano, el uso de drones, los bots que escriben noticias
de manera autónoma y los sensores que permiten convertir en realidad
los escenarios distópicos inspirados por 1984 de Orwell.
Todos estos cambios que están a la vuelta de la esquina nos ha-
cen visualizar como antecedente importante la primera propuesta del
prototipo del periodista del futuro que proponía Pavilk ya en el año
2000. Visores de realidad aumentada, teclado en el pecho, antena uni-
direccional para conectarse a internet y la red GPS, cámara integrada y
un computador portátil que colgaba en la espalda. Cinco años después
todas las funcionalidades del prototipo pudieron ser reemplazadas por
un teléfono inteligente, que cabía en el bolsillo.

37
Lucía Castellón | Oscar Jaramillo

Es por eso que hacer futurología en el campo periodístico es casi


imposible debido a la velocidad con la que los cambios tecnológicos
se han sucedido en las últimas dos décadas. Cualquier apuesta sería
aventurada y caería en el ámbito de la especulación, porque no sabemos
cuál será el medio de comunicación del mañana, debido a la imposibi-
lidad de anticipar el próximo invento que cambiará el ecosistema de
los medios de comunicación.
Hemos llegado al punto en que no podemos prever cuál será la
próxima revolución tecnológica. No obstante, lo que podemos analizar
es el impacto que dichos cambios han tenido sobre el periodismo y
cómo eso ha influido en el ejercicio de poder. Si partimos de la base
de que el rol fundamental del periodismo es informar a las audiencias
para que tomen decisiones de manera informada, cualquier cambio
que afecte a la forma en que el periodismo investiga puede tener con-
secuencias insospechadas sobre los equilibrios de poder y el ejercicio
de la democracia.
Un ejemplo claro en donde la tecnología, el periodismo y la demo-
cracia entran en un delicado juego de poder son las revelaciones del
ex-analista de seguridad de la CIA y la NSA, Edward Joseph Snowden,
a los diarios The Guardian y The Washington Post, de que el gobierno
de los Estados Unidos tiene dos programas de espionaje tecnológicos de
alcance mundial: PRISM y XKeyscore (Gellman, 2013), con los cuales
vigila a gobiernos aliados y a ciudadanos estadounidenses dentro y
fuera de su país.
El caso Snowden es significativo no solo por el alcance que tiene,
sino porque demuestra que las capacidades para espiar a autoridades
y ciudadanos comunes y corrientes las tienen toda la industria tec-
nológica, las agencias de marketing y, potencialmente, los medios de
comunicación.
Tal como lo explican Gellman y Poitras (2013), los avanzados pro-
gramas de espionaje llevados a cabo por la NSA de los Estados Unidos
pudieron ser llevados a cabo gracias a la ayuda y, en algunos casos, al
«pinchar» las redes informáticas de gigantes tecnológicos como Google
y Apple. En la práctica eso significa que tanto la industria tecnológica,
como los medios de comunicación, poseen las mismas capacidades

38
Perspectivas sobre el futuro del periodismo: tecnología y ejercicio de poder

de intrusión que los organismos de seguridad, al punto que estos los


espían para vigilar a los ciudadanos.
No podemos asegurar cómo será el periodismo en el 2050, pero
sí podemos afirmar que la tecnología le otorga al periodismo nuevas
capacidades de investigación que marcan un verdadero cambio de
paradigma. Para poder entender estas nuevas capacidades de inves-
tigación es necesario que nos hagamos cargo del estado del arte del
periodismo. Debemos analizar brevemente el rol que tienen los bots,
vestibles, drones, sensores, la minería de datos, la realidad aumentada y
el fenómeno conocido como big data en la conformación de un nuevo
entorno periodístico inserto dentro de una sociedad transparente, tal
como nos explican Craig y Ludloff (2011).

Estado del arte: tendencias actuales


Antes de entrar de lleno en la transparencia de la sociedad actual
y el fenómeno del big data, es necesario que expliquemos el alcance y
la función que tienen las nuevas herramientas que existen para reco-
pilar, procesar y difundir información. Si entendemos las capacidades
de los bots, vestibles, sensores y de los drones, podremos ilustrar de
una manera más precisa cómo el periodismo puede lograr capacidades
de investigación comparables a las de la NSA y lo denunciado por
Snowden.
Los bots (Verkamp, Gupta, 2013) son programas computacionales
que imitan el comportamiento humano a través de la inteligencia ar-
tificial, lo que les permite realizar de manera automática varias tareas
que normalmente realizan los periodistas. Una de las aplicaciones más
llamativas es Narrative Science, que es capaz de entrar a una base de da-
tos, analizarla, ver cuáles son las tendencias, interpretar los hallazgos y
redactar las noticias. En la actualidad, las agencias informativas Reuter
y Forbes utilizan este bot para crear noticias económicas y deportivas.
Otro ejemplo es Quakebot, desarrollado por el periodista y progra-
mador del diario estadounidense Los Angeles Times, Ken Schwencke,
que a partir de las alertas emitidas por el USGS (Servicio Geológico
de los Estados Unidos, por sus siglas en inglés) redacta noticias sobre
terremotos y movimientos telúricos.

39
Lucía Castellón | Oscar Jaramillo

El True Teller, un bot creado por The Washington Post que che-
quea de manera automática las declaraciones de los políticos, al bus-
car información en distintas bases de datos públicas y privadas, para
comprobar la veracidad de los dichos.
Otro de los campos en los que se utilizan bastante los bots es Twit-
ter. De hecho, el proyecto Botornotbot, desarrollado por estudiantes
de Eugene Lang The New Schoolfor Liberal Arts (Foyt, 2011), descu-
brió que solo 33% de las interacciones en Twitter son realizadas por
humanos. En Twitter los bots son utilizados para retuitear mensajes,
publicar de manera automática noticias subidas a blogs y sitios web,
publicar mensajes a través del uso de la inteligencia artificial y generar
trending topics.
Cabe destacar que la publicación de mensajes de manera automáti-
ca en Twitter va desde la generación de spam, la mantención de perfiles
de artistas famosos que tienen una gran cantidad de seguidores, para
generar tuits y responder mensajes o crear trending topics de manera
artificial.
Uno de los casos más documentados es el uso de un bot por parte
del gobierno de Enrique Peña Nieto, actual Presidente de México, para
generar un trending topic que tapara o disminuyera la importancia
de los hashtag #MarchaYoSoy132, #EPNVeracruzNoTeQuiere y
#MarchaAntiPeña (Robles, 2013).
Otro de los ejemplos importantes es la cuenta de Twitter @Trea-
suryIO que es mantenida por un bot. Lo que hace es ingresar a la base
de datos de la Secretaría del Tesoro de los Estados Unidos, sacar infor-
mación, analizarla, buscar anomalías e informarlas a través de un tuit.
Como podemos observar, los bots se utilizan principalmente para
investigar, redactar y publicar una noticia de manera autónoma, a través
del uso de la inteligencia artificial. Están diseñados no solo para hacer
minería de datos y sacar conclusiones a través del estudio de grandes
volúmenes de información, sino que además reemplazan al periodista
al redactar la noticia.
La idea implícita del bot es reemplazar al periodista, a través del
uso de la inteligencia artificial. Es crear la apariencia de que hay una
persona que investiga y redacta los artículos. Es por eso que también se
utilizan para tomar decisiones editoriales en los portales informativos.

40
Perspectivas sobre el futuro del periodismo: tecnología y ejercicio de poder

Un ejemplo de ello es Visual Revenue, un bot que tiene la capacidad


para predecir cuál será la historia más vista durante el día y de esa
manera decidir de forma automática los titulares y las noticias reco-
mendadas en el sidebar (la caja que está al costado derecho o izquierdo
de la noticia principal).
Cabe señalar que el elemento central del bot es la inteligencia
artificial, la cual puede ser usada para recopilar información, realizar
minería de datos y redactar noticias. La recopilación de información
es realizada de manera similar a la forma en que funcionan las arañas
(web spider) de los buscadores.
La araña (spider) de un buscador es un bot que viaja (crawl, en
los términos utilizados por los buscadores) por la red utilizando los
enlaces (links) que hay en las páginas web. Lo que hace es entrar a un
sitio web, lo lee, decide cuál es el tema que tiene, lo cataloga y envía
una copia a su servidor.
A comienzos de la década pasada, las arañas decidían el tema de
una página a través de la repetición de palabras y del estudio de las
meta tags. Es decir, contaban cuál era la palabra que más se repetía
y a partir de ello tomaban la decisión. La idea detrás de dicho razo-
namiento es que si la página es sobre fútbol, la palabra que más se
repetirá es fútbol. Junto a ello se tomaban en cuenta las meta tags, que
son etiquetas que están dentro del código HTML, en las cuales el web
master señala cuál es el tema central del sitio.
No obstante, en la actualidad los bots tienen capacidad semánti-
ca, tal como lo señalan Lui y Birnbaum (2007). Eso significa que son
capaces de entender el sentido de una oración a través de distintos
algoritmos que se basan en la construcción de tesauros. Incluso, algu-
nos bots desarrollados para estudiar las redes sociales, tal como es el
caso de Infochimps, tienen la capacidad para analizar el tono de un
comentario, para señalar si es positivo o negativo frente a una marca.
La ventaja es que al poder entender el sentido de una oración el
bot puede catalogar de manera más precisa un contenido y procesarlo
de manera efectiva. En el caso de Tell me more, un bot desarrollado
por el investigador chileno Francisco Iacobelli (2010), permite evitar
las repeticiones para buscar fuentes alternativas.

41
Lucía Castellón | Oscar Jaramillo

Eso significa que un bot puede ser programado para que viaje por
la web, redes sociales y bases de datos, para que busque de manera
autónoma información que salga de los cánones comunes sobre un
tema específico. Desde el punto de vista periodístico eso tiene grandes
implicancias, porque un bot puede programarse para encontrar infor-
mación sobre un tema o persona específica, en la web, redes sociales y
bases de datos. Al pedirle que obvie la información repetida y seleccione
solo la información nueva, nos ahorra una gran cantidad de tiempo al
momento de analizar los datos. De esa manera podemos asegurarnos
de no perdernos en un mar de información.
Desde el punto de vista político, esto tiene grandes implicaciones
porque convierte la transparencia en algo real, ya que hace casi im-
posible que un hecho del pasado sea escondido del escrutinio de un
bot, debido a su capacidad para «gatear» por la web y bases de datos.
Es necesario aclarar que las arañas (bots programados para recopilar
información) tienen la capacidad para burlar medidas de seguridad
que restringen el ingreso de usuarios comunes y corrientes, por lo que
la protección con clave y nombre de usuario para ingresar a una base
de datos son insuficientes para frenar el ingreso de estos verdaderos
entes autónomos que viajan por la red.
El cambio de paradigma es que la recopilación de información es
realizada de manera autónoma por el bot, sin que el periodista necesite
reportear nada. Asimismo, debemos señalar que la calidad y cantidad
de información que pueden recopilar estos bots es comparable a lo que
pueda realizar cualquier herramienta por la CIA o la NSA, debido a la
capacidad que tienen para husmear en bases de datos públicas y privadas.
Asimismo, el bot tiene la capacidad no solo para recopilar la
información y hacernos un reporte de manera automática, también
puede procesar los datos, analizarlos, sacar una tendencia e interpretar
los hallazgos.
Aquí es donde surgen dos conceptos que es necesario aclarar, antes
de seguir avanzando: nos referimos a la minería de datos (data mining)
y big data. Tal como afirman Payton y Claypoole (2014, 289 Kindle
position), la minería de datos recoge información de manera sistemá-
tica, mientras que el big data implica la predicción de las tendencias
sobre la base de los datos recolectados.

42
Perspectivas sobre el futuro del periodismo: tecnología y ejercicio de poder

Un ejemplo de minería de datos que explican Payton y Claypoole


(2014) es el que realizó la tienda por departamentos Target en 2011,
en los Estados Unidos, para incrementar sus ventas. Los ejecutivos de
la tienda habrían descubierto que uno los pocos momentos en la vida
de una persona en que está dispuesta a modificar sus hábitos de com-
pras es después del nacimiento de un hijo. Por lo tanto, los ejecutivos
de Target pensaron que como el nacimiento de un bebé es un hecho
público, muchas compañías podrían tratar de influenciar a los padres
para que cambiaran sus hábitos de consumo. A raíz de ello, se enfoca-
ron en detectar a las mujeres embarazadas para enviarles información
para que compraran productos en Target. Contrataron expertos en
estadística que identificaron ciertos hechos, como la compra específica
de algunas vitaminas y de pañales que delataban a una mujer cuando
estaba embarazada. Al cruzar las variables (compra de vitaminas y
pañales) pudieron detectar las mujeres que estaban esperando un hijo
para enviarles cupones de descuento para productos de recién nacidos.
Como podemos observar, la minería de datos lo que hace es de-
tectar hechos a partir del cruce de variables que ponen de manifiesto
ciertos hábitos y comportamientos por parte de las personas.
Craig y Luloff (2011, 190 Kindle position) afirman que la minería
de datos puede ser utilizada para predecir comportamientos de todo
tipo, incluyendo hábitos de compra, políticos y delictivos. Desde el
punto de vista político y policial, el data mining ha sido utilizado
para detectar comportamientos que se salen de los cánones comunes.
Es decir, ubicar células terroristas, lavado de dinero o castigar a los
disidentes dentro de un régimen totalitario.
Desde el punto de vista informativo, el data mining ha dado origen
a lo que en la actualidad se conoce como periodismo de datos. Gray,
Chambers y Bounegru (2012, 123 Kindle position) definen el perio-
dismo de datos como el uso de la programación para automatizar la
recolección y cruce de información desde fuentes de gobierno, policía
o del mundo civil. Según estos autores el periodismo de datos permite
realizar y encontrar conexiones entre cientos de miles de documentos
para realizar reportajes de investigación.
Un ejemplo del posible uso de la minería de datos sería utilizar un
bot para que entrara a la base de datos de las resoluciones judiciales,

43
Lucía Castellón | Oscar Jaramillo

leyera todos los documentos y nos entregara la información de todos


los casos en los que personeros de gobierno aparecen nombrados en
su rol de autores o cómplices.
Esto es algo que se podría estar realizando de manera constante sin
que el periodista tenga que estar leyendo cada una de las resoluciones
judiciales que aparecen cada día dentro de la base de datos.
Asimismo, la minería de datos permite encontrar incompatibilida-
des y anomalías en autoridades públicas al cruzar información entre
bases de datos que provengan de fuentes distintas. Esta es la forma
en que se han descubierto casos de corrupción en diversos países de
América Latina al comparar información proveniente de bases de da-
tos comerciales, del mercado de valores, inscripción de bienes raíces y
declaraciones juradas de los bienes de un político.
El periodismo de datos es una herramienta efectiva que tienen
los profesionales de la información para convertir su profesión en un
verdadero cuarto poder, con capacidades casi ilimitadas para fiscalizar
a las autoridades.
Tal como lo señalan Gray, Chambers y Bournegru (2012), el análisis
de los datos puede revelar la figura de una historia o proveernos una
nueva cámara, que nos permita visualizar los hechos que conformen
un reportaje de investigación.
Un ejemplo de ello es el Murder Mysteries Project1 desarrollado por
Tom Hargrove. Este investigador construyó una base de datos demo-
gráfica de más de 185 mil asesinatos sin resolver dentro de los Estados
Unidos y les aplicó un bot para detectar la posible presencia de asesinos
seriales. De esa manera permitió la detección de numerosos asesinos
seriales, lo que finalmente se tradujo en captura de estos criminales que
habían pasado inadvertidos debido a que las policías en los Estados
Unidos trabajan los casos de manera aislada dentro de cada condado. El
bot que utilizó Tom Hargrove permitió revelar la presencia de historias
que de otra forma hubieran sido pasadas por alto.
El uso de los bots, la minería y el periodismo de datos constituyen
un verdadero cambio de paradigma dentro del periodismo, porque
marcan una tendencia que debiera ir creciendo con el paso de los

1
Un completo resumen del proyecto puede ser leído en la dirección web: http://
projects.scrippsnews.com/magazine/murder-mysteries/ (bajado el 11/07/14).

44
Perspectivas sobre el futuro del periodismo: tecnología y ejercicio de poder

años, a pesar de que no podamos anticipar los cambios tecnológicos


que ocurrirán a futuro. Eso se debe a que este es un cambio que está
directamente relacionado con la lógica propia de la sociedad de la
información, sociedad digital, posdigital o como queramos llamarla.
Si en 1997 Castells afirmaba que toda la experiencia humana era
posible de ser digitalizada y, por lo tanto, de ser codificada en el len-
guaje binario, en la actualidad esa es una realidad, aunque la mayor
parte de la población no lo sepa.
La omnipresencia de los dispositivos digitales, como teléfonos
inteligentes y tabletas, sumado al uso cada vez más extendido de las
tarjetas de crédito y débito para realizar todo tipo de transacciones
comerciales, junto con la digitalización de trámites burocráticos, hacen
que cada una de las acciones que realizamos en nuestra vida cotidiana
quede almacenada en una base de datos.
Acciones tan comunes como dar el RUT2 (DNI) cada vez que se
realiza una compra en una farmacia para acceder a un supuesto des-
cuento, permite que los medicamentos comprados, la dosis, el lugar y
la fecha en que fueron comprados queden almacenados en una base
de datos. Gracias a la minería de datos, cualquier persona que pudie-
ra acceder a esa información y que dispusiera de los conocimientos
técnicos para programar un bot podría visualizar las enfermedades
de todos los clientes de esa farmacia al confrontar las compras con
una base de datos que nos indique para qué sirve cada medicamento.
Tal como lo señalan Craig y Ludloff (2011, 154 Kindle Position),
vivimos en un mundo digital. Trabajamos, socializamos y pagamos los
impuestos, entre otras cosas, de manera online. Todo lo que realizamos
deja una huella digital, eso es lo que se conoce como big data.

Periodismo y big data


Hablar del big data implica un cambio de paradigma, debido a que
nos sitúa en un nuevo escenario en donde la recolección y procesamien-
to de información son herramientas comunes que están disponibles para
las empresas tecnológicas, de marketing y los medios de comunicación.

2
Rol Único Tributario.

45
Lucía Castellón | Oscar Jaramillo

Si hace veinte o treinta años la recolección de información sobre


las personas comunes y corrientes era algo privativo de los organismos
de seguridad de los estados, hoy en día es algo que puede ser llevado a
cabo por el web máster de cualquier sitio web o fan page de Facebook.
La norma es que toda la industria tecnológica, medios de comu-
nicación y el comercio en general recopilen información sobre las
personas con fines comerciales, políticos o informativos. Al referirnos
al big data como un fenómeno, lo que estamos haciendo es señalar
que el uso de bots para recopilar información y realizar minería de
datos se convierte en una realidad de alcances planetarios, que abarca
cada aspecto de la vida cotidiana de las personas, con la posibilidad
de identificar a una persona en específico para ofrecerle productos de
acuerdo a sus costumbres, gustos y cultura; castigarla por la crítica
que realiza a una autoridad política en las redes sociales; detectar
comportamientos anómalos que puedan dar origen a un reportaje
de investigación o fidelizar a un lector para entregarle solo aquellos
contenidos que le interesan.
Payton y Claypooole (2014, 23 Kindle postion) explican que el
big data le entrega a las empresas y los gobiernos de todo el mundo la
capacidad para encontrar la aguja en el pajar, al analizar y clasificar
cantidades masivas de datos para encontrar patrones y correlaciones
ocultas que investigadores humanos pasarían por alto.
Craig y Ludloff (2011, 183 Kindle Position) señalan que nunca
antes se había conocido tanto sobre nosotros como hoy en día y que
toda esa información puede ser utilizada para predecir comportamien-
tos de todo tipo y, en especial, los de compra, políticos o criminales.
La razón por la cual podemos afirmar que nunca antes se había
sabido tanto sobre nosotros se la debemos a la existencia de los senso-
res, programas de reconocimiento facial y la capacidad para almacenar
y procesar el rastro digital que deja cada aparato que utilizamos, que
van desde el teléfono inteligente, pasando por el auto, hasta terminar
con la tarjeta de crédito.
Habitualmente olvidamos que los teléfonos inteligentes tienen in-
corporados una serie de sensores como acelerómetros, GPS, cámara y
micrófonos. Lo que los usuarios ignoran es que estos sensores recopilan
información de manera silenciosa, sin que el usuario lo sepa. Tal como

46
Perspectivas sobre el futuro del periodismo: tecnología y ejercicio de poder

lo señala la agencia Reuters (2014), el Gobierno de China considera al


iPhone de Apple como una amenaza para seguridad nacional, debido
a que registra con total exactitud los lugares y la hora en los que ha
estado una persona gracias al GPS.
Para el Gobierno chino conocer los desplazamientos de gran
parte de la población del país, constituye un dato altamente sensible,
que incluso podría ser utilizado para revelar el estado de la situación
financiera de la nación. Lo que sucede es que cada vez que el teléfono
se actualiza la información sobre los lugares y la hora en los que ha
estado el usuario de iPhone es enviada a los servidores de Apple, sin
que se tenga claridad para qué se utiliza dicha información.
Por otra parte, hay que agregar que los desplazamientos de una
persona no son la única información que registra el teléfono inteligente,
sin que el usuario se percate de ello. Es justamente aquí donde adquiere
importancia el concepto de metadato. Rheingold (2012, p. 134) lo
define como información sobre la información que es registrada por
un dispositivo digital cada vez que realiza una operación.
Eso significa que cada vez que entramos a un sitio web o realizamos
un comentario en una red social, el computador o el teléfono celular
registran una serie de metadatos sobre esa operación. Los metadatos
están asociados a la acción, por lo que no incluyen, por lo general, la
información semántica. Es decir, si nos referimos a un comentario reali-
zado en una red social, el metadato no se refiere al texto del comentario,
sino que a información complementaria como la hora, fecha y ubicación
desde la que se realizó el comentario la red social utilizada, junto con
información de la máquina, como el sistema operativo, navegador,
resolución y tipo de pantalla, tipo y marca del dispositivo. También se
puede acceder a información propia del trackeo (seguimiento de un
usuario), tal como lo señala Kaushik (2010). Es decir, podemos saber
los sitios y las páginas web que ha leído, cuánto tiempo ha estado en
cada una de ellos, cómo llegó allí; si llegó a través de un link o de un
buscador, y qué término de búsqueda puso en el buscador y en qué
objetos ha clickeado. En el caso de un correo electrónico, el metadato
es la hora, fecha y lugar desde donde se envió el mensaje, junto con
los nombres y ubicación de los destinatarios.

47
Lucía Castellón | Oscar Jaramillo

Gellman afirma que para la NSA el estudio de la metadata es de


mayor utilidad que los mensajes en sí mismos, ya que puede revelar
la presencia y la estructura de una red de terroristas. Además, depen-
diendo de los métodos que se apliquen, puede exponer las condiciones
médicas o políticas de una persona, así como su afiliación religiosa,
las negociaciones comerciales que esté llevando a cabo y las relaciones
extramaritales.
Lo que hay que tener claro es que los metadatos están constituidos
por este rastro digital del que hablamos anteriormente. Por esa razón,
todo dispositivo digital los genera. Las principales fuentes de metada-
tos son el uso de los computadores y la navegación por internet, de los
teléfonos inteligentes, tablets, consolas de videojuegos, televisores inteli-
gentes, uso de cajeros automáticos, tarjetas de crédito, débito, tarjetas de
pago para locomoción pública, televías (TAG), pasaportes y cédulas de
identidad con chip y automóviles. Otra fuente importante de metadatos
son las redes sociales, ya que ponen de manifiesto las redes de contactos
de las personas, junto con sus estados de ánimo y las relaciones socia-
les. Si a ello sumamos los vestibles —como los Google Glass, pulseras
y relojes inteligentes— veremos que las posibilidades de la metadata es
casi ilimitada, porque registran el ritmo cardiaco de una persona, lo que
podría revelar desde su estado de salud, hasta la vida sexual.
Esa es la razón por la cual el big data supone un cambio de paradig-
ma en torno a las capacidades de investigación propias del periodismo.
La principal modificación es que la información se recolecta de manera
autónoma, sin que las personas se enteren de que ello está sucediendo.
Solo se percatarán cuando sufran consecuencias o no sepan por qué les
ofrecen tal o cual producto o les nieguen la visa a un determinado país.
Asimismo, la recopilación del metadato puede ser realizada, desde
el punto de vista técnico, por distintos actores, ya sea que intervengan
en el proceso comunicativo o no. Un ejemplo de ello es lo que sucede
cuando una persona interactúa con otra gracias a las redes sociales a
través de un teléfono inteligente. El productor del sistema operativo
(iOS o Android) puede registrar toda la metadata que se produce gra-
cias a la comunicación. También pueden grabar la misma información
la empresa que creó el hardware (el teléfono inteligente en este caso),
los desarrolladores de todas las aplicaciones que estén instaladas en el

48
Perspectivas sobre el futuro del periodismo: tecnología y ejercicio de poder

aparato y los webmasters de los sitios web que utilice habitualmente. A


ello hay que sumar las empresas de marketing a las que los sitios web y
desarrolladores de aplicaciones le dan acceso a nuestros datos cuando
aceptamos las condiciones de uso de una app o para poder registrarse
en un sitio. Y todo se produce sin contar a los hackers, crackers y
organismos de seguridad, que acceden a nuestra información a través
del uso de virus y malware.
Cuando hablamos de big data nos referimos a una sociedad en la
cual la información sobre las personas, sean públicas o privadas, es re-
colectada de forma intrusiva y cotidiana por distintos actores. Cuando
afirmamos que la recolección de información es realizada de manera
intrusiva nos referimos a que se hace la mayor parte de las veces sin el
consentimiento expreso e informado de las personas.
Desde el punto de vista ético (Jaramillo, 2003), para recopilar
la información se utilizan tanto mecanismo de monitoreo, como de
intrusión. Por monitoreo entenderemos el registro de los actos de una
persona a través de la observación de cada uno de sus actos. Eso es
lo que realiza Apple al registrar el lugar y la hora en que ha estado
cada uno de los usuarios de iPhone. Cabe señalar que para realizar
el monitoreo se utilizan los sensores de los dispositivos digitales, los
cuales toman nota de cada una de las acciones y desplazamientos de
la persona. En tanto, la intrusión se refiere a la obtención de datos
almacenados dentro de los dispositivos del usuario a través del uso
de cookies, virus computacionales, malware o puertas traseras (back
doors). La diferencia es que en la intrusión se husmea dentro de los
datos almacenados en el computador, teléfono inteligente o tableta.
Pero el cambio más importante en la era del big data es la genera-
ción de un gran mercado de información, al cual las empresas, gobiernos
y medios de comunicación pueden acceder previo pago. Si antes era
necesario que un organismo de seguridad como la Policía Secreta de la
República Democrática de Alemania estableciera amplios programas de
escucha para espiar a sus ciudadanos, ahora podría hacer lo mismo y
más previo pago a las empresas que se dedican a recopilar metadatos.

49
Lucía Castellón | Oscar Jaramillo

La nube y las redes sociales


No obstante, la figura de lo que es el big data no está completa
si no sumamos el metadato y la información semántica propia de la
nube. Cada vez que mandamos un mensaje por WhatsApp, tuiteamos,
etiquetamos un contenido en Pinterest, guardamos una página web
en Pocket o subimos una fotografía a Dropbox, estamos utilizando
la nube.
En términos sencillos, la nube tiene como finalidad reemplazar los
discos duros reales por unos virtuales, en los cuales esté almacenada
toda nuestra vida en línea para que podamos acceder a ella cada vez
que nos conectamos a internet, con independencia del dispositivo desde
el cual lo realicemos.
Por lo mismo, el objetivo de la nube es que almacenemos nuestras
fotografías y demás archivos de corte personal en estos discos virtuales
y no en nuestros dispositivos. La ventaja es que al conectarnos a inter-
net podemos acceder a ellos desde el computador, teléfono inteligente,
tablet o vestible.
Todos los correos electrónicos que enviemos por Gmail o Yahoo
quedan almacenados en la nube, junto con todas las fotografías que
subimos a Facebook, los comentarios que realizamos en Twitter y los
videos que subimos a YouTube. Por regla general, todos los conteni-
dos asociados a las redes sociales y las apps se guardan de manera
automática en la nube.
Esa es la razón por la que las presentaciones que se confeccionen
con Keynote en un iPad por defecto son almacenadas en el dispositivo
y en la nube. Lo mismo sucede con los comentarios realizados en dis-
tintas redes sociales, como Twitter, Pinterest, WhatsApp o Instagram.
Pero la diferencia está en que lo que se realice en dichas redes sociales
solo queda almacenado en la nube.
Es aquí donde surge una pregunta: ¿lo que está almacenado en la
nube solo nos pertenece a nosotros, a los autores de los contenidos?
Con independencia de lo que puedan decir los largos textos legales
que dan origen a las condiciones de uso de las redes sociales, la prác-
tica nos indica todo lo contrario. Tal como lo señalan Craig y Ludloff
(2011, 1252 Kindle position), todos los archivos que conforman la

50
Perspectivas sobre el futuro del periodismo: tecnología y ejercicio de poder

nube, junto con su respectiva metadata, conforman lo que se conoce


como el mercado de datos.
Estas son plataformas como Gnip3 a las que pueden acceder las
empresas, instituciones, gobiernos y medios de comunicación, previo
pago, para utilizar la información almacenada en la nube. Pueden
obtener desde información estadística, como estudios de mercado y
comportamiento en línea de los usuarios, hasta perfiles de gustos de
personas específicas, con nombre y apellido.
Un ejemplo de ello es lo que hace Amazon con la lectura de los
libros electrónicos o e-books. Como el servicio funciona bajo el for-
mato de app (aplicación), todos los libros y cada una de las acciones
que realizan los usuarios son almacenados en la nube. Eso quiere decir
que los libros, junto con el número de la página leída, las compras, los
textos marcados y subrayados, las búsquedas realizadas, el número de
veces que se retorna a un libro o las obras que agregamos a la categoría
de deseados antes de comprarlos, pasan a formar parte de la nube.
Por lo mismo, Amazon tiene los datos suficientes para, a través de la
minería de datos, predecir mis gustos de lectura con una precisión que
puede asombrar hasta al más escéptico. La categoría de «recomendados
para…» con el nombre y el apellido del usuario demuestra un gran
conocimiento de los gustos y hábitos de lectura de una persona. Cabe
señalar que una parte importante de los libros utilizados para esta in-
vestigación surgieron a partir de la recomendación de Amazon. A través
del estudio de nuestros hábitos de lectura, búsqueda de información,
subrayados y comentarios realizados en redes sociales, son capaces
de recomendar la bibliografía de utilidad para nuestra investigación.
Desde el punto de vista periodístico, esto significa que terceras
partes (como Amazon, en este caso) tienen la habilidad para recomen-
dar textos y libros que nos pueden ser de utilidad para el reportaje
que estamos realizando. Las consecuencias que tiene lo anterior son
insospechadas, más si consideramos las consecuencias que tiene sobre
los equilibrios de poder.
En primer lugar, nos plantea un escenario en donde la transpa-
rencia se convierte en una realidad, invisible a los ojos de los mismos
periodistas y medios de comunicación. Significa que terceras personas

3
gnip.com

51
Lucía Castellón | Oscar Jaramillo

pueden saber sobre el tema que estamos trabajando, sin que nosotros lo
sepamos. Al estudiar la metadata de los libros comprados, las búsquedas
realizadas por internet, los archivos descargados o las conversaciones
realizadas a través de foros, chats, correos electrónicos, mensajería
instantánea o video conferencia, se pueden determinar con precisión
los temas que estamos investigando.
Las consecuencias de esto pueden ir desde lo más banal, hasta el
atentado a la libertad de expresión y pensamiento. Que una empresa
nos pueda recomendar el libro preciso que nos ayudará en nuestra
investigación académica o periodística puede ser algo agradable, po-
sitivo o banal, según el cristal con el que miremos la realidad. Pero
cuando la autoridad política tome acciones para evitar la publicación
o para entorpecer la investigación, estamos hablando de un atentado
a la libertad de expresión.
El tercer aspecto es que en una sociedad transparente, en donde
la recopilación de información se realiza de manera automática y en
segundo plano, sin que las personas siquiera se enteren, se genera
una nueva brecha de acceso al poder. Si partimos de la base de que
información es poder y ella está al alcance de todos, estaríamos en una
sociedad altamente democrática.
Sin embargo, eso no es lo que sucede en la actualidad. En la era
del big data cada acto que realizamos produce información, pero el
cuello de botella se produce en la recopilación y tratamiento, o minería
de datos para ser más exactos.
Al partir este artículo nos preguntamos si podíamos aventurar cuál
sería el futuro del periodismo en los próximos cuarenta años. Casi de
inmediato respondimos que es imposible dar una respuesta, debido a
la rapidez con la que se suceden los adelantos tecnológicos.
No obstante, todos los escenarios descritos, sumado a la irrupción
de la realidad alterna, siguen la misma lógica descrita por Castells en
1997. Nos referimos a una sociedad en la cual el poder gira en torno
a la recopilación, procesamiento y difusión de la información.
Ya sea big data, vestibles, bots, drones, minería de datos, sensores
o dispositivos móviles, la información es algo que se mantiene como
central. Pese a que numerosos autores consideran que es un tanto
anticuado hablar de la sociedad de la información, la irrupción de

52
Perspectivas sobre el futuro del periodismo: tecnología y ejercicio de poder

los bots, el big data y la minería de datos nos demuestran que son el
corazón de los escenarios futuros.
Por lo tanto, podemos predecir cuál es el futuro del periodismo. La
verdad es que sí. Es que el futuro del periodismo está ligado a los datos
y, más específicamente, al estudio de los metadatos y del conocimiento
que de ahí extraigamos.

Referencias bibliográficas
Castells, Manuel (1997). La era de la información: economía, sociedad y cultura.
Vol. 1. La Sociedad Red, Alianza Editorial, Madrid, España.
Craig, Terence; Ludloff, Mary (2011). Privacy and Big Data: The players,
regulators, and stakeholders. Sebastopol: O’Reilly.
Foyt, Kelley (2011). Project Bot or not. Eugene Lang The New School for
Liberal Arts.
Gray, Jonathan; Chambers, Lucy; Bounegru, Liliana (2012). The data jour-
nalism handbook: how journalist can use data to improve the news.
Sebastopol: O’Reilly.
Gellman, Barton (2013). Introduction. En: The Washington Post. NSA Secrets:
Goverment spying in the Internet age. New York: The Washington Post.
Gellman, Barton; Poitras, Laura (2013). U. S., British Intelligence mining data
form nine U. S. Internet companies in broad secret program. En: The
Washington Post. NSA Secrets: Goverment spying in the Internet age.
New York: The Washington Post.
Iacobelli, Francisco; Nichols, Nathan; Birnbaum, Larry; Hammond,
Kristian (2010). Finding new information via robust entity
detection. En: Proactive Assistant Agents (PAA2010) AAAI 2010 FALL
SYMPOSIUM. Arlington.
Jaramillo, Oscar (2003). Derecho a la información en los portales y busca-
dores de la web. Tesis doctoral. Universidad Complutense de Madrid,
Facultad de Comunicaciones, España.
Kaushik, Avinash (2010). Web analytics 2.0: the art of online accountability &
science of customer centricity. Indianapolis: Wiley Publishing.
Liu, Jiahui; Birnbaum, Larry (2007). Measuring semantic similarity between
named entities by Searching the Web directory. Web Intelligence, IEEE/
WIC/ACM International Conference on, pp. 461, 465, 2-5.
Payton, Theresa; Claypoole, Theodore (2014). Privacy in the age of Big Data.
Rowman & Littlefield: Plymouth.
Rheingold, Howard (2012). Net Smart: How to thrive online. Cambridge:
The MIT Press.

53
Lucía Castellón | Oscar Jaramillo

Verkamp, John-Paul; Gupta, Minaxi (2013). Five incidents, one theme: Twitter,
spam as a weapon to drown voices of protest. School of Informatics
and Computing, Indiana University. Indiana.
Reuters (sábado 12 de julio de 2014). Medios estatales chinos califican el iPho-
ne como «amenaza para la seguridad nacional». Emol.com. http://www.
emol.com/noticias/tecnologia/2014/07/12/669636/medios-estatales-
chinos-califican-el-iphone-como-amenaza-para-la-seguridad-nacional.
html. Bajado el 12/07/14.

54
Capítulo II
El papel de los medios de comunicación
en un mundo digital: oportunidades
tecnológicas y desafíos jurídicos

John V. Pavlik

La tecnología digital está transformando inexorablemente el papel


que tienen los medios de comunicación en nuestra sociedad, en especial
en el contexto de los procesos de comunicación política y democráticos.
Ya sean aparatos móviles, como smartphones y tablets, medios sociales
o grandes volúmenes de datos, la convergencia de las tecnologías y redes
computacionales está transformando el papel que tienen los medios de
comunicación en el proceso democrático. Los profundos cambios produ-
cidos por las tecnologías digitales en el proceso político y democrático son
de dos tipos: en primer lugar, los medios de comunicación han sufrido un
cambio drástico en cuanto a la forma en que proporcionan información
sobre política y asuntos de importancia pública. En segundo lugar, la
aparición de medios de comunicación digitales, en red y móviles facilita la
participación ciudadana, así como también del compromiso en la comuni-
cación política hasta un nivel sin precedentes en el proceso democrático,
tanto en el ámbito nacional, a través de las fronteras políticas y culturales,
como en el internacional. Sin embargo, los desafíos jurídicos representan
una grave amenaza para la libertad de los medios de comunicación ya que
los regímenes del mundo buscan reducir la expresión digital debido a que,
con frecuencia, la consideran una amenaza. En este capítulo se analizan
las consecuencias que tiene la tecnología digital en el papel que tienen los
medios de comunicación en el proceso político y democrático.

55
John V. Pavlik

Introducción
«El parlamento se compone de tres poderes; sin embargo, en la
tribuna de los periodistas existe un cuarto poder, de mucha mayor
importancia que los tres primeros». Traducción de una cita de Burke
en Heros and Hero Worship in History (Héroes y el culto al héroe en
la historia) de Thomas Carlyle (1841).
En 1787, el teórico político irlandés Edmund Burke hizo su famo-
sa declaración de que la prensa es el «cuarto poder»: una institución
política cuya fuerza no está reconocida formalmente. Durante la
mayor parte de los dos siglos anteriores, muchos observadores consi-
deraron que los medios noticiosos desempeñaban un papel vital, pero
inconstante, en los procesos políticos de las sociedades occidentales.
Históricamente, especialistas, periodistas y entendidos han considerado
que los periódicos y, cada vez con mayor frecuencia, otras formas de
medios de comunicación más recientes, como los noticiarios televisivos,
entregan las noticias y la información que necesita el electorado para
tomar decisiones informadas. En la era de los medios analógicos, este
modelo de cuarto poder, en general, se consideró cierto; sin embargo,
su implementación resultaba defectuosa.
La aparición de medios de comunicación y noticiosos, digitales
y en red, está provocando una reestructuración fundamental de la
noción de la prensa como cuarto poder, y estos cambios no son solo
visibles en Occidente. Generalmente, la aparición de medios móviles
y de establecimiento de redes sociales produce un cambio perjudicial
en el papel que desempeña la comunicación mediática en el proceso
político mundial.
Para impulsar el cambio se requiere una serie de fuerzas confluen-
tes, de las cuales las principales son las cuatro siguientes: en primer
lugar, la presencia cada vez más generalizada de los aparatos digitales
móviles multifuncionales permite tanto a periodistas profesionales
como a ciudadanos comunes dar noticias y comunicarse sin limita-
ciones. Este avance permite lo que el rey francés Luis XVII en 1789
apodó la «gente corriente» como su tercer poder, en contraposición a
los primeros dos: la nobleza y el clero. En segundo lugar, la aparición
complementaria de los medios de comunicación social ha impulsado
un intercambio generalizado y casi instantáneo de las comunicaciones

56
El papel de los medios de comunicación en un mundo digital:...

y las noticias. En tercer lugar, internet ha dado a las personas influencia


política y una mayor capacidad de comunicarse directamente con el
público, arrebatando a los medios noticiosos su papel tradicional de
guardianes de la información. En cuarto lugar, debido al cambio de la
economía de los medios de comunicación en una esfera pública mun-
dial conectada a internet e intensamente competitiva, aparecen nuevos
guardianes de las noticias y la información, en especial las empresas
mundiales de medios de comunicación digital, como Google, Facebook
y Apple. Estas fuerzas provocan trastornos en la función de los medios
de comunicación como fuente primaria de noticias e información en
la sociedad.

Conectividad mundial
En el año 2013 se contabilizaron aproximadamente mil millones
de usuarios de smartphones en todo el mundo. En Estados Unidos
existen más de 120 millones de usuarios de tablet1. Eric Schmidt, di-
rector general y presidente de Google, y Jared Cohen, director de Ideas
de Google, sostienen que la conectividad va incluso más allá. Señalan
que «hoy en día, más del 50% de la población mundial tiene acceso
a alguna combinación de celular (cinco mil millones de usuarios) e
internet (dos mil millones)2». Además, el estudio de Pew State of the
Media 2013 señala que casi el 50% de los adultos de Estados Unidos
se entera de las noticias diarias a través de algún medio digital, que
se puede comparar con la televisión como el medio noticioso número
uno. Aproximadamente el 25% se informa de las noticias a través de
un mínimo de dos medios digitales, comúnmente smartphones y tablets,
o alguna laptop con conexión a red.
Esta amplia disponibilidad de equipos móviles y con conexión a
red establecen las bases del periodismo ciudadano, así como también

1
http://www.worldinternetproject.net/; http://news.cnet.com/8301-1035_3-
57534132-94/worldwide-smartphone-user-base-hits-1-billion/; http://mashable.
com/2012/06/07/mobile-commerce-infographic/
2
Schmidt, Eric y Cohen, Jared. «The Digital Disruption: Connectivity and the
Diffusion of Power». http://www.foreignaffairs.com/articles/66781/eric-schmidt-
and-jared-cohen/the-digital-disruption. Noviembre y diciembre de 2010. ESSAY,
Foreign Affairs.

57
John V. Pavlik

de una comunidad periodística profesional que participa a través de


la tecnología móvil. Schmidt y Cohen señalan que «estas personas se
comunican tanto dentro como fuera de las fronteras, estableciendo
comunidades virtuales que facultan a los ciudadanos a costa de los
gobiernos. Los nuevos intermediarios permiten el desarrollo y la distri-
bución de contenido a través de las antiguas fronteras, lo que provoca
el descenso de las barreras de entrada. Si bien la prensa tradicional
se denomina el “cuarto poder”, este espacio se puede llamar “poder
interconectado”, un lugar en que cualquier persona con acceso a in-
ternet, independientemente de su nivel de vida o nacionalidad, tiene la
posibilidad de expresar su opinión y producir un cambio».
No sorprende que los medios de redes sociales hayan crecido hasta
proporciones dominantes, tanto en el ámbito nacional como interna-
cional. Facebook cuenta con mil millones de usuarios registrados, y
Twitter con aproximadamente 500 millones de usuarios registrados3.
Facebook actúa como uno de los principales entornos de intercambio
de noticias e información para familiares y amigos. Twitter, por su
parte, es un medio que permite intercambiar en tiempo real noticias
e información más allá del ámbito de familiares y amigos. Instagram
surgió como una importante plataforma para el intercambio de fotos,
con aproximadamente 100 millones de usuarios registrados del sitio
a partir de enero de 20134. Los usuarios se están convirtiendo en los
nuevos paparazzi digitales, por no decir que son los reporteros gráficos
del universo de los medios de comunicación social. A modo de ejemplo,
se puede mencionar una foto ampliamente difundida de la estrella de la
música Beyoncé y su hija, Blue Ivy, tomada por un usuario de Instagram,
Raquel Sabz, conocida en internet como «rich girl on a budget» (niña
rica con un presupuesto reducido). En el New York Times se informó
que la foto se publicó por primera vez el día domingo 24 de marzo
en Instagram y Twitter, apareciendo rápidamente en una variedad de
sitios de chismes y personalidades famosas, como PopSugar5. Luego,
Splash News compró los derechos de la foto, que se intercambió con

3
http://news.cnet.com/8301-1023_3-57566550-93/facebook-by-the-numbers-1.06-
billion-monthly-active-users/; http://www.statisticbrain.com/twitter-statistics/
4
http://techcrunch.com/2013/04/03/one-year-later-nearly-half-of-instagrams-
100-million-users-are-on-android/
5
http://bits.blogs.nytimes.com/2013/03/26/instagram-and-the-new-era-of-paparazzi/

58
El papel de los medios de comunicación en un mundo digital:...

otros tantos sitios noticiosos tradicionales, como Huffington Post,


NYDailyNews.com y People.com.
Al mismo tiempo, el papel de guardián de los medios tradicionales
está disminuyendo debido no solo al espectacular crecimiento de los
medios de comunicación social, sino también a la aparición de em-
presas tecnológicas, como Google, Amazon, Facebook y Apple. Estas
gigantescas empresas multinacionales tienen cada vez mayor control
sobre todos los datos digitales, como las noticias y la información,
y «controlan actualmente el futuro de las noticias», como señala el
informe del proyecto de excelencia (Project for Excellence) de State of
the Media del Pew Center6.

Periodismo ciudadano
El periodismo ciudadano se refiere al proceso por el que los miem-
bros del público actúan como periodistas independientes que recopilan
e intercambian noticias e información referente a sus comunidades. Jay
Rosen dice que hay periodismo ciudadano «cuando las personas que an-
tes se denominaban “el público” emplean las herramientas periodísticas
que poseen para informar a otros»7. El periodismo ciudadano existe ya
desde hace bastante tiempo en Estados Unidos, probablemente desde la
colonia, época en la que ciudadanos comunes y corrientes, interesados
en sus comunidades pero sin empleo profesional pagado en la prensa,
producían y publicaban gran cantidad de periódicos. A contar de la
década de los 80, los ciudadanos entregaron información sobre sus
comunidades con cada vez mayor frecuencia, como una alternativa a
los medios comerciales. No todos están de acuerdo con que el término
«periodismo ciudadano» refleja de mejor forma la esencia de lo que
significa tener ciudadanos que actúan como periodistas con facultades
digitales. William Dutton, del Oxford Internet Institute, sostiene que es
mejor el término «personas conectadas a través de red», considerando
que tan solo algunos ciudadanos que actúan como periodistas tienen

6
Pew Center, www.stateofthemedia.org. Recuperado el 4 de abril de 2013.
7
Rosen, Jay. «A Most Useful Definition of Citizen Journalism». Press Think. Re-
cuperado el 21 de mayo de 2012.

59
John V. Pavlik

algún tipo de formación profesional en esta área8. Schmidt y Cohen


sugieren que el término «personas conectadas a través de red» refleja
mejor la naturaleza esencial de los ciudadanos que se valen de internet
para intercambiar información. Sin embargo, el término «periodista
ciudadano» ha cobrado un espacio en los medios de comunicación y
será el que se utilice durante el presente análisis.
Los periodistas ciudadanos han adoptado la tecnología digital, en
especial la confluencia de medios móviles y de establecimiento de redes
sociales9. El volumen y la importancia de los periodistas ciudadanos
que se desempeñan como periodistas independientes se comienza a
masificar durante la «Revolución democrática árabe» (también cono-
cida como «Primavera árabe») y el movimiento Occupy Wall Street
de 201110. Además del uso espontáneo de los medios de comunicación
social para el intercambio de noticias e información, específicamente
las captadas a través de smartphones como fotos y videos, ha surgido
un gran número de sitios web especializados dedicados al periodismo
ciudadano.
Entre los sitios más populares en términos de tráfico está AllVoi-
ces.com, un sitio iniciado en San Francisco en 2008. Allvoices cuenta
con más de 375.000 colaboradores registrados, también llamados pe-
riodistas ciudadanos11. Con una combinación de contenido generado
por el usuario (UGC) y contenido seleccionado de docenas de sitios
noticiosos profesionales o representativos, Allvoices genera 6,5 millones
de visitas únicas al mes. Allvoices paga a sus colaboradores según el
número de vistas a las páginas y la cantidad de público, que se define
a través de la cantidad de vistas y seguidores. La calidad se determina
mediante una combinación de contenido publicado que no produzca
infracciones a derechos de autor y posiciones altas en términos de la
calificación que dan los lectores en el contador de credibilidad del sitio,
una medida obtenida por la participación del público. Las categorías de

8
Dutton, William H. (2009). The Fifth Estate Emerging through the Network of
Networks. Prometheus 27: 1-15.
9
Lasica, J. D. «What is Participatory Journalism?» 2003-08-07, Online Journalism
Review, 7 de agosto de 2003.
10
http://newsfeed.time.com/2011/11 /15/watch-occupy-wall-street-broadcasting-live/
11
http://techcrunch.com/2010/07/02/citizen-journalism-platform-allvoices-growing-
fast-thanks-to-global-expansion/

60
El papel de los medios de comunicación en un mundo digital:...

noticias de Allvoices incluyen política, negocios, ciencia y tecnología,


conflicto, tragedia, etc.
Además de los sitios noticiosos de contenido generado por el usua-
rio, como Allvoices o Meporter, que conforman la competencia de los
medios noticiosos preponderantes, un gran número de organizaciones
noticiosas de importancia y empresas de medios de comunicación
digital han creado sus propios sitios de periodismo ciudadano a fin
de integrar y consolidar el contenido generado por el usuario en un
entorno de medios de comunicación dominantes.
Tal vez, CNN iReport sea el más famoso y con mayor cantidad
de personal, con 477.000 iReporters registrados. iReport genera 2,1
millones de visitas únicas12. Existen varios otros servicios de periodismo
ciudadano integrados, como You Witness News de Yahoo y Reuters,
Your News de la BBC y Newsvine de MSNBC.
YouTube cuenta con su propio canal de periodismo ciudadano:
Citizen News, el que ha demostrado ser un medio noticioso popular y
con una especial importancia, junto con otros medios de comunicación
social, durante la Revolución democrática árabe de 201113. Los videos
noticiosos más populares, informa el Pew Center for Excellence in Jour-
nalism, son aquellos en que los ciudadanos se encuentran en medio de
la tragedia o algún suceso dramático actual, como las protestas en la
plaza Tahrir, en El Cairo, Egipto. Pew señala que, luego del terremoto
en Japón del año 2011, «en los siete días siguientes al desastre (11 a
18 de marzo), los 20 videos noticiosos más vistos en YouTube se cen-
traron en la tragedia y fueron vistos más de 96 millones de veces». En
algunos casos, el video visto fue publicado por los mismos ciudadanos;
sin embargo, con frecuencia fue editado por organizaciones noticiosas
profesionales e inserto en informes noticiosos de mayor magnitud.
Pew agrega que «en todo el mundo YouTube se está convirtiendo
en la mayor plataforma para ver noticias. En el año 2011, y a principios
del 2012, cinco de cada 15 meses el término más buscado del mes en

12
http://techcrunch.com/2010/01/26/allvoices-raises-3-million-for-citizen-journa-
lism-site-takes-cnns-ireport-head-on/
13
Radsch, Courtney (2011). Arab bloggers as citizen journalists (Transnational). In
J. Downing (Ed.), Encyclopedia of social movement media. (pp. 62-65). Thousand
Oaks, CA: SAGE Publications, Inc. P. 61.

61
John V. Pavlik

YouTube fue alguno relacionado con un suceso noticioso, según datos


internos de la empresa».
El Proyecto para la Excelencia (Project for Excellence) de The
Pew Research Center realizó un estudio de 15 meses sobre los videos
noticiosos más populares del sitio (enero de 2011 a marzo de 2012),
que incluyó 260 videos distintos, de los cuales varios correspondieron
al ámbito de las noticias y la política. El quinto video más visto en
YouTube fue «Bill Maher on California Income Taxes: “Liberals - You
Could Actually Lose Me”» (Bill Maher hablando sobre los impuestos
al ingreso en California: «Los liberales podrían perder mi filiación»)
con 233.495 visitas. El sexto más visto fue «Farage: EU wants to steal
money from Cypriots bank accounts» (Farage: la Unión Europea pre-
tende robar dinero de cuentas bancarias de Chipre), con 169.843 visitas.
En el ámbito internacional, el periodismo ciudadano tiene un papel
de especial importancia en la recopilación de noticias, en especial desde
la Revolución democrática árabe en 2011. Los periodistas ciudadanos
dedicados al video filmaron y reportearon desde la plaza Tahrir y desde
muchos otros sitios, proporcionando una narración de primera mano
de los hechos durante las protestas.
Los periodistas ciudadanos siguieron teniendo un papel vital para
el periodismo durante la Guerra Civil de Siria en 2013. Un informe de
Al Jazeera incorporó una gran cantidad de material filmado por perio-
distas ciudadanos durante marzo de 2013. En Aleppo, un periodista
ciudadano explicó que no solamente filmó las acciones de las fuerzas
gubernamentales, sino también las del bando contrario. En ocasiones,
ha documentado atrocidades de ambos bandos del conflicto. Es más,
explicaba que los periodistas ciudadanos de Siria estaban comenzando
a filmar los problemas producidos recientemente en las denominadas
áreas «liberadas». Entre las actividades documentadas está el uso de
armas de fuego, robo, secuestro, y carencia de servicios médicos y de
otros tipos14. Una de las razones por las cuales el periodismo ciudadano
ha desempeñado un papel de tanta relevancia en Siria es que, debido
al régimen de Assad, el Estado controla los medios de comunicación e
informa de modo crítico sobre el gobierno y otros aspectos del país. Con

14
http://www.aljazeera.com/video/middleeast/2013/03/2013331134113676981.
html

62
El papel de los medios de comunicación en un mundo digital:...

la Guerra Civil, solo recientemente se ha comenzado a desarrollar una


prensa independiente y profesional; pocas veces periodistas externos
pueden ingresar o reportear sin limitaciones en Siria15. En el caso de Al
Jazeera, este periodismo ciudadano se ha integrado eficazmente a las
noticias editadas. La red Al Jazeera representa un interesante prospecto
de estudio de caso debido a la expansión de su cobertura noticiosa de
24 horas a todo el mundo, incluidos Estados Unidos, Francia y Reino
Unido, lo que complementa su presencia noticiosa establecida en el
Medio Oriente16.
Estos datos y ejemplos sugieren que el periodismo ciudadano es
un factor que influye en la revitalización del periodismo público en el
proceso democrático a través del reportaje ciudadano y la colaboración
con medios noticiosos profesionales, lo que se aplica especialmente
a los medios que buscan atraer a segmentos de menor edad de la
sociedad, que hacen un uso particularmente intenso de los medios de
comunicación social y móviles. Sin embargo, es importante considerar
las posibles consecuencias negativas en la calidad de las noticias que
tiene la aparición del periodismo ciudadano. Con frecuencia carentes
de formación en periodismo, los periodistas ciudadanos pueden, sin
darse cuenta, inducir a error o informar de maneras en que la infor-
mación sobre sucesos en curso puede resultar inexacta. También, como
dijo la presentadora de noticias de la red Al Jazeera, Laila Al-Shaikhli,
durante un foro el 15 de abril de 2013 en Northwestern University
in Qatar, «se pueden producir más errores en el periodismo noticioso
como efecto secundario del crecimiento del periodismo ciudadano y las
reducciones de empleos de redacción»17. Las organizaciones noticio-
sas se encuentran cada vez bajo mayor presión para difundir noticias
rápidamente y con menores recursos para corroborar la información.
Como consecuencia de ello, parte del periodismo ciudadano que se
transmite al aire o a través de internet carece de suficiente verificación.

15
http://www.nytimes.com/2013/04/02/world/middleeast/syrian-newspapers-emerge-
to-fill-out-war-reporting.html?_r=0
16
http://dohanews.co/post/45826236058/al-jazeera-continuing-western-expansion-
with-uk-and
17
Al-Shaikhli, Laila, Comentarios durante un debate público en Northwestern Uni-
versity in Qatar, Doha, 15 de abril de 2013.

63
John V. Pavlik

Amenazas al poder interconectado


No obstante, los autores de blogs y otros periodistas ciudadanos
enfrentan graves problemas, como restricciones gubernamentales y
censura, especialmente en el caso de las comunicaciones digitales en
el ámbito de la política y los asuntos públicos. Es posible que la ame-
naza de censura y otras formas de represión gubernamental tengan un
dramático efecto en el periodismo digital, especialmente los periodistas
ciudadanos y ciberperiodistas empresariales o independientes, quienes
pueden no contar con respaldo institucional o protección jurídica.
En varios países y legislaciones son evidentes las amenazas al ci-
berperiodismo, como las leyes de lesa majestad que prohíben la crítica
a la realeza. Asimismo, se han producido ofensivas contra la libertad
de expresión a través de internet respecto de lo considerado como una
amenaza para el régimen en ejercicio, ya sea gubernamental o religio-
so. Entre los años 2012 y 2013, y en varios países, desde Kuwait a
Vietnam, se encarceló a número cada vez mayor de autores de blogs y
usuarios de Twitter como sanción a delitos aparentemente menores de
ejercicio de la libertad de expresión. En Kuwait, en marzo de 2013, un
tribunal sentenció a Rashid al Enizi a dos años de prisión por publicar
en Twitter información considerada ofensiva para el emir del país18.
Señaló que era «el cobarde que huyó luego de dar la orden». En Catar,
el poeta Mohammed ibn al Dheeb al Ajami fue sentenciado a 15 años
de prisión luego de haber publicado en YouTube un video en que él
mismo leía un poema que decía: «Todos en Túnez somos víctimas de
una élite opresora»19 20. En Túnez se condenó a más de un año de cárcel
a un autor de blog por supuestamente insultar al Islam21. En Turquía,
en abril de 2013, el pianista Fazil Say fue sentenciado a diez meses de
prisión por supuestamente insultar al Islam a través de Twitter, pero se
le suspendió la sentencia.22 También en este país se prohibieron más de

18
http://gulfnews.com/news/gulf/kuwait/kuwait-blogger-jailed-for2-years-1.1162110
19
http://on line.wsj.com/article/SB1000142412788732378370457824746324884
0232.html
20
http://www.youtube.com/watch?v=IWoOVoqrXeA
21
http://www.amnesty.org/en/for-media/press-releases/tunisia-blogger-jailed-insul-
ting-islam-must-be-released-2013-03-12
22
http://www.aljazeera.com/news/europe/2013/04/2013415103818540386.html.
Recuperado el 15 de abril de 2013.

64
El papel de los medios de comunicación en un mundo digital:...

13.000 sitios web, y docenas de periodistas han sido arrestados23. En


Omán, el año 2013, aproximadamente 50 autores de blogs recibieron
un indulto del Sultán de ese país luego de haber recibido largas conde-
nas a prisión por sus faltas, que incluyeron cargos por difamación. Los
indultos se consideraron una posibilidad de avance hacia una mayor
libertad de expresión en ese país. En Vietnam, el gobierno encarceló
al menos a una docena de autores de blogs y otros periodistas ciuda-
danos por publicar contenido en internet considerado propaganda
antiestatal24, tendencia especialmente conflictiva en un país en que los
pobres se valen particularmente de autores de blogs y otros periodistas
ciudadanos para conocer noticias e información25. Vietnam ocupa el
lugar número 172 de 179 países en que Reporteros sin Fronteras evaluó
la libertad de expresión a través del Press Freedom Index (Índice de
Libertad de Prensa) para el año 201226. A Vietnam le siguen Bahrein,
China e Irán, cuatro países que muestran una tendencia a empeorar.
¿Qué causa problemas a los autores de blogs en Vietnam? Por
ejemplo, los reportajes de TheDiplomat.com. En el sitio se publicó:
«Imágenes de cientos de policías con uniforme antimotines, que se
enfrentan a residentes de la aldea de Van Giang, se publicaron en
blogs, lo que propició su propagación instantánea. Los manifestantes
demandaban el aumento de la indemnización que obtuvieron por los
terrenos que expropiaron las autoridades locales para construir una
ciudad satélite en las afueras de Hanoi. No obstante las noticias po-
pulares, los periódicos locales se quedaron callados». Los autores de
blogs que se atrevieron a publicar esta información sobre sucesos en
curso en Vietnam fueron arrestados por violar la Sección 88 del Código
Penal del país referente a la propaganda, y sentenciados a entre 10 y
12 años de prisión.
Existen restricciones similares para el contenido digital en China,
en especial a los populares servicios de comentarios en línea, como
Weibo y Tencent. Estos sitios incluyen aproximadamente 300 millones
de usuarios registrados. El año 2012, los usuarios del servicio Weibo

23
http://www.aljazeera.com/video/europe/2011/06/201167115013325776.html.
Recuperado el 15 de abril de 2013.
24
http://thediplomat.com/asean-beat/2013/01/11/vietnam-jails-more-bloggers/
25
http://thediplomat.com/2012/06/20/vietnams-blogger-revolution/2/
26
http://en.rsf.org/press-freedom-index-2011-2012,1043.html

65
John V. Pavlik

recibieron un mensaje en que se señalaba a los microblogs que conte-


nían «una gran cantidad de rumores e información ilegal y destructiva».
El New York Times informó que, a finales de marzo de 2012,
China comenzó, «durante el fin de semana, una arrolladora ofensiva
a los vibrantes medios de comunicación con establecimiento de redes
sociales, deteniéndose a seis personas, cerrándose 16 sitios web y desco-
nectándose la función de comentarios de dos gigantescos microblogs»27.
Aparentemente, el motivo de esta ofensiva radica en la inestabilidad
política luego de que el político Bo Xilai perdiera su cargo a mediados
de marzo. Los sitios bloqueados incluyeron meizhou.net, xn528.com
y cndy.com.cn.
En el Press Freedom Index, preparado por Reporteros sin Fronteras
para el año 2012, aparece Finlandia como el país con mayor libertad
de expresión. Estados Unidos ocupa el puesto 47. Algunos casos re-
cientes con desafíos jurídicos para el periodismo en Estados Unidos
son la amenaza de prisión a la periodista de Fox, Jana Winter, en abril
de 2013, quien supuestamente infringió un secreto de sumario para la
información sobre el caso del asesino del teatro de Colorado, James
Holmes. El juez del tribunal estatal del caso puede enviar a prisión
a Winter, quien vive en Nueva York, a menos que revele las fuentes
confidenciales de su historia.
En un conjunto de procesos judiciales que amenazan a los pe-
riodistas ciudadanos de Estados Unidos, varios estados solicitaron
la promulgación de leyes que prohíban la filmación o el intercambio
a través de internet de actos de maltrato contra animales de granja,
aunque el ciudadano encubierto que reportea represente probablemente
la única manera de llevar ante la justicia a los responsables. De hecho,
los fiscales federales han utilizado parte del video como convincente
evidencia para exponer los argumentos a favor de su caso, informa
el New York Times28. Aun así, una docena de estados, desde Utah
hasta Missouri, han propuesto o promulgado leyes que prohíben la

27
Johnson, Ian. «China Shuts Down Web Sites after Coup Rumors.» The New York
Times. http://www.nytimes.com/2012/04/01/world/asia/china-shuts-down-web-
sites-after-coup-rumors.html?_r=1. March 31, 2012.
28
http://www.nytimes.com/2013/04/07/us/taping-of-farm-cruelty-is-becoming-the-
crime.html?pagewanted=all&_r=0

66
El papel de los medios de comunicación en un mundo digital:...

grabación clandestina en video del maltrato de animales de granja29.


Parte de la lógica jurídica consiste en que el video difama al propieta-
rio. A los infractores se les asigna un ignominioso lugar en un registro
de terroristas.
En la tabla 1 se presenta un resumen de países en que se aplican
leyes de lesa majestad y otras amenazas contra la libertad de expresión a
periodistas, especialmente a periodistas ciudadanos vulnerables, debido
a que no cuentan con respaldo institucional jurídico. Puede resultar
interesante la diversidad de países en zonas geográficas distintas, desde
Suiza hasta Tailandia, que cuentan con leyes de lesa majestad y otras
restricciones legales a la libertad de expresión30. Estas leyes se pusieron
en máximo rigor durante la década pasada contra la expresión a través
de internet, incluidas las publicaciones en blogs y Twitter.
En la tabla 2 se resumen los datos de los países en que se ha arres-
tado o amenazado de arresto al mayor número de autores de blogs y
usuarios de Twitter, además de la ley sobre libertad de expresión que
supuestamente infringieron. Algunos también fueron acusados de otros
delitos. En abril del año 2013, Threatened Voices (Voces amenazadas),
un proyecto de Global Voices Advocacy, informó que, en 72 países,
se ha arrestado o amenazado de arresto a un total de 363 autores de
blogs, incluido Estados Unidos. Los países con el peor historial en tér-
minos de represión de autores de blogs son Irán y China, con 44 y 41
autores de blogs arrestados o amenazados de arresto, respectivamente.

29
http://www.nytimes.com/2013/04/07/us/taping-of-farm-cruelty-is-becoming-the-
crime.html?pagewanted=all&_r=0
30
Swiss Penal Code, SR/RS 311.0 (E·D·F·I), art. 296(E·D·F·I)
Ananova.com, «Police hunt farting dissident», ananova.com. Recuperado el 31
de agosto de 2008. Polonia
Københavns Byret (22-08-2011). Greenpeace-aktivister idømt betinget fængsel i
14 dage. (en danés).
http://current.com/news-and-politics/88877763_dutch-man-jailed-for-insulting-
the-queen.htm
Straffeloven, § 101 at Lovdata.no
Noruego: Forøves nogen Ærekrenkelse mod Kongen eller Regenten, straffes den
skyldige med Hefte eller Fængsel indtil 5 Aar.
«Spain royal sex cartoonists fined». BBC. 13 de noviembre de 2007. Recuperado
el 13 de noviembre de 2007.

67
John V. Pavlik

Tabla 1: amenazas mundiales a periodistas, incluidos


periodistas ciudadanos

Tipo de ley que restringe la


Región: Países expresión

Leyes de lesa majestad que


Europa: Alemania, Suiza, Polonia prohíben los insultos en público a
jefes de Estado extranjeros

Europa: Dinamarca, Países Bajos, Leyes de lesa majestad que


Noruega, España prohíben los insultos a la realeza

Leyes de lesa majestad que


Medio Oriente: Kuwait, Jordania, prohíben los insultos a la realeza.
Omán, Catar, Arabia Saudí, Turquía* *Leyes que prohíben los insultos
al Islam
Leyes de lesa majestad que
África: Marruecos prohíben los insultos a la realeza.
Leyes que prohíben los insultos
Túnez al Islam
Leyes de lesa majestad que
Asia: Tailandia prohíben los insultos a la realeza.
Leyes que prohíben propaganda
China, Vietnam antiestatal

Tabla 2: países en que se arresta a la mayoría


de los autores de blogs31

Autores de blogs
País Tipo de ley
arrestados o amenazados
Irán 44 Antiestatal o religión
China 41 Antiestatal
Egipto 35 Antiestatal o religión
Túnez 26 Antiestatal o religión
Siria 24 Antiestatal o religión
Bahrein 16 Antiestatal o religión
Vietnam 15 Antiestatal
Cuba 11 Antiestatal
Rusia 11 Antiestatal
Marruecos 10 Lesa majestad

31
http://threatened.globalvoicesonline.org/index.php?q=bloggers/germany

68
El papel de los medios de comunicación en un mundo digital:...

Una pregunta interesante para el futuro del periodismo ciudadano


en línea es si la internacionalización de la legislación relacionada con
la libertad de expresión es cada vez mayor. El especialista jurídico, Kyu
Ho Youm, ha presentado evidencia al respecto32.

Protecciones y recursos jurídicos


La mayoría de los periodistas independientes, que cada vez son más
en una época de recortes y despidos de los medios de comunicación,
cuenta con pocos recursos de protección o respaldo jurídico durante
tiempos de crisis o amenazas judiciales. La mayoría de los recursos
jurídicos disponibles corresponden a ayuda para la protección de la
propiedad intelectual, como derechos de reproducción del trabajo de pe-
riodistas independientes o a ayuda para la disputa de procesos judiciales
que impliquen supuesta difamación o calumnia. Si bien estos problemas
jurídicos son graves, no sirven de mucha ayuda ante las amenazas de
encarcelamiento o censura para un autor de blog que haya publicado
material considerado una infracción a las leyes de lesa majestad33.
Por ejemplo, en Estados Unidos, la sección 230 del título 47 del
Código de Estados Unidos (47 USC § 230) puede ayudar a proteger a
un autor de blog u otro periodista independiente contra la difamación
u otros procesos judiciales por la publicación de contenido de terceros,
práctica común entre autores de blogs que pueden hacer comentarios
sobre dicho contenido. La sección 230 incluso tiene vigencia si el autor
de blog editó contenido de terceros34. Electronic Frontier Foundation
pone a disposición de autores de blogs u otros periodistas ciudadanos
más información sobre la sección 230. En el sitio web Tentblogger35
hay más información relacionada con las protecciones jurídicas que
resguardan a los autores de blogs contra demandas por difamación.
También se les puede demandar por calumnias (difamación a través de
comunicación por escrito) o injurias (palabra hablada) debido a que
su publicación digital puede ser por escrito o por audio. El National

32
Youm, Kyu Ho. «Freedom of Expression and the Law: Rights and Responsibilities
in South Korea,» 38 Stanford Journal of International Law 123, 139 (2002).
33
http://inkwelleditorial.com/legal-advice-on-copyright-infringement-for-freelance-
writers-and-other-content-producers
34
https://www.eff.org/issues/bloggers/legal/liability/230
35
http://tentblogger.com/slander/

69
John V. Pavlik

Writers Union (NWU) es el único sindicato de Estados Unidos en que


se representa explícitamente a escritores, publiquen a través de internet
o no36. Protecciones jurídicas de que se ocupa el NWU pertenecen al
ámbito del derecho de reproducción y la propiedad intelectual.
A nivel internacional, existen relativamente pocos recursos diseña-
dos para proteger los intereses y derechos jurídicos de los periodistas
independientes, autores de blogs u otros periodistas ciudadanos. Las
consecuencias pueden ser graves y tener no solo un escalofriante efecto
sobre opiniones disidentes en la esfera pública de internet, sino también
acarrear la eliminación de estas opiniones.
Demotix es una red mundial de reporteros gráficos y en video
independientes37. Abierto a cualquier persona con cámara, Demotix
ofrece a sus miembros tanto un medio pagado a través del cual pu-
blicar en medios de comunicación comercial como una plataforma de
protección de IP destinada a fotos y videos noticiosos originales. La
calidad del servicio de Demotix es famosa y se ha hecho merecedora
de varios premios, como el Media Guardian Innovation Award para
medios de comunicación independientes en el año 2009. Desde abril
del año 2013, Demotix cuenta con unos 30.000 colaboradores.

Adaptación de los medios de comunicación,


reacción gubernamental
Los medios de comunicación tradicionales se están adaptando a
los avances digitales y la aparición del periodismo ciudadano de varias
maneras, siendo tal vez la más importante la evolución de nuevas fun-
ciones periodísticas hasta convertirse en funciones tradicionales com-
plementarias. Una de las más destacables es el crecimiento del papel del
periodista como conservador de otros medios publicados, especialmente
los medios de comunicación social y que recopilan y publican en formato
digital los periodistas ciudadanos38. En su papel de conservador, los pe-
riodistas profesionales buscan incorporar al periodismo ciudadano en el

36
http://www.nwu.org/
37
www.demotix.com
38
http://www.forbes.com/sites/ciocentral/2012/06/04/4-reasons-why-content-
curation-has-gone-mainstream/

70
El papel de los medios de comunicación en un mundo digital:...

contenido noticioso de los medios de comunicación dominantes39.


Algunas investigaciones sugieren que los periodistas de medios de
comunicación tradicionales en ocasiones también consideran que el
periodismo ciudadano es una amenaza o un complemento a los medios
de comunicación dominantes. Si bien el papel de conservador no es to-
talmente nuevo, ha experimentado un crecimiento considerable durante
la era digital. Los periodistas que se desempeñan como conservadores
seleccionan el material que encuentran en internet, lo evalúan según su
interés periodístico y otros criterios periodísticos (por ejemplo, confiabi-
lidad de la fuente), lo recopilan y lo vuelven a publicar en blogs u otras
plataformas que ellos juzguen de mayor interés40. También verifican su
autenticidad, función de verificación que está cobrando cada vez mayor
importancia con el aumento del contenido generado por el usuario, pero
sigue siendo una tarea difícil y compleja. Si bien algunas herramientas
digitales permiten la verificación, como la localización con GPS, y las
marcas de fecha y hora de imágenes digitales y video, con frecuencia
no están disponibles. En cambio, los periodistas deben utilizar técnicas
más tradicionales, como la confirmación de la autenticidad de contenido
generado por el usuario a partir de segundas fuentes, conocidas o más
confiables, o confirmando con un experto la confiabilidad probable del
contenido recién recibido mediante sus conocimientos.
Un área importante que ha experimentado crecimiento es el gran
volumen de datos y su uso en el periodismo41, lo que se refiere a la ge-
neración de enormes conjuntos de datos en una sociedad digital conec-
tada en red, donde la información sobre las personas, el planeta y otros
temas se recopila, almacena, analiza y utiliza en grandes cantidades y
con fines trascendentales. En los medios de comunicación, los grandes
volúmenes de datos permiten el uso de nuevas formas de narración y vi-
sualización basadas en ellos. Otra área relacionada es el nuevo campo de
«periodismo con aviones teledirigidos». Los aviones teledirigidos (UAV)
se desarrollaron con fines militares a fin de realizar vigilancia desde el
cielo. En la actualidad, los aviones teledirigidos se están comercializando
rápidamente, miniaturizando y usando cada vez más en el periodismo.
39
http://www.techdirt.com/articles/20100215/0036438160.shtml
40
http://mashable.com/2011/03/10/curation-journalism/
41
Mayer-Schönberger, Viktor and Kenneth Cukier. Big Data: A Revolution That Will
Transform How We Live, Work, and Think. (2013) Houghton Mifflin Harcourt.

71
John V. Pavlik

Muchas son las ventajas que conlleva el uso de este tipo de aviones en el
periodismo, como la capacidad de reportear historias que requieren de
una perspectiva amplia, llámese desastres, historias medioambientales,
historias sobre expansión urbana, tránsito y meteorología. Además, los
aviones teledirigidos son muchos más baratos que los helicópteros que
los medios de comunicación han usado tradicionalmente con este fin.
También reducen la dependencia de los medios de comunicación de las
fuentes gubernamentales de datos, y permite a los medios recopilar y
reportear usando datos en lugar de fragmentos grabados. Además, los
aviones teledirigidos son mucho más seguros que los aviones recopilado-
res de noticias tradicionales. Por ejemplo, desde 1979, se han estrellado
71 helicópteros de noticias, con un total mundial de 91 muertes42. Los
aviones teledirigidos eliminan casi totalmente este riesgo. Sin embargo,
es importante establecer estándares éticos para el uso de este tipo de
aviones, en especial en el contexto de la privacidad y la seguridad. Es
más, los legisladores de una serie de comunidades de Estados Unidos y
el gobierno federal están considerando promulgar una legislación que
prohíba y restrinja fuertemente a los medios noticiosos y otros el uso
local de aviones teledirigidos43.
En el intertanto, como se revela en el sensacional caso de Edward
Snowden, excontratista de la National Security Agency (NSA), los go-
biernos también aplican análisis de grandes volúmenes de datos y otras
tecnologías a la vigilancia sistemática y a largo plazo de ciudadanos
de todo el país44. Al menos oficialmente, el objetivo de esta vigilancia
es combatir el terrorismo y mejorar la seguridad. Sin embargo, esto
menoscaba una gran variedad de libertades civiles, como el derecho a
la privacidad y la libertad de expresión, los cuales son fundamentales
para el desarrollo de un proceso democrático sano.

42
http://www.cnn.com/2013/01/16/world/europe/uk-helicopter-crash
2 killed in 2013 uk; http://en.wikipedia.org/wiki/List_of_news_aircraft_acci-
dents_and_incidents
43
http://www.usatoday.com/story/news/nation/2013/04/04/rancho-mirage-hobby-
drones-ban/2052193/; http://www.cnn.com/2013/03/20/us/drones-domestic-use
44
Greenwald, Glenn. The NSA Files. The Guardian. Recuperado el 26 de septiembre
de 2013 de http://www.theguardian.com/world/the-nsa-files

72
El papel de los medios de comunicación en un mundo digital:...

Conclusiones
La evidencia sugiere que la tecnología digital está transformando
el papel que tienen los medios de comunicación en nuestra sociedad,
en especial en el contexto de los procesos de comunicación política
y democráticos. La tecnología móvil y los medios de comunicación
sociales están transformando el papel que tienen los medios de comu-
nicación en el proceso democrático. Estos avances alteran el papel de
los medios de comunicación tradicionales como fuente primaria de
información en la sociedad. Los cambios fundamentales producidos
por las tecnologías digitales en el proceso político y democrático son
de dos tipos: en primer lugar, la naturaleza y función de los medios
de comunicación tradicionales están sufriendo un cambio drástico en
cuanto a la forma en que proporcionan información sobre las políti-
cas y asuntos de importancia pública. Los medios de comunicación
tradicionales se están adaptando de muchas maneras a los avances
digitales, incluida la evolución de nuevas funciones periodísticas, hasta
convertirse en funciones tradicionales complementarias. Una de las más
destacables es el desarrollo del papel del periodista como conservador
y evaluador de otros medios publicados, especialmente los medios de
comunicación social, y que recopilan y publican los periodistas ciuda-
danos en formato digital.
En segundo lugar, la aparición de medios de comunicación digitales
en red y móviles facilita la participación ciudadana hasta un nivel sin
precedentes en el proceso democrático, así como también el compro-
miso en la comunicación política, tanto en el ámbito nacional, a través
de las fronteras políticas y culturales, como en el internacional. Sin
embargo, una reacción cada vez más difundida de los gobiernos es la
compensación de esta tendencia en una gran variedad de países, desde
Asia al Medio Oriente. Con frecuencia, estas reprimen la libertad de
expresión en internet, en especial la de los autores de blogs, usuarios
de Twitter y otros medios de comunicación social, que han sido funda-
mentales en muchos países en desarrollo, donde los medios noticiosos
tradicionales han demostrado poco compromiso con informar de ma-
nera crítica sobre sucesos y avances nacionales. Los gobiernos también
aplican análisis de grandes volúmenes de datos y otras tecnologías
en la vigilancia sistemática y a largo plazo de ciudadanos de todo el

73
John V. Pavlik

país. Esta vigilancia puede ayudar a combatir el terrorismo y brindar


seguridad, pero también menoscaba las libertades civiles.
A menudo, los periodistas ciudadanos y otros periodistas indepen-
dientes, que confían cada vez más en los medios digitales en red para
publicar, carecen de mecanismos de respaldo jurídico que los auxilien
durante actos represivos del gobierno u otros procesos judiciales que
atenten contra la libertad de expresión en la era digital.
Además, el papel de guardián de los medios tradicionales está
disminuyendo debido no solo al espectacular crecimiento de los me-
dios de comunicación social, sino también a la aparición de empresas
tecnológicas, como Google, Amazon, Facebook y Apple. Estas gigan-
tescas empresas multinacionales tienen cada vez mayor control sobre
todos los datos digitales, como las noticias y la información, y «con-
trolan actualmente el futuro de las noticias», como señala el informe
del Proyecto de Excelencia (Project for Excellence) de State of the
Media del Pew Center. A menos que las organizaciones de medios de
comunicación con una misión noticiosa central y compromiso con la
libertad de expresión puedan innovar y adaptarse con ello a las nuevas
realidades económicas de la era digital, el periodismo independiente y
sólido puede verse notoriamente mermado durante esta era.
Se requiere mayor investigación para analizar el grado hasta el
cual la evidencia anecdótica presentada en este capítulo representa una
tendencia amplia. De especial importancia es analizar tanto la confian-
za como la participación del público en los medios de comunicación
móviles y sociales, en asuntos de expresión o consecuencia política, y
el entorno jurídico que puede entorpecer o fomentar su crecimiento.

74
Capítulo III
El impacto de la comunicación moderna
y digital en la familia

Margarida M. Krohling Kunsch

Es notable el poder que la comunicación ejerce en el mundo con-


temporáneo. Esta comunicación necesita ser considerada no meramente
como instrumento de divulgación y transmisión de informaciones, sino
como un proceso social básico y como un fenómeno presente en la
sociedad y a ser pensado de forma diferente también en el espacio fa-
miliar. En este contexto se destaca el poder de las nuevas tecnologías de
la comunicación y de la información en los procesos y las mediaciones
de las transformaciones políticas, económicas y sociales.

El poder de la comunicación en la sociedad


contemporánea y de la era digital
Son muchos los autores que trabajan la sociedad de la informa-
ción, del conocimiento o digital y que analizan la sociedad mediática,
mediatizada, transparente y de la comunicación. Las tecnologías de la
información y de la comunicación están definitivamente revolucionan-
do a la sociedad y su modo de vida. Los ejemplos son evidentes en las
industrias culturales, en los multimedios, en la televisión (interactiva,
digital, por cable y de alta definición), los aparatos celulares y en to-
das las interacciones de los medios disponibles (web 2.0, blogs, Face-
book, Twitter, etc.). Toda esta convergencia mediática es una realidad

75
Margarida M. Krohling Kunsch

presente en los días de hoy y acontece en los individuos, en la sociedad


y en todos sus segmentos.
Una de las fuerzas de esta sociedad mediática es la web, la red
mundial de computadores. Para Manuel Castells (2009, p. 287), vivi-
mos en una sociedad en red y dominada por internet:

Esta sociedad en red es una sociedad que yo analizo


como una sociedad cuya estructura fue construida en torno
de redes de la información microelectrónica estructurada
en internet. En este sentido, internet no es simplemente una
tecnología; es un medio de comunicación que constituye
la forma organizativa de nuestras sociedades; es el equiva-
lente a lo que fue la fábrica o la gran corporación en la era
industrial. Internet es el corazón de un nuevo paradigma
sociotécnico que constituye en la realidad la base material
de nuestras vidas y nuestras formas de relación de trabajo
y de comunicación. Lo que internet hace es procesar la
virtualidad y transformarla en nuestra realidad, constitu-
yendo la sociedad en red, que es la sociedad en que vivimos.

En su último libro, Comunicación y poder (2009, p. 23), el autor afirma:


«El poder es algo más que la comunicación y la comunicación es
algo más que poder. Pero el poder depende del control de la comunica-
ción. Igualmente el contrapoder depende de romper con dicho control.
Y la comunicación de masas es la comunicación que puede llegar a
toda la sociedad, se conforma y es gestionada mediante relaciones de
poder enraizadas en el negocio de los medios de comunicación, y de
la política del Estado. El poder de la comunicación está en el centro
de la estructura y de la dinámica de la sociedad».
Castells (2009, p. 24-25) cuestiona «cómo es quien construye y
ejerce las relaciones de poder mediante la gestión de procesos de co-
municación y de qué forma los autores sociales que buscan la transfor-
mación social pueden modificar esas relaciones influenciando la mente
colectiva». Para él, el «proceso de comunicación opera de acuerdo con
la estructura, la cultura, la organización y la tecnología de la comu-
nicación de una determinada sociedad». Y hoy «la estructura social

76
El impacto de la comunicación moderna y digital en la familia.

concreta es la de la sociedad-red, la estructura social que caracteriza a


la sociedad en el inicio del siglo XXI, una estructura social constituida
alrededor de las redes digitales de comunicación». Esa nueva estructu-
ra de la sociedad-red modifica las relaciones de poder en el contexto
organizativo y tecnológico derivado del «auge de las redes digitales
de comunicación globales y se eleva en el sistema de procesamiento
de símbolos fundamental de nuestra época».
Por consiguiente, es una realidad incontestable el poder que la
comunicación, en sus más variadas vertientes y tipologías, tanto los
medios masivos tradicionales como los medios sociales de la era digital,
ejerce en la sociedad contemporánea.
Ese poder comunicativo se expresa también en una nueva es-
tructura económica y social, Jesús Timoteo Álvarez (2006), profesor
catedrático de la Universidad Complutense de Madrid se refiere al
«poder diluido», un poder compartido por varios actores o agentes
activos, cada uno con su cuota, tales como: Estado y partidos políticos;
opinión pública; medios de comunicación; asociaciones civiles; grandes
corporaciones; y marketing político y de consumo.
Vale consignar también lo que dice Sygmunt Bauman, sociólogo po-
laco, radicado en Inglaterra y autor de obras como Modernidad líquida
(que sitúa a la sociedad hoy como inconstante, donde nada es sólido o
conserva la forma por mucho tiempo, provocando cambios, inseguridad y
miedo), en una entrevista concedida al periodista Sílio Boccanera (2012),
del programa Milênio, de la Globo News, el 27 de enero de 2012:

La principal pregunta hoy no es: ¿qué hacer? Las per-


sonas llegan a pensar en lo que debe ser hecho, porque,
para llegar a esa pregunta, ellas tienen que pasar por otra
pregunta, que es más difícil de responder: ¿quién lo va a
hacer? Mi hipótesis es que la verdadera causa de la impor-
tancia de esa pregunta es lo que llamo el divorcio entre el
poder y la política. El poder es la capacidad de hacer cosas.
Y la política es la capacidad de decidir qué cosas deben ser
hechas. El poder y la política, hasta hace cincuenta años
atrás, eran obvios para todos. Tanto el poder como la políti-
ca estaban en manos del gobierno. Y, si decidiésemos —yo,

77
Margarida M. Krohling Kunsch

usted y el resto— lo que se necesitaba que fuera hecho,


aquello era hecho. El estado tenía la autoridad de decidir
y el poder de actuar. Pero eso no es más así, pues existe
un divorcio entre el poder y la política, tanto en países en
desarrollo y desarrollados, como Brasil hoy, por ejemplo.
Es necesario tomar conciencia de la situación del mundo
afuera. Muchos aspectos de nuestra vida, que deciden sobre
nuestras perspectivas, nuestra capacidad de realizar las
cosas, nuestra posibilidad de mejorar nuestras vidas, están
fuera del alcance de cualquier institución política existente.

Evidentemente, así como los individuos y toda la sociedad, la fami-


lia pasa hoy por un momento que Anthony Giddens (2002) denominó
«incerteza global». Ella es colocada en jaque por varios actores sociales
y hasta por ella misma y enfrenta grandes desafíos para mantenerse
viva y preservar sus valores y los de la sociedad. En fin, ella vive en la
incerteza global y sujeta a todas las consecuencias de las transforma-
ciones mundiales.
En todo este poder de la comunicación en la sociedad-red, ¿cómo
situar a la familia garantizada por la Constitución Federal como el
lugar donde se forma a la persona humana? En el ejercicio de su poder
como institución milenaria, ¿la familia es un actor pasivo o activo en la
sociedad en que está inserta? ¿Cómo ha ejercido su poder de autoridad
institucional en la formación de sus hijos? Muchos cuestionamientos
podrían ser incorporados a esas inquietudes.

De la comunicación analógica a la comunicación digital


El paso de las tecnologías análogas a las digitales provoca una
alteración en el proceso de traspaso de la información, alterando los
flujos informativos, la posición e identidad de los sujetos integrantes.
De acuerdo a Massimo Di Felice (2008, pp. 44-45),

A nivel comunicativo, el paso de las tecnologías aná-


logas a las digitales implica la alteración del proceso
de traspaso de las informaciones alterando los flujos

78
El impacto de la comunicación moderna y digital en la familia.

comunicativos y, sobretodo, la posición e identidad de los


sujetos interactuantes […]. La forma analógica se expresa
por el traspaso de las informaciones procedentes de un emi-
sor en dirección a un receptor, a través de la emisión de un
flujo unilateral distribuido por canales y con la interacción
de ruidos. A diferencia de tal modelo, la comunicación
digital se presenta como un proceso comunicativo en red e
interactivo. En este la distinción entre emisor y receptor es
sustituida por una interacción de flujos informativos entre
el internauta y las redes, resultado de una navegación única
e individual que crea un rizomático proceso comunicativo
entre arquitecturas informativas (sitios, blogs, redes socia-
les, etc.) contenidos y personas.

Este cambio del paradigma analógico al digital invierte la tradicio-


nal forma de emitir información, comunicarse por medio de un flujo
unilateral y un receptor pasivo, pasando hoy a un proceso interactivo,
donde el receptor también se transforma en un emisor. Así, la comuni-
cación digital se presenta como una red de relacionamientos que utiliza
las más diversas formas para interactuar vía internet, en la blogósfera,
en la web 2.0, en blogs, fotologs, wikis, Wikipedia y medios sociales,
como Facebook, MSN, Twitter, etc.
Incluso, de acuerdo con Di Felice (2012, pp. 157-158), esa re-
volución comunicativa digital permite «una producción doblemente
participativa, en cuanto construida en colaboración con flujos infor-
mativos de las redes y con los conjuntos de internautas y, también, por
ser producida en simbiosis con las interfaces que realizan la conexión
y difunden formas de inteligencia conectiva».
Lo que más sorprende, en la horizontalidad y en la interlocución de
la comunicación digital, es que el receptor pasa a ser un «prosumidor»1.
Las fuentes se mezclan y se invierten las posiciones. El individuo
deja de ser solamente receptor para ser emisor. Los «prosumidores
articulan nuevos ambientes comunicativos por medio de inevitables
remediaciones sobre el conjunto de dispositivos que acompañan el

1
Del inglés prosumer, que procede de la fusión de dos palavras: producer (productor) y
consumer (consumidor).

79
Margarida M. Krohling Kunsch

desarrollo de las comunicaciones digitales móviles» (Islas, 2007, p. 73).


