Es un proceso de evaluación acompañada de una visión sustentada por
información y hechos concretos, revisados con una actitud constructiva, comprometida con la verdad, los valores, la responsabilidad y la ética. Esa visión abre el camino para que una organización so sólo evalúe su comportamiento y genere las medidas necesarias para corregir y re direccionar sus acciones a fin de cumplir con su objeto en términos de eficiencia y eficacia sino ir más allá y constituir la auditoría en una fuente de cambio que le permita generar conocimiento y nuevas ideas para aprender. Representa la oportunidad de capacitar a toda una organización para adaptarse y establecer un sistema dinámico de transferencia de ideas que la faculte para lograr un mejoramiento continuo basado en el conocimiento y la innovación. La clave de la auditoría inteligente está en aprender a ver estructuras en lugar de hechos para inferir patrones de cambio en lugar de instantáneas estáticas, percibir la simplicidad lógica que existe en el trasfondo de problemas complejos, y poder comprender en el máximo potencial del trabajo reside en la habilidad para concentrarse objetivamente en las soluciones intrínsecas, no en las secundarias. Es una alternativa que fortalece el proceso de toma de decisiones, sin eliminar el riesgo o la incertidumbre, pero afrontándolos con una óptica más integrada, producto de la información cualitativa y cuantitativa que la conforma. La consecuencia es la adopción de un modelo mental por medio del cual la auditoría percibe que las organizaciones sólo aprenden a través de individuos que aprenden, por lo que es necesaria una apertura a una inteligencia aplicada tanto en problemas convergentes como divergentes. La auditoría inteligente acerca a la organización a una posición que le posibilita bosquejar sus iniciativas y acciones, articuladas por información y criterios acordes con las necesidades y expectativas que requiere, toda vez que abarca todas sus áreas de influencia y mecanismos de trabajo. Esta visión global, basada en el conocimiento de sus fortalezas y debilidades, aporta los criterios necesarios para afrontar el proceso de toma de decisiones en forma más coherente, sean éstas programadas o no, al vincularlas con una dinámica organizacional sólida pero flexible, capaz de integrar respuestas, no de fragmentarlas, siempre a través de una secuencia de pensamiento por encima de circunstancias aparentemente importantes. De una u otra manera contribuye a desarrollar un sentido de percepción de la realidad más objetivo, menos influenciado por conductas que con el tiempo se han convertido en hábitos, no siempre imparciales o independientes de una cultura organizacional con una gran dosis de ingredientes informales. EL CAMBIO ORGANIZACIONAL
La organización que tiene en mente maximizar sus resultados minimizando
el margen de error y, en todo caso, aceptando las restricciones como una circunstancia inherente al trabajo, no como un límite, encuentra en la auditoría inteligente un campo propicio para conocerse, entenderse y evolucionar. Esta aceptación aumenta la capacidad para asimilar los resultados producto de la aplicación de la auditoría y transformarlos en una conducta que combine el respeto y la comprensión por las personas y la organización, liberando su potencial para poder cambiar por convicción, no por obligación. La auditoría inteligente se encuentra estrechamente relacionada con las condiciones de funcionamiento y entorno de cada organización; esto es, en cada caso presentará una fisonomía propia, con un perfil único, a pesar de las coincidencias o similitudes con organizaciones análogas. Ello permitirá desarrollar una caracterización encaminada a afianzar aspectos tales como: 1) Reforzar la identidad de la organización. 2) Impulsar el trabajo en equipo. 3) Fomentar la tolerancia. 4) Responder con flexibilidad a las presiones. 5) Orientarse hacia las metas y el cliente. 6) Fortalecer los canales y el contenido de la comunicación. 7) Promover un clima de respeto y compromiso. 8) Buscar el desarrollo conjunto del personal y la organización 9) Propugnar por el ejercicio de una ética basada en valores. 10)Crear una conciencia clara del valor del ser y del debe ser. A partir de la puntualización de estos componentes es necesario que la organización efectúe un análisis de causa-efecto en el que interrelacione las variables claves de cada fase, factor o elemento que se examine; de ahí discernirá por qué una misma acción puede tener consecuencias distintas a un mismo ambiente y en períodos distintos. De acuerdo a ello, en primer lugar, se debe considerar el comportamiento histórico de la organización, para disponer de un punto de partida que sea punto de referencia de los motivos, hechos, fines y antecedentes que la sitúan en un contexto. Después, es conveniente que revise su nivel de desempeño a través de los instrumentos diseñados con ese objeto, como son: • Indicadores (cualitativos y cuantitativos) • Escalas de medición • Cuestionarios • Cédulas Esta evaluación puede realizarse tomando el bloque completo de instrumentos y reuniendo los valores obtenidos en cada uno de ellos para generar las observaciones y recomendaciones pertinentes, aunque existe la alternativa de utilizar alguno con mayor o menor intensidad, de acuerdo con la estrategia global aceptada. La responsabilidad crucial para llevar a cabo un esfuerzo de ésta naturaleza radica en determinar el sentido del cambo, lo cual implica examinar las circunstancias predominantes tanto internas como externas para ubicar la realidad de la organización. Asignar la responsabilidad para guiar el cambio significa designar a un grupo con el poder suficiente para ser líder del cambio, para lo cual debe constituirse un grupo con personal de todos los niveles jerárquicos, pero en el que predominen representantes de la alta dirección. Desarrollar la visión y estrategia significa tener la capacidad de visualizar la imagen ideal que se espera alcanzar con el cambio, la que debe ser concebida y compartida por todos los responsables de comandarlo; asimismo, trazar el camino que habrá de seguirse para lograr su realización en términos reales. 1) Comunicar la visión del cambio requiere seleccionar e implementar todos los medios y canales posibles para transmitir y reforzar la visión en toda la organización. 2) Delegar facultades para instrumentar el cambio implica conceder al personal de la organización la autoridad y responsabilidad necesarios para fomentar el cambio y eliminar la resistencia al mismo. 3) Establecer metas a corto plazo con el propósito de reforzar la confianza del personal en el cambio, al obtener avances que serán reconocidos y la aceptación de que se progresa en sentido positivo. 4) Consolidar los logros para producir un cambio más profundo. El hecho de ganar credibilidad y obtener resultados alentadores mantiene la moral y actitud del personal de la organización en un nivel alto y permeable, lo cual hace indispensable un reforzamiento del cambo, para evitarlo y extenderlo.
5) Para concluir, se deben integrar nuevos enfoques en la cultura
organizacional, relacionando las nuevas conductas con los logros relevantes, y destacando las bondades que implica la adopción de nuevos patrones de comportamiento.
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