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Intervención NP en primeros brotes psicóticos

Diapo 1: Presentación
Diapo 2: Índice
- Definición Brote psicótico - FEP
- Características: manifestación clínica + En qué trastornos puede aparecer.
El primer episodio psicótico se caracteriza por la experimentación de síntomas psicóticos de
forma supraumbral en la vida de un individuo.
La psicosis de primer episodio (FEP) se caracteriza por la aparición de síntomas psicóticos
por primera vez en la vida de un individuo (González-Vivas et al., 2019).
El término “psicosis” se refiere a aquellos trastornos mentales caracterizados por una cierta
pérdida de contacto con la realidad. Cuando la persona sufre este trastorno se dice que ha
presentado un “episodio psicótico” [Extraído de: parcdesalutmar.cat].

Algunos de los signos neurológicos más sutiles que están presentes en pacientes que
experimentan episodios psicóticos tanto en trastornos afectivos como no afectivos son las
dificultades en la integración sensorial, la coordinación motora y la secuenciación de los de
las conductas motoras complejas. Estos resultados apuntan a un origen en el
neurodesarrollo. Los correlatos neurológicos de estos signos són: una aberrante
conectividad las áreas sensorio motores, cargas de hierro en el accumbens izquierdo y
modificación en los volúmenes del bulbo raquídeo y la protuberancia. (Ferruccio, et al. 2020)

Se sabe todavía poco sobre los cambios en el funcionamiento del cerebro tras un FEP.
Dicho conocimiento es importante para predecir el curso de la enfermedad y adaptar las
intervenciones (González-Vivas et al., 2019).

Prevalencia: Más del 3% de la población general sufre un episodio psicótico en algún


momento de la vida (Perälä et al., 2007, como se citó en González-Vivas et al., 2019). La
tasa de incidencia es de 21,4 por 100.000 personas-año, y la edad media de aparición del
primer episodio es de 30,5 años. Sin embargo, los datos epidemiológicos deben
interpretarse con cautela debido a la heterogeneidad de los estudios existentes (Jongsma et
al., 2018, como se citó en González-Vivas et al., 2019).

Afecta principalmente a jóvenes adultos y es bastante común. Cerca de 3 de cada 100


jóvenes sufrirá un episodio psicótico, de forma que, en esta franja de edad, la psicosis es
más frecuente que otras enfermedades como la diabetes [Extraído de: parcdesalutmar.cat].

El por qué la psicosis se manifiesta entre los 15 y los 35 años y no antes es todavía
desconocido. Se cree que durante estas edades hay cambios importantes en la maduración
de nuestro cerebro y cambios hormonales en nuestro cuerpo que lo hacen más vulnerable a
la psicosis. [Extraído de: Guía de Primeros Episodios Psicóticos].

Síntomas principales: Suelen provocar cambios en el estado de ánimo y en la forma de


pensar, dando lugar a ideas extrañas, por lo que resulta difícil entender qué siente la
persona afectada. Los síntomas varían de una persona a otra y en algunos casos cambian
con el tiempo. Síntomas más característicos: [Extraído de: parcdesalutmar.cat]
- Pensamientos confusos
- Creencias falsas
- Alucinaciones
- Cambios afectivos y de percepción
- Cambios de conducta
Episodios psicóticos: [Extraído de: parcdesalutmar.cat]
- Psicosis inducida por tóxicos
- Psicosis reactiva breve
- Trastorno delirante
- Psicosis orgánica
- Esquizofrenia
- Trastorno esquizofreniforme
- Trastorno bipolar
- Trastorno esquizoafectivo
- Depresión psicótica

Causas [Extraído de: parcdesalutmar.cat]


Existen varias teorías sobre la causa de la psicosis, pero aún queda mucha investigación. Hay indicios
que sugieren una combinación de factores biológicos innatos que hacen que una persona esté más
predispuesta a presentar síntomas psicóticos. Estos síntomas suelen desencadenarse durante la
adolescencia o en la primera etapa de la vida adulta, como respuesta al estrés, al uso de drogas o
cambios en las circunstancias vitales de la persona afectada. El peso de estos factores será más o
menos importante según el caso.
En los primeros episodios psicóticos, las causas resultan especialmente dificiles de determinar, por lo
que la persona debe someterse a un minucioso examen médico para detectar posibles causas orgánicas
y así poder realizar un diagnóstico preciso. En general, este examen supone la realización de diversos
análisis, junto con una entrevista amplia con un psiquiatra para diferenciar entre los distintos tipos de
psicosis. La evolución y el pronóstico de la enfermedad varían en cada caso.

Cada vez se tienen más pruebas de la relación entre el cannabis (porros, marihuana,
hachís, etc.) y las psicosis. Se sabe de cierto que el cannabis puede actuar como un factor
detonante o desencadenante, pero además algunos estudios sugieren que el cannabis
podría causar la psicosis. Es decir, que no sólo actuaría como un detonante en personas
que tarde o temprano desarrollarían una psicosis, sino que un consumo importante y
duradero podría provocar psicosis en personas que si no consumieran cannabis quizá
nunca la desarrollarían [Extraído de: Guía de Primeros Episodios Psicóticos]

Fases de un trastorno psicótico [Extraído de: parcdesalutmar.cat]


1. Pródromos: Los primeros síntomas son vagos y casi imperceptibles.
2. Fase aguda: Se presentan síntomas claros de psicosis, tales como alucinaciones, delirios o
ideas confusas.
3. Recuperación: Pronóstico variable según cada caso.
→ En el power podríamos explicar la relación entre las fases del FEP y los síntomas.

Tratamientos (general): [Extraído de: parcdesalutmar.cat]


La primera fase del tratamiento consiste en una evaluación exhaustiva mediante una visita por parte
del psiquiatra. En general, se realizan análisis de sangre y pruebas de neuroimagen (RM) para
descartar posibles causas orgánicas de los síntomas psicóticos. La información recogida durante la
entrevista y las pruebas realizadas aclaran la naturaleza específica de la psicosis y del tratamiento más
adecuado en cada caso. En algunos casos, los síntomas desaparecerán poco tiempo después de iniciar
el tratamiento, permitiendo que el paciente reanude su vida normal en un breve periodo de tiempo. En
otros, la recuperación puede tardar semanas e incluso meses. El tipo de tto. varía en función de las
preferencias del paciente, la gravedad de los síntomas, el tiempo que han estado presentes y de sus
posibles causas.
● Medicamentos: Son parte esencial del tto. de los trastornos psicóticos, y tienen un papel
fundamental en la recuperación tras el episodio psicótico y en la prevención de episodios
posteriores.
● Orientación y psicoterapia: Apoyo, psicoeducación, medidas para evitar recaídas, técnicas
para manejar el estrés o aprender a reconocer las señales de alarma. Individual o en grupo.
● Ayuda práctica: Trabajadores sociales (problemas relacionados con la vuelta al
trabajo/estudios, uso del tiempo libre, vivienda…).
Evitar nuevos episodios: [Extraído de: parcdesalutmar.cat]
- Factores protectores (potenciarlos): Ej. medicación, mantener estabilidad, hábitos de sueño
correctos, realizar actividades de ocio o ejercicio físico de forma regular o mantener el
contacto social.
- Factores de riesgo (evitarlos): Consumo de drogas (alcohol, cannabis, anfetaminas…),
estresores ambientales (cambios bruscos en el entorno, situaciones difíciles que generan
tensión…)(factores estresores tanto positivos como negativos).

