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DEL
HOMBRE
ANDRES F. ESPINAZA
EL FUTURO
DEL
HOMBRE
ANDRES F. ESPINAZA
© Andrés F. Espinaza
- Andrés F. Espinaza
INTRODUCCIÓN
Decidí escribir por algo casi terapéutico. Poder plasmar en un
documento todos mis viajes mentales en el tiempo, y como estos
modelan mi visión de la vida en su integridad. Poder ver escritas mis
ideas es algo que podría ordenar de una vez por todas mi cabeza volátil
y escurridiza.
Desde pequeño, en mi interior divagaba por los mundos fantásticos
del futuro y todas sus posibilidades, donde siempre quise poder ser
parte importante de los mismos. Dibujaba “inventos” que solucionaban
problemas que no existen pero que quizás en unos siglos pensé
existirían. Casi como un juego, solía navegar por el vasto bosque de
ilusiones difusas acerca del futuro del hombre, tratando de encontrar
en él un lugar esperándome, reservado con mi nombre y apellido.
Estos sueños tan ambiciosos suelen habitar de forma permanente el
reino de las ideas, sin llegar a materializarse. Eso por momentos, me
llevó a tener bajones emocionales al pensar que lo que la mente dictaba
era un sucio truco de auto-sabotaje. Poner presiones sobre mis
hombros que ni siquiera existen, como si vivir el hoy no fuese
su ciente carga en sí mismo.
Costó tiempo encontrar un equilibrio entre vida rutinaria en el
presente, y vida paralela en un mañana inconcebido (si es que se
encontró tal equilibrio). La sociedad y su sistema nos demandan una
entrega constante de recursos ísicos, mentales y emocionales, que si
no enfocamos la vida en alguna meta clara, a la larga nos inhibe y nos
limita. No obstante, pienso que tal grieta entre “visionarios”(los que
establecen metas y deciden como llevarlas a cabo) y “regulares”
(personas que viven en modo automático) debe de ser en su naturaleza,
considerando la escasez de recursos inherente a los mismos, y las
distintos objetivos de vida de la gente. Esta diferenciación hace que
cada engranaje de esta maquinaria funcione para un bien común
general, fomentando la innovación en las ideas, y la concreción de las
mismas.
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En n, la vida de hoy no es funcional a un soñador serial que vive
en el mañana más que en el presente. Por eso este libro busca ser
consuelo, compañía e incluso inspiración, para todos los soñadores que
así como yo buscamos un lugar donde liberar nuestras pinceladas a
este hermoso cuadro general que es la realidad.
Este viaje transcurrirá por los paisajes de qué es ser humano, de
cuáles son las tendencias de futuro, y de cómo la tecnología
esencialmente si es funcional a cómo los paradigmas de realidad se
modi can iterativamente.
No es un libro de respuestas, sino un diario de ideas, un ensayo
donde una mente se plasma en un libro con tal de, quizás algún día, sí
ser parte del futuro del hombre.
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Parte 1
¿SERÁ QUE MAÑANA LLUEVE?
HISTORIA Y TECNOLOGÍA
Parte I: El Eco de la Historia
En el corazón del tiempo, la humanidad ha tramado su existencia
con hilos de descubrimientos y sueños. Desde las primeras
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herramientas de piedra hasta los vastos imperios de silicio de hoy, cada
era ha sido testigo de su propio milagro, un salto hacia lo desconocido.
Imaginemos por un instante a las antiguas civilizaciones, donde el
fuego era una divinidad y el cielo un misterio insondable. En aquellos
días, la realidad estaba tejida de mitos y leyendas, y la tecnología,
aunque primitiva, era un puente entre lo terrenal y lo divino. La rueda,
el arado, la escritura: cada uno de estos inventos no solo cambió la
forma en que las personas vivían, sino también cómo percibían su lugar
en el cosmos.
Avancemos en el tiempo, a la era de los grandes pensadores de la
Grecia clásica, donde lósofos como Platón y Aristóteles comenzaron a
cuestionar la naturaleza de la realidad. Sus re exiones, aunque
distantes en el tiempo, resuenan con una sorprendente modernidad.
¿No es acaso la caverna de Platón un presagio de nuestras actuales
realidades virtuales, donde las sombras en la pared son las imágenes en
nuestras pantallas?
Y luego, la revolución industrial, un torbellino de humo, acero y
vapor, donde la máquina se convirtió en el símbolo de una nueva era.
La tecnología ya no era solo una herramienta, sino una fuerza que
rede nía la estructura misma de la sociedad. El tren, el telégrafo, la
electricidad: cada uno de estos inventos no solo transformó el paisaje
ísico, sino también el paisaje mental de la humanidad.
