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¿El CONTRATO DE COMODATO PUEDE ESTAR AFECTO

AL IMPUESTO A LA RENTA?
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El Comodato y sus principales aspectos en la legislación Civil

Según el Código Civil, mediante el contrato de comodato, el comodante se obliga a entregar


gratuitamente al comodatario un bien no consumible, para que lo use por cierto tiempo o
para cierto fin y luego lo devuelva. En ese sentido, el mencionado Código establece que
sólo hay comodato de un bien consumible si es prestado a condición de no ser consumido.

De otro lado en cuanto a su existencia, el mencionado Código establece que el contrato de


comodato y su contenido puede probarse por cualesquiera de los medios que permite la ley,
pero si se hubiera celebrado por escrito, el mérito del instrumento respectivo prevalecerá
sobre todos los otros medios probatorios. Ante ello, debemos decir que para efectos
tributarios el contrato de comodato debe constar con firma legalizada[1] ante notario público
o con cualquier otro medio que la SUNAT estime conveniente, ya que como lo ha
establecido la Sunat en reiteras opiniones e informes “en ningún caso se aceptará como
prueba, contratos celebrados o legalizados en fecha simultánea o posterior a cualquier
notificación o requerimiento de la SUNAT (Segundo párrafo del numeral 7) del inciso a) del
artículo 13° del Reglamento)”. A mayor abundamiento proponemos el siguiente ejemplo:

El señor Mendivil (comodatario) y la Señora Fernández (comodante) celebraron un contrato


de comodato respecto de un tercer piso de un inmueble ubicado en XXXXX, el cual debía
ser usado únicamente para el negocio de suministro de artículos de cómputo y cabina de
internet. En dicho contrato, se pactó que es de cuenta y cargo del comodatario el pago
periódico de todos los servicios públicos, tales como, los servicios de agua y desagüe,
energía eléctrica. Sin embargo, dicho contrato no cuenta con firmas legalizadas por las
partes, y en ese sentido no tendría valor probatorio para efectos tributarios (Gasto no
deducible según el artículo 44 de la Ley del Impuesto a la Renta).

El comodato y el Impuesto a la Renta

 Rentas de personas naturales

 Mediante el contrato de comodato una persona natural o jurídica se obliga a entregar


gratuitamente a otra un bien consumible o no consumible. En ese sentido, hablamos en un
primer momento de una renta ficta.  Ante ello,  debemos recordar que, en las rentas de
primera categoría, el contribuyente puede ceder su predio[2] gratuitamente o a precio no
determinado, pero para efectos tributarios, deberá declarar como Renta Ficta el seis por
ciento (6%) del valor de autoavalúo del año en que se presenta la declaración, importe que

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debe considerar como su ingreso bruto. Si existiera copropiedad de un predio, no será de
aplicación la renta ficta cuando uno de los copropietarios ocupe, tenga la posesión o ejerza
alguno de los atributos que confiere la titularidad del bien.

Ahora, en el caso de sujetos no domiciliados que cedan de manera gratuita o a precio no


determinado la ocupación de algún(os) de su(s) predio(s) ubicado(s) en el país, generan un
renta ficta cuyo nacimiento se produce el 31 de diciembre del ejercicio gravable en que se
haya efectuado dicha cesión. Para este caso, no deberán presentar declaración jurada
anual, pero si deberán regularizar el pago de su impuesto directamente a través del
Formulario 1073, colocando su documento de identidad y consignando el código de tributo
3061.

De otro lado, cuando se efectúe una cesión gratuita, a precio no determinado o a un precio
inferior al de las costumbres de la plaza, de bienes muebles o inmuebles distintos de
predios, cuya depreciación o amortización admite la Ley, a contribuyentes generadores de
Rentas de Tercera Categoría o a sociedades irregulares, comunidad de bienes, joint
ventures, consorcios y demás contratos de colaboración empresarial que no llevan
contabilidad independiente, se presume, que existe una renta bruta anual no menor al ocho
por ciento (8%) del valor de adquisición, producción, construcción o de ingreso al patrimonio
de los referidos bienes.

