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Entre la doctrina argentina ha predominado la idea de incorporar al código una ¨parte general¨
que contiene la regulación de los elementos de la relación jurídica: sujeto (personas físicas o
jurídicas), objeto (los derechos sobre los bienes y cosas, que constituyen el patrimonio); la causa,
que son los hechos o actos jurídicos. Y sin perjuicio de estas reglas, se agrega una ¨teoría general
del contrato¨. Así lo propiciaron todos los proyectos de renovación integral de la codificación
(anteproyecto babilonio, proyecto de 1936, anteproyecto de 1954 y proyecto de 1998). Y es,
finalmente, la metodología seguida por el CCyC que nos rige desde 1/8/2015.
El Contrato es un acto voluntario lícito, en el que actúan por lo menos dos partes que prestan su
consentimiento, que tiene por finalidad inmediata establecer entre ellas relaciones jurídicas y
cuyo objeto es patrimonial.
ART 957 CCyC: definición: contrato es el acto jurídico mediante el cual dos o más partes
manifiestan su consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o extinguir relaciones
jurídicas patrimoniales.
Esas relaciones jurídicas son fundamentalmente crediticias: por efecto del pacto que se concluye
por la sola voluntad de las partes ellas asumen el rol de acreedor o deudor de una obligación; y
pueden servir de título a la transmisión o constitución de un derecho real. En el derecho
argentino, también son contratos los actos jurídicos por los que las partes acuerdan transmitir,
modificar o extinguir esas relaciones jurídicas.
Función socio- económico e importancia del contrato: es el centro de la vida de los negocios;
instrumento practico que realiza las más variadas finalidades de la vida económica que requieran
la composición de intereses inicialmente opuestos y no coincidentes. Es con el contrato que las
personas humanas y las empresas satisfacen múltiples necesidades de su vida diaria. (Messineo)
El contrato es también institución jurídica, todos los ordenamientos jurídicos positivos atribuyen
fuerza obligatoria al contrato y para ello determinan sus elementos (sujeto, objeto, causa, forma)
y las condiciones bajo las cuales el contrato debe celebrarse, interpretarse y ejecutarse.
Utilidad social del contrato: es el instrumento práctico que permite a las personas la satisfacción
de muchas de sus necesidades materiales. Por medio de este, los bienes son objeto de cambio o
circulación; es además el instrumento para que advenga el crédito, se produzca la cooperación,
se satisfagan exigencias atinentes a la garantía, a la gestión y al trabajo. Según Spota se trata de
un instrumento de progreso social; según Cueto Rúa es un instrumento capital para el
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El contrato clásico regulado por los códigos decimonicos se estructuro sobre las ideas de libertad
e igualdad, y supone entonces dos contratantes en pie de absoluta igualdad que como tales
negocian libremente sus intereses.
Al contrato clásico también existen otras categorías: contratos por adhesión, los sujetos a
condiciones generales y los contratos al consumidor.
El contrato en el derecho romano: la noción actual como acuerdo de voluntades que produce
ciertos efectos jurídicos, poco tiene que ver con la que el derecho romano- al menos
originalmente- concibió como tal. Diez Picasso concluye que en el derecho romano no existía una
relación clara entre las ideas de contrato y acuerdo de voluntades. Es recién en el derecho
Bizantino que se aproximan ambas ideas.
Formación del concepto moderno de contrato: Diez Picasso: los canonistas advirtieron que toda
promesa debía ser cumplida; quien no lo hacía incurría en una violación a la palabra empeñada
lo que importaba quebrantar principios éticos y religiosos.
Finalmente, los desarrollos de la ilustración y la escuela del derecho natural permitieron concluir
en que el fundamento racional de la creación de las obligaciones se encuentra en la voluntad de
los contratantes. De este modo se puede identificar al contrato como todo acuerdo de voluntades
por medio del cual las partes se obligan.
Art 1137 del código civil de 1869: “hay contrato cuando varias personas se ponen de acuerdo
sobre una declaración de voluntad común, destinada a reglar sus derechos”
Se partía de la idea de que las partes eran libres para contratar o no contratar y de que cuando
lo hacían eran jurídicamente iguales. Lo disponía el art 1197 del derogado código civil agregando
la nota puesta al pie del art 943 bajo el epígrafe “lesión enorme o enormísima”: “el
consentimiento prestado sin dolo, error ni violencia y con las solemnidades requeridas por las
leyes, debe hacer irrevocables los contratos”.
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Se recurrió a los principios de BUENA FE, MORAL Y BUENAS COSTUMBRES, que nuestro
código de 1869 recogía en el art 953.
En el contrato entre las empresas sigue funcionando los esquemas del contrato clásico, los
contratos al consumidor tienen principios- y reglas- distintos, en los que prevalece la finalidad
tuitiva de la parte débil.
Acto Jurídico art 259 CCyC. El contrato es un acto jurídico bi o plurilateral, que se desenvuelve
en el campo de lo patrimonial.
El contrato como acto y como fuente de derechos: La función del contrato como creador de
derechos fue destacada por HANS KELSEN en un artículo publicado en 1940. La teoría clásica,
oponiendo a la noción de acto jurídico a la de la ley trata de determinar la naturaleza de la
convención precisamente por la exclusión de la función creadora de derecho, función
reservada, según esta teoría, a la ley. Se reserva al acto jurídico y por ende al contrato la
función de aplicación de la ley. Arguye Kelsen, si la finalidad esencial de este acto jurídico es
por definición producir efectos jurídicos, si la convención tiene por naturaleza una fuerza
obligatoria, si los sujetos tienen por efecto de la convención de derechos y obligaciones que
no tenían antes, la función creadora del derecho debe existir en cada convención, mismo en
el contrato de derecho privado.
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Los modelos contractuales se convierten en usos del tráfico y como tales son integradores
del contenido contractual como lo son la norma creada por el Estado.
Contrato y Convención: Cód. Civil en 1869 se discutió si cabria hacer una distinción entre la
mera convención jurídica y el contrato. Algunos autores sostenían que solo eran contratos
aquellos actos jurídicos que tenían por finalidad inmediata crear (o modificar) relaciones
jurídicas. No lo serian y según esta forma de encarar el tema merecían la calificación de
convenciones, los actos jurídicos cuya finalidad inmediata es extinguir la relación jurídica,
tales como la transacción, la compensación voluntaria, el pago por subrogación convencional
o la dación en pago ( llamado por el código derogado como entrega de bienes).
El CCyC en el art 957 establece que contratos no son solo los actos jurídicos que tienen por
finalidad inmediata crear relaciones jurídicas patrimoniales de cualquier índole sino también
aquellos que persiguen su regulación, modificación, transferencia o extinción.
La palabra convención se sigue utilizando y tiene diversos significados. Algunos la usan para
identificar los acuerdos en los que no hay intereses contrapuestos; otros, como una suerte
de género que abarca el contrato y los tratados internacionales o el acuerdo que no genera
obligaciones jurídicamente exigibles: ejemplo: acordamos reunirnos esta tarde para estudiar
o para escuchar música.
• UNILATERALES, Y BILATERALES;
• A TITULO ONEROSO Y GRATUITO;
• NOMINADOS E INNOMINADOS.
Y agrega a los que estaban previstos en el Código Civil, a las categorías de:
• CONMUTATIVOS Y ALEATORIOS;
• FORMALES Y NO FORMALES.
Supresión de la categoría de contratos reales; fue propiciada por la doctrina; Bueres afirmaba
que la entrega de la cosa no tiene significado científico ni pragmático, por lo que proponía la
supresión del requisito de la datio rei, a la que calificaba de verdadera quinta rueda del
derecho. Los que eran contratos reales en el código de 1869, funcionan ahora como
contratos consensuales.
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Clasificaciones implícitas en el Código; Alterini apunta a que la lectura del Código Civil
emanaba la existencia de otras clasificaciones posibles de los contratos, tales como los de
CONTRATOS PULILATERALES: Regla general: aplicación de las reglas de los contratos bilaterales
a los plurilaterales.
El art 966 en su último párrafo dice que “las normas de los contratos bilaterales se aplican
supletoriamente a los contratos plurilaterales”.
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Tenemos también los contratos asociativos que tienen como finalidad facilitar el desarrollo
de una actividad o un negocio en conjunto; originalmente regulados por la práctica
contractual, fueron incorporados a la Ley de Sociedades y ahora están en el art 1442 y ss.
Lorenzetti identifica también a los contratos de juegos, la transacción cuando implica a más
de dos partes con intereses distintos, los contratos asociativos atípicos y otros.
EFECTOS: Todos las partes adquieren derechos y obligaciones respecto de cada uno de los
otros; las prestaciones pueden ser de distinto valor y por ende los derechos y obligaciones
que se adquieren están en proporción a ese valor de participación. La invalidez del vínculo de
uno no afecta la validez del contrato.
Una cierta parte de la doctrina califica estas hipótesis como contratos bilaterales imperfectos
(otros lo llaman Laterales Imperfectos).
CONTRATOS CON PRESTACIONES RECÍPROCAS: Con la inclusión del art 216 del cód. comercial,
luego reproducido por la reforma de la ley 17711 al código de 1869 (art 1204), apareció
mencionada la categoría de los contratos con prestaciones recíprocas, la que después fue
replicada en el art 20 de la Ley de Concursos.
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Art 967 “Contratos a título oneroso y a título gratuito”: los contratos son a título oneroso
cuando las ventajas que procuran a una de las partes les son concedidas por una prestación
que ella ha hecho o se obliga a hacer a la otra. Son a título gratuito cuando aseguran a uno o
a otro de los contratantes alguna ventaja, independiente de toda prestación a su cargo”.
Contratos onerosos son aquellos en que las partes procuran ventajas reciprocas. Por ventajas
se entiende atribuciones (Lopez de Zavalía, Alterini), la distinción está en que en los contratos
onerosos esas ventajas son concedidas a la otra parte porque quien las hace a su vez recibe
otra.
En los contratos gratuitos, una de las partes atribuye una ventaja a la otra sin recibir ninguna.
Efectos de la clasificación: el vicio de lesión funciona solo en los contratos onerosos. Lo mismo
sucede en la obligación de saneamiento (art 1033) y los vicios redhibitorios (art 1055).
Cuando hay revisión o rescisión del contrato por excesiva onerosidad sobreviniente; el art
1198 del código derogado limitaba su aplicación a los contratos onerosos; pero el art 1091
del CCyC no incluye este requisito por lo que según cierta doctrina puede aplicarse a
contratos gratuitos (Leiva Fernandez).
En materia de interpretación el art 1068, relativo a las expresiones oscuras, dice que si el
contrato es a título gratuito se debe interpretar en el sentido menos gravoso para el obligado;
y si es a título oneroso, ha de serlo en el sentido que produzca un ajuste equitativo de los
intereses de las partes.
Los contratos neutros: son contratos que no son gratuitos ni onerosos. Son: la fianza, el
mandato, el deposito, y el contrato oneroso de renta vitalicia (Leiva Fernandez, Lavalle Cobo).
En criterio de Rivera tal categoría de contratos neutros no existe, es obvio que el contrato
oneroso de renta vitalicia es oneroso; y la fianza, el mandato y el deposito bien pueden ser
onerosos (una fianza- como cualquier otra garantía- se puede dar a cambio de un precio; el
mandato dado al abogado es oneroso y si dejo los muebles en una casa que los guarda es un
deposito oneroso) o pueden ser gratuitos (si tengo un mandato dado por mi hijo para que lo
represente en un juicio o dejo los muebles en casa de un amigo o afianzo las obligaciones del
contrato de locación de mi tía). La categoría de los contratos neutros no solo no existe sino
que no tendría ningún efecto práctico.
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Estos contratos son una subespecie de los contratos onerosos. En los conmutativos las
ventajas dadas y recibidas son ciertas. En los aleatorios tales ventajas para una o para todas
las partes dependen de un acontecimiento incierto.
El contrato puede ser aleatorio para una de las partes y conmutativo para la otra, como
sucede en el seguro. O puede ser aleatorio para ambas partes, como acontece en el juego y
la renta vitalicia.
Del texto legal se desprende claramente que para el legislador los contratos aleatorios son
una subcategoría de los onerosos.
Leiva Fernández advierte que ciertos contratos aleatorios son gratuitos. Ejemplo: juegos que
se llevan a cabo los programas de televisión, etc.
• Renta vitalicia
• Juego y apuesta
• El seguro
Leiva Fernández enumera algunos contratos aleatorios por voluntad de las partes:
o En la sección 3ra del título IV del Libro Primero, trata de la “Forma y Prueba del Acto
Jurídico” (arts. 284 a 288)
o En el capítulo 7 del Título II del Libro Tercero aborda la forma de los contratos (arts. 1015
a 1018)
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o En el capítulo 8 del Título II del Libro Tercero se refiere a la prueba de los contratos (art
1019 y 1020)
o En el capítulo 2 del Título II del Libro Tercero incluye el art 969 que no se limita a clasificar
los contratos en formales y no formales, sino que contiene alguna previsión que excede
de ello y condensa ciertas soluciones que el Código Civil regulaba en preceptos
separados.
Art 969 “Contratos Formales. Los contratos para los cuales la ley exige una forma para su validez,
son nulos si la solemnidad no ha sido satisfecha. Cuando la forma requerida para los contratos,
lo es sólo para que estos produzcan sus efectos propios, sin sanción de nulidad, no quedan
concluidos como tales mientras no se ha otorgado el instrumento previsto, pero valen como
contratos en los que las partes se obligaron a cumplir con la expresada formalidad. Cuando la ley
o las partes no imponen una forma determinada, esta debe constituir solo un medio de prueba
de la celebración del contrato”.
En el art 969 no se dice qué es un contrato formal o las distintas maneras en que la formalidad
puede presentarse (absoluta, relativa, ad probationem, solemne, según los criterios
generalmente reconocidos por la doctrina), sino que se entra directamente a establecer los
efectos que produce el incumplimiento de la forma exigida por la ley.
Primera regla: contratos para los cuales se exige la forma como requisito de validez (solemnidad
absoluta): son contratos que la doctrina considera solemnes absolutos; al estar la forma exigida
como requisito de validez del negocio, éste es nulo si la forma no ha sido satisfecha. Por ello
ninguna de las partes, puede requerir que se satisfaga la forma exigida por la ley. Ejemplos de
contratos sujetos a una solemnidad absoluta: donación de cosas inmuebles, de cosas muebles
registrables y la de las prestaciones periódicas y vitalicias (art 1552).
Segunda regla: contratos de solemnidad relativa: aquellos contratos en los que una forma es
requerida pero no bajo pena de nulidad. La solución del CCyC es que el contrato no queda
concluido como tal, pero vale como contrato en el cual las partes se obligan a cumplir con la
formalidad. Es una hipótesis de conversión del negocio jurídico; el contrato vale como el de
menores requisitos, y obliga a satisfacer los recaudos de forma exigidos para que se produzcan
los efectos perseguidos por las partes.
Efectos: durante la vigencia del Cód. Civil se discutió si el contrato celebrado si la forma exigida
por la leyera ya un contrato obligacional definitivo y por lo tanto produce los efectos propios del
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negocio de que se trate: dar la cosa, pagar el precio, etc.; o si solo causaba la obligación de
instrumentar, configurándose entonces un contrato preliminar.
El CCyC tomó partida por la última solución: el contrato que no satisface la forma exigida por la
ley vale solo como contrato que obliga a extender el contrato definitivo con la forma exigida por
la ley.
Contratos sujetos a forma determinada: art 1017 enumera los contratos que deben hacerse en
escritura pública: contratos sobre los inmuebles, los que tienen por objeto derechos dudosos o
litigiosos sobre inmuebles, los actos accesorios de contratos otorgados en escritura pública y los
demás que por acuerdo de partes o disposición de la ley, deben ser otorgados en escritura
pública.
Tercera regla: formas probatorias: la regla general en materia de forma es justamente la libertad
de formas (art 1015 y 284). La exigencia de una forma determinada ha de emanar de la ley o de
la voluntad de las partes (art 284, segunda proposición y 1017 inc. d). Cuando la ley o las partes
no imponen una forma determinada, ella tiene una finalidad puramente probatoria. Dispone el
art 1020: “los contratos en los cuales la formalidad es requerida a los fines probatorios pueden
ser probados por otros medios, inclusive por testigos, si hay imposibilidad de obtener la prueba
de haber sido cumplida la formalidad o si existe principio de prueba instrumental o comienzo de
ejecución”.
d) las disposiciones correspondientes a los contratos nominados afines que son compatibles y se
adecuan a su finalidad.
Esta clasificación estaba contemplada en el art 1143 del Código anterior el que se limitaba a
mencionarlos sin especificar cuál sería el régimen al que estarían sujetos los contratos
innominados. El actual art 970 mantiene la terminología del código anterior: nominados e
innominados, pero el criterio de la distinción reposa en que la ley los regule o no. Lo que hizo fue
adoptar la pauta de distinción entre contratos típicos y atípicos.
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Hoy en día la regla de regulación es la atipicidad pues aun partiendo de figuras tipificadas, la
complejidad de las relaciones negociales contemporáneas hace que sea muy poco frecuente que
esas figuras se presenten de modo puro. Particularmente en la negociación empresaria y en la
internacional, los contratos presentan contenidos singulares que no permiten encajarlos
plenamente en ninguna figura típica.
El código establece que el contrato atípico- o innominado- se rige en primer lugar por lo
estipulado por las partes, luego por las normas generales sobre contratos y obligaciones, los usos
y prácticas del lugar de celebraciones y las disposiciones correspondientes a los contratos afines
y que se adecuen a su finalidad. Con respecto a los usos y prácticas, del art 964 inc. d) actúan
como medio de integración del contrato cuando “han sido declarados obligatorios por las partes”
o porque son “ampliamente conocidos y regularmente observados en el ámbito en que se celebra
el contrato”
Si se trata de contratos atípicos basta con que sean usos y prácticas del lugar de celebración, lo
que se entiende como referido a la comarca o región donde se concluye el contrato.
Contratos con tipicidad social: ejemplo: contrato de garaje. Antes de su regulación en los códigos
o leyes muchos contratos bancarios y algunos contratos de comercialización como la distribución,
la concesión, el leasing y la franquicia adquirieron esta tipicidad social.
La identificación de estos contratos es relevante pues es el área en el cual van a operar con mayor
facilidad los usos y las practicas del lugar de celebración como norma integradora. Por ejemplo,
en el área de negocios del petróleo y gas, los operadores conocen los usos y prácticas de la
industria como la lex petrolea y forman parte de los contratos que se otorgan entre ellos.
A juicio de Rivera seria aplicable el criterio según el cual si un contrato contiene diversos
elementos y un solo objeto, su carácter se determina por el elemento prevaleciente, lo que obliga
al juez a desentrañar el carácter accesorio o principal de cada elemento, el fin económico
perseguido por las partes y la legitimidad de los intereses en juego, todo lo cual le permitirá juzgar
acerca de la afinidad de ese negocio jurídico con alguna o algunas de las especies contractuales
disciplinadas en el derecho positivo y determinar los efectos de sus cláusulas y las normas
aplicables.
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CONTRATOS CONEXOS: Art 1073 CCyC, aquellos autónomos que se hallan vinculados entre sí por
una finalidad económica común previamente establecida, de modo que uno de ellos ha sido
determinante del otro para el logro del resultado perseguido.
Aquí los contratos no pierden su individualidad en cuanto a su régimen jurídico pero la conexidad
tiene relevancia en punto a la interpretación, la responsabilidad por incumplimiento y los
legitimados para accionar.
CLASIFICACION S/ LOS FINES ECONOMICOS: la doctrina puso de relieve la función del contrato
como herramienta propia del mercado ha intentado múltiples agrupaciones en función de las
finalidades económicas que ellos persiguen.
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Son de ejecución diferida aquellos contratos en los cuales la prestación de alguna o de ambas
partes será sujeta al cumplimiento de un plazo o condición suspensiva. Ejemplo: la compraventa
de un auto nuevo en una agencia con un plan de cuotas es normalmente de ejecución diferida
para ambas partes; se concierta el contrato y tanto la entrega del auto como el pago del precio
se difieren en el tiempo aunque no necesariamente coincidirán porque la entrega del vehículo
podrá hacerse a los pocos días y el pago del precio dilatarse en cuotas que pueden prolongarse
por meses o años.
La diferencia más notoria entre ellos es que la revisión o recisión del contrato por excesiva
onerosidad sobreviniente solo pueden alcanzar a los contratos de ejecución diferida.
Son de ejecución continuada (o de tracto sucesivo) aquellos en los cuales la prestación de las
partes se ejecuta a lo largo del tiempo. Entre ellos aparece la locación de cosas: el locador asegura
al locatario el uso y goce de la cosa por el tiempo convenido (art 1187). El suministro en el cual el
suministrante se obliga a entregar bienes, incluso servicios sin relación de dependencia, en forma
periódica o continuada y el suministrado a pagar un precio por cada entrega o grupo de ellas (art
1176).
Art 1101: “en los contratos de larga duración el tiempo es esencial para el cumplimiento del
objeto, de modo que se produzcan los efectos queridos por las partes o se satisfaga la necesidad
que las indujo a contratar”.
En este modelo nuevo de contrato se impone a los operadores (incluso jueces y árbitros) una
cada vez más afinada labor de cooperación y autorizada doctrina señala que desde esta óptica el
contrato entregado al tiempo requiere un enfoque diverso. Al antagonismo característico del
contrato de ejecución instantánea lo reemplaza una suerte de affectio contractus que aproxima
este modelo a un arquetipo negocial de carácter asociativo”.
Contratos paritarios, discrecionales o negociados: son aquellos en que las partes tienen un
análogo poder de negociación y por lo tanto se corresponden a modelo clásico; como lo exponía
el proyecto de 1998 es aquel en el cual sus estipulaciones han sido determinada de común
acuerdo por todas las partes ( art 899 inc. a).
Todavía existe y normalmente son contratos entre empresas que pueden negociarse por semanas
o meses, con infinidad de borradores, minutas, memorándums de entendimiento (MOU), cartas
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de intención. Además son los acuerdos de mayor envergadura económica y de una enorme
complejidad jurídica.
Contratos por adhesión, contratos predispuestos: hoy en día predominan los contratos celebrados
por adhesión a contenidos predispuestos. El proyecto de Código Civil de 1998 distinguía entre el
contrato con contenido predispuesto del contrato por adhesión. Definía así, al contrato
predispuesto a aquel cuyas estipulaciones han sido determinadas unilateralmente por alguna de
las partes. Y como contrato por adhesión al predispuesto en que la parte no predisponente ha
estado precisada a declarar su aceptación (art 899 incs.).
Clausula predispuesta es la cláusula del contrato que ha sido determinada unilateralmente por
una de las partes; y Condiciones Generales son las clausulas predispuestas por alguna de las
partes, con alcance general y para ser utilizadas en futuros contratos particulares, sea que estén
incluidas en el instrumento del contrato o en otro separado.
El CCyC no ha seguido al pie de la letra estas distinciones hechas en el proyecto de 1998, sino que
optó por regular el contrato celebrado por adhesión a clausulas generales predispuesta, define en
el art 984 “aquel mediante el cual uno de los contratantes adhiere a clausulas generales
predispuestas unilateralmente, por la otra parte o por un tercero, sin que el adherente haya
participado en su redacción”.
CONTRATO DE CONSUMO:
El consumidor es la parte más débil de la relación jurídica cuando contrata con un profesional
(fabricante, importador, comercializador, etc.). En Argentina se reguló a través de la Ley 24240
denominada de Defensa al Consumidor que constituye uno del micro ordenamientos más
relevantes.
El CCyC dedica el Título III a los CONTRATOS DE CONSUMO (arts. 1092 a 1122).
Ciertas soluciones que aparecieron inicialmente como pertenecientes a los contratos de consumo
han extendido su aplicación a los contratos paritarios. Las reglas sobre los contratos sujetos a
condiciones generales y cláusulas abusivas nacieron o por los menos tuvieron su mayor desarrollo
como reglas propias del derecho del consumo pero se extendieron a los contratos paritarios o
discrecionales.
CONTRATOS PREPARATORIOS Y DEFINITIVOS: el CCyC los trata en los arts. 995 (PROMESA DE
CELEBRAR UN FUTURO CONTRATO) en que existe la obligación de celebrar le negocio futuro; y
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996 (CONTRATO DE OPCION) en el que una de las partes tiene la opción de concluir el contrato
definitivo.
El CCyC regula también el Pacto de Referencia (art 997) en el que no hay obligación de celebrar
un contrato futuro, pero si una de las partes decide celebrar un contrato sobre determinado
objeto debe hacerlo con el beneficiario de la preferencia. Es muy común de las sociedades: si uno
de los socios decide vender su participación en la sociedad ha de darle preferencia a sus socios
actuales.
MICROCONTRATOS: autores como López de Zavalia, Alterini, etc, aluden a los microcontratos
llamados por otros como “pequeños contratos” (Spota) que han dado lugar a algunas discusiones
teóricas en orden a la capacidad de celebrarlos ya que es muy común que sean otorgados por
personas menores de edad.
El código derogado contenía algunas disposiciones pero no una regla general acerca del tema. El
CCyC prevé en el art 684: contratos de escaza cuantía:” los contratos de escaza cuantía de la vida
cotidiana celebrados por el hijo, se presumen realizados con la conformidad de los progenitores”.
A- La doctrina clásica, a través de Pothier, distingue los elementos de los contratos en esenciales,
naturales y accidentales:
• Elementos esenciales generales: son aquellos que deben estar presentes en todo contrato,
sea típico o atípico, y la ausencia de alguno de ellos implicaría que el contrato carezca de
validez. Sobre estos elementos no puede actuar la autonomía de la voluntad, ellos son:
A) Consentimiento: declaración de voluntad de sujetos que deben ser capaces, para
celebrar un contrato, debe ser un acto que contenga discernimiento, intención y
voluntad; y que a su vez sea exteriorizado expresa o tácitamente.
B) Objeto: deben ser cosas que estén dentro del comercio, que sean exigibles, posibles,
lícitos y no deben ser contrarios a la moral, orden público, buenas costumbres o la
dignidad humana.
C) Causa: es la finalidad que persigue el contrato, es decir, el acuerdo de voluntades, por
lo que las partes se obligan que debe estar presente, subsistir o existir al momento de
ejecución del mismo, sino se daría una frustración de la finalidad del contrato.
• Elementos esenciales particulares: son aquellos elementos o requisitos que deben darse
para la configuración de un determinado tipo de contrato, pues los elementos o requisitos
que hacen a la esencia del tipo (ej. La cosa y precio en la compraventa; uso y goce de la cosa
y precio en la locación).
• Elementos naturales: son los que ordinariamente se encuentran en el contrato, porque
están previstos por la ley supletoria, a diferencia de los esenciales pueden ser modificados
o excluidos por las partes. Son los que la ley utiliza para suplir el silencio de las partes, o lo
que las partes utilizan cuando en el contrato nada diga.
Ejemplo: si las partes no pactan el lugar de cumplimiento del contrato, será donde dice la
ley. Otros elementos naturales, podrían ser la garantía por evicción, los vicios redhibitorios.
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• Elementos accidentales: son aquellos nacidos de la voluntad de las partes; no previstos por
el legislador, que tienden a modificar la figura abstracta que la ley regula, pero nunca pueden
ser contrarios a la moral, a la ley, al orden público o a las buenas costumbres. No tienen
nada que ver con la génesis del contrato, sino con sus consecuencias referidas a las
prestaciones.
• Los presupuestos del contrato son requisitos extrínsecos al mismo, pero que determinan su
eficacia y son valorados antes de él existen para cualquier negociación. En general, los
presupuestos son: La voluntad jurídica, la capacidad, la aptitud del objeto y la legitimación.
• Los elementos del contrato son, en cambio, requisitos intrínsecos, constitutivos del mismo,
o sea, son las cláusulas del contrato. Hay cláusulas esenciales, naturales y accidentales:
Esenciales son los sujetos, el objeto, la causa-fin y en algunos casos la forma. Un elemento
natural podría ser, por ejemplo, la garantía por evicción en la compraventa. Accidentales
pueden ser cualesquiera que convengan las partes en ejercicio de la autonomía de la
voluntad.
Las circunstancias del contrato son extrínsecas, y tienen importancia durante la formación del mismo
y en el curso de su ejecución, influyendo en su destino. Las circunstancias pueden ser de tiempo,
lugar y modo. Por ejemplo: el conjunto de factores económicos que fueron tenidos en cuenta al
momento de tasar el negocio y que después pueden resultar alterados por modificación de las
circunstancias
Existe CONSENTIMIENTO CONTRACTUAL cuando ambas o todas las partes del contrato han
manifestado su voluntad absolutamente coincidente. Cuando hablamos de manifestación de
voluntad estamos aludiendo al sujeto individual, aislado. Cuando hablamos de consentimiento o
consenso estamos expresando que dos o más partes han expresado su voluntad plenamente
coincidente. El código de 1869 definía al contrato como “declaración de voluntad común
destinada a reglar sus derechos” (art 1137).
El consentimiento ha sido caracterizado como un acto bilateral (lopez de zavalia, alterini), lo que
implica rechazar la idea de que son actos unilaterales que se encuentran.
El consentimiento de las partes es un requisito necesario para el nacimiento del contrato ya desde
el derecho romano, constituye la base del derecho contractual moderno. Dice Lara Aguado, En
Francia, se atribuye a Pothier haber constituido el consenso como elemento central del contrato,
éste encierra el concurso de voluntades de dos personas de las cuales una promete algo a la otra
y ésta acepta la promesa que se le hace. Por su parte Wolff hizo lo propio en Alemania destacado
el consenso como la base y razón de las obligaciones contractuales y Puffendorf requiere el
consentimiento de las dos partes contratantes, que tendría que ser manifestado para la
coincidencia delas dos declaraciones de voluntad de origen al contrato.
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El Consenso se forma a partir de una OFERTA y su ACEPTACIÓN. El CCyC trata en el capítulo 3 del
Título II del Libro Tercero, a partir del art 971.
Las legislaciones han enfocado el tema desde la distinción de contratos entre presentes y entre
ausentes.
Los contratos presentes se perfeccionan inmediatamente, pues las partes conocen directamente
la manifestación de voluntad de la otra parte; en los contratos ausentes eso no es posible, y por
lo tanto hay que esperar lo que la otra parte dice.
Ese “esperar” ha revelado que lo importante no es la presencia o la distancia, sino que haya un
lapso de tiempo entre las declaraciones de voluntad de una y otra parte. (Lara aguado).
Exposición de los distintos sistemas de soluciones legales para la formación del contrato:
Principio adoptado por el CCyC: “Los contratos se concluyen con la recepción de la aceptación de
una oferta o por una conducta de las partes que sea suficiente para demostrar la existencia de
un acuerdo” (art 971)
Esto se completa con el art 980 que dice “Perfeccionamiento. La aceptación perfecciona el
contrato:
El CCyC se afilia al grupo de legisladores que siguen el sistema de recepción de la aceptación como
memento de perfeccionamiento del contrato.
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El art 983 establece que “a los fines de este capítulo se considera que la manifestación de la
voluntad de una parte es recibida por la otra cuando esta la conoce o debió conocerla, trátese de
comunicación verbal, de recepción en su domicilio de un instrumento pertinente o de otro modo
útil”.
REQUISITOS DE LA OFERTA:
1) Que sea dirigida a una persona determinada o determinable: la idea de oferta dirigida a
persona “determinable” es una innovación del CCyC siendo su fuente el inc b del art 922
del proyecto de 1998. En la doctrina nacional se dice que “ en el derecho moderno se
admite que la oferta pueda ser útilmente dirigida a persona no solo determinada sino
También determinable”.
Oferta a persona indeterminada: art 973 bajo el acápite “invitación a ofertar” dice: la
oferta dirigida a personas indeterminadas es considerada como invitación para que
hagan ofertas, excepto que de sus términos o de las circunstancias de su emisión resulte
la intención de contratar del oferente. En este caso, se la entiende emitida por el tiempo
y en las condiciones emitidas por los usos”. Es el caso de quien publica un aviso
ofreciendo en venta su automóvil o cualquier otro bien; ello implica que está dispuesto
a escuchar ofertas pero no necesariamente a aceptarlas. Esta norma prevé une
excepción: la oferta a persona indeterminada obliga a quien la hace cuando de sus
términos o de la circunstancia de la emisión resulte la intención de contratar del oferente.
Cierta parte de la doctrina vaticinó alguna conflictividad en la aplicación de esta
excepción, habida cuenta de la excesiva latitud de sus términos; la mayor parte de los
casos prácticos habrán de resolverse por la Ley de Defensa al Consumidor, en la cual rige
una regla inversa: la oferta al público se considera vinculante (art 7).
2) Con intención de obligarse; la intención a obligarse está implícita en toda oferta, salvo
que: se formule iocandi gratia o con fines de enseñanza o representación; se exprese en
ella que es “sin responsabilidad”, “sin compromiso”, “sujeta a revisión”, “ad
referéndum”, etc.
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3) Que contenga las precisiones necesarias sobre los efectos que debe producir de ser
aceptada.
Autosuficiencia: la oferta debe ser autosuficiente, debe contener todos los elementos
necesarios como para que la aceptación del destinatario se limite a un simple “si, acepto” y
ello sea suficiente para tener por celebrado el contrato.
La convención de Viena, por ej., indica que la oferta es suficientemente precisa si indica las
mercaderías y expresa o tácitamente, señala la cantidad y el precio o prevé un medio para
determinarlos.
INTEGRACION DE LA OFERTA:
1) Integración por los usos de las partes: las prácticas comerciales habidas entre las partes
y los usos habituales de la rama de los negocios en que se desenvuelven las partes,
pueden integrar las omisiones de la oferta, por lo que una aceptación a ella puede
concluir el contrato. Principios unitroit propician una solución y dan un ej.: desde hace
años las partes renuevan un contrato para la asistencia técnica en el uso de
computadoras; el dueño de las computadoras abre una nueva oficina y solicita a su
contraparte la misma asistencia para las que va a instalar en ese nuevo lugar; el
destinatario puede aceptar el requerimiento y tener por concluido el contrato a pesar
de que no estuvieran precisados todos sus términos pues los que faltaren pueden ser
integrados con aquellos incorporados a contratos anteriores que constituyen practicas
establecidas entre las partes.
2) Integración por un tercero: las partes pueden pactar que la determinación del objeto del
contrato sea efectuada por un tercero (art 1006). La oferta que no determine objeto
pero indique con precisión suficiente como será determinado por el tercero, es una
oferta suficiente que puede ser aceptada lisa y llanamente concluyendo el contrato.
El art 1133 y 1134 autorizan a dejar la determinación del precio de la compraventa al
arbitrio de un tercero designado; se considera que hay precio valido si las partes
previeron el procedimiento para determinarlo.
3) Integración por la Ley: en la compraventa de cosas muebles cuando no se ha señalado el
precio ni se ha estipulado un medio para determinarlo, se considera que las partes han
hecho referencia al precio generalmente cobrado en el momento de la celebración del
contrato para tales mercaderías, vendidas en las circunstancias semejantes, en el tráfico
mercantil de que se trate (1143).
EFECTOS DE LA OFERTA:
1) Carácter vinculante: el art 974: “fuerza obligatoria de la oferta” indica claramente lo que
el CCyC entiende por oferta; una declaración de voluntad vinculante, por lo que de ser
aceptada el contrato quedará perfeccionado. “la oferta obliga al proponente, a no ser
que lo contrario resulte de sus términos, de la naturaleza del negocio o de las
circunstancias del caso”.
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VIGENCIA DE LA OFERTA: comprende también el art 974; la norma se completa con los dos arts.
siguientes que se refieren a la revocación y a la muerte del oferente.
a) Oferta hecha a persona presente: es una regla universal que la oferta hecha a persona
presente ha de ser aceptada de inmediato para que se considere celebrado el contrato.
Lo dispone el CCyC en el segundo parrado del art 974 “la oferta hecha a una persona
presente o la formulada por un medio de comunicación instantáneo, sin fijación de plazo,
solo puede ser aceptada inmediatamente”.
b) Vigencia de la oferta hecha a persona no presente y sin plazo: el tercer párrafo del art 974
dice: “cuando se hace a una persona que no está presente, sin fijación de plazo para la
aceptación, el proponente queda obligado hasta el momento en que puede
razonablemente esperarse la recepción de la respuesta, expedida por los medios usuales
de comunicación”.
Principios Unidroit conforme “la oferta debe ser aceptada dentro del plazo que sea
razonable, teniendo en cuenta las circunstancias, incluso la rapidez de los medios de
comunicación empleados por el oferente”. Esta norma esta desubicada.
c) oferta con plazo de vigencia: la oferta tiene vigencia durante todo el plazo establecido en
ella y por lo tanto la aceptación debe ser recibida por el oferente dentro de este término
(art 980 inc. a). El plazo de vigencia de la oferta comienza a correr desde el momento
indicado en ella; y si no lo determina, entonces comienza a correr desde su recepción por
el destinatario (art 954 párrafo cuarto).
RETIRO Y RETRACCION DE LA OFERTA: EL CCyC reconoce que la oferta puede ser revocable o
irrevocable.
La regla es que la oferta con plazo es irrevocable, pues obliga por todo el término, salvo que
expresamente se diga que es revocable y se la retracte.
Conforme al art 975, si la oferta ha sido dirigida a persona determinada la retractación es eficaz
si llega al destinatario antes o al mismo tiempo que la oferta.
❖ Toda oferta- aun concebida como irrevocable o con plazo de vigencia- dirigida a la persona
determinada es eficazmente reiterada si la comunicación del retiro llega al destinatario
antes o al mismo tiempo que la oferta (art 975). Se justifica en que mientras la oferta no
llegue a conocimiento del destinatario no produce ningún efecto jurídico; el oferente
puede cambiar libremente de idea y decidir no celebrar el contrato reemplazar la oferta
por otra.
❖ Después de la recepción de la oferta y mientras esté vigente, ella solo puede ser revocada-
o retractada, como prefiere el art 975- si ha sido concebida como revocable.
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Oferta a persona determinable o al público: proyecto de 1998 en el segundo párrafo del art
926 establece que la misma regla se aplicaba a la oferta hecha a persona determinable o al
público, debiendo su retractación ser comunicada por medios de difusión similares a los
empleados para emitirlas. El código vigente no contiene una regla como esta, con lo cual la
retractación de la oferta al público ha de regirse por la Ley de Defensa al Consumidor.
CADUCIDAD DE LA OFERTA: Regla general: la oferta caduca si cualquiera de los dos términos
de la relación (oferente o destinatario aceptante) fallecen o se incapacitan antes de la
recepción de la aceptación (art 976).
Efectos de la aceptación a una oferta caduca: si el destinatario de la oferta la aceptó sin saber
de la muerte del oferente (y por ende de la caducidad de la oferta) tiene derecho al
resarcimiento de los gastos en que incurrió o pérdidas que sufrió. En principio se dice que la
indemnización debe cubrir solo el daño al interés negativo que comprende todo lo gastado
con causa en la aceptación y su comunicación.
No se prevé el derecho del oferente a ser indemnizado de la misma manera cuando el que
falleció es el aceptante, pues en caso de haber recibido la aceptación sin conocer la muerte
previa del aceptante, también pudo haber incurrido en gastos o sufrido pérdidas.
Con la aceptación lisa y llana de la oferta no se perfecciona el contrato, sino que se produce
cuando es recibida por el oferente dentro del plazo de vigencia de la oferta (art 989 inc. b).
Requisito de la Conformidad Plena: el CCyC mantiene el sistema del Código de Vélez que ha
sido imperante durante mucho tiempo; importa consagrar la regla del mirror-image rule
(Regla de la Imagen en el Espejo) conforme a la cual la aceptación debe ser como el reflejo
de la oferta en un espejo.
En el número precedente surge como consecuencia casi inexorable que la aceptación con
modificaciones no se aceptación, sino una nueva oferta que a su vez debería ser aceptada
por el oferente original.
Observaciones al sistema: se ha cuestionado que una derivación del sistema es que cuando
median diferencias entre la oferta y la aceptación, el derecho tiende a admitir que el
aceptante se quede con la última palabra (last-shot rule). Significa que el aceptante acepta
con diferencias menores; su aceptación importa una nueva oferta; el oferente original
ejecuta el contrato. Cuando se produce algún conflicto el contrato celebrado es el
presupuesto por quien aceptó con modificaciones.
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La doctrina y las legislaciones morigeraron la mirror image rule, en general siguiendo una
distinción entre clausulas esenciales y clausulas accidentales.
La convención de Viena así lo hizo: “ la respuesta a una oferta que pretenda ser una
aceptación y que contenga elementos adicionales o diferentes que no alteren
sustancialmente los de la oferta constituirá aceptación a menos que el oferente sin demora
injustificada, objete verbalmente la discrepancia o envíe una comunicación en tal sentido”
(art 19.2).
El sistema del CCyC: ha optado por una solución atípica: cualquier modificación, sustancial o
no, es considerada una contraoferta. Pero a su vez, estas modificaciones pueden ser
admitidas por el oferente si lo comunica de inmediato, con lo cual quedaría concluido el
contrato.
El art 263 dispone que el silencio vale como manifestación de voluntad cuando haya un deber
de expedirse que puede resultar de la ley, de la voluntad de las partes, de los usos y practicas
o de una relación entre el silencio actual y las declaraciones precedentes. El art 979 no
menciona la ley como fuente del deber de expedirse. La razón de la discordancia es difícil de
hallar, salvo que se invoque una mera omisión.
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Se supone que al ser la retractación, tanto de la oferta como de la aceptación, conocida por
el destinatario antes o al mismo tiempo que la misma oferta o aceptación, no debería haber
gastos o pérdidas causadas en las declaraciones de voluntad retractada.
TRATATIVAS CONTRACTUALES:
El lapso de tiempo en el cual las partes negocian, antes del perfeccionamiento del contrato,
es lo que se denomina como tratativas precontractuales o contractuales. Así estas forman
parte del tiempo precontractual, pero no son indiferentes respecto del contrato ulterior (si
lo hubiera) servirán para interpretarlo si se concreta y si se frustra, pueden generar
responsabilidad por la actuación de cada parte en esa instancia en función de los daños
causados a la otra.
Tratativa contractual es todo acto voluntario lícito realizado por alguna de las partes de un
contrato futuro, enderezado a su celebración. Es preferible a nuestro juicio calificar estas
tratativas como un proceso de negociación que precede, o puede preceder, a la formación
de un contrato y que se lleva a cabo con esa finalidad.
Las tratativas contractuales transcurren desde que las partes entran en contacto en orden al
eventual perfeccionamiento de un contrato y hasta que alcanzan un contrato preliminar (art
994 CCyC) o hasta que concretan un contrato definitivo (arts. 957, 971) incluso hasta que
logran un acuerdo parcial conclusivo en los términos del art 982 del CCyC.
Las tratativas precontractuales también terminan cuando ambas o una de las partes deciden
abandonar la negociación; que expuesto el art 990 conforme al cual “las partes son libres
para promover tratativas dirigidas a la formación del contrato, y para abandonarlas en
cualquier momento”.
Obligaciones emergentes durante las tratativas precontractuales: los arts. 991 y 992 lo tratan.
El primero consagra la aplicación del principio general de buena fe: “Durante las tratativas
preliminares y aunque no se haya formulado una oferta, las partes deben obrar de buena fe
para no frustrarlas injustificadamente. El incumplimiento de este deber genera la
responsabilidad de resarcir el daño que sufra el afectado por deber confiado, sin su culpa, en
la celebración del contrato”. El segundo trata del deber de confidencialidad, que no es sino
una derivación del principio general de buena fe.
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También se ha observado que las tratativas son frecuentes en los contratos discrecionales y
resultan ajenos a los contratos instantáneos. Pero incluso en los actos contractuales en masa
o en los que una de las partes de adhiere a condiciones generales, esto es, en los contratos
predispuestos, siempre existe un análisis previo de sus condiciones y de la conveniencia o no
de ingresar a la relación aun mientras no se tenga la libertad de imponer condiciones o
modificar las que se propongan por la llamada parte fuerte de la relación.
CONTRATOS PRELIMINARES: El CCyC contiene la regulación entre loa arts. 994 y 996. El código
derogado no reconocía esta figura aunque ella tenía acogida doctrina y jurisprudencia.
El contrato preliminar es el que obliga a celebrar un contrato definitivo. Causa por lo tanto
una obligación de hacer (art 995), para que sea eficaz debe contener los elementos esenciales
particulares del contrato definitivo como lo establece el art 994, además conforme a este art,
el contrato preliminar debe tener un plazo, que es de un año o menos, aunque las partes
pueden renovarlo.
Utilidad: Spota expone que la finalidad de la práctica de esta figura consiste en que puede
contratarse en forma preliminar cuando no es conveniente o no es posible- material o
jurídicamente- celebrar directamente el contrato definitivo. Puede suceder porque el objeto
del contrato es una cosa futura o no está disponible inmediatamente; o no se podía otorgar
la escritura pública de venta de un inmueble porque no se contaba con los datos registrables
o certificados pertinentes. De ahí que parte de la doctrina y la jurisprudencia considera al
boleto de compraventa como un contrato preliminar que obliga a celebrar el contrato
definitivo mediante la suscripción de la escritura pública.
Clases: el CCyC contempla la promesa de celebrar un contrato futuro (art 995) y el contrato
de opción (art 996).
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PROMESA DE CELEBRAR UN CONTRATO FUTURO: prevista en el art 995 “las partes pueden
pactar la obligación de celebrar un contrato futuro. El futuro contrato no puede ser de
aquellos para los cuales se exige una forma bajo sanción de nulidad. Es aplicable el régimen
de las obligaciones de hacer”.
La celebración del contrato definitivo supone una nueva manifestación del consentimiento
de las partes.
Existe la solución en el art 1018 se refiere expresamente al contrato que debiendo ser
otorgado en escritura pública lo ha sido en instrumento privado, su solución puede
generalizarse a todos los contratos preliminares.
CONTRATOS DE OPCION: el art 996 dispone “el contrato que contiene una opción de concluir
un contrato definitivo, otorga al beneficiario el derecho irrevocable de aceptarlo. Puede ser
gratuito u oneroso, y debe observar la forma exigida para el contrato definitivo. No es
transmisible a un tercero, excepto que así se estipule”.