Existe evidencia suficiente para indicar la necesidad de mejorar y desarrollar herramientas


de diagnóstico e intervención temprana en FEP para mejorar la respuesta al tratamiento,
reducir la disfunción y mejorar la calidad de vida de los pacientes (Linszen et al., 2001;
Arango, 2015; Berk et al., 2010; Rosa et al., 2012, como se citó en González-Vivas et al.,
2019).
Existe una falta de conocimiento sobre por qué algunas personas se recuperan
completamente de sus síntomas mientras que otras tienden al deterioro y la cronicidad. Se
necesitan más investigaciones longitudinales que examinen los marcadores biológicos de
FEP (Fond et al., 2015, como se citó en González-Vivas et al., 2019).
Realizar un tratamiento precoz es muy importante en todas de fases de la
enfermedad (para evitar posibles daños derivados de la descompensación).

- Evaluación

- Justificación
Un estudio sobre jóvenes de entre 16 y 30 años que han tenido un primer brote psicótico se
analizan las tasas de mortalidad. Ésta era de 24 veces más alta que la de sus compañeros
de la misma edad y 89 veces más que la población general. (Usher, 2021)

La comprensión de los mecanismos implicados durante el curso de la enfermedad es crucial


de cara a prevenir el riesgo de muerte de o para acumular evidencia que permita
proveernos de herramientas para la intervención temprana en el PEP reducir la
disfuncionalidad y mejorar la calidad de vida de los pacientes, (Soldevila-Matías, wt al.
2022)

[Extraído de: parcdesalutmar.cat] Desgraciadamente hoy en día no existe ninguna prueba


de laboratorio ni otro tipo de prueba diagnóstica que nos diga si una persona tiene un
diagnóstico de psicosis o no. El diagnóstico es básicamente clínico: es decir, el diagnóstico
lo realizará el médico con la información que obtenga de las entrevistas con el paciente y
con la familia. Aun así, a menudo conviene realizar algunas pruebas para descartar
enfermedades u otras causas que a veces pueden producir síntomas de psicosis. Estas
pruebas pueden incluir:
● Análisis de sangre general.
● Análisis de drogas en orina.
● Pruebas de imagen cerebral: resonancia magnética o TAC (escáner).
En casos poco claros, algunos test psicológicos pueden ayudar a aclarar el diagnóstico. En
otras ocasiones el médico puede decidir realizar pruebas para comprobar que el tratamiento
es bien tolerado. Estas pruebas pueden incluir:
● Análisis de sangre con niveles de hormonas, principalmente prolactina.
● Electrocardiograma

TÉCNICAS PARA EXPLORAR MECANISMO IMPLICADO EN EL DESARROLLO DEL


FEP

-
- Uno de los principales instrumentos utilizados en la investigación de biomarcadores
para FEP es la resonancia magnética (MRI) (Northoff & Qin, 2011, como se citó en
González-Vivas et al., 2019). Muchos estudios han utilizado resonancias magnéticas
para obtener información sobre los principales cambios volumétricos en el cerebro
durante la psicosis a lo largo del tiempo (los posibles efectos secundarios de la
medicación, la pérdida de materia gris, etc.) (Wright et al., 2000, como se citó en
González-Vivas et al., 2019). Sin embargo, los cambios estructurales no son
específicos y no pueden utilizarse como predictores en casos individuales, por lo que
se necesitan instrumentos más sensibles (Shenton et al., 2001; Brugger & Howes,
2017; Tarcijonas & Sarpal, 2018; Cavelti et al., 2018, como se citó en
González-Vivas et al., 2019).

- Otra forma de ver el cerebro es con resonancia magnética funcional (fMRI).


Dados los modelos teóricos recientes de la psicosis, la resonancia magnética
funcional podría proporcionar un medio importante para comprender lo que sucede
en el cerebro durante el procesamiento de diferentes estímulos (Kapur, 2003; Lee et
al., 2014; Palaniyappan et al., 2013; Pankow et al., 2016; Roiser et al., 2013;
Smieskova et al., 2014, como se citó en González-Vivas et al., 2019). Este
conocimiento podría contribuir a la comprensión de los aspectos biológicos que
sustentan el curso longitudinal de la psicosis. Las resonancias magnéticas
funcionales proporcionanan información sobre anormalidades obseravadas cuando
se está haciendo una tarea específica. Las limitaciones que pueden presentar es
que los estudios son individuales, pero se pueden extraer conclusiones a partir de
focalizarse en las comunalidades (tanto entre individuos y entre tareas) y se
descartan las especificidades.

→ Conclusión estudio longitudinal fMRI: El principal hallazgo fue la normalización de la


actividad cerebral después del tratamiento con antipsicóticos. Aunque la resonancia
magnética funcional parece una herramienta prometedora para encontrar un marcador
biológico de la enfermedad, no se han aclarado los mecanismos que distinguen qué
pacientes con FEP se convertirán en una enfermedad crónica de aquellos que obtendrán
una recuperación completa de los síntomas. Más estudios longitudinales con muestras más
grandes y paradigmas más simples y replicables podrían ayudarnos a mejorar nuestro
conocimiento de esta enfermedad y llenar el vacío entre la investigación y la práctica clínica.
[Extraído de González-Vivas et al., 2019).

