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DANTE.

La idea de tener un perro surgió porque un amigo cercano nos encargaba a su perrita
cuando salía de vacaciones o tomaba un fin de semana para salir algún pueblo mágico con
su pareja en turno. No recuerdo con claridad la fecha en que conocí a kira, pero si tengo una
imagen clara de mi mente de una foto que visto en repetidas ocasiones en la cual la estoy
cargando en el departamento de mi amigo, ella se encuentra mirando a la cámara, con la
boca abierta, mostrando los dientes y su pequeña lengua rosa colgando de un costado,
puedo decir que se notaba alegre. Sentada sobre mis muslos, con un cuerpo pequeño, pelaje
color gris oscuro y una oreja alzada en señal de alerta porque seguramente llamaron su
tención para que la foto fuera capturada.

Mi novia y yo visitábamos con mucha frecuencia a Jorge (dueño de kira), él era uno de mis
mejores amigos desde que éramos niños. Nos unía el pasado, el futbol y nuestro placer por
las bebidas alcohólicas. Desde muy jóvenes establecimos una relación en la cual el alcohol
era una parte implícita en nuestra interacción y con los años se fue acentuando hasta el
punto que tengo que reconocer que hoy en día tengo un problema con la bebida, pero eso es
tema aparte. Jorge era un tipo alto, de cabellos lacio y bien cortado. Se preocupaba mucho
por su aspecto físico, su ropa era cara y tenia demasiada, pocas veces lo utilizaba la misma
ropa para una reunión social. Cuando hablaba sobre un tema que consideraba interesante y
sobre todo cuando creía que tenía la razón, acentuaba su opinión o sus cuestionamientos
levantando la ceja, porque su ceja era poblada y prácticamente iba de ojo a ojo, una uniceja.
Seguramente alguna mujer le había hecho un comentario sobre de su ceja, porque el
movimiento de su ceja la hablar era demasiado obvio cuando estaba cortejando. Las
reuniones en su casa por lo general eran los fines de semana, y asistíamos pocas personas,
no más de 6. Ya que estábamos a finales del 2020 y la pandemia se encontraba transitando.
Bebíamos y hablábamos sobre el pasado, también comentábamos las cosas agradables que
habíamos hecho con el presente y pocas ocasiones sobre el futuro. Kira siempre estaba en
aquellas reuniones, tenía un pollo de hule que, al presionar hacia un ruido soso e irritable, le
encantaba aquel juguete. Lo llevaba hasta donde te encontrabas, lo ponía donde lo pudieras
ver y alcanzar para que tu lo lanzaras, ella se sentaba desde un punto en el cual no tuviera
que correr tanto al momento en el que el pollo atravesara la habitación volando. Mi novia le
hablaue nublando ba con ternura, le hacia cariños sobre su lomo, jugaba con ella y en
algunas ocasiones le pedía permiso a Jorge para llevársela a la tienda. Llegué a pensar que
estaba más interesada en kira que en las personas que nos entrabamos reunidos, lo pensé
con molestia, pero ahora lo pienso con admiración y cariño, ellas eran almas limpias y
nosotros simples.