Alterini define como el contrato preliminar que obliga a las partes a celebrar un futuro
contrato, a cuyo fin una o varias de ellas otorgan irrevocablemente a la otra u otras, individual
o colectivamente, la facultad de requerir, a su arbitrio, que el contrato definitivo sea
concluido.
Conforme con lo que expone el art 994 la opción debe contener todos los elementos
esenciales del contrato definitivo y la parte que tiene la facultad de ejercerla concluye el
contrato con su sola aceptación.
Carácter gratuito u oneroso de la opción: el carácter oneroso sucede cuando la parte que tiene
el derecho de optar por celebrar el contrato paga un precio por ello, independiente del precio
que pague por la cosa objeto del contrato.
Transmisibilidad: conforme al art 996 la opción no es transmisible a un tercero, salvo que así
se haya pactado expresamente. Los sucesores universales no son terceros, sino que ocupan
el lugar de la parte que haya fallecido, de donde la opción se transmite a estos. Sucede
también cuando la transmisión universal se ha producido por una causa distinta a la muerte:
tal sucede con la fusión de sociedades: la nueva sociedad o la sociedad incorporante son
sucesores universales de las sociedades disueltas o absorbidas.
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Opciones reciprocas: por ejemplo en los pactos entre accionistas o miembros de un contrato
asociativo, que se pacten opciones reciprocas; ósea que una parte puede obligar a la otra a
venderle (call option) pero a su vez esta puede obligar a la primera a comprarle (put option).
La cuestión del plazo: segundo párrafo del art 994 dice: “el plazo de vigencia de las promesas
previstas en esta sección es de un año, o el menor que convengan las partes, quienes pueden
renovarlo a su vencimiento”.
PACTO DE PREFERENCIA: es el contrato que genera una obligación de hacer cargo de una de
las partes, quien si decide celebrar un futuro contrato, debe hacerlo con la otra u otras partes.
Además existe el pacto de preferencia en el contrato de compraventa, hipótesis regida por
los arts. 1165 y 1167, ese pacto es aquel por el cual el vendedor tiene derecho a recuperar la
cosa con prelación a cualquier otro adquirente si el comprador decide enajenarla. El derecho
que otorga es personal y no puede cederse ni pasa a los herederos” (art 1165).
El art 997 se expresa así: “ el pacto de preferencia genera una obligación de hacer a cargo de
una de las partes, quien si decide celebrar un futuro contrato, debe hacerlo con la otra o las
otras partes. Si se trata de participaciones sociales de cualquier naturaleza, de condominio
de partes en contratos asociativos o similares, el pacto puede ser reciproco. Los derechos y
obligaciones derivadas de este pacto son transmisibles a terceros con las modalidades que se
estipulen. “
EFECTOS: El art siguiendo a gran parte de la doctrina (Alterini y Borda), aclara que el pacto de
preferencia genera una obligación de hacer a cargo de una de las partes. Otra tesis era
sostenida por Salas y Trigo Represas para quienes el pacto de preferencia entraña para el
prominente 2 obligaciones: una de no hacer, la cual consiste en abstenerse de vender la cosa
sin hacérselo saber previamente al prominente; y otra de hacer, que impone la notificación
al beneficiario de la oferta referida dándole oportunidad que ejerza su derecho.
Contratos en los que puede estipularse: además de ser aplicable el mismo a los contratos de
cambio, dicha estipulación también puede existir en los contratos asociativos. La ley 19550
de Sociedades Comerciales en su art 153 autoriza las cláusulas que establecen restricciones
a la transmisibilidad de las cuotas y que confieren un derecho de preferencia a los socios o a
la sociedad.
Transmisibilidad: el CCyC toma como norma general la transmisibilidad a terceros del pacto
de preferencia. Esta transmisión debe hacerse respetando las modalidades estipuladas, con
las condiciones o excepciones que las partes hayan previsto.
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Ejercicio de la preferencia: quien la ejerce debe aceptar todas las condiciones que el tercero le
hubiera ofrecido al otorgante, sea en cuanto a precio, plazo para el pago y entrega y cuantas otras
ventajas resultasen para el comprador-vendedor del contrato que se le ha propuesto. No podrá
pretender que se compensen ciertas condiciones más favorables con relación a la oferta del
tercero; su oferta debe ser por lo menos igual a cada una de las condiciones propuestas por el
tercero; así se evitan dudas y cuestiones que en definitiva solo podrían ser resueltas por el juez
creando un estado de incertidumbre en los derechos de los interesados durante todo el
transcurso del pleito. Y si el tercero, junto con su oferta, hubiera entregado al dueño el precio o
una parte de él, la declaración por la cual se hace uso del derecho de preferencia debe ser
acompañada de la entrega o depósito de aquellas sumas. (Borda)
Incumplimiento del otorgante: el CCyC no contiene previsiones en la parte general, pero si al tratar
los pactos de reventa, retroventa y la preferencia en la compraventa. Lo hace distinguiendo entre
cosas muebles e inmuebles registrables y no registrales. El art 1196 dice que “los pactos son
oponibles a terceros si son sobre cosas registrables en tanto resulten de los documentos
inscriptos en el registro correspondiente, o si de otro modo el tercero ha tenido conocimiento
efectivo”.
Intransmisibilidad y plazo: el art 1167 “ los pactos regulados en los artículos precedentes pueden
ser convenidos por un plazo que no exceda de 5 años si se trata de cosas inmuebles y de dos años
si se trata de cosas muebles, contados desde la celebración del contrato”. Ese plazo es
improrrogable.
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Efectos: son aplicables al caso las disposiciones sobre condición resolutoria. El art 1196 dispone
que los pactos son oponibles a terceros si son sobre cosas registrables en tanto resulten de los
documentos inscriptos en el registro correspondiente, o si de otro modo el tercero ha tenido
conocimiento efectivo. Si las cosas vendidas son muebles no registrables, los pactos no son
oponibles a terceros adquirentes de buena fe y a título oneroso.
CONTRATO SUJETO A CONFORMIDAD: art 999 “el contrato cuyo perfeccionamiento depende de
una conformidad o de una autorización queda sujeto a las reglas de la condición suspensiva”.
El proyecto de 1998, fuente inmediata de este precepto, calificaba a esta relación como contrato
ad referéndum, expresión muy utilizada en las reservas recibidas por intermediarios en la
compraventa de inmuebles que reciben algún dinero ad referéndum del propietario.
Otros contratos sujetos a condición suspensiva: dentro del CCyC son el contrato por cuenta de
quien corresponda (art 1030); el contrato de venta de cosa futura (art 1131) y el contrato en el
cual el comprador se reserva la facultad de probar la cosa o es a satisfacción del comprador (art
1160).
CONTRATOS POR ADHESION A CLAUSULAS GENERALES: el CCyC destina la Sección 2da del título II
a los “contratos celebrados por adhesión a clausulas generales predispuestas”.
La razón de ser de esta decisión legislativa radica en que la inmensa mayoría de los contratos que
se celebran diariamente se expresan en formularios, por ej.: pólizas de seguro, contratos
bancarios, etc., son instrumentos que acreditan la celebración de contratos que no están
precedidos de ninguna negociación, simplemente el consumidor adhiere a un contenido
predispuesto por un proveedor al que a veces ni conoce a ciencia cierta.
En argentina el tema tiene especial regulación en la Ley 24240 de Defensa al Consumidor; otras
leyes contienen normas particulares que subsisten actualmente y completan el marco regulatorio
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Contratos por adhesión, contratos predispuestos: el proyecto de Código civil de 1998 distinguía
entre el contrato con contenido predispuesto del contrato por adhesión.
Definía como contrato predispuesto a aquel cuyas estipulaciones han sido determinadas
unilateralmente por alguna de las partes.
El CCyC no ha seguido al pie de la letra estas distinciones hechas en el proyecto de 1998, sino que
optó por regular el contrato celebrado por adhesión a clausulas generales predispuestas, que
define el art 984 como aquel mediante el cual uno de los contratantes adhiere a clausulas
generales predispuestas unilateralmente, por la otra parte o por un tercero, sin que el adherente
haya participado en su redacción.
Los contratos por adhesión participan de algunas características de los contratos en general, en
cuanto no estén modificadas por sus disposiciones específicas pero al mismo tiempo las normas
que los regulan se extienden a los contratos de consumo conforme lo establece el art 1117 sea
que en estos existan o no clausulas predispuestas por una de las partes.
Clausula general es la que tiene un alcance general y para ser utilizada en todos los contratos
particulares de la misma especie; caso típico: contrato de seguro.
Requisitos de eficacia de las clausulas generales predispuestas: el art 985 del CCyC establece las
clausulas generales predispuestas deben ser comprensibles y autosuficientes.
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“la redacción debe ser clara, completa y fácilmente legible. Se tienen por no convenidas aquellas
que efectúan un reenvió a textos o documentos que no se facilitan a la contraparte del
predisponente, previa o simultáneamente a la conclusión del contrato. La presente disposición
es aplicable a la contratación telefónica, electrónica o similares”.
Autosuficiente: “que se basta a sí mismo”. Llevada la idea a su aplicación concreta a las clausulas
generales predispuesta es que ellas deben contener toda la información que permita su
conocimiento, entendimiento y aplicación. En definitiva se advierte que el código vuelve una y
otra vez sobre estas dos ideas: la cláusula general debe ser comprensible, clara, fácilmente
inteligible; la cláusula general debe ser autosuficiente, completa, no ha de reenviar a documentos
que no hayan sido entregados a la parte no predisponente.
Sanción: el CCyC dispone que se tienen por no convenidas las cláusulas que remiten a textos o
documentos no entregados a la otra parte. Pero no contiene ninguna sanción explicita para las
cláusulas que no satisfacen los requisitos de cognoscibilidad, claridad, completividad y legibilidad.
El último párrafo del artículo señala que él es aplicable a la contratación telefónica, electrónica o
similar. Con ello intenta evitar toda duda sobre el alcance de la norma, más allá de que
normalmente estas formas de contratación han de quedar sujetas a la Ley de Defensa del
Consumidor.
Existe contratación entre empresas que se concreta por vía de ordenadores y a veces casi sin
intervención humana. En este sentido la terminal de una empresa emite un pedido a un
proveedor de manera automática cuando el stock del producto llega a cierto límite
preestablecido. Si en los documentos contractuales emitidos por cualquiera de las partes hubiera
una clausula predispuesta que no reuniera las condiciones establecidas por este articulo debería
tenerse por no convenida.
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Efectos de la norma: el art se limita a establecer como efecto directo el que se tendrán por no
convenidas las clausulas generales predispuestas que contengan reenvío a textos o documentos
no proporcionados a la parte no predisponente. Debería aplicarse la misma consecuencia a las
clausulas predispuestas que, aun sin remitir a otros documentos, no sean autosuficientes, pues
de los que se trata es de preservar el derecho del no predisponente a conocer íntegramente el
contenido del contrato. La no asequibilidad de la cláusula general predispuesta causa que su
interpretación se haga en contra del predisponente, s/ art 987.
CLAUSULAS PARTICULARES: Para el CCyC es aquella que reúne dos condiciones: ha sido negociada
individualmente; o sea que es producto del acuerdo libre de las partes precedido por la
negociación entre ellas; amplia, suprime, limita o interpreta una clausula general.
Efectos: prevalece sobre la cláusula general aunque esta no haya sido cancelada expresamente.
De modo que es cuestión dejada al interprete (juez o arbitro) el determinar si existe tal
incompatibilidad o no.
Clausula particular y abusividad: la circunstancia de que la cláusula sea particular y por ende
derogatoria de una clausula general no asegura su “justicia”, por lo que siempre está sujeta a lo
que llamaríamos “test de abusividad”.
Relaciones de consumo: se rigen por el estatuto de Defensa del Consumidor. Por lo tanto, las
clausulas especiales deben tener escritas en letra destacada y suscriptas por ambas partes (art
10 Ley 24240).
El CCyC contiene un capitulo 10 destinado a la interpretación del contrato. El art 987 contiene
una previsión especial para la interpretación de las clausulas generales, diciendo: “las clausulas
ambiguas predispuestas por una de las partes se interpretan en sentido contrario a la parte
predisponente”.
La regla de interpretación contra el autor del contrato tipo sometidos a clausulas predispuestas
o condiciones generales implica que cuando el contrato revela ambigüedad u oscuridad, debe ser
entendido en favor del adherente a las condiciones predispuestas. En nuestro país, ha sido
aplicado por los tribunales en numerosos precedentes. Además, el deber de expresarse con
claridad aparece consagrado expresamente en la ley 19724 de Pre horizontalidad y en la ley
17418 de Seguros.
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Señala Hernández que la solución del art 987 no debe confundirse con el último párrafo del art
3 de la ley 24240 ni con el art 1095 del mismo CCyC, en tanto establecen que en caso de duda, se
estará siempre a la interpretación más favorable para el consumidor, toda vez que esta última-
favor consumidor- constituye una versión más avanzada y protectoria que la primera- contra
proferentem- toda vez que beneficia a los consumidores, en todos los contratos, predispuestos
o negociados, y tanto en las clausulas claras como en las contradictorias.
Otorgante: quien es parte puede materialmente celebrar el acto, en el sentido de que es quien lo
concluye por sí mismo, prestando su consentimiento, o existir un otorgante quien no es parte.
Cifuentes dice que importa disponer, establecer, estipular o prometer una cosa”, el otorgante de
un contrato es el sujeto que dispone, estipula, promete, establece u ofrece.
Representante: quien concluye el negocio no es el sujeto al cual se van a atribuir los efectos
jurídicos del mismo. En este caso el representante actúa como otorgante y no como parte. Esa es
la regla por lo demás negocios jurídicos concluidos por personas jurídicas, que actúan siempre a
través de uno de los órganos que ostenta la representación legal del ente.
Capacidad es del grado de aptitud que el ordenamiento jurídico reconoce a las personas para ser
titulares de derechos y deberes jurídicos y para el ejercicio de las facultades que emanan de esos
derechos o el cumplimiento de las obligaciones que implican los mencionados deberes.
Puede haber capacidad de derecho, el CCyC la define como la aptitud para ser titular de derechos
y deberes jurídicos (capacidad de goce); y capacidad de ejercicio (capacidad de hecho) significa
la facultad de poder ejercer el propio sujeto los derechos y deberes jurídicos de los cuales es
titular.
La capacidad de derecho goce corresponde de manera plena a toda persona humana; el art 22
establece que “capacidad de derecho. Toda persona humana goza de la aptitud para ser titular
de derechos y deberes jurídicos. La ley puede privar o limitar esta capacidad respecto de hechos,
simples actos, o actos jurídicos determinados”.
En cuanto a la capacidad de ejercicio o capacidad de hecho, el art 23 establece que toda persona
humana puede ejercer por si misma sus derechos, excepto las limitaciones expresamente
previstas en este Código y en una sentencia judicial. Son incapaces de ejercicio las personas por
nacer, la persona que no cuenta con la edad y grado de madurez suficiente de acuerdo a lo
previsto en el art 26 y la persona declarada incapaz por sentencia judicial (art 24).
Actualmente se reconoce que las decisiones sobre el cuidado del propio cuerpo, la libertad, la
honra, la privacidad, la imagen y en general sobre todos los derechos personalísimos, se deben ir
tomando, conforme al grado concreto de discernimiento, de comprensión y de madurez
alcanzada, sin sujetarse a una franja etaria determinada o al no padecimiento de una enfermedad
mental.
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El art 24 incluye dentro de los incapaces de ejercicio a quienes no cuentan con edad y grado de
madurez suficiente, con el alcance previsto en lo dispuesto por los arts. 25 a 30. El Código omite
referirse a los menores cuando indica quienes son incapaces de obrar pero remite a lo dispuesto
en la sección segunda del capítulo 2. El grado de madurez debe apreciarse conforme al régimen
de capacidad de ejercicio previsto para los menores de edad.
El art 26 después de establecer que los menores actúan a través de sus representantes dice “no
obstante, la persona que cuenta con edad y grado de madurez suficiente puede ejercer por si los
actos que le son permitidos por el ordenamiento jurídico”.
En el ámbito contractual, los menores son incapaces de ejercicio, salvo excepciones que el
ordenamiento jurídico consagra, permitiendo a los menores y adolescentes realizar algunos
contratos.
Capacidad para ser mandatario: el menor puede ser representante en términos generales (art
364) y también mandatario en el contrato de mandato (art 1323).
Contratos celebrados por el representante legal: el adolescente debe prestar la conformidad para
los contratos que su padre haga a fin de que preste algún servicio o aprenda un oficio, o lo obligue
de otra manera (art 682).
Menor que tiene título habilitante: el art 30 del CCyC le atribuye capacidad para ejercerla por
cuenta propia y le atribuye capacidad para la administración y disposición de los bienes que
adquiere con el producto su profesión y puede estar en juicio civil o penal por cuestiones
atinentes a ella. El art 683 establece “se presume que el hijo mayor de 16 años que ejerce algún
empleo, profesión o industria, está autorizado por sus progenitores para todos los actos y
contratos concernientes al empleo, profesión o industria”.
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Contratos de escaza cuantía: el CCyC aclara que los contratos de escaza cuantía de la vida
cotidiana se presumen realizados con la conformidad de los progenitores (art 684). Con ello se
pretende dar respuesta con los llamados pequeños contratos que suelen realizar los menores. La
norma no aclara si la presunción que establece es relativa o absoluta. Ante la omisión de la ley
debe entenderse que solo es relativa recayendo sobre el representante legal que impugne la
eficacia del contrato la prueba de la inexistencia de la autorización para su realización.
PERSONAS INCAPACES: ratificación de la convención sobre los derechos de las personas con
discapacidad (2007) impuso a la argentina la reforma de su régimen legal en la materia. El primer
paso fue dado por la Ley de Salud Mental (26657) sancionada en el 2010. Esta ley y su decreto
reglamentario son derecho vigente y no fueron derogados por la ley 26994 que sanciono el CCyC.
La modificación más importante fue la incorporación del art 152 ter del Código civil derogado. A
partir de esa reforma, los jueces tuvieron que al dictar sentencia sobre incapacidad o
inhabilitación especificar las funciones y actos que se limitaban, procurando que la afectación de
la autonomía personal sea la menor posible.
El CCyC en su art 34 sienta los principios básicos para la restricción de la capacidad, los que
constituyen las pautas rectoras del proceso judicial y como tales deberán ser observadas por el
juez. A) la capacidad general de ejercicio de la persona humana se presume, aun cuando se
encuentre internada en un establecimiento asistencial.
El CCyC ha incorporado el mismo principio de la Ley de Salud Mental: “la capacidad de ejercicio
se presume y sus limitaciones son siempre excepcionales”.
Distinciones: el CCyC distingue entre personas con capacidad restringida y personas incapaces.
El art 32 establece: “el juez puede restringir la capacidad para determinados actos de una persona
mayor de 13 años que padece una adicción o una alteración mental permanente o prolongada,
de suficiente gravedad, siempre que estime que del ejercicio de su plena capacidad resultar un
daño a su persona o a sus bienes”.
El último párrafo del mismo art prescribe: “por excepción, cuando la persona se encuentre
absolutamente imposibilitada de interaccionar con su entorno y expresar su voluntad por
cualquier modo, medio o formato adecuado y el sistema de apoyos resulte ineficaz, el juez puede
declarar la incapacidad y designar un curador”. Para que sea viable esta declaración, la persona
no debe mostrar ningún signo evidente de conciencia de si o del ambiente y estar imposibilitada
con los demás de reaccionar a estímulos adecuados. Debe sumarle otro requisito exigido por el
código: la insuficiencia o ineficiencia del sistema de apoyos.
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capacidad conforme los dispone el último párrafo del art 32. Cuando se restrinja la capacidad y
se disponga la implementación de un sistema de apoyos para los actos que se limitan, quien asiste
al restringido solo podrá intervenir en los actos que el juez disponga en su sentencia y con la
modalidad de actuación que establezca ese decisorio.
Estas limitaciones pueden versar sobre los actos patrimoniales, derechos personalísimos, o
derechos de familia. De acuerdo al art 702 queda suspendido el ejercicio de la responsabilidad
parental por existir sentencia firme de limitación de capacidad por razones graves de salud mental
que impiden al progenitor dicho ejercicio.
El juez decide no solo el sistema de protección sino que además detalla las funciones específicas
que deberán cumplir quienes brindan el apoyo o designa uno o más curadores si se trata de
personas incapaces.
El art 48 dice “pueden ser inhabilitados quienes por la prodigalidad en la gestión de sus bienes
expongan a su cónyuge, conviviente o a sus hijos menores de edad o con discapacidad, a toda
persona que padece una alteración funcional permanente o prolongada, física o mental, que en
relación a su edad y medio social implica desventajas considerables para su integración familiar,
social, educacional o laboral. La acción solo corresponde al cónyuge, conviviente y a los
ascendientes y descendientes”.
La finalidad es la protección del patrimonio familiar, por ello una persona mayor de edad, soltera
y sin hijos, podrá hacer con su patrimonio lo que desee. Para que pueda declararse la
inhabilitación deben existir los beneficiarios de la norma.
El presupuesto requerido es que la gestión de los negocios del prodigo exponga a las personas
protegidas a la pérdida del patrimonio que constituye su sustento. En el nuevo CCyC solo se
requiere la exposición, es decir, el peligro inminente que se trasluce por la actitud de la persona,
cuya conducta habitual comienza a desordenarse. Las personas amparadas son: el cónyuge, el
conviviente, los hijos menores de edad o con discapacidad.
La persona inhabilitada es capaz para todos los actos que no se encuentren limitados por la ley y
la sentencia.
NULIDAD DEL COTRATO CELEBRADO POR PERSONA INCAPAZ O CON CAPACIDAD RESTRINGIDA:
ART 1000 “declara la nulidad del contrato celebrado por la persona incapaz o con capacidad
restringida, la parte capaz no tiene derecho para exigir la restitución o el reembolso de lo que ha
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pagado o gastado, excepto si el contrato enriqueció a la parte incapaz o con capacidad restringida
y en cuanto se haya enriquecido”. Los supuestos del art son de nulidad relativa pues están
establecidos en interés de los incapaces o personas con capacidad restringida. Se establece que
la parte capaz del contrato nulo tiene el derecho al efecto general de la restitución o al reembolso
solo si el contrato enriqueció a la parte incapaz o de capacidad restringida y hasta el monto que
se haya enriquecido, jugando ello como tope máximo.
La norma es una excepción al principio general del art 390 del CCyC que establece que,
pronunciada la nulidad por los jueces, las partes quedan obligadas a restituirse mutuamente lo
que han recibido, restituciones que se regirán por las disposiciones relativas a la buena o mala fe
según sea el caso.
La parte capaz debe haber obrado de buena fe, requisito que surge en materia de nulidades del
art 388 que la habilita a reclamar la nulidad relativa solo si además sufrió un perjuicio importante.
Decretada la nulidad de un contrato por haber sido celebrado por una persona con capacidad
restringida o incapaz, la parte capaz debe restituir lo recibido por el incapaz o persona con
capacidad restringida, mientras que este último solo debe devolver el bien si aún lo conserva en
su patrimonio o si con ese bien ha adquirido otro (por ej. Por permuta o venta).
Régimen de capacidad de las personas jurídicas: art 141 del CCyC define a las personas jurídicas
como “todos los entes a los cuales el ordenamiento jurídico les confiere aptitud para adquirir
derechos y contraer obligaciones para el cumplimiento de su objeto y los fines de su creación”.
El CCyC regula en el capítulo 4 del Título II (Contratos en General) y dentro del Libro III (Derechos
Personales), la “Incapacidad e inhabilidad para contratar”. El art 1000 regula los efectos de la
nulidad del contrato, el art 1001 se refiere a las inhabilidades para contratar, mientras que el art
1002 se refiere a ciertas inhabilidades especiales.
El art 1001 dice: “no pueden contratar, en interés propio o ajeno, según sea el caso, los que están
impedidos para hacerlo conforme a disposiciones especiales. Los contratos cuya celebración está
prohibida a determinados sujetos tampoco pueden ser otorgados por interpósita persona”.
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Donde sí se establece una prohibición de contratar es en la Ley General de Sociedades; el art 271
prohíbe a los directores de las sociedades anónimas, celebrar contratos que no sean de la
actividad propia de la sociedad o aquellos que aun siendo de la actividad de la empresa, no se
concierten en las condiciones de mercado, salvo que se obtenga la aprobación del directorio o
de la conformidad de la sindicatura. La sanción es la nulidad amen de la responsabilidad por daños
y perjuicios.
Comprendidos aquellos empleados públicos que cuentan con poder decisorio dentro del marco
de su competencia. No importa si pertenecen a planta permanente o transitoria sino las
facultades que le confiere el cargo, de tal modo, se encuentran inhabilitados quienes, en virtud
de la administración confiada a la tarea encargada pueden tomar decisiones en nombre del
estado. La norma repite al regular el contrato de compraventa, pues en el art 1361 existe una
descripción similar de cargos.
B) Jueves y personas que cumplen funciones judiciales: los jueces, funcionarios y auxiliares
de la justicia, los árbitros y mediadores, y sus auxiliares, no pueden contratar respecto de
bienes relacionados con procesos en los que intervienen o han intervenido.
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La inhabilitación comprende a todos los integrantes del PJ que prestan servicios como jueces en
todas las instancias y fueros, los secretarios, fiscales, defensores, asesores de menores, peritos
judiciales y los empleados en todas las categorías.
La misma inhabilidad que se predica para los funcionarios judiciales abarca a los abogados en
relación a los bienes involucrados en los juicios donde hubieran intervenido. La finalidad es
preservar la actuación ética del profesional del derecho que debe beneficiar los intereses del
cliente y no los propios.
D) Los cónyuges: para aquellos cónyuges que optaron por el sistema de comunidad de
bienes (el CCyC prevé la posibilidad de optar por regímenes patrimoniales alternativos al
régimen de comunidad) es mantener inalterado ese régimen patrimonial del matrimonio
que podría violarse de permitirse la transferencia de bienes de contrayente al otro.
La limitación establecida por el nuevo CCyC es más extensa que la que preveía el Código de 1869;
ella se extiende a todo el contrato.
Es importante señalar que existen excepciones a este principio dentro y fuera del CCyC, el art 459
permite a un cónyuge (con independencia del régimen patrimonial elegido) otorgar poder para
ser representado al otro. En la Ley General de Sociedades, los cónyuges están habilitados para
formar entre si cualquier tipo de sociedad (art 27). La nulidad generada por la transgresión de
esta inhabilidad será de carácter absoluto.
E) Albaceas: último párrafo del art 1002 extiende la inhabilidad a los albaceas que no son
herederos quienes no pueden celebrar contrato de compraventa sobre los bienes de las
testamentarias que estén a su cargo.
Los albaceas son los que tienen que llevar adelante las disposiciones de un testamento. Pueden
ejercer ese cargo las personas humanas capaces al momento de desempeñar el cargo, las
personas jurídicas y los organismos de la administración pública centralizada o descentralizada
(art 2524).
Como el contrato es un acto jurídico, el objeto del contrato será su materia, los hechos
(conductas) y los bienes. El CCyC añade que el contrato puede tener como objeto derechos sobre
el cuerpo humano (art 1004 in fine).
Condiciones que debe reunir el objeto. El art 1003 dispone que el objeto del contrato “Debe ser
licito, posible, determinado o determinable, susceptible de valoración económica y corresponder
a un interés de las partes, aun cuando este no se patrimonial”. Este texto se complementa
tautológicamente con el art 1004 bajo el epígrafe objetos prohibidos dice: no pueden ser objeto
de los contratos los hechos que son imposibles o están prohibidos por las leyes, son contrarios a
la moral, al orden público, a la dignidad de la persona humana o lesivos de los derechos ajenos;
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ni los bienes que por un motivo especial se prohíbe que lo sea. Cuando tengan por objeto
derechos sobre el cuerpo humano se aplican los arts. 17 y 56”.
Además el art 279 establece que el objeto del acto jurídico no debe ser un hecho imposible o
prohibido por la ley, contrario a la moral, a las buenas costumbres, al orden público o lesivo de
los derechos ajenos o de la dignidad humana. Tampoco puede ser un bien que por un motivo
especial se haya prohibido que lo sea”.
• Posible
• Licito
• Determinado o determinable
• Susceptible de valoración económica
• Corresponder a un interés de las partes
• No ha de ser contrario a la moral y las buenas costumbres
• No ha de afectar la dignidad de la persona humana
• No ha de ser lesivo para los derechos ajenos.
Todos los bienes, determinados o determinables, pueden ser objeto de los actos jurídicos en el
marco de las disposiciones de los arts. 1007 a 1010, salvo aquellos que estén prohibidos para ser
objeto de un negocio;
Los hechos pueden ser objeto de los actos jurídicos sin son posibles, lícitos, acordes con la moral
y las buenas costumbres, y no afectan la dignidad de la persona humana ni resultan lesivos par
derechos ajenos.
Licitud: el art 1003 comienza por exigir la licitud del objeto. De acuerdo con el art 1004 no pueden
ser objeto del contrato los hechos prohibidos por la leyes ni los bienes que por un motivo especial
se prohíbe que lo sean; tal expresión viene a coincidir con el art 279 que excluye como objeto de
los actos jurídicos a los “bienes especialmente prohibidos”.
Bienes fuera del comercio: el art 234 los califica como aquellos cuya transmisión está
expresamente prohibida por la ley o por actos jurídicos cuando la ley permite tales prohibiciones.
Por ejemplo, ciertos medicamentos no autorizados por las autoridades de salud pública o los
estupefacientes. La moneda extranjera puede constituir objeto prohibido en regímenes en los
que está vedado comerciar sobre ella y a veces aun la tenencia de los particulares.
Otros casos: alguna doctrina considera que caben en esta limitación las cosas muebles que no
pueden hipotecarse y los inmuebles que no pueden ser dados en prenda. Son casos de
imposibilidad jurídica. Si bien ellas son inajenables no por ello están excluidas de ser objeto de
otros actos jurídicos distintos a la venta, como la concesión, el permiso, el comodato, etc.
Hechos ilícitos como objeto de los contratos: el contrato tiene por objeto un hecho ilícito cuando
la conducta que constituye su materia o realidad está prohibida por la ley. Constituyen supuestos
de negocios de objeto ilícito aquellos en que se prometen servicios profesionales, para los cuales
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se carece de título habilitante, las sociedades prohibidas para ciertos profesionales. También
entran los hechos que sean contrarios a la moral, las buenas costumbres o el orden público,
lesionen derechos de terceros o afecten la dignidad de la persona humana.
El cuerpo humano. Remisión. Los contratos tienen por objeto los derechos sobre el cuerpo
humano.
Resulta evidente que si una parte se ha obligado a entregar una cosa “imposible”, la otra no
podría pretender el cumplimiento en especie ni las prestaciones sustitutas.
Cuando el objeto del acto es un hecho o conducta la imposibilidad debe ser absoluta y objetiva,
no debe ser propia del sujeto de negocio, sino afectar por igual a todas las personas. El objeto
debe ser imposible a todos por igual, por ser contrario a una ley física o natural. La imposibilidad
debe ser originaria, contemporánea al acto. Si ella sobreviene luego de celebrado el acto,
entraran en juego las disposiciones que tratan la imposibilidad de pago.
Determinabilidad: principio general: el objeto del contrato deben ser bienes determinados o
determinables (art 1005).
Es determinado cuando está precisado con rigurosa exactitud al tiempo de la celebración del
contrato. También cuando están identificados su especie o genero aunque no lo esté en cantidad.
Bien identificado por su especie o género: resultarían aplicables las siguientes reglas:
Si la obligación es de género, la elección ha de ser hecha por el deudor, salvo que otra cosa resulte
de la convención, y debe recaer en una cosa de calidad media (art 762).
Si la obligación es de genero limitado (art 785) se aplican las reglas de las obligaciones
alternativas, por lo que el deudor puede elegir cualquiera de ellas (art 779).
Determinación por un tercero: art 1006 prevé que la determinación del objeto haya sido delegado
en un tercero. “las partes pueden pactar que la determinación del objeto sea efectuada por un
tercero. En caso de que el tercero no realice la elección, sea imposible o no haya observado los
criterios expresamente establecidos por las partes o por los usos y costumbres, puede recurrirse
a la determinación judicial, petición que debe tramitar por el procedimiento más breve que
prevea la legislación procesal”. También corresponde la determinación por el juez en los casos en
que el tercero no haya seguido los criterios expresamente establecidos por las partes o por los
usos y costumbres.
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el art 1134 prevé la posibilidad de que las partes recurran al juez sobre la base de que el tercero
se hubiera apartado de los criterios establecidos por ellas o por los usos y costumbres.
En cuanto a los usos y costumbres, el art 964 dispone que el contrato se integra con: c) los usos
o practicas del lugar de celebración, en cuanto sean aplicables, porque hayan sido declarados
obligatorios por las partes o porque sean ampliamente conocidos y regularmente observados en
el ámbito en que se celebra el contrato, excepto que su aplicación sea irrazonable”.
La compraventa de cosa mueble puede otorgarse sin determinación del precio; esta en el art
1143 que dice “ cuando el contrato ha sido válidamente celebrado, pero el precio no se ha
señalado ni expresa ni tácitamente, ni se ha estipulado un medio para determinarlo, se considera,
excepto indicación en contrario, que las partes han hecho referencia al precio generalmente
cobrado en el momento de la celebración del contrato para tales mercaderías, vendidas en
circunstancias semejantes, en el tráfico mercantil de que se trate”. Se remite el precio de plaza.
Otras hipótesis legales de determinación del precio: el CCyC contiene disposiciones particulares
sobre la determinación del objeto; así en materia de suministro (arts. 1178 y 1181) y locación de
cosas (art 1192).
Objeto determinable: art 1005 dice que el objeto es determinable cuando se establecen los
criterios suficientes para su individualización. Esto, es un estándar que debe ser analizado caso
por caso.
Conforme con la moral y las buenas costumbres: el Código acude en múltiples oportunidades al
estándar moral y buenas costumbres. El art 1004 alude exclusivamente a la moral y las buenas
costumbres aparecen en el art 979.
No ha de afectar la dignidad de la persona humana: la expresión del art 953 aparece sustituida por
hechos lesivos a la dignidad humana (art 279) o contrarios a la dignidad de la persona humana
(art 1004).
Caben contratos en los cuales se menoscabe al ser humano como los que impliquen el
sostenimiento a alguna forma de servidumbre o esclavitud, los que implican el aprovechamiento
económico de personas con disminuciones o deformidades.
No ha de ser contrario al orden público: ej. Nos referimos a los contratos para la prestación de
servicios profesionales por sujetos no habilitados para ello; del mismo modo no podrían los
cónyuges establecer un régimen de bienes distinto a los autorizados por la ley o pactar que si se
divorcian uno debe pagar al otro una clausula penal.
No ha de ser lesivo para los derechos de terceros: el art 19 de la CN dispone que las acciones
privadas de los hombres quedan exentas de la autoridad de los magistrados siempre que no
perjudiquen a un tercero. Las disposiciones de los arts. 1004 y 279 responden a esa premisa
constitucional. Un acto que lesiona los derechos de un tercero puede ser lícito o ilícito.
Lo que constituye una objeción a la aptitud del objeto no es tanto su posible perjuicio a terceros
sino su ilicitud.
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Debe ser susceptible de valoración económica: bienes y conductas como objeto de loos contratos
deben ser susceptibles de valoración económica (art 1003).
Ha de responder a un interés de las partes aun cuando éste no sea patrimonial: si el objeto debe
ser susceptible de valoración económica, el interés de las partes ha de ser satisfecho por el
contrato puede ser meramente estético, de goce o de disfrute, etc. La prestación debe tener
contenido económico pero el interés que guía a las partes puede ser altruista o de puro goce o
disfrute y por ello exento de valor pecuniario.
BIENES AJENOS: el art 1008 contiene como principio que los bienes ajenos pueden ser objeto de
los contratos.
La primera hipótesis que ha de hacer es según se haya contratado sobre bienes ajenos como tales
o como propios.
Si una parte contrató sobre un bien ajeno como si fuera propio, asume la obligación de adquirirlo,
por lo que es responsable de los daños y perjuicios del incumplimiento si no lo entrega (art 1008).
Si se contrató como bien ajeno como tal, quien prometió su entrega asume una obligación de
medios, como establece el art 1008, está obligado a emplear los medios necesarios para que la
prestación se realice y responde por los daños y perjuicios si por su culpa él no se transmite. La
culpa consiste, justamente, en no haber empleado los medios necesarios para que la prestación
se realice.
Compraventa de cosa ajena: el art 1132 establece que la compraventa de cosa ajena es válida en
los términos del art 1008.
Cosas fungibles: no se aplican las reglas a estas cosas ni a las obligaciones de género, pues el
deudor siempre puede procurarse el objeto del negocio.
BIENES FUTUROS: el art 1007 sienta como regla que los bienes futuros pueden ser objeto de los
contratos.
Como contrato conmutativo: en el cual una de las partes se obliga a transmitir o constituir algún
derecho sobre el bien cuando exista o s existe; en este caso el contrato se considera subordinado
a condición suspensiva, la cual consiste justamente en que el bien llegue a existir. Contrato sobre
la cosa esperada.
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La otra posibilidad es que el contrato sea concebido como aleatorio, que una de las partes asume
el riesgo de que el bien no llegue a existir; es la hipótesis contemplada en la última parte del art.
Contrato sobre la esperanza de la cosa futura.
Casos en que se limita o prohíbe que los bienes futuros sean objeto del contrato:
Compraventa de cosa futura: trata en el art 1131 “si se vende cosa futura, se entiende sujeta a la
condición suspensiva de que la cosa llegue a existir. El vendedor debe realizar las tareas y
esfuerzos que resulten del contrato o de las circunstancias que esta llegue a existir en las
condiciones y tiempo convenidos. El comprador puede asumir por clausula expresa el riesgo de
que la cosa no llegue a existir sin culpa del vendedor”.
Locación: art 1192 dice que toda cosa presente o futura, cuya tenencia este en el comercio, puede
ser objeto del contrato de locación.
Donación: art 1551 dice que la donación no puede ser de cosas determinadas de las que el
donante no tenga el dominio al tiempo de contratar. No puede haber donación de cosa futura.
BIENES LITIGIOSOS, GRAVADOS O EMBARGADOS: El art. 1009 dice que “los bienes litigiosos,
gravados, o sujetos a medidas cautelares, pueden ser objeto de los contratos, sin perjuicio de los
derechos de terceros”.
Se dispone que el adquirente responde solo con el bien gravado si ha adquirido el dominio de la
cosa hipotecada sin obligarse al pago del crédito asegurado (art 2199).
HERENCIA FUTURA: art 1010 que dice: “la herencia futura no puede ser objeto de los contratos
ni tampoco pueden serlo los derechos hereditarios eventuales sobre objetos particulares. El
fundamento clásico de esta prohibición radica en que se pretende excluir el deseo de provocar la
muerte del causante, aunque es bastante relativo pues es sobre esa base también debería
excluirse el seguro de vida pues el beneficiario querría la muerte del asegurado. Se sostienen
también que es inmoral hacer contratos sobre bienes de otras personas que aún están vivas.
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- Institutivo; por el cual se designa un heredero, ello está claramente prohibido en nuestro
derecho donde la calidad de heredero se deriva de la ley o del testamento; sería
impensable en nuestro régimen un contrato que tuviera por objeto la institución de un
heredero.
- Dispositivo, es el contrato por el cual alguien dispone de los bienes que pudieran
corresponderle en una futura sucesión; prohibido expresamente por el art 1010;
- Renunciativo, por el cual una persona renuncia a una herencia que aún no le ha sido
deferida pues el causante no ha muerto, prohibido expresamente en el art 2286
- Distributivo, es el acto jurídico por el cual los herederos dividen su futura herencia.
Carácter de la invalidez de estos contratos: son de nulidad absoluta, pues violan una regla de orden
público (art 386), no serían susceptibles de confirmación una vez producida la muerte del sujeto
de cuya herencia se trata. Nada obsta que una vez acaecida la muerte el heredero ceda o renuncie
la herencia.
Contrato que comprenda herencia futura y otros objetos: en el CCyC el acto podrá subsistir en la
medida que sea separable la cláusula referida a la herencia futura (art 389)o como decía el código
derogado aquel en cuyo provecho se ha hecho el contrato consienta que el precio es solo por los
bienes presentes.
EXCEPCION: pactos válidos. El CCyC en el art 1010 dice “ los pactos relativos a una explotación
productiva o a participaciones societarias de cualquier tipo, con miras a la conservación de la
unidad de la gestión empresaria o a la prevención o solución de conflictos, pueden incluir
disposiciones referidas a futuros derechos hereditarios y establecer compensaciones en favor de
otros legitimarios. Estos pactos son válidos, sean o no parte el futuro causante y su cónyuge, si
no afecta la legitima hereditaria, los derechos del cónyuge, ni los derechos de terceros”.
Límites: son válidos los pactos de esta naturaleza si no afectan la legitima hereditaria, los derechos
del cónyuge ni los derechos de terceros.
Estos pactos persiguen conservar la unidad de la gestión empresarial y/o la prevención y solución
de conflictos. Los conflictos entre los futuros herederos se sujetan a mediación o a la decisión de
los árbitros. En cualquier caso se pueden pactar compensaciones económicas, si unos reciben
acciones de la empresa otros podrán ser compensados con otros bienes. Se puede convenir que
la administración de la empresa quede en manos de alguno de los herederos y los demás ejerzan
el control; se pueden establecer cláusulas de indivisión, pactos de preferencia y otras cláusulas
que son frecuentes en los negocios societarios.
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Art 1011 “contratos de larga duración. En los contrato de larga duración el tiempo es esencial
para el cumplimiento del objeto, de modo que se produzcan los efectos queridos por las partes
o se satisfaga la necesidad que las indujo a contratar. Las partes deben ejercitar sus derechos
conforme con un deber de colaboración, respetando la reciprocidad de las obligaciones del
contrato, considerada en relación a la duración total”. “la parte que decide la rescisión debe dar
a la otra la oportunidad razonable de renegociar de buena fe, sin incurrir en ejercicio abusivo de
los derechos”.
En vez de adversarios los contratantes pasaron a ser caracterizados como socios que pretenden
tener, uno con el otro, una relación equilibrada e igualitaria, teniendo en vista una mayor
fraternidad y justicia. El contrato es concebido como un bloque de derechos y obligaciones para
ambas partes.
Se reconocen que los contratos de duración, aunque sean de cambio, deben ser vistos como
contratos similares a los asociativos, transformados por esa relación con el exterior, y
caracterizados por tener un fin común y exigir solidaridad.
El CCyC toma como elemento definitorio el tiempo cuando el resulta esencial para el
cumplimiento del objeto. Comprende aquellos contratos en los cuales las inversiones de las
partes requieren un tiempo para ser amortizadas, lo que puede ir desde la explotación de un
bosque a la construcción y alquiler de una estación de servicios o el suministro de gas para una
planta, etc.
Deberes de las partes: el CCyC exige a las partes satisfacer un deber de colaboración respetando
el carácter reciproco de las obligaciones, considerada en relación a la duración total. El deber de
colaboración es una derivación del principio de buena fe en la etapa de ejecución del contrato.
Deber de Renegociar: el último párrafo establece que la parte que decide la rescisión debe dar a
la otra la oportunidad razonable de renegociar de buena fe.
La doctrina reconoce una suerte de deber de renegociación cuando el contrato ha sido alterado
en su conmutatividad, sin que sea necesario para ello que una de las partes pretenda rescindirlo.
El art 17 por su lado dispone “derechos sobre el cuerpo humano. Los derechos sobre el cuerpo
humano o sus partes no tiene ningún valor comercial sino afectivo, terapéutico, científico,
humanitario o social y solo pueden ser disponibles por su titular siempre que se respete alguno
de esos valores y según lo dispongan las leyes especiales”.
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Principio general: del art 1004 surge que no hay regla general de prohibición de contratos que
tengan por objeto derechos sobre el cuerpo humano. Esos contratos están permitidos a condición
de que se ajusten a las previsiones de los arts. 17 y 56.
Partes separadas: las partes separadas del cuerpo pueden ser objeto de contrato. Ej. la leche
materna y el cabello una vez separados del cuerpo humano son bienes sobre los cuales es
imposible transar y por lo tanto pueden incluso tener un precio. La dación en sangre se rige por
la Ley 22990 que en primer lugar limita en los establecimientos que puedan recibirlas; en su art
15 establece que la extracción de sangre solo podrá efectuarse en los bancos de sangre
legalmente autorizados y habilitados por la respectiva autoridad de aplicación” ; la donación está
articulada en el art 43.
Gestación por otro: el texto definitivo del CCyC eliminó la figura de la maternidad por sustitución,
por lo que ha de entenderse que esta relación jurídica no está autorizada en el derecho argentino;
ello a pesar de que algunos fallos se han extralimitado y han dispuesto la anotación del niño
nacido no como hijo de la que lo dio a luz sino de la que puso el materia genético o expuso su
voluntad de ser madre.
Dación de gametos: en nuestro país no existe aún un régimen integral para la fertilización asistida.
La Ley 26862 no es más que una ley de seguridad social, su objeto es garantizar el acceso integral
a los procedimientos y técnicas médico- asistenciales de reproducción medicamente asistida,
compromete a los sistemas de salud estatal, privados y las obras sociales.
El decreto reglamentario de la ley dispone en su art 8 que la donación nunca tendrá carácter
lucrativo o comercial. Parecería que este contrato seria siempre de donación.
La persona como objeto: una parte de la doctrina considera que la persona, ya no partes del
cuerpo sino la persona misma, puede ser objeto del negocio jurídico, sean las personas ajenas,
como en el derecho de familia, cuanto la persona propia atendiendo a ciertas manifestaciones
suyas (derechos personalísimos).
Rivera cree que las personas no pueden ser objeto del negocio jurídico y por lo tanto no puede
ser objeto de los contratos.
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En primer lugar se habla de causa fuente con lo cual se pretende aludir a hontanar del cual emana
un determinado efecto jurídico. Esta noción es fecunda en el plano de las obligaciones.