- Tratamientos
- Rehabilitación neuropsicológica
Diapo x: Qué es un brote psicótico, prevalencia, síntomas y cómo afecta al cerebro (cognición
social, metacognición…)
- Factores ambientales + genéticos
- Ho hipoactivación del lóbulo frontotemporal - esquizofrenia- PEP
- Déficits cognitivos y afectación en el funcionamiento social
El primer episodio de psicosis (FEP) se define como la primera vez que una persona muestra síntomas
de psicosis (Kim et al., 2019).
Los estudios basados en la población indican una prevalencia de psicosis a lo largo de la vida superior
al 3% (Perälä y Suvisaari, 2007). Mientras que un tercio de las personas afectadas experimentan
síntomas psicóticos durante un breve período de tiempo, otros se ven afectados durante toda su vida
(Harrison et al., 2001). Desafortunadamente, no hay forma de predecir, desde el principio, qué
individuos desarrollarán este curso incapacitante. Es importante identificar a estas personas al inicio
de la enfermedad, ya que podría ayudar a brindar una mejor atención a las personas en mayor riesgo.
[Extraído de: Nieuwenhuis et al., 2017].
El deterioro de la memoria, la rumiación excesiva y el aumento de la sensibilidad interpersonal
son características principales del alto riesgo de psicosis o primer episodio de psicosis (FEP). [Kim et
al., 2019].
La rumiación (descrita como un proceso cognitivo que incluye pensamientos repetitivos, prolongados
y recurrentes sobre uno mismo, las propias preocupaciones y las propias experiencias) (Watkins,
2008, como se citó en Kim et al., 2019) está relacionada con la propensión a las alucinaciones y con
una variedad de experiencias anormales leves, que incluyen sentimientos irreales, alteraciones de la
percepción y desintegración temporal (Jones & Fernyhough, 2009; Freeman et al., 2013, como se citó
en Kim et al., 2019), así como síntomas negativos como el pensamiento estereotipado y el
retraimiento emocional (Halari et al., 2009, como se citó en Kim et al., 2019). Un experimento reveló
que la rumiación y la preocupación antecedente predijeron delirios persecutorios y alucinaciones
auditivas; también predijo el grado de angustia asociado con estas experiencias psicóticas en adultos
jóvenes con psicosis (Hartley et al., 2014, como se citó en Kim et al., 2019).
La sensibilidad interpersonal (conciencia excesiva del comportamiento y los sentimientos de los
demás) (Boyce & Parker, 1989, como se citó en Kim et al., 2019), se asocia con el riesgo de
pensamiento paranoico en la población general (Meisel, 2018, como se citó en Kim et al., 2019). Los
primeros estudios indicaron que se produce una alta sensibilidad interpersonal entre otros síntomas
subjetivos y cambios de comportamiento observables durante la fase prodrómica de la esquizofrenia
(Subotnik & Nuechterlein, 1988; Meisel, 2018, como se citó en Kim et al., 2019).
Después de experimentar síntomas psicóticos manifiestos crónicos, los pacientes con esquizofrenia
crónica generalmente muestran poca percepción de sus propios síntomas. (Kim et al., 2019).
Estudios previos han encontrado que los pacientes con esquizofrenia en toda regla carecen de
autoconciencia de la enfermedad (Amador et al., 1994; van der Meer et al., 2013, como se citó en Kim
et al., 2019). Alrededor del 46 % de los pacientes con FEP mostraron una percepción deficiente
(Ayesa-Arriola et al., 2014, como se citó en Kim et al., 2019) y la alteración de la percepción se
asocia con múltiples déficits cognitivos (Keshavan et al., 2004, como se citó en Kim et al., 2019).
El análisis de los datos de fMRI mostró que los pacientes con FEP tenían una activación reducida en
la circunvolución temporal media derecha (MTG) y el precúneo izquierdo (Pc) en relación con HC.
Dentro del grupo FEP, el nivel de activación en el MTG derecho se correlacionó negativamente con la
gravedad de sus síntomas psicóticos positivos (Kambeitz-Ilanokovic et al., 2013).

La evidencia farmacológica y genética respalda el papel de la participación del receptor de dopamina


D2 (D2-R) en la fisiopatología de la esquizofrenia. Estudios previos de imágenes moleculares han
sugerido niveles más bajos de D2-R en el tálamo, pero los resultados no son concluyentes. Los
hallazgos respaldan la hipótesis de una desregulación de la neurotransmisión dopaminérgica talámica
en la esquizofrenia, y se plantea la hipótesis de que esto podría ser la base de una alteración de la
conectividad talamocortical. (Plavén-Sigray et al., 2021).

En pacientes con esquizofrenia, la atribución errónea de eventos autogenerados a una fuente externa
se asocia con la presencia de síntomas psicóticos. El objetivo de este estudio fue investigar cómo
Conclusiones: La alteración de la modulación atencional en la esquizofrenia puede contribuir a la
tendencia de los pacientes con FEP a atribuir erróneamente la fuente del material autogenerado, y esto
puede estar mediado por las regiones MTG y Pc correctas que están involucradas tanto en el
procesamiento autorreferencial como en la integración de la información sensorial
(Kambeitz-Ilanokovic et al., 2013).

Relación entre el volumen cerebral y la autoconciencia de la psicopatología en pacientes con FEP


(resultados del estudio de Kim et al., 2019): En el grupo FEP, la autoconciencia de la psicopatología
se asoció positivamente con el volumen del giro temporal superior derecho (rSTG), mientras que en
los controles sanos (HC) esta correlación fue negativa. Nuestros resultados indican que la
autoconciencia de la psicopatología afecta el volumen de rSTG en la dirección opuesta entre pacientes
con FEP y HC. En pacientes con FEP, la conciencia del deterioro puede inducir aumentos en el
volumen cerebral rSTG. Sin embargo, los HC mostraron una disminución del volumen de rSTG
cuando estaban conscientes del deterioro. [Extraído de: Kim et al., 2019]

Los modelos neurocognitivos proponen una interacción alterada entre de abajo hacia arriba y de arriba
hacia abajo procesos atencionales en la esquizofrenia (Maruff et al., 1998) que pueden influir en la
percepción consciente que lleva a AVH (Aleman et al., 2003). Específicamente, el control atencional
de abajo hacia arriba o exógeno está impulsado por estímulos (es decir, la atención se orienta
espontáneamente hacia un estímulo entrante). Por el contrario, el control atencional de arriba hacia
abajo o endógeno es intencional y cognitivamente impulsado (es decir, dirigido por el conocimiento,
la expectativa y las metas actuales) (Sarter et al., 2001). Los estudios de comportamiento informan
que cuando los procesos de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo entran en conflicto, los pacientes
con esquizofrenia exhiben un rendimiento significativamente peor que los controles sanos (HC).
[Extraído de: Kambeitz-Ilankovic et al., 2013].
→ La alteración de la modulación atencional en pacientes con FEP puede conducir a atribuciones de
fuentes erróneas. En pacientes con FEP, en relación con HC, el desempeño de la tarea se asoció con
una activación reducida en el MTG derecho y el Pc izquierdo, ambas regiones involucradas en el
procesamiento autorreferencial y la integración de la información sensorial. La activación
relativamente reducida en el MTG derecho durante la tarea también se asoció con síntomas positivos,
aunque no se estableció una asociación específica con AVH (Kambeitz-Ilankovic et al., 2013).

Anomalías cerebrales relacionadas con la psicosis: un MA encontró que las disminuciones de