Los días que kira se quedaba en nuestro departamento eran esperados, nos referíamos a ella
como la gorda y planteábamos grandes planes que haríamos con ella. Paseos que se
llevarían acabó, lanzamientos de pelota dentro del parque y también valorábamos la
posibilidad de regalarle algún objeto: ropa, juguetes y cosas para cuidar de su hermoso pelo
negro. Porque con el paso del tiempo se convirtió en un perro estéticamente hermoso, cosa
que no pasaría con su alma. Cuando ella se iba, nos dejaba una sensación de tristeza, pereza
y vacío, su olor muy peculiar se quedaba en la casa y sobre todo en la terraza, donde ella
solía pasar más tiempo. Solamente nos quedaba recolectar los juguetes en una bolsa, lavar
sus platos, colocar su comida en una esquina de la terraza y sacudir su cama. Nos
acostábamos, platicábamos de lo que había sucedido durante esos momentos con la gorda,
nos reíamos y nos cuestionábamos mutuamente sobre si nos habíamos percatado de alguna
característica de su personalidad. Sabíamos, que si alguno de los dos conocía más la
personalidad de kira tenía derecho a creer que su estima por ella era mayor y que tenía su
opinión sobre de ella era una verdad absoluta. El tiempo pasaba y nos cuestionábamos
cuando sería el próximo fin de semana que podríamos estar acompañados por la gorda, nos
mandábamos mensajes en los cuales expresábamos lo mucho que la extrañábamos y nos
compartíamos fotos que cada uno había tomado. Fue tanto el cariño que le teníamos a
aquella perrita que tuvimos la iniciativa de escribirle a Jorge para que nos prestara a kira
durante un fin de semana, y tal vez esa fue un error. Porque Jorge accedió y no nosotros
creímos que podríamos hacernos su compañía cuando quisiéramos e incluso empezamos
maquinar que Kira sería nuestra compañera del día a día. Tanto ella y como yo
comenzamos visualizar escenarios que nunca se llegarían cumplir, pero que
lamentablemente dolerían como si hubieran pasado.
En la ultima semana de diciembre kira se quedo con nosotros, la recibimos con mucho
amor, sus juguetes colocados en la terraza y su cama dispuesta para que pudiera colocarse
elegantemente tomar el sol o morderse cualquier parte del cuerpo. Ese fin de semana la
saque a correr, los primeros metros fueron difíciles porque ella se tiraba con mucha fuerza y
desesperación de la correa, pero con el paso de los metros comenzamos a tomar el mismo
ritmo, pensaba que nos veíamos muy bien corriendo juntos, y podía imaginar lo que la
gente pensaba de nosotros dos. “es un buen dueño y ese es un animal ejemplar”. Pensaba
que éramos dignos de ser vistos y me agradaba su compañía, hablaba con ella para
motivarla, pero sobre todo para motivarme. “vamos gorda, un poco más y nos iremos a la
casa comer”, seguramente las demás situaciones que pasaron que fin de semana fueron
buenas porque cuando llego Jorge para recoger a su perro, le comenté con mucha timidez y
honestidad que estábamos muy interesados en quedarnos con su perro y que si él estaba
dispuesto a dárnoslo nosotros nos sentiríamos muy agradecidos. Jorge tomo el comentario a
broma, se rio y cambio de tema, insistí en el tema y pensé que la mejor manera de
convencer a alguien es hablándole de los sentimientos y deseos benévolos que teníamos
hacia kira. Resaltando que su negativa haría que aquellos sentimientos y deseos se
lastimaran, probablemente dañando nuestra estabilidad emocional y generándonos un
sentimiento terrible que no sabría cómo solucionar. Dar lastima no funciono porque él era
una persona que no estaba acostumbrada a ser percibida como víctima, la compasión pocas
veces fue su motor para tomar una decisión por lo menos en aquella época. No era un tipo
malo, solamente no se identificaba con las víctimas y era completamente normal e incluso
saludable.

Jorge noto que su respuesta cambio nuestro comportamiento, durante la noche estuvimos
serios y poco integrados a la reunión. Evitaba ver a Kira, verla jugar por el departamento,
con su hermoso pelo y patas grandes de dolía. Prefería mirar el contenido de mi vaso y
beberlo a grandes tragos. Nos despedimos de las personas que se encontraban en el
departamento de Jorge, Jorge y en especial de kira. Esperamos nuestro taxi y tratábamos de
convencernos mutuamente que la decisión de Jorge era normal y que incluso habíamos
tenido un comportamiento egoísta, ya que no habíamos considerado que la separación
afectaría tanto a Jorge como a kira. Esa noche nos acostamos en la cama y nos abrazamos
con fuerza, ella coloco su rostro en mi pecho y yo rodio con mis brazos la parte alta de su
espalda, haciendo la suficiente presión para que sintiera protegida y amada. Le bese la
frente y por último busque sus labios. Desde la ventana se veía las nubes blancas sobre un
fondo oscuro, se podrían observar gracias a la luz que brindaba la luna, seguramente
grande. Estoy seguro que esa noche pensamos muchas cosas, porque ambos no pudimos
conciliar el sueño en el tiempo que deseábamos hacerlo, pero respetamos nuestros
momentos de reflexión y ninguno le preguntó al otro como se sentía o que pensaba. Ambos
compartíamos un estado emociona similar y cuestionarlo sería inútil, con el tacto de
nuestros cuerpos bastaba para comprendernos y sentir compasión mutuamente.
Seguramente el ultimo pensamiento que tuvimos fue relacionado a kira, o alguna otra
desilusión en un tiempo y espacio diferente a aquella noche.