En segundo término se habla de causa final que está dirigida a expresar aquello que las partes
persiguen al realizar el acto jurídico. Ej. La causa de un negocio de compraventa seria la obtención
de la propiedad de la cosa para el comprador y la disponibilidad del precio para el vendedor.
La causa final también se ha identificado como causa motivo o impulsiva, trata de identificar el
interés concreto que ha movido a las partes a la realización de un negocio jurídico.
Noción de la causa de la que tratamos: estamos tratando en el plano del acto o negocio jurídico.
Versará sobre la causa final la que constituye un elemento de todos los negocios jurídicos
incluidos los contratos pero también los actos jurídicos patrimoniales unilaterales.
Causa y fuerza obligatoria del contrato: que ese contrato tienda a realizar, persiga, busque, tenga
como finalidad, un interés que el ordenamiento considere merecedor de tutela y protección. Esa
finalidad deberá ser lícita y acorde con la moral y las buenas costumbres.
DOCTRINA CLÁSICA DE LA CAUSA: Domat pretendió explicar porque los contratos obligaban a las
partes. Sostenía que:
En los contratos onerosos y bilaterales (compraventa, permuta) cada una de las prestaciones
encuentra su fundamento en la que corresponde a la otra parte. La prestación del vendedor
encuentra su causa o fundamento en la prestación del comprador.
En los contratos unilaterales, como puede serlo el mutuo, la obligación del mutuario ha sido
precedida, como antecedente indispensable, de la entrega hecha por el prestamista; la obligación
del prestatario de restituir encuentra su causa en la entrega hecha por el mutuante.
En cuanto a los contratos gratuitos como la donación, el mero hecho de aceptar da vida a lo
convenido haciendo que la obligación del donante encuentre fundamento en cualquier motivo
razonable y justo, como sería la prestación de algún servicio, un mérito cualquiera del donatario
sencillamente, el deseo de realizar un bien.
Sobre la base de Domat y Pothier la doctrina elaboró la teoría de las causas típicas,
fundamentaciones genéricas del querer de los contratantes, que prescindían de las razones
individuales existentes en las partes de cada contrato.
Esta doctrina ubica la causa en el momento de celebración del contrato, etapa genética, este es
uno de los defectos más importantes de la teoría pues la idea de causa final se revela
particularmente fecunda si se la pondera en el momento funcional del negocio, durante su
ejecución.
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Planiol catalogó a la doctrina de la causa como falsa e inútil. Y el anticausalismo haya sido
predominante.
DUALISMO: la mayor parte de los autores hace concesiones a la otra acepción de causa, y en
general admiten que ambas nociones no son incompatibles, sino que por el contrario pueden ser
armonizadas. La noción de causa final sirve como respuesta a las preguntas acerca de para qué
se contrata y por qué se contrata
La causa final puede ser definida como la razón de ser jurídica del negocio (Bueres), poseyendo
una doble significación objetiva y subjetiva.
Causa final objetiva: identifica la pretensión que tiene cada una de las partes de un negocio
jurídico de obtener de la otra el cumplimiento de las prestaciones prometidas, con lo cual se sigue
en gran medida las enseñanzas de Capitant. La causa final es:
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Unitaria, porque no hay una causa para el comprador y otra para el vendedor sino una sola en la
cual el cumplimiento de cada uno constituye una causa única. Castaña tobeñas “la causa, en el
contrato bilateral, es la relación de las dos prestaciones con el cambio de un valor por otro, o sea
bilateralidad, no cada prestación en sí”.
Causa final subjetiva: se refiere a los móviles perseguidos por algún contratante en particular.
Recepción legal: art 281 CCyC define a la Causa como el fin inmediato autorizado por el
ordenamiento jurídico que ha sido determinante de la voluntad. Agrega, “también integran la
causa los motivos exteriorizados cuando sean lícitos y hayan sido incorporados al acto de forma
expresa, o tácitamente si son esenciales para ambas partes”.
El CCyC define la causa como el fin inmediato autorizado por el ordenamiento jurídico que ha sido
determinante de la voluntad (art 281).
El mismo art establece que “también integran la causa los motivos exteriorizados cuando sean
lícitos y hayan sido incorporados al acto en forma expresa, o tácitamente si son esenciales para
ambas partes”.
El CCyC al tratar la causa motivo en los actos jurídicos, la considera un elemento del negocio
cuando expresamente ha sido incorporada al contrato; el motivo o finalidad particular puede
formar parte tácitamente del campo contractual cuando es esencial a ambas partes. El código
exige que la causa motivo sea licita, y cuando trata de este elemento en los contratos, la vincula
justamente con la causa ilícita (art 1014).
Presunciones de Causa: art 282 dispone: “aunque la causa no esté expresada en el acto se
presume que exista mientras no se pruebe lo contrario. El acto es válido aunque la causa
expresada sea falsa si se funda en otra causa verdadera”.
Si la causa expresada es falsa, ello no se provoca necesariamente la nulidad del acto jurídico sino
que invierte la prueba, una vez demostrado que la causa es falsa, quien pretenda conservar la
validez del acto debe demostrar que el negocio tiene causa y que ella es lícita.
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Necesidad de Causa: art 1013 trae el principio de necesidad de causa. “La causa debe existir en la
formación del contrato y durante su celebración y subsistir durante su ejecución. La falta de causa
da lugar, según los casos, a la nulidad, adecuación o extinción del contrato”.
No puede faltar la causa objetiva en los contratos típicos, salvo que en el caso concreto ella sea
de imposible realización, cuando se pretende contraer la calidad de fiador de una obligación ya
pagada, comprar la cosa que ya es propia, asegurar un riesgo inexistente, pagar una deuda ya
extinguida.
Falsa causa: el contrato que expresa una causa no real, es válido si se funda en otra causa
verdadera (art 282) siempre que ella sea lícita. En ese caso se produce una inversión de la carga
de la prueba pues quien pretenda la subsistencia del acto debe probar que tiene causa y que ella
es lícita.
Causa ilícita: art 1014 dice que “el contrato es nulo cuando:
Si solo una de ellas ha obrado por un motivo ilícito o inmoral, no tiene derecho a invocar el
contrato frente a la otra, pero ésta puede reclamar lo que ha dado, sin obligación de cumplir lo
que ha ofrecido”.
Se manifiesta una de las funciones más relevantes de la noción de causa móvil o motivo. Consiste
en hacer respetar el orden público y la moral y las buenas costumbres.
Frustración de la causa: la causa final se frustra cuando, por alguna razón, no puede satisfacerse
la finalidad típica del negocio de que se trata o el motivo casualizado propio del negocio concreto.
Art 1090 del CCyC “la frustración definitiva de la finalidad del contrato autoriza a la parte
perjudicada a declarar la resolución, si tiene su causa en una alteración de carácter extraordinario
de las circunstancias exigentes al tiempo de su celebración, ajena a las partes y que supera el
riesgo asumido por la que es afectada. La resolución es operativa cuando esta parte comunica su
declaración extintiva la otra. Si la frustración de la finalidad es temporaria, hay derecho a
resolución solo si se impide el cumplimiento oportuno de una obligación cuyo tiempo de
ejecución es esencial”.
Efectos: si la causa no existe al tiempo de la celebración del negocio jurídico de que se trate se
sostiene la nulidad del contrato.
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En la hipótesis de falsa causa la sanción es la nulidad por el vicio de error o de simulación, salvo
que el negocio estuviere fundado en otra causa verdadera lícita, supuesto en que el acto jurídico
es válido.
Es nulo el negocio si la causa es ilícita o inmoral. Se sostiene doctrinariamente que la causa ilícita
o inmoral genera una nulidad absoluta que por ende el acto deviene inconfirmable, de donde si
además el vicio es ostensible, la nulidad puede ser declarada oficiosamente por el juez.
Causa subjetiva en la etapa genética del contrato: la causa errónea y la causa simulada (supuesto
de falsa causa) fundamentan la anulación de los actos jurídicos por error en la causa y por
simulación.
Causa objetiva en la etapa genética: sirve fundamentalmente pata tipificar el contrato de que se
trate, más allá de cómo lo hayan denominado las partes. Art 1127.
Causa objetiva en la etapa funcional del negocio: en su noción objetiva la causa final fundamenta:
FORMA DE LOS CONTRATOS: tratada en cuatro capítulos del Capítulo VII del CCyC. También se
aplican las disposiciones relativas a las formas de los actos jurídicos. Art 284 que consagra la
liberta de formas para los actos jurídicos y art 285 que establece que aquellos actos que no fueran
otorgados según la forma impuesta, valdrán como actos en que las partes se obligaron a elevarlo
a dicha formalidad, excepto que la misma se exija bajo sanción de nulidad.
La forma del acto jurídico: se refiere a la manera en que debe instrumentarse y exteriorizarse la
voluntad de las partes, dotándola de materialidad de haciéndola trascender de las intenciones y
voluntades de los sujetos intervinientes. Ello hace a la validez, vigencia y eficacia del acto en
cuestión.
El Prof. Rivera sostiene en su obra que la forma esencial recién descripta no es un elemento
constituyente del negocio jurídico, es imposible dejarla de la voluntad, que si lo es. No hay
voluntad relevante para el derecho, y no hay acto jurídico, si ella no está manifestada (art 260).
La forma del contrato en cuanto acto jurídico: el contrato es un acto jurídico y la forma del contrato
es la manera en que se exterioriza la voluntad de las partes. La noción de forma es susceptible de
ser analizada desde un sentido amplio y otro estricto. El primero refiere a la exteriorización de la
voluntad; el segundo alude a las formalidades del acto, a la manera específica a fin de exteriorizar
una determinada declaración de voluntad.
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La forma es un elemento externo del acto; la prueba es el medio a través del cual se acredita la
celebración del acto.
La ley exige que el acto se celebre con una forma determinada para facilitar la prueba de su
existencia (acto ad probationem), en otros supuestos, exige su celebración bajo determinadas
formalidades para concederle eficacia jurídica (acto ad solemnitatem).
Libertad de formas: art 1015 del CCyC solo son formales los contratos a los cuales la ley les impone
una forma determinada. Si la ley no designa una forma específica para la exteriorización de la
voluntad de las partes, estas pueden utilizar la que estimen conveniente, aun cuando ella sea más
exigente que la impuesta por la ley. La ley, en algunas ocasiones, requiere que ciertos actos se
lleven a cabo con una forma preestablecida. Ocurre con la expresión por escrito, por instrumento
o escritura pública.
El principio general que establece el art 284 del CCyC es el de la libertad de formas del acto
jurídico, las partes pueden escoger la que estimen a sus intereses y necesidades.
El art 1015 refiere a los contratos formales y remite al art 969 del CCyC. El régimen de los
contratos formales no es sino una excepción a la libertad de formas.
“los contratos para los cuales la ley exige una forma para su validez, son nulos si la solemnidad
no ha sido satisfecha. Cuando la forma requerida para los contratos, los es solo para que estos
produzcan sus efectos propios, sin sanción de nulidad, no quedan concluidos como tales mientras
no se ha otorgado el instrumento previsto, pero valen como contratos en los que las partes se
obligaron a cumplir con la expresada formalidad. Cuando la ley o las partes no imponen una forma
determinada, esta debe constituir solo un medio de prueba de la celebración del contrato”.
Clasificación de los contratos formales: los contratos pueden ser formales o no formales. La norma
establece la categoría de los contratos formales y establece una división tripartita entre: los
sujetos a formas absolutas cuya inobservancia priva de efectos al acto; aquellos para los que se
exigen formas relativas y los que tienen pautadas formalidades con fines probatorios.
El nuevo CCyC en cuanto a forma de los contratos, las clasifica distinguiendo entre formas
absolutas, relativas y formalidades para la prueba.
a) Formas absolutas: son aquellas que acarrean la ineficiencia del acto en caso de
inobservancia (art 285). Su cumplimiento priva al acto de su eficacia. Ej, el contrato sujeto
a formas absolutas las donaciones de inmuebles, muebles registrables y prestaciones
periódicas o vitalicias (art 1552 CCyC).
b) Formas relativas: si la formalidad no es exigida bajo sanción de nulidad, la misma es
relativa. El contrato no queda concluido hasta que no se dé cumplimiento a la forma en
cuestión. Los contratos valen como compromiso de las partes a cumplir la formalidad
pendiente (art 285 CCyC). Comprende los contratos mencionados en el art 1017 del
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CCyC. son contratos formales relativos, por ej., la agrupación de colaboración (art 1455),
la unión transitoria (art 1464), el consorcio de cooperación (art 1473), la cesión de
derechos hereditarios (arts. 1618 inc. a), la cesión de derechos litigiosos referidos a
derechos reales sobre inmuebles (art 1618), la cesión de derechos derivados de actos
instrumentados en escritura pública (art 1618 inc. c ) y el contrato de fideicomiso, cuando
se refiere a bienes cuya transferencia debe ser instrumentada en escritura pública (art
1669).
c) Formas dispuestas con fines probatorios: La inobservancia del recaudo formal no afecta
el contrato ni a su existencia, que podrá ser acreditada por otros medios. Si la formalidad
es exigida a los fines meramente probatorios, los contratos pueden ser probados por
otros medios, inclusive por testigos si hay imposibilidad de obtener la prueba
instrumental o comienzo de ejecución (art 1020)
Contratos en los que la forma es impuesta en orden a su prueba; la locación de cosa
inmueble o mueble registrable o de una universalidad que incluya inmuebles o muebles
registrables o de partes material de un inmueble (art 1188), la agencia (art 1479), la fianza
, la cesión de derechos cuando no se refiere a actos que deban otorgarse por escritura
pública (art 1618), la transacción (art 1643) el arbitraje (art 1650) y el fideicomiso, cuando
no se refiere a bienes cuya transmisión requiera del otorgamiento de escritura pública
(art 1669).
Modificaciones del contrato: de acuerdo al art 1016 del CCyC la formalidad exigida para la
celebración del contrato rige también para las modificaciones ulteriores que le sean introducidas,
excepto que ellas versen solamente sobre estipulaciones accesorias o secundarias, o que exista
disposición legal en contrario.
ESCRITURA PUBLICA: el Art 1017 del CCyC establece que son contratos que deben ser otorgados
por escritura pública:
a) Los que tienen por objeto la adquisición, modificación o extinción de derechos reales
sobre inmuebles cuando la transmisión no se opera por subasta judicial o administrativa;
b) Los que tienen por objeto derechos dudosos o litigiosos sobre inmuebles
c) Los actos accesorios de contratos otorgados en escritura publica
d) Los demás contratos que, por acuerdo de partes o a disposición de la ley, deben ser
otorgados en escritura pública y no correspondan a la materia formal absoluta”.
El CCyC prevé su régimen en los arts. 299 y ss. Los supuestos del art 1017 presentan un
denominador común: se orientan a procurar un registro de acto que asegure el control de
legalidad a cargo del escribano.
Contratos que tienen por objeto la adquisición, modificación o extinción de derechos reales sobre
inmuebles, con excepción de los casos de venta por subasta judicial o administrativa:
La necesidad de la escritura tiene que ver con la trascendencia socioeconómica que presentan
los derechos reales sobre inmuebles y a la necesidad de dotar a los actos que involucran
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La excepción de la venta en subasta judicial o administrativa es lógica en cuanto a que en tal caso,
el control de legalidad lo deberá realizar la autoridad que ha dispuesto la realización de la subasta
y queda reemplazada por las actuaciones judiciales o administrativas de las que se extrae
testimonio siendo este el documento que ingresa al Registro de la Propiedad para la inscripción.
Contratos que tienen por objeto derechos dudosos o litigiosos sobre inmuebles: si se exige la
escritura pública para la adquisición, modificación o extinción de derechos reales sobre
inmuebles, la solución no podría ser otra si el derecho en cuestión es dudoso o litigioso, cuando
no cuenta con certidumbre o es objeto de un pleito judicial.
Acuerdo de partes o disposición de la ley en razón de los cuales el acto debe ser otorgado en
escritura pública.
No hay necesidad de que le CCyC diga que será obligatorio otorgar el contrato en escritura si asi
lo establece otra ley. Se supone que con así lo diga esa otra ley, ya es suficiente para serlo exigible.
Dicho acuerdo será válido en tanto y en cuanto no constituya una cláusula abusiva de un contrato
de adhesión o de consumo, en perjuicio de la parte más débil de la relación.
Obligación de hacer: art 1018 del CCyC el otorgamiento pendiente de un instrumento previsto
constituye una obligación de hacer si el futuro contrato no requiere una forma bajo sanción de
nulidad. Si la parte condenada a otorgarlo es remisa, el juez lo hace en su representación, siempre
que las contraprestaciones estén cumplidas, o sea asegurado su cumplimiento.
La norma del art 1018 del nuevo CCyC continúa con la solución del régimen derogado. Responde
a una necesidad por cuanto es propio de la práctica negocial que las partes de un contrato que
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exige escritura pública celebran el contrato por instrumento privado. Ha sido incorporado en el
nuevo CCyC en el art 1170.
La regulación de la prueba en el Código de 1869: los contratos con una forma determinada debían
ser probados con la forma prescrita, salvo que resultara imposible obtener la prueba en cuestión
o que hubiese habido un principio de prueba por escrito en los contratos que podían hacerse por
instrumentos privados, o que la cuestión versare sobre los vicios de erros, dolo, violencia, fraude,
simulación, o falsedad o cuando una de las partes hubiese recibido alguna prestación y se negase
a cumplir el contrato.
En materia civil, los contratos que superaban cierto monto no podían ser probados por testigos y
se requería para ellos la prueba escrita. El código de comercio establecía que la prueba de
testigos, fuera de los casos expresamente declarados en ese código, solo era admisible en los
contratos cuyo valor no excedía lo allí determinado. Tratándose de asuntos de mayor cuantía, la
prueba testimonial solo sería admitida existiendo principio de prueba por escrito.
La prueba de testigos en el código de 1869: establecía en su art 1193: “los contratos que tengan
por objeto una cantidad de más de diez mil pesos, deben hacerse por escrito y no pueden ser
probados por testigos”.
Esta norma exigía de manera absoluta, salvo algunas excepciones, la prueba escrita del contrato.
El testimonio solo era admisible si había principio de prueba por escrito o si una de las partes
había recibido alguna prestación y se negaba a cumplir el contrato.
Diferencia entre la prueba del contrato y los hechos configurantes de su ejecución: estos generaron
una importante controversia en materia de contrato de locación de obra. En materia de prueba,
no debe confundirse el contrato de locación de obra, con los hechos vinculados con su
cumplimiento y ejecución, toda vez que, a diferencia del primero, estos últimos pueden probarse
por cualquier medio de prueba, incluso testigos.
Ello se refiere a la prueba de los hechos configurantes del cumplimiento del contrato (la
realización de la obra) y del nexo causal correspondiente (que la prueba acredite que la obra en
cuestión ha sido realizada por el contratista reclamante). Se ha juzgado que es improcedente la
pretensión de cobro del precio de una locación de obra, si la actora no acompañó a la causa el
instrumento escrito que acredite la celebración del contrato y tal omisión no pueden ser suplida
por otro medio de prueba, dado que no ha quedado demostrada la recepción de prestaciones
por alguna de las partes.
La prueba de los contratos en el CCyC: art 1019 dice “los contratos pueden ser probados por todos
los medios aptos para llegar a una razonable convicción según las reglas de la sana critica, y con
arreglo a lo que disponen las leyes procesales, excepto disposición legal que establezca un medio
especial”.
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“los contratos que sean de uso instrumentar no pueden ser probados exclusivamente por
testigos”.
Esta normativa se complementa con lo dispuesto por los arts. 284 a 319 del CCyC que regula el
tema de la forma y la prueba del acto jurídico.
Los contratos pueden ser probados por cualquier medio y la aptitud probatoria ya no está dada
en función de una calificación previa sino por su capacidad e idoneidad para formar la razonada
convicción del juez en base a la única manera con que cuenta para hacerlo: siguiendo su sana
critica.
En el sistema de las pruebas legales se indica por anticipado el valor o grado de eficacia que tiene
cada medio probatorio, de modo tal que el juez carece de libertad de apreciación y ante
determinada prueba le deberá atribuir el valor o eficacia que indica la ley. La sana crítica es una
operación intelectual que realiza el juez y que tiene por cometido la correcta apreciación del
resultado de las pruebas rendidas. De modo tal que la primera parte de la norma es una clara
apertura intelectual.
Restricción probatoria: lo que se ha querido decir es que los contratos en los que sea “usual” su
instrumentación por escrito, no podrán probarse exclusivamente por testigos. No niega la
incorporación de la prueba testimonial sino que la misma sea el único y exclusivo medio
probatorio empleado para acreditar los contratos que, de acuerdo a los usos y costumbres, se
instrumenten por escrito.
Si de acuerdo con los “usos” se estila o acostumbra no instrumentar tal o cual contrato, quedando
como un mero acuerdo verbal, la prueba testimonial será admisible en ese caso.
Seria dable considerar que el CCyC propone una ampliación o flexibilización de la prueba
testimonial de los contratos al aceptarla: el modo exclusivo, cuando según los usos y costumbres,
el contrato no se plasme por escrito y de modo compartido con otros medios de prueba (sin
exclusividad) cuando el contrato se instrumente por escrito, según los usos.
Art 1020 del CCyC “los contratos en los cuales la formalidad es requerida a los fines probatorios
pueden ser probados por otros medios, inclusive por testigos, si hay imposibilidad de obtener la
prueba de haber sido cumplida la formalidad o si existe principio de prueba instrumental, o
comienzo de ejecución. Se considera principio de prueba instrumental cualquier instrumento que
emane de la otra parte, de su causante o de parte interesada en el asunto, que haga verosímil la
existencia del contrato”. Estas hipótesis coinciden con lo regulado en los derogados arts. 1193
del Cód. Civil y del art 209 del cód. Comercial.
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Los contratos formales pueden ser probados por otros medios, incluso testigos, en tanto y en
cuanto se cumplan las condiciones que menciona la norma a tal efecto; imposibilidad de acreditar
el cumplimiento de la formalidad, existencia de principio de prueba instrumental o comienzo de
ejecución.
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El juez podrá exigir prueba supletoria en función del resto de elementos del
proceso en que se hacen valer. Entre comerciantes se establece que la
contabilidad prueba a favor de quien la lleva cuando la otra parte, también
comerciante, no cumple con dicha carga sea porque no la lleva o no la presenta.
No se trata de una prueba absoluta, las facultades conferidas al juez, que deberá
ponderar no solo l que surja de los libros, sino también integrarlos dentro del
contexto de la totalidad de la prueba.
• Neutralización: si los libros de ambas partes están en forma y han resultado
contradictorio, el juez debe prescindir de este medio de prueba y proceder por
los méritos de las demás probanzas que se presentan.
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C-Límites legales a la fuerza obligatoria: Contratos entre desiguales: La fuerza obligatoria de los
contratos no es absoluta, sino que está atemperada por institutos que le ponen límites, que son: La
teoría de la imprevisión (art. 1091 del CCyC); la lesión subjetiva objetiva (art. 332 del CCyC); y la
frustración de la finalidad del contrato (art. 1090 del CCyC).
• Teoría de la imprevisión: El art. 1091 del CCyC, que viene a reemplazar al viejo art. 1198 del
código derogado, busca superar los conflictos habidos en orden a su ámbito de aplicación y
principales efectos, en particular el concerniente a las acciones reconocidas a favor del
perjudicado.
“Si en un contrato conmutativo de ejecución diferida o permanente, la prestación a cargo
de una de las partes se torna excesivamente onerosa, por una alteración extraordinaria de
las circunstancias existentes al tiempo de su celebración, sobrevenida por causas ajenas a
las partes y al riesgo asumido por la que es afectada, ésta tiene derecho a plantear
extrajudicialmente, o pedir ante un juez, por acción o como excepción, la rescisión total o
parcial del contrato, o su adecuación. Igual regla se aplica al tercero a quien le han sido
conferidos derechos, o asignadas obligaciones, resultantes del contrato; y al contrato
aleatorio si la prestación se torna excesivamente onerosa por causas extrañas a su área
propia”.
La imprevisión, ya conocida en el derecho romano como la cláusula rebús sic stantibus
(mientras permanezca el actual estado de cosas), no fue recogida por Vélez en el código de
1871, pues en ese tiempo existía una concepción del contrato inserta en el absoluto respeto
a la autonomía de la voluntad y a la fuerza vinculante del acuerdo. Fue recién en 1968 que
la teoría de la recepción fue incorporada con la reforma de la ley 17711. Los posteriores
hechos dieron razón a la reforma, pues los sucesivos procesos inflacionarios obligaron a
acudir a ella, más aun con la llamada pesificación del año 2001.
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Para evitar que “algo que se ha concretado firmemente en el contrato pudiera conducir a
resultados irrazonables y jurídicamente intolerables”. Todo ello en busca de la eficiencia,
modificando la situación irrazonable o intolerable de modo apto para mejorar la situación
del contratante que la sufre, sin empeorar la situación de la otra parte, emergente de lo
contratado.
Con respecto a los requisitos para la procedencia de la imprevisión podemos citar los
siguientes:
a) La excesiva onerosidad debe reunir los caracteres del caso fortuito, es decir,
imprevisibilidad, irresistibilidad, extraneidad, actualidad y sobreviniencia.
b) La excesiva onerosidad debe traer aparejada una gravosidad tal que el
cumplimiento de la obligación importe la consumación de una flagrante injusticia.
c) Se aplica a los contratos conmutativos de ejecución diferida o permanente. Se
excluyen en principio los contratos aleatorios, salvo cuando la excesiva onerosidad
se produzca por causa extrañas al riesgo propio del contrato.
d) No se aplica a los contratos gratuitos. Tampoco se aplica a los contratos onerosos
de ejecución inmediata o de ejecución única.
e) Pueden las partes renunciar al derecho de invocar la imprevisión.
f) No procederá si el perjudicado hubiese obrado con culpa o estuviese en mora, toda
vez que la ley no protege al incumplidor.
g) Con relación a los efectos de la imprevisión, la parte perjudicada puede pedir la
resolución del contrato. Una vez decretada la rescisión se impone la restitución de
lo recibido en razón del contrato. Su efectos no alcanzan a los ya cumplidos. La parte
no perjudicada puede impedir la resolución del contrato ofreciendo reajustar
equitativamente los efectos del contrato. La perjudicada puede también pedir sólo
la revisión del contrato. Los terceros a quienes se les han conferido derechos o
asignadas obligaciones resultantes del contrato también se encuentran legitimados
invocar la imprevisión.
• La lesión subjetiva objetiva: La lesión como vicio del acto jurídico (art. 332) consiste en el
aprovechamiento que realiza una parte del estado de necesidad, debilidad psíquica o
inexperiencia de la otra que, con motivo de ese aprovechamiento, saca una ventaja
evidentemente desproporcionada y sin justificación. En la lesión este perjuicio se produce
ya al momento de celebración del acto, mientras que en la imprevisión es sobreviniente. En
la lesión es fruto de un aprovechamiento que hace la parte beneficiada de la ligereza,
inexperiencia o estado de necesidad de la otra, mientras que en la imprevisión el perjuicio
es extraño a la conducta de las partes. Asimismo, la lesión produce la anulación del acto
jurídico, mientras que la imprevisión trae la rescisión, que no incide sobre los efectos ya
cumplidos. La conformación de la lesión exige la concurrencia de tres elementos: Uno
objetivo y dos de naturaleza subjetiva.
Los elementos subjetivos son:
a)- Un sujeto que atraviesa por un estado anormal, que se caracteriza por el estado de
necesidad, debilidad psíquica o inexperiencia.
b)- Un sujeto que explote o se aproveche de la inferioridad de la otra parte.
En tanto, el elemento objetivo está dado por la obtención de una ventaja patrimonial
evidentemente desproporcionada y sin justificación.
La prueba de los elementos subjetivos y del elemento objetivo recae sobre quien invoca la
lesión. Sin embargo, se presume que existió cuando la desproporción entre las prestaciones
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pueda apreciarse a simple vista. Esta desproporción debe verificarse al tiempo de celebrar
el acto y subsistir al momento de la demanda. La víctima puede iniciar la acción de de nulidad
o de reajuste. Si promueve la primera y el demandado ofrece reajustar equitativamente la
pretensión, la acción se transformará en acción de reajuste. La demanda puede ser
solamente intentada por la víctima o sus herederos.
El nuevo código no modificó sustancialmente el instituto de la lesión respecto del código
derogado, salvo el plazo de prescripción –que antes era de 5 años y ahora de 2- y el comienzo
de su cómputo.
• La frustración de la finalidad del contrato: Art. 1090: La frustración definitiva de la finalidad
del contrato autoriza a la parte perjudicada a declarar su resolución, si tiene su causa en una
alteración de carácter extraordinario de las circunstancias existentes al tiempo de su
celebración, ajena a las partes y que supera el riesgo asumido por la que es afectada. La
resolución es operativa cuando esta parte comunica su declaración extintiva a la otra. Si la
frustración de la finalidad es temporaria, hay derecho a resolución sólo si se impide el
cumplimiento oportuno de una obligación cuyo tiempo de ejecución es esencial.
Respecto a los requisitos para la procedencia de la frustración de la finalidad del contrato,
la doctrina argentina requirió la concurrencia de los siguientes extremos:
a) La existencia de un contrato válido.
b) La ocurrencia de un acontecimiento anormal; sobreviniente; ajeno a la voluntad de
las partes; que no haya sido provocado por ninguna de ellas.
c) Que dicho acontecimiento incida sobre la finalidad del contrato de manera que
malogre el motivo que impulsó a contratar, al punto que desaparezca el interés o
utilidad en la subsistencia del contrato.
El art. 1090 parte de estos consensos y precisa que debe provenir de una alteración de
carácter extraordinario de las circunstancias existentes al momento de la celebración del
contrato, que supere el riesgo asumido por la parte que es afectada.
Aunque el artículo nada dice sobre el ámbito de aplicación de la figura, puede
razonablemente entenderse que el contrato válido que se frustra puede ser oneroso o
gratuito. Debe tratarse de contratos de ejecución diferida o continuada, como consecuencia
de la intervención del factor temporal en la vida del contrato.
En orden a los efectos de la frustración de la finalidad, si esta es definitiva, la parte
perjudicada queda autorizada para declarar la rescisión del contrato. En tanto, si la
frustración es temporaria, se aplican las reglas de la suspensión del cumplimiento, y sólo
habrá derecho a rescisión si se impide el cumplimiento oportuno de una obligación cuyo
tiempo de ejecución es esencial.
El nuevo código se encargó de tipificar este instituto, aprovechando su largo desarrollo en
el derecho comparado, su consolidado tratamiento en la doctrina nacional y una incipiente
inserción en la jurisprudencia. Es la imposibilidad absoluta de alcanzar la finalidad buscada,
siendo aún posible ejecutarse la prestación. No es lo mismo que el caso fortuito, pues este
impide realizar la prestación.
Al admitirla se conduce a la resolución del vínculo contractual, y como la frustración es ajena
a las partes, no da lugar a resarcimiento, si se ha pagado un adelanto si se procederá a su
devolución.
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Son hechos voluntarios los actuados con discernimiento, intención y libertad y manifestados por
un hecho exterior (art 260)
Son involuntarios por falta de discernimiento los actos de quien, al momento de realizarlo, está
privado de la razón; los actos ilícitos de la persona menor de edad que no ha cumplido 10 años;
los actos lícitos de la persona menor de edad que no ha cumplido 13 años, sin perjuicio de lo
establecido en disposiciones especiales (art 261).
• Discernimiento: el art 261 de limita a establecer cuáles son las causas que privan de él. La
doctrina lo define como la causalidad o facultad del sujeto por la cual conoce y distingue
lo bueno de lo malo, lo justo de lo injusto, lo conveniente de lo inconveniente.
Cifuentes lo denomina como “la madurez intelectual para razonar, comprender y valorar
el acto y sus consecuencias”. Las causas que obstan al discernimiento están enumeradas
en el art 261.
Están privadas de discernimiento todas las personas que no tienen uso de razón al tiempo
de la ejecución del acto. La ausencia de discernimiento en estos casos no está atada a la
existencia de una enfermedad mental; puede deberse a trastornos psiquiátricos pero
también a causas transitorias.
Quedan comprendidos los actos humanos ejecutados sin conciencia, por obra de la
embriaguez, la utilización de drogas, narcóticos u otras enfermedades.
La prueba de ausencia de razón recae sobre quien la invoca para excluirse de la
responsabilidad de sus actos.
La falta de razón: están privadas del discernimiento todas las personas que no tienen uso
de razón al tiempo de la ejecución del acto. La ausencia de discernimiento en estos casos
no está atada a la existencia de una enfermedad mental; puede deberse a trastornos
psiquiátricos pero también a causas transitorias. No es necesario que el sujeto tenga su
capacidad restringida o se lo declare incapaz. Quedan comprendidos los actos inhumanos
ejecutados sin conciencia, por obra de la embriaguez, la utilización de drogas narcóticas
u otras enfermedades. La prueba recae sobre quien la invoca para excluirse de la
responsabilidad de sus actos. Si se trata de acto ilícito, el será considerado involuntario si
la privación accidental de la razón es también involuntaria.
El acto será involuntario cuando la embriaguez o perdida de la conciencia se produce por
una cualidad desconocida del licor o porque en él sido introducida otra sustancia por un
tercero, etc.
No será válido cuando la inconsciencia proviene de la negligencia del sujeto que ha
debido en exceso o ha consumido estupefacientes conociendo o debiendo conocer sus
efectos.
La minoridad: se tiene o no discernimiento para ciertos actos a partir de determinada
edad. No se admite por ello prueba de que se tenía antes de la edad establecida en el
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Domínguez Soto Valeria
texto legal. La única prueba posible para excluir el discernimiento una vez alcanzada la
edad establecida en la ley es la de la falta de razón.
Los dichos pueden ser hablados (exteriorización por la palabra oral) o escritos (exteriorización
por la palabra escrita o documentada), estos son acciones de los sujetos, traducidas
generalmente en gestos (levantar la mano en una votación, hacer una señal durante una subasta).
La declaración de la voluntad puede hacerse por vía omisiva, en silencio, para que ocurra es
necesario que la ley, la convención de las partes, los usos o practicas hayan previsto asignar este
valor declarativo al silencio.
- ha de haber sido emitida; no lo será la carta no enviada o tirada al cesto de los papeles
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- debe estar dirigida a comunicar o publicar la voluntad del sujeto; quien hace un gesto en
un remate no está haciendo una oferta, si con aquella conducta quería saludar a un amigo
- ha de haber sido percibida o resultar, al menos, perceptible; el murmullo ininteligible no
es declaración de la voluntad.
El art 258 establece que el acto voluntario es el ejecutado con discernimiento, intención y
libertad, que se manifiesta por un hecho exterior. El precepto pone en manifiesto la existencia
del elemento externo.
Art 262 del CCyC “Los actos pueden exteriorizarse oralmente, por escrito, por signos inequívocos
o por la ejecución de un hecho material”.
Declaración tácita: art 264 CCyC: “la manifestación tacita de la voluntad resulta de los actos por
los cuales se la puede conocer con certidumbre. Carece de eficacia cuando la ley o la convención
exigen una manifestación expresa”.
Entre los hechos materiales y las declaraciones oral, escrita o por signos inequívocos media una
diferencia importante. Las segundas son eficaces mientras que el autor no las impugne; las
primeras en cambio no necesitan ser impugnadas, pues el autor podrá en cualquier momento
probar la inexistencia de tal voluntad frente a quien pretenda afirmar su existencia, así, el
heredero podrá probar que vendió la cosa por ser perecedera o que no lo hizo para sí.
El silencio como manifestación de la voluntad: art 263 CCyC “El silencio opuesto a actos o a una
interrogación no es considerado como una manifestación de voluntad conforme al acto o la
interrogación, excepto en los casos en que haya un deber de expedirse que puede resultar de la
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Kolodziej Guadalupe
Domínguez Soto Valeria
ley, de la voluntad de las partes, de los usos y prácticas, o de una relación entre el silencio actual
y las declaraciones precedentes”.
El silencio no es una forma de manifestación de la voluntad, aun cuando siga a un acto o a una
interrogación proveniente de terceros.
Concepto de silencio: no es solamente no hablar o callar, sino también no actuar ante una
interrogación o un acto.
Excepciones legales: el silencio solo puede adquirir valor en conexión con otros hechos o actos,
formando parte de una conducta expresiva compleja. El art 263 contiene supuestos de excepción
en los que hay un deber de expedirse y por ello el silencio opera como manifestación de la
voluntad. Son:
Art 979 establece “toda declaración o acto del destinatario que revela conformidad con la oferta
constituye aceptación. El silencio importa aceptación solo cuando existe el deber de expedirse,
el que puede resultar de la voluntad de las partes, de los usos o de las practicas que las partes
hayan establecido entre ellas, o de una relación entre el silencio actual y las declaraciones
precedentes”.
Conforme al art 862 del CCyC la Rendición de Cuentas puede ser aprobada expresa o tácitamente;
hay aprobación tácita si no es observada en el plazo convenido o dispuesto por la ley, o en su
defecto, en el de 30 días de presentadas en debida forma”.
La segunda regla es la situada en el art 1145 del CCyC conforme al cual “la factura no observada
dentro de los 10 días de recibida se presume aceptada en todo su contenido”.
Existen también leyes especiales que le asignan carácter de declaración de voluntad a la omisión
de pronunciamiento. La ley 17418 de Seguros, art 56 dispone que “el asegurador debe
pronunciarse acerca del derecho del asegurado dentro de los 30 días de recibida la información
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complementaria prevista en los párrafos segundo y tercero del art 46. La omisión de
pronunciamiento importa aceptación”.
Son Recepticias aquellas declaraciones que se emiten hacia una persona a quien afectan por ej la
oferta dirigida a persona determinada (art 972 CCyC), la aceptación de la oferta que perfecciona
el contrato (art 978) y fuera del ámbito patrimonial el consentimiento matrimonial.
EFECTOS DE LOS CONTRATOS: los efectos objetivos son las relaciones jurídicas creadas por el
negocio jurídico, o su modificación, conservación, transmisión o extinción. (Art 957).
Cuando se alude a los efectos subjetivos se trata de determinar quiénes son los sujetos que se
benefician o soportan los efectos del objetivo del negocio jurídico.
El art 1021 establece que “el contrato solo tiene efectos entre las partes contratantes; no lo tiene
con respecto a terceros, excepto en los casos previstos por la ley”.
Se entiende por relatividad del contrato la limitación de los efectos contractuales a los sujetos
contratantes y solo concierne a sus efectos internos, es decir a los derechos y obligaciones que
derivan del acuerdo.
Parte es quien interviene en el negocio jurídico ejerciendo una prerrogativa jurídica propia
(llambias), otro autor (Betti) dice que parte es la persona a quien se refiere la forma y el precepto
del negocio.
El art 1023 considera parte del contrato a quien: lo otorga en nombre propio aunque en interés
ajeno; es representado por un otorgante que actúa en su nombre e interés; manifiesta la voluntad
contractual, aunque ésta sea transmitida por un corredor o por un agente sin representación.
Es parte de un contrato:
LOS TERCEROS: son en principio quienes no tienen con el negocio jurídico relación alguna. Los
sucesores hasta el momento que son llamados a suceder, también son terceros.
Terceros serian aquellos sujetos que quedan fuera del efecto directos que el contrato produce,
los que no han exteriorizado la voluntad contractual. Permanecen fuera del vínculo y ninguno
de los terceros asume obligaciones a su cargo por voluntad de otro.
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Art 1022, principio general, “ el contrato no hace surgir obligaciones a cargo de terceros, ni los
terceros tienen derecho a invocarlo para hacer recaer sobre las partes obligaciones que estas no
han convencido, excepto disposición legal”.
La regla general es que todos los actos son oponibles a los terceros interesados o no interesados,
lo que significa que han de respetar los derechos y obligaciones causados por el contrato.
Terceros no interesados: o penitus extranei son aquellos totalmente ajenos al negocio y a sus
efectos, no tienen derechos subjetivos o intereses afectados por el acto jurídico.
Terceros interesados: son aquellos titulares de un derecho subjetivo o un interés legítimo afectado
por la relación jurídica. Son los titulares de derechos reales sobre las cosas que son objeto de la
relación jurídica y los acreedores privilegiados o quirografarios de las partes del negocio.
Los terceros interesados pueden llegar a estar legitimados para ejercer acciones tendientes a que
los actos jurídicos celebrados por su deudor ha otorgado un acto en fraude a los derechos de su
acreedor (art 338). Es la denominada acción paulatina o revocatoria que persigue la declaración
de inoponibilidad del acto otorgado por el deudor en fraude a los derechos de los acreedores.
Los acreedores de las partes son propiamente terceros con relación al negocio jurídico. Aun
cuando los negocios celebrados por su deudor no los afectan, deben soportar su oponibilidad,
han de respetar los derechos y obligaciones causados por el negocio jurídico. Como el patrimonio
constituye prenda común de los acreedores, estos pueden pretender mantener la integridad del
mismo cuando ha sido afectada por el negocio jurídico o por la inacción de su deudor para hacer
efectivos los derechos que de él emanan. La ley organiza acciones de los acreedores que les
permite mantener la integridad del patrimonio del deudor que es la garantía de su crédito. Son:
La Accion Subrogatoria y la Acción Directa: el acreedor también puede subrogarse en los derechos
de su deudor cuando éste deja de ejercerlos, a través de la acción Subrogatoria (art 739) o ejercer
la denominada acción directa (art 736).
La subrogación implica que el acreedor hace valer los derechos que le corresponden al deudor
ante la inacción de este último. Los bienes vuelven al patrimonio del subrogado y el acreedor no
tiene preferencia alguna sobre los bienes obtenidos por ese medio.
La acción directa es aquella concedida al acreedor para percibir de un tercero lo que un tercero
debe a su deudor que puede ser ejercida solo en los casos en los que la ley lo prevé. A diferencia
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que la acción Subrogatoria, el acreedor acciona a título propio y no se requiere una inacción del
deudor.
LOS SUCESORES UNIVERSALES Y SUCESORES SINGULARES: rivera aclara que este concepto amplio
es todavía de utilidad para concebir el fenómeno de la sucesión en un sentido global,
comprendiendo los distintos tipos de sucesión que pueden darse en una relación jurídica:
universal o particular, por causa de muerte o por actos entre vivos.
Existe sucesión por Causa de Muerte o Mortis Causa cuando por la muerte de una persona otra
viene a sucederlo en sus relaciones y situaciones jurídicas.
Art 400 establece que el sucesor universal es quien recibe todo o un parte indivisa del patrimonio
del otro. Sucesor singular es quien recibe un derecho en particular.
La sucesión es a titulo universal cuando el sucesor tiene vocación al todo o a una parte alícuota
de patrimonio de otra persona. En nuestro sistema jurídico el único supuesto de sucesión
universal es el del heredero al que se le transmite una universalidad de bienes (art 2278).
Efectos: en la sucesión mortis causa, el heredero tiene todos los derechos y acciones del causante
de manera indivisa. De donde surge que se extienden al sucesor universal, los efectos activos y
pasivos de los negocios jurídicos en que era parte el causante (art 2280) y pasan al sucesor
universal las obligaciones que recaen sobre cada una de las cosas que le transmiten, puesto que
el sucesor universal es, a la vez sucesor particular en cada una de las cosas que forman parte de
la herencia. En principio, el heredero solo responde por las deudas del causante con los bienes
que recibe o con su valor, en caso de haber sido enajenados (art 2280 último párrafo).
El art 1024 establece que “los efectos del contrato se extienden, activa o pasivamente, a los
sucesores universales a no ser que las obligaciones que de él nacen serán inherentes a la persona,
que la transmisión sea incompatible con la naturaleza de la obligación o este prohibida por la
cláusula del contrato o la ley”.
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EL SUCESOR PARTICULAR: es el que recibe un derecho singular, sea por causa de muerte
(legatario de una cosa cierta) como por actos entre vivos (el comprador del inmueble, el
cesionario de un crédito).
En principio, todo derecho es transmisible (art 398). Las excepciones pueden surgir de la
voluntad de las partes, de la ley o de la buena fe, moral y buenas costumbres.
o Los declarados tales por disposición de la ley: como el usufructo que no puede
transmitirse por herencia (art 2140) tampoco se podría transmitir a un legatario; la
habitación que no se transmite por causa de muerte ni por acto entre vivos (art
2160), y en general las obligaciones destinadas a ser cumplidas por una persona que
ha sido elegida por su industria, arte o cualidades personales, llamadas obligaciones
intuitu personae (art 776).
o Los declarados tales por una disposición del mismo negocio jurídico: la posición
contractual solo puede transmitirse con la conformidad de las demás partes del
contrato (art 1636). Del mismo modo puede limitarse o vedarse la cesión de ciertos
derechos causados en el contrato; es común que en ciertas grandes compañías
establezcan que sus acreedores no pueden ceder sus créditos a terceros.
o Los derechos de la personalidad no se transmiten: se hace alusión a derechos
subjetivos de carácter extramatrimonial que protegen las manifestaciones físicas o
espirituales de la personalidad, no son transmisibles pero pueden existir reflejos
posteriores a la muerte.
o Los derechos y obligaciones nacidas de las relaciones de familia: las obligaciones que
surgen de la responsabilidad parental o del vínculo matrimonial no se transmiten por
causa de muerte ni pueden cederse a terceros.
o
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Supuesto previsto en el art 1025 del CCyC. “quien contrata a nombre de un tercero solo lo obliga
si ejerce su representación. A falta de representación suficiente el contrato es ineficaz. La
ratificación expresa o tácita del tercero suple la falta de representación; la ejecución implica
ratificación tacita”.
Quien contrata por otro normalmente ejerce su representación (convencional o legal) pero puede
suceder que lo haga sin su autorización o encargo previo, en este caso, el contrato celebrado por
el tercero no produce efectos y solo resulta eficaz si se cumple con el requisito de ratificación.
Producida la ratificación las relaciones entre el “falso procurador” y el dueño del negocio serán
regidas por las normas de la gestión de negocios ajenos (art 369).
