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Selección y control de la acción

Formulando las preguntas adecuadas


Los psicólogos han recabado una ingente cantidad de datos -tanto de
personas "normales" como de pacientes con daños cerebrales-para
encontrar respuesta a preguntas concretas acerca de la selectividad, la
combinación de tareas, la consciencia y el control.
Marr (1982) explicó que, para encontrar las respuestas correctas en
psicología, primero teníamos que formularnos las preguntas adecuadas.
Para ello era necesario reconsiderar ciertos principios fundamentales y
tener en cuenta lo que se sabe acerca de la neurofisiología y la
neuropsicología del cerebro
Uno de los principales cambios que se han producido en las
investigaciones sobre atención durante los últimos años ha sido el
desarrollo de métodos no invasivos para registrar la actividad del cerebro
en personas con y sin lesiones cerebrales. Estos estudios nos permiten
conocer las regiones del cerebro que intervienen en distintas tareas, así
como la evolución temporal del procesamiento atencional durante su
realización
Según Marr (1982), las preguntas más básicas que nos debemos formular
son "¿para qué sirve la atención?" y "¿qué aspectos de diseño pueden
haber sido seleccionados por la evolución para el uso efectivo de un
cerebro complejo?"
Una paradoja
Una de las propiedades conductuales más evidentes del sistema humano
de procesamiento de la información es que parece existir un límite
fundamental en nuestra capacidad para realizar cierto número de tareas a
la vez. Un experimento clásico realizado por Hick (1952) demostró que el
tiempo de reacción de elección ante un único estímulo aumentaba en
consonancia con el número de alternativas posibles (es lo que se conoce
como ley de Hick). El segundo estímulo debe esperar hasta haber
seleccionado la respuesta al primero, y proporciona claros indicios en tomo
a dicho límite.
Por otra parte, ahora existen evidencias claras de que el cerebro puede
procesar una enorme cantidad de información simultáneamente en
paralelo a lo largo de una serie de subsistemas específicos de la
modalidad.
Metáforas de la mente
Para los primeros investigadores, como Broadbent (1958 y 1971) o
Treisman (1 960), el descubrimiento de un "cuello de botella" denotaba la
presencia de un sistema de capacidad limitada, dedicándose el afán
investigador de los psicólogos a averiguar dónde se ubicaba el mismo. Un
cuello de botella implica un punto en el que el procesamiento en paralelo
pasa a ser en serie. Esta idea surgió originalmente a partir de la metáfora
que comparaba la mente con los ordenadores digitales seriales 1, que
poseían dispositivos de "almacenamiento temporal" y componentes de
procesamiento con "capacidad limitada", y cuyos programas se escribían
en forma de flujogramas en los que la información debía procesarse en
determinados "estadios" antes de que pudiera analizarse en los siguientes.
Posibles funciones de la atención
Schneider y Deubel (2002) propusieron dos funciones atencionales o
dimensiones de la selectividad del procesamiento. En primer lugar, existiría
una "selección para la percepción visual" que, en opinión de estos
investigadores, suele identificarse con la atención visual. El segundo tipo
de procesamiento selectivo es el que estos autores denominan "selección
para la acción espacial-motora", y hace referencia "al hecho de que
acciones simples como tomar un objeto con la mano suelen implicar la
necesidad de seleccionar un objetivo o target de movimiento entre otros
posibles"
Scbneider y Deubel (2002) sugirieron que la selección para la percepción
visual se producía en la vía visual ventral que procesa el color, la forma, la
categoría, etc., mientras que la selección para la acción motora se lleva a
cabo en la vía dorsal, encargada de procesar la información espacial
necesaria para efectuar una acción motora.
Selección para la acción
En 1987, tanto Allport como Neuman publicaron importantes trabajos
acerca de las bases funcionales y neurofisiológicas de la conducta
atencional en los que ambos propusieron que a la hora de explicar dicha
conducta era necesario centrarse en para qué servía o por qué aparecía
de ese modo.
¿Cómo se controlan las acciones?
