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REPORTE DE LECTURA ACERCA DE LAS VENTAJAS DEL TRABAJO

EN GRUPO PARA PROMOVER APRENDIZAJES DESARROLLADORES.


POR REBECA VASQUEZ JIMENEZ.

El deber o bien, la obligación de lo didáctico con que se desarrolla una clase


se debe de componer de los conocidos tiempos de inicio, desarrollo y cierre.
La implementación en el aula exige que el docente otorgue a cada momento
el tiempo necesario, el énfasis adecuado y la relevancia que le corresponde
según el propósito que poseen. Para todos los docentes es trillado que la
apertura de una clase es uno de los momentos cruciales en el aula, pues
marca el ingreso a la experiencia que seguirá a esos primeros minutos.
Comenzarla de forma adecuada puede marcar la diferencia entre una clase
fluida o una que vaya presentando dificultades, pues establece el clima y las
expectativas para enfrentar las propuestas que el docente lleve al aula.

A pesar del impacto y relevancia que el inicio tiene para que los estudiantes
se motiven con la clase y desarrollen una disposición positiva al aprendizaje,
muchas veces este momento se vuelve monótono, previsible, dificultando el
logro de un clima adecuado para el aprendizaje, y, por tanto, afectando los
otros dos momentos que le siguen y en consecuencia el logro del objetivo de
la clase. Entonces, el desafío para los docentes es proponer un inicio de
clases que motive a los estudiantes, le disponga positivamente al
aprendizaje a partir de expectativas claras, y favorezca el desarrollo de un
clima adecuado para el logro del objetivo. Sin embargo, muchas veces
ocurre que se acaban las ideas originales para iniciar la clase de manera
diferente cada vez. Frente a esta falta de ideas para el inicio se puede
recurrir a diversas fuentes, siendo las experiencias de otros docentes una
excelente forma de aumentar nuestras posibilidades a la hora de planificar
“el inicio”.

No plantarse siempre con la misma estructura, muchas veces sugerida en


documentos oficiales a modo de ejemplo, y buscar recursos o estrategias
que puedan generar un quiebre en la rutina de las clases, puede ayudar a
generar expectativas y activar la curiosidad e interés de los estudiantes
necesarios para el logro de los objetivos de aprendizaje propuestos para la
clase. Con ese propósito compartimos de forma emergente y alternada para
evitar caer en la monotonía y así dar el impulso que los estudiantes
requieren para que logren, de manera fluida, los objetivos de aprendizaje
que se proponen.

Considerando que siempre el movimiento impulsara al ser, a manera de reflexión para


lo último, el cohesionar a los componentes de un grupo de personas, a través de su
puesta en práctica.
Una metodología, con algunos puntos en común con la gamificación (Anexo 1) o las
llamadas comunidades de aprendizaje, que ha sido, es, y muy probablemente será
utilizada en entornos que van desde lo empresarial hasta lo pedagógico, aunque, sea
cual sea su ámbito de aplicación, siempre lo es a partir de una serie de características o
factores básicos que son compartidas por todas estas dinámicas de grupo.

Beneficios colectivos

Más allá de este grado de conexión, que por lo general viene motivado por las personas
foráneas al grupo que fomentan la dinámica de grupo, esta metodología aplicada en el
aula, como método educativo o para la resolución de conflictos, ofrece una serie de
beneficios que, aplicados desde el sentido común y una visión pedagógica basada en
principios éticos y morales, pueden resultar muy enriquecedores para el conjunto del
alumnado participante. Virtudes que podríamos resumir de la siguiente manera:

 Toda dinámica de grupo genera sentimiento de pertenencia.

 Esta metodología resulta altamente motivadora para todos los miembros del grupo,


que a la manera del aprendizaje por proyectos se implican en la resolución de los
objetivos propuestos por la dinámica grupal.
 Estas dinámicas promueven el autoconocimiento través de la observación del propio
comportamiento y del de los demás, dentro de los parámetros y normas de conducta
marcados por las dinámicas de grupo y sus necesidades.

 Estimula el aprendizaje cooperativo entre los diferentes


participantes de la dinámica grupal.

Pero, a pesar de estas cualidades, toda dinámica grupal requiere de una implantación
adecuada no solo para para poder desplegar sus virtudes pedagógicas, si no también
para poder funcionar como actividad colectiva.

Toda dinámica grupal, pedagógica o no, viene referida a lo que ocurre en el interior de
un grupo cuyos miembros comparten, de un modo u otro, un objetivo marcado. Una
tarea que constituye, a grandes rasgos, de brújula para los usuarios de estas
dinámicas ya que orientan al grupo y sus actividades hacia la consecución de la tarea
encomendada.

Pero estas características más o menos comunes a toda dinámica grupal no significa


que todas estas sean iguales en su funcionamiento. Generalmente suelen desarrollarse
de formas diferente, debido a una serie de factores que varían de una experiencia a
otra y que también deben tenerse en cuenta de
cara a una planificación de una dinámica de
grupo.

Anexo 1

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