Los prosumidores emprenden en busca de respuestas. Su capacidad de
buscar representa una evidente afirmación de su independencia y la
colaboración con una acción educativa permanente.
Existe, por lo tanto, una coherencia, interacción y complementa-
riedad entre tres formas de comunicación: comunicación interpersonal,
comunicación de masas y autocomunicación de masas, según Castells
(2009). Para el autor, la autocomunicación de masas es una forma his-
tórica de comunicación que, a pesar de ser individual, pasa a ser masiva
en la medida que es multiplicada al postearse un video en YouTube
y enviarse mensajes vía internet que pueden afectar a una audiencia
global. Se observa que se trata de autocomunicación también porque
una misma persona produce el mensaje, define los posibles receptores
y selecciona mensajes concretos o los contenidos de la web y redes
de comunicación electrónica que quiere recuperar. Y ella es «de masa
porque potencialmente puede llegar a un audiencia global, cuando se
coloca un video en YouTube, un blog con enlaces RSS a una serie de
webs o un mensaje a una lista enorme de direcciones de correo elec-
trónico» (Castells, 2009, p. 88).
Guillermo Orozco (2010, p. 15), en el artículo «La investigación
de las audiencias: “antiguas y nuevas”» incorpora en sus reflexiones
esa visión de Castells, destacando que vivimos en una sociedad de
comunicación en la cual «convergen varias dimensiones: la masiva
e interactiva digital (redes sociales), la interpersonal-digital (correo
electrónico) y la impersonal analógica (teléfono)». La absorción de
todo esto va a depender mucho de las circunstancias y de las realida-
des sociales, políticas, económicas, culturales, de género y de edad de
algunos sectores de la audiencia involucrados. O sea, dependiendo de
eso, unos se van a situar más que otros.
La tendencia de generalizar la idea de la muerte de los medios im-
presos y analógicos y de decir que todos van a incorporar dimensiones
más interactivas no es una verdad absoluta. Los medios tradicionales
se adaptan a las nuevas circunstancias e incorporan formas de inter-
locución y de interactividad. Los ejemplos se encuentran en el día a
día de la producción de la industria mediática (prensa, audiovisual y
electrónica).

80
El impacto de la comunicación moderna y digital en la familia.

Los medios de comunicación masivos, en su mayoría, ponen a


disposición también sus contenidos en internet. La televisión y la radio
abren espacio para interlocutores con el objetivo de recibir comentarios
de sus programas y de buscar interactuar con los receptores. Beatriz
Bretas (2012, pp. 52-53) ilustra bien esa nueva configuración de con-
vergencia mediática:

Sufriendo una influencia de los medios telemáticos, la


televisión se apropió de códigos de la web, así como me-
dios periodísticos impresos, que formatearon sus páginas
con atributos e interfaces de la web. En esta simbiosis de
medios, los medios masivos acostumbrados a la difusión
de informaciones también ocupan espacios en internet,
conformando nuevos dispositivos mediáticos y nuevos
patrones de interacción con sus audiencias, cuyo perfil y
cuyas habilidades se encuentran en mutación.

Todas estas consideraciones nos llevan a otra constatación: que


vivimos y transitamos en una cultura de la convergencia. Según Henry
Jenkins (2009), referente internacional en los estudios sobre la cul-
tura de la convergencia, su significado es la cooperación entre varias
plataformas y entre las múltiples industrias mediáticas. O sea, existe
una coexistencia entre los sistemas de medios y sus procesos. Para este
estudioso:

Convergencia se refiere a una situación en que múltiples


sistemas de medios coexisten y el contenido pasa por ellos
fluidamente. La convergencia es entendida aquí como un
proceso continuo o una serie continua de intersticios entre
diferentes sistemas de medios, no una relación fija (Jenkins,
2009, p. 29).

El autor prosigue explicando que «la convergencia es una palabra


que consigue definir transformaciones tecnológicas, mercadológicas,
culturales y sociales, dependiendo de quién está hablando y de lo que
imaginan que está hablando».

81
Margarida M. Krohling Kunsch

Las personas, en todo este contexto, son fundamentales en cualquier


sistema de información. La centralidad debe estar en ellas y no solamente
en las tecnologías. Para Jenkins (2009, p. 30), «la convergencia no ocurre
por medio de aparatos, por más sofisticados que ellos sean. La conver-
gencia ocurre dentro de los cerebros de los consumidores individuales
y en sus interacciones sociales con otros». Como afirmó McLuhan, «los
medios son el mensaje», son una «extensión de los humanos».

¿Cuáles son los impactos de la comunicación digital


en la familia?
Veamos primero lo que quiere decir la palabra impacto. Para Michel
Menou (1999), «impacto se transformó en un modismo que aparece
en casi todos los artículos o ponencias sobre las “nuevas” tecnologías
de la información y de la comunicación, añadiéndose a la larga lista de
términos imprecisos usados en nuestro campo». Entiéndase, por lo tanto,
el término impacto como algo que provoca cambios o transformaciones
sustantivas o, incluso, como «colisión de cuerpos y la alteración resul-
tado de ello: cuando ocurre, ninguno de los cuerpos permanece igual».
Aplicando este concepto a internet, según Menou, se pueden desta-
car sus impactos en varios universos o espacios, tales como el espacio
individual, el espacio familiar, el espacio de trabajo y el espacio de la
participación social. Esos cuatro espacios pueden tener una importan-
cia variada dependiendo de los actores y de las circunstancias. Ellos
también se superponen más o menos extensivamente.
Todos los agentes que reciben esos impactos de internet conviven con
la convergencia entre los sistemas analógicos y digitales, mediante una
coexistencia entre las diversas formas y dimensiones existentes en el con-
texto de la sociedad de la comunicación, considerando que la importancia
varía de acuerdo a los actores y a las circunstancias, como ya hemos dicho.
En el espacio social, por ejemplo, son numerosos los casos presen-
tes en la sociedad contemporánea y en esta primera década del siglo
XXI. Vale recordar la importancia de internet en los acontecimientos
del año 2011, por ejemplo, la Primavera Árabe, la indignación como
la crisis financiera de países de la Unión Europea, la rebelión de agosto
de aquel año en Inglaterra, entre otras movilizaciones a nivel mundial.

82
El impacto de la comunicación moderna y digital en la familia.

El espacio familiar y las tecnologías de la información


y de la comunicación (TIC)
Vivimos en dos mundos: el mundo real y el mundo virtual. En el
mundo virtual-digital, el uso de las TIC por los niños y por los adoles-
centes puede y debe ser analizado en cuanto a los aspectos positivos
y los negativos. En este contexto nos encontramos con los entusiastas
—y por qué no decir «eufóricos»— que ven a las TIC solamente de
forma positiva, existiendo también los más críticos que avalan también
los daños y sus consecuencias cuando no son usadas adecuadamente.
A propósito de eso Andrew Keen (2009, p. 19-20), en el libro El cuto
del amador, cuestiona el encanto recurrente de los internautas con el
uso de la web 2.0:

Lo que la revolución de la web 2.0 está realmente pro-


porcionando son observaciones superficiales del mundo
a nuestro alrededor, en vez de un juicio ponderado [...].
Nosotros —aquellos que queremos saber más sobre el
mundo, los que son consumidores de la cultura convencio-
nal— estamos siendo seducidos por la promesa vacía de los
medios «democratizados». Pues la consecuencia real de la
revolución 2.0 es menos cultura, menos noticias confiables
y un caos informativo inútil. Una escalofriante realidad en
esta admirable nueva época digital y el oscurecimiento, y
la ofuscación y hasta el desaparecimiento de la verdad.

En la ya mencionada entrevista concedida a Sílio Boccanera (2012),


merecen mención algunas consideraciones de Zygmunt Bauman:

Nosotros estamos dentro de internet, de la realidad


virtual. Cuando estamos desconectados la vida es cada
vez más desierta, porque la oferta de socialización, de la
convivencia, de la unión, de la amistad, fue asumida por
la implementación de internet, por ofertas online. Por
lo tanto, ese es otro gran cambio. Pero una vez más, es
demasiado prematuro analizar eso y hacer alguna predic-
ción acertada y confiable sobre lo que acontecerá. Se suma

83
Margarida M. Krohling Kunsch

a eso la comercialización de la moral humana. Nosotros


ya nos convertimos al consumismo obsesivo-compulsivo.
Tenemos que trabajar duro, ya que la frontera entre la
hora del trabajo y del placer, del escritorio y de la familia,
fue borrada. Así, las personas se olvidan de su deber moral
para con su hijo, su hija, la mujer.
La persona está siempre conectada a ella y no puede
dedicar tiempo a los hijos y ¿qué es lo que hace? Compra
regalos caros para compensar su ausencia. Mientras más
caro el regalo, más profundos deben ser su responsabilidad
moral y su amor. Juntando todo esto, vemos señales de
cambios culturales muy intensas. Yo considero que estamos
pasando por una profunda revolución cultural. Pero no
me siento realmente capaz, con conocimiento suficiente
para arriesgar en un pronóstico acerca de qué dirección
esto irá a tomar. Como usted acertadamente dijo, existen
muchas presiones contradictorias. Por un lado, austeridad;
por otro, consumismo. ¿Cómo conciliar a las dos?

Teniendo en cuenta esto, es importante que las personas, la familia,


las instituciones, las organizaciones y toda la sociedad tengan una mirada
crítica sobre los efectos y los impactos que internet provoca en todas las
circunstancias y formas de sociabilidad en el mundo contemporáneo.
¿Cuáles serían los caminos posibles para que, en el espacio familiar,
su uso contribuya positivamente a la formación de nuestros niños y
de nuestros adolescentes? Muchas son las iniciativas existentes, tanto
institucionales —lideradas por organizaciones y entidades diversas—
como individuales y de grupos de investigación en universidades ca-
pitaneadas por estudiosos y especialistas. Para reflexionar sobre este
tema de gran relevancia en la contemporaneidad, vamos a hacer un
pequeño recorte, registrando aquí el título de la ilustración, algunas
iniciativas institucionales además de ponencias de autores.
Dentro de las iniciativas institucionales, destacan el Foro Gene-
raciones Interactivas y sus frentes de actuación para promover el uso
responsable de las TIC. Con sede en Madrid y presente en varios países de
América Latina (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala,

84
El impacto de la comunicación moderna y digital en la familia.

México, Perú y Venezuela), ese foro ha promovido eventos, realizado


investigaciones y publicado innumerables trabajos sobre esta temática2.
Él parte del principio de que, para promover el uso responsable de las
TIC, es necesario movilizar un conjunto de actores involucrados con la
educación tales como el gobierno, empresas, escuelas y familias.
En abril de 2012 sucedió en la Facultad de Ciencias Médicas de la
Universidad del Estado de Río de Janeiro (FCM-UERJ) el I Encuentro
Internacional sobre el Uso de Tecnologías de la Información por Niños y
Adolescentes / Jóvenes Adultos3. Se trata de un evento que sucede todos los
años justamente para debatir cuestiones relacionadas con el uso de las TIC
por los niños y por los adolescentes en los más variados campos con énfasis
en la educación. En la presentación de aquel encuentro, los promotores
llamaban la atención hacia los siguientes puntos, que vale la pena citar:

Usada con respeto y cuidado, las tecnologías de la in-


formación y la comunicación (TIC) pueden ofrecer a los
jóvenes una perspectiva más abarcadora del mundo que
los rodea. Pero existen riesgos de salud, cuando se extra-
polan los límites entre lo real y lo virtual, entre lo público
y lo privado, entre la intimidad y el aislamiento con la
distorsión de los hechos, de los datos o de las imágenes
«reales». La repercusión del uso excesivo o inadecuado
de estas tecnologías ha provocado efectos en el desarrollo
de los niños y adolescentes tanto en la salud corporal
como mental y comportamental, incluso influenciado
en los estilos de vida y las relaciones sociales y sexuales.
Computadores en las escuelas y universidades sin entrena-
miento previo de los profesores pueden significar avance o
peligro a la vista, así como en las lan-houses o incluso en
la living de cualquier familia que ni sabe lo que acontece
en el día a día de sus hijos.
2
«El Foro Generaciones Interactivas es una organización sin ánimo de lucro inte-
grada por profesionales de múltiples ámbitos (académico, docente, empresarial…) y
nacionalidades cuya misión es promover un uso de la tecnología que haga mejores
a las personas. Fue fundado en diciembre de 2008 por Telefónica, la Universidad de
Navarra y la Organización Universitaria Interamericana (OUI)». Para más detalles
sobre sus frentes de actuación, consultar: www.forogeneracionesintercativas.org.
3
Para más información, consultar http://www.essemundodigital.com.br/index.html.

85
Margarida M. Krohling Kunsch

En relación a las contribuciones individuales de estudiosos, con-


sideramos la siguiente, entre las de muchos otros de las más diversas
áreas del conocimiento, perteneciente a quien ha dedicado a esa te-
mática las percepciones de algunos autores contemporáneos que, en
su paso por Brasil en el 2012, dieron entrevistas a la prensa escrita y
televisiva sobre los efectos de internet en la formación infantil y en el
espacio y familiar.
Michael Rich, profesor del Centro de Medios y Salud Infantil de
la Universidad de Harvard, que participó como conferencista en el
mencionado evento de la UERJ, es considerado uno de los mayores
especialistas americanos en las interacciones de niños con medios di-
versos4. En entrevista con la Folha de São Paulo, en el día 23 de abril
de 2012 (Canónico, 2012), él trató el asunto de forma muy interesante,
haciendo el siguiente diagnóstico:

Atolondrados con un desarrollo tecnológico que no


consigue acompañar en la misma velocidad a sus hijos, los
padres se abstienen de prepararlos para el universo digital,
dejándolos expuestos a riesgos. Los padres necesitan engu-
llir su orgullo y transformarse en aprendices de sus hijos
en la parte técnica, para que puedan ser sus profesores en
la parte humana.

Reproducimos aquí tres fragmentos de la entrevista de Rich que


se refieren de cerca a la temática de nuestro texto:

Canónico: Los niños están siendo presentados a la


tecnología cada vez más precoces ¿Eso es malo?
Rich: No, pero tampoco es bueno. El problema es que
los padres les dan estas herramientas a los niños no porque
las necesiten o sepan usarlas, sino debido a la presión social
y por los propios niños. Los hijos dicen: «Yo quiero un
iPhone porque todos mis amigos tienen uno». Así como
usted piensa en cuándo debe mostrarle a un niño qué es

4
Padre de cuatro hijos, Rich posee un sitio (cmch.typepad.com/mediatrician) en el
cual despeja dudas de los padres.

86
El impacto de la comunicación moderna y digital en la familia.

una sierra eléctrica, debería considerar cuándo y cómo se


va a presentar la televisión, internet y los celulares.
Canónico: ¿Cómo ellos pueden involucrarse en la vida
digital de sus hijos y hasta un punto que deban hacerlo?
Rich: Los padres necesitan involucrarse con la era di-
gital de sus hijos como se involucran con la vida fuera de
la red. Un padre no dejaría a su hijo ir a una fiesta en una
casa de la cual no sabe si va a haber bebida, drogas, armas.
Del mismo modo, no debería dejar que su hijo estuviera
desatendido en internet. Como los padres no se sienten
cómodos en internet como sus hijos, los egos obstaculizan.
Ellos necesitan permitir ser aprendices. Necesitan sentir
y jugar videojuegos con ellos, aprender la parte técnica
y, aprovechando esa posición de vulnerabilidad, discutir
otros temas.
Canónico: En su ponencia, usted dice que los padres no
dejan que los niños se aburran, y eso es malo ¿Por qué?
Rich: El cerebro humano busca novedades, sentir y
experimentar nuevas cosas. El problema es que si somos
constantemente estimulados por la televisión, por los vi-
deojuegos, por internet, nunca aprenderemos a ser reflexi-
vos, creativos, a buscar la novedad dentro de nosotros. Es
necesario el tedio para llegar allá. Salir de la casa también
funciona. La naturaleza es un gran estimulante.

Derrick de Kerckhove, investigador canadiense y exponente de


renombre internacional en TIC, en una entrevista a Vinícius Pereira
(2009, pp. 245-249), en la edición brasileña de su libro La piel de la
cultura (De Kerckhove, 2009), al ser preguntado sobre lo que diría a
los padres que están educando a sus hijos hoy, afirma:

Este es un enorme desafío de la educación. Pero es difícil


encontrar a los profesores que entrenarán a sus pupilos
para el uso crítico de la web [...]. La única forma de que
un padre intervenga eficientemente con los hijos online es
compartir la experiencia con ellos siempre que sea posible,

87
Margarida M. Krohling Kunsch

mostrando, a través del ejemplo, los usos apropiados de


los medios, y dando un paso para atrás para ver la imagen
completa.

A propósito de la necesidad de que los padres participen en la vida


digital de sus hijos y de hasta jugar videojuegos junto a ellos, tuvo lugar
en España el coloquio «El ocio digital infantil en familia», organiza-
do el 24 de abril del 2012 por el Instituto Micropolix de Estudios de
Ocio Educativo Infantil, con el objetivo de discutir en forma profunda
la introducción segura y responsable de las nuevas tecnologías en el
espacio de ocio/placer familiar.
Otra contribución significativa en curso es de Sherry Turkle, psicó-
loga, escritora y profesora del Massachusetts Institute of Technology.
Sus estudios se basan en el análisis de cómo internet está moldeando
un nuevo comportamiento de la sociedad. En el 2011 lanzó el libro
Alone together: why we expect more from technology and less from
eachother5. Esa obra, fruto de una investigación de quince años sobre
el comportamiento humano y web y para la cual ella escuchó a 450
personas, está siendo objeto de discusiones con gran repercusión inter-
nacional. Ella estuvo en Brasil como invitada a la Expogestão 20116,
habiendo concedido varias entrevistas a los medios de comunicación,
destacando el programa Espaço Aberto Ciência & Tecnologia da Glo-
bo News y el sitio de la revista Veja. La periodista Renata Honorato
(2011) hizo un relato sobre la entrevista dada a la revista Veja de la
cual reproducimos algunos pasajes significativos:

Sherry apunta a la dilución en el ambiente virtual de


aspectos fundamentales de las relaciones sociales en el
mundo físico. «Cuando desempeñamos un papel en la vida
real contamos con el tono de nuestra voz, con la tensión de
nuestros músculos y con el movimiento de nuestro cuerpo
para comunicar. Aprendemos a interpretar esas señales»,

5
Juntos solos: por qué esperamos más de la tecnología y menos de cada uno.
6
Evento del Conselho Federal de Administração, que en esta nueva edición se
realizó en Joinville (SC) desde el 07 al 10 de junio del 2011.

88
El impacto de la comunicación moderna y digital en la familia.

dice. «Eso no es irrelevante y no puede ser sustituido por


líneas posteadas en el muro de Facebook».
De los relatos que escogió, la investigadora americana
señala que el deslumbramiento con la tecnología puede em-
pobrecer también el relacionamiento familiar. «Los padres
han sido acusados de adoptar el mismo comportamiento
que repudian en sus hijos», afirma. «Ellos están accediendo
a internet en la mesa del comedor, están enviando SMS
mientras manejan y no dejan el smartphone ni siquiera
cuando juegan con los niños».
«Preferimos escribir a hablar y la frase definidora de
las preocupaciones de Sherry ha sido esgrimida en toda
entrevista concedida o artículo publicado. En la revista Veja
ella ejemplifica el puntero apuntando a cierto gusto por
las disculpas virtuales. Según ella, el acto de pedir discul-
pas por SMS, email o recados en redes sociales nos libera
de testimoniar la reacción del otro. «Los entrevistados
me dijeron que una disculpa que no da espacio para que
usted escuche el dolor que causó y que no permite al otro
expresar la decepción no es suficiente», relata.

El periodista Tiago Dória (2011), en su web blog, hace un estudio


referido al libro de Sherry Turkle y a las entrevistas concedidas por ella.
También reproducimos aquí la evaluación que él hace, muy pertinente
para la reflexión sobre el tema en pauta:

Una de las principales cuestiones planteadas por la


autora —y lo que más fascina a las personas de la comuni-
cación vía web— es la posibilidad de mayor control sobre
las conversaciones, y no la velocidad.
Con las plataformas de redes sociales podemos terminar
una relación a la hora que queramos, basta con bloquearla.
En el correo electrónico podemos responder o descontinuar
una conversación cuando sea más conveniente. En el SMS
tenemos tiempo de pensar en una respuesta. En fin, la web
nos da un mayor control sobre la conversación. Detalle

89
Margarida M. Krohling Kunsch

que explica porque a los adolescentes no les gusta recibir


llamadas telefónicas por voz. En la llamada telefónica todo
acontece en tiempo real, usted no tiene tiempo de pensar
en las respuestas o graduar la emoción.
Para ejemplificar, en entrevista a Tirkle, un adolescente
de dieciséis años confesó que recibir llamadas telefónicas
es muy incómodo, requiere de una «espontaneidad más
allá de los límites». Usted no tiene tiempo de pensar en
las respuestas. Que la mejor comunicación sea vía SMS,
email o mensajes en las redes sociales está en el hecho de
que ellas acontecen de acuerdo a su ritmo, usted tiene más
dominio sobre la conversación y mucho más sobre lo que
usted dice.
Por eso Turkle concluye que, en realidad, lo que la web
nos brinda es protección. Nos gusta conversar, pero que sea
a nuestro ritmo y una conversación bajo nuestro control.
Lo que, entre nosotros, es una ironía.
La privacidad online es motivo de preocupación en va-
rias generaciones. Pero, conforme nos muestra Turkle, esa
preocupación se divide entre la ingenuidad y el escepticismo.
Los más jóvenes creen que Facebook, por ejemplo,
nunca utilizará sus datos en forma abusiva por el simple
motivo de que la plataforma de red social fue creada y
administrada también por personas jóvenes —«personas
como nosotros»— (hay un sentimiento de identidad entre
los usuarios y los creadores de Facebook. Eso ayuda a la
aceptación de la red social). Otros rayan en el escepticismo.
Creen que las empresas abusan, pero no hay mucho que
hacer. Es como dar golpes a la punta de un cuchillo. Un
camino sin retorno.
En este punto, el libro deja en evidencia que en la web
las personas antes que todo buscan la facilidad. Poco im-
porta si Facebook tiene poco control sobre la forma en que
los datos personales son utilizados por terceros. Mientras
Facebook fortalece la facilidad, estas cuestiones quedan
en segundo plano.

90
El impacto de la comunicación moderna y digital en la familia.

Recurriendo más de una vez a la entrevista de Zygmunt Bauman


a Silio Boccanera (2011), acrecentamos a todas las consideraciones
los siguientes aportes:

Boccanera: Esta nueva generación ha sido extensiva-


mente expuesta, como conversamos antes a la idea de
la falta de privacidad, de que la vida de las personas es
expuesta, los secretos son expuestos, el culto a las cele-
bridades está en todas partes. Las personas llegan hasta a
imponer su intimidad a otros. Ese es un fenómeno nuevo.
Bauman: Ellas imponen, pero la práctica de la exposi-
ción pública, del «striptease espiritual público», podemos
decir, ya fue internalizada, no es más impuesta. Niños de
ocho, diez años, pasan varias horas por día al frente de la
laptop contando todo sobre ellos mismos a quien quiera
leerlos u oírlos. No todos pueden ser vistos en la TV. Si
alguien es visto en la TV es porque, realmente, es impor-
tante. Pero, si no es así, por lo menos existe la posibilidad
de ser visto en la pantalla del computador. Tal vez alguien,
por accidente, pasee por el website, por el blog.
Boccanera: O por su Facebook…
Bauman: Y escriba, mande un recado. Así él se siente
realmente miembro del mundo, no fue dejado atrás, no
fue excluido.

Consideraciones finales
Muchas son las reflexiones que podríamos plantear para analizar
esas constataciones destacadas por estudiosos, especialistas, perio-
distas, etc. Diríamos que no son solo los niños y los jóvenes los que
no se dan cuenta de cómo sus vidas son devastadas al no evaluar las
consecuencias de las exposiciones privadas sin límites en las redes
sociales. Esto acontece también mucho en personas adultas. Basta
acompañar los procesos de selección de los empleos, donde los perfiles
de los candidatos son muchas veces previamente construidos a partir
de lo que ya escribieron en las redes sociales, así como los medios de

91
Margarida M. Krohling Kunsch

comunicación diariamente lo hacen sobre los constantes hechos que


acontecen en este contexto.
De todo lo que expusimos, el mensaje que queremos dejar es que,
para reflexionar sobre los impactos de la comunicación moderna en
la familia, primero debemos colocar en el centro de los debates a «las
personas». No como sujetos pasivos y deslumbrados con las hazañas
de las nuevas tecnologías y el poder de los medios sociales, sino como
seres pensantes y críticos, vislumbrando lo que está en los bastidores de
toda la industria digital, en el contexto de transitoriedad y de incertezas
que caracterizan a la sociedad contemporánea.

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92
El impacto de la comunicación moderna y digital en la familia.

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93
Capítulo IV
Matriarcas de la comunicación:
liderazgo, poder y hegemonía
en las redes académicas

José Marques de Melo

La cuestión de género prospera en la bibliografía


historiográfica del campo comunicacional, motivando al autor
a presentar la perspectiva brasileña contemporánea.
Palabras clave: Ciencias de la Comunicación. Historiografía.
Mujer. América Latina. Brasil.

Antecedentes
Desde que Everett Rogers lanzó A History of Communication
Study — a biographical approach (1994), la bibliografía historiográfica
del campo académico de la comunicación viene creciendo en todo el
mundo, con la aparición de nuevos y sorprendentes estudios. La pu-
blicación del texto inacabado de Wilbur Schramm The Beginnings of
Comunication Study in America — a personal memoir (1997) provocó
reacciones en la comunidad académica yanqui (Glander, 2000).
Unos apoyaron y otros refutaron las tesis de sus editores Steven Chaffee
y Everett Rogers. A ellos la hija Mary Schramm Coberly confió la revisión
de los originales de una obra que fue conservada en la memoria de su com-
putador personal, sin embargo solo liberada para su circulación una década
después de la muerte del autor. Aquellos discípulos del maestro de Stanford
procedieron con rectitud y rigor, sin embargo mucho más allá de lo esperado,
completando el volumen con dos capítulos exegéticos naturalmente polémicos.

95
José Marques de Melo

Hegemonía masculina
La cosecha de estudios sobre las raíces y el desarrollo de las ciencias
de la comunicación en el siglo XX ha generado frutos apetitosos, de
acuerdo con las predilecciones de los respectivos autores. Una de las
variables explotadas es el protagonismo de la mujer en este universo
historiográfico que Gertrude Robinson (1998) no vaciló en proclamar
como territorio monopolizado por el género masculino. En su argumen-
tación, las contribuciones femeninas o feministas han sido minimizadas,
ignoradas o escamoteadas. Es lo que también sugiere Valdivia (2011).
En efecto, la scholar canadiense explica con rigor su discordancia
en relación a la línea interpretativa defendida por el trio Schramm/
Rogers/Chaffee. Defendiendo un anclaje distinto, ella privilegia la
Escuela de Chicago que, en su entendimiento, precedió al Grupo de
Stanford y sus respectivos satélites, dentro del territorio americano
(Robinson, 1988).
Fue justamente a partir de esas hipótesis que Aimee-Marie Dors-
tenes esbozó un libelo contra la pretendida «dominación masculina»
en el desarrollo de los estudios de comunicación, contraponiendo a
los notables Harold Lasswell, Dallas Smythe y Paul Lazarsfeld un trío
femenino que investigó y publicó dentro del mismo círculo intelectual.
Reivindicando «justicia» histórica ella rescató las contribuciones de
Hortense Powdermaker, Mae Huetting e Helen MagGill, olvidadas
«matriarcas», ocupantes en el campo de la comunicación de papeles
equivalentes a los festejados «patriarcas» (Dorsten, 2012).
En este sentido es que los jóvenes dedicados a la investigación
histórica pueden hacer frente al desafío lanzado por la autora del
intrigante artículo de la revista Communication Theory (febrero de
2012), publicada bajo la tutela de la International Communication
Association — ICA. Para ser fiel a la «“magia del rejuvenecimiento”
que me atribuye Antonio Hohlfeldt (2010, p. 10), suscitando perspec-
tivas de estudio absolutamente inusitadas, me atrevo a proponer una
hoja de ruta de investigaciones biográficas con el objetivo de ampliar
el cuadro analítico de las ciencias de la comunicación y proyectar un
selecto grupo de “matriarcas” que figuran en el panorama internacional
de nuestra área de estudios».

96
Matriarcas de la comunicación Liderazgo, poder y hegemonía...

Ascensión femenina
Dentro de ellas, la de mayor densidad intelectual es la alemana
Elizabeth Noelle Neuman, autora de la teoría mundialmente conocida
como «espiral del silencio», aunque poco valorizada por la vanguar-
dia de izquierda en el mundo académico alemán. (Loblich & Scheu,
2011). Por otra parte, la teoría de la «espiral del silencio» es la única
que tiene firma femenina en un universo cognitivo monopolizado por
el género masculino como puede ser medido a través de la consulta
de los manuales de la teoría de la comunicación vigentes en Inglaterra
(McQuail, 2000), Italia (Wolf, 1987), España (Moragas, 1981), Fran-
cia (Mattelart & Mattelart, 1997), Portugal (Sousa, 2006), Argentina
(Entel, 1996), Chile (Otero, 1998) o Brasil (Hohlfedt y otros, 2001).
Son de la misma estatura académica, la polaca Irena Tetelowska y
la francesa Anne Marie Thibault-Laulan, ambas militando, en diferentes
coyunturas, en el ámbito de la UNESCO y de la IAMCR — Interna-
tional Associationfor Media and Communication Studies.
Tetelowska fue discípula de Jacques Kayser, fundando en Cracovia
un centro de investigaciones y una revista enfocados en el estudio de
la prensa. Fallecida precozmente en un accidente aéreo, en 1969, fue
sucedida como directora del centro de Polonia y como presidente del
Comité de Investigación Bibliográfica de la IAMCR por el profesor
Valery Pisarek. Este le hizo justicia, preservando la memoria de su tra-
yectoria académica a través de la edición especial en inglés de la revista
también creada por ella —Zeszyiy Prasoznawcze (Cracovia, 1971)—.
Primera mujer a escalar una posición de realce entre los directivos de la
referida asociación mundial, ella sin duda inspiró la lucha tenaz librada
por Gertrude Robinson y sus compañeras de generación.
Thibault-Laulan fue discípula de Robert Escarpit, el fundador del
campo académico de la comunicación en Francia, acompañándolo a
Bordeaux, en cuya universidad fundó un audaz núcleo de investiga-
ción de la comunicación dedicado a la cooperación franco-africana.
Le corresponde a Anne-Marie dirigir la sección de Filmología de
aquella institución estimulándola a organizar la antología Imagen y
Comunicación, publicada por la Editorial Mejoras (1976). Actuando en
el frente de la UNESCO, ella tuvo un papel relevante en la cooperación
de Francia con América Latina.

97
José Marques de Melo

Este cuadro se completa con la adicción de la filipina Gloria


Feliciano, responsable por la implementación de un centro interna-
cional de estudios de la comunicación que la UNESCO concibió para
fomentar la investigación del área en los países asiáticos. Graduada
en la Universidad de Filipinas (1950), Gloria conquistó el Doctorado
en Comunicación de Masas en la Universidad de Wisconsin (1962),
volviendo a su país para ocupar funciones claves en la estructura uni-
versitaria y en el aparato gubernamental desde 1965. Su actuación se
enfocó en el entrenamiento y la producción de conocimiento sobre la
comunicación rural en la región asiática, habiendo publicado obras
significativas, desde el lanzamiento de la recopilación Philippine Mass
Media in Perspective (1967) (Dziki, Maczuga y Pisarek, 1990, p. 44).
En el territorio americano destacan tres matriarcas al norte
—Gertrude Robinson (Canadá), Brenda Dervin (USA) y Fátima Fer-
nández (México)— y un sexteto al sur —las pioneras Matilde Pérez
Palacios (Perú) y Adisia Sá (Brasil), las innovadoras Marta Colomina
de Rivera (Venezuela) y Patricia Anzola (Colombia), además de la
chilena Lucía Castellón y de la brasileña Margarida Kunsch—, estas
últimas pertenecientes a la generación «fin de siglo».
Alemana, desde joven radicada en América del Norte, G. Robinson
estudió con Robert Park, pero hizo su carrera académica en la McGill
University, en Montreal, desempeñando un papel decisivo en la con-
quista del espacio femenino en el ámbito de la IAMCR.
Ella transgredió los cánones políticamente correctos de la academia
norteamericana, dedicándose, al estudio de las políticas de comunica-
ción vigentes en el bloque de los países comunistas, particularmente
la experiencia de cogestión de los medios yugoeslavos en los tiempos
de Tito (Robinson, 1977).
Más allá de las contribuciones sustantivas a nuestro campo Brenda
Dervin y Fátima Fernández ocuparon funciones de liderazgo destinadas
a fortalecer respectivamente la ICA y la AMIC.
Brenda pertenece a la generación formada en East Lansing, Mi-
chigan, por discípulos de Wilbur Schramm como Berlo, Kumata y
Rogers, conquistando una posición de liderazgo en la International
Communication Association (ICA), cuya presidencia ejerció en el bienio
1985-1986. Participó activamente también de la IAMCR, integrando el

98
Matriarcas de la comunicación Liderazgo, poder y hegemonía...

liderazgo de su consejo internacional, y se desempeñó como editora de


periódicos que conscientizan a la generación de los años 80-90, como
Human Communication Researchy Communication Yearbook. Perma-
nece en actividad en la Universidad de Ohio, dedicándose al binomio
«información y desarrollo» (Dziki, Maczuga y Pisarek, 1990, p. 34).
Por su lado, la mexicana Fátima Fernández cumplió una misión
importante al fundar la AMIC (Asociación Mexicana de Investigadores
de la Comunicación), superando el estigma de la «comunidad inad-
vertida» denotada por Fuentes Navarro (1991, p. 77). En su revisión
histórica sobre «investigación e investigadores de la comunicación en
México, el referido autor dice que Fernández representa la generación
pos 68, comprometida con la promoción de los cambios políticos y
culturales, por tanto apoyándose en el legado de las ciencias sociales.
Se trata de una “decisión bien consciente”» conforme explica en una
nota introductoria a su emblemático libro sobre Los medios de difu-
sión masiva en México (Fernández, 1982, p. 9). Le cupo el encargo de
integrar a México a los organismos internacionales del área comuni-
cológica, principalmente a la ALAIC y a la IAMCR.

El sexteto sureño está formado


por tres pares homogéneos
Las veteranas Matilde Pérez y Adisia Sá «hicieron escuela» en los
años 60, como fundadoras de carreras emblemáticas en la industria
del periodismo.
Matilde dirigió la Facultad de Periodismo de la Pontificia Uni-
versidad Católica del Perú, donde fundó un arrojado centro de inves-
tigación que realizó numerosos trabajos para atender las demandas
del episcopado latinoamericano. Por eso mismo, ejerció el liderazgo
natural de la emergente comunidad católica que se dedicó al estudio
de la comunicación en nuestro continente, animada por las directrices
constantes del Decreto Inter Mirifica, sancionado por el Concilio Va-
ticano II. Promovió en Lima el primer seminario de escuelas católicas
de Periodismo. Aun siendo la única mujer integrante de un gremio
predominantemente masculino fue electa para ejercer la presidencia

99
José Marques de Melo

de la recién fundada Federación Católica Latinoamericana de Escuelas


de Periodismo (Periodistas Católicos, 1968).
Adisia Sá fue la primera mujer en militar profesionalmente en
el periodismo de Ceará, tomando el liderazgo del movimiento para
crear el Curso de Periodismo de la Universidad Federal de Ceará. Su
combatividad sensibilizó a las autoridades universitarias que acogie-
ron su proyecto pedagógico, en el cual estaba incluida una revista
científica y la producción de libros de textos para suplir la deficiencia
de bibliografía nacional acerca de la comunicación. Culminando una
brillante trayectoria académica paralelamente a un importante itinera-
rio sindical, recibió en el 2006 el Premio Luiz Beltrão de Maturidade
Acadêmica (Lima & Kneipp, 2010).
Tanto a la venezolana Marta Colomina como a la colombiana
Patricia Anzola les cabe un audaz vanguardismo investigativo en
América Latina.
Colomina transgredió los cánones metodológicos dominantes en
la investigación en comunicación aplicando el marco de Althusser para
explicar la función de las telenovelas en la sociedad latinoamericana
en su libro debut El huésped alienante (1968). Mereció un comentario
legitimador de Antonio Pasquali: «Una investigación fundamental»,
pues hasta entonces la comunidad académica no disponía de algún
conocimiento sobre el comportamiento de las audiencias de radio
y televisión. Además de amular la investigación entre sus colegas de
universidad, Colomina lideró en Maracaibo un «tipo de investigación
con mayor sentido regional», pues la mayor parte de los entrevista-
dores que recogían la información de campo estaba constituida por
estudiantes de «sexo femenino» (Aguirre, 1996, p. 68). Retirada de la
función universitaria, se reincorporó al trabajo mediático, apoyando
programas en la radio y la televisión de Caracas, cuya línea editorial
fue considerada negativa por el Presidente Hugo Chávez, enfrentando
una resistencia implacable por parte de las instancias gubernamentales.
A pesar de ser perseguida por el poder venezolano, Marta Colomina no
transigió y no se intimidó, encontrándose actualmente en una situación
de cuarentena comunicacional.
Anzola desencadenó una ofensiva para rescatar la memoria de la
investigación en comunicación en un bloque formado por Argentina,

100
Matriarcas de la comunicación Liderazgo, poder y hegemonía...

Brasil, Chile, Colombia y Perú, más allá de haber nutrido a la naciente


comunidad latinoamericana de ciencias de la comunicación, aglutinada
en torno a ALAIC. No es sin razón que Luis Ramiro Beltrán (2008,
p. 65) le brinda un justísimo homenaje en la edición de la revista
de la ALAIC, dedicada a los 30 años de la entidad, puntualizando:
«Patrícia Anzola será recordada como una dirigente ejemplar de los
comunicadores latinoamericanos y como una de las grandes damas de
la profesión en el ámbito mundial».
Su continuadora más próxima fue la brasileña Margarida Kunsch,
que tuvo un papel relevante en la reconstrucción de la propia ALAIC y
en su transformación institucional, dejando de ser una «amigocracia»
(como en cierta ocasión la definió Robert White) para transformarse
en una auténtica «comunidad» intelectual. Aunque apartada del direc-
torio de la ALAIC, la profesora Kunsch permanece editando la Revista
Latinoamericana de Ciencias de la Comunicación. Ella misma trasluce
tal dimensión declarando: «La ALAIC, luego de su reconstrucción, se
ha establecido como una entidad científica representativa de los inves-
tigadores en comunicación en América Latina»(Kunsch, 2008, p. 21).
Completa este conjunto la chilena Lucia Castellón que revitalizó
la enseñanza de la comunicación en su país, contribuyendo para aglu-
tinar a los investigadores y profesionales del área, antes separados por
los traumas legados por la era Pinochet, estimulando sucesivamente,
como decana de Comunicación en las universidades Diego Portales y
Mayor de Chile, su inserción en la comunidad internacional del área.
Una consecuencia de esa postura cooperativa fueron los congresos de
ciencias de la comunicación en el transcurso del siglo (latinoamericano,
iberoamericano y panamericano).

Perspectiva brasileña
A propósito de la singularidad latinoamericana en la cuestión
de género, escribí el ensayo Artillería femenina (2002), realizando el
siguiente diagnóstico:
«Para quien acompaña con perspicacia a la comunidad interna-
cional de las ciencias de la comunicación no se sorprende al saber
que las posiciones conquistadas por las mujeres-investigadoras, en la

101
José Marques de Melo

estructura del poder académico, son frutos de la lucha incesante que


los liderazgos femeninos desarrollaron durante años» (Marques de
Melo, 2008, p. 234).
Tuve la oportunidad de destacar el tema en una edición de los
Coloquios Internacionales de la Escuela Latinoamericana de Comuni-
cación — CELACOM 2002. Allí enfaticé la similitud de nuestro pano-
rama con el europeo o norteamericano, a principios de siglo, cuando
era notoria la prevalencia masculina. Pero esa realidad fue cambiando
naturalmente, sin necesidad de alimentar conflictos entre géneros, en
la medida en que las mujeres comenzaron a ocupar espacio en todas
las latitudes del campo comunicacional.
«Las relaciones de género en la comunidad latinoamericana de
las ciencias de la comunicación no parecen tan tensas como aquellas
observadas en el arena internacional [...]. Tanto es así que mujeres-
investigadoras como Patricia Anzola y Margarida Kunsch ocuparon
la presidencia de la ALAIC en momentos cruciales de la historia de
la entidad, contribuyendo a superar impasses que aseguran la propia
continuidad institucional [...] Ellas ganaron legitimidad sin tener que
protagonizar escenas explícitas de lucha por el poder. Fueron escogi-
das por sus propios méritos…» (Marques de Melo, 2003, pp. 30-31).
Volví a enfrentarme con esta temática cuando motivé a mis
alumnos de posgrado a producir historias de vida de investigadores
brasileños de la comunicación.
«Planeada inicialmente como antología biobibliográfica de los
investigadores en comunicación, reconocidos por la academia brasi-
leña, [...] terminó circunscrita a 7 mujeres. La muestra inicial incluía
hombres y mujeres en igualdad de participación. Pero en el proceso
de realización de los perfiles los textos que demostraban consistencia
metodológica y relevancia histórica focalizaban exclusivamente mu-
jeres» (Marques de Melo, 2010, pp. 26-27).
Frente a esta contingencia, y contando con la colaboración del
doctorando Francisco de Assis, organicé la antología denominada
Valquirias mediáticas, donde plasmé el concepto de «matriarcas de la
comunicación», evidentemente en una perspectiva brasileña. Vale la
pena reproducir mi argumento, correlacionando las valquirias (término

102
Matriarcas de la comunicación Liderazgo, poder y hegemonía...

acuñado por Ana Arruda Callado, 1996) con las «matriarcas» (expre-
sión revitalizada por Dorsten, 2012) en el campo de la comunicación.
«Las siete mujeres cuyas historias de vida dan forma y contenido
representan tendencias vitales para la construcción del campo académico
de Brasil [...]. Todas ellas ocupan espacios considerables en los medios
de comunicación, siendo entrevistadas o divulgadas por los diarios,
revistas, emisoras de radio y televisión, portales de internet, etc. En este
sentido, son auténticas valquirias mediáticas, actuando como fuentes de
información o figurando como emisoras de mensajes de interés colec-
tivo. Algunas son musas intelectuales, despertando pasiones que forjan
discípulos; o modelos académicos, inspirando a las nuevas generacio-
nes a producir conocimiento relevante. Otras figuran como maestras,
desempeñando papeles fundamentales en la enseñanza y en la práctica,
cuando no actuaban como madrinas, acogiendo y protegiendo a sus
pupilos para avanzar académica o profesionalmente. No olvidemos a
las posibles matriarcas, con vocación para liderar corrientes de opinión
en los medios de comunicación o desempeñar papeles de mediadoras
formando clanes intelectuales» (Marques de Melo, 2010, pp. 39-40).
Se trata de un perfil multifacético, constituido por cinco tipos:
musas, modelos, maestras, madrinas y matriarcas. Cuando fue hecho
el lanzamiento del libro en el auditorio de la Cinemateca Brasileña, en
el 2010, logramos reunir a las 7 valquirias: Adisia Sá, Anamaria Fadul,
Cremilda Medina, Lucia Santella, Maria Immacolata Lopes, Sonia Vir-
ginia Moreira y Zelia Leal Adghirni. La única que asumió claramente
la postura de matriarca fue Adisia Sá, no solo por una razón etaria
—pues ella asumió con tranquilidad la condición de octogenaria—,
sino más bien por el sentido escénico. Al serle concedido el micrófo-
no por el maestro de ceremonias para saludar a los participantes, e
incluso siendo de menor estatura física, ella se agigantó, a través del
uso de la palabra, para seducir a la platea y monopolizar la atención
colectiva. Su capacidad de comunicación oral fue aplaudida por las
demás homenajeadas, que no dejaron de revelar, en la secuencia, sus
propias aptitudes discursivas.

103
José Marques de Melo

Desafío
Dejando al margen esta nota impresionista, no dudo en la hipóte-
sis de que todas ellas satisfacen las dos características que propongo
como requisitos para el reconocimiento de una investigadora de la
comunicación en la categoría de matriarca del campo.
Neutralicé conscientemente la variable de la edad —siempre difícil
de discernir en el género femenino— para considerar dos circunstan-
cias comportamentales: liderazgo de opinión y formación de clanes
intelectuales.
No tengo duda, como observador participante de la historia en
proceso de nuestro campo de conocimiento, de que todas cumplen con
el primer requisito.
Sin embargo, esta evidencia necesitaría ser demostrada empíri-
camente. De la misma forma, se vuelve necesario verificar si todas, o
cuáles de ellas, formaron clanes que se encargaron de dar continuidad
a sus proyectos cognitivos y concretar los sueños irrealizados.
Esta es la lección que lanzo como desafío a los jóvenes historia-
dores del campo comunicacional brasileño interesados en estudiar las
relaciones de género. Se trata de una propuesta ambiciosa que pretende
partir de esta tipología para mapear a las matriarcas en acción en el
vasto territorio nacional.
A final de cuentas, el siglo XXI marca la hegemonía de la mujer
en el campo de la comunicación. Por eso no huyo de la tentación de
reproducir, sobre todo observando a los que insisten en considerar
irrelevante la cuestión de género en la historiografía comunicacional,
la alerta que hice en el 2002, en otro lugar y otra situación:
«La ascensión de la mujer en el mercado de trabajo comunicacio-
nal representa una tendencia cristalina del mundo contemporáneo.
Crece el contingente femenino que actúa en las empresas periodísticas,
agencias de publicidad, oficinas de relaciones públicas, industrias au-
diovisuales. Las mujeres representan hoy la mayoría indiscutible del
conjunto de alumnos en las facultades de comunicación social. Hay
indicios de que ellas ya ocupan una posición predominante también
en el cuerpo docente de esas instituciones académicas» (Marques de
Melo, 2002, p. 49).

104
Matriarcas de la comunicación Liderazgo, poder y hegemonía...

De esta forma, se vuelve importante, para mantener el clima de


cordialidad vigente en la academia avanzando en la producción del
conocimiento, conocer y comprender la naturaleza del espacio ocupado
por las matriarcas, en la misma proporción e intensidad que analizamos
hasta ahora el desempeño de nuestros patriarcas.

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106
Capítulo V
Aceleradores tecno-sociales para
hackear la educación

Cristóbal Cobo
Hugo Pardo Kuklinski

La educación formal a comienzos del siglo XXI en Iberoamérica


vive una de las épocas de mayor progreso en la historia de la región.
Masivamente integrada en el cuerpo social; con el mayor porcentaje de
ciudadanos en sus aulas, con las mujeres en un rol preponderante que no
tenían hace solo 50 años, con minorías mejor integradas; con una gran
movilidad de estudiantes universitarios entre regiones y países; con la ma-
sificación de los estudios de posgrado; con más contenidos de divulgación
científica que a los que nunca se ha tenido acceso (y muchos en forma
abierta y gratuita); con la investigación generada en las universidades
propagándose con eficacia y contribuyendo al crecimiento económico y a
una mejor calidad de vida. Estas son solo algunas variables prometedoras
a tener en cuenta, pero se podrían mencionar muchas más. Este contexto
de la educación formal se debe en gran medida al desarrollo regional y
la consolidación de sociedades basadas en derecho. En las últimas dos
décadas, la evolución ha sido más pronunciada gracias a la masificación
y el abaratamiento de las TIC, así como a la conectividad a bajo coste
que ofrece el acceso a internet, especialmente desde el nacimiento de la
World Wide Web hace ya 20 años.
La irrupción de las TIC y de internet en las vidas de educadores y
educandos ha contribuido a la formación de una nueva crisis educati-
va que se podría definir como una crisis de gestión del conocimiento,

107
Cristóbal Cobo | Hugo Pardo Kuklinski

entornos, de interfaces y plataformas y de métodos de aprendizaje.


Una de las variables dominantes que se deben tener en cuenta para
analizar el futuro inmediato de la educación formal e informal es el
aprendizaje a distancia. La consolidación de la educación virtual ya
es una tendencia irreversible en el bienio 2014-2016. En la economía
glocal1, el espacio físico y presencial de la educación formal se con-
trae y, en cambio, el espacio virtual se expande. Algunas visiones más
radicales como la del investigador Peter Burke (2013) afirman que
«sobrevivirán unas pocas universidades de referencia mundial. El resto
de la enseñanza será virtual»2.
Desde la década de 1990, con las primeras instituciones educativas
basadas en el eLearning hasta el nacimiento de la emblemática platafor-
ma Broadcasting MIT Open CourseWare en 2001, el cuestionamiento
a su eficiencia marginaba este tipo de metodologías de formación a un
segundo plano, en detrimento de la educación presencial. Las objeciones
más significativas eran que: a) las plataformas en línea tenían profun-
das limitaciones a nivel de conectividad y experiencia de usuario; b)
los usuarios no estaban adaptados a su uso y esa restricción afectaba
la experiencia final de aprendizaje; c) los costes de la creación de la
plataforma y su imprescindible conectividad para la educación a dis-
tancia eran incluso mayores que los de generar espacios de educación
presencial. La experiencia personalizada del aula era inmejorable a su
par virtual, incluso a nivel económico.3
No se trata de adoptar posturas tecnodeterministas, pero la tecno-
logía —en sus distintas manifestaciones del campo educativo— siempre
ha estado presente para ser utilizada en forma productiva y mejorar
la experiencia de aprendizaje. La crisis de interfaces y organizativa en
la educación formal tiene mucho que ver con el anacronismo de hacer
persistir un modelo educativo donde el alumno asiste a un espacio

1
El neologismo glocal define la unión entre los términos global y local. Referencia
a tener en cuenta: Jordi Borja, Jordi; Castells, Manuel (1998). Local y global. La
gestión de las ciudades en la era de la información. Taurus. Barcelona.
2
La Vanguardia (2013, February 8). La Contra: Peter Burke. La Vanguar-
dia. Retrieved March 4, 2013, from http://www.lavanguardia.com/lacon-
tra/20130208/54366478503/la-contra-peter-burke.html
3
The Future of Moodle and How Not To Stop It (iMoot 2010). Technology, In-
novation, Education. Retrieved January 30, 2013, from http://blog.hansdezwart.
info/2010/02/05/the-future-of-moodle-and-how-not-to-stop-it-imoot-2010/

108
Aceleradores tecno-sociales para hackear la educación

físico para permanecer sentado 5 o más horas diarias en un aula. No


resulta ser la opción más apropiada de aprendizaje de un educando
y menos de un educando adulto4. Tampoco resulta ser la opción más
ecológica y económica, a nivel de movilidad física de las personas. Y
la masificación de la educación a distancia está resultando el principio
del fin de un modelo educativo pensado para la sociedad industrial de
los siglos XIX y XX. Con la digitalización de los procesos y del diseño
de redes de personas, el aprendizaje formal e informal ha dejado de ser
lineal para pasar a ser transversal, transmediático y multiplataforma.
El crecimiento de la sociedad red (Castells, 1996), el éxito del
negocio de consumo de las plataformas sociales en línea (Cobo; Par-
do Kuklinski, 2007) y la geekonomía (Pardo Kuklinski, 2010)5 han
transformado a los usuarios, especialmente a aquellos grupos etarios
que están en fase de formación. Quienes hoy participan de la educa-
ción formal, tanto a nivel básico como superior, se han convertido
en la generación mejor alfabetizada en la historia, expertos a nivel
de interacción en línea, y en algunos casos como los llamados early
adopters, construyen sus redes a medida de sus necesidades, como bien
se sabe por las experiencias de construcción de Facebook, Twitter u
otras populares redes sociales. La diferencia a nivel de productividad
y eficiencia entre la educación presencial y la educación a distancia es
cada vez menor. En tanto que, si se toman en cuenta la economía de
escala, el coste tecnológico de iniciar cualquier proceso de educación
a distancia tiende a ser cero6. La curva de innovación en el campo de

4
Para más información ver: Selwyn, N. (2011). Education and Technology: Key
Issues and Debates. Continuum International Publishing Group.
5
«Hoy, son los geeks quienes a su modo rediseñan la economía convirtiéndola
en geekonomía. A su vez son ellos quienes configuran los formatos de nuestras
relaciones personales. Desde la irrupción de internet y la computación personal,
los geeks son los nuevos escribas del mundo, capaces de crear los instrumentos
que utilizan, o apropiarse de manera especial de los ya creados. Ellos configuran
y la sociedad consume. Al comienzo del nuevo siglo, son los geeks quienes están
al frente del capitalismo. La geekonomía se hace fuerte en la construcción de las
redes, y su clase social dominante, la netocracia, ocupa los lugares más relevantes en
la economía globalizada, desplazando a políticos y burócratas» (Pardo Kuklinski,
25; 2010).
6
Cuando se hace referencia a que «tiende a ser cero», se pretende hacer énfasis en
el sostenido decrecimiento de los costes tecnológicos de implementación. Sin em-
bargo, desarrollar plataformas de educación a distancia con vocación de masividad
aún sigue teniendo unos importantes costes añadidos a nivel de mantenimiento,

109
Cristóbal Cobo | Hugo Pardo Kuklinski

la educación a distancia ha dado un gran salto cuantitativo y cualita-


tivo en la última década y seguirá haciéndolo en los próximos años7.
Como ya se percibe en algunos espacios académicos del entorno an-
glosajón, la educación superior presencial es más costosa en cada gene-
ración y cubrir el presupuesto educativo comienza a ser una dificultad
familiar. Especialmente en EE.UU. y Reino Unido existe una profunda
polémica sobre los costos de la educación universitaria y el creciente
endeudamiento familiar que acarrea el pago de las matrículas. Uno de
quienes encabezaron esta polémica, Peter Thiel, afirma que existe una
burbuja en la educación superior de EE.UU., en tanto que los costes
de matrícula han escalado un 300% (teniendo en cuenta la inflación)
desde 19808. Esta alarmante barrera financiera hace que, a pesar del
valioso sistema de becas, la educación presencial comience a tornarse
exclusiva. Para beneficio de toda la sociedad, esto no significará menos
jóvenes formándose, sino menos jóvenes a nivel porcentual formándo-
se en espacios académicos presenciales y más alternativas híbridas y
virtuales. Los datos macroeconómicos en EE.UU. indican que resulta
incompatible formar a toda la sociedad en estudios terciarios sin que
esto suponga un gran endeudamiento familiar. A esto se suman los
grandes presupuestos que resultan en el mantenimiento de los campus
de excelencia9 y el decreciente apoyo del Estado para financiar dichas
infraestructuras.

administración, seguridad, soporte, hosting, etc. En cambio, para procesos más


focalizados y con menor cantidad de alumnos, la posibilidad de utilizar plataformas
comerciales ya existentes como Blackboard o Google+ Hangouts minimiza aun
más los costes de implementación.
7
Para más información ver la curva de la singularidad en: Humanity+ (2010, July
2). The Power of Hierarchical Thinking - Ray Kurzweil - H+ Summit @ Harvard.
Recuperado de: http://www.slideshare.net/humanityplus/kurzweil
8
Para esta polémica sobre el endeudamiento familiar universitario en EE.UU.,
consultar: a) Is a College Diploma Worth the Soaring Student Debt?. Jeffrey
Brown. video at PBS. May 27, 2011. http://www.pbs.org/newshour/bb/business/
jan-june11/college_05-27.html. En este informe, Peter Thiel señala que la deuda
promedio de los universitarios americanos ha pasado de 19.000 dólares en 2004 a
23.000 dólares en 2011. Señala Thiel: «We have subprime education, like we had
subprime housing»; b) The Higher Educaction bubble, at Education News. http://
www.educationnews.org/higher-education-bubble/ . En este video infográfico se
afirma que la deuda universitaria de las familias en EE.UU. es de 833 billones de
dólares, similar a la deuda por el uso de tarjetas de crédito.
9
Según un estudio, un tercio de las instituciones académicas en EE.UU. padecen un riesgo
financiero creciente que obliga a repensar la gestión de los campus y la administración

110
Aceleradores tecno-sociales para hackear la educación

Más allá de las apreciaciones pedagógicas, esta realidad socioeconó-


mica justifica que los formatos educativos híbridos y masivos sean con-
solidados en la próxima década y seguramente serán dominantes en un
escenario 2020, como ya se verá más adelante. Como indica el disruptivo
crecimiento de la educación híbrida y a distancia, masivas en el último
bienio, se está gestando un cambio radical en la arquitectura espacial
de la enseñanza y en sus consecuentes procesos, cambio que la opinión
pública y los expertos asumen con excitación. Con la convergencia de
otras innovaciones transversales es posible que el cambio sea acelerado
y se pase de la teoría a las acciones consumadas en muy poco tiempo.
Si se focaliza en el aspecto pedagógico, también la ecuación es po-
sitiva. La educación en espacios híbridos o exclusivamente virtuales no
solo abarata los costos de la educación, tanto para instituciones como
para alumnos, sino que también contribuye a la creación de espacios
interactivos en línea de carácter global. O sea, se consolida la creación
de un espacio educativo internacional en red, multilingüe y 24 horas
disponible, a un coste mucho menor que el de la educación presencial.
En esta fase de transición, aún se debe resolver el problema político
de la representación. En Iberoamérica, la creación de un significativo
número de instituciones de educación superior responde, más que a
una necesidad pedagógica, a intereses políticos de representación local
que seguramente querrán mantener el statu quo dominante de que cada
ciudad deba tener un campus universitario.
La consolidación de la educación a distancia en el futuro inmediato
afectará la redefinición del rol del docente y del estudiante; la concep-
tualización de las nuevas alfabetizaciones, el empleo estratégico de las
tecnologías de información y comunicación (TIC) que se requieren en
el siglo XXI; la exploración de nuevos esquemas de movilidad de la
comunidad universitaria y de colaboración entre instituciones; el reco-
nocimiento interinstitucional de los diseños curriculares; la definición de
estándares más flexibles y pertinentes a un nuevo ecosistema híbrido; la
redefinición de las normas relativas a la propiedad intelectual, así como

de los colleges. One-Third of Colleges Are on Financially «Unsustainable» Path, Bain


Study Finds, By Goldie Blumenstyk at The Chronicle of Higher Education, July 23,
2012. http://chronicle.com/article/One-Third-of-Colleges-Are-on/133095/

111
Cristóbal Cobo | Hugo Pardo Kuklinski

la generación de nuevas líneas de investigación (I+D) para ampliar el


conocimiento de un campo que experimenta una evolución constante.
No cabe duda que la educación a distancia se vislumbra como
una oportunidad para explorar nuevas formas de crear, almacenar,
distribuir y compartir el conocimiento y la información. Sin em-
bargo, la realización de esta posibilidad no está exenta de riesgos
y presenta complejidades que deberán atenderse a la brevedad. Las
ideas expuestas a lo largo de este análisis dan cuenta de las oportu-
nidades y desafíos que enfrenta la educación a distancia y, al mismo
tiempo, se proponen posibles escenarios y estrategias orientadas a
asegurar la calidad y la pertinencia de esta modalidad educativa.

Desintermediación en los procesos de educación formal


La reducción de los costes de generar, acceder, distribuir y consumir
conocimiento y contenidos educativos ha democratizado el ecosistema
educativo integrando a actores no tradicionales que han adquirido
popularidad y prestigio en los últimos años, tanto a nivel de produc-
ción como de distribución de conocimiento. La desintermediación no
significa carencia de intermediarios, sino la crisis de los intermediarios
tradicionales, entre ellos las instituciones educativas. Están naciendo
nuevos intermediarios, nuevos curadores. Cobo, Pardo Kuklinski y
Scolari (2012) han analizado este fenómeno: «Desintermediación
se define como una ruptura con el middleman o intermediario en la
cadena de producción, distribución y consumo. Su principal virtud es
la reducción del coste final del producto y la aceleración de todo el
proceso económico. El coste removido en la cadena de distribución es
habitualmente recuperado para el consumidor, ofreciendo una mejor
relación entre coste y valor. En el diseño educativo, existe un nuevo
mapa de actores y propuestas desintermediadas, innovadoras y basadas
en la apertura a la comunidad, dentro pero especialmente fuera de las
estructuras formales». En este sentido, los expertos comienzan a crear
canales educativos fuera de las instituciones formales, legitimados por
la propia red. Las redes informales atribuyen valor a educadores más
allá de la tradicional legitimidad de las instituciones o del monopolio
de la acreditación por parte del Estado.

112
Aceleradores tecno-sociales para hackear la educación

El origen y explosión de los MOOC. La expectativa del


WINNER TAKES ALL generará innovación disruptiva

Si bien los cursos abiertos masivos en línea o MOOC (Massive Open


Online Courses) están en 2014 en una fase aún embrionaria, lejos de
tratarse de una filosofía de generosidad y apertura de puertas por parte
de ciertas universidades de élite mundial, responden a una estrategia de
algunos actores de estas universidades para posicionarse como líderes en
un mercado «online, for free». Un curso abierto masivo en línea es un tipo
de curso online dirigido a una amplia participación y de libre acceso a
través de la web. Los MOOC son un desarrollo reciente y amplificado en
el área de educación a distancia. Por otro lado, se trata de una evolución
en los ideales educativos abiertos precedidos por los recursos educativos
abiertos. La perspectiva de los actores institucionales involucrados es que
este formato crecerá en los próximos años y generará un nuevo modelo de
negocio digital basado en la certificación masiva y en red de cursos breves.
Bajo soporte de capital riesgo en el entorno de Silicon Valley, plataformas
líderes con fines de lucro como Coursera (lanzado en el 2012 y ya con
más de 6 millones de estudiantes y con ritmo de crecimiento abismal),
Udacity o Udemy; u otras sin fines de lucro como EdX, Khan Academy,
Class2Go, Open Learning Iniciative y FutureLearn en Reino Unido son
los prototipos hacia la viabilidad financiera10 a bajo coste de un formato
de redes sociales de formación terciaria de broadcasting, masividad y
certificación, bajo la filosofía verified certificates11. Todo esto, sin que se
promueva competencia real con su elitista política de acceso on-campus.
El incipiente modelo de negocio de hoy está basado alrededor de me-
dallas (badges en inglés) o certificados de asistencia, pero como en otras
plataformas masivas de medios sociales este plan de negocio evolucionará
hacia nuevas formas de obtener ganancias y garantizar la continuidad y
productividad de este sistema. La creación de la red ya es en sí misma una
herramienta potente de creación de valor, como sucede en el proyecto
10
As Elite Colleges Invite the World Online, Questions Remain on Their Business
Plans, By Jeff Selingo. The Chronicle of Higher Education. January, May 19, 2012.
http://chronicle.com/blogs/next/2012/05/19/as-elite-colleges-open-to-the-world-
online-questions-remain-on-business-plan/
11
Coursera Takes A Big Step Toward Monetization, Now Lets Students Earn «Verified
Certificates» For A Fee, by Rip Empson, Tech Crunch, January 8th, 2013. http://
techcrunch.com/2013/01/08/coursera-takes-a-big-step-toward-monetization-now-
lets-students-earn-verified-certificates-for-a-fee/

113
Cristóbal Cobo | Hugo Pardo Kuklinski

Outliers School12, basado en la tesis conectivista de George Siemens. Desta-


ca también el proyecto multiuniversitario español UniMOOC-Aemprende
de emprendimiento en la nueva economía digital13.
Sería ingenuo creer que se está asistiendo a una especie de Síndrome de
Estocolmo de las instituciones educativas de élite, creando productos inno-
vadores que fagocitan a sus modelos históricos. La arquitectura de las redes
digitales incuba monopolios. Se podrían dar decenas de ejemplos. Aunque
a priori se trata de una estrategia comercial a largo plazo bajo la lógica de
«ganador toma todo», el surgimiento de los MOOC introduce un nuevo
formato que beneficia a los educandos a nivel mundial que no tienen acceso
a la educación de élite y puede a largo plazo perjudicar a las universidades
menos prestigiosas en un mercado de competencia internacional por la
acreditación. Este breve análisis de mercado no quita sus aspectos positivos.
Según Pardo Kuklinski (2010), «estas nuevas plataformas proponen romper
en forma simultánea dos piezas constitutivas de la cultura organizacional
universitaria: a) la exclusividad para sus alumnos de los contenidos que se
producen y ofrecen; b) la administración y el control centralizado del pro-
ceso educativo y la inflexible relación entre docentes y alumnos según las
taxonomías que diseña la institución y sus cuerpos académicos».
Como en todo modelo pedagógico embrionario y en génesis, con
los MOOC existen grandes debilidades e incertidumbres y una visión
crítica sobre la eficacia de su pedagogía. En un análisis crítico del
modelo MOOC, Tony Bates (2012)14 destaca como mitos de sus im-
pulsores (en este caso de Daphne Koller, creador de Coursera) que: a)
los MOOC incrementen el acceso a la educación superior en países en
vías de desarrollo; b) sea una nueva pedagogía hasta ahora inexistente;
c) los ordenadores personalicen el aprendizaje. Se podría dedicar un
amplio espacio a resaltar los aspectos críticos de los MOOC ya que
existe creciente bibliografía al respecto. Sin embargo, es de esperar que
su evolución acelerada conduzca a estos formatos virtuales y masivos
hacia prácticas y lógicas que aún hoy no existen y que, como toda
evolución, modificarán la experiencia pedagógica.

12
http://www.outliersschool.net
13
Más información: www.unimooc.com
14
http://www.tonybates.ca/2012/08/05/whats-right-and-whats-wrong-about-cour-
sera-style-moocs/

114
Aceleradores tecno-sociales para hackear la educación

Un elemento atractivo a considerar en el desarrollo del negocio de


los MOOC es que surgirán otras innovaciones a priori no esperadas,
como la automatización de ciertos procesos rutinarios que hoy están
a cargo de los profesores15, el tipo de legitimación de los registros en
línea de los alumnos a través de verificación biométrica de identidades,
la organización y el control digital de los exámenes para no cometer
fraude, el desarrollo de algoritmos para acercar personas con ofertas la-
borales, software CMS (Content Management Systems) para desarrollar
plataformas MOOC a medida, sistemas de preselección de alumnos en
la fase MOOC para luego integrar al sistema universitario presencial
tradicional, etc. Todas innovaciones que a largo lazo pueden introdu-
cirse en todo el sistema de la educación a distancia. En este sentido,
ya se profundizará al respecto más adelante en el texto. Otro ejemplo
es a nivel de crear una real competitividad entre educadores, atacan-
do la histórica endogamia del sistema formal, muy pronunciada en el
entorno universitario iberoamericano. Según Pardo Kuklinski (2010),
las plataformas abiertas como los MOOC «fomentan la meritocracia y
la competitividad, ya que actores externos a la estructura institucional
utilizan estas plataformas para poder ingresar en el sistema, lo cual
hace que los insiders deban moverse con mayor agilidad y eficacia».
Un análisis más en prospectiva lleva a preguntarse si, como ana-
liza Carlos Magro16, serán los MOOC una evolución en la educación
formal y la certificación oficial «¿o se mantendrán en el ámbito de la
formación informal y las acreditaciones?». Otra variable a tener en
cuenta es que el formato, hoy solo focalizado en la educación superior,
podría evolucionar rápidamente hacia otro tipo de estamentos como
la educación en grados educativos inferiores. En ese ecosistema, donde
el título no tiene un valor acreditador ante el mercado de trabajo, el
«daño» que los MOOC y sus acreditaciones podrían hacer al mono-
polio de la educación formal podría ser aun mayor.
15
«To fulfill their grand promise, MOOCs will need to exploit the latest breakthroughs
in data processing and machine learning. Delivering a complex class to thousands of
people simultaneously demands a high degree of automation.» The Crisis in Higher
Education. By Nicholas Carr, at Technology Review, September 27, 2012. http://
www.technologyreview.com/featuredstory/429376/the-crisis-in-higher-education/
16
Magro, Carlos. Mi título ha caducado, ¿qué hago Sr. Rector?, en Co-Labora.red.
8 de noviembre 2012. http://carlosmagro.wordpress.com/2012/11/08/mitituloha-
caducado/

115
Cristóbal Cobo | Hugo Pardo Kuklinski

MOBILE LEARNING. Siempre conectados


en un kiosco de aprendizaje
Es una evidencia que los dispositivos móviles permiten una conec-
tividad a toda hora y en todo lugar, ya sea para consumir contenidos
como para producirlos. Cualquier dispositivo en nuestro bolsillo es una
especie de Biblioteca de Babel accesible a un clic. La ubicuidad total que
ofrecen estos instrumentos hace que se transforme en una piel cultural,
un mecanismo de contacto permanente con el mínimo esfuerzo. En el
análisis del uso de los dispositivos móviles en los entornos de educa-
ción formal a distancia no solo se trata de presencialidad-virtualidad
y contenidos-servicios en función de la geolocalización. Varias son las
funciones y propiedades que caracterizan al uso de estos dispositivos
(Scolari, et al.; 2008): ubicuidad y portabilidad (comunicación en
cualquier momento y lugar); convergencia de funciones y de medios;
integración de modelos comunicativos (multicasting); bidireccionali-
dad (consumo y producción de contenidos botton-up y up-down). Las
características que aportan los dispositivos móviles al Mobile Lear-
ning son, según Castells (2006), conectividad 7/24; la posibilidad de
construir comunidades instantáneas de práctica; desdibujamiento del
contexto social de la práctica individual; transformación del lenguaje
hacia la simplificación.
Se puede interpretar el m-Learning como el empoderamiento del
Me, el educando como un nodo autónomo en la red capaz de producir
contenidos y mantenerse conectado todo el tiempo a su comunidad de
aprendizaje. En ese entorno tecnológico, resulta cada vez más difícil
diferenciar cuando se aprende y cuándo es solo esparcimiento sin fines
pedagógicos. Se introduce entonces el concepto de «kiosco de apren-
dizaje» (Avey, 2011), o sea la utilización de múltiples dispositivos en
forma convergente para resolver problemas y en consecuencia aprender.
El kiosco potencia el aumento de la productividad en tiempo real y
resulta útil en el momento donde surge la necesidad de aprender, sin
necesidad de estar previamente en un espacio físico determinado o
asistir periódicamente al lugar «donde se aprende».
En el aprendizaje posdigital (Pardo Kuklinski, 2010) las platafor-
mas y metodologías que resuelven problemas serán más codiciadas
que aquellas que trabajan el aprendizaje formal teórico. Los usuarios

116
Aceleradores tecno-sociales para hackear la educación

se están volviendo más sofisticados a la hora de combinar el uso de


múltiples pantallas y dispositivos para resolver una necesidad educativa
o profesional particular.

INFORMATION LITERACY (alfabetización informacional)


Cada vez es más difícil procesar la ingente cantidad de información
que circula a nuestro alrededor. La alfabetización digital (aunque el
término no está exento de debate) no es el aprendizaje instrumental
del software y de las plataformas virtuales, sino una apropiación más
compleja del acceso a la información. Gilster (1997)17 afirma que la
alfabetización digital tiene que ver con el dominio de las ideas, no de
las teclas. Ello puesto que la conexión de significados y el componente
contextual cumplen un rol estratégico en la formación y desempeño de
los trabajadores del conocimiento. En su reflexión subyace el interés
por promover el desarrollo de nuevos alfabetismos y competencias.
Este autor sugiere que la utilización de las TIC no debe limitarse al
uso de una tecnología en particular.
Luego de haber identificado distintos aportes relacionados con el
perfil de un trabajador del siglo XXI, a continuación se propone un
esquema conceptual complementario (en ningún caso excluyente) que
busca articular diversas fuentes académicas y/o provenientes de orga-
nismos internacionales18. Este ejercicio ha tenido como fin identificar
aquellas competencias vinculadas al uso de las tecnologías digitales y
la gestión del conocimiento que pudiesen apoyar el desempeño labo-
ral de quienes trabajan en la era de la información (para más detalles
consultar el siguiente mapa conceptual: tiny.cc/eskills).
Producto de esta revisión, a continuación se propone una definición
del término «e-competencias»: capacidades para la gestión de conoci-
miento tácito y explícito, empoderadas por la utilización de las TIC y
el uso estratégico de la información. Las e-competencias van más allá

17
2009. Strategies to promote the development of e-competences in the next gene-
ration of professionals: European and International trends. SKOPE Issues Paper
Series, N°13 September 2009 [pdf].
18
Cobo, C. (2009). Strategies to promote the development of e-competences in the
next generation of professionals: European and International trends. SKOPE Issues
Paper Series, N°13 September 2009 [pdf].

117
Cristóbal Cobo | Hugo Pardo Kuklinski

de la utilización de una TIC en particular, ya que también incluyen


conocimientos y actitudes orientadas al trabajo colaborativo, la inno-
vación y el aprendizaje constante, así como la co-creación de nuevas
ideas para enfrentar problemas desconocidos en diversos contextos.
El perfil de un trabajador e-competente está constituido por cinco
habilidades fundamentales: e-conciencia; alfabetismo tecnológico; al-
fabetismo informacional; alfabetismo digital y alfabetismo mediático.
Cada una de estas se describen a continuación:
E-conciencia: esta habilidad cognitiva se caracteriza por la com-
prensión del papel que juegan las TIC en la sociedad de la información.
Está basada en el entendimiento de cómo estos instrumentos pueden
resultar perjudiciales y/o benéficos para el desarrollo de la sociedad en
su conjunto. Es un acto de cognición influenciado por los crecientes
flujos de información y conocimiento orientado a la generación de
valor agregado en diversos contextos. Un usuario e-consciente cuenta
con la capacidad de entender y responder a los desafíos de una socie-
dad que asigna especial importancia a la idea de «aprendizaje para
toda la vida». Este entendimiento incluye la habilidad para vincular
los ámbitos sociales, culturales, legales y éticos relacionados a las TIC
(«ciudadanía digital»).
Alfabetismo tecnológico: este alfabetismo guarda relación con el
uso diestro de los medios electrónicos tanto para estudiar y trabajar
como para el ocio. Está representado por la habilidad de interactuar
tanto con hardware y software así como con aplicaciones vinculadas
con la productividad, la comunicación o la gestión. Este alfabetismo
incluye el uso estratégico de internet y otras vías electrónicas de co-
municación para actividades como: generar redes de colaboración,
intercambio de información, trabajo a distancia, entre otras. Las tec-
nologías incluidas en esta competencia evolucionan de acuerdo a la
transformación de las TIC.
Alfabetismo informacional: es la habilidad de comprender, evaluar
e interpretar información proveniente de diferentes fuentes. El concepto
de alfabetismo informacional va mucho más allá que la capacidad de
leer, puesto que significa leer con significado, entender críticamente y
al mismo tiempo ser capaz de analizar, ponderar, conectar e integrar
diferentes informaciones, datos y conocimientos. Requiere la capacidad

118
Aceleradores tecno-sociales para hackear la educación

de hacer juicios informados en relación a aquello que se encuentra


dentro o fuera de internet. Incluye la capacidad de evaluar el grado de
confiabilidad y calidad de la fuente, determinando cómo y cuándo la
información es apropiada para una determinada audiencia o contexto.
Alfabetismo digital: es la capacidad para generar nuevo conoci-
miento apoyado en el uso estratégico de las TIC. Los principales aspec-
tos vinculados con la alfabetización digital combinan la habilidad para
conseguir información relevante (dimensión instrumental) así como
producir y administrar nuevo conocimiento (dimensión estratégica).
Estar alfabetizado digitalmente implica utilizar las TIC para acceder,
almacenar, organizar, integrar, y compartir información y conocimiento
en múltiples formatos.
Alfabetismo mediático: este alfabetismo tiene que ver con
comprender cómo los medios de comunicación tradicionales están
transformándose dentro del entorno de los medios electrónicos. Esta
habilidad incluye el entendimiento de cómo funcionan los medios,
cómo evolucionan hacia nuevos formatos, sus plataformas y modos de
interacción. Finalmente, incluye el saber cómo los medios producen y
generan significado así como sus implicancias sociales, legales, políticas
y económicas.

Conclusiones
Tal como sugiere Bauman en Tiempos líquidos19, en la época actual
las organizaciones no pueden pretender mantener su estado actual por
demasiado tiempo. Hoy más que estructuras hablamos de redes y ma-
trices y sus posibilidades de adaptación estarán basadas en su capacidad
de generar conexiones y desconexiones según sea necesario.
Sin duda que muchas de estas mutaciones habrán de seguir su
estado de evolución natural. Mientras algunas se desarrollarán y ex-
pandirán, otras tenderán a desaparecer o diluirse ante otras propuestas
más consistentes. El «darwinismo digital»20 plantea que los sistemas
mejor preparados para la adaptación estarán en condiciones más

19
Bauman, Z. (2007). Liquid Times: Living in an Age of Uncertainty. Polity.
20
Schwartz, E. I. (2002). Digital Darwinism: 7 Breakthrough Business Strategies for
Surviving in the Cutthroat Web Economy. Crown Publishing Group.

119
Cristóbal Cobo | Hugo Pardo Kuklinski

apropiadas para reinventarse. De igual modo, aquellos más resistentes


al cambio quedarán expuestos no solo a la obsolescencia sino que
también a desaparecer. No hay duda que, frente al actual ecosistema
digital, el sector de la educación a distancia no queda ausente a estos
desafíos. Ello implica generar los mecanismos y desarrollar las compe-
tencias necesarias para mantenerse en permanente estado de vigilancia
y aprendizaje.
A continuación se sugieren tres vectores claves que nos ayudan a
interrelacionar las ideas, ejemplos y visiones que se han descrito en este
texto. Lejos de querer sugerir recetas o soluciones reduccionistas, lo
que se plantea son tres dimensiones sobre las que resulta clave poder
avanzar. Estos tres conceptos son: flexibilidad, competencias y apertura.

Flexibilidad
Resulta fundamental adoptar nuevas dinámicas de enseñanza que
ofrezcan mayor flexibilidad y versatilidad. Aquí tiene relevancia el
implementar modelos pedagógicos enriquecidos y con enfoques más
acordes a nuestros días que no se restringen a la transferencia de la
información y memorización de contenidos, sino que procuren esti-
mular el desarrollo de nuevas habilidades, destrezas y competencias
que nos permitan responder en forma más productiva a las demandas
del entorno.
Aquí el desafío no está solamente en ofrecer modelos de aprendizaje
versátiles en cuanto al tiempo y el espacio de aprendizaje (educación
abierta, sincrónica en línea, asincrónica virtual, mixta, grupal, masiva,
formal, informal, entre otras) sino que más flexible en cuanto a crear
redes inter-institucionales no tradicionales que aseguren la integración
de visiones y perspectivas.
La incorporación del componente tecnológico en la educación a
distancia demanda entender la adaptación como un estado continuo.
De lo contrario, el riesgo de ofrecer viejos modelos pedagógicos con
nuevas tecnologías resulta más que evidente. Por otra parte, la flexibi-
lidad descrita no guarda relación tampoco con el hecho de ser flexible
a comprar o adoptar la última tecnología de moda, sino que adaptable
en cuanto a comprender que el conocimiento se ha descentralizado

120
Aceleradores tecno-sociales para hackear la educación

de manera radical y que la oferta de educación a distancia ha de ser


compatible con individuos cada vez más conectados y expuestos a
volúmenes inmanejables de información.
La crisis de legitimidad que sufre un sector de la educación superior
no se resolverá con incorporar más mecanismos de control (burocra-
cia) a los sistemas de enseñanza, sino que todo lo contrario. Abriendo
espacio para la exploración, la búsqueda de modalidades alternativas
y de sistemas inteligentes capaces de aprender de sus errores y mejorar
de manera exponencial.

Competencias
Los desafíos descritos en este texto no solamente dan cuenta de
la necesidad de nuevos perfiles, sino de nuevas tareas dentro de la
organización educativa. Más allá de identificar cuál es el modelo más
apropiado, lo que resulta evidente es que sea cual sea la estructura
institucional para brindar educación a distancia es fundamental com-
prender que ello demandará de un cambio organizacional estructural
que contemple profundamente aspectos vinculados con la gestión y el
aseguramiento de la calidad así como la flexibilidad, la apertura y la
pertinencia de la educación a distancia en el siglo XXI.
La mejora en la calidad de las habilidades mediante la educación,
la formación y la experiencia requerirá de un profundo examen al
sistema educativo (una revisión que no solo debiese realizarse por
educadores sino que por un sinnúmero de otros actores sociales). Para
ello es necesario entablar múltiples conexiones entre conocimientos,
destrezas, educación e innovación.
Aún queda camino por recorrer para asegurarnos que se adopten de
manera horizontal e inclusiva los principios de autoaprendizaje, apren-
dizaje en red y creación colectiva del conocimiento. En este sentido, las
tecnologías deberían utilizarse para ayudar a las personas a aprender
a pensar, no para decirles lo que deben pensar. Es decir, la transición
entre lo que aprendemos y cómo lo aprendemos. El reto es encontrar
mecanismos para desarrollar y reconocer habilidades, capacidades
y técnicas que permitan aprender a aprender mediante un proceso
continuo, paulatino y que pueda ser gestionado por cada individuo.

121
Cristóbal Cobo | Hugo Pardo Kuklinski

En esta línea, el pensamiento crítico y la resolución de problemas, por


ejemplo, han formado parte del progreso humano desde los albores de
la historia, desde que se crearon las primeras herramientas, hasta los
avances de la agricultura o la exploración de los océanos. Las capaci-
dades como la alfabetización informacional y la conciencia global no
son nuevas. Sin embargo, la gran diferencia es que estas habilidades
y competencias ahora han de ser desarrolladas y adquiridas por un
creciente segmento de la población. Ya no es un privilegio de las élites
sino que una condición básica de una sociedad en red, competitiva
y también inclusiva. En esta línea la educación formal (y también el
aprendizaje informal) sigue siendo un nodo fundamental.

Apertura
Más allá de la diversidad de estrategias pedagógicas, institucionales
y tecnológicas, es importante atender y analizar las nuevas posibilidades
educativas que hoy se están configurando. Es decir, ya no se trata solo
de aprender en diferentes tiempos y espacios, sino que además se abren
nuevos horizontes, tanto para el educando como para las instituciones
que brindan educación. Las posibilidades de explorar nuevos esquemas
de aprendizaje y colaboración/cooperación alrededor de la generación
de nuevo conocimiento son cada vez más diversas.
Estas oportunidades resultan tan atractivas como inciertas. Sin
embargo, la apertura se convierte en un acelerador de los otros dos
conceptos claves previamente expuestos: la flexibilidad y la adquisición
de nuevas competencias.
La apertura al conocimiento ha sido uno de los mantras que han
defendido distintas comunidades vinculadas al desarrollo de internet.
Ahí destacan las comunidades de software libre; paralelamente se
expandió el movimiento de Creative Commons que ha crecido con
fuerza beneficiando y promoviendo la defensa a la creatividad abierta
(por ejemplo, recursos educativos abiertos o publicaciones abiertas);
pasando por las ideas de Cherbourg21 sobre innovación abierta que
ahora son casi norma en las prácticas de creación distribuida; e

21
Chesbrough, H. W. (2006). The era of open innovation. Managing innovation and
change, 127(3), 34—41.

122
Aceleradores tecno-sociales para hackear la educación

incluyendo también movimientos más libertarios (por ejemplo, Free


Software Foundation). Quizá no con la misma velocidad, pero sí con
igual fuerza este principio del openness ha llegado hasta la academia.
Esto es interesante, si se toma en cuenta la sabida capacidad de resis-
tencia al cambio que gozan las instituciones educativas en casi todo
el globo. En los circuitos académicos ha ido creciendo, aunque aún
de manera dispar, la idea de apostar por modelos más abiertos para
crear, remezclar, distribuir y consumir el conocimiento (Cobo, 2012b)22.
Muchos quisiéramos que la velocidad de transformación (y de
adaptación) de las instituciones educativas frente a estos temas fuese
más veloz (un eufemismo, para no hablar de la velocidad glacial con
que se enfrentan al cambio). Sin embargo, los cambios profundos se
cocinan a fuego lento: ello nos hace imaginar transformaciones más
consistentes y de fondo. Explicar y entender las consecuencias de los
flujos abiertos del conocimiento es una tarea titánica pero que resulta
clave para avanzar hacia la promoción y adopción de nuevos canales
para distribuir y re-construir el conocimiento en red.

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128
Capítulo VI
Nuevos fundamentos y nuevo equilibrio
para una nueva era
Marc Prensky

Una visión más optimista de nuestra juventud


Hoy en día existe demasiada preocupación y se habla muy mal de
nuestra juventud; desde the dumbest generation («la generación más
tonta») a «no pueden mantener la atención por períodos prolongados»
(una queja frecuente) a «demasiadas tareas múltiples». Nada de esto
es verdad y es irrespetuoso con nuestros niños.
Lo que creo que está pasando realmente es que nuestros niños se
enseñan a sí mismos para adaptarse al nuevo mundo en el cual viven,
es decir, a nuestro nuevo contexto de variabilidad, incertidumbre,
complejidad y ambigüedad (VUCA), además de una red mundial cada
vez más grande, todo bañado en una acelerada tecnología y cambio.
Mientras antes reconozcamos esto, antes comprenderemos que con
las herramientas que tienen ahora, y que tendrán más adelante, esta
es probablemente la generación más poderosa que haya vivido jamás.
Mientras que podemos y debemos enseñar a nuestros hijos a
mostrar respeto por el pasado, no pueden y no vivirán en él. Crearán
su propio mundo, con diferentes relaciones (virtuales), preferencias
(tareas múltiples), costumbres y convenciones (menos privacidad), etc.
La mejor función de los adultos es no intentar arrastrar a los niños
hacia nuestro pasado en tono de superioridad moral, sino que guiarlos
respetuosamente hacia el futuro.

129
Marc Prensky

Una nueva toma de la tecnología


Todos nosotros vemos la tecnología como proveedora de nuevas
herramientas y posibilidades, ya sea que las prefiramos o no. Sin em-
bargo, los jóvenes de hoy ven la tecnología de forma diferente a las
generaciones anteriores (todos quienes tuvieron algún tipo de tecno-
logía). Como un estudiante lo expresó: «Usted ve la tecnología como
una herramienta. Nosotros la vemos como una base que subyace a
todo lo que hacemos».
Las tecnologías digitales son cimientos. Son, en un sentido muy
real, las nuevas 3 R; los cimientos sobre los cuales se construye todo.
Los nuevos cimientos digitales están penetrando en todo el mundo
mucho más rápido de lo que lo hizo alguna vez la lectura y la escritura,
y posiblemente nadie quedará fuera. Debemos reevaluar, encontrar
un mejor equilibrio para nuestros tiempos entre lo mejorado y lo no
mejorado, lo antiguo y lo nuevo, el pasado y el futuro. Comenzando
en esta generación, una persona que deliberadamente rechaza la tec-
nología, en lugar de usarla para mejorar, no será una mejor persona
por eso, sino que todo lo contrario.