materia gris eran comunes en el tálamo, la región uncus/amígdala izquierda, la ínsula bilateralmente y
el cingulado anterior en pacientes con primer episodio de psicosis (FEP) y esquizofrenia crónica
(Ellison-Wrigth et al., 2008, como se citó en Kim et al., 2019). Además, las disminuciones en el
volumen de materia gris en la cabeza del caudado bilateral y el lóbulo parietal superior derecho
bilateral fueron más graves en el primer episodio o en la etapa inicial de esquizofrenia que en la
esquizofrenia crónica (Burke et al., 2008; Ellison-Wrigth et al., 2008, como se citó en Kim et al.,
2019). Otro estudio encontró que los volúmenes de las áreas frontal y temporal estaban
disminuidos en el primer episodio de esquizofrenia, pero menos que en la esquizofrenia crónica
(Wood et al., 2013, como se citó en Kim et al., 2019). La circunvolución frontal superior se ha
asociado con anomalías en la autoconciencia, la cognición social y la emoción (Goldberg et al., 2006;
Sass et al., 2012, como se citó en Kim et al., 2019), mientras que la circunvolución temporal superior
(STG) y las regiones subcorticales como el tálamo se asocian con síntomas positivos, que incluyen
alucinaciones auditivas, trastornos del pensamiento (Sun et al., 2009; Huang et al., 2015, como se citó
en Kim et al., 2019), déficits en la atención y la memoria de trabajo (Crespo-Facorro et al., 2007;
Guerrero-Pedraza et al., 2012, como se citó en Kim et al., 2019) y procesamiento social (Fletcher et
al., 1995; Schultz et al., 2004; Straube et al., 2013, como se citó en Kim et al., 2019).
En el grupo FEP, la autoconciencia de la psicopatología se asoció con un mayor volumen de rSTG.
Sin embargo, el grupo HC mostró una disminución del volumen de rSTG cuando eran conscientes de
su malestar (Kim et al., 2019).
El diagnóstico del primer episodio de psicosis (FEP) es un desafío y tiene implicaciones cruciales para
el tratamiento y el pronóstico. Las técnicas de neuroimagen no invasivas, como la resonancia
magnética, pueden contribuir al diagnóstico y seguimiento de la FEP. Esto podría ser de particular
relevancia en las primeras etapas de la enfermedad, donde las anomalías se ven menos afectadas
por la cronicidad y mínimamente influenciadas por la exposición a los medicamentos.
Múltiples estudios de resonancia magnética neuroanatómica respaldan las asociaciones entre la atrofia
de la materia gris (GM) y la FEP. Los estudios transversales que comparan FEP en relación con
controles sanos (HC) muestran agrandamiento ventricular y reducciones de GM distribuidas
principalmente en los lóbulos temporales.
Los resultados metanalíticos (Vita et al., 2012), destacan cómo la mayor magnitud de los cambios GM
en la psicosis está estrictamente relacionada con estadios tempranos de la patología (FEP).
Partiendo de la idea de que las reducciones máximas de GM ocurren en las primeras etapas de la
psicosis, el modelo de la “reorganización cortical progresiva” (Palaniyappán, 2017) propone que el
inicio de la psicosis se caracteriza por déficits de reorganización cortical distribuidos. Esta
reorganización explicaría la psicopatología multidimensional de la psicosis, caracterizada por una
variedad de síntomas que afectan los sistemas cognitivos soportados por varias áreas corticales. De
hecho, desde una perspectiva clínica, la psicosis y todos los trastornos del espectro esquizofrénico se
caracterizan principalmente por tres dominios de síntomas: neurocognitivos, positivos y negativos.
Addington et al., 1991;Andreasen y Olsen, 1982). En general, (i) tanto los síntomas psicóticos como
el rendimiento cognitivo están asociados con cambios/reducciones de GM y (ii) los déficits de
reorganización cortical se han relacionado con una mayor carga de síntomas positivos (M.Li et al.,
2019; Rosa et al., 2015).
Se ha encontrado que la red de prominencia (SN) es particularmente importante. La red prominencia
es una red que se compone principalmente de la ínsula anterior (AI) y dorsal anterior cingulate cortex
(DACC) . Está involucrado en la detección y filtrado de estímulos sobresalientes , así como en el
reclutamiento de redes funcionales relevantes. Contribuye a una variedad de funciones complejas,
incluida la comunicación, el comportamiento social y la autoconciencia a través de la integración de
información sensorial, emocional y cognitiva.
La reducción de la densidad de la materia gris se asocia con la gravedad de los síntomas psicóticos en
FEP: Aunque no encontramos diferencias significativas en la densidad de GM entre los grupos FEP y
HC, encontramos que en el grupo FEP, las reducciones distribuidas de la densidad de GM se
correlacionaron con la gravedad de los síntomas de psicosis. Los efectos más fuertes se encontraron
en las regiones del parahipocampo, el hipocampo, el tálamo y la ínsula, que anteriormente se sabía
que estaban relacionadas con la psicosis de aparición temprana (Okada et al., 2016;Udin, 2015).
En cuanto a la ínsula, es una región clave en el cerebro, no solo por su papel funcional en la SN, sino
también como un centro relevante de integraciones trmultisensoriales (Kurth et al., 2010; Mutschler et
al., 2009). Estudios previos mostraron que la corteza insular está notablemente involucrada en
anomalías estructurales y funcionales relacionadas con la psicosis. Estudios más recientes (Clos et al.,
2014) encontraron que esta región está involucrada en múltiples dominios cognitivos a nivel
funcional, todos los cuales se ven afectados por el establecimiento del trastorno psicótico.
Con respecto a la corteza cingulada, estudios previos en pacientes con psicosis han demostrado que
esta región del cerebro sufre cambios estructurales progresivos que impactan en la conectividad a gran
escala en los individuos con alto riesgo de psicosis y con el progreso del trastorno.
Curiosamente, también se ha informado constantemente que los déficits de GM ya ocurren en las
primeras fases de la psicosis, según lo informado por varios estudios de neuroimagen que investigan
patrones comunes y distintos de alteraciones de GM en pacientes con primer episodio de psicosis
(FEP) con psicosis tanto afectiva como no afectiva. (de Castro-Manglano et al., 2011). De hecho, las
reducciones de GM en la corteza cingulada anterior y la ínsula parecen caracterizar tanto a A-FEP
como a NA-FEP (Birur et al., 2017). Por el contrario, mientras que los pacientes con NA-FEP (como
esquizofrenia) mostraron un agrandamiento ventricular significativo, así como una reducción de los
volúmenes del hipocampo y del cerebro completo en ambos hemisferios cerebrales en comparación
con los controles sanos (Vita et al., 2006), los pacientes con A-FEP (como trastorno bipolar)
informaron reducciones significativas en los volúmenes intracraneales y de materia blanca totales
(Vita et al., 2009). No obstante, los estudios de Resonancia Magnética (RM) que comparan
directamente A-FEP y NA-FEP son todavía escasos.
Se observó un mayor adelgazamiento cortical en el giro frontal inferior izquierdo, el cuneus izquierdo,
el giro temporal medio derecho y el surco temporal superior derecho en NA-FEP en comparación con
A-FEP (Qiu et al., 2013). Además, Pina-Camacho et al. (2016)encontraron que los pacientes de
NA-FEP de edad más temprana tenían volúmenes frontales significativamente más pequeños y
cortezas insulares frontales, temporales, parietales, orbitofrontales mediales más delgadas, así como
volúmenes de giro frontal medio más pequeños y precuneus más delgados que A-FEP.
Además, se ha demostrado que los pacientes con NA-FEP tienen volúmenes de GM