La ratificación es un acto jurídico integrativo, posterior a aquel que integra, en virtud del cual el
tercero pasa a ser parte del acto ratificado, quedando obligado conforme a sus términos y en
condiciones de exigir su cumplimiento. Por este medio confirmatorio suple la falta de
representación y, por su intermedio, quien la efectúa aprueba lo que otra persona hizo en su
nombre sin apoderamiento.
Si el extraño, puesto así en juego su patrimonio como deudor, aprobase lo ofrecido en nombre
suyo, se produciría el efecto retroactivo consiguiente, quedando convalidado el acto. Se juzgará
desde un principio se ligó a lo convenido. En virtud de la naturaleza unilateral de dicha ratificación
no se exige ni la conformidad del oferente, ni la de los otros contratantes.
La ratificación puede ser expresa o tácita que surge de cualquier acto o comportamiento
concluyente que necesariamente importe una aprobación de lo que haya hecho el que invoca la
representación (art 371). Puede hacerse en cualquier tiempo pero los interesados pueden
requerirla fijando un plazo, que el código establece como máximo de 15 días (art 370), en ese
caso el silencio se interpreta como negativa, lo que parecería una excepción al principio general
consagrado en el art 263 pero en realidad si hay silencio es porque no hay ratificación y el efecto
es el mismo, aun cuando no se considere ese omisión de pronunciarse como una negativa.
Promesa del hecho de un tercero: art 1026 “quien promete el hecho de un tercero queda obligado
a hacer lo razonablemente necesario para que el tercero acepte la promesa. Si ha garantizado
que la promesa sea aceptada, queda obligado a obtenerla y responde personalmente en caso de
negativa”.
La doctrina había cuestionado que se pueda hablar de un verdadero contrato, se sostenía que en
realidad, se promete un hecho propio (emplear los medios necesarios), no se promete nada que
deba hacer el tercero y no se pretende, por la declaración, obligar al tercero. Naturalmente si el
tercero da lo prometido al estipulante, este nada podrá reclamar al promitente; pero tal efecto
no se explica porque se haya pactado a cargo de tercero, sino por aplicación de la regla de que el
pago puede ser efectuado por tercero.
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Quien promete una prestación o hecho (que comprende todo aquello que puede ser materia de
un contrato) a cargo de un tercero, queda en principio solo obligado a realizar lo necesario para
que el tercero acepte esa propuesta contractual. El nuevo Código recepta una usual práctica
contractual de pactar que el tercero solo ejercerá sus “buenos oficios” o “mejores esfuerzos”,
evitando la responsabilidad cuando no obtiene el resultado deseado. Si ha garantizado la
aceptación del tercero, queda obligado a obtenerla y responderá por los daños que ocasione la
no aceptación del negocio. Se promete una obligación de hacer en los términos del art 775: el
obligado a realizar un hecho debe cumplirlo en tiempo y modo acordes con la intención de las
partes o con la índole de la obligación. Si lo hace de otra manera, la prestación se tiene por
incumplida y el acreedor puede exigir la destrucción de lo mal hecho, siempre que tal exigencia
no sea abusiva.”
El que acepta la promesa del hecho de un tercero queda obligado a este como si con él hubiera
contratado. En todos los casos, la ratificación del tercero convierte el acto en un verdadero
mandato con todos sus efectos legales.
Si alguien contrata sobre un bien ajeno o vende una cosa ajena como si fuera propia, asume la
obligación de adquirirla y es responsable por los daños y perjuicios derivados del incumplimiento
si no la entrega. Si contrata sobre un bien ajeno declarando que es tal y no garantiza el éxito de
la promesa, solo responde por la culpa en no haber empleado los medios para que la prestación
se realice.
Hay una relación de base entre el estipulante (quien hace la estipulación a favor de un tercero) y
el promitente (quien se encarga de realizar la promesa y la puede revocar mientras no es
aceptada). El tercero generalmente llamado beneficiario no es parte del contrato base, solo
presta una adhesión perfeccionante. Puede aceptar o no la ventaja, ya que se trata de una
facultad de libre ejercicio. Si la acepta debe hacerlo saber al obligado (promitente) y puede
accionar directamente contra el promitente y contra el estipulante.
En el derecho romano la regla era que un contrato hecho por una persona no podía hacer surgir
obligaciones a favor de otra, aunque la regla conocía excepciones (las donaciones con cargo).
Con relación a la naturaleza jurídica, existen varias teorías; algunos autores, basados en el rechazo
que hacia el derecho romano a esta figura, el contrato a favor de terceros era siempre nulo, pero
podía tomarse como una oferta hecha a un tercero, que cuando es aceptada da nacimiento a un
nuevo contrato; otros autores decían que se trataba de una “gestión de negocios” donde el
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estipulante es el gestor y el dueño del negocio es el tercero; y por último, se dijo que el beneficio
del tercero surge de la declaración unilateral del prominente, que se apoya en un marco
contractual.
La doctrina Argentina establece que hay derecho de un tercero cuando surge lisa y llanamente
de la voluntad de los contratantes, conforme al principio de la autonomía de la voluntad. Hay
contrato o estipulación a favor de un tercero cuando una de las partes del contrato (estipulante)
conviene en su propio nombre y a mérito de un interés digno de tutela que la contraparte
(promitente) quede obligada hacia un tercero llamado beneficiario a cumplir una prestación.
También se lo define como un procedimiento instrumental por el cual en un acto jurídico una parte
llamada estipulante, promisario o receptor de la promesa que actúa sin vinculo de representación,
en virtud de un interés digno de protección legal no necesariamente pecuniario obtiene de otra
denominada promitente u obligado que esta asuma el deber jurídico de efectuar una atribución
patrimonial favorable a otro llamado tercero o beneficiario, quien ha permanecido ajeno al acto
básico y adquiere así un derecho autónomo y directo ejercitable contra el obligado sin requerirse
la intervención del estipulante.
El CCyC regula de manera bastante detallada esta figura, estableciendo sus efectos y
distinguiendo las relaciones que genera.
Funcionamiento de la estipulación: art 1027 “si el contrato contiene una estipulación a favor de
un tercero beneficiario, determinado o determinable, el promitente le confiere los derechos o
facultades resultantes de los que ha convenido con el estipulante. El estipulante puede revocar
la estipulación mientras no reciba la aceptación del tercero beneficiario; pero no puede hacerlo
sin la conformidad del promitente si este tiene interés en que sea mantenida. El tercero
aceptante obtiene directamente los derechos y las facultades resultantes de la estipulación a su
favor. Las facultades del tercero beneficiario de aceptar la estipulación, y de prevalerse de ella
luego de haberla aceptado, no se transmiten a sus herederos, excepto que haya clausula expresa
que lo autorice. La estipulación es de interpretación restrictiva”.
El código establece que la sola aceptación del tercero hace nacer el beneficio a su favor, pero
dicha aceptación no hace al tercero parte del contrato celebrado, solo le da firmeza a la
estipulación realizada a su favor. Una vez aceptada la estipulación y haciendo saber esa
aceptación al estipulante, el tercero podrá exigir su cumplimiento.
Relación entre las partes: en los contratos a favor de terceros se establecen 3 tipos de relaciones
jurídicas:
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Art 1028 “el promitente puede oponer al tercero las defensas derivadas del contrato básico y las
fundadas en otras relaciones con él. El estipulante puede:
Esta norma se encuentra replicada en el art 1562 que establece que en las donaciones con cargo,
el donante o sus herederos pueden demandar su ejecución.
Contrato para persona a designar: “contrato para la persona que se designará” o también de
“contrato por o para la persona a designar”, cuando uno de los contratantes se reserva la facultad
o posibilidad de designar en un momento posterior y dentro de un plazo al efecto prefijado a una
tercera persona, que en el momento de la celebración del contrato es desconocida o ha quedado
indeterminada, la cual ocupará en la relación contractual el lugar del estipulante, desligándose
este de la misma.
Este contrato puede cumplir la finalidad de gestión donde el estipulante se encuentra ligado al
tercero, en cuyo interés actúa y del que es gestor o mandatario. Hay una representación oculta.
También cumple la finalidad posible de este contrato es de mediación. En el momento de celebrar
el contrato el estipulante actúa por su propia cuenta y no se encuentra ligado por nadie. Es un
intermediario que espera encontrar en un momento posterior a una persona a quien ceder el
contrato o los bienes adquiridos. En el CCyC se la regula en el art 1029: cualquier parte puede
reservarse la facultad de designar ulteriormente a un tercero para que asuma su posición
contractual, excepto si el contrato no puede ser realizado por medio de representante o la
determinación de los sujetos es indispensable. La asunción de la posición contractual se produce
con efectos retroactivos a la fecha del contrato, cuando el tercero acepta la nominación y su
aceptación es comunicada a la parte que no hizo la reserva. Esta comunicación debe revestir la
misma forma que el contrato y ser efectuada dentro del plazo estipulado o, en su defecto, dentro
de los 15 días desde su celebración. Mientras no haya una aceptación del tercero, el contrato
produce efectos entre las partes”.
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Contrato por cuenta de quien corresponda: en nuestro país, Fontanarrosa explicó, que existen
circunstancias en que alguien se encuentra frente a la necesidad de celebrar algún contrato
referente a dichas cosas por cuenta de quien resulte titular de un derecho sobre ellas.
La doctrina también lo ha definido al contrato como aquel en el que uno de los otorgantes, al
tiempo de la formación del acto, se reserva la facultad de designar el nombre de la parte par una
oportunidad posterior y dentro de un plazo prefijado. La razón está dada en la circunstancia de
que, al momento de formarse el contrato, ignora o se halla indeterminada la persona que, una
vez individualizada, habrá de ocupar su lugar (el del otorgante) desligándose este ultimo de la
relación contractual.
El art 1030 establece “el contrato celebrado por cuenta de quien corresponda queda sujeto a las
reglas de la condición suspensiva. El tercero asume la posición contractual cuando se produce el
hecho que lo determina como beneficiario del contrato”. El código sujeta a este contrato a las
reglas de la condición suspensiva (arts. 343 a 349) de modo que solo la determinación del
beneficiario obliga a cumplir las prestaciones convenidas. Es un acto jurídico de eficacia
pendiente, no produce sus efectos propios (aunque produce efectos tendientes a asegurar que
su futura eficacia para el caso que la condición se cumpla) ya que respecto de esos efectos
propios, es ineficaz. Al celebrarse este contrato uno de los contratantes solo tiene formal o
aparentemente el carácter de parte, puesto que necesaria o forzosamente será reemplazado más
tarde por el verdadero contratante quien, hasta ese momento es un tercero.
Transmisión de la posición contractual: consiste en una sustitución del contratante, que trasfiere
sus derechos y obligaciones derivados de la relación a un tercero que se coloca en la misma
posición jurídica que detentaba el transmitente. La doctrina distingue entre transmisión
voluntaria o forzosa.
La transmisión voluntaria se produce por acuerdo entre las partes del contrato y la persona que
asumirá la posición contractual.
La transmisión forzosa opera ministerio legis, así por ej. Lo previsto en materia de locación de
inmuebles.
A) Cesión de la posición contractual: previsto en el art 1636: “en los contratos con
prestaciones pendientes cualquiera de las partes puede transmitir a un tercero su
posición contractual, si las demás partes lo consienten antes, simultáneamente o
después de la cesión. Si la conformidad es previa a la cesión, esta solo tiene efectos una
vez notificada a las otras partes, en la forma establecida para la notificación al deudor
cedido”.
B) Cesión de créditos: es la transmisión de la parte activa de la obligación, es una derivación
del derecho de un sujeto a otro sin alteración en su esencia. En el caso es el crédito el
que se traslada desde el transmitente (cedente) al recipiendario (cesionario). Art 1614
CCyC: hay contrato de cesión cuando una de las partes transfiere a la otra un derecho.
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SUSPENSION DEL CUMPLIMIENTO: Art 1031: “en los contratos bilaterales, cuando las partes
deben cumplir simultáneamente, una de ellas puede suspender el cumplimiento de la prestación,
hasta que la otra cumpla u ofrezca cumplir. La suspensión puede ser deducida judicialmente
como acción o como excepción. Si la prestación es a favor de varios interesados, puede
suspenderse la parte debida a cada uno hasta la ejecución completa de la contraprestación”.
El art dispone que la suspensión puede ser alegada como acción o como excepción dilatoria y
tiene efecto hasta que la parte remisa cumpla u ofrezca cumplir. También puede ser invocada
extrajudicialmente y normalmente será antes de que exista un conflicto judicial. Lo corriente será
que la parte solvente comunique a la otra su voluntad de suspender el contrato; si las
circunstancias son negadas por la otra parte, entonces aquella iniciará la acción judicial. Y si la
parte incumplidora es la que inicia
Opera en todos los contratos bilaterales en los cuales las partes deben cumplir simultáneamente.
Pueden ser: los contratos de cambio (compraventa, permuta, suministro) pero también pueden
ser los contratos asociativos como la misma sociedad, o de goce como la locación.
Relación entre la suspensión del cumplimiento y la exceptio non adimpleti contractus: la suspensión
de cumplimiento trata de solucionar aquellos supuestos donde no se invoca la exceptio non
adimpleti contractus pues hay todavía una esperanza de cumplimiento de la prestación debida,
pero quien está cumpliendo el contrato quiere ponerse a resguardo de un posible incumplimiento
definitivo de la otra parte.
Existencia de varios obligados: el último párrafo del art 1031 se refiere al caso en que una de las
partes del contrato está integrada por distintos sujetos, la prestación de la otra es divisible; y uno
de los integrantes de la parte plural amenaza con incumplimiento.
El sujeto solvente puede invocar la suspensión frente a todos sus acreedores hasta que la
contraprestación a que tiene derecho se ejecute de manera completa.
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TUTELA PREVENTIVA: art 1032 “Una parte puede suspender su propio cumplimiento si sus
derechos sufriesen una grave amenaza de daño porque la otra parte ha sufrido un menoscabo
significativo en su aptitud para cumplir, o en su solvencia. La suspensión queda sin efecto cuando
la otra parte cumple o da seguridades suficientes de que el cumplimiento será realizado”.
S/Lorenzetti el tema se debate en el derecho ingles donde se extrajo la regla: si una parte declara,
antes del vencimiento del contrato, su intención de no cumplir o bien obra de tal modo que una
persona razonable comprenderá que no cumplirá su obligación, la otra parte puede aceptar la
decisión quedando desvinculada de su propia obligación y teniendo derecho al resarcimiento o
bien rechazar la decisión de no cumplir solicitando el cumplimiento. De ahí nace la solución
anticipatory breach of contract.
Castan tobeñas explica, la causa en el contrato bilateral es la relación de las dos prestaciones con
el cambio de un valor por otro, ósea la bilateralidad, no cada prestación en si. La prestación de la
parte solvente carecería de causa si cumpliera siendo evidente que la otra parte no lo hará.
Supuesto de hecho: se trata de una acción preventiva de tutela de crédito. El supuesto de hecho
activante no es la lesión como ocurre en la responsabilidad contractual, sino la mera amenaza de
lesión, la afectación de una expectativa de cumplimiento. La amenaza debe fundarse en el
menoscabo significativo de la aptitud para cumplir o en su insolvencia. El menoscabo significativo
en su aptitud para cumplir comprende situaciones de hecho tales como pérdidas patrimoniales
sufridas por la contraria que le impidan cumplir con la obligación asumida, así como también en
caso de fuerza mayor o caso fortuito que imposibiliten temporalmente la ejecución de la
obligación a cargo de la otra parte, permitiendo de esta forma conservar al contrato con vida
hasta que dicha imposibilidad desaparezca. La insolvencia se manifiesta cuando el deudor solicita
la formación de su concurso preventivo o se decreta su quiebra.
Contratos a los que se aplica: puede ser invocada en todo contrato bilateral, no siendo un recaudo
que las prestaciones deban cumplirse simultáneamente.
La ley 24522 de Concursos, contiene disposiciones sobre los efectos del concurso preventivo y de
la quiebra sobre los contratos celebrados por el concursado o fallido. Tanto el concurso
preventivo como la quiebra suponen la insolvencia como uno de los presupuestos, expresado en
la ley especial como “estado de cesación de pagos”.
a) concurso preventivo: regida por el art 20 conforme al cual “el deudor puede continuar con el
cumplimiento de los contratos en curso de ejecución, cuando hubiere prestaciones reciprocas
pendientes. Para ello debe requerir autorización al juez, quien resuelve previa vista al síndico. La
continuación del contrato autoriza al contratante a exigir el cumplimiento de las prestaciones
adeudadas a la fecha de presentación en concurso bajo apercibimiento de resolución. Las
presentación que el tercero cumpla después de la presentación en concurso preventivo, y previo
cumplimiento de los dispuesto en este precepto, gozan del privilegio previsto por el art 240. La
tradición simbólica anterior a la presentación, no importa cumplimiento de la prestación a los
fines de este art. Sin perjuicio de la aplicación del art 753 del Código Civil, el tercero puede
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b) Quiebra: la regla básica está sentada en el art 143 de la Ley de Concursos conforme al cual: en
los contratos en los que al tiempo de la sentencia de quiebra no se encuentran cumplidas
íntegramente las prestaciones de las partes, se aplican las normas siguiente:
1. Si está totalmente cumplida la prestación a cargo del fallido, el otro contratante debe cumplir
la suya.
2. Si está íntegramente cumplida la prestación a cargo del contratante no fallido, este debe
requerir la verificación en el concurso por la prestación que le es debida.
Los contratos con prestaciones reciprocas pueden ser continuados bajo ciertas circunstancias,
por decisión judicial. En tal caso el juez puede disponer una garantía a favor del contratante no
fallido.
La evicción es la privación total o parcial del derecho patrimonial que sufre el adquirente o sus
sucesores, en virtud de un vicio de ese derecho adquirido, hallándose comprometida dentro de
la privación toda turbación de ese derecho viciosos adquirido, ya sea respecto de la propiedad
del mismo o bien del uso de dicho derecho.
Los vicios ocultos son aquellos defectos graves que hacen a la cosa impropia para su destino o
disminuyen su valor.
Personas obligadas a saneamiento: art 1033 del CCyC “están obligados al saneamiento:
La garantía pesa sobre quien transmite un bien a título oneroso, ya que se trata de una garantía
natural de los contratos onerosos. Están también obligados al saneamiento, los antecesores en
el dominio en la medida que su transferencia fuera a título oneroso.
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Carácter Disponible de las Garantías: la evicción y los vicios redhibitorios son clausulas naturales
en todos los contratos onerosos, existen cuando no se pacten expresamente. Las partes pueden
renunciar al saneamiento, pues son garantías disponibles; las partes pueden suprimirlas,
ampliarlas o disminuirlas, pues en ellas no se encuentra comprometido el orden público. En el art
1036 se establece “la responsabilidad por saneamiento existe aunque no haya sido estipulada
por las partes. Estas pueden aumentarla, disminuirla o suprimirla, sin perjuicio de lo dispuesto en
el art siguiente”. El art 1037 establece “las cláusulas de supresión y disminución de la
responsabilidad por saneamiento son de interpretación restrictiva”.
Art 1038: “la supresión y la disminución de la responsabilidad por saneamiento se tienen por no
convenidas en los siguientes casos:
La adquisición a título gratuito: los adquirentes a título gratuito pueden ejercer el derecho no
contra el transmitente a título gratuito (el donante) pero si pueden hacerlo contra lo antecesores
de este que lo hayan transmitido onerosamente. El art 1035 “el adquirente a título gratuito puede
ejercer en su provecho las acciones de responsabilidad por saneamiento correspondientes a sus
antecesores”.
No se trata de una acción directa sino que el adquirente a título gratuito deberá subrogarse en
los derechos de su antecesor pues el CCyC en su art 736 ratifica el carácter excepcional de la
acción directa.
Por opciones que tiene el adquirente: el acreedor de la obligación de saneamiento tiene derecho
a la subsanación de los defectos del título de la cosa transmitida. Puede reclamar la entrega de
un bien equivalente si es fungible o declarar la resolución total del contrato, excepto cuando el
título se sanea por el transcurso de la prescripción adquisitiva (art 1050) o cuando el defecto
(vicio oculto) es subsanable y el garante ofrece subsanarlo (art 1057).
El art 1039 dispone “el acreedor de la obligación de saneamiento tiene derecho a optar entre:
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c) declarar la resolución del contrato excepto en los casos previstos en los arts. 1050 y 1057.
Solo se exime al deudor de ello en dos supuestos que están previstos en el art 1040:
GARANTIA DE EVICCION: Hay quienes sostienen que la razón de ser de este instituto encuentra
en el equilibrio que debe existir entre las prestaciones de los contratantes, el cual se veía
seriamente conmovido si uno de ellos, el adquirente, fuese privado de la cosa que adquirió por
alguien que invoque un mejor derecho que el suyo, y el otro, es decir el enajenante, no
experimentará perjuicio alguno. Para restablecer el estado patrimonial de las partes, el código
regula el instituto de la evicción que permite que ellas vuelvan a la situación en que se
encontraban antes de la celebración del acto oneroso.
La garantía de evicción implica que todo enajenante en un acto bilateral oneroso es responsable
frente al adquirente por las consecuencias que se derivan de la falta de legitimidad del derecho
que transmite. Se aplica a todo contrato oneroso, se trata de proteger la intangibilidad
patrimonial delas partes permite que ellas vuelvan a la situación en que se encontraban antes de
la celebración del acto oneroso.
El código derogado lo regulaba en 75 arts. (del art 2089 al 2163), el CCyC ubica la regulación del
instituto dentro de la teoría general del contrato y simplifica su normativa.
Produce el efecto de juntar en un mismo reclamo judicial dos pretensiones procesales, la de quien
reivindica un mejor derecho contra el actual titular de la cosa o del bien transmitido y de este
último contra su antecesor en el dominio o titularidad del derecho.
Art 1044: “la responsabilidad por evicción asegura la existencia y la legitimidad del derecho
transmitid, y se extiende a: a) toda turbación de derecho total o parcial, que recae sobre el bien,
por causa anterior o contemporánea a la adquisición. B) Los reclamos de tercero fundados en
derechos resultantes de la propiedad intelectual o industrial, excepto si el enajenante se ajustó a
especificaciones suministradas por el adquiriente; c) las turbaciones de hecho causadas por el
transmitente”.
Para que funcione la garantía de evicción, quien adquiere por título oneroso debe verse
enfrentado a otra persona que ejerce una pretensión jurídica, por la cual le impida total o
parcialmente el ejercicio del derecho transmitido, como puede ser una acción de reivindicación.
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Turbaciones de hecho: según el art transcripto, no habrá lugar a garantía en razón de las
turbaciones de hecho causadas por terceros ajenos al transmitente.
El código civil lo regulaba en 17 arts. Incluidos al finalizar la regulación de la renta vitalicia y antes
de los contratos reales como así también en el código comercial en las normas de la compraventa.
El art 1052 del CCyC establece que son vicios redhibitorios: “los defectos que hacen a la cosa
impropia para su destino por razones estructurales o funcionales, o disminuyen su utilidad a tal
extremo que, de haberlos conocido, el adquirente no la habría adquirido, o su contraprestación
hubiese sido significativamente menor”.
Efecto del vicio o defecto: no cualquier vicio puede hacer funcionar la garantía, sino aquel que la
haga impropia para su destino o disminuya gravemente su utilidad. Para que funcione la garantía
se requiere dos características del vicio que presenta la cosa:
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Ante los vicios no graves, el acreedor no podrá invocar la garantía pero siempre podrá iniciar una
acción de cumplimiento contractual, la que prescribe en un plazo de 5 años (art 2560).
La garantía por vicios redhibitorios puede, en principio, ser convencionalmente ampliada siempre
que no sea mediante un contrato lesivo (art 332) o abusivo (art 10).
Los vicios deben existir al momento de la adquisición, aunque se hagan visibles con posterioridad.
Las circunstancias posteriores que hagan impropia la cosa o disminuyan su valor no hacen
funcionar esta garantía porque son fruto del desgaste por el uso normal o devienen del caso
fortuito. Pesa sobre el adquirente la carga de la prueba de que el vicio existía con anterioridad.
Ejercicio de la acción por defectos ocultos: en el código derogado ante la presencia del vicio, el
adquirente tenía la posibilidad de iniciar dos acciones, la redhibitoria que privaba al contrato de
efectos al provocar la resolución y la quanti minoris que consiste en reducir el precio de
conformidad con la acción estimatoria.
Plazo para denunciar los vicios: art 1054 “el adquirente tiene la carga de denunciar expresamente
la existencia del defecto oculto al garante dentro de los 60 días de haberse manifestado. Si el
defecto se manifiesta gradualmente, el plazo se cuenta desde que el adquirente pudo advertirlo.
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El incumplimiento de esta carga extingue la responsabilidad por defectos ocultos, excepto que el
enajenante haya conocido o debido conocer, la existencia de los defectos”.
El CCyC impone al adquirente la carga de denunciar la manifestación del vicio oculto dentro de
60 días de haber aparecido. Una vez denunciado, la prescripción de la acción está sujeta a las
normas generales y el plazo está previsto en el inciso del art 2564: 1año.
Caducidad de la Garantía: el CCyC fija plazos de caducidad del derecho de efectuar la denuncia,
de 3 años si es un inmueble, contados desde que se recibió; y de 6 meses si son muebles, contados
desde que se recibieron o se pusieron en funcionamiento. Estos plazos pueden ser aumentados
convencionalmente (art 1055).
Resolución del contrato: conforme a las normas de saneamiento, si el defecto no es tan grave
como para hacer la cosa impropia para su destino, el afectado puede pedir la subsanación de los
vicios o reclamar un bien equivalente si es fungible (art 1039).
El art 1056 establece “el acreedor de la garantía dispone del derecho a declarar la resolución del
contrato: a) si se trata de un vicio redhibitorio; b) si medió una ampliación convencional de la
garantía”.
Defecto subsanable: art 1057 “el adquirente no tiene derecho a resolver el contrato si el defecto
es subsanable, el garante ofrece subsanarlo y él no lo acepta. Queda a salvo la reparación de
daños”.
Wayar observa que si el defecto el subsanable o la cosa reparable y el enajenante toma a su cargo
los gastos de reparación, el adquirente no tendrá acción, porque el vicio habrá perdido gravedad,
a menos que la reparación no se integra, o que no se repongan las piezas malas por otras de la
misma marca y calidad que las que tenían las originales. Puede ocurrir que la reparación no sea
suficiente para reponer la cosa al estado que hubiera tenido sin defectos; en tal caso se habrá
producido una disminución, por hipótesis mínima, que podrá ser compensada mediante la
reducción proporcional del precio o la reclamación del daño sufrido.
Pérdida o deterioro de la Cosa: art 1058: “si la cosa perece total o parcialmente a causa de sus
defectos, el garante soporta su perdida”. Si la cosa se pierde como consecuencia del vicio, no se
aplica el principio general de que la cosa perece para su dueño, pues es el vendedor quien debe
soportar las perdidas y por ende devolver el precio por imperio de la resolución del contrato.
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Objeto de la interpretación: el contrato como acto jurídico que se requiere de una voluntad que
sea declarada. Como regla general se tendrá en cuenta lo que las partes verosímilmente pudieron
entender de la declaración de voluntad, obrando de buena fe y de acuerdo con los usos del
tráfico. El contrato supone que ambas partes están contestes en lo que constituye su objeto, es
decir, que la partes coinciden en lo que ambas quieren al otorgar el contrato; por ello la primera
directa va que da el CCyC es que la interpretación ha de buscar la intención común (art 1061).
El art 964 inc. c dispone que el contrato se integra con “los usos y prácticas del lugar de
celebración, en cuanto sean aplicables porque hayan sido declarados obligatorios por las partes
o porque sean ampliamente conocidos y regularmente observados en el ámbito en que se celebra
el contrato, excepto que su aplicación sea irrazonable”.
La interpretación de la ley la denominada intención del legislador es un elemento del cual puede
llegar a prescindirse, mientras que la intención del autor de la declaración de voluntad tiene gran
importancia en la materia de los negocios jurídicos, y en el caso de los negocios unilaterales-
como el testamento- constituye el factor decisivo. Mientras en la interpretación de la ley las
palabras utilizadas deben entenderse en su sentido técnico-jurídico en las declaraciones de
voluntad las palabras deben ser entendidas en el sentido que le da el uso general, excepto que
tengan un significado especifico que surja de la ley, del acuerdo de las partes o de los usos y
prácticas del lugar celebrado (art 1063).
En los contratos rige el principio según el cual la voluntad del declarante se ha de interpretar a
través de su declaración de voluntad, teniendo en cuenta lo que verosímilmente pudieron
entender obrando de buena fe y de acuerdo con los usos del tráfico. Buscando intención común,
esto es aquello en lo cual las partes han coincidido y por ello han celebrado el contrato.
Siempre que haya que aplicar la ley o poner en acto los efectos del contrato, se lo está
interpretando. Se sostiene que si las palabras del contrato no son ambiguas, no existen
contradicciones y se manifiesta con evidencia cual ha sido la intención de las partes coincidente
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con su declaración de voluntad, no es admisible una interpretación que se dirija a torcer esa
evidencia.
Si las partes no han entendido la declaración de manera coincidente, surge entonces la necesidad
de la interpretación. Ha de hacerse, conforme a un módulo normativo y objetivo constituido por
las reglas y medios de interpretación que provee el ordenamiento. Esto excluye la interpretación
hecha según criterios o juicios personales del juzgador ajenos a los parámetros normativos.
Una de las reglas de interpretación podría ser la buena fe porque no podría celebrarse un
contrato de mala fe, de quien adrede se ha expresado de manera equivoca o pretende prevalerse
de una ambigüedad del idioma.
Los medios de interpretación son los elementos con los cuales trabajará el intérprete para
determinar el resultado de la interpretación, fundamentalmente, los usos del tráfico y la conducta
posterior de las partes. El CCyC llama fuentes (art 1065) a lo que tradicionalmente se denomina
medios de interpretación.
La intención común: el art 1061 establece que el contrato debe interpretarse conforme a la
intención común de las partes y el principio de buena fe.
Para que exista el contrato la aceptación a la oferta debe ser plena (art 978) y cuando el contrato
se concluye por vía de acuerdos parciales es necesario que las partes hayan expresado su
consentimiento sobre los elementos esenciales particulares (art 982). La primera directiva que da
el CCyC es que la interpretación ha de buscar la intención común (art 1061).
La buena fe: rige el concepto de buena fe lealtad u objetiva, que impone el deber de actuar como
lo hace la gente honesta, con lealtad y rectitud, tanto en las tratativas anteriores al negocio,
cuanto en su celebración, interpretación y ejecución (art 1061).
El declarante debe manifestarse de la manera más clara y precisa posible, de acuerdo con la
normal diligencia, teniendo en cuenta las posibilidades de compresión de la contraparte.
Efectos: entraña deberes para los contratantes, por lo pronto un deber de honestidad, pero
también un deber de cooperación y un criterio para puntualizar derechos y deberes de las partes.
La buena impone:
- Atender al sentido general del idioma (art 1063). Los jueces o árbitros deben atenerse a
lo escrito (o dicho) por las partes. Se afirma que quien realiza un negocio, siendo ajeno al
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La buena fe también impone el deber de expresarse cuando sea necesario; de allí que el silencio
frente a una manifestación de la contraparte puede considerarse aquiescencia (art 979).
La interpretación restrictiva: art 1062: “interpretación restrictiva. Cuando por disposición legal o
convencional se establece expresamente una interpretación restrictiva, debe estarse a la
literalidad de los términos utilizados al manifestar la voluntad. Este art no es aplicable a las
obligaciones del predisponente y del proveedor en los contratos por adhesión y en los de
consumo, respectivamente”.
Efectos: la interpretación empieza por las palabras del contrato, conforme al sentido que les da
el uso general, debiendo ponderarse la finalidad económica, la conducta de las partes, etc.
Cuando las partes han pactado expresamente la interpretación restrictiva o ella es impuesta por
la ley, tales fuentes subsidiarias quedan excluidas, y la interpretación se limitará a la literalidad
del contrato.
Contratos a los cuales se aplica: la posibilidad de convenir la interpretación restrictiva opera solo
en los contratos paritarios. Y por ello está excluida en los contratos por adhesión a condiciones
generales y en los contratos de consumo.
Significado de las palabras: art 1063 del CCyC: “las palabras empleadas en el contrato deben
entenderse en el sentido que les da el uso general, excepto que tengan un significado especifico
que surja de la ley, del acuerdo de las partes o de los usos y prácticas del lugar de celebración
conforme con los criterios dispuestos para la integración del contrato. Se aplican iguales reglas a
las conductas, signos y expresiones no verbales con los que el consentimiento se manifiesta.
Interpretación contextual: art 1064 del CCyC: “las cláusulas del contrato se interpretan las unas
por intermedio de las otras, y atribuyéndoles el sentido apropiado al conjunto del acto”.
Fuentes de la Interpretación: el CCyC alude a ellas en el art 1065 en donde establece: cuando el
significado de las palabras interpretado contextualmente no es suficiente, se deben tomar en
consideración:
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La conducta de las partes: la jurisprudencia ha entendido desde hace mucho que la conducta de
las partes posterior al contrato es la mejor fuente de interpretación, pues revela como ellas
mismas ha entendido el contrato. Es una suerte de interpretación auténtica por lo que de
interpretación auténtica, por lo que es el faro más seguro para conocer la voluntad de donde mal
podría el juez, basándose en otros antecedentes, pretender descubrir una intención distinta de
aquella que las propias partes ha fijado en la práctica.
Extensión: él autoriza la apreciación de todo lo que las partes han hecho en dependencia del
contrato, antes, durante (fase de negociaciones) y después de su formación; y no solamente lo
que en materia de formación del contrato han expresado (de viva voz o por escrito).
Jurisprudencia: constituye un elemento muy valioso al que la ley acuerda singular importancia,
pues tales hechos de los mismos contrayentes son la mejor explicación de la intención de las
partes al tiempo de celebrar el contrato.
El inc. a) del art 1065 alude a las circunstancias del contrato, incluyendo las negociaciones
preliminares. Las circunstancias de tiempo y lugar encuadran la actividad. Se trata que el contrato
cumpla la finalidad económica perseguida por las partes. Sería inaceptable una interpretación
que frustrara el fin económico perseguido por las partes.
Los usos y las prácticas: ellos son fuente de derecho, cumplen tanto el rol de integradores del
contrato, de derecho aplicable al contrato internacional y de fuentes de interpretación de las
palabras del contrato. El CCyC alude a ellos como medio de interpretación de las palabras del
contrato cuando de tales usos surja un sentido distinto al que le da el uso general.
PRINCIPIO DE CONSERVACION: art 1066 “si hay duda sobre la eficacia del contrato, o de alguna
de sus cláusulas, debe interpretarse en el sentido de darles efecto. Si esto resulta de varias
interpretaciones posibles, corresponde entenderlos con el alcance más adecuado al objeto del
contrato”. Este principio, se funda en que los contratos se hacen para cumplirse. Entre las
interpretaciones posibles siempre ha de preferirse aquella que mantiene su eficacia y no la que
lo priva de ella. Idéntico principio rige en materia de nulidades y justicia tanto la conservación del
negocio nulo cuanto su confirmación.
Impide a una parte volver sobre una conducta anterior que ha creado en la contraparte una
razonable confianza de un actuar coherente.
Art 1967 “Protección de la Confianza” “la interpretación debe proteger la confianza y la lealtad
que las partes se deben recíprocamente, siendo inadmisible la contradicción con una conducta
jurídicamente relevante, previa y propia del mismo sujeto”.
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La remisión a la lealtad indica que la doctrina del venire contra factum propium nn valet es una
derivación del principio general de buena fe.
El favor debitoris: nuestra doctrina entendió que la regla del favor debitoris solo es justa en los
contratos gratuitos, pero no en los onerosos, en los que debe estarse a la equivalencia de las
prestaciones como criterio rector de la interpretación. Criterio establecido en el art 1068
Expresiones Oscuras del CCyC cuando las expresiones del contrato son oscuras se ha de
interpretar del modo menos gravoso para el obligado si el contrato es a título gratuito.
Si es a título oneroso ha de serlo en el sentido que produzca un ajuste equitativo de los intereses
de las partes.
Interpretación de los contratos celebrados por adhesión a clausulas generales predispuestas: las
clausulas generales deben ser comprensibles, autosuficientes y su redacción ha de ser clara,
completa y fácilmente legible (art 985).
Esta es una carga del predisponente de tales clausulas, por lo que en caso de oscuridad se
interpretan en contra suya (art 987). La jurisprudencia ha hecho uso de esta regla en múltiples
oportunidades, incluso antes de la entrada en vigencia del CCyC, con fundamente en el principio
de buena fe.
Interpretación de los Contratos de Consumo: el CCyC contiene reglas sobre los “contratos de
consumo” (arts. 1092 y ss.), sin perjuicio de la vigencia de la ley 24240 y sus reformas.
El CCyC contiene dos preceptos que se refieren a la interpretación y la prelación normativa de las
relaciones de consumo y a la interpretación del contrato de consumo (art 1094 y 1095).
El art 1094 interpretación y prelación normativa, establece: las normas que regulan las relaciones
de consumo deben ser aplicadas e interpretadas conforme con el principio de protección del
consumidor y el de acceso al consumo sustentable. En caso de duda sobre la interpretación de
este código o las leyes especiales, prevalece la más favorable al consumidor.
CONTRATO DE CONSUMO. Las relaciones entre los consumidores o usuarios por una parte y los
proveedores de bienes y servicios por la otra, no estaban identificadas o individualizadas, caían
en las regulaciones generales.
Desde la segunda mitad del siglo XX se advirtió que “todos somos consumidores”; y que el
comerciante individual fue sustituido por la empresa. No escapando a la observación menos
cuidadosa que los consumidores tienen una capacidad de negociación casi nula frente a las
empresas, surgió toda una trama de regulaciones tendientes a proteger a los consumidores.
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consumo se revaloriza pues había que generarlo e incentivarlo para que los bienes producidos en
mayor escala fueran absorbidos por el mercado. A la oferta tradicional se le sumó la herramienta
importante que propone la difusión de los productos y fundamentalmente incentiva su consumo:
la publicidad.
Todo este escenario generó una situación de desigualdad económica y de diverso acceso a la
información entre los distintos agentes de la actividad: el usuario o consumidor por un lado y el
empresario o profesional por el otro.
Hoy en día se sostiene que es posible generalizar la aplicación de las normas protectoras del
consumidor a otras personas que actúen en el mercado y que requieran una protección similar.
Se considera que si bien existen sujetos que no son consumidores en el sentido tradicional, ellos
pueden padecer una situación de vulnerabilidad y pueden verse perjudicados por lo fabricantes,
productores o comerciantes que tengan una posición de predominio.
El derecho del consumidor nació para proteger su debilidad jurídica como un microsistema
normativo que fue expandiendo sus efectos a distintas relaciones jurídicas en el marco del
derecho privado, hoy esa protección en el marco contractual, se generaliza al débil frente al
poderoso.
La Ley 27250 establece que la información debe ser suministrada al consumidor en “soporte
físico”. Solo se podría suplantar la comunicación en soporte físico si el consumidor o usuario
optase de forma expresa por utilizar cualquier medio alternativo de comunicación que el
proveedor ponga a disposición. En su art 10 quater establece la prohibición de cobro preaviso,
mes adelantado y/o cualquier otro concepto por parte de servicios, incluidos los servicios públicos
domiciliarios, en caso de solicitud de baja del mismo realizado por el consumidor ya sea en forma
personal, telefónica, electrónica o similar.
La ley 27266 modifico la redacción del art 38 estableciendo que todas las personas físicas o
jurídicas
El contrato de consumo es solo una de las fuentes de la relación de consumo. Pueden existir actos
unilaterales de consumo y hechos jurídicos alcanzados por la normativa.
Definición de relación de consumo: la relación jurídica quedará regida por la ley 24240 y por las
normas del CCyC en relación a los contratos de consumo.
Art 3 de la Ley de Defensa del Consumidor: “relación de consumo es el vínculo jurídico entre el
proveedor y el consumidor o usuario”,
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Art 1092 del CCyC dice: “Relación de consumo es el vínculo jurídico entre un proveedor y un
consumidor...”
El consumidor: LDC lo define como: la presente ley tiene por objeto la defensa del consumidor o
usuario. Se considera consumidor a la persona física o jurídica que adquiere o utiliza, en forma
gratuita u onerosa, bienes o servicios como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo
familiar o social”.
Es quien adquiere bienes adquiere bienes o productos para su consumo personal, social o de su
familia; así, en una primera aproximación consumidor es aquel que adquiere un bien sin
destinarlo a un proceso productivo, siendo por ende, el último eslabón en la cadena de
comercialización.
By stander: La protección tiende a ampliarse con un sentido finalista a todo aquel que participa
en la cadena de consumo en una situación de debilidad, pero con la reforma operada se evitan
interpretaciones excesivas. Antes la ley equiparaba a todos aquellos que se expongan a la relación
de consumo, ahora ese concepto se limita a quien adquiere o utiliza bienes de consumo
destinatarios finales.
La figura del consumidor expuesto en el CCyC queda circunscripta al capítulo 2, sección I y II del
título III, en el ámbito específico de las “prácticas abusivas” y de la “información y publicidad
dirigidas a consumidores”. El art 1096 establece que las normas de ese capítulo son aplicables a
las personas “expuestas” a las prácticas comerciales (publicidad, información defectuosa, etc.)
que pueden amenazar o resultar lesivas de derechos de los destinatarios.
Personas comprendidas: el consumidor puede ser persona humana o jurídica. La idea es extender
la función protectora del microsistema del consumo a organizaciones no gubernamentales,
pequeñas o medianas empresas. En nuestro país se ha considerado consumidor a una sociedad
comercial que compro un vehículo como destinatario final del bien (lo usaba para transportar a
su personal hasta la planta industrial) y no para afectarlo a su proceso productivo.
El proveedor: art 2 de la LDC “persona física o jurídica de naturaleza pública o privada, que
desarrolla de manera profesional, aun ocasionalmente, actividades de producción, montaje,
creación, construcción, transformación, importación, concesión de marca, distribución y
comercialización de bienes y servicios, destinados a consumidores o usuarios”.
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Exclusiones: no están comprendidos los servicios de profesionales liberales que requieran para
su ejercicio de título universitario y matricula otorgada por colegios profesionales reconocidos
oficialmente o autoridad facultada para ello, pero si la publicidad que se haga de su ofrecimiento.
Si un consumidor presenta una denuncia contra un profesional, no vinculada con la publicidad de
sus servicios, la autoridad de aplicación le debe informar quien es la asociación profesional o el
ente que controla la matrícula para que la denuncia continúe allí.
Objeto de la Relación de Consumo: el actual art 1 de la LDC determina que pueden ser objeto de
la relación de consumo los bienes y servicios que pueden ser adquiridos de manera onerosa o
gratuita. El “consumo gratuito” es entonces alcanzado por las normas de protección al
consumidor. Las cosas pueden ser nuevas o usadas. Sumado a ello que el proveedor puede
desarrollar su actividad profesional “ocasionalmente”, se amplía notablemente el marco de
aplicación de la normativa; así, la persona individual que vende su propio auto usado podría ser
considerada un proveedor ocasional.
Art 1094 del CCyC “las normas que regulan las relaciones de consumo deben ser aplicadas e
interpretadas conforme con el principio de protección del consumidor y el de acceso al consumo
sustentable. En caso de duda sobre la interpretación de este Código o las leyes especiales,
prevalece las más favorable para el consumidor”.
Art 1095: “el contrato se interpreta en el sentido más favorable para el consumidor. Cuando
existe dudas sobre los alcances de su obligación, se adopta la que sea menos gravosa”.
El art 1093 del CCyC define al Contrato de Consumo: es el celebrado entre un consumidor o
usuario final con una persona humana o jurídica que actúe profesional u ocasionalmente o con
una empresa productora de bienes o prestadora de servicios, pública o privada, que tenga por
objeto la adquisición, uso o goce de los bienes o servicios por parte de los consumidores o
usuarios, para su uso privado, familiar o social”.
Cualquier contrato considerado de consumo debe regirse en el primer término por las normas
de la LDC (art 3) y luego por las normas del CCyC.
La revocación de la oferta hecha pública es eficaz una vez que haya sido difundida por medio
similares a los empleados para hacerla conocer. La no efectivizarían de la oferta será considerada
negativa o restricción injustificada de venta, posible de las sanciones prevista en el art 4 de la ley.
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En materia de cosas usadas hay que indicar su calidad en la oferta (art 9 de LDC) y se establece
detalladamente la información que debe tener el documento de venta (art 10 LDC).
a) contenga indicaciones falsas o de tal naturaleza que induzcan o pueden inducir a error al
consumidor, cuando recaigan sobre elementos esenciales del producto o servicio.
Revocación: el art 34 de la ley 24240 amplió de 5 a 10 días el plazo luego de la reforma de 2008,
de que dispone el consumidor para ejercer su derecho a revocar la aceptación en los contratos
celebrados fuera del establecimiento comercial y a distancia. Se justificó en que debe mediar por
lo menos un fin de semana para que el consumidor reflexione.
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CLAUSULAS ABUSIVAS: el art 37 de la LDC las regula teniendo como “no convenidas”. La finalidad
es primar el principio de buena fe y evitar un desequilibrio importante entre los derechos y
obligaciones de las partes en detrimento del consumidor.
Conforme al art 38 de la misma ley, tales cláusulas son vigilables por la autoridad de aplicación
cuando “hayan sido redactadas unilateralmente por el proveedor de la cosa o servicio” y con
relación a ellas, el decreto reglamentario dispone que “la autoridad de aplicación notificará al
proveedor que haya incluido cláusulas de las previstas en el art 37 que las mismas se tienen por
no convenidas y lo emplazará a notificar tal circunstancia al consumidor de manera fehaciente y
en el término que dicha autoridad lo fije. En caso de incumplimiento será pasible de las sanciones
previstas por el art 47 de la LDC”.
El art 39 de la LDC dispone que cuando los contratos de adhesión o en formularios requieran la
aprobación de otra autoridad nacional o provincial, ésta tomara las medidas necesarias para la
modificación del contrato tipo a pedido de la autoridad de aplicación.