EL NUEVO HOMBRE
La cadena de razonamiento es la siguiente:
EL HOMBRE
Hablar de nosotros no es sencillo considerando el mar de factores
que abarca de nir nuestra especie en algo concreto. Como una
aproximación deliberada a un límite especí co, considero pertinente
determinarnos en base a nuestra inherente complejidad y riqueza.
La diversidad de variables que acomplejan el alma humana genera
un torbellino de direccionalidades en cuanto a categorizaciones
concretas desde lo moral, ético, productivo, analítico, creativo, entre
muchas más áreas de interés. Esto en primera instancia acompleja la
tarea de de nirnos de forma coherente con la propia naturaleza del
fenómeno, pero aún así creo que podemos contemplarnos de forma
intelectualmente honesta vislumbrando potencialidades en el ser.
La grisácea percepción actualmente generalizada de un ser humano
destructivo e irreparable ja dos metas a cumplir para solventar la
problemática propuesta, por un lado la eliminación del agente maligno
que es el hombre del mundo, y por otro lado el reemplazo del mismo
por un nuevo ser superior capaz de sobreponerse a todos los aspectos
negativos originales al individuo. Lamentablemente a mi percepción
esta forma de ver al hombre es como mirar un avance de una película y
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pensar conocerla por completo, o escuchar la primer canción de un
disco que al no gustarnos, automáticamente transforma al disco por
completo en un objeto de desprecio en el sentido estricto de la palabra.
Nos hemos amoldado a una conducta general, de prejuicio constante y
sesgo de la información. Tendemos a segmentarnos de acuerdo a ideas
iniciales para solo cerrarnos en ellas mismas sin ver el panorama
completo. Debido a esto, solo hemos generado zombies vivientes, que
respiran odio, destilan resentimiento, y comen disputas. Naturalmente,
o más bien en parte de forma arti cial, nos separamos cada vez más
usando como premisa que nuestras limitadas ideas de mundo son las
que pueden unirnos, en contraste con las ideas de los demás, las cuales
son solo ruido que estorba lo que está bien. ¿Acaso hemos jado una
ilusión, donde los regulares se creen soñadores seriales capaces de
cambiar el mundo desde su sofá?¿O hemos empujado a los regulares a
una vida distante de su propia forma de ser?
Al nal da lo mismo, cuando vemos que resulta pregnante en la
sociedad la simplicidad de ideas como efecto de esta transformación
individual en el hombre. Ya no se exploran las ideas en profundidad, ni
se recorren los hermosos caminos de la lógica y la re exión, sino solo
en círculos cerrados de pensadores y soñadores frustrados por su
creciente falta de lugar en un mundo altamente charlatán. Es así que un
pensamiento como el de la “enfermedad del hombre” o el hombre
como un “virus”, para mi no es más que una básica primer mirada del
avance de nuestra película, o los primeros 10 segundos de la primer
canción de nuestro disco.
Ahora bien, si en lugar de terminar tan pronto nuestros
razonamientos y ltrar tan abruptamente nuestro campo de visión, nos
concentramos en mirar estrictamente potencialidades, comenzamos a
germinar la idea de que quizás no necesariamente somos un mal
obligatoriamente extinguible. A diferencia de otras especies nosotros
tenemos una virtud extraordinaria como peligrosa, la capacidad de
crear. Somos creadores por diseño, y e cientes por necesidad.
Tendemos a solucionar problemas nuestros como ajenos, mediante el
ingenio y la invención. Modi camos el entorno de forma activa y
premeditada, siendo conscientes de dichos cambios y los efectos
inherentes a los mismos. Virtudes morales loables en conjunción con
dicha capacidad, tiene la potencialidad de ser una maquinaria
perfectamente aceitada, capaz de mejorar nuestra existencia y la de los
demás de forma continua. Pero no podemos negarlo, las
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potencialidades del hombre son tanto hermosamente buenas, como
terrorí camente oscuras. Así como el ser humano puede construir
sistemas de riego más e cientes, o nanotecnología capaz de atacar
enfermedades peligrosas, también puede ocasionar guerras nucleares,
controles inmorales de población, y abusos y perversiones de todo
tipo. Es un dueto de voces contrapuestas, donde el choque de ambas
genera caos y confusión, ruptura y delirio. Aún así personalmente soy
de la idea de que nuestra dualidad no es justi cable como algo bueno,
pero si que nos recuerda nuestra fragilidad y el cuidado necesario que
debemos tener de nosotros mismos, en un universo naturalmente
hostil y peligroso.
