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LOS CONTRATOS LEY

En el Perú, esta figura jurídica fue plasmada en el art. 1357 del Código civil vigente, así mismo
está consagrado en el último párrafo del art. 62 de la Constitución. Los contratos ley surgieron
como un instrumento contractual a disposición de las políticas públicas para fomentar la
inversión privada, nacional y extranjera y que con ello se lograba fortalecer el crecimiento
económico, reducir la tasa de inflación y la pobreza del país. (QUINTANA, 2021)

El contrato ley es también llamado contrato de estabilidad, el cual consta de dos partes, el
Estado, según el régimen legal vigente sustentado en razones de interés social, nacional o
público, otorga a la otra parte, el inversionista nacional o extranjero, las garantías y seguridades
que no pueden ser modificadas legislativamente, sometiéndose al Derecho privado, dichos
contratos se originaron como un instrumento de promoción de la inversión privada, extranjera y
nacional, y de esta forma nuestro país sea atractivo para la inversión privada.(TORRES, 2012)

Mediante contratos ley, el Estado puede establecer garantías y otorgar seguridades. No pueden
ser modificados legislativamente, sin perjuicio de la protección a que se refiere el párrafo
precedente."

Una de las partes que interviene en el contrato-ley es necesariamente el Estado, quien, autorizado
por ley vigente en la fecha de celebración del contrato, otorga al inversionista las garantías y
seguridades que se especifican en el respectivo contrato. Además, el contrato ley se celebra de
conformidad con una ley marco preexistente, dictada por razones de interés social, nacional o
público, que faculta al Estado para establecer garantías y seguridades a favor del inversionista.

Sobre su naturaleza jurídica, el contrato-ley se negocia y celebra de acuerdo con las normas que
regulan el Derecho administrativo (Derecho público), pero para la etapa de su ejecución, el
Estado se somete al Derecho privado.

El contrato-ley, en su ejecución, se rige por lo estipulado en su contenido y por la legislación que


sirvió de marco para el otorgamiento de las garantías y seguridades en el momento de su
celebración, la misma que, en caso de ser modificada o derogada por leyes posteriores, continúa
rigiendo ultractivamente durante toda la vigencia del contrato.Por otro lado, los contratos ley se
modifican por las adendas, las cuales cambian el sentido de las bases de la licitación otorgada y
un favorecimiento manifiesto al postor ganador frente al postor perdedor, además de concederle
una mayor rentabilidad al ganador de la buena pro. Asimismo, ello puede suponer pérdidas al
Estado por no haber previsto a nivel de licitación la real inversión de obras de gran
infraestructura o concesiones. (TORRES, 2012)
1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA INTERPRETACIÓN DE LOS CONTRATOS
Derecho romano preclásico : Esta época inicia con la idea de la forma, de la liturgia, de la
solemnidad a la que el romano sujetaba sus asuntos; para luego dar lugar a la interpretación
formal
que se caracterizó por el seguimiento de los parámetros y directrices de la jurisprudencia para la
formación de los actos, sin embargo cabe mencionar que otros sectores de la doctrina señalan
que
dicha tendencia hacia el formalismo no llega a ser un criterio absoluto es así que se toma en
cuenta
la interpretación de las partes para luego entrar a tallar con la interpretación de negocios que se
dividía en dos clases. No obstante, es importante recordar que la posición mayoritaria de la
doctrina sostiene que la interpretación en este periodo era formal, literal y rígida.
Derecho romano clásico: Durante este período clásico la jurisprudencia superó, parcialmente, el
criterio formal de la época arcaica en la formación de los actos jurídicos, y por ende en la
interpretación de estos, Dentro de esta época hubo circunstancias especiales que marcaron el
inicio de una nueva forma de interpretar los negocios jurídicos, las principales fueron la llamada
teoría retórica de la interpretación y la causa curiana.
Derecho romano posclásico: En las compilaciones posclásicas, especialmente en la justinianea,
se encuentran textos que hacen prevalecer la interpretación subjetiva. Las características
generales
de este período eran una tendencia general a juzgar todos los comportamientos humanos de
acuerdo con la moral.
Derecho intermedio: La Edad Media fue el escenario de un nuevo capítulo de la interpretación
de los contratos. Este período contó con la participación del criterio interpretativo formal verbas,
de una parte, y del criterio subjetivo voluntas.
Posiciones doctrinarias anteriores a la codificación: En el período que corresponde a los
últimos siglos del derecho intermedio, justo antes del inicio del movimiento codificador, hubo
importantes obras de juristas europeos como Grocio, Pothier y Dolmat.
2. INTERPRETACIÓN CONTRACTUAL
La interpretación contractual es una actividad lógica que tiene como fin buscar fijar el
significado
y el alcance de la voluntad, con el objeto de determinar el verdadero contenido querido por las
partes, en la misma línea señala que, en materia de contratos, el primer criterio es interpretar las
declaraciones según el significado que las partes le atribuyeron al momento del
perfeccionamiento
del acto, debido a que “común intención de las partes la que origina el acto o negocio jurídico”.
Interpretación objetiva (art. 168°): es aquella actividad hermenéutica que está dirigida a
desentrañar la común intención de las partes que han celebrado un contrato, lo cual involucra lo
manifestado, además de los comportamientos previos y posteriores.
Interpretación sistemática (art. 169°): es el método hermenéutico, que entiende al contrato
como un conjunto orgánico, lo cual involucra que al momento de su interpretación no debe
buscarse desentrañar la intención de las partes por medio de una sola cláusula, sino deben
contrastarse, todas las cláusulas, las una por medio las otras.
Interpretación finalista (art. 170°): es el método hermenéutico que se aplica luego de haber
utilizado los métodos previos (común intención de las partes, buena fe y sistemático), teniendo
como objetivo aclarar dudas o ambigüedades que persisten y después encaminar el propósito
práctico de las partes a la celebración del tipo negocial que pensaron celebrar.
Interpretación de buena fe (art. 1362°): la buena fe entendida en la interpretación contractual
es la medida de corrección a la cual se deben centrar o ceñir las partes, adopta un matiz de reglas,
tal como los usos sociales, debido a que son los usos los que determinan cuales son las medidas
de corrección que se acostumbran a practicar dentro de un entorno histórico social.
Interpretación a favor de contraparte (art. 1401°): es aquella que tiene como objetivo tutelar
a aquella parte que no redactó las cláusulas de un contrato por adhesión o con arreglo a cláusulas
generales de contratación, sino que solo las aceptó, por medio de una presunción consistente en
que las dudas o las ambigüedades resultado de la redacción del predisponente se interpreten a
favor del adherente.
Según el autor Leyva Saavedra existen cuatro reglas de interpretación de las cláusulas generales:
la cláusula prevalente, la cláusula más beneficiosa, la cláusula más importante y la interpretación
contra stipulatorem.
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