significativamente menores en las circunvoluciones temporales superiores, el lóbulo temporal
posterior y las regiones frontal lateral y medial con respecto a los pacientes con A-FEP.
Con respecto a las regiones subcorticales, dos estudios reportaron mayores volúmenes de GM
(Velakoulis et al., 2006; Watson et al., 2012) y forma deformada en la amígdala en A-FEP (Qiu et al.,
2013) en comparación con NA-FEP (Velakoulis et al., 2006) o control sano (Watson et al., 2012). En
general, estas evidencias no son sorprendentes, especialmente porque el agrandamiento de la amígdala
se ha implicado en la fisiopatología de BD. Brambilla et al., 2003; Strakowski et al., 1999), incluso en
una etapa temprana de la enfermedad (Singh et al., 2015). Además, la amígdala forma parte de la red
de procesamiento emocional junto con el hipocampo, la corteza prefrontal ventrolateral y dorsolateral,
el cuerpo estriado y porciones de la corteza cingulada anterior.
Con respecto al hipocampo, cuatro estudios encontraron reducciones de volumen de GM en NA-FEP
en comparación con controles sanos, de acuerdo con evidencia previa en SCZ (van Erp et al., 2016).
El hipocampo es una estructura cerebral compleja que forma parte del circuito Delay-Brion, que
codifica específicamente información sobre la organización espacial y codifica la memoria explícita a
largo plazo, tanto episódica como semántica, habilidades que a menudo se encuentran disfuncionales
en pacientes con trastornos psicóticos (Boyer et al., 2007). Por lo tanto, las anomalías del
hipocampo parecen estar ampliamente implicadas en la fisiopatología de la SCZ y, a su vez,
pueden representar un marcador biológico candidato de psicosis (Brambilla et al., 2011, 2013).
Finalmente, un estudio encontró una asociación significativa entre el volumen caudado aumentado
bilateralmente y el deterioro de la percepción solo en pacientes con NA-FEP (McFarland et al., 2013).
Específicamente, mientras que los déficits de volumen de GM en las áreas fronto-temporales y la
corteza cingulada anterior parecen caracterizar ambos trastornos, se han informado anomalías de la
amígdala principalmente en A-FEP, mientras que la contracción del hipocampo y la ínsula parece ser
la firma neurobiológica de NA-FEP.
La disminución del volumen de la materia gris cerebral y el agrandamiento de los ventrículos
son los hallazgos más replicados en los estudios de neuroimagen de pacientes con esquizofrenia
(SCZ)(Haijma et al., 2013;Pastor et al., 2012). Incluso en etapas tempranas, como el primer episodio
de psicosis (FEP), se encontraron diferencias morfométricas en comparación con sujetos control sanos
(HC) (Chan et al., 2011;Pastor et al.,2012). Aunque varios estudios han informado cambios
progresivos en el volumen de materia gris (GMV) a lo largo del curso de SCZ (Andreasen et al.,
2011;Chan et al., 2011;Haijma et al., 2013;Pastor et al., 2012;van Haren et al., 2008), la especificidad
y el valor diagnóstico de la RM estructural aún no están establecidos (Tilo, 2012).
Los estudios de MRI han informado una amplia gama de anomalías cerebrales en pacientes con
esquizofrenia. La mayoría son diferencias cuantitativas evidentes en comparaciones estadísticas, pero
algunas pueden ser identificadas a través de la evaluación radiológica (Falkenberg et al., 2017).
Hallazgos radiológicos relacionados con esquizofrenia: Reducción global y regional del volumen
de materia gris, agrandamiento ventricular, atrofia cerebral y cavum septi pellucidi (Lubman et
al., 2002; Taylor & David, 1998, como se citó en Falkenberg et al., 2017). Aunque algunos de estos
hallazgos respaldan modelos de neurodesarrollo de la esquizofrenia, su relevancia clínica es
generalmente baja, ya que no requieren un tratamiento específico. Sin embargo, en una minoría de
pacientes con psicosis aguda, el paciente puede ser diagnosticado con un trastorno orgánico
subyacente a sus síntomas. Las brain imaging techniques proporcionan un medio para detectar dicha
patología orgánica in vivo, y pueden utilizarse en la evaluación inicial de pacientes con FEP.
(Falkenberg et al., 2017).
La patología clínicamente relevante es relativamente frecuente en pacientes con psicosis (11,19%),
pero no significativamente más prevalente que en los controles (11,8%). Además, los estudios son
heterogéneos en cuanto a la muestra (Falkenberg et al., 2017).
En estudios restringidos a pacientes con FEP, la prevalencia de hallazgos radiológicos varía
considerablemente (entre 5 y 17%). La mayoría de hallazgos pueden interpretarse como de origen
neuroevolutivo, y no se cree que expliquen el trastorno psicótico. Además, se estima que del total de
pacientes con psicosis, entre el 5% y el 25% tienen un trastorno orgánico subyacente a sus
síntomas. La prevalencia de causas orgánicas de psicosis es mucho mayor en pacientes de mayor
edad (hasta un 25%) (Falkenberg et al., 2017).
La esquizofrenia, y en menor medida otros trastornos psicóticos, se asocian con un menor volumen de
materia gris, predominantemente en la corteza prefrontal, pero también en las circunvoluciones frontal
y temporal superior y medial, la ínsula y el tálamo (Fornito et al., 2009; Haijma et al. ., 2013; Honea
et al., 2000; Shepherd et al., 2012). Incluso en el primer episodio psicótico, los pacientes ya muestran
reducciones del volumen talámico, insular e hipocampal y un mayor volumen ventricular en
comparación con los controles sanos (Levitt et al., 2010; Rosa et al., 2010; Schaufelberger et al.,
2007; Steen et al. ., 2006) [Extraído de: Nieuwenhuis et al., 2017].
Resultados de una revisión sistemática con fMRI: Cinco estudios encontraron hipoactivación al inicio
en áreas de la corteza prefrontal, dos estudios encontraron hipoactivación en la amígdala y el
hipocampo, y otros tres encontraron hipoactivación en los ganglios basales. Otras áreas hipoactivadas
fueron la corteza cingulada anterior, el tálamo y la corteza cingulada posterior. Diez de once estudios
informaron una normalización (parcial) mediante una mayor activación después del tratamiento
antipsicótico. Una minoría de estudios observó hiperactivación al inicio del estudio. (González-Vivas
et al., 2019).
El tálamo, la amígdala y el hipocampo desempeñan funciones fisiopatológicas importantes en la
psicosis. Pocos estudios han examinado prospectivamente los núcleos subcorticales en relación con la
predicción de los resultados clínicos después de un primer episodio de psicosis (FEP). En
comparación con FEP-NSZ (FEP no esquizofrénico) y HC, FEP-SZ (FEP esquizofrénico) tenía un
volumen de núcleos talámicos anteriores significativamente más pequeño al inicio del estudio.
Longitudinalmente, FEP-SZ mostró una tasa de cambio positiva en la amígdala en comparación con
los controles o FEP-NSZ, así como en los núcleos basal, central y basal accesorio en comparación con
FEP-NSZ. El agrandamiento de los núcleos anteriores del tálamo predijo un empeoramiento de
los síntomas generales de la psicosis. Las alteraciones basales de los núcleos anteriores del tálamo
especifican aún más las regiones subcorticales clave asociadas con la fisiopatología de FEP-SZ.
Longitudinalmente, el aumento del volumen de los núcleos anteriores puede indicar un
empeoramiento sintomático. Las estructuras de la amígdala y el tálamo pueden mostrar diferencias
diagnósticas entre la esquizofrenia y las psicosis no esquizofrénicas, mientras que los cambios en el
tálamo pueden reflejar cambios en el resultado clínico relacionados con la enfermedad o el
tratamiento. [Extraído de: Hoang et al., 2021].