Los lunes han sido un día complicado para mí desde que era un niño, los asocio a
preocupación, regaños, faltas, errores, olvidos, llanto, desesperación y naturalmente ataques
de ansiedad. Así que era común que los domingos por la tarde comenzará pequeños picos
de ansiedad, podía estar pasando un momento que tuviera las características suficientes
para hacer feliz a cualquier ser humano en condiciones normales y pensar que en unas
pocas horas se pondría el cielo oscuro, dado fin al día domingo y pasando el mando al
terrible lunes, para iniciar el miedo. Las madrugadas eran lo más cansado, porque era tanta
la ansiedad que conciliar el sueño era difícil, me despertaba en repetidas ocasiones para
mirar la hora y consolarme con el tiempo que restaba para levantarme de mi cama. Ayer
platicaba con un paciente, un chico brillante, pero con deseos tan grandes que aplastan y
desplazas por completo lo que en verdad es él. Hablaba sobre lo difícil que le resulta
levantarse su cama por las mañanas para ir a la universidad, la metáfora que utilizo para
que pudiera comprender lo doloroso que le resultaba me pareció tan real y tan simple, como
tiene que ser una buena explicación. “es tan doloroso como nacer, imagina que te
arrancaran del vientre materno día tras día”. En mi caso mi renacimiento eran los lunes,
intentaba hablar conmigo para consolarme y cuando la ansiedad era tanta comenzaba mi
estomago a contraerse y una fuerte tos me invadía. Las primeras ocasiones que me pasaron
esos ataques en compañía de yoahline ella reaccionaba con miedo y me cuestionaba sobre
que lo que ella podría hacer para ayudarme. Solamente le decía que tenia miedo, que no
quería ir a trabajar y que el mañana me aterraba. En aquellas madrugadas me transformaba
en un niño y solamente deseaba un abrazo infinito de mi madre, lleno de consuelo, amor y
calma. Lamentablemente yohaline era una persona que había aprendido con mucho
esfuerzo y repetición a recibir abrazos, pero su habilidad para dar abrazos era comparable a
la de un perro que cargas y colocas sus patas delanteras sobre tus hombros. Peso muerto,
torpeza, incomodidad y confusión. Ella reconocía y aceptaba que no tenía las habilidades
para abrazar, pero el amor que sentía por mi era tan grande que consiguió unos aceites
aromáticos. Según su descripción de uso, estos aceites al entrar en contacto con el cuerpo
humano, desprendían su esencia curativa y ayudaban a calmar las almas alteradas.
Sinceramente nunca creí en dichas cualidades que se les adjudicaban, pero la intención
benévola que tenia su aplicación me bastaba. Las madrugas con ansiedad continuaron,
yohaline se levantaba de la cama con los ojos entrecerrados y buscaba en el closet la
botellita con el aceite, se sentaba en el costado de la cama en donde se encontraba mi
cuerpo sacudiéndose por lo espasmos de tos, se ponía un par de gotas en la yema de los
dedos, levantaba mi playera, buscaba a tientas la ubicación de mi corazón y me daba un
ligero masaje mientras me pedía calma. Aceptaba mis momentos de mayor vulnerabilidad y
era capaz de sacrificar su sueño por cuidarme, sería una buena madre.

