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Nepotismo,

Nepotismo: "Trato de favor hacia familiares o amigos, a los que se otorgan cargos o empleos
públicos por el mero hecho de serlo, sin tener en cuenta otros méritos cruciales para
garantizar el idóneo desempeño de las funciones propias del empleo."
Las dificultades de cada país, no sólo de Latinoamérica, sino del mundo entero, aún con
tangenciales diferencias en el nivel de descaro dado las regulaciones de cada país y cultura,
pasan de modo esencial por este ángulo, el Nepotismo.
Se hablan de nuevos planes, nuevas regulaciones, nuevas estructuras y proyectos, pero no
somos capaces de reconocer las falencias nucleares que se encuentran en las fundaciones de
cada auto sabotaje sistemático de nuestros planes, y en este caso están adscritos a la
escueta calidad del capital humano, pues la meritocracia está profundamente distante de
nuestra realidad procedimental. Aún mucho más en el sector que más debería apelar a
nuestra incumbencia, que es el sector público. ¿Cómo podría/debería funcionar mejor un plan
u otro, una visión política u otra, si las personas no son elegidas en base a criterios honestos o
en función de su profesionalismo, trayectoria, vocación, calidad humana o competencias?
El tío, el amigo, el padre, el primo que mete, utilizando su poder político o económico (que hoy
van lamentablemente de la mano) por selección natural a su propio linaje, salva su
continuidad genética de sostenerse con un cargo que genera dinero aún sin merecerlo, pero
su ignorancia y corta visión le impiden ver que está generando un daño a largo plazo a sus
propios bisnietos. Está intoxicando y corrompiendo el adecuado funcionamiento de la máquina
completa, pues es como poner una pieza taiwanesa (muchas piezas en caso de nuestro
continente) en un motor Mercedes Benz, tarde o temprano algo reventará el motor completo.
Es nuestro honor el problema, nuestra forma de hacer las cosas, no es un color político u otro,
un credo u otro, un sistema u otro, no es un problema solo de la individual y/o colectiva
cosmovisión del mundo, sino del correcto proceder, de hacer lo que corresponde aunque
nadie esté observando nuestro actuar, es un asunto de auto-consciencia. Seguimos poniendo
la basurilla bajo la alfombra, y a alguien le tocará barrer ese polvo acumulado, o peor vivir
ensimismado en aquella contaminación tan tóxica.
Está lleno de personas que no aman su profesión, su vocación de servicio, que están en el
sistema tan sólo para comprarse un Iphone último modelo cada año, un LCD más grande
cada semestre, un auto más imponente, y procrear más de lo que el país puede soportar
indiscriminadamente, pues sus vidas están siendo pagadas por nuestros impuestos, alguien
con poder le otorga, sin importar sus procederes y rendimiento, un trabajo asegurado sin
riesgos: Nepotismo.
Y así es que vivimos plagados de personas que entran a cargos que tienen relación con lo
más sagrado de nuestra sociedad, sin interés en lograr hitos elevados mediante el óptimo
desempeño de sus funciones, sino para escalar en el poder político, para generar más dinero
y tener mayor influencia, y así después el poder continuar inmiscuyendo personas poco
dignas en el sistema.
El cajón ya no tiene el problema de una manzana podrida corrompiendo a las demás, sino que
está lleno de manzanas en estado de pudrición total, e intercurrentemente cada manzana
sana que entra o se pudre, o elije lo sano para su supervivencia que es alejarse de dicho
cajón para nunca más volver.
Es muy difícil que un sistema, idea, filosofía o pensamiento venga y mejore todo, cuando las
condiciones de su capital humano, de sus engranajes esenciales, las personas, están en tan
alta corrupción que no pueden ni oler su propia putrefacción.
Lo único posible es elevarnos nosotros, y de camino trabajar para inspirar a otros a ser
mejores como seres, o al menos, si no se desea mejorar, no interferir en el camino de quienes
sí nos esforzamos cada día por mejorar en cada ámbito humano.
Entonces en conclusión el asunto no es religioso, ni político, ni mágico, el Nepotismo
masificado de nuestra sociedad, aunque lo veamos como un gesto noble al favorecer a un
cercano, es un sistema de selección de personal que no solo nos priva de elegir al mejor para
cada cargo, sino que corrompe las bases de nuestra sociedad.
Si mi hijo no merece lo que pide hacer, es mi deber o hacerle tomar consciencia, o ayudarle a
mejorar para que en caso de llevar a cabo una función, se sienta lleno, inspirado por su
función, que sea una pasión íntima el trabajar para otros más que vivir tan sólo centrado en el
premio, en el exitismo ciego del poder adquisitivo.
El ser debe ser consciente de que su elección de vida al servicio de otros, es un premio en sí
mismo para sí mismo. Debe saber que su talento y su elección de desplegarlo como
colaborador del país, está ahí para que cada día sus funciones mejoren vidas (incluyendo la
propia), que su granito de arena se vuelva un hito para quienes se irradian de sus acciones.
Pues de otro modo además de matarlo a él como ser al negarle elevarse para alcanzar un
cargo por mérito, malogro las vidas de otros seres, y más grave aún, daño para siempre el
elevado funcionamiento del mismo sistema del que millones dependen.
No más Nepotismo amigos míos, pues un favor de esos comenzó hasta hacerse tan popular
que es hoy es una poderosa predilección masiva del sistema público, todos meten a todos los
que puedan al barco, tanto lastre humano tiene el pobre navío, que lo estamos hundiendo sin
remedio.
Aportemos a lo digno, a lo elevado y lo meritorio, no más lastre en nuestro barco. Seamos
mejores para tener el criterio de únicamente exigir lo mejor y componer lo mejor.
No más manzanas podridas, no más amiguismo, no más Nepotismo. Elevemos el sistema de
competencias y del mérito, pues estamos dejando bajo el tren a miles y miles de personas con
ganas, inspiradas, maravillosas, ética y talentosas por sostener a una tropa de ineptos que
sólo piensan en su bolsillo.
Infinito Amar,
Roberto García Fuentealba

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