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Paciente Intoxicado
3.2
Marie Claire Berrouet Mejía Médico Especialista en Toxicología Clínica UDEA Toxicóloga Clínica Hospital General de
Medellín -Clínica Soma Docente de Farmacología y Toxicología Universidad CES, Medellín Miembro de la Asociación de
Andrés Felipe Estrada Atehortúa Médico Especialista en Medicina de Urgencias CES Urgentólogo Hospital Pablo
Ubier Eduardo Gómez Calzada Médico Especialista en Toxicología Clínica Profesor de Farmacología y Toxicología
Universidad de Antioquia, Medellín Toxicólogo Hospital San Vicente Fundación de Medellín Miembro de la Asociación de
Generalidades
En Colombia se puede observar como las intoxicaciones vienen en aumento en los últimos
años, reportando al SIVIGILA durante el período del 2010 al 2012 23.844, 27.126 y
27.252 intoxicaciones respectivamente. Hasta la semana epidemiológica 41 del año 2016
se habían reportado 27.117 casos con una incidencia de 55.6 por cada 100.000 habitantes
siendo las causas más comunes los medicamentos, con 8.292 casos, luego plaguicidas
con 6.857 casos y finalmente sustancias psicoactivas con 6.172 casos1.
Existen diversas fórmulas: Bazett, Frederica, Hodges y Framinghan para calcular el QT,
siendo la más común Bazett QTc =2√ RR. Así como es importante la medición de este, la
utilización de otros parámetros como la dispersión del QT también son indicativos de
variaciones en la repolarización de los ventrículos, asociándose a mayor riesgo de
aparición de arrtimias. En la práctica, la dispersión se calcula como la diferencia entre el
QT máximo y mínimo en un ECG de 12 derivaciones9.
El aumento del intervalo QTc refleja una alteración en la repolarización ventricular, de tal
manera que, si durante el retraso de la repolarización un foco ectópico ventricular se
activa, se puede desencadenar una taquicardia ventricular polimorfa (TVP).
Esta arritmia se asocia más comúnmente a intervalos QTc mayores de 500 mseg y se
caracteriza en el ECG por ser una taquicardia en la cual los complejos QRS son de diferente
amplitud y porque las puntas de dichos complejos QRS varían alrededor de la línea
isoeléctrica en forma sinusoidal.
Las alteraciones del ritmo a su vez se pueden agrupar en taquiarritmias siendo asociadas
a un aumento en la producción de catecolaminas, estímulo de receptores beta, inhibición
de la fosfodiesterasa o en compensación a alteraciones en la resistencia vascular periférica
o como respuesta a la acidosis.
Con respecto a las bradiarritmias éstas pueden ser por bloqueo de receptores
adrenérgicos, aumento del tono vagal o efectos centrales (ejemplo clonidina,
gabamiméticos tipo fenobarbital).
El efecto del bloqueo de canales de sodio se puede manifestar por ensanchamiento del
QRS (> 100 mseg), Desviación a la derecha del eje (S > R en la derivación DI y R en AVR
> 3mv)11-15.
La inhibición de esta bomba lleva a un aumento del potasio extracelular y del sodio
intracelular, el cual reduce el gradiente de transmembrana y aumenta la actividad del
intercambiador sodio-calcio. La elevación intracelular de calcio aumenta la
contractibilidad, adicionalmente se reporta un aumento del tono vagal generando
cronotropismo negativo.
Como se planteó, el aumento del intervalo QTc refleja una alteración en la repolarización
ventricular, aumentando el riesgo de taquicardia ventricular polimorfa (TVP), la cual se
caracteriza en el ECG por ser una taquicardia en la cual los complejos QRS son de diferente
amplitud y porque las puntas de dichos complejos varían alrededor de la línea isoeléctrica
en forma sinusoidal.
Se puede encontrar ensanchamiento del QRS causado tanto por el rimo de escape
ventricular como por el bloqueo de los canales de calcio. Finalmente sobreviene la
asistolia21,22,23.
Por su parte, los betabloqueadores (βBs) al inhibir los receptores β1 producen inotropismo
y cronotropismos negativos, la inhibición de los receptores β2 produce disminución en la
glucogenolisis, disminución en la gluconeogénesis y en la relajación del músculo liso
vascular, bronquios y tracto gastrointestinal.
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