Neuman (1987) plantea el siguiente problema. Si todas las acciones
potenciales estuvieran intentando controlar simultáneamente la acción, se
producirla un caos conductual. Para evitar esta desorganización de la
conducta tiene que haber una selección y, argumenta Neuman, es esta
necesidad de selección la que establece el límite del desempeño humano.
Para especificar cómo se controlan las acciones tenemos que establecer
qué es una acción y si éstas pueden ser de distintas clases. Neuman
define el concepto de acción como aquella "secuencia de movimientos
controlados por una misma estmctura de control interno que no constituye
un reflejo" (pág. 375). Las acciones se pueden adaptar a las condiciones
reinantes, mientras que los reflejos no. Simplificando el argumento de
Neurnan, éste considera que las acciones están controladas por destrezas
almacenadas en forma de esquemas anidados en la memoria a largo
plazo, y que dichas destrezas se utilizan para conseguir metas. Para
alcanzar una meta es necesario seleccionar o bien una destreza o una
combinación de ellas y dejarlas disponibles para controlar el aparato motor
o efector
Neuman argumenta que el cerebro utiliza un sistema de bloqueo. Esto da
lugar a una limitación de la capacidad, ya que la acción en curso inhibe
todas las demás posibles
En líneas generales, Neuman considera la atención como un "conjunto de
mecanismos" que permiten al cerebro seleccionar la información adecuada
para controlar la acción.
¿Cómo se lleva a cabo la selección para la acción?
Allport (1987) destacó la importancia de la integración perceptiva en la
eficiencia de la selección para la acción. Es necesario combinar
adecuadamente los atributos de todos los objetos que podamos tener a
nuestro alcance para la acción.
El priming negativo
Los paradigmas de priming ( paradigma experimental en el que se trata de
analizar la influencia de la presentación previa de un estímulo sobre otro
posterior, facilitando (priming positivo) o inhibiendo (priming negativo) el
procesamiento de este último) se han utilizado ampliamente en psicología
cognitiva. En los experimentos más habituales, los de priming facilitatorio o
positivo, la respuesta a un segundo estimulo target se acelera si se
presenta primero el mismo estímulo o uno asociado semánticamente con
él. Así, por ejemplo, la experiencia previa de una palabra asociada
semánticamente como "doctora" (prime) acelera la articulación de la
palabra o la decisión léxica en favor de otra posterior relacionada (probe),
como por ejemplo, "enfermera"
Driver y Tipper ( 1989) manejaron tanto la interferencia como el priming
negativo para medir el procesamiento de los dist:ractores. En su primer
experimento utilizaron una versión del realizado inicialmente por Francolini
y Egeth (1980), en el cual se pidió a los sujetos que contaran el número de
ítems rojos en una presentación formada por ítems rojos y negros. Cuando
los ítems rojos eran dígitos incoherentes con la respuesta de conteo7 se
produjo interferencia, pero cuando los ítems negros que había que ignorar
eran dígitos incoherentes con la respuesta de conteo no se produjo tal
interferencia. Sabemos que esta clase de interferencia se denomina a
menudo "efecto Stroop", ya que fue este investigador quien lo descubrió
por primera vez en 1935 utilizando nombres de colores escritos con tintas
de un color coherente o incoherente. Francolini y Egeth (1980) propusieron
que la ausencia de interferencia entre íterns rojos y negros demostraba
que los estímulos inatendidos se filtraban en un estadio inicial del
procesamiento antes de que tuviera lugar cualquier tipo de identificación.
Por su parte, Driver y Tipper ( 1989) consideraron que si los ítems
inatendidos en el experimento de Francolini y Egeth no se procesaban lo
suficiente como para generar interferencia, no tendrian que producir
priming negativo.
