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El documento discute cómo el pensamiento y los valores de una sociedad definen su riqueza más que sus recursos naturales. Argumenta que Venezuela podría prosperar si sus ciudadanos se enfocaran más en el desarrollo personal y el bienestar de los demás que en el éxito individual. También enfatiza la importancia de inculcar pensamientos positivos en las nuevas generaciones para promover una transformación social positiva a largo plazo.
El documento discute cómo el pensamiento y los valores de una sociedad definen su riqueza más que sus recursos naturales. Argumenta que Venezuela podría prosperar si sus ciudadanos se enfocaran más en el desarrollo personal y el bienestar de los demás que en el éxito individual. También enfatiza la importancia de inculcar pensamientos positivos en las nuevas generaciones para promover una transformación social positiva a largo plazo.
El documento discute cómo el pensamiento y los valores de una sociedad definen su riqueza más que sus recursos naturales. Argumenta que Venezuela podría prosperar si sus ciudadanos se enfocaran más en el desarrollo personal y el bienestar de los demás que en el éxito individual. También enfatiza la importancia de inculcar pensamientos positivos en las nuevas generaciones para promover una transformación social positiva a largo plazo.
"El mundo que hemos creado es un proceso de nuestro pensamiento.
No se puede cambiar sin cambiar nuestra forma de pensar" - Albert
Einstein. Todos los días la humanidad se encuentra sujeta a nuevas formas de pensar, gracias a que se inculcan en las nuevas generaciones algunas experiencias, que pueden ser motivo para la transformación de las costumbres ya instauradas. La era digital a la que estamos sometidos tiene mucho que ver en esto, ya que no somos nosotros los únicos transmisores de la información, sino que hay aparatos electrónicos y plataformas digitales que amplían los rangos de difusión. Pero, así como hay innumerables formas de comunicación, es más difícil registrar lo que es bueno y lo que es malo, lo que vale la pena que los niños absorban y añadan a sus precoces, pero muy importantes, conocimientos. Tal cual explica el autor, la riqueza o la pobreza de un país no se define por cómo esté constituida la nación en sí, sino por cómo sus ciudadanos desarrollen sus valores dentro de esta. Nuestro país es un claro ejemplo. A pesar de que no es un secreto para nadie el hecho no ser una eminencia social, o no pertenecer a un conjunto selecto de países desarrollados, hemos sabido demostrar que el altruismo y las buenas costumbres son los que sacan adelante a un país, aunque lamentablemente sean puestas en práctica en otras latitudes que en nuestras propias fronteras. Todos queremos alcanzar la máxima felicidad posible, y sabemos que esto sucede cuando trabajamos por lograr ser mejores personas, sin embargo, solemos fallar al radicalizar nuestro objetivo y pasar por sobre los demás, creyendo que así podremos alcanzar el pleno éxito. Siendo sinceros, las personas no actúan de forma injusta con las otras de manera consciente, lo hacen porque creen que están haciendo lo correcto, o porque no se han detenido a pensar en las consecuencias que sus decisiones tienen sobre otras personas. La salud mental juega un papel muy importante en todo esto, tal como dije al principio, es realmente importante que la mente de las nuevas generaciones (niños y adolescentes) sean alimentadas con pensamientos positivos e ideas transgresoras, adaptadas por supuesto a lo que la edad sea capaz de digerir, pero cuando estas no son implementadas de la manera correcta, o son manejadas como un mantra para todos los días, se corre el riesgo de no lograr el objetivo, o peor aún, desviar los resultados. Muchas veces estamos tan enfrascados en lograr el éxito, en todos los niveles, que nos olvidamos de mejorar la forma en que tratamos a los demás, y nos tratamos a nosotros mismos. El mundo significa interpretación y nosotros, como seres en el mundo, estamos constituidos desde interpretaciones. No somos uno en el planeta, lo que transmitimos, y lo que se nos es transmitido, se codifica de distintas maneras si no se es aclarado y especificado con anticipación, a través de valores y principios como la honestidad, el respeto y el amor. Honestidad siempre presente en lo que se busca enseñar, respeto a las opiniones que esa enseñanza pueda generar en la audiencia, y amor a esa enseñanza, a que lo que pensamos es real y vale la pena que otros la compartan. Creo que nosotros, como encargados de renovar la historia de una Venezuela tan magullada y rota, debemos cambiar nuestra forma de pensar, e incluir en nuestro vocabulario y en nuestro día a día, esas palabras que tanto poder pueden introducir en nuestro sistema y en nuestra mente, ser agradecidos con lo que somos