Una nueva meta para la educación


Creo que los educadores han tenido, ya por algún tiempo, una
visión equivocada de cuál es realmente la meta de la educación. La
mayoría (casi todos, de hecho) asume que la meta es el «aprendizaje»,
pero no lo es. La meta de la educación no es aprender, es transformarse.
Transformarse en una persona mejor y más capaz. El aprendizaje es solo
un medio para lograrlo. Una vez que aceptemos que transformarse es
nuestra meta real, podremos crear un plan de estudios nuevo y mejor
para lograrlo (y nuevas formas de medirlo).
Todos hemos vivido durante mucho tiempo con los «fundamen-
tos» escolares de lectura, escritura, matemáticas, lengua, ciencias y
estudios sociales. Ahora, en nuestro nuevo contexto (descrito antes) y
con nuestra meta mejor definida, es hora de imaginarse un cambio. La
llegada de nuestras nuevas tecnológicas nos exige que, como mundo,
repensemos no solo cómo integramos esa tecnología en nuestro actual
plan de estudios, sino también cómo creamos un plan de estudios

130
Nuevos fundamentos y nuevo equilibrio para una nueva era

completamente nuevo y más útil. Aunque matemáticas, lengua, cien-


cias y estudios sociales siguen siendo importantes en diferentes grados
para diferentes personas, no son los fundamentos que todos necesitan
para el futuro.
Esos «nuevos fundamentos» son, creo, las habilidades del ser
humano milenario de pensamiento eficaz, medidas eficaces, relaciones
eficaces y logro eficaz, mejoradas, extendidas y aumentadas a través de
todas las capacidades que la nueva tecnología nos brinda ahora. Hoy en
día, no enseñamos bien ninguno de estos aspectos. E incluso si nuestros
hijos «aprenden», no se «transforman» en la forma en que podrían
y deberían, las personas buenas y capaces que deseamos y buscamos.
El plan de estudios mundial de hoy, grande como es, se ha empo-
brecido. Ciertamente enseñamos (o lo intentamos) habilidades para
pensar, pero los tipos de pensamiento que cubrimos son solo una pe-
queña fracción de lo que es útil. Sí, enseñamos (aunque no siempre muy
sistemáticamente) pensamiento matemático, pensamiento científico,
pensamiento lógico, persuasión, resolución de problemas y pensamiento
crítico, pero ignoramos mayoritariamente, especialmente de manera sis-
temática y explícita, otros aspectos importantes del pensamiento eficaz,
como el pensamiento creativo, el pensamiento narrativo, juicio, estética,
hábitos mentales, pensamiento diagnóstico, pensamiento de diseño,
pensamiento sistemático, pensamiento epistémico, autoconocimiento
de las pasiones y fortalezas propias, heurística y sesgos, pensamiento
no lineal (simulación), modos de pensar, curiosidad y especialmente
pensamiento mejorado con la tecnología.
Estas habilidades incluyen fijar metas, planificar, administrar pro-
yectos grandes y pequeños, dar y recibir comentarios, ser proactivo,
priorizar, ser persistente, tener capacidad de recuperación, actuar como
empresarios, innovar, liderar (y seguir), improvisar, saber cuándo y
cómo tomar (o no) atajos, tomar medidas políticas y romper barreras
cuando sea necesario.
Forjar y mantener relaciones eficaces es ciertamente un área crucial
para «transformarse», y también es un área que está sistemáticamente
bajo énfasis en nuestro plan de estudios K-12. La cantidad relativamente
pequeña de comunicación que enseñamos se debe expandir para incluir
comunicación individualizada, de equipos, familias, comunidades y

131
Marc Prensky

trabajo. El forjar relaciones eficaces abarca la inteligencia emocional,


el trabajo en equipo, la ética, política, ciudadanía, resolución de con-
flictos y negociación. Incluye el uso de la tecnología para mejorar las
relaciones, además de elementos no tecnológicos como la empatía y
la pasión.
Finalmente, y extremadamente importante, nuestro plan de estu-
dios carece de logro eficaz, que significa «hacer algo útil por el mundo
con lo que se ha aprendido». Basado en proyectos, dirigido por la pa-
sión y orientado al mundo real, el logro eficaz difiere para cada lugar y
estudiante. Incluye mucho de lo que ahora llamamos «contenido», pero
solo ese contenido que los estudiantes necesitan para lograr algo real.
Recién ahora vemos los primeros atisbos de estos cambios necesarios
en el plan de estudios con la comprensión, en muchos lugares, de que
la creatividad, el emprendimiento, el trabajo en equipo (en persona y
virtual) y la ejecución real de cosas útiles para el mundo real, de hecho,
son aspectos importantes y dentro de las capacidades de los estudiantes
de hoy. Pero el mundo necesita ir mucho más allá.

Vernos de nuevas formas


He sido afortunado de haber vivido durante todos los primeros
grandes éxitos de internet; MySpace, YouTube, Google, iTunes, Face-
book, Twitter, Instagram, etc. Es importante ver todos estos desarrollos
no como éxitos individuales, sino que como pasos a lo largo del camino
para reorientarnos hacia el futuro, además de descubrir nuestras nuevas
capacidades humanas en un mundo conectado.
Compartir fotografías y videos, por ejemplo, ahora es algo ubicuo
entre los conectados. Hoy existen más de mil millones videos publicados
en YouTube y sus miembros. Recién empezamos a sentirnos cómodos
con un mundo que permite estas nuevas formas de comunicación. Para
«transformarnos» en las mejores personas que podamos ser a medida
que las tecnologías se sofistican cada vez más (permitiéndonos aumentar
imágenes con voz, animación, ubicación, anotación e interactividad)
tendremos que aprender mucho acerca de las formas más eficaces de
usar nuestras herramientas, igual como lo tuvimos que hacer en el pa-
sado sobre cómo usar la lengua escrita para un mejor efecto. Combinar

132
Nuevos fundamentos y nuevo equilibrio para una nueva era

la magnitud de esta tarea es el hecho de que a diferencia de la lengua


escrita que evolucionó lentamente, nuestras nuevas oportunidades de
comunicación evolucionan a paso vertiginoso y acelerado.
Por ejemplo, Twitter, como muchos, en un principio tuve dudas
acerca de la amplia utilidad de comunicación en la forma limitada de
140 caracteres. Pero la rapidez con que esta capacidad se transformó
en fundamental, y la variedad de usos que rápidamente se le asignó a
esta herramienta me sorprendió y asombró. La transición de compartir
trivialmente experiencias minuto a minuto, la participación mundial
y los comentarios sobre temas comunes mediante hashtags (etiquetas)
para compartir información acerca de sucesos actuales en tiempo real
y respaldar medidas políticas fue impresionante, demostrando que
existían enormes necesidades no satisfechas en el mundo en cuanto a
formas de comunicar ideas de manera única e instantánea.
Facebook es visto, creo, como uno los primeros intentos vacilan-
tes de las personas de aprender a transformarse en nodos en una red
mundial y aprender a usar eso en nuestro beneficio. Las posibilidades
de una red universal (gran parte aún no descubiertas) irán mucho más
allá de compartir, enviar correos electrónicos, enviar mensajes de texto,
buscar, jugar y muchos de los otros grandes usos de hoy. Ya podemos
conocer el estado personal, instantáneamente, de 1/7 del orbe, que se
reduce por cada aspecto demográfico imaginable. ¿Cómo podemos
usar esto? ¿Qué más vendrá?
La humanidad ha pasado los últimos miles de años aprendiendo a
vivir y trabajar en varios tipos de comunidades físicas, desde la cercanía
de pueblos pequeños, villas y empresas hasta el relativo anonimato de
las grandes ciudades y corporaciones. Ahora llevamos solo una o dos
décadas como mucho en el camino del aprendizaje de estos aspectos, en
nuevas formas electrónicas. No nos debe sorprender que aquellos que
fueron educados en la generación previa a internet valoren el contacto
físico por sobre todo, además del electrónico y virtual.
Pero esa actitud pronto cambiará y los cambios venideros nos
sorprenderán tanto en velocidad como en profundidad. La posibilidad
de que estas nuevas capacidades tecnológicas se conviertan pronto en
«internas» es casi cierta, ya contamos con tecnologías que podemos
usar: Google Glass, audífonos Bluetooth, gente caminando por la

133
Marc Prensky

calle conversando en todo el mundo y viendo e influyendo en sucesos


alrededor del este en tiempo real.
Una vez que la gente experimenta el poder de la conectividad
universal es casi imposible que la dejen.
La conectividad mediante «acceso siempre en tiempo real»
(AORTA, «always on real time access») es un tremendo nuevo poder
humano, que con el tiempo alcanzará todos los aspectos de la vida de
cada persona; su salud, educación, conexiones y relaciones familiares,
trabajo, participación en el mundo como ciudadanos, la forma en que
nos emparejamos e incluso la forma en que procreamos nuestras espe-
cies. A diferencia de mi generación, los jóvenes ven estas capacidades
no como una imposición sino que como el mundo es.
Alguien puede ver esta actitud positiva hacia la tecnología como
una «adicción», pero está realmente más cerca de nuestras actitudes
hacia el discurso o la ropa; solo los raros o excéntricos tratan de vivir
sin estas útiles mejoras humanas durante el tiempo. Dos tercios de las
personas del planeta ya tienen un teléfono celular. Las personas ahora
pueden ubicar instantáneamente a alguien que deseen o necesiten, con
la capacidad de que se les responda instantáneamente una pregunta
objetiva, y escuchando música constantemente.
Los jóvenes de hoy y las generaciones que siguen pasarán el próxi-
mo par de milenios aprendiendo a usar estas nuevas capacidades bien
y sabiamente. A este largo proceso le llamo adquisición de sabiduría
digital. Ser un humano hoy es una experiencia completamente nueva
en muchos aspectos. Soy optimista en cuanto al mundo y al futuro
de nuestros niños, y es hora de que pensemos más profundamente
acerca de las implicancias positivas. En nuestro temor de lo que viene,
no creo que estemos prestando la suficiente atención a los beneficios
para nuestros niños de estos enormes cambios tecnológicos y sociales.
Marc Prensky, autor del artículo «Nativos digitales, inmigrantes
digitales» (Digital Natives, Digital Immigrants) del año 2001, es un
líder, orador, escritor, asesor y diseñador de juegos en el campo de la
educación y el aprendizaje, de renombre internacional. Es el autor de
cinco libros: From Digital Natives to Digital Wisdom (Corwin, 2012),
Teaching Digital Natives: Partnering for Real Learning (Corwin, 2010),
Don’t Bother Me, Mom, I’m Learning (Paragon House, 2006), Digital

134
Nuevos fundamentos y nuevo equilibrio para una nueva era

Game-Based Learning (McGraw Hill, 2001) y Brain Gain: Technology


and the Quest for Digital Wisdom (Palgrave MacMillan 2012). Marc
es el fundador y presidente ejecutivo de Games2train, una empresa
de aprendizaje en base a juegos, cuyos clientes incluyen IBM, Bank
of America, Pfizer, El Departamento de Defensa de EE.UU. y Escuelas
virtuales de LA y Florida (US Department of Defense and the LA and
Florida Virtual Schools), además de ser cofundador de Spree Learning
Games, una empresa nueva de «juegos curriculares». Marc tiene un
MBA de Harvard y una Maestría en Enseñanza de Yale. Muchos de
sus escritos se pueden encontrar en www.marcprensky.com/writing.
Comuníquese con Marc en marcprensky@gmail.com.

135
Capítulo VII
Educación en un nuevo entorno
Alejandro Navas

La reciente irrupción de las TIC en el ámbito educativo se compara


frecuentemente a un tsunami: una ola imparable y devastadora, que
liquidaría los modos tradicionales de hacer y a la que nadie podría
oponerse. Autoridades educativas, docentes y demás organizaciones
implicadas (editoriales, empresas tecnológicas) se aplican con entu-
siasmo a la tarea de implementar esos nuevos y maravillosos recursos.
Desde la economía, las empresas insisten en la necesidad de adaptar
las obsoletas enseñanzas a las nuevas exigencias del mercado laboral.
Los gobiernos intuyen que no pueden perder ese tren del progreso
tecnológico si quieren que sus países sigan jugando o lleguen a jugar
un papel protagonista en el mundo globalizado. En medio de la febril
agitación que se adueña del escenario educativo puede ser oportuno
recordar lo básico —Back to Basics, como nos invita la cantante
Christina Aguilera—, a modo de brújula para no perder el norte en
un mundo que cambia a velocidad vertiginosa.
Abordaré en primer lugar la necesidad y la importancia de la edu-
cación, para examinar a continuación el papel de los agentes educativos
en el mundo tradicional y en el nuevo entorno digital. Me detendré de
modo especial en los efectos de los nuevos medios y en la influencia de
las redes sociales. Aunque hablaré de la educación en general, dedicaré
un epígrafe a la universidad en particular. Formularé algunas conclu-
siones y aludiré a alguna experiencia ajena que podría ser de utilidad.

137
Alejandro Navas

En este tipo de asuntos, relativos a un arte (la educación) más que a


una ciencia, resulta inevitable que el juicio se vea teñido por la propia ex-
periencia. Mis decenios de dedicación a la docencia, con un planteamiento
más bien clásico —socrático y platónico—, me llevan a mirar con cierto
escepticismo los actuales desarrollos educativos, basados en el recurso a
las pantallas y a las posibilidades ofrecidas por la red. Queda claro que no
soy un integrado, pero tampoco me considero un apocalíptico. Cuando la
mayoría de los expertos abrazan con entusiasmo las tendencias actuales,
puede constituir un buen servicio alertar sobre algunas consecuencias no
tan positivas de esa adoración casi supersticiosa a la novedad tecnológica.

Necesidad e importancia de la educación


La educación es algo obvio, natural, inevitable. En la medida en que hay
vida humana, tenemos educación. La biología no nos dice cómo vivir, por
lo que tenemos que aprenderlo. El bebé humano nace siempre prematuro,
es el más indigente e inerme de los neonatos, y necesita durante bastantes
años del cuidado de sus padres (o de los adultos). Claro que esa condición
inespecífica y abierta se traduce en una gran ventaja: al ser tan flexible, el
ser humano se adapta a todos los ambientes. Frente a los demás animales,
abocados a su nicho, el hombre tiene mundo: puede vivir en el Polo Sur o
en el desierto, come de todo, desarrolla las tecnologías más variadas.
Educar al niño es enseñarle a vivir: a alimentarse, a cuidar la higiene
básica, a incorporar los elementos de la propia cultura —tecnología,
reglas, símbolos— que constituyen la forma propia de vivir. Los adultos
introducen al niño en lo que consideran valioso, bueno, verdadero y
bello. El niño aprenderá también a afrontar obstáculos, dificultades,
contradicciones, fracasos. En otras palabras, la educación consiste en
aprender a distinguir: un triángulo de un cuadrado; una lagartija de
un cocodrilo; un planeta de una estrella; un adjetivo de un adverbio;
y, más en general, lo útil de lo inútil, lo bello de lo feo, lo verdadero
de lo falso, el bien del mal.
La educación no puede adoptar la forma de un proceso técnico,
de un procedimiento racional previsto para el logro de un artilugio
controlable mediante una sucesión de pasos programables con todo deta-
lle. Por el contrario, la educación surge como resultado imprevisto de un

138
Educación en un nuevo entorno

proceso que apunta a otros fines. Es la consecuencia de la convivencia,


en la familia y también en el colegio, y en la sociedad en general. En clase
se trata en primer lugar de transmitir conocimientos y destrezas, pero el
niño no es un simple objeto pasivo, receptor o destinatario de la praxis
docente. El alumno es también sujeto activo, aunque no se encuentre
en pie de igualdad con el profesor. No son colegas, aunque pueda darse
entre ellos una relación de confianza (incluso es deseable que la haya).
Además, la clase es un importante escenario para la socialización, con
dos planos de convivencia: alumnos con profesores y alumnos entre sí.
El paradigma de toda actividad educativa sería la enseñanza-apren-
dizaje de la lengua. Desde el primer instante, la madre y los adultos le
hablan al niño, como si ya tuviera uso de razón y pudiera entender. En un
momento dado, el niño empieza a hablar y demuestra el conocimiento de
estructuras sintácticas relativamente complejas. Se trata de un fenómeno
sorprendente y del que todavía no tenemos una explicación satisfactoria,
para incomodo de lingüistas y neurólogos. Si el bebé no aprende a hablar,
no será viable como ser humano, tal como indica la experiencia de los
«niños lobo». A la vista del misterioso origen del lenguaje se entiende que
Fichte lo considerara un don sobrenatural, recibido directamente de Dios.
Podemos entender la educación como la suma de dos actividades
o tareas: enseñar y aprender. Enseñar sería una acción transitiva en
sentido clásico, poiesis, cuyo resultado está fuera del actor. Aprender
sería una actividad inmanente, praxis, en la que el resultado es interior
al sujeto. Durante mucho tiempo la teoría y la práctica educativas
atribuyeron casi todo el protagonismo de este proceso a la enseñanza,
primando el papel del profesor. El alumno quedaba reducido a la con-
dición de receptor pasivo de la acción educativa. Hoy se ha trasladado
el foco y somos más conscientes de la importancia del educando. Su
actitud es fundamental, incluso en la edad más temprana. Y también
nos hemos vuelto más sensibles al carácter recíproco de la relación
educativa: los padres educan a los hijos y los hijos educan a sus padres.
En general, los hijos convierten a los padres en mejores personas.
Enseñar al niño a distinguir y apreciar lo verdadero, lo bueno y
lo bello implica que los adultos consideramos algo como verdadero,
bueno y bello. Si es así, querremos que también los niños lo conozcan y
aprecien, pues son justamente esos bienes los que hacen la vida digna de

139
Alejandro Navas

ser vivida. De ahí que podamos declarar solemnemente que la educación


es un derecho humano fundamental y también algo evidente y natural.
Educar no es de modo primordial asunto de transmitir o trasladar,
sino de contagiar, suscitar, estimular (estimulación precoz: concepto
clave hoy en día en la educación infantil). En expresión de Gómez
Dávila: «Educar no es transmitir recetas, sino repugnancias y fervo-
res». Y los dos requisitos imprescindibles para que pueda darse una
auténtica educación son: 1. Convicciones firmes en los padres (en los
adultos con los que los niños tienen trato). 2. Confianza en los niños,
generada por el amor recibido.
En el fondo, antes de hablar o discutir sobre educación, los adultos
de referencia (los padres sobre todo y, en menor medida, los profesores)
tienen que plantearse cómo viven o quieren vivir. En la terminología
de los jóvenes de hoy: «de qué van». «Tú, ¿de qué vas?». Es decir, ¿a
qué das importancia, cuáles son tus prioridades, a qué aspiras?
Distinguir lo bello de lo feo, lo verdadero de lo falso, lo bueno de lo
malo implica disponer de un criterio, de una medida. Uno de los grandes
problemas de nuestra sociedad es que se ha roto el consenso en torno a
los valores fundamentales; por ejemplo, lo que sea la vida humana, la
persona, la sexualidad, el matrimonio y la familia, lo justo y lo verdadero.
Esta discrepancia básica dificulta notablemente la tarea educativa. Un
ambiente cultural relativista imposibilita una verdadera educación. El
escéptico que no cree en nada tampoco se siente motivado o interesado
en cambiar nada: le falta el criterio para distinguir lo mejor de lo peor y se
convierte en cómplice del statu quo. El establishment tendrá con frecuencia
interés en favorecer ese clima desvinculado, carente de compromiso con
la verdad o con el bien, pues alumbrará individuos pasivos y dóciles, a los
que se puede mantener entretenidos con el consumo. Llegado este caso,
sería muy fácil que el poderoso se imponga por la fuerza de sus recursos.
A esa dificultad, que tiene que ver con la deriva posmoderna de la
cultura occidental1, se añade la difuminación de los agentes educado-
res tradicionales y la aparición de nuevos agentes; la suma de ambas
circunstancias justifica hablar de un nuevo entorno educativo.
1
Comparto la sintética descripción de Guillaume Paoli: «El premoderno sabe que cree.
El moderno cree que sabe. El posmoderno cree que no cree» (Frankfurter Allgemeine
Zeitung, 30. IV. 2001, p. 52). Para un diagnóstico de la cultura actual cfr. Valentí Puig,
Los años irresponsables. Lo que va de siglo, Península, Barcelona 2013.

140
Educación en un nuevo entorno

Viejos y nuevos agentes educativos


Entenderemos mejor el papel de los nuevos agentes educativos si
los comparamos con los agentes tradicionales. Estos eran básicamente
la familia, la Iglesia y la escuela.
Como es obvio, la familia ha sido durante siglos la principal ins-
tancia socializadora. En palabras de Umberto Eco: «Educación es lo
que recibimos de nuestros padres cuando piensan que no nos educan».
La familia extensa, propia de la sociedad tradicional, permitía la con-
vivencia con personas de diversas edades, y era a la vez el lugar para
el aprendizaje del oficio que se iba a desempeñar en el futuro.
Al hilo de la modernización se generaliza la enseñanza reglada,
que llegará a ser universal y obligatoria. La familia deja de ser unidad
de producción económica y la formación profesional se va a adquirir
en centros especializados. Los adultos ya no trabajarán en el hogar
familiar, sino que lo harán en fábricas, comercios y oficinas.
La Iglesia proporciona la formación moral, bien a través de los
colegios dirigidos por órdenes religiosas o de la catequesis parroquial.
Ese reparto tradicional de funciones sufre hoy en día una profunda
transformación.
La familia sigue siendo el principal agente educativo… cuando
hay familia o vida familiar, lo que no siempre es el caso (rupturas y
divorcios, familias desestructuradas).
La Iglesia ha perdido gran parte de su protagonismo: la catequesis
parroquial llega a pocas personas. Muchos colegios de inspiración
cristiana sufren un proceso de desnaturalización que parece difícil de
parar, al menos en Europa y Norteamérica. La escasez de vocaciones
lleva a que personas menos comprometidas con el ideario original
—profesores y padres, generalmente— asuman de modo creciente la
gestión de esos centros. Otros son comprados por empresas que sim-
plemente buscan hacer negocio con la enseñanza.
La escuela sigue siendo muy importante, suponiendo que cumpla
más o menos satisfactoriamente con su cometido. El panorama es a
este respecto muy desigual. El tópico de la crisis educativa está firme-
mente instalado en las agendas públicas de gran parte de los países
desarrollados, que casi siempre tienen en trámite una nueva reforma

141
Alejandro Navas

educativa, pues hay acuerdo en considerar la educación como factor


decisivo para el desarrollo nacional.
Señalo de modo telegráfico algunos de los hitos más característi-
cos que jalonan la actual crisis educativa: constructivismo; pedagogía
antiautoritaria; educación comprehensiva; devaluación del esfuerzo;
depreciación de la memoria, la aplicación y la disciplina; aversión a
las llamadas «virtudes secundarias», de las que Habermas dijo en su
día que eran las habilidades necesarias para gestionar un campo de
concentración2.
Entre otros efectos, se aprecia un notable desconcierto y desánimo
en buena parte del profesorado (tal vez más acusado en la enseñanza
pública), y la docencia se convierte en una profesión de riesgo (epidemia
del síndrome del profesor quemado).
En este contexto de crisis aparecen nuevos agentes educativos: las
pantallas (y los auriculares) y los amigos o grupos de pares.
De una parte, la aparición de los sucesivos tipos de pantalla ha
suscitado la conciencia de cambios radicales, para bien o para mal. Por
ejemplo, Thomas A. Edison declaraba ya en 1913: «Los libros pronto
quedarán obsoletos en las escuelas públicas. Los alumnos aprenderán
mediante el ojo. Es posible enseñar cualquier rama del saber huma-
no con la ayuda de películas. En diez años, nuestro sistema escolar
habrá cambiado por completo»3. Este tipo de pronóstico recuerda a
los formulados cada vez que aparece un nuevo medio informativo.
Deslumbrados por sus posibilidades, los contemporáneos tienden a
pensar fácilmente que los medios tradicionales están condenados a
desaparecer. La experiencia muestra, sin embargo, que al final todos
conviven, una vez hechos los oportunos reajustes. La consecuencia
es que el repertorio mediático —y de pantallas— se amplía sin cesar.
Además, se produce la integración de diversos medios en el mismo
soporte material (convergencia).
De otra, el adolescente busca su identidad y su lugar en el mundo,
tarea en la que el grupo de pares adquiere una importancia creciente.
La necesidad de sentirse acogidos e integrados en el grupo es muy

2
Para una reivindicación del conocimiento frente a la mera insistencia en el apren-
dizaje, cfr. E. D. Hirsch, La escuela que necesitamos, Encuentro, Madrid 2012.
3
The New York Dramatic Mirror, 9-VII-1913, p. 24. La traducción es mía.

142
Educación en un nuevo entorno

humana, como también confirma la investigación empírica: la mayo-


ría de la gente está dispuesta incluso a renunciar a la evidencia antes
que a discrepar de la opinión vigente en el grupo. Este fenómeno se
manifiesta también en el ámbito de la opinión pública, como pone de
relieve la teoría de la espiral del silencio4. La gente capta los valores o
ideas que parecen dominar en la sociedad en general y en el ambiente
más concreto en el que se desenvuelven y, por temor a aislarse, calla su
opinión discrepante. Al final esas ideas o modas acaban siendo verda-
deramente hegemónicas, a consecuencia de esa espiral de silencio que
afecta a los disidentes. Ya lo anticipó en su momento Baltasar Gracián.
«Antes loco con todos que cuerdo a solas». Muchos adolescentes se
entregan a una frenética actividad emisora y receptora de mensajes,
empujados por el afán de mantener la visibilidad en el seno del grupo
de referencia. Dejar de contar para los demás equivaldría a la muerte
social. Tantos individuos se convierten en una especie de parásitos o
de simbiontes del grupo, incapaces de vivir por cuenta propia. Deter-
minadas decisiones, desde la ropa que se viste hasta el modo de tratar
a personas ajenas al grupo, se adoptan en común. El grupo de pares
viene a ser el equivalente funcional de la familia, donde el joven se
siente acogido y seguro.

Los efectos de los nuevos medios


Resulta evidente que los medios digitales están cambiando pro-
fundamente nuestras vidas5 y, de modo particular, las de los niños y
jóvenes. Al llegar a los dieciocho años, un adolescente occidental que
termina la enseñanza secundaria ha pasado unas 10.000 horas en la

4
Cfr. Elisabeth Noelle-Neumann, Öffentliche Meinung. Die Entdeckung der
Schweige-Spirale, Ullstein, Frankfurt/M-Berlin 1991.
5
Para el análisis de diversas implicaciones de esos cambios, cfr.: Alejandro Navas,
¿Una nueva democracia en la era de internet?, en: «Nuestro Tiempo», nº 557,
noviembre 2000, pp. 62-71. Alejandro Navas, ¿Quién manda en internet?, en:
«Nuestro Tiempo», nº 561, marzo 2001, pp. 34-45. Alejandro Navas, Algunas
posibles consecuencias del desarrollo de internet, en: «Revista Empresa y Huma-
nismo», vol. V, nº 2/02, pp. 371-386. Alejandro Navas, «Nuevas tecnologías y
cultura: ¿acceso sin límites?», en: Alejandra Walzer, Marcial García y Juan Carlos
Rodríguez (eds.), Comunicación alternativa, ciudadanía y cultura, Edipo, Madrid
2007, pp. 209-224.

143
Alejandro Navas

escuela y unas 13.000 horas ante alguna pantalla. Hace unos años, esa
pantalla era casi exclusivamente la televisiva. Ahora ya no, pues utilizar
una única pantalla sería aburrido. Se generaliza el multitasking: a la
vez que se oye música, se contempla un vídeo en YouTube, se habla
o se juega con los amigos en una red social y se navega por la red. Se
trata, en buena medida, de un uso descontrolado, del que padres y
profesores saben muy poco. Resulta evidente que ese masivo consumo
mediático produce efectos considerables en los jóvenes usuarios, aunque
no estemos en condiciones de medirlos con precisión6.
La investigación de los efectos que el consumo mediático masivo
produce en los usuarios constituye un campo de estudio tan atractivo
como difícil. Son miles los trabajos que intentan establecer esa influen-
cia en dos ámbitos tan sensibles como el sexo y la violencia. Resulta
particularmente difícil medir las relaciones causales, aunque suponemos
que existen. En ocasiones, ni siquiera es fácil distinguir causa y efecto:
¿provoca el contenido violento una conducta agresiva en el espectador
(efecto mimético)? o ¿no será más bien que el espectador agresivo busca
contenidos violentos en los medios para confirmar su actitud (efecto
de refuerzo)? A la vista de esa dificultad epistemológica, podemos
limitarnos a registrar la presencia de diversas variables, identificables
con suficiente precisión, y a medir su correlación.
Como tantas veces ocurre en la investigación social de carácter
empírico, los estudios de campo no hacen más que confirmar lo que
nos dice el sentido común. ¿Cuáles serán las consecuencias de esas miles
de horas que pasan los adolescentes ante las pantallas? ¿Qué ocurre
si dos tercios de los niños norteamericanos entre ocho y dieciocho
años disponen de esas pantallas en su dormitorio? Comienzan a ver
televisión a la edad de nueve meses; al cumplir dos años, el noventa
por ciento ve televisión de modo regular. En una economía de mercado
como la norteamericana enseguida se produce el ajuste entre demanda
6
La literatura relativa a los efectos negativos de esa prolongada exposición a las
pantallas es abundante. Destaco dos ejemplos: Nicholas Carr, ¿Qué está haciendo
internet con nuestras mentes? Superficiales, Taurus, Madrid 2011. Manfred Spitzer,
Digitale Demenz. Wie wir uns und unsere Kinder um den Verstand bringen, Dro-
emer, München 2012. «Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine», la revista
oficial de la pediatría estadounidense, publica regularmente trabajos que miden
la negativa influencia del consumo mediático desmedido en la salud de niños y
adolescentes.

144
Educación en un nuevo entorno

y oferta, y para atender ese nicho emergente ya ha surgido la corres-


pondiente oferta: Baby-TV, que se dirige al segmento de la población
que tiene entre cuatro y veinticuatro meses (volumen de negocio esti-
mado: 500 millones de dólares). Los niños que aún no han cumplido un
año vienen a consumir una media de una hora de televisión al día;
los de dos años, hora y media. De nada sirven los patéticos llamamien-
tos de los pediatras, que desaconsejan la televisión para los menores
de dos años y recomiendan que los de tres no vean más de una hora
al día. Podemos pensar, sin excesivo esfuerzo imaginativo, en una serie de
efectos sobre la salud de los jóvenes espectadores: trastornos en el sueño
(esos niños dormirán probablemente menos de lo necesario, y antes de
hacerlo verán programas televisivos impropios de su edad, que fácilmente
provocarán pesadillas); cefaleas y problemas oftalmológicos; sedentarismo,
que lleva al sobrepeso y a la obesidad: muy frecuentemente el visionado de
televisión o de videojuegos se acompaña de la ingesta de comida chatarra.
«Ser espectador es no existir», escribió en su día Karl Jaspers. La
condición de espectador pasivo lleva a una vida de escasa densidad
humana. Los efectos resultan perceptibles desde la infancia. Esos alum-
nos pegados a las pantallas disponen de un lenguaje pobre, elemental,
y apenas consiguen concentrarse, por lo que su rendimiento escolar se
resiente. La pobreza de vocabulario influye en el pensamiento: se pierde
capacidad de abstracción. Disminuyen la capacidad para formarse un
juicio propio sobre muchos asuntos y el espíritu crítico, con lo que
esas personas se vuelven fácilmente manipulables. La disponibilidad
de cualquier información en la red lleva a la atrofia de la memoria,
que deja de ejercitarse. Sabemos que las variables que mejor se aso-
cian al éxito escolar son el nivel educativo de los padres, la presencia
de libros en el hogar familiar y el trabajo del profesor en el aula. Si
en el hogar hay libros, es muy probable que los padres lean y den el
consiguiente ejemplo a los hijos; si, además, leen a los hijos, es casi
seguro que estos se convertirán en lectores y, en este caso, les irá bien
en el colegio y, después, en la vida profesional. Consta que el elevado
consumo de pantallas en general, en la infancia y en la adolescencia,
se correlaciona en la juventud y en la etapa adulta con una tasa más
elevada de fracaso escolar, marginación social, delincuencia, paro,
trabajos menos cualificados, rupturas familiares.

145
Alejandro Navas

Especial mención merecen los videojuegos, que han ganado terreno


a la televisión. El sector del videojuego factura en Occidente tanto como
el cine y la música juntos. El promedio de edad de los videojugadores
ronda los treinta y tres años. Los fabricantes han conseguido que los
niños sigan jugando conforme crecen en edad y también han logrado
atraer a las chicas con juegos menos violentos.
Al hilo del debate sobre la influencia de las pantallas en la vida
de los niños y jóvenes, he recordado lo que se puede llamar «el test de
Pascal». Este genio polifacético formulaba a mediados del siglo XVII
un sugerente criterio para medir el éxito de la educación: una persona
podía considerarse formada si era capaz de estar tranquilamente a
solas varias horas en su habitación, sentada en una silla y a oscuras.
¿Qué ocurriría si sometiéramos a nuestra población escolar al test de
Pascal? ¿Podría soportar unas horas a solas consigo misma, desconec-
tada de pantallas, móviles y auriculares? Me temo que los efectos de
esta medida despiadada serían demoledores y obligarían a declarar
zona catastrófica a buena parte de nuestra juventud. Pascal y su test
no constituyen un hecho aislado, sino que se inscriben plenamente en
la tradición clásica de aprecio por la contemplación. Menciono como
testigo representativo a Cicerón: «Numquam se minus otiosum esse,
quam cum otiosus, nec minus solum, quam cum solus esset» (nunca
está uno menos ocioso que cuando está ocioso, ni menos solo que
cuando está solo).

La influencia del grupo de pares


Como hemos visto, gran parte de la vida de nuestros jóvenes transcurre
en el mundo virtual. La triple A —accesibilidad, abaratamiento, anoni-
mato— ha funcionado como catalizador para esas nuevas modalidades
de socialización. La vida del grupo ya no necesita del contacto cara a
cara: la red permite comunicarse simultáneamente con un gran número
de interlocutores. ¿Se registra una mejoría en la calidad de esta nueva
vida social? Aunque falten estudios concluyentes, pues el fenómeno es
demasiado reciente, hay indicios suficientes para sospechar. El incremen-
to de contactos en la red parece aumentar la sensación de soledad, pues
esas nuevas relaciones son más bien superficiales. La red es un ámbito

146
Educación en un nuevo entorno

muy propicio para la mentira, para la creación de falsas identidades. De


esta forma, muchos creen poder superar la mediocridad o la atonía de
sus vidas reales. Al dedicar tantas horas a la red, muchos jóvenes apenas
tienen tiempo para el trato cara a cara y pierden o dejan de adquirir las
elementales destrezas sociales. Se vuelven inhábiles para la amistad o para
el cortejo sentimental. Carecen de vocabulario para expresar de modo
educado sentimientos elementales. No saben resolver conflictos o afrontar
contratiempos y fracasos. Aparecen cuadros de angustia y depresión. A la
postre, sentirse rodeado por docenas o incluso cientos de «amigos» puede
ir de la mano con la soledad y el desamparo, que llevan a la infelicidad.

La educación universitaria
El tsunami de las nuevas tecnologías también ha alcanzado el ám-
bito universitario: se llama MOOC (Massive Open Online Courses).
Estos cursos gratuitos en la red causan furor y parecen, en opinión
de algunos, llamados a revolucionar la enseñanza superior. No fal-
tan profetas de esta corriente pedagógica que incluso pronostican la
simple desaparición de la universidad tradicional7. Es indudable que
esta modalidad docente goza de un éxito masivo: miles de cursos con
millones de alumnos online. Pero no es oro todo lo que reluce en esta
burbuja académica. La tasa de abandono es muy alta, alrededor del
90%. Y después del entusiasmo con que se recibió su aparición, llega
el momento de examinar la realidad con sosiego y espíritu crítico. La
gratuidad, que nos recuerda a la accesibilidad y al abaratamiento que
caracterizan el mundo online, no es tal. Poner en la red esos cursos
implica gastos no pequeños: investigación y desarrollo, equipos, control
de calidad, gestión. De repente, al igual que sucedió con las ediciones
online de los medios de comunicación tradicionales, se echa en falta
un adecuado modelo de negocio. ¿Quién se hará cargo de los gastos
originados si el público al que se dirigen los cursos se acostumbra al
acceso gratuito? Como está ocurriendo con los contenidos periodísticos,
que dejan de ser de libre acceso, no hay que descartar que se abandone
el modelo gratuito.

7
Cfr. David Gelernter, American-Lite: How Imperial Academia Dismantled Our
Culture (and Unshered in the Obamacrats), Encounter Books, 2012.

147
Alejandro Navas

Pero los reparos de mayor entidad que se pueden oponer a este


modo de enseñar no tienen que ver con el modelo de negocio. En pa-
labras de Shirley Tilghman, presidenta de la Universidad de Princeton:
«Está bien que los MOOC nos obliguen a pensar en nuevos métodos
de enseñanza, sobre nuevos caminos para llegar a una generación de
estudiantes cuya conexión con el mundo discurre principalmente a
través de los medios electrónicos… No me puedo imaginar —tal vez
ocurre que no tengo suficiente fantasía— que los MOOC vayan a
modificar también el formato del seminario. Lo que sucede en un se-
minario, cuando los estudiantes se sientan en torno a una mesa junto
con su profesor, no puede mejorarse; es algo perfecto»8. La profesora
Tilghman es una científica experimental, especialista en genética, y
concedía esa entrevista cuando estaba a punto de terminar su mandato
de doce años al frente de una de las universidades más prestigiosas del
mundo. Llama la atención la fuerza con la que subraya la identidad
de Princeton: apuesta por las humanidades y por la investigación. A
pesar de numerosas presiones, la Universidad ha vuelto a negarse a
poner en marcha escuelas de Medicina, Derecho y de Negocios (MBA):
«Debemos estar permanentemente alerta para no caer en la trampa
del pragmatismo, de la utilidad… Me preocupa la tendencia que se
observa en nuestro país a demandar de la universidad más “utilidad”,
más resultados prácticos. Esta tendencia se refuerza en tiempos de
crisis». Al hacer balance de su gestión, el principal motivo de orgullo
que menciona Tilghman es la creación del Lewis Center for the Arts,
donde se estudian y se practican diversas artes. La incorporación de
esos estudiantes artistas, afirma la presidenta, ha supuesto un enrique-
cimiento para la Universidad que pocos imaginaban.
La presidenta de Princeton vuelve a descubrir lo que ya practicaba
Platón en su Academia, aprendido de su maestro Sócrates: «Solamen-
te cuando uno ha rozado, unos contra otros, nombres, definiciones,
percepciones de la vida e impresiones de los sentidos; cuando se ha
discutido en discusiones benévolas, donde las respuestas no las dicta
la envidia y tampoco ella dicta las cuestiones, solamente entonces,
digo, sobre el objeto estudiado se hace la luz de la sabiduría y de la

8
Frankfurter Allgemeine Zeitung, 29-V-2013, N 5.

148
Educación en un nuevo entorno

inteligencia con toda la intensidad que pueden soportar las fuerzas


humanas» (Carta VII, 343e).
La vida universitaria es estudio, reflexión y conversación, en
torno a fenómenos observables en la naturaleza o en el laboratorio o
en torno a textos. Esa conversación se desarrolla en un triple plano:
entre profesores, entre profesores y alumnos y entre alumnos. No está
claro que el mundo digital pueda suplir con ventaja la conversación
cara a cara en el seno de un pequeño grupo. Tampoco resulta evidente
que ese intercambio fructífero se dé de modo automático en la uni-
versidad tradicional. Incluso aquí es un fruto más bien escaso, ligado
a la presencia de requisitos exigentes: pasión por la verdad, deseo de
aprender, benevolencia que desemboca en la amistad. Las condiciones
materiales y los recursos económicos no son esenciales: la penuria de
medios materiales no es excusa.

A modo de conclusión y aprendiendo


de la experiencia ajena
Confío en que la educación tradicional acabará resistiendo los
embates del tsunami de las nuevas tecnologías. Ha superado de modo
tan discreto como definitivo el asalto del e-learning, que hace unos años
iba a provocar una revolución no menor y del que al día de hoy apenas
se habla. Desde luego que las nuevas tecnologías de la comunicación
ofrecen espectaculares oportunidades educativas y sería de necios no
aprovecharlas. Como ocurre con cualquier otra tecnología, la clave
está en el uso que se hace de ellas (aunque, en rigor, ninguna tecnolo-
gía es neutra y, más allá de nuestro modo de empleo, influye siempre
de una manera o de otra en nuestra forma de estar en el mundo).
Lamentablemente, considero que hay motivos fundados para estimar
que una gran parte de los adolescentes occidentales hacen un uso poco
formativo de esas posibilidades. Como decía el patriarca de la crítica
literaria alemana del siglo XX, Reich-Ranicki: «La televisión hace a
los listos más listos, y a los tontos, más tontos». La brecha digital se
amplía: junto a una minoría de alumnos, que sabe aprovechar con
inteligencia las virtualidades de la red y se convierte en el grupo mejor
formado de la historia de la humanidad, convive una amplia mayoría

149
Alejandro Navas

de analfabetos funcionales, expertos en el manejo superficial de las


nuevas tecnologías. Precisamente ese aparente dominio de los artilugios
puede hacerles creer que están preparados para afrontar los retos del
mercado laboral en este mundo globalizado, lo cual es un craso error.
Por parte de las autoridades educativas y de los docentes el error
radicaría en la creencia de que la simple implantación de esos recursos
—computadores en las aulas y en los hogares de los alumnos; pizarras
electrónicas; «mochilas digitales» (tabletas multimedia de diez pulgadas
que sustituyen a los libros)— va a mejorar por sí sola la tarea edu-
cativa. Vamos disponiendo de datos sobre el rendimiento práctico de
esas novedades9, y se confirma que la «enseñanza frontal», en la que el
profesor se enfrenta a los alumnos en el aula, sigue siendo imbatible:
ninguna modalidad de enseñanza basada en las nuevas tecnologías se
acerca a los resultados obtenidos con el método tradicional. Pensar que
todo ese aparataje electrónico va a dispensar del esfuerzo a docentes y
alumnos sería una ingenuidad de trágicas consecuencias.
Lo que nos dice el sentido común, y va corroborando la investi-
gación empírica, se puede verificar igualmente a escala macro en un
privilegiado caso de estudio: la experiencia surcoreana.
Como tantos otros países industriales, también Corea del Sur tuvo
que acometer una imprescindible reconversión industrial, a la vista del
agotamiento de sectores como la siderurgia o los astilleros. El gobierno
tuvo una intuición clarividente: la banda ancha e internet. Corea del
Sur se convirtió desde finales de los noventa en el país más cableado
del mundo y con el índice más alto de acceso a internet de banda an-
cha. El uso de las nuevas tecnologías está normalizado no solo en la
enseñanza primaria y secundaria: más de la mitad de los alumnos de
los jardines de infancia, niños que cuentan entre tres y cinco años, son
usuarios habituales de internet. El desarrollo de la industria electró-
nica surcoreana ha sido prodigioso: es el primer productor mundial
de pantallas de plasma. La infraestructura de las comunicaciones ha
facilitado el desarrollo de otros sectores industriales, de modo que
algunas de las grandes corporaciones surcoreanas son punteras en

9
Por ejemplo, Michael Felten, Schluss mit dem Bildungsgerede: Eine Anstiftung
zu pädagogischem Eigensinn, Gütersloher Verlagshaus, Gütersloh 2012. Hilbert
Meyer, Was ist guter Unterricht?, Cornelsen Verlag Scriptor, Berlin, 2004.

150
Educación en un nuevo entorno

el mundo: Samsung, LG Electronics, Hyundai-Kia. La cultura de la


innovación está muy consolidada: es el tercer país del mundo, tras
Estados Unidos y Japón, en el número de patentes industriales. Para
cualquier aspecto relacionado con las nuevas tecnologías, Corea del
Sur representa el futuro.
Los gobiernos que apuestan por la implantación masiva de las
nuevas tecnologías harían bien en estudiar la experiencia de este país,
con sus luces y sus sombras. No todo es optimismo y satisfacción en
su escenario online. De repente, las autoridades surcoreanas tienen que
afrontar problemas, auténticas patologías sociales, que no figuraban
en el programa del cambio tecnológico. Por ejemplo, el juego online se
ha convertido en una auténtica obsesión nacional. Hay competiciones
profesionales, con mucho dinero en juego, y los campeones gozan del
estatus de héroes nacionales. El Ejecutivo impulsó de modo decidido
el sector del videojuego, por su importancia económica, y ahora se ve
confrontado a problemas inesperados: adicciones y nuevas ludopatías.
Cunde la preocupación entre los padres y los médicos a la vista de esos
efectos inesperados. El gobierno se mostró inicialmente poco sensible
ante esos fenómenos que venían a ensombrecer el brillante panorama
oficial, pero no ha podido hacer oídos sordos por más tiempo a las
voces que exigían una intervención pública. Ahora se reconoce que
el desarrollo de las nuevas tecnologías implica un coste social. Las
autoridades han comenzado a reaccionar con una gama de acciones
variadas. Se intenta prevenir los males futuros. Envían psicólogos a
los colegios para que hablen a los alumnos sobre los peligros de una
dedicación desmedida a los videojuegos. Se editan folletos de difusión
masiva para alertar a la población. La industria del videojuego sigue
gozando de la protección oficial, pero se ha visto obligada a gastar
en campañas de prevención contra las adicciones. La conciencia de
crisis es inequívoca. Un país como Chile, que mira al Pacífico y adora
la modernidad, haría bien en aprender de la experiencia surcoreana.

151
Capítulo VIII
Los MEDIOS SOCIALES y los desafíos de la
comunicación digital en red1
Cândida Almeida2
Monica Franchi Carniello3
Adolpho Queiroz4
Adriana Azzolino5
Tércio Paparoto6

La tecnología digital y su derivado proceso de digitalización


de los medios generaron el redireccionamiento paradigmático de la
comunicación. Con el surgimiento de la social media, el proceso de
reconfiguración de los flujos comunicativos viabilizó las nuevas rela-
ciones sociales que impactan en toda la sociedad y en las formas de
planear, producir y transmitir contenido. El objetivo de este artículo es
relatar el proceso de desarrollo de la investigación «Medios sociales:
1
El presente artículo es el resultado parcial de la Investigación «Mídias sociais:
tendências e desafios da comunicação em rede», desarrollada por el grupo de
estudios en Comunicación Social, de la línea de investigación «Mídias Sociais».
Financiamiento de la investigación: FUNADESP (2012), apoyo institucional:
Anhnaguera Educacional.
2
Maria Cândida de Almeida Castro. Coordinadora del grupo de investigación.
Instituciones: SENAC-SP; PUC-SP; FECAP-SP y Centro Universitario Anhnaguera
de São Paulo. Contacto: candidaalmeida@yahoo.com.br
3
Monica Franchi Carniello. Instituciones: Unitau; Anhnaguera Educacional. Con-
tacto: monica.franchi@aedu.com
4
Adolpho Carlos Françoso Queiroz. Instituciones: Mackenzie; Anhanguera Edu-
cacional. Contacto: adolpho.queiroz@mackenzie.br
5
Adriana Aparecida Pessatte Azzolino. Institución: Anhanguera Educacional. Con-
tacto: azzolino.adriana@gmail.com
6
Tércio de Abreu Paparoto. Institución es: USP; FACIG/UNIESP. Contacto: tpapa-
roto@terra.com.br

153
Cândida Almeida | Monica Franchi | Adolpho Queiroz | Adriana Azzolino | Tércio Paparoto

tendencias y desafíos de la comunicación en red», dirigida por el grupo


de investigación de la Anhanguera Educacional, y presentar los princi-
pales resultados obtenidos en la investigación. Este artículo fue elabo-
rado a partir de una perspectiva descriptiva, con abordaje cualitativo.
El proyecto desarrollado resultó en la publicación de nueve artículos
en el período de un año, presentados en los principales eventos organi-
zados por las sociedades científicas del área de la Comunicación Social.
Se verifica la necesidad de la organización académica de los estudios
sobre medios sociales por ser un tema reciente y estudiado por varias
áreas del conocimiento. Este estudio contribuye a sistematizar posibles
abordajes a las aplicaciones de las redes sociales digitales.
Palabras clave: comunicación digital, medios sociales, redes so-
ciales.

Introducción
El elemento mediático compone y transforma las redes sociales.
Con el desarrollo tecnológico de los medios de comunicación, repre-
sentativas transformaciones ocurrieron en varios campos del actuar
humano. Hay hitos evidentes en este proceso a lo largo de la historia,
tal cual la propia invención de la escritura, la prensa de Gutenberg, el
advenimiento de la fotografía y posteriormente del cine. No son apenas
nuevas tecnologías, y sí, hechos técnico-comunicativos que modifican
el paradigma relacional de la sociedad.
Un cambio de dirección paradigmático de la comunicación está
en curso, surgido de un proceso de innovación tecnológica histórica-
mente reciente: la tecnología digital. La posibilidad de reestructurar los
flujos de comunicación en forma de red, viabilizada por la tecnología
digital, rompe con el modelo lineal de comunicación, instituyendo
espacios antes inexistentes para el establecimiento de relaciones socio-
comunicacionales y definitivamente demarcando una nueva fase de
conversación humana, en la cual se evidencia la posibilidad de que
usuarios comunes, desvinculados de los grandes grupos mediáticos,
produzcan y distribuyan contenidos a escala global.
El escenario actual de la comunicación social es el resultado de
la intensa actualización tecnológica de los medios de comunicación,

154
Los medios sociales y los desafíos de la comunicación digital en red

propiciando nuevas formas de comunicación interpersonal, entre las


que encontramos las redes sociales digitales, que constituyen el objeto
de este estudio.
A partir de mediados de la primera década del siglo XXI, se ob-
serva de forma más evidente la emergencia de los medios sociales en
los cuales las personas, con distintas intencionalidades, pasan a crear
sus propios perfiles para interactuar entre sí, formando agrupaciones
sociales que tendrían poca probabilidad de existir fuera del espacio
mediático o en un escenario marcado por la comunicación de masas.
A partir de este contexto, se verifica que las variadas instancias y
aplicaciones de la comunicación se remodelan y se incorporan a los
medios sociales en sus procesos, transformando los reflejos del fenó-
meno técnico-comunicativo de la digitalización de los medios visibles
en todas las actividades humanas.
En este contexto marcado por la complejidad de los flujos comuni-
cativos, la investigación desarrollada por el grupo de investigadores de
Anhanguera Educacional en el campo de la comunicación social tomó
como objeto de estudio los procesos de comunicación establecidos por la
mediación de las redes sociales, buscando comprender cómo efectivamente
los medios están siendo explorados por individuos, grupos e instituciones.
Para esto, fueron delimitadas las siguientes vertientes: el abordaje
semiótico de los lenguajes que componen los medios sociales; la for-
mación de las relaciones sociales y el capital social en las redes sociales
en el ambiente mediático; el uso de soportes de comunicación com-
partidos que favorecen y se prestan como plataforma de producción
literaria; el uso de los medios sociales en las estrategias de marketing
de productos globales; y el estado del arte del uso de las redes sociales
digitales como plataformas públicas de estrategias y campañas políticas.
Tales abordajes permiten avanzar en las reflexiones sobre ese fenómeno
técnico-comunicativo contemporáneo, objeto de estudio que necesita
ser discutido, monitoreado, comprendido.
Tal estudio encuentra diálogo con grupos de investigación na-
cionales, posiciona a la institución de enseñanza superior que es sede
del grupo y viabiliza la investigación entre los núcleos productores
de conocimiento en el área de la comunicación social. Según Gobbi y
Assis (2011, p. 8),

155
Cândida Almeida | Monica Franchi | Adolpho Queiroz | Adriana Azzolino | Tércio Paparoto

el último censo realizado por el CNPq, respecto al catastro en


su Directorio de Grupos de Investigación, cerrado el 2008, [...]
apunta a que, en el país, hasta ese momento, había 366 grupos
institucionalizados, cuya área predominante es la comunicación,
subordinada a la gran área de las Ciencias Sociales Aplicadas.

El objetivo de este artículo es relatar el proceso de realización


de la investigación sobre medios sociales conducida por el grupo de
investigación de Anhanguera Educacional y presentar los principales
resultados obtenidos en esta investigación.

Los procesos comunicacionales de los MEDIOS SOCIALES


Redes sociales digitales
Las redes sociales digitales mediadas por los medios de información
y de comunicación y el advenimiento de la globalización acaban por
revelar efectivamente un poderoso «activador» de los cambios sociales.
Este contexto, que se consolida en la primera década del siglo XXI,
cuando las especificidades de lo que se denomina cultura digital se deli-
nean con más precisión, deriva en formas de interacción y agrupamientos
sociales específicos, así como en diversas aplicaciones de la comunicación
digital por parte de individuos, instituciones formales y no formales.
Los grupos humanos se estructuran en redes sociales, comprendidas
como «estructuras dinámicas y complejas formadas por personas con
valores y/u objetivos en común interconectadas de forma horizontal y
predominantemente descentralizada» (Souza & Quandt, 2008, p. 34). En
el ambiente mediático, las redes se transforman aun más evidentemente
como la dimensión de la sociedad contemporánea, y los flujos de comu-
nicación son un elemento esencial de esa forma de organización humana.
Las redes se configuran como una nueva forma de organización de
las actividades humanas, potenciadas y evidenciadas por los sistemas
de comunicación contemporáneos. Castells (1996) comprende este
fenómeno como una nueva estructura social, que fundamenta lo que
él designó como «sociedad en red».
Es posible identificar algunos de los principales efectos de la socie-
dad en red, entre ellos el proceso de individualización de los medios,

156
Los medios sociales y los desafíos de la comunicación digital en red

lo que Miconi (2008) denominó como personal media, que se refiere


a la «personalización» del contenido mediático a escala individual.
Otro efecto es el nacimiento de nuevas formas de agregación social
posibilitado por la estructura de la comunicación en red.
Al comprender a la sociedad contemporánea como una organización
en la cual la red es la estructura principal, Castells (1996) visualiza a
internet como posibilitadora de una configuración social, superando la
lectura simplista de resumirla en un sistema fractal. Es importante resaltar
que el concepto de red extrapola los límites de los medios de comunica-
ción, y sí se aplica a la estructura social como un todo, evitando la lectura
determinista de que los medios definen la organización de la sociedad,
descuidando las otras variables que inciden sobre la dinámica social.
Las redes constituyen una propuesta democrática de realización
del trabajo colectivo y de circulación del flujo de informaciones, ele-
mentos esenciales para el proceso cotidiano de transformación. [...]
Una estructura en red —que es una alternativa a la estructura pira-
midal— corresponde también a lo que su propio nombre indica: sus
integrantes se unen horizontalmente a todos los demás, directamente
o a través de los que los rodean (Whitaker, 2007, p. 4).
Según Duarte, Quandt y Souza (2008, p. 14), «[...] gran parte de las
estructuras cognitivas, infraestructurales y sociales, en un futuro próxi-
mo funcionarán bajo la forma de redes, o estarán bajo su influencia
directa». Tal configuración social impacta en los valores y estructuras
organizacionales existentes hasta entonces. De acuerdo a Rifkin (2000,
p.11), «esta nueva era ve las redes tomar el lugar de los mercados y la
noción del espacio sustituir la de propiedad» [traducción de la autora].
Se vuelve necesario comprender cómo son articuladas las redes.
Rheingold (2002) destaca características de la organización de las
personas en la era digital:

• ausencia de un control centralizado impuesto;


• autónoma naturaleza de las subunidades;
• alta conectividad entre las subunidades, y
• casualidad no lineal de iguales influenciando iguales [traduc-
ción de la autora].

157
Cândida Almeida | Monica Franchi | Adolpho Queiroz | Adriana Azzolino | Tércio Paparoto

Castells (1996, p. 191), responsable por acuñar y diseminar el


término «sociedad en red» en el ambiente académico, identifica cinco
tipos de redes, desde la perspectiva de la nueva economía: redes de
proveedores; redes de productores; redes de clientes; redes de alianzas
y redes de cooperación tecnológica.
El concepto de red puede ser identificado en los sistemas estructu-
rales de los seres vivos, así como ser aplicado a la esfera social, enfoque
de este estudio. Capra (2008, p. 22) afirma que «las redes sociales son,
sobre todo, redes de comunicación que implican lenguaje simbólico,
restricciones culturales, relaciones de poder, etc.». Ahora, si son sis-
temas de comunicación, con el advenimiento de los medios digitales,
las redes sociales fueron potenciadas. El autor destaca incluso que
«los sistemas sociales intercambian informaciones e ideas en redes de
comunicación». Para él, las redes sociales se fundamentan en el reino
del sentido. Y así fortalecida, la relación de las redes sociales con la
comunicación se expresa en la emergencia de los medios sociales. Por lo
tanto, el nacimiento de las redes afecta estructuralmente a la sociedad,
en el campo cognitivo y organizacional.
Se destaca la distinción entre redes sociales y medios sociales, par-
tiendo de la premisa que las redes sociales existen también en ambiente
offline. «Redes sociales son estructuras dinámicas y complejas formadas
por personas con valores y/u objetivos en común, interrelacionadas
de forma horizontal y predominantemente descentralizada» (Souza &
Quandt, 2008, p. 34). Los medios sociales son elementos potenciadores
de la formación de redes sociales.
Souza y Quandt (2008, p. 35) destacan algunas características
generales de las redes sociales, con énfasis en las que se forman y/o
actúan por medio de los medios sociales:

• las redes sociales pueden asumir diferentes formatos y niveles


de formalidad en el transcurso del tiempo;
• las redes sociales pueden surgir en torno a objetivos diversos:
políticos, económicos, culturales, de información, entre otros;
• las redes sociales informales están basadas en el alto flujo de
comunicación e inexistencia de contratos formales reguladores
del resultado de las interacciones.

158
Los medios sociales y los desafíos de la comunicación digital en red

Es un hecho que, «con las nuevas tecnologías de información y


comunicación, las redes sociales se transformaron en uno de los fenó-
menos sociales más prominentes de nuestra era» (Capra, 2008, p. 18).
Tal contexto amplía las posibilidades de formación e interacción de las
redes sociales, una vez que la posibilidad de comunicación es un elemento
esencial para que los elementos que componen la red compartan signi-
ficados, lo que evidencia la dimensión simbólica de las redes sociales.
Las redes permiten la formación de nuevas espacialidades sociales.
Santaella (2008, p. 21) denomina a esos espacios «espacios intersti-
ciales», toda vez que «ellos tienen la tendencia de disolver las fronte-
ras rígidas entre lo físico, de un lado, y lo virtual, de otro, creando un
espacio propio que no pertenece propiamente tal ni a uno ni a otro».
Já Planells (2002) descompone el concepto de ciberespacio, al destacar su
inmaterialidad física y su condición de espacio practicado. Para el autor,
«este espacio (social) del que nos ocupamos se caracteriza por existir en una
dimensión que no tiene existencia material, física» (Planells, 2002, p. 237). En
relación con el espacio practicado, el autor destaca el carácter eminentemente
social del ciberespacio. «La referencia a un (ciber)espacio practicado nos pone
sobre la pista de una cualidad ontológica determinante del ciberespacio en
general: su particularidad eminentemente social» (Planells, 2002, p. 240).
A ese espacio Castells (1999) le atribuye el nombre de «espacio
de los flujos», en el cual las relaciones interculturales, económicas y
sociales ocurren en tiempo real. «El espacio de flujos y la organización
material de las prácticas sociales de tiempo compartido que funcionan
por medio de los flujos» (Castells, 1999, p. 436).
A partir de estas reflexiones, se vuelve posible entender que en el
ambiente de los medios digitales pueden ser formadas redes sociales, mas
estas no dependen exclusivamente de los medios para ser visibilizadas.
«Red social es gente, e interacción, e intercambio social. Es un grupo de
personas, comprendida a través de una metáfora de estructura, la estruc-
tura de la red social» (Recuero, 2009, p. 29). Con el advenimiento de los
medios sociales, las redes existen, dialogan, actúan también en el ambiente
online que se constituye como otra espacialidad relacional. Lemos (2008)
la denomina el «espacio informacional», que consiste en múltiples capas
de conexión entre lo físico y lo virtual. Es un hecho que las relaciones y
prácticas sociales ocurren simultáneamente en espacios físicos y virtuales.

159
Cândida Almeida | Monica Franchi | Adolpho Queiroz | Adriana Azzolino | Tércio Paparoto

Retomando Planells (2002, p. 241),

este ciberespacio como espacio practicado se caracteriza por


la maleabilidad de los contenidos sociales y por la flexibilidad
de los vínculos sociales. Esto se ve posibilitado, a su vez, por la
no materialidad física, que permite un tráfico de sociabilidades
y juegos identitarios fluido, líquido, liberado de muchas de las
barreras físicas que la distancia o el cuerpo han impuesto, tra-
dicionalmente, sobre la sociabilidad humana.

A partir de la instauración de un flujo permanente de comunicación


mediática y del desdoblamiento de múltiples conexiones entre usuarios,
instituciones y sistemas, entre soportes de interfaces dinámicas, hay
formas de relacionamiento surgiendo y siendo establecidas en el ámbito
de una nueva cultura mediática (Nicolau, 2008, p. 2).
Los medios sociales son más que facilitadores en las relaciones
sociales, debido a que esas relaciones traen cambios significativos a
las propias relaciones. La sola posibilidad de crear y compartir men-
sajes con velocidad altera los discursos de los grupos. «Social media
has exploded as a category of online discourse where people create
content, share it, bookmark it and network at a prodigious rate» (Asur
& Huberman, 2010, s/p).
Carniello (2012) propone parametrizar los grupos que actúan en
el espacio interaccional de los medios sociales. Dicha sistematización
es una concepción metodológica que permite fortalecer la subvención
para los estudios en esta área, así como organizar el conocimiento
producido sobre esta temática. Para ello, fueron usados conceptos y
parámetros ya propuestos por autores, así como nuevas propuestas
sugeridas.
Según Carniello (2012), la parametrización propuesta contempla las
siguientes dimensiones de las redes que actúan en los medios sociales:

• En cuanto al objetivo: se refiere a la intencionalidad del grupo,


la finalidad con que fue creado, independiente de que la génesis
se deba a relaciones sociales anteriores o se haya iniciado en
el espacio de los medios sociales. Se propone categorizar las
redes en comerciales, institucionales, personales y temáticas.

160
Los medios sociales y los desafíos de la comunicación digital en red

Las comerciales se refieren a empresas que hacen uso de los


medios sociales para la divulgación de ofertas, buscando
conquistar clientes y efectuando acciones de venta, con fines
de marketing. Las institucionales también se refieren a redes
formadas por empresas/organizaciones, pero que buscan
presentar la estructura de la empresa con la intención de pro-
mover una imagen institucional y al mismo tiempo dialogar
con sus públicos, sin una finalidad comercial inmediata. La
tercera categoría se refiere a las redes formadas por personas
físicas y, finalmente, se identifican los grupos de base temática,
cuya formación se da por un interés común a algún asunto,
como, por ejemplo, una red de personas que aprecian el cine
nacional. Las redes sociales «son comúnmente producidas con
un propósito, siguiendo un determinado diseño, e incorporan
determinado sentido» (Capra, 2008, p. 23), lo que se relaciona
directamente con el objetivo de la red.
• En relación al flujo de información: se refiere al uso de los
recursos de comunicación de los medios sociales, partiendo de
la premisa de la potencialidad colaborativa de estos medios.
Capra (2008) define las redes sociales como redes de comunica-
ción, evidenciando su dimensión simbólica. Para proponer tal
categorización se parte de la idea de Galindo (2002), que distin-
gue reactividad de interactividad. Para el autor, interactividad
implica bidireccionalidad, lo que significa que ser interactivo
es ser impredecible, o sea, tener comunicación de doble vía
con activa participación de los actores. Adaptando esa idea,
se propone una categorización de los flujos de comunicación
en un grupo que actúa en los medios sociales como reactivos,
participativos y colaborativos. El flujo reactivo indicaría las
respuestas de miembros del grupo a partir de un estímulo de
otro miembro del grupo, como podría ser una pregunta o soli-
citud de una tarea. El flujo participativo sería la manifestación
voluntaria de los miembros del grupo a emitir mensajes, sin
necesidad de un estímulo de otro actor/liderazgo del grupo.
El flujo colaborativo sería el uso de la potencialidad máxima
de las herramientas de los medios sociales que resultarían en
una concepción de un discurso colectivo, en el cual un actor
161
Cândida Almeida | Monica Franchi | Adolpho Queiroz | Adriana Azzolino | Tércio Paparoto

puede complementar y transferir directamente en el mensaje del


otro, tal como la construcción de un texto literario colectivo.
• En cuanto a lazos sociales: según Granovetterapud Recuero
(2009), los lazos sociales pueden ser categorizados en fuertes
y débiles. Lazos fuertes son aquellos que se caracterizan por la
intimidad, por la proximidad y por la intencionalidad de crear
y mantener una conexión entre dos personas. Los lazos débiles,
por otro lado, se caracterizan por relaciones dispersas, que no
se traducen en proximidad e intimidad (Recuero, 2009, p. 2).
• En relación a la tipología de los vínculos: en este ítem cabe
verificar si los enlaces son más formales o informales. Para
ilustrar un vínculo informal se cita como ejemplo a un grupo
de amigos. «Las estructuras informales son redes de comuni-
cación fluidas y fluctuantes» (Capra, 2008, p. 26). Un vínculo
formal puede ser expresado por un grupo de profesionales que
forman una red para discutir un proyecto en construcción.
• En cuanto a la institucionalización: en este aspecto, es obser-
vado si el grupo está institucionalizado, lo que caracteriza la
posición del grupo en la sociedad. Un grupo de arrendatarios
organizado por el administrador que discute cuestiones rela-
tivas a la comunidad es un grupo institucionalizado, una vez
que el condominio existe formalmente, posee un estatuto con
reglas de conducta y normas, y es reconocido legalmente por
el municipio. Un grupo de amigos no está institucionalizado.
• En relación a la temporalidad: identifica el grupo/red que es
efímero, creado a partir de un tema puntual, o si es duradero,
sobre la base de relaciones que perduran.
• En cuanto a su constitución: considera la génesis de la red,
al verificar si esta se dio en el espacio de los medios sociales,
o surgida de una historia social anterior y que pasó a actuar
también en el espacio de los medios sociales ganando visibilidad
y nuevas posibilidades relacionales entre los actores.
• En relación a los actores en el grupo: la identificación de las fun-
ciones desempeñadas por los actores, sus interrelaciones online
y offline, y la estructura jerárquica de las relaciones y offline,
que puede ser centralizada o descentralizada. Los actores son

162
Los medios sociales y los desafíos de la comunicación digital en red

considerados más centrales cuando presentan una mayor cantidad


de relaciones con un número mayor de actores de la red, o desem-
peñan una función social caracterizada por la alta conectividad con
otros actores, o están en posición jerárquica superior, o presentan
una mayor amplitud de la cobertura de sus vínculos o, incluso,
presentan alta conectividad con actores clave en la conexión en-
tre subgrupos de la red. Si todos los miembros del grupo poseen
grados semejantes de conectividad, la red es predominantemente
descentralizada. (Souza & Quandt, 2008, pp. 34-35).

El cuadro 1 sistematiza la parametrización propuesta para las redes


sociales que actúan en un ambiente mediático.

Cuadro 1 — Parametrización de las redes sociales en


ambiente mediático

Dimensiones Categorías
Comerciales
Institucionales
En cuanto al objetivo Personales
Temáticos
Reactivos
En relación al flujo de Participativos
información Colaborativos
En cuanto a lazos so- Fuertes
ciales Débiles
En relación a la tipo- Formales
logía de los vínculos Informales
En cuanto a la institu- Institucionalizados
cionalización No institucionalizados
En relación a la tem- Efímeros
poralidad Duraderos
En cuanto a su cons- Relacionados a una historia social anterior
titución Formados en/oriundos de un ambiente online
Se relacionan offline
Se relacionan solamente online
En relación a los acto- Se relacionan online y offline
res en el grupo Estructura jerárquica del grupo online
Estructura jerárquica del grupo offline
Fuente: Carniello (2012, p. 8).

163
Cândida Almeida | Monica Franchi | Adolpho Queiroz | Adriana Azzolino | Tércio Paparoto

En simultaneidad con la formación de relaciones sociales antes


inexistentes, las redes sociales también reconfiguran un lenguaje ca-
racterístico de los medios, generando especificidades en las formas de
comunicarse mediante los medios sociales. Se vuelve pertinente abordar
los medios sociales a partir de la perspectiva fenomenológica.

Fenomenología de los medios sociales


El camino trazado por esta investigación busca el inicio de la
demarcación del terreno fenomenológico de los medios sociales,
encontrando en la transdisciplinariedad científica rumbos metodoló-
gicos para indicar lo que podemos tratar como elemento esencial de
la naturaleza de esos procesos mediáticos, que con tamaña velocidad
vienen transformando la sociedad y culturas que hacer uso de estos
sistemas de intercambio simbólico. Tratamos estos procesos (bajo una
visión simbólica) como dinámicos (que se modifican constantemente),
viabilizados por soportes diversos, con funciones y peculiaridades
propias, cuyo medio se da a partir de una red de conexiones (links y
nudos), propiciando una actualización de las relaciones interactivas
en que los propios receptores (internautas) son, también, productores
(emisores) de informaciones.
Desde el punto de vista sistémico, los medios sociales se caracterizan
por exhibir en su carácter dinámico una baja previsibilidad y un alto
índice de propiedades compartidas, haciendo que significativamente su
composición esté en constante reformulación. Encaramos a los medios
sociales más que como simples repositorios mediadores de contenidos
(informaciones) transmitidos por medio de internet. Defendemos la idea
de que los medios sociales no tienen una naturaleza estancada y definida,
son desde nuestro punto de vista procesos mediáticos, una vez que sus
definiciones más palpables están en constante mutación y transforma-
ción. Sin embargo, no nos basta con asumir simplemente el hecho de que
se modifican y se transforman, y quedarnos con eso. Es imprescindible
que podamos tocar algunos puntos clave de la esencia de estos procesos
mediáticos. Es justamente por eso que buscamos iluminar los aspectos
fenomenológicos de la naturaleza de los medios sociales.
Desde el punto de vista sistémico-fenomenológico, podemos inferir
que los medios sociales revelan con claridad atributos próximos a las

164
Los medios sociales y los desafíos de la comunicación digital en red

características fenomenológicas de primeridad, ya que encontramos en


su interior un constante e incansable motor creativo pulsante que abre
camino y brechas para las más diversas posibilidades de publicación en
los formatos verbales, visuales, sonoros, audiovisuales, hipermediáticos
y sus redes híbridas. Encontramos en la primeridad, pues, el primer
paso para la demarcación de la naturaleza fenomenológica de los me-
dios sociales. Un campo abierto de posibilidades de materialización de
informaciones que tienen un bajísimo filtro de selección. Por el hecho
de que los propios actores interactuantes (internautas) se transforman
en los productores de contenidos que circulan por los medios sociales
y tomándose como presuposición el hecho de que producciones como
post7 visuales, verbales, sonoros, audiovisuales, hipermediáticos y toda
acción de compartir links y otros tipos sígnicos de la web, verificamos
ahí una de las características de la naturaleza de los medios sociales.
Una de las características que evidencia la forma de los medios sociales
en ser más un proceso que un fin mediador en sí mismo.
Los medios móviles potencian efectivamente ese campo, abriendo
una gama de posibilidades mucho más allá del limitado y codificado
mundo de la web. Andando por la calle con un smartphone con acce-
so a cualquier tipo de red que me conecte a la web, puedo alterar la
dinámica de los flujos de mi línea del tiempo y las de los otros que de
alguna forma se conectan conmigo. Hoy, se puede afirmar, sin miedo,
que toda y cualquier información alcanzable por la percepción huma-
na trae consigo la posibilidad de representación mediática. Esa es la
inmanencia clara de la primeridad —categoría que rige las cualidades
de sensación, la presencia, la espontaneidad, la cualidad del fenómeno
que se analiza— como en esta naturaleza.
En otro camino complementario, percibimos aún que está en el principio
de selección de cada información la evidencia de segundidad, comprendida
como la materialización de un determinado fenómeno (Peirce, 1974). Como
actores del universo de la web, a través de los medios sociales, entramos en
contacto con centenas, a veces millares de informaciones, diariamente. Un
proceso veloz de actualización que, a través de recursos como la línea del
tiempo, marca la aceleración de la cantidad de informaciones frente a las

7
Nota del traductor: término originario de postear, que implica realizar publica-
ciones en blogs.

165
Cândida Almeida | Monica Franchi | Adolpho Queiroz | Adriana Azzolino | Tércio Paparoto

que tenemos que reaccionar. Toda información en medios digitales, antes


de ser publicada, disfrutada, compartida, etiquetada8 en una interfaz, es
publicada, destacada, seleccionada, dentro de una infinidad.
Cada contacto de un internauta (actor interactuante) con las in-
formaciones disponibles en las redes sociales digitales, en la web, es
un motor impulsivo del funcionamiento de esos medios. Así, más que
público, somos mediadores, medios de comunicación como de estas
mismas informaciones, redefiniendo completamente lo que es un pro-
ceso de comunicación como era visto otrora de los estudios de meses
de la comunicación. Reside ahí el carácter fundamental del movimiento
de los medios sociales que representan buena parte de las redefiniciones
de la web y del comportamiento de los propios internautas con la red
de internet. Esto es, la presencia clara y contundente de una terceridad
fenomenológicamente comprendida como el proceso de la apertura a
las posibles interpretaciones y representaciones fenoménicas (Peirce,
1974). Un sistema que se abre evolutivamente a un contexto dinámico
sin mucha previsibilidad.
Este contexto es la propia característica motriz de la formación
sígnica de la web, por los medios sociales. Los interpretadores de las
informaciones (público) salen del papel de audiencia, de espectador,
para asumir el papel de mediador, de referencia. Una referencia polifó-
nica que proyecta los límites de la web (a través de los medios sociales)
para caminos cuyos horizontes aún nos parecen difusos.
A partir de esta base teórica, el proyecto de investigación «Medios
sociales: tendencias y desafíos de la comunicación en red» buscó en-
tender vertientes distintas reconfiguradas y directamente relacionadas
a la comunicación vía medios sociales.

Método
El presente capítulo fue elaborado a partir de una perspectiva
descrita con abordaje cualitativo. La investigación relatada tuvo inicio
en marzo del 2012 y fue finalizada en noviembre del mismo año, a
partir de la subordinación del proyecto a la Funadesp y su posterior

8
Nota del traductor: etiquetada o tagueada, expresión que surge de la palabra tags,
etiquetar o colocar etiquetas a los contenidos publicados en la web.

166
Los medios sociales y los desafíos de la comunicación digital en red

aprobación. La trayectoria de la investigación contemplada en la


sección resultados y discusión de este artículo describe las etapas de
realización del trabajo, que se constituyó en la articulación temática
de los cinco integrantes del grupo. El proyecto de estudio común es-
cogido fue las redes sociales digitales, y cada investigador, a partir de
una base teórica común, seleccionó una vertiente de la comunicación,
impactada por la emergencia de las redes mediáticas.
Este capítulo se trata, por tanto, de un relato del proceso de rea-
lización de un proyecto de investigación, resultante de la observación
participante de los investigadores involucrados, así como de los regis-
tros y publicaciones generados durante el proyecto.

Resultados y discusión
El proyecto de investigación titulado «Medios sociales: tendencias
y desafíos de la comunicación en red», desarrollado por el grupo de
investigación de Anhanguera Educacional con el fomento de la Fu-
nadesp fue iniciado en marzo del 2012. El objeto de estudio medios
sociales fue seleccionado por ser un fenómeno en curso en la sociedad
contemporánea y que afecta de manera veloz a varios aspectos de la
sociedad en los cuales la comunicación desempeña un papel no solo
instrumental, sino una referencia paradigmática en la estructura de
las relaciones sociales.
De esta forma, el objetivo general delimitado para la investiga-
ción fue identificar las principales transformaciones de los procesos
de comunicación establecidos por la mediación de las redes sociales,
buscando comprender cómo efectivamente los medios están siendo
explorados por individuos, grupos y organizaciones.
A partir de esta etapa, para delinear los objetivos específicos se se-
leccionaron algunas vertientes impactadas por la comunicación digital
en red, de acuerdo con la especialidad de cada investigador involucra-
do en el proyecto. De esta forma, a partir de esta elección fue posible
precisar los objetivos específicos de la investigación, a saber: listar las
principales características sígnicas de los lenguajes que componen los
medios sociales; comprender el proceso de formación de grupos en
los medios sociales; analizar y destacar las principales redes sociales y

167
Cândida Almeida | Monica Franchi | Adolpho Queiroz | Adriana Azzolino | Tércio Paparoto

el uso exploratorio de los internautas en la publicación y divulgación


de producciones literarias; identificar cómo la publicidad explora los
medios sociales como plataforma de divulgación y cristalización de
marcas; inventariar, a partir de estas fuentes privilegiadas, los temas,
autores, instituciones de educación superior involucradas, las princi-
pales tendencias de discusión sobre el marketing político digital.
Para cada uno de estos objetivos fue trazado un método de in-
vestigación. Para abordar el primer objetivo específico, basado en el
análisis del lenguaje a partir de la perspectiva semiótica, fue realizada
una investigación bibliográfica. Esta etapa fundamentó teóricamente
el proyecto.
Para comprender la formación de grupos en los medios sociales,
según el objetivo específico, se recurre a la recolección de datos por
medio de entrevistas de abordaje cualitativo, con una muestra selec-
cionada por valoración y delimitada a partir del criterio de saturación,
que fortalecerán elementos suficientes para comprender la formación
y los vínculos sociales formados por individuos en las redes sociales
digitales. Esta etapa también subsidió el proyecto con una sólida fun-
damentación teórica que permite comprender las vertientes, usos y
aplicaciones de las redes sociales.
El tercer objetivo específico consiste en comprender el proceso de
formación de grupos en los medios sociales, analizar y destacar las
principales redes sociales y el uso exploratorio de los internautas en
la publicación y divulgación de producciones literarias, lo que permi-
tió verificar cómo los procesos artístico-literarios se apropiaron y, al
mismo tiempo, fueron impactados con el proceso cognitivo no lineal
característico de las redes digitales. El método de investigación fue
bibliográfico y documental, dado que las fuentes de investigación esta-
ban compuestas por sitios de producción literaria en ambiente digital.
Para ilustrar los cambios representativos que la comunicación
digital imprimió en el marketing, representada en el cuarto objetivo
específico de la investigación —identificar cómo la publicidad explora
los medios sociales como plataforma y cristalización de marcas—, fue
utilizado el método bibliográfico y de estudio de casos.
Finalmente, para inventariar, a partir de estas fuentes privilegiadas,
los temas, autores, instituciones de educación superior involucradas

168
Los medios sociales y los desafíos de la comunicación digital en red

y las principales tendencias de discusión sobre el marketing político


digital, el procedimiento metodológico adoptado fue la investigación
bibliométrica de los anales de eventos nacionales que contemplan el
marketing político en sus grupos temáticos.
El grupo de investigación se preocupó, también, de la comunicación
secundaria de la ciencia, al crear un canal de comunicación que no
fuese restringido solamente a la comunidad científica. Para eso, creó un
blog (http://midiassociais.pesquisa.blog.br) en el cual las experiencias,
referencias, publicaciones y actividades del grupo están agrupadas, de
manera de colocar a disposición de los interesados en el asunto medios
sociales informaciones sobre el tema y el avance del proyecto. Tal ini-
ciativa amplió la visibilidad del proyecto. Son sistematizados, abajo,
los principales desafíos encontrados en la realización de este proyecto,
que reflejan, de cierta forma, el estado del arte en el cual se encuentra
la investigación en comunicación nacional sobre medios sociales y los
desafíos de otros grupos que actúan en Brasil en esta área. Ellos son:

• Se constató que las investigaciones sobre medios sociales están


en fase de ebullición, lo que significa que emergen múltiples
estudios oriundos de diversas áreas del conocimiento, tales
como sociología, filosofía, comunicación, psicología, informáti-
ca, telecomunicaciones y que ahora carecen de un acopio, una
organización académica, proceso natural de nuevas temáticas.
Esta atomización y mirada multidisciplinaria sobre el tema, por
un lado, se constituyen en material rico y rentable, por otro
lado, dificulta la visualización y la elección de una base teórica
referencial, dado que existen distintos y numerosos abordajes
y corrientes de pensamiento.
• La amplitud del alcance de la influencia de los medios sociales
en la sociedad permite una amplia gama de delimitaciones de
investigaciones, de las cuales el grupo optó por algunas. Esta
elección permite una profundización en las delimitaciones
escogidas pero deja de contemplar otras vertientes represen-
tativas de influencia de los medios sociales de igual relevancia.

169
Cândida Almeida | Monica Franchi | Adolpho Queiroz | Adriana Azzolino | Tércio Paparoto

Consideraciones finales
El objetivo de este artículo fue relatar el proceso de realización
de la investigación sobre medios sociales conducida por el grupo de
investigación de la Anhanguera Educacional en el campo de la comu-
nicación social y presentar los principales resultados obtenidos en la
investigación. Se verificó que las etapas desarrolladas en la investiga-
ción contemplaran lo propuesto en el proyecto, generando resultados
representativos para un tema que, por su reciente emergencia bajo la
perspectiva de la temporalidad histórica, está en ebullición en el ámbito
académico y necesita ser fundamentado y sistematizado. Un aspecto
importante del estudio realizado por el grupo al elaborar el proyecto
«Medios sociales: tendencias y desafíos de la comunicación en red» es
delimitar el espacio del objeto de estudio redes sociales digitales en el
campo de la comunicación social, toda vez que es un asunto explorado
y de interés de varias áreas del conocimiento tales como la sociología,
antropología, psicología, administración, entre otras. Por su esencia
y, de manera más general, por la propia epistemología de la ciencia
contemporánea que apunta hacia perspectivas interdisciplinarias, el
objeto de estudio clama por la mirada de distintas áreas de conoci-
miento. Mientras tanto, hasta que la interdisciplinariedad, comprendida
como «un “segundo nivel” de colaboración entre disciplinas diversas,
o entre sectores heterogéneos de una misma ciencia que conduce a
interacciones propiamente dichas, esto es, cierta reciprocidad en los
intercambios, de manera que existe enriquecimiento mutuo» (Alvarenga
et al., 2011) sea factible, es importante que cada área del conocimiento
tenga claridad de su perspectiva de análisis, de los aportes teóricos y
de las escuelas de pensamiento que componen y fundamentan aquel
campo de conocimiento. Este estudio contribuye para delimitar el
alcance de los estudios del campo de la comunicación social sobre el
objeto estudiado, con la pretensión de ser una de las referencias de
autoría nacional que contribuya para estudios posteriores.
La investigación identificó y destacó las principales transforma-
ciones de los procesos de comunicación establecidos por la mediación
de las redes sociales, buscando comprender cómo efectivamente los
medios están siendo explorados por individuos, grupos e instituciones.

170
Los medios sociales y los desafíos de la comunicación digital en red

Como foco de las discusiones, fueron abordadas cinco perspec-


tivas que, en conjunto, contemplan parte del alcance sobre el cual el
fenómeno de los medios sociales digitales incidió.
La primera perspectiva, de abordaje teórico-conceptual, demostró
cómo los medios sociales configuran un nuevo paradigma de la comu-
nicación y, más que eso, un nuevo paradigma social oriundo de una
estructura de comunicación en red sin precedentes que hace de todas las
personas emisores, editores, productores y receptores simultáneamente.
El segundo abordaje buscó identificar las relaciones entre redes
sociales digitales y capital social. Se verificó que la información es el
elemento de segmentación de estos grupos, independiente del perfil
social en ambiente offline, formando numerosos grupos de acuerdo
a temas de interés, toda vez que existe una fragmentación de los vín-
culos de relación basada en la variable información. A partir de estos
agrupamientos, los individuos participantes de los grupos incluidos en
su totalidad consiguen abordar objetivos que en una escala personal
serían inalcanzables, todos alineados en el privilegio del acceso a la
información, un valor intangible de la sociedad contemporánea.
La tercera vertiente explorada en la investigación se refiere a las
posibilidades literarias de los medios sociales, lo que demuestra que
la comunicación digital se convirtió en ambiente para producciones
artístico-literarias, ampliando las nociones de género y formato lite-
rarios para una realidad mediática antes inexistente.
Una perspectiva más de gran evidencia se sitúa en el marketing, que
pasó a lidiar al mismo tiempo con la potencialidad de tener un medio
de comunicación de bajo costo y alcance global, y con la dificultad de
direccionar los mensajes publicitarios y hacerlos atrayentes en medio
de una infinidad de informaciones para consumidores que tiene en sus
manos el poder elegir los contenidos que les interesan.
Una perspectiva abordada en esta pesquisa se refiere al uso de
medios sociales en las estrategias de marketing político. Para ello, re-
curre a un análisis de producción rentable en el área concentrada en
eventos temáticos, demostrando el papel de los medios sociales en el
diálogo directo con el público y su coexistencia con los medios ahora
llamados tradicionales, lo que revela la perspectiva transmediática de
las campañas políticas contemporáneas.

171
Cândida Almeida | Monica Franchi | Adolpho Queiroz | Adriana Azzolino | Tércio Paparoto

Se espera que las reflexiones y resultados presentados en este texto


se transformen en referencia para discusiones posteriores, consideran-
do que, por el hecho de ser un fenómeno en curso, la temática de los
medios sociales se convierte en objeto de estudio constante y le cabe
al área de la comunicación social acompañar, comprender, relativizar
y discutir las implicaciones del fenómeno para la sociedad. Los abor-
dajes presentados son marcos iniciales que permiten la ampliación
del alcance del estudio para otros aspectos de la sociedad que fueron
impactados por las derivaciones de los medios sociales en red. Para
trabajos futuros se sugiere el estudio de las redes sociales digitales en
la comunicación gubernamental, en la comunicación institucional de
empresas privadas, en movimientos sociales y políticos de escala global
y/o regional, y en el periodismo paralelo a los grandes medios. Son
apenas algunas posibilidades para incitar la continuidad de los estudios,
y que demuestran la actualidad de los estudios sobre medios sociales.

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Los medios sociales y los desafíos de la comunicación digital en red

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173
Capítulo IX
La comunicación en las organizaciones
como parte del derecho a la
información y sus presupuestos éticos
Ignacio Bel

La comunicación corporativa se ha constituido como una espe-


cialización de suma importancia en nuestros días. La necesidad de
comunicarse por parte de toda clase de organizaciones ha ocasionado
que haya surgido un campo de trabajo informativo de gran trascen-
dencia. Es necesario, sin embargo, entroncar esa actividad informativa
con el verdadero contenido del derecho a la información, ya que la
comunicación de y en las organizaciones es parte evidente del derecho
universal a informar y ser informado. Una de esas garantías es esta-
blecer una ética comunicativa, o sea, trasladar a esta especialización
los presupuestos de la ética informativa.

Introducción
La especialización de la actividad comunicativa en las organiza-
ciones es un campo relativamente nuevo que no ha alcanzado, en su
sentido pleno, ni el medio siglo de vida. Es lógico por tanto que haya
lagunas, dudas, problemas en bastantes campos de esta parcela de la
actividad informativa. Uno de ellos es la ética, en el sentido de que
se discute, en el propio ámbito docente y también en el profesional,
hasta qué punto esta disciplina debe de incluirse, y en qué forma, en
el desarrollo de la actividad comunicativa organizacional.

175
Ignacio Bel

Se sigue entendiendo en muchos círculos que la comunicación


corporativa, dada sus funciones de mostrar solo el interés de la organi-
zación, debe de prescindir de la ética en su actividad, no en el sentido de
ir contra ella, sino de afirmar que sus presupuestos son prescindibles a
la hora de difundir los mensajes que a la organización le interesa hacer
llegar al público. Otros por el contrario, entre los que me encuentro,
piensan que eso es desenfocar el verdadero sentido que tiene la comuni-
cación corporativa que, respetando los intereses de las organizaciones,
no deben de olvidar la ética en sus presupuestos de actuación.
En el fondo se contraponen dos concepciones distintas de lo que
debe ser la comunicación corporativa: considerar a esta como una
parcela más de la actividad informativa, anclada en los mismos presu-
puestos del derecho a la información universal y que por lo tanto exige a
la ética como principal sistema de evaluación, o por el contrario pensar
que son dos campos separados, con objetivos diferentes e incluso con
intereses contrapuestos y que por lo tanto no deben ser mezclados a la
hora de desarrollar sus tareas informativas. La toma de posición por un
enfoque u otro es muy importante, porque de hecho condicionará no ya
el trabajo profesional a realizar, sino el propio desarrollo comunicativo
que la actividad desde la organización vaya a tener. Y además tiene la
importancia de que si se acepta la realidad ética en la comunicación
corporativa, ello redundará positivamente en la propia actividad de
la organización, que sabrá que al trasladar su información al interior
(comunicación interna) o al exterior (comunicación externa) debe de
incluir la ética como un presupuesto más en su actuación profesional.
Ello sin duda mejorará la percepción de dicha organización entre
el público en general, porque como está más que demostrado se hará
realidad la afirmación de que la ética, incluso desde una percepción
economicista, es rentable. Por el contrario, la falta de ética redunda
negativamente en los resultados económicos o simplemente sociales
de las organizaciones.

176
La comunicación en las organizaciones como parte del derecho...

Comunicación e información, dos conceptos diferentes


con un mismo fin
Conviene desde el principio aclarar el verdadero sentido de estos
dos términos, que muchas veces se utilizan indistintamente, pero que
tienen un sentido muy diferente aunque complementarios en la finali-
dad comunicativa. Cuando hablamos de comunicación, o sea el hecho
de poner en común algo1, en este caso información, nos referimos en
el ámbito de cualquier organización al conjunto de los canales que
utiliza la misma para llevar a cabo su tarea informativa, o sea, a todo
el conjunto de sistemas, más o menos complejos, que permiten que
fluya la información en el ámbito interno y externo de la organización
y que desarrollan el derecho y deber social de informar2. Nace aquí
el primer problema, al plantearse cuáles deben de ser dichos canales.
Frente a la tendencia de ampliar cuando no multiplicar los canales, el
consejo a dar es bien sencillo. Las organizaciones tienen múltiples públicos
destinatarios de su actividad formativa y por lo tanto deben de desarrollar
aquellos sistemas estrictamente necesarios para ser capaces de alimentar
informativamente de manera seria, permanente, económica y útil. Lo con-
trario, el desarrollo excesivo de canales, amén de problemas económicos,
por su alto coste y poca rentabilidad, no hará más que agravar las dificul-
tades, ya que exigirá un esfuerzo en ese campo desproporcionado e inútil.
Por información3, por el contrario, nos referimos al contenido
que fluye por esos canales, o sea a todo el conjunto de mensajes in-
formativos, ya sean noticias, ideas, opiniones, publicidad, etc., y que
configuran el conjunto de la información y que tienen, cada uno, sus
propias y especiales características.
La unión de estas dos realidades tiene una única finalidad: permi-
tir a la sociedad, a través de la comunicación externa o a los propios
empleados y colaboradores por medio de la comunicación interna, el
más completo conocimiento deseable y posible, no todo si se considera
innecesario, de la organización, de sus actividades, objetivos, ilusiones,
proyectos, etc., aunque esto sea cada vez más difícil pese al mundo
1
Álvarez de Mon, Santiago. (1995). Comunicación y Empatía, Nota técnica de la
División de Investigación, IESE.
2
Brajnovc, Luka (1970). El ámbito científico de la información, Editorial Eunsa,
Pamplona, p. 170.
3
Brajnovic, Luka, op. cit., p. 173.