Tipper, Brehaut y Driver ( 1990) observaron que el priming negativo
también se podía producir con objetos móviles, pidiendo a los participantes
que indicaran dónde se encontraba un objeto determinado en una
presentación en movimiento
Niveles de representación
Tipper, Weaver y Houghton (1994) demostraron que los mecanismos
inhibitorios dependen de las metas propuestas; la selección, por su parte,
está en función de las propiedades de un estímulo necesarias para el
control de la respuesta y de la dificultad que exhibe la tarea selectiva. En
consecuencia, la selección es "dinámica y sensible a las demandas de la
tarea". Dado que la selección y la inhibición pueden operar en distintos
niveles, parece probable (y Tipper y cols. también lo consideran así) que
los objetos distractorcs se representen en numerosos niveles y que
algunas de estas representaciones se inhiban y otras permanezcan
activas; sólo si esto fuera así podrían explicarse los complejos efectos de
la información distractora.
Alcanzar y coger
No sólo tenemos que alargar el brazo lo suficiente en la dirección correcta
para llegar a la manzana seleccionada, sino que al mismo tiempo la
apertura de nuestra mano deberá adaptarse a la forma de la manzana.
Pensemos en la diferencia de apertura que se necesita para coger una
manzana y una mora. Evidentemente, la mora es más pequeña y
necesitaremos un control más fino de los dedos para alcanzarla, pero será
precisa una planificación adicional: mientras que las manzanas son duras y
pesadas, las moras son blandas y ligeras. Si utilizáramos la misma presión
para coger una mora que para coger una manzana, aplastaríamos la mora.
El control de las acciones se especifica mediante tal combinación de
tamaños, distancias y propiedades del objeto que existe una enorme
variedad de movimientos necesarios en potencia. A esto se le denomina el
"problema de los grados de libertad",
Combinando los hallazgos descritos junto con otras evidencias, Rizzolatti y
cols. ( 1994) llegaron a la conclusión de que la programación de los
movimientos del brazo genera un campo atencional espacial que no
depende de los movimientos oculares, y "que el sistema que controla la
acción es el mismo que controla la atención espaciar' (pág. 256). Esta
teoría premotora propone que la atención selectiva espacial surge de la
activación de neuronas en "mapas pragmáticos espaciales"8, y dicha
activación neuronal comienza en el mismo momento que la preparación
para realizar movimientos espaciales dirigidos por metas
El control intencional de las acciones
En la vida cotidiana realizamos continuamente acciones con objetos que
requieren o admiten variedad de respuestas apropiadas. En general
realizamos dichas acciones de acuerdo con una secuencia dirigida por
metas
Déficits funcionales producidos por lesiones en el lóbulo frontal
Trastornos del control
Al inicio de este capítulo señalamos que, en ocasiones, no hacemos
exactamente lo que tenemos previsto. Reason ( 1979) denominó a estos
errores "deslices de la acción".
Ya en 1895 Bianchi elaboró la hipótesis de que en los lóbulos frontales era
donde se coordinaba la información que entraba y salía de las regiones
sensoriales y motoras del córtex. Bianehi (1922) comunicó estudios
realizados en monos con lesiones en los lóbulos frontales.
Dificultad para modificar la disposición mental (mental set)
Una de las dificultades más habituales para los pacientes que
experimentan lesiones frontales es la "rigidez conductual".
Conducta distraída
Los pacientes con lesiones en el lóbulo frontal suelen distraerse con
facilidad
Planificación futura y conducta dirigida a metas
Otra dificultad que encontramos con frecuencia en el síndrome del lóbulo
frontal es la incapacidad para mantener una conducta dirigida a metas.
Características neurofisiológicas de las áreas frontales
Los lóbulos frontales constiruyen una región poco homogénea en general
que ocupa todas las zonas del cerebro situadas delante de la c.isura de
Rolando. Sin embargo, en ella podemos distinguir ciertas áreas: córtex
motor primario, córtex premotor, área de Broca, córtex medial y córtex
prefrontal. A su vez, éste último se puede subdividir en tres regiones, cada
una de ellas con su propio patrón de conectividad: los campos oculares
frontales, el córtex lateral dorsal y el córtcx orbitofrontal. El córtex
prefrontal posee conexiones complejas con otras regiones corticales y
subcorticales. Recibe información de las regiones visuales y
somatosensoriales del córtex parietal e intercambia información con el
núcleo caudado, el tálamo, la amígdala y el hipotálamo. Es esta
complejidad de los lóbulos frontales la que ocasiona tal variedad de
trastornos cuando experimentan lesiones.
