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Capítulo IV
*
J.B. Lippincott Company, Sexta edición, págs. 74 a 81.
las condiciones por sí mismos los que causan crimen, ya que
las condiciones a veces están presentes cuando la
criminalidad no ocurre, y también a veces están ausentes
cuando la criminalidad sí ocurre. Puede ser alcanzada una
explicación causal del comportamiento criminal haciendo una
abstracción lógica de los mecanismos y procesos que son
comunes a los ricos y a los pobres, negros y blancos,
habitantes urbanos y rurales, jóvenes adultos y adultos
mayores, y los emocionalmente estables y los inestables que
cometen crímenes.
Al arribar a estos mecanismos y procesos abstractos, el
comportamiento criminal debe ser definido precisamente y
cuidadosamente distinguido del comportamiento no-criminal. El
problema en criminología es explicar la criminalidad del
comportamiento, no al comportamiento como tal. Los mecanismos
y procesos abstractos comunes para las clases de criminales
indicadas más arriba no deben ser comunes a los no
criminales. El comportamiento criminal es comportamiento
humano, tiene mucho en común con el comportamiento no
criminal, y debe ser explicado dentro del mismo marco que se
usa para explicar otros comportamientos humanos. Sin embargo,
una explicación del comportamiento criminal debería ser una
parte específica de la teoría general del comportamiento. Su
tarea específica debería ser diferenciar comportamientos
criminales de los no criminales. Muchas cosas que son
necesarias para el comportamiento no son -por esa misma
razón- importantes para la criminalidad del comportamiento.
Por caso, la respiración es necesaria para cualquier
comportamiento, pero el proceso respiratorio no puede ser
utilizado en una explicación del comportamiento criminal, por
cuanto no diferencia al comportamiento criminal del no
criminal.
El segundo procedimiento para poner orden en el
conocimiento criminológico es el de la diferenciación entre
niveles de análisis. Esto significa que el problema se limita
a una parte particular de la situación entera, principalmente
en términos de cronología. El análisis causal debe ser
mantenido en un nivel particular. Por ejemplo, cuando los
físicos enunciaron la teoría sobre los cuerpos en caída libre
no se preocuparon por las razones por las cuales el cuerpo
empezó a caer, excepto cuando ello pudiera afectar el momento
inicial. Para el físico, no hacía ninguna diferencia si acaso
el cuerpo había empezado a caer porque se cayó de la mano de
un físico experimental o porque rodó desde el borde de un
puente a raíz de la vibración causada por un vehículo que
pasaba por ahí. Además, un objeto redondo hubiera rodado
desde el puente más fácilmente que un objeto cuadrado, pero
este hecho no era significativo para la ley de los cuerpos en
caída libre.
Tales hechos fueron considerados como existentes en un
nivel diferente de explicación y fueron irrelevantes respecto
del problema que concernía a los físicos. Gran parte de la
confusión relativa a la conducta criminal se debe al fracaso
para definir y mantener constante al nivel de explicación.
Análogamente, muchos criminólogos atribuirían algún grado de
poder causal a la “redondez” del objeto en la ilustración de
arriba. Sin embargo, la consideración de secuencias
temporales entre los factores asociados con el crimen y la
criminalidad pueden llevar a la simplicidad de enunciado. En
la colección heterogénea de factores asociados con el
comportamiento criminal, un factor usualmente ocurre antes
que otro (en gran medida tal como “redondez” ocurre antes que
“vibración”, y “vibración” ocurre antes que “rodar hacia
fuera de un puente”), pero se puede realizar un enunciado
teórico del comportamiento criminal sin referirse a esos
primeros factores. Manteniendo en análisis en un nivel, los
factores tempranos son combinados con o diferenciados de los
factores posteriores, reduciendo así el número de variables
que deben ser consideradas en una teoría.
Una película de hace varios años mostraba a dos chicos
envueltos en un robo menor; corrieron cuando fueron
descubiertos; uno de ellos tenía piernas más largas, se
escapó y se volvió sacerdote; el otro tenía piernas más
cortas, lo atraparon, lo internaron en un reformatorio, y se
volvió un gangster. En esta comparación, el niño que se
volvió criminal se diferenciaba del que no se volvió criminal
por lo largo de sus piernas. Pero no es necesario considerar
a la “longitud de las piernas” para una teoría criminológica
porque, en general, no se ha encontrado una relación
significativa entre la criminalidad y la longitud de las
piernas, y seguramente, muchas personas con piernas cortas
son respetuosas de la ley y muchas personas con piernas
largas son criminales. La longitud de las piernas no
determina a la criminalidad y no necesariamente tiene
relación con ella. En la ilustración, podría observarse que
el diferencial en la longitud de las piernas de los muchachos
puede ser significativo para la criminalidad o la no
criminalidad subsecuente, solamente en la medida en que
determinó a las experiencias y asociaciones subsecuentes de
los dos chicos.
Entonces, es en estas experiencias y asociaciones que
pueden encontrarse los mecanismos y procesos que son
importantes para la criminalidad o la no criminalidad. Una
explicación teórica del crimen de “un solo nivel” estaría
preocupada exclusivamente por estos mecanismos y procesos, no
por el temprano factor de la “longitud de las piernas”.
LECTURAS SUGERIDAS
(N. del T) Hay traducción al castellano: Estructura Social y Anomia, en
Teoría y Estructura Sociales (1968), Fondo de Cultura Económica, Mexico
D.F., 2002, 209-250.
* (N. del T) Hay traducción al castellano: El Delito de Cuello Blanco
1949), Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1969.
†
** (N. del T) Hay traducción al castellano: “Técnicas de neutralización:
una teoría de la delincuencia”, en Delito y Sociedad, 20, 2004, Santa Fe,
pp. 127-136.