177
Ignacio Bel

intercomunicado que vivimos4. No hay información empresarial en


general digna de este nombre, si no hay unos canales informativos y
una información que fluya a través de los mismos y que respondan
a las diversas clases de comunicación que configuran un todo en las
organizaciones: comunicación ascendente, descendente y horizontal.
Las improvisaciones en la creación de canales o en el mal uso de los
mismos no harán sino desprestigiar la imagen de la organización. Amén
de dificultar su comunicación.

A través de la comunicación se desarrolla el derecho


social de los ciudadanos a conocer y el deber de ser
informados
Uno de los derechos más desarrollados en la segunda mitad del
siglo pasado y en los primeros años del actual es el de la información.
El derecho a la información, esto es, el derecho a estar informado y
a informar, la necesidad del saber, de conocer, informativamente ha-
blando, se ha convertido en una realidad absolutamente palpable, que
en algunos casos llega al paroxismo y a la más extrema vulgaridad. Y
ello no hace más que aumentar. Incluso podríamos afirmar sin temor
a equivocarnos que en el caso de las organizaciones de toda clase, esta
realidad tiene hoy en día una importancia decisiva. Se es por lo que se
conoce y por lo tanto, salvo raras excepciones que tienen a la discre-
ción o el secreto como razón de ser, todas las organizaciones tienen la
necesidad de ser conocidas para cumplir sus fines.
El mundo de la empresa en particular, aunque me atrevería decir
que esta afirmación es extensible a cualquier organización, ha dejado
de ser, desde el punto de vista de la comprensión y el conocimiento,
privativo de unos pocos para convertirse en objeto de permanente in-
formación, de conversación, en definitiva de interés social. El trasfondo
social de la empresa, cuya manifestación más significativa es el fuerte
desarrollo de la responsabilidad social corporativa que vemos en nues-
tros días, puesto hoy en boga por todos los estudiosos, es un hecho que
acompaña en paralelo a la repercusión social que la información tiene.
Caminan en muchas ocasiones juntos y por lo tanto tienen muchos
4
Álvarez de Mon, Santiago, op. cit., pp. 1-3.

178
La comunicación en las organizaciones como parte del derecho...

puntos de encuentro. Y en ese caminar la comunicación debe ser una


plataforma de primer orden en el ejercicio del derecho a la información.
El público, la sociedad en general, cada persona en particular como
portadora de derechos y deberes, tiene entre ellos el derecho de conocer
todo aquello que de una manera directa o indirecta le puede llegar a
afectar. Es un derecho social, reconocido jurídica y éticamente, al que
corresponde el deber de darle a conocer todos y cada uno de los men-
sajes que configuran la realidad social como señala Rodríguez Rowe5.
Por ello mantengo desde hace mucho tiempo una afirmación no
comprendida en ocasiones: cuando el empresario, el responsable de
cualquier organización, desarrolla una política de comunicación, sea
interna o externa, está cumpliendo sencillamente con su deber. No
está regalando nada, ni haciendo un acto de buena voluntad en razón
de su bondad o buena fe. Está cumpliendo con su obligación, que le
exige dar a conocer a aquellas personas (comunicación interna), que
le permiten desarrollar su tarea y obtener un lícito beneficio, aquellas
cuestiones que les puedan interesar, afectar en su vida laboral. Con la
información se está correspondiendo a las lógicas expectativas que la
actividad de la organización produce en la sociedad, pero también está
correspondiendo al apoyo social y económico que recibe de parte de
la sociedad. Por ello la información se ha convertido en un activo de
primer orden para las organizaciones.
A ello se une el deseo, ocasionado por la necesidad más lógica, de
que las organizaciones en general desean cada vez más estar presentes
en los medios de comunicación social, como una fórmula para con-
seguir su propio desarrollo. Por ello creo que hay que acostumbrarse,
al referirnos a todas las organizaciones, a ver a la información como
un hecho natural y positivo. Ello exigirá un saber utilizar todas las
posibilidades que una recta política de comunicación exija.

5
Rodríguez Rowe, Verónica. Comunicación corporativa, un derecho y un deber,
Santiago de Chile, 2008, p. 152.

179
Ignacio Bel

La información que fluye a través de los canales de


comunicación forma parte de la información como
fenómeno social
En esta línea de reflexión de la comunicación como derecho y
deber social conviene reseñar una idea: la información corporativa,
como conjunto de mensajes y noticias, forma parte de la información
en general y por lo tanto participa de todas las exigencias que se de-
ben exigir a esta actividad, lo contrario sería un sinsentido. Y no solo
hay que saberlo, sino que hay que llevarlo a la práctica y utilizarlo
positivamente. Y en ese saber y jugar, la ética tiene un peso específico.
El responsable de comunicación, el llamado DIRCOM, «juega» en
el mismo campo que sus colegas los periodistas, que es la comunicación
social y con una realidad semejante: la información. Desde este punto
de vista la organización se constituye como fuente informativa del
informador. Una fuente, si se quiere, puede estar matizada por los inte-
reses de la organización, pero forma parte de la actividad informativa.
En definitiva ¿qué es o debe ser un departamento de comunicación en
cualquier organización? Sencilla y llanamente una fuente informativa.
Nada más… y nada menos. Y cuanto mayor y mejor sea como fuente,
más útil será su función profesional.
Informador profesional y DIRCOM deben de tener un mismo obje-
tivo: el hacer llegar al público la información más veraz, más objetiva,
más instantánea y más ética posible sobre todo lo que acontece en la
organización. Para llegar a ello, cada uno debe desarrollar su tarea
bajo las exigencias jurídico-informativas que afectan a la actividad
informativa. La idea, presentada en muchas ocasiones como hecho
irreversible, de que el origen de la comunicación empresarial, y de
otras organizaciones (políticas fundamentalmente), tiene solo como
objetivo la ocultación, la parcialidad o simplemente la desinformación
es errónea. Y peligrosa. Muchas razones podrían avalar esta afirmación.
Me limito a señalar tres:

• La información tiene que pasar el tapiz del contraste del perio-


dista. Podrá ser que en una o dos ocasiones pueda, hablando
en terminología popular informativa, «colarle» un gol, pero
se puede asegurar que no habrá una tercera ocasión.

180
La comunicación en las organizaciones como parte del derecho...

• El departamento de comunicación de la organización, que


desarrolle su trabajo con esas premisas, dejará de ser fuente
informativa para ese profesional, lo cual devendrá en un ais-
lamiento respecto al conjunto de los medios.
• El fundamento de la relación profesional, que es la buena rela-
ción personal, se romperá, con indudable perjuicio hacia la or-
ganización, que verá rota una relación que le es indispensable.

Sería ilusorio negar que en muchas ocasiones el empresario, o el


responsable de cualquier organización, solo pretende buscar con la
creación de un departamento de comunicación, un baluarte defensivo
sobre acciones informativas en relación con su organización. Eso se ha
dado, se da y se dará. Pero con rotundidad cabe afirmar que ello es un
craso error, porque la finalidad de la comunicación en la organización
no es otra que ayudar a los profesionales de la información en su labor
y al mismo tiempo el procurar el máximo y lícito beneficio informativo
para la entidad, a través de esas informaciones.
El juego informativo en las organizaciones se mueve entre dos
claras certezas: la obligación profesional y deontológica que tiene
cualquier profesional de la información de presentar a su público los
hechos con el mayor grado de verdad posible y el derecho que tiene
la entidad de presentar a ese profesional, y a través de él al público,
su particular visión de la realidad del hecho informativo que le afecta.
En ese lance, apasionante a veces, las reglas del juego son las univer-
salmente reconocidas a la información, porque lo que está en juego es
pura y llanamente una información sobre unos hechos, sobre los que
puede haber una discrepancia, como en tantas otras cuestiones de la
vida, pero en los que debe prevalecer el mayor grado de verdad posible.
Otra cosa, igualmente lícita, es la utilización de ese departamento
de comunicación para trasladar a la sociedad, vender dirían otros, las
realidades informativas que conviene a la organización. Mientras no
falte a la verdad es un empeño totalmente noble, que tendrá como único
marco de referencia el interés que esa información pueda despertar en el
informador, que tiene la obligación de valorar, a su vez, aquello que le
pueda interesar o no a su público. En ese campo es donde se mueve, pre-
ferentemente, la actividad de la comunicación de cualquier organización.

181
Ignacio Bel

Dentro de este segundo enfoque informativo caben muchas po-


sibilidades de actuación, que irán directamente relacionadas con la
cultura corporativa que tenga cada organización. Y así habrá enti-
dades cuyo deseo es tener una fuerte presencia en los medios y otras
cuya finalidad será todo lo contrario. Ambas posiciones son lícitas,
el problemas es que todos, los que desean una fuerte presencia y los
que no la desean, deben estar preparados para ser objeto informativo
y ello ya no depende solo de sus deseos, sino de la decisión de los
informadores, que tienen como obligación inmediata la búsqueda de
aquellas noticias que realmente interesan al público y que en muchas
ocasiones se encuentran las organizaciones. Por ello es necesario tener
un plan de comunicación.

Es necesario cambiar la percepción que se tiene


sobre la información corporativa
No me cabe duda, después de muchos años de experiencia, que el
principal problema a la hora de plantear unas adecuadas relaciones entre
las organizaciones y la información, como dos realidades esenciales de
trascendencia social que permiten el juego de derecho y deberes de fuerte
carácter social, es superar una mutua desconfianza, cuando no, el poco
aprecio. Las razones precisamente las podemos encontrar, en parte, en el
alejamiento de la relación entre estos dos mundos. He conocido muchos
periodistas especializados en diversos temas que desconocen sin embargo
la verdadera función de la comunicación corporativa y la labor de los
DIRCOM. No me cansaré nunca de afirmar que es necesario, en esta es-
pecialización, el mayor trato humano con los informadores y no solo con
intereses informativos, sino simplemente de amistad y ayuda en su trabajo.
Unas buenas relaciones humanas dan lugar casi siempre a unas
buenas relaciones profesionales. El desconocimiento mutuo es el caldo
de cultivo de la desconfianza profesional. Hay que reconocer que en
los últimos tiempos está cambiando y ahora vemos una mayor fluidez
de trato entre ambas parte. Pero queda mucho camino por recorrer.
Desde la barrera de los responsables de toda clase de organizaciones
ante la información en general y los informadores en particular ha habido,
y hay aún en parte, una sensación que va desde el miedo a la desconfianza,

182
La comunicación en las organizaciones como parte del derecho...

la indiferencia, la tensión, el distanciamiento y al desconocimiento. Y sin


embargo saben que los necesitan para su tarea diaria, ya que sin comuni-
cación no hay conocimiento de la actividad y no hay desarrollo. Además,
el silencio, como bien dice Zarzalejos6 no es rentable, al contrario, es un
mal grave en la vida de una organización en relación con la comunicación.
Por su parte los informadores tienen la tendencia, cierta o equivo-
cada de pensar que la organización cuando desarrolla acciones comuni-
cativas tiene como fin el ocultar la información debida, el obstaculizar
su labor, en definitiva el de establecer toda clase de barreras entre los
hechos y su conocimiento. Entiendo que esta visión es posible en su
planteamiento y en la realidad si el departamento de comunicación falla
en su política de colaboración, pero no es ya lo normal. Es necesario
por ello que cambie la actitud de los profesionales de la información
ante la realidad empresarial, política, social, etc., y que se establezcan
los mecanismos necesarios que permitan compartir el poder que signi-
fica tener y poseer la información. Hay que combinar poderes. Por un
lado el poder del que tiene la información (las organizaciones) y por
el otro el poder de quien da a luz esas informaciones (el informador).
Es absolutamente necesario llegar a una mutua comprensión,
que nunca va a estar exenta de contradicciones, dificultades, peligros,
etc., como toda relación humana que se precie. Pero hay que llegar al
convencimiento de la mutua necesidad, del mutuo apoyo, respetando
cada una las reglas del juego en que se mueven ambas partes. Y esto
no es una idea idílica. A lo largo de mi vida profesional lo he podido
constatar claramente. Las únicas condiciones son las citadas ante-
riormente: en primer lugar, el saber, y reconocer, que el público es el
verdadero dueño de la información y que tiene el derecho humano y
social de conocer; y en segundo lugar, saber y respetar empresarios e
informadores las reglas del juego de la información y de los campos
en que cada uno está situado. Pero a fuerza de ser claros no hay que
olvidar que el mayor poder está en la posesión del medio, no en la de
la información, ya que aquel se nutrirá en todo caso de otras infor-
maciones y nosotros nos quedaremos fuera del circuito informativo.

6
Zarzalejos, José Antonio (2003). Estrategias para afrontar los grandes retos del
siglo XXI, DIRCOM.

183
Ignacio Bel

Se debe contar con una política comunicativa


que tenga un carácter global
La comunicación es un todo que da respuesta al deseo de presen-
cia pública que tiene la organización o a la necesidad de responder a
demandas informativas, al margen de sus deseos. Por ello una política
comunicativa debe de estar creada y desarrollada por cuatro pilares
bien concretos:

• Identidad corporativa
• Cultura corporativa
• Plan de comunicación interna
• Plan de comunicación externa

Muchas veces se tiende a reducir la comunicación de la empresa


a la mera relación de medios, pensando, equivocadamente, que unos
buenos contactos con los MCS es la panacea de todos los males. Y ello
es un error, porque esa comunicación si no está asentada en un buen
diseño de la cultura corporativa, que a su vez debe de tener su encaje
en la identidad corporativa, puede llegar a crearnos grandes problemas.
Lo primero y esencial es establecer una identidad corporativa, o sea
establecer, en palabras de Costa, «lo que la empresa es, lo que la em-
presa hace y como lo hace […]. La identidad es el ADN de la empresa,
los cromosomas de su génesis, que son la herencia de los caracteres
de su fundador-emprendedor y que están inoculados en aquella en el
acto de instituir, en el espíritu institucional de la organización»7. En
definitiva, y si traspasamos la definición de Desantes sobre la intimi-
dad a la identidad corporativa, esta es «el corazón del corazón de la
empresa»8, esto es, aquellos puntos definitorios de su razón de ser, de
su forma de actuar, del cómo llevarlo a cabo.
Consecuencia de ello, en segundo lugar, es establecer la cultura
corporativa, o sea la manifestación práctica de la identidad traducida
en valores, creencias, métodos, costumbres, normas, es decir aquello que

7
Costa, Joan (1993). La imagen de la empresa, Ibérico Europea de Ediciones, Bar-
celona, p. 33.
8
Desantes Guanter, José María (1994). Derecho de la Información II, Colex, Madrid,
pp. 140-141.

184
La comunicación en las organizaciones como parte del derecho...

responde a los criterios de llevar a cabo la misión de la organización y


que en el ámbito comunicativo se traducen en la forma de desarrollar
la labor informativa basada en unos parámetros de actuación en con-
formidad con esa misión. Este punto es muy importante, porque dadas
las circunstancias históricas que vivimos, la clara identificación de la
identidad corporativa, de la cultura corporativa, recogida en su misión
concreta, será un claro ejemplo diferenciador respecto a otras opcio-
nes. Por ello es necesario saber identificar, presentar y difundir bien
claramente esos elementos diferenciadores en el ámbito informativo.
Un tercer plano es el establecimiento de unas políticas de comu-
nicación que respondan a los criterios de la cultura empresarial y que
permitan establecer unas acciones de comunicación con destino a los
públicos que configuran los campos externos e internos de nuestra ac-
ción. Y en este punto es bueno señalar que normalmente los esfuerzos
se ponen más en el campo de la comunicación externa, lo cual es un
craso error como señala Rodríguez Rowe9. Es mucho más importante
la comunicación interna a efectos del desarrollo global de una política
informativa. En el origen de todo error de una política de comunica-
ción externa está la comunicación interna. Ha sido hasta el momento
muy normal olvidar el verdadero valor de la comunicación interna y
sin embargo a poco que nos pongamos a pensar, aunque no tengamos
tiempo de desarrollar sus puntos vitales, esta clase de comunicación es
básica a la hora de evaluar el derecho social que todos y cada uno de
los componentes de la organización tienen de saber y conocer aquello
a lo que dedican, por lo menos, un tercio de su tiempo diario.
Un cuarto punto sería la comunicación externa. Esta debe arropar
toda una política de imagen corporativa de la empresa. Su misión es
fundamentalmente informar, no comunicar (verdad). Para su desarrollo
es necesaria una clara identificación entre el responsable del centro y
el responsable de comunicación, ya que la unidad de criterio es fun-
damental en este ámbito. Por ello, y nunca me cansaré de insistir en
ello, la comunicación debe depender directamente de la cabeza de la
organización. Lo contrario está condenado, si no al fracaso, sí al menos
a una disminución clara de su efectividad. La comunicación externa, en
donde con mayor fuerza se muestra la fuerza social de la organización,

9
Rodrígues Rowe. op. cit., p. 153.

185
Ignacio Bel

debe basarse en la confianza que sepa suscitar en los informadores.


Y ello solo se logrará ofreciéndoles aquello que les es común, y que
hemos comentado antes: una buena y exacta información.
Hay un quinto punto que no podemos olvidar hoy en día y es la
comunicación de crisis. Esta realidad que en épocas pasadas estaba
destinada a contemplar situaciones verdaderamente críticas, se ha
generalizado hoy en día, dado que el concepto de crisis ha sufrido una
ampliación determinante. Crisis es cualquier acontecimiento que altere
la vida normal de una organización: una epidemia generalizada, un
incendio, un descenso grave o significativo de matrículas, un aumento
de críticas generalizadas y sin sentido, etc. Lo importante es tener
previsto un plan de comunicación específico que aborde la situación
en el tiempo y forma debidos, cosa nada fácil si no se ha llevado de
antemano una política proactiva en el campo informativo.
Es fácil comprender que el desarrollo de todo lo dicho hasta ahora no
es fácil. No lo es el establecimiento y desarrollo de una cultura corpora-
tiva que perdure, con los cambios prudentes debidos en el tiempo; no es
sencilla la relación interna de los miembros de la organización, no es fácil
la relación con los medios de comunicación social y con los profesionales
de los mismos. ¿Cómo solucionar estas dificultades? Con profesionalidad.
Ha pasado la época de las agendas llenas de amigos en los medios,
del favoritismo y la prebenda. Estamos plenamente en la era de la
profesionalidad de esta labor, de esta especialización que no es fácil,
pero que es altamente rentable. Hoy en día es necesario tener buenos
profesionales preparados para esta labor. Profesionales que conozcan
el mundo de las organizaciones sean del signo que sean, que sepan el
valor de la comunicación, el uso de la misma y el recto ejercicio de una
labor que tiene innumerables peligros y dificultades en el campo ético.
Por ello, quienes no los tengan tienen que plantearse seriamente
la posibilidad de contar con profesionales especializados en comu-
nicación en las organizaciones, personas preparadas para sacarle el
mayor provecho posible a una actividad que se demuestra cada vez
más necesaria y exigente. En este campo me atrevo a augurar que
aquellas organizaciones que sepan comprender estas exigencias, que
sepan ver en la comunicación una oportunidad, no un gasto, serán las
que triunfen en la difícil carrera del éxito profesional.

186
La comunicación en las organizaciones como parte del derecho...

Algunos principios básicos a tener en cuenta en


relación con la comunicación y la información
Parece necesario para afrontar en el terreno práctico la actividad
informativa tener en cuenta una serie de principios básicos que nos
ayuden en esta tarea apasionante pero difícil. Sin orden de importancia
me parece que es bueno reflexionar sobre estos puntos:

1. Todo el mundo comunica, desde el bedel al presidente o máxi-


mo director de una institución.
2. Todo el mundo debe ser consciente de que comunica y por
tanto debe de conocer, en la media de su responsabilidad, la
realidad de los medios de comunicación social.
3. Por ello entiendo que las actitudes de cada uno de nosotros
ante la información y los informadores deben de ser:
• Reconocer la importancia de la comunicación.
• Conocer el mundo de la comunicación.
• Predisposición a establecer una buena relación personal y
profesional.
• Tener una voluntad de información.
• Disponibilidad.
• Creer en la comunicación.
• Ser constantes en los objetivos comunicativos.
• Dejarse aconsejar.
• Ser lo más transparente posible.
4. Es necesario tener un plan de comunicación. Y ello no se
improvisa. Es necesario desarrollarlo, adaptándolo a las ne-
cesidades de cada institución, a las posibilidades económicas,
a los objetivos que se deseen alcanzar, etc.
5. De la comunicación no hay que esperar milagros. Es una parte
más de la vida de una organización y por lo tanto participa de lo
bueno y de lo malo. Es una herramienta necesaria, pero no única.
6. Las organizaciones modernas necesitan estar presentes no solo
en los medios de comunicación social, sino que ellas mismas,
sin desviarse de la función que le sea propia, deben desarrollar
una actividad de comunicación. Y en ello radicará en gran parte
su carácter innovador.

187
Ignacio Bel

7. La comunicación en las organizaciones no hay que conside-


rarla solo desde la perspectiva de las ventas, del beneficio, de
la producción, sino que como un importante componente de
las relaciones humanas y de la responsabilidad social.
8. Los planes de comunicación no deben ser concebidos a corto
plazo. Eso es solo permitido en situaciones de crisis. Por el
contrario los planes de comunicación tienen que ser pensados
a mediano y largo plazo, porque lo esencial de los mismos es
desarrollar una credibilidad informativa, establecer unos nexos
de relación y amistad que solo pueden ser desarrollados con
tiempo.

Todo ello nos llevaría a establecer una serie de premisas básicas en


esta labor informativa y que pueden servir como resumen de lo dicho
hasta ahora. Las podríamos centrar en los siguientes puntos:

1. La relación con los medios y con los profesionales no son fá-


ciles. No por su culpa en muchas ocasiones. Hay multitud de
causas pero se podrían reducir a dos; los espacios cada vez son
menores porque la demanda es cada vez mayor y, en segundo
lugar, porque las redacciones son cada vez más escasas (y en
ocasiones peor preparadas), lo que conlleva un estrés muy
difícil de soportar. Por ello es muy importante tratar de crear
un clima de colaboración con ellos.
2. Lo más importante es establecer una buena relación humana
y profesional. Hay que hacerse amigos de los periodistas,
pero amigos de verdad. ¿Y cómo nos hacemos los amigos?
Dedicándoles mucho tiempo, mucho cariño. Lo fundamental
es establecer una credibilidad informativa.
3. Estas relaciones y la búsqueda de sus consecuencias positivas no
hay que buscarlas, esperarlas a corto plazo. La comunicación
en las organizaciones es una labor cuyos resultados se verán
a mediano y largo plazo. Y como toda acción, qué les voy a
decir a ustedes de la educativa, la constancia es indispensable.
4. Hay que conocer al máximo el mecanismo de funcionamien-
to de los medios, saber quiénes son, quiénes mandan, cómo

188
La comunicación en las organizaciones como parte del derecho...

trabajan, quiénes son las personas de mayor influencia, etc.


Hay que conocer a los medios al dedillo.
5. Hay que facilitarles la labor al máximo. Darse cuenta que tienen
poco tiempo para la elaboración. «No dejarles improvisar».
6. Es importante darse cuenta que a los periodistas lo que les
interesa es la información. Si nosotros tenemos buena infor-
mación, la sabemos elaborar, se la sabemos presentar, tenemos
muchas posibilidades, no digo todas, de que atiendan nuestras
peticiones.
7. Es necesario profesionalizar esta función. Urge dar un trata-
miento muy profesional a esta cuestión. Las inversiones de
personas y dinero en este campo siempre son rentables.
8. No es positivo agobiar a los medios ni dejarse agobiar por
ellos. Hay que estar disponibles, pero disponibilidad no sig-
nifica sumisión.
9. Las equivocaciones en el campo de la comunicación se pagan
muy caras, porque se deteriora la relación humana y profesio-
nal y ello siempre es costoso de reparar.
10. No es conveniente enfadarse «casi nunca» con los periodistas.
¿Porqué? Por una sencilla razón de eficacia: al día siguiente el que
tiene el espacio para volver a destrozarte es él. Independientemente
de su formación, importancia, razón, el que tiene el espacio es él.
11. Hay que saber procurar integrarlos en nuestras actividades,
invitarles a participar, que sientan un poco como suya nuestra
organización.

El porqué de la ética en el mundo de las organizaciones


Si al principio de este trabajo decíamos que la comunicación cor-
porativa era una especialización joven con apenas cincuenta años de
vida en su verdadera concepción, más restrictivos en cuanto al tiempo
tenemos que ser al hablar de la ética en la empresa, o mejor, de la ética
en las organizaciones en general. Así lo afirman diversos autores cuando
dicen «es cierto que el fenómeno de la ética empresarial ha despuntado
en este final de siglo. Hasta nuestros días no se había producido un
debate tan generalizado sobre la ética empresarial ni tantas compañías

189
Ignacio Bel

habían incorporado códigos éticos o filosofías empresariales inspiradas


en criterios éticos…»10. Otros han interpretado que este acercamien-
to a la ética por parte de las organizaciones, preferentemente de las
empresas, viene dado por razones de eficacia, de interés económico,
como señala Gómez Pérez: «En un mundo habituado a calcular por
resultados, se ha llegado a sospechar que con frecuencia un negocio
malo (en sentido moral) es un mal negocio (en sentido económico)»11.
La ética es necesaria en cualquier actividad, pero en el campo de las
organizaciones es esencial en muchas ocasiones, como señala este mismo
autor cuando afirma que «se supone que sus principios son los mismos de
la moral general, la que tiene que realizar cualquier persona. Pero se subraya
que puede haber en la vida concreta de las empresas momentos y situaciones
que requieren una consideración puntual»12. Y una de ellas, añadimos noso-
tros, es sin duda la comunicación que debe estar conectada con la cultura y
la identidad corporativa como nos señalan muchos de los autores que han
estudiado este tema13. Y ello es lógico porque la política de comunicación,
desde este punto de vista, es consecuencia directa de la identidad y cultura
de la organización. Una organización que tenga en su cultura tener una
política de puertas abiertas, de transparencia, no puede llevar a cabo una
política de comunicación cerrada o de no comunicación. Chocaría con su
esencia y los resultados serían perniciosos para la organización. Es necesario
contemplar la ética desde las dos partes, la informativa y la del mundo de
la organización, porque la ética, como bien señala Soria, «no es solo para
los periodistas sino también para los empresarios»14.
No ha sido fácil la incorporación de la ética al mundo de las
organizaciones, especialmente en las de carácter económico. Muchas
son las razones. Cortina la resume en tres puntos que nacen de la des-
confianza del empresario:
• «Para hacer negocio es necesario olvidarse de la ética común
y corriente,
• la misión de la empresa consiste en maximizar beneficios

10
VVAA, La ética que necesita la empresa, Unión Editorial, 1998, p. 14.
11
Gómez Pérez, Rafael (1990). Ética empresarial, RIALP, Madrid, p.55.
12
Gómez Pérez, Rafael, op. cit., p. 62.
13
Entre ellos el citado Joan Costa, que ha dedicado muchas de sus obras a este tema.
14
Soria Saiz, Carlos (1991). La hora de la ética informativa, Editorial Mitre, Barce-
lona, pp. 95-96.

190
La comunicación en las organizaciones como parte del derecho...

• y la ética debe limitarse en la empresa a unos mínimos que


coinciden con el cumplimiento de la legalidad y la sujeción a
las leyes del mercado»15.

Entiendo que los tres razonamientos están superados por la rea-


lidad de nuestros días que nos ha venido a demostrar la importancia
de saber compaginar beneficio con responsabilidad social corporativa,
en cuya base esta la ética de manera clara.

Los fines de ética en una política comunicativa


en las organizaciones
Pese a todo, y con los inconvenientes y lagunas que se quiera, la
ética es hoy en día una realidad vigente en el mundo de las organi-
zaciones, bien sea en forma de códigos de buena conducta, o bien a
través de su incorporación en la misión de las organizaciones, como
ha puesto de relieve acertadamente Guillén Parra16.
Como consecuencia de todo lo dicho y derivado de esta realidad,
que a lo largo de muchos años ha imperado en el campo empresarial y de
las organizaciones en general, la ética tampoco ha sido un componente
tenido en cuenta en la actividad comunicativa en las organizaciones
hasta fechas recientes, porque las finalidades éticas no eran propias de
la empresa, ni de las organizaciones. Incorporada la ética, en mayor o
menor grado, a las organizaciones, es lógico exigir que las políticas de co-
municación de dichas organizaciones estén basadas en principios éticos,
fundamentalmente por una razón. Si hemos afirmado que el componente
básico del trabajo comunicativo de una organización es el desarrollar
una política de información a través de los más diversos canales, esa
información como tal tendrá que tener los componentes tradicionales
que la configuran, o sea, veracidad, objetividad, instantaneidad, etc.
¿Cuáles deben ser los fines éticos de una política comunicativa en
las organizaciones? Los podríamos concretar en dos fundamentales:

15
Cortina, Adela (2000). Ética de la empresa, Editorial Trotta, Madrid, pp. 76-77.
16
Guillén Parra, Manuel (2005). Ética en las organizaciones. Construyendo confianza.
Pearson. Prentice Hall, Madrid, pp. 212-213.

191
Ignacio Bel

1. Adecuar al máximo la veracidad con la realidad informativa


de la organización.
2. Cumplir con el principio básico de la justicia informativa.

Desarrollemos ambos. La verdad, nadie lo pone en duda, es un


presupuesto absolutamente necesario de la información. Desantes lo
denomina «el principio constitutivo del mensaje informativo»17 y es así,
porque sin verdad no podemos hablar estrictamente de información.
Como nos dice el mismo autor «la información que no es verdad, la
mentira, no es información»18. Por otra parte, hemos afirmado ante-
riormente que la actividad comunicativa de cualquier organización se
basa en el uso de la información, siendo esta la función que caracteriza
a un departamento de comunicación.
Pues bien, si la verdad es la esencia de la información y esta es la
base de la actividad comunicativa de las corporaciones, la verdad por
deducción tiene que ser el componente básico de su trabajo.
Hay que hacer aquí una salvedad para soslayar una de las obje-
ciones que se suele poner en este punto de la actividad comunicativa
en las organizaciones. Nos estamos refiriendo a que toda información
que salga de la organización, sea externa o interna, debe tener el
componente de verdad. Ello no quiere decir que la organización deba
dar toda la información que tiene, que produce o que es posible que
genere. Lo exigible es que la que dé sea verdadera, pero la organización,
como cualquier ser humano en la relación informativa, no está obli-
gada a responder ante cualquier demanda informativa. Está obligada
a no mentir, a decir la verdad, pero no a decir lo que no quiere decir.
Desde este punto de vista las organizaciones tienen la misma capaci-
dad de reserva que cualquier ciudadano y el «no comento» o el «no
contestamos» o simplemente el «no» ante una demanda informativa
es absolutamente lícito.
Otra cosa será que sea lógica, conveniente, pero eso ya es otra
cuestión directamente relacionada con la política comunicativa de la
organización. Lo exigible es no mentir, decir la verdad, incluso, como
señalan Desantes y Soria, la exigencia está en la verdad «lógica» que

17
Desantes Guanter, José María, op. cit., p. 20.
18
Desantes Guanter, José María, op. cit., pp. 86-87.

192
La comunicación en las organizaciones como parte del derecho...

es la exigible al periodista, no en la «ontológica», la cual no es posible


en muchas ocasiones19.
El segundo fin es cumplir con el principio básico de justicia in-
formativa y que es complementario de la idea expuesta anteriormente
del derecho del público a conocer. Efectivamente al desarrollar la
labor de comunicación las organizaciones no hacen sino cumplir un
acto de justicia esencial y que tiene su base en lo que Ulpiano definió
hace muchos siglos como «dar a cada uno lo que le es suyo» y que se
traduce en el campo que nos ocupa en dar la información debida a los
empleados (c. interna) y al público (c. externa), es decir, a todos aquellos
que pueden tener intereses concretos relacionados con la organización.
El acto de comunicar se convierte así en un acto de justicia in-
formativa y desde esta perspectiva cuando la organización comunica
(informa) no lo hace de forma gratuita, sino que está cumpliendo su
más estricta obligación hacia aquellas personas que o bien dedican su
trabajo, tiempo y esfuerzo a la organización (empleados) o al público
del cual recibe su respaldo (económico, político, social, etc. Si ello es
así, y como afirmo en otro trabajo: «No es posible concebir un depar-
tamento de comunicación con alto desarrollo ético en sus funciones y
actividades, enmarcado en una organización que no haga de la ética
una de sus pautas de comportamiento»20).
Precisamente esta será una de las tareas más difíciles pero al mismo
tiempo más atractiva del DIRCOM: el dar forma y fuerza a las con-
vicciones éticas de la organización tanto en su aspecto interno como
externo. Ello exigirá en primer lugar una propia formación ética del
informador que como bien sabemos es un proceso permanente y nunca
acabado. Y en segundo lugar, el trasladar esa manera de hacer ética a
toda la actividad informativa de la organización.

19
Desantes Guanter, José María, op. cit., pp. 20-21.
20
Bel Mallén, José Ignacio (2003). «La ética informativa en el ámbito de las infor-
maciones», en: Veracidad y objetividad, Editorial Coso.

193
Ignacio Bel

Necesidad de un código deontológico comunicativo


en el ámbito de la organización
Al igual que es conveniente que las empresas tengan sus códigos de éti-
ca que resuman, desde esa perspectiva, los fundamentos de su actividad, el
departamento de comunicación debe tener su propio código deontológico,
que lógicamente no diferirá mucho de los códigos usados en los distintos
medios informativos, ya que hemos señalado desde el principio la igual-
dad de la información periodística con la emanada de las organizaciones.
Un código deontológico tiene como finalidad el reunir los prin-
cipios esenciales de la profesión periodística desde el punto de vista
exclusivamente ético. Todos estos documentos parten de la buena
voluntad ética del informador y por lo tanto de su honradez y, en ese
sentido, de una buena intención profesional. Dado que la ética es de
claro cumplimiento voluntario, ajena a la coacción y a la sanción de
tipo legal, no cabe entender la responsabilidad ética de los informadores
desde una perspectiva de imposición. Por ello, un código deontológico
es fundamentalmente la concreción de unos puntos básicos de carácter
ético para la actividad profesional periodística orientado en este caso
a la actividad informativa dentro de una organización.
Sin el querer del informador no sirven para nada los códigos éticos.
Por ello, el código debe ser resultado de una asunción voluntaria del
periodista de dichos principios; nunca, de una imposición. Desde esta
perspectiva, es aconsejable que el contenido del código sea debatido
y, en la medida de lo posible, consensuado su contenido por todos
aquellos que participan en el proceso informativo dentro de la empresa.
Esta debe ser la primera involucrada en el cumplimiento del código
deontológico, ya que habrá muchos puntos del mismo que exijan el
respaldo empresarial, directo o indirecto, a la actividad informativa de
sus profesionales. La disociación continuada en el campo ético entre la
redacción y sus dirigentes, sustantivada en razón de la jerarquía y no de
la adecuación ética, supondrá, amén del perjuicio a los públicos internos
y externos, un grave quebranto a la credibilidad ética de la organización
y romperá, sin duda, la confianza entre la empresa y sus públicos.
Es muy difícil evitar el carácter generalista de los principios que
deben componer un código deontológico. Por ello, en la medida de
lo posible, dichos principios se deben concretar a través de puntos

194
La comunicación en las organizaciones como parte del derecho...

esenciales que de forma práctica y realista permitan su ejercicio. De


lo contrario, es muy posible que se queden en una vaga declaración de
buenas intenciones que llevaría a una falta de operatividad práctica,
ocasionando una desconfianza automática a todo lo que suponga un
deber ético. Y, como se ha señalado anteriormente, esto será más fácil de
conseguir si está entroncado con la identidad y la cultura corporativa.
Conviene tener muy claro que un código deontológico no es un
libro de estilo, en donde tienen cabida todas aquellas cuestiones de
carácter estrictamente profesional que configuran el desarrollo diario
de la profesión periodística a la luz, fundamentalmente, de principios
lingüísticos o estrictamente técnicos y profesionales. Tampoco conviene
confundir el contenido del código deontológico con la declaración, más
o menos expresa, de la misión de la organización. El código sirve para
hacer realidad esa misión pero a través de una actividad informativa.
Hay que señalar que la ética parte de la ausencia de cualquier clase
de coacción. Por ello, el informador deberá desarrollar los principios
contemplados en el código deontológico con la mayor responsabilidad
posible, teniendo en cuenta que la obligación última del informador
es hacer partícipe al público de la información obtenida. La función
fundamental del informador es informar respetando los principios
esenciales de su profesión y los intereses de su empresa.
En definitiva, la ética forma parte de la responsabilidad global
de la empresa que no solo se debe referir a la pura realización de su
actividad material, oferta de servicios, fabricación de productos, etc.,
sino tambia su relación con la sociedad de la que forma parte. Ahí
nace la responsabilidad social de la empresa o, como es definida, la
«responsabilidad social corporativa».
Sirvan unas palabras del profesor Soria como final de la reflexión
que hemos realizado sobre este tema. A la hora de establecer las res-
ponsabilidades en este campo, Soria afirma:
«El carácter personal de la ética y la idea de que la conciencia es
el nexo necesario de toda ética verdadera no significa que la empresa
no tenga ningún compromiso con la ética. Por el contrario, tiene el
compromiso y la responsabilidad de crear las mejores condiciones
posibles para que la ética arraigue y se viva personalmente dentro de

195
Ignacio Bel

su organización. Entre las múltiples manifestaciones de esta respon-


sabilidad de fomento de la ética, vale la pena resaltar tres aspectos:

• La responsabilidad de poner en pie los criterios, las normas,


los estándares referenciales que puedan dar más luz y claridad
a la situación ética de las personas individuales que integran
la organización.
• La responsabilidad de que estos estándares éticos sean comunes
y participados en toda la empresa, afecten a todos, desde el
presidente de la compañía hasta el departamento de marketing
(que en el contexto de este trabajo sería el departamento de
comunicación).
• La responsabilidad de crear, mantener y fomentar un clima
interempresarial ético21.

Un desafío apasionante que —no cabe duda— seguirá formando


parte del quehacer informativo en el seno de las organizaciones.

21
Soria Saiz, Carlos (2003). «Una ética profesional y laica para la empresa informa-
tiva», en el Libro Blanco de la Prensa, año 2003. AEDE.

196
Capítulo X
Poder y comunicación: el poder en
convergencia de una lógica vertical y de
una lógica horizontal
Nicole D’Almeida
Nicolas Baygert1

Hemos tratado de considerar aquí las formas del poder a la hora


de los cambios de las sociedades y de las técnicas. Mantendremos
para ello una perspectiva: aquella del crecimiento entre dos maneras
de ejercer el poder; una manera tradicional soberana en la cual el po-
der se impone (lógica vertical) y una manera más moderna marcada
por compartir el poder (lógica horizontal). La cuestión o tema de la
modernidad democrática se plantea ya en el Siglo de las Luces y esta
es una cuestión de crecimiento entre dos lógicas (la opinión pública
fue erigida como la instancia crítica fundadora del poder legítimo).
El proyecto inacabado de las Luces evocado por Habermas vuelve
a cobrar vigencia hoy en las sociedades marcadas por un elevado nivel
de información y de exigencias de los individuos por una parte, y por
las generalizaciones de tecnologías 2.0 que hacen posible la modalidad
de control, de intervención y de proposición de parte de cada cual. A
partir del momento donde el receptor puede ser productor de ideas,
de información o de reivindicaciones, la cuestión del poder se renueva
de manera importante. Consideraremos esta cuestión a través de dos

1
Nicole D’Almeida es profesora de la Université Paris Sorbonne (CELSA), la-
boratoire GRIPIC y Nicolas Baygert es investigador y periodista, Université de
Louvain-la-Neuve.

197
Nicole D’Almeida | Nicolas Baygert

campos, aquel de la política y aquel del mercado. Analizaremos cómo


el ejercicio de la soberanía política integra la fuerza horizontal de la
sociedad civil y de sus opiniones y a la vez cómo se forma con ella.
La misma cuestión se plantea al nivel del mercado estructurado por
políticas de poderosas marcas, las cuales se desarrollan siempre en un
número importante de sectores: empresas y productos (marca-empresa
y producto no se distinguen muy netamente), comunicación política
y de territorios, sector educativo, asociativo, mediático, etc. El poder
de las marcas hoy está fragilizado por el cambio de los consumidores
(más activos, mejor informados y más críticos) y por la evolución de
las técnicas de relaciones y de comunicaciones que ponen en entredicho
su presencia y su soberanía.
Una recomposición del ejercicio y de la legitimidad del poder está
pues en curso, esta recomposición no es ni simple ni unificada, no está
desprovista de tensiones ni de contradicciones.

El campo de la política y cómo vuelve a cobrar


actualidad la cuestión de la democracia
En política la relación entre verticalidad y horizontalidad del poder
puede ser mirada como un trabajo de equilibrio que reviste diferentes
formas. La forma tradicional de integración de la dinámica social ho-
rizontal es a través de los sondajes de opinión; medida cuantitativa de
las expectativas de la «opinión pública»; objeto de todos los cuidados.
Los sondajes constituyen una primera tentativa de horizontalidad,
es decir, entre los gobernados y los gobernantes, entre representados
y representantes durante y fuera de los períodos de elecciones. Los
sondeos representan una retroalimentación esencial para la política y
constituyen una indicación cuantificable del impacto de su acción en
el ciudadano.

Equilibrio por los sondeos


La «opinión pública» medida por los institutos de sondeos es
considerada como una visión fundamental, es decir, como un motor
primordial de la política. Las encuestas de sondeos de opinión han
permitido conocer con una precisión creciente un cierto número

198
Poder y comunicación: el poder en convergencia de una lógica vertical...

de propiedades objetivas ligadas al voto político, especialmente las


características sociales de los diferentes electores (Champagne, 1990,
p. 92), sus expectativas y sus juicios.
En este enfoque político sobre las expectativas de opinión, los ciu-
dadanos permanecen pasivos y sus opiniones parecen más importantes
que su comportamiento real. Los sondeos contribuyen a la sustitución
progresiva de una democracia representativa por una relación medida
entre gobernantes y gobernados por una encuesta de satisfacción. Así, a
través de sondeos realizados permanentemente —aun si no son recha-
zados técnicamente— el campo político queda en situación de «elección
permanente», los escrutinios intervienen solo para validar o contradecir
la opinión y las curvas de popularidad ya conocidas. La demoscopia
sustituye a la democracia, los electores vienen a ser como espectadores
de su anunciado comportamiento. El antropólogo Lionel Tiger (1992,
p. 55) hace notar en este tema que «la opinión pública no es lo que las
personas piensan». El advenimiento de una sondeocracia impersonal
necesita sin embargo una buena comprensión de las expectativas por
parte de un poder que queda vertical. Este deslizamiento cuantitativo
ilustra la vuelta hacia el marketing por el poder en las últimas décadas.
El éxito político depende, en efecto, cada vez más de la capacidad del
poder a responder a las expectativas de los grupos identificados. En lo
sucesivo, toda oferta política debe ser plural: es decir, una oferta plural
e individualizada calcada sobre los deseos individuales de los electores
(Tailored). Los partidos optan a partir de ahora por una estrategia cen-
trada sobre el elector (voterdriven) más que por poner una ideología
(Reeves, De Chernatony & Carrigan, 2006, p. 423).
Les-Marshment (2001) propone una tipología que permita identi-
ficar diferentes estrategias de partido. Esta distingue entre los partidos
orientados al «producto» (product-oriented party), los partidos orien-
tados a la «venta» (sales-oriented party) y los partidos orientados al
«mercado» (market-oriented party).

• Product-oriented party: un partido que se define por aquello


que lo simboliza. La fidelidad a las ideas y a los valores cons-
tituyen aquí el elemento fundamental de la elección de los
partidarios.

199
Nicole D’Almeida | Nicolas Baygert

• Sales-oriented party: el partido se concentra en la promoción


de sus argumentos hacia los electores. Conserva su «diseño
predeterminado» (pre-determined product desing), pero re-
conoce que este elemento no será suficiente para convencer
a todos aquellos que ambicionan ganar a su causa. Empleará
estrategias de marketing para persuadirlos.
• Market-oriented party: este tipo de partido determina el com-
portamiento para satisfacer al elector. Hace uso de estrategias
de marketing para identificar los deseos de sus electores y
determinar así su ofrecimiento.

Los partidos «orientados al producto» y «orientados a la venta»


forman parte de la categoría de predominancia ideológica, mientras que
los partidos «orientados al mercado» movilizan una estrategia centrada
en el consumidor. Hagamos notar que los partidos que se dirigen hoy
en día mayoritariamente hacia las estrategias orientadas al «mercado»
lo hacen con el fin de introducir políticas de encuentro con los deseos
de sus electores, por lo tanto necesitan incrementar el monitoreo con
su público. Los electores son, en efecto, a la vez promotores (deciden)
y en parte mercado (clientes), el cual los partidos se atribuyen.

Desplazamiento participativo y curva numérica


Mientras que la política desarrolla una cantidad de nuevos mo-
dos de acción con el fin de adaptar su ofrecimiento en tiempo real, al
mismo tiempo se trata en paralelo de responder a otra tendencia —el
deseo de participación—, la evolución a una democracia participativa
constituye verdaderamente la evolución más importante de la historia
de la democracia de la última mitad del siglo veinte (Nolte, 2011, p. 9).
Mientras que el ciudadano permanece como un ítem de muestra y
de sondeo en una relación al poder resolutamente vertical (top down),
las búsquedas participativas especialmente se multiplican gracias a las
posibilidades ofrecidas por internet y las tecnologías numéricas. La
informalidad y la horizontalidad son consideradas como pruebas de
democracia y de espontaneidad (Mathieu, 2011, p. 38). Algunos estiman
que internet estaría en condiciones de ofrecer una base tecnológica al
concepto deliberativo de una ciudadanía más activa, lo cual favorecería

200
Poder y comunicación: el poder en convergencia de una lógica vertical...

la emergencia de nuevas formas de gobierno (Blumler & Coleman 2001,


pp. 6-7). Bastante lejos de la inercia de una opinión pública puntual-
mente sondeada, el compromiso numérico apuesta sobre «la inteligencia
colectiva» teniendo como objetivo la elaboración colectiva y horizontal
de una identidad partidaria y de un ofrecimiento político co-construido.
La web social es mayoritariamente percibida como un dispositivo
horizontal de socialización (y de conversación) entre individuos igua-
les. En su forma horizontal y numérica, la matriz del dispositivo es
considerada incluso más importante que la posesión del poder efectivo
de internet, pudiendo ser percibido como un soporte de coordinación,
haciendo posible un nuevo repertorio en la acción colectiva al autorizar
la construcción de formas más directas e inmediatas de afirmación
pública (Granjon, 2012, p. 84)2. Por otra parte, en la actualidad, el
compromiso en línea no necesita de un conocimiento técnico impor-
tante por parte de los utilizadores, la habilidad técnica ligada a la
militancia en línea se ha democratizado ampliamente, sobrepasando
fuertemente el universo de los geeks o del webmarketing profesional.
La disponibilidad de las herramientas contribuye a la aparición de nue-
vos tipos de movilización. Se percibe el deseo de una democracia más
competente emanando ciudadanos deseosos de quebrar el monopolio
de los partidos tradicionales y de tomar directamente parte del poder.
Este nuevo concepto del poder que emana del activismo en línea
se levantará, por una parte, de la necesidad de una justificación conti-
nuada de la decisión política, y por otra, de la voluntad de participar a
la renovación política tanto como por un input constante, como por la
emergencia de formaciones políticas autoadministradas. La caracterís-
tica de esta nueva relación al poder es que se organiza alrededor de tres
principios: de vigilancia, de denuncia y de notación; vectores de aquello
que Rosanvallon (2006, p. 15) nombra como la contra-democracia y
que la define así: «Una democracia permanentemente desafiante en
relación a la democracia episódica de la legitimidad electoral».

2
Contracción semántica del término inglés slacker (perezoso, desencantado) y
activismo. El caso de slackivisme es característico de estas nuevas formas de
compromiso en el seno de una dinámica participativa; un compromiso limitado y
fluctuante, más cerca de una reacción que de una acción política (Bsygert, 2012).
De manera peyorativa, él sugiere un militantismo que se efectuará en el diván,
uniéndose por un simple clic o por una firma electrónica a diversas causas.

201
Nicole D’Almeida | Nicolas Baygert

Democracia líquida
Más allá de la constante desconfianza frente a la verticalidad del poder,
se nota la aparición de nuevas prácticas que algunos llaman democracia
líquida, la cual es movilizada por la Internacional Pirata. Fenómeno marginal
pero sin embargo mundial, el Partido Pirata apareció primero sobre internet
en el 2006 en relación a la ley del gobierno sueco contra la repartición de
ficheros sobre las redes Peer-to-Peer3. El movimiento se comprende como
una «formación espontánea nacida de la voluntad de los ciudadanos de
reapropiarse de una vida política con la cual ellos no se reconocen más4».
El Partido Pirata preconiza la transparencia del poder y desea inscribir el
activismo político en un proyecto resueltamente participativo.
En esta perspectiva, la tecnología debe ser usada en un sentido de
transparencia y de inmediatez, y para reducir la opacidad y la comple-
jidad. Así, el Partido Pirata opera en diferentes países a partir de una
dinámica de decisión inédita; el Liquid Feedback (LF) que recuerda aquí
la noción de «modernidad líquida» introducida por Bauman (2000). El
LF es el sistema de comunicación interactivo (y software open-source)
adaptado a la «democracia líquida». El logiciel o programa informático
de los piratas se presenta bajo la forma de una red socionumérica pro-
pia al partido permitiendo recensar las múltiples proposiciones de los
militantes, este es utilizado para la toma de decisiones de las asambleas.
El concepto de «democracia líquida» o Proxy Voting, o también
«democracia delegada» (Delegative Democracy) (Green-Armytage,
2010), merece una explicación particular. Combina, en efecto, de manera
interesante ciertos elementos característicos de la democracia directa, por
el recurso frecuente a la consulta popular con las ventajas de la demo-
cracia representativa. Este modelo combina el deseo por una democracia
directa, a través del recurso frecuente de la consulta popular —es decir,
por un plan de vida política más directa y constante que las simples
elecciones generales—, con las ventajas de la democracia representativa
(Ianik, 2012, p. 212). Más allá de la preocupación de recurrir regular-
mente a consultas populares (bajo la forma de referéndum, por ejemplo),
lo que está en juego principalmente en la mayoría de las modalidades

3
Una decisión referente principalmente al sitio de reparto Pirate Bay.
4
Ver la página web francófona del Partido Pirata. Recuperada de htpps://partipirate.
org/blog/

202
Poder y comunicación: el poder en convergencia de una lógica vertical...

ligadas a la democracia directa, la democracia líquida es la posibilidad


de transferir su voto a otra persona, quien tiene una mayor experiencia
o un pensamiento más desarrollado sobre un tema particular. Los votos
pueden ser delegados por procuración a un «Proxy»; a otro ciudadano.
Estas procuraciones pueden ser revocadas en cualquier momento.
Para resumir, la noción de democracia líquida se basa en una red
de relaciones de confianza y sobre el principio transitivo de delegación,
permitiendo a cada individuo interesado participar en los debates de
manera transparente. Constituye esto un proceso decisional colabora-
tivo perfectamente adaptado a las redes socionuméricas.
En estas nuevas relaciones con el poder, es cuestión de refundación
de la representatividad. O se puede pedir si la emergencia de moviliza-
ción de los partidarios está en consonancia con entregar un remedio a
la «crisis de representación» muy a menudo evocada. La introducción
de una dimensión participativa horizontal. ¿Es ella un remedio a la
crisis de confianza vertical?.
La pregunta queda abierta.
El impacto de estos desarrollos periféricos sobre la política tradicional
es sin embargo considerable. El desarrollo de un activismo horizontal y el
compromiso en el seno de las redes socionuméricas refuerzan la desconfian-
za y el recelo hacia las formas tradicionales del poder. Observadores tales
como John Keane (2009) perciben allí la entrada en un monitory demo-
cracy: ponerse en escucha de la democracia representativa, una vigilancia
2.0 como medio de remediar «la entropía representativa» (la degradación
de las relaciones de elegidos y electores). Según un principio análogo en el
Panopticon de Bentham descrito por Foucault (1975): la súper vigilancia
permanente de la política es realizada por los ciudadanos mismos.
Otra consecuencia de este fenómeno es la siguiente: la transparen-
cia se muda de nuevo en otro orden. No existe, sin embargo, espacio
de «descanso» para el poder puesto bajo vigilancia. El poder vertical
está, empero, bajo la tutela del horizontal. La puesta en vigilancia5 y
la denuncia alcanzan sin embargo el rango de las actividades demo-
cráticas fundamentales6.
5
El neologismo bajo vigilancia se traduce en la mirada crítica ejercida colectivamente
por los individuos.
6
Mary Graham (2002) se refiere a este tema como la democracia divulgada (de-
mocracy by disclosure).

203
Nicole D’Almeida | Nicolas Baygert

El campo de las marcas entre soberanía


y conversaciones organizadas
A comienzos de los años noventa, el conjunto de los especialistas
de marketing, como Kapferer (1991), muestran la pertinencia del mo-
delo de la marca7. Las marcas se han vuelto en un cuarto de siglo un
fenómeno social total (Watin-Augouard, 2001). La proliferación de la
noción branding encarna el proceso que permite a las marcas invertir
la totalidad de los campos sociales, las marcas no lo dudan más a
partir de ahora para ponerse en escena, para crear un acontecimiento
o hacer hablar de ello, usando procedimientos tales como el teasing8
o el endorsamiento9 (término sacado del vocabulario de marketing
anglosajón). La noción de capital de marca (brand equity) reenvía al
conjunto de actitudes de los consumidores asociados a una marca10.
El branding va en adelante a influir hasta en las relaciones sociales: la
«puesta en marca» caracteriza, según algunos, la construcción de la
identidad del individuo que desarrolla un personal branding. La marca
no está solo reservada a los productos para salir del anonimato del
mercado, ella es un medio utilizado por los individuos deseosos de
instalar sólidamente su notoriedad. Ella se desarrolla en un número
creciente de campos: países, ciudades, regiones, universidades…, etc.

7
El modelo de Kapferer integra 6 dimensiones :
Físico: todo aquello que en el discurso de las marcas es relativo al resultado y al
ejercicio profesional.
Personalizado: los elementos estéticos-sensibles como el logo, colores de marcas,
línea de base, etc.
Relaciones: el tipo de interacción con el público.
Cultura: los valores retenidos para simbolizar la marca.
Imagen o reflejo: La manera como el utilizador ve la marca.
Mentalización: por qué el utilizador es sensible a afiliarse a la marca (Gryspeerdt,
2009, p. 124).
8
El teasing constituye una técnica publicitaria que trata de sorprender la curiosidad
de los consumidores con el lanzamiento de una precampaña permitiendo aumentar
la atención sobre esa marca.
9
La expresión reenvía hacia la utilización de una personalidad o de una celebridad
para vincular la imagen de un producto, de un acontecimiento de un servicio a
una marca. En línea: http://www.e-marketing.fr/definitions-Glosaire-Marketing/
Endorsement-Soutien--7780.htm, consultado el 11 de noviembre de 2012.
10
Según Aaker (1991), el capital de marca se mide a partir de 5 factores: la fidelidad,
la notoriedad, la percepción de la calidad, la asociación de marcas y otras ventajas
ligadas a la marca.

204
Poder y comunicación: el poder en convergencia de una lógica vertical...

El imperio de las marcas


Hoy en día las marcas quieren englobarlo todo, es lo que pode-
mos llamar la soberanía de las marcas. Esto no se reduce solamente
a grupos de familias o de productos, sino que engloba además otros
aspectos: los modos de producción (su dimensión ambiental y/o social),
la innovación y el beneficio social específico. El valor económico de
una marca se duplica de un valor social. La marca no reúne solamen-
te un conjunto de productos, sino que engloba discurso, imágenes,
valores, conceptos del mundo que se desarrollan a través del mundo.
Cada marca representa un stock, un capital de valor, una especie de
patrimonio inmaterial y material.
El desarrollo de las lógicas de la marca es tal que se cree que ella pue-
de modificar las relaciones sociales. En un contexto de decadencia de las
ideologías, el consumo llega a ser una práctica y una relación dominante,
las marcas pueden entonces llegar a ser formas de admisión colectivas y
de identidad. Según Heibrunn (2005, p. 118), «tratando de enriquecer
permanentemente los lazos con sus consumidores a través de la lógica de
la fidelización y apego, las marcas se sitúan como un compañero ineludible
en la vida de los individuos, inscribiéndose naturalmente como su ambiente
físico y simbólico en lo cotidiano. Las marcas vienen ahora a paliar las
deficiencias del lazo social, debido a que la relación entre los consumidores
y la marca es análoga a veces a las relaciones interpersonales».
Las políticas de presencia y de soberanía de las marcas, potencia
vertical que estructura el mercado de los productos, se acompañan
de una apuesta en estrecha proximidad con los consumidores. Las
marcas buscan investir la dimensión relacional como la imaginaria del
consumidor, más allá de un producto, proponiéndole una experiencia
o una emoción que lo conecta a una comunidad de consumidores. El
objetivo es pasar de una relación binaria y transaccional a una relación
más compleja y posesiva, «una profundidad próxima a las relaciones
humanas» (Solis, 2013).
En esta perspectiva de relación y del crecimiento de las marcas y de su
público, podemos recordar el modelo triangular establecido por Schimp y
Madden (1988) de la Universidad de Carolina del Sur. Estos investigadores
adaptaron la teoría amorosa (triangular theory of love) de Sternberg (1986)
a las relaciones consumidores-objetos. De acuerdo a los autores las marcas

205
Nicole D’Almeida | Nicolas Baygert

sirven a menudo de símbolos de pertenencia, de dominio o de respuesta


a los deseos de autorrealización (self-actualization) de los consumidores
(Schimp & Madden, 1988, p. 166). La relación entre individuos y marcas
es aquí encarada según tres modalidades: la intimidad (proximidad), el
compromiso (fidelidad) y la pasión (entusiasmo). La combinación de estos
diferentes elementos desemboca en efectos que aportan un valor agregado
a la marca. Así, la intimidad y el compromiso abocan en una relación
de amistad y camaradería (companionship). El compromiso y la pasión
crean una relación tenue (tenuous) mientras que la pasión y la intimidad
desembocan en un romanticismo (romantic). La relación completa (total)
emanará de la combinación de estos tres elementos.
La marca se vuelve un «compañero relacional» y puede tener un
papel estructurante. Las marcas se constituyen como un compañero
ineludible en la vida de los individuos inscribiéndose naturalmente en su
ambiente cotidiano. Según Lipovetsky, «entre menos los estilos de vida
están mandados por el orden social y los sentimientos de pertenencia de
una clase, con mayor razón se imponen la potencia del mercado y la lógica
de las marcas» (2006, p. 54). En este contexto las políticas de marcas no
son solo políticas definiendo las características comunes de un conjunto
de productos; las teorías más recientes sobre la marca la muestran como
una interfaz compleja que organiza las relaciones entre los productores
y los consumidores (Arvidson, Lury, Moore), ellos ponen en evidencia,
pues, la dimensión organizadora de la relación, la marca es un modo de
organización (organizing) de las relaciones. El marketing ha llegado a ser
una actividad intensa y sofisticada de encuadre de relaciones, de construc-
ción de modalidad de intercambio mercantil, de definición y de captura
de preferencias de los gustos. El objetivo es colocar una infraestructura
técnica, logística, organizacional y comunicacional que permita alcanzar
un objetivo aparentemente paradoxal: anudar relaciones que puedan ser
percibidas como individuales con una multitud de clientes.
Es necesario pues resituar la problemática de las marcas no sola-
mente en un marco restringido de tipo comercial, industrial o econó-
mico, sino en un contexto amplio: la marca más que nada como objeto
llega a ser un discurso y forma parte de los discursos dominantes. La
autoridad, la soberanía y el poder de la marca están establecidos pero
al mismo también son examinados o impugnados.

206
Poder y comunicación: el poder en convergencia de una lógica vertical...

Una soberanía discutida


Las marcas no dependen únicamente de su propietario legal, sino
también de la opinión de los consumidores. Cada vez más el ciudadano
consumidor se presenta como un árbitro y un juez situado al centro
del sistema. La pregunta de la recepción, es decir, el papel «proactivo»
del consumidor viene hoy día a ser una pregunta central, el receptor
viene a ser productor de juicio, de valor y de opinión crítica frente a las
marcas. Se puede evocar aquí un verdadero empowerment consumis-
ta, los consumidores disponen de un poder de sanción importante en
relación a las marcas. Los consumidores interactúan activamente con
las propuestas de la marca, ellos «envían indicaciones, comentarios,
sugerencias, críticas, incluso apoyo», remarca Semprini (2005, p. 259).
La soberanía de las marcas está hoy puesta en cuestión y nosotros
asistimos al un paso de una lógica vertical a una lógica horizontal.
La postura tradicional vertical de las marcas expresa una disimetría
(top-down) que los medios de comunicación electrónicos y el compar-
timiento de los consumidores ponen en cuestión.
Las marcas establecían tradicionalmente una disimetría o asimetría
mediática: ellas instalaban mensajes, modos de relación, una visibilidad
como ellas lo deseaban. Antes ellas proponían o imponían aquello y
controlaban completamente la situación y la relación. Hoy ya no es po-
sible. Los medios sociales obligan a las marcas a adscribirse en un nivel
micro, a organizar relaciones, conversaciones con los consumidores.
Las marcas buscan adscribirse en el corazón de las relaciones
horizontales: están en situación no de dominar, sino que cara a cara
con el consumidor (creación de comunidad de consumidores en lí-
nea). Ellas desarrollan una economía horizontal de la comunicación
desmultiplicando su lugar en los espacios sociales. Las marcas deben
adaptarse a esta situación nueva de simetrías esperadas por la socie-
dad civil, ejercicio difícil pues ellas pueden ser amenazadas, atacadas
o discutidas en cualquier momento. No hay un paralelo entre sistema
de producción y un sistema de recepción, sino que interacción regu-
lar, interferencia o negociación. Aquello es lo que comprendió bien
Mc Donald’s, desarrollando hoy el tema: «vengan como son».

207
Nicole D’Almeida | Nicolas Baygert

La organización de una conversación


Estamos asistiendo a una atenuación del poder tradicional de las
marcas: las marcas pertenecen a todo el mundo. «Ellas están divididas
por millones de conversaciones que tienen lugar todos los días entre la
empresa y sus clientes», considera Promise, agencia contratada por el
Partido Laborista en el Reino Unido en el panorama de las elecciones
generales del 2005 (Trevail, 2004, citado por Scammell, 2007, p. 179).
La conversación desarrollada por las marcas con su público con-
cierne tanto al relato de la marca como a los productos mismos. Están
aquí en presencia de co-enunciación y co-producción.
Esta interacción puede concernir tanto el contenido de la marca
(el proyecto marca), como la consumación de esta y de los productos
reunidos bajo ella. Las decisiones tomadas en el proceso de co-construc-
ción pueden introducir ideas de contenido para alimentar la marca y
proponer nuevos modos de distribución, ejes de comunicación, incluso
de mensajes listos (Héry & Wahlen 2012, p. 202). Sin embargo, las
marcas y los individuos consumidores juegan sobre un mismo terreno
y ejercen recíprocamente sus poderes unos contra otros. La figura del
«consumidor que retoma el control» es una imagen para significar
este real reequilibrio de la relación marca/individuo-consumidor. Este
último, agregan los autores, hace en adelante parte integrante de la
marca (ibid., p. 190).
El relato de las marcas se debilita en los diversos medios de
comunicación: la prensa escrita, la televisión y los nuevos medios
electrónicos tienen todos reglas de escritura específica. Estos relatos
están gestionados por el «polo de producción» de la marca, función
marketing renovado que organiza la convergencia mediática de ella
e interactúa con el público. El relato de la marca está sin embargo en
«open access», abierto o atento a diferentes co-enunciadores moviliza-
dos en el contexto de una interactividad narrativa. El conjunto de estas
interacciones fragiliza la soberanía tradicional de la marca, y puede
ser comprendido como una conversación en continua organización
alrededor de esta, la cual puede reforzar la comunidad de la marca o,
al contrario, desestabilizarla y reoriéntala.

208
Poder y comunicación: el poder en convergencia de una lógica vertical...

Esta reciente tendencia, donde se cruzan la perspectiva vertical de la


marca y la afirmación de una horizontalidad propia al espíritu de este
tiempo, se opone a la idea de un carácter inmovilizado de las marcas
que sería definido por un brandcore (núcleo de marca), inmutable,
inalterable, que existiría fuera de todo contexto y fijaría de manera
estricta las reglas de funcionamiento y las condiciones de evolución de
ella. El relato de la marca es hoy cooperativo, co-construido desde que
el poder de ella es un poder compartido. En esta dinámica interactiva,
las marcas deben permanecer continuamente pertinentes y adaptadas
a las exigencias de los consumidores.
El recorrido narrativo de las marcas se perfila pues a partir de
la interacción, que sobrepasa aquí su sentido tradicional solamen-
te pragmático, y se inscribe en la perspectiva de una «interacción
narrativa»11. Sobre este plano, hay una interacción entre los sujetos de
la palabra (co-narradores) que desembocan sobre una conversación
en tiempo real o en diferido: el autor no es solo la marca misma sino
una comunidad amplia, una polifonía enunciativa. Las modalidades de
comunicación son revisadas. La sustitución de los contactos directos y
personales por internet y por una presencia electrónica es organizada.
La creación unilateral de una presencia sobre sitios y vitrinas electró-
nicas no es suficiente. Gracias a la web 2.0 se crea un marketing 2.0
que permite ir más allá de la consulta y la lectura de un sitio, suscita
una actividad al cliente internauta que es invitado a dar su opinión,
a contar su experiencia del producto. Internet no es solo un lugar de
exposición, sino un lugar de discusión organizado con los clientes. La
relación entre clientes es tribal, puesta en común y organizada por la
empresa. La relación comercial está formada y transformada por la
unión empresa-cliente, la primera ofrece un marco de intercambio, el
segundo entrega el contenido de su experiencia. Al agregar comentarios
se participa de la construcción de una e-reputación que la empresa no
domina solamente. Las plataformas electrónicas han sido creadas ya
sea por asociación de profesionales o de ONG y participan de esta e-
reputación, confirmándola o contradiciéndola. Se desarrollan (entran en
competencia y en oposición) usos de empresas y usos de militantes. Al

11
Una aproximación que se inscribe en la línea de los trabajos de Umberto Eco en
el Lector in fabula (1979).

209
Nicole D’Almeida | Nicolas Baygert

instalarse en Facebook y Twitter permiten a las marcas crear contacto


directo, regular y a una gran escala. Dior declara tener 1,3 millones
de seguidores, Burberry 1,2 millones e Ives Saint Laurent un millón.
Esta evolución se inscribe en la línea del marketing participativo (o
colaborador) y de la aplicación del crowdsourcing12. Recordemos que
con el marketing participativo el «producto» no llega directamente al
ciudadano-consumidor de manera igual. La marca viene a ser copro-
piedad de una comunidad de consumidores. Héry y Wahlen (2012, p.
204) hablan para este efecto de joint venture en el seno del cual las
capacidades y el contenido se agregan a un modelo abierto. Se asiste
así a un acontecimiento de los «actores»13, los escenarios y las conver-
saciones. Indican los autores (ibid., p. 205): «Todos juntos, los actores
forman alrededor de la marca un verdadero ecosistema constituido por
interacciones internas (entre ellas) y externas (con el contexto)» (ibid.,
p. 207)14. Nueva forma de consumo y de conversación, el marketing
participativo consiste en una «conversación constitutiva» alrededor de
la marca, el consumidor construye su propia experiencia de consumo.
La co-construcción puede comprometer a los productos mismos,
el consumidor ayuda a contribuir para proponer nuevos usos o nuevas
funcionalidades. La idea de trabajo del consumidor no es algo nuevo,
la exploración de esta vía se encuentra desde 1981 bajo la pluma de
Iván Illitch: «En todos los dominios donde los expertos de los servi-
cios se ocupan de las personas, constato un esfuerzo profesional para
enrolar el profano dicho de otra manera el cliente, como ayudante sin
retribución operando bajo su control… cada uno llega a ser productor
individual de la mercancía necesaria para satisfacer sus propios deseos
de consumidor»15. Es lo que él llama «trabajo fantasma», la novedad
es que esta actividad es hoy sistemática, intensiva.

12
La práctica del crowdsourcing se pone en una colaboración de masas favorecidas
por la tecnología salidas de la web 2.0 para terminar en el dominio del saber o de
la economía (Baygert, 2012).
13
Héry y Wahlen (2012, p. 208) señalan además que hablar de actores más que de
clientes cambia radicalmente la perspectiva en las estrategias de branding. El marco
y las condiciones de intercambio se encuentran modificadas.
14
En su obra La révolte du pronétariat, Joel de Rosnay (2006) define igualmente internet
como un «ecosistema informacional». I. Illitch, Le travail Fantôme, Seuil, 1981.
15
I. Illitch, Le travail Fantôme, Seuil, 1981.

210
Poder y comunicación: el poder en convergencia de una lógica vertical...

En este marco, se habla no de consumidor sino de «prosumidor»16:


aquel que concibe o personaliza el producto final. Se trata aquí de
concebir un modo de relación amplio que se desarrolla sobre diferen-
tes planos: aquel del diálogo (Danoneetvous), aquel de la creación del
producto y aquel de la opinión y comentarios; hay que integrar en el
funcionamiento del marketing las opiniones de los profanos (Nespres-
so) y las proposiciones de los nuevos productos (Lego). Co-producción,
co-creación, crodsourcing, do it yourself, son varios términos que
califican a prácticas múltiples y heterogéneas, que comprometen
diferentes tipos de relaciones activas y fuentes de innovación. Los
utilizadores de un producto o de una marca invitan a agruparse y a
participar en la creación de los productos. Ejemplos: Ikea, el pionero;
Lego (Lego designed by me); Fiat en Brasil y el modelo MIO sobre el
cual reaccionan los internautas votando por las mejores proposiciones.
Los consumidores son solicitados, implicados, se les confían misiones
(innovación, concebir un producto) antes internas integradas por la
empresa y a partir de ahora compartidas. Las funciones del marketing
de investigación y desarrollo están obligadas a transformarse, es decir,
no a trabajar en autarquía, sino de manera abierta.
La actividad del consumidor viene a ser una fuente de valorización
económica, reemplaza o completa las funciones de estudio del mercado
que conciben o testan los productos en protocolos destinados a repro-
ducir las condiciones de su uso. Hoy nos podemos interrogar sobre
el posible fin de los servicios de marketing, los cuales se transforman
en laboratorios de preferencia estética basados en la observación y
movilización de los individuos.
Esta tendencia contemporánea tiene dos características, dos su-
puestos:

• La lógica de los números domina, la lógica de la acumulación


de opiniones y de una gran mayoría es decisiva, solo la mayoría
decide la importancia del contenido, la multitud suplanta al
especialista. El lugar de la competencia se modifica.

16
Es un acrónimo formado por las palabras en inglés productor-consumidor. Nota
de la traductora.

211
Nicole D’Almeida | Nicolas Baygert

• Moviliza una visión del individuo, el cual se presupone com-


petente como si pudiera diseñar, crear, forzar proposiciones y
sugerencias. El cliente es concebido como un absoluto: com-
petente, informado, oportunista, calculador y creador.

En conclusión, nuestros trabajos nos han ayudado a pensar a nues-


tras sociedades como sociedades de juicio. A través de este término se
trata de ver de otro modo a la opinión pública, de verla no como un
conjunto de públicos, sino como una multitud de receptores a quienes
se dirige el poder. La opinión pública es destinataria pero también es
autora de juicios y de opiniones. Es observada y medida a través de los
sondeos, pero es también observante. La cuestión contemporánea de
la comunicación se sitúa en este equilibrio, en este ir-venir, en actuar y
en ser actuado. La hipótesis de la poderosa fuerza de la comunicación
que dispone hoy de herramientas potentes e individualizadas debe ser
revisada a la luz del ejercicio incompresible de una facultad de juzgar.
La opinión no produce más que bullicio, situada a medio camino
entre la indiferencia y la protesta, da sentido y opera un trabajo de
interpretación, ejerce una forma de control de prácticas, de discursos
y de instituciones. En esta interacción se juega la construcción de la
sociedad y las modalidades de vivir juntos.

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Poder y comunicación: el poder en convergencia de una lógica vertical...

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213
Capítulo XI
Liderazgo en la era digital: un desafío
de comunicación interna

Manuel Tessi

Si los medios de comunicación son fuente de poder ante la so-


ciedad, los medios de comunicación interna también lo son ante los
integrantes de la organización. Los comunicados institucionales diri-
gidos a los trabajadores instalan los temas que son importantes para
la empresa. Llegan a cada colaborador a través de revistas internas,
carteleras, campañas, circulares y correos electrónicos. De esta manera
los directivos inducen a los distintos públicos internos a hablar, debatir
y trabajar en favor de esos asuntos prioritarios para la organización.
Así se ha desarrollado históricamente la gestión de comunicación
internamente en las organizaciones desde hace casi un siglo. Pero el
fuerte impulso del tercer milenio con sus nuevas redes de comunicación
social golpea las puertas de la empresa para intervenir en la dinámica
de comunicación laboral. Este fenómeno incluso permea las paredes
de la organización y quiere ingresar para regir la interacción entre la
dirección y los colaboradores. Pero su propuesta ataca la base de los
paradigmas tradicionales de comunicación interna ya que —acaso sin
saberlo— propone incorporar nuevos esquemas comunicacionales que
históricamente han sido inusuales. En esta puja, la gestión usual de
comunicación interna tradicional comienza a ceder en sus cimientos
debido al impulso que traen estas redes al mundo del trabajo. Allí
donde reinó por muchas décadas el esquema emisor-mensaje-receptor,
ahora quieren surgir nuevas dinámicas, más flexibles y menos lineales.

215
Manuel Tessi

Allí donde gobernó el discurso vertical —tantas veces llamado «bajada


de línea»— ahora busca imponerse un esquema de comunicación más
participativo y menos jerárquico para involucrar a todos los integrantes
de la organización en un diálogo más plural y menos unilateral.
Los nuevos medios de comunicación que surgen en la era digital
han demostrado claramente sus beneficios fuera de las organizaciones.
Entre otras cosas, han unido con comunicación puntos muy remotos
del planeta, con gran velocidad y a muy bajo costo. Es por eso que el
fenómeno no pasa inadvertido para las organizaciones y, menos aun,
para las empresas globalizadas que tienen operaciones con gran disper-
sión geográfica. El hecho de incorporar las nuevas redes tecnológicas
como canal de intercambio interno representa una gran tentación or-
ganizacional. Pero también implica un gran desafío. Acaso por eso esta
nueva forma de concebir la comunicación endógena de la empresa no
está pasando tan rápido de la teoría a la práctica. No al menos como
se pensaría. ¿Qué está demorando el proceso?
Existen diferentes causas que frenan la implementación de redes
en comunicación interna, pero hay dos de ellas que, juntas, representan
la principal barrera. Por un lado hay una forma o estilo de liderazgo,
instalada desde hace muchos años, que se presenta poco flexible a las
transformaciones que propone la era digital. Por el otro, el paradigma
tradicional que se utiliza para gestionar la comunicación interna desde
los departamentos especialistas tampoco se muestra lo suficientemente
permeable a la nueva propuesta. Al profundizar el análisis queda claro
que los líderes y los comunicadores de la organización son los principales
actores del cambio, ya que el resto de los colaboradores demuestra en la
práctica que está dispuesto a esta nueva forma de interacción. Solo basta
observar la creciente cantidad de trabajadores que año a año incorporan
las redes a su vida, fuera del ámbito laboral. Pero para llevar esta dinámica
al mundo del trabajo los líderes y los comunicadores deben dar el primer
paso. Pero son justamente las vacilaciones para dar ese paso las que están
demorando el proceso, ya que el primer movimiento implica cambiar
concepciones de fondo de la comunicación interna, y no solo de formas.
Al mismo tiempo las empresas saben que sería un desatino
rechazar de plano las redes digitales y no sumarlas como canal de
interacción laboral. No ignoran que estos medios pueden aumentar

216
Liderazgo en la era digital: un desafío de comunicación interna

considerablemente los resultados organizacionales. Pero también saben,


de manera más o menos consciente, que la incorporación de estas redes
implica asumir nuevas formas de comunicación que impactarán en la
cultura, en los procesos y en los usos y costumbres más arraigados de
la organización. La decisión requiere revisiones más profundas que la
mera compra e implementación de sistemas tecnológicos de comuni-
cación. Implica tomar decisiones estratégicas en el estilo de liderazgo
y de comunicación. A juzgar por experiencias de campo en diferentes
países, aún son pocas las empresas que están en condiciones de asumir
este cambio con gran velocidad. En definitiva, la tecnología no solo
desafía a los líderes sino también a los profesionales de comunicación.
Pero avancemos primero con el desafío que deben enfrentar aquellos
integrantes de la organización que tienen a otros colaboradores bajo
su cargo.

El desafío de los líderes


En la práctica, muchos directivos se muestran cautelosos ante
el reto que presentan las redes para entablar una comunicación más
abierta y horizontal con sus colaboradores. Y desde cierto punto de
vista la situación es entendible. Las empresas no se deciden rápidamente
al cambio porque intuyen el giro que esto significaría para las formas
de liderazgo tradicionales. Solo como ejemplo es importante observar
que estos nuevos medios de comunicación interna ya no solo servirían
para «enviar» información a sus empleados, sino también implicarían
«recibir» comunicación permanente por parte de ellos. Esta situación,
desde luego, apunta a un ideal muy positivo y necesario en el ámbito
laboral, que es la escucha (algo escasamente presente en las estrategias
de comunicación interna actuales). Abrir el diálogo y escuchar a los co-
laboradores de manera sistémica implica para el management bastante
más que actitud y buena predisposición. La empresa debe asegurarse
que cuenta con un modelo de comunicación en el liderazgo con la ca-
pacidad de recibir estos mensajes de los colaboradores y conversar de
manera horizontal y menos jerárquica, tal como proponen las nuevas
tecnologías. Y a juzgar por la experiencia de campo, esta apertura no
está dada aún. Analicemos lo que sucede.

217
Manuel Tessi

Es sabido que las redes internas, por su naturaleza, tienden a dismi-


nuir la distancia entre jerarquías y, en términos empresariales «achatan»
los organigramas instalando cierta igualdad entre emisores y mensajes.
Una participación más activa en las comunicaciones internas por parte
de los empleados implica para la organización pensar en roles más di-
námicos para sus líderes. ¿Y cuáles son esos roles? No son de liderazgo
en términos amplios, sino específicamente de «comunicación» en el lide-
razgo. Aquí aparece una de las causas menos visibles y más potentes que
demora la incorporación de redes digitales en el trabajo. En las últimas
décadas las organizaciones han invertido mucho en capacitación para
el liderazgo (las empresas exitosas generan frecuentemente talleres de
este tipo para sus gerentes, jefes o supervisores) pero es extremadamente
llamativo lo poco que estos líderes han recibido en capacitación en co-
municación. Por su parte, las tendencias mundiales que analizaremos a
continuación insisten en que hoy la comunicación interna es uno de los
problemas laborales más crecientes, si no el mayor (y aunque así no fuera,
es por lejos mucho más acuciante que las necesidades de liderazgo). Ante
este escenario, ¿por qué no generar algún entrenamiento específico en
comunicación para aquellos profesionales que ya han recibido sucesivos
talleres de liderazgo? Algo poco divisable a simple vista evita avanzar
en esta dirección. Veamos las estadísticas para analizar las causas y
encontrar una respuesta satisfactoria.
Las investigaciones en distintos continentes anuncian de manera
unificada que existen crecientes problemas de comunicación dentro
de las empresas. A partir del nuevo milenio las encuestas de clima de
distintas empresas comenzaron a posicionar este tema entre sus emer-
gentes más críticos. En 2010 el CEF (Centro de Estudios Financieros
de Madrid) advirtió que la comunicación interna había llegado a ser el
problema laboral más grave en Latinoamérica y España (La comuni-
cación interna es la principal «toxina» de las empresas hispanas). Pero
al mismo tiempo las investigaciones advertían que esta problemática
podía ser resuelta con capacitación en comunicación para los líderes.
Ya en 2009 el Communication Euromonitor anunció que la principal
acción de mejora en comunicación interna para 34 países de ese con-
tinente era, precisamente, generar este tipo de capacitaciones (Train
to managers to act as comnunicators).

218
Liderazgo en la era digital: un desafío de comunicación interna

A pesar de lo dicho, hoy el entrenamiento en comunicación para


líderes brilla por su ausencia en la mayoría de las empresas. Al analizar
las causas de esta problemática puede observarse la influencia de un
viejo paradigma comunicacional: aquel que solo visualiza como co-
municadores de la organización a los responsables del departamento
de comunicación interna. La idea de que solo un sector se encargue
de toda la comunicación de la empresa sigue siendo muy tentador.
Sin embargo las tendencias demuestran que sostener esta visión es
sumamente inconveniente.
En teoría las empresas no parecen ignorar que los líderes son sus
principales comunicadores, pero en la práctica las acciones correctivas
que aplican muestran exactamente lo contrario. Mientras las estadís-
ticas negativas en comunicación interna siguen creciendo en todo el
mundo, las empresas continúan polarizando su inversión en sistemas
masivos de comunicación que emiten a través de canales tradicionales
como boletines, correos, intranets o carteleras. En la gran mayoría
de los casos no se planifica la comunicación que generan los líderes
dentro de la empresa, solo la del departamento de comunicaciones. Y
dicha planificación la generan con modelos obsoletos, como veremos
a continuación.
Es cierto que algunas organizaciones buscan que sus líderes reciban
herramientas comunicacionales dentro de los programas de liderazgo.
Pero las mediciones demuestran que esa acción no es suficiente para
revertir los indicadores negativos de comunicación en la empresa.
Para analizar esta situación es necesario profundizar un poco más en
este tipo de inversiones. En términos de contenidos y herramientas es
posible ver que la comunicación es solo una parte, y en general escasa,
de todo el programa de capacitación que se implementa. Al observar
en detalle estos talleres de liderazgo es posible encontrar que, además
de pocas, las herramientas comunicacionales que reciben los asisten-
tes suelen estar tan desactualizadas como el paradigma que estamos
analizando. Por ejemplo, el esquema emisor-mensaje-receptor sigue
presente en muchosde estos programas, cuando su obsolescencia es
indiscutible en relación a lo que requieren las necesidades modernas
de comunicación laboral y más aun si se compara ese esquema con la
dinámica que proponen las redes digitales.

219
Manuel Tessi

Hemos dicho que estos nuevos medios de comunicación interna ya


no solo implican «enviar» información a los empleados, sino también
«recibirla». Esta dinámica requiere que los roles de emisor y receptor
del antiguo esquema deban cambiar, rotar y hasta superponerse. En
el nuevo paradigma se hace impreciso definir quién es el que emite y
quién el que recibe, ya que una misma persona puede estar haciendo
las dos cosas al mismo tiempo. En concreto, la empresa deja de ser el
único emisor, los trabajadores dejan de ser los únicos receptores y los
roles rotan permanentemente. Por su parte los líderes deben aprender
algo distinto a lo que han aprendido en los talleres de liderazgo; ya no
solo deben saber emitir de manera elocuente o persuasiva, algo más
desafiante los espera: saber escuchar de manera empática y profunda.
En términos técnicos esta escucha implica contar con herramientas
muy precisas.
Para comenzar este nuevo proceso comunicacional con los inte-
grantes de la organización los líderes deben saber que lo que escucharán
en primera instancia serán disensos. Los colaboradores que de un día
para el otro son llamados a participar suelen quejarse (si sienten la
confianza necesaria). Esto sucede sobre todo si la participación activa
ha sido postergada durante mucho tiempo por paradigmas como el
que estamos analizando. Rara vez los trabajadores empiezan hablan-
do bien de la empresa, de los gerentes o de sus jefes. Por el contrario,
en general comienzan destacando todo lo que en la organización no
funciona. Empiezan por el disenso, el reclamo y la queja; algo simple
de administrar para quien está acostumbrado a la gestión integrada
de comunicación interna, pero difícil de aceptar para quien recién se
inicia en este campo. La situación requiere entonces que los líderes
primero entrenen con herramientas de escucha interpersonal, para
luego aprender a darle cause a los reclamos. El entrenamiento total
implica contar con habilidades para capitalizar positivamente la energía
negativa de las quejas.
El disenso de los empleados es una propiedad inherente a la discipli-
na, pero en general el management no cuenta con modelos, estrategias,
tácticas y herramientas que lo ayuden en este proceso de escuchar lo que
es difícil escuchar. Casi un siglo de comunicaciones internas verticales
se anteponen en el proceso de cambio. Pero los casos de vanguardia

220
Liderazgo en la era digital: un desafío de comunicación interna

están demostrando que en la escucha hay una excelente oportunidad


para desterrar el viejo paradigma y recibir las redes digitales en el
ámbito laboral. Muchos de esos casos ya han sido publicados en re-
vistas especializadas y libros. En nuestra experiencia hemos hallado
al menos siete premisas para mejorar la comunicación en el trabajo, y
hemos comprendido que las dos prioridades indispensables son escu-
char primero y capitalizar las quejas (libro Comunicación interna en
la práctica, M. Tessi, Editorial Granica, 2012). También hemos anali-
zado que, además de necesitarse capacitación en comunicación para
los líderes, se requiere que el departamento de comunicaciones apoye
con metodología y herramientas de escucha a toda la organización.

El desafío de los departamentos


de comunicación interna
Las tendencias mundiales en materia de comunicación interna
también hacen hincapié en la necesidad de que las áreas de comuni-
caciones cuenten con sistemas de escucha a los trabajadores. Dichos
sistemas son métricas o instrumentos de diagnóstico que permiten
relevar lo que los colaboradores expresan (y no expresan) dentro
del ámbito laboral. Estas mediciones cuentan con herramientas que
permiten relevar todos los mensajes que emiten de manera formal o
informal, consciente o inconsciente, los empleados; estudian lo que
perciben, sienten, hacen, hablan o escriben en sus puestos de trabajo.
Sin embargo estas poderosas herramientas no se utilizan en la gestión.
La estadística mencionada advierte, precisamente, que en la actuali-
dad las mediciones en comunicación interna son la práctica menos
frecuente de los departamentos de comunicaciones. Y esta escasez de
herramientas de retroalimentación implica, al igual que en los líderes,
escasez en la escucha.
Para un departamento profesional de comunicación interna escu-
char es medir. Esto significa que si sus profesionales no cuentan con
métricas específicas en su gestión, no realiza una acción efectiva de la
escucha. De esta manera se posterga al menos la mitad del proceso
de comunicación humana en el trabajo, que se compone de emitir y
escuchar. Y en términos estratégicos, cuando se quiere realizar una

221
Manuel Tessi

emisión efectiva y persuasiva debe colocarse la escucha por delante.


Desde este punto de vista, la mitad del proceso comunicacional que el
departamento no gestiona sería la primera y primordial. Comprobemos
cómo sucede esto en la práctica.
Al observar los planes de comunicaciones en la mayoría de las
empresas del mundo no es difícil advertir el desbalance que existe entre
escucha y emisión. Las métricas de comunicación brillan por su ausencia
en las implementaciones tradicionales. Al ver la asignación de recursos
que hace el departamento de comunicación interna, se ve con claridad
que todo el presupuesto, el tiempo y el esfuerzo se enfoca mayormente en
emitir. En no pocos casos funcionan solo como departamentos de prensa
interna, donde se generan contenidos permanentemente y donde hay
escaso lugar para el intercambio o la escucha. Dicho en otras palabras:
esos departamentos esperan que los que escuchen sean los empleados.
Es por eso que la demora de las redes digitales en el ámbito labo-
ral no debe atribuirse solamente a los directivos y gerentes organiza-
cionales. Esos actores tienen su parte de responsabilidad y su propia
necesidad de cambio que, como vimos, es capacitarse en herramientas
específicas de comunicación interna para líderes, más particularmente
en herramientas de escucha interpersonal. Pero ahora estamos viendo
que los departamentos especialistas tienen otra parte del trabajo, que
también está relacionada a la escucha, en este caso ya no interpersonal
sino masiva o institucional. Y la escucha de toda una institución se
realiza con métricas diseñadas al efecto.
Las organizaciones que tienen departamentos de comunicaciones
suelen tener centenares o miles de empleados, por lo que abrir espacios
de escucha requiere aplicar instrumentos metodológicos con métricas e
indicadores muy precisos. En este sentido, los paradigmas tradicionales
ayudan muy poco; las estadísticas demuestran que la escasa gestión de
la escucha es más improvisada y reactiva que estratégica y proactiva. El
plan anual no se basa en modelos de gestión y en el mejor de los casos
los departamentos de comunicaciones se rigen por los indicadores de la
encuesta de clima que genera el área de recursos humanos. Pero, como
es sabido, esos índices no son específicos de comunicación interna y, si
bien permiten una buena aproximación, son insuficientes para llegar
al meollo del asunto.