Diapo x: Evaluación

- INSTRUMENTOS: Resonancia magnética funcional, mapeo basado en semillas para evaluar


el patrón de activación. (...)

Se ha demostrado que las técnicas de aprendizaje automático y reconocimiento de patrones son


herramientas prometedoras en el análisis de datos de neuroimagen.Kloppel et al., 2012;Schnack et al.,
2014). Dada la naturaleza multivariante de estos métodos, es posible examinar la información de
manera que capture sutiles diferencias neuroanatómicas distribuidas. De hecho, la literatura actual
comprende estudios basados en clasificadores de aprendizaje automático para discriminar pacientes
con SCZ de HC (Davatzikos et al., 2005; Kambeitz et al., 2015;Zarogianni et al., 2013). Algunos
estudios han informado altas precisiones predictivas (alrededor del 80-90%) (Ventilador et al., 2007;
Orru et al., 2012;Schnack et al., 2014;Veronés et al., 2013). Por ejemplo, usando resonancia magnética
estructural (imágenes potenciadas en T1),Fan et al. (2007) pudieron clasificar 46 pacientes con SCZ y
41 HC con una precisión del 90,8 %.

Nieuwenhuis et al. (2012), también usando resonancia magnética estructural, logró alrededor del 70%
en dos muestras independientes con más de 200 sujetos cada una. Un posible factor de confusión para
interpretar los datos de imágenes cerebrales sobre la esquizofrenia son los efectos de los antipsicóticos
y/o la progresión de la enfermedad, que conducen ambos a cambios estructurales.Emsley et al., 2013;
Ho et al., 2011). No obstante, las técnicas de aprendizaje automático no se han utilizado ampliamente
para investigar los patrones neuroanatómicos en FEP, aunque pocos estudios han informado hallazgos
prometedores.

No hay consenso en si se debería utilizar la resonancia magnética (MRI) como parte de la evaluación
clínica inicial en pacientes con FEP (Falkenberg et al., 2017). Las brain imaging techniques
proporcionan un medio para detectar dicha patología orgánica in vivo, y pueden utilizarse en la
evaluación inicial de pacientes con FEP. (Falkenberg et al., 2017).
La resonancia magnética funcional se ha convertido en una herramienta prometedora para explorar la
función cerebral en el momento del inicio de los síntomas y en el seguimiento. (González-Vivas et al.,
2019).
La en pacientes con FEP puede identificar a individuos cuya condición tiene una “activiología
orgánica”, pero su uso rutinario debería justificarse a partir de un análisis de coste beneficio. Para
ello debemos conocer la prevalencia de anomalías radiológicas en pacientes con FEP, y sobre todo la
prevalencia de hallazgos clínicamente significativos (Falkenberg et al., 2017).
Dado que en la mayoría de los pacientes se desconoce la etiología de la psicosis, también es posible
que algunos pacientes tengan etiologías orgánicas que aún no se han identificado y que pueden estar
relacionadas con hallazgos de MRI distintos de los que sabemos que causan la psicosis. Los
diagnósticos de tales psicosis orgánicas pueden hacerse posibles desarrollando nuevas tecnologías de
diagnóstico (Falkenberg et al., 2017).
La investigación con neuroimagen ha proporcionado pruebas sólidas de anomalías estructurales,
funcionales y químicas del cerebro en los trastornos psicóticos. Los marcadores de neuroimagen
pueden usarse temprano en la psicosis para predecir el pronóstico en entornos clínicos (Falkenberg et
al., 2017).
La mayoría de las guías internacionales recomiendan la tomografía computarizada (TC) en la
evaluación inicial, aunque unos pocos recomiendan la MRI antes que la TC (Falkenberg et al., 2017).
La RM como parte de la evaluación clínica es factible en la mayoría de los pacientes con FEP, y
aunque las anomalías radiológicas son bastante comunes, la mayoría son hallazgos incidentales que no
requieren un cambio en el manejo clínico. Las anomalías que podrían explicar una psicosis son raras,
pero es probable que se diagnostiquen con más frecuencia en el futuro a medida que mejoren los
medios de diagnóstico (Falkenberg et al., 2017).

Varios estudios de Imágenes por Resonancia Magnética Estructural (IRM) han tratado de utilizar estas
medidas cerebrales en el momento del primer episodio para predecir el resultado posterior. Si bien
muchos no encontraron diferencias significativas entre los pacientes con buenos y malos resultados
(Molina et al., 2010; van Haren et al., 2003), otros informaron hallazgos contradictorios. Un estudio
de seguimiento de 1 año encontró que los pacientes con primer episodio de esquizofrenia (FE-SZ) con
deterioro clínico tenían un área más pequeña de cápsula interna en comparación con aquellos con
psicopatología estable, pero sin diferencias ni en su volumen ni en ninguno de los otros. 32 regiones
de interés (ROI) estudiadas (Wobrock et al., 2009). Otro estudio a corto plazo encontró que el
volumen de la corteza prefrontal dorsolateral predecía el resultado a 1 año, pero no a 2 años (Prasad et
al., 2005). Los estudios con períodos de seguimiento más prolongados, de 5 a 6 años, encontraron de
manera más consistente que un volumen inicial más pequeño de materia gris predecía un peor
resultado en el seguimiento (Cahn et al., 2006; Lieberman et al., 2001; Milev et al. , 2003). Esta
evidencia sugiere que evaluar el resultado durante períodos de seguimiento más largos podría
mejorar potencialmente el poder predictivo de las medidas cerebrales [Extraído de: Nieuwenhuis
et al., 2017].

Un estudio anterior ha demostrado que las resonancias magnéticas obtenidas en el momento del
primer episodio psicótico (en una muestra de 56 pacientes) podrían usarse para predecir el curso de la
enfermedad 6 años después con una precisión de aproximadamente el 70% (Mourao-Miranda et al.,
2012). Aunque los resultados hasta la fecha son modestos, respaldan la posible utilidad clínica de los
marcadores cerebrales biológicos para la predicción del resultado en la esquizofrenia. [Extraído de:
Nieuwenhuis et al., 2017].

Teóricamente, los modelos multicéntricos podrían conducir a una precisión de clasificación más
sólida que los modelos basados en un solo centro cuando se usa la estructura cerebral para predecir el
curso o el diagnóstico de la enfermedad, lo que sería más generalizable a muestras de pacientes
nuevos. Los modelos multicéntricos considerarían los protocolos de exploración y adquisición como
ruido y encontrarían efectos comunes a todos los centros, lo que reduciría el riesgo de clasificación
errónea [Extraído de: Nieuwenhuis et al., 2017].

La evaluación subjetiva de la autoconciencia de la enfermedad también puede ser importante en la


detección temprana de la esquizofrenia, porque las quejas preceden a los síntomas prodrómicos y, por
lo tanto, son útiles para predecir el inicio y la recaída de la esquizofrenia (Nuechterlein & Dawson,
1984; Klösterkotter et al., 2001; como se citó en Kim et al., 2019), así como el deterioro sintomático a
largo plazo ( Moritz et al., 2000, como se citó en Kim et al., 2019).

Las medidas subjetivas de la función cognitiva, como los cuestionarios de autoinforme o las escalas
relacionadas, arrojan luz sobre las dificultades cognitivas autopercibidas que ocurren durante la
actividad diaria y que no pueden observarse mediante pruebas de comportamiento (Chan et al., 2008,
como se citó en Kim et al., 2019). Aunque algunas escalas autoinformadas miden la percepción
clínica, como el programa de evaluación de la versión expandida de la percepción (SAI-E) (Kemp &
David, 1997, como se citó en Kim et al., 2019) y la escala de percepción cognitiva de Beck (BCIS)
(Beck et al., 2004, como se citó en Kim et al., 2019), son demasiado amplias para examinar la
autoconciencia de la enfermedad entre los pacientes con FEP. Por ello, la autoconciencia de la
enfermedad debe medirse utilizando otras escalas de autoinforme que miden funciones
cognitivas específicas relacionadas con los problemas patológicos observados en pacientes con FEP
(Kim et al., 2019).