Aún a pesar de lo dicho, esto no justi ca a mi percepción la
aniquilación de la humanidad, o su reemplazo por algo antinatural y
contradictorio a su propia esencia. Para mi el hombre es un cosmos de
virtudes y defectos, con demasiada potencialidad para el bien como
para el mal. Eso nos transforma naturalmente en un agente de cambio,
y en respuesta, nos adjudica una responsabilidad consciente de nuestro
impacto en nosotros mismos y lo demás que depare al universo y su
historia por delante. Pero no me cerraré solo ahí, ya que sí reconozco
que el ser humano es a mi entender naturalmente malo y egoísta. Es
necesitado de una respuesta inmediata a su incapacidad de ser algo
estrictamente bueno o aceptable ante la perfección en sí misma.
Tenemos un vacío que sólo puede ser llenado por la virtud máxima y la
perfección plena que decidimos abandonar al ser imperfectos, de
caminos torcidos. Es así que nuestra alma alberga perversión,
corrupción y frenesí por hacer lo que está mal, pero en muchos casos
con un despertar a querer cambiar lo malo por lo bueno, lo perverso
por lo correcto. La potencialidad está ahí siempre en cuanto se
reconozca nuestra necesidad de ser salvados de nuestra propia maldad
e imperfección.
En n, una mirada del hombre como un mero mal erradicable es
una visión básica e insalubre, llena de huecos imaginariamente
llenados, y lagunas secas repletas de auto-sabotaje. El hombre es un
vasto mar de complejidades lleno de, por lo mismo, un aún más vasto
océano de potencialidades en su espectro original. Somos un mal que
naturalmente puede reconocerse como tal, y cambiar a un bien
exponencial en el universo. ¿Cómo podríamos juzgar al ser humano,
cuando la misma perfección ha tenido fe en nosotros como el faro que
la re eje en el universo?
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Parte 3
BIÓNICA Y BIOMÍMESIS
CONCLUSIONES
El futuro del hombre es frío, gris, y tenebroso. A su vez es colorido,
amplio y vigorizante. Es tan geométrico como uido, y tan cercano
como distante. No es que quiera confundirte con juegos de palabras,
sino que realmente nuestro futuro dicta posibilidades con ambos
matices inherentes en ellas. El avance de lo “tecno-humano“ abre
ventanas de desarrollo y avance sin precedentes, como de extinción y
ruptura de lo que es ser humano. Los cambios de paradigma establecen
a nuevas generaciones en estructuras mentales inconcebibles para
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mentes acostumbradas, siendo así englobados todos los matices de una
obra pictórica, llena de luces y sombras.
Que podríamos decir en tal caso, mas que tratar de establecer
directrices para moldear el mejor futuro potencial posible.
Creo que resulta esencial decirte mi parecer respecto a todo lo
descrito. La realidad es un enorme abanico con huecos en cada
pliegue, que llenamos con falsas certezas para darle sentido a la vida.
Un ejercicio común desde tiempos remotos, donde ante la necesaria
seguridad, recurrimos a la cómoda invención irrefutable. Finalmente
somos seres de fe, donde nuestras creencias de nen nuestros caminos,
nuestros pensamientos, y nuestra cosmovisión. Creo que la fe es una
virtud necesaria en cada uno de nosotros, sobretodo entendiendo la
naturaleza incomprensible de nuestra limitada comprensión.
Quiero ser parte de un futuro brillante, o aunque sea, un
antecedente de que hubo una voz en este nuevo desierto, que trató de
recordarnos que la esperanza existe, y que ésta es mas fuerte que el
miedo a lo que no se conoce. Por lo tanto, los invito queridos lectores
soñadores, a que nunca dejen de soñar con un futuro mejor, de modo
que nuestros sueños no sean ilusiones irrisorias, sino el marco de un
mundo tangible inmediato en el tiempo que más que reemplazar la
esencia humana, levante la misma hacia su concepción original, con su
corona de nobleza y su hermoso potencial.
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ACERCA DEL AUTOR
Andrés F. Espinaza es diseñador industrial recibido de la
Universidad Nacional de Cuyo en el año 2024. Su formación
fue enriquecida en el ámbito de la tecnología biónica
mediante una diplomatura en tecnología biónica y
Manufactura aditiva, como también en el área de la ciencia
de datos con una diplomatura de la misma en Python y R.
Su comprensión del mundo se vio de nida desde muy
corta edad, planteando cuestiones como la naturaleza del
tiempo, del espacio, y de la consciencia. Cada una de estas
cuestiones fueron ilustradas en distintas teorías que en el
transcurso de los años se han ido desarrollando desde su
naturaleza losó ca.
Así mismo, en el año 2023 el autor planteó una hipótesis de
cambios de paradigmas de realidad mediante la
implementación de cambios tecnológicos, siendo esta
hipótesis una de las bases de este presente escrito.
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