222
Liderazgo en la era digital: un desafío de comunicación interna

La experiencia de campo demuestra que la alta dirección no ignora


que si genera un diálogo abierto y sistemático con los trabajadores, y
estos se sienten escuchados, pueden obtener muchos beneficios. Sabe
muy bien que con una escucha abierta y sistemática los colaboradores
pueden crecer en orgullo, pertenencia y consecuentemente aumentar
su productividad. Pero lo que muchas veces no sabe la alta gerencia es
cómo hacer una escucha a gran escala, es decir, una medición institu-
cional de comunicación interna. Es aquí donde debería entrar la pro-
puesta profesional del departamento de comunicaciones, con métricas
basadas en indicadores confiables. Pero en el mundo organizacional de
hoy este tipo de propuestas, al igual que los talleres de comunicación
para líderes, brillan por su ausencia. De contar con instrumentos de
medición como los expuestos, la alta gerencia sentiría un excelente
apoyo por parte de sus profesionales de comunicación, y estos, a su vez,
obtendrían un posicionamiento más jerárquico dentro del organigrama.
Ambas partes ganarían y el resultado de esa sociedad repercutiría muy
favorablemente en todos los empleados.
Con las métricas profesionales de comunicación interna la dirección
tendría un excelente pilar donde apoyarse para impulsar proyectos que
requieren el apoyo de los trabajadores. Los indicadores integrados de co-
municación interna también permitirían dejar en evidencia las necesidades
de capacitación en comunicación para gerentes y mandos intermedios. Por
su integralidad estas métricas precisan saber cuáles son los sectores y áreas
que necesitan una mejor comunicación por parte de los jefes y supervisores.
Pero la experiencia dice que los directivos en general ignoran la existencia
de estas herramientas y, a juzgar por las estadísticas, tampoco las conocen
a cabalidad los propios departamentos de comunicaciones. Ambas partes
tienen un importante trabajo por hacer, si es que quieren anticiparse a la
inminente entrada de las redes al ámbito laboral y sacar todo el provecho
que estas pueden darle a la organización moderna.

Conclusiones
Las redes digitales proponen una horizontalidad en las comunica-
ciones laborales que amenaza de manera directa al viejo paradigma de
comunicación vertical que hemos visto. Basado en mucha más emisión

223
Manuel Tessi

descendente que en escucha ascendente, ese arcaico esquema aún afecta a


líderes organizacionales y a profesionales de comunicación. La pregunta
es ¿quién empieza primero a derribar el paradigma para que las redes
tengan lugar dentro de la organización? Las prácticas de vanguardia
demuestran que hay cuatro actores que pueden generar el cambio. En
algunas instancias primero empiezan los directivos. En otras lo hace el
departamento de comunicación interna. En el primer caso el cambio suele
ser más rápido y en el segundo un poco más lento, debido a la posición
jerárquica que ocupan estos actores en el organigrama. Sin embargo,
la velocidad del cambio que ofrece la primera opción no debe demorar
a los profesionales de comunicaciones en su tarea. En no pocos casos
hemos visto que los departamentos de comunicación postergan su parte
del trabajo esperando que primero accionen los directivos. Esta no es una
buena alternativa, ya que el cambio requiere siempre la acción conjunta
de todas las partes. Por eso en el caso contrario, cuando la dirección
da el primer paso, los departamentos de comunicaciones que ya venían
trabajando en la necesidad escalonan rápidamente convirtiéndose en
consultores internos de la alta gerencia. Este proceso conjunto favorece
los esquemas de comunicación abierta en la organización y la consecuente
incorporación de redes digitales al ámbito laboral.
Decíamos en el párrafo anterior que los actores que pueden gene-
rar el cambio son cuatro, y hasta el momento solo hemos mencionado
dos. Las experiencias de mercado muestran que un tercer actor puede
ser el departamento de recursos humanos. En muchas organizaciones
estas áreas tienen bajo sus funciones la comunicación interna, es por
eso que también pueden ser las primeras en proponer nuevos esquemas
horizontales con espacios de escucha para los colaboradores. Cuando
inician el proceso de buscar las herramientas más adecuadas para es-
cuchar suelen dar con las métricas integradas de comunicación interna
y aportarle estos indicadores a la alta gerencia.
Pero además de aportar las mediciones necesarias, las áreas de recursos
humanos también pueden generar las capacitaciones en comunicación para
los roles de conducción. Al tener también bajo su responsabilidad las fun-
ciones de capacitación y desarrollo, suelen ser clave al momento de generar
propuestas de entrenamiento en comunicación para líderes. Así es como
este tercer actor puede llegar a aportar las dos soluciones que en general

224
Liderazgo en la era digital: un desafío de comunicación interna

deben hallar por separado los dos actores anteriores: el entrenamiento


en comunicación para líderes y las métricas integradas de comunicación
interna para escuchar de manera masiva a todos los empleados.
El cuarto y último actor que puede promover el cambio que estamos
postulando es el propio colaborador. La práctica de campo muestra que
cuando los directivos, los comunicadores y los responsables de recursos
humanos no advierten la necesidad de cambio en el paradigma comunica-
cional, son los trabajadores los que presionan con la necesidad de incluir
modelos más participativos. Entre estos modelos se halla la inclusión de
redes digitales en el trabajo. En algunos casos las empresas se ven casi
obligadas a incorporarlas, debido a que su nómina de empleados se re-
nueva año a año. La rotación y el crecimiento natural de la organización
hacen que trabajadores jóvenes comiencen a conformar su nómina de
empleados. De esta manera comienza a ser un imperativo generacional
para la empresa comunicarse a través de este tipo de tecnología, que es
de uso corriente y permanente en ámbitos sociales y educacionales para
estos jóvenes. Los nuevos trabajadores del siglo XXI estudiaron en la
enseñanza secundaria y terciaria con redes digitales la mayor parte del
tiempo. Numerosas carreras de posgrado actualmente son a distancia,
utilizando sistemas del tipo e-learning que se apoyan en estas redes.
Asimismo, los dispositivos tecnológicos como el teléfono celular y los
ordenadores han sido de uso corriente en su vida social desde la infancia.
El quiebre en el entendimiento y en la comunicación es inminente si no
se consideran estas opciones tecnológicas para comunicarse con ellos.
De todas maneras todavía son pocas las organizaciones que in-
corporan este tipo de medios a sus sistemas de comunicación interna.
Sin embargo, sumen o no estas redes, el cambio en las empresas se está
generando de todas formas. En la sociedad ha generado un giro pro-
nunciado y definitivo, que también está llegando al ámbito laboral. Y
los líderes tendrán que hacer el esfuerzo de mejorar su comunicación,
tanto en escucha como en emisión. Sería absurdo imaginar hoy, por
ejemplo, que los jefes de fines del siglo pasado se negaran para siem-
pre a que sus colaboradores usen teléfonos móviles o internet en el
trabajo. De la misma manera, en el nuevo milenio, las redes empiezan
a presionar para formar parte de los medios de comunicación laboral
y de interacción con los supervisores.

225
Manuel Tessi

La era digital generó y seguirá generando un cambio importante


en la sociedad. Es por eso que, aun sin las redes, este fenómeno igual-
mente empujará para abrirse paso en las empresas. Si no es con medios
específicos, será con su filosofía de comunicación abierta, horizontal,
participativa y de cooperación. De una u otra forma el estilo de co-
municación en red llegará al ámbito laboral por el cuarto actor: los
trabajadores. Creemos que sería mucho más conveniente anticiparse
a esta instancia y que directivos, comunicadores y profesionales de
recursos humanos den el primer paso. La anticipación le otorgará nu-
merosos beneficios a la organización, tanto en sinergia y clima laboral
como en productividad y ganancias económicas.

226
Segunda Parte
Introducción
Nuevas tecnologías, comunicación y poder
Carlos Cantero

Las nuevas tecnologías


El individuo modifica las tecnologías y estas modifican al individuo y la
sociedad. No se trata de quién está conectado a la red y quién no; tampoco
es una cuestión de ricos o pobres; es más complejo y estructural. Se trata
de una cuestión de adaptabilidad, de cambio ineludible, de deriva cultural
constante por la nueva realidad de coexistencia en espacios y tiempos
virtuales. Se trata de concentrar o disipar poder, bajo circunstancias cam-
biantes surgidas de la transformación de nuestro sistema socioecológico,
una transformación liderada por una tecnología que evoluciona a un paso
y nivel nunca antes visto en la historia de la humanidad.
La revolución en las tecnologías de información y comunicación
constituye un proceso de escala global y civilizatorio, con un carácter
sinérgico, sistémico-relacional, que alcanza a todas las dimensiones del
quehacer humano: económica, social, cultural, política, educacional,
recreativas y espirituales, que afecta profundamente los modos de
vida de las personas, cambiando las relaciones sociales, modificando
el sistema de comunicaciones y las relaciones de poder.
La infraestructura digital, el ancho de banda, las redes de compu-
tadores y sus contenidos cambian tiempo y espacio, la geometría de las
relaciones, las jerarquías, todas las actividades de la sociedad migran
hacia la virtualidad sincrónica y asincrónica, alámbrica e inalámbrica,
modificando el efecto roce de la distancia y los costos.

229
Carlos Cantero

Se redefine la tensión entre Estado-mercado-sociedad civil1 que


se constituye en la tercera opción que disputa y ejerce el poder y que
expresa la ambigüedad entre la libertad individual y la libertad de
asociación (voluntaria), la segregación o segmentación de la sociedad,
en función de la diversidad de intereses que encarnan los individuos
ajenos al Estado y el mercado.
La sociedad civil se empodera con las nuevas tecnologías que le
permiten comunicar, coordinar, editar, movilizar, crear opinión, acce-
diendo y generando información sin la intermediación y selección de los
editores de los medios de comunicación tradicional. Se hace evidente el
rol de internet como instrumento de participación, equidad e igualdad,
facilitando la comunicación horizontal, mostrando a las comunidades
sociales y sus redes como una promesa. Mientras los medios tradicio-
nales concentran su propiedad en una integración vertical y sinérgica
al servicio de intereses privados, las redes sociales digitales tienden a su
dispersión total en la sociedad, sin que se evidencie el rol seleccionador
de ningún sector particular.
La democracia digital y las competencias blandas son fundamenta-
les para la creación de un clima organizacional positivo, que potencie
la asociatividad endógena y la voluntad colaborativa en los territorios,
con liderazgos dispuestos a habilitar a los ciudadanos. Los nativos y
migrantes digitales con altruismo y gran sentido pragmático —al mar-
gen de los ideologismos declinantes y superando la perplejidad de la
élite política— asumen grandes desafíos esenciales al bien común, en
la lucha contra la pobreza, la enfermedad, la violencia, la inequidad, la
delincuencia, el narcotráfico, el terrorismo, la contaminación, entre otras
lacras que ineludiblemente debería atender un Estado sano y vigoroso.
Una nueva comprensión de lo propiamente humano nace al visibi-
lizarse elementos que permanecieron ocultos durante todo el desarrollo
histórico del ser humano y moviliza la revisión de los enfoques clásicos
1
Sociedad civil: designa a las personas que de manera colectiva buscan influir en
la toma de decisiones del espacio público, organizados en instituciones sin fines de
lucro, de libre asociación, más concretamente voluntariado, minorías, clubes socia-
les, deportivos, organizaciones vecinales, ONG, etc., que no buscan ni promueven
adhesión partidista, que expresan y promueven los derechos individuales, políticos
y sociales, así como nuevos principios y valores frente a la acción estratégica del
poder del Estado y el mercado, definida como prerrequisito para la democracia,
sin la cual no hay Estado legítimo (Touraine, 1995).

230
Nuevas tecnologías, comunicación y poder

que no son capaces de abordar dicha complejidad. Las visiones propias


de los teóricos de la complejidad nos sugieren abrir la mirada afín de
revelar los límites y alcances del conocimiento buscado. La ruptura
paradigmática revisada por Kuhn2 y las aproximaciones modernas
derivadas de campos tan diversos como la física cuántica, la teoría del
caos, la filosofía y la cibernética, entre otras, nos llevan a comprender
la interrelación entre el observador y lo observado. El observador
modifica aquello que observa, así el cambio en la «comprensión de lo
social» en la revolución paradigmática de nuestro tiempo deviene en
un cambio verdadero de «lo social».
La sociedad, en la era de la información-comunicación, se caracte-
riza precisamente por la distribución, dispersión y enfoque colaborativo
del poder, el dinamismo de la interacción, por esto no evoluciona hacia
la minimización del poder político sino a la integración de la acción
política a todos los niveles de la acción cultural. Los políticos tienen
dos alternativas: o se incorporan a las nuevas reglas de juego e intentan
comprender su nueva forma de gestionar el poder; o profundizan su
crisis y quedan desadaptados.
Este proceso de cambios acrecienta las posibilidades de acción
del Estado, pero también del mercado y de los individuos, lo que
abre nuevas posibilidades de ordenamiento social general. Así, como
tendencia global-estructural, la confrontación deja paso a la coope-
ración, la competencia abre paso a la competitividad, la dominación
a la colaboración, a la convergencia público-privada con un carácter
distribuido y colaborativo.
Todos los medios enfrentan la convergencia de las plataformas
tecnológicas y de los servicios, constituyendo las bases de una nueva
estructura de poder, asumen varias de las características del paradigma
informacionalista de la nueva clase dominante: ubicuidad, horizontali-
dad, relacionalidad, multimedialidad, multidireccionalidad, centralidad
cambiante, estructura de flujo, multinteractividad, sistemas abiertos y
fragmentados.
La fenomenología social emergente —con el advenimiento de las
nuevas tecnologías de la información y comunicación— no puede ser

2
Kuhn, Thomas (1962). The Structure of Scientific Revolutions, University of Chi-
cago Press, 1ª Edición, Chicago, EstadosUnidos.

231
Carlos Cantero

correctamente comprendida desde los paradigmas sociológicos clásicos,


por constituir un conjunto de fenómenos multivariados que somete a
la sociedad a un nivel de tensión estructural muy significativo.
De hecho, aún no existe un consenso global sobre la gobernanza
que requiere internet acorde a los tradicionales principios democráticos,
más aun cuando hasta ahora las formas de selección de información
son definidas por matemáticos que definen algoritmos y significados
a la galaxia de datos digitales.
En el año 2004, en la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Infor-
mación, políticos y tecnócratas del ámbito global expresaron un incipiente
y ambiguo reconocimiento del derecho fundamental de las personas para
el acceso a la infraestructura y los servicios de internet. Ello define la
importancia de cerrar la brecha digital, favoreciendo la conectividad, la
accesibilidad, la proximidad, la centralidad, en todos los segmentos de la
sociedad, desafío que alcanza al ámbito público y privado. Se asume un
concepto de ecosistema digital, integral, sistémico-relacional, un proceso
complejo ya que involucra eventos emergentes disruptivos e impredecibles,
tanto en lo económico, social, tecnológico, en el que Chile y los países
vecinos tienen un rezago que debe ser rápidamente superado.

La comunicación y redes
La realidad es aquello que se puede describir con el lenguaje, por eso los
límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo.
Ludwig Wittgenstein3.

El proceso relacional que permite el lenguaje y la comunicación


tiene diversas dimensiones, formas y expresiones, alcanza también a los
estados de ánimo de los individuos y constituye un espacio de libertad
para generar sinergia positiva o negativa. La razón y el significado de
las palabras, señales, gestos, imágenes, se construye relacionalmente
por contexto, y la mente humana entiende el significado dentro de ese

3
Wittgenstein, Ludwig, (Viena, Austria, 26 de abril de 1889 — Cambridge, Reino
Unido, 29 de abril de 1951) fue un filósofo, matemático, lingüista y lógico austríaco,
y posteriormente nacionalizado británico. Publicó solamente un libro: el Tractatus
logico-philosophicus.

232
Nuevas tecnologías, comunicación y poder

contexto (Haugaard, 2002)4. En este sentido, el Ser es el concepto más


universal, su comprensión está siempre implícita en todo aquello que
se aprende como ente (Heidegger, 2009)5.
Este trabajo tiene un enfoque lingüístico-comunicacional, se en-
tiende al sistema de lenguaje y la comunicación —en cualquiera de
sus formas e intensidades— como una actividad mental del individuo
para relacionarse con su comunidad y realizar coordinaciones en la
interacción humana, proceso en el que deviene en constituirse en una
herramienta de construcción de la realidad.
En este nuevo y emergente paisaje cultural, económico, político y
espiritual, los mapas tradicionales representan un mundo que ya no
existe y, consecuentemente, no sirven para leer la sociedad emergente.
Se requiere de una nueva cartografía, nuevos exploradores (geógrafos
y cientistas sociales) que caractericen sus principales estructuras, iden-
tifiquen los actuales derroteros, ubiquen los referentes que permitan la
orientación en esta nueva geografía de dinámicas globales y digitales.
Se hace necesario caracterizar las dinámicas de tiempo y espacio que
alteran las relaciones sociales, los nuevos paisajes multidimensionales,
multimediales, multidireccionales y multinteractivos. Con el espíritu
de aquellos que exploraban en terra ignota, descifrando los nuevos
entornos y poniéndolos en coordenadas comprensibles para todos, con
el fin de compartirlos y hacerlos objeto y sujeto de desarrollo.
El ejercicio del poder se estructura desde los mapas mentales que
configuran principalmente los medios de comunicación digitales e
internet (Varela, 2005)6. Surgen nuevos paradigmas que definen la
estructura y el cambio del poder: los sistemas sociales cerrados se
tornan abiertos, provocando una transformación en los valores; cam-
bian las jerarquías y la centralidad; la tradicional estructura vertical
o piramidal de la sociedad muta hacia una estructura horizontal; la
nodalidad o individualismo deja su lugar a las redes sociales; florecen
nuevas dimensiones por la emergencia del espacio y el tiempo virtual.

4
Haugaard, Mark (2002). Power a reader, Manchester University Press, 1ª Edición,
Manchester, Inglaterra.
5
Heidegger, Martin (2009). Ser y Tiempo, Ed. Trotta, 2ª Edición, Madrid, España.
6
Varela, Francisco (2005). Conocer. Las ciencias cognitivas: tendencias y perspec-
tivas, Ed. Gedisa, Barcelona, España.

233
Carlos Cantero

Resulta fundamental, por lo tanto, conocer el rol de los medios


de comunicación y de las redes sociales —en el establecimiento y
tratamiento de los temas públicos— para identificar quiénes y cómo
establecen la agenda pública y el debate político: ¿quién define la
noticia, su tratamiento, ubicación en el medio, al vocero y el tiempo
de exposición? Verificar un fenómeno de creciente actualidad en la
relación de los medios de comunicación con quienes tienen decisión
política: actores políticos que se ven apremiados por los medios para
pronunciarse sobre opciones o votaciones en forma previa, antes que se
produzcan los hechos. La interrogante es si existe o no una inteligencia
informativa que busque captar antes las tendencias político-legislativas
y resultados de las votaciones en temas sensibles y de interés comercial
para manejar información privilegiada que les permita tomar decisiones
anticipadamente, en beneficio de los dueños de medios, de los clientes
mandantes o de los gobernantes, según sea el caso.
Para entender estos cuestionamientos cabe explicar algunas teo-
rías que tratan dichas temáticas. La más destacada, la Agenda Setting
(McComs, 1996)7 estipula que son los editores de los medios de co-
municación de masas (mass media) los que determinan qué historias
tienen interés informativo, el tiempo que se les da en esos medios y a
quién entregan el protagonismo, lo que influenciaría la opinión de la
gente, es decir, el establecimiento y control periodístico de los temas de
discusión en el ámbito público. A ella se añade la teoría del Gatekeeper,
o del seleccionador (Wolf, 1987)8 que explica cómo grupos de poder
o interés se encargan de establecer filtros para determinar la secuencia
de la información a través de los canales comunicativos en la sociedad
según normas previas o criterios subjetivos, para observar y definir
cuáles son los asuntos que se bloquean y aquellos que se dejan pasar,
dándole relevancia en la agenda noticiosa, con abstracción de neutra-
lidad en la permanente tensión entre la objetividad y la subjetividad;
el bien individual y el bien común.

7
McCombs, Maxwell (2006). Estableciendo la agenda. El impacto de los medios en
la opinión pública y en el conocimiento, Ed. Paidós Ibérica, 1ª Edición, Barcelona,
España.
8
Wolf, Mauro (1987): «La construcción de la noticia», en Alsina, Miquel, España
en 2007, Ed. Paidós Ibérica, Barcelona, España, p. 206.

234
Nuevas tecnologías, comunicación y poder

Los medios de comunicación tradicional tuvieron el mono-


polio de la agenda, incluso de inducir a las audiencias masivas a
pensar de determinadas maneras sobre los temas y asuntos de esa agenda.
Los medios masivos fueron y son agentes del poder, al punto que durante
décadas se ha sostenido que la democracia era el gobierno de la opinión
pública (Sartori) y las críticas a esta tesis emergían desde la perspecti-
va de la propiedad de los medios y del rol del seleccionador. Hoy los
medios de comunicación han entrado en el juego de la interdependencia;
los sistemas de rating online, Twitter, e-mails y otros, afectan directa-
mente su actividad, entrando en espirales de interdependencia difíciles
de desentrañar. No podemos saber con propiedad cómo y quién está
definiendo la agenda pública y delimita o induce el debate político.
Como señala Giovanni Sartori (1998)9, el homo sapiens ha deri-
vado en homo videns, para estos individuos existe lo que ven en las
pantallas. Sin embargo, agregamos que ese mismo individuo es prin-
cipalmente emocionalidad, un homo emoticus, un individuo que es y
hace lo que siente, aquello que compromete sus emociones y sentidos.
Para sostener esta capacidad los individuos deben tomar cierta distan-
cia, hacerse un poco más resistentes a la presión de la manipulación
emocional, del marketing, la manipulación neurolingüística de los
públicos y reasumir el rol de construcción de la cultura y ampliación
de los horizontes humanos, superando la visión reduccionista del in-
dividuo como sujeto y objeto de consumo.
En la sociedad de la información el poder se asocia a la capacidad
de los actores sociales de configurar la mente humana (mapas mentales),
particularmente a los medios de comunicación y las redes sociales, por
su capacidad para crear sentidos y significados compartidos, capacidad
decisiva en esta lucha por el poder.
Lo político deberá redefinirse hacia nuevos tipos de liderazgos.
Los teóricos de la política apuestan a una gravitación creciente de los
nuevos movimientos sociales asociados a las redes digitales. Muchos
ciudadanos se reagrupan para defender sus intereses vulnerados,
reacción defensiva que coexiste en las redes sociales y que sustenta
la capacidad inédita para movilizarse e influir en la mente colectiva.

9
Sartori, Giovanni (1998). Homo Videns, la sociedad teledirigida, Ed. Taurus, 1ª
Edición, Madrid, España.

235
Carlos Cantero

Estos nuevos movimientos crean un círculo virtuoso con las nuevas


tecnologías y su potencial de crear nuevos modelos de comunicación
masivo, interactivo y multidimensional.
Es visible que se van tejiendo nuevas y más extensas redes por-
tadoras de nuevas identidades. Los investigadores estudian cómo en
las TIC se está construyendo un escenario nuevo que cuestiona a la
democracia representativa y promete forjar los fundamentos de una
democracia participativa.
En respuesta a la tensión que genera la globalización y su tendencia
a suprimir las fronteras surge la glocalización (Robertson, 1995)10, con-
cepto que mezcla elementos locales con los mundiales. La glocalización
nos recuerda que la globalización siempre ocurre en una «localidad»
concreta, localidad que tiene una cultura particular. La globalización no
es un proceso abstracto sin lugar; la redefinición de las fronteras no im-
plica la desaparición del territorio, sino que obliga a su reinterpretación
en este nuevo contexto11. Se busca, por lo tanto, potenciar la capacidad
al interior de los territorios mejorando sus ventajas comparativas y
competitivas, potenciando los rendimientos crecientes, fortaleciendo
la visión prospectiva, la planificación estratégica, la participación de
base. El endogenismo intenta cambiar la competencia, esto incide en
la integración de los marginados por no contar con las competencias,
aptitudes o habilidades adecuadas, por medio de mejoras en activos
sociales que caracterizan el modelo de desarrollo humano, proceso
que se ve potenciado por las nuevas tecnologías de la información y
comunicaciones, con modelos distribuidos, dispersos y colaborativos.
Tiene relevancia la comprensión del cambio radical en el paradig-
ma comunicacional tradicional (monodireccional), que muta hacia la
multidireccionalidad, multimedialidad e interactividad múltiple, con
mensajes diversos por las redes digitales, físicas o inalámbricas, lo que
pone en valor la visión de McLuhan y su sentencia en referencia a que
el medio es el mensaje (McLuhan, 1996)12.

10
Robertson, Roland (1995): «Movimientos y poder indígena en Bolivia, Ecuador
y Perú», en Albó, Xavier, Bolivia en 2008, Ed. CIPCA, Bolivia, p. 281.
11
Sassen, Saskia (2007). Una sociología de la globalización, Katz Editores.
12
McLuhan, Marshall (1996). Comprender los medios de comunicación, Ed. Paidós
Ibérica, 1ª Edición, Barcelona, España.

236
Nuevas tecnologías, comunicación y poder

Esos son los desafíos que se quiere develar para inducir poder en quienes
ejercen en él una democratización digital. Los países, unidades territoriales
y bloques geoeconómicos que descodifiquen primero estos procesos, com-
prendiéndolos adecuadamente y logrando trasmutar conocimiento tácito
en conocimiento explícito, sociabilizándolo entre sus habitantes, comuni-
dades y organizaciones, sacarán la mayor ventaja de las oportunidades que
representa la emergencia de la sociedad digital y sus nuevos paradigmas.
Este impacto debe abordarse desde el nuevo paradigma emergente,
que redefine la concepción de lo humano y lo social a partir del conjunto
de características que se tornan visibles, por la configuración de la nueva
dimensión espacio-temporal de la virtualidad y la ampliación exponencial
que experimenta la capacidad asociativa de los actores sociales en ese
espacio globalizado, lo que potencia las fuerzas de cambio, generando un
caos aparente, que es la expresión de la necesidad de alcanzar un nuevo
equilibrio estable, fundado en lo propiamente humano-social-cultural. La
nodalidad de redes relacionales tiene relación con la estructura o topología
de las redes de poder, su significancia operacional, el enfoque estratégico,
la lógica de negocios y la comprensión del mercado y la sociedad.
En la fenomenología social, se sigue pensando en mayorías cuando
se debería pensar en diversidad y multiplicidad de segmentos, compren-
diendo que los votos y el consenso que establece el poder democrático
posee límites cada vez más estrechos y que requiere de amplitud, di-
versidad y coherencia en quienes ejercen los roles de representación
de la voluntad ciudadana.

El poder
Este trabajo distingue dos grandes líneas de anclaje en el pensa-
miento moderno sobre el poder: a) la primera plantea el ejercicio del
poder como una acción instrumental, no ve al otro como un actor real
sino como un objeto de la organización, consecuentemente sujeto de
manipulación para alcanzar objetivos propios del que ejerce ese poder.
Es una acción puramente racional que no alcanza una interacción social
integral, que tiene expresión en el marketing, el mercado masivo y la
teoría capitalista. b) La segunda postula el ejercicio del poder como
una acción comunicativa, en esta lógica las pretensiones, objetivos

237
Carlos Cantero

e intereses de la otra parte (individuo u organización) se legitiman,


dando lugar a una auténtica interacción social, donde se consideran
aspectos valóricos de los participantes y la coordinación de acciones
en el lenguaje, la perspectiva de Habermas13 y sus seguidores.
Durante el siglo XX, el pensamiento predominante sobre el poder, tanto
lo teórico en las ciencias sociales como su praxis político-institucional, se de-
sarrolló principalmente bajo el enfoque del conflicto, una tensión polar entre
dominadores y dominados, la acción (y coacción) para generar obediencia.
Más allá de los conceptos de poder sobre, poder para, poder por, poder desde,
etc.; o de las preguntas como ¿hasta qué punto y cómo podemos conseguir
lo que queremos?; o si se tiene la capacidad para conseguir que otros hagan
cosas que contribuyan a lo que nosotros queremos, incluso actuando contra
la propia voluntad e intereses de esos individuos; de su legitimidad o no,
más que la tensión entre coerción, coacción, coopción y colaboración, en
la tendencia contemporánea identificamos el poder con la emergencia de
un mayor espacio de libertad, elemento básico en la constitución del nuevo
paradigma del poder en la sociedad digital.
En este trabajo se postula un concepto del poder entendido como: es-
pacio relacional de libertad con asimetrías, con flujos multidimensionales,
multidireccionales, multinteractivos y multimediales, entre individuos y/u
organizaciones, en el que dos o más concurren para participar y/o coordinar
sus acciones en función del lenguaje y la comunicación, con códigos que
permiten un entendimiento para influir sobre los resultados de todo acto
social, en toda relación y organización social. Este espacio relacional puede
ser abierto o encauzado y su orden puede ser estable, inestable o caótico14.
El poder no es un atributo tangible que pertenezca a ninguna de
estas instancias sino que emerge en la relación entre ellas, el poder no
desaparece sino que se transforma o cambia de estado, fluye o migra
entre diversos actores. Algunas interrogantes sobre el poder: ¿hacia
dónde se mueve o migra el poder que pierden la política y los políti-
cos? ¿A qué se debe este debilitamiento de la política y qué sector está
atrayendo y concentrando ese poder? Es urgente relevar los elementos
constitutivos de la nueva cartografía del poder.

13
Habermas, Jürgen (1981). Teoría de la acción comunicativa, Ed. Taurus, 1ª Edición,
Madrid, España.
14
Cantero, Carlos. Poder: estructura y cambio.

238
Nuevas tecnologías, comunicación y poder

En el mundo contemporáneo, el Estado-nación ha perdido soberanía.


La política y los políticos han perdido buena parte de su poder que, en
un proceso dicotómico, ha migrado a otras manos. El poder pareciera
regirse por los principios de la termodinámica —como la energía, que
nunca se pierde, sino que solo se transforma, fluye, migra—. Por lo tanto,
debemos descubrir quién administra ahora el poder que algunos han
perdido. ¿Será que lo ha asumido un meta-Estado? ¿El mercado global
o sus organismos rectores (Organización Mundial de Comercio)? ¿Será
que se ha dispersado en la sociedad civil o en las redes sociales globales?
¿Lo ejercen los medios de comunicación (el cuarto poder) o quizás las
agencias de marketing? ¿O todas los instancias referidas anteriormente?
El mercado como articulador de la economía y de las relaciones
sociales, el Estado y los partidos parecen haber perdido significación
como agentes de cambio social. El mercado se instala como mecanis-
mo privilegiado de integración social para los exitosos y la política
parece quedar para los desencantados. Para enfrentar estos procesos de
cambio la sociedad requiere adaptabilidad, mejorar en los individuos
y las organizaciones los activos (o capitales) sociales.
La mirada emergente del poder como acto de empoderar la encon-
tramos en el marco teórico y elementos constitutivos caracterizados en
el Modelo del Desarrollo Humano (Sen, 1999)15, que lo entiende como
expansión de las capacidades humanas. Un proceso de auto-construcción
de las personas y sus potencialidades a lo largo de la vida se basa en
potenciar las ventajas competitivas para insertarse con éxito en el mundo
global. Un ethos libertario, con justicia y equidad contribuye a obtener el
máximo de potencialidades de cada persona. En este sentido el Estado,
el mercado y la sociedad civil juegan un rol de equilibrio y contrapeso
de gran importancia. La capacidad y velocidad de adaptabilidad de los
individuos o grupos sociales, tanto de sus competencias duras como
de las blandas, definirán aquellos que quedarán situados en el camino
de los ganadores y aquellos que, por resistir o no poder asimilar estos
procesos, van quedando en la periferia del desarrollo.
Frente a este proceso mundial, la sociedad y los individuos reaccionan
de manera distinta: algunos con indiferencia, pensando que se trata solo

15
Sen, Amartya (1999). «Desarrollo Humano y papel del gasto Público», en Revista
de la CEPAL (2005), n. 87, p. 81.

239
Carlos Cantero

de modas pasajeras, enfoque que hace perder oportunidades valiosas;


para otros, la opción es asumir un rol reaccionario y de protesta, aunque
el proceso muestra mutaciones sociales que están más allá de preferencias
ideológicas o doctrinarias, otra tendencia consiste en asumir una actitud
proactiva, intentando comprender el proceso, entender sus principales
fuerzas de cambio. Si los liderazgos eligen la opción adecuada y desarrollan
acciones de adaptabilidad, las próximas décadas conducirán a un mundo
mejor, promoviendo la competitividad del desarrollo humano.
El Estado, el mercado y la sociedad civil tienen que desarrollar es-
trategias integrales y coordinadas para un mundo donde la generación
de riqueza se sustenta en el conocimiento, tanto intelectual como en el
progreso de competencias, y en los diversos activos que caracterizan
el desarrollo humano: capital humano, social, institucional, cognitivo,
sicosocial, sinérgico, etc. El desarrollo territorial no deriva del modelo
macroeconómico, de la posición en los bloques geoeconómicos, ni de
la cercanía o lejanía del mercado, depende fundamentalmente de la
sinergia social, organizacional y territorial que produce la comunidad
que habita una zona; de si el conocimiento y la información fluyen
socialmente; de la visión prospectiva y la planificación estratégica que
debe convocar a todos los habitantes orientando sus esfuerzos coordi-
nadamente, potenciando la equidad y favoreciendo la competitividad
sistémica de sus redes asociadas, independientemente del color político,
nivel social u opción religiosa de cada cual.
El concepto poder está presente en múltiples disciplinas, sin em-
bargo, ningún reduccionismo disciplinario puede dar cuenta integral
del fenómeno social del poder, toda vez que este forma parte de un
sistema mayor: biológico, ecológico y físico. Los problemas derivados
de la inestabilidad generada por la tensión entre fuerzas centrífugas y
centrípetas, la escasa predictibilidad por la complejidad de los cam-
bios sociales, su comportamiento de flujo y su caos aparente, han sido
objeto de avances comprensivos orientados por la más avanzada mo-
delística en los campos fronterizos del conocimiento científico actual
como la física cuántica, y las nuevas teorías emergentes: del caos, de
las cuerdas, de los fractales, de las catástrofes, de la complejidad, la
teoría topológica, la teoría de las percepciones, enfoques rizomáticos
y otros pensamientos que surgen de la física y la matemática aplicada.

240
Nuevas tecnologías, comunicación y poder

Conceptos que mutan hacia las ciencias sociales ampliando las esferas
conceptuales que fundan la comprensión de la realidad. La generación
de teorías está en el proceso de constituir asociaciones entre diversas
disciplinas científicas, la definición de equivalencias y la construcción de
alianzas, simultáneas, con varias posiciones discursivas que respondan
a las trayectorias no lineales adoptadas por los fenómenos sociales,
buscando la expresión de identidad en cada nivel de producción se-
miótica. Este proceso de asimilación y extrapolación transdisciplinaria
reconoce la limitación de las conceptualizaciones convencionales de
la realidad social.
El nuevo paradigma del poder requiere el desarrollo de una estruc-
tura lingüística que permita el abandono de las nociones dicotómicas
de dominación-dominado y que rompa las nociones de ganar o perder,
que supere los fundamentos meramente evolutivos que nos ciegan y
que, por tanto, permita generar la percepción ampliada del fenómeno
social sin los reduccionismos impuestos por el marco paradigmático
en que se generó el conocimiento y en que ha emergido el lenguaje.
La crisis de la democracia se asocia con una creciente impotencia
de la política, lo político y los políticos. Los actores sociales sienten que
los políticos han desconocido el pacto social, no responden adecuada-
mente al compromiso con el bien común y tienen menos legitimidad,
influencia y poder frente a los grupos de interés bien organizados. En
muchos casos los actores políticos son funcionales a los intereses de los
grupos de poder económico, como compensación financian millonarias
campañas políticas accediendo a medios de comunicación masiva, o
la entrega de servicios de diversa índole, cada vez más en función de
la fortuna invertida y menos vinculada a las ideas políticas o enfoques
programáticos.
En tanto, los elementos del poder adquieren nuevas características:
fluyen entre diversos actores de la sociedad; el enfoque democrático se
altera con la emergencia de una activa sociedad civil; los nativos digi-
tales se cuelgan de las nuevas redes sociales; no es posible controlar o
ejercer hegemonía desde los medios tradicionales; las comunicaciones
se multiplican y dinamizan; aparece el espacio virtual que supera las
distancias físicas; se inaugura una especie de eternidad virtual que re-
tiene el pasado, como una gran memoria. Los mensajes se multiplican

241
Carlos Cantero

en la compresión temporo-espacial, se diversifican, fluyen en corrientes,


congregan y disgregan a los diferentes actores en la dinámica múltiple
que caracteriza nuestra época, el poder fluye en el conjunto de la socie-
dad. Nunca fueron tan importantes las habilidades comunicacionales
de cada individuo para ser actores sociales efectivos, nunca fue la
educación tan trascendental para promover la libertad y la igualdad
de los ciudadanos, y el conocimiento un factor tan relevante en la
generación de la riqueza.
Los individuos no se sienten correctamente interpretados en lo
social, lo religioso ni lo político, menos aun por la clase política, que
no logra entrar en el nuevo paradigma comprensivo que puede dar
cuenta de lo que ocurre en la sociedad, estableciendo distinciones entre
la mayoría que no pasa de ser un constructo hipotético en la actualidad,
y las minorías, que probablemente nos incluyan a todos.
En la sociedad moderna clásica el desarrollo del ser se articulaba
en torno a metarrelatos16 unívocos, consensuados, no controvertidos,
que tomaban parte esencial de su fuerza de la escasa oferta de opciones
y alternativas valórico-conceptuales disponibles para el individuo. El
valor absoluto pierde vigencia en favor de la diversidad y el pluralis-
mo, un territorio más amplio de libertad y diferencia cuyos límites se
articulan en la interacción de flujos convergentes y divergentes de los
disímiles actores sociales que encuentran plena posibilidad de expresión
en la era de las redes.
En la sociedad emergente el paradigma social se caracteriza por
el valor de la diversidad lo que define una nueva forma de pluralismo
ajena a las posiciones radicales, con amplios espacios de libertad.
Parece estar llegando a su fin la hora de las estructuras y los par-
tidos políticos de carácter nacional. La localidad o su expresión más
propia, la glocalidad, cobra factura a la falta de interés por representar
adecuadamente las urgencias regionales, territoriales o sectoriales,
distintas de las que se expresan en el centralismo y concentración en la
capital del poder, que además se apropia de los beneficios del desarrollo
generado por regiones específicas que miran su postergación asimétrica.

16
Lyotard, Jean-François (2006). La condición posmoderna, Cátedra.

242
Nuevas tecnologías, comunicación y poder

Los representantes políticos, parlamentarios y las expresiones del


poder, cada vez serán reclamados con una mayor identidad y arraigo
local, con capacidad de enfrentar, confrontar y hacer transacciones
con el poder central, que nada tiene de nacional. No es la expresión
de sus partes constitutivas, las regiones, sino un enfoque central de
dominación, control y sometimiento, cuando no de explotación sobre
esos espacios territoriales periféricos de los que, en definitiva, dependen.
Un modelo político y electoral decadente provoca una ceguera en
la clase política frente a las nuevas formas de expresión de la voluntad
ciudadana que no puede ser correctamente expresada en las urnas de
votación, ni en el discurso público expresado en los medios oficiales.
El establecimiento de un espacio virtual con las características de lo
íntimo, con la protección de un anonimato relativo contiene el diálogo
social en su expresión dinámica más real, es lo que la gente conversa
y hace y es finalmente lo que rige su conducta y determina sus prefe-
rencias y adhesiones. No podemos concebir hoy una acción política
insensible a esto o que no disponga de los mecanismos que incorporen
esta dinámica en la acción de representar a los pueblos.
La conectividad, accesibilidad, centralidad, interoperabilidad y otros
elementos topológicos definen una relacionalidad directa entre el poder y
la participación. Cuanto mayor es el nivel de interacción o conectividad,
mayor será la potencialidad de ejercer el poder. El nivel de contactos
entre diferentes nodos determina el interés y valor de aquel nodo que
marca la centralidad, sea una persona u organización, el objetivo que
se busca alcanzar o el cargo al que se busca acceder. Cuanto más poder
lleve aparejado el cargo o el objetivo que se busca alcanzar, mayor será
el interés de los electores y de los poderes fácticos por convertir esa no-
dalidad en una estructura de redes, con flujos abundantes y sinérgicos.
La persona está sujeta a un juego simbólico, a las imposiciones
de poderes externos a su entorno, a la manipulación de fuerzas eco-
nómicas, políticas, de publicidad, sometida a un intenso proceso de
fragmentación, deconstrucción y reconstrucción permanente.
El principio del consenso como criterio de validación se torna
insuficiente y la tendencia a la dominación constituye un arcaísmo.
Se reconoce a las personas como individuos libres, dotados de inteli-
gencia, espiritualidad, conciencia y voluntad, que alcanzan acuerdos

243
Carlos Cantero

y coordinaciones por medio del diálogo y el entendimiento, desafíos


en los que la política y los políticos se muestran disfuncionales. Surge
la necesidad que los políticos sean capaces de construir o definir el
espacio mínimo de acuerdo o marco de la interacción dentro del cual
se pueda ejercer legítimamente la pluralidad y sin el cual no es posible
la libertad, dado que la ausencia de ese mínimo suele dar paso a la
barbarie que favorece el dominio de los más fuertes.
Si los medios tradicionales no son capaces de reaccionar ante la
nueva fenomenología social terminarán por perder su posición, que
ya en la actualidad se encuentra debilitada por la multiplicidad de
medios y las diferentes expresiones y tendencias que estos proponen
en las redes sociales. En la actualidad son cada vez menos los que
recurren a los medios masivos públicos y cada vez más los que optan
por la diversidad ofrecida por la parrilla programática internacional, a
través de la televisión por cable, o que destinan cada vez más tiempo a
internet, medio en que cada uno determina libremente los contenidos
a que se expone.
Entre las caracterizaciones del poder una de las formas más vio-
lentas de ejercicio no es precisamente la acción del poder o incluso la
fuerza, sino la omisión, la eliminación o el ignorar al otro, no consi-
derando la demanda o planteamiento de un eventual interlocutor que
resiente, se opone o resiste a una acción. La teoría del soft power o
poder blando, expuesta por Joseph Nye (2008)17 y el impacto emo-
cional del lenguaje multimedial, más aun cuando es manipulado, deja
claro el papel de los medios de comunicación en el ejercicio del poder.
Se plantea el poder como atributo, y esto supone una separación
entre el poder y la relación. Así se entiende que el poder se utiliza en
la relación, pero no que emerge de ella. El nuevo paradigma social
supera esta clase de escisiones. Lo social ha cambiado al ampliarse la
capacidad relacional y asociativa de los actores sociales y al fundar la
legitimidad del poder en el valor de la representación de la voluntad
ciudadana, que se comienza a presentar como un nivel mínimo de
acuerdo que consienta la multiplicidad diversa y multidimensional de
las sociedades modernas.

17
Nye, Joseph (2004). Soft Power, The means to success in World Politics, Ed. Public
Affairs, 1ª Edición, New York, Estados Unidos.

244
Nuevas tecnologías, comunicación y poder

El cambio de modelo nos permite comprender el salto tecnológico


y social en la transición del capitalismo al mercado global, el poder
está dejando los salones de la burguesía y de la casa de gobierno y se
está trasladando al mundo virtual, donde una nueva élite alfabetizada
digitalmente está asumiendo la gestión del conocimiento, la genera-
ción de riqueza y la configuración del poder, primitivos digitales, o
en nuestro caso, los migrantes digitales, que conforman la emergente
netocracia. Se trata de individuos que manejan los algoritmos detrás
de cada herramienta digital y que toman el carácter de omnipotentes,
omniscientes, omnipresentes, que cual semidioses contemporáneos
están detrás de cada movimiento o click en la red digital.
La incertidumbre se sitúa en el centro mismo de nuestra vida,
social e individual. Bauman (2005)18 señala que estamos frente a una
sociedad líquida, en la que se ha querido desarrollar un orden humano
y humanista, sin embargo, persisten los desordenes y desequilibrios en
todos los sentidos.
En la sociedad del riesgo de Ulrich Beck (1998)19, el enfoque mo-
dernista ha perseverado en su intención de separar religión y política,
economía de cultura, ecología de producción, sin embargo, más allá
de esos intentos, todos son aspectos mutuamente interdependientes.
Los problemas ecológicos se hacen evidentes a escala global, relacio-
nados con la economía, y esta con la política y esta última con la fe
y la ideología, todas con simultaneidad e instantaneidad. Se trata de
la sociedad sistémico-relacional expuesta en la teoría relacional por
Donati (1999)20, donde la mutua interdependencia, por obvia, se olvida
y se llega a simplificaciones y conclusiones ingenuas. La vida social
fluye en condiciones de desequilibrio, de inestabilidad en los flujos,
en el cambio no lineal, en el azar continuo, en la espontaneidad, en
el vértigo de la intensidad, la indeterminación, la ironía y el desorden
ordenado, el caos generador del orden.

18
Bauman, Zygmunt (2005). Modernidad líquida, Ed. Fondo de Cultura Económica,
1ª Edición, Buenos Aires, Argentina.
19
Beck, Ulrich (1998). La sociedad del riesgo. Hacia una nueva Modernidad, Ed.
Paidós Ibérica, 1ª Edición, Barcelona, España.
20
Donati, Pierpaolo (1999). La ciudadanía societaria, Universidad de Granada, 1ª
Edición, Granada, España.

245
Carlos Cantero

Uno de los aspectos clave en la emergencia de la nueva sociedad


es el derrumbe de las verdades objetivas que caracterizaron a la Mo-
dernidad, las que entran en tensión con las verdades subjetivas que
caracterizan el mundo contemporáneo.
El individuo y la sociedad conservan los elementos básicos de
su estructura ontogénica y cambian en la deriva social marcada por
la revolución en las tecnologías de información y comunicación y su
expresión más evidente el internet.
En este escenario el marco teórico del metalenguaje, es decir, el
lenguaje de los lenguajes, adquiere toda su dimensión en la conver-
gencia de los soportes de voz, imagen y data, a lo que se adiciona la
convergencia de los servicios, todo en una sola plataforma digital; lo
mismo ocurre en el caso de la metadata, es decir, la data de los datos;
y la dimensión del hipertexto, que permite la integración e interacción
de información, todos elementos del marco teórico de la gestión del
conocimiento que cada día adquiere mayor importancia.
Internet ha acentuado la fragmentación, encerrando a las perso-
nas en esferas del mundo digital que los individuos parecen habitar.
Se utiliza este término (esferas) en la perspectiva del pensamiento del
filósofo alemán Peter Sloterdijk21 —especie de vientres que tienden a la
homogeneización de las esferas públicas—. Los medios de comunica-
ción social son sitios de extensa interacción que no tienen por finalidad
el encuentro cara a cara de los individuos.
El aislamiento en la esfera solitaria, donde prima un individualis-
mo comunitario, tiene una contracara que se expresa en la visibilidad
personalizada que refiere autopromoción y autorevelación en las
redes sociales o comunidades digitales. En estas redes las identidades
adquieren una dimensión más allá del Yo. En un individuo se pueden
expresar identidades múltiples, con diversos personajes (avatar), en
la multiplicidad de dimensiones e intereses que alcanza la dimensión
humana.

21
Esferas I: Burbujas. Microsferología; (trad. Isidoro Reguera, prol. Rüdiger Sa-
franski); Madrid; Siruela; 2003 [publicada en alemán en 1998].
Esferas II: Globos. Macrosferología; (trad. Isidoro Reguera, prol. Rüdiger Safrans-
ki); Madrid; Siruela; 2004 [publicada en alemán en 1999].
Esferas III: Espumas. Esferología plural; (trad. Isidoro Reguera, prol. Rüdiger
Safranski); Madrid; Siruela; 2006 [publicada en alemán en 2004].

246
Nuevas tecnologías, comunicación y poder

Estas esferas abiertas para la participación se constituyen en es-


pacios y herramientas de autopromoción.
En estas esferas las prácticas digitales dependen del medio cultural,
sin embargo, la intimidad tiene un límite cada vez más indefinido, los
datos privados inexorablemente tienen un carácter público, lo que
marca la deriva y acoplamiento estructural en las relaciones sociales
y en la interacción democrática. En este sentido, la participación, la
comunicación y todos los recursos de la red constituyen una nueva
forma de hacer política y de comunicar, tema aún no reparado en toda
su dimensión en la estructura de participación y acción de la política
en general. En este sentido el papel de la sociedad civil es muy impor-
tante, y lo será aun más en el futuro próximo, para el salto cualitativo
de la interacción política, de los debates en vivo, de esa definición de
identidades en internet, páginas web, redes sociales, y en la construcción
de nuevos consensos que orienten la política y los políticos.
En la teoría social clásica la esfera privada debe ser protegida frente
a cualquier interferencia por parte de la sociedad, lo que parece estar
cambiando en el mundo digital. Se hace evidente la tensión o equilibrio
entre la libertad de información y la defensa de la esfera privada22.
Las personas ventilan mayores esferas de su vida privada en las redes.
En la búsqueda de la protección de la esfera privada contra el acoso
verbal y las imágenes degradantes se impone a nivel global el principio
que señala que los derechos a libre expresión no tienen su origen en
el sujeto que habla, sino en los intereses de los otros ciudadanos que
le escuchan, esa esfera o espacio público en el que las ideas circulan
libremente.
En los modelos comerciales del mundo digital la generación de
riqueza no se da por escasez sino por la abundancia, sea que se trate
de ideas o bienes tangibles o intangibles. Estamos frente a un proceso
de cambio profundo en los modelos de negocios, tanto en la industria
de la información como de la comunicación. Todos los medios se ven
enfrentados a serios problemas de financiamiento que desafían su
adaptabilidad al nuevo ethos, en el que las urgencias de las audien-
cias masivas y segmentadas son las que determinan la gestión de sus

22
Serge Champeau y Daniel Innerarity (2012). Internet y el futuro de la democracia,
Editorial Paidós, 1ª Edición, Barcelona, España.

247
Carlos Cantero

espacios y su valor económico. Es el marketing el que está concentrando


crecientes cuotas de poder al servicio de los dueños del dinero, que
son los dueños de las redacciones de los medios, de las agencias de
publicidad, además de transnacionales que generan bienes y servicios,
en algunos casos de tamaños monumentales, incluso más grandes e
importantes que países completos.
La Gestión del Conocimiento, que incluye procesos múltiples entre
los que destaca la conformación de capital humano, especialmente
avanzado, en Chile está becando miles de jóvenes para la obtención de
estudios de posgrado. En este aspecto también se destaca el Modelo de
Excedentes Cognitivos, cuya característica se reconoce en la estructura
y conformación de la enciclopedia Wikipedia, que surge desde el tra-
bajo colaborativo, con impulsos distribuidos, es decir, ubicuos desde
diversos espacios territoriales, modelo que se extiende a diversas áreas
de la sociedad.
Por ello me parece interesante observar que en la semántica
del desarrollo digital se impone un concepto desde la ecología, que
entiende el entorno espacio-temporal como ecosistema, es decir un
ambiente interactivo, complejo, sistémico, relacional, autogenerativo,
auto-organizativo y autopoiético, que sostiene la funcionalidad o
disfuncionalidad, si existe una estrategia de gestión del conocimiento.
Este ecosistema está sufriendo un proceso de tsunami, un tren de
olas sucesivas de cambios digitales. Pareciera como si las predicciones
mayas no se hubieran referido a cambios en la naturaleza sino que en
la cultura, de alcances radicales y catastróficos para aquellos que no
sepan o no puedan surfear esos trenes de olas.

Elementos para una cartografía de poder


1. La percepción ciudadana en Chile ha cambiado desde una
concepción del poder como atributo a una concepción del
poder como relación. Conciencia que se expresa en acciones y
opiniones ampliamente generalizadas. El poder es una relación
social entre individuos, en la que surgen los espacios de libertad
individual. No se puede ejercer el poder por un individuo si

248
Nuevas tecnologías, comunicación y poder

no existe la disposición de otro (u otros) de aceptar ese poder,


es decir, el poder solo se da en una emoción de obediencia.
2. La conceptualización del poder deriva desde una relación so-
cial de dominación hacia una relación social de cooperación.
Dinámicas observadas en la sociedad digital que emerge para-
lelamente a la revolución de las tecnologías de información y
comunicación, así como las redes sociales, un espacio relacional
de libertad con asimetrías en el que dos o más concurren para
participar y coordinar sus acciones en función del lenguaje y
la comunicación, con códigos que permiten un entendimiento
para influir los resultados de todo acto social, en toda relación
social y toda organización social.
3. Las relaciones sociales cambian desde la verticalidad hacia la
horizontalidad. La primacía de las relaciones está dada por la
nodalidad y fidelidad con un nodo (individuo u organización).
Esa fidelidad se cultiva, lo que exige respeto y consideración
hacia las expectativas, intereses y deseos del otro. La emergen-
cia del otro es clave para empoderar y potenciar la jerarquía,
centralidad e importancia de un nodo en relación a esa red
social.
4. Existe una matemática del poder23 social que genera sinergias
positivas o negativas, según el signo con que se interpreta una
acción social o relación de poder. Si el signo es positivo (+),
por ejemplo expresiones de respeto y confianza; o (-), como la
negación o dominación, en general se genera un efecto espejo
o simétrico. El poder es relacional, disperso, autogenerativo,
y autopoiético y a las relaciones sociales le son aplicables los
conceptos de entropía y resiliencia.
5. En la sociedad chilena se reemplaza el concepto de vida cen-
trado en el «yo» por la valoración del «otro» que emerge,
convive y se acepta en su legitimidad. Se observa la tensión
entre una objetividad dogmática, estática, fija, homogénea,
ortodoxa, perspectiva excluyente que considera una única

23
Cantero, Carlos (2012). Poder: estructura y cambio en Chile. El impacto de las
tecnologías de la información y comunicación, UNED, Madrid, España, pp. 301-
329.

249
Carlos Cantero

verdad y rechaza otras perspectivas; y otro tipo de objetividad


no dogmática que permite un debate abierto, aceptando las
diferencias de opinión, la diversidad, la pluralidad, promo-
viendo el autodesarrollo, la exploración, la transformación
(Maturana, 1992)24.
6. Se observa un cambio social desde una tendencia de homo-
geneidad hacia otra de valoración de la diversidad, con espa-
cios de pluralismo ético, estético y emocional, un sincretismo
cultural global que explica la difusión del poder a través de
la sociedad.
7. El pluralismo habilita nuevos segmentos de la sociedad para un
protagonismo más activo, lo que exige una mayor tolerancia,
respeto, confianza y aceptación mutua. Este proceso alcanza a
toda la cultura. Un amplio espectro de creencias, concepciones
y actitudes coexisten libremente, constituyendo la legitimación
y el reconocimiento de la fragmentación o segmentación de
la sociedad en diversas clases, razas, creencias, ideologías,
motivaciones y religiones, sus diversas combinaciones en la
globalización.
8. El poder y su legitimidad se vinculan socialmente con el co-
nocimiento, la principal fuerza productiva y de generación de
riqueza. En la sociedad que emerge la disputa es por el cono-
cimiento, por el capital humano avanzado, personas con alta
calificación profesional y académica, que son los que constru-
yen riqueza en los espacios territoriales y las organizaciones.
9. La autoridad es responsable de la promoción de políticas pú-
blicas para la democratización del acceso al mundo digital, el
desarrollo cultural, la gestión del conocimiento, inversión en
capital humano, nivel y calidad de la información disponible
según estándares adecuados de metalenguaje, hipertexto y
metadata.
10. Con el debilitamiento de los metarrelatos, la religión y la ideo-
logía política ya no tienen la fuerza necesaria para aglutinar la
sociedad. Ni la dialéctica del espíritu, ni la lógica del individuo

24
Maturana, Humberto (1992). El sentido de lo humano, Ediciones Pedagógicas
Chilenas, 1ª Edición, Santiago, Chile.

250
Nuevas tecnologías, comunicación y poder

nuevo, ni la promesa de un mundo mejor, ni la emancipación


de la humanidad son elementos que puedan mantener vínculos
sólidos de unidad social.
11. Surge un individualismo social inmediatista observado en las
multitudinarias movilizaciones reivindicativas en diversos lu-
gares del mundo. Pequeños relatos movilizan segregadamente
las voluntades, la imaginación y toman significación diversos
elementos aglutinadores en un proceso de contagio en función
de la fuerza de las ideas y de su potencia emocional.
12. El sistema redistribuye el poder entre los distintos actores:
el Estado, el mercado, la sociedad civil. Merecen atención en
esta distribución los órganos supranacionales, los medios de
comunicación y las redes sociales.
13. Se valora la sinergia asociativa y se reconoce la extensión de
las redes sociales como instrumento generador de poder. La
velocidad y adaptabilidad de los sistemas son componentes
del poder del conjunto.
14. Los paradigmas clásicos —desde estructuras lingüísticas
dicotómicas como el tipo dominador-dominado, ganador-
perdedor— no logran dar cuenta de la nueva configuración de
la red: distribuida, colaborativa, comunicacional, e interactiva,
que establecen las bases del nuevo paradigma.
15. El impacto de internet ha sido muy positivo en las relaciones
de poder y la democracia, pero, se observa un determinismo
tecnológico que asume a los ciudadanos como sujetos pasivos.
En la historia reciente ha demostrado tener una función crítica
y desestabilizadora, sin que hasta la fecha se evidencie con
claridad su capacidad de construcción democrática.
16. En la democracia la información fluye en esferas de poder es-
tructuradas y configuradas en un espacio público. Sin embargo,
las estructuras del poder de internet están determinadas por
algoritmos planteados por un experto que no necesariamente
entiende la estructura del espacio público, ni los principios de
la democracia y participación ciudadana, ni las emociones y
sentimientos de los individuos.

251
Carlos Cantero

17. Estos sistemas funcionan con gatekeepers y/o seleccionadores


que definen nuevas formas de censura, segregación o discri-
minación. La comunicación y participación se ve cada vez
más segmentada, diferenciada, más interactiva, marcada por
la multimedialidad, mezclando tiempo y espacio real y virtual
con la extrema ubicuidad de las redes inalámbricas.
18. El desarrollo y expansión de internet es mayor en el ámbito
comercial y del ocio, comparativamente con lo observable en
el ámbito cívico y político. Los parámetros de participación
tienen relación con la trayectoria, la visibilidad, la vocería, su
sociabilidad, la adhesión voluntaria a un nodo o sitio digital.
19. Mientras mayor número de conexiones e interacciones y ma-
yor sea la adhesión y fidelidad de los miembros de los nodos,
mayor será la influencia y valoración de esa red social, lo que
tiene un correlato paralelo en su valor económico.
20. El carácter de espacio público, universal, instantáneo y gra-
tuito de internet vale solo para la información en bruto, pero
no para aquella analizada, procesada, contextualizada y con
garantía de fiabilidad con rigurosos procesos de selección y
comprobación.
21. El mundo digital muestra flujos masivos y crecientes de tec-
nología e información, en los que somos a la vez receptores,
productores, productos y bienes en sí mismos. La dimensión
de tiempo y espacio es paralela y multiple (analógico y vir-
tual), con un desarraigo espacial, virtualidad atemporal, con
multidireccionalidad, multimedialidad, multiinteractividad,
que define una nueva, difusa y líquida interpretación política.
22. No existe un poder público y democrático que se encargue
globalmente de la gobernanza de internet, estableciendo nor-
mas y estándares para caracterizar este entorno entre agencias,
empresas, instituciones y Estados soberanos.
23. En esta nueva esfera digital la noción de territorio carece de
sentido, también se debilita el Estado y la división de poderes
legislativo, ejecutivo y judicial.

252
Nuevas tecnologías, comunicación y poder

24. La mutación cultural digital genera imaginarios que concreti-


zan espacios de habitabilidad, que son poblados por nuestros
conciudadanos, o sus propios entes imaginarios o avatares.
25. Emerge una tensión en la convergencia de máquinas y seres
humanos. En la sociedad digital emerge una nueva forma de
gestionar la memoria, la identidad y el saber.
26. La selección de la información no es monopolio de los ga-
tekeepers tradicionales (periodistas y editores). Los filtros o
seleccionadores se han debilitado, aunque son más numerosos
y diversos, ordenando a posteriori, son invisibles para el inter-
nauta y pueden gestionar galácticas fuentes de información,
datos abiertos que las comunidades digitales gestionan utili-
zando técnicas de minería de datos.
27. Los diseñadores de algoritmos digitales se caracterizan como
entes omnipotentes, omniscientes, omnipresentes, y los siste-
mas de información y comunicación, en general, y los sistemas
sociales, en particular, tienen como característica el ser autoge-
nerativos, autoorganizativos, autoconstitutivos, autopoiéticos.
28. Los cambios son tan veloces y radicales que la distinción entre
nativos digitales y migrantes analógicos carece de significa-
ción. Somos sobrevivientes de la revolución digital, algunos
con mejor adaptabilidad y otros peor preparados, que con el
correr del tiempo sufrirán los rigores de la selección natural y
la deriva estructural.
29. El desafío consiste en promover la democracia digital sin dis-
tinción socioeconómica, mejorando la usabilidad en todos los
segmentos de usuarios en el mercado, Estado y sociedad civil,
con una convergencia público-privada.
30. Otro aspecto relevante es la cultura wiki, que tiene un carác-
ter distribuido y colaborativo del poder, que permite superar
distinciones políticas, culturales o económicas.

253
Capítulo XII
Comunicación, redes y poder:
El caso chileno
Alejandro Guillier

La transición chilena a la democracia concitó, en los años 90, la


atención de analistas y círculos políticos internacionales. Los medios
de comunicación más prestigiosos de América Latina, Norteamérica
y Europa siguieron con atención y simpatía la evolución del proceso
político desde una dictadura militar a una democracia. Se aplaudió la
entente cívico-militar. Se valoró la vía judicial para investigar y san-
cionar las violaciones de los derechos humanos. El modelo económico
libremercadista fue respetado y se calificó como un ejemplo para el sub-
continente. Se editorializó sobre el jaguar latinoamericano. Los datos
socio-económicos macro avalaron inicialmente una visión exitista de
Chile: en la década de 1990 se batieron récords en materia de inversión
extranjera en minería e infraestructura. La economía, el empleo y las
relaciones laborales evolucionaron favorablemente. Reinó la «política
de los consensos». A fines de la década se teorizaba sobre «los nuevos
chilenos», más empoderados, autónomos y liberales. «Cuánto y cómo
cambiamos los chilenos: balance de una década», escribía el sociólogo
Eugenio Tironi. También se recogieron las teorías sobre los nuevos lide-
razgos políticos forjados en la televisión casi como un modelo a imitar.
La empatía con las audiencias, los temas de la vida cotidiana, el «toque
personal», el «candidato como producto» y las campañas electorales
emotivas daban cuenta de una «americanización» de la política. Todo
este contexto alimentó la imagen de un Chile satisfecho y ejemplar.

255
Alejandro Guillier

La contracara de esta visión comenzó a asomarse a fines de la dé-


cada de los 90 asociada a la «crisis asiática» y a su efecto demoledor
en el empleo y la pequeña empresa. El Chile de los consensos mostró
sus limitaciones. Las organizaciones sociales comenzaron a poner en
la agenda su malestar con el manejo macroeconómico. La creciente
concentración de la riqueza, la formación de duopolios en casi todas
las actividades y el abuso de la «letra chica» en todo tipo de contratos
perturbaban la vida cotidiana, evidenciando las debilidades del mo-
delo libremercadista. Los ciclos de la economía mundial golpeaban
sin piedad a todos, incluida la clase media surgida al calor del modelo
económico y social. La ausencia de redes de protección social ante
el desempleo, las enfermedades crónicas o los vaivenes del sistema
productivo se hicieron asfixiantes. Con la desaparición de Augusto
Pinochet del escenario político-militar, a fines de la década, se extin-
guió un importante factor de contención de las demandas sociales.
El debate se instaló en la coalición concertacionista: «flagelantes» y
«complacientes» protagonizaron el primer disenso público en la alianza
política gobernante. Sin embargo, las conclusiones de este debate no
fueron claras ni sirvieron para re-encausar el rumbo. Pronto comenzó
a evidenciarse el desgaste del sistema de partidos políticos, otrora eje
de la solidez institucional chilena.
Una mirada crítica del Chile de hoy se resume en el enfrentamien-
to entre una sociedad civil crecientemente empoderada que reclama
cambios sustantivos al diseño institucional y una clase política per-
pleja semiparalizada frente a este «cambio de época». Los partidos y
las coaliciones mayoritarias no parecen en condiciones de liderar el
establecimiento de una nueva agenda, pese a la evidente declinación
del llamado «ciclo de la transición democrática».
Gran parte de la sociedad chilena, en especial los jóvenes, se
movilizan hoy en torno a nuevos temas: defensa del medioambiente,
energías renovables no convencionales, educación pública gratuita y
de calidad, acceso universal a la salud, reconocimiento constitucional
de los pueblos originarios y de la diversidad sexual, descentralización
del poder y empoderamiento de las regiones, etc. Es larga la lista de la
agenda que van imponiendo los indignados chilenos.

256
El caso chileno

Ante este giro inesperado del «caso chileno» abundan las teorías
interpretativas. Abordaremos algunas de las explicaciones dadas a este
cambio de época. a) Se sostiene que los estilos y prácticas políticas
cupulares y herméticas adoptadas por la clase política la alejaron de
los electores; b) la solidez del ordenamiento institucional conservador,
jerárquico y autoritario heredado del régimen militar ha hecho estériles
o «semis» los esfuerzos por cambiarlo dentro de sus propias reglas; c)
los impactos de la globalización y del poder multinacional en la sobe-
ranía del Estado nacional chileno ha llevado a un debilitamiento de sus
instituciones, lo que explicaría la búsqueda ciudadana de otras formas
de expresión y canalización de sus demandas; d) la penetración en la
sociedad chilena de las tecnologías digitales de la información (TIC)
está sirviendo de plataforma para la creación de nuevas estructuras
sociales más horizontales y participativas.
Pensamos que estas líneas de investigación pueden ayudar a ex-
plicar la evolución de la sociedad y el poder en Chile.

Pérdida de representatividad
El primer dato o síntoma visible del nuevo rumbo que está tomando
el proceso social chileno es la acelerada pérdida de representatividad de
su institucionalidad política. La inesperada e histórica abstención en las
elecciones municipales del año 2012 golpeó a la clase política criolla:
un 57% de los habilitados no ejerció el derecho a voto. Se atribuyó a
la nueva ley electoral que estableció a partir de ese año la inscripción
automática en los registros electorales y el voto voluntario. Desde los
partidos políticos se argumentó que, liberados de la obligación de su-
fragar, los ciudadanos dejaron en evidencia su desinterés por la política,
entendida como el gobierno de los asuntos públicos. En la derecha
política se especuló sobre un alejamiento natural de la población por
la «cosa pública», dado que los chilenos estarían satisfechos con las
reglas del juego y preferirían confiar en su propio esfuerzo. Desde la
izquierda hubo algunas voces que consignaron un creciente malestar
ciudadano con la falta de definición de las opciones programáticas de
los partidos y la «mala política» ejercida por las dirigencias de esos
partidos políticos.

257
Alejandro Guillier

Detengámonos en la abstención electoral. La inscripción automá-


tica y el voto voluntario incluyen en el universo electoral al total de la
población en edad de votar. Hasta los comicios anteriores a la reforma
del 2013 solo se consideraba universo electoral a los voluntariamente
inscritos. Por lo mismo, era esperable un aumento significativo entre
los potenciales electores y los que efectivamente ejercerían el derecho
a voto. Aun aceptando esta explicación, hubo una baja significativa
en la participación electoral. Ciudadanos que ejercían su derecho han
dejado de sufragar.
La alta participación en las primarias presidenciales (voluntarias)
del año 2013 devolvió el optimismo a muchos dirigentes de la llamada
Nueva Mayoría. Se concluyó que el desafío estaba en encontrar candi-
datos cercanos a la gente, como Michelle Bachelet. Pero eso no bastó
para que los partidos políticos optaran decididamente por realizar
primarias para designar a sus candidatos al Congreso Nacional. El
esfuerzo aperturista, en esta materia, fue excesivamente conservador
y volvió la amarga cosecha: muchos de los aspirantes a un cupo en las
listas parlamentarias de la finalmente victoriosa Nueva Mayoría gana-
ron con solo algunos centenares de votos. En las elecciones generales
de noviembre del 2013 quedó claro que solo el liderazgo personal de
Michelle Bachelet había salvado a la Nueva Mayoría de una partici-
pación electoral que pudo ser dañina para su representatividad. Pese
al 62% de apoyo en la segunda vuelta presidencial de Bachelet, el
universo efectivo de votantes cayó significativamente en relación a las
presidenciales anteriores. Queda como consuelo para el actual bloque
gobernante de centro-izquierda que esta baja afectó principalmente a
la derechista Alianza Democrática, que sumó apenas el 37% de los
votos en la elección presidencial.
Pero, en rigor, el creciente abstencionismo electoral en Chile no
es reciente. Se arrastra desde los inicios de la transición a la democra-
cia. En el plebiscito de 1988 los chilenos sumaban 12 millones 500
mil habitantes. De ellos, 7.435.913 se inscribieron en los padrones
electorales para votar. Un 97,53% ejerció ese derecho. Esta cifra es
el techo de la participación. Casi con el mismo universo electoral, un
94,72% de los inscritos llegó a sufragar en las elecciones presidenciales
del año siguiente, en que fue electo Patricio Aylwin. Para la elección

258
El caso chileno

de Eduardo Frei votó un 91,23%. En la segunda y estrecha vuelta de


Ricardo Lagos versus Joaquín Lavín votaron 7.178.727 inscritos. Para
la elección de Michelle Bachelet en primera vuelta (2005) votaron
7.200.897 electores de un universo de inscritos de 8.220.897 personas
(87,67%). A esas alturas la población en condiciones de inscribirse
para votar llegaba a 11.419.104 personas. En segunda vuelta se im-
puso Bachelet con 3.723.019 votos (53,50%). En la primera vuelta
de las elecciones presidenciales de 2009 votaron 7.264.136 inscritos.
En el ballotage Sebastián Piñera sumó 3.591.182 sufragios. Hasta esas
elecciones presidenciales el total de votantes promediaba algo más de
7 millones de electores.
Ahora, en el 2013 Bachelet logró su reelección con más del 62%
de los votos. Pero el total de electores estuvo bajo la votación prome-
dio del último cuarto de siglo: 5.697.524 de electores. Bachelet sumó
3.470.055 preferencias, una cifra incluso ligeramente inferior a la
votación de Sebastián Piñera el 2009 (3.591.183). La brusca caída se
explica en parte por la baja concurrencia a las urnas del votante de
derecha, molesto por las divisiones de su sector.
Pero el dato clave está en los jóvenes. Cada vez son menos los ciu-
dadanos entre 18 y 30 años que se interesan en votar. Y esta tendencia
viene desde inicios de la transición a la democracia. Las elecciones
chilenas nunca han vuelto a convocar a las urnas una cifra superior al
plebiscito del Sí y del No de 1988, que determinó la derrota electoral
del dictador Augusto Pinochet.
Una línea de trabajo es determinar hasta qué punto la estrategia
de desmovilizar a la sociedad chilena tras sus triunfos electorales en
1988 y 1989 determinó un alejamiento inevitable de los jóvenes de la
«cosa pública». Reaccionando a las previsibles tensiones que se an-
ticipaban en la transición a la democracia, con el dictador derrotado
en las urnas ahora instalado en la comandancia en jefe del Ejército,
se optó por desmovilizar a las bases sociales por las altas esferas de la
alianza concertacionista. Los movimientos y organizaciones sociales
habían combatido a la dictadura militar, sin embargo perdieron prota-
gonismo durante el ciclo de la transición a la democracia. La dirigencia
de los partidos de la nueva alianza gobernante coaptó la transición y
el poder, alejándose casi imperceptiblemente de sus bases de apoyo.

259
Alejandro Guillier

Los primeros logros de la transición –mejora en el respeto de los de-


rechos humanos, cierta desactivación de la tensión social y las fuertes
inversiones en minería y algunos servicios− parecieron conformar, al
menos inicialmente, a una ciudadanía agotada de la lucha contra la
dictadura cívico-militar.
La decepción de los jóvenes por la política quedó en plena eviden-
cia en las elecciones de 1999-2000. La coalición que había derrotado
a Pinochet en las urnas casi perdió las elecciones de 1989. La salvó
menos de 1 voto por mesa en la primera vuelta. Solo la segunda vuel-
ta y el temor al regreso de la derecha, aún no separada de la figura
del dictador, permitió a Ricardo Lagos imponerse por poco más de
tres puntos. Pero este triunfo fue con los votos de la izquierda no
concertacionista, un sector liderado por el Partido Comunista que no
participaba en la coalición y que intervenía en los procesos electorales
como una tercera fuerza relativamente marginal. Los jóvenes fueron
meros espectadores. La sólida mayoría que había bordeado el 58%
de aprobación en la elección de su antecesor, Eduardo Frei, se estaba
esfumando y la posibilidad de un regreso de la derecha política al
gobierno no conmovió a los jóvenes.
Fue en este marco de desencantamiento social cuando comenzaron
a desencadenarse las primeras movilizaciones sociales. A mediados de
la década pasada las más variadas organizaciones sociales ya hacían
presente su rechazo al statu quo. Indigenistas, minorías sexuales, am-
bientalistas, regionalistas y sindicalistas, entre otros, comenzaron a salir
a las calles a expresar su malestar con la marcha del país.

Los indignados chilenos


Los «indignados chilenos» no son los pobres, ni la mítica clase
obrera. Son los hijos de las clases medias emergentes que nacieron y/o
se fortalecieron al amparo del modelo los más decepcionados. ¿Por
qué esta aparente contradicción?
Cifras conservadoras revelan un explosivo aumento de los estu-
diantes que acceden a la educación superior en las últimas dos décadas.
La población estudiantil se ha quintuplicado en 20 años. Más del 70%
de los jóvenes estudiantes son la primera generación de sus familias

260
El caso chileno

en acceder a la universidad. Sin embargo, más de la mitad queda en


el camino. Muchos jóvenes no logran titularse, pese a lo cual quedan
endeudados con la banca privada, que hace onerosos negocios con uno
de los sistemas educacionales más caros del mundo. Ante las abusivas
tasas de interés impuestas por la banca privada y la indiferencia del
Estado, los jóvenes salieron a las calles. La mercantilización de la edu-
cación, la salud y los servicios básicos fueron puestos en discusión. Sus
padres apoyaron a los jóvenes, muchos de los cuales se involucraron
en tomas y paros que duraron meses hasta determinar la pérdida del
año lectivo de muchos de ellos y/o la aprobación de curso vía decretos
administrativos.
Pese al claro origen del descontento, la clase política no ha logrado
demostrar la capacidad suficiente para comprender y asumir las de-
mandas ciudadanas. Ya instalado en el segundo año de su gobierno, el
presidente Sebastián Piñera, de la centro-derechista Alianza Democrá-
tica, explicaba con desazón a su homólogo de Colombia, Juan Manuel
Santos, las causas de su baja aprobación en las encuestas. «Los chilenos
no aprecian los logros de mi gobierno. Tenemos un problema comu-
nicacional…». De hecho, frente a las masivas protestas estudiantiles
Piñera apostó a su agotamiento «natural» y luego abiertamente a la
represión. Pero ocurre que el ritmo vital del país va más aprisa que la
evolución de su clase política.
Hemos dicho que la transición a la democracia resultó excesiva-
mente cupular y la política se hizo extraña al ciudadano. Pero, además,
hay un factor institucional que también ayuda a explicar el frenazo
político de Chile. La Constitución de 1980, forjada para asegurar el
imperio de la voluntad de la oligarquía criolla, ha operado como cami-
sa de fuerza ante la presión social por un cambio en el ordenamiento
institucional.

Las trampas del modelo


El sistema electoral binominal ha llevado sistemática y predecible-
mente a un empate de las dos primeras mayorías, creando un duopolio
político y una parálisis de la voluntad de cambio. Este es uno de los

261
Alejandro Guillier

orígenes institucionales de la merma de representatividad que comienza


a minar la legitimidad del «modelo chileno».
Los jóvenes vivieron en carne propia lo que llaman «las trampas»
de la Constitución del 80 durante las movilizaciones sociales recientes.
Los mecanismos institucionales fueron diseñados para asegurar que el
tercio minoritario –la derecha conservadora− tuviera siempre la llave
de los cambios. Uno de los principales ideólogos del tejido institucional
de 1980, Jaime Guzmán, se jactaba de este diseño legal. El rol de las
FFAA en la defensa de la Constitución de 1980, la inamovilidad de
los comandantes en jefe, los senadores designados (4 por las FFAA),
el rol meramente subsidiario del Estado en la economía, los roles del
Tribunal Constitucional y del Consejo de Seguridad Nacional como
protectores de la «obra» del régimen militar, el sistema electoral bino-
minal (que favorece a la segunda mayoría), las escasas facultades del
Congreso para presentar proyectos de ley o fiscalizar, los altos quorum
para aprobar reformas, entre otros, fueron empleados sistemáticamente
para bloquear cambios legislativos percibidos como excesivamente
audaces. A fines del gobierno del presidente Lagos se lograron suprimir
numerosas instituciones del ordenamiento constitucional autoritario.
Lagos habló de una «nueva Constitución». Pero la derecha logró
conservar el sistema electoral binominal, los altos quorum legislativos
y el Tribunal Constitucional, garante del espíritu de la carta magna
vigente. Más allá del optimismo del presidente Lagos, las «trampas»
del sistema siguieron vigentes.
La reacción de los jóvenes se explica así: por la falta de espacios
en la política (coaptados por las dirigencias partidarias), su creciente
desconfianza de la voluntad de realizar cambios de la elite política (la
política de los consensos) y ante la cuasi imposibilidad de canalizar
el cambio por las vías institucionales (las leyes de amarre) se acentuó
el alejamiento de los jóvenes de la política institucional. Menos de un
5% de los chilenos milita, formalmente, en un partido político. La
participación de los jóvenes en los espacios políticos institucionales,
en general, va en caída libre. Aunque en otros países latinoamericanos
hay indicios más o menos similares, en Chile el deterioro de la política
es un proceso visiblemente más acelerado. Las adhesiones espontáneas
a las coaliciones políticas conocidas bordeaban bajo el gobierno del

262
El caso chileno

presidente Piñera el 15 y el 19% (Adimark, CEP, CERC). Este clima de


desencanto se advierte ahora en el congelamiento político consistente
en un duopolio. Como consecuencia, fue inevitable que muchos chi-
lenos sintieran que la democracia está entrampada en el inmovilismo.

Crisis del Estado-nación


A las resistencias al cambio de la institucionalidad chilena definidas
por un marco constitucional conservador, autoritario y centralista se
suma el debilitamiento general del Estado-nación y sus instituciones,
al menos como aún lo perciben las clases medias y el mundo popular.
Es la crisis del Estado nacional mesocrático, construido por las clases
medias y el mundo popular minero y urbano en el Chile desde los años
30 del siglo pasado (Armando de Ramón, Historia de Chile; Cristián
Gazmuri: Historia de Chile 1891-1994).
La configuración de un poder económico transnacional, liderado
por el capital financiero y enmarcado en ciertas instituciones políticas
transnacionales (BID, BM, FMI), ha ido minando la soberanía de los
Estados nacionales latinoamericanos. Werner Bonefeld explica esta
dinámica en su ensayo Las políticas de la globalización: ideología y
crítica. Hay un proceso de transformación cualitativa del capitalismo
y la construcción de un mundo interdependiente, multinacional, que
escapó al control de los Estados nacionales. En esta visión se enmarcan
los trabajos de Manuel Castells sobre el impacto de la globalización en
América Latina en el sensible principio de la ciudadanía; la resultante
«identidad» y el «Estado red» (Globalización, identidad y estado en
América Latina). En el caso chileno, el impacto de la globalización
parece ser más intenso por el carácter rentista de su economía primario
exportadora y la estrechez del mercado interno. Chile basa su modelo
económico en el sector externo. En esa línea ha trazado una red de
tratados de libre comercio con los más amplios y diversos bloques y
países. Sus gobernantes han hecho de las aprobaciones de los circuitos
financieros transnacionales un barómetro de sus virtudes. Cualquier
señal o evaluación externa es vista como un respaldo o una advertencia
a la credibilidad y seriedad de Chile en su desempeño económico y en
su apertura a los mercados. Chile se ha empeñado en ser considerado

263
Alejandro Guillier

un buen y disciplinado alumno de este capitalismo transnacional. Bajo


esa premisa la clase gobernante negoció condiciones generosas en la
entrada de capitales extranjeros a la gran minería, la energía y el sistema
financiero. Esta red de tratados de libre comercio, lejos de dotarlo de
mayores grados de autonomía, lo ha sujeto a relaciones asimétricas
asumidas como necesarias
En la medida que avanza esta adhesión de las cúpulas político-
empresariales al nuevo orden mundial, los partidos políticos chilenos,
principales referentes de las demandas ciudadanas, ven diluirse su
capacidad de concitar la adhesión ciudadana. Recordemos que los
partidos políticos, especialmente de vertientes socialistas, socialde-
mócratas o socialcristianas, fueron durante gran parte del siglo XX
los artífices del Estado-nacional popular. Hoy, estas fuerzas políticas,
visiblemente erosionadas, ven perder legitimidad ante sus electores.
Los partidos políticos han perdido capacidad de repartir beneficios,
encauzar descontentos y administrar conflictos. Está instalada una
crisis de la democracia representativa cuyos alcances son estructurales.
Lo que dejó en evidencia esta debilidad del estado y sus conse-
cuencias para los ciudadanos fue la crisis asiática de fines de los años
90. El impacto en las clases medias y los pequeños empresarios fue
demoledor. Estudios del PNUD (CEPAL) habían detectado a princi-
pios de la década pasada un extraño fenómeno en la sociedad chilena:
«miedo». Era un «miedo al otro», es decir, a la feroz competencia
desatada por las oportunidades en un mercado que el expresidente
Aylwin denominó como «cruel». También se detectó un «miedo al
futuro». Los éxitos del momento pueden ser efímeros y la carencia de
redes de protección y previsión social hace del futuro un factor incierto
para la inmensa mayoría de los chilenos. Se agregaba en el estudios
del PNUD un «miedo al sin sentido». El mundo previo a la globali-
zación se sucedía dentro de los marcos de los Estados nacionales y de
estilos de desarrollo impulsados por un Estado comprometido con el
desarrollo hacia adentro. El clientelismo, además, se traducía en una
significativa capacidad de proveer empleos y actuar en las crisis con
un sentido de protección social. Sabíamos o, al menos creíamos, vivir
en un mundo con ciertas certidumbres básicas definibles. La crisis

264
El caso chileno

asiática quebró esas certezas. El ciudadano de la globalización parecía


entregado a su suerte.
Durante el siglo XX la integración de las clases medias y populares
al sistema económico y político pasó por su capacidad de articular
relaciones sociales en los gremios, sindicatos, partidos, Iglesia y ma-
sonería. El espacio de «lo político» fue ampliando en el siglo XX sus
horizontes al punto de ser el mecanismo de integración y ascenso social
más significativo. Las clases medias, aliadas al mundo popular urbano,
lograron sentar las bases de un Estado mesocrático, industrialista y
crecientemente participativo. El quiebre de estas alianzas sociales y
políticas explica el colapso del Estado-nacional popular en 1973 y el
fin del proyecto industrialista y de la democracia representativa.
No siempre se pone atención al hecho de que el régimen militar
chileno tuvo un carácter fundacional. Desalojó a la alianza desarrollista
del poder; empoderó sin contrapeso a la vieja oligarquía primario-
exportadora e inició el diseño de una economía y sociedad que hicieron
del mercado el gran articulador de la economía y, en general, de las
relaciones sociales. En este diseño, la política, los partidos políticos y
el propio Estado perdieron significación como agentes de poder. En
Chile, al menos, la integración al sistema se ha producido, a partir
del golpe de Estado, por el mercado vía crédito. El mercado se instaló
como mecanismo de integración social para los exitosos y fuente de
frustración para quienes no han logrado la inserción esperada. En
los hechos «la política» pareció quedar para los desencantados, pero
sin que encuentren el espacio o amparo en las instituciones políticas
formales como para revertir su destino.

Los movimientos sociales


Hay teóricos de la política que apuestan a una gravitación cre-
ciente de los llamados «nuevos movimientos sociales» en América
Latina (Carlos Verdaguer, Los movimientos sociales, de la esperanza
al desconcierto; José García Caneiro Globalización: política y guerra),
Sidney Tarrow (El poder en movimiento), Boaventura de Sousa (Los
nuevos movimientos sociales). La tesis generalizada es que se trata de
nuevos movimientos sociales (no obreros) que surgen como reacción de

265
Alejandro Guillier

la ciudadanía ante la pérdida de soberanía de los Estados nacionales.


Buscan defender sus garantías y derechos, conquistados originalmente
bajo el Estado-nacional popular, puestos en riesgo por la globalización.
Muchos ciudadanos se reagrupan de formas nuevas para defender
sus intereses amenazados por la transnacionalización y la inacción
del ahora «estado rehén» de esa misma globalización (María Virginia
Quiroga, Movimientos sociales, estado y poder en América Latina y
Mónica Bruckmann, Los movimientos sociales en América Latina: un
balance histórico, Universidad Federal Fluminense). Como señalan
estos investigadores sociales, los protagonistas de estos NMS tienen
una relación ambigua con el poder formal. Muchos de sus adherentes
desconfían de las instituciones y del estado. Cuestionan tanto el diseño
capitalista como a las concepciones clásicas de emancipación socialis-
ta. Buscan crear nuevos sentidos e identidades desde la sociedad civil,
alternativos al proyecto o, al menos, al discurso oficial.
Estas caracterizaciones se aproximan al perfil de los indignados
chilenos. Son jóvenes, miembros de las clases medias, en su mayoría
estudiantes, quienes desconfían de las instituciones. Pocos de sus
miembros parecen tener vocación de poder, prefieren las asambleas y
se organización en redes sociales, tienen liderazgos propios y presionan
en las calles.
Pero no solo el estudiantado se ha transformado en un actor social
clave en el proceso social chileno. En la trastienda social de las poblacio-
nes, menos visible para la elite pero no menos relevante, el historiador
Gabriel Salazar sostiene haber detectado un fermento revolucionario
de gran potencialidad (Movimientos sociales en Chile). Los jóvenes
pobladores asoman en las movilizaciones sociales con una actitud más
radicalizada y antisistema que sus pares de los liceos emblemáticos,
las universidades o los sindicatos tradicionales. Han logrado penetrar
importantes sectores del estudiantado y del movimiento sindical con
un discurso anticapitalista y antiglobalización. Parecen mucho menos
dispuestos a tratar con la elite del poder y apuestan al enfrentamiento
con la autoridad.
Con estos marcados matices, hoy se debate en las organizaciones
de base el rol que deben asumir sus líderes en la sociedad y la política.
Algunos de sus cuadros con mayor renombre ingresaron a la política

266
El caso chileno

institucional. En las elecciones parlamentarias del 2013 una docena de


dirigentes juveniles o sociales ganaron cupos en el Congreso Nacional.
Fue con altas y sorprendentes mayorías. Pero sus campañas se hicieron
casi desafiando a sus propias bases adherentes, más inclinadas a ha-
cer una política sin partidos o, al menos, sin «estos partidos». Como
sea, las organizaciones estudiantiles ya habían definido su agenda de
«movilizaciones» del 2014, tres meses antes que Bachelet asumiera por
segunda vez la presidencia de Chile el 11 de marzo del 2014.
Lo esperable sería que los protagonistas de estos movimientos
sociales copen más temprano que tarde gran parte del escenario
político chileno. Su poder ha sido calibrado: han sido estos nuevos
movimientos sociales quienes han abierto el «espacio de lo posible»,
por parafrasear a los ideólogos del mayo francés de 1968. Todos los
temas de la última campaña electoral chilena se centraron en asuntos
colocados en la agenda del debate por los actores sociales y no por
los actores político-partidarios. Educación gratuita, protección del
medioambiente, energías renovables no convencionales, derechos de
las minorías sexuales, respeto a la identidad sexual, reivindicación
de las identidades de los pueblos originarios, defensa de los recursos
naturales, en especial el agua, el cobre y el litio, reivindicación de las
regiones, etc.