- E. neurocognitiva integral:

- Identificación del funcionamiento desequilibrado de los dominios neurocognitivos


- Cuantificación de la calidad de los dominios que parecen ser más vulnerables.

- Riesgo de suicidio

El principal hallazgo de este estudio fue que los pacientes con FEP y SB presentan un funcionamiento
neuropsicológico más heterogéneo y peor que los pacientes con FEP sin SB desde las primeras etapas
de la enfermedad. Específicamente, los déficits en la velocidad de procesamiento, la memoria visual y
las habilidades psicomotoras (por ejemplo, destreza motora y velocidad motora) se asociaron con un
mayor riesgo de aparición de SB desde etapas tempranas de la enfermedad. Sin embargo, mientras que
estos déficits neurocognitivos relacionados con SB parecían estar presentes al inicio de la psicosis (en
el FEP), las asociaciones se diluyeron durante el seguimiento. Los déficits en estas áreas también se
han observado en otras poblaciones psiquiátricas, como pacientes con depresión mayor y trastorno
bipolar tipo I. Una posible explicación para este hallazgo podría ser que, aunque el funcionamiento
ejecutivo no estaba relacionado con el SB en este estudio, la literatura previa sí encontró que un
funcionamiento ejecutivo más deficiente (definido como la función neurocognitiva que organiza y
dirige el comportamiento y permite la percepción, interpretación, y la recuperación de, así como la
respuesta a la información ambiental) se asoció con una forma pesimista de pensar sobre la vida
personal. La toma de decisiones fue uno de los subdominios del funcionamiento ejecutivo que se
informó constantemente que estaba afectado en poblaciones psiquiátricas con SB. Esto podría estar
asociado con la velocidad de procesamiento, la memoria visual y las habilidades psicomotoras. Por lo
tanto, las deficiencias tempranas en estos tres procesos neurocognitivos, específicamente en las
primeras fases de los trastornos psicóticos, pueden ser el umbral para deficiencias posteriores en la
toma de decisiones a lo largo del curso del trastorno.

Por el contrario, las puntuaciones más altas en memoria de trabajo se asociaron con una menor
probabilidad de ideación suicida a los 2 años, un hallazgo que podría llevarnos a considerar una alta
capacidad de memoria de trabajo como un factor protector para SB. Este hallazgo es consistente con
estudios en otras poblaciones psiquiátricas, como pacientes con trastorno depresivo mayor y
esquizofrenia, en quienes se observó una relación significativa entre puntajes más altos en las pruebas
de memoria de trabajo y un aumento en los intentos de suicidio. Sin embargo, este hallazgo debe
interpretarse con cautela, debido a la generalización limitada de un estudio a toda la población con
FEP.

Por lo tanto, considerando que los déficits neurocognitivos pueden representar factores de
vulnerabilidad para el riesgo de suicidio, una evaluación neurocognitiva integral centrada en la
identificación del funcionamiento desequilibrado de los dominios neurocognitivos y en la
cuantificación de la calidad de los dominios que parecen ser más vulnerables (velocidad de
procesamiento, memoria visual , y habilidades psicomotoras) pueden ayudar a identificar a las
personas con psicosis que serían más propensas a cometer suicidio, especialmente en las primeras
etapas del trastorno.

Síntomas de depresión y SB:

Los resultados neurocognitivos pueden estar mediados por el aumento de los síntomas depresivos
durante el curso del trastorno.

Como se informó, seis estudios concluyeron que los síntomas depresivos fueron más frecuentes en el
grupo SB que en el grupo NSB y se asociaron con una mayor probabilidad de intentos de suicidio
antes de la FEP. Este hallazgo es consistente con resultados previos que muestran que la depresión y la
desesperanza son mejores predictores de intentos de suicidio en aquellos que experimentan psicosis
temprana que un historial de intentos de suicidio. Además, los resultados de los análisis longitudinales
muestran aumentos en los síntomas depresivos durante el curso del trastorno, aunque el
funcionamiento neurocognitivo en FEP se mantuvo sin cambios durante los primeros 6 meses de
tratamiento. Por lo tanto, parece que si los pacientes con PEP presentan síntomas depresivos,
explicarían en mayor proporción la presencia de BS y modularían el efecto del funcionamiento
neurocognitivo.

Cognición social y SB:

Pocos estudios analizan la cognición social, el SB y la psicosis. En esta revisión sistemática, la


cognición social (específicamente, el subdominio ToM) fue más pobre en pacientes con FEP en riesgo
de SB. Sin embargo, un estudio reciente con muestras amplias mostró que la ToM se desempeñó
mejor en personas con trastornos psicóticos e intentos de suicidio o ideación. Futuros estudios pueden
arrojar luz sobre este tema. NO CONCLUSIONES

CI premórbido, conciencia del trastorno y SB:

El CI premórbido y la conciencia del trastorno también se relacionaron con SB en pacientes con FEP.
El CI premórbido es un índice de la reserva cognitiva, y los programas para mejorar la reserva
cognitiva en personas con riesgo clínico de psicosis o en las primeras etapas de la enfermedad son
efectivos para abordar las manifestaciones clínicas del trastorno. Sin embargo, otros estudios
explicaron que un funcionamiento cognitivo más deficiente, junto con una introspección deficiente y
síntomas negativos prominentes, específicamente, déficits en la expresividad emocional, pueden
servir como un factor protector contra la ideación suicida entre las personas con psicosis. Por lo tanto,
esta capacidad deteriorada evitaría que los pacientes experimenten la angustia emocional causada por
el trastorno, disminuyendo así la probabilidad de desesperanza e ideación suicida.

Aunque la mayoría de los estudios en esta revisión informaron un funcionamiento neurocognitivo más
deficiente en varios dominios, dos estudios que analizaron la conciencia del trastorno mostraron que
este era mayor en el grupo SB que en el grupo NSB, mientras que otro estudio concluyó que la
conciencia era más pobre en el grupo SB grupo. Por lo tanto, se debe realizar más investigación sobre
la relación entre el conocimiento, las funciones neurocognitivas y el SB en pacientes con FEP.

Ajuste premórbido, DUP (duration of untreated psychosis), historial de uso de sustancias y SB:

El pobre ajuste premórbido es uno de los factores sociales asociado con SB en FEP. Esto es
consistente con investigaciones previas. En consecuencia, una DUP más prolongada se ha asociado
consistentemente con un peor ajuste premórbido en pacientes en etapas tempranas de la enfermedad.
Se ha informado que DUP es particularmente alto cuando se asocia con síntomas depresivos.
Finalmente, solo un estudio de esta revisión sistemática encontró una mayor proporción de consumo
de cannabis en el grupo de pacientes con SB. Este hallazgo es consistente con un estudio reciente en
el que se informó una asociación entre el consumo de cannabis, la conciencia de la enfermedad y la
depresión: el consumo continuado de cannabis durante el primer año posterior a la FEP puede
desempeñar un papel importante en el mantenimiento de la depresión, específicamente en pacientes
con una mayor nivel de perspicacia.

