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"El mundo que hemos creado es un proceso de nuestro pensamiento.

No se puede cambiar sin cambiar nuestra forma de pensar" - Albert


Einstein. Todos los días la humanidad se encuentra sujeta a nuevas
formas de pensar, gracias a que se inculcan en las nuevas
generaciones algunas experiencias, que pueden ser motivo para la
transformación de las costumbres ya instauradas. La era digital a la que
estamos sometidos tiene mucho que ver en esto, ya que no somos
nosotros los únicos transmisores de la información, sino que hay
aparatos electrónicos y plataformas digitales que amplían los rangos de
difusión. Pero, así como hay innumerables formas de comunicación, es
más difícil registrar lo que es bueno y lo que es malo, lo que vale la pena
que los niños absorban y añadan a sus precoces, pero muy importantes,
conocimientos.
Tal cual explica el autor, la riqueza o la pobreza de un país no se define
por cómo esté constituida la nación en sí, sino por cómo sus ciudadanos
desarrollen sus valores dentro de esta. Nuestro país es un claro
ejemplo. A pesar de que no es un secreto para nadie el hecho no ser
una eminencia social, o no pertenecer a un conjunto selecto de países
desarrollados, hemos sabido demostrar que el altruismo y las buenas
costumbres son los que sacan adelante a un país, aunque
lamentablemente sean puestas en práctica en otras latitudes que en
nuestras propias fronteras. Todos queremos alcanzar la máxima
felicidad posible, y sabemos que esto sucede cuando trabajamos por
lograr ser mejores personas, sin embargo, solemos fallar al radicalizar
nuestro objetivo y pasar por sobre los demás, creyendo que así
podremos alcanzar el pleno éxito.
Siendo sinceros, las personas no actúan de forma injusta con las otras
de manera consciente, lo hacen porque creen que están haciendo lo
correcto, o porque no se han detenido a pensar en las consecuencias
que sus decisiones tienen sobre otras personas. La salud mental juega
un papel muy importante en todo esto, tal como dije al principio, es
realmente importante que la mente de las nuevas generaciones (niños
y adolescentes) sean alimentadas con pensamientos positivos e ideas
transgresoras, adaptadas por supuesto a lo que la edad sea capaz de
digerir, pero cuando estas no son implementadas de la manera correcta,
o son manejadas como un mantra para todos los días, se corre el riesgo
de no lograr el objetivo, o peor aún, desviar los resultados.
Muchas veces estamos tan enfrascados en lograr el éxito, en todos los
niveles, que nos olvidamos de mejorar la forma en que tratamos a los
demás, y nos tratamos a nosotros mismos. El mundo significa
interpretación y nosotros, como seres en el mundo, estamos
constituidos desde interpretaciones. No somos uno en el planeta, lo que
transmitimos, y lo que se nos es transmitido, se codifica de distintas
maneras si no se es aclarado y especificado con anticipación, a través
de valores y principios como la honestidad, el respeto y el amor.
Honestidad siempre presente en lo que se busca enseñar, respeto a las
opiniones que esa enseñanza pueda generar en la audiencia, y amor a
esa enseñanza, a que lo que pensamos es real y vale la pena que otros
la compartan.
Creo que nosotros, como encargados de renovar la historia de una
Venezuela tan magullada y rota, debemos cambiar nuestra forma de
pensar, e incluir en nuestro vocabulario y en nuestro día a día, esas
palabras que tanto poder pueden introducir en nuestro sistema y en
nuestra mente, ser agradecidos con lo que somos capaces de lograr,
pensando en que esto puede hacernos sentir bien y por ende, el aspecto
de nuestro carácter, nuestra cara a la sociedad, será el detonante para
lograr la satisfacción vital. La gratitud nos puede ayudar a superar los
traumas, aumenta nuestra autoestima y nos ayuda a disolver las
emociones negativas, y el altruismo es su mejor acompañante, hacer el
bien sin esperar nada a cambio.
La vida es un continuo ejercicio de superación, ejercicio que debe
combinarse con aspectos sociales más que los físicos, porque no sirve
de nada tener músculos, inteligencia y sabiduría si eres mala persona.
La búsqueda del cómo ser una mejor comunidad es también importante,