La revolución de las TIC


En el marco de la crisis general de las instituciones del Estado-
nación queda por abordar el impacto de las nuevas tecnologías de la
información. Es obvio que las TIC están sirviendo de soporte para
que los nativos digitales (generación menor de 30 años) tejan nuevas
relaciones sociales participativas, horizontales y colaborativas. Son
nuevos modos de actuar, pensar y sentir que configuran un cambio
cultural que se va extendiendo por la sociedad y el poder.
Como sabemos fue Marc Prensky quien acuñó los términos «nati-
vos» e «inmigrantes digitales» en 1991, para referirse a la generación
nacida en la web. En síntesis: son diferentes sus cerebros y su cultura.
Piensan y procesan la información de modo distinto a las generacio-
nes predecesoras. Quienes nacieron en la web, estudian, trabajan, se

267
Alejandro Guillier

desarrollan, se entretienen y crean identidad en la web. Están perma-


nentemente comunicados, utilizan todas las plataformas comunicacio-
nales simultáneamente, son multitareas, están desarrollando nuevos
lenguajes de símbolos, imágenes, titulares y sobre todo están creando
una estructura social basada en relaciones participativas, horizontales
y colaborativas. Trabajan en equipos, cumplen roles diversos y crean
su propio campo laboral. Estos nativos digitales desconfían de las
instituciones burocráticas, formales, jerárquicas y opacas. De ahí su
distanciamiento de las instituciones generadas bajo el marco de los
estados nacionales, hoy sometidas a presión por la globalización. Esta-
mos en un cambio de época y los nativos digitales son sus principales
protagonistas.
Los nativos digitales son los mayores críticos de las instituciones
del «estado rehén» y de las formas tradicionales de participación. Su
crítica radical a la escuela y las formas de enseñanza (Alejandro Pis-
citelli), así como a las organizaciones intermedias de la sociedad y a
sus estructuras burocráticas y opacas de participación se explican por
su socialización en las redes sociales. En la web los jóvenes encuen-
tran un ambiente más propicio a la horizontalidad y la participación.
Pero hay un cambio aun más profundo. Al respecto, son interesantes
las reflexiones de Jorge Machado sobre los movimientos sociales y el
activismo en red; o los estudios de Octavio Islas y Amala Arribasa:
«Comprender las redes sociales como ambientes mediáticos».
Efectivamente, las redes sociales surgieron inicialmente como es-
pacios de socialización y diversión, pero se han transformado también
en soportes para las vinculaciones sociales y, especialmente, en un es-
pacio de desarrollo de la llamada «inteligencia colectiva». En lo que se
conoció en Chile como la «revolución pingüina» (2006) los escolares
se apoyaron en el celular. Las redes telefónicas les permitieron a los
líderes estudiantiles coordinar hábilmente sus acciones, descolocando
a las autoridades de gobierno y a la policía. Fue un juego de tomas y
retomas de calles y liceos, a los que la autoridad siempre llegó tarde y
mal. Al final, los estudiantes aceptaron negociar con las autoridades,
las que diluyeron las demandas sociales en una operación de «gatopar-
tidismo» clásico. A la fecha, las demandas de los escolares siguen sin
ser atendidas, aunque el ideario estudiantil sigue plenamente vigente.

268
El caso chileno

El pensamiento clásico ha abordado con abundancia desde ini-


cios del siglo XX el poder de los medios en la política. Son y han sido
actores claves del poder (Freidenberg, Los medios de comunicación
de masas: ¿también con actores?). Lo nuevo es que han perdido el
monopolio de la agenda. Una revolución está operando en el sensible
mundo de los medios de comunicación. Los editores de los periódicos,
radios y estaciones de TV comprendieron que en un corto período
de tiempo habían perdido el monopolio de la información. Tampoco
pueden instalar a su arbitrio la agenda temática. Sabemos del poder de
los medios tradicionales para colocar la agenda y tematizar el debate
público (Gomis, Teoría del periodismo). A través de las TIC, los ahora
«ciber-ciudadanos» comenzaron a poner temas, aportar información,
emitir opinión y formar redes de seguidores. Se habló de una «sociedad
virtual». Desde las redes pasaron a auto-convocarse a la plaza pública
donde han impuesto desde fines de la década pasada un nuevo y fluido
escenario sociopolítico. Al igual que en muchos países, estos «nativos
digitales» están elaborando formas novedosas de pensamiento y de
acción colaborativa que se aleja del patrón clásico de trabajo docente,
enseñanza, aprendizaje y participación. Es la inteligencia colectiva.
De esta manera, los nativos digitales se están alejando de los
medios tradicionales y de las instituciones formales. Los modelos de
socialización tradicional (la escuela, la Iglesia, la familia) no responden
a las expectativas de estos ciber-ciudadanos que en la web cultivan
lógicas no lineales de pensamiento; crean contenidos y/o se apropian
y re-elaboran contenidos. Y están comunicados permanentemente. Ya
hay estudios que abordan el impacto de las TIC en el desarrollo de
las habilidades cognitivas y de las estructuras de pensamiento. Pero,
¿qué han podido decir las instituciones tradicionales a esta generación
forjadora de la interactividad, la participación y las relaciones hori-
zontales? La falta de una respuesta adecuada a su socialización en la
web ayuda a explicar el conflicto entre la vida cotidiana de un nativo
digital y las dinámicas de enseñanza-aprendizaje que se practican en las
conservadoras, jerárquicas y no necesariamente mal equipadas escuelas
chilenas. El problema es más cultural que tecnológico.
Es obvio y visible que los nativos digitales están influyendo no
solo en la escuela, sino en los medios de comunicación, en la sociedad

269
Alejandro Guillier

y en la política. Pero lo están haciendo desde fuera de estas institucio-


nes nacidas bajo el Estado-nacional. Si la escuela está en crisis, o los
partidos políticos, o las organizaciones intermedias de la sociedad, es
porque lo que enseñan y/o canalizan está fuera del «cambio de época».
Para adquirir identidad, definir sus liderazgos, levantar sus demandas
y autoconvocarse como movimientos sociales a la plaza pública, los
jóvenes disponen del magnífico soporte ofrecido por las tecnologías
digitales. En los debates internos de los líderes del movimiento estudian-
til sobre la estrategia a seguir, surgió a fines del 2012 la convicción de
que no bastaba copar las calles y plazas públicas. Los nativos digitales,
convertidos en ciber-ciudadanos se dieron cuenta de que disponían de
una capacidad inédita para movilizarse e influir en la mente colectiva.
Las TIC han entrado en la mayoría de los estratos sociales chilenos. El
PC es un soporte conocido en millones de hogares y ya es manipulado
crecientemente por las generaciones mayores. El impacto está siendo
cada vez más extendido al introducir en su dinámica a otros grupos
sociales. El potencial es enorme y está siendo empleado por los indig-
nados chilenos. Recordemos que una red es local y global, genérica
y personalizada. En las TIC estos nativos digitales han encontrado
el recurso para crear nuevos modelos de comunicación de «muchos
a muchos». Las redes sociales hoy superan el poder de convocatoria
y la credibilidad de los medios tradicionales. Es en las redes sociales
donde los jóvenes estudiantes chilenos debaten y construyen opinión
pública. Esta fuerza o poder de influencia está presionando a los me-
dios tradicionales, los que han debido ampliar su agenda; influyen en
las organizaciones sociales, los partidos políticos y las empresas. Aun
el gobierno central comienza a abrir las bases de datos e información
a una opinión pública que exige transparencia y acceso a la toma de
decisiones. Asimismo, las redes sociales están dando espacio a nuevas
formas de liderazgo. Son liderazgos de opinión que no se ajustan a las
jerarquías y formalidades de las instituciones del Estado. Estos lideraz-
gos se mantienen y renuevan en tanto están vinculados estrechamente a
sus bases sociales. Se advierte en los movimientos estudiantiles que re-
nuevan a sus voceros cada vez que alguno alcanza niveles de notoriedad
e influencia que amenazan el poder de las asambleas. En los circuitos
juveniles, al menos, la opinión pública se construye colaborativamente

270
El caso chileno

y se difunde en la red. Poco parecen entender los manipuladores de


los medios tradicionales o de los órganos de poder clásicos sobre la
profundidad de este cambio.

La política y el poder
El discurso que pretendemos levantar es que la imagen de una
juventud chilena despolitizada, ensimismada en sus asuntos y ajena
a todo acontecer electoral y político está profundamente errada. La
sociedad chilena está sobrecargada de política, pero esta está corrien-
do por canales no institucionales. Los jóvenes han logrado articular
mensajes políticos consistentes cuando demandan educación pública,
gratuita y de calidad; dicen no al lucro en educación y salud; exigen
dotar de nuevo sentido a la política y emplean sus propias formas de
presión social.
¿Significa todo lo expuesto que los políticos profesionales deberán
medirse con nuevos líderes que se sostienen en sus redes sociales y
su capacidad de atraer seguidores? Ello se hizo efectivo en las pasa-
das elecciones parlamentarias de noviembre (2013). Una docena de
veinteañeros ganó con facilidad cupos de diputado. En sus campañas
hicieron un uso combinado de medios tradicionales y de redes sociales.
¿Cómo influirán estos líderes juveniles en las prácticas políticas de la
conservadora clase gobernante? Es un desafío para los que anhelan una
democracia menos formal y más participativa y directa. El discurso de
una «democracia sustantiva» ya es, al menos, tema entre los jóvenes.
Los movimientos estudiantiles y regionales chilenos han interpelado a
los nuevos líderes surgidos desde los movimientos y redes sociales para
que se diferencien nítidamente y tomen distancia de los exponentes de
la clase política protagonista del ciclo de la transición a la democracia.
Y como forma de manifestar sus intereses han anunciado una fórmula
mixta de presencia en las calles y el Congreso.
Para quienes adhieren a las tesis de Manuel Castells, en el sentido
de que la gobernanza del Estado pasará por el gobierno de los medios
de comunicación, Chile es hoy un buen laboratorio para contrastarlas.
Lo que está en disputa es si los llamados «nativos digitales» podrán
ganar la batalla de «construir la mente humana». Crear sentidos y sig-

271
Alejandro Guillier

nificados compartidos a través de las redes sociales será decisivo en esta


lucha por el poder. En esa línea Islas y Arribas han ponderado el aporte
de las redes sociales a la formación de un pensamiento o inteligencia
colectiva que ha llegado a constituir un complejo entorno comunica-
cional que está dejando en evidencia la obsolescencia de la escuela,
familia, partidos, empresa y medios de comunicación, al menos como
los hemos concebido bajo el Estado nacional y la sociedad industrial.
En buen sentido, la evolución del proceso político chileno parece estar
apuntando hacia este ambiente mediático. De hecho, ni los partidos
políticos actuales ni los medios de comunicación tradicionales podrán
desatender la compleja relación entre calle y redes sociales. Aunque aún
no hay diseños precisos para responder a la demanda de cambios en la
educación, medioambiente, energía ni en la calidad de vida, está claro
que su elaboración no será, como fue hasta ahora, trabajo de comisiones
de «expertos». Quien mejor parece entender que sus interlocutores han
cambiado es el nuevo ministro de Educación de la Presidenta Bachelet.
Nicolás Eyzaguirre, en un gesto político inédito, convocó a su staff de
asesores a los más conspicuos ex dirigentes estudiantiles. Y garantizó
que no enviará proyectos de reforma al Congreso sin antes haberlos
pulseado con los desconfiados representantes del estudiantado. La
«sociedad red», que definió Castells, pasa por el diálogo social y la
voz de la comunidad, los que serán determinantes en los diseños que
van a hegemonizar el nuevo ciclo de la sociedad chilena.

Referencias bibliográficas
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actores?
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272
El caso chileno

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Castellón, Lucía y Jaramillo, Oscar. Competencias digitales para periodistas.
Universidad Mayor.

273
Capítulo XIII
Innovación tecnológica, concentración
de la propiedad y pluralismo de la
información en la era digital
Gaëtan Tremblay

Es bien conocido, la democracia no se puede concebir sin la libertad


de expresión, la cual requiere una prensa libre y diversificada. En una
democracia el bien común se busca por la confrontación de opiniones.
Para que funcione verdaderamente el debate democrático se necesita
una multiplicidad de fuentes de información y una diversidad de pun-
tos de vista. En otras palabras, la democracia se nutre de pluralismo.
Existen muchos factores que ponen en peligro el pluralismo. El
primero y más obvio se ubica en el poder político que intenta a veces
impedirlo o reducirlo. Es claro que el control de los medios de comu-
nicación por parte del Estado es incompatible con la libertad de expre-
sión y que se debe ejercer una vigilancia constante para evitar que esto
suceda. Sin embargo, por real que sea la posibilidad de control político,
hay otro factor que preocupa aun más a los espíritus democráticos en
Quebec: la concentración creciente de la propiedad de los medios en
manos de unos pocos grupos poderosos.
No es una preocupación reciente y vamos a recordar, en la primera
parte, la evolución del debate sobre el tema en las últimas décadas.
Después de recapitular los puntos de vista que se oponen, vamos a
seguir en la segunda parte con una descripción de la situación actual,
poniendo el énfasis sobre el sector de la prensa escrita. Finalmente,
en la tercera parte, vamos a analizar los desafíos que enfrentan los

275
Gaëtan Tremblay

periódicos en la era digital, destacando las estrategias que desenvuelven


los grupos para superarlos. Vamos a cerrar con una discusión sobre los
lazos entre la innovación tecnológica, la concentración de la propiedad,
la diversidad de la información y el pluralismo democrático.

El debate sobre la concentración de la propiedad


De un informe al otro…
Varios grupos —políticos, académicos o sindicales— examinaron el
impacto de la propiedad de los medios sobre el pluralismo en el último
medio siglo. Me limito aquí a recordar brevemente tres momentos que han
marcado la historia. Se destacaron por la publicación de tres informes de
comités creados a raíz de las preocupaciones expresadas por transacciones
comerciales que acabaron con una reducción del número de involucrados
en la escena mediática de Canadá y de Quebec: el Informe Davey (1970),
el informe de la Comisión Kent (1981) y el informe Saint-Jean (2003). El
cuadro de este capítulo nos permite apenas una reseña rápida.
A finales de los años 60 del siglo pasado, varios grupos y figuras
públicas se preocuparon por la desaparición de varios periódicos y pi-
dieron al gobierno una investigación pública. Resultó de ello, en 1969,
una comisión especial del Senado sobre los medios de comunicación
encabezada por el senador Keith Davey. Observando una reducción
drástica en el número de periódicos y editores (136 editores publicaban
138 diarios a principios del siglo XX; y solo quedaron 18 editores que
publicaban dos tercios de los 116 diarios del país en 1969), el informe
del senador Davey propuso diversas medidas para frenar y controlar
la concentración de la propiedad —sobre todo la creación de un co-
mité de supervisión según el modelo del Consejo de la Radiodifusión
y de las Telecomunicaciones Canadienses (CRTC)—, propuestas que
fueron recibidas con la misma frialdad tanto por el gobierno como por
las empresas periodísticas. Consejos de prensa se crearon en algunas
provincias, pero no tuvieron los poderes que el senador Davey hubiera
esperado a partir de su consejo de vigilancia.
Durante los años 70 del siglo pasado, una sucesión de cierres y
fusiones convence al gobierno de crear esta vez una Comisión Real,
presidida por Tom Kent, exeditor, alto funcionario y profesor. Desde

276
Innovación tecnológica, concentración de la propiedad...

el inicio, el informe Kent hace una observación brutal: «La concen-


tración está actualmente engullendo la edición de diarios en Canadá.
Tres grupos tienen nueve décimas partes de la circulación de diarios
de habla francesa, mientras que otros tres comparten dos tercios de los
diarios de mayor circulación en idioma inglés» (1981, p. 1).
Las recomendaciones del informe Kent iban en el mismo sentido
que el informe Davey, solo que fueron más elaboradas. Ofrecían una
serie de normas específicas para limitar y regular la concentración de
la prensa. Un grupo no hubiera podido tener más de cinco títulos, y
no más de dos en un radio de 500 kilómetros. Monopolios regionales
hubieran sido desmantelados y ningún grupo hubiera podido controlar
más del 5% de la circulación total en Canadá. Se hubiera establecido
un comité sobre los derechos de la prensa para poner en práctica las
nuevas normas y autorizar las transacciones futuras. No se necesita
precisar que el informe Kent fue recibido más fríamente que el informe
Davey y sus recomendaciones no han sido atendidas.
El comité sobre la calidad y la diversidad de la información, encabeza-
do por la experiodista y profesora Armande Saint-Jean, fue establecido en
septiembre de 2002 por Diane Lemieux, ministra de Cultura y Comunica-
ción del gobierno del partido Québécois en la estela de los grandes movi-
mientos de convergencia que han sacudido al mundo de la comunicación
en el cambio de milenio. De alcance mundial, el fenómeno, por supuesto,
también golpeó a Quebec y Canadá, donde el nivel de concentración de
la propiedad ha alcanzado niveles alarmantes. El mandato del comité no
tenía como objetivo contrarrestar la tendencia, considerada irreversible,
sino que proponer medidas para controlar sus efectos.
Casi 50 años después de la publicación del informe Davey, los
autores del informe St. Jean siguen deplorando la falta de datos fiables
sobre el tema:

Esta revisión de la literatura académica y de las investiga-


ciones científicas publicadas o realizadas durante los últimos
cinco años muestra que el abordaje específico de los efectos de la
concentración de las empresas de prensa ha sido poco explorado
por los investigadores. Además, es difícil de distinguir, a través
de esta documentación, entre los propios discursos “científicos”
y los otros, los que tienen por ejemplo los profesionales de la
comunicación (p. 14).

277
Gaëtan Tremblay

Ante esta falta de resultados científicos concluyentes, todavía se


reduce el informe a oponer los argumentos de quienes se tranquilizan
frente a la concentración creciente y los de quienes ven una amenaza
seria a la misma. Este ejercicio debidamente renovado, las conclu-
siones del informe Saint-Jean son de la misma naturaleza que las de
informes anteriores. La idea de un comité de supervisión resurgió. Pero
no les encontramos instrucciones precisas sobre la forma de regular
la concentración de la prensa. Frente a un fenómeno descontrolado
y visto por muchos como tal, el comité promueve el estado de alerta
y el pensamiento crítico como los mejores medios «para asegurar un
contrapeso a la gran importancia de las empresas de medios» (p. 33).
El comité Saint-Jean, creado por un gobierno PQ, presentó su in-
forme en enero de 2003. Unos meses más tarde, en abril de 2003, los
quebequenses eligieron a un gobierno liberal dirigido por Jean Charest.
Las recomendaciones del informe Saint-Jean fueron relegadas al olvido.
El último episodio del debate se llevó a cabo antes del CRTC, cuando el
grupo BCE1 propuso comprar la empresa de radio y de cadenas televisivas
temáticas Astral en 2012 y 2013. Una característica especial de este caso
es que los opositores más feroces de la compra fueron otros grupos impor-
tantes en situación de oligopolio en el mercado nacional; Telus, Rogers y
Quebecor. Como si la concentración no presentara ningún peligro cuando
uno la practica; pero se volviera tóxica cuando es perseguida por otros.
Se puede observar que cada innovación tecnológica que deriva en la
llegada de nuevos competidores en el panorama de los medios socava las
posiciones de los jugadores dominantes y provoca una ola de consolida-
ción, lo que conduce a una mayor concentración de la propiedad. Fue el
caso en los años 60 con la creación de canales privados de televisión, que
se convirtieron rápidamente en las principales fuentes de información de
los quebequenses y canadienses. Sigue siendo el caso a finales de los años
70 con la expansión de la distribución por cable y por satélite para facilitar
el rápido crecimiento de servicios audiovisuales. La historia se repite en los
años 90 con el crecimiento exponencial de las redes digitales. La innovación
tecnológica abre nuevas perspectivas para la comunicación y la información,
pero parece que cada vez la mayor competencia conduce a una reducción en
el número de propietarios y a la consolidación de los grupos más poderosos.

1
Bell Canada Enterprises.

278
Innovación tecnológica, concentración de la propiedad...

Mismas preocupaciones, mismas oposiciones,


inacción permanente
Todos los informes sobre el tema hacen la misma observación del
crecimiento de la concentración y dibujan un panorama similar de los
beneficios que se le atribuyen y los peligros que contiene.
La concentración creciente de la propiedad de los medios de
comunicación a menudo se presenta como inevitable. Las razones
evocadas para justificar sus avances son principalmente económicas.
La integración en un grupo de medios de un periódico en dificultades
financieras sería en algunos casos la única manera de asegurar su super-
vivencia. Por la consolidación de la industria se reducirían los costos,
se lograrían economías de escala y aumentaría la eficiencia. Además,
según sus defensores, los beneficios de la concentración no se miden
solo en términos de contabilidad. La calidad de la información también
se beneficiaría del hecho de que los periodistas tuvieran acceso a más
recursos y mejores condiciones de trabajo.
Tales palabras tranquilizadoras por parte de los abogados de la
concentración no convencen a sus opositores, preocupados por sus con-
secuencias para la democracia. Según ellos, la concentración hace que
el servicio del interés público pase por detrás a los intereses comerciales
privados y reduzca la cantidad de fuentes de información, la pluralidad
de voces y la diversidad de opiniones. Después de varias décadas de
fusiones y adquisiciones, la mayoría de los periódicos, estaciones de ra-
dio y televisión ahora pertenecen a conglomerados, presentes en varios
sectores de la economía, y cuyas estrategias están dictadas más por la
busca de beneficios que por la producción y la difusión de una informa-
ción de calidad al servicio del interés público. La independencia de las
redacciones se encuentra en peligro. La racionalización de operaciones
resulta en recortes de personal y compromete la calidad de los servicios.
Defensores y detractores mencionan casos específicos para apoyar
su punto de vista. Algunos dan el ejemplo de tal propietario que nunca
presiona directamente la sala de redacción y citan datos para demostrar
que los temores de un empeoramiento de la calidad de la información
no se concretaron. Otros les oponen contraejemplos, tan verdaderos
como los precedentes, que ilustran intervenciones brutales de propie-
tarios para influenciar el contenido editorial, imponer despidos de

279
Gaëtan Tremblay

periodistas y reducir las inversiones en la información. Sin embargo,


como recuerda el informe Saint-Jean, pocas conclusiones, positivas
como negativas, se basan en datos científicos sólidos.
Ambos grupos, promotores y opositores, parecen encontrar en la
realidad elementos que apoyan su posición. El gobierno, al negarse a
seguir las recomendaciones de los comités que creó, sin embargo, da
de facto razón a los primeros. Por su inacción, parece decir: «La con-
centración de la propiedad genera dificultades, pero no siempre son
imprescindibles. Los beneficios son determinados y los efectos negativos
no son inevitables». Todo dependería de cada caso.

Panorama de la prensa escrita en Quebec


Si dejamos de lado Montreal y Quebec, ciudades a las cuales vol-
veremos en breve, hay seis diarios regionales en toda la provincia de
Quebec que se encuentran en ciudades de tamaño medio. Uno publica
en inglés (The Record, Sherbrooke 161.253 habs.) y cinco publican en
francés: Le Droit (Gatineau, 266.535 y Ottawa, 900.000 habs.), Le
Nouvelliste (Trois-Rivières, 131.436 habs.), Le Quotidien (Saguenay,
143.769 habs.), La Tribune (Sherbrooke, 161.253 habs.), La Voix
de l’est (Granby, 64.150 habs.). Su misión principal es la de producir
noticias locales, haciéndose eco de los acontecimientos locales y regio-
nales. Ninguno de ellos podría calificarse como un periódico nacional.
Quebec (521.993 habs.) y Montreal (1.735.450 habs.) son las
ciudades más pobladas. La primera es la capital política de la provincia
y la segunda es su metrópoli económica. Mantienen una relación de
competencia.
Montreal es el mercado más grande y el centro de medios de co-
municación más importante de la provincia. Alberga cuatro diarios,
uno en inglés (The Gazette) y tres en francés (La Presse, Le Devoir
y el Journal de Montréal). Para completar el cuadro, hay que añadir
tres commuter dailies gratuitos, uno en inglés (Hour) y dos en francés
(Journal Métro y 24H Montréal) —teniendo en cuenta los límites de
espacio, me voy a centrar en diarios dejando de lado revistas semanales
y mensuales—.

280
Innovación tecnológica, concentración de la propiedad...

En la ciudad de Quebec hay dos diarios: Le Soleil y el Journal de


Québec.
Es muy importante notar que la concentración de la propiedad
ha alcanzado un alto nivel en las industrias mediáticas de Quebec. A
excepción de Le Devoir, todos los diarios franceses pertenecen a uno
de dos consorcios: GESCA o Quebecor Media.
GESCA, que pertenece al holding Power Corporation de Canadá,
principalmente activo en el negocio de seguros, controlado por la fa-
milia Desmarais, publica siete diarios francófonos:

• La Presse (Montreal)
• Le Soleil (Quebec)
• Le Droit (Gatineau-Ottawa)
• La Tribune (Sherbrooke)
• Le Quotidien (Saguenay)
• Le Nouvelliste (Trois-Rivières)
• La Voix de l’est (Granby)

Por su parte, Quebecor publica dos de los periódicos más popu-


lares de la provincia: el Journal de Montréal y el Journal de Québec.
Quebecor también controla la mayor parte de las revistas semanales
y mensuales (más de 165 títulos). Además, es propietario de la cade-
na de televisión más popular (TVA) y de la red de cable más amplia
(Videotron).
Los números pueden variar de un año al otro, pero a partir de las
estadísticas elaboradas periódicamente por dos empresas canadienses
de medición se puede llegar a esta imagen general, pero bastante pre-
cisa del mercado francófono: los diarios del grupo GESCA alcanzan a
un poco menos del 40% del mercado, los que pertenecen a Quebecor
alrededor del 50% y Le Devoir al 2%. El resto va a uno de los dos free
commuter daily; Métro, propiedad del grupo Transcontinental. Esto
significa que dos grupos controlan el 90% del mercado.

281
Gaëtan Tremblay

Desafíos que enfrentan los periódicos


en la era digital
Cambios mayores en el mundo de los medios
Una vez más en su historia, los periódicos se enfrentan al reto de las
nuevas tecnologías que pone en peligro su propia existencia. Tuvieron
que adaptarse previamente a la competencia de la radio y de la tele-
visión. Más recientemente, tuvieron que hacer frente a la «commuter
prensa gratuita». Ahora tienen que encontrar una manera de sobrevivir
a la competencia de internet en la era digital.
El desafío es económico, pero hay más involucrado. Detrás de las
innovaciones tecnológicas y viniendo con los problemas financieros,
probablemente se encuentran profundas transformaciones culturales
y políticas.
Los hábitos de lectura y la forma de conseguir la información están
cambiando. La mayoría de los adictos a Twitter no son propensos a
leer artículos largos y complejos. Es una tendencia que se inició con
el éxito de los diarios tabloids, reforzada con noticieros de la radio
y de la televisión, con los periódicos de metro. Siempre más corto y
más rápido.
Con internet la gente no tiene que esperar al periódico para infor-
marse, ni siquiera al próximo noticiero de la radio o de la televisión.
Se pueden obtener los headlines en un montón de sitios web, ya sea en
su smartphone o su ordenador portátil. Si quiere más, puede hacerlo a
través de una búsqueda rápida en un navegador. Innumerables blogs y
wikis han abierto el acceso a cada vez mayores fuentes de información.
¿Desean participar en un debate sobre la pregunta? Pueden hacerlo a
través de los medios sociales (social media) que han ampliado consi-
derablemente el espacio de circulación de opiniones.
Todos estos cambios culturales tienen un impacto en la industria
de las noticias y en la vida política. ¿Cuál es el futuro de los periódi-
cos en la era digital? ¿Tienen un papel que jugar o van a desaparecer,
convirtiéndose en una figura del pasado, una vieja manera de hacer y
distribuir las noticias en la antigüedad?
Por supuesto, el periodismo está cambiando rápida y profundamente.

282
Innovación tecnológica, concentración de la propiedad...

Diferentes estrategias
El modelo de negocio de prensa, tras la innovación de Richaudot
en el siglo XIX, se basa en una combinación de los ingresos de la venta
de copias y de la publicidad. Este modelo clásico ha sido sacudido por
el desarrollo de nuevas fuentes de información, disponibles de forma
gratuita, y por los nuevos canales que ofrecen la publicidad dirigida.
En Quebec, los dos grupos de medios que poseen la mayoría de los
periódicos y el editor de la independiente Le Devoir han adoptado
diferentes estrategias para hacer frente a estos nuevos desafíos. Vamos
a echar un rápido vistazo a cada uno de ellos.

La estrategia de Le Devoir: permanecer como una referencia intelectual


independiente
El pequeño periódico Le Devoir, con solo 32.000 ejemplares, es de
hecho el único diario «nacional» en la provincia. Se distribuye en todo el
país y es leído por las personas más eruditas, interesadas no solo en el con-
tenido producido por los periodistas y agencias de noticias, sino también
por el de muchos expertos que escriben análisis y opiniones sobre diversos
temas que hacen las noticias. Se identifica como un periódico intelectual.
Al igual que el diario francés Le Monde, Le Devoir ha decidido apostar
por sus fuerzas y ha aprovechado las oportunidades que ofrecen las nuevas
tecnologías para reforzarlas. La versión en línea es una copia virtual de la
versión papel. El contenido de los textos es lo que cuenta y hay pocas fotos.
Su independencia se muestra con orgullo y es valorada por sus lectores. Ba-
sándose en la lealtad de sus lectores, Le Devoir ofrece su contenido tanto en
papel como en la web manteniendo cuotas de suscripción. Algunos artículos
son gratuitos, principalmente para atraer a nuevos lectores.
Hasta recientemente, ha sido más bien una estrategia ganadora.
Sus suscripciones han subido durante la última década y el presupues-
to ha estado equilibrado. Por lo que Le Devoir no tiene intención de
llegar a una audiencia cada vez mayor que la de permanecer como un
periódico de referencia, su presencia en la web parece estar en línea
con su estrategia global. Sin embargo, como veremos en un momento,
la estrategia de GESCA podría atraer a algunos lectores de Le Devoir y
golpear gravemente a su presupuesto. Los rumores ya están circulando
sobre posibles despidos y un déficit probable.

283
Gaëtan Tremblay

La estrategia de Quebecor: construir la convergencia


Quebecor Media es un grupo integrado que posee no solo el
Journal de Montréal y el Journal de Québec, sino también la cadena
de televisión más popular en Quebec, el Grupo TVA, y el primer ope-
rador de cable, Videotron. El grupo también está activo en el Canadá
anglófono. De hecho, con la adquisición de Osprey Media en 2007,
Quebecor Media se ha convertido en el mayor editor de periódicos
en Canadá. En general, un observador puede fácilmente llegar a la
conclusión de que Quebecor sigue una estrategia de convergencia, y
una bastante agresiva.

Sun Media Corporation, una filial de Quebecor Media Inc., es


el mayor editor de periódicos de Canadá, basado en la circulación
de periódicos gratuitos y de pago, la publicación alcanza más
de 15,1 millones de ejemplares cada semana. Con 36 periódicos
de pago de circulación diaria y 6 diarios gratuitos en 9 de los
10 principales mercados urbanos de Canadá, cada uno con su
propia página web, y casi 200 periódicos comunitarios, guías de
compras y otras publicaciones especializadas, los periódicos y
sitios web de Sun Media Corporation, en inglés y francés, hacen
que sea un proveedor líder de noticias e información local. Sun
Media Corporation comprende las actividades de Osprey Me-
dios y Canoe.ca, una empresa integrada que ofrece el comercio
electrónico, servicios de información y comunicación y que opera
una red de portales de internet que atrae a más de 10,5 millones
de visitantes únicos por mes en Canadá, incluyendo 5,7 millones
en Quebec. Sun Media Corporation también ofrece una amplia
gama de impresión comercial y de servicios relacionados, así
como servicios de distribución de periódicos, folletos y revistas2.

Quebecor ha tenido conflictos muy largos y duros con sus sindica-


tos de trabajadores durante la última década y ha despedido a muchos
periodistas. Ha creado su propia agencia de noticias, QMI, que sirve
a todos sus periódicos, los miembros de Sun Media Corporation y
Osprey Media, así como los publicados en francés. Una gran cantidad
de contenido se utiliza en distintos soportes y la sinergia se entiende
como la inter-promoción de los varios medios del grupo.

2
http://www.sunmedia.ca/SunMedia/

284
Innovación tecnológica, concentración de la propiedad...

El portal Canoe.ca que ofrece noticias, entretenimiento y servicios


es el buque insignia de Quebecor Media en la web. El Journal de Mon-
tréal, el Journal de Québec y otros periódicos de Sun Media también
tienen su propio sitio web con una mezcla de contenido en acceso libre
y artículos reservados a los suscriptores3.
Hay algunos anuncios en los sitios web, pero muy lejos de todo lo
de la versión en papel. Claramente, Quebecor no imagina la versión
digital como un sustituto para el papel. La web forma parte de la es-
trategia de convergencia, la versión digital siendo complementaria de
la versión papel de los periódicos.
El más reciente de los estados financieros de Quebecor (13 de
agosto de 2013) ilustra el desafío económico que plantea la web para
la prensa diaria: el informe registró una caída de los ingresos publici-
tarios de 25,6 millones de $, que representan el 10% de los ingresos
totales del sector de la información. Incluso la división de tecnología
y comunicación interactiva bajó 3,6 millones de $ (9,1%).

La estrategia de La Presse: hacia un periódico digital gratuito


Hasta hace poco, el grupo GESCA duplicaba sus contenidos en dos for-
matos: en papel y en formato digital, este último ofreciendo solo parte de los
contenidos de papel en un sitio web bastante tradicional (www.lapresse.ca).
A partir de abril de 2013, GESCA está ofreciendo de forma gratuita
la nueva versión de La Presse para iPad, llamada La Presse+. Se trata
de un nuevo formato celebrado unánimemente como un gran éxito. El
equipo de redacción es el mismo. El contenido está organizado en las
mismas secciones; artes, negocios, deportes, etc., pero se presenta de
manera dinámica utilizando todas las oportunidades de uso fácil del
iPad. El sitio web también permite acceder a videos, blogs, chats en vivo
y noticias de última hora, así como al periodismo en profundidad. Los
anuncios se integran de manera eficiente y probablemente satisfacen
a los anunciantes. Después de cuatro meses, La Presse+ ha atraído a
250.000 lectores registrados4, que reciben el diario a través de Apple
Store, una puntuación mayor que el número de ejemplares impresos.

3
http://www.journaldemontreal.com/
http://www.journaldequebec.com/
4
Localytics, de 18 de abril 2013.

285
Gaëtan Tremblay

Por el momento, los lectores tienen la posibilidad de elegir entre


el formato de papel, que tienen que pagar, y el formato digital que es
gratuito. El director general ha anunciado que el objetivo es abandonar
el formato de impresión en un futuro próximo. Sin costos de impre-
sión y de distribución física, se espera ahorrar el dinero suficiente para
compensar la pérdida de las suscripciones. La expansión futura está
fuertemente relacionada con la difusión de las tabletas. Por supuesto,
los consumidores deben tener una para recibir La Presse+.
Es demasiado pronto para saber si La Presse+ será un éxito dura-
dero. Para hacerlo, debe atraer y mantener los ingresos por publicidad
a un nivel tan alto como hasta antes del desarrollo de las redes digita-
les. ¿Si los ingresos por publicidad son decepcionantes, va La Presse
a avanzar hacia una suscripción digital de pago al igual que los otros
líderes de la prensa canadiense, el Globe and Mail, el Toronto Star y el
Nacional? ¿Si es así, van a ser capaces de mantener todos sus lectores,
algunos de ellos probablemente molestos por el cambio?
GESCA tomó un gran riesgo. Esto podría llevar a un callejón sin
salida. Pero también podría abrir nuevos horizontes al periodismo en
la era digital.

Palabras finales
En la era de las redes digitales, ¿proporciona el pluralismo de facto
el acceso fácil y barato a múltiples fuentes de información y no vuelve
obsoletas las preocupaciones planteadas por la propiedad de medios?
¿Pertenece a otra época el debate sobre las virtudes y los vicios de la
concentración? ¿Es una cuestión obsoleta? Algunos sostienen que se
trata de un viejo debate y que todo ya se ha dicho o escrito sobre el
tema. Incluso, habría sido demostrado que la concentración, econó-
micamente inevitable, no habría producido las consecuencias negati-
vas anunciadas y que podría tener un efecto positivo en la calidad y
diversidad de la información.
Al contrario, se puede pensar que el problema sigue siendo de ple-
na actualidad por tres tipos de razones. En primer lugar, los cambios
en el entorno de los medios de comunicación plantean el problema
en términos nuevos. En segundo lugar, la calidad y diversidad de la

286
Innovación tecnológica, concentración de la propiedad...

información son conceptos difíciles de medir e implican una serie de


factores; una realidad que prohíbe establecer lazos simplistas de causa
a efecto entre dos variables. En tercer lugar, siendo el problema socio-
económico-político, las condiciones para el ejercicio del pluralismo no
se pueden determinar de una vez por todas, sino que requieren una
atención constante y una vigilancia constante.
El primer conjunto de motivos se refiere a la innovación tecno-
lógica. Durante la última década, un nuevo elemento apareció en el
mundo de los medios que trastorna los argumentos de unos y otros: la
rápida expansión de las redes digitales. Por un lado, la web, que utiliza
regularmente un número creciente de ciudadanos, ofrece una extraor-
dinaria variedad de fuentes de información y se abren prácticamente
infinitas posibilidades para la expresión de opiniones y el intercambio
de ideas. Algunos ven en este fenómeno el fin de la escasez en el marco
de la comunicación y concluyen, de manera convincente ante sus ojos,
que se tornan triviales las preocupaciones sobre la concentración de
propiedad de medios. Por otro lado, la existencia en la red de una
multiplicidad de blogs, periódicos en línea y sitios de noticias de todos
tipos plantea nuevos desafíos a los periódicos tradicionales que ven
erosionada la lealtad de sus clientes y migrar sus ingresos publicitarios.
Todos los grandes periódicos norteamericanos se ven afectados; mu-
chos se sienten amenazados en su existencia misma. Estas dificultades
podrían dar lugar a una nueva ola de concentración de la propiedad.
Por supuesto, la web proporciona acceso a una gran cantidad de
información y permite a todos a expresar su opinión. Se encuentran
varios sitios y blogs para nutrir la mente y las redes sociales son nuevas
formas de participar activamente en la vida democrática. Las noticias
nos ofrecen nuevas ilustraciones cada día. Pero todo el mundo sabe,
o debería saber, que se encuentra de todo en internet y que se necesita
más que nunca el pensamiento crítico para ordenar la información per-
tinente y hacer la diferencia entre argumentos más o menos coherentes.
A pesar de las graves dificultades que enfrentan, sería un error
considerar definitivamente vencidos los principales periódicos que
están buscando nuevas maneras de abordar los retos de la web. Se
prueban varias fórmulas, con relativa suerte, entre la publicación de
una copia del contenido publicado sobre papel y la experimentación de

287
Gaëtan Tremblay

formatos más «visuales», entre ofertas de servicio gratuito o de pago,


etc. La fórmula del éxito no parece haber sido encontrada, pero de vez
en cuando se ven ensayos prometedores. La Presse+ me parece en este
sentido un caso interesante que vale la pena estudiar.
El segundo conjunto de razones remite a deficiencias en la inves-
tigación científica. Los estudios sobre los efectos de la concentración
son pocos y poco contundentes, ya que por lo general no cuentan
con los recursos adecuados para permitir a los investigadores realizar
los estudios multivariables y longitudinales que se requieren. De tal
modo que estos se sienten obligados a repetir lo que dicen los informes
anteriores y tienen que satisfacerse con ejemplos particulares y datos
parciales que dan una idea de la complejidad de la cuestión, pero no
les permiten llegar a conclusiones.
El tercer grupo de motivos se refiere a la naturaleza política de
la cuestión. La libertad de expresión, el derecho a la información y la
pluralidad de voces y puntos de vista son requisitos sine qua non de
la vida democrática. No se puede ceder a los obstáculos que impiden
su ejercicio. Sin embargo, las condiciones para su puesta en práctica
no pueden fijarse de manera intangible. Ellos están constantemente
cambiando con el tiempo y las transformaciones socioeconómicas,
por lo que su renovación requiere una atención y una vigilancia cons-
tante. Por ello, el debate resurge continuamente y se debe renovar sin
interrupción. Lo entendieron perfectamente las diversas comisiones de
investigación que reclamaron, de diversas formas, la creación de un
comité permanente de investigación y vigilancia.

Referencias bibliográficas
Carbasse, Renaud. Du solide et du concret: la concentration de propriété
et la convergence journalistique au sein du groupe Québécor Média.
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Centre d’études des médias. La concentration de la presse à l’ère
de la «convergence», dossier remis à la Commission de la
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http://www.cem.ulaval.ca/CONCassnat.pdf
http://www.assnat.qc.ca/fra/publica....

288
Innovación tecnológica, concentración de la propiedad...

Comité conseil sur la qualité et la diversité de l’information présidé par


Armande Saint-Jean. Les effets de la concentration des médias
au Québec. Tome 1: analyse et recommandations, Québec, 2003.
www.reseau-crem.qc.ca/pdf/to....
Comité conseil sur la qualité et la diversité de l’information présidé par Ar-
mande Saint-Jean. Les effets de la concentration des médias au Québec.
Tome 2  : problématique, recherche et consultations, Québec, 2003.
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Imprimeur de la Reine, 1970, p. 295.
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Jackson, Joseph (1999). La propriété des journaux au Canada: aperçu des
études du Comité Davay et de la Commission Kent. Division des affai-
res politiques et sociales, Publications du gouvernement du Canada,
PRB 99-35F.

289
Capítulo XIV
Defendernos de nosotros mismos
Carlos Ruiz

El Prometeo tecnológico del siglo XXI le ha entregado el fuego


digital y el internauta se ha convertido en un pequeño demiurgo, en un
arquitecto simbólico que construye con sus lenguajes multimedia una
nueva ciudad, una polis de los medios, quizás el único espacio público
posible en un mundo global. Prometeo ha despertado al receptor de
su sueño milenario y le ha abierto las puertas de la tierra prometida
de la interactividad. Ha hecho posible el concepto de audiencias par-
ticipativas (Thurman, 2008; Bruns, 2005). Los contenidos generados
por los usuarios (user generated contents) fluyen hoy con facilidad
por los diversos canales establecidos en el ciberespacio y pueden tener
alcance global. Poco a poco, el ser humano va «capilarizándose con la
tecnología y, para bien o para mal, haciendo de ella su hábitat decisivo»
(Duch, Chillón, 2012, p. 49). Y en este nuevo hábitat experimenta una
nueva forma de ser que influirá en su propio concepto antropológico y
en el tipo de sociedad que pueda construir. Porque como afirman Duch
y Chillón (2012, p. 60), lo sepa o no, el ser humano lo es gracias «a
su capacidad de concebir y expresar lo ausente». Ahora ha decidido
vivir en lo ausente, en el ciberespacio, en un no lugar: un espacio que
no puede definirse ni como espacio de identidad ni como relacional ni
como histórico. Un lugar no antropológico, que sirve «a los fines de
una comunicación tan extraña que a menudo no pone en contacto al
individuo más que con otra imagen de sí mismo» (Augé, 2008, p. 85).

291
Carlos Ruiz

Esta nueva aldea global es una realidad técnica, «pero no social, ni


cultural ni política» (Wolton, 2011, p. 28). Conviene conocer qué tipo
de espacio mediático digital tenemos para hacerlo habitable. Porque la
nueva polis que emerge tiene cada vez menos que ver con las ciudades
donde se ha civilizado la humanidad a golpe de copresencia. Vivimos
en la actualidad en dos grandes espacios que se tocan y se superponen,
y parecen confundirse: el espacio mediático digital, donde tiene lugar la
relación con personas y hechos representados, y el «espacio de riesgo»,
que es el espacio de interacción con la naturaleza, la cultura y con las
otras personas (Tresserras, 2005). Roger Silverstone (2010, p. 11) afirma
que nos enfrentamos a una crisis ambiental de las comunicaciones, y que
se trata de una crisis moral y política, que «amenaza nuestra capacidad
de mantener un nivel razonable de humanidad». La tecnología se expresa
en hardware y software y, sin buscar la mínima legitimidad democrá-
tica que lo autorice, va configurando la nueva ciudad. En definitiva, la
tecnología —lo que Lessig (2009) denomina el «código»— es la ley. En
esta nueva polis que emerge y en la que la única constante es el cambio
constante, debemos reflexionar con cautela y sin suficiente perspectiva
sobre la libertad, una de las condiciones de posibilidad de la democracia.
Sostiene Todorov (2012, p. 13) que para los griegos el peor defecto de la
acción humana era la hybris, la desmesura, «la voluntad ebria de sí misma,
el orgullo de estar convencido de que todo es posible». La cita pertenece
a su obra Los enemigos íntimos de la democracia, un título inquietante
porque su tesis central es que las principales amenazas a las que debe ha-
cer frente hoy la democracia proceden de su interior. En este sentido, este
trabajo dibuja el riesgo de que el ciudadano/internauta ponga en peligro la
posibilidad de una democracia en el ciberespacio porque está poniendo en
peligro su propia libertad. Porque el internauta, aunque quizás no sea aún
consciente del todo, dispone de un enorme poder que hasta ahora pertenecía
casi de manera hegemónica a las instituciones mediáticas convencionales.
El concepto de audiencias participativas rompe el monopolio del poder
simbólico, esa capacidad «de intervenir en los acontecimientos, para influir
en las acciones de los otros y crear acontecimientos reales» (Thompson,
1998, pp. 33-35). Cualquier individuo, de hecho, puede generar con suma
facilidad contenidos que pueden tener un impacto global, para bien y para
mal. La cuestión es cómo utilizar ese poder.

292
Defendernos de nosotros mismos

El buen salvaje digital


Ulrich Beck considera que la globalización implica el fin de una
determinada manera de hacer política, «concretamente de la política
organizada según los parámetros del territorio y del Estado-nación»
(Beck, 2002, p. 41). A su entender, es la «capacidad de retirada»
del territorio lo que golpea a la Política y hace que pierda poder. La
economía, que cuenta con la colaboración de las tecnologías de la in-
formación digital, tiene esa capacidad de retirada. Se ha ido. Ante esa
situación, el Estado «es como un envoltorio inútil, no impide nada, no
posibilita nada […], se convierte en una promesa que no puede cumplir»
(Beck, 2002, p. 45). El internauta dispone también de esa capacidad
de retirada, y poco a poco se introduce en múltiples pantallas y se va.
De hecho, el concepto de libertad en el ciberespacio comenzó con un
adiós. El 8 de febrero de 1996, John Perry Barlow, exletrista del gru-
po de rock Grateful Dead, publicó en la página web de la Electronic
Frontier Foundation, institución que había cofundado, la Declaración
de independencia del ciberespacio (Lessig, 2009, p. 33):

Gobiernos del Mundo Industrial, vosotros, cansados gigantes


de carne y acero, vengo del ciberespacio, el nuevo hogar de la
mente. En nombre del futuro, os pido a vosotros, que pertenecéis
al pasado, que nos dejéis en paz. No sois bienvenidos entre no-
sotros. No ejercéis ninguna soberanía allí donde nos reunimos.

La declaración afirma que la nueva forma de gobierno del cibe-


respacio «surgirá de la ética», y deja muy claro que los cibernautas
constituirán su propio «Contrato Social». La visión de Perry Barlow
comporta un optimismo antropológico que conecta con el mito del buen
salvaje de Rousseau. Pero se trata de un buen salvaje un poco contra-
dictorio porque confía en un ciberparaíso construido sintéticamente
por la evolución tecnológica de la propia civilización, que posibilita, en
este caso, un retorno a la naturaleza (digital). Ferran Sáez es un autor
que ha analizado en profundidad el mito del buen salvaje como una
ficción antropológica, un sujeto imaginario «que permitía teorizar una
sociedad que, por fin, redimiría la naturaleza humana de su pecado
original: la propiedad privada, el Estado, las normas coercitivas, etc.»
(Sáez, 2008, p. 16). Este autor sigue el rastro de un mito que es muy

293
Carlos Ruiz

anterior a Rousseau, que queda tipificado en las descripciones de los


indios americanos de Montaigne, que se va puliendo a través de auto-
res de los siglos XVII y XVIII, y que desemboca en el filósofo francés.
Rousseau lo saca del contexto literario y lo sitúa en el contexto de
la filosofía política. Para Sáez, es un mito que aparece y reaparece en
momentos de profundos cambios y de «desconcierto mental» (Sáez,
2008, p. 86).
Esta visión utópica del ciberespacio implica un debate de fondo:
el concepto filosófico y político de libertad y las diversas maneras de
entenderlo y defenderlo. La posición de Perry Barlow es extrema, pero
es útil para confrontarla con la visión del liberalismo político, que nutre
nuestro sistema democrático. La mayoría de autores del liberalismo
político clásico entendían que la libertad se defiende poniendo límites
al poder, a cualquier poder. Incluso, como apuntó acertadamente John
Stuart Mill (1991), se debe limitar el poder que la propia sociedad
puede ejercer sobre el individuo, y lo argumentó en Sobre la libertad.
Y el mecanismo que garantiza la libertad de todos es el imperio de la
ley, el Estado de Derecho.
A Rousseau le preocupaba que la asociación política implicase una
merma de la libertad de los individuos. Pero en su obra Del contrato
social apunta una posible solución. Se trata de posibilitar que, de alguna
manera, el individuo participe en la conformación de las leyes que le
han de gobernar, «porque la obediencia a la ley que uno se ha prescrito
es la libertad» (Rousseau, 2002, p. 44). Barlow no parece haber leído
este pasaje de Rousseau. La instancia política en las sociedades demo-
cráticas debe garantizar con normas legales la libertad de todos, pero
se muestra reticente —y al mismo tiempo impotente— para regular
un espacio cada vez más popular y que nació al son de la música del
peculiar concepto de libertad de Perry Barlow. Para los buenos salvajes
digitales, la mera ausencia del poder político es garantía de libertad.
Abordemos ahora el problema de la libertad desde otra perspectiva
sin abandonar el liberalismo político. Isaiah Berlin nos recuerda que
filósofos como Locke y Adam Smith creían que la armonía social y
el progreso eran compatibles «con la reserva de un ámbito amplio de
vida privada, al que no había que permitir que lo violase ni el Estado
ni ninguna otra autoridad» (Berlin, 2004, p. 225). A ellos se añadieron,

294
Defendernos de nosotros mismos

con distintos matices, Benjamin Constant, Jefferson, Burke, Paine y Mill.


El argumento que utilizaban era sustancialmente el mismo: «Tenemos
que preservar un ámbito mínimo de libertad personal, si no hemos de
“degradar o negar nuestra naturaleza”» (Berlin, 2004, p. 226). Y así fue.
La democracia liberal constituyó la sociedad civil a golpe de derechos
fundamentales que posibilitaban ese ámbito de libertad individual donde
se protegía la intimidad y la privacidad. Era una conquista política. Pero
la sociedad civil también protegía la libertad económica. La paradoja es
que, en su desarrollo histórico y gracias precisamente al ejercicio de esos
derechos fundamentales, tanto el individuo como la economía se retiran
y amenazan ahora la propia libertad que posibilitó su emancipación
(Beck, 1998, p. 248). La política se vacía:

Solo una parte de las competencias en decisiones que repercu-


ten configurando la sociedad quedan vinculadas al sistema político
y subordinadas a los principios de la democracia parlamentaria.
Otra parte se sustrae a las reglas del control político y de su jus-
tificación y se delega a la libertad de inversión de las empresas y
de investigación de la ciencia (Beck, 1998, pp. 238-239).

La Modernidad secretó los anticuerpos de la Antimodernidad.


Individuo y economía se entregan a la tecnología y, al hacerlo, le dan la
espalda a la democracia. Porque el ciberespacio cuestiona el núcleo de
ese ámbito mínimo de la libertad. No es causal que Mark Zuckerberg,
fundador de Facebook, afirme: «La era de la privacidad ha acabado»
(ABC, 2010).

Hijos del mesianismo tecnológico


Desde que en 1989 Tim Berners-Lee tejió la telaraña global, los
signos de euforia se sucedieron. La World Wide Web fue percibida
de inmediato como una liberación del individuo. William Winston
era uno de los entusiastas y estaba convencido de que a través de la
convergencia tecnológica viajaríamos hacia «una libertad más huma-
na» (Briggs; Burke, 2002, pp. 346-347). Desde entonces, como señala
Benjamin Barber (2006, p.18) asistimos a dos conversaciones simul-
táneas sobre la posibilidad de que las nuevas tecnologías contribuyan

295
Carlos Ruiz

a mejorar la democracia: «Los que comprenden la democracia y no


comprenden la tecnología, y los que comprenden la tecnología y no
la democracia». La reflexión de Barber excluye la simplificación de
lo que Evgeny Morozov (2012, p. 17) denomina la Doctrina Google,
«la fe entusiasta en el poder liberador de la tecnología, acompañada
por el irresistible impulso de alistar a las nuevas empresas de Silicon
Valley en la lucha global por la libertad». Es el credo de un extraño
mesianismo tecnológico que se ha instalado entre nosotros.
Y poco a poco las voces iban articulando un discurso que configu-
raba ese mesianismo tecnológico en el que, como nos recuerda Beck, la
libertad de investigación de la ciencia se unió a la libertad de inversión
de las empresas. Y resurgió la fe en el progreso ilimitado de la ciencia
y de su vástago, la tecnología: «Como la ciencia puede conocerlo todo,
la técnica puede hacerlo todo. Remodelar la sociedad es un problema
técnico como cualquier otro» (Todorov, 2012, p. 94). La política era,
pues, un estorbo, aunque el nuevo discurso se apropiaba de todos los
elementos clásicos del mesianismo político. En cierto sentido, regresá-
bamos al siglo XVIII, cuando algunos filósofos defendieron que con
la ayuda de la ciencia y la razón se podían establecer las buenas leyes
que condujeran a la humanidad hacia el paraíso, hacia la construcción
de una sociedad nueva y de un hombre nuevo. Pero a diferencia de
aquella época histórica, el Mesías actual habla a través del software y
del hardware. El código es la ley. Este es el sentido de las palabras de
Beck (1988, p. 278) cuando afirma que ya no se espera de los debates
parlamentarios «nuevas leyes que conduzcan a la “nueva sociedad”,
sino que el cambio se sitúa en la microelectrónica, en la manipulación
genética y en los medios de comunicación».
Lo que está en juego en el ciberespacio es un problema que ya
estaba presente en las democracias territoriales: la tensión entre so-
beranía política y soberanía mercantil, entre democracia y mercado.
Lessig afirma que el ciberespacio está dominado actualmente por
soberanías mercantiles y que debe transformarse en un espacio de
soberanía ciudadana. Está convencido, en clara oposición al espíritu
de Barlow, de que la libertad en el ciberespacio «no emanará de la
ausencia de Estado, sino que provendrá, como en cualquier otro sitio,
de la existencia de un cierto tipo de Estado» (Lessig, 2009, p. 35).

296
Defendernos de nosotros mismos

Mientras llegue ese cierto tipo de Estado, el software y el hardware


actúan como leyes que van configurando la arquitectura del ciberes-
pacio, y definiendo implícitamente lo que es posible y lo que no. Y no
debemos olvidar que son empresas las que desarrollan los materiales
que hacen posible esa arquitectura.
Y la soberanía mercantil tiene muy claro que in dubio, pro merca-
do. Un claro ejemplo es el de Facebook, que intentó desmarcarse de la
relación que se estableció entre La primavera árabe y las redes sociales
(Bruguera, 2011). A la dirección de la compañía le preocupaba el pro-
tagonismo que adquirió en las movilizaciones y que la etiquetaran de
herramienta subversiva, porque esa relación podía suscitar la reticencia
de algunos gobiernos y frenar su despliegue comercial. La empresa no
estaba dispuesta a atender las demandas de diversas organizaciones
de derechos humanos para que la compañía protegiera a los usuarios
ante la persecución de algunos gobiernos contra activistas que usaban
la red social para organizarse y les permitiera que no se registraran con
su identidad real. A la empresa que busca el mercado no le interesa que
la vinculen con la revuelta política, aunque esa revuelta aspire a una
sociedad democrática. Mientras los buenos salvajes digitales montaban
guardia para que la política no entrara en el ciberespacio, la economía
ha irrumpido por la retaguardia imponiendo las reglas del juego. La
diferencia cualitativa radica en que en las democracias territoriales los
ciudadanos perciben las injerencias económicas como intromisiones
ilegítimas, mientras que en el ciberespacio los internautas pagan vo-
luntariamente el peaje de su propia libertad, entretenidos y seducidos
por la gratuidad de gran parte de la extensión digital.
Si la interactividad ha suscitado las expectativas de mejora de-
mocrática del demos, también es cierto que ha despertado el interés
de las empresas por explorar un mundo lleno de posibilidades. De
hecho, las nuevas formas de comunicación comercial, que cabalgan a
lomos de las nuevas tecnologías, están transformando el mundo de los
negocios. Las empresas se están tecnificando al máximo para vender
más y mejor. Las innovaciones permiten almacenar enormes cantidades
de información de los usuarios y acceder a un volumen de datos de
forma sencilla e instantánea. Ahora, el concepto de «mercado» ya no
se refiere a una masa homogénea ni a unos segmentos menores con

297
Carlos Ruiz

características diferenciales (Ruiz de Maya, Grande Esteban, 2006).


Con la informática y el marketing directo se puede conseguir una gran
precisión para llegar a cada individuo, que deviene la unidad mínima
en el estudio del mercado.
El contexto que determina el ciberespacio implica una interac-
ción complicada entre dos perspectivas: la perspectiva corporativa y
la perspectiva de la cultura participativa (Roig, 2010, p. 103). Roig
destaca que no todas las formas de participación de los usuarios son
iguales, y lo fundamenta en el estudio que sobre este tema llevó a cabo
José Van Dijk (2009), que detectó seis tipologías de participación a
partir de una encuesta de la OCDE de 2007 realizada a internautas
de plataformas de contenidos generados por usuarios en los Estados
Unidos. Según esta autora, solo un 13% de los usuarios se consideran
«creadores activos», mientras que más de la mitad se definen como
«inactivos» o «espectadores pasivos». Ante la pequeña proporción
de «creadores», Roig se pregunta por qué entonces existe interés por
parte de las empresas en este tipo de plataformas. Para Van Dijk, la
repuesta es clara: los «creadores activos» actúan como «proveedores
de contenidos» sin retribución; el resto de los usuarios actúan como
«proveedores de datos», tanto personales como de hábitos de consumo
(Roig, 2010, p. 104).
Todo lo que hace el usuario es aprovechado por la empresa, que
hace todo lo posible por seducirlo y retenerlo, construyendo para ello
un discurso donde él tiene el protagonismo. Todo o casi todo le está
permitido. En definitiva, el interés económico convierte al internauta
que deambula por el ciberespacio en un consentido, en un «niño mi-
mado», un ser sin conciencia de límite que considera que todo le está
permitido y a nada está obligado (Ortega y Gasset, 2002).
Este elogio empresarial del internauta proporciona al individuo
un sucedáneo de libertad, lo bastante aparente para celebrar esa vo-
luntad ebria de sí misma que preocupa a Todorov. El internauta huyó
de la política para caer en los brazos de la economía. Y, mientras cree
que se entretiene, va dilapidando su propia libertad. El discurso del
mesianismo tecnológico se acoplaba perfectamente a los intereses del
neoliberalismo económico. Pero su promesa no es la libertad:

298
Defendernos de nosotros mismos

Estos sueños eran placenteros, pero los sueños también pueden


ser pesadillas y las prestaciones o potencialidades siniestras de las
nuevas tecnologías han teñido muchos sueños a medida que los
multimedia progresaban y hacían posible «seguir las huellas» de
la gente, así como grabarla y acumular, a partir de una variedad
de fuentes, más «información» sobre un individuo que la que
este podría reunir por sí mismo (Briggs y Burke, 2002, p. 363).

La democracia actual es la historia de una paradoja: los hijos de la


sociedad civil amenazan los principios que la hicieron posible. Los hijos
devoran a Saturno. La vida económica y la vida privada reinterpretan re-
gresivamente el concepto de libertad, que es el que apuntala la democracia.

La TRAZABILIDAD, la nueva libertad


La trayectoria de la emancipación de la economía se ha encontrado
con la trayectoria de la emancipación del individuo. Y del encuentro surge
una extraña simbiosis: el individuo entrega a la economía su libertad.
Voluntariamente. Uno de los resultados de esa intersección es la traza-
bilidad. El término indica los procedimientos que permiten conocer el
histórico, la ubicación y la trayectoria de un producto a lo largo de su
vida. Igual que ocurre con cualquier producto que disponga de código de
barras, el individuo va dejando señales a través del uso de las tecnologías
que permiten conocer datos sobre él que se escandalizaría si cualquier
gobierno dispusiese de ellos. Y el control aumenta en la medida en que
aumenta nuestra dependencia del uso de las tecnologías. Se trata, como
expresa Wolton, de una «servidumbre voluntaria» (Wolton, 2011, p. 41):

Paradoja tanto más chocante, esta dependencia es la marca de


nuestra aceptación de la trazabilidad, mientras que la emancipación
consistió, durante siglos, en liberarnos de todas las dependencias
exteriores (religiosas, políticas, etc.). Las técnicas de comunicación
contribuyeron a este movimiento de emancipación, y en el momen-
to en que el individuo es libre, independiente de toda autoridad,
es cuando se sujeta, esta vez voluntariamente, a las técnicas que
antes le permitieron liberarse. Las «servidumbres voluntarias» son
innumerables. El vínculo histórico entre emancipación y técnica de
comunicación es tan fuerte que, por el momento, la gran mayoría de
«usuarios» no ve el nuevo estado de dependencia en el que nos hemos

299
Carlos Ruiz

instalado. De instrumentos de liberación a instrumentos de trazabi-


lidad no hay más que un paso franqueado por una generación, sin
que por el momento haya habido ninguna reacción ante este hecho.

La trazabilidad rompe otro mito de internet, pues el buen salvaje


digital convirtió en dogma de fe que internet era un arquitectura de la
libertad. La ausencia de centro la convertía en una estructura libre de
control. Las grandes empresas de internet devienen, como en tiempos de
la premodernidad, grandes señores feudales que saben demasiadas cosas
de nosotros: qué compramos, dónde estamos, con quién hablamos, de qué
hablamos, a dónde viajamos, qué leemos, qué vemos, cuánto gastamos,
cómo nos informamos, dónde vivimos, a quién amamos… Como afirma
Lessig (2009, p. 325), la tecnología posibilita «un control de la conduc-
ta permanente y barato». En el ciberespacio viajamos registrándonos
continuamente con nuestra dirección IP. Allí donde vamos almacenan
información sobre nosotros a través de les cookies —como siempre, el
lenguaje dispuesto a dulcificar la realidad—. Los motores de búsqueda
actúan como registros notariales de nuestra curiosidad. Google es el lí-
der en escuchar nuestro correo electrónico Gmail para mejorar el envío
de publicidad. El anuncio que irrumpe en nuestra pantalla se genera en
función del contenido del correo electrónico. Para ello necesita que alma-
cenemos una gran cantidad de mensajes, y esa necesidad la transforma
en mejora del servicio al usuario, a quien le ofrece una gran capacidad de
almacenamiento. Como sugiere Lessig (op. cit., p. 333), lo único difícil
en Gmail es borrar los mensajes: permite borrar las pantallas de una en
una pero si tenemos 20.000 mensajes debemos disponer de muchísimo
tiempo para borrarlos porque no dispone de la función «eliminar todo».
Nos encontramos ante un inmenso sistema de «clasificación panóptica».
La recopilación de datos es la actividad dominante en el ciberespacio. El
92% de los sitios webs comerciales obtiene información de los usuarios
que luego agrupa, clasifica y utiliza. Lo que no sospechaba nuestro buen
salvaje digital es que las empresas utilizan todo lo que saben en beneficio
propio o, si es necesario para que la actividad empresarial no encuentre
obstáculos, en beneficio del poder político. El denominado caso Snowden
dibuja un nuevo y peculiar paradigma de control que nos ayuda a entender
este nuevo mundo en el que vivimos y «que no hemos aprendido a mirar
todavía» (Augé, 2008, p. 42).

300
Defendernos de nosotros mismos

El SELFIE global
El 5 de junio de 2013 el diario The Guardian publicaba que el gobierno
de Estados Unidos, a través de la Agencia de Seguridad Nacional (ASN),
accedía al registro de llamadas de todos los clientes de Verizon, una de las
compañías más grandes del país. Con otras palabras: el gobierno espiaba
indiscriminadamente a sus ciudadanos. La revelación quebraba la propia
definición legal de derechos de privacidad, que establecieron en 1890 Samuel
Warren y Louis Brandeis para su protección legal: «El derecho a ser dejado
en paz» (Whitehouse, 2010, p. 311). Al día siguiente, The Washington Post se
sumaba a la investigación periodística y junto al diario británico informaban
de que la NSA y el FBI habían solicitado a los grandes señores feudales del
ciberespacio —Microsoft, Apple, Yahoo!, Google y Facebook— acceder
a sus servidores para vigilar e interceptar comunicaciones de internautas
de todo el mundo. Las compañías negaron en un primer momento haber
autorizado a los servicios de espionaje aplicar entre sus usuarios el ya nada
secreto programa Prism. Pocos días después, las grandes compañías admitían
su colaboración, y el diario The Guardian revelaba su fuente porque esta
así lo requirió. Se trataba de Edward Snowden, que trabajaba para la NSA
en Hawái. Y explicaba así las razones de su decisión: «No quiero vivir en
una sociedad donde se hace este tipo de cosas» (Fresneda, 2013).
El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, salió en
defensa del programa de espionaje argumentando la necesidad de
preservar la seguridad. A pesar de que afirmó que «uno no tiene que
sacrificar su libertad para lograr la seguridad», añadió que «eso no
quiere decir que no haya precios que uno tenga que pagar» (Suárez,
2013). Sin embargo, las informaciones ulteriores desmontaban con
contundencia la coartada de la seguridad. A finales del mes de junio,
el semanario alemán Der Spiegel ponía al descubierto que la NSA
había espiado conversaciones de la Unión Europea y de la ONU. Y
The Guardian descubría que los servicios secretos británicos habían
intervenido millones de comunicaciones a través de los cables de fibra
óptica que transportan las conversaciones por teléfono e internet en
todo el mundo y que compartía toda esa información con la NSA. Todo
lo que el buen salvaje digital explicaba, ebrio de sí mismo, en pleno
frenesí de una libertad mal entendida en sus correos electrónicos o en
las redes sociales, era escrutado minuciosamente.

301
Carlos Ruiz

Que nos hayamos centrado en la amenaza del poder económico no


significa que el poder político haya adormecido su tentación de control.
Y las mismas facilidades tecnológicas que están al servicio de la empresa
se encuentran a disposición del Estado. Y la realidad rompe otro mito
extendido en Silicon Valley: que la tecnología propagaría la democra-
cia porque propaga la información y que disolvería el autoritarismo.
Sin embargo, las propias democracias han aprendido a utilizar esa
misma tecnología para vigilar y controlar a sus ciudadanos (Morozov,
2012). El ciberespacio y sus posibilidades tecnológicas serían el sueño
de Fouché, la pesadilla de George Orwell y la reafirmación de Aldous
Huxley. El primero, fundador del espionaje moderno, quería, aspiraba
a conseguir un método para saberlo todo sobre todos; el segundo temía
que lo consiguiera, y Huxley temía que lo que amamos fuese lo que
acabaría con nosotros por el «inmensurable apetito por distracciones
experimentado por los humanos» (Postman, 2001, p. 35). El problema
es que, en el ciberespacio, los tres tienen razón.
Sunstein (2003, p. 106) nos recuerda cuando los autores de la
Constitución de los Estados Unidos se reunieron a puerta cerrada en
Filadelfia durante el verano de 1787. Al concluir su trabajo, una mul-
titud esperaba impaciente el resultado del debate. Cuando Franklin
abandonó el edificio, alguien le preguntó:
—¿Qué nos van a dar?
Y Franklin respondió:
—Una república, si saben conservarla.
Si queremos conservar la democracia es imprescindible poner a res-
guardo la privacidad del individuo, sin la cual no es posible la libertad.
Pero nuestro buen salvaje digital ha renunciado a ella y sonríe, mientras
posa en un absurdo selfie global. Si queremos defender la democracia,
nuestra primera obligación es defendernos de nosotros mismos.

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304
Capítulo XV
Los cibermovimientos sociales. Un
nuevo entorno comunicativo para la
movilización en la era de internet
Rocío Ortiz Galindo

Desde mediados de la década de 1990 han aumentado los estudios


sociales que evidencian la decadencia del modelo de democracia repre-
sentativa. A principios del siglo XXI se ha consolidado una ciudadanía
que desconfía de las instituciones tradicionales y de los representantes
políticos. La sociedad cree en el ideal democrático, pero no está satis-
fecha con su funcionamiento en la práctica1. Ante la gravedad de este
diagnóstico, las instituciones comienzan a trabajar para solucionar los
problemas de apatía y descontento político, a través de la inclusión
ciudadana en los procesos de toma de decisiones. El objetivo: avanzar
hacia un modelo de democracia representativa más participativa2.
Estos cambios ya habían comenzado a plantearse en la segun-
da mitad del siglo XX, en el contexto de la Posmodernidad, desde los
llamados «Nuevos Movimientos Sociales» (NMS)3. Una nueva sensi-
bilidad hacia el deterioro medioambiental, hacia la vulneración de la

1
Sobre el estado del modelo de democracia en el siglo XXI ver Dahl, 2006; Held,
2007; Castells, 2009; Norris, 2011.
2
Sobre estudios referentes a experiencias de participación ciudadana impulsadas
desde las instituciones ver Font, 2001; Subirats, 2001, 2005; Ganuza, 2004, 2008;
Colino y Del Pino, 2008.
3
Se trata de la denominación que adoptaron los autores de la teoría de los Nue-
vos Movimientos Sociales, los cuales sostenían que los cambios estructurales de
la sociedad posmoderna habían propiciado su nacimiento. Ver Touraine, 1969;
Melucci, 1980, 1989.

305
Rocío Ortiz Galindo

paz y de los derechos humanos emergió en el contexto de la Guerra


Fría y de la Guerra de Vietnam. Movimientos como el ecologismo,
el pacifismo y el feminismo se consolidaron especialmente después
de «Mayo del 68» para luchar contra las consecuencias sociales,
económicas y políticas de la Modernidad. Desde este punto de vista
promovieron una democracia más participativa, que incluyera en la
toma de decisiones el punto de vista de los ciudadanos. Al contrario
de los primeros movimientos sociales —nacidos a mediados del siglo
XIX, como el movimiento obrero— no persiguieron hacer realidad sus
demandas a través de la obtención del poder político. La tendencia de
estos grupos fue alejarse de la institucionalización y de las estructuras
jerárquicas de los partidos políticos, para gozar de este modo de mayor
independencia. Así, se organizaron de forma horizontal y asamblearia
y buscaron llevar a cabo sus demandas mediante la transformación
cultural en la sociedad.
En esta tarea fue crucial el papel de los actos simbólicos y de la
interacción comunicativa. Los NMS abandonaron los métodos de pro-
testa violentos tradicionales y optaron por un repertorio de acciones no
convencionales para participar políticamente a través de la influencia
social. Inspirados en las técnicas de desobediencia civil de Thoreau y
Gandhi, desarrollaron acciones creativas con el objetivo de conseguir
la «resonancia cultural» a través de los medios de comunicación, e
impactar en la agenda pública y política4.
Así lo consiguió el movimiento de derechos civiles, el feminista,
el pacifista, el ecologista..., que, a través de las acciones de protesta,
llevaron a cabo una labor de concienciación social para introducir los
valores de la igualdad racial y sexual, la primacía de la paz y el res-
peto al medioambiente. La interiorización social de esa nueva cultura
impulsó posteriormente el desarrollo de legislaciones para proteger
esas reivindicaciones. Ejemplo de ello son la abolición de las leyes de
segregación racial en Estados Unidos, los avances en la igualdad de
4
En 1988, Snow y su colaborador Robert Benford, desarrollaron el concepto de «re-
sonancia cultural», para destacar la importancia de la difusión de reivindicaciones
del movimiento y entrar en la escena pública. (Ver Snow y Benford, 1988). Como
destacó Gamson en 1992, para conseguir esa resonancia cultural, es imprescindible
la difusión a través de los medios de comunicación, que tienen la capacidad de
extender los marcos de los movimientos sociales para conseguir el impacto en la
agenda pública (ver Gamson, 1992).

306
Los cibermovimientos sociales. Un nuevo entorno...

derechos para la mujer, la supresión de la obligatoriedad del servicio


militar, las crecientes iniciativas contra el cambio climático, etc. La
transformación política se desencadenó después de la transformación
cultural. Los movimientos sociales son los actores principales que pue-
den iniciar ese cambio, desde la sociedad civil y la acción comunicativa5.
En el siglo XXI, la ciudadanía ha continuado con esta labor en un
nuevo contexto comunicativo que ha ampliado su capacidad de acción.
Desde finales de 2010 se han intensificado los movimientos sociales
que demandan cambios profundos en el sistema político (la Revolución
Islandesa, la Primavera Árabe, el movimiento de indignación global,
etc.). En su desarrollo, además del contexto político y social, ha sido
determinante el uso de las Nuevas Tecnologías de la Información y
Comunicación (NTIC).
El contexto de la era de internet y de la web social está cambiando
el panorama de la acción colectiva tal y como la conocíamos hasta
ahora, y ofrece nuevas posibilidades en la construcción de ese nuevo
modelo de democracia más participativa. Como señala Castells: «Quien
gane la batalla de las mentes gobernará [...]. Los movimientos sociales
[...] son los sujetos potenciales en la era de la información»6.
En las líneas siguientes nos sumergiremos en las oportunidades
comunicativas que han aparecido en este nuevo entorno tecnológico
y, seguidamente, describiremos cuáles han sido las principales trans-
formaciones en los movimientos del siglo XXI.

Oportunidades comunicativas en la era de internet y la web social


Podemos definir a los movimientos sociales, según la noción que
ha dominado desde la década de 1960, como: actores colectivos, in-
mersos en un conflicto social, que se movilizan con cierta continuidad,
normalmente extendiéndose en forma de red, para sensibilizar a la
opinión pública y conseguir exigir a su adversario, de manera cons-
ciente y organizada, unos objetivos de carácter público y acordes con

5
Para una revisión exhaustiva del concepto de sociedad civil y política, y del papel
de los movimientos sociales en la transformación social ver Cohen y Arato, 1992.
6
Castells 2009, pp. 399-400.

307
Rocío Ortiz Galindo

su identidad colectiva, que afectarán al cambio social (promoviéndolo


u oponiéndose a él)7.
Como reflejaron las acciones de protesta de los NMS, la comuni-
cación posee un papel fundamental en este proceso. En primer lugar, se
trata de un recurso elemental que ha determinado el origen de los mo-
vimientos, ya que posibilita la coordinación, organización y las tareas
de movilización. En segundo lugar, facilita el proceso de construcción
del significado de la protesta, de su interiorización en el colectivo, y de
la difusión de las nuevas identidades fuera del movimiento. Por último,
permite la creación de nuevas oportunidades políticas que generan
modificaciones en el sistema. El impacto en las agendas mediática,
pública y política contribuye a cambiar la realidad social8.
El nuevo entorno comunicativo del siglo XXI ha facilitado estas
tareas en la práctica diaria de los movimientos sociales. Desde finales
de los años setenta, se ha configurado un tipo de sociedad caracterizada
por la omnipresencia de las NTIC (las telecomunicaciones vía satélite,
la microelectrónica y la informática). Esta convergencia tecnológica
7
Ortiz, 2010. Los movimientos sociales van a distinguirse de otras formas de acción
colectiva como: las multitudes, formadas de manera espontánea y a través del con-
tagio de sentimientos entre personas anónimas que no poseen un objetivo común
de protesta; las acciones colectivas aisladas, sin una continuidad temporal ni una
identidad colectiva común; y los grupos de interés y de los partidos políticos, pues
los objetivos de los primeros son privados y no implican potencialmente a toda
la sociedad, y los de los segundos están asociados a la toma del poder político,
además de contar con una estructura de organización vertical. Cfr. Touraine, 1969;
Melucci, 1989, 1994; Laraña y Gusfield, 1994; McAdam, McCarthy y Zald, 1996;
Laraña, 1999; Ibarra, 2000, 2005; McAdam, Tarrow y Tilly, 2001; Snow, Soule y
Kriesi, 2004; Dellaporta y Diani, 2006).
8
Esta explicación está basada en la teoría de los movimientos sociales, que se con-
solidó entre 1970 y 1980. En la década de 1970 la teoría de la movilización de
recursos y la del proceso político explicaban respectivamente que la aparición de
movimientos sociales era fomentada por el incremento de los recursos disponibles
(tiempo, capital social y económico, medios de comunicación, etc.), y por el contexto
político del momento (existencia de libertades civiles, etc.). Ambos factores deter-
minaban la reducción de «los costes de participación» en las acciones colectivas. A
finales de la década de 1980 se consolidó la teoría de marcos de acción colectiva,
que, inspirada en el interaccionismo simbólico, subrayó la importancia del proceso
de construcción de marcos de significado en el interior de los colectivos. (Cfr. Zald
y McCarthy, 1973 y 1977; Tilly, 1978; McAdam, 1982; Tarrow, 1983; Gamson,
1982; Snow et al 1986, 1988).
Sobre movimientos sociales y comunicación ver Gamson, 1992; Strang y Meyer
1993; Gamson y Meyer, 1996; Sampedro, 1999; Ibarra, 2002; Rucht, 2004; Della-
porta y Diani, 2006.

308
Los cibermovimientos sociales. Un nuevo entorno...

ha posibilitado el nacimiento de una nueva era, la «era de las redes»9,


las cuales se han convertido en un recurso comunicativo clave para la
movilización de la acción colectiva. A continuación vamos a señalar
las principales transformaciones de este nuevo entorno tecnológico que
ha modificado el panorama de los movimientos sociales.

Oportunidades comunicativas de internet y la web


Los inicios de internet están relacionados con un proyecto militar
estadounidense (ARPA), que pretendía crear una red de comunicación
inmune a los posibles efectos de un bombardeo nuclear, en el contexto
de la Guerra Fría. En primer lugar, esta red se diseñó según el modelo
de red distribuida, creado por Paul Baran en 1964. Esta estructura fue
la que caracterizó a la primera red de ordenadores en 1969, ARPA-
NET. Al contrario que las redes centralizadas y descentralizadas, las
distribuidas estaban compuestas por nodos autónomos. Esta autono-
mía potenciaba su segunda característica, la interactividad. Todos los
nodos poseían la misma autoridad y capacidad para enviar y recibir
información en múltiples direcciones. En tercer lugar, este sistema
de comunicaciones permitía la codificación de los mensajes en bits,
otorgándole su carácter digital. En cuarto lugar, la transmisión de la
información en esta red digital posibilitó un nuevo concepto de tiem-
po que permitía la comunicación instantánea y simultánea. En quinto
lugar, el envío de información a través de las redes electrónicas creó
un terreno virtual en el que no existían las distancias ni las fronteras
físicas y en el que la conectividad a escala global era potencialmente
posible. Esta se incrementaría especialmente con el nacimiento en la
década de 1970 de los protocolos de internet, la primera red de redes
de ordenadores10. Así, se desarrolla un sistema de comunicación en red
universal (a través de los nuevos canales de comunicación interpersonal,
9
Sobre el contexto de la era de las redes ver Castells, 1996-1998, 2009, 2012; Van
Dijk, 1999; Wellman, 2001; Cardoso, 2006, 2008.
10
En 1973 comienza propiamente el inicio de internet, cuando los investigadores
Vint Cerf, de la Universidad de Stanford, y Robert Kahn, de ARPA, deciden tra-
bajar conjuntamente en el Inter-Networking problem y trazan la estructura de lo
que sería la futura red de redes: internet. En 1974 ambos publican el trabajo A
protocol for packet network interconnection, en el que revelaban lo que sería el
inicio de los protocolos de internet. En colaboración con el grupo de investigación
francés Cyclades y Xerox PARC nace en 1973 el Protocolo de Control de Trans-

309
Rocío Ortiz Galindo

como el chat, el correo electrónico, los foros virtuales, etc.). En sexto


lugar, con la creación del World Wide Web a principios de la década
de 1990, se hizo posible la interconexión de la información a escala
global. El nuevo lenguaje no secuencial (el hipertexto), que permitía
la hipervinculación de las páginas, propició el nacimiento de un nuevo
espacio de la información. Así, con el ciberespacio, ha emergido una
esfera alternativa para el desarrollo de nuevas realidades sociales,
culturales, económicas y políticas que se han consolidado en las dos
primeras décadas del siglo XXI11.

Oportunidades comunicativas de la cultura hacker


La evolución de las características comunicativas en esta nueva era
no solo estuvo determinada por los avances tecnológicos. La finalidad
de internet se decidió en un contexto específico, en el seno de la cultura
hacker. El inicial proyecto ARPANET quedó en manos de investiga-
dores y expertos en computación (hackers) de distintas universidades,
que gozaron de plena libertad e independencia para la creación de la
nueva red. Así, el nuevo sistema de comunicación se alejó finalmente
de su inicial objetivo militar. Fue construido de forma colaborativa,
a través de las diferentes redes de investigación a lo largo del mundo,
que perseguían posibilitar una manera de compartir información de
forma global y potenciar la libertad de conocimiento.
El carácter de esta cultura hacker permanece impreso en el nuevo
modelo de comunicación que ha emergido en la era de la web social.
En realidad, estas características (la creación de forma colaborativa,
el afán por compartir información y la idea de que el conocimiento es
libre) ya estaban presentes en la web de principios de 1990. Tal y como
relata Tim Berners Lee, considerado el padre de la web, «la gente que
estaba en internet construyó el web, al auténtico estilo popular»12, de
forma colaborativa, basándose en las ideas que él compartió con el
resto de hackers para contribuir a la creación de lo que fue pensado
como un espacio de conocimiento libre.
misión (TCP), y en 1978 el Protocolo Interredes (IP), estableciéndose finalmente
el protocolo TCP/IP.
11
Sobre historia de internet ver Deibert, 1997; Margolis y Resnick, 2000; Castells,
2001; Vea, 2002; Benkler, 2006.
12
Berners-Lee, 1999, pp. 44.

310
Los cibermovimientos sociales. Un nuevo entorno...

Durante la primera década de 2000, en los inicios de lo que se ha


llamado la web 2.0, los usuarios han comenzado a experimentar las
oportunidades comunicativas de esta cultura hacker. Es el inicio de
una nueva cultura, que tiene que ver con el deseo que los ciudadanos
muestran en participar de forma colaborativa, en crear nuevos expe-
rimentos sobre la base de una tecnología ya creada. Hablamos de una
web social, «la web de la gente»13. En ella, han aparecido los medios
sociales (las redes de intercambio de archivos p2p, los wikis, los we-
blogs, las redes sociales, el microblogging, los videoblogs, etc.). Estos
han configurado un nuevo modelo de comunicación que ha permitido
que los usuarios tengan la oportunidad de crear y difundir contenidos
no solo de manera interpersonal, sino también de forma pública14.
El nuevo entorno comunicativo de la era de las redes y de la cultura
hacker ha creado un espacio de libertad ciudadana que está impulsando
nuevas acciones de protesta en el siglo XXI. Se trata de lo que vamos
a denominar como «cibermovimientos sociales», que nacen en un en-
torno en el que el poder estatal queda diluido en la nueva estructura de
poder «en red»15, y donde la ciudadanía ha aumentado su capacidad
para extender sus reivindicaciones en la esfera pública.

Los cibermovimientos sociales. Transformaciones


comunicativas en la era de internet
Denominamos «cibermovimiento social» a un movimiento so-
cial que utiliza la tecnología de internet para impulsar y organizar
sus acciones colectivas que pueden desarrollarse dentro y/o fuera del
ciberespacio16. Su aparición ha estado condicionada por las nuevas
13
Como señala Orihuela, la aparición de la web social «está ligada al desarrollo
de una serie de herramientas de software social que han facilitado que la gente
corriente se comunique, coopere y publique de forma totalmente transparente [...]
La web 2.0 es en buena medida la «web de la gente», algo que en última instancia
siempre debió haber sido la web». (Orihuela 2007, pp. 77-78).
14
Sobre el nuevo modelo de comunicación y los nuevos medios ver Guillmor, 2004;
Piscitelli, 2005; Scolari, 2008; Cardoso, 2006, 2008; Castells, 2006, 2009.
15
Sobre la difuminación del poder de los Estados-nación en la era de las redes ver
Castells, 1996-1998, 2006, 2009; Ibarra, Martì, y Gomà, 2002; Braman, 2006.
16
Ortiz, 2010. El prefijo ciber destaca, en primer lugar, la importancia del
nuevo espacio virtual en la movilización ciudadana. En segundo lugar, resal-
ta el significado etimológico de kybernao, del griego «dirigir», «controlar»,

311
Rocío Ortiz Galindo

oportunidades comunicativas que han aparecido en el nuevo entorno


comunicativo del siglo XXI. A continuación examinaremos las principa-
les características de este nuevo fenómeno. Para ello nos sumergiremos
en un viaje en el tiempo, a lo largo de su temprana historia.

Un nuevo terreno para la creación de identidades colectivas


en el espacio virtual
Desde la década de 1990 han proliferado numerosos movimientos
sociales cuya aparición ha estado especialmente determinada por el
uso de las redes electrónicas. El 1 de enero de 1994, comienza la que
ha sido considerada como la primera «guerrilla informacional», im-
pulsada por el movimiento zapatista en Chiapas. Gracias a las nuevas
posibilidades que les ofrecía internet, las ONG difundieron una imagen
favorable del movimiento a escala internacional, con campañas en las
que demandaban el respeto a los derechos humanos, la democracia, la
paz y la libertad de información en México. Lo que comenzó siendo
una insurrección violenta del Ejército Zapatista de Liberación Nacio-
nal contra el gobierno mexicano se convirtió finalmente en una guerra
simbólica en los medios de comunicación. Estas actuaciones, que se
extenderían hasta 1998, obligaron al gobierno mexicano a interrumpir
las operaciones militares en tres ocasiones, e influyeron en la apertura
de sus instituciones democráticas. Asimismo, el conocimiento de este
conflicto a escala internacional impidió en gran medida la represión
militar contra los insurrectos, ya que en esta ocasión el mundo entero

«gobernar» en alusión a las nuevas posibilidades de autonomía y empodera-


miento ciudadano que se abren paso en este entorno comunicativo. También
observamos una mención anglosajona de este término en el trabajo de Mar-
tha McCaughey, y Michael D. Ayers, donde especifican a los Cyber-Social
Movements Emerging Online como «nuevos movimientos sociales que han
emergido como resultado de las tecnologías de internet» (McCaughey y Ayers,
2003, p. 15). Sobre movimientos sociales en internet ver también Downing,
1989, 2008; Castells, 1996-2004, 2009 y 2012; Denning, 2001; Arquilla &
Ronfeldt, 2001; Myers, 2002; Lovink, 2002; Bennet, 2003; Bennet y Toff,
2009; Gurak y Logie, 2003; Pickerill, 2003; Vegh, 2003; Van de Donk, Loader,
Nixon y Rucht, 2004; Marí, 2010; Sampedro, 2005; Bimber et. al., 2005;
López, 2006; Sádaba y Gordo, 2008; Sádaba, 2012; Diani, 2011; Van Laer,
y Van Aelst 2009, Van Laer 2010; Candón, 2010; De Marco y Robles, 2011;
Fernández Prados, 2012).

312
Los cibermovimientos sociales. Un nuevo entorno...

vigilaba cada una de las actuaciones del gobierno de México17. En


1994, el movimiento Liberad Birmania, formado por estudiantes y
exiliados birmanos, principalmente en Estados Unidos, inició la que
se denominaría como «la mayor campaña de los derechos humanos
del ciberespacio». El nuevo entorno virtual permitió evitar la censura
y presionar a empresas occidentales para que cesaran sus relaciones
comerciales con el Consejo Birmano (que atentaba contra los derechos
humanos). Uno de sus logros más destacados lo inicia un grupo de
estudiantes universitarios de Otawa, que emprendió una batalla contra
PepsiCo. Crearon cientos de «equipos de acción universitaria» que
distribuyeron panfletos en los boletines de internet de las universidades,
para presionar a las instituciones educativas, entre ellas Harvard, que
anularía un contrato de un millón de dólares con PepsiCo en 1996.
Finalmente, el 24 de enero de 1997 esta empresa anunciaba la retirada
total de Birmania. Un caso similar encontramos en 1999, en la consi-
derada la «primera guerra en internet», en Kosovo. En ella numerosos
internautas convirtieron la red en un foro de debate, en el que enviaron
textos, imágenes y videos sobre la situación en Kosovo. El conflicto
pasaría a la historia por la acción que llevó a cabo un grupo de hackers
de Belgrado y Yugoslavia, que asaltaron la web gubernamental NATO,
para inundarla de correos electrónicos e impedir su acceso. Así, el 3
de abril Los Angeles Times publicaba:

El conflicto de Kosovo ha empezado a expandirse en internet,


convirtiendo al ciberespacio en una zona de guerra etérea en la
que la batalla de los corazones y las mentes se mueve a través
del uso de imágenes electrónicas, mensajes en los grupos de
discusión online y ataques de hackers18.

El 30 de noviembre de 1999 tiene lugar la primera manifestación


global convocada y organizada por internet, que impidió la celebra-
ción de una cumbre de la Organización Mundial del Comercio. Este
episodio, que será conocido como la «Batalla de Seattle», inicia el
movimiento altermundista, que pretende presionar a los organismos

17
Sobre movimiento zapatista y redes electrónicas ver Castells, 1997, pp. 95-105;
Ronfeldt y Arquilla, pp. 2003: 193-226; Tarrow 2005, pp. 114 y ss.
18
Los Angeles Times. 03-04-1999, p. 10.