- Cognición social

Diapo x: Tratamiento general


- Tto. psicológico + farmacológico
- CBT
- Intervención familiar
- Rehabilitación neuropsicológica para brotes psicóticos

Relapse Prevention Therapy (RPT, Gleeson et al., 2011): Paquete de tratamiento integrado TCC
para jóvenes con primer episodio psicótico (FEP). 5 fases: compromiso y evaluación de riesgo de
recaída, acuerdo de agenda terapéutica, anticipación de riesgos, prevención de recaídas, más módulos
opcionales diversos. Tasa de recaídas significativamente menor a los 12 meses de seguimiento en
comparación con tratamiento estándar solo, y mayor demora en el tiempo de recaída: sin embargo, las
diferencias no se mantienen en el tiempo.

Programa 2000 (Meneghelli, Cocchi y Preti, 2010): Tratamiento integral y flexible para jóvenes
FEP o de alto riesgo. Incluye tratamiento psicofarmacológico (si precisa), entrevista motivacional,
psicoeducación para afectado y familia, intervenciones grupales para manejo de síntomas y
entrenamiento en habilidades, intervención de apoyo, TCC y terapia familiar intensiva (si precisa).
A un año de seguimiento, 67,2% en remisión y mejora del funcionamiento social.

NAVIGATE (Mueser et al., 2015): Tratamiento integral y multidisciplinario para FEP, de 4


componentes principales: manejo personalizado de medicamentos, psicoeducación familiar, terapia
individual enfocada a la resiliencia y apoyo a la educación y al empleo. Mejores resultados en
comparación con otras intervenciones comunitarias, permanencia en tratamiento más tiempo (23
meses vs 17), aumento significativo de la mejoría.

The McLean Ontratck Program Abbreviated (Shinn et al., 2017): tratamiento ambulatorio con
perspectiva transdiagnóstica. Enfoque psicoterapéutico múltiple para jóvenes FEP. Incluye: TCC,
terapia personal, entrenamiento individual en resiliencia, terapia interpersonal y de ritmo social más
otras actividades no estructuradas. A los 2,5 años, el 50,5 % de los sujetos de OnTrack
experimentaron un cambio en el diagnóstico de referencia a lo largo del curso del tratamiento.

Psychosocial Recovery Program (McGorry et al., 2018): Programa integrado de entrenamiento y


comunicación para jovenes FEP. Incorpora un programa grupal, un programa de apoyo a familias,
programa de participación juvenil y los programas de recuperación educacional y vocacional.

Terapia de Orientación Cognitiva para la Psicosis (COPE) (Henry y colaboradores, 2005): Esta
terapia fue diseñada para proporcionar una ayuda a los sujetos con esquizofrenia en la recuperación
del primer episodio psicótico, con el fin de evitar la morbilidad secundaria asociada. Es una terapia de
formato individual.
La COPE incluye tanto técnicas cognitivas como psicoeducativas, a lo largo de 20-30 sesiones
aproximadamente.
Las metas terapéuticas que se pretenden alcanzar son:
● Buen conocimiento de aspectos relacionados con la enfermedad.
● Correcta adaptación y manejo de la enfermedad.
● Reducción de la comorbilidad.
● Funcionamiento psicosocial óptimo.
Según Marino Pérez (2008), esta terapia está recomendada tanto para la fase de recuperación
temprana de la psicosis tras un primer episodio de la enfermedad (2-6 meses aproximadamente) como
para la fase de recuperación de la psicosis (entre 6 y 24 o más meses).

La TCC es la intervención más usada en el abordaje de los EMAR y su sintomatología


comórbida. Uno de los modelos más conocidos es el de French y Morrison (2004), el cual tiene
los siguientes componentes:
● Compromiso.
● Modelo, evaluación y formulación del caso.
● Normalización.
● Generar y evaluar explicaciones alternativas.
● Conductas de seguridad.
● Creencias metacognitivas.
● Creencias centrales.
● Aislamiento social.
● Prevención de recaídas.

REHABILITACIÓN COGNITIVA:
Los estudios indican que los déficits cognitivos suelen estar presentes en las fases tempranas de la
psicosis. Se han observado deterioros cognitivos en jóvenes con síntomas psicóticos en la cognición
global, y en diferentes dominios de la función cognitiva, sobre todo en el aprendizaje verbal y la
memoria, la velocidad de procesamiento y la atención.
Los programas de Rehabilitación Cognitiva (RC) se suelen basar en tres principios generales.
● Entrenamiento: práctica repetitiva.
● monitorización: ayudar a los sujetos a comprender los distintos tipos de entrenamiento usados
● Generalización: uso de las habilidades adquiridas en la vida cotidiana
Además esta RC se puede focalizar en un enfoque botton-up (p.ej., capacidades perceptuales básicas)
o en un enfoque top-down (p.ej., funciones ejecutivas).
En español disponemos de las plataformas REHACOP y Neuron-up.
En relación con su eficacia, su nivel de evidencia es de 2+, contando con un grado de recomendación
B. En general, los programas de RC parecen tener un efecto beneficioso a nivel neurocognitivo en
jóvenes con EMAR, no obstante, hacen falta realizar más estudios.

TERAPIA FAMILIAR:
Es frecuente encontrar una alta emoción expresada en los familiares de los pacientes que sufren un
PEP. Por ello se hace fundamental incluir a las familias en la intervención, a fin de mejorar las
dinámicas familiares y facilitar la recuperación del sujeto.
La mayoría de las intervenciones familiares se basan en la psicoeducación de síntomas y la evaluación
de las actitudes familiares. Asimismo, las guías NICE (2013) recomiendan intervenciones familiares y
terapia individual cognitivo-conductual para menores con PEP. Además, refiere que la terapia familiar
debería:
● Incluir a la familia y al menor.
● Incluir un mínimo de 10 sesiones.
● Duración entre 3 y 7 meses.
● Tener en cuenta las preferencias familiares (si multifamiliar o unifamiliar).
● Tener en cuenta las relaciones familiares.
● Usar un enfoque de apoyo, psicoeducativo, solución de problemas y manejo de crisis.
● Incluir terapia individual concomitante con un mínimo de 16 sesiones.

REFERENCIAS
Ferruccio, Naika P; Tosato, Sarah; Lappin, Julia M; Heslin, Margaret; Donoghue, Kim; Giordano,
Annalisa; Lomas, Ben; Reininghaus, Ulrich; Onyejiaka, Adanna; Chan, Raymond C K; Croudace,
Tim; Jones, Peter B; Murray, Robin M; Fearon, Paul; Doody, Gillian A; Morgan, Craig; Dazzan, Paola
(2020). Neurological Signs at the First Psychotic Episode as Correlates of Long-Term Outcome:
Results From the AESOP-10 Study. Schizophrenia Bulletin, (), sbaa089–.
doi:10.1093/schbul/sbaa089

Usher, C. (2021). What There Is to Go on. Journal of the American Academy of Child and Adolescent
Psychiatry, 60(3), 410.

Soldevila-Matías, P., Albajes-Eizagirre, A., Radua, J., García-Martí, G., Rubio, J. M.,
Tordesillas-Gutierrez, D., ... & Sanjuán, J. (2022). Precuneus and insular hypoactivation during
cognitive processing in first-episode psychosis: systematic review and meta-analysis of fMRI studies.
Revista de Psiquiatría y Salud Mental (English Edition), 15(2), 101-116.

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