Una vez que me integraba a mis actividades cotidianas y comenzaba a realizar mis
pendientes laborales el lunes la oscuridad del lunes comenzaba difuminarse y lo podía
percibir como martes, miércoles o jueves, nunca como viernes, los viernes se
caracterizaban porque tenia dificultad para concentrarme en aquello que me parecía una
responsabilidad. Los días laborales eran medianamente tranquilo, debido a que el hospital
se encontraba prácticamente cerrado y el único servicio que estaba funcionado era
Neumología. Pertenecía a este servicio, era psicólogo clínico, solía trabajar con personas
que presentaban dependencia a alguna droga, en especial al tabaco. Pero dada la
emergencia sanitaria todas las personas se habían recluido dentro de sus hogares y todas las
consultas habían sido canceladas hasta nuevo aviso. Los días eran extraños, llenos de calma
y en espera de una incertidumbre, la gente en los pasillos hablaba sobre el caos que se
estaba viviendo en oriente, sus narraciones tenían mucho contenido catastrófico y solían
terminar las pláticas encomendándose a dios o con alguna otra frase del estilo “haber como
nos tocas”. Me encontraba un poco incrédulo y poco me interesaba el tema, no solía ver
noticias y me cuestiona cuando sería el día en que el caos reinara sobre mis días. Recuerdo
que un sábado asistí al consultorio que tenía ubicada en la colonia roma, me subí en mi
scooter y conforme avanzaba entre las calles percibí el silencio y la soledad. Aquello era
completamente nuevo y me sentía bastante confortado por lo que estaba viviendo, me
parecía que éramos muy pocos los que estábamos sobre las calles, dispuestos a ver lo que
pasaría con la humanidad, pero esa era un pensamiento heroico y romántico, porque
sinceramente todos los que nos encontrábamos en las calles teníamos que cubrir alguna
necesidad, seguramente laboral. La soledad se continuó repitiendo y cada día por la
mañana me sentía más cómodo. Me subía al scooter, y me deslizaba con elegancia por el
asfalto de la ciudad, no tenia miedo a que me atropellaran o que una persona se atravesara
con imprudencia la calle. Vestido con pijama quirúrgica y un mochila sobre los hombres
me habría paso entre una ciudad vacia,
Ayer soñe que era peluquero. De alguna manera me encontraba en la peluqiera de mi
familia, estaba limpiando los tocadores y los espejos, acomodando los productos y
pensando en que realmente era muy temprano para que me encontrara ahí. La estética era
grande, estaba conformada por 5 tocadores, 2 baños, 2 lava cabezas y una oficina en la cual
podías comer con tranquilidad. Mientras limpiaba los vidrios, una señora llamo a la puerta,
tenia cerca de 60 años, blanca, con pelo medianamente largo y pintado totalmente de negro.
Inmediatamente pensé que la señora tendría una actitud poco flexible. Note que en la forma
en que veía era muy profunda y que en su mente aparecían criticas sobre el lugar, sobre de
mi y sobre su decisión de estar en aquel lugar. La invite a pasar con amabilidad y le
pregunte en que podríamos ayudarla, mientras terminaba de decir esto, supe de inmediato
que el motivo que la traía a ese lugar era un compromiso social, tenia la necesidad de
generar una buena impresión hacia un grupo de personas con un nivel socio económico
medianamente alto. Ella había venido a menos en la escala socio económica y la única
manera en que podía aferrarse a ese escalón era mediante una buena actuación social.
Naturalmente estaba frustrada por lo que había sido y era, por lo era y no volvería a ser. Se
notaba que el tinte era reciente, no mas de dos días, ya que en su frente se asomaba entre
los contornos una especie de sombra color gris y seguramente ella misma se lo había
pintado el pelo frente al espejo la noche anterior. Si definitivamente había sido la noche
anterior. Nos miramos a los ojos, y ella prefirió dirigir la mirada hacia un pizarrón en donde
se encontraban escritos los servicios que ofrecíamos y los precios. Se quedo leyendo
durante unos segundos, buscando el servicio que deseaba y haciendo números en su cabeza.
Sus ojos se abrieron un poco más, y con un ligero movimiento dio un paso atrás. Se notaba
conflictuada, el precio era mayor al que esperaba pagar, pero le quedaba poco tiempo para
poder llegar con tiempo al lugar y evitar saludar a los invitados. La indique un lugar en el
cual se podía sentar, una silla que estaba colocada al fondo del local, ese lugar era un
espacio que todos los que trabajan ahí podían utilizar. Cada uno tenia un espacio en el cual
recibía a sus clientes, pero como ella era una persona que visitaba por primera vez el local o
por lo menos eso me parececia, ya que no la recordaba. Creí que el mejor lugar en que
podía estar era aquel espacio neutral e impersonal. Con el brazo derecho completamente
extendió y la palma de la mano abierta hacia ella a manera de cortesía y confianza le
indique en asiento en el que podía sentarse y ser atenida. Miro el asiento. Di un pequeño
paso hacia atrás para que el camino quedara completamente despejado para que ella pudiera
caminar con libertad hacia el lugar indicado, lo hizo. Caminé con suavidad detrás de ella,
pero sin ser invasivo, cuando ella estuvo cerca de la silla, di dos pasos muy rápidos y largos
para poder alcanzar la silla antes de que ella llegara. La giré y permití que ella se sentada
con la mayor facilidad posible. Solamente necesitaba flexionar sus rodillas, dejar caer su
trasero y recargar su espalda sobre la suabe superficie. La gire sobre la silla y la ubique
frente al espejo, nuestros ojos se encontraron nuevamente en el reflejo del espejo. Era
extraño el efecto que causaba verla en el espejo, me resultaba diferente a verla de manera
directa, me daba una sensación de distanciamiento y me parecía que la señora que vía frente
al espejo era completamente distinta a la que estaba hacia unos segundos en el umbral de la
puerta. El reflejo era menos real y el efecto que causaba en mi ser era menor.