El CCyC las trata en materia de contratos por adhesión a clausulas generales predispuesta;
también lo hace en capítulo IV del Título III del Libro Tercero dedicado a los contratos de consumo.
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El art 1117 aclara que a los contratos de consumo se les aplican las normas de los contratos por
adhesión a clausulas generales predispuestas establecidas en los arts. 985 a 988, sean impuestas
por una de las partes negociadas individualmente o “aprobadas por el consumidor”.
El art 1119 trae una norma general en materia de cláusulas abusivas: “sin perjuicio de lo dispuesto
en las leyes especiales, es abusiva la cláusula que, habiendo sido o no negociada individualmente,
tiene por objeto o por efecto provocar un desequilibrio significativo entre los derechos y las
obligaciones de las partes, en perjuicio del consumidor”.
El art 1120 sanciona la situación jurídica abusiva: “se considera que existe una situación jurídica
abusiva cuando el mismo resultado se alcanza a través de la predisposición de una pluralidad de
actos jurídicos conexos”.
El art 1121 establece cuales son las clausulas no abusivas: las clausulas relativas a la relación entre
el precio y el bien o el servicio procurado; y las que reflejan disposiciones vigentes en tratados
internacionales o en normas de carácter imperativo”.
EXTINCION DEL CONTRATO: el art 1078 del CCyC disposiciones generales para la extinción por
declaración de una de las partes, estable:
a) el derecho se ejerce mediante comunicación a la otra parte. La comunicación debe ser dirigida
por todos los sujetos que integran una parte contra todos los sujetos que integran la otra;
d) la extinción del contrato no queda afectada por la imposibilidad de restituir la parte que no la
declaró
e) la parte que tiene derecho a extinguir el contrato puede optar por requerir su cumplimiento y
la reparación de daños. Esta demanda no impide deducir ulteriormente una pretensión extintiva
g) la demanda ante un tribunal por extinción del contrato impide deducir ulteriormente una
pretensión de cumplimiento
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h) la extinción del contrato deja subsistentes las estipulaciones referidas a las restituciones, a la
reparación de daños, a la solución de las controversias y a cualquiera otra que regule los derechos
y obligaciones de las partes tras la extinción.
La voluntad de extinguir debe ser manifestada, exteriorizada. Esa comunicación puede ser hecha
por cualquier medio previendo el CCyC que puede elegirse una vía extrajudicial, por lo que se
puede hacer por carta documento, telegrama o por correo electrónico; o judicial. La vía judicial
exime al acreedor o acreedores de la prestación incumplida de las intimaciones previas pero el
deudor puede cumplir dentro del plazo legal.
Si la rechaza, quien pretende extinguir el contrato debe ejercerla acción judicial para que se
declare resuelto el contrato. Aquel a quien se ha comunicado la voluntad de extinguir, y la ha
rechazado puede promover la acción de cumplimiento, hipótesis en la cual la contraparte ha de
reconvenir para que se declare la resolución.
Límites: Quien ha cumplido puede demandar el cumplimiento o la extinción del contrato; si eligió
demandar el cumplimiento del contrato, puede variar y reclamar la extinción (art 1078 inc. e);
pero si eligió la extinción, extrajudicial o judicial, no puede luego demandar el cumplimiento.
Conforme al inc. H la extinción del contrato deja subsistentes las disposiciones referidas a las
restituciones, reparación de daños, solución de controversias y cualquier otra que regule los
derechos y obligaciones de las partes después de la extinción.
Efectos de la extinción del Contrato: sea que opere por resolución, revocación o rescisión, entre
tres tipos de cuestiones: qué efectos produce, (restituciones reciprocas, daños y perjuicios) desde
cuándo y a partir de cuándo se producen esos efectos.
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• La comunicación efectuada por una de las partes extingue el contrato de pleno derecho,
deben entenderse que ello sucede en la fecha en que la comunicación es recibida por el
destinatario;
• En el caso del pacto comisorio tácito, la extinción del contrato se produce de pleno
derecho desde el vencimiento del plazo de 15 días previsto en el art 1088 inc. c
• En el pacto comisorio tácito también; de tratarse de uno de los casos en que no es
necesario dar el plazo de gracia para cumplir, se vuelve a la regla general, esto es, el
contrato se extingue en el momento en que es recibida la comunicación de la parte
cumplidora.
Art 1079 Operatividad de los Efectos de la Extinción: excepto disposición legal en contrario: a) la
rescisión unilateral y la revocación producen efectos solo para el futuro; b) la resolución produce
efectos retroactivos entre las partes, y no afecta el derecho adquirido a título oneroso por
terceros de buena fe”.
Leiva Fernández señala que si el tercero de buena fe es tutelado frente a la nulidad, con mayor
razón ha de estarlo frente a la resolución del contrato. El art 392 tutela al tercero de buena fe y
a título oneroso. En cambio, el art 1079 no exige que el tercero haya adquirido derechos a título
oneroso, por lo que también quedaría amparado el tercero que los haya recibido a título gratuito.
Los efectos que produce la extinción del contrato son: las restituciones reciprocas y la
indemnización de los daños y perjuicios.
Restituciones: art 1080: “si el contrato es extinguido total o parcialmente por rescisión unilateral,
por revocación o por resolución, las partes deben restituirse, en la medida que corresponda, lo
que han recibido en razón del contrato, o su valor, conforme a las reglas de las obligaciones de
dar para restituir”. El art 1081 contiene las siguientes reglas: “ a) la restitución debe ser recíproca
y simultanea b) las prestaciones cumplidas quedan firmes y producen sus efectos en cuanto
resulten equivalentes, si son divisibles y han sido recibidas sin reserva respecto del efecto
cancelatorio de la obligación; c) para estimar el valor de las restituciones del acreedor se toman
en cuenta las ventajas que resulten o puedan resultar de no haber efectuado la propia prestación,
su utilidad frustrada y, en su caso, otros daños”.
Se aplican a la rescisión bilateral (distracto) cabe a las partes determinar cómo se efectuarán las
restituciones reciprocas. Estas reglas son supletorias de la voluntad de las partes, las que las
pueden desplazar por los que ellas acuerden.
Al extinguirse el contrato quien tiene una cosa habida por su causa debe restituirla pues se ha
extinguido el título en función del cual la había adquirido.
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Las restituciones deben ser simultaneas, si una de las partes no está en condiciones de restituir
lo recibido, la otra puede suspender el cumplimiento de su obligación de restituir hasta el
momento en que la otra parte pueda hacerlo. Si una de las partes está integrada por más de una
persona, la obligación de restituir se cumple entregando a cualquiera de ellas con citación de las
demás.
Si la cosa ha sido restituida a un tercero de buena fe, o si por cualquier otra causa no puede ser
restituida se debe su valor.
El inc. b del art 1081 dice que si las prestaciones son divisibles y han sido recibidas sin reserva de
su eficacia cancelatorio, los efectos propios del pago quedan firmes y producen sus efectos hasta
el valor de la prestación de menor valor.
Reparación de Daños: no es un efecto necesario de la extinción del contrato, sino que requiere
que se den los presupuestos de la responsabilidad civil: la existencia de una daño no justificado,
atribuible en función de un factor de atribución y que guarde un adecuado nexo de causalidad
con la conducta desplegada por aquél a quien se pretende atribuir esa responsabilidad. Donde
aparece la responsabilidad por daños es en el ámbito de la resolución del contrato por
incumplimiento de una de las partes.
El inc. B del art 1982 “la reparación incluye el reembolso total o parcial, según corresponda, de
los gastos generados por la celebración del contrato y de los tributos que lo hayan gravado”. El
inc. C agrega que también procede la aplicación de las reglas sobre la cláusula penal si ella se
hubiese pactado.
El contrato puede extinguirse cuando el acreedor recibe satisfacción por una vía distinta al
cumplimiento del obligado; tal sucede en el pago por tercero, cuando el acreedor se ha procurado
lo debido de un tercero o ha recibido la indemnización correspondiente.
Resolución: es un modo de ineficacia de los negocios jurídicos y por ende de los contratos, que se
da en razón de la producción de un hecho sobreviniente a la constitución del negocio. Ese hecho
puede ser imputable a una de las partes: el incumplimiento que habilita a la otra parte a resolver
el contrato. O ser ajeno ellas, como puede ser que acaezca un hecho futuro e incierto al cual se
sujetó la permanencia del contrato. Puede operar por la declaración de voluntad d ela parte
interesada puede operar automáticamente con el advenimiento del hecho previsto en el mismo
acto y sin necesidad de una nueva declaración de voluntad que produzca la ineficiencia.
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Efectos: la resolución tiene efectos retroactivos al día de la celebración del negocio jurídico (art
1079 inc. b). La retroactividad obliga a las partes a restituirse lo recibido en razón del negocio o
su valor (art 1080 y 1081), además la parte incumplidora deberá la indemnización por daños y
perjuicios. El efecto retroactivo no afecta a terceros de buena fe y a título oneroso (art 1079 b).
Art 1083: una parte tiene a facultad de resolver total o parcialmente el contrato si la otra parte
lo incumple.
Pacto comisorio Expreso y Tácito: las partes pueden pactar expresamente que el incumplimiento
de cualquiera de ellas causa el derecho de la otra a resolver el contrato. En su contrato pueden
identificar incumplimientos genéricos o específicos que autoricen la resolución (art 1086).
Puede suceder que las partes no prevean nada sobre el punto. La cláusula resolutoria por
incumplimiento se considera incluida en todo contrato bilateral (art 1087).
Resolución Total o Parcial: para que proceda la resolución total “el acreedor solo puede resolver
íntegramente el contrato si no tiene ningún interés en la prestación parcial” (art 1083).
La parte que no ha incurrido en incumplimiento puede demandar la resolución total o parcial del
contrato; efectuada la opción por una u otra alternativa es definitiva.
Revocación: es la retractación de la voluntad que deja sin efecto la relación jurídica. Opera solo
en los casos que la ley o el contrato autorizan a hacerlo al autor de la manifestación de voluntad
en los actos unilaterales, o una de las partes en los actos bilaterales, y en tal caso la relación
jurídica queda sin efectos hacia el futuro.
Opera en los actos unilaterales, como el testamento (arts. 2511 y ss.); también pueden revocarse
ciertos contratos como el mandato (art 1329 inc. c) y la donación (art 1569).
Caracteres:
1) Acto unilateral: basta la voluntad del autor (si es un testamento) o de una sola de las partes
si el acto que se revoca es bilateral.
2) Negocio entre vivos: tiene efecto inmediato.
3) Voluntaria: opera solo en los casos autorizados por la ley, pero debe ser puesta en ejercicio
por la voluntad del sujeto legitimado.
Efectos: opera, salvo disposición legal en contrario, hacia el futuro (art 1079 inc. a).
Rescisión: es una causal de ineficiencia, por la cual, un acto jurídico valido queda sin efecto para el
futuro en razón del acuerdo de las partes, o de la voluntad de una sola de ellas, autorizada por la ley
o por la propia convención.
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La rescisión por voluntad bilateral se da en el distracto al que se refiere el art 1076 “el contrato puede
ser extinguido por rescisión bilateral. Esta extinción, excepto estipulación en contrario, solo produce
efectos para el futuro y no afecta derechos de terceros”.
La rescisión es unilateral cuando proviene de la voluntad de una de las partes del acto jurídico, ya sea
porque ellas acordaron expresamente esa facultad o bien porque la ley lo autoriza. Prevista en el art
1077.
Caracteres:
1) Funciona en los contratos de duración y en aquellos cuyos efectos no han empezado aun a
producirse;
2) Es voluntaria y de uso discrecional, alcanzando esta condición, en principio a las materias
regidas por leyes supletorias, no a las sujetas a normas imperativas;
3) Es aplicable solo a los negocios bilaterales.
Efectos: opera ex nunc, solamente para el futuro y a partir del momento que la manifestación de la
voluntad se presentó (art 1079 inc. a).
En los supuestos de distracto dependerán de lo que las partes estipulen, pudiendo convenirse que el
contrato originario quede sin efecto retroactivamente, con la obligación consiguiente de las partes
de restituirse lo obtenido en virtud de él, con el límite de no poder perjudicar los derechos adquiridos
por los terceros a causa del contrato originario.
Rescisión bilateral o Distracto: es formal o informal según el contrato que se extingue sea formal o
informal. Solo es formal cuando el contrato que se pretende extinguido está sometido a una
solemnidad. Leiva Fernández admite que también es admisible la forma tácita mediante la
celebración de un contrato posterior e incompatible con el que se resuelve.
EL INCUMPLIMIENTO. Configuración.
Art 1084 “Configuración del Incumplimiento”: “a los fines de la resolución, el incumplimiento debe
ser esencial en atención a la finalidad del contrato. Se considera que es esencial cuando:
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responsabilidad civil como el conjunto de normas que, como sanción, obligan a reparar las
consecuencias dañosas emergentes de un comportamiento antijurídico, física o moralmente, a una
persona. La responsabilidad civil es la obligación que tiene toda persona de no dañar, y en caso de
hacerlo volver las cosas al estado anterior o una indemnización en dinero.
El código civil y comercial unificado consagra en su art. 1708 la función bipartita de la responsabilidad
civil: Prevenir y reparar. En el trámite parlamentario se eliminó la regulación sistemática de la función
punitiva; y solo en el ámbito del derecho del consumidor ésta se encuentra contemplada (art. 52 bis
de la ley 24240).
En la función preventiva de la responsabilidad civil, la acción se promueve antes de que el daño se
produzca: El art. 1710 define los alcances del deber de prevención, estableciendo que toda persona
tiene el deber, en cuanto de ella dependa, de evitar un daño no justificado; adoptar, de buena fe y
conforme a las circunstancias, las medidas razonables para evitar que se produzca un daño, o
disminuir su magnitud; y de no agravar el daño, si este ya se produjo. Además, el art. 1711 reconoce
la posibilidad de invocar una acción preventiva, la cual procede cuando una acción u omisión
antijurídica hace previsible la producción de un daño, su continuación o agravamiento.
El código también se encarga de regular la función resarcitoria, estableciendo en el art. 1716 el deber
de reparar que surge de la violación del deber de no dañar a otro o del incumplimiento de una
obligación.
La responsabilidad civil se sustenta en cuatro presupuestos o elementos esenciales: La
antijuridicidad, que consiste en la violación del deber de no dañar al otro o en el incumplimiento de
una obligación; los factores de atribución que son las razones o el fundamento para adjudicar el
deber de afrontar el daño; el daño consiste en la lesión a un derecho o a un interés lícito; y la relación
de causalidad, que vincula jurídicamente el hecho con el resultado.
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establecieron resarcibles las consecuencias inmediatas y las mediatas previsibles, tanto para la
responsabilidad extracontractual como para la derivada por el incumplimiento de obligaciones.
Finalmente, en materia de mora, se estableció para ambas clases que el curso de los intereses
comienza desde que se produce cada perjuicio.
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tácitamente entre las partes para entablar negociaciones. Y esto puede suceder sin que haya
culpa o dolo, basta una separación arbitraria para que la violación se produzca.
Respecto a la extensión del resarcimiento, para el italiano el precontratante sólo tiene
derecho a que se le indemnicen los gastos reales efectuados con motivo de las
negociaciones, o sea, el daño emergente. De este modo, excluye del resarcimiento por
responsabilidad precontractual al lucro cesante.
DEFINICIÓN
Art 1.123: “Hay compraventa si una de las partes se obliga a transferir la propiedad de una cosa
y la otra a pagar un precio en dinero”.
El título es el acto jurídico suficiente que cumple con las formas exigidas por ley y que tiene la
finalidad de transmitir o constituir el derecho real (art 1.892 CCyC). Así, el contrato de
compraventa es el título para adquirir la propiedad, pero si se trata de un supuesto de
transferencia de inmuebles, se requiere además la escritura pública (art. 1.017) como modalidad
formal para la configuración del título suficiente.
En cuanto al modo, la tradición posesoria es suficiente para transmitir o constituir derechos reales
que se ejercen por la posesión (art 1.892). También hay tradición de cosas muebles cuando se
hace entrega de conocimientos, cartas de porte, facturas u otros documentos (art 1.925). La
inscripción registral es modo suficiente (cuando tenga efecto constitutivo) si se trata de cosas
muebles registrables o de cosas no registrables cuando y derecho así lo requiera (art 1.892). La
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APLICACIÓN SUPLETORIA
El art 1.124 prevé la aplicación supletoria de las normas de compraventa a otros contratos en los
que una parte se obligan a:
Este artículo no modifica al 1.123, pues se trata solamente de una pauta interpretativa que
determina la aplicación de las reglas de la compraventa a ciertas relaciones jurídicas afines
aunque sin calificar estrictamente como tales.
4. Conmutativo (art 968). : es conmutativo por regla, pero podría ser aleatorio. Los contratos
son conmutativos cuando las ventajas para los contratantes son ciertas (art.968). Tal es
la regla en materia de contrato de compraventa ya que las prestaciones que se deben el
vendedor y el comprador (transferir la propiedad de la cosa, el primero y el pago del
precio, el segundo) deben guardar relación de equivalencia o paridad en punto a sus
valores.
El carácter conmutativo implica que las partes pueden conocer y evaluar la extensión de
las obligaciones asumidas.
Contrato aleatorio: En este caso las ventajas o las pérdidas para uno o ambos contratantes,
dependerán de un acontecimiento incierto (art. 968). Es el caso de que se compre una
1 Cabe tener en cuenta que para algunos títulos valores (con cláusula no a la orden) se aplican las normas de cesión
de derechos.
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cosecha que pudiera existir de distintas maneras, en cuanto a su calidad o magnitud, en tanto
se encontrase bajo ciertos riesgos (una cosecha). El contrato será aleatorio si las partes no
pueden conocer, con exactitud, el alcance y extensión de las obligaciones que asumen.
El art. 1.007 prevé que los bienes futuros pueden ser objeto de los contratos y que la
promesa de transmitirlos está subordinada a la condición de que lleguen a existir,
excepto que se traten de contratos aleatorios, ya que si es contrato hubiere sido
acordado como aleatorio, la promesa en cuestión no estaría subordinada por ninguna
condición.
La venta de cosas futuras, es por regla conmutativa pero condicionada (a que la cosa
llegue a existir), ello no obsta a que las partes acuerden la aleatoriedad, asumiendo el
comprador el riesgo de que la cosa no llegase a existir total o parcialmente ( o con tales
o cuales detalles o características).
DISPOCISIONES GENERALES
El contrato de compraventa es título para adquirir la propiedad, ya que es el acto jurídico que,
tiene por fin transmitir el derecho real de dominio sobre una cosa. Para la trasferencia de
inmuebles en necesaria la escritura pública como modalidad formal para la configuración del
título suficiente.
2 Una lectura incorrecta podría considerar al boleto de compraventa como un contrato preliminar.
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1.1. Tradición de la cosa: sin tradición de la cosa, el acreedor no adquiere ningún derecho
real, excepto disposición legal en contrario (art. 750), ello asi, ya que la tradición
posesoria es modo suficiente para transmitir o constituir derechos reales que se
ejercen por la posesión (art. 1892).
Hay que distinguir entre dos hipótesis: 1) las inscripciones registrables con efecto publicitario
(oponibilidad a terceros) y 2) las inscripciones registrables con efecto constitutivo del derecho
real.
En el primero se alude a la inscripciones registrables que no cuentan con efecto constitutivo, sino
publicitario. (Por tal razón se ha ordenado al vendedor el cumplimiento de la obligación de
trasferir a su comprador la propiedad de la cosa vendida, si este último abono el precio, ya que
sin la tradición de la cosa al acreedor, no se adquiere ningún derecho real, toda vez que la
inscripción registral, solo tiene una función perfeccionadora de la tradición).
En el segundo supuesto, la inscripción registral con efectos constitutivos, es modo suficiente para
la trasferencia o constitución de derechos reales sobre las cosas que requieren tal formalidad.
3er párrafo del art. 1893. Es el caso de la trasferencia del dominio de automotores en el que basta
la inscripción registral, aunque no haya efectiva entrega del rodado, para que se transmita el
dominio.
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Se distingue entre elementos comunes a todos los contratos y los requisitos propios o específicos
de la compraventa.
Tal es la relevancia que, según el art. 1.127, el contrato no debe ser juzgado como de
compraventa, aunque las partes así lo estipulen, si falta algún requisito esencial. Esto significa que
se debe ponderar la concurrencia de los elementos constitutivos de la compraventa, la verdadera
intención de las partes y sus actitudes anteriores y/o posteriores para establecer la eficacia de lo
acordado.
El art 1.128 establece que “nadie está obligado a vender, excepto que se encuentre sometido a la
necesidad jurídica de hacerlo”. Esta norma solo puede entenderse en relación al antiguo listado
al que refería el Cód. Civil derogado, que mencionaba:
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-obligación de administrar bienes ajenos: es el supuesto del síndico que debe vender los bienes de
la quiebra en la que fue designado. Aquí sí se da una venta forzosa, pues la ley no deja margen
para el administrador.
La “necesidad jurídica” a la que refiere el artículo 1.128 solo puede originarse en una obligación
legal.
I. LA COSA VENDIDA
Es el objeto del contrato y al analizarla se deben ponderar las disposiciones generales sobre el
objeto de los actos jurídicos (arts. 279 – 280), y las normas que tratan al objeto de los contratos
en general (arts. 1.003 a 1.011).
- Bienes inmateriales: en cuanto a derechos individuales (art. 15) son objeto de los
contratos de cesión.
En cuanto al software, a pesar de que el programa tiene naturaleza inmaterial, ya que son las
funciones y no el soporte (cd, DVD, etc.) el objeto inmediato del contrato, se ha resuelto en la
jurisprudencia que pueden ser de aplicación las normas existentes para las cosas en la medida en
que regulen situaciones similares que hagan posible dicha extensión.
2. Cosas que pueden venderse: por regla todas las cosas pueden ser objeto de los contratos
(art. 1.129). Deben tratarse de cosas dentro del comercio.
La regla es que todas las cosas pueden venderse y la excepción, que no se podrán vender cuando
la ley o un acto jurídico (contrato o testamento) así lo dispusiere, y ello estuviese permitido por
el ordenamiento.
- Bienes fuera del comercio: en cuanto al cuerpo humano, cuyas partes no tienen un
valor comercial (art. 17), reconoce una excepción en aquellas intervenciones
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- Cosas litigiosas, gravadas, sujetas a medidas cautelares: pueden ser objeto del
contrato, conforme al art. 1.009.
3. Cosas determinadas o determinables: la cosa objeto del contrato debe estar determinada
o ser determinable. Puede existir cierta indeterminación temporal que deberá despejarse
al momento del cumplimiento.
- Determinadas por su especie y cantidad: son obligaciones de género, aplica el art. 762.
4. Cosa cierta que ha dejado de existir (art. 1.130): “… si la venta es de una cosa cierta que ha
dejado de existir al tiempo de perfeccionarse el contrato, éste no produce efecto alguno”.
Existe controversia en tanto el CCyC no recepta de manera expresa la “inexistencia” del
acto, solamente establece la ineficacia de los actos por nulidad u oponibilidad (art. 382).
Si la cosa cierta no existía al momento de perfeccionarse el contrato, sea porque nunca existió o
porque dejó de existir en ese momento, el contrato es nulo: faltó la cosa en cuanto elemento
esencial del contrato.
- Asunción del riesgo de pérdida: pude pactarse que el comprador asuma el riesgo de
que la cosa cierta haya perecido o esté dañada al celebrase el contrato.
La incógnita que surge, por no estar regulada expresamente en la norma, es qué sucede cuando
la cosa existe al momento de celebración del contrato pero dejase de existir (por peligro o riesgos
inherentes) al momento de cumplimiento. Para Rivera, al no existir obstáculo legal, las partes
pueden pactar la asunción de riesgo por parte del comprador, de que la cosa deje de existir, total
o parcialmente, al momento de cumplimiento. Si no existe al momento de celebrarse el contrato,
pero sí al tiempo de la tradición, el contrato es válido. Si la cosa no existe en todo o en parte y
no puede cumplirse con esa prestación, Rivera considera, siguiendo lo establecido por el código
derogado, que el vendedor tiene derecho al precio igualmente (salvo que el comprador pruebe
dolo del vendedor), pues el comprador asume voluntariamente el riesgo.
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En el 2º párrafo del art. 1.130 se establece que “… el vendedor no puede exigir el cumplimiento
del contrato si al celebrarlo sabía que la cosa había perecido o estaba dañada”, se trata de un
supuesto de mala fe, y puede interpretarse como una incidencia en la causa del contrato
determinante de la voluntad, trayendo como consecuencia la ineficacia a la que alude la norma
(siempre que no hubiere asunción de riesgo por el comprador); si no se interpretara de esta
manera, se corre el riesgo de caer en una situación abusiva por parte del comprador.
- Venta de cosa futura (cosa esperada): contrato sujeto a condición suspensiva de que
la cosa llegue a existir. Se trata de una obligación de medios.
El comprador puede asumir, por clausula expresa, el riesgo de que la cosa no llegue a existir sin
culpa del vendedor.
Nada dice el CCyC en cuanto a la asunción del riesgo de que la cosa exista en cualquier cantidad
o cualidad; para Rivera la solución esta “implícita” en el art. 1.131: el comprador debe pagar el
precio si la cosa existe, independientemente de su cantidad o cualidad, excepto que se hubiese
pactado lo contrario.
6. Cosa ajena: “el vendedor se obliga a transmitir o hacer transmitir su dominio al comprador”
(art. 1.132). Esta venta es válida en los términos del art. 1.008.
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- Venta de la cosa ajena como propia: el contrato puede ser de mala o buena fe. En el
caso de bienes registrables (muebles o inmuebles), si el vendedor desconoce u oculta
al comprador el carácter ajeno de la cosa, la buena fe es difícil de sustentar, pues en
función del art. 1.902 es un deber el examen previo de las circunstancias registrales,
lo mismo ocurre en relación al comprador; la situación podría ser más flexible en caso
de tratarse de bienes no registrables.
Se trata de una obligación de resultado por parte del vendedor y la no entrega de la cosa
constituye incumplimiento y reparación de daños (art. 1.740).
En cuanto al dueño, cuenta con acciones reales y/o posesorias, más el reclamo de daños, contra
ambas partes si el comprador recibe la cosa vendida, por ser nulo el acto (art. 392), excepto que
fuese de buena fe y se tratase de un bien no registrable, no robado ni perdido (art. 1.895).
- Venta de cosa parcialmente ajena: por regla, un condómino puede enajenar la parte
indivisa sin el asentimiento de los restantes condóminos (art. 1.989), el contrato es
válido. Si el comprador creyó adquirir el dominio del total de la cosa (art. 1.990), el
vendedor debe reparar los daños causados por la anulación del contrato. No habrá
lugar para indemnización si el comprador hubiere conocido de la situación. Idéntica
situación cuando el condómino enajene una porción mayor al de su propiedad aunque
no alcance la totalidad.
EL PRECIO
1. Precio en dinero: en nuestro derecho la utilización de medios pro solvendo (ej: pagaré,
cheque, letras, etc.) no consuma el cumplimiento a cargo del comprador, pues no
implican el pago hasta tanto no se obtenga su conversión en dinero, y por ello el
vendedor tiene el derecho de rechazar ese medio, sin incurrir en mora. Si en cambio,
decide aceptarlo, pero no puede obtener la realización en dinero de los mismos, puede
colocar al comprador en situación de incumplimiento.
Si la moneda no es de curso legal, el art 765 convierte a la obligación en “dar cantidades de cosas”,
pudiendo el comprador liberarse otorgando el equivalente en moneda de curso legal. Sin
embargo, esta norma se considera disponible por las partes y puede ser dejada de lado, debido
a su contradicción, con el art. 766.
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3. Determinable por un tercero (art. 1.134): cuando las partes no puedan llegar a un acuerdo
de designación, o el tercero no puede o no quiere, el juez puede determinar el precio.
4. Precio serio: no debe ser ficticio (simulado). Las partes deben tener la intención de
pagarlo y percibirlo, lo cual no será así cuando el vendedor renuncie a cobrarlo, o
habiéndolo hecho, lo ha restituido al comprador; o cuando acredite que el precio tuvo
una finalidad distinta a ser contraprestación de la transferencia de propiedad de la cosa.
Es irrisorio cuando resulta alejado del valor de la cosa, haciendo mutar la naturaleza del
contrato a donación.
5. Precio no convenido por unidad de medida de superficie (art. 1.135): si el precio no fue
convenido por unidad de medida de superficie, y existe una diferencia del 5% entre la
superficie real del inmueble y la fijada en el contrato: si es superior la variación, el
comprador tiene derecho a resolver el contrato si estuviera obligado a pagar un precio
mayor, y el vendedor, a aumentarlo; si la variación es menor o igual a lo pactado, el
comprador puede reclamar la disminución del precio.
- Venta ad corpus: es aquella venta que se realiza prescindiendo de las medidas del
objeto inmueble del contrato. Para determinar el precio las partes tienen en cuenta
otros factores (ubicación, condición productiva de tierra, etc.). Esta modalidad de
venta carece de posibilidad de reclamos por daños y perjuicios basados en la variación
de la superficie indicada en el convenio.
Es una modalidad no regulada en el actual CCyC pero nada impide a las partes pautar al respecto,
siendo necesario su indicación expresa.
6. Precio convenido por unidad de medida de superficie (art. 1.136): el precio es el resultante
de calcular el precio acordado por unidad de medida por la superficie total del inmueble.
Si en el contrato se pacta el precio de unidad junto con las medidas del inmueble, y la superficie
real del inmueble excede el 5% de lo expresado en el contrato, el comprador tiene el derecho a
resolverlo.
La norma no refiere al caso de superficie real menor a la acordada: ¿está obligado el comprador
a pagar el precio que resulte y a recibir la cosa igualmente? Habría que recurrir al art. 1.084 y
verificar si el contrato encuadra dentro de un supuesto de incumplimiento esencial atendiendo a
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su finalidad. La cuestión es discutida debido a las exigencias que tienen las partes de verificar las
medidas reales del inmueble en los registros correspondientes.
Posee dos obligaciones principales: I) entregar la cosa vendida; II) garantizar por evicción y vicios
ocultos.
Se trata de obligaciones de dar cosas ciertas para constituir derechos reales (arts. 750 y ss.).
Deben tenerse en cuenta las mejoras (naturales y artificiales), los frutos y los riesgos de la cosa.
2. Gastos de entrega (art. 1.138): excepto pacto en contrario, están a cargo del vendedor, al
igual que la obtención de los instrumentos referidos en el art 1.137; el estudio de títulos
y antecedentes, mensura y tributos del inmueble.
4. Entrega de la cosa: con sus accesorios (art. 746), libre de toda relación de poder (posesión
y tenencia arts. 1.909 y 1910) y de oposición de terceros.
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Remite a la parte general de contratos por evicción y vicios ocultos, artículos 1.033 y 1.044.
No hace mención expresa en el CCyC pero desde luego el vendedor debe recibir el precio en el
modo y condiciones pactadas.
Las principales son: I) pagar el precio; II) recibir la cosa; III) pagar los gastos vinculados a la
instrumentación del contrato y los gastos de recepción de la cosa.
I. PAGAR EL PRECIO
1. Lugar de pago (art. 1.141): Se debe pagar en el momento fijado en el contrato, pero si no
lo establece se presume que la venta es al contado, es decir, el precio se paga cuando se
entrega la cosa.
En cuanto al lugar, debe realizarse en el sitio fijado; si no estuviese establecido, el pago se realiza
según lo establecido en el art. 874, excepto en obligaciones de dar cosas ciertas (el lugar es donde
la cosa se encuentra habitualmente), y obligaciones bilaterales de cumplimiento simultáneo (el
lugar es donde se debe cumplir la prestación principal).
La recepción de la cosa mueble está regulada en el art. 1.148 en tanto en caso de cosa inmueble
es lógico que el lugar de recepción sea su ubicación.
Ante la falta de recepción por el comprador, el vendedor puede consignarla judicialmente (art.
904 y ss.). Se supone que el incumplimiento de esta obligación está acompañada con el
incumplimiento del pago del precio, por lo tanto, el vendedor podrá requerir el cumplimiento del
contrato más reparación de daños (art. 1.078 inc e), o la resolución por incumplimiento (arts.
1.078, 1.083 y 1.084).
Salvo estipulación en contrario, los gastos de recibo, testimonio de la escritura pública, y demás
posteriores a la venta.
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BOLETO DE COMPRAVENTA
Art. 1.171
Esta norma ratifica la posición del boleto como verdadero contrato ya que refiere a inmueble
vendido y comprador. Así, lo deja al margen de las consecuencias prácticas disvaliosas que
generaría regularlo bajo un contrato preliminar, por ejemplo, el plazo de vigencia de un año de
aquellos. Amplía sus efectos otorgándole al comprador de buena fe prioridad sobre terceros
cautelantes, y oponibilidad tanto en ejecuciones individuales como en concurso o quiebra.
La norma nada dice sobre la colisión entre adquirente por boleto y acreedor hipotecario, por lo
que se deducen dos posibilidades: una interpretación amplia que incorporaría dentro del
concepto de terceros al acreedor hipotecario; y una segunda interpretación literal, excluyente
del acreedor por no estar mencionado expresamente. Así, se ha resuelto que el poseedor del
inmueble adquirido por boleto de compraventa adquiere un dominio imperfecto sobre él, pues
falta su inscripción registral para su oponibilidad al acreedor. Del mismo modo, el comprador que
haya recibido la posesión del inmueble no puede oponer tal circunstancia al acreedor, pues el
vendedor aún conserva el bien en su patrimonio.
Con respecto a los recaudos que enumera el artículo, son acumulativos y no alternativos.
Buena fue: supuesto de sucesivas cesiones del boleto. El cesionario que acredite la existencia de
una sucesiva cadena de transmisión hasta llegar a quien ha vendido por boleto, prevalece frente
al tercero.
Publicidad registral: se exige que el boleto cuente con publicidad, la cual puede ser registral o
posesoria. Las divergencias se producen en torno a dar por configurado el requisito del a
publicidad suficiente por vía posesoria, colocada en pie de igualdad con la publicidad registral.
La posesión es determinante, hace a la publicidad del derecho que esgrime el adquirente del
inmueble por boleto. Constituye la exteriorización de una situación jurídica real, de innegable
trascendencia si es ejercida prolongadamente en el tiempo, a tal punto de tener preferencia por
sobre los acreedores del vendedor.
FORMA Y PRUEBA
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El contrato de compraventa es no formal pues no se exige una forma para su validez con la
consecuencia de resultar nulo si la solemnidad no es cumplida (art 969).
No se debe confundir con las formalidades propias de la transferencia de derechos reales sobre
inmuebles: Rivera considera que el boleto de compraventa ya es un verdadero contrato en sí, y
la escritura pública corresponde un recaudo de la transferencia de domino, una obligación de
hacer (art 1.018), pero el instrumento privado en cuestión (compraventa) será un contrato y no
una promesa de celebrarlo en los términos del art 995, como otro sector doctrinario considera.
DISTINTOS REGIMENES:
• Bienes registrables:
De acuerdo a las disposiciones del decreto 6582/58 ratificado por la ley 14467, los contratos de
compraventa de automotores deben reflejarse en instrumento público o privado. Ello así porque
el art. 1 del mencionado decreto ley establece que el título –el contrato de compraventa- debe
“formalizarse por instrumento público o privado y sólo producirá efectos entre las partes y con
relación a terceros desde la fecha de su inscripción en el Registro Nacional del Automotor”. Debe
ser celebrado por escrito y debe ser autenticado, quien se registra como titular es el propietario.
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- Bienes inmuebles: Según resulta de los arts. 1017 y 1018 del CCyC los contratos de
compraventa son de forma de cosas inmuebles son de forma prescripta pero no de
solemnidad absoluta. En este sentido, el art. 1017 expresa que tienen que ser otorgados
por escritura pública los contratos que tienen por objeto la adquisición, modificación,
extinción de derechos reales sobre inmuebles. Quedan exceptuados los casos en que el
acto es proveniente de una ejecución judicial o administrativa. El art. 1018 dispone que
el otorgamiento pendiente de un instrumento previsto constituye una obligación de
hacer si el futuro contrato no requiere una forma bajo sanción de nulidad. Ni en la
reglamentación general ni en la especial de compraventa se exige la escritura pública
bajo pena de nulidad. La inscripción registral es el modo de publicidad del acto, ya que
la transmisión del dominio se perfecciona con la inscripción.
El art. 2037 establece que el derecho real que se ejerce sobre un inmueble propio que otorga a
su titular facultades de uso, goce y disposición material y jurídica que se ejercen sobre las partes
privativas y las partes comunes de un edificio, de conformidad con lo que establece en este título
y el respectivo reglamento de propiedad y administración. Las diversas partes del inmueble así
como las facultades que sobre ellas se tienen son interdependientes y conforman un todo no
escindible. El art. 2038 expresa que a los fines de la división jurídica del edificio, el titular de
dominio o los condóminos deben redactar, por escritura pública, el reglamento de propiedad y
administración, que debe inscribirse en el registro inmobiliario. Dicho reglamento se integra al
título suficiente sobre la unidad funcional.
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Esta cláusula para ser tal debe haber estado incluida en el mismo instrumento de compraventa,
debe haberse efectuado la tradición de la cosa, y respecto del plazo rige el art. 1.167.
Ejercido el derecho se genera la resolución retroactiva del contrato, lo que implica la tradición, y
en el caso de haber inscripción registral, el dominio se revocará. Las partes se deben restituir
recíprocamente las prestaciones convenidas (art. 348).
Los derechos que hayan adquirido terceros no resultan afectados. Si la cosa es mueble o inmueble
registrable, el dueño tiene accion terceros (art. 761). Si es mueble no registrable rige el art 760.
COMPRAVENTA Y PERMUTA (art 1.126): hay permuta cuando las partes se obligan recíprocamente
a transferirse el dominio de cosas que no son dinero. El problema se da cuando una parte del
trueque es en dinero, para equilibrar el valor de las prestaciones.
El contrato será de permuta cuando es mayor el valor de la cosa en relación al dinero entregado
conjuntamente, y compraventa en los “demás casos”: es decir, cuando la suma de dinero es
mayor que el valor de la cosa entregada por la misma parte, o cuando ambos son equivalentes.
El vendedor tiene el derecho de recuperar la cosa con prelación a cualquier oro adquirente si el
comprador quiere enajenarla (sea total o parcial). Es un derecho personal, no puede cederse ni
heredarse. El comprador debe comunicar oportunamente su decisión de enajenación, o en su
defecto, el lugar y tiempo en que se celebraría la subasta.
El vendedor tiene un plazo de 10 días desde recibida la comunicación para ejercer su derecho,
salvo otro que se hubiere estipulado. Si lo ejerce, nacerá un nuevo contrato.
El pacto de preferencia tiene un doble régimen: i) en los arts. 997 y 998 (contratos en general); y
ii) sobre la compraventa en los arts. 1.165 a 1.169.
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Plazos (art 1.167): la validez de los pactos anteriores no puede exceder los 5 y 2 años, según se
trate de bienes inmuebles y muebles, respectivamente.
4. Venta condicional (art. 1.168): se trata de una presunción legal supletoria si las partes
acuerdan lo contrario.
CONTRATO DE SUMINISTRO
Hasta la entrada en vigencia del código civil y comercial, era un contrato que estaba ausente del
régimen legal. El nuevo CCyC lo incluye expresamente. Art. 1176 “contrato por el cual el
suministrante se obliga a entregar bienes, incluso servicios sin relación de dependencia, en forma
periódica o continuada, y el suministrado a pagar un precio por cada entrega o grupo de ellas”.
La norma establece:
Con el contrato de compraventa las diferencias se deben trazar con la compraventa de cosas
muebles en cuotas y son las siguientes: I) la compraventa supone para el vendedor, la obligación
de transferirle al comprador la cosa objeto del contrato, al contrario el suministrante tiene la
obligación de atender a los pedidos del suministrado, en cuanto deber de provisión y no la
obligación de entregar un bien determinado. II) el suministrante asume obligaciones de hacer
que no son propias de un vendedor. III) la compraventa comprende una única prestación debida
por el comprador que se fracciona en el tiempo, en lo que a su ejecución respecta, el suministro
se caracteriza por la continuidad y la periodicidad de las prestaciones debidas y le permite al
suministrado la satisfacción en forma rápida y segura de sus necesidades constantes. IV) las
cuotas de la compraventa a plazos se encuentran determinadas (en cantidad y monto) desde el
inicio de la relación, por el contrario, en el suministro es factible la presencia de cierta
indeterminación en cuanto a la duración del contrato y por ende, de su contenido económico
total.
CESION DE DERECHOS
El CCyC establece en su art. 1614 que “hay contrato de cesión cuando una de las partes transfiere
a la otra un derecho. Se aplican a la cesión de derechos las reglas de la contraventa, la permuta,
o de la donación, según que se haya realizado con la contraprestación de un precio en dinero, de
la transmisión de la propiedad de un bien, o sin contraprestación, respectivamente, en tanto no
estén modificadas por las normas especiales del capítulo referido”
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En comparación con el antecedente del CC de Vélez se llevó a cabo una importante corrección
terminológica de la denominación de ese contrato como “cesión de derechos”, en reemplazo de
la anterior “cesión de créditos”. Ello posibilita la inclusión dentro del objeto de este tipo
contractual, no solo al derecho creditorios, sino también a los reales e intelectuales.
En el CCyC se establece que la cesión de derechos es el contrato por el cual se traspasan los
derechos patrimoniales transferibles que no tienen por ley un determinado procedimiento
distinto de traslación, constituyendo un género de contratos dentro del cual la cesión de créditos
es solo una especie.
El nuevo CCyC define al contrato de cesión derechos con criterio amplio: cualquier derecho puede
ser cedido, con excepción de aquellos que resulten contrarios a la ley, las convenciones que lo
originan y la naturaleza propia del derecho sometido a cesión.
Esta disposición deja de lado la exigencia de entrega del título, que era establecida en el CC de
Vélez, como si dicha exigencia resultara un elemento esencial de la formación del contrato.
El art. 1616 CCyC establece la regla general de que “todo derecho puede ser cedido, excepto que
lo contrario resulte de la ley, la convención que lo origina o de la naturaleza del derecho”. No se
ceden derechos limitados o restringidos por la ley, o por la voluntad de las partes, aquellos que
independientemente de su legalidad y voluntariedad, no pueden transmitirse porque su propia
naturaleza no lo permite.
PROHIBICIONES
Prohibición legal: entendida en sentido amplio puede ser expresa o tácita, y encontrarse en el
propio CCyC o en otras disposiciones legales.
FORMA
Conforme al art. 1618 del Código Civil y Comercial unificado, la cesión debe hacerse por escrito,
sin perjuicio de los casos en que se admite la transmisión del título por endoso o por entrega
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manual. Para algunos supuestos, la norma requiere la celebración de una escritura pública, como
en el caso de la cesión de derechos hereditarios; la cesión de derechos litigiosos. Si no involucran
derechos reales sobre inmuebles, también puede hacerse por acta judicial, siempre que el
sistema informático asegure la inalterabilidad del documento; y la cesión de derechos derivados
de un acto instrumentado por escritura pública.
ENTRE LAS PARTES: siendo de carácter consensual, el contrato de cesión tiene efectos entre las
partes desde la misma formalización. El art. 1619 CCyC trata sobre la eficacia del contrato entre
las partes, cedente-cesionario. La entrega de los documentos constituye, un acto de ejecución,
de cumplimiento del negocio, dado que el contrato queda perfeccionado con el acuerdo de
voluntades. En cuanto a la adquisición de derechos reales entre las partes, se exige la
concurrencia de título y modo que estableciere la ley para cada caso en particular.
EFECTOS RESPECTO DE TERCEROS: todos aquellos que no ocupen las posiciones de cedente y
cesionario serán considerados terceros, pero no todos se encuentran en la misma situación.
Dentro de los terceros se encuentra el propio cedido, y además otros terceros que tienen un
interés legítimo en la cesión, que pueden resultar afectados por el negocio celebrado (acreedores
del cedente y cesionario).
El deudor cedido: es ajeno al contrato de cesión, pero tiene un interés directo en el mismo por
ser quien debe cumplir con la obligación que se ha transferido y por tal motivo se justifica la
debida notificación del cambio de titularidad del derecho de modo de comunicar el verdadero
titular del mismo. Al ser ajeno al negocio, no es posible que se oponga a la cesión. Los terceros
no intervienen en la realización del acto, ni tienen facultades para oponerse al mismo ya que el
carácter de tercero del deudor cedido respecto del contrato de cesión no impide que el mismo
le sea opuesto, ni que quede involucrado por sus efectos luego de la notificación o aceptación.
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Antes de la notificación, el deudor cedido puede válidamente abonar en cedente, así como
oponerle cualquier causa de extinción de la obligación con efecto liberatorio respecto de él (art.
1621). Mientras no se efectivice la notificación de la cesión al deudor cedido, los pagos que este
hubiese efectuado al cedente tendrán efecto liberatorio. El cesionario no podrá reclamar el pago
al cedido, sino que deberá accionar contra el cedente, por incumplimiento contractual o bien por
evicción si el crédito fue pagado con anterioridad a la cesión (art. 1629). Al contrario, a partir de
la notificación de la cesión, el cedido tiene como acreedor solo a cesionario, pudiendo oponer
solo a este las excepciones o las defensas personales que tenga frente a él, no ya las que hubiere
tenido contra el cedente.
CONCURRENCIA DE CESIONARIOS
Cuando ocurre un conflicto por concurrencia de cesionarios, es decir que el cedente, cede en mas
de una oportunidad el derecho del que se trata (puede ocurrir por error o mala fe del cedente)
el art. 1622 del CCyC otorga la preferencia las primero que ha notificado la transferencia al
deudor, aunque esta sea posterior en fecha.
Esto era lo que se seguía desde el CC de Vélez, se establecía la prioridad del cesionario que
primero notificaba al cedente por instrumento público, por sobre el que lo hacía por notificación
privada, o se establecía como alternativa válida también la del cesionario que obtenía la
conformidad del deudor cedido, opción que era confusa y no coherente con la situación del
deudor cedido que no es parte del contrato de cesión.