ya que te dará un sentido de pertenencia y de certeza que estás
haciendo algo mejor para tu entorno, tu ambiente, lo que te envuelve las
24 horas del día.
Para lograr la riqueza de un país debemos volvernos mejores personas,
y para eso necesitamos más que solo un proyecto de vida, o al menos
uno lo suficientemente amplio para incluir nuestro crecimiento como
profesionales, como ciudadanos que buscan más que solo su éxito
personal, y más importante aún, como seres respetables y con valores
que nos conviertan más en humanos.
Es cierto que en nuestro país todavía hace falta mucho crecimiento, y
es la clase de trabajo que se hace desde el interior, siendo nosotros
parte fundamental de ese interior. La riqueza turística no puede hacerse
posible si nosotros mismos desaprovechamos nuestra naturaleza, ya
sea por ignorancia o destrucción. El contexto social seguirá siendo
decadente si seguimos pasando por encima de las necesidades de los
demás, sin detenernos a pensar en ponernos en sus lugares. Y la
congestión económica perdurará en el tiempo, hasta que llegue el día
en que dejemos de pensar en perjudicar al otro y beneficiarnos
nosotros. A final de cuentas todo recae en un mismo sitio, la ética del
venezolano.
No existe un modelo perfecto del buen ciudadano, puesto que es muy
normal que una sociedad constituida esté ligada a la correlación de
diferentes personalidades, siendo cada quien responsable de su
comportamiento y relación con los demás individuos, enfocándose en la
integridad y las acciones individuales, y dando a entender que todos son
uno en un mismo mapa territorial.
Muchas veces se escucha la comparativa de “si fuéramos un país de
primer mundo seríamos un país normal” y realmente creo que eso
puede interpretarse de muchas formas. Pocos son los casos donde
existe una veracidad de carne y hueso que explique la razón a esta
situación, y que, en Europa por ejemplo, los ciudadanos viven un cuento
de hadas todos los días, con la vida realizada y el éxito alcanzado, pero
se les olvida que no puede haber luz sin oscuridad.
Es en esa parte occidental del mundo donde se ve más la hambruna,
los niños en las calles y los accidentes descomunales. Allí también
existen los abusadores, los proxenetas y los asesinos, porque la libertad
de pensamiento está más desarrollada de lo que nosotros creemos, y
tal vez por eso es que deberíamos agradecer, en parte, que nuestro
pequeño país está en desventaja social en comparación. Un país con
desface cultural que también posea un alto cifrado de desapariciones
por año y muertes inexplicables no llamaría la atención de nadie. Y sin
ir muy lejos en el tiempo, de ser así, no se realizaran eventos
importantes como la pasada SDC.
Cumplir con todas estas expectativas va más allá que formar parte de
una sociedad, depender de un gobierno, o cumplir con las normas y
leyes establecidas. Implica ser participativo, preocuparse por su
bienestar y por el del resto, y aportar al progreso social de su
comunidad, pero lamentablemente no todos cuentas con el propósito de
hacerlas realidad.
Debemos ser justos, conocer nuestra historia de ambas partes, lo que
implica el cambio político de una nación sobre la nuestra, qué significan
las promesas en los días de campaña, y como el nuestro país está
aportando al desarrollo de la humanidad. Debemos saber deliberar,
estudiar los pros y contras de cada decisión, analizar y preguntar, nunca
dejarnos convencer, a fin de cuentas, es a nosotros a quienes están
tratando de complacer. Mas importante aún debemos ser éticos,
respetar los valores, velar porque se cumplan las leyes, apelar cuando
sea lo contrario, proteger nuestra moral y tener dignidad.
Concuerdo perfectamente con esa última frase “No somos pobres
porque a nuestro país le falten riquezas naturales (…) simplemente nos
hace falta carácter para cumplir con estas premisas básicas de
funcionamiento de las sociedades”. Nos falta carácter para ser nosotros
mismos, para defender lo que pensamos y lo que decimos, porque nos
acobardamos cuando alguien nos rebate una opinión, y preferimos
quedarnos callados antes que protestar. El éxito no se alcanza a boca
cerrada, se logra gritando desde el interior.

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