Las teorías del control intencional y la importancia de las metas
En el sistema de producción ACT* diseñado por Anderson (1983), que
abordamos con más detenimiento en el capítulo 7, existe un concepto
crucial: el de los objetivos o metas. Las producciones no sólo requieren la
activación de un patrón de datos concreto, sino también la activación de
una meta. Así, por ejemplo, ante una palabra Stroop, en la que el color de
la tinta con la que está impresa es distinto del color al que hace referencia
la propia palabra, seríamos incapaces de responder alternativamente a la
tinta o a la palabra, a menos que pudiéramos cambiar de objetivo. En un
caso, el objetivo seria "decir el color de la tinta", mientras que en el otro
sería "leer la palabra". Hemos visto que el vínculo de condición-acción
entre la palabra y su nombre es el más fuerte debido a la asimetría de las
interferencias, pero aún así nos es posible responder al color de la tinta;
por tanto, en cierto modo se puede establecer la meta "decir el color de la
tinta" para controlar la acción. Una vez marcada la meta, quizás por la
disposición que haya establecido la instrucción del experimentador en el
sistema, se puede aplicar la regla de producción más débil, aunque
lentamente. Durante la realización de la tarea, si nombramos la palabra por
error, podríamos interpretarlo como un fallo a la hora de mantener la meta
correcta. Los sistemas de producción incluyen el concepto de meta, pero
no especifican cómo se establecen éstas. Sin embargo, decir que el
"sujeto" establece las metas implica volver al problema del homúnculo. El
modelo conexionista de Cohen y cols. (1990) acerca del rendimiento en la
tarea de Stroop -ver capítulo anterior- propone formas de modular las vías
de procesamiento en función de la demanda de la tarea con el fin de que la
vía "más débil'' proporcione una respuesta.
Duncan (1986, 1993) hizo hincapié en la importancia de las metas para
seleccionar los inputs que deben llegar al sistema de procesamiento de la
información y para dirigir la conducta. Cuando hablarnos de la teoría del
filtro de Broadbent ( 1 958) en el capítulo 2 quedó pendiente de responder
una pregunta: "¿quién establece el filtro?". En su trabajo de 1 993, Duncan
examinó esta cuestión y propuso que el filtro es controlado por las metas
actuales. Es decir, que el filtro seleccionará información relevante para la
conducta en curso. Sugirió que tanto las evidencias experimentales como
las neurofisiológicas respaldaban la idea de que el control del filtro
selectivo se lograba comparando los inputs con una "plantilla atencional"
que especificaba qué información era necesaria en ese momento.
El modelo de control voluntario y automático de la conducta de Norman y
Shallice
Norman y Shallice ( 1 986) propusieron que existían ciertas clases de
tareas que requerían recursos atencionales deliberados. En su opinión,
dichas tareas correspondían a lo que William James ( 1 890) denominó
actos "voluntarios". Un acto voluntario implica "un elemento consciente
adicional en forma de orden, mandato o consentimiento expreso". Por el
contrario, existen otros actos a los que James denominó "ideomotores" en
los que "no somos conscientes de nada de lo que transcurre entre su
concepción y su ejecución". Norman y S hall ice propusieron que se
necesitaban recursos atencionales deliberados cuando las tareas:
l. Suponían planificar o tomar decisiones.
2. Incluían componentes de resolución de problemas.
3. Se habían aprendido de forma insuficiente o contenían secuencias
nuevas.