El CCyC solo dispone la prioridad de quien notifique con antelación al deudor cedido, pero
además de establecer la forma especial de instrumento público permite su remplazo por
instrumento privado que tenga fecha cierta.
Esta regla Gral. Tiene una excepción consistente a las notificaciones que lleguen el mismo día. El
legislador ha mantenido la disposición del CC de Vélez estableciendo que los cesionarios podrán
ejercer el derecho de manera igualitaria y a prorrata. La fecha relevante para poder dirimir el
conflicto entre los cesionarios es la de la notificación, sin que resulten relevantes las fechas en el
que se hubiesen celebrado las distintas cesiones. También si hubiesen llegado el mismo día peros
in notificación de hora, se mantiene la solución que daba el derogado CC por lo que la paridad de
cesionarios quedara descartada si se puede acreditar fehacientemente el horario de recepción
de las mismas, dando prioridad a la que llego en primer término.
Es distinta la solución si alguno de los cesionarios concurrentes resulta de mala fe, es decir al
conocimiento de la celebración de otras cesiones sobre el mismo derecho. Respecto a esto, el CC
derogado establecía en forma expresa que si alguno de los cesionarios sucesivos era de mala fe
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o cometió una grave imprudencia, no obtiene la preferencia frente a los otros cesionarios aunque
notificase en primer lugar. En el CCyC se podría llegar a la misma solución mediante el principio
de buena fe (arts. 9 a 961).
En el CCyC la prenda de crédito este reg. En los arts. 2232 y ss. Esa normativa también rige para
las relaciones del cedente y cesionario en la cesión en garantía por imperio del art. 1615 del CCyC
que ordena su directa remisión.
El art. 2333 establece que la prenda se constituye cuando se notifica la existencia del contrato al
deudor del crédito prendado. La notificación ya no obra como requisito de oponibilidad respecto
de terceros, sino como requisito de existencia y validez del contrato.
El cesionario no tendrá facultades de disposición sobre el crédito, tales como las de pactar
aplazamiento de plazos, quitas, remisiones parciales, etc. Sin el consentimiento del cedente,
quien más allá de haberse desprendido del crédito, continua siendo interesado respecto del
efectivo cobro.
GARANTIA DE EVICCION
El contenido de las obligaciones secundarias del cedente estará determinado por el carácter
oneroso o gratuito de la cesión. Solo en el primer caso, es decir cuando la trasferencia se efectúa
teniendo como contraprestación el pago de un precio o la trasferencia de la propiedad de un
bien, el cedente será responsable por garantía de evicción en los términos de las disposiciones
específicas del contrato de cesión y de las disposiciones especiales de la obligación de
saneamiento previstas en los arts. 1033 y ss. Del CCyC por remisión establecida en el art. 1631.
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La norma del art. 1628 del CCyC establece que si la cesión es onerosa, el cedente garantiza la
existencia y legitimidad del derecho al tiempo de la cesión, excepto que se trate de un derecho
litigioso o que lo ceda como dudoso; pero no garantiza la solvencia del deudor cedido ni de sus
fiadores, salvo pacto en contrario o mala fe.
La norma del art. 1628 se refiere a la extensión de la garantía del cedente que se limita a la
existencia y legitimidad del crédito, pero que en modo alguno se extiende a la solvencia del
deudor o fiadores del mismo. En el ejercicio de la autonomía de la voluntad, las partes pueden
pactar expresamente que el cedente asuma la garantía por dicho extremo.
La cesión puede cumplir una función solutoria o de pago, distinguiéndose a su vez dicho pago
puede revestir carácter pro soluto o pro solvendo, conforme la cesión extinga una obligación
subyacente con independencia de si el crédito cedido luego resulta o no satisfecho por parte del
obligado originario a la prestación. El cedente solo asume la garantía de existencia y legitimidad
del crédito. En la cesión pro solvendo, el cedente garantiza la solvencia del deudor cedido, de
modo que la deuda solo quedara extinguida cunado haya sido cobrado o realizado en crédito
cedido.
Conforme al CCyC el cedente solo garantiza la existencia del crédito cedido (art. 1619), pero si a
su vez garantiza la solvencia del deudor cedido, se aplicaran las reglas de la fianza, con sujeción a
lo que las partes hayan convenido y el cesionario solo podrá recurrir contra el cedente después
de haber excutido los bienes del deudor, excepto que este se halle concursado o quebrado (art.
1630).
En la última parte de la disposición normativa del art. 1628 CCyC se establece como excepción el
supuesto de mala fe de parte del cedente, debiendo entender por mala fe en el caso en el que el
mismo conocía la insolvencia del deudor y aun as cedió en crédito de igual modo. El cedente tiene
un deber de información por parte del cesionario cuando conoce la insolvencia anterior y publica
del deudor debe transmitirle esa información al cesionario.
CESION DE DEUDAS
CONCEPTO
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En la actualidad los contratos de cesión de deudas tienen expresa tipicidad en el CCyC (art. 1632
a 1635).
El art. 1632 CCyC establece que hay cesión de deuda si el acreedor, el deudor y un tercero,
acuerdan que este deba pagar la deuda sin que haya novación. Se trata de un contrato en el que
intervienen tres sujetos: el sujeto cedente, el acreedor cedido y el cesionario que se incorpora a
la originaria relación creditorios. En la cesión de deudas no cambia el vincula existente, sino que
se trata de la misma obligación, cuyo cumplimiento es asumido a través de una contrato por un
tercero. Este negocio requiere necesariamente el consentimiento del acreedor, pero además
puede presentarse dos modalidades, realizarse con liberación del deudor primitivo, o sin
liberación.
En la cesión de deuda se produce una modificación del sujeto pasivo de la obligación, sea a través
de la sucesión a título particular, o bien por medio de la adición de un nuevo deudor a la originaria
relación que se mantiene indemne. La sola celebración del contrato, sin el expreso
consentimiento del acreedor para liberar al deudor, no produce liberación, sino que quedan el
cedente y cesionario obligados frente al acreedor.
Antes de la sanción del nuevo CCyC se regulo expresamente el contrato de cesión de deuda, la
doctrina reconocía esta posibilidad, pero exigía para la liberación del deudor cedente que la
conformidad del acreedor sea expresa, ya que si hubiera una conformidad tacita deducida de
comportamientos, no se producía la liberación dad la importancia del acto, y además de ser la
forma expresa la que resultaba compatible con el Código civil. Que exigía que la renuncia sea
expresa.
El art. 1634 aclaro que la conformidad del acreedor para la liberación del deudor debe ser
expresa; siendo efectuada con anterioridad, simultaneidad o en época posterior a la liberación.
En la última parte de la norma se establece que la conformidad del acreedor, resulta ineficaz si
fuese prestada anticipadamente por medio de cláusulas predispuestas. Esta solución legal guarda
relación con las disposiciones introducidas en la parte general de los contratos, respecto de los
celebrados por adhesión a clausulas generales predispuestas. (Art. 984 a 989) donde se establece
que se deben tener por no escritas “…las que importan renuncia o restricción a los derechos del
adherente, o amplían los derechos del predisponente que resultan de normas supletorias…” (Art.
988 inc. b). Celebrado y valido el contrato de cesión de deudas con liberación, el efecto natural
es que el deudor primitivo queda exonerado del vínculo obligacional, siendo sustituido por el
cesionario. El cesionario asumirá no solo el contenido del crédito principal, sino sus intereses,
clausulas penales, y los eventuales daños y perjuicios derivados de la relación creditoria.
Efecto que produce la cesión de deuda respecto de las fianzas y garantías constituidas en resguardo
del cumplimiento de la obligación.
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Frente al cambio de deudor, las garantías solo subsistirán si el tercero fiador o la persona a la que
pertenezca el bien gravado prestan su consentimiento. Esta solución puede extraerse del art.
1640 del CCyC para la hipótesis de cesión de posición contractual que exige autorización de los
terceros para el traspaso de las garantías al concesionario.
Otra modalidad de cesión de deuda es la establecida sin liberación del deudor originario, en cuyo
caso el acreedor tendrá entre sí a dos deudores contra quienes podrá dirigir la acción de
cumplimiento. Esta modalidad estará configurada no solo cuando la parte casi lo hayan pactado,
sino además cuando en los términos del contrato no se prevea la expresa conformidad del
acreedor para la liberación del deudor de conformidad al art. 1634.
El legislador ha establecido que en esta modalidad, el tercero cesionario queda obligado como
codeudor subsidiario, manteniéndose el cedente en carácter de deudor principal.
ASUNCION DE DEUDA
Es el contrato que, regulado en el art. 1633 del CCyC, es celebrado entre un tercero con el
acreedor, por el cual el primero acuerda abonarle al segundo la deuda de su deudor, sin que haya
novación. Este es un contrato bilateral que no necesita el concurso de la voluntad del deudor
para su celebración, sin perjuicio de su oportuna notificación en tanto se trata de un tercero
interesado.
Se estableció en el último párrafo del art 1633 que si el acreedor no presta la conformidad para
la liberación del deudor, la asunción se tiene por rechazada. La conformidad del acreedor para la
liberación del deudor originario en este caso también debe ser expresa.
PROMESA DE LIBERACION
El art. 1635 del CCyC define a la promesa de liberación como el contrato por el cual un tercero se
obliga frente a un deudor a cumplir la deuda en su lugar. Este es también un negocio bilateral, en
que el acreedor de la obligación originaria resulta ser ajeno al mismo. El promitente se obliga
frente al deudor, y en caso de que incumpla, el propio deudor podrá ejercer las acciones de
cumplimiento o resolución con más los daños y perjuicios que en su caso correspondan.
En principio, el acreedor no podría negarse a recibir el pago de parte del tercero promitente, no
obstante, la negativa se justifica en los casos que se trate de obligaciones intuito personae o de
una obligacion no cesible.
La promesa solo vincula al tercero con el deudor, este determina que el acreedor no es parte del
contrato y como tal, no puede invocarlo para exigirle su complimiento, ni tampoco serle opuesto
por el deudor para impedir su reclamación. La norma establece la posibilidad de que la promesa
haya sido pactada como estipulación a favor de tercero. En este caso, el estipulante deudor y el
promitente que se compromete, lo hacen a favor de un tercero que resulta ser una excepción al
efecto relativo del contrato, ya que la calidad de acreedor nace a favor del beneficiario que no es
parte del vínculo, si bien el mismo debe aceptar la estipulación, su derecho no nace con la
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aceptación, sino con aquella estipulación. Aun en el caso de que promesa haya sido efectuada
como estipulación a favor de tercero, el acreedor siempre podrá exigir el cumplimiento del propio
deudor originario.
El CC derogado acogió algunas de las figuras típicas de la cesión de la posición contractual como
la cesión de la locación por el locatario (art. 1583) y la sustitución del mandatario (art. 1924 y ss.).
Con el tiempo la doctrina empezó a diferenciar el contrato base objeto de la transmisión, del
contrato de cesión, sentando el criterio de que si bien en la cesión solo participan el cedente y el
cesionario, para que se produzca la cesión del contrato, se requiere también la participación del
contratante cedido.
El art. 1636 establece que “los contratos con prestaciones pendientes, cualquiera de las partes
pueda transmitir a un tercero su posición contractual, si las demás partes lo consienten antes,
simultáneamente o después de la cesión”.
El contrato de cesión de la posición contractual se encuentra tipificado (arts. 1636 a 1640) y ellas
se complementan con las del contrato de cesión de derechos por ser este el género.
La incorporación de un tercero a un contrato puede darse por vía legal o por vía convencional. El
CCyC opto por la regulación de la figura desde su configuración contractual, como uno de los
tantos tipos legales especiales que las partes pueden pactar, sin perjuicio del reconocimiento de
algunos supuestos en que la cesión de la posición opera ministerio legis (art. 1189 inc. b).
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Otra opción es que el contratante cedido manifieste la conformidad con posterioridad a la cesión,
es decir, luego de producido en contrato entre cesonario y cedente, el que tendrá efectos desde
dicha aceptación de la cesión de la posición contractual.
Por último el consentimiento del contratante cedido se puede dar coetáneamente con la
celebración de la cesión de la posición contractual. En estos casos se trata de un negocio trilateral
o plurilateral (según la cantidad de pares contratantes) en que intervendrán cedente, cesionario
y él o los contratantes cedidos.
Son institutos que tienen como elemento común la modificación subjetiva de una de las partes
del contrato. Pero también tienen efectos diferentes, en la subcontratación hay un contrato
unilateral que surge derivado del contrato base, pero sin desplazamiento del primer contratante.
En la subcontratación, el subcontratante tiene acciones directas contra su propio co-contratante
y así mismo acción directa contra el subcontratante de este, en los términos de la subcontratación
(arts. 1069 a 1072 CCyC). En la cesión se transmite la posición contractual, pasando el cesionario
a ocupar el lugar de parte que tenía el cedente, quien queda liberado del contrato.
La regla general es que la cesión de la posición contractual desvincula al cedente de los derechos
y obligaciones derivados del contrato, los que son asumidos en su totalidad por el cesionario. Este
es el principal efecto jurídico del contrato de cesión de posición contractual.
El legislador ha establecido la liberación del cedente como un efecto natural de la cesión. Sin
embargo la nueva regulación posibilita que por vía de la autonomía de la voluntad, las partes
puedan pactar la responsabilidad del cedente ante el incumpliendo del cesionario. Para que esta
responsabilidad opere el contratante cedido debe notificar al cedente el incumplimiento del
cesionario dentro de los treinta días de producido, bajo apercibimientos de que el cedente quede
liberado de responsabilidad. No siendo una norma de orden público, no existen inconvenientes
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en que sean las propias partes las que regulen también un diferente plazo o una diferente manera
de ejercer la acción de responsabilidad contra el cedente.
El art. 1638 establece que los contratantes pueden oponer al cesionario todas las excepciones
derivadas del contrato, pero no las fundadas en otras relaciones con el cedente, excepto que
hayan hecho expresa reserva al consentir la cesión. Se distinguen los efectos del negocio
traslativo, es decir de la cesión entre cedente y cesionario, del objeto de la transmisión que
resulta ser el contrato originario en el que el cesionario viene a ocupar la posición de parte que
detentaba el cedente.
GARANTIAS
El cedente garantiza al cesionario la existencia y validez del contrato. El pacto por el cual el
cedente no garantiza la existencia y validez, se tiene por no escrito si la nulidad o la inexistencia
se debe a un hecho imputable al cedente. Si el cedente garantiza el cumplimiento de las
obligaciones de los otros contratantes, responde como fiador, (art. 1639) esta norma consagra
como garantía de evicción, la garantía de que el cedente debe al cesionario respeto de la
existencia y legitimidad de la posición contractual cedida. La existencia es que el cedente sea el
verdadero titular de la posición contractual transmitida. La validez supone la constitución de título
y la ausencia de vicios que pudieran dar lugar a la nulidad del vínculo.
Esta garantía es susceptible, de ser dejada de lado por las partes, quieres por ejercicio de la
autonomía de la voluntad, pueden establecen que el cedente no la asuma. Esto tiene una
limitación referido a la hipótesis de nulidad o inexistencia del contrato cedido motivado por un
hecho imputable al cedente. Se estableció que el pacto que excluya la garantía se tendrá por no
escrito, siendo el cedente plenamente responsable.
El segundo párrafo del art. 1639 prevé la posibilidad de la ampliación convencional de la garantía,
estableciendo que el propio cedente pueda garantizar el cumplimiento de las obligaciones del o
los contratantes cedidos, además de la existencia y validez del vínculo, estableciendo que en tal
supuesto quedara obligado como fiador.
Fuera de estos casos, el legislador estableció la remisión a las normas sobre evicción de la cesión
de derechos en general.
2. Garantías de terceros
El art. 1640 del CCyC establece la regla de que las garantías constituidas por terceras personas
no pasan al cesionario sin autorización expresa de aquellos. Siendo las garantías accesorias de la
obligación principal que se encuentra a cargo de un contratante, lógico resulta que si dicho
contratante cede su posición contractual, su propio garante no debe quedar obligado,
asegurando el cumplimiento de un tercero por quien no se obligó originariamente.
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Los garantes del cedente son los que quedan liberados con la cesión de la posición contractual.
Sin perjuicio de que acepten expresamente garantizar al cesionario y continuar ligados al vínculo
contractual.
Los terceros que garantizaron el cumplimiento de las obligaciones del contratante cedido podrían
invocar la existencia de cesión para pretender librarse de sus obligaciones
UNIDAD VII
CONTRATO DE LOCACIÓN
Hay contrato de locación si una parte se obliga a otorgar a otra el uso y goce temporario de una
cosa, a cambio del pago de un precio en dinero (art. 1187 CCyC). El CCyC modificó la redacción
ya que ahora se aclara que lo que se transmite no es el uso o el goce sino, el uso y goce, de modo
que si la cosa genera frutos o productos ordinarios, siempre que no se pacte lo contrario,
compete al locatario disfrutar también del goce de los mismos. Se delimita el concepto de uso
como el referido a la utilización de la cosa misma dada en locación, y el de goce como el
aprovechamiento o disfrute de los frutos o productos ordinarios de esa cosa.
LAS PARTES
La parte que concede el uso y goce se llama locador o arrendador. La parte que debe abonar el
precio en dinero por haber recibido el uso y goce de la cosa se denomina locatario, arrendatario
o inquilino.
• Contrato bilateral: es así ya que genera obligaciones para las dos partes –locador y
locatario-. Ambas se obligan recíprocamente la una hacia la otra (art. 966 CCyC).
• Contrato oneroso: es oneroso, toda vez que las ventajas que se procuran a una de las
partes le son concedidas por una prestación que ella ha hecho o se obliga a hacer a la otra.
El locador concede el uso y goce de la cosa a cambio de un precio en dinero que debe
pagar el locatario.
• Contrato conmutativo: por regla es conmutativo, sin embargo, podría ser aleatorio. Los
contratos son conmutativos cuando las ventajas son ciertas para los contratantes. Nada
impide que un contrato de locación sea aleatorio, será válido si ha sido libremente
acordado por las partes; podría ocurrir que la simetría económica que caracteriza el
contrato conmutativo no exista o incluso que se pierda con el tiempo. En ese caso, las
ventajas o las pérdidas para uno o ambos de los contratantes dependerán de un
acontecimiento incierto. Tal sería el caso de que se conceda la locación de una cosa
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• Contrato nominado o típico: es así debido a que en nuestro régimen contienen normas
específicas referidas al mismo.
FORMA Y PRUEBA
El contrato de locación de cosa inmueble o mueble registrable, es un contrato que no está sujeto
a formalidad alguna. El mismo debe ser hecho por escrito, asimismo sus prórrogas y
modificaciones (art 1188 CCyC).
Este contrato no es de aquellos en los cuales una ley exige una formalidad para su validez con la
consecuencia de la nulidad si la solemnidad no es cumplida; la forma escrita es necesaria a los
efectos probatorios, pero nada obsta a la posibilidad de acreditar el contrato por otros medios
conforme a los principios de los artículos 1019 y 1020 del CCyC.
OBJETO
El objeto del contrato de locación debe ser una cosa. La norma del art. 1192 del CCyC prevé que
toda cosa presente o futura, cuya tenencia este en el comercio, puede ser objeto del contrato de
locación, si es determinable, aunque sea solo en su especie. Se comprenden además, a falta de
previsión en contrario, los productos y los frutos ordinarios.
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❖ Cosa presente o futura: el art. 1192 del CCyC admite la locación de una cosa
futura, el contrato se entenderá sujeto a la condición suspensiva de que la cosa
exista; el locador deberá realizar las diligencias necesarias para que la cosa llegue
a existir;
❖ Cosa ajena: los bienes ajenos pueden ser objeto de los contratos; si el que
promete transmitirlos no ha garantizado el éxito de la promesa, solo está
obligado a emplear los medios necesarios para que la prestación se realice y, si
por su culpa, el bien no se transmite, debe reparar los daños causados. El objeto
del contrato de locación no es la propiedad, sino el simple uso de la cosa, por lo
que para revestir el carácter de locador, no es necesario ser propietario de la
cosa.
El art. 1194 del CCyC establece que el locatario debe dar a la cosa locada el destino acordado en
el contrato. Cuando el mismo no especifica destino alguno, puede darle el destino que tenía al
momento de locarse.
TIEMPO DE LA LOCACION
El locador debe entregar la cosa conforme a lo acordado. A falta de previsión contractual, debe
entregarla en estado apropiado para su destino, excepto los defectos que el locatario conoció o
pudo haber conocido.
❖ Accesorios: el locador está obligado a entregar la cosa con todos los accesorios
que dependían de ella al tiempo del contrato.
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❖ Momento de la entrega: debe ser el acordado por las partes. Si nada se dijo al
respecto, el locador está obligado a hacer la entrega de inmediato, salvo que por
la circunstancia del caso, ello sea imposible o esté sujeto a una condición
suspensiva.
❖ Mejoras: el locador debe pagar las mejoras necesarias hechas por el locatario,
aunque no lo haya convenido, si el contrato se resuelve sin culpa del locatario,
excepto que sea por destrucción de la cosa.
❖ Frustración del uso o goce de la cosa: si por caso fortuito o fuerza mayor el
locatario se ve impedido de usar o gozar de la cosa, o esta no puede servir para
el objeto de la convención, puede pedir la rescisión del contrato, o la cesación
del pago del precio por el tiempo que no pueda usar o gozar de la cosa. Si el caso
fortuito no afecta la cosa misma, las obligaciones continúan como antes.
❖ Obligación de saneamiento: el art. 1033 del CCyC establece que están obligados
al saneamiento quienes transmiten bienes a título oneroso. El obligado al
saneamiento garantiza por evicción y por vicios ocultos. Esta obligación existe
aunque no haya sido estipulada por las partes; pueden aumentarla, disminuirla
o suprimirla.
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❖ Debe conservar la cosa en buen estado: debe mantener la cosa en el estado que la
recibió, salvo los deterioros propios del uso y desgaste normal. El locatario responde por
cualquier deterioro causado a la cosa, incluso por visitantes ocasionales, pero no por
acción del locador o sus dependientes; así mismo responde por la destrucción de la cosa
por incendio no originado en caso fortuito. Para exonerarse de ello, debe probar que se
debe al vicio o defecto de la cosa, al caso fortuito o fuerza mayor, o que no son de los
que se derivan del uso correcto.
❖ Pago del canon convenido: La prestación dineraria a cargo del locatario se integra con el
precio de la locación y toda otra prestación de pago periódico asumida
convencionalmente por el locatario. A falta de convención, el pago debe ser hecho por
anticipado: si la cosa es mueble, de contado y si es inmueble, por periodo mensual.
❖ Mejoras: el locatario puede realizar mejoras en la cosa locada, excepto que esté
prohibido en el contrato. No tiene derecho a reclamar el pago de mejoras útiles y de
mero lujo o suntuarias, si son mejoras necesarias, puede reclamar su valor al locador.
CESIÓN Y SUBLOCACIÓN
El locatario puede dar en sublocación parte de la cosa locada, si no hay pacto en contrario. Para
ello debe comunicar al locador por medio fehaciente, su intención de sublocar e indicarle el
nombre y domicilio de la persona con quien se propone contratar y el destino que el sublocatario
asignará a la cosa. El locador solo puede oponerse por medio fehaciente dentro del plazo legal
de diez días de notificado. El silencio del locador importa su conformidad con la sublocación
propuesta. La sublocación contratada, pese a la oposición del locador viola la prohibición de variar
el destino de la cosa locada.
La sublocación autorizada es la que resulta parcial y siempre que no exista pacto contrario. Se
considera cesión a la locación de toda la cosa. La cesión debe cumplir con la norma de cesión de
posición contractual del art. 1636 y ss. Del CCyC.
El locador tiene acción directa contra el sublocatario para cobrar el alquiler adeudado por el
locatario, en la medida de la deuda del sublocatario. También puede exigir de este el
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El locador puede exigir al sublocatario el pago de los alquileres adeudados hasta el monto que le
debiera al locatario-sublocador. La acción afecta de manera directa al patrimonio del sublocatario
y permite que el locador satisfaga su acreencia sin que sea necesario el ingreso previo de la suma
adeudada al patrimonio del locatario-sublocador. El sublocatario podría también, mediante la
acción directa, reclamarle al locador que cumpla las obligaciones originalmente asumidas en el
contrato celebrado con el locatario-sublocador.
La extinción de la locación originaria, causa la extinción del contrato del sublocatario, en virtud
que sus derechos y obligaciones se rigen por el contrato originario.
EXTINCIÓN
❖ Resolución imputable al locador: el art. 1220 del CCyC prevé que el locatario puede
resolver el contrato si el locador incumple: a) la obligación de conservar la cosa con
aptitud para el uso y goce convenido; b) la garantía de evicción o la de los vicios
redhibitorios.
❖ Resolución anticipada: el art. 1221 establece que el contrato de locación puede ser
resuelto por el locatario: a) si la cosa locada es un inmueble y han transcurrido seis meses
de contrato, debiendo notificar fehacientemente su decisión al locador. Si hace uso de la
opción resolutoria en el primer año de vigencia de la relación locativa, debe abonar al
locador, en concepto de indemnización, la suma equivalente a un mes y medio de alquiler
al momento de desocupar el inmueble y la de un mes si la opción se ejercita transcurrido
dicho lapso; b) en los casos del art. 1199, debiendo abonar al locador el equivalente a dos
meses de alquiler.
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CONCEPTO
Hay contrato de obra o de servicios cuando una persona, según el caso, el contratista o prestador
de servicios, actuando independientemente, se obliga a favor de otra, llamada comitente, a
realizar una obra material o intelectual o a proveer un servicio mediante una retribución. El
contrato es gratuito si así lo pactan las partes o cuando por las circunstancias del caso puede
presumirse la intención de beneficiar (art. 1251).
DIFERENCIAS
Existen diferencias, en el contrato de obra el contratista se obliga a ejecutar una obra intelectual
o material, sin embargo en el contrato de servicio, se obliga a ejecutar un servicio
independientemente de la obtención de un resultado. En el primer caso se trata de una obligación
de resultado, en el segundo de una obligación de medios. En el de obras el resultado consistirá
en la producción de un objeto material o intelectual, con entidad propia, fruto de la actividad
desarrollada por el locador, pero que se separa de él, y aparece determinado cuando es concluido
y entregado al locatario. Puede ser un bien independiente o ser accesorio de otro, pero aun
siendo accesorio tendrá individualidad propia y podrá ser intelectualmente separado de ella. Esto
hace que la prestación de locación de obra culmine con una obligación de dar: la entrega al
locatario de la obra concluida.
El CCyC da pautas para distinguir el contrato de obra y de servicio. En cuanto al último establece
que la actividad en intangible, se agota con el consumo inicial y desaparece. La obra por el
contrario es susceptible de entrega y reproducible con independencia de su autor. En los servicios
se contrata a la persona en cuanto productora de utilidad, en las obras se contrata a la utilidad
producida por la actividad de una persona. Si se ha comprometido a una actividad es otra de las
características de la locación de servicios, definida por el tracto sucesivo o temporalidad
indeterminada, distinta a la accidentalidad de la locación de obras.
Art. 1256 el contratista o prestador de servicios está obligado a: a) ejecutar el contrato conforme
a las previsiones contractuales y a los conocimientos requeridos al tiempo de su realización por
el arte, la ciencia y la técnica correspondientes a la actividad desarrollada; b) informar al
comitente sobre los aspectos esenciales del cumplimiento de la obligación comprometida; c)
proveer los materiales adecuados que son necesarios para la ejecución de la obra o del servicio,
excepto que algo distinto se haya pactado resulte de los usos; d) de usar diligentemente los
materiales provistos por el comitente e informarle inmediatamente en el caso de que esos
materiales sean impropios o tengan vicios que el contratista o prestador debiese conocer; e)
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El CC de Vélez nada disponía expresamente al respecto, no regulaba las obligaciones del locador
ni las del locatario de obras o servicios, ellas resultaban de la normativa general en materia de
obligaciones y contratos.
De acuerdo al inc. b del art. 1256 en contratista o prestador debe informar al comitente sobre los
aspectos esenciales del cumplimiento de la obligación comprometida, como así también
establece un deber genérico de información a cargo del contratista de obra o prestador del
servicio referido y se traduce en el deber de poner al otro contratante en conocimiento de toda
aquella información relevante sobre el desenvolvimiento de la relación jurídica que los vincula a
fin de que les permita actuar en defensa de sus propios intereses.
Esto es más que relevante cuando en determinadas relaciones se aprecia que no existe igualdad
de posiciones, de información o, de poder captar y comprender adecuada y suficientemente las
connotaciones de la misma. Se trata de un deber vinculado a la buena fe que debe imperar en la
relación contractual. En el supuesto de perfeccionarse un contrato de consumo, existe un deber
especial, contenido en el art. 4 de la LDC (ley 24.240).
Respecto al control por parte del comitente ¿es obligación del contratista permitir el control de
la marcha ejecución de la obra por parte del comitente? La norma mencionada se trata de una
obligación implícita en su enunciado, ello surge, de manera tacita del deber de informar del inc.
b. si el contratista tiene el deber de “informar al comitente sobre los aspectos esenciales del
cumplimiento de la obligación comprometida”, no se establece modo, forma, periodicidad ni
detalle alguno al respecto, es porque esa información deberá ser brindada cuando lo requiera el
comitente. Ese deber de informar debe ser entendido en el contexto de cada caso. Cuando se
trata de ciertas obras (la construcción de un inmueble) no es razonable pensar que la información
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se limite a una mera transmisión de datos y documentos, sin que el comitente tenga la posibilidad
de verificarlos personalmente.
Resulta evidente la necesidad del reconocimiento del derecho del comitente a la verificación o
revisión de la marcha de la ejecución de la obra. Ese derecho también debe ser ejercido de buena
fe. (Art. 9 y 961 CCyC)
Las partes deberán arribar a un acuerdo a un acuerdo acerca del modo, periodicidad y demás
detalles de la función revisora del comitente, procurando evitar contratiempos y demoras
innecesarias, deberán hacerlo de manera que no afecte el normal desarrollo de las actividades.
Todo esto se encuentra establecido en el art. 1269 que alude, en las disposiciones relativas al
contrato de obra, al derecho del comitente a verificar. También puede hacerse extenso por medio
de la analogía al supuesto de locación de servicios, cuando por las circunstancias del servicio
prestado, se amerite y justifique dicho control o verificación a cargo del comitente.
El control o verificación por parte del comitente es un derecho que puede o no ejercer. No es una
obligación a su cargo. Por lo tanto no podría imputársele responsabilidad por no haber verificado
y previsto errores o defectos. Pero se ha realizado una observación, en el CCyC se establece que
“aparece un derecho –no una obligación- del dueño, a inspeccionar la obra” (art.1269).
El inc. c) del art. 1256 obliga al contratista o prestador a proveer los materiales adecuados que
resulten necesarios para la ejecución de la obra o del servicio, excepto que algo distinto se haya
pactado o resulte de los usos. La regla en la materia es que el contratista o prestador provee los
materiales. Nada impide que se prevea lo contrario. La norma establece que sean los materiales
necesarios para la ejecución de la obra o del servicio pero nada dispone sobre la calidad de los
mismos. Lo normal es que los contratantes cuiden de establecer la calidad, el origen, modelo y
demás detalles o especificaciones técnicas de los materiales a emplear. Pero si las partes
omitieren hacerlo y surgen conflictos al respecto, se resuelve conforme al art. 762 del CCyC que
se refiere a la individualización de las obligaciones de género que establece que si las partes nada
hubieran acordado al respecto, expresa o tácitamente, se debe cumplir entregando el material
de calidad intermedia.
El inc. d) del art. 1256 prevé el deber de utilizar diligentemente los materiales provisorios por el
comitente. Además de la utilización diligente de los mismos, contratista o proveedor debe
informar al comitente de manera inmediata si los materiales resulta o impropios o presentan
vicios que el contratista o prestador debiese conocer.
A esto se debe agregar el deber de informar al comitente sobre aquellos materiales impropios o
convivios que el contratista o prestador debiera conocer en virtud de su conocimiento
profesional. Esto se aplica cuando los materiales sean provistos por el comitente.
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También el que “razonablemente corresponda” en este caso no existe plazo expreso ni elementos
concretos para determinarlo. Se entiende que la obra debe tener un ritmo adecuado de labor
que permita al contratista concluirla en el plazo determinado.
El CC derogado establecía esto y además agregaba que el comitente, podía exigir que este tiempo
se designe por el juez.
El CCyC no establece expresamente esto, pero nada obsta a que ele comitente efectue una
presentación judicial con tal cometido, en la que le juez determine, con informe pericial de rigor,
la existencia de plazo tácito, en cuanto sea el que razonablemente corresponda como necesario.
Art. 1251. El precio se determina por contrato, la ley, los usos, o por decisión judicial.
2. Deber de colaboración
Esto es una manifestación de buena fe. Los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse
de buena fe (art. 961 CCyC). La colaboración se encontrara vinculada y condicionada por las
circunstancias de hecho, que la norma de nominada como las “características de la obra o del
servicio” y cuyo análisis resultará del criterio judicial en caso de conflicto.
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La obra debe ser entregada conforme a lo convenido y las reglas y conocimientos técnico-
científicos que corresponda para que el comitente deba pagar. La entrega debe ser realizada en
debida forma. Esto se da en medida que se cumplen los recaudos contractuales y legales previstos
al efecto. Si esto no ocurre el comitente tiene derecho a rechazar la entrega de la cosa, sin
incumplir con ellos su obligacion de recibirla.
3. Riesgos de la contratación
Si los bienes necesarios para la ejecución de la obra o del servicio perecen por fuerza mayor, la
perdida la soporta la parte que debía preveelos (Art. 1258) se trata del principio de que las cosas
perecen para su dueño. La regla sienta el principio general: las cosas mejoran y se pierden para
sus dueños antes de algún acto que opere la traslación de riesgos en la dinámica contractual
(entrega, constitución en mora).
En el supuesto de construcciones con materiales del empresario sobre el inmueble del comitente
se aplica el inc. a) del art. 1268.
El contrato de obra es una relación jurídica en virtud de la cual una de las partes (empresario,
constructor, contratista y en su caso profesional liberal, autor, artista, etc), se compromete a
alcanzar un resultado material o inmaterial, asumiendo el riesgo técnico o económico, sin
subordinación jurídica y la otra parte, (comitente, dueño, propietario, etc), se obliga a pagar un
precio determinado o determinable en dinero. El elemento determinante de este contrato es la
obligación de resultado, que asume quien se compromete a ejecutar la obra, diferenciándose de
la locación de servicios, donde se trata de una actividad, en dirección a un resultado pero que se
independiza de su obtención.
I. Sistemas de contratación
La obra puede ser contratada por ajuste alzado, por unidad de medida, por coste y costas o por
cualquier otro sistema convenido por las partes. La contratación puede hacerse con o sin
provisión por parte del comitente. Si se trata de inmueble la obra puede hacerse en el terreno
del comitente o de un tercero. Si nada se convino ni surge de los usos, se presume excepto prueba
en contrario, que la obra fue contratada por ajuste alzado y que es el contratista quien provee
los materiales (art. 1262).
Se trata de una modalidad contractual más simple para que el dueño o comitente encare la
realización de una obra, ya que, primero limita su responsabilidad a un precio global y
preestablecido: segundo porque se desliga de las dificultades asociadas a la elección de los
materiales que se deberán utilizar en la ejecución de la obra. Es una presunción relativa que
admite prueba en contrario.
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En este sistema las partes en función de un precio fijo, determinado e invariable. Los incrementos
de los valores (sean en los materiales, o en la mano de obra) perjudicaran al contratista, pero no
alteraran el precio. Eso no permite que el comitente reconozca determinadas modificaciones en
el precio (Ajuste alzado relativo) es este supuesto se admite una modificación del precio en el
sentido de que la obra se contrata por un precio determinado sujeto a un reajuste en el caso de
que se alteren los elementos constitutivos de tal precio. Este sistema se contrapone al ajuste
alzado absoluto que implica la invariabilidad absoluta del precio.
El contrato de obra por ajuste alzado (absoluto) presupone el encargo de una obra cuyo precio
se fija a un tanto global y requiere una invariabilidad de la obra que corresponda a esa
invariabilidad en el precio. Esto es favorable al comitente, quien conoce de antemano conoce el
precio final de la obra, mientras que no lo es para el contratista en periodos inflacionarios.
En torno a la contratación por ajuste alzado se impone aclaración: el tema de los adicionales
implícitos. Los trabajos que no se estipularon en el contrato, indispensables y usuales para el logro
de la obra comprometida, están a cargo del empresario, por considerarse implícitamente
contenidos en el acuerdo. El carácter de implícito resulta de su condición de trabajo necesario.
En este caso se ha dispuesto que aunque exista una estipulación global y fija pueden dar lugar a
un precio por los trabajos adicionales que no se consideraron necesarios al proyectar la obra.
Todos los trabajos adicionales realizados por implícitos en las previsiones del contrato se
encuentran comprendidos dentro del precio total pactado.
i) contratación de adicionales y ello implica que las partes, en el curso de la obra, acuerden realizar
trabajos distintos a los originalmente convenidos; ii) realización de adiciones necesarios y ello
implica que, deban realizarse trabajos inevitables para la ejecución de la obra no comprendidos
en el presupuesto original o iii) excesiva onerosidad sobreviniente. En el primer caso i) las partes
acuerdan una modificación en el contrato originario y en el tercero iii) juega la teoría de la
imprevisión que le nuevo ordenamiento prevé en el art. 1091.
El acuerdo puede ser expreso o tácito. En el primer caso las partes pactan de manera explícita
introducir cambios al acuerdo originario respecto del plan de trabajo o a las características y
particularidades de la obra encomendada.
Los añadidos, o mejoras realizadas por el dueño de la obra a los planos originarios, durante su
ejecución, deben remunerarse con independencia de del precio fijado para toda la obra, aunque
esta se haya hecho bajo la modalidad de ajuste alzado.
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Puede suceder que si bien no exista acuerdo al respecto, el comitente hubiera tenido
conocimiento de los adicionales o de las modificaciones y pudiendo haber impedido su ejecución
no lo hizo. En este caso el contratista tendrá derecho a percibir los mayores costos, de otra
manera se produciría un enriquecimiento sin causa por parte del comitente.
Sobre esto se ha resuelto que aunque el contrato de obra sea de ajuste alzado absoluto, si no
existe una prohibición relativa a la no realización de trabajos extras o adicionales y el empresario
prueba que los hizo, puede cobrarlos si el dueño de la obra los consintió, lo cual presume que
éste visitaba la obra o vivía en la misma finca. Lo contrario configuraría un enriquecimiento sin
causa del propietario.
En este caso el precio se determina en relación a ciertas medidas o unidades técnicas. Si bien no
se fija el precio total, también es invariable como en el sistema de ajuste alzado, ya que resulta
de un proceso de multiplicación de la cantidad de unidades encargadas por el precio de cada una
de ellas. Existen dos variantes: i) por unidad de medida: si se determinan las unidades a realizar;
y ii) de unidad simple, cuando no se estipula de antemano la cantidad a ejecutar. En este último
supuesto el contrato puede rescindir unilateralmente al ejecutarse cada unidad.
El art. 1266 establece que si la obra fue pactada por pieza o medida sin designación del Número
de piezas o de la medida total, el contrato puede ser extinguido por cualquiera de los
contratantes, concluidos que sean las partes designadas como límite mínimo, debiéndose las
prestaciones de la parte concluida.
También en la última parte de esta norma se establece que si se ha designado el número de piezas
o la medida total, el contratista está obligado a entregar la obra concluida y el comitente a pagar
la retribución que resulte del total de las unidades pactadas.
Art. 1261 CCyC, dicha norma no resulta aplicable cuando se ha contratado la norma por unidad,
pieza o medida, pudiendo rescindirse unilateralmente por el comitente abonando las unidades
realizadas, salvo si se ha designado el número de piezas o la medida total, en cuyo caso, el
contratista se encuentra obligado conforme al art. 1266, a entregar la obra concluida y el
comitente a pagar la retribución que resulte del total de las unidades pactadas.
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la retribución se determina sobre el valor de los materiales, de la mano de obra y de otros gastos
directos o indirectos (art. 1263). El coste comprende los gastos o costos directos (mano de obra,
materiales, que aumentan en proporción a la magnitud de la obra) e indirectos (que son las
erogaciones que permanecen invariables, cualquiera que sea la magnitud o monto de la obra,
como los gastos de personal administrativo de la obra. Costas es la utilidad, ganancia neta, o
beneficio, que obtendrá el empresario o constructor por la ejecución de la obra.
Se puede ejecutar una obra por sí mismo, contratando la obra de mano mediante contratos con
los operarios, contando con el auxilio de un proyectista y de un director de obra y procediendo a
la compra de materiales. No habrá contrato de locación de obra material: habrá de locación de
obra intelectual con el arquitecto, locación de servicios con los obreros, compraventa cuando
adquiere materiales.
Es el propio dueño de la obra quien organiza los factores de la producción. Es una ejecución de
obra por economía o por administración, pero sin contrato de locación de obra material.
El contratista puede o no variar el proyecto ya aceptado sin autorización escrita del comitente,
excepto que las modificaciones sean necesarias para ejecutar la obra conforme a las reglas del
arte y no hubiesen podido ser previstas al momento de la contratación. Tales modificaciones
deben ser comunicadas inmediatamente al comitente con indicación de su costo estimado. Si las
variaciones implican un aumento superior a la quinta parte del precio pactado, el comitente
puede extinguirlo comunicando su decisión dentro del plazo de diez días de haber conocido la
necesidad de la modificación y su costo estimado. El comitente pude introducir variantes a los
proyectos siempre que no impliquen cambiar la naturaleza de la obra.
Esto tiene la finalidad de que el comitente no se vea sorprendido por modificaciones a la obra
que no fueron autorizadas expresamente y que repercuten en el precio final de la misma. Impone
al contratista la prohibición de variar la obra o el proyecto, sin autorización expresa del comitente.
Si este no la hubiera autorizado por escrito, el contratista no puede exigir mayor precio. La prueba
escrita sirve para que el empresario o contratista pueda cobrar las modificaciones introducidas.
Esto impide que el contratista genere unilateralmente adicionales para encarecer la obra y que
ello pueda hacerse sin control del dueño.
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Domínguez Soto Valeria
Nada impide que las partes convengan anticipadamente la facultad del locador de introducir
determinadas modificaciones sin comunicar al comitente.
En este caso el contratista debe notificar inmediatamente al comitente con indicación del costo
estimado. El empresario no puede variar o introducir modificaciones en la obra proyectada, pero
cuando por algún imprevisto exigiesen alteraciones para concluir la obra, es necesaria la
comunicación por escrito al comitente con estimación del costo. El contratista no puede variar el
proyecto sin autorización escrita del comitente “excepto que las modificaciones sean necesarias
para ejecutar la obra conforme a las reglas del arte y no hubiesen podido ser previstas al
momento de la contratación” art. 1264.
Si las modificaciones, necesarias las imprevistas superan su valor una quinta parte del precio
pactado, el comitente puede rescindir el contrato, comunicando su decisión dentro de los diez
días de haber conocido la necesidad de las modificaciones y su costo. Es una recisión unilateral
en cuanto a extinción por declaración de una de las partes (art. 1077) solo producirá efectos hacia
el futuro (art.1079), y las prestaciones cumplidas quedaran firmes (art.1081 inc. b) sin perjuicio
de lo que surge del art. 1080, de las restituciones procedentes en caso de prestaciones
incumplidas y de lo que las partes hubiesen recibido en razon del contrato.no es aplicable la
utilidad que hubiera podido obtener el contratista a la que refiere el art. 1261 en el supuesto de
desistimiento.
Si la variación en el precio son menores a una quinta parte, no podra en comitente exigir la
extincion contractual, pudiendo recurrir al art. 1261 (desistimiento unilateral).
Si el comitente acepta los adicionales o la variación del proyecto o menoria descriptiva, deberá
abonar su costo lo que en principio debe ser abonado entre las partes. A lasta de acuerdo, las
diferencias de precios, fruto de las modificaciones autorizadas, se fijaran judicialmente.
¿Se podría configurar una alteración “sustancial de la naturaleza de la cosa” aun cuando el costo
o valor no sea determinate al efecto.
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Kolodziej Guadalupe
Domínguez Soto Valeria
Las diferencias de precio surgidas de las modificaciones se fijan judicialmente (art. 1265). El CCyC
establece que si es a instancia del empresario por modificaciones técnicas, el comitente puede
recindir el acuerdo si las mismas superan la quinta parte del valor original; en el sistema por coste
y costas, puede el empresario introducir alteraciones de acuerdo a las variaciones de los
materiales y de mano de obra; y por alteraciones introducidas por el comitente, se deberían
abonar las diferencias necesarias, no pudiendo las mismas revestir entidad tal que desnaturalicen
la obra. Si las partes no acuerdan nada sobre los nuevos valores comprometidos como
consecuencia de las alteraciones y tampoco hubieran previsto un mecanismo contractual para
resolver, deberán judicializar el problema.
Siempre que no perjudique el desarrollo de los trabajos, el comitente de una obra tiene el
derecho de verificar a su costa el estado de avance, la calidad de los materiales utilizados y los
trabajos efectuados (Art. 1269). Ese derecho debe ser ejercido de buena fe (arts. 9 y 961), sin
incurrir en un abuso de derecho (art.10). las partes deberán llegar a un acuerdo sobre el modo,
la periodicidad y demás detalles de la función revisora del comitente, procurando evitar
contratiempos y demoras innecesarias, sobre todo, deberán hacerlo de manera tal que no afecte
el normal desarrollo de las actividades.
Art. 1270, la obra se considera aceptada cuando concurren las circunstancuias del articulo
747. Si se convien o es de uso un plazo de garantía para que el comitente verifique la obra o
compruebe su funcionamiento, la recepción se considera provisional y no hace presumir la
aceptación (art. 1272). La acetacion dela obra es el acto juridico unilateral no formal,
mediante el cual el comitente exterioriza conformidad con la obra realizada y constituye un
paso previo a la recepción de la misma. La recepción es el acto juridico bilateral en que una
de las pertas, el contratista, entrega el resultado de su trabajo y la otra parte el comitente,
recibe los efectos del pago respecto del primero. La recepción de ña obra traslada al
ciomitente los riesgos y cubre la responsabilidad del contratista con respecgo a los vicios
aparentes. La entrega y recepción de la obra no elimina la responsabilidad del contratista de
modo absoluto, el cese de responsabilidad solo opera respecto de los vicios, manifiestos o
aparentes.