capaces de lograr, pensando en que esto puede hacernos sentir bien y por ende, el aspecto de nuestro carácter, nuestra cara a la sociedad, será el detonante para lograr la satisfacción vital. La gratitud nos puede ayudar a superar los traumas, aumenta nuestra autoestima y nos ayuda a disolver las emociones negativas, y el altruismo es su mejor acompañante, hacer el bien sin esperar nada a cambio. La vida es un continuo ejercicio de superación, ejercicio que debe combinarse con aspectos sociales más que los físicos, porque no sirve de nada tener músculos, inteligencia y sabiduría si eres mala persona. La búsqueda del cómo ser una mejor comunidad es también importante, ya que te dará un sentido de pertenencia y de certeza que estás haciendo algo mejor para tu entorno, tu ambiente, lo que te envuelve las 24 horas del día. Para lograr la riqueza de un país debemos volvernos mejores personas, y para eso necesitamos más que solo un proyecto de vida, o al menos uno lo suficientemente amplio para incluir nuestro crecimiento como profesionales, como ciudadanos que buscan más que solo su éxito personal, y más importante aún, como seres respetables y con valores que nos conviertan más en humanos. Es cierto que en nuestro país todavía hace falta mucho crecimiento, y es la clase de trabajo que se hace desde el interior, siendo nosotros parte fundamental de ese interior. La riqueza turística no puede hacerse posible si nosotros mismos desaprovechamos nuestra naturaleza, ya sea por ignorancia o destrucción. El contexto social seguirá siendo decadente si seguimos pasando por encima de las necesidades de los demás, sin detenernos a pensar en ponernos en sus lugares. Y la congestión económica perdurará en el tiempo, hasta que llegue el día en que dejemos de pensar en perjudicar al otro y beneficiarnos nosotros. A final de cuentas todo recae en un mismo sitio, la ética del venezolano. No existe un modelo perfecto del buen ciudadano, puesto que es muy normal que una sociedad constituida esté ligada a la correlación de diferentes personalidades, siendo cada quien responsable de su comportamiento y relación con los demás individuos, enfocándose en la integridad y las acciones individuales, y dando a entender que todos son uno en un mismo mapa territorial. Muchas veces se escucha la comparativa de “si fuéramos un país de primer mundo seríamos un país normal” y realmente creo que eso puede interpretarse de muchas formas. Pocos son los casos donde existe una veracidad de carne y hueso que explique la razón a esta situación, y que, en Europa por ejemplo, los ciudadanos viven un cuento de hadas todos los días, con la vida realizada y el éxito alcanzado, pero se les olvida que no puede haber luz sin oscuridad. Es en esa parte occidental del mundo donde se ve más la hambruna, los niños en las calles y los accidentes descomunales. Allí también existen los abusadores, los proxenetas y los asesinos, porque la libertad de pensamiento está más desarrollada de lo que nosotros creemos, y tal vez por eso es que deberíamos agradecer, en parte, que nuestro pequeño país está en desventaja social en comparación. Un país con desface cultural que también posea un alto cifrado de desapariciones por año y muertes inexplicables no llamaría la atención de nadie. Y sin ir muy lejos en el tiempo, de ser así, no se realizaran eventos importantes como la pasada SDC. Cumplir con todas estas expectativas va más allá que formar parte de una sociedad, depender de un gobierno, o cumplir con las normas y leyes establecidas. Implica ser participativo, preocuparse por su bienestar y por el del resto, y aportar al progreso social de su comunidad, pero lamentablemente no todos cuentas con el propósito de hacerlas realidad. Debemos ser justos, conocer nuestra historia de ambas partes, lo que implica el cambio político de una nación sobre la nuestra, qué significan las promesas en los días de campaña, y como el nuestro país está aportando al desarrollo de la humanidad. Debemos saber deliberar, estudiar los pros y contras de cada decisión, analizar y preguntar, nunca dejarnos convencer, a fin de cuentas, es a nosotros a quienes están tratando de complacer. Mas importante aún debemos ser éticos, respetar los valores, velar porque se cumplan las leyes, apelar cuando sea lo contrario, proteger nuestra moral y tener dignidad. Concuerdo perfectamente con esa última frase “No somos pobres porque a nuestro país le falten riquezas naturales (…) simplemente nos hace falta carácter para cumplir con estas premisas básicas de funcionamiento de las sociedades”. Nos falta carácter para ser nosotros mismos, para defender lo que pensamos y lo que decimos, porque nos acobardamos cuando alguien nos rebate una opinión, y preferimos quedarnos callados antes que protestar. El éxito no se alcanza a boca cerrada, se logra gritando desde el interior.