Por último, en cuanto a los efectos tributarios del contrato de comodato en las personas
naturales, se tiene a los relacionados con los transportes de carga. En ese sentido
proponemos el siguiente ejemplo:

Por medio de un contrato de comodato “x” da en uso un camión a “y”, para que pueda
transportar carga (por un determinado plazo y con la condición de entregar el camión) en el
mencionado vehículo; dicho vehículo es intervenido por la Sunat y le indican a “y” que en la
tarjeta de propiedad no figura su nombre, sino el de “x”. En ese sentido la Administración
Tributaria le impone la multa del numeral 9 del artículo 174 del Código Tributario. Ante ello
debemos decir que no existe disposición legal que obligue al propietario de un vehículo
cedido en comodato a que la tarjeta de propiedad de éste aparezca el nombre de la persona
a la que ha cedido. Por lo cual en estos casos, la interposición de la mencionad multa tiene
carácter de arbitraria. Sin embargo, hay que tener en cuenta lo establecido por la Sunat en
el informe N.° 026-2013-SUNAT/4B0000, que establece que cuando los bienes a ser
transportados corresponden a terceros, y que además los vehículos en los cuales se
realizaría el transporte no han sido arrendados al transportista por el fabricante o productor
de los bienes a ser repartidos y distribuidos; y siendo que la Norma VIII del Título Preliminar
del TUO del Código Tributario establece que en vía de interpretación no podrá extenderse
las disposiciones tributarias a personas o supuestos distintos de los señalados en la ley; el
transporte de bienes de terceros realizado a través de un vehículo recibido en comodato, no

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puede ser considerado transporte privado. Entonces,  quien realice el transporte de los
bienes en el vehículo recibido en comodato, emita la respectiva Guía de Remisión –
Transportista.

Rentas empresariales

En el caso de las rentas de tercera categoría, el comodato se ve reflejado como la cesión de


bienes muebles o inmuebles, efectuada por contribuyentes generadores de renta de tercera
categoría, a título gratuito, a precio no determinado o a un precio inferior al de las
costumbres de la plaza; a otros contribuyentes generadores de renta de tercera categoría o
a entidades comprendidas en el último párrafo del Artículo 14° de la Ley del Impuesto a la
Renta. Ante ello, la norma tributaria establece que se presume, sin admitir prueba en
contrario, que dicha cesión genera una renta neta anual no menor al seis por ciento (6%) del
valor de adquisición producción, construcción o de ingreso al patrimonio, ajustado, de ser el
caso, de los referidos bienes.

Si los bienes muebles e inmuebles distintos de predios hubieren sido cedidos por un periodo
menor al ejercicio gravable, la renta presunta se calculará en forma proporcional al número
de meses del ejercicio por los cuales se hubiera cedido el bien, siendo de cargo del
contribuyente

Por último, debe quedar establecido que en el contrato de comodato, la cesión de los bienes
debe ser realizada a título de liberalidad, vale decir que se pueda reflejar la “gratuidad”.

A mayor abundamiento proponemos el siguiente ejemplo:

“EDWINS S.A” adquiere un bien mueble para remplazar otro que ha sido cedido en
comodato y que se ha estropeado. En ese sentido, “EDWINS S.A”  sostiene que al tratarse
de un remplazo de un bien mueble cedido en comodato, este último no calificaría como
activo de la empresa sino solo se trataría de un gasto incurrido en cumplimiento del contrato
de comodato.

Ante ello, debemos mencionar que el artículo 23 del Reglamento de la Ley del Impuesto a la
Renta dispone que la inversión en bienes de uso cuyo costo por unidad no supere un cuarto
de la UIT, a opción del contribuyente, podrá considerarse como gasto del ejercicio en que se
efectúe, no siendo aplicable cuando los referidos bienes de uso formen parte de un conjunto
o equipo necesario para su funcionamiento. En ese sentido, en la NIC 16, los inmuebles,
maquinaria y equipo son activos tangibles que posee una empresa para ser utilizados en la
producción o suministro de bienes y servicios, para ser alquilados a terceros o para
propósitos administrativos, y que se espera usarlos durante más de un periodo;
añadiéndose que éstos deben ser materia de depreciación a efecto de reflejar el consumo y
en función a la vida útil esperada, considerando que por dicho consumo se refleja el
desgaste físico y otros factores que afectan a los bienes, como la obsolencia técnica y el
deterioro. Por último, el Plan Contable General Revisado define a los activos fijos como el

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conjunto de bienes duraderos que posee una empresa para ser utilizados en las
operaciones regulares del negocio, incluyendo dentro de la Clase 3 a la cuenta 33 –
Inmuebles, maquinaria y equipo, conformada por las cuentas divisionarias que representan
bienes que siendo utilizados en la producción u otros servicios de la empresa, tienen una
vida relativamente larga.

Por tanto, la adquisición de “EDWINS S.A” de un bien en remplazo de otro, en virtud de un


contrato de comodato, no califica como gasto sino como activo de la empresa.

[1] Tanto para rentas empresariales como para rentas de Personas naturales

[2] Una aproximación a la definición de predio se ha incluido en el Informe N° 042-2003-


SUNAT

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