2. Vicios aparentes
1) La recepción de la cosa por el acreedor hace presumir la inexistencia de vicios
aparentes y la calidad adecuada de la cosa (art. 747) y hace presumir la aceptación
(art. 1272). La aceptación y la recepción son actos que coinciden temporalmente,
pero nada impide que el comitente inspeccióne la obra pero que no la recibe aun y
la deje en poder del contratista, o el comitente podría recibir la obra pero haceindo
reservas y observaciones, podría haber referido por acuerdo previo la aceptación. La
aceptación de la obra solo cubre los defectos aparentes pero la responsabiliad del
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contratista supsisten por los vicios ocultos que exceden las medidas de las
imperfecciones corrientes y causan la ruina o deterioro total o parcial de la cosa.
2) Vicios y defectos y diferencias en la calidad
Las normas sobre vicios o defectos se aplican a las diferencias en la clidad de las obras
(art. 1271) mientras que el vicio alude a defectos constructivos torne o no a la cosa
impropia para su destino; las diferencias manifiestan una discordancia entre lo que ha
resultado y en lo que en su momento se acordó. Declarada o inferida la aceptación, el
empresario se libera tanto de las diferencias como de los vicios que revisten el carácter
de aparentes.
3) Plazos de garantía
Vicios no obtensibles u ocultos, son los defectos o imperfecciones de la obra que no pueden
exteriorizarse, percibirse o apreciarse al momento de la recepcion, o a través de una
investigación cuidadosa y atenta, se manifiestan luego y su cu¿ausa es imputable al
empresario.
El régimen del C.C derogado preveía que si la diferencia no pudo ser advertida en el momento
de la entrega, o los defectos eran ocultos, el dueño contaba con 60 dias para denunciarlo a
partir de su descubrimiento.
2) Vicios o defectos no obtensibles que no afectan la solidez ni ahcen la obra impropia para
su destino
En el CCyC en el art. 1272 remite a las reglas en materia de vicios ocultos (arts. 1054 y SS) en
el caso de vicios o defectos no obtensibles aql momento de la recepcion, siempres que se
trate de vicios que no afecten la solidez ni hagan a la obra impropia para su destino, ya que
en tales casos será de aplicación el régimen de “Ruina” del art. 1273. El art. 1054 del CCyC,
prevé en punto al ejercicio de la responsabilidad por defectos ocultos, que el adquiriente
tiene la carga de denunciar expresamente la existencia del defecto oculto dentro de los 60
dias de haberse manifestado. Si el defecto se manifiesta gradualmente, el plazo se cuenta
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Una vez denunciado el defecto oculto, comienza a correr un nuevo plazo de caducidad de 3
años si la cosa es inmueble y 2 para el supuesto de muebles. Este nuevo plazo se cuenta desde
la rececpcion con la salvedad en las cosas muebles, de contarlo desde que se puso la misma
en funcionamiento, si fuera el caso. Vencido dichos plazos, opera la caducidad de la
responsabilidad por defectos ocultos (art. 1055).
Plazos de prescripción: El art. 2564 establece el plazo de prescripción de 1 año para el reclamo
por vicios redhibitorios y el reclamo contra el constructor por responsabilidad por ruina
parcial o total, sea por vicio de construcción, del suelo o de mala calidad de los materiales,
siempre que se trate de obras destinadas a larga duración. El plazo se cuenta desde que se
produjo la ruina y siempre que ello ocurra dentro de los 10 años de recibida la obra.
El constructor de una obra realizada en inmueble destinada por su naturaleza a tener larga
duración responde al comitente y al adquirente de la obra por los daños que comprometen a su
solidez (en cuanto a utilidad material) y por los que la hacen impropia para su destino (utilidad
funcional). El constructor se libera si demuestra la incidencia de una causa ajena. No es causa
ajena el vicio del suelo, aunque el terreno pertenezca al comitente o a un tercero, ni el vicio de
los materiales, aunque no sean provistos por el contratista (art. 1273).
Esta norma es similar a la redacción del CC de Velez de la construcción inmobiliaria, hay criterios
que ampliaron la comprensión a toda obra, incluso sobre muebles o cuando tales sean el
resultado de las mismas. En el caso de obras sobre muebles hay autores que sostienen que la
responsabilidad debe regirse por las normas sobre vicios redhibitorios.
3.1. Daños que comprometen la solidez o que hacen a la obra impropia para su destino.
La ruina total y parcial del régimen derogado.
La norma del CC aludía a la ruina total o parcial lo cual dejo camino a diferentes interpretaciones,
unas más restrictivas y otras más amplias, sobre todo, por ruina parcial y su diferenciación con
los defectos constructivos.
El art. 1273 del CCyC usa otra expresión. Ya no habla de ruina total o parcial, sino de daños que
comprometen la solidez de la obra o que la hacen impropia para su destino. Este concepto, se
asocia a lo que se entendia por ruina total. El compromiso de la solidez no solo puede ser actual
por derrumbes o destrucción, sino también se configuraría si existe peligro cierto y concreto de
que se producirá en un futuro. La norma tambien habla sobre daños que hacen a la obra impropia
para su destino, es lo que en el código derogado se trataba como ruina parcial.
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Se ha dicho que no solo el derrumbre u la destrucción configuran la ruina, sino que para el
nacimiento de la responsabilidad basta la amenaza de ruina, siempre de que no queden dudas
de que ella se producirá.
La diferencia entre ruina total y parcial carece de relevancia, ya que solo es suficiente un deterioro
de importancia, que determine un peligro cierto e inmediato que signifique que la cosa puede
llegar a arruinarse o deteriorarse, comprometiendo la existencia, solidez y duración de la obra,
es decir que la haga impropia para su destino, con respecto a esto, para que exista ruina de la
obra no es necesario que las fallas comprometan la estabilidad o solidez del edificio, basta que
impidan el normal uso y goce de la cosa, desnaturalicen el fin de la obra o impidan su
aprovechamiento adecuado.
En estas hipotesis existe una responsabilidad objetiva. Producida la ruina o afectada la solidez, se
presume que ella se ha originado en defectos constitutivos ( o con motivo de la mala calidad de
los materiales empleados). El constructor solo se libera probando la incidencia de una causa
ajena, externa, no imputable (art. 1722), que configure un caso fortuito (art. 1731) o incluso la
culpa del comitente. La responsabilidad puede configurarse por accion u omisión. Ello, sin
perjuicio de la responsabilidad que pudiera corresponderle al dueño de la obra por su obrar
negligente.
El comitente no tiene que probar la culpa del contratista . la resp. es objetiva ya que el constructor
solo puede liberarse demostrando la causa ajena que es extraña al riesgo propio del arte de la
costruccion.
Aun cuando no sean provistos por el contratista, la ley lo hace responsable, en el entendimiento
de que el tiene la obligación de verificarlos, controlarlos y rechazarlos, sino responden a las
condiciones mínimas para lograr una construcción solida y segura. La mala calidad de los
materiales corresponde tanto el caso de materiales de calidad inferior a la estipulada o que surge
de la memoria descriptiva, ya que resultan inadecuados para la naturaleza de la obra.
En cuanto a los plazos de garantía por vicios o ruina de obra, cabe distinguir entre: i) vicios que
no afectan la solidez, ni hacen a la obra impropia para su destino (art. 1272) y ii) la ruina de obra
en inmuebles destinada a tener larga duración, que comprometen su solidez o la hacen impropia
para su destino (art. 1273)
Los vicios o defectos, pueden dividirse en aparentes (art. 1272, inc a]) y ocultos (no ostensibles al
momento de la recepcion, art. 1272, inc. b]) para esta clase de vicios, respecto de su garantía se
distinguen los casos en que exista o no acuerdo. Si se convino o es de uso un plazo de garantía
para que el comitente verifique la obra o compruebe su funcionamiento, la recepcion será
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provisional, y no hara presumir la aceptación (Art. 1272). El contratista quedara libre de resp. por
los vicios aparentes y solo resondera por los vicios o defectos ocultos al momento de la recepcion.
En cuanto a esto la norma remite a la “obligacion por saneamiento” que comprende las garantías
por evicción y por vicios ocultos.
La vigencia de la garantía por vicios ocultos se mantiene y caduca según el art. 1055, si la cosa es
inmueble, cuando transcurren diez años desde que la recibió, y si la cosa es mueble, luego de
transcurrido seis meses desde que la recibió o puso en funcionamiento. Estos plazos pueden ser
aumentados convencionalmente.
Denunciado el vicio en termino, el comitente cuenta con un plazo de un año para ejercer la accion
respectivo. Caso contrario, si no ejerce la accion, prescribirá.
3.5. Ruina de obra destinada a tener larga duración, que comprometen su solidez o la
hacen impropia para su destino
Conforme al art. 1278 resultan aplicables a los servicios las normas de la sec. 1° de este cap. Y las
correspondientes a las obligaciones de hacer.
Es aquel mediante el cual una partes se obliga a realizar uno o mas actos licitos en beneficio de
la otra parte, cuyo resultado, cuando esta pactado, no importa la producción o modificacion de
un ente material o intelectual, obligándose a la otra, a pagar un precio en dinero.
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2. Servicios continuados
El art. 1278 del CCyC remite a las normas correspondientes a las “obligaciones de hacer” (art. 773
a 777). Sin perjuicio a la remisión de “obligaciones”
Todo servicio implica una obligacion de hacer, pero no a la inversa. Hay una relación de genero
especie. La norma del art. 773 del CCyC prevé que la obligacion de hacer es aquella cuyo objeto
consiste en la prestación de un servicio o en la realización de un hecho, en el tiempo, en el lugar
y modo acordado por las partes. Con respecto a la prestación de un servico, el art. 774 dispone
que el mismo puede consistir: a) en realizar cierta actividad, con la diligencia apropiada,
independientemente de su éxito; b) a procurar al acreedor cierto resultado concreto, con
independencia de su eficacia; c) procurar al acreedor un resultado eficaz prometido. La clausula
llave ene mano o producto en mano esta comprendida en este inciso.
II. EXTINCION
1. Fallecimiento de la parte de los contratos de obras y servicios.
-Fallecimiento del comitente: la muerte del comitente no extingue el contrato, excepto que haga
imposible o inútil su ejecucion (art. 1259). La regla es que el fallecimiento del comitente no
extingue el contrato, salvo “imposibilidad” o “nulidad” de la ejecucion. El primer caso es la
aplicación der art. 1024 del CCyC, excepto que se trate de un servicio intuito personae. Si para
cumplir se requiere necesariamente a la persona del comitente y este ha fallecido, por tratarse
de un servicio prestado sobre la persona del comitente, la ejecucion se torna de cumplimiento
imposible.
Sucede tambien que la obligacion se torne “inutil”, conforme al art. 1259. Esto implica una
alteración extraordinaria de las circunstancias del contrato que incrementa el riesgo asumido por
la afectada, nada de lo cual genera la muerte del comitente, fuera del supuesto del carácter
intuitu personae de la obligacion.
Esto extingue el contrato, excepto que el comitente acuerde continuarlo con los herederos de
aquel. En caso de extincion, el comitente debe pagar el costo de los materiales aprovechables y
el valor de la parte realizada en proporción al precio total convenido (art.1260). Ante el acuerdo
del comitente con los herederos del contratista no se estará ante un nuevo contrato, sino al
mismo que vinculo al comitente y al difunto contratista o prestador.
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Lo anterior es sin perjuicio del rol de la responsabilidad que en el evento pudieran tener las partes.
Art. 1261, el comitente puede desistir del contrato por su sola voluntad, aunque la ejecucion haya
comenzado, pero debe indemnizar al prestador todos los gastos y trabajos realizados y la utilidad
que hubiera podido obtener. El juez puede reducir equitativamente la utilidad si la aplicación
estricta de la norma conduce a una notable injusticia.
Como la rescisión opera para el futuro, el comitente debe pagar al contratista o prestador todos
los gastos y trabajos realizados. Tambien la ley reconoce, el derecho a que el prestador pueda
verse resarsido del lucro cesante, es decir de la utilidad que hubiera podido obtener.
La norma aclara que debe incluir: i) gastos y trabajos realizados (lucro emergente) y ii) utilidad
que hubiere podido obtener (lucro cesante) , ya que lo contrario importaría un enriquecimiento
sin causa del patrimonio del dueño de la obra
3. Desistimiento tacito
El desistimiento podría ser tacito. Se establecio que debe rechazarse la demanda interpuesta por
el comitente contra el obrador que cumplió parcialmente con la prestación debida, si la actitud
del actor importo un desistimiento tacito que le impidió continuar ejecutando la obra.
4. Ámbito de aplicación
Se trata de una norma ubicada en la parte general correspondiente tanto al contrato de obra con
al de servivio.
Esta norma no es aplicable cuando se ha contratado la obra por unidad, pieza o medida, pudiendo
recindirse unilateralmente por el comitente abonando las unidades efectivamente realizadas.
Salvo si se ha designado el numero de piezas o la medida total, en ese caso el contratista se
encuentra obligado por el art. 1266, a entregar la obra concluida y el comitente a pagar la
retribucion que resulte del total de las unidades pactadas.
Si la ejecucion de una obra o su continuación se hace imposible por causa no imputable a ninguna
de las partes, el contrato se extingue. El contratista tiene derecho a recibir una compensación
equitativa por la tarea efectuada (art. 1267). En el contrato de obra, por regla, es una obligacion
de resultado a cargo del contratista. La imposibilidad de llevarla a cabo, implicaría un
incumplimiento del contrato, salvo que la imposibilidad tenga su causa en circunstancias ajenas
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al contratista, sea por culta del comitente que origina su responsabilidad , sea por el hecho de un
tercero por el que no responda el contratista, sea por un caso fortuito o de fuerza mayor.
La imposibilidad puede tener su causa en la culpa de las partes, lo cual genera su responsabilidad,
o en un factor externo o ajeno a las mismas. La norma prevé dos hipotesis: i) el caso de
imposibilidad de ejecucion y ii) el caso de imposibilidad de continuación.
1. Carácter de la imposibilidad
La imposibilidad en principio de ser definitiva, para que genere la aplicación de la norma del art.
1267 y ello se relaciona con lo que establece el art. 955 del CCyC en cuanto a que la imposibilidad
sobrevenida, objetiva, absoluta y definitiva, de la prestación, producida por caso fortuito o fuerza
mayor, extingue la obligacion, sin responsabilidad. Si la imposibilidad es temporaria, podría dar
lugar al efecto extintivo si el plazo es esencial, o cuando su duración, frustra el interés del
acreedor de modo irreversible (art. 956) ello sin perjuicio de la prorroga de un plazo equivalente
al de la imposibilidad.
En el contrato de trabajo existe relación de dependencia del trabajador respecto del patrón o
empleador, mientras que habrá locación de obra o servicios quien realiza la obra o presta el
servicio lo hace en forma independiente.
D) CONTRATO DE FIDEICOMISO
S/ Art 1666: Hay contrato de fideicomiso cuando una parte, llamada fiduciante, transmite o se
compromete a transmitir la propiedad de bienes a otra persona denominada fiduciario, quien se
obliga a ejercerla en beneficio de otra llamada beneficiario, que se designa en el contrato, y a
transmitirla al cumplimiento de un plazo o condición al fideicomisario.
La figura del fideicomiso tiene multiples aplicaciones habiéndosele reconocido tres atributos
principales:
a) los bienes son enajenados por su dueño, quien los transfiere a “titulo fiduciario”.
b) la transferencia a “titulo fiduciario” rodea a los bienes inmunidad respecto de los acreedores
de quien los recibe, asi como de los acreedores del dueño originial, y de los destinatarios finales
de los bienes
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a) La individualización de los bienes objeto del contrato. En caso de no resultar posible tal
individualización a la fecha de la celebración del fideicomiso, debe constar la descripción
de los requisitos y características que deben reunir los bienes.
b) La determinación del modo en que otros bienes pueden ser incorporados al fideicomiso
en su caso.
c) El plazo o condición a que se sujeta la propiedad fiduciaria
d) La identificación del beneficiario, o la manera de determinarlo conforme con el articulo
1671.
e) El destino de los bienes a la finalización del fideicomiso, con indicación del fideicomisario
a quien deben transmitirse o la manera de determinarlo conforme con el art 1672
f) Los derechos y obligaciones del fiduciario y el modo de sustituirlo, si cesa.
Art 1668: Plazo. Condición. El fideicomiso no puede durar más de 30 años desde la celebración
del contrato., excepto que el beneficiario sea una persona incapaz o con capacidad restringida,
caso en el que puede durar hasta el cese de la incapacidad o de la restricción a su capacidad, o
su muerte.
Cumplida la condición o pasados 30 años desde el contrato sin haberse cumplido, cesa el
fideicomiso y los bienes deben transmitirse por el fiduciario a quien se designa en el contrato, a
falta de estipulación deben transmitirse al fiduciante o a sus herederos.
Este art, mantiene el plazo máximo fijado ya en el Codigo de velez de 30 años, si se pacta un plazo
superior, se reduce al tiempo máximo previsto.
Art 1669. Forma: el contrato, que debe inscribirse en el Registro Público que corresponda, puede
celebrarse por instrumento público o privado, excepto cuando se refiere a bienes cuya
transmición debe ser celebrada por instrumento publico. En este caso, cuando no se cumple
dicha formalidad, el contrato vale como promesa de otorgarlo. Si la incorporación de esta clase
de bienes es posterior a la celebración del contrato, es suficiente con el cumplimiento, en esa
oportunidad, de las formalidades necesarias para su transferencia, debiéndose transcribir en el
acto respectivo el contrato de fideicomiso.
Art 1670. Objeto. Pueden ser objeto del fideicomiso todos los bienes que se encuentran en el
comercio, incluso universalidades, pero no pueden serlo las herencias futuras.
Sujetos:
Art 1671: beneficiario: puede ser una persona humana o jurídica, que puede existir o no al tiempo
del otorgamiento del contrato; en este último caso deben constar los datos que permitan su
individualización futura. Pueden ser beneficiarios del fiduciante, el fiduciario o el fideicomisario.
Pueden designarse varios beneficiarios quienes, excepto disposición en contrario, se benefician
por igual; para el caso de no aceptación o renuncia de uno o más designado, o cuando uno u otros
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no llegan a existir, se puede establecer e derecho de acrecer de los demás o, en su caso, designar
beneficiarios sustitutos.
Si ningún beneficiario acepta, todos renuncian o no llegan a existir, se entiende que el beneficiario
es el fideicomisario. Si también el fideicomisario renuncia o no acepta, o si no llega a existir, el
beneficiario debe ser fiduciante.
El derecho del beneficiario, aunque no haya aceptado, puede transmitirse por actos entre vivos
o por causa de muerte, excepto disposición en contrario del fiduciante. Si la muerte extingue el
derecho del beneficiario designado, se aplican las reglas de los parágrafos precedentes.
Se aplican al fideicomisario los párrafos primero, segundo y tercero del art 1671.
Art 1673. Fiduciario: puede ser cualquier persona humana o jurídica. Solo pueden ofrecerse al
público para actuar como fiduciarios las entidades financieras autorizadas a funcionar como tales,
sujetas a las disposiciones de la ley respectiva y las personas jurídicas que autoriza el organismo
de contralor de los mercados de valores, que debe establecer los requisitos que deben cumplir.
El fiduciario puede ser beneficiario. En tal caso, debe evitar cualquier conflicto de intereses y
obrar privilegiando los de los restantes sujetos intervinientes en el contrato.
Art 1675 Rendición de Cuentas: puede ser solicitada por el beneficiario, por el fiduciant o por el
fideicomisario, en su caso, conforme a la ley y a las previsiones contractuales; deben ser rendidas
con una periodicidad o mayor a 1 año.
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Art 1698 efectos: producida la extinción del fideicomiso, el fiduciario está obligado a entregar los
bienes fideicomitidos al fideicomisario o a sus sucesores, a otorgar los instrumentos y a contribuir
a las inscripciones registrales que correspondan.
UNIDAD VIII
Mandato
“Mandato” y “representación” son dos nociones distintas toda vez que la representación puede
o no estar presente en el mandato. El mandato puede o no ser representativo, de acuerdo a lo
que las partes estipule, tal como lo prevén los arts. 1320 y 1321 del CCyC .
DEFINICIÓN
Art. 1319 CCyC primer parte: Hay contrato de mandato cuando una parte se obliga a realizar uno
o más actos jurídicos en interés de otra.
El derogado código civil estipulaba que el mandato era el contrato por el cual una parte da a otra
el poder, que ésta acepta, para representarla, al efecto de ejecutar en su nombre y en su cuenta
un acto jurídico, o una serie de actos de esa naturaleza. En el CCyC se ha omitido la referencia al
“poder” ya que generaba confusiones, ya que el mandato puede o no ser representativo, de
acuerdo a lo que las partes estipulen.
ART 1319 CC y CN segunda parte: El mandato puede ser conferido y aceptado expresa o
tácitamente. Si una persona sabe que alguien está haciendo algo en su interés, y no lo impide,
pudiendo hacerlo, se entiende que ha conferido tácitamente mandato. La ejecución del mandato
implica su aceptación aun sin mediar declaración expresa sobre ella.
Mandato tácito
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del mandato aun sin mediar declaración expresa sobre ella también de la parte Gral. Que indica
que los actos
La primera es una excepción a la regla, de la parte general, que indica que el silencio no implica
la manifestación de la voluntad (art. 263)
La segunda es la ratificación de la regla, también de la parte Gral. Que indica que los actos pueden
exteriorizarse por la ejecución de un hecho material.
El mandato tácito se configura no solo a partir de los hechos positivos del mandatario, sino
también de la inacción o silencio del mandante al no impedir, pudiendo hacerlo, cuando sabe que
alguien está haciendo algo en su nombre.
La representación surge cuando una persona (representante) ejecuta un acto jurídico en nombre
de otra (representado), de modo que el negocio se considera celebrado directamente por este
último, y los derechos y las obligaciones emergentes de dicho acto celebrado por el representante
se generan directamente en el representado y en su patrimonio.
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-Obrar en nombre ajeno: el representante que realiza un acto jurídico con un tercero no lo hace
propio, sino que por actuar en “nombre de su representado” los efectos jurídicos concurren
respecto de la persona y el patrimonio del representado. Este último adquiere los derechos y
obligaciones, asume legitimación activa para demandar y pasiva para ser demandado, y a sus
herederos se transmitirán sus derechos y obligaciones.
Los actos jurídicos llevados a cabo por el mandatario y las obligaciones que hubiere contraído,
son considerados hechos personalmente por este último, el mandatario no puede reclamar en
nombre propio la ejecución de las obligaciones, ni ser demandado personalmente por el
incumplimiento de ellas.
-Objeto: son actos jurídicos, no obras materiales o intelectuales, ni servicios. El art. 358 establece
que los actos jurídicos entre vivos pueden ser celebrados por medio de un representante, excepto
en los que la ley exige que sean otorgados por el titular del derecho.
El artículo 1320 CCyC establece cuales son las reglas aplicables y los arts. 362 a 381 reglan el
vínculo entre el representado y el representante. También se aplican las disposiciones generales
en materia de (arts. 358 a 361) y las normas que regulan el contrato de mandato.
En el art. 1320 también impone que aun cuando el mandato no confiera poder de representación,
se aplican las disposiciones citadas a las relaciones entre mandante y mandatario, es decir, para
el mandato sin representación, también son subsidiariamente aplicables las normas de los arts.
358 y ss. Para las cuestiones no reguladas específicamente bajo el mandato. El mandatario es
“parte” en el contrato de mandato y el “tercero” en el negocio que se le encargó o celebró.
El art 366 CCyC prevé que si el representante actúa dentro del marco de su poder, sus actos
obligan directamente al representado y a los terceros. El representante no queda obligado para
con los terceros, excepto que haya garantizado de algún modo el negocio. Este mandato
presupone o implica la existencia de poder o procura.
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El mandatario que actúa sin representación, desarrolla su actividad en nombre propio y declara
su voluntad frente a terceros por sí mismo, en su propio nombre y sin invocar el nombre de nadie.
El mandante no queda obligado frente a los terceros con quienes actuó el mandatario ni estos
contraen obligaciones contra él ni derechos directos a su favor.
Los actos jurídicos entre vivos pueden ser celebrados por medio de representante, excepto en
los casos en que la ley exige que sean otorgados por el titular del derecho-
Dentro de las formas legales -como su nombre lo sugiere- se ubican las representaciones
provenientes de una fuente legal y que resultan imperativas, destinadas a proteger los intereses
de menores, incapaces, inhabilitados, etc. como, por ejemplo, la de los padres respecto de sus
hijos bajo la patria potestad, la del tutor con relacion a sus pupilos, la del curador sobre los
incapaces, etcetera.
(Art. 1319) CCyC, el mandato puede ser conferido expresa o tácitamente. Si una persona sabe
que alguien está haciendo algo en su interés, y no lo impide, pudiendo hacerlo, se entiende que
ha conferido tácitamente mandato. La ejecución del mandato implica su aceptación aun sin
mediar declaración expresa sobre ella.
• Representación y mandato
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“mandato” y “representación” son dos nociones distintas toda vez que la representación puede
o no estar presente en el mandato. La representación y el poder se encuentran en los arts.358 a
381, que componen el cap 8, sin perjuicio de la aplicación de las reglas de la representación al
mandato con representación e incluso al mandato sin representación.
El mandato puede o no ser representativo, de acuerdo con lo que las partes estipules, tal como
lo prevén los arts. 1320 y 1321.
CAPACIDAD
ARTÍCULO 1323 CCyC: El mandato puede ser conferido a una persona incapaz, pero ésta puede
oponer la nulidad del contrato si es demandado por inejecución de las obligaciones o por
rendición de cuentas, excepto la acción de restitución de lo que se ha convertido en provecho
suyo.
En el código derogado regulaba las condiciones relativas a la capacidad del mandante y del
mandatario y se disponía de la validez del mandato conferido a una persona incapaz, con
excepción a la regla de que a estos les está prohibido contratar. El mandante se encontraba
obligado por la ejecución del mandato, tanto respecto del mandatario como respecto de los
terceros con los cuales éste hubiese contratado.
Situación del mandatario incapaz: EL ARTICULO 1323 CCyC establece la posibilidad del mandante
de elegir como mandatario a una persona incapaz de ejercicio: “El mandato puede ser conferido
a una persona incapaz”
Se trata de un supuesto de nulidad relativa (arts. 386 y 388) El mandato que se celebra con una
persona incapaz de ejercicio es de nulidad relativa ya que puede sanearse por la confirmación del
acto (art. 388). Siempre requiere declaración, mientras dicha sanción no sea declarada
judicialmente el acto será válido ( mientras judicialmente no se declare su nulidad) y surtirá sus
efectos ( e incluso, si resulta saneado por confirmación o, prescripción el acto será válido).
Ultima parte del articulo hace una mención especial: “excepto la acción de restitución de lo que
se ha convertido en provecho suyo.” Tiene que ver con la oponibilidad de la nulidad. Declarada
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la nulidad del contrato celebrado por la persona incapaz o con capacidad restringida, la parte
capaz no tiene derecho para exigir la restitución o el reembolso de lo que ha pagado o gastado,
excepto si el contrato enriqueció a la parte incapaz o con capacidad restringida y en cuanto se
haya enriquecido (art 1000 CCYC)
-Fija el momento que se tomara en consideración para evaluar la capacidad y es, justamente, en
ocasión del otorgamiento.
a) cumplir los actos comprendidos en el mandato, conforme a las instrucciones dadas por el
mandante y a la naturaleza del negocio que constituye su objeto, con el cuidado que pondría en
los asuntos propios o, en su caso, el exigido por las reglas de su profesión, o por los usos del lugar
de ejecución;
c) informen' sin demora al mandante de todo conflicto de intereses y de toda otra circunstancia
que pueda motivar la modificación o la revocación del mandato;
d) mantener en reserva toda información que adquiera con motivo del mandato que, por su
naturaleza o circunstancias, no este destinada a ser divulgada;
e) dar aviso al mandante de todo valor que haya recibido en razón del mandato, y ponerlo a
disposición de aquel;
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g) entregar al mandante las ganancias derivadas del negocio, con los intereses moratorias de las
sumas de dinero que hubiese utilizado en provecho propio;
Si el negocio encargado a} mandatario fuese de los que, por su oficio o su modo de vivir, acepta
el regularmente, aun cuando se excuse del encargo, debe tomar las providencias conservatorias
urgentes que requiera el negocio que se le encomienda.
Obligaciones del mandante: Artículo 1328. Obligaciones del mandante. El mandante está
obligado a:
b) indemnizar al mandatario los danos que sufra como consecuencia de la ejecución del mandato,
no imputables al propio mandatario;
c) Liberar al mandatario de las obligaciones asumidas con terceros, proveyéndole de los medios
necesarios para ello; !§Sg§
• Conflicto de intereses: conforma al inc... c) del art. 1324 el mandatario debe informar sin
demora al mandante de todo conflicto de intereses y de toda otra circunstancia que pueda
motivar la modificación o la revocación del mandato.
El inc. B) de esta misma norma establece que el hecho de un posible conflicto de intereses entre
mandante y mandatario es de aquellos eventos que requieren solicitar al mandante una
ratificación o modificación de las instrucciones recibidas. Es una manifestación de las exigencias
de fidelidad y lealtad que menciona el ins. C) del art. 372 en materia de representación. Si hubiera
conflicto entre el mandante y el mandatario, este debe posponer los suyos en la ejecución del
mandato o renunciar (art. 1325)
El requisito no exige una comunicación fehaciente sino de una comunicación eficiente. En el inc.
B) el mandatario debe arbitrar los medios a su alcance para que aquello que debe informar llegue
a conocimiento efectivo del mandante tan pronto como el mandatario sepa y evalúe la situación
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que requiere dar noticia al mandante. Debe hacerlo en el tiempo más próximo posible al
conocimiento que tuvo del evento que pueda generar el conflicto de intereses en cuestión.
El mandante puede designar un único mandatario o más de uno para llevar a cabo el mismo o
varios actos jurídicos. Si el mandato se confiere a varias personas sin estipular expresamente la
forma o el orden de su actuación, se entiende que pueden desempeñarse conjunta o
separadamente. (Artículo 1326 CCYC)
Por otra parte, el articulo 378 CCYC establece que la designación de varios representantes, sin
indicación de que deban actuar conjuntamente, todos o algunos de ellos, se entiende que faculta
a actuar indistintamente a cualquiera de ellos.
SUSTITUCIÓN DE MANDATO
La sustitución importa un nuevo contrato de mandato que celebra el mandatario con el sustituto,
estableciéndose entre estos una relación contractual en la medida determinada por el objeto del
nuevo negocio, que nunca puede ser distinto, ni superior al objeto mediato del mandato original.
El mandante puede prohibir la sustitución de mandato al mandatario.
La norma del art. 377 ccyc referido a la representación también establece que el representante
puede sustituir el poder en otro y responde por el sustituto si incurre en culpa al elegir. Agrega
que el representado puede indicar la persona del sustituto, caso en el cual el representante no
responde por éste. Por último señala que el representado puede prohibir la sustitución.
La relación mandante-submandatario genera una acción directa entre ellos, regulado por los art.
736 a 738.
El contrato de mandato puede cesar por diversas causas previstas por las partes o dispuestas por
la ley.
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a) por el transcurso del plazo por el que fue otorgado, o por el cumplimiento de la condición
resolutoria pactada: el transcurso del plazo produce ipso iure su extinción. El acaecimiento del
hecho condicionante al que se subordino el mandato produce la disolución del contrato sin efecto
retroactivo, salvo parto en contrario.
b) por la ejecución del negocio para el cual fue dado: el cumplimiento del negocio encargado
agota el objeto del contrato y resulta su terminación.
c) por la revocación del mandante: el facultad discrecional del mandante para dejar sin efecto
por su propia voluntad, el mandato conferido. Las reglas para hacer saber al mandatario de esto
se rige por los principios de extincion del contrato por declaración unilateral de la voluntad
(art.1078 y ss.). En el código derogado se establecia que la ravocacion podía ser tacita en el
supuesto del nombramiento de un nuevo mandatario para el mismo negocio, lo cual provocaba
la revocación del primer mandato desde el dia en que se hizo saber. Tambien cuando en
mandante intervine directamente ene el negocio encomendado al mandatario y poniéndose en
relación con los terceros, eso hacia presumir la revocación salvo que el mandante expresara lo
contrario.
El nuevo código establece que la revocación debe ser expresa mediante comunicación a la otra
Parte. (art. 1078 inc. f) .
d) por la renuncia del mandatario: esto tiene limites establecidos a los fines de no afectar los
derechos del mandante. Es un acto unilateral y puede realizarse en contra de la voluntad del
mandante ya que no se necesita su aceptación. Si la renuncia fuese intempestiva y sin causa
justificada obliga al mandatario a indemnizar los daños que tal proceder le cause al mandante.
e) por la muerte o incapacidad del mandante o del mandatario (art. 1329 inc.3) . el art. 1333
regula la extinción del mandato por la muerte o incapacidad de alguna de las partes. Esto será de
aplicación en caso de que las partes nada hubieran previsto al respecto en el contrato de manera
explicita o implícitamente, no se prohíbe que las partes pacten la continuidad de la gestión con
los limites del art. 1330, mandato irrevocable.
Mandato irrevocable: las partes pueden pactar que el negocio sea irrevocable. El c. derogado
preveía esto para negocios especiales limitado en el tiempo y en razon de un interés legitimo o
de un tercero.
El CCyC en el art. 1330 hace referencia a esto y habilita si pacto en los casos de los inc. b y c del
art. 380 (extincion del poder)
En el inc. b del art. 380, pese a la muerte de las partes, el mandato subsiste en el caso del
fallecimiento del representado, siempre que haya sido conferido para actos especialmente
determinados y en razon de un interés legitimo del representante o de un tercero. En el inc. c el
mandato irrevocable se extingue llegado el transcurso del plazo fijado y puede revocarse si media
justa causa (supuesto de resolución.)
Rendición de cuentas
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La rencicion de cuentas por el mandatario debe ser efectuada en las condiciones previstas en el
arts. 858 y sucesivos. Las cuentas deben rendirse en el domicilio del mandatario y los gasto que
gerera son a cargo del mandante (art. 1334)
el art. 1324 establece la oportunidad especifica en la cual se debe hacer la rendicion de cuentas
y subsidiariamente la ley impone la rendicion al finalizar la relación jurídica que vincula las partes.
b) Gestión de negocios: Concepto: En el nuevo y vigente código, dentro del título V “Otras fuentes
obligaciones” del libro tercero “Derechos personales” se encuentra regulada la gestión de
negocios. El art. 1781 establece que hay gestión de negocios cuando una persona asume
oficiosamente la gestión de un negocio ajeno por un motivo razonable, sin intención de hacer una
liberalidad y sin estar autorizada ni obligada, convencional o legalmente. Constituyen ejemplos
clásicos de la gestión de negocios el pago de una deuda ajena, el ingreso a la casa del vecino
ausente para el cierre del dispositivo de agua luego de haber estallado una cañería, el cuidado de
una persona desamparada o el hecho de alimentar a un animal de otro.
Los requisitos para la existencia de una gestión de negocios surgen de la misma definición del
código, siendo estos:
• La realización útil de un negocio ajeno: El gestor debe realizar uno o varios actos o útiles
para otro, que pueden consistir en actos materiales lícitos o bien en actos jurídicos.
• Debe haber una motivación razonable: La utilidad del negocio debe responder a un
criterio de razonabilidad, o bien debe el negocio fundarse en razones de equidad o
justicia.
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• La falta de prohibición del gestionado: Ante la prohibición del dueño de seguir adelante,
la gestión se concluye.
El art. 1782 del CCYC regula las obligaciones que corresponden al gestor:
El gestor tiene la obligación de comunicar sin demora al dueño del negocio que asumió la gestión,
y aguardar su respuesta, siempre que esperarla no resulte perjudicial.
Por otro lado, tiene el deber de actuar conforme a la conveniencia y a la intención, real o
presunta, del dueño del negocio.
Es obligación del gestor continuar la gestión hasta que el dueño tenga posibilidad de asumirla por
sí mismo, o en su caso, hasta concluirla.
El gestor deberá también proporcionar al dueño del negocio información adecuada respecto de
la gestión.
Por último, se establece como obligación del gestor rendir cuentas una vez concluida la gestión.
Art. 1784 establece que el gestor queda personalmente obligado frente a terceros. Solo se libera
si el dueño ratifica su gestión, o asume sus obligaciones siempre que ello no afecte a terceros de
buena fe.
El Art. 1786 explica que el gestor es responsable ante el dueño del negocio por el daño que haya
causado por su culpa. Su diligencia se aprecia con referencia a su actuación en los asuntos
propios, son pautas a considerar también, si se trata de una gestión urgente, si procura librar al
dueño de un perjuicio y si actúa por motivos de amistad o de afección.
También según el Art. 1787 el gestor es responsable ante el dueño del negocio, por el daño que
resulte de caso fortuito, excepto en cuanto la gestión le haya sido útil: Si actúa contra de su
voluntad expresa; si emprende actividades arriesgadas, ajenas a las habituales del dueño;
Si pospone el interés del dueño frente al suyo; y si no tiene las aptitudes necesarias para el
negocio, o su intervención impide la de otra más idónea.
Derechos y obligaciones del gestionado o dueño del negocio: Conforme al art. 1785, si la gestión
fue útil, en el sentido de haberse iniciado considerando las ventajas que la intervención en sus
negocios causaría al gestionado y con independencia de que éstas se mantengan o subsistan al
finalizar la gestión, el dueño del negocio queda obligado frente al gestor a:
a) El reembolso del valor de los gastos necesarios y útiles, con los intereses legales
desde el día en que fueron hechos. Así, por ejemplo, deberá el dueño reembolsar
al gestor los gastos de materiales y el costo de mano de obra invertidos en la
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e) Además el dueño del negocio queda obligado frente a terceros por los actos
cumplidos a su nombre, si ratifica la gestión, si asume las obligaciones del gestor
o si la gestión es útilmente conducida.
- Empleo útil: Concepto: Conforme al art. 1791 del C.C.YC, el empleo útil tiene lugar cuando quien,
sin ser gestor de negocios ni mandatario, realiza un gasto en interés total o parcialmente ajeno, por
el cual tiene derecho a que le sea reembolsado su valor, en cuando haya resultado de utilidad,
aunque después ésa llegue a cesar. El reembolso del gasto incluye los intereses, desde la fecha en
que se efectúa.
El nuevo código se encarga de regular la figura del empleo útil en forma autónoma, a diferencia
del código de Vélez, que la ubicaba metodológicamente dentro del título correspondiente a la
gestión de negocios.
Conforme al art. 1792, los gastos funerarios que tienen relación razonable con las circunstancias
de la persona y los usos del lugar, son un género de empleo útil, al igual que lo establecía el código
derogado.
El empleo útil no debe ser confundido con la gestión de negocios, pues esta última comprende
todo servicio prestado por el gestor, sean actos materiales o servicios; mientras que el primero
se trata específicamente de gastos en dinero. Tampoco se lo debe confundir con el
enriquecimiento sin causa, pues la acción que emana del empleo útil puede intentarse aunque
hubiera cesado la utilidad del gasto, no ocurriendo lo propio con el enriquecimiento sin causa.
Según el art 1793, el acreedor tiene derecho a reclamar el reembolso, a quien recibe la utilidad,
a los herederos del difunto en caso de gastos funerarios o al tercero adquiriente a título gratuito
del bien que recibe la utilidad, solo hasta el valor de ella al tiempo de la adquisición.
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A) MUTUO
En principio, el objeto de mutuo será el dinero. La moneda extranjera no es dinero sino una
cantidad de cosas (art.765).
• Plazo y lugar para la devolución: Art. 1528 Si nada se ha estipulado acerca del plazo y
lugar para la restitución de lo prestado, el mutuario debe restituirlo dentro de los diez días de
requerirlo el mutuante, excepto lo que surja de los usos, y en el lugar establecido en el Art. 874.
Este prevé que si el luchar de pago no ha sido designado, es el domicilio del deudor al tiempo del
nacimiento de la obligación. Si el deudor se muda, el acreedor derecho a exigir el pago en el
domicilio actual o en el anterior. Igual opción corresponde al deudor, cuando el lugar de pago sea
el domicilio del acreedor. Esta regla no se aplica a la obligación de dar cosa cierta; en este caso,
el lugar de pago es donde la cosa se encuentra habitualmente.
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gratuidad del mutuo, los intereses que haya pagado el mutuario voluntariamente son irrepetibles.
El recibo de intereses por un periodo, sin condición ni reserva, hace presumir el pago de los
anteriores.
• La obligación de garantía en cabeza del mutuante: según el art. 1530 CCyCN si la cantidad
prestada no es dinero, el mutuante responde por los daños causados por la mala calidad o el vicio
de la cosa prestada; si el mutuo es gratuito, responde sólo si conoce la mala calidad o el vicio y
no advierte al mutuario
ONEROSIDAD
El contrato de mutuo se presume oneroso, salvo pacto en contrario (art. 1527). Existen
obligaciones y derechos en cabeza de ambas partes. Por partes del mutante, comprometiéndose
a entregar una determinada cantidad de cosas fungibles al mutuario. Este ultimo se compromete
a devolverlas en un plazo y en la forma que se determina.
La obligación del mutuario es entregar la misma cantidad, especie y calidad de cosas a las
recibidas, en el plazo y lugar convenidos. Con los intereses pactados o que correspondiera pagar
según la disposición legal. El incumplimiento de tal obligación que incumbe al mutuario da lugar
a que el mutuante puede resolver el contrato y reclamar la restitución de lo prestado con los
réditos que se devengaran hasta la efectiva devolución (art. 1529). Se agrega que si el mutuo es
gratuito, después del incumplimiento, se deben intereses moratorios. Si el mutuo es oneroso a
falta de convención sobre intereses moratorios, rige lo dispuesto para las obligaciones de dar
sumas de dinero.
según el art. 1530 CCyCN si la cantidad prestada no es dinero, el mutuante responde por los daños
causados por la mala calidad o el vicio de la cosa prestada; si el mutuo es gratuito, responde sólo
si conoce la mala calidad o el vicio y no advierte al mutuario.
En el primer caso el mutuante seria responsable conozca o no los vicios o defectos de las cosas
otorgadas al mutuario, en el segundo caso, cuando el mutuo fuese gratuito, será necesario que
el mutuante tenia conocimiento sobre el defecto, vicio o mala calidad de las cosas que brindo el
mutuario , para que este pueda reclamar la indemnización o reparación.
INTERESES
Los intereses en las obligaciones de dar dinero se definen como los aumentos que las deudas
pecuniarias devengan en forma paulatina durante un tiempo dado, sea como precio por el uso
de un dinero ajeno o como indemnización por el retardo en el cumplimiento de una obligación
dineraria.
CARACTERES
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1. Accesoriedad: Los intereses son el fruto civil accesorios del capital y por ello:
● La extinción del crédito por capital hace cesar el curso de los intereses;
● El recibo del capital sin reserva de los intereses, determina la extinción de estos últimos;
3. Periodicidad: se calculan siempre en función del tiempo. Cuando mayor es el tiempo, mayor
será el interés.
CLASES DE INTERESES
SEGÚN SU NATURALEZA
1. Intereses compensatorios: Son los intereses que se deben por el tener el capital ajeno o
que debe entregarse a otra persona, en concepto de precio por gozar de liquidez.
2. Intereses por mora: Son los que el deudor debe por haber ingresado en estado
Moratorio.
SEGÚN EL ORIGEN
1. Tasa legal: Es la que establece el ordenamiento para supuestos específicos. Ej: la tasa de
interés moratorio cuando las partes lo han fijado
2. Tasa convencional: Es la que fijan las partes, en uso y con los límites de la autonomía de
la voluntad.
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3. Tasa judicial: Es la que establecen los jueces, cuando así la ley lo ha dispuesto, como en
el caso en que no se hubiera pactado o no surja de la ley la tasa de interés compensatorio.
Los intereses se pueden clasificar según su origen y conforme su finalidad o función económica.
Según su fuente u origen pueden ser voluntarios legales o judiciales; de acuerdo con su finalidad,
los convencionales pueden ser compensatorios y punitorios; los convencionales pueden ser
también compensatorios, moratorios y sancionatorios. Los intereses compensatorios, pueden
llamarse también lucrativos o retributivos.
a. Compensatorios: se deben por el uso del capital ajeno, como fruto civil de ese capital,
que pueden ser convenidos por las partes, como también la tasa fijada para su liquidación. En
caso de ausencia de acuerdo de partes o determinación legal o de los usos, la tasa de interés
compensatorio puede ser fijada por los jueces. (art.767)
Se trata de una tarifación legal del daño derivado del incumplimiento. Se debe daño moratorio
sin necesidad de probarlo y se presume de manera irrefragable que ese daño fue consecuencia
del incumplimiento.
a) Compensatorios: Si han sido convenidos por las partes, empiezan a correr desde el
momento que las mismas indiquen. Por lo general corren desde el nacimiento de la obligación, y
hasta su vencimiento.
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TASA DE INTERÉS
CONCEPTO
Se define como “el rendimiento de la unidad de capital en una determinada unidad de tiempo”.
Tasa de interés pasiva: es aquella que las entidades financieras pagan a sus clientes por la
captación de depósitos en el plazo fijo o ahorros, el banco es, en este caso deudor, por eso se
llama pasiva. La tasa de interés activa es la que las entidades financieras cobran a sus clientes por
los préstamos que les otorgan, el banco es en este caso, acreedor, por eso se denomina activa.
ANATOCISMO
Es la capitalización de los intereses, de modo tal que, acumulándose al capital los intereses que
se vayan devengando, vienen a constituir una unidad productiva de nuevos intereses. También
se lo denomina interés compuesto. Hoy en día la capitalización de intereses de la deuda cuando
la moneda se ve afectada por la inflación, en el marco de un nominalismo rígido, ha sido
interpretada como uno de los mecanismos para mantener estable el valor real de la prestación
dineraria. El crecimiento significativo es sólo en valores nominales, pero la verdadera carga de la
obligación es la misma.
