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Los riesgos no son sólo incertidumbres negativas. Una gestión adecuada de los riesgos permite
aumentar los beneficios, mantener buenas relaciones con los clientes y repetir los proyectos.
La gestión de riesgos en la industria de la construcción es más compleja que en otros sectores.
Por ejemplo, en los proyectos de fabricación, los riesgos se centran sobre todo en la mano de
obra y el choque de suministros, pero en la construcción, los riesgos son dinámicos e
imprevisibles.
RIESGOS COMUNES
1. RETRASOS
Sin duda, los retrasos son los riesgos más comunes en la construcción. Por mucho que
los contratos tengan en cuenta los plazos y los calendarios, rara vez consideran todas
las variables. Esto, a su vez, genera retrasos que afectan a casi todos los implicados.
Los retrasos se producen por una mala gestión del proyecto, órdenes de cambio,
accidentes o una programación inadecuada.
La mejor manera de frenar los retrasos es prepararse para ellos de antemano. Además,
la comunicación debe estar siempre abierta entre las partes interesadas en el proyecto
para minimizar el efecto acumulativo de los retrasos en un proyecto.
2. PAPELES INADECUADOS
La mejor manera de evitarlo es siendo organizado. Todo contratista debería tener una
lista de control de documentos que verifique para asegurarse de que todo el papeleo
está en orden.
El precio de los materiales y la rentabilidad son algunos de los riesgos más importantes
de un contrato. Cuando un contratista firma un contrato a tanto alzado, está a merced
de la fluctuación de los precios de los materiales si no deja suficiente margen de
maniobra para cubrir los nuevos costes. Algunas cuestiones que pueden hacer subir los
costes son las catástrofes naturales, el aumento de la demanda de materiales en una
zona o los problemas laborales.
Cuando el alcance de los trabajos está mal definido, es un problema de gestión que
afectará al éxito del proyecto. Es difícil mantener el rumbo en un proyecto con un
alcance mal definido.
Una de las mejores maneras de hacer frente a un ámbito de trabajo poco claro es
celebrar contratos de coste incrementado. Es peligroso firmar un contrato a tanto
alzado cuando el ámbito de trabajo es ambiguo. La falta de claridad en el alcance de
los trabajos se convertirá en un asesino de la rentabilidad. Esto se debe al aumento de
los precios de los materiales, las condiciones de la obra y otras variables del proyecto.
7. ÓRDENES DE CAMBIO
El pago tarda mucho en la construcción. Estos litigios afectan a los contratistas, ya que
pasan mucho tiempo antes de que éstos reciban un cheque de pago. Los préstamos y
los tipos de interés reducen los márgenes de beneficio y a veces paralizan algunas
operaciones de una empresa de construcción. Con el tiempo, un contratista puede
encontrarse en una posición en la que apenas alcanza el punto de equilibrio en un
proyecto mientras depende del dinero en efectivo para afrontar otros proyectos. Los
contratistas pueden evitar los conflictos de pago emitiendo avisos de pago a tiempo.
Un contrato debe tener también un programa de pagos claramente definido, y el
incumplimiento del programa se calificará de incumplimiento de contrato.
Además de los posibles daños a los trabajadores, los accidentes provocan una
reducción de la productividad en el proyecto. Esto se debe a la baja moral de los
trabajadores en el proyecto. La baja productividad también provoca retrasos en el
proyecto y, en consecuencia, sobrecostes en el presupuesto.
La mejor manera de frenar los riesgos para la salud y la seguridad es formar al personal
sobre cómo evitar los accidentes y cómo afrontarlos cuando se produzcan. Es
importante notificar a todo el personal y a los subcontratistas su compromiso con la
seguridad antes del inicio del proyecto.
10. QUIEBRA