Está en la página 1de 2

Me gustaría ensayar una idea de habitar en referencia a la idea de proto-arquitectura... ¿Por qué?

considerando que el espacio que habitamos es un proceso territorial (por muy pequeño que sea
sigue siendo territorio). ¿Qué podemos hacer con el territorio que disponemos, sea una
habitación, una casa, o un jardín? ¿Hasta dónde podemos acceder a una re-territorialización, es
decir a una apropiación del espacio nuevamente, ahí mis amigos encontraríamos el meollo
al asunto del habitar como personas, pero el habitar, desde el punto de vista como arquitectos
cómo lo plantearíamos? ¿Podría ser desde la suscitación de cualquier posibilidad del ser? ¿Cómo
es esto? Me explico con claridad...

Respecto a las pantallas... y el autoritarismo...

Las medidas sobre la restricción de reuniones evitan ciertamente el contacto con el fin de prevenir
contagios y propagar la enfermedad, al mismo tiempo, condiciona los modos de vida y obliga a
confinarnos y a ser gobernados con medidas (adecuadas o no) en contra de interacción como
derecho universal que son legitimadas a partir del miedo y por medio de información poco clara o
no comprobada. Esta paradoja se alimenta cada vez más mientras las condiciones de seguridad en
materia de salud se promueven para el sano habitar. Nos vemos obligados a depender de las
restricciones del gobierno provocando una suerte de voluntad adormecida o imposibilitada de
pensar y actuar. Lo que nos queda como sociedad es preguntarnos cómo destruir las barreras de
control sin arriesgar las condiciones salud pública para reivindicar un habitar pleno, tanto
individual como colectivamente.

En casa por ejemplo ¿Cuantos hemos pintado una pared, re-acomodado muebles,
o escombrado el closet, garaje o alacena o incluso diseñado una rutina diaria? esto, en
el contexto de la pandemia actual, significa el habitar, un acto posible para muchos, por sobrevivir,
para otros de pervivir, sin duda es un acto de la existencia, del poder de construcción de un
territorio personal para ser habitado.

Pero ¿cómo lo logramos colectivamente, solamente en la virtualidad? ¿Con la simulación? Con


procesos de interacción, como por ejemplo los alumnos en salas de clase o reuniones de trabajo?
No es suficiente… donde quedan las voluntades para el activismo de la mujer iniciado el año, o la
mera discusión banal si se quiere de ideas que generan acciones, ¿en verdad hay un acercamiento
en otra dimensión de actividad o de habitar con los otros?

Lo que queda es organizarnos como colectivo en los distintos frentes, no solamente en la vida
práctica del desarrollo de nuestras actividades sino el de una dinámica, al menos en la simulación
virtual, de convicciones, creencias, voluntades y aspiraciones para no quedarnos solo en la
realización virtual de tomar una clase, aprender un contenido u organizar el trabajo de oficina.

Quizás la pandemia sirve, para recordarnos la importancia de vivir o la importancia de encontrar


un espacio para habitar, no por nada la casa es el refugio del ser para encontrarnos con nosotros
mismos.
Desafío para la arquitectura y los arquitectos (respondiendo al argumento de Jacques Herzog a
David Chipperfield ‘Dear David, You ask me what we architects should do about the unmistakably
impending environmental catastrophe (…)’

Los arquitectos planeamos el habitar ¿cómo hacerlo en este contexto? Como decimos que vivan
las personas… nunca ha habido solución ni proyecto que dicte enteramente la actividad humana
¿para qué estamos ahora?

¿Qué podemos hacer desde la virtualidad? Y… ¿vivir de ello?

Esto parecería una secuela de mi texto anterior prisioneros de la arquitectura, pero implica ir
más allá del espacio físico, si analizamos la virtualidad, que también posee cualidades físicas, al
menos la de la pantalla por ejemplo, pero en el pensamiento, las ideas son producto motor para
llevar a cabo algo, al final sin ideas, es decir, sin planificación no podemos encontrar
un habitáculo virtual para existir. Sí nuestro pensamiento está secuestrado,
nuestro existir también lo estará.

Si no pensamos, no actuamos, sino actuamos, no existimos. Otra forma de decir, pienso luego
existo... una vez más el cogito ergo sum se plantea para significar y recordarnos la importancia de
la existencia en la era de la virtualidad.

También podría gustarte