4. Se consideraban peligrosas o difíciles desde el punto de vista técnico.
5. Requerían superar una respuesta habitual fuertemente establecida.
Explorando el control voluntario de los toreos
Jersild (1927) fue la primera persona dedicada a investigar sobre
"disposición mental" y "cambio mental"
Disposición mental y cambio mental: nuevas aportaciones
A pesar de estos descubrimientos, no parece que se haya aportado mucho
a este tema de investigación durante casi 20 años. En 1994, Allport y cols.
llevaron a cabo nuevas investigaciones sobre el cambio de tareas. Por
ejemplo, en un experimento típico los participantes tenían que leer una
lista de palabras Stroop coloreadas respondiendo alternativamente con el
nombre de la palabra y el color de la tinta, o bien diciendo alternativamente
el número total de dígitos que había en un grupo o el valor numérico del
dígito.
Aunque existen numerosos experimentos sobre cambio de tareas, vamos
a examinar con cierto detenimiento uno de los primeros. Allport y cols.
(1994) compararon el cambio de tareas entre las distintas dimensiones de
los estímulos de Stroop en condiciones en las que el estímulo especificaba
o no la tarea que había que realizar con él. Una clase de estímulos
consistía en palabras coloreadas Stroop tradicionales y los demás eran
grupos de números, del mismo modo que en la tarea que acabamos de
realizar, en la que los sujetos podían responder o bien al número de dígitos
que constituían el grupo (condición "grupo") o al valor numérico del dígito
(condición "valor")• Se elaboraron dos tipos de listas: "mixtas" y
"uniformes". En estas últimas, los estímulos podían ser todo palabras de
colores escritas con un color de tinta incoherente o bien todo grupos
numéricos, en los que la incongruencia residía en la discrepancia entre el
número de dígitos y el valor individual de cada uno de ellos. En los listados
mixtos, los estímulos eran alternativamente palabras de colores escritas
con un color de tinta incoherente o bien grupos numéricos incongruentes.
Al leer listas uniformes, los participantes respondían alternativamente a la
palabra y al color de la tinta, o bien al tamaño del grupo y al valor
numérico. En las listas uniformes no había nada en el estímulo que
proporcionara una señal externa inequívoca en cuanto al tipo de tarea que
había que realizar, de forma que dicha tarea requería un procesamiento
controlado. Por el contrario, en los listados mixtos los estímulos iban
alternando entre nombres de colores y grupos de números, por lo que
deberían desencadenar exógenamente la tarea adecuada sin necesidad
de control endógeno. Se comparó el tiempo de lectura en las listas de
cambio con el promedio de tiempo obtenido al ejecutar cada uno de los
componentes de la tarea por separado.
Los resultados revelaron grandes costes debidos al cambio y que las
respuestas a las palabras coloreadas eran más lentas que a los grupos
numéricos. Sin embargo, el coste por cambio era el mismo en ambos tipos
de estímulos. En el caso de los listados mixtos, donde era de esperar que
las respuestas estuvieran dirigidas por el estímulo (stimulus-driven), se
observó también un coste por cambio menor, pero aún así significativo. Sin
embargo, hay que tener en cuenta que el coste por cambio no fue superior
en condiciones de cambio "dificil" entre tareas no dominantes (color y
grupo) que en las condiciones "fáciles" dominantes (valor y palabra). Se
tarda más en responder a los estímulos de "Stroop", pero esto constituye
un efecto general que no aumenta con la alternancia. Parece como si el
hecho de ejercer "más" control no generara un mayor coste por el cambio.
Igualmente, Jos listados mixtos (en los que, según Spcctor y Beiderman
(1976), cabria esperar una total ausencia de costes por cambio) también
mostraron coste debido a la alternancia de tareas
Un modelo de PDP para el cambio de tarea
Con el fin de tratar de resolver algunas de las disputas sobre cómo explicar
los datos conductuales relacionados con el cambio de tarea, Gilbert y
Shallice (2002) optaron por desarrollar un modelo de PDP. En la
introducción a su trabajo elaboraron un resumen de los principales
experimentos acerca del cambio de tarea, sus resultados y las
interpretaciones teóricas que el modelo debía incluir.
