En el CDI de la Fundación la Santísima Trinidad se trabaja en pro del
fortalecimiento y desarrollo integral de los niños y niñas, brindándoles una educación de calidad; en busca del mejoramiento de la educación a nuestros infantes, se observa la discriminación social y educativa ante la presencia de niños con necesidades educativas especiales, como lo son: Parálisis Epastica, Síndrome de Down, Autismo, Retraso mental, Artrogriposis múltiple congénita, lo cual ha conllevado a que otros niños y niñas compartan eh interactúen con niños con discapacidad, entendiendo que esto genera grandes beneficios para los niños y niñas que se encuentran en aulas tradicionales, puesto que esto genera más participación dentro del proceso de aprendizaje y más armonía con sus compañeros (Molina y Gómez) justifican la aparición de las escuelas inclusivas configuradas a lo largo del tiempo como una disciplina; incluso notamos que los demás niños se benefician de un entorno que hace hincapié en la capacidad de respuesta de todos sus pares. Teniendo en cuenta que las aulas inclusivas generan más diálogo abierto sobre el reconocimiento de las discapacidades, diferencias y semejanzas entre ellos mismos, así también como el respeto y el ánimo de colaboración hacia sus compañeros, pero a pesar de los beneficios encontrados todavía se observan muchas dificultades en el proceso de integración a niños con discapacidad tanto en la sociedad como en la integración a las aulas. Observando que cierto porcentaje de la sociedad son un gran obstáculo para la inclusión por prejuicios vagos ante creencias antepasadas. (Blanco) de acuerdo con el autor, la educación inclusiva requiere conceder el derecho a la educación, enfrentar el problema de la segregación donde la escuela se adapta al estudiante y la adaptación de enseñanza a la diversidad. Encontramos diferentes causas que frenan o retardan el proceso de inclusión, como los prejuicios educativos que imponen los mismos padres de familia de niños con discapacidad por temor a rechazos a su hijo(a), la falta de acompañamiento de parte de los maestros por evitar investigar más sobre dicha condición o librarse de llevar un proceso un poco más complejo, también encontramos maestros no capacitados en fundaciones, colegios o demás entidades educativas para realizar un proceso de adaptación y un buen tránsito del niño con discapacidad hacia su aprendizaje, como también los planes de estudios rígidos que solo se pueden llevar hacia una misma finalidad sin tener en cuenta los diferentes procesos y las diferentes maneras de realizar ciertas actividades y dejando de lado la experimentación o el uso de diferentes métodos por parte de niños con necesidades educativas especiales; al observar este panorama también encontramos niños, niñas y padres de familia temerosos por estar cerca de estos infantes con la ideología absurda de que esto puede contagiarse o transmitirse hacia otro niño. 3 Estas causas nos llevan a problemáticas serias que niegan y excluyen en ciertos casos y vulneran el derecho a la educación a estos niños con discapacidad, por no tener un apoyo de maestros o centros educativos, creando inseguridades en estos niños al no poder adaptarse fácilmente en los diferentes procesos pedagógicos o de educación.