313
Rocío Ortiz Galindo

internacionales (BM, OMC, FMI, G-8...) para construir una globali-


zación alternativa más justa entre los países del norte y el sur, y para
conseguir difundir los valores de solidaridad, igualdad y democracia
participativa. En ella, las acciones coordinadas de cincuenta mil mani-
festantes consiguieron tomar el control de las calles de la ciudad, por
lo que las autoridades declararon el estado de sitio en Seattle. Todo
formaba parte de un plan que había sido programado en los meses
anteriores desde la red. El éxito de la primera convocatoria impulsó
numerosas «contracumbres» en los años siguientes alrededor del
mundo, para seguir presionando a los gobiernos y captar la atención
de los medios de comunicación y de la opinión pública19.
Durante las dos primeras décadas del siglo XXI la utilización de las
NTIC propició la emergencia de diversas protestas aisladas relevantes.
En enero de 2001 tiene lugar en Filipinas la protesta «Poder popular
II», considerado el primer acontecimiento histórico en el que el uso
social del teléfono móvil contribuyó decisivamente a la destitución de
un presidente (Joseph Estrada). En diciembre de 2002, en Corea del
Sur, Roh Moo-Hyun es elegido como presidente, debido en gran me-
dida a la campaña que realizó el grupo Nosamo a través de internet.
El 13 de marzo de 2004 se convoca en Madrid la famosa «noche de
los teléfonos móviles». Una multitud de personas anónimas organizó
en pocas horas, a través de SMS, una sentada frente a la sede del Par-
tido Popular para protestar contra la desinformación en el caso de los
recientes atentados terroristas del 11-M. Al día siguiente, desafiando
los pronósticos de los sondeos electorales, el Partido Socialista ganaba
las elecciones generales20.
Desde finales de 2010 han aumentado el tipo de acciones colectivas
que han sido tejidas en el espacio digital. La Revolución Islandesa, las
filtraciones de Wikileaks, la Primavera Árabe, y los movimientos de
indignación global (más conocidos como el Movimiento 15-M), son
un ejemplo de ello. Este último se desencadena el 15 de mayo de 2011

19
También se les conoce como «movimiento antiglobalización», pero sus miembros
rechazan esa denominación, ya que su objetivo es conseguir una alternativa al
modelo de globalización imperante. (Cfr. Klein, 2001; Fernández Buey, 2001, pp.
21-36; López, 2007, pp. 183-199; Atentas y Vivas, 2009, pp. 33-40; Juris, 2008).
20
Sobre protestas aisladas que se organizan a través de las redes y teléfonos móviles
con enorme celeridad ver Rheingold, 2002; Sampedro, 2005; Castells et. al., 2007.

314
Los cibermovimientos sociales. Un nuevo entorno...

en Madrid, tras la celebración de una marcha multitudinaria en la que


participaron cientos de miles de manifestantes, y a la que se sumaron
réplicas en todo el territorio nacional. Su lema: «¡Democracia real ya!
No somos mercancía en manos de políticos y banqueros». En plena
crisis económica, tras la asunción estatal de la deuda bancaria, la
oleada de recortes, el incremento de los desahucios, y un 40% de paro
juvenil, los ciudadanos decidieron mostrar su indignación a 12 días
de las elecciones autonómicas. En continuidad con las reivindicacio-
nes de los NMS de los 60 y del movimiento altermundista persiguen
un cambio en el modelo socioeconómico y político de las sociedades
industriales avanzadas. Según ellos, las instituciones tradicionales son
incapaces de asegurar los derechos fundamentales de las personas
(derecho al trabajo, a una vivienda digna, al libre acceso a la cultura,
a una educación de calidad, a la participación ciudadana real, etc.).
«No nos representan» se configurará como una de las consignas más
extendidas en estas protestas. Tras el éxito de la manifestación del
15 de mayo, los ciudadanos, organizados en asambleas, decidieron
«tomar la calle», el espacio público. Así, convirtieron las principales
plazas de las ciudades españolas en un espacio de debate y deliberación.
Para que este hecho tuviera lugar en la esfera física, fue fundamental
la creación de redes y conexiones online, desde las que se encendió la
mecha del movimiento21.

Intensificación de los conflictos «glocales»


Gracias a las posibilidades que ofrece la interconexión comuni-
cativa de internet cada vez se intensifica más el carácter global de la
contienda. Así, el movimiento zapatista consiguió intercontectar a las
ONG del territorio y extender su mensaje a la opinión pública mundial
a través de «La Neta», una red alternativa de comunicación informática
que se usó en Chiapas desde 1993. Asimismo, existen determinadas
protestas virtuales que involucran a la ciudadanía en conflictos que se
desarrollan fuera de su país de origen o residencia física. En noviembre
de 2006, el movimiento altermundista desde colectivos de Barcelona y
Madrid distribuyó un mensaje que ofrecía la posibilidad de «viajar»
21
Sobre el movimiento de indignación global ver Castells, 2012, Monedero, 2012;
Atentas y Vivas, 2012; Taibo, 2011; Adell, 2011; Ortiz, 2011.

315
Rocío Ortiz Galindo

a una manifestación en México con un solo clic. El mensaje era el


siguiente:

Manifestación en La Red. [...] Netstrike en favor de las


protestas de Oaxaca y en contra de la represión (mortal) que el
gobierno está imponiendo allí. Para unirse a la protesta basta
con mantener el navegador abierto con la siguiente dirección:
www.thing.net/~rdom/ecd/oaxaca/Start.html22.

Esta glocalidad se demostró a su vez con los movimientos de


indignados, que en pocos días multiplicaron los puntos de protesta a
través de todo el globo terráqueo. Los objetivos de España se fundían
con las reivindicaciones de los activistas de Francia, Estados Unidos,
México, Chile, etc. El lema de una ciudadanía indignada a escala global
se extendía a toda velocidad a través de las redes electrónicas: «Take
the Square», «Global Revolution», «Occupy», etc.
Las oportunidades tecnológicas contribuyen a que lo global se
sienta cada vez más como local. De esta manera, los conflictos evolu-
cionan hacia un carácter más «glocal».

Estructura en red distribuida


El cambio en la estructura de la información que supondrá inter-
net abrirá la puerta a una nueva distribución del poder. Con internet
conectando millones de pequeños ordenadores jerárquicamente iguales
nace la era de las redes distribuidas, que abre la posibilidad de pasar
de un mundo de poder descentralizado a otro de poder distribuido23.
Como relata David de Ugarte, la proliferación de estos cibermovi-
mientos sociales se encuentra vinculada a su estructura organizacional,
en red distribuida. El lenguaje hipertextual y la multidireccionalidad
entre los nodos autónomos han multiplicado las posibilidades orga-
nizativas de los colectivos. Surge una nueva forma de movilización
caracterizada por la inteligencia colectiva24, que permite mayores
niveles de control de la protesta, con el desarrollo de estrategias como

22
Barcelona.indymedia.org, 2010; Madrid.indymedia.org, 2010.
23
Ugarte, 2007, p. 40.
24
Sobre inteligencia colectiva y multitudes inteligentes ver Lévy, 1995 y Rheingold,
2002.

316
Los cibermovimientos sociales. Un nuevo entorno...

el «enjambramiento», frecuentemente utilizado en las movilizaciones


altermundistas25. El éxito de la «Batalla de Seattle» estuvo en parte
determinado por este tipo de tácticas. Se organizaron en torno a una
«Red de Acción Directa» (RAD), en tres frentes: desobediencia civil
no violenta, que impidiera el acceso a la conferencia; una marcha
pacífica basada en la resistencia pasiva para cubrir al primer frente; y
otra marcha hacia el centro de la ciudad. Los individuos, coordinados
a través de las redes distribuidas, consiguieron eludir el control policial
y alcanzar su objetivo: la paralización de la cumbre de la OMC. La
cobertura mediática del evento posibilitó que el lema del movimiento,
«Otro mundo es posible», fuera conocido a escala global. Asimismo,
la autonomía participativa de este tipo de organización multiplica las
opciones para que los individuos se integren en la protesta, así como las
posibilidades de eludir la censura y la represión política, como reflejaron
los activistas durante los conflictos ocurridos en la Primavera Árabe26.

Nuevos objetivos de protesta: los derechos civiles en internet


El surgimiento de los NMS de la década de 1960 estuvo vinculado
a la defensa de nuevos objetivos de protesta (la paz, el medioambien-
te, la igualdad racial y sexual, etc.). En esta nueva etapa nacen otros
marcos de protesta que se adaptan al ámbito del ciberespacio, como el
movimiento de los derechos civiles en internet. Este aglutina una gran
variedad de organizaciones que persiguen objetivos relacionados con
la libertad de expresión, la privacidad, la libertad de software, el libre
intercambio de información y el acceso a la cultura en el ciberespacio.
Utilizan internet como plataforma de difusión informativa, como
herramienta organizativa, e integran en sus repertorios de acción el
ciberactivismo. El movimiento comenzó a gestarse en los años ochenta,
de la mano del colectivo hacker. Richard Stallman, un programador del
Laboratorio de Inteligencia Artificial del MIT (Massachusetts Institute

25
La técnica del enjambre fue definida por Arquilla y Rondfelt como una manera
«estructurada, coordinada y estratégica de golpear a un punto o a varios puntos
en particular desde todos los frentes, mediante un pulso sostenido de fuerza y/o
fuego, tanto de cerca como desde posiciones alejadas» (Arquilla y Ronfeldt, 2003,
p. 42).
26
Sobre el uso de las NTIC de los movimientos sociales en la Primavera Árabe ver
Diani, 2011.

317
Rocío Ortiz Galindo

of Tecnology), crea en 1984 Free Software Foundation, para reivin-


dicar la libertad comunicativa y el uso del software como un derecho
fundamental. En 1990, los hackers Mitch Kapor y John Perry Barlow
constituyen la Electronic Frontier Foundation (EFF), una organización
sin ánimo de lucro para defender la privacidad y la libertad de expre-
sión en internet. En 1998, en el cincuenta aniversario de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, Robert Gelman, en representa-
ción del colectivo Digital Be-In, difunde un borrador provisional de
la Declaración de los Derechos Humanos en el Ciberespacio. De esta
manera, prolifera una gran cantidad de organizaciones con este tipo
de objetivos por todo el mundo27.
En las primeras décadas de 2000 el debate entre el equilibrio del
derecho a la propiedad intelectual y el derecho al acceso a la cultura en
internet está abriendo nuevos frentes de protesta en este movimiento. En
Francia, ha destacado la actuación de la Liga Odebi, organización que
aparece en 2002 para protestar contra las nuevas leyes que refuerzan
los derechos de propiedad intelectual en la esfera virtual. Se trataba de
una «armada digital», organizada por grados militares, en los que los
alistados ascendían de categoría en función de su participación online.
Sus actuaciones, que se desarrollan exclusivamente a través de la red
electrónica, se dispararon desde la redacción del anteproyecto de la ley
HADOPI, que fue aprobada finalmente en septiembre de 2009. Entre
sus acciones más representativas destaca la «cacerolada mediática»
del día 28 de enero de 2010, Casserole DAY. Los ciberactivistas, que
habían realizado previamente una labor de investigación, publicaron
de forma masiva durante ese día escándalos y asuntos turbios de los
políticos que habían votado a favor de la ley HADOPI28.
Otro de los colectivos que cobró importancia a finales de 2010
fue Anonymous. Sus operaciones han apoyado a movimientos que
han sido víctimas de la censura informativa en internet (Wikileaks,
los activistas de la Primavera Árabe, los Indignados...). «El pueblo no
debería temer al gobierno. El gobierno debería temer a su gente», «el
cambio está sucediendo con o sin ustedes», son algunas de las frases

27
Sobre la historia del movimiento de los derechos civiles en internet ver Gelman,
1997; Himanen, 2002; Torvalds, 2002.
28
Cfr. Odebi.org.

318
Los cibermovimientos sociales. Un nuevo entorno...

más célebres que se han difundido a través de sus vídeos en YouTube.


La máscara de Anonymous, inspirada en el revolucionario del siglo
XVII, Guy Fawkes —ícono popularizado en los 80 a través del cómic
«V de Vendetta», y, más recientemente, a través de la película de 2006—
representa el espíritu de todos aquellos individuos que se han revelado
contra el sistema establecido a lo largo de la historia. A través de ella,
los activistas han extendido un símbolo, que hace referencia al poder
ciudadano en la era de internet, que, de forma individual y colectiva,
puede transformar el escenario político del siglo XXI29.

La mayor novedad, el ciber-repertorio


Estas transformaciones comunicativas en los movimientos socia-
les han sido posibles únicamente a través del uso de las herramientas
electrónicas, y a través de la modificación del repertorio de acciones
colectivas en el escenario virtual. Se trata de lo que denominaremos
como ciber-repertorio: el conjunto de ciberacciones colectivas que
dependen de la utilización de las redes electrónicas y ayudan a de-
sarrollar una acción en el espacio físico («offline») y/o en el espacio
virtual («online»)30.
En primer lugar, existen ciberacciones que posibilitan el proceso
de construcción de identidades colectivas, la creación de movimientos
sociales y la planificación de estrategias. Entre ellas encontramos las
reuniones o asambleas virtuales, que, a través de herramientas como
listas de correo, chats, foros, redes sociales, etc., permiten la comuni-
cación interpersonal virtual. Así, el colectivo ¡Democracia Real Ya!,
convocante de la manifestación del 15 de mayo de 2011 en Madrid,
emergió a través de las reuniones virtuales en las redes sociales. Desde
la página de Facebook «Estado del Malestar», surgió la idea de formar
una plataforma para la movilización ciudadana, que en marzo de 2011
se constituiría como DRY (¡Democracia Real Ya!). En estas asambleas
virtuales se gestaron los inicios del movimiento de indignación global
y potenciaron el surgimiento de las acampadas que se extendieron
a escala mundial para tomar las calles y reivindicar una democracia

29
Para información de Anonymous y sus principales acciones ver Whyweprotest.
net, 2011.
30
Ortiz, 2010.

319
Rocío Ortiz Galindo

más participativa. Asimismo, merecen especial atención las acciones


de planificación colaborativa, a través de documentos de elaboración
colectiva online, como los «wikis». De esta manera, No les votes,
otro de los colectivos que participó en la manifestación del 15 de
mayo, contaba con un wiki que facilitaba el acceso a la participación
de cualquier persona que estuviera interesada en colaborar. Podemos
destacar también las acciones de coordinación online, que permiten
controlar en tiempo real las marchas y manifestaciones. Los colectivos
de indignados han utilizado las redes wi-fi para retransmitir en direc-
to el itinerario de las manifestaciones, y ofrecer minuto a minuto las
novedades relevantes desde videostreaming y microblogging (Twitter).
En estas ocasiones la información ha sido decisiva para coordinar las
protestas en los casos de cargas policiales, o para organizar moviliza-
ciones relámpago en pocas horas.
En segundo lugar, destacan las ciberacciones destinadas a potenciar
la movilización, a difundir los objetivos del movimiento y sus identida-
des colectivas. Se trata de protestas que pretenden influir en la agenda
mediática, pública y política, por medio de la acción no convencional.
En esta tarea la difusión informativa, o contrainformación digital, cobra
una importancia sin precedentes, por la dimensión global de su alcance
y sus repercusiones sociales. Los movimientos utilizan los recursos de
internet (páginas web, listas de distribución, e-mails, blogs, foros…)
para publicitar sus objetivos, ejercer acciones de contrapropaganda,
denunciar la corrupción, y eludir la censura informativa. El entorno de
la web 2.0 ha propiciado la multiplicación de medios sociales, uno de
los recursos clave para la difusión informativa en esta etapa. Para que
surgiera el movimiento altermundista fue determinante la expansión de
la convocatoria a través del Centro de Medios Independientes, Indyme-
dia. Inspirándose en el caso del movimiento zapatista crearon una red
de información a través de internet para publicar noticias alternativas y
coordinar sus eventos. Después de Seattle esta red se expandiría a los cin-
co continentes. Asimismo, los colectivos asociados a los movimientos de
indignación global han creado sus propios medios de contrainformación
alternativos. Los colectivos como Tomalaplaza, con el primer nodo en
Acampadasol, crearon una red a lo largo del país que poseía sus propios
medios (blog actualizado periódicamente, revista, televisión, radio, etc.).

320
Los cibermovimientos sociales. Un nuevo entorno...

Durante los siguientes meses, la red de medios se amplió a través de los


diferentes colectivos del territorio nacional y del resto de países, crean-
do una red de medios alternativa a escala global. Asimismo, la petición
online se caracteriza ahora por su rapidez y largo alcance, así como por
su forma espectacularmente masiva. Organizaciones como Amnistía
Internacional, Intermón Oxfam o Greenpeace utilizan con frecuencia
este tipo de acciones para impulsar sus campañas de sensibilización.
Además, han aparecido colectivos destinados exclusivamente a esta tarea
en la esfera virtual, como Avaaz.org y Change.org, que son capaces de
reunir millones de firmas para presionar las decisiones institucionales
en temas de derechos humanos, medioambiente y libertad de expresión.
Por último, existe otro grupo de acciones que pertenecen al ámbito
de la desobediencia civil electrónica. Estas últimas se sitúan en un se-
gundo nivel de complejidad técnica y de mayor repercusión, en el que
la tecnología de la informática se pone al servicio de la lucha política y
social, lo que se conoce como hacktivismo. Destaca el envío masivo de
mensajes online, con el objetivo de colapsar la bandeja de entrada de
un correo electrónico o de un portal web. También son características
las manifestaciones o sentadas online —netstrikes— en las que los
usuarios acceden de forma continua a una dirección web con el fin de
bloquear su acceso, para lo que pueden utilizar la ayuda de herramien-
tas diversas. Las primeras netstrikes se producen en 1995, coordinadas
por el sitio italiano Netstrike.it, en las que miles de participantes de
todo el mundo bloquearon los navegadores del gobierno de Francia,
para protestar contra las pruebas nucleares que estaba realizando
este país en el atolón Mururoa (en la Polinesia francesa). Sobresalen
especialmente las sentadas online que está organizando desde finales
de 2010 el grupo Anonymous a nivel internacional. Estos colectivos
han conseguido bloquear numerosas webs de gobiernos e institucio-
nes que, según declaran, atentan contra la libertad de expresión y los
derechos fundamentales en internet31. Asimismo, han proliferado las
ocupaciones ilegítimas en webs, en las que los hacktivistas irrumpen en
páginas de autoridades para desplegar sus pancartas o grafitis virtuales,
efectuar otra clase de cambios que desvirtúan la información original,

31
Ver Whyweprotest.net, 2011; Anonymoushispano.blogspot.com, 2011. Sobre
netstrikes cfr. Denning, 2003, p. 286; Wrey, 2007.

321
Rocío Ortiz Galindo

o acceder a archivos confidenciales. En Letonia, en febrero de 2010, se


produjo el mayor robo de información confidencial de la historia del
país: siete millones de documentos procedentes del Servicio Fiscal (120
gigabytes de información electrónica). El acto fue reivindicado por el
hacker «Neo», que se hizo con la simpatía del país por publicar en el
portal Twitter los datos personales sobre los salarios que perciben los
empleados de la Comisión Estatal del Mercado de Valores (CEMV)32.
Todas estas acciones del ciber-repetorio poseen un carácter emi-
nentemente simbólico. Las nuevas posibilidades comunicativas han
dotado a los ciudadanos de poderosas herramientas para la participa-
ción ciudadana en los márgenes del sistema político.

Conclusión
Las oportunidades comunicativas que han configurado el nuevo
fenómeno de los cibermovimientos sociales ofrecen un nuevo océano
de posibilidades para la transformación política del siglo XXI.
El ciberespacio proporciona nuevos cauces para que los ciudadanos
inicien el proceso de creación de «contraesferas públicas virtuales»33.
A través de las reuniones y conversaciones en las redes electrónicas
globales los colectivos pueden despertar el «sentimiento de injusticia»,
que, como aseguraron Turner y Killian, es imprescindible para que se
desencadene el deseo de cambio social. Asimismo, la contrainformación
online y las acciones simbólicas de protesta digital están revolucionan-
do las posibilidades para que la ciudadanía pueda impactar de forma
autónoma en la agenda pública y política.
No obstante, la brecha digital, la intensificación legislativa en el
control de internet, y el carácter efímero y anónimo de las relaciones
sociales en el entorno virtual son dificultades que continúan presentes
en este escenario34. Asimismo, la base del éxito de estos movimientos
reside en el uso «social» de la tecnología, ya que las acciones colectivas
dependen de las personas en última instancia.
32
Cfr. Expansion.com, 2010; RT.com, 2010; Urgente24h.com, 2010.
33
Sobre «esferas públicas virtuales» cfr. Langman, 2005; Dalhgren, 2005; Papacha-
rissi, 2009. Sobre «contraesferas públicas» ver Fraser, 1992.
34
Sobre dificultades para la acción colectiva en el escenario online ver Gurak y Logie
2003; Van de Donk et. al., 2004; Bimber, Flanagin y Stohl, 2005; Diani, 2011.

322
Los cibermovimientos sociales. Un nuevo entorno...

La potencialidad de estos nuevos recursos comunicativos ha queda-


do reflejada en las movilizaciones de la era de las redes. En las próximas
décadas podremos observar en qué medida han contribuido los ciber-
movimientos sociales al desarrollo del nuevo modelo de democracia
representativa más participativa que está gestándose en el siglo XXI.

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Capítulo XVI
Desde la plaza pública a internet.
Movilización social y las nuevas formas
de agrupación y convocatoria
Rocío Zepeda Majmud1

La democracia no requiere de savants (sabios),


ni de un público cultivado, un demos ilustrado, sino de un demos
suficientemente informado, que tenga alguna idea de lo que está
sucediendo2.

Cuando nos hablan de democracia entendemos un tipo de gobierno


donde el poder soberano reside en el pueblo. Pero ¿de dónde viene esta
idea?, ¿dónde nace? y ¿con qué se origina? El gobierno por y para el
pueblo tiene, sin dudas, su origen en la antigua Grecia donde nace el
término a partir de los vocablos demos, que se traduce como pueblo, y
krátos, que puede traducirse como poder, encontrando su mejor ejemplo
en la polis, aquella forma perfecta de sociedad civil, que nuestros ojos
no alcanzaron a conocer sino a través de libros.
La polis (o ciudad) tenía características que la hacen única e ini-
mitable en nuestros tiempos: poseía una extensión territorial reducida,
de modo que sus habitantes se conocieran unos a otros; independencia
económica (o autarquía), de manera que la ciudad fuera capaz de
producir lo suficiente para alimentar a su población; y, en especial,

1
Cientista político, Magíster en Seguridad y Defensa con mención en Política de
Defensa, candidato a Doctor en Ciencias Políticas.
2
Sartori, Giovanni (2003). «Videopolítica. Medios, información y democracia de
sondeo», Fondo de Cultura Económica, Madrid, p. 24.

331
Rocío Zepeda Majmud

independencia política (o autonomía), de forma que no estuviera so-


metida a otra ciudad o poder extranjero.
En este sistema, donde la ciudad era lo más importante, como nos
decía Aristóteles, «anterior a la casa y a cada uno de nosotros, porque
el todo es necesariamente anterior a la parte»3, las decisiones eran to-
madas por todos y a favor de todos de la forma más directa posible: en
reuniones en la plaza pública a mano alzada, y si bien el sistema de toma
de decisiones utilizado en aquellos tiempos era más complejo de lo que
creemos, una cosa es cierta: las decisiones relacionadas a temas de la
ciudad eran tomadas por sus ciudadanos de manera directa, sin filtros.
Los tiempos han avanzado, y definitivamente ya no estamos en
la polis. Claro es también que nunca conoceremos un sistema similar,
factores contemporáneos como la globalización o el libre mercado
impiden replicar este modelo (no podría haber ni autarquía ni autono-
mía), sin embargo, esta forma de participación, directa, con todas sus
objeciones y limitaciones, nos da las bases para hablar de democracia
en relación a lo que creemos que es y cómo debiera ser.
Lo que se vivió en Grecia fue una democracia directa donde el pue-
blo participaba «de manera continua en el ejercicio directo del poder»4.
Nuestras democracias son todas indirectas, es decir «son democracias
representativas en las que estamos gobernados por representantes,
no por nosotros mismos»5, sin embargo, seguimos relacionando la
democracia a la participación ciudadana. Participar en el debate pú-
blico, tener voz, expresarse libremente sobre lo que creemos correcto
o incorrecto sigue siendo considerado por una gran mayoría como
atributo principal y característico de la democracia. En adhesión a
esto, como nos dice Robert Dahl, el gobierno democrático también se
identifica por «su continua aptitud para responder a las preferencias
de sus ciudadanos sin establecer diferencias políticas entre ellos»6, es
decir, un gobierno democrático es aquel donde todos los ciudadanos
deben tener igualdad de oportunidad para formular sus preferencias,

3
Aristóteles (1999). Política. Madrid: Editorial Gredos, p. 51.
4
Giovanni Sartori (1989). Teoría de la democracia: los problemas clásicos. México
D.F.: Alianza Editorial, p. 346.
5
Ibíd., pp. 345-346.
6
Dahl, Robert A. (1997). La Poliarquía. Participación y oposición. Madrid: Editorial
Tecnos, p. 13.

332
Desde la plaza pública a internet. Movilización social...

manifestarse publicablemente sobre dichas preferencias y recibir por


parte del gobierno un trato igualitario.
Tener voz y expresar dicha voz nos lleva inevitablemente a mani-
festarnos en contra de lo que creemos incorrecto, o a favor de aquello
que apoyamos o nos acomoda. De esta manera, las distintas formas de
movilización social van de la mano con los procesos democráticos o con
la democratización, esto se debe a que los procesos de democratización
garantizan los derechos de reunión, asociación y expresión colectiva,
los cuales promueven la aparición de los movimientos sociales.
Pero ¿a qué se refiere la expresión movimiento social? Al mo-
mento de buscar definiciones nos encontramos con que los analistas
a menudo emplean la expresión de un modo muy vago, de manera de
poder «incluir bajo ese paraguas a cualquier actividad de protesta o,
cuando menos, todas las protestas populares relevantes con las que
están de acuerdo»7, confundiendo la acción colectiva de un determi-
nado movimiento con las organizaciones o redes que respaldan dicha
acción. Es así como la inflación del término para que incluya todo tipo
de protestas repercute de manera negativa en el intento por describir
y explicar lo que son realmente los movimientos sociales.
Bajo nuestros ojos, coincidiremos con Charles Tilly, al decir que:

Tal y como su nombre indica, los movimientos sociales son


organizaciones globales formadas por diferentes grupos de
intereses. Los movimientos sociales incluirán a las capas más
significativas de la sociedad, como obreros, grupos de mujeres,
estudiantes, jóvenes y al estamento intelectual. Estos distintos
grupos de intereses de la sociedad estarán unidos por un agravio
común que, las más de las veces, será la ausencia, percibida por
todas las capas de la sociedad, de democracia en un escenario
político determinado.8

Es decir, para Tilly las movilizaciones sociales son organizaciones


formadas por grupos de intereses de las capas más importantes o de-
terminantes de la sociedad, las cuales se unen por una causa común
que la mayoría de las veces se relaciona con la ausencia de democracia,

7
Tilly, Charles & Wood, Lesley (2010). Los Movimientos Sociales, 1768 — 2008.
Desde sus orígenes a Facebook. Barcelona: Editorial Crítica, p. 27.
8
Ibíd., p. 17.

333
Rocío Zepeda Majmud

que es entendida como la ausencia de las características intrínsecas en


este sistema de gobierno, en otras palabras, la ausencia, por ejemplo, de
libertades básicas o la vulneración de diferentes derechos, entre otros.
En base a lo anterior, podemos deducir que un movimiento social
es siempre una acción colectiva que nace desde la sociedad civil, para
manifestar su malestar actuando en base a reivindicaciones especifi-
cas o manifestar su apoyo. Dichas manifestaciones pueden o no ser
compartidas por el resto de la sociedad, pero sin dudas dejan y han
dejado huellas en la construcción del sistema político y de la identidad
nacional de cada país.
Chile no escapa a la regla. Nuestra historia ha estado repleta de
acciones colectivas en pos de la reivindicación social, política y eco-
nómica, con base en la ausencia de características democráticas. Los
movimientos sociales se han constituido históricamente como actores
fundamentales en la lucha por el cambio y la ampliación de derechos
económicos, sociales y políticos. Todos los capítulos importantes de
nuestra historia desde el siglo XX hasta la actualidad, al menos, han
estado marcados por periodos de movilización.
El pasado siglo en nuestro país comienza con una ola de movili-
zaciones sociales que tenían por fin manifestar el descontento por las
condiciones de vida de la clase obrera y exigir un cambio por parte
del gobierno y la clase dominante. Es así como a partir del año 1902
vemos a la población organizarse y movilizarse en pos de un objetivo
concreto. En esta época resaltan la «Huelga de la carne» de 1905 en
Santiago; la «Huelga de los trabajadores mancomunales» en Anto-
fagasta en 1906 y la «Huelga salitrera» de fines de 1907 en Iquique.
Esta última, por sus altos grados de violencia, logra poner fin al ciclo
huelguístico por más de una década.
Ya en los años veinte, luego del incidente de la Escuela Santa María
en Iquique, los obreros, dejando el miedo atrás, se vuelven a organizar
para hacer escuchar sus demandas. A ellos se les suman los estudiantes,
artesanos, sectores medios y partidos políticos de tendencia izquierdista.
El gobierno responde nuevamente con represión y declara estado de si-
tio. Estos hechos toman forma política en la campaña electoral de 1920,
cuando llega al poder Arturo Alessandri Palma, quien se caracterizaría
por presentar un liderazgo eminentemente populista, admitiendo la

334
Desde la plaza pública a internet. Movilización social...

necesidad de reforma al sistema político chileno. Sin embargo, la crisis


no cesó, ni si quiera la promulgación de una nueva Constitución políti-
ca, que sentó las bases para la organización parlamentaria y partidaria
del país, fue suficiente para frenar las manifestaciones de descontento
popular, entendiendo que la reforma al sistema político chileno que
introdujo la Constitución de 1925 no logró «garantizar el desarrollo
democrático ni tampoco poner en práctica las reformas económicas y
sociales»9 que se exigían por parte de la ciudadanía.
La siguiente década se vio acompañada por una crisis económi-
ca mundial que cala hondo en el país, contribuyendo a reanimar las
movilizaciones sociales y llevando al derrocamiento de Carlos Ibáñez,
seguido por una «República socialista» sin éxito de tan solo 12 días
de duración. Pese a que durante esta década y la anterior fueron pro-
mulgadas las primeras leyes laborales (1924) y el Código del Trabajo
(1931), la clase trabajadora de Chile siguió manifestándose con fuerza
en busca de la reivindicación plena de sus derechos económicos, po-
líticos y sociales.
En el año 1935 se declara una huelga ferroviaria de 48 horas que
logra paralizar al país. La represión por parte del gobierno fue casi
inmediata, reaccionando con la intervención militar de la empresa.
Al año siguiente la situación se repite en el sur de Chile y tanto las
acciones gubernamentales como los resultados fueron los mismos del
movimiento anterior. Estos movimientos sociales sirvieron de base para
la formación del Frente Popular que gobernaría nuestro país durante
una década.
Para fines de la década del cuarenta Chile se encontraba en «un
clima político y social confuso, represivo y con visibles formas de
corrupción y clientelismo estatal desde los partidos políticos»10. Ese
descontento supo ser captado por Carlos Ibáñez del Campo, quien
llega nuevamente a la presidencia, esta vez de manera legítima, con
un amplio apoyo popular en el año 1952, encabezando un gobierno
con rasgos populistas y autoritarios que culmina con una gran crisis
social en el año 1957, cuando trabajadores, pobladores y estudiantes

9
Garcés, Mario (2012). El despertar de la sociedad. Los movimientos sociales en
América Latina y Chile. Santiago: Lom, p. 96.
10
Ibíd., p. 111.

335
Rocío Zepeda Majmud

se tomaron las calles de Santiago a fin de manifestar su descontento.


Esta movilización termina con más de diez muertos a manos de la
represión del Ejército.
Durante los siguientes tres gobiernos: de Jorge Alessandri, Eduar-
do Frei y Salvador Allende, la situación no varió en demasía. Estos
tres líderes, con proyectos políticos diametralmente opuestos entre sí,
registran problemas muy símiles. Los tres comienzan su mandato con
cambios importantes al sistema, principalmente económicos y sociales,
que durante los primeros años parecen dar resultados, empero, los tres
proyectos se caen a poco andar, registrando profundas crisis tanto
sociales, como políticas y económicas.
Es durante esta época que los movimientos sociales comienzan a
diversificarse, adoptando así nuevas formas y procedimientos. «Las
tomas de terrenos urbanos y de fundos, así como las ocupaciones de
fábricas, evidenciaron la radicalización de los nuevos sectores organi-
zados, manifestada en formas políticas de acción directa en el ámbito
laboral y vecinal»11. A esto se le suma la consolidación de las antiguas
formas de manifestación: cacerolazos, marchas, sentadas, protestas,
entre otras. Durante esta época, el país se vio enfrentado a fuertes
pugnas entre pobladores y gobierno, con cruentos resultados. Luego
del abrupto término del gobierno de Salvador Allende por medio del
golpe militar del 11 de septiembre de 1973, la población no volvió a
manifestarse sino hasta una década más tarde.
En aquellos años, las fuerzas armadas ocuparon el país, para «dis-
ciplinar al pueblo a través del terror como arma de acción política»12,
empero, eso no bastó para que los ciudadanos de Chile no alzaran su
voz. Comenzaron a nacer nuevos movimientos y prácticas de asociación
que se abrieron paso en los sectores populares del país, contando con
el apoyo de las Iglesias, las ONG y los partidos políticos que seguían
actuando en la clandestinidad.
En mayo de 1983 los trabajadores del cobre, organizados y bajo la
idea de que no bastaba «una ley más o una ley menos» para solucionar
sus problemas, articulan lo que sería la primera protesta nacional, la

11
Correa, Sofía, et al. (2001). Historia del Siglo XX chileno. Santiago: Editorial
Sudamericana,p. 255.
12
Garcés, Mario. op. cit., p. 123.

336
Desde la plaza pública a internet. Movilización social...

cual tenía por objetivo final el término del régimen y el retorno a la de-
mocracia. Fueron 22 jornadas de protesta desde 1983 hasta 1987, que
dejaron centenares de muertos, heridos y encarcelados. Estas jornadas de
movilizaciones sociales, si bien no consiguen su fin último, logran modi-
ficar el cuadro político existente y preparan el retorno a la democracia.
Es así como podemos ver que hasta el retorno a la democracia los
movimientos sociales fueron elemento fundamental para la configura-
ción de las relaciones entre lo social y lo político, así como también,
actores principales en las etapas de cambio por las cuales ha atravesado
el país.
El siglo XXI en Chile pareciera darle un nuevo aire a las movili-
zaciones sociales, si bien durante la primera década no se registraron
grandes agitaciones, para el año 2011 algo pasa en nuestro país que
reconfigura el panorama político y social. Esto es: los movimientos
estudiantiles.
Los movimientos sociales registrados en Chile a partir de la pre-
sente década se constituyen de manera distinta a los registrados en
el pasado, especialmente en lo referido a sus formas de agrupación y
convocatoria, así como también a sus formas de lucha.
El elemento identificador, o distinto, del movimiento estudiantil
del presente siglo queda de manifiesto al analizar los movimientos
sociales anteriores: cronológicamente hablando, podemos notar que
las movilizaciones sociales de principio de siglo fueron principalmente
obreras, convocadas por grupos de tendencia anarquista primero, y
de izquierda institucionalizada después. Dirigiendo la agrupación a un
sector específico de la sociedad: los trabajadores que veían vulnerados
sus derechos sociales, políticos y económicos. Eran movilizaciones
situadas en los estratos más pobres de la población y atacaban al go-
bierno y a la aristocracia chilena, fórmula que se generalizó hasta el
gobierno de Salvador Allende.
Para principios de la década del setenta, vemos que la convocatoria
vino desde los grupos más poderosos del país con ayuda económica
y estratégica del extranjero. Las formas de agrupación en esta época
estuvieron dirigidas hacia los estratos altos y medios de la sociedad,
como nunca había sucedido en Chile, lo cual derivó en el golpe de
Estado por parte de los militares en el año 1973.

337
Rocío Zepeda Majmud

Más adelante, ya durante el régimen militar, la convocatoria fue


diversa y evoluciona desde el movimiento sindical, expresado en la
Confederación de Trabajadores del Cobre, «a un conjunto de convo-
cantes que comprometen tanto a las expresiones políticas nacionales
como a las organizaciones sociales»13, pasando también por manos de
los partidos políticos en clandestinidad que fueron incapaces de organi-
zarse en torno a un objetivo estratégico conjunto y que por lo tanto no
consiguieron conducir la movilización. Estas jornadas de movilización
social agrupan a todos los ciudadanos que se sentían disconformes con
el régimen y que anhelaban el retorno a la democracia: pobladores,
estudiantes, profesionales, obreros, etcétera, pero aun así no superan
los tres cuartos de apoyo de la sociedad civil.
En base a lo anterior queda de manifiesto que los movimientos
sociales en Chile primero estuvieron siempre dirigidos a sectores
específicos de la sociedad sin muchas posibilidades de ampliar su
capacidad de agrupación; y segundo, eran comandados por grupos o
personas políticamente posicionadas y convocados de forma directa
por ellos mismos. Las movilizaciones del año 2011 se distinguen de las
anteriores por dos características fundamentales: primero, porque por
la gran cantidad de gente que consiguieron unir en la cruzada logran
poner en jaque tanto la efectividad y eficiencia del gobierno como la
misma convivencia entre chilenos. Chile parecía ser un país estable,
que resaltaba en la región por un logrado orden social que no poseían
nuestros vecinos. Pero este orden, esta estabilidad, se vio desafiada por
un grupo de jóvenes, que decidieron organizarse en busca de un cambio
real, de un cambio significativo. Es así como se toman las calles para
demandar a la clase política un cambio en el sistema educacional. El
impacto que produjeron en la población fue tal que pronto comenzaron
a sumar adeptos, quienes empatizaban con su causa, por considerarla
justa y necesaria. Marchas multitudinarias, manifestaciones novedosas,
cargadas de color y muestras artísticas nunca antes vistas en Chile
fueron las características principales del movimiento.

13
De la Maza, Gonzalo y Garcés, Mario (1985). La explosión de las mayorías.
Protesta nacional: 1983-1984. Santiago, Chile: Editorial ECO, p. 73.

338
Desde la plaza pública a internet. Movilización social...

Como si esto fuera poco, vimos cómo las movilizaciones estudian-


tiles sirvieron de pie para que otros grupos comenzaran a organizarse
en la exigencia de variadas demandas. En efecto, el año 2011 se registra
una movilización en Punta Arenas por el intento del gobierno de subir
el precio del gas; luego asistimos a manifestaciones por el proyecto
HidroAysén rechazado por gran parte de la población; más tarde,
las minorías sexuales también alzaban su voz, exigiendo igualdad de
derechos, y suma y sigue.
Los problemas del gobierno, en cuanto a gestión y credibilidad se
fueron agudizando cada vez más, culminando en una crisis de repre-
sentatividad que lleva la popularidad del presidente Sebastián Piñera
a un 27%, la cifra histórica más baja de aprobación que ha obtenido
un presidente en nuestro país.
El movimiento social vivido tendió paulatinamente a la ampliación
de demandas y adherentes, tanto a nivel nacional como internacional,
instando incluso a nuestros vecinos a movilizarse por la misma causa.
Mostrando, de la misma forma, un enorme compromiso, energía y
creatividad al momento de defender su causa, lo que les ha permitido
lograr la ansiada vitrina y transversalidad que todo movimiento social
necesita para persistir.
De esta manera, las movilizaciones del año 2011 logran algo nun-
ca antes visto: llegar a casi toda la sociedad. Un país comprometido,
casi por completo, con una causa que consideraba justa y necesaria:
«educación gratuita y de calidad». El movimiento se transforma en
una causa transversal, que va más allá de las variaciones de clase. Nos
afecta a todos y todos somos parte de ese cambio. Algo que nunca antes
había sucedido en nuestra historia.
La segunda característica tiene que ver con la forma de convoca-
toria. El apoyo transversal que consiguen los estudiantes se logra por
la visibilidad que obtuvo el movimiento, visibilidad lograda principal-
mente por la introducción de las nuevas tecnologías de la información,
lo cual afecta directamente a la convocatoria de dicho movimiento.
Los manifestantes ya no son convocados por líderes anarquistas
ni de la izquierda clásica con nombre y apellido, ni por grupos de
poder con apoyo extranjero, tampoco son instruidos por medio de
folletos o pasquines que se pasaban de mano en mano, ni por medio de

339
Rocío Zepeda Majmud

reuniones políticas partidarias. Ahora la convocatoria proviene de


líderes anónimos, quienes por medio de sus computadores llaman al
pueblo a manifestarse y hacen públicas las reivindicaciones por las
cuales luchan.
Los estudiantes de Chile organizados se valieron en gran parte
de internet para hacer su causa pública, principalmente, a través de
Twitter y Facebook acercaron sus reivindicaciones a la población. A
través de estas dos herramientas lograron poner en el centro de la
actualidad nacional temas que se relacionaban con su causa, y crear
acceso inmediato a la información de la cual disponían. Dieron a
conocer sus demandas, asimismo contaron su versión de los hechos,
la cual variaba de la versión oficial mostrada por la televisión o los
periódicos. Pudimos ver, por ejemplo, fotos de marchas artísticas que
se contrariaban con la violencia mostrada por los medios oficiales, así
como también diferencias enormes sobre el número de participantes
que ellos aseguraban haber convocado y el número que manejaba y
mostraba el gobierno.
La introducción de Tecnologías de la Información fue, recapitu-
lando, lo que le dio la visibilidad necesaria al movimiento estudiantil
para poder posicionarse en el centro de la opinión publica y para hacer
que el gobierno los escuchara y atendiera.
Sin embargo, la inclusión de tecnologías de la información en los
movimientos sociales no es algo nuevo, podemos ver cómo a lo largo
y ancho del orbe «los promotores de los movimientos sociales a es-
cala internacional han incorporado masivamente a sus actuaciones la
tecnología de las comunicaciones digitales»14. Los sitios web, las peti-
ciones en línea, los blogs, los programas online, el correo electrónico,
las salas de chat y videochat, entre otros, no solo se han encargado de
acelerar las comunicaciones, sino que también han ampliado el número
de personas con las que se puede estar en contacto. Chile no fue la
novedad ni la excepción.
Estas nuevas tecnologías de la información logran poner en contac-
to a los activistas y al público en general, de manera directa, superando
con creces el círculo inmediato de cualquier activista y logrando la
visibilidad que cualquier movimiento social requiere para mantenerse

14
Tilly, Charles y Wood, Lesley. op. cit., p. 208.

340
Desde la plaza pública a internet. Movilización social...

en el tiempo. El nuevo sistema social constituido en base a las nuevas


tecnologías de la información ha logrado cambiar la organización y
la estrategia del movimiento social.
Con este escenario, a sabiendas de la poderosa herramienta que
constituye internet, cabe preguntarnos ¿qué nos espera? Creo personal-
mente que en la actualidad este medio esta viviendo su peak. Los com-
putadores y los teléfonos inteligentes nos permiten tener información
y contacto de manera inmediata, el mundo está a un clic de distancia,
estableciéndose, en el caso de las movilizaciones sociales, como método
legítimo de convocatoria y fuente confiable de agrupación.
Por otra parte, internet nos presenta una posibilidad valiosa y pe-
ligrosa a la vez: la posibilidad de la elección; yo elijo qué leer, qué ver,
con qué causas empatizar y con cuáles no. Digo que es valiosa porque
puedo acceder a la información que busco y necesito de manera rápi-
da; y peligrosa porque al existir la posibilidad de elección tan clara y
limitante se produce un sesgo de opinión marcado o influenciado por
las creencias personales del receptor, dando poco espacio a la creación
de opinión objetiva.
En relación al futuro de los movimientos sociales en Chile, luego
de este gran renacer y apoyado por las nuevas tecnologías de la infor-
mación y, por ende, con la posibilidad de visibilidad y por tanto de
éxito, no creo sino en augurios positivos.
Hay que tener en consideración que más allá de las formas de
agrupación y convocatoria que logró el movimiento estudiantil, los
que se movilizan, los que demandan sus derechos son hijos de la de-
mocracia, jóvenes que crecieron sin miedo, que no vivieron la represión
y que por tanto pudieron salir a la calle a exigir lo que ellos creían
correcto. Las generaciones venideras estarán marcadas por esta misma
característica. El pueblo de Chile, el nuevo pueblo de Chile sabe que
puede y debe manifestarse por aquellas reivindicaciones que cree justas
y necesarias, está consciente de su rol ciudadano y no cabe duda que
seguirá haciendo escuchar su voz.
Por otra parte, pese a que el movimiento no ha logrado, hasta la
actualidad, concretar su demanda de educación gratuita y de calidad, y
pese a la politización de la cual ha sido producto estos últimos meses,

341
Rocío Zepeda Majmud

fueron capaces de dejar al descubierto las falencias y debilidades de la


clase política chilena casi por completo, lo cual no es menor.
En lo personal, considero que el movimiento estudiantil como lo
conocimos el año 2011 va a variar en sus formas. Ya no estará coman-
dado por los mismos, ni tendrá, quizás, tanta visibilidad como la vimos
hasta el año pasado, empero, considerando que la causa por la cual
luchaban era una causa nacional, en algún momento, luego del recam-
bio político, sin duda alguna harán escuchar sus voces nuevamente.
Finalmente, a modo de conclusión, puedo afirmar que definitiva-
mente las altas tasas de efectividad logradas por el movimiento estu-
diantil del año 2011 se debieron a las tecnologías de la información
adoptadas. Este movimiento en su organización estratégica no fue muy
distinto de los pasados, ni tampoco su causa fue más o menos justa
que la de los movimientos pasados, la gran diferencia estuvo, como
dijimos, en su visibilidad, que les permitió una mayor agrupación y una
forma de convocatoria distinta. Si los movimientos del siglo pasado
hubieran tenido internet, la historia sería otra.

Referencias bibliográficas
Aristóteles (1999). Política. Madrid: Editorial Gredos.
Correa, Sofía, et al. (2001). Historia del Siglo XX chileno. Santiago: Editorial
Sudamericana.
Dahl, Robert A. (1997). La Poliarquía. Participación y oposición. Madrid:
Editorial Tecnos.
De la Maza, Gonzalo & Garcés, Mario (1985). La explosión de las mayorías.
Protesta nacional: 1983-1984. Santiago: Editorial ECO.
Garcés, Mario (2012). El despertar de la sociedad. Los movimientos sociales
en América Latina y Chile. Santiago: Lom.
Sartori, Giovanni (1989). Teoría de la democracia: los problemas clásicos
México D.F.: Alianza Editorial.
Sartori, Giovanni. Videopolítica. Medios, información y democracia de sondeo.
Madrid: Fondo de Cultura Económica, 2003.
Tilly, Charles & Wood, Lesley. (2010) Los movimientos sociales, 1768 - 2008.
Desde sus orígenes a Facebook. Barcelona: Editorial Crítica.

342
Capítulo XVII
La comunicación transmedia
y su rol en la personalización del dis-
curso político en Chile
Juan Cristóbal Portales Echeverría

Desde que la democracia fuera restaurada en Chile, el interés en la


política y la confianza en el sistema de partidos políticos han decaído
progresivamente. Dicho fenómeno se ha ido gestando en paralelo al
fortalecimiento de una sociedad de consumo cada vez más desideolo-
gizada e individualista. Hoy el votante define sus opciones con base
en ciertas características y atributos del candidato que mejor puedan
representar determinados intereses o dar solución a demandas irre-
sueltas. Es una personalización de la política.
Tal desafección y personalización se produce dentro lo que se
conoce como la tercera etapa de la comunicación política caracteriza-
da por una progresiva volatilidad de los electores, la penetración del
marketing político y las encuestas de opinión como mecanismo para
caracterizar a esta nueva ciudadanía y predecir su comportamiento,
un fraccionamiento de la información y la irrupción de múltiples
plataformas, soportes y canales (offline y online) definidos por la
interacción de los ciudadanos-usuarios y traídos por la comunicación
transmedia.
A través de un análisis descriptivo, este artículo-ponencia plantea
la dificultad de medir la influencia de una comunicación transmedia,
que, si bien es importante en la definición de una agenda personalista
por parte de las élites políticas y medios informativos tradicionales,

343
Juan Cristóbal Portales Echeverría

aún es muy precaria a nivel del discurso y comportamiento político


de la sociedad civil por las limitaciones presentes a la hora de lograr
su acceso masivo y uso informado.

Antecedentes sobre la personalización


de la política en Chile
Un tema de recurrente debate en la sociedad chilena es la pro-
gresiva desafección mostrada por el electorado hacia las instituciones
democráticas, el sistema de partidos y a participar de las elecciones.
Los antiguos paradigmas de votación sustentados en la clase, creencia
religiosa, partido político o ideología se desperfilan frente a los pilares
que mueven al mercado: insatisfacción y competencia. Más de la mitad
de los chilenos no se define en un eje izquierda-derecha (frente a solo
un 14% en 1992) y confían más en las empresas que en los partidos1.
El 60 por ciento de los chilenos no se identifica con ninguna coalición
política y desconfían profundamente de la acción de los 3 poderes del
Estado. Un 58% desaprueba a la oposición en su conjunto y otro 52
por ciento al gobierno2. Si para las elecciones municipales de 1992 votó
un 89,9% de la población inscrita, en 2013 y con nuevo sistema de
inscripción automática y voto voluntario que aportó padrón de electo-
res más amplio esa cifra cayó a un 43%. Misma tendencia se registra
cuando se consideran elecciones presidenciales de primera vuelta. En
comicios de 1989 participó un 94,7% de la población inscrita y en
2013 la cifra llega a solo un 49,3%3.
Las incertidumbres, que anteriormente se superaban como grupo
familiar o recurriendo a la clase, grupo social, político o religioso, son
progresivamente manejadas por las propias personas. El poder políti-
co basado en el mando autoritario y en las reservas de acatamiento o
respeto tradicionales tiene poca cabida. Se da el paso de una política,
costumbres o moral oficial a otras de carácter reflexivo. Lo oficial se

1
En estudio de opinión de Centro de Estudios Públicos (CEP) de noviembre-
diciembre de 2011, las personas encuestadas dicen confiar más en las empresas
privadas (17%) que en los partidos políticos (7%).
2
Estadísticas obtenidas de Estudio Nacional de Opinión Pública, Centro de Estudios
Públicos (CEP). Julio-agosto 2012.
3
Cifras disponibles en www.servel.cl.

344
La comunicación transmedia y su rol en la personalización del discurso...

define como aquello dirigido por normas preestablecidas, inalterables


y muchas veces inexplicables. Lo reflexivo como aquello cuya calidad
y coherencia están definidas por un discernimiento libre, sujeto a
creencias e intereses propios, a un ethos individual.
Hoy el votante supera las disquisiciones ideológicas y partidistas
de antaño y define sus opciones con base en ciertas características,
comportamiento no verbal y atributos del candidato que mejor puedan
representar determinados intereses o dar solución a demandas irresuel-
tas. Es una personalización de la política. Una expresión clara de este
fenómeno se refleja en la incidencia del voto cruzado4. Para el caso
de Chile, Navia y Saldaña (2009) identifican un aumento significativo
en el voto cruzado entre partidos de una misma coalición y también
entre distintas coaliciones, al comparar los resultados de elecciones
presidenciales con aquellos de elecciones parlamentarias celebradas
en forma simultánea entre 1993 y 20055. Esta tendencia se ratifica en
comicios municipales de 2012, al evaluar la diferencia entre la votación
obtenida por alcaldes elegidos y la votación de concejales de un mismo
partido en las 25 comunas con más electores del país6.

4
El voto cruzado hace referencia a que los votantes emiten simultáneamente al
menos dos votos diferentes, optando por un candidato de cierta tendencia partidista
en una boleta, y al mismo tiempo, se manifiestan a favor de otro candidato de un
partido o coalición distinto en la otra (Nohlen, 1998, p. 78).
5
Por ejemplo, en 1993 el promedio de voto cruzado para las 19 circunscripciones
parlamentarias, esto es, la diferencia entre la votación a diputados y la votación
por presidente para una coalición tiene un valor absoluto de 5 por ciento. Tanto
el voto cruzado positivo a favor del candidato presidencial de la Concertación
—Eduardo Frei de la Democracia Cristiana (DC)— como el voto cruzado negativo
en desmedro de los candidatos presidenciales de la Alianza con sus abanderados
Arturo Alessandri, Unión Demócrata Independiente (UDI) y Renovación Nacional
(RN), y José Piñera (independiente) alcanzaron un 5%. En las presidenciales de
2005, en tanto, el promedio de voto cruzado varió significativamente para la Alianza
y para la Concertación. Mientras en la Concertación, con su candidata del Partido
Socialista (PS) Michele Bachelet, se observó un promedio de voto cruzado negativo
de 2,8 por ciento, la Alianza se benefició de un voto cruzado positivo a favor de
sus candidatos presidenciales, Joaquín Lavín (UDI) y Sebastián Piñera (RN), res-
pecto de sus candidatos al Parlamento de 12,3% (Navia y Saldaña, 2009, p. 152).
6
En San Bernardo, la diferencia entre Nora Cuevas (UDI) y los concejales de su
partido es de un 16,6%; en Valparaíso, la diferencia entre Jorge Castro (UDI) y
sus concejales es de 13,4%; en Temuco, la diferencia entre Miguel Becker (RN) y
sus concejales es de 12,6%; en La Florida, la diferencia entre Rodolfo Carter de
la UDI y sus concejales es de 11,8%; en Puente Alto el RN Germán Codina tiene
una diferencia de 10,9%; en Antofagasta la independiente ex RN apoyada por la

345
Juan Cristóbal Portales Echeverría

Más aun, dicha personalización política no solo involucra a los


electores. También se hace evidente en el comportamiento y agenda de
los actores políticos y medios de comunicación. Por un lado, los atri-
butos y actuaciones personales de ciertos líderes se convierten en pieza
central de las definiciones político-partidistas y electorales. La política
de la imagen y narrativas atractivas para calzar con preferencias del
electorado supera a la política enraizada en la diferenciación ideológica
y programática. El eje de la estrategia de los partidos para conquistar
las preferencias ciudadanas se sustenta en líderes supra-partidos que
convoquen a un gran electorado independiente y de centro (dinámica
centrípeta). Al mismo tiempo, la progresiva comercialización y compe-
tencia de los grandes medios de comunicación de masa deriva en una
predilección por una cobertura política individualizada en la figura del
líder y sus atributos personales, más «digerible», atractiva y cercana
que el debate conceptual-programático. O si se quiere, comienza a
predominar una cobertura noticiosa del proceso político y las alterna-
tivas electorales enfocada en la personalidad de los candidatos antes
que en la discusión de temas políticos o de política pública (Portales,
2009 y 2013).
Este proceso de desafección y personalización no es solo sintomá-
tico de nuestro país, sino de una mayoría de sociedades occidentales
(Swanson y Mancini, 1996; Wattenberg, 1998; Wilke y Reineman,
2003; Caprara y Zimbardo, 2004; Karvonen, 2007; Rahat y Sheafer,
2007). Se produce dentro una dinámica relacional compleja, de carácter
transaccional, que se conoce como la tercera etapa de la comunicación
política (Blumler & Kavanagh, 1999). Líderes y partidos políticos,
medios de comunicación y sociedad civil interactúan en un contexto
donde los ciudadanos se convierten en centro de los cambios culturales
caracterizados por una extensión de la educación, la democratización
del acceso a bienes y servicios antes exclusivos, las fuertes demandas
de movilidad social, la igualdad de derechos y obligaciones alcanzada
Alianza, Karen Rojo, tiene una diferencia con sus concejales de 26,6%; en Viña
del Mar la diferencia de la UDI Virginia Reginato y sus concejales es de 8,5%; en
Santiago la diferencia de la PPD Carolina Tohá con sus concejales es de 5,3%; en
la Serena Roberto Jacob del PRSD tiene diferencia de 11,3% con concejales; en
Providencia Josefa Errázuriz, independiente apoyada por Concertación y PRO, tiene
diferencia de 7,5% con concejales; en Concepción, Álvaro Ortiz tiene diferencia
de 4,2% (fuente: Observatorio Electoral de Instituto Libertad y Desarrollo).

346
La comunicación transmedia y su rol en la personalización del discurso...

por la mujer, la legalización de las relaciones laborales, la prolifera-


ción y segmentación de los medios de comunicación de masas y, más
recientemente, el progresivo fraccionamiento de la información y su
diseminación a través múltiples plataformas, soportes y canales (offli-
ne y online) definidos por la interacción de los ciudadanos-usuarios y
traídos por la comunicación transmedia.
En el caso de Chile, a los ya mencionados factores explicativos del
fenómeno de la personalización de carácter más global, se puede agre-
gar el conjunto de reformas resultantes del modelo económico y social
neoliberal impulsado por el régimen militar (Huneeus, 1998; Tironi y
Aguero, 1999). En el ámbito político y a partir del establecimiento de una
nueva Constitución (1980), se consagra un sistema electoral binominal
que alienta una falta de competencia y renovación de los partidos polí-
ticos (ahora reacomodan su histórica perspectiva ideológico-dogmática
hacia otra pragmática de acuerdos políticos. Se establece una dinámica
política de consensos con escasas alternativas de disenso).
A nivel económico, el régimen de Pinochet adopta un modelo neoli-
beral de privatizaciones sustentado en el nuevo principio constitucional
de «subsidiariedad». Acá se incluyen a medios de comunicación que
hasta ese minuto eran dirigidos bajo un modelo de gestión pública y
universitaria. Desde fines de los años 80, se comienza a imponer en
dicho sistema la lógica de la competencia comercial (Tironi y Sunkel,
1993) que significó la incorporación de los canales privados en televi-
sión abierta, la necesidad de financiamiento comercial de la televisión
estatal, la llegada de la televisión por cable y el traspaso del usufructo
de las señales públicas universitarias a la empresa privada. El resulta-
do es un paulatino pero notorio retrato de la política y la sociedad en
clave comercial, vendible para las grandes audiencias.
De esta forma, y si a fines del régimen militar e incluso una vez
retomada la senda democrática en 1990 el eje de los discursos de la
candidaturas, los partidos y las salas de prensa giraba en torno a los
programas políticos, la discusión de las bases y el modelo con el cual
garantizar la estabilidad y modernización del país (como parecieron
manifestarlo las elecciones de Aylwin en 1989 y Frei en 1993), a fines
de los 90 ya era posible ver un proceso político centrado en la figura
de los líderes (Navia, 2009; Portales, 2009; Tironi, 2010). Si los clivajes

347
Juan Cristóbal Portales Echeverría

autoritarismo (democratización con contrapesos) versus democracia


(ampliación de la democracia vía eliminación de los «enclaves autori-
tarios») y economía de mercado sin limitaciones versus economía de
mercado regulada determinan «domicilios» y preferencias políticas en
los primeros años de la democracia, ahora la sociedad ve la emergencia
de un clivaje pos-Pinochet que se concentra en el «cambio», «cosis-
mo» o preferencias políticas marcadas por un materialismo (Halpern,
2002), y más recientemente en una discusión en torno a la vía para
satisfacer esas demandas materiales no resultas («gradualismo» versus
«reformismo» (Portales, 2013).
Una desafección de los votantes de las instituciones políticas
propias de un orden «moderno» y su comportamiento de acuerdo a
elementos pragmáticos de corte materialista se puede entender como
una reacción a la perpetuación o aparición de ciertos vicios ampara-
dos por las élites dominantes que han ido modelando una democracia
representativa poco participativa y transparente (Navia, 2009; Tironi,
2010).
Esto va en el caso de Chile desde la falta de competencia y par-
ticipación política traída por el sistema binominal, la ley de registro
electoral que desincentiva la participación en los comicios electorales,
una ley de financiamiento electoral que no facilita la transparencia y la
representatividad política, la falta de una ley de partidos que promueva
una democracia participativa y renovación al interior de los mismos, o
la ineficacia de la clase política para resolver problemas estructurales
de larga data o los altos niveles de desigualdad social. Cada una de
estas barreras estaría contribuyendo a aumentar el nivel de ansiedad
y desconfianza de las personas hacia el sistema político, y por tanto
sería un aliciente para refugiarse en convicciones propias antes que en
proyectos político-ideológicos compartidos.
En este escenario de incertidumbre, las encuestas de opinión pasan
a tener un rol vital en la caracterización del electorado, la predicción
de su comportamiento y, por tanto, en la definición de la gestión y
políticas públicas de un gobierno, o en el diseño de las estrategias y
mensajes de los aspirantes a un cargo de elección popular (López &
Martínez, 1999).

348
La comunicación transmedia y su rol en la personalización del discurso...

Para el caso de los candidatos presidenciales de la Concertación


(la coalición de centroizquierda), si en 1989 la nominación de Patricio
Aylwin (Partido Demócrata Cristiano) como abanderado del conglome-
rado se efectuó a partir de las definiciones adoptadas por las cúpulas
partidarias (Angell, 2005), en 2005 se dio paso a una candidatura como
la de Michele Bachelet (Partido Socialista) surgida desde las encuestas
y encumbrada por la opinión pública.
El crecimiento de la popularidad de Bachelet en el período 2004-
2005 previo a la elección presidencial y medido a través de diversas
encuestas de opinión fue tal que la realización de una elección primaria
previamente pactada con la otra contendiente concertacionista, Soledad
Alvear (Partido Demócrata Cristiano), se hizo innecesaria. La opinión
pública se inclinó claramente por Bachelet y Soledad Alvear se vio
obligada a deponer su candidatura (Dockendorff, 2010).
Una forma adicional de medir la importancia que toman las eva-
luaciones de la opinión pública a través de las encuestas de opinión la
otorgan Cordero y Tapia (2007). Estos autores cuantifican la totalidad
de las encuestas publicadas en Chile desde 1957, y logran identificar
tres momentos fundamentales: 1988, año en que tiene lugar el plebis-
cito democrático para determinar la continuidad del régimen militar
y en que se realizan un total de 42 encuestas; 1999, año de elección
presidencial donde se realizan un total de 75 encuestas; y 2005, tam-
bién año de elección presidencial donde se contabilizan 102 encuestas.
Los atributos personales de los líderes adquieren gran prominencia
en estos diversos estudios de opinión. De hecho, en cada una de las
encuestas de opinión efectuadas en año electoral desde 1999, el Centro
de Estudios Públicos (CEP) los introduce como parte fundamental del
cuestionario. En encuestas de años electorales anteriores (1993 y 1989)
aquello no era una constante.7

7
En el año electoral de 1989 (primera elección presidencial democrática desde 1970)
el CEP realiza cuatro estudios de opinión: en marzo, junio, septiembre-octubre y
diciembre. En el estudio de junio no se incluyen preguntas sobre atributos. En el
año electoral 1993, el CEP realiza estudios de opinión en: marzo, julio, octubre,
noviembre y noviembre-diciembre. En el estudio de marzo tampoco se incluyen
preguntas sobre atributos. Es a partir de 1999 cuando todos los estudios de opinión
CEP efectuados en año electoral incluyen preguntas por atributos de candidatos
presidenciales. Esto es, en estudios de opinión de abril-mayo y septiembre-octubre
de 1999; en 2005 estudios de junio-julio, agosto-septiembre y octubre-noviembre;

349
Juan Cristóbal Portales Echeverría

Comienzan también a emerger nuevos estudios de opinión pública


que evalúan estos temas. Es el caso de la empresa Search-marketing,
que entre el sábado 20 y el martes 23 de noviembre de 1999 realiza
encuesta a un universo de 669 personas inscritas en los registros
electorales, y se enfoca en «las características personales de los dos
principales candidatos. Ante la consulta respecto a quién tenía mejores
características para ser Presidente de la República, un 51% respondió
que Lagos y un 38% que Lavín»8.
La centralidad de las encuestas y de los atributos del líder en esas
encuestas ha llevado a autores como Porath (2007, p. 44) a plantear
las posibilidades de equiparar la democracia chilena a una democracia
mediática.
Dittus (2006) llama la atención sobre el «impacto persuasivo»
de las encuestas en la determinación y posicionamiento de los líderes
políticos y candidatos presidenciales, y en la formulación de los con-
tenidos que estos hacen. Dockendorff va más allá y postula al mismo
tiempo que las encuestas otorgan una visibilidad a los líderes políticos
y sirven como herramienta fundamental para el posicionamiento de los
candidatos, «desplazan cada vez más a otras instancias de resolución
partidaria o participación interna como mecanismo para la formación
de los liderazgos políticos» (2010, p. 176).
Si se evalúan estas tendencias desde un punto de vista positivo,
resulta evidente que el votante chileno se ubica progresivamente en el
centro de la decisión política y por tanto cualquier evaluación que se
haga del proceso político, ya sea desde el día a día o a partir del estudio
de elecciones, debe considerar este elemento.
Una vez identificado un fenómeno ascendente de desafección
democrática y personalización política y señalados sus factores expli-
cativos más importantes, queda por analizar cuál de los actores de la
tercera fase de la comunicación política (líderes y partidos políticos,
medios de comunicación o ciudadanía) cobra mayor relevancia a la
hora de profundizar una dinámica discursiva que gira en torno a los
atributos del líder político. Es decir, si son los medios a través de las

en 2009 en estudios de mayo-junio, agosto y octubre. Ver: http://www.cepchile.cl/


dms/lang_1/encuestasCEP.htm
8
El Mercurio: Opiniones polarizadas en sondeo Searcli, Sábado 27/11/1999, Cuerpo
C, p. 3.

350
La comunicación transmedia y su rol en la personalización del discurso...

estructuras del sistema medial o los valores profesionales de los perio-


distas y sus lógicas de qué es noticia; si son las campañas y acciones
de los políticos; o el imperio de los votantes a través de las encuestas
e índices de audiencia.
Un modelo comprensivo del proceso de formación de la agenda
(agenda building), dentro de los estudios de agenda setting, que toma en
cuenta la variabilidad e importancia de la opinión política y la decisión
de voto de los electores sobre el conjunto de actores políticos (medios y
políticos) es el modelo transaccional postulado por Dalton et al. (1998).
Aquí, los líderes, los medios de comunicación y la opinión pública
convergen simultáneamente en una serie de atributos fundamentales
que influencian el discurso político y los contenidos de las campañas.
El modelo transaccional, si bien sugiere una estrecha correlación
entre el contenido de los medios, el interés del público y los temas y
atributos proyectados por los candidatos, no relaciona esta corre-
lación a una monocausalidad o relación estática donde los medios
predeterminen la agenda del público y los políticos. En la misma línea
Karvonen (2007) plantea que el concepto central de la personalización
de la política denota un proceso de cambio en el tiempo que involucra
una serie de procesos concomitantes que no ocurren necesariamente en
secuencia y que tampoco obedecen a una secuencia jerárquica.
En consecuencia, el que los medios prioricen determinados atri-
butos personales de los candidatos como material fundamental de
campaña a informar a la opinión pública podría ser explicado más
bien como una convergencia de agendas entre electorado, candidatos
y los mismos medios de prensa.
Este modelo, al establecer un proceso de comunicación política
transaccional, admite y revaloriza la importancia del electorado como
actor fundamental y activo del proceso político, evita aceptar causalida-
des preestablecidas e inalterables asumidas hasta ahora por una parte
de la academia al momento de explicar el comportamiento político
de votantes y líderes políticos, y por otro lado plantea la flexibilidad
y mutabilidad de las relaciones entre los actores de dicha comunica-
ción. Se plantea también de forma coherente con los últimos hallazgos
en materia de conducta política provenientes desde el ámbito de la

351
Juan Cristóbal Portales Echeverría

psicología política, como los estudios de MacKuen et al. (2007) y


Caprara y Zimbardo (2004), o Graber (2001).
Estos prueban cómo las personas pueden cambiar o alternar entre
diversas estrategias de decisión política dependiendo del escenario en
el que se encuentren, no se ciñen de manera estricta a ciertos patrones
de conducta derivados de su entorno social más directo o de una perte-
nencia a una organización política, y son capaces a su vez de influenciar
el comportamiento de medios y líderes políticos.

La dinámica actual de la personalización


política en Chile
Más allá de las transformaciones históricas a nivel político-insti-
tucional ya reseñadas, y en un contexto de erosión de las instituciones
políticas tradicionales y de emergencia de nuevos canales y dinámicas
de comunicación social, resulta conveniente identificar cómo interac-
túan en Chile los actores más importantes de la comunicación política
posmoderna a la luz de la conceptualización de personalización política
aportada por Rahat y Sheafer (2007). Esto es, los líderes políticos,
electores y medios de comunicación (incluidos los transmedia).
Una parte de la academia chilena considera tal personalización
profundizada fundamentalmente por el nuevo carácter y dinámica que
toman los medios de masas en Chile desde fines del régimen de Pino-
chet. Tal como argumentan Ossa (1999) y Silva (2004), los presidentes,
parlamentarios y líderes políticos han adaptado sus agendas y estilos
a las imágenes y agendas promovidas por los medios. Fenómeno que
se habría extendido también a las campañas políticas.
Como indican los profesores Corrales y Sandoval (2005), «la
prensa opera en un mercado dual dentro del que, además de vender
información, venden espacios publicitarios para que diversas empresas
puedan, mediante sus avisos, llegar hasta el gran público». Es decir,
la sintonía y las audiencias están estrechamente ligadas a la venta de
publicidad. Esto implica que en un mercado altamente concentrado
como el chileno el propietario, editor o periodista —en su práctica
del día a día— definirían sus criterios editoriales al alero de aquellos

352
La comunicación transmedia y su rol en la personalización del discurso...

intereses comerciales de sus avisadores e indirectamente de aquellos


segmentos sociodemográficos que se busca conquistar y mantener.
En ese contexto, el compromiso ético y la responsabilidad social
de los periodistas correrían grave peligro al estar supeditados a crite-
rios comerciales. Monckeberg (2009) sostiene que los medios chilenos
al competir por la noticia «vendedora» o por el show con mayor
sintonía han dejado de desarrollar un trabajo de calidad y su objetivo
solo estaría radicado en satisfacer a una serie de destinatarios conce-
bidos ahora en cuanto «consumidores» de productos informativos y
de entretención (cfr., op. cit., p.419).
Esta realidad se vería exacerbada en el caso de la TV, la radio y
prensa escrita, ante la competencia y ventajas comparativas presentadas
por otros medios «alternativos» como el cable, PPV, la telefonía móvil,
internet y diversas plataformas multimedia, sintetizadas en su lógica
de hipertexto con una gran capacidad inclusiva y las posibilidades de
interactividad del receptor con el emisor de la información, haciendo
en algunos casos bastante difuso el rol de uno u otro (Castells, 1997,
p. 10), y el atractivo que implica para los avisadores su dinámica «en
tiempo real», su alcance segmentado y un menor costo de contacto
por persona. Un análisis de los cambios en la inversión publicitaria en
el sistema de medios ayuda a comprender mejor esta situación.
De acuerdo a cifras de la empresa Megatime9 respecto de la
inversión publicitaria en 1995, la TV abierta concentraba el 53 por
ciento del total, mientras que los diarios lograban un 35,3 por ciento.
La Asociación Chilena de Agencias de Publicidad (ACHAP) aportaba
tendencias similares: televisión, 46 por ciento; diarios, 35 por ciento;
radios, 8 por ciento; revistas, 3,5 por ciento. La tendencia presenta-
da en 2008 de acuerdo a estudio de Megatime es la siguiente: la TV
concentraba un 54,8 por ciento de la inversión; irrumpe la TV de
cable como gran factor de novedad con un 12,2 por ciento; diarios
descienden levemente, con un 27,3 por ciento; revistas, 3 por ciento.
Internet en tanto, y de acuerdo a la Encuesta Nacional y Regional del

9
Empresa privada que realiza desde hace más de 15 años los estudios de mayor
credibilidad en términos de inversión en avisaje publicitario en medios de comu-
nicación dentro de la Región Metropolitana: registran los espacios de avisos que
aparecen en los medios, consigan su valor de lista y lo multiplican por los minutos
o centímetros, según sea el caso, para obtener subtotales y totales

353
Juan Cristóbal Portales Echeverría

Consejo Nacional de Televisión para los años 2005 y 2008, demuestra


un incremento importante en su uso, subiendo de un 15 a un 26 por
ciento durante el período10.
De esta manera, la progresiva comercialización del sistema mediá-
tico y el régimen de competencia instalado ya no solo por otros medios
de carácter masivo, sino fundamentalmente por internet, ha implicado
que en el caso de la prensa escrita y de los medios de masa en general
se tienda a privilegiar un retrato de la política más digerible y atractivo
por las nuevas audiencias desideologizadas, enfocado en las caracterís-
ticas y vida privada de los líderes políticos (Tironi & Aguero, 1999).
Autores como Monckeberg (2009), Dusaillant (2005) o Godoy
(2002) ven un gran peligro en este nuevo eje temático adoptado por
los medios para la construcción de una ciudadanía informada y par-
ticipativa. Dusaillant (2005) postula que el enfoque que los medios
de comunicación den a la cobertura de una campaña electoral y a los
atributos de un candidato influencia de manera decisiva a la opinión
pública. Sin embargo, dicho autor no explora en las implicancias de
las evaluaciones de los votantes en la agenda de los medios y líderes
políticos y asume correlación temática de agendas de opinión pública,
medios y políticos como evidencia de framing de los medios. Otros
autores como Godoy (2002) directamente sugieren que eventuales
desequilibrios en la cobertura electoral de los medios recibida por
candidatos y partidos tienen efectos importantes en los resultados de
una elección y por tanto en el comportamiento de los votantes.
Estas aprehensiones y críticas, que asumen un efecto de priming y
framing e incluso presentan reminiscencias de las teorías hipodérmicas
y funcionalistas de principios del siglo XX, no son nuevas. Halpern
(2002) anteriormente planteaba la vulnerabilidad de los chilenos y
sus preferencias políticas ante un sistema de medios excesivamente
concentrado comercial e ideológicamente. Este teórico sigue la línea de
Pan y Kosicki (1997), quienes equiparan un mayor consumo de medios
con mayor posibilidad de que las personas desarrollen opiniones afines

10
La Sexta Encuesta Nacional y Regional del Consejo Nacional de Televisión
(CNTV), realizada en conjunto con la empresa Adimark, fue entregada en octubre
de 2008.

354
La comunicación transmedia y su rol en la personalización del discurso...

a la línea editorial de los mismos, aun cuando presenten preferencias


previas de signo ideológico contrario.
Sin embargo, este autor desestima ciertas variables como el nivel de
información de las personas o la credibilidad de los medios (Miller &
Krosnick, 2000), que pueden atentar contra el mentado efecto priming
de los medios sobre las personas.
En el caso de las nuevas plataformas digitales asociadas al surgimiento
y desarrollo de la web y de los transmedia en general, podría llegar a es-
tablecerse la influencia de una agenda personalizada propuesta por estos
medios, en la medida en que muchos de sus canales informativos tienen
una naturaleza participativa-interactiva. Esto quiere decir que los mismos
usuarios y audiencia participan en la construcción de la información que
se difunde. Por lo tanto, habría una expresión fidedigna del sentir y pensar
de una parte de la ciudadanía. El problema aquí surge con el grado de
democratización que presentan estos medios en nuestro país. Esto es, los
niveles de acceso, penetración y alfabetización asociados a su uso. Para el
caso de internet, si bien se ha transformado en un canal útil para relevar
cierta información y opiniones provenientes de personas naturales, grupos
de interés y líderes políticos que luego son contextualizadas y amplificadas
por los medios de masas tradicionales, no se puede obviar que: su pene-
tración (58%) es aún bastante más baja que la de la TV (87%); si bien es
el medio con más alta intensidad de uso, este se concentra en la población
menor de 34 años y en grupos socioeconómicos más altos (ABC1 y C2),
con un porcentaje mayoritario de ciudadanos de los segmentos D y E que
aún no accede a este canal; presenta un sesgo de género (más consumido
por hombres que mujeres); en grupos demográficos de jefes de hogar,
dueñas de casa, cesantes, o jubilados hay muy bajo consumo; y por último,
se utiliza mayormente para acceder a redes sociales, correo electrónico,
mensajería instantánea, blogs o «navegar», y muy poco para obtener
información, noticias o actuar como agente informativo que las provee11.
Estas limitaciones fundamentales se traducen en evidencia empírica
que impide a la academia poder establecer algún grado de influencia de
estos nuevos medios dentro del proceso transaccional de formación de
agenda entre actores políticos, medios de comunicación y electorado.

11
Datos aportados por Estudio General de Medios (EGM—IPSOS) publicado en
diciembre de 2011 (realizado en Santiago y principales ciudades de Chile).

355
Juan Cristóbal Portales Echeverría

Conclusión: la personalización política reciente como


una dinámica transaccional
A la luz de los antecedentes entregados, lo más lógico pareciera ser
concluir en un proceso de desafección democrática y personalización
política profundizado en años recientes por una lógica transaccional
establecida entre los 3 actores clave de la tercera etapa de la comunica-
ción política (líderes políticos, medios de comunicación y ciudadanía).
Esta dinámica entiende que los medios se han comercializado y enfati-
zan una caracterización de la política más bien personalista y que los
políticos han debido recurrir a sofisticadas herramientas de marketing
y contratar estrategas y asesores de imagen para construir y manejar
sus principales activos y atributos a través de los medios para coincidir
así con las expectativas y aspectos priorizados por la opinión pública.
En la medida que la confianza de los electores en los partidos
políticos decrece y su voto se sustenta cada vez más en rasgos per-
sonales de los candidatos, los políticos se apoyan de forma creciente
en metodologías de carácter empírico como las encuestas, de manera
de poder interpretar las percepciones del votante. Por tanto, existiría
un esfuerzo visible por parte de los candidatos en identificar y repre-
sentar aquellos atributos priorizados por la ciudadanía en sus líderes,
de manera de tener mayores posibilidades de éxito en sus respectivas
campañas electorales.
Pero una dinámica transaccional también plantea que, así como los
votantes influyen en la transformación del discurso político, también
son responsables importantes de los cambios registrados en la estruc-
tura de medios de comunicación (cada vez más fragmentados pero aún
caracterizados por la centralidad de los medios de masas tradicionales).
La necesidad de los medios en Chile por adaptarse a la nueva
agenda político-discursiva de sus audiencias también se ve graficada
en la forma en que estos difunden la información noticiosa. La pro-
gresiva tendencia de los noticiarios en retratar la política a partir de
actividades y situaciones más cercanas al mundo del espectáculo que
de la política, la predilección de formatos tipo «talk shows» por parte
de los medios televisivos para resaltar las cualidades humanas de los
políticos, o la proliferación de diarios-tabloides serían parte de la
evidencia de este proceso.

356
La comunicación transmedia y su rol en la personalización del discurso...

De esta forma y por el momento, la personalización de la política


chilena sería el resultado de un proceso de influencias transaccio-
nales entre todos los factores y actores enunciados. Para el caso de
los transmedia, estos aún deben superar ciertas barreras de entrada
fundamentales como para poder predecir con mayor exactitud su
nivel de influencia dentro de la construcción de un discurso político
crecientemente personalizado.

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360
Capítulo XVIII
Crisis de los partidos, tecnologías de la
comunicación y subjetividad social
Antonio Leal

Los partidos políticos nacen en el seno de las democracias liberales.


Pese a la fuerte matriz individualista que caracteriza el liberalismo, este
reconoce la legitimidad y utilidad de los partidos pero estableciendo
una limitación muy nítida: el rol de los partidos está ligado originaria-
mente a la arena parlamentaria, a la competición de las élites políticas.
En sus orígenes los partidos surgen como asociaciones de carác-
ter privadas abiertas a la adhesión espontanea de los ciudadanos que
compartían ciertos intereses. Superadas las iniciales difidencias de las
oligarquías monárquico-liberales, los partidos son concebidos como
expresión primaria del derecho de asociación política. Ellos se presen-
tan como una emanación directa de la sociedad civil y son, por tanto,
extraños a la lógica burocrático-administrativa de las instituciones
públicas y están en conflicto con el Estado y sus poderes constituidos.
La tipología de los partidos, aun cuando en la mitad del ochocientos
ellos tienden a caracterizarse como «partidos de notables», es mucho
más próxima a aquella de los movimientos e incluso a la de los movi-
mientos revolucionarios que no a la de un aparato burocrático.
La liberal-democracia, con la universalización del sufragio, da vuel-
ta progresivamente este esquema: los partidos comienzan a representar
la organización de los ciudadanos que en el ejercicio de sus derechos
políticos elijen y establecen legitimidad y apoyo a los gobiernos y a
las políticas parlamentarias.

361
Antonio Leal

De una desviación democrática, en lo que podríamos llamar una


interpretación herética que absolutiza una parte de la verdad enten-
diéndola como el todo, surgen las variantes de los partidos políticos
no democráticos o con resultados no democráticos, preocupados de
regresar cuanto antes a una mítica unidad del pueblo en un sentido
orgánico, de imponer mega relatos de la realidad o de construir un
nuevo tipo científico que muchas veces se transforma en partidos únicos
y en regímenes totalitarios de diverso signo.

Partidos y democracias de masas


Solo después de la Segunda Guerra Mundial, por efecto de la uni-
versalización del sufragio del mundo popular, de la mujer y del ingreso
a la arena parlamentaria de los grandes partidos de masas, se asiste a
una gradual transformación de las funciones de los partidos políticos
y, en consecuencia, de las funciones del propio parlamento.
Los partidos de masas asumen tareas paraestatales de organización
y educación moral e intelectual de las masas por una emancipación
social antes que política.
De esta forma nacen, también, los partidos populares que organi-
zan e integran a las «masas» que habían quedado fuera de la construc-
ción del Estado y contribuyen a que millones de trabajadores tomen
conciencia del significado de la propia ciudadanía y a que luchen, ya no
contra el Estado, sino por un Estado más justo, capaz de remover los
obstáculos de carácter económico y social que limitaban los derechos
a la libertad y a la igualdad política.
En su origen, la propia sociedad civil logra su espacio y su rol en
relación con el Estado gracias al surgimiento y a la incorporación al
sistema de los partidos políticos y a la capacidad de radicación social
y cultural de estos en los más diversos ángulos geográficos y sociales
de las naciones. Los partidos fueron los grandes vehículos de la «al-
fabetización» y culturización política, los difusores de los derechos
individuales y colectivos, los organizadores de las competencias regu-
ladas, de la expresión del conflicto, de la generación de los consensos
y de la recomposición de la política, los primeros forjadores de las

362
Crisis de los partidos, tecnologías de la comunicación y subjetividad social

comunidades elevadas a nivel del Estado y, por tanto, con una visión
y una fuerte vocación de poder.
Por ello es que la democracia moderna está intrínsecamente aso-
ciada como sistema político tanto con la existencia del parlamento
—que representa el lugar donde la soberanía popular se expresa en
su dimensión diferenciada y compleja— como con la presencia de los
partidos políticos que han asumido, en el siglo XX, el rol tan poderoso
de ser intermediarios de los grandes intereses sociales y expresión de
las concepciones culturales que han determinado el carácter universal
de la figura parlamentaria.
Sin duda, la incorporación de los partidos políticos —reconocidos
como «extraños» en las legislaciones del siglo XIX— a los ordena-
mientos institucionales más característicos del siglo XX produce una
profunda transformación estructural de la política, de manera que ellos
se transforman en el actor principal dentro de los sistemas pluralistas
de representación. Nace, así, la «democracia de los partidos» que deja
de lado la figura liberal del parlamentario plenamente autónomo y ge-
nera nuevos canales para la expresión de la separación de los poderes
anunciada por Montesquieu.
A partir de ese momento la actividad asociativa de los partidos
pasa a tener una repercusión extraordinariamente drástica en la con-
figuración de la representación política, no solo porque los partidos
seleccionan las candidaturas, controlan los elementos disciplinadores
de los grupos parlamentarios y definen el personal político principal
del Estado, sino además y muy esencialmente porque asumieron en
este siglo el rol indiscutible de mecanismo único de integración de los
intereses y de la agregación de las reivindicaciones sociales, transfor-
mándose en un verdadero «agente de identidad» de la representación
de la sociedad civil.
En una fase sucesiva tienden a atribuirse siempre más netamente
roles y prerrogativas de tipo institucional, hasta llegar a constituirse
en un cuerpo estructurado que se asimila totalmente a los órganos
constitucionales del Estado.
Este proceso de «estatización» de los partidos representa una
forma de racionalización del poder en un sentido weberiano, porque
corresponde a la creciente especialización y profesionalización de la

363
Antonio Leal

vida política en la sociedad diferenciada. A causa de esta evolución los


partidos han perdido las características originarias de movimientos de
opinión y de lucha política, muy frecuentemente guiados por líderes
carismáticos, y tienden a abandonar también el rol que tradicional-
mente les ha confiado la doctrina política, a partir de la inspiración
de Montesquieu, de ser los «cuerpos intermedios» entre la sociedad
civil y el Estado y la estructura corpórea política del pueblo y de su
mediación con las instancias de base.

Ideologías y partidos
Cuando las ideologías ocupan los espacios de la política y con-
juntamente con entregar valores definen concepciones del mundo,
modelos de organización social y respuestas unívocas a los anhelos
de los ciudadanos, los partidos políticos radicalizan su sentido de
«parte» y se transforman en expresiones de grupos sociales definidos,
de concepciones culturales más o menos totalizantes y de aspiraciones
de ocupación o de asalto al poder destinadas a concretar proyectos de
salvación humana y social.
Estas características se profundizan cuando el mundo se divide
en dos bloques ideológicos, políticos y militares y cuando todos los
fenómenos son vistos como parte de una gran confrontación este-oeste
y de reductivas visiones clasistas que establecen a priori los aliados y
enemigos, que ordenan el conflicto social y que no dejan espacio a la
expresión de una multiplicidad de contradicciones humanas existentes
más allá del esquema de la sociedad de las ideologías autoreferentes.
Los partidos políticos nacieron sobre la base de una serie de frac-
turas sociales, económicas y culturales que han perdido hegemonía
política. Al fenecer la política ideologizada, con todos los rituales que
ella conlleva, se abre espacio —con cortocircuitos regresivos siempre
posibles— una política civil en la cual se mezclan, en proporciones
distintas que dependen de la calidad de la democracia en que se vive, la
universalización de sus principios, un tipo de radicalidad de valores, la
ausencia de un centro moral definido, pragmatismos sobre los medios,
nuevos sujetos con disponibilidad al particularismo y el incontrarres-
table peso de los mecanismos ligados al mercado y a la planetarizada

364
Crisis de los partidos, tecnologías de la comunicación y subjetividad social

influencia de los medios de comunicación que reemplazan algunas de


las funciones de los partidos y, a la vez, se transforman en vehículos
privilegiados que estos utilizan para comunicarse con la sociedad y
enviar sus mensajes persuasivos y muchas veces subliminales.
Nacen nuevas fracturas de tipo posmaterialista, como son la
condición femenina, el reconocimiento de la diversidad sexual, la
marginalidad juvenil, las nuevas pobrezas, las varias actitudes anti
establishment que enriquecen potencialmente el juego político de di-
mensiones nuevas. Aquí se esconden también peligros para la igualdad
de las posibilidades de participación. Una participación en forma de
organizaciones menos convencionales y menos cohesionada es más
selectiva y fragmentaria que aquella de los partidos.
Es verdad que los nuevos movimientos ciudadanos buscan hablar
también en nombre de los grupos que han quedado fuera, pero no
siempre pueden generalizar de manera políticamente eficaz porque es
en la especificidad donde los intereses comunes concretos con los cuales
se identifican logran generar su fuerza y su capacidad de convocatoria.
Los partidos políticos aparecen siempre menos como «la democra-
cia que se organiza» y cada vez más como un factor rico en la obtención
de chances de poder, pero pobre en recursos ideales.
Todo ello debilita las bases sobre las cuales nacieron y se desarro-
llaron los partidos, disminuye sus funciones y atractivos, redimensiona
su capacidad de liderazgo y el peso específico que ellos ocupan en la
sociedad civil. La propia «partidocracia» —crítica universalmente
extendida a los partidos políticos— es sobre todo la manifestación de
un mal, es signo más de la debilidad de los partidos que de su fortaleza,
es fruto de la pérdida de sentido que los lleva a buscar una «compen-
sación», a ocupar el Estado creando en su interior verdaderos feudos
privados a través de los cuales buscan mantener la propia identidad.
La reconocida crisis mundial de los partidos políticos es, en verdad,
un aspecto de aquel fenómeno más general de la crisis general de la
política derivada del ocaso de las ideologías y del surgimiento de una
sociedad taro-moderna más compleja que desplaza fáciles determinis-
mos, rígidas deducciones doctrinarias y organizaciones no habituadas a
convivir con la mutación perenne, con la incertidumbre, la flexibilidad,
la secularidad, la reversibilidad de los fenómenos.