Gilbert y Shallice sintetizaron las evidencias de lo que denominaron la
"explicación por los efectos residuales de la tarea" de Allport y sus
colaboradores, que comprende los costes asimétricos por cambio y los
costes específicos del ítem. Estos fenómenos constituyen evidencia en
favor de que la causa principal de los costes se debe a la inhibición
aplicada en la tarea previa cuyo residuo inhibitorio es específico para un
ítem en la tarea posterior. Alternativamente, las pruebas que respaldan lo
que Gilbert y Shallice (2002) denominaron la "explicación inspirada en el
control exógeno" provienen del hecho de que el coste por cambio se
mantiene incluso cuando existe un periodo de preparación más prolongado
que dicho coste, y de que se han dado casos de costes por cambio
inversos en los que pasar de una tarea más dominante a otra menos
dominante supone mayor coste
Para investigar estos argumentos, Gilbert y Shallice diseñaron un modelo
computacional de PDP inspirado en la explicación por efectos residuales
de la tarea. Este modelo simula las tareas de lectura de palabras y
mención de colores en estímulos tipo Stroop, y se basa en otro modelo
Stroop anterior elaborado por Cohen y Huston (1 994) y por Cohen y cols.
Funcionamiento del modelo
En primer lugar, este modelo predice con exactitud el rendimiento en
bloques uniformes en los que o sólo se leen palabras o sólo se denominan
colores, es decir, que simula el efecto Stroop. Esto es importante, pues a
partir de ahí se puede pasar a estudiar cómo se comporta el modelo
cuando se le "pide'' que cambie de tarea. A continuación, el modelo se
probó utilizando bloques mixtos en una tarea de series alternantes
(altemating runs) como la utilizada por Rogers y Monsell (1995). Este
modelo genera costes por cambio limitados a la primera serie del bloque,
de acuerdo con los hallazgos de Rogers y Monsell (1995). Sin embargo, el
coste por cambio es también asimétrico, ya que es mucho mayor para la
tarea de leer la palabra que para la de nombrar el color, según lo
comunicado por Allport y Wylie (2000) y por AJlport y cols. (1994).
Al analizar cómo genera este modelo los costes se observa que las
unidades de demanda de la tarea tardan más en alcanzar el nivel de
activación necesario para facilitar la tarea en cuestión e inhibir la no
deseada. Esto sucede por dos razones. En primer lugar, al inicio del
ensayo la unidad de demanda de la tarea tiene un signo inadecuado (por
ejemplo, positivo cuando debería ser negativo), lo que produce un efecto
residual de una tarea a la siguiente. En segundo lugar, el modelo dispone
de un mecanismo de aprendizaje, tal que las unidades de demanda tienen
que superar lo ya aprendido al ejecutar la otra tarea ante el mismo ítem;
por tanto, cuando cambia la tarea, se producen efectos específicos del
ítem.
Comparación con el modelo de Norman y Shallic
Aunque, según dicen, el modelo de Norman y Shallice (1 986) no estaba
diseñado para explicar el cambio de tarea, posee mucho en común con el
modelo PDP en la explicación del control de las tareas. Los esquemas que
controlan las tareas se pueden seleccionar de dos maneras distintas. La
primera, mediante el dirimidor de conflictos, que selecciona el esquema
más activo desencadenado por el entorno para controlar la acción. La
segunda, si hay que desempeñar una tarea en condiciones competitivas
con otra tarea, mediante un sesgo arriba-abajo desde el SAS. Los
esquemas se corresponderían con las unidades de demanda de la tarea,
el desencadenante ambiental con las conexiones entre las unidades de
entrada del estímulo y las de demanda de la tarea, mientras que el SAS
correspondería con el input del control arriba-abajo que llega a las
unidades de demanda de la tarea. Una importante diferencia es que en el
modelo de Norman y Shallice, el SAS sólo entra en juego cuando se
necesita una conducta no rutinaria. En el modelo de PDP no existe
distinción alguna entre conducta rutinaria y no rutinaria y, por tanto, se
puede decir que posee una única "jerarquía de control de la acción".

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