Le sonreí esperando que su respuesta emocional fuera amable y que la nuestro encuentro
fuera llevadero y tranquilo. Se limito a decirme que quería un peinado y me explicó como
quería verse. “la parte de atrás con volumen y que las puntas se encuentren marcadas hacia
adentro, la parte de los lados volada hacia la parte de tras y la parte de enfrente, en especial
lo la coronilla con mucho volumen y hacia enfrente. Tiene que durarme todo el día”. Todo
esto lo explico y con su manos señaba las parte de su cabeza y con los dedos describían el
movimiento del cabello.
¿Cómo me siento? Me siento presionado y preocupado por el equilibrio que probablemente
no logremos alcanzar con el tiempo. Te amo mucho, siempre me ayudaste, me
comprendiste y aunque hable en pasado no es porque ya no lo hagas. Sino porque quiero
dejar en claro que tu amor hacia mí fue desde que era un completo caos. Me siento detenido
y tal vez sean mis expectativas y mis frustraciones las que salen a relucir en el día a día.
Porque he llegado a pensar que vivo con una adolescente y no con una mujer. Te percibo
con muchas inseguridades que no soy capaz de aliviar, y me atrevería a pensar que yo soy
un factor importante para que te sientas insegura, aunque naturalmente esa no sea mi
intención.

Honestamente la situación económica no es la mejor, como sabes los gastos se inclinan más
hacia mi y lo hago con gusto. Pero me cuestiono si en verdad deseo vivir el resto de mi vida
en pareja de esa forma, porque obviamente hay días en los que me siento presionado por los
compromisos económicos y no tengo mucho espacio de maniobra. La casa creo que
también se ha quedado descuidada, la ropa de acumula sin control, la cocina se queda por
días sucia y en general no somos los tipos más ordenados. Estoy consciente de que no
tienes el tiempo suficiente para hacerlo, lo comprendo y por esa razón intento ayudar en la
medida de lo posible. He de reconocer que no son funciones que te corresponden y que los
dos deberíamos organizarnos par tener un orden en nuestro hogar, y que últimamente no
hago nada de limpieza, pero es porque no me siento motivado. Reconozco que haces un
gran esfuerzo cada día, levantarte temprano para sacar a canelo, arreglarte para ir al trabajo,
correr al trabajo, sacar al canelo, mal comer, ir a la cafetería y regresar a sacar a canelo. ¿Te
gusta ese ritmo de vida? No creo que te guste y a mí tampoco me gusta verte de esa manera.
Me gustaría que tuvieras días más tranquilos y me planteo si la cafetería fue una buena
decisión. Te hablo desde el corazón y con mucha honestidad, ese negoció se puso pensando
en ti, y solo en ti. Me parteo en dos el corazón saber que vendiste popotes fuera de parque
delta. Tu intención de comenzar a comercial termos con ecoventi me hizo pensar que tal
vez estabas interesada en un negocio y una cosa llevo a otra. Si me permites dar mi opinión,
te hace falta creer en ti y yo considere que la cafetería te haría crecer de manera personal.
Nunca creía que te fuera a generar tanto conflicto.

Te amo mucho yohaline, pero no sé si sea capaz de seguir dentro de la relación. Me lo he


plateado en los últimos meses, no te voy a mentir.

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