365
Antonio Leal

Es evidente que se ha agotado el espacio para los sistemas de apa-


ratos capilares sobre el territorio gestionado por castas de funcionarios
de la política y con ello desaparecen los partidos que reproducían
disciplinas de «masas», más típicas de los ejércitos y de las grandes
fábricas que de seres humanos autónomos e individualistas.

Partido electoral y multidimensionalidad


del espacio político
Sin embargo, lo claro es que, aun en medio de esta crisis, las de-
mocracias basadas en el sufragio universal tienen necesidad de instru-
mentos de encuentro entre los ciudadanos y las instituciones, entre los
cuerpos electorales y las asambleas representativas, y por ende, tienen
necesidad de los partidos políticos. Lo que se ha perdido en integridad
ideológica ha sido ganado en términos de disponibilidad a la competi-
ción. El conflicto, por tanto, es inherente a la democracia y la voluntad
política es fruto de un proceso de construcción, es el producto de una
múltiple elección individual que se sintetiza gracias a la mediación de
los partidos políticos. Una democracia representativa sin partidos no
tiene sentido, es como un liberalismo sin libertad.
Kant dijo una cosa muy importante cuando sostuvo que los
hombres deseaban la armonía, pero la naturaleza, que conoce mejor
aquello que está bien para ellos, ha creado el conflicto. Si no existiera
el conflicto la gente terminaría por aletargarse en aquella armonía que
sueña. Es claro que las constituciones no deben ser creadas para los
sueños de la gente sino para realizar las exigencias de libertad, pero
estas exigencias de libertad son justamente objetos del debate y pueden
ser interpretadas de manera diversa.
No se puede personificar al pueblo y dotarlo de una voluntad seme-
jante a aquella del individuo sin considerar el proceso de agregación de
la voluntad de los individuos que se sitúa necesariamente entre ambos.
La nueva situación exige precisar mejor aquello que la política
puede dar y aquello que la política no pude dar y ni siquiera debe
prometer. Requiere, entonces, realizar un espacio político en el cual los
partidos en su conjunto tengan un rol parcial, pero imprescindible, y
a la vez donde exista la capacidad de dar vida a partidos abiertos, que

366
Crisis de los partidos, tecnologías de la comunicación y subjetividad social

reciban el influjo de ciudadanos que incluso participen en la resolución


del programa y en la generación de los rostros que lo encarnan.
El tema es, entonces, caída la vieja centralidad del sistema de par-
tidos, ¿qué carácter tendrán los nuevos partidos que emerjan de esta
crisis? ¿Es posible imaginar una alternativa institucional al sistema de
partidos dentro de un régimen que mereciera aún llamarse democrático?
Hay que señalar que la crítica a los partidos es antigua y refleja
en origen el disgusto liberal-individualista hacia las formas de agrega-
ción social que alteran el mercado político, como si el individuo y el
mercado no fueran ellos mismos abstracciones o de cualquier manera
realizaciones históricas.
Ya en 1966, el cientista político alemán Otto Kirchheimer elaboró
la teoría del surgimiento de un nuevo modelo de partido, el «catch
all party» o «partido electoral o atrapalotodo» e indicó, premonito-
riamente, que el futuro de los partidos políticos estaría determinado
por las siguientes características: reducción de su bagaje ideológico;
fortalecimiento de un liderazgo personalizado que fuera valorado
por su contribución a la sociedad en su conjunto más que a un grupo
determinado; disminución del rol y de la influencia de los afiliados in-
dividuales, menor énfasis en la base social tradicional de cada partido
para ganar consensos en el conjunto de la población; establecimiento
de vínculos de los partidos con una variedad de grupos de interés.
Como bien señala Panebianco en el nuevo tipo de partido son los
profesionales, los expertos, los técnicos, quienes dominan una serie
de conocimientos especializados, los que desempeñan un rol cada vez
más importante y contribuyen a desplazar el centro de gravedad de la
organización desde los militantes a los electores.
Esto fija una diferencia central entre el partido burocrático de
masas y el partido profesional-electoral. El primero era una institución
fuerte, basada en la ideología y en el establecimiento de una red muy
radicada de «creyentes». El partido profesional-electoral es débil y,
por ende, la transformación implica un proceso de desinstituciona-
lización del partido y una creciente incorporación de este a la esfera
del Estado. Generalmente este último tipo de partido no contribuye
a generar ningún tipo de identidad colectiva, lo cual genera al me-
nos dos consecuencias: se producen comportamientos políticos «no

367
Antonio Leal

convencionales» y la explosión de reivindicaciones corporativas que


desencadena la multiplicación de las estructuras de representación de
los intereses.
La capacidad de los partidos para seleccionar autónomamente las
élites se deteriora, los grupos de intereses ubicados fuera de los partidos
y, en ocasiones, dentro del mismo partido patrocinan directamente a
sus «hombres» hacia el Estado y estos solo formalmente tienen una
adhesión partidaria que es generalmente instrumental a la cuota de
poder recibida.
Incluso la capacidad del partido para determinar la política estatal
en su conjunto queda comprometida. Los partidos se ven obstaculi-
zados en sus roles tradicionales por los grupos de intereses, por la
tendencia a la autonomía de las estructuras político-administrativas,
por el creciente «bonapartismo del presidente» o del jefe de gobierno
y por la multiplicación de asociaciones que se constituyen en torno
a problemas concretos. Cuando se deteriora la capacidad del partido
para representar intereses colectivos se debilita entonces su colocación
en todas «las mesas del juego» político.
Otro factor que hay que considerar, siguiendo con la óptica de
Panebianco, es la modificación del espacio unidimensional en que se
desarrolló la lucha política. El continuum derecha-izquierda, en tanto
«mapa cognitivo» casi único, se modifica en virtud de que cambia la
conexión entre las fracturas estructurales y la representación política de
ellas. Las propias distinciones culturales que daban sustancia y sentido
al mapa cognitivo se atenúan en el momento en que deja de estar claro
cuáles son los estratos sociales que salen favorecidos o perjudicados
por las distintas opciones.
De esta forma el espacio político tiende a adquirir un carácter
multidimensional: el tradicional continuum derecha-izquierda sigue
siendo una dimensión básica de la política, pero tiende a surgir una
nueva dimensión que se superpone a la anterior.
El surgimiento de valores posmateriales establece divisiones que
se expresan en contradicciones como establishment y anti establish-
ment que obviamente no coinciden con la división más tradicional
de izquierdas y derechas. Esto se manifiesta desde el alternativis-
mo anticonvencional a los votos de protesta en las elecciones, a la

368
Crisis de los partidos, tecnologías de la comunicación y subjetividad social

abstención o anulación del voto, y muy frecuentemente al distancia-


miento total de la política. Por ello el espacio político se modifica, se
hace multidimensional.
Una posibilidad es que se intente un retorno al pasado, es decir, a
la constitución de las antiguas identidades ideológicas. Sin embargo,
esto aparece como muy poco factible dado que la simple formulación
ideológica no logra reconstituir las anteriores identidades colectivas
ni las soluciones político-organizativas a que ellas estaban ligadas.
La otra posibilidad, que implica un intento de recomposición de la
política, es la innovación política propiamente tal que debiera produ-
cirse desde fuera del sistema político actual, tal como planteaba Weber,
que suponía que las auténticas innovaciones en períodos de crisis se
producen desde fuera por la irrupción de fuerzas «auténticamente re-
volucionarias» que reformulan el sistema político, sus temas y espacios.

La democracia de lo público
Lo claro es que el partido profesional-electoral, que extiende su
influencia a nivel mundial y representa una franja muy extendida de
los partidos modernos, es funcional a una tendencia creciente que
se observa sobre todo en el mundo avanzado y en gran medida en
el nuestro: el reemplazo de la «democracia de los partidos» por una
«democracia del público». Una democracia en la cual la elección de los
gobernantes y de los representantes se funda más en la personalidad y
el carisma del candidato que en los programas, en la «representación»
de imágenes de la realidad más que en la realidad misma.
Como bien señala Georges Balandier, «todo poder requiere de una
representación, una distancia con respecto a los súbditos y ninguna
sociedad puede escapar a su propia teatralización. Este hecho se impone
con evidencia en aquellas que están sometidas al gobierno absoluto de
los medios que han provocado un nuevo advenimiento de la “sociedad
del espectáculo”».
La democracia del público confiere y reduce al ciudadano a una
doble valencia: la de ser un espectador y un elector que no reclama una
específica representación simbólica e institucional en cuanto miembro de
una capa social, económica o cultural, sino en tanto sujeto indistinto que

369
Antonio Leal

reacciona a las propuestas de un cuerpo profesionalizado de la política


tal como lo hace un público teatral y cinematográfico que no juzga el
grado de sintonía de la obra con su propia identidad sino la calidad de la
representación en el escenario y credibilidad de los diversos personajes.
La democracia del público presupone que la declinación del sistema
de los partidos se expresa en que ninguna división social se presenta
más importante que las otras, ninguna se impone a priori como aquella
fundamental y central. La época del partido militante de un sector so-
cial se disuelve porque la colocación social no es un factor cardinal de
la distinción entre los ciudadanos. Estos no deciden más en función de
los juicios anteriores y externos sino como un público en función de la
imagen que a ellos se les propone cuando son llamados al teatro del voto.
Esto significa que la democracia del público es movilizada a tra-
vés de acciones y de comunicaciones que hacen referencia a factores
diversos de aquellos tradicionales.
A veces son factores locales, éticos o cuestiones singulares y contin-
gentes que son advertidas como prioritarias en la vida de la comunidad
o por la propia condición personal. De esta forma, la democracia del
público neutraliza el sentido y los fundamentos de la pertenencia, es-
tructura la comunicación política como escena y los ciudadanos como
público que reacciona y juzga la representación de los problemas que
en cada presentación le es ofrecida.
Todo ello produce una mutación radical en la relación entre política
y vida, entre acción política y realidad social. Esta relación, sin embargo,
no desaparece pero se hace más compleja. El sujeto político es siempre
menos expresión de las divisiones sociales dadas y siempre más actor
que propone, en relativa autonomía, un factor de diferenciación, que
busca descubrir y transformar en conocido por la colectividad.
Esto comporta que la confrontación y el conflicto político se es-
tructure, siempre más frecuentemente, con una prevaleciente referen-
cia a la imagen —la imagen personal del candidato, la imagen de los
movimientos y de los partidos a los cuales esos pertenecen, la imagen
que confiere identidad parcial por los temas que aborda— más que a
específicos intereses y programas políticos que se traduzcan en inter-
venciones legislativas y acciones administrativas. Crecientemente se
presentan distinciones aparentemente más blandas o nuevos factores

370
Crisis de los partidos, tecnologías de la comunicación y subjetividad social

de identidad: conservadores y progresistas, moderados y radicales,


federalistas y centralistas, liberales y estatistas.
Ello hace evidente que estamos instalados en una modalidad políti-
ca posmoderna con todos sus rasgos de pérdida de la idea de futuro, de
impulso al narcicismo, de abandono de lo político hacia lo privado, de
primacía de la imagen y de los medios sobre cualquier intencionalidad
de los sujetos, del desencanto pasivo. Es decir, esa posmodernidad de
Baudrillard que nos enfrenta a un desencanto irremediable.
Cada vez ha sido más frecuentemente el que el sistema político ya
no absorba demandas sociales. Él mismo las conforma a su manera, las
condiciona a través de la omnipresencia de los medios. Lo instrumental
tiene supremacía sobre lo ético, la sociedad es mera espectadora. Es decir,
un mundo como ha analizado Baudrillard, dominado por el simulacro
y el signo, el universo de la tecnología de las comunicaciones. En este
caso la política es cada vez más el fruto de esa sociedad de la mostración
de los medios. Es representación, pero en el sentido teatral, escénico, es
simulacro en tanto está desustancializada por la lógica del poder, por el
juego narcisístico de unos pocos al que la sociedad civil no está invitada.
Esto no es algo creado premeditadamente por los políticos, es un
proceso con rasgos de objetividad transpersonal, una especie de recom-
posición orgánica de las formas sociales de relacionarse y de significar.
Hemos vividos en sociedades que no tienen vías para expresarse
ante representantes que se bastan a sí mismos y creen poder prescindir
de la sociedad. Esto conduce a la falta de credibilidad social frente a
las continuas frustraciones provocadas por el pragmatismo y la falta
de ideas identificadoras, lo cual genera desencanto y pasividad social.
La política se presenta, entonces, como cuestión solo de políticos.
El divorcio entre sociedad y sistema de representación política
puede llevar a dos caminos igualmente frustrantes: el surgimiento
de una reacción social sin direccionalidad que es de fácil conducción
neoautoritaria, o a la asunción conformista de este estado de cosas
como natural, lo cual comporta que la legalidad del sistema estará
acompañada de una creciente ilegitimidad y de un vacío de aquello
que caracteriza a un régimen político democrático y lo diferencia de
uno que se legitima por la fuerza.

371
Antonio Leal

Existe el riesgo que, a la creciente exigencia de tecnificación de


las decisiones políticas en todos los planos y a la codificación de la
información se unan los altos niveles de apatía ciudadana por la polí-
tica, especialmente por la política partidista, permitiendo una mayor
elitización del poder, una restricción del carácter de la ciudadanía, un
copamiento de lo tecnocrático en las diversas esferas del poder.
Es evidente que hay un cambio de naturaleza, de funciones, de
mecanismos que caracterizan a esta fase del Estado y del gobierno
moderno y que no pueden soslayarse, lo que va acompañado del cam-
bio del propio léxico de la política y de la relación ente el individuo
y el Estado. Cambian, también, los tiempos de las decisiones políticas
y técnicas, y los programas ya no obedecen a la simple clarificación
nacional sino a las exigencias y a los ritmos de la globalización de la
economía, de la cultura, de la ciencia, de la política y de la vida de los
seres humanos y de las sociedades.
De alguna manera estamos viviendo —en virtud de la mundiali-
zación del impacto del desarrollo tecnológico, de la supremacía de los
valores «ideológicos» derivados del mercado y de la enorme influencia
de los medios y de las tecnologías de la comunicación— en una fase de
aceleración de lo que en algún momento se llamó, esquemáticamente,
la norteamericanización de la política y la propia afirmación de que
la democracia del público representa una forma totalmente adecuada
y coherente con esta tendencia.
Subyace, en este ciclo, en el análisis intelectual, una visión pesimista
sobre el ciudadano ejemplificado, como lo señala Álvarez Teixeira, en
altas abstenciones electorales, en la escaza afiliación partidista o en
la débil participación en los mecanismos que la democracia represen-
tativa ha articulado en la vida pública. Se cumple así el designio de
Tocqueville cuando afirmaba que el individualismo sería una de las
características connotadas de las democracias modernas, lo cual se
presenta como una degradación de la vida pública y como parte de
las internas transformaciones de la intimidad y la identidad del yo,
como lo sostienen Elias y Giddens. Estas se modifican, como también
la soledad del sujeto de la modernidad tardía, en temas públicos que
los partidos y la política no logran absorber y connotar como tales.

372
Crisis de los partidos, tecnologías de la comunicación y subjetividad social

Tecnologías de la comunicación y cambios


en la subjetividad social
Ya en los años 60 Marshal Mcluhan sostenía que el cerebro huma-
no es un ecosistema biológico en constante diálogo con la tecnología
y la cultura y agregaba que «la velocidad eléctrica tiende a abolir el
tiempo y el espacio de la conciencia humana. No existe demora entre
el efecto de un acontecimiento y el siguiente. En la era eléctrica nos
vemos a nosotros mismos cada vez más traducidos en términos de
información, dirigiéndonos hacia la extensión tecnológica de nuestra
conciencia».
Recordaba que Harold Innis, economista y experto en comuni-
cación canadiense, fue el primero en demostrar que el alfabeto es un
agresivo absorbedor y transformador de culturas. En definitiva, lo que
Mcluhan adelantaba, con gran intuición, es que, sea en el paso de la
cultura oral a la cultura escrita como en el paso de la cultura mecá-
nica a la eléctrica y a la digital, las tecnologías de las comunicaciones
producen verdaderas revoluciones en la formulación de la subjetividad
de las sociedades.
Ello significa que la estructura mental de la sociedad y de las per-
sonas está influida por el tipo de tecnología que la sociedad dispone.
«Somos lo que vemos, formamos nuestras herramientas y luego estas
nos forman», diría Mcluhan.
Es el paso a la tecnología de la imagen, el surgimiento de la televi-
sión, que cambia la forma de vivir de las sociedades, lo que permitió a
Mcluhan predecir que esta nueva forma de comunicar iba a transfor-
mar el mundo en una Aldea Global, lo que se profundizaría cuando el
satélite permitiera trasmitir imágenes y «comunicar en tiempos reales
a gran distancia».
La influencia del medio televisivo sobre la vida privada de los
ciudadanos es uno de los fenómenos centrales en la evolución de la
sociedad contemporánea. Se trata de un fenómeno que produce incluso
una auténtica mutación antropológica, ya que incide en los parámetros
cognoscitivos, en las disposiciones emotivas, en el imaginario colectivo,
en el sentido, en los ritmos y los contenidos de la existencia cotidiana.
La sociedad de los últimos 40 años del siglo XX y del primer de-
cenio del siglo actual ha estado regida por la influencia de los medios y

373
Antonio Leal

en particular de los visuales. Televisión y video han orientado y, en gran


medida, determinan la composición de significados, las representacio-
nes que nos hacemos de la sociedad, la definición de nuestros deseos
que creemos íntimos y libres. En el tiempo en que decae la lectura y
la sistematización conceptual como modos de interrelacionarse con el
mundo, la imagen pasa a primer plano en su rol de componer nuestra
concepción de la realidad.
La televisión hegemónicamente reemplaza a la escuela como
principal aparato educador y las instituciones clásicas encargadas
de la socialización de los individuos, entre ellas los propios partidos
políticos, pierden influencia y efectividad.
Es el hiperrealismo de la imagen, ese que muestra lo real como
algo derivado: nada es tan perfecto o transparente como la televisión
puede mostrarlo. La realidad no es más que una copia pobre de lo que
muestra la pantalla, de manera tal que nada que esté fuera de ahí es
real, lo único verídico se define en el video.
Se sale, como señala Sartori, del «mundo de las cosas leídas»
para entrar en el «mundo de las cosas vistas». Hay un paso del homo
sappiens al homo videns y, por tanto, al de un ser humano donde el
significado de las cosas ya no se da en términos de conceptos sino de
imágenes y de emociones.
A diferencia de Mcluhan, que confiere a la TV un rol esencial en
el surgimiento de la globalización como efectivamente ha ocurrido,
parte importante de la intelectualidad, sobre todo europea, ha sido
despiadadamente crítica con el rol, considerado excesivo, de la TV en
la vida de la sociedad.

La televisión como gran esfera pública


Lo real es que el paso creciente de la sociedad industrial a la
sociedad electrónica se verifica a través de la «puesta en escena» de
la inmaterialidad, es decir, de los hechos desradicados de los lugares
físicos y de la memoria.
La visión crítica de intelectuales europeos y norteamericanos sobre
el rol de la TV se apoyó en que el presente se caracteriza por la analogía
y la homología entre la crisis de las grandes filosofías de la historia y

374
Crisis de los partidos, tecnologías de la comunicación y subjetividad social

la crisis del imaginario colectivo, construido por los grandes medios


históricos como el cine, la radio, la prensa de masas. Ello fue reem-
plazado crecientemente por formas de comunicación y de tecnología
«autohipotéticas», de medios expresivos, de elaboración de lenguajes
que llegan a la artificialidad del sujeto. La TV y la tecnología de las
comunicaciones fue vista, unilateral y reductivamente, como un riesgo
de desestructuración de lo social hacia otros polos de atracción.
Para muchos intelectuales, el desarrollo del medio televisivo resulta
nocivo para la política porque produciendo mundos virtuales y estable-
ciendo una gran confusión entre historia, realidad y ficción, ello lleva
a evaporar los espacios públicos hasta convertir a la sobremodernidad
de los medios en la productora de no lugares y ellos, junto al relato y
a la estructura social, resultan indispensables para la política.
Más allá del análisis crítico que ha acompañado en su historia a la
televisión, lo cierto es que ella se transformó en estos 60 años en una
verdadera «dictadura», en la agenda de las personas de las más diversas
extracciones sociales, sexuales, etarias, ocupacionales y geográficas.
En los inicios de la sociedad de la información casi nada pareció
sustraerse a la mediación televisiva. A través de la pequeña pantalla,
vía cable o vía satélite, nos llega un flujo creciente de información y de
estímulos simbólicos. Omnipresente, en una era de debilitamiento de las
grandes pasiones sociales como la que se ha vivido por varios decenios,
la televisión se constituyó en una especie de «gran esfera pública». De
ella ha dependiendo, en buena medida, nuestra vida privada, siempre
más fragmentada en un tejido social diferenciado y complejo.
Aun cuando es claro que el predominio absoluto de la imagen
puede generar consecuencias negativas respecto de la conformación
de una conciencia crítica sobre la sociedad actual, sin embargo, sería
superficial un alegato sobre la manipulación homogenizante, sin en-
tender que el fenómeno es contradictorio y complejo. El avance de los
medios existe y lo que corresponde es especificar las características de
la nueva situación cultural para que la política actúe con su propia
identidad de ideas y utilice los medios para repolitizar la sociedad.
La televisión ha atenuado las distinciones entre urbano y rural,
entre lo privado y público y ella ha sido, junto al mercado mundializado,

375
Antonio Leal

el vehículo de la globalización y, también, al creciente surgimiento de


fenómenos multiculturales.
Sin embargo, el sobrecargo simbólico hace difícil para todos
seleccionar racionalmente los contenidos de la comunicación. Para
nadie es fácil controlar los significados y la atendibilidad del mensaje
que recibe, ni establecer una relación interactiva con la emitente que
transmite dado que justamente se caracteriza porque no ha logrado
ser interactiva.
Regis Debray culpa directamente a los medios, en especial a la
televisión, de «aumentar la información devaluando la comprensión»,
agrega que «la producción de imagen anula los conceptos y con ello la
capacidad de entender», lo cual para lo social y lo político representa
un enorme vacío. Baudrillard habla del aumento de la cantidad a
cambio de la multiplicación de la irrelevancia. O, como dice Heriberto
Muraro, para connotar los supuestos efectos nocivos de la televisión
ella transforma «a los partidos políticos en instituciones vacías y la
información y la educación en entretenimiento».
La televisión nos presenta incesantemente los acontecimientos de
un mundo del que muchos no forman parte o que no es lograble para
una gran mayoría de los telespectadores. Se ha asistido, pasivamente,
sin capacidad de crítica ciudadana, a la gestación de una humanidad
electrónica de la cual se transmite una interminable telecrónica directa,
suspendida en una dimensión atemporal, sin pasado ni futuro.
Lo que se pide es adecuar la vida a modelos de comportamiento
que se fundan en el consumo de una enorme cantidad de productos.
Este consumo debería garantizar el éxito, la reputación, la seguridad,
la salud, el amor. Pero estos modelos tan sugestivos se revelan muchas
veces como engaños y son inalcanzables e impracticables para la ma-
yoría de la gente.

Comunicación digital y política insurgente


Max Weber definía el poder como el fenómeno a través del cual
quien domina influye sobre la voluntad de los dominados de manera
tal que estos asumen como máxima de su actuar propio el deseo del
dominante. Weber agregaba que el poder se funda sobre el monopolio

376
Crisis de los partidos, tecnologías de la comunicación y subjetividad social

de la fuerza, pero no puede durar si no obtiene obediencia a través de


la convicción.
Esta premisa que se extiende en la sociología política desde Mac-
chiavello a Gramsci y su Teoría de la Hegemonía es el punto de partida
de la documentada investigación de Manuel Castells para el cual, en la
era de la sociedad de la información, para quienes detentan el poder
es aun más importante y necesario el objetivo de «plasmar la mente
humana», por lo cual el factor estratégico de la lucha por el poder
político coincide cada vez más con la esfera de las comunicaciones.
«Torturar cuerpos —dice Castells— es menos efectivo que modelar
mentes», y señala que el poder y la política se deciden en el proceso
de construcción de la mente humana a través de la comunicación, de
la «producción social del significado», por dar un sentido a las cosas
de manera perceptible para el ciudadano. Por tanto, «la batalla más
importante que hoy se libra en la sociedad es la batalla por la opinión
pública».
De ello parte para sostener que «desarrollando redes indepen-
dientes de comunicación horizontal, los ciudadanos de la era de la
información son capaces de inventar nuevos programas para sus vidas
con los materiales de sus sufrimientos, miedos, sueños y esperanzas».
Que el escenario de la política sea el de la comunicación, y que
el poder mismo sea el poder de la comunicación, tiene, entre otras, la
consecuencia de la personalización cada vez más creciente de la po-
lítica dado que, como lo ha dicho Mcluhan, «el político en sí mismo
es el mensaje».
La personalización, la elitización de las decisiones, la falta de
construcción de identidades duras, el reemplazo del debate de ideas
por la farandulización de la política al que conduce una parte de la
programación televisiva desesperada por mantener el rating frente
al nomadismo de las audiencias que ya tiene diversas plataformas
de información y distracción, produce una reacción en cadena cuyo
efecto principal es la reducción de la confianza de los ciudadanos en la
política, en los políticos y en las instituciones que están detrás de ellos.
Una crisis generalizada de legitimidad de la política y el surgimiento
de liderazgos mediáticos populistas, más o menos modernos según el
caso, que aprovechan la centralidad de los medios y actúan en el «teatro

377
Antonio Leal

de la política» con una profesionalizada asistencia de los expertos en


medios y en manipulación de opinión pública.
Si a ello agregamos la creciente concentración propietaria en
los medios, siempre más integrados en la esfera financiera, esto trae
consecuencias nefastas que implican una creciente «privatización del
espacio público» nacional y global donde los antiguos protagonistas
de la democracia —Estados, partidos, asociaciones— pierden peso
frente a la creciente influencia de quienes controlan el «show mediático
y político».
Sin embargo, aun en medio de estas dificultades y de la crisis de
las instituciones que han sido los pilares de la democracia surgida del
iluminismo, de las culturas y luchas políticas y sociales de los siglos
posteriores, la democracia tiene esperanza porque junto a estas mu-
taciones negativas de la era de la información surge, también, otro
fenómeno que Castells denomina la «autocomunicación de masas».
El sociólogo catalán usa el término «autocomunicación de ma-
sas», que se agrega a un nuevo léxico de la política, para nominar el
fenómeno en irrefrenable expansión en nuestros días constituido por
la comunicación en red que cancela nada menos que los límites, hasta
ahora existentes, entre la comunicación interpersonal y comunicación
de masas, generando inéditas oportunidades de participación del bajo,
como le llamaría Gramsci, es decir, un tipo de participación ya no verti-
cal sino horizontal que involucra directamente a las personas de edades
y grupos sociales muy distintos y ofreciendo una enorme posibilidad
a líderes, ideas y movimientos alternativos de competir, a su vez, para
conquistar el corazón y la mente de los ciudadanos.
Propone la reordenación de los valores sociales que sostienen las
estructuras de poder, buscando una apertura de mayor libertad y parti-
cipación. Para ello es esencial la construcción de redes de comunicación
alternativas al poder, tanto como la reconstrucción crítica de nuestros
propios marcos mentales y culturales.
Lo que observamos es que estamos solo al inicio de un proceso en
que la difusión de internet, de la web 2.0, de los medios electrónicos
y de la comunicación inalámbrica crea un espacio multimodal de las
comunicaciones que abre un nuevo espacio social a los ciudadanos
a una comunicación masiva individual. Castells nos confirma con su

378
Crisis de los partidos, tecnologías de la comunicación y subjetividad social

investigación empírica que la era digital amplía los alcances de la co-


municación a una red «que es global y local, genérica y personalizada,
con patrones siempre cambiantes».
Es decir, lo que Castells afirma y prueba a través de ejemplos em-
píricos confirmados es que el surgimiento de la «autocomunicación
de masas» puede ser una respuesta a la crisis, a la «capitulación» de
la envejecida democracia y de sus instrumentos frente a la política-
mercado y al poder de la política mediatizada y puede ofrecer a los
ciudadanos inéditas oportunidades de contestar, de emanciparse, de
contar frente a los «poderes fuertes».
Él reconoce, en medio de su optimismo por el surgimiento y la
expansión de esta nueva comunidad de la era de la información y que
ya reúne a más de mil quinientos millones de seres humanos en todo
el planeta conectados en red, que los gobiernos y los grandes poderes
económicos buscan reasumir el control sobre internet colocando límites
y normando su actividad.
En la victoria de Barack Obama, Castells representa el poder de la
red social y describe cómo un outsider es capaz de usar masivamente la
red como un instrumento de difusión horizontal de sus ideas, a partir
del ciudadano común, y logra vencer a todo el establishment demó-
crata y republicano. Esta es la primera gran victoria de un político a
través de la creación de una nueva comunidad social en red sin la cual
probablemente la alternativa del primer presidente de color de los
EE. UU. no habría podido abrirse paso.
Lo que Castells en el fondo nos muestra es un análisis profundo
del poder en la globalización donde los medios han llegado a ser el
lugar totalmente privilegiado de las decisiones políticas, al punto que
«lo que no está en los medios no existe». Pero también describe la hi-
pótesis de que la nueva forma de comunicar puede constituirse en una
resistencia a la «fábrica de consensos» y en la afirmación de poderes
basados en la multitud de expresiones de una nueva opinión pública
que se expresa masivamente a través de la red.
Castells, coincidiendo con las reflexiones de Habermas sobre opi-
nión pública y la acción de los medios de comunicación como actores
sociales, va sustancialmente más allá, y en esto reside la originalidad y
novedad de su investigación. Para él la comunicación no está relegada

379
Antonio Leal

solo a la formación de una opinión pública que controla el poder y


la obra del soberano, sino a una acción pública de millones de seres
humanos en todo el planeta que «produce sociedad» sin la intervención
de las instituciones tradicionales.
Es decir, el paso largo que teórica y empíricamente da Castells
reside en que los medios escritos, la televisión, las radios y sobre todo
internet ya no constituyen solo un «cuarto poder», sino el medio de
un poder «sans phrase» y donde el futuro del control del poder ya no
pasa esencialmente a través del control del Estado sino del «gobierno»
de los medios, tanto de los antiguos como sobre todo de los hípermo-
dernos, de las nuevas redes sociales.
Por tanto, de la circulación de la información en la Aldea Global
analizada por Macluhan, Castells, dando por adquiridos esos fenó-
menos y basándose en el análisis de los efectos de la globalización,
previene la crisis del modelo de comunicación vertical tradicional de
«uno a muchos» a un nuevo modelo, «narrowcasting», de «muchos a
muchos», donde se presentan interlocutores diseminados en diversas
plateas, que a través de internet constituyen un nuevo poder que se
confronta con el poder de los medios, los cuales, según su análisis,
interesados en ganar audiencia, en influir, en mantener prestigio y
credibilidad, no pueden ignorarlos y, por ello, deberán modernizarse,
competir y pluralizar la información a las exigencias de diversidad de
las nuevas plateas.
Pero, además, esta nueva forma de «política insurgente», que se
expresa en la red y está vinculada hasta ahora a una o varias contin-
gencias, a reivindicaciones y temas ciudadanos más específicos, da voz
a quienes no la tenían y con ello se genera un contrapoder de crítica
y de propuestas, de debate de ideas ejercitado por los movimientos
sociales. Por tanto, la tecnología digital, que transforma por primera
vez en la historia al sujeto en trasmisor y receptor, crea un escenario
nuevo para la política; la participación y la libertad de los ciudadanos
que ya nadie puede ignorar.
Castells es claramente optimista respecto del poder social y político
de las redes. Muchas visiones negativas apuntan a la virtualidad que
ellas construyen. Sin embargo, las comunidades virtuales son ya un
hecho nuevo de la política. En la comunicación digital surgen no solo

380
Crisis de los partidos, tecnologías de la comunicación y subjetividad social

comunidades virtuales, sino también actores sociales que se reúnen,


manifiestan por miles y por las causas más diversas, convocados por
las redes, ganan la calle e incorporan sus temas a las agendas políticas.
Conforman comunidades reales unidas en torno a temas específicos,
puntuales, no unificables en programas coherentes y esta es, cada vez
más, la forma de expresarse de enormes masas ciudadanas en todo
el mundo y es también una forma de repolitización de la sociedad.
Incluso las organizaciones y movimientos sociales más tradicionales y
organicistas recurren a la red para expresar sus opiniones.
Gracias a internet hoy se puede hacer televisión desde la casa y crear
medios digitales autónomos, lo cual rompe el cerco del férreo control de
diversos poderes que poseen los medios escritos y la propia televisión.
Ya no pueden ignorar el fenómeno y buscan agregarlo, subirse, abrir
nuevas plataformas porque captan que allí está el presente y, en mayor
medida, el futuro de la comunicación y de la política.
Ciertamente ello problematiza aun más el rol de los partidos
políticos y descompone las formas tradicionales de la política. No
son ellos ni sus canales orgánicos los que convocan a la ciudadanía.
Sin embargo, los partidos siguen siendo el factor de mediación para
concretar los anhelos de la ciudadanía que se expresa en las redes y
para unir aspiraciones en un cuerpo de ideas fuertes. La comunicación
de muchos a muchos obliga a los partidos a escuchar a la sociedad y
a hacer más transparente y horizontal la política, y obliga a una en-
vejecida democracia representativa a extender sus fronteras y a crear
una nueva gramática de derechos ligados a temas globales y a la vez
locales, personales, íntimos, a considerar la libertad como sinónimo
de mayor autonomía de los seres humanos.
Hay que tener presente que el tiempo y el espacio, con la revo-
lución digital de las comunicaciones, se ha estrechado al punto que
parece inexistente. Da lo mismo enviar un correo a través de internet
desde un barrio o un pueblo latinoamericano que desde New York o
de Shanghái y en fracciones de segundo el mensaje llega a su receptor.
Este cambio debe ser interpretado por la filosofía y la ciencia política
para comprender la velocidad, el vértigo de la sociedad posmoderna.
La complejidad, el estado líquido de la realidad, que confirma el aserto
de Marx donde todo lo sólido parece desvanecerse en el aire, requiere

381
Antonio Leal

de nuevas respuestas. La propia pluralidad, elemento esencial de la


democracia, ya no se expresa en la existencia solo de partidos diversos
sino en una red de configuraciones que incorpora temas étnicos, de
género, ambientales, de diversidad sexual, de derechos de tercera ge-
neración, de reivindicaciones aspiracionales materiales e inmateriales.
Todo ello es un gran desafío para los partidos y los políticos para
volver a contar e interesar a una sociedad desafecta, que no ve en la
política el factor de cambio, y que ya no se ordena en grupos sociales
identificables y más o menos monolíticos, sino fragmentados y complejos.

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382
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383
Capítulo XIX
Las libertades informativas en internet
como pulso al poder político en la
Unión Europea
Loreto Corredoira

Repasando los años 2012 y 2013 en el ámbito del ejercicio del de-
recho a la información y la libertad de expresión encontramos diversas
normas legislativas, junto a decisiones judiciales claves sobre el acceso
a la web, el ejercicio de las libertades en la red o la regulación de los
contenidos. Esto nos permite afirmar algo que ya hemos tratado en
otras ocasiones1, pero que tiene especial relevancia en una obra como la
presente relativa al poder político y las TIC. Veremos algunas libertades
cuyo ejercicio molesta especialmente al poder, también a aquellos que
no valoran la información en su justo término o se han acantonado
en modos mediocres de trabajar.
En internet el paradigma jurídico es distinto al de los medios
tradicionales. La posibilidad de publicar en los múltiples servicios
de la web (blogs, wikis, Twitter), emitir en streaming o a la carta, o,
difundir publicidad es totalmente libre, sin necesidad incluso de cons-
tituir empresas «editoras» o «productoras». En este sentido el acceso
a internet se considera hoy un servicio libre y protegido como básico
en la economía del conocimiento y de la Sociedad de la Información.
El ejercicio de la libertad de empresa en Internet tiene que ver y
1
Me remito al libro La libertad de expresión e información en internet, amenazas
y protección de los derechos personales, que he tenido ocasión de codirigir con
Cotino Hueso, editado por el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales,
2013; o a Paradojas de internet, Línea 300 Complutense, 2001.

385
Loreto Corredoira

mucho con aspectos técnicos —como los sistemas de bloqueo o cierre


de webs—, si bien lo más sustantivo está en las garantías de derechos
como la privacidad de los datos o a la propiedad intelectual. Y así es
como enfocaremos este capítulo.
Los temas y cuestiones de agenda tanto en España —como por
otro lado en la Unión Europea, cuya normativa es de aplicación obli-
gatoria e incluso a veces si hay un Reglamento comunitario por medio
es directa— son numerosos. Destaco los siguientes de los años 2012
a mediados de 2014, sin querer hacer una enumeración exhaustiva,
enumero algunos de ellos:

• La legalidad o no de los agregadores de noticias tipo Google


News o web de clipping —cuestión que enfrenta a la prensa
clásica con Google y otros servicios de titulares o abstracts—;
todavía en junio de 2014 la Comisión europea (el órgano ejecu-
tivo de la UE) plantea regular esta cuestión desde Bruselas por
la ingente presión del lobby de la prensa escrita sobre Europa.
• La privacidad o secreto de la IP (es decir, el número de cone-
xión o Internet Protocol) de los usuarios que piratean o suben
contenidos ilegales, ¿se debe mantener secreto en todo caso?
¿Cabe publicarlo si hay actividades de descargas ilegales? En
relación con esto comentaremos la sentencia europea del caso
Scarlet que niega esta posibilidad de control y vigilancia previa
sobre los usuarios.
• El canon digital como pago o compensación a la copia pri-
vada derogado sin previo aviso por el Gobierno español de
Mariano Rajoy;
• La puesta en funcionamiento de la Comisión de Propiedad
Intelectual, conocida como Sinde-Wert como sistema anti-
piratería, que además de ser tremendamente impopular, no ha
sido demasiado exitosa2;
2
Un caso de cierre de web de links es Bajui http://www.microsiervos.com/archivo/
internet/bajui-primera-victima-conocida-ley-sinde.html. Desde su entrada en vigor
en marzo de 2012 (siempre de acuerdo con la nota de prensa de la Secretaría de
Estado de Cultura, pues la información es escasa), de las 318 solicitudes para
cerrar páginas de enlaces y/o descargas, 243 han sido desestimadas por faltas o
porque no acompañaban algunos de los documentos preceptivos, con lo que en
estos momentos hay 75 solicitudes en fase preliminar.

386
Las libertades informativas en internet como pulso al poder político...

• El rechazo por la Unión Europea del Tratado internacional de


comercio ACTA que nos excluye de su aplicación en los casos
de falsificaciones (de marcas, de propiedad intelectual, etc.)
• La propuesta de un nuevo Reglamento europeo3 de protección
de datos que se ha aprobado finalmente en el Parlamento el
12 de marzo de 2014.
• La necesidad de regular el derecho al olvido o a la total eli-
minación de datos personales en la red de redes, algo que ha
asumido la Unión Europea en dicho Reglamento que se aplica
ya directamente en la UE;
• El cierre de páginas web de contenidos contrarios a los derechos
de autor, o la orden de «expulsión» de toda referencia y links
a web pro-etarra que dan prueba de la variedad de cuestiones.

El derecho de los medios en internet


Clásicamente, el derecho de los medios —al menos desde los años
70 en España— ha estudiado los niveles de libertad aplicables a la
creación de medios en un Estado o país. En España, la libertad es ya
norma clara en el sector de prensa, editoriales de libros y revistas, cine
y medios audiovisuales, limitados tan solo estos últimos a la licencia
necesaria para el uso del espectro radioeléctrico antes de su puesta en
marcha. Sin olvidar las normas administrativas de control o policía
de ediciones o de empresas de cine (el Depósito-Legal, el Registro en
empresas de cine, control de taquilla o el ISBN).
Sin duda hay en el derecho europeo abundantes normas sobre
comercio electrónico, spam, sistemas de pago, compras vía web,
protección de datos personales, los derechos de autor o disposiciones
que garantizan determinados derechos en internet, la nube, las redes
sociales o los medios digitales.
Según el artículo 10.1 de la Ley 34/2002, de 11 de julio, de Ser-
vicios de la Sociedad de la Información y de Comercio Electrónico
(LSSI) modificada en varias ocasiones, el prestador de servicios de la
3
Se inició por la Comisión Europea, 25.01.2012 en documento COM (2012)
11 final. Aquí el enlace al ‘último texto y modificaciones del Parlamento. http://
www.europarl.europa.eu/sides/getDoc.do?pubRef=-//EP//TEXT+TA+P7-TA-2014-
0212+0+DOC+XML+V0//ES

387
Loreto Corredoira

sociedad de la información estará obligado a disponer de los medios


que permitan, tanto a los destinatarios del servicio como a los órganos
competentes, acceder por medios electrónicos, de forma permanente,
fácil, directa y gratuita, a la siguiente información que permite identi-
ficar al «editor», bloguero, red social o diario digital.

1. Su nombre o denominación social; su residencia o domicilio.


2. Los datos de su inscripción en el Registro Mercantil en el que,
en su caso, se encuentren inscritos o de aquel otro registro pú-
blico en el que lo estuvieran para la adquisición de personalidad
jurídica o a los solos efectos de publicidad.
3. El número de identificación fiscal que le corresponda.
4. Precios del servicio.

Hoy la televisión a la carta incluso en directo, como ofrecen ya las


web de RTVE, Antena3.com o Telecinco.es entre otras, al igual que
el streaming o los podcast de radio con un medio complementario a
la difusión convencional. Para la radio FM amplia su territorio o au-
diencia natural no solo a la provincia o Comunidad Autónoma sino a
todo el mundo hispano-hablante. En este sentido, ya una Directiva de
20074, que sustituyó a la anterior de Televisión sin Fronteras, incorpo-
rada a España mediante la Ley 7/2010, de 31 de marzo, General del
Audiovisual, ha mencionado este fenómeno de la radio, televisión o
«comunicación audiovisual» en línea o no en línea. Y, si bien es cierto
que no ha entrado en aspectos regulatorios de la radio y tv por Internet,
tema que requiere calma y precisión, ya apunta un nuevo escenario.
Considero pertinente citar el Art. 2 de Definiciones de la Ley
7/2010 donde se vislumbra el futuro de los medios online:
Son servicios de comunicación audiovisual aquellos cuya res-
ponsabilidad editorial corresponde a un prestador del servicio y cuya
principal finalidad es proporcionar, a través de redes de comunica-
ciones electrónicas, programas y contenidos con objeto de informar,

4
Directiva 2007/65/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 11 de diciembre
de 2007 , por la que se modifica la Directiva 89/552/CEE del Consejo sobre la
coordinación de determinadas disposiciones legales, reglamentarias y administra-
tivas de los Estados miembros relativas al ejercicio de actividades de radiodifusión

388
Las libertades informativas en internet como pulso al poder político...

entretener o educar al público en general, así como emitir comunica-


ciones comerciales.
Son modalidades del servicio de comunicación audiovisual:
a) El servicio de comunicación audiovisual televisiva sobre la base
de un horario de programación.
b) El servicio de comunicación audiovisual televisiva a petición.
c) El servicio de comunicación audiovisual televisiva en movilidad.
d) El servicio de comunicación audiovisual radiofónica, que se
presta para la audición simultánea de programas y contenidos
sobre la base de un horario de programación.
e) Los servicios de comunicación audiovisual radiofónica a peti-
ción, que se presta para la audición de programas y contenidos en
el momento elegido por el…
f) El servicio de comunicación audiovisual radiofónica en movili-
dad o «radio en movilidad».

La cuestión del «filtrado» o fiscalización de los usuarios en internet


contrario a la libertad de empresa y a los derechos personales.
El 24 de noviembre de 2011 el Tribunal Europeo de Luxemburgo
(en adelante TJUE) sentó un precedente importantísimo en la cuestión
del control de los proveedores de internet (ISP). Se trata del caso del
proveedor de acceso a Internet de Bruselas Scarlet, denunciada por
Sabam, una sociedad de gestión de derechos de autor también belga.
La noticia llegó cuando en España el gobierno saliente se proponía
aprobar el Reglamento de aplicación de la llamada «Ley Sinde» que
comentaremos más adelante.
Amén de los derechos personales que supondría en nuestro sis-
tema constitucional (sobre todo el derecho a la intimidad del art. 18)
autorizar a las operadoras de telecomunicaciones a fiscalizar los datos
de los usuarios sin orden judicial, hay muchas cuestiones complicadas
en el Derecho relacionadas con la supervisión de los ISP (proveedores
de internet) sobre los usuarios.
Por citar algunos aspectos, lo haremos siguiendo el acertado
resumen del abogado general Cruz Villalón quien afirmaba que «el
Tribunal de Justicia está llamado a pronunciarse por primera vez so-
bre la viabilidad, desde el punto de vista del Derecho de la Unión, de

389
Loreto Corredoira

determinadas medidas técnicas de lucha contra el pirateo que —por más


que su fiabilidad no se haya acreditado por completo y aunque se vean
permanentemente expuestas a los efectos del progreso tecnológico y a
la evolución de la práctica— se presentan como una posible respuesta
adecuada a las violaciones de los derechos de propiedad intelectual
que se perpetran a diario en «la red»».
En su Sentencia5, el TJUE señala que «el requerimiento judicial por
el que se ordena establecer un sistema de filtrado implica supervisar, en
interés de los titulares de derechos de autor, la totalidad de las comu-
nicaciones electrónicas efectuadas en la red del proveedor de acceso a
internet afectado, supervisión que, además, es ilimitada en el tiempo».
Por lo tanto, «dicho requerimiento judicial implicaría una vulneración
sustancial de la libertad de empresa de Scarlet, dado que le obligaría
a establecer un sistema informático complejo, gravoso, permanente y
exclusivamente a sus expensas», afirma el fallo. Además, se «podría
vulnerar la libertad de información, dado que se corre el riesgo de que
el citado sistema no distinga suficientemente entre contenidos lícitos e
ilícitos, por lo que su establecimiento podría dar lugar al bloqueo de
comunicaciones de contenido lícito».
Por todo ello, la sentencia concluye que este sistema de filtrado
«no respetaría el requisito de garantizar un justo equilibrio entre, por
un lado, el derecho de propiedad intelectual y, por otro, la libertad de
empresa, el derecho a la protección de datos de carácter personal y la
libertad de recibir o comunicar informaciones».
Cualquier sistema de vigilancia, la surveillance a la que estamos tan
expuestos a nivel personal y/o político es ilegal en el sistema de garan-
tías europeo. Después del caso Snowden, también en Estados Unidos
se discute actualmente la constitucionalidad o no de dicha vigilancia,
sea para fines de copyright o de prevención de cualquier otro delito.

5
Disponible en http://goo.gl/V2TCN.

390
Las libertades informativas en internet como pulso al poder político...

La libertad de uso de la red


Hace diez años el derecho de acceso a internet se planteaba como
derecho técnico de conexión y navegación por la red. Hoy se discute
más si el algoritmo de Google debe ocultar o no determinados resulta-
dos en pro del derecho al olvido o de la protección de datos o, y si un
juez puede ordenar a un buscador que elimine links a web delictivas,
o las fuentes RSS de contenidos periodísticos porque los editores no
autorizan la reproducción técnica o con fines informativos de servicios
como Google News o Google Reader. Hemos pasado de la internet
de la red técnica a la internet de los contenidos, de las personas y de
las cosas.
También las redes sociales han entrado de lleno en el mundo del
derecho de internet por muchas razones. Debido al alto número de
usuarios se empiezan a dar casos de acoso, difusión ilícita de contenidos
o calumnias. Los hechos no son nuevos, lo que cambia es el medio o
canal de difusión.
En esta línea conviene conocer que en Francia una Sentencia de
enero de 2013 del Tribunal de Gran Instancia de París, obligó a Twitter
(eso sí a posteriori de la comisión de los hechos) a dar cuenta de los
usuarios que han hecho apología del odio y racismo6. También en abril
de este año 2013, supimos que la Audiencia Nacional7 española orde-
nó la «expulsión» de una web pro-etarra (http://ernaiantolakundea.
org) de «internet», es decir de los buscadores, portales y por supuesto
servidores. Por su interés y novedad reproduzco el argumento del juez
español fundamentado en la citada LSSI que, como sabemos, no esta-
blece ninguna responsabilidad a los intermediarios ni a quienes alojan
contenidos ilegales a menos que intervengan en su elaboración o que,
sabiendo de su ilicitud, no colaboren en su eliminación.

La aparición en internet de webs o páginas informáticas con


contenido delictivos, (ver Resolución del Consejo de la Unión Eu-
ropea de 17/02/97, sobre contenidos ilícitos en internet) obliga al
establecimiento de una a modo de policía de contenidos nocivos

6
Noticia en El País: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/01/24/actuali-
dad/1359053062_476270.html
7
En concreto el Juzgado Central de Instrucción n° 006 de Madrid por Diligencias
Previas emite este Auto disponible en: http://pdfs.wke.es/3/0/9/7/pd0000093097.pdf

391
Loreto Corredoira

que la Ley 34/200. de 11 de julio, de Servicios de la Sociedad de la


Información ha residenciado en el órgano competente por razón de
la materia (art. 11, 35 y 38.2 b), tanto a través de la labor inspectora
que posibilita su art. 35 y con la posibilidad sancionadora admi-
nistrativa del Ministerio de Ciencia y Tecnología (art. 43), como en
la vía judicial Penal, y en casos como el presente, que obligan, vía
artículo 13 de la L. E. Criminal a ser realizadas por el Juez Instructor,
pues mientras esas páginas nocivas y delictivas a la vez se mantengan
en internet, pueden llevar a la perpetuación delictiva, que en este
caso su pone el enaltecimiento de la trayectoria y ensalzamiento de
la figura de Felipe, dirigente de ETA y activista de esa organización
terrorista, conforme se entiende por la jurisprudencia desprendida
del análisis del art. 578 CP. Por lo que para evitar su continuación
delictiva procede autorizar la expulsión de la indicada página web
de internet, mediante el bloqueo de los enlaces que las empresas que
den acceso a las mismas deben impedir técnicamente notificándolo
a su administrador, a la empresa registrante, así como al servidor
que la aloja, mientras continúa la investigación para conocer a los
responsables del enaltecimiento delictivo.

La dificultad de hacer «desaparecer» del todo una web, esta u otra, las
noticias difundidas las imágenes o elementos de dicha web es alta incluso
para Google; véase en este link el «rastro» de esta web en los resultados
del buscador que la Red Derecho TICS ha agrupado en este link acortado.
Esto da idea de que el «olvido» como eliminación total de conteni-
dos ya sean ilícitos ya nocivos o no deseables para una persona o para
el Estado en este caso en la lucha contra el terrorismo y su apología, es
algo deseable para la verdadera defensa de una persona física o jurídica.
A propósito del derecho de olvido, la Unión Europea prepara un
nuevo Reglamento que afectará a nuestra LOPD y la hará más exi-
gente aún. Más concretamente, el considerando 53 de la propuesta de
Reglamento europeo dice así:

A los interesados les debe asistir el derecho a que se supri-


man y no se traten sus datos personales, en caso de que ya no
sean necesarios para los fines para los que fueron recogidos o
tratados de otro modo, de que los interesados hayan retirado
su consentimiento para el tratamiento, de que se opongan al
tratamiento de datos personales que les conciernan o de que el
tratamiento de sus datos personales no se ajuste de otro modo
a lo dispuesto en el presente Reglamento.

392
Las libertades informativas en internet como pulso al poder político...

Algunas de las dificultades del tal «derecho al olvido» conectan con


la libertad de expresión y el derecho a la información. En este nuevo
derecho la veracidad no es relevante pues podrá llegar a exigirse esa
supresión de noticias, fotos, datos que afecten a la privacidad, entendido
como «dato» más que como derecho personal.
Como sabemos el pasado mes de mayo de 2014 Google perdió
la batalla judicial del derecho al olvido. Una sentencia8 consistente,
aunque en cierto modo inesperada9 que cierra un caso promovido por
un particular frente a Google Spain, si bien afecta a toda Europa o por
qué no a ciudadanos no europeos. Así lo recibió la prensa europea:
todos coinciden, el Tribunal de Luxemburgo ha cambiado respecto
a Google, y frente a una opinión favorable del Abogado en fase de
pruebas, la sentencia es un mazazo a los buscadores y a sistemas de
almacenamiento de enlaces informativos.
Respecto al uso de internet con fines comerciales conviene desta-
car la modificación de la LSSI en materia de publicidad online, datos
en la «nube» y spam, en víspera de largo período de vacaciones por
la Semana Santa de 2012 el Gobierno aprobaba, junto con los Presu-
puestos del Estado, el Real Decreto-ley 13/2012, de 30 de marzo que
incorpora varias Directivas, también en materia de comunicaciones
electrónicas. En concreto el art. 22, porque el R. D-Ley «legaliza»
las acciones de sincronización de datos de usuario «en la nube» en
cumplimiento de la Ley de Protección de Datos; sistemas de copiado
que todos utilizamos, como WhatsApp, Gmail, Dropbox u otros que
incluyen identificación o localización del usuario, están contemplados
dentro de los servicios que requieren consentimiento del interesado
para el tratamiento de datos.
Este es un precepto severo tanto de la Ley Orgánica española (Ley
Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de
Carácter Personal, en adelante LOPD) como de la Directiva europea
que traspone. El consentimiento se podrá dar a través de la propia
aplicación y/o el navegador de internet, es decir al dar a «aceptar» o
al hacer clic.
8
Disponible en: http://www.abc.es/gestordocumental/uploads/Internacional/sen-
tenciagoogle.pdf
9
En ABC.es Sentencia inesperada: http://www.abc.es/tecnologia/redes/20140513/
abci-derecho-olvido-google-costeja-201405130850.html

393
Loreto Corredoira

El control de los contenidos en internet (ley de


propiedad intelectual, piratería, etc.)
Pocas semanas después de llegar al poder el Partido Popular, en
concreto el 30 de diciembre de 2011 el Consejo de Ministros aprobó
el Decreto que hace efectiva la conocida «Ley Sinde». El Decreto, que
entraría en vigor a los tres meses, establece el procedimiento para la
eliminación de contenido ilegal en páginas web, servidores o «contene-
dores» alojados en España, introduciendo en la Comisión de Propiedad
Intelectual la función que preveía la Ley Sinde para cerrar páginas
web que infrinjan con ánimo de lucro los derechos de la propiedad
intelectual a petición de sus titulares.
Junto a este Decreto, el Consejo de Ministros también aprobó ese
mismo día la eliminación del canon digital o compensación por copia
privada (derogando el art. 25 de la LPI en vigor).

El nuevo procedimiento de cierre de páginas web


de la «Ley Sinde»
La Ley Sinde fue completada con este Decreto del titular de Cultura
el Ministro Pert, y algunos medios la han considerado la SOPA espa-
ñola (refiriéndose a la ley que se tramitaba en EEUU10 en estos meses
cuyas siglas equivalen a Stop Online Piracy Act), aunque las diferen-
cias entre ambas son considerables. El texto español se ha distanciado
también del modelo francés de la Ley Hadopi pues no actuará contra
los particulares ni podrá vigilar ni rastrear a los usuarios de las web
infractoras. El precedente de la Sentencia europea Scarlet vs. Sabam
ha tenido mucha importancia.
La SOPA incluiría además blacklist de páginas web y bloqueo au-
tomático de los mismos en territorio estadounidense, lo que impediría
sistemas de pago como AMEX, Visa o Paypal pues son transacciones
ejecutadas allí. El R-Decreto 1889/2011, de 30 de diciembre, de la
Ley Sinde no llega a eso aunque en su aplicación práctica puede haber
riesgos o amenazas a la libertad y a la competencia empresarial en el
sector de «servicios de la sociedad de la información».

10
Disponible en: http://thomas.loc.gov/cgi-bin/bdquery/z?d112:h.r.3261:

394
Las libertades informativas en internet como pulso al poder político...

Se conoce también como la ley antidescargas aunque, para ser


precisos, leído el texto con atención y sin pasión, se trata más bien de
una norma que actúa más contra los que alojan y distribuyen electró-
nicamente contenido pirateado que contra los usuarios particulares
faciliten estos o no enlaces a sitios con películas, músicas o libros en
formato digital.
Resultó novedoso y criticado el procedimiento de comunicación
de empresas o particulares previsto en el sistema de trabajo de la Co-
misión Sinde-Wert, que será obligatoriamente por vía electrónica, tal
y como establece la Orden Ministerial de 28 de febrero que se publicó
en el BOE de 29 de febrero de 2012. Ha sido criticado por la posible
indefensión a que daría lugar, máxime en un país donde la adminis-
tración electrónica no está extendida.
Valorando un año y medio después el trabajo de la Comisión
dependiente del Ministerio de Educación Cultura y Deporte, no dis-
ponemos de demasiada información porque el procedimiento ha sido
bastante opaco. Por poner un dato, se llegó a prohibir publicar los
nombres de los funcionarios de la comisión. Se han cerrado sí varias
páginas que incluso se han aplicado directamente el control eliminando
contenidos o «migrando» a otras web o país. Sitios como SeriesYon-
kies, Quedelibros, Cinetube han cerrado sus servicios de descargas
ilegales que caían por su propio peso; actuaban en la clara ilegalidad
y la Comisión no ha necesitado más que apercibirles para su cierre.
Los peligros y riesgos constitucionales del modo de proceder de
esta comisión he tenido ocasión11 de tratarlos ampliamente y remito
a esos trabajos. Mi postura no es favorable al procedimiento, como
puse de manifiesto en su momento pero sí al fondo del asunto, aunque
con dos aclaraciones. Una el texto roza de forma peligrosa derechos
constitucionales y podría ser anulada en cuanto el Juzgado Central eleve
una cuestión al Tribunal Constitucional. Segunda, no considero que
vaya a ser muy operativa la Sección Segunda de la CPI. Como vemos,
en mayo de 2013, se baraja ya, un nuevo Proyecto de Ley de reforma
de la Propiedad intelectual que mejoraría esos aspectos modificando
la Ley de Enjuiciamiento Civil.

11
Véanse los post en el blog http://cyberlaw.ucm.es/expertos/loreto-corredoira/143--de-
la-leysinde-a-la-leywert o, en mi libro La protección del talento, Tirant lo Blanc, 2012.

395
Loreto Corredoira

La piratería como defraudación de los derechos intelectuales e


industriales es un delito en España desde hace muchos años. Antes de
la reforma del Código Penal de 1995 que añadió el crakeo o el hackeo
como actos ilícitos (artículos 270-272 CP).
El «problema» de la piratería tiene varias aristas. Debe flexibili-
zarse el sistema de contratos y de distribución de obras en internet, ya
sea prensa, televisión, música o cine a la carta. No parece razonable
que podamos adquirir una película en Inglaterra o Estados Unidos
y no se reproduzca en nuestro DVD, o que tengamos suscripción a
Netflix y esta se bloquee fuera de donde la compramos, o que una
película española no pueda «verse en España» en streaming mientras
se disfruta en EE.UU.
El debate sigue siendo importante aunque se ha mitigado en parte
porque el Gobierno de Mariano Rajoy ha tenido a bien dar un «cara-
melo» a los usuarios: eliminar de cuajo el «canon digital», esa tasa que
veníamos pagando desde 1989 por compensación de las copias privadas
que hacemos todos sobre contenidos protegidos y que desde 2012 se
ha convertido en una cantidad (5M€ en 2012) que se da directamente
de los Presupuestos del Estado a las entidades de gestión. Cuestión
distinta de la piratería pero que ha justificado, en cierto modo, al uso
trasgresor de las leyes y derechos de propiedad intelectual por niños,
jóvenes y adultos.
En mi opinión Gobiernos como el español han actuado así de rá-
pido también ante la posible «amenaza» del Tratado internacional anti
falsificaciones (ACTA) promovido por USA en el marco de la OCDE.
Su aplicación a nivel internacional sería más dañina e implicaría un
control supranacional del mercado español además de que indicaría que
un Estado soberano no es capaz de hacer cumplir sus normas civiles y
penales. La propia SOPA de llegarse a aprobar asusta.
Como destaca Minero12, «en este sentido, es importante señalar que
la nueva normativa (art. 13.6 Reglamento Wert) recuerda la vigencia
del régimen sancionador de la LSSI en cuanto tipifica como infracción
muy grave el incumplimiento de la orden administrativa de suspensión
12
Minero, Gema. Análisis comparado de las soluciones normativas y jurisdiccionales
para la lucha frente a la piratería en internet en España y los países de nuestro
entorno, en: Corredoira/Cotino, La libertad de expresión e información en internet,
CEPC, 2013.

396
Las libertades informativas en internet como pulso al poder político...

del acceso a la red o del alojamiento de datos por el correspondiente


prestador de estos servicios de intermediación, cuya intervención se
hubiese requerido a lo largo del procedimiento [art. 38.2.b)] y prevé
para este supuesto una sanción económica de entre 150.001 y 600.000
euros [art. 39.1.a) LSSI]».

Debate sobre la ratificación del ACTA en la UE como tratado


internacional antifalsificaciones
El ACTA13 es un acuerdo comercial, ajeno a cualquier organización,
que se engloba junto a otros tratados bilaterales o multilaterales de
comercio. La sigla responde como ya hemos dicho a la lucha contra
la «falsificación», donde se encuentra claramente varias formas de
piratería.
Ha sido promovido por Japón el 1 de octubre de 2011 a los que
se han sumado Australia, Singapur, Corea del Sur, Canadá y EE.UU.
entre otros. También 22 países de la UE, entre los que estaba España,
lo firmaron también si bien su ratificación por la Unión Europea ha
sido rechazada en el Parlamento Europeo en julio del mismo año y
confirmada por la Comisión el pasado 21 de diciembre.
De acuerdo con el Derecho comunitario cualquier Tratado in-
ternacional que pueda modificar u obligar a cambiar Reglamentos o
Directivas de la Unión requiere el asentimiento del Parlamento Europeo
y una fuerte campaña STOP ACTA en las redes sociales movilizó a
millones de firmantes. Es la primera vez en que el PE ejerce ese poder de
rechazo que le otorga el Tratado de Lisboa en sus artículos 207 a 218.
Las dudas sobre la legalidad de este Tratado en el conjunto de la
UE se expresaron también en la doctrina jurídica, y la misma Comisión
declaró en febrero de 2012 que consultaría con el Tribunal de Luxem-
burgo su compatibilidad con los derechos y libertades de la UE14. De
acuerdo con el resultado conocido en diciembre de 2012 definitiva-
mente la Comisión descartó ACTA como Tratado asumible por la UE.

13
Disponible el texto en español en la web del Gobierno de Japón: http://www.mofa.
go.jp/policy/economy/i_property/pdfs/acta1105_es.pdf
14
Nota de prensa y expediente del ACTA en la UE disponibles en: http://www.
europarl.europa.eu/news/en/pressroom/content/20120217BKG38488/html/ACTA-
before-the-European-Parliament

397
Loreto Corredoira

También la doctrina jurídica en países como EE.UU. ha dudado


de su constitucionalidad. En una carta15 al Senado de los EE.UU. de
varias decenas de profesores de Derecho —fundamentalmente cons-
titucionalistas— con motivo de la tramitación del ACTA así como la
SOPA, destacaron que las cuestiones sobre enforcement de las normas
sobre DPI, incluyendo qué tipos de delitos se aplican, con qué efecto,
responsabilidad de intermediarios, etc.…, requerirían cambios en el
derecho de los EE.UU.

Algunas consideraciones finales


El ejercicio de las libertades es siempre molesto, no solo para el
poder político que obviamente no gusta de mucha crítica, ni de medios
alternativos de comunicación (que no puede a veces ni identificar),
tampoco de un activismo político a veces rayano en lo subversivo.
Ciertamente, la comunicación sea en medios offline o en soportes y
medios on line, es tan solo una manifestación del ejercicio del derecho
a la libertad de expresión, marco general del derecho clásico del ius
communicationis, que aprendimos del profesor Desantes16 cuyo ejer-
cicio apela a su vez a la responsabilidad del comunicante, del público
y del profesional.
También es molesta la libertad si quien la ejerce y practica no
considera el entorno social y comunitario de sus acciones. Vivimos en
comunidad, en sociedad, y la comunicación es una manera de tratarse
y de vivir. Las leyes, como señala Desantes vienen después «hay una
definición de derecho que es la que a mí más gusta que dice: ‘el Derecho
es la realidad echa norma’».
Si el derecho de internet, el de los nuevos medios está como vemos
revuelto… es que la realidad está, nos guste o no, muy revuelta.

15
Disponible en: http://infojustice.org/wp-content/uploads/2012/05/Law-Professor-
Letter-to-Senate-Finance-Committee-May-16-20122.pdf
16
Véase artículo de Jaramillo, Antoine y Anguita «José María Desantes: El verdadero
«inventor» del Derecho a la Información», en: http://www.saladeprensa.org/art320.htm

398
Sobre los autores
(por orden alfabético)
Nicolás Baygert
Doctor por la Universidad de París-Sorbona (Ciencias de la Información y
la Comunicación) y Doctor de Información y Comunicación por la Universidad
Católica de Lovaina (UCL), Nicolas Baygert es profesor en el IHECS (Insti-
tuto de Estudios Avanzados en Comunicación Social). Asimismo, es profesor
de la Universidad Católica de Lovaina y la Universidad Libre de Bruselas
(Bélgica). Desde 2008 hasta 2011, desarrolló su labor como responsable de
comunicaciones de la Comisión Europea.

José Ignacio Bel Mallen


Licenciado en Derecho. Doctor en Ciencias de la Información en la Uni-
versidad de Navarra. Diplomado por el Instituto de Estudios Superiores de la
Empresa (IESE). Profesor Titular de Derecho de la Información de la Facultad
de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense. Director del
Máster en Dirección de Comunicación y Nuevas Tecnologías, desarrollado
por la Fundación. Director de Comunicación del IESE en los últimos 25
años. Actualmente gerente del IME, Centro de Investigación en temas de
Comunicación del IESE. Consultor en temas de comunicación corporativa
desde hace 30 años.

Carlos Cantero
Es Geógrafo por la Universidad Católica del Norte, DEA y Doctor en
Sociología, Universidad de Granada y UNED-España.
Fue Alcalde, Diputado y Senador. Actualmente se dedica a la docencia
e investigación, es conferencista y dicta seminarios, tanto en Chile como en
el extranjero, sobre las relaciones de poder; las tecnologías de información y
comunicación; y gestión del conocimiento. Es autor de diversas publicaciones
y libros. Su correo electrónico es cantepor@gmail.com

Lucía Castellón Aguayo


Periodista Universidad de Chile, Profesora de Religión, Hogar Catequísti-
co de la Universidad Católica; perfeccionamientos en Universidad de Colum-
bia, Estados Unidos. Fundadora de la Escuela de Periodismo de la Universidad

401
Diego Portales, exdecana de la Facultad de Comunicación e Información de la
misma Universidad. Relatora en diferentes seminarios y congresos nacionales
e internacionales. Ha sido vicepresidenta de IBERCOM, Asociación Iberoame-
ricana de Investigadores en Comunicación; exdirectora de ALAIC, Asociación
Latinoamericana de Investigadores en Comunicación. Primera Catedrática
UNESCO en Comunicación en Chile. Creadora Programa Nacional Prensa
y Educación. Exdirectora de Postgrado de la Facultad de Comunicación y
Diseño de la Universidad Mayor. Actualmente dirige el grupo de investigación
en Medios de Comunicación, Niños y Jóvenes en ALAIC y se desempeña
como directora del Instituto de Comunicación y Nuevas Tecnologías de la
Universidad Mayor. Presidenta de SEAP CHILE, vicepresidenta SEP, España,
representante del Colegio de Periodistas en Conicyt. Ha dirigido y ganado un
número importante de concursos de investigación en temas de comunicación
y niños, y cuenta con variadas publicaciones en libros y revistas científicas.

Cristóbal Cobo
Investigador asociado del Instituto de Internet de la Universidad de
Oxford. Coordina estudios sobre educación, innovación, aprendizaje y el
futuro de internet. Colabora en diferentes proyectos de investigación para la
Comisión Europea sobre la Ciencia de Internet; prácticas de acceso abierto
en la educación; creación distribuida del conocimiento y el futuro de las
tecnologías y sus impactos. Ha sido distinguido por el Consejo Británico de
Investigación Económica y Social (ESRC). P.h.D. «cum laudem» en Ciencias
de la Comunicación en Universitat Autònoma de Barcelona.

Loreto Corredoira
Periodista. Doctora en Ciencias de la Información y Licenciada en Dere-
cho. Profesora Titular de Derecho de la Información de la Complutense desde
1994. Abogada del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid.
La contribución a este capítulo la realizó siendo Visiting Scholar en UCLA
en el curso 2013/2014. Ha sido también Visiting Scholar de la Universidad
de California en Berkeley en 1997, momento en el que introduce en España
materias del Cyberlaw, Derecho de las Telecomunicaciones e Internet en la
Facultad de Ciencias de la Información. Desde entonces dirige también el
Observatorio y blog sobre TIC disponible en cyberlaw.ucm.es.
Con estancias de investigación en Syracuse University, Stanford, Manches-
ter y en varias universidades del Perú y de Chile, donde además desarrolló un
programa de doctorado conjunto con la editora de este libro Lucia Castellón
y la cátedra de Derecho de la Información de la Complutense.
Autora de seis monografías de temas informativos, destacando «El Pa-
trocinio, Comentarios a la ley general de publicidad, paradojas de internet»

402
y, «La protección del talento: propiedad intelectual de autores, artistas y
productores con especial atención a internet y obras digitales».
Codirectora de cuatro manuales de Derecho de la Información así como
de la obra más reciente y relevante del ámbito latinoamericano sobre derechos
y libertades en internet, en coautoría con Lorenzo Cotino, titulada Libertad
de expresión e información: amenazas y protección de los derechos personales
(Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2012); de próxima aparición
es la cuarta obra de Derecho de la Información. El ejercicio del derecho a la
información y su jurisprudencia, coordinada con Ignacio Bel, que también
edita el CEPC en otoño de 2014.
Es miembro de las principales asociaciones de investigadores, AIERI, ICA
y ECREA y forma parte del consejo editorial de revistas como Comunicación
y Sociedad.

Nicole D'Almeida
Profesor en la Universidad de París Sorbonne, donde dirige investigaciones
y cursos de Máster y MBA en Comunicación Organizacional.
Es autora de varios libros sobre estos temas, por ejemplo La opinión
pública (2011, Paris-CNRS Editions, La Crujia Ediciones-Buenos Ai-
res-2012), La société du jugement (Paris Armand Colin 2007-2012). Mail :
nicole.d'almeida@paris-sorbonne.fr.

Tércio De Abreu Paparoto


Licenciado en Letras / Lingüística por la Universidas de São Paulo-USP.
Máster y doctorado en el área de estudios comparativos de literatura en len-
gua portuguesa y africana de la misma universidad. En la actualidad, tiene
postdoctorado en lingüística, específicamente del programa de postgrado en
lenguas clásicas y vernáculas, Lyrics-área de filología y lengua portuguesa en
la Facultad de filosofía, Letras y Ciencias Humanas de la Universidad de São
Paulo-USP. Es miembro de la NEAC-USP/CNPq, Núcleo de Estudios sobre
análisis crítico del discurso. Fue profesor de investigación en la Universidad
Anhanguera de Osasco (SP), donde enseñó varias asignaturas en las carreras
de Pedagogía, Letras, Administración, Gestión Hospitalaria, Periodismo, Tu-
rismo, entre otras, así como cursos de postgrado (E.A.D./Presencial), MBA/
Lato Sensu, también con beca de la Funadesp (Fundación Nacional para el
Desarrollo de la Educación Superior Privada), entre el 2012-2013, en el cual
desarrolló el tema de los medios de comunicación.

Maria Cândida De Almeida Castro


Posee una licenciatura en Comunicación Social (Periodismo, en donde
desarrolló el proyecto de investigación de pregrado «Poesía sonora, visual y
arte web: una herencia de los signos», bajo la dirección de Iyash Alzamora)

403
de la Pontificia Universidad Católica de Minas Gerais (2001). Es máster en
comunicación y semiótica de la Pontificia Universida Católica de São Paulo
(2004, tesis: «Poética de Net Art: disfrute y análisis») y tiene un doctorado
en comunicación y semiótica por la misma universidad (2009, tesis: «Dise-
ño web: análisis y producción de guía»), ambas dirigidas por la Prof. Dra.
Lucia Santaella. Enseña en el curso de postgrado (lato sensu) en Estética
Tecnológica (PUC-SP), en los cursos de licenciatura de Diseño Gráfico, Di-
seño Digital, Fotografía y Publicidad del Centro Universitario SENAC, São
Paulo. Es profesora de cursos de estudios «Comunicación y multimedia» y
«Tecnología y medios digitales», en PUC-SP, y de «Producción multimedia»
en otras instituciones de educación superior en el estado de São Paulo, Brasil.
Es directora e investigadora del grupo coordinador del proyecto «Medios
de comunicación social: tendencias y desafíos de la comunicación de la red»
(Anhanguera Educacional), financiado por FUNADESP. Desarrolla proyectos
creativos como artista, diseñadora y consultor en las áreas de diseño web,
diseño gráfico, fotografía y video. Es un socia fundadora y directora creativa
de diseño Studio Fila.

Monica Franchi Carniello


Posee una licenciatura en Comunicación Social por la Pontificia Uni-
versidad Católica de Campinas (1993), es máster en Comunicación y Letras
por la Universida Presbiteriana Mackenzie (2000) y doctorada en Comu-
nicación y Semiótica de la Pontificia Universidade Católica de São Paulo
(2005). Actualmente es profesora ayudante de la Universidad de Taubaté,
donde trabaja en el Departamento de Comunicación Social y en el Máster
en Gestión y Desarrollo Regional. Miembro del grupo de investigación de
Anhanguera Educacional. Desarrolla el tema de los medios de comunicación
social en el proyecto: «Tendencias y desafíos de la comunicación de la red»,
con subsidio de FUNADESP. Tiene experiencia en el área de comunicación,
trabajando principalmente en los siguientes temas: medios de comunicación
y comunicación publicitaria, capital social, comunicación y espacio urbano,
comunicación y desarrollo regional.

Adolpho Carlos Françoso Queiroz


Postdoctorado en comunicación por la Universidad Federal Fluminense,
posee un doctorado en comunicación de la Universidad Metodista de São
Paulo, una maestría en comunicación de la Universidad de Brasilia, formado
en publicidad UNIMEP, Piracicaba. Expresidente de INTERCOM, Sociedad
Brasileña de Estudios Interdisciplinarios de la comunicación, y del POLI-
TICOM, Sociedad Brasileña de los Investigadores de la Comunicación y

404
Marketing político. Actualmente es profesor de la Universidad Presbiteriana
Mackenzie/SP y de la Faculdad Anhanguera de Santa Bárbara d'Oeste.

Alejandro Guillier A.
Senador por la II Circunscripción de Antofagasta, cargo que asumió el
11 de marzo de 2014. Magíster en Ciencias Sociales FLACSO, Facultad de
Ciencias Sociales. Sociólogo, periodista. Ha sido vicedecano de la Facultad
de Comunicaciones Universidad Diego Portales. Conductor de noticiero Chi-
levisión, Jefe de Prensa del mismo canal, conductor del canal 24 horas cable
de TVN, conductor del noticiero en Radio ADN. Fue Director de la Escuela
de Periodismo de la Universidad Mayor. Durante 1996 y 1997 fue consejero
nacional del Colegio de Periodistas de Chile y entre 2004 y 2006, presidió la
misma institución y del Colegio de Periodistas. Ha recibido diversas distin-
ciones: en 1999 fue reconocido con el Premio Nacional de Periodismo Embo-
telladora Andina. En 2001 recibió el Premio de Periodismo Carmen Puelma
Accorsi de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS). Ganó el Premio Altazor
en la Categoría Aporte Creativo-Televisión por su labor como conductor
del programa Tolerancia Cero. Ha sido periodista en debates presidenciales.

Oscar Jaramillo Castro


Doctor en Ciencias de la Información, Universidad Complutense de
Madrid. Periodista y Licenciado en Comunicación Social, Universidad Die-
go Portales, Chile. Profesor investigador de la Escuela de Periodismo de la
Universidad Mayor. También se desempeña como profesor de postgrado en
el Instituto de Comunicación y Nuevas Tecnologías y la Escuela de Diseño,
de la Universidad Mayor. Ha trabajado como investigador en el Centro de
Estudios Mediales de la Facultad de Comunicación y letras de la Universidad
Diego Portales y ha desempeñado cargos de coordinación académica en dis-
tintas facultades de comunicación. Es investigador en las áreas de ciber ética
y comunicación y redes sociales.

Margarida Maria Krohling Kunsch


Profesora titular y directora (2013-2016) de la Escuela de Comunica-
ciones y Artes de la Universidad de São Paulo (ECA-USP). Magister y doctora
en Ciencias de la Comunicación y docente en Teoría de Comunicación Insti-
tucional – Políticas y Procesos, por la ECA-USP. Autora y organizadora de un
gran número de obras de Comunicación Social. Fue presidente de la Sociedad
Brasileña de Estudios Interdisciplinares de la Comunicación (Intercom), de la
Asociación Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación (Alaic), de
la Asociación Brasileña de Investigadores de Comunicación Organizacional
y Relaciones Públicas (Abrapcorp) y de la Confederación Ibero-Americana

405
de Asociaciones Científicas y Académicas de Comunicación (Confibercom).
Es presidente de la Federación Brasileña de las Asociaciones Científicas y
Académicas de Comunicación (Socicom). E-mail: mkkunsch@usp.br.

Antonio Leal
Sociólogo, Doctor en Filosofía, Director del Magíster de Comunicación
y Ciencias Políticas y de la Escuela de Sociología de la Universidad Mayor.
Ha sido Diputado y Presidente de la Cámara de Diputados de Chile.
Autor de libros y ensayos políticos y filosóficos, publicados en Italia y
en Chile, entre los cuales destacan George Luckács: La Ética de la Libertad,
Gramsci: La Ciudad Futura, La Izquierda Después de Marx, El Crepúsculo
de la Política, Gramsci oltre Gramsci y el libro que hoy se presenta en versión
on-line Gramsci, donde el autor revaloriza el pensamiento y aporte a la Ciencia
Política del gran filósofo italiano, al cumplirse 121 años de su nacimiento.

José Marqués de Melo


Periodista, es doctor por la USP de Brasil y ha hecho estudios postdocto-
rales en EEUU y España. Es titular de la Cátedra UNESCO de Comunicación
de Sao Paulo y ha recibido el premio Wayne Danielson de Ciencias de la Co-
municación en 1997 como reconocimiento a su labor docente e investigadora
a lo largo de treinta años de carrera profesional.
Fundador y presidente (hasta 2008) de la Sociedade Brasileira de Estu-
dos Interdisciplinares da Comunicação (Intercom), fue director de la Revista
Brasileira de Ciências da Comunicação y presidente de Ibercom (Asociación
Iberoamericana de Comunicação). Forma parte de los consejos directivos de
diversas asociaciones académicas nacionales e internacionales. Actualmente
es profesor emérito de la Escola de Comunicações e Artes da Universidade
de São Paulo (ECA-USP). Es doctor ‘honoris causa’ por las universidades
Católica de Santos (1997), Federal de Alagoas (2003), Federal da Paraíba
(2005) y Estadual do Rio Grande do Norte (2008).
Entre sus obras: Estudos de Jornalismo Comparado (1972), Sociología
da imprensa brasileira (1973), Comunicação e modernidades (1991), Fontes
para o estudo da Comunicação (1995), Teoría da Comunicação. Paradigmas
latino-americanos (1998), A esfinge midiática (2004), Brazilian Research in
Communication (2005), Teoria do Jornalismo (2006), Mídia e Cultura Popular
(2008) e História Política das Ciências da Comunicação (2008).
Alejandro Navas
Doctor en Filosofía por la Universidad de Navarra. Profesor de Sociología
y de Opinión Pública en la Facultad de Comunicación de la Universidad de
Navarra, de la que fue Decano y Director del Departamento de Comunicación
Pública. Director del Seminario interfacultativo sobre Comunicación y Salud.
Profesor visitante en universidades latinoamericanas. Asesor del Gobierno de

406
Navarra para el diseño e implementación de políticas sociales. Colaborador
habitual de diversos medios de comunicación españoles y latinoamericanos.

Rocío Ortiz Galindo


Profesora de Sociología en Comunicación en la Universidad Internacional
de Cataluña. Ha sido profesora asistente en Sociología e investigadora en
la Universidad de Navarra, en la que es candidata a doctora en Comunica-
ción. Investiga sobre movimientos sociales en la era de internet y las nuevas
posibilidades de transformación democrática. En 2010 defendió el trabajo
de investigación Cibermovimientos sociales: hacia una nueva categoría de
movimiento social en la era de internet.

Hugo Pardo
Doctor en Comunicación por la Universidad Autónoma de Barcelona.
Fundador y Director General de Outliers School. Director General de Imagine
PostDigital Barcelona 2012. Coordinador editorial Col·lecció Transmedia XXI,
LMI-Universitat de Barcelona. Miembro del Laboratorio de Medios Interactivos
(LMI), Grupo de investigación consolidado, de la Universitat de Barcelona. Vi-
siting Professor HCI Group, Stanford University (2007/09). Autor de los libros
Geekonomía. Un radar para producir en el postdigitalismo (2010) y Planeta Web
2.0. Inteligencia colectiva o medios fastfood (2007). Produce digitalismo.com

John V. Pavlik
Is professor in the Department of Journalism and Media Studies at the
School of Communication and Information at Rutgers University. Pavlik’s
books include Converging Media, Media in the Digital Age, Journalism and
New Media and The People’s Right to Know. From 1995-2002 he was pro-
fessor and executive director of the Center for New Media in the Columbia
University Graduate School of Journalism. Pavlik's Ph.D. (1983) and M.A.
(1979) in mass communication are from the University of Minnesota.

Adriana Pessatte Azzolino


Licenciada en Política y Ciencias Sociales por la Fundação Escola de
Sociologia e Política de São Paulo (1986, FESPSP) y Licenciada en Comuni-
cación Social-Publicidad por la Escola Superior de Propaganda e Marketing
(ESPM, 1985). Posee una maestría en Educación de la Universidad Estatal
de Campinas (1998, UNICAMP), y un doctorado en comunicación de la
Universidad de São Paulo (ECA-USP, 2005) y postdoctorado en el área de
la comunicación por departamento DMM-Multimedia Medios y comunica-
ción (IA/UNICAMP). Es profesora universitaria desde hace casi treinta años,
experta en técnicas para la evaluación de proyectos culturales del Ministerio
de cultura/Secretaría de promoción e incentivos a la cultura, experta con-

407
sultora de la Junta de Educación del Estado de São Paulo/CEE, evaluadora
institucional y de graduación del Ministerio de educación/INEP, consultora
de la UNESCO para la evaluación del proyecto. Es miembro del grupo de
investigación LAPP/IPPRI/UNESP. Posee experiencia en dirección de proyectos
de graduación y de iniciación.

Juan Cristóbal Portales Echeverría


Licenciado Comunicación Social Pontificia Universidad Católica de Chile,
Master en Gestión de Políticas Públicas Universidad de Chile, Master en Comu-
nicación Política London School of Economics and Political Science, Doctor en
Comunicación Política Universidad Complutense de Madrid. Director Magíster
Comunicación Estratégica Universidad Adolfo Ibáñez. Profesor Titular e Inves-
tigador misma Universidad. Ha desarrollado investigación y publicado en las
áreas de comunicación política, comunicación estratégica y agenda de medios.

Marc Prensky
Autor del artículo «Nativos digitales, inmigrantes digitales» (Digital Natives,
Digital Immigrants) del año 2001, es un líder, orador, escritor, asesor y diseñador
de juegos en el campo de la educación y el aprendizaje de renombre internacional.
Es el autor de cinco libros: From Digital Natives to Digital Wisdom (Corwin,
2012), Teaching Digital Natives: Partnering for Real Learning (Corwin, 2010),
Don’t Bother Me, Mom, I’m Learning (Paragon House, 2006), Digital Game-
Based Learning (McGraw Hill, 2001) y Brain Gain: Technology and the Quest
for Digital Wisdom (Palgrave MacMillan 2012). Marc es el fundador y presidente
ejecutivo de Games2train, una empresa de aprendizaje en base a juegos, cuyos
clientes incluyen IBM, Bank of America, Pfizer, El Departamento de Defensa de
EE. UU. y Escuelas virtuales de L. A. y Florida (U. S. Department of Defense and
the L. A. and Florida Virtual Schools), además de ser cofundador de Spree Lear-
ning Games, una empresa nueva de «juegos curriculares». Marc tiene un MBA de
Harvard y una Maestría en Enseñanza de Yale. Muchos de sus escritos se pueden
encontrar en www.marcprensky. com/writing. Comuníquese con Marc en marc-
prensky@gmail.com.

Carlos Ruiz
Profesor titular de la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacio-
nales Blanquerna, de la Universidad Ramon Llull (URL) de Barcelona, donde
imparte la asignatura Ética de la Comunicación. Es doctor en Periodismo por
la URL, que le concedió el premio extraordinario por la tesis doctoral sobre
la vigencia de la teoría liberal sobre la libertad de prensa en las sociedades
democráticas. Es autor de La agonía del cuarto poder. Prensa contra demo-
cracia, y de Ética de la Audiencia. Es miembro del Consell de la Informació
de Catalunya, órgano encargado de velar por el cumplimiento del código

408
Comunicación, redes y poder

ético del los periodistas catalanes. En la actualidad su línea de investigación


se centra en el ciberespacio, preferentemente en el comportamiento de las
audiencias activas y su relación con los medios digitales.

Carlos Soria
Doctor en Derecho, licenciado en Ciencias de la Información, y Periodista.
Ha sido director general de Europa Press, Rotopress, y Prensa y Edicio-
nes. Profesor de la Universidad Complutense, Profesor de Derecho y Ética
de la Información en la Universidad de Navarra, y Decano de su Facultad de
Comunicación. Cofundador de la consultora internacional Innovation Media
Consulting, es actualmente su Chairman of the Board. Autor de trece libros
de derecho y ética de la comunicación.

Manuel Tessi
Escritor, conferencista, docente y asesor especializado en comunicación
laboral con experiencia en Latinoamérica, EE.UU., España e Inglaterra. www.
manueltessi.com. Autor del Sistema Comunicación 1A ®. Metodología inte-
grada de Comunicación Interna para líderes, equipos y organización. www.
comunicacion1a.com. Autor del libro comunicación interna en la práctica.
Ed. Granica (2012) www.ComunicacionInternaEnLaPractica.com. Fundador
de INSIDE, consultora de Comunicación Interna. Argentina (1994). www.
inside.com.ar. Presidente de SIC1A, red de consultores de Comunicación 1A
presentes en México, Brasil, Chile y Perú (2006). www.sic1a.com.

Gaëtan Tremblay
Profesor en la Universidad de Quebec en Montreal, es socio del Centro
de Investigación interdisciplinaria sobre la Comunicación, la Información y
la Sociedad (CRICIS). A lo largo de las últimas cuatro décadas ha publicado
varios libros y artículos sobre la comunicación, las industrias culturales y
mediáticas, la formación a distancia y la sociedad de la información. Es coor-
dinador de los Encuentros Panamericanos en Ciencias de la Información y de
la Comunicación (COMPANAM).

Rocío Zepeda Majmud


Cientista Político de la Universidad Central de Chile, Magíster en Seguri-
dad y Defensa con mención en Política de Defensa de la Academia Nacional
de Estudios Políticos y Estratégicos, Candidata a Doctor en Ciencias Políticas
de la Pontificia Universidad Católica Santa María de los Buenos Aires. Con
Especialización en temas de género, seguridad y defensa, teoría política, pros-
pectiva y movilizaciones sociales. Actualmente se desempeña en investigación
independiente y docencia en las Universidades Mayor, Central de Chile e
Iberoamericana de Ciencias y Tecnologías.

409
Este libro se terminó de imprimir
en los talleres digitales de

RIL® editores
Teléfono: 2223-8100 / ril@rileditores.com
Santiago de Chile, junio de 2015
Se utilizó tecnología de última generación que reduce el im-
pacto medioambiental, pues ocupa estrictamente el papel
necesario para su producción, y se aplicaron altos estánda-
res para la gestión y reciclaje de desechos en toda la cadena
de producción.
H ace algún tiempo invitamos a distinguidos académicos e in-
vestigadores del ámbito nacional e internacional a reflexio-
nar sobre los procesos político-sociales, el impacto de las redes so-
ciales, el rol de los medios en un mundo digital, los nuevos perfiles
en el periodismo y la educación en un nuevo entorno.
Fruto de un arduo esfuerzo interdisciplinario, que se ha concre-
tado en el enriquecimiento de la visión o idea original nace Comu-
nicación Redes y Poder, una obra colectiva que reúne el trabajo de
28 investigadores, que con sus resultados convocan a los diferentes
ámbitos y agentes de la comunicación, académicos, políticos y so-
ciales. Estas ideas tienen el anhelo de contribuir a encarar la pro-
fundidad de la crisis general de las instituciones forjadas bajo la
lógica del tercer milenio y abrir las mentes a las nuevas formas so-
ciales que están dando estructura a la emergente sociedad global.

ISBN 978-956-01-0190-7

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