En el CCYC de la Nación. El art.770 mantiene la regla general que parece proscribir el anatocismo,
al establecer “No se deben intereses pero se establecen varias excepciones”:
1. Las partes pueden pactar la acumulación de intereses, pero con una periodicidad no
inferior a 6 meses, prescripción que es de orden público (inc. a).
3. Se mantiene el ca.so de que liquida judicialmente la deuda con intereses, el juez mandase
pagarla y el deudor fuere “moroso”.
Los intereses constituyen un accesorio del capital, y de ellos se derivan varias situaciones y
efectos:
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• Para que haya pago deben incluirse los intereses: Como consecuencia de la accesoriedad,
“si la obligaciones es de dar suma de dinero con intereses, el pago sólo es íntegro si incluye el
capital más los intereses.” (art.870)
• En la imputación del pago: En relación a las reglas de imputación del pago (que suponen
un pago insuficiente de la deuda, cabe indicar que si imputa el deudor, este no puede hacerlo
primero al capital y dejar insolutos los intereses, salvo que el acreedor lo consienta. (art.900)
En el ámbito del pago existe un juego de presunciones en general, que es aplicable a los intereses:
si el acreedor otorga recibo por el principal sin los accesorios del crédito, y no se hace reserva,
tales accesorios quedan extinguidos (art. 899); de la misma norma se dispone que si se debe daño
moratorio, y al recibir el pago el acreedor no hace reserva a su respecto, la deuda por ese daño
está extinguida. Esta presunción admite prueba en contrario, la que estará a cargo del acreedor.
COMODATO
El contrato de comodato o préstamo de uso existe cuando una persona entrega en forma
gratuita a otra una cosa, ya sea mueble o inmueble, que a su vez sea fungible, para que esta
última la use y una vez finalizado el contrato, le devuelva a la primera la misma cosa.
El CCyC establece en su art. 1533 que “hay contrato de comodato si una parte se obliga a
entregar a la otra una cosa no fungible, para que se sirva gratuitamente de ella y restituya la cosa
recibida”.
El art. 1534 del CCyC establece que si el préstamo es de cosas fungibles, dicho contrato se rige
por las reglas del comodato, si el comodatario se obliga a restituir las mismas cosas recibidas.
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3. Reparar los daños causados por vicios ocultos: el comodante será responsable de los
daños causados por los vicios de las cosas que oculto al comodatario (art 1540 inc. c)
2. Pagar los gastos ordinarios de la cosa. Art. 1536. En el art. 1538 se prohíbe al
comodatario el pedido de reembolso de los gastos ordinarios que haya realizado para servirse de
la cosa. Lo que si podra reclamar son los gastos extraordinarios de conservación, cuyo pago se
encuentra a cargo de comodante.
4. Responder por la pérdida o deterioro de la cosa, incluso causados por caso fortuito,
excepto que pruebe que habrían ocurrido igualmente si la cosa hubiera estado en poder del
comodante
RESTITUCION ANTICIPADA
Sin perjuicio del derecho del comodatario de usar la cosa durante todo el tiempo convenido, el
art. 1539 establece la posibilidad de rescisión legal anticipada. Prevé que el comodante puede
exigir la restitucion de la cosa antes del vencimiento del plazo: i) si la necesita en razon de una
circunstancia imprevista y urgente, o ii) si el comodatario la usa para un destino distinto, incluso
cuando se deteriore la cosa.
Haya o no plazo, el comodatario tiene derecho a restituir la cosa antes del vencimiento del mismo,
en tanto se supone que el termino fue pactado en su favor.
EXTINCIÓN
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• Por destrucción de la cosa: art. 1541 inc. a) además de producirse la extincion del
comodato, podra surgir la función resarcitoria del comodatario, si dicha destrucción se produjo
por su culpa o dolo, o por un caso fortuito en el que no haya podido demostrar que aun en poder
del comodante, la cosa igualmente hubiera perecido.
• Por vencimiento del plazo, expreso o tácito. Art. 1541 inc. b) el vencimiento del plazo es
el modo natural de conclusión del contrato de comodato, en el cual el comodatario debe restituir
la cosa al comodante.
• Por voluntad unilateral del comodatario. Inc. c art. 1541. Aun cuando el contrato haya
sido otorgado por un plazo determinado, el comodatario tiene, en principio, y salvo pacto en
contrario, la facultad de dar por extinguido el contrato por su sola decisión.
• Por muerte del comodatario, salvo acuerdo en contrario. Siendo el comodato una
obligacion intuito personae, y la condición personal del comodatario es tenida en cuenta para su
celebración, el fallecimiento del mismo, en principio y como regla, produce la extincion del
contrato. No se producirá la extinsion si se pacto la prosecución o se puede demostrar que el
comodato no fue celebrado eexclusivamente en atención a la persona del comodatario (art. 1541
inc. d).
DONACION
ARTÍCULO 1542: Concepto. Hay donación cuando una parte se obliga a transferir gratuitamente
una cosa a otra, y ésta lo acepta.
El Art. 1543 establece que las normas referentes a la donación se aplican subsidiariamente a los
demás actos jurídicos a título gratuito.
ACEPTACIÓN
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De acuerdo a la norma del Art. 1545, la aceptación puede ser expresa o tácita, pero es de
interpretación restrictiva y está sujeta a las reglas establecidas respecto a la forma de las
donaciones. Debe producirse en vida del donante y del donatario. Si el donante muriera antes
de haber el donatario aceptado en la forma dispuesta en dicho art., la oferta quedará sin efecto.
Hasta el momento de su aceptación, la donación es un acto jurídico unilateral, que vale sólo como
promesa de donación. Para que la donación tenga efectos legales debe ser aceptada por el
donatario, expresa o tácitamente.
La oferta de donación implica un acto unilateral, esencialmente revocable, por el cual el oferente-
donante se obliga hacia el beneficiario, quien, con su sola aceptación, expresa o tácita, conforma
el contrato. Es una modalidad del contrato de donación, caracterizada por los momentos
separados en los cuales se realiza la oferta y la posterior aceptación. Esto significa que la
donación, como cualquier contrato, puede otorgarse entre personas presentes, habiendo
inmediatez entre oferta y aceptación, o por actos separados, entre ausentes. La donación se
perfecciona desde que las partes han manifestado de una manera concordante su reciproca
voluntad acerca de los elementos esenciales del acto.
ARTICULO 1546: Donación bajo condición. Están prohibidas las donaciones hechas bajo la
condición suspensiva de producir efectos a partir del fallecimiento del donante
Se encuentra prohibidas, conforme al art. 1546 las donaciones hechas bajo condición suspensiva
de producir efectos a partir del fallecimiento de del donante.
1. Donacion mortis causa y donación in diem mortis dilati|, el primero son aquellos en que
las muerte es el hecho que origina la situación jurídica, es la causa de las relaciones
jurídicas inmersas en tal situación jurídica. En el segundo, es un acto entre vivios, cuya
situación jurídica queda configurada con la concertación del negocio, la muerte no es
causa del surgimiento de las relaciones jurídicas, sino que el momento inicial de la eficacia
de eestas relaciones jurídicas ya creadas. En este ultimo supuesto la muerte se inserta
como modalidad, bajo la forma de condición suspensiva o de plazo suspensivo incierto.
2. El art. 1546 del CCyC refiere a la oferta de donación condicionada a la muerte del
donante. Ello no es valida, esa regla es redundante.
El art. 1545 aclara que la aceptación se formula en vida del donante y el donatario, esto ratifica
el criterio conocido como mortis causa. El perfeccionamiento del contrato, con la aceptación
requiere que re realice en vida tanto del donante como del donatario. La norma del art. 1546 es
razonable teniendo en cuenta a su anterior, la mención efectuada a “donaciones” alude a la
oferta y no al contrato. Por su ubicación: luego de la “aceptación” (art. 1545) y antes de la “oferta
conjunta” (art.1547).
CAPACIDAD
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ARTÍCULO 1548: Capacidad para donar. Pueden donar solamente las personas que tienen plena
capacidad de disponer de sus bienes. Las personas menores emancipadas pueden hacerlo con la
limitación del inciso b) del artículo 28.
La capacidad se determina al momento en que cada una de las partes del contrato, donante y
donatario, manifiestan su voluntad a fin de conformar el respectivo consentimiento.
El Art. 689 del CCyC establece que los progenitores no pueden hacer contrato alguno con el hijo
que está bajo su responsabilidad, excepto lo dispuesto para las donaciones sin cargo.
Cónyuges
El CCyC prevé la posibilidad de la celebración de convenciones que pueden concretarse antes del
matrimonio por los futuros cónyuges (art. 446) o luego del matrimonio con la finalidad de
modificar el régimen patrimonial (art. 449), después de un año de aplicación del régimen
convencional- separación de bienes (art. 505 y ss.)- o legal- comunidad de bienes- (art. 463 y ss.).
El pacto en cuestión debe celebrarse en escritura pública y producirá efectos a partir de la
celebración del matrimonio y siempre que éste no sea anulado (arts. 424 a 430).
Apoderados
Bastará con que el apoderado cuente con la facultad genérica para celebrar el contrato.
De acuerdo al art. 1549, para aceptar donaciones se requiere ser capaz. Si la donación es a una
persona incapaz, la aceptación debe ser hecha por su representante legal; si la donación del
tercero del tercero o del representante es con cargo, se requiere autorización judicial. La norma
establece dos supuestos. Uno, general, es el caso de una donación pura y simple, para lo cual será
necesaria la aceptación expresada por el representante legal del incapaz. El segundo, es el
supuesto de la donación con cargo, en cuyo caso, a la conformidad del representante legal se le
adiciona el requisito de autorización judicial. La diferencia de tratamiento se justifica ya que el
cargo puede implicar la asunción de riesgos patrimoniales para el incapaz.
FORMA
Deben ser hechas en escritura pública, bajo pena de nulidad, las donaciones de cosas inmuebles,
las de cosas muebles registrables y las prestaciones periódicas o vitalicias, (Art. 1552). Es una
forma constitutiva o absoluta, no probatoria. No existe posibilidad de convertir el negocio de
modo tal de poder hacerlo en instrumento privado y que ello se constituya en una obligación de
escriturar.
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Dada la finalidad que persigue la donación (transferir la propiedad) es claro que se trata, como
contrato, de un título suficiente para transmitir el dominio (u otro derecho real) sobre una cosa,
en la medida en que sea secundado, antes o después de su celebración, por el modo tradición.
(Art. 750 CCyCN).
ARTICULO 1553: Donaciones al Estado. Las donaciones al Estado pueden ser acreditadas con las
actuaciones administrativas.
ARTICULO 1554: Donación manual. Las donaciones de cosas muebles no registrables y de títulos
al portador deben hacerse por la tradición del objeto donado.
Como regla general, la donación no puede tener por objeto la totalidad del patrimonio del
donante, ni una alícuota de él, ni cosas determinadas de las que no tenga el dominio al tiempo
de contratar. Si comprende cosas que forman el todo del patrimonio del donante o una parte
sustancial de este, sólo es válida si el donante se reserva su usufructo, o si cuenta con otros
medios suficientes para su subsistencia. (Art. 1551). La donación excesiva de bienes presentes es
inválida, pero subsiste si se respeta el límite legal, de modo tal que procede la declaración de
nulidad de la donación excesiva, aunque no se haya demostrado la explotación de un estado de
necesidad, ligereza o inexperiencia.
La norma alude a cosas. Los derechos quedan excluidos de la donación, a lo sumo, si se trata de
derechos se podrían ceder gratuitamente en cuyo caso aplicarán las reglas respectivas.
Cosas ajenas: la donación de cosa ajena es nula, pues aun cuando el donante se
comprometiese a adquirirla se trataría de un bien futuro, ya que no pertenece a aquel al
momento de contratar ni tiene sobre ella ningún derecho actual. Dado el fundamento de la
nulidad, no son aplicables las reglas referentes al contrato de compraventa, por lo que el donante
no responde por los daños causados por la anulación del contrato, ni la nulidad queda cubierta
por la ratificación por el propietario ni por la adquisición posterior por el donante.
DONACIONES AL ESTADO
Art. 1553, las donaciones al Estado pueden ser acreditadas con las actuaciones administrativas.
Es una flexibilización del régimen formal que se incorporo en el CC derogaddo por medio de la
ley 17.711.
DONACIONES MANUALES
Las donaciones de cosas muebles no registrables y de títulos al portador deben hacerse por la
tradición del objeto donado (art. 1554).
Se ha calificado a este supuesto como un contrato real. Pero a criterio de parte de la doctrina no
es asi, La donacion de cosas muebles no registrables y de títulos al portador exige la tradición en
cuanto cumplimiento de la entrega a fin de transmitir el dominio ya que, conforme al art. 750 del
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CCyC, el acreedor no adquiere ningún derecho real sobre la cosa antes de la tradición. La
transmisión dominial del donante a favor del donatario requiere, que se trate de cosas muebles
o inmuebles , de la tradición. La donación es uno de los modos de adquirir la propiedad y ello
presupone titulo y tradición.
La donación es una contrato consensual que puede ser acreditado por instrumento publico o
privado, y en los casos de donaciones manuales el propio ordenamiento permite la posibilidad de
acreditar la entrega de la cosa. Es valido un contrato de donación escrito, en el que consta la
oferta, y la aceptación correspondiente referente a un bien mueble registrable.
EFECTOS
Entrega
El donante debe entregar la cosa desde que ha sido constituido en mora. En caso de
incumplimiento o mora, sólo responde por dolo (art. 1555).
RÉGIMEN DE GARANTÍAS
La responsabilidad por la evicción obliga al donante a indemnizar al donatario los gastos en que
éste ha incurrido por causa de la donación. Si ésta es mutua, remuneratoria o con cargo, el
donante debe reembolsarle además el valor de la cosa por él recibida, lo gastado en el
cumplimiento del cargo, o retribuir los servicios recibidos, respectivamente. Si la evicción
proviene de un hecho posterior a la donación imputable al donante, éste debe indemnizar al
donatario los daños ocasionados. Cuando la evicción es parcial, el resarcimiento se reduce
proporcionalmente (art. 1557).
Vicios ocultos
El donante sólo responde por los vicios ocultos de la cosa donado si hubo dolo de su parte, caso
en el cual debe reparar al donatario los daños ocasionados (art. 1558).
OBLIGACION ALIMENTARIA
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El art. 1559 establece que excepto que la donación sea onerosa, el donatario debe prestar
alimentos al donante que no tenga medios de subsistencia. Puede liberarse de esa obligación
restituyendo las cosas donadas o su valor si las ha enajenado. La norma incorpora la clasificación
de la donación como onerosa para referirse a los supuestos de donaciones que resultaban
excluidas de la obligacion alimentaria, en consecuencia, el donatario, no estará obligado a prestar
alimentos, cuando la donación hubiera sido con cargo, remuneraciones, o se hubiera tratado de
donaciones mutuas.
DONACIONES EN PARTICULAR
Donaciones mutuas
En las donaciones mutuas, la nulidad de una de ellas afecta a la otra, pero la ingratitud o el
incumplimiento de los cargos sólo perjudican al donatario culpable (art. 1560). El requisito
esencial es la reciprocidad, que indica la finalidad perseguida por las partes al celebrar ambos
contratos en un solo acto.
Donaciones remuneratorias
De acuerdo a la norma del Art. 1562 del CCyC, en las donaciones se pueden imponer cargos a
favor del donante o de un tercero, sean ellos relativos al empleo o al destino de la cosa donada,
o que consistan en una o más prestaciones. Si el cargo se ha estipulado en favor de un tercero,
éste, el donante y sus herederos pueden demandar su ejecución; pero sólo el donante y sus
herederos pueden revocar la donación por inejecución del cargo. Si el tercero ha aceptado el
beneficio representado por el cargo, en caso de revocarse el contrato tiene derecho para
reclamar el donante o, en su caso, de sus herederos, el cumplimiento del cargo, sin perjuicio de
sus derechos contra el donatario.
DONACIONES INOFICIOSAS
De acuerdo al art. 1565 se considera inoficiosa la donación cuyo valor excede la parte disponible
del patrimonio del donante.
REVERSIÓN Y REVOCACIÓN
Las transferencias operadas en virtud de donaciones son, en principio, firmes y definitivas. Dicha
regla no es absoluta, sino que presenta excepciones. Tal lo que acontece si las donaciones han
sido modalizadas o condicionadas al momento de su celebración y con posterioridad se verifican
los eventos que justifican su revocación (ej. por incumplimiento de cargos impuestos, o por
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ingratitud del donatario) o reversión (ej. por premoriencia del donatario o por supernacencia de
hijos del donante).
DEPOSITO
CONCEPTO
De acuerdo al art. 1356 del CCyC hay contrato de deposito cunado una parte se obliga a recibir
de otra una cosa con la obligación de custodiarla y restituirla con sus frutos.
El sujeto que recibe la cosa se denomina depositario y quien la entrega, depositante. La definición
alude a tres obligaciones que resultan ser esenciales en este contrato: i) la obligación de recibir
la cosa, ii) la obligación de custodiarla, iii) la obligación de devolverla.
Si el depositante ejerce la facultad restitutoria antes del plazo acordado, igualmente deberá
cumplir con la remuneracion correspondiente a todo el plazo del contrato (art. 1360).
ONEROSIDAD
En el CCyC presume al contrato de deposito como oneroso. (art. 1357) que establece que el
contrato se presume oneroso y que, sis e pacta la gratuidad, no se debe remuneracion, pero el
depositante debe rembolsar los gastos razonables en que incurra el depositario para la custodia
y restitucion de la cosa. Si nada han acordado las partes, el contrato será oneroso y la gratuidad
debe ser expresamente pactada.
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DEPOSITO IRREGULAR
Es aquel deposito en el que se entrega una cantidad de cosas fungibles, que no se encuentra en
saco cerrado, (art. 1367), el depositario adquiere el dominio de las cosas.
El riesgo derivado de la perdida o deterioro de la cosa se encuentra a cargo del depositario, por
tratarse de una cosa genérica que siempre es debida. No resultan aplicables ni las eximentes
generales (caso fortuito, hecho de un tercero), ni las específicamente establecida para el deposito
regular (art. 1365) o la enajenación de la cosa por herederos del depositario (art.1366) tambien
son incompatibles con el deposito irregular.
Si las cosas no son entregadas en “saco cerrado” el deposito no será irregular y aplicaran las reglas
del deposita regular.
Guarda
Art. 1367 CCyC expresa que sobre la cantidad de cosas fungibles depositadas se transmite el
dominio aunque no se haya autorizado su uso o que se haya prohibido. Si se transmite el dominio,
la mención de la norma a la no autorización del uso, o incluso su prohibición, es irrelevante. El
depositario es dueño y lo que imponga el depositante es ineficaz.
En la ultima parte de esta norma establece que cunaod se entreguen cosas fungibles y el
depositario tiene la facultad de servirse de ellas, se aplican las reglas del mutuo, la entrega de
cosas fungibles que n se hace en saco cerrado, transmite el dominio de las cosas al depositario,
lo que hace irrelevante la prohibición de uso, porque si tiene dominio, tiene poder de usar, gozar
y disponer de la cosa. .
Recepcion
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DEPOSITO NECESARIO
Art. 1368 del CCyC prevé que el deposito será necesario cunado el depositante no puede elegir a
la persona del depositario por un acontecimiento que lo somete a una necesidad imperiosa, y el
de los efectos introdicidos en los hoteles por los viajeros. La libertad o no del depositante para
elegir al depositario, determina la diferencia entre el deposito voluntario y el necesario.
Depositum miserabile
Esto se vincula a los casos en los que el deposito o guarda de cosas no surge como consecuencia
de una decisión ordinaria al respecto, sino de circunstancias extraordinarias que lo competen al
depositante a tomar esa decisión en resguardo de sus bienes.
Es tratado en el CCyC, al igual que en el derogado CC, como un supuesto de deposito necesario
()art. 1368 in fine CCyC) adhiriendo a la posicion doctrinaria conforme a la cual se trata de un
contrato de deposito necesario, accesorio a otro de hotelería u hospedaje (este ultimo no ha sido
tipificado en el ordenamiento unificado).
EXIMENTES DE RESPONSABILIDAD
1. Caso fortuito o fuerza mayor: ajena a la actividad hotelera (art. 1371 CCyC) para evaluar
el alcance de la eximente, será necesario evaluar y ponderar la diligencia que al hotelero
le era exigible como profesional de dicha actividad. El hotelero que pretenda eximirse de
resp. deberá acreditar que el caso fortuito era notoriamente ajeno, externo a su actividad
económica
2. El problema de las cosas dejadas en los veiculos de los viajeros (art. 1371). Pero no es lo
mismo que ele viajero “olvide” un producto perecedero que, por no contar con
condiciones adecuadas (refrigeración) se pierda (se deterioro o torne invisible), a que el
viajero deje en su vehiculo algún efecto de valor que resulte sustraído por terceros.
Mientras que el hotelero no debería ser responsable en el primer caso por negligencia
del viajero, si lo seria, en el segundo. Es importante distinguir la causa determinante de
la perdida de la cosa que le viajero ha dejado en su vehiculo.
3. Cosas de valor superior a las que ordinariamente llevan los pasajeros (art.1372):
establece que el viajero que lleve consigo efectos de valor superior al que
ordinariamente llevan los pasajeros, deberá hacérselo saber al hotelero y guardarlos en
cajas de seguridad que se encuentren a su disposicion en el establecimiento. En este caso
la responsabilidad del hotelero se limita al valor declarado de los efectos depositados.
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Con respecto al valor superior, en un primer mometo hace suponer a un valor económico.
Pero puede darse que el efecto en cuestión carece en si mismo (materialmente)de un valor
superior objetivamente considerado (dispositivo informatico de memoria micro SD), pero
guarda elementos (informacion, el resultado de una investigación academica) de sumo valor
personal y subjetivo. La ultima es la mas aceptada, pero se debe evaluar cada caso en
concreto.
Esto no es una obligacion exigible al viajero, sino una carga en cuanto imperativo de us propio
interés. El huésped que no informa al hotelero le priva a este de un derecho y de extremar
las medidas de seguridad, por lo cual carece de responsabilidad por culpa del viajero. En estos
casos el riesgo de la posibilidad de hurto o robo impone conductas a ambas partes: al
huésped, de informar e incluso exhibir si fuera requerido, y de esta forma trasladar el riesgo
al hotelero y de este una vez informado, canalizar el riesgo conforme a sus alternativas y
asumir la responsabilidad de custodia. Si el huésped no informa, se libera el hotelero.
No le es exigible al pasajero la exhibición del objeto de valor, posibilidad que si exigia en el marco
del CC derogado y bastara con la declaración jurada.
En caso de que el hotelero deba responder, lo hara con la limitación del valor denunciado por el
pasajero (art. 1372).
ESTABLECIMIENTOS ASIMILABLES
El CCyC conforme al art. 1375, hace aplicable lo dispuesto y analizado respecto del deposito
necesario en hoteles, las otras relaciones contractuales como son las que se dan en los
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La norma del art. 1375 del CCyC establece que la asimilación aplicara siempre y cuando el
establecimiento preste su servicio a titulo oneroso. El requisito de la onerosidad es para la
actividad principal del guardador y no al deposito como actividad anexa, colateral, y
secundaria.
Un restaurante, un club de futbol etc, pueden contar con una playa de establecimiento,
garaje o lugar destinado a facilitarles a sus potenciales clientes el acceso y la tranquilidad de
su estadía. En tales supuestos el servicio de guarda prestado en las mismas no es principal. A
ello se refiere la norma. Se trata de supuestos que se asimilan a la responsabilidad del
deposito necesario en hoteles.
La mayoría de estas situaciones han sido calificadas como contratos atípicos con prestaciones
propias de distintas modalidades contractuales (depósitos, locación de cosas, de servicios).
CASAS DE DEPOSITOS
Arts. 1376 y 1377 CCyC. Las casas de depósitos se trata de una expresión el derogado código
de comercio cuando se refería a los barraqueros y casas de depósito. Son establecimientos
que tienen por objeto principal contartar el recibo, guarda, custodia y conservación de bienes
muebles de terceros. En esto quedan comprendidas las tres especies: casas de deposito en
sentido estricto, barracas de almacenaje y empresas de almacenes generales.
El art. 1377 del CCyC obliga a los propietarios a: i) dar recibo por las cosas que les son
entregadas para su custodia, en el que se describa su naturaleza, calidad, peso, cantidad o
medida; ii) permitir la inspección de las cosas depositadas al depositante o a quien este
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indique, lo que es razonableen el marco del deposito pero mas aun en la actuación del
empresariode una casa de deposito, ya que es muy probable que las mercaderías depositadas
sean puestas a la venta durante su guarda.
a) FIANZA:
o CONCEPTO: Conforme al artículo 1574 del CCyC, “hay contrato de fianza cuando una
persona se obliga accesoriamente por otra a satisfacer una prestación para el caso de
incumplimiento. Si la deuda afianzada es de entregar cosa cierta, de hacer que sólo puede
ser cumplida personalmente por el deudor, o de no hacer, el fiador sólo queda obligado a
satisfacer los daños que resulten de la inejecución.”
El texto legal mantiene la noción tradicional de fianza, es decir, que se trata de un contrato
accesorio de otro principal, en el cual existe un acuerdo de voluntades entre el acreedor del
contrato principal y un tercero, que garantiza el cumplimiento de la deuda. De este modo, la
reforma ha seguido los lineamientos del código derogado, tanto en lo que hace al carácter
accesorio de la fianza, a que no puede tener por objeto una prestación diferente a la de la
obligación principal, como a que si el objeto de ésta última fuese la entrega de una cosa cierta o
la ejecución de un hecho que el deudor debe ejecutar personalmente, el fiador solamente está
obligado a indemnizar el daño.
CAPACIDAD PARA SER FIADOR: El nuevo código no contiene una norma expresa que regule
quiénes pueden son capaces para celebrar el contrato de fianza, de modo que son aplicables las
normas generales sobre capacidad. Están inhabilitados para ser fiadores los menores
emancipados, conforme al inc. c del art. 28; tampoco pueden los padres constituir a sus hijos en
fiadores de ellos o de terceros, prohibición que se extiende a los tutores.
El artículo 1576 del CCyC establece que el fiador no puede excusar su responsabilidad en la
incapacidad del deudor.
o OBLIGACIONES QUE PUEDEN SER AFIANZADAS: De acuerdo al artículo 1577 del CCyC,
puede ser afianzada toda obligación actual o futura, incluso la de otro fiador.
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Pueden ser afianzadas todas las obligaciones válidas y aun las obligaciones que tienen causa en
un hecho ilícito que ya ha sucedido, por el cual se responde con una suma debida, en concepto
de indemnización por el daño causado.
o FORMA: El articulo 1579 expresa que: “la fianza debe convenirse por escrito”. Esta
formalidad no es de tipo solemne absoluta, pues la norma no dice que la forma escrita
sea exigida bajo pena de nulidad.
PRUEBA: Son aplicables las normas generales respecto a la prueba de los contratos. De este
modo, al ser la fianza un contrato formal solemne deberá probarse por la forma que la ley impone
para su celebración, que en este caso es la forma escrita.
o FIANZA GENERAL: El artículo 1578 del CCyC se refiere a la Fianza general, y establece que:
“Es válida la fianza general que comprenda obligaciones actuales o futuras, incluso
indeterminadas; en todos los casos debe precisarse el monto máximo al cual se obliga el
fiador. Esta fianza no se extiende a las nuevas obligaciones contraídas por el afianzado
después de los cinco años de otorgada.
La fianza indeterminada en el tiempo puede ser retractada, caso en el cual no se aplica a las
obligaciones contraídas por el afianzado después que la retractación sea notificada al acreedor."
La fianza general es aquella por la que se garantiza una pluralidad de créditos, existentes o
futuros, usualmente se la utiliza para el afianzamiento de obligaciones futuras que el deudor
pueda contraer, como puede ser el afianzamiento del saldo deudor en una cuenta corriente
bancaria.
En primer lugar, el objeto de la obligación contraída por el deudor afianzado está perfectamente
determinado por la obligación de precisar el monto máximo al cual se obliga el fiador, este monto
comprende no solamente el capital, sino que además comprende los intereses y todos los gastos
que puedan irrogarse por el cobro del crédito.
El artículo prevé el plazo máximo para este contrato de fianza general, que es de cinco años, es
decir que el fiador no está obligado a responder por las obligaciones futuras que hubieran nacido
con posterioridad.
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El beneficio de excusión es el derecho que goza el fiador de exigir al acreedor que excuta o ejecute
los bienes del deudor antes de que agrega sus propios bienes. Se trata de una excepción dilatoria,
cuya validez está condicionada a que sea opuesta en tiempo oportuno, o sea, en el plazo que los
códigos procesales fijen.
El artículo 1583 del CCyC establece que “el acreedor sólo puede dirigirse contra el fiador una vez
que haya excutido los bienes del deudor. Si los bienes excutidos sólo alcanzan para un pago parcial,
el acreedor sólo puede demandar al fiador por el saldo”.
El texto legal consagra el beneficio de excusión como defensa que el fiador puede oponer, como
regla, ante el reclamo del acreedor. El objeto de la medida es obligar al acreedor a ejecutar
primeramente los bienes del deudor, sin importar que éstos satisfagan completamente o no el
crédito. La jurisprudencia ha entendido que el fiador no está obligado a informar la existencia de
bienes del deudor susceptibles de excusión y que el acreedor deberá probar que ha seguido los
procedimientos judiciales para ejecutar y vender los bienes del deudor principal, o demuestre
que carece de ellos. La norma obliga al acreedor a aceptar un pago parcial cuando los bienes del
deudor no alcancen para satisfacer la obligación principal, y solo entonces, el acreedor está
autorizado a atacar los bienes del fiador, por el saldo remanente.
El artículo 1584 regula las excepciones al beneficio de excusión, estableciendo que: “el fiador no
puede invocarlo si: a) el deudor principal se ha presentado en concurso preventivo o ha sido
declarada su quiebra; b) el deudor principal no puede ser demandado judicialmente en el territorio
nacional o carece de bienes en la república; c) la fianza es judicial; d) o si el fiador ha renunciado
al beneficio”.
El artículo 1584 CCyC se refiere a los casos en los cuales el fiador no puede invocar el beneficio
de excusión. No se trata del fiador solidario ni principal pagador. En el inciso a), tenemos que la
excusión se torna impracticable, pues tanto en el supuesto de quiebra como en el de concurso
preventivo, los bienes del deudor no pueden ejecutarse individualmente, así que sería
impensable someter al acreedor al proceso de verificación del crédito para que se haga efectiva
aquella. Por eso, la ley lo faculta en estos supuestos a ejecutar directamente los bienes del fiador,
pudiendo este verificar su crédito en el concurso o quiebra del deudor.
El inciso b) alude a dos hipótesis: la primera es el caso de que el deudor tenga que ser demandado
en un tribunal extranjero, es decir que la competencia para radicar la demanda esté fuera de los
límites de la República. La segunda supone que el deudor no tiene bienes en el país; empero hay
que tener en cuenta que aquel puede tener cuantiosos bienes en el exterior, cuestión que
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razonablemente podrá ser ponderada en caso de que el fiador oponga el beneficio de excusión,
compatibilizándolo con el derecho de cobro del acreedor.
El inciso c) es un supuesto que resguarda el crédito del acreedor, dado que es una caución que
supone la exigibilidad de la obligación contraída por el fiador.
Conforme al artículo 1585 que establece que: “El fiador de un codeudor solidario puede exigir la
excusión de los bienes de los demás codeudores. El que afianza a un fiador goza del beneficio de
excusión respecto de éste y del deudor principal.”
En el caso de que la deuda principal hubiera sido contraída solidariamente por varios deudores y
sólo uno se hubiera afianzado, el fiador tendrá derecho a oponer el beneficio de excusión no sólo
con relación a su deudor afianzado, sino respecto de los demás codeudores. La segunda parte de
la misma norma expresa que el que afianza a un fiador goza del beneficio de excusión respecto
de éste y del deudor principal.
El articulo 1586 refiriéndose a la subsistencia del plazo, establece que: “No puede ser exigido el
pago al fiador antes del vencimiento del plazo otorgado al deudor principal, aun cuando éste se
haya presentado en concurso preventivo o haya sido declarada su quiebra, excepto pacto en
contrario”. El contrato de fianza solo cobrará virtualidad cuando el deudor no cumpla su
obligación en el plazo pactado, es decir, que el plazo es el mismo tanto para el deudor como para
el fiador; si bien en el caso del concurso preventivo o la quiebra, al deudor le caducan los plazos
de sus obligaciones, no puede ocurrir de igual modo para el fiador solvente que dará satisfacción
a su obligación en el plazo pactado.
El articulo 1587 trata las Defensas, y dispone que: “El fiador puede oponer todas las excepciones
y defensas propias y las que correspondan al deudor principal, aun cuando éste las haya
renunciado”. Y con respectos a los Efectos de la sentencia, establece que: “No es oponible al fiador
la sentencia relativa a la validez o exigibilidad de la deuda principal dictada en juicio al que no
haya sido oportunamente citado a intervenir”. Si el acreedor pretende cobrar su crédito contra el
fiador deberá citarlo inexcusablemente; y, si no lo hace, tendrá que iniciar una nueva demanda
contra él.
El artículo 1589 expresa que “si hay más de un fiador, cada uno responde por la cuota a que se ha
obligado. Si nada se ha estipulado, responden por partes iguales. El beneficio de división es
renunciable”.
El beneficio de división implica que, en el caso de que existan dos o más fiadores de una misma
deuda, cada uno responderá por su cuota, a menos que se hubiera renunciado a este beneficio.
De este modo, el acreedor no podrá exigir a ninguno de ellos sino la cuota que le corresponda.
La obligación que contraen los fiadores es simplemente mancomunada.
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El articulo 1590 establece que “la responsabilidad del fiador es solidaria con la del deudor cuando
así se convenga expresamente o cuando el fiador renuncia al beneficio de excusión”. El articulo
1591 dispone que “quien se obliga como principal pagador, aunque sea con la denominación de
fiador, es considerado deudor solidario y su obligación se rige por las disposiciones de las
obligaciones solidarias”.
Con relación al código derogado, la nueva norma introduce algunos cambios que mejoran la
situación del fiador: Se añaden dos supuestos más en los que el fiador puede pedir el embargo
de los bienes del deudor: Cuando el deudor se ha obligado a liberar al fiador en un tiempo
determinado y no lo hace, y cuando han transcurrido cinco años desde el otorgamiento de la
fianza, lo que sólo estaba previsto como causal de exoneración en el régimen anterior. En todos
los casos enumerados, además del embargo, el fiador puede pedir la constitución de otras
garantías. Además, se eliminó la exoneración de la fianza, figura que carece de relevancia ya que
sólo tiene operatividad si se logra la conformidad del acreedor.
• RELACIONES POSTERIORES AL PAGO: Conforme al art. 1592 del CCyC, “el fiador que
cumple con su prestación queda subrogado en los derechos del acreedor y puede exigir el
reembolso de lo que ha pagado, con sus intereses desde el día del pago y los daños que
haya sufrido como consecuencia de la fianza”.
Cumplir la prestación implica tanto haber pagado la deuda como que la obligación se hubiera
extinguido por otra vía, como la compensación o novación. Subrogarse en los derechos del
acreedor importa ejercer todas las acciones, privilegios, y garantías que el acreedor tenía contra
el deudor, sin importar si tales beneficios son anteriores o posteriores a la constitución de la
fianza. La acción que se le confiere al fiador no es exclusivamente una acción subrogatoria, sino
que se trata de una acción compleja que comprende también la de reembolso. La acción de
reembolso comprende no sólo lo pagado por el fiador sino también los intereses legales desde el
día del pago y la indemnización de todos los daños y perjuicios que éste hubiese sufrido con
motivo de la fianza.
El art. 1592 del nuevo código, con un lenguaje más simple, mantiene los lineamientos de los arts.
2029 y 2030.
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El art. 1593 impone al fiador la obligación de avisar al deudor principal el pago que ha hecho al
acreedor. La norma continúa diciendo que “el deudor puede oponer al fiador que paga sin su
consentimiento todas las defensas que tenía contra el acreedor; y si el deudor ha pagado antes
de tener conocimiento del pago hecho por el fiador, éste sólo puede repetir contra el acreedor”.
Esta norma reitera el régimen ya establecido en el código de Vélez en su art. 2033.
o COFIADORES: Los efectos entre los cofiadores están establecidos en el articulo 1595 del
CCyC, que dispone que: “El cofiador que cumple la obligación accesoria en exceso de la
parte que le corresponde, queda subrogado en los derechos del acreedor contra los otros
cofiadores.
Si uno de ellos resulta insolvente, la pérdida es soportada por todos los cofiadores, incluso el que
realiza el pago”.
El texto legal establece que el cofiador que paga en exceso queda subrogado en los derechos del
acreedor contra los restantes cofiadores. Y si uno de ellos es insolvente, la pérdida debe ser
soportada por todos. La norma, sin embargo, no puede ser interpretada aisladamente, sino en
conjunto con las disposiciones referidas a las obligaciones simplemente mancomunadas y
solidarias.
o EXTINCION: A pesar de la supresión del art. 2042 del código anterior, se da por
descontado que la fianza puede extinguirse por extinción directa, es decir, por las
causales propias de las obligaciones en general (pago, novación, compensación,
transacción, prescripción, confusión, imposibilidad de pago, etc.) o también puede
extinguirse por extinción indirecta, es decir, cuando la extinción del contrato principal
acarrea la muerte de la fianza, al ser ésta última de carácter accesorio.
El art. 1596 del C.C.Y.C fija cuatro causales especiales de extinción de la fianza: En este sentido,
la fianza se extingue si por el hecho del acreedor no puede hacerse efectiva la subrogación del
fiador en las garantías reales o privilegios que accedían al crédito al tiempo de la constitución de
la fianza; si se prorroga el plazo para el cumplimiento de la obligación garantizada, sin
consentimiento del fiador; si transcurren cinco años desde el otorgamiento de la fianza general
en garantía de obligaciones futuras y éstas no han nacido; o si el acreedor no inicia acción judicial
contra el deudor dentro de los sesenta días de requerido por el fiador o deja perimir la instancia.
Por último, el art. 1598 se encarga de aclarar que, si el acreedor pierde por evicción lo recibido
en pago, la fianza no renace. De este modo, se mantiene la pauta del art. 2050 del código
derogado.
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b) RENTA VITALICIA:
o CONCEPTO: El articulo 1599 del CCyC da un concepto del contrato oneroso de renta
vitalicia y establece que: “Contrato oneroso de renta vitalicia es aquel por el cual alguien,
a cambio de un capital o de otra prestación mensurable en dinero, se obliga a pagar una
renta en forma periódica a otro, durante la vida de una o más personas humanas ya
existentes, designadas en el contrato”.
Por este contrato una de las partes se obliga a entregar a otra una suma de dinero u otro bien
cuyo valor pueda apreciarse en dinero (un inmueble, por ejemplo) y la otra, a cambio, se obliga a
pagar una renta a la misma persona o a un tercero. Es elemento esencial del contrato que el
término de pago de la renta se establezca tomando en consideración la duración de la vida de
una persona humana, ya existente, que puede ser el deudor de la renta, el acreedor de la misma,
o un tercero. Los sujetos involucrados en la relación serán sólo las dos partes: el constituyente de
la renta que entrega a la otra el capital y el deudor de la renta que se obliga a pagarle una suma
periódica durante el término de la vida de alguno de los dos. Si se incluye a un tercero estaríamos
frente a una estipulación a favor de un tercero.
La definición del nuevo código es de características similares a la del derogado, aunque en este
último la renta vitalicia revestía carácter real, por lo que no quedaba constituido sino por la
entrega de la cosa. Al haberse eliminado en el régimen vigente la categoría de contratos reales
se trata de un contrato consensual que, como todos, queda perfeccionado con el mero
consentimiento de las partes.
o FORMA: La forma del contrato oneroso de renta vitalicia está establecido en el artículo
1601 del CCyC que dice: “El contrato oneroso de renta vitalicia debe celebrarse en
escritura pública”. Se establece la necesidad de que el contrato sea formalizado mediante
escritura pública. Pero no dice que la omisión de la forma requerida ocasione la nulidad
del contrato.
La forma impuesta por la ley para el contrato oneroso de renta vitalicia no acarrea sanción
fulminante en caso de incumplimiento.
La escritura pública es requerida para la celebración del contrato de renta vitalicia gratuita como
solemnidad absoluta. Concuerda con el art. 1600 CCyC que establece que se aplicarán las reglas
de la donación en caso de que la entrega del capital se realice a título gratuito.
Así el art. 1552 CCyC habla de la forma de las donaciones, sean estas de cosas inmuebles, cosas
muebles registrables o donaciones de prestaciones periódicas o vitalicias, deberán hacerse bajo
la forma de escritura pública bajo pena de nulidad. Es una solemnidad absoluta. Diferente
solución se debe aplicar en el caso del contrato oneroso de renta vitalicia. Esto es así porque la
norma en comentario no contiene sanción de nulidad, razón por la que estamos frente al caso
previsto en el art. 1018 CCyC en el que se consagra la conversión del negocio jurídico que no fuera
otorgado con el instrumento previsto.
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o REGLAS SUBSIDIARIAS: Esta regla se encuentra establecida en el articulo 1600 del CCyC
que dispone: “Si el contrato es a favor de tercero, respecto de éste se rige en subsidio por
las reglas de la donación, excepto que la prestación se haya convenido en razón de otro
negocio oneroso”.
o RENTA. PERIODICIDAD DE PAGO: El CCyC dispone que “La renta debe pagarse en dinero.
Si se prevé esta prestación en otros bienes que no son dinero, debe pagarse por su
equivalente en dinero al momento de cada pago.
El contrato debe establecer la periodicidad con que se pague la renta y el valor de cada cuota. Si
no se establece el valor de las cuotas, se considera que son de igual valor entre sí.
La renta se devenga por período vencido; sin embargo, se debe la parte proporcional por el tiempo
transcurrido desde el último vencimiento hasta el fallecimiento de la persona cuya vida se toma
en consideración para la duración del contrato.”
La primera parte del artículo establece la obligación de pagar la renta en dinero, pero en el caso
de que las partes acuerden otro tipo de prestación, esta deberá pagarse en su equivalente en
dinero al momento de cada pago.
La norma otorga libertad a las partes para pactar la periodicidad con que se pague la renta.
La periodicidad del pago de la renta nos pone frente a un contrato de tracto sucesivo en el cual
cada una de las cuotas tiene previsto un plazo suspensivo expreso, determinado y cierto, por lo
que la mora se produce respecto de cada una de ellas en forma automática al vencimiento.
La norma aclara en su párrafo tercero que la renta se paga por período vencido, por lo que se
debe la parte proporcional de la cuota al tiempo transcurrido desde el último vencimiento hasta
el fallecimiento del cabeza de renta.
El derecho a la renta es transmisible por actos entre vivos y por causa de muerte.”
Se establece el carácter de obligación de dar dinero de la renta a abonar. Se aclara que el contrato
debe indicar los períodos por los que se devenga la renta (en forma anual, mensual, quincenal,
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etc.) y el valor de cada cuota. A falta de fijación de éste se presume la igualdad entre las distintas
cuotas. El devengamiento de la renta es vencido, sin perjuicio de lo cual deberá pagarse la parte
proporcional en caso de que el cabeza de renta hubiera fallecido durante el período.
Los beneficiarios simultáneos cobrarán la renta al mismo tiempo, y se dividirá entre ellos, por
partes iguales, la renta periódica si no se acordó la diferenciación de cuotas. En el caso de los
beneficiarios sucesivos, el segundo de ellos cobrará la renta cuando fallezca el primero, y así
sucesivamente con los restantes beneficiarios.
El último párrafo de la norma faculta a los beneficiarios a disponer del derecho a la renta, tanto
por actos entre vivos (cesión), como así también mortis causa; es decir que el derecho a la renta
integrará el acervo sucesorio del beneficiario fallecido.
o ACCIONES: El CCyC distingue dos tipos de acciones, una del constituyente o sus herederos
(artículo 1604) y la del tercero beneficiario (artículo 1605).
ARTÍCULO 1604. Acción del constituyente o sus herederos. El que entrega el capital, o sus
herederos, pueden demandar la resolución del contrato por falta de pago del deudor y la
restitución del capital.
Respecto de la renta vitalicia que tenga por beneficiario a un tercero distinto al constituyente de
la renta, se aplicarán las reglas propias de la estipulación a favor de tercero: éste tendrá la facultad
de demandar el cumplimiento del contrato. La facultad de resolver el contrato sólo la tendrá el
constituyente.
ARTÍCULO 1605. Acción del tercero beneficiario. El tercero beneficiario se constituye en acreedor
de la renta desde su aceptación y tiene acción directa contra el deudor para obtener su pago. Se
aplica en subsidio lo dispuesto en el artículo 1028.
Se dispone expresamente uno de los efectos propios de la estipulación a favor de terceros. Una
vez que el tercero aceptó el beneficio nace para él una acción directa respecto del deudor. Su
relación es directa y no por subrogación del constituyente de la renta.
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Una vez declarada la aceptación de la estipulación por el tercer beneficiario, este reviste la calidad
de parte en el contrato oneroso de renta vitalicia. Entonces, el deudor de la renta podrá oponerle
todas las defensas derivadas del contrato básico y las fundadas en otras relaciones con él, según
autoriza el art. 1028 CCyC.
El contrato oneroso de renta vitalicia se extingue naturalmente cuando fallece el cabeza de renta,
este es la persona cuya vida se toma en consideración para la duración del contrato.
El art. 1606 CCyC, además, regula el supuesto en el que, para determinar la duración del contrato,
se tomara en consideración la vida de más de una persona o cabeza de renta. En tal circunstancia,
el derecho a la renta se extinguirá en el momento del fallecimiento del último de los designados
como cabeza de renta. Hasta el momento del fallecimiento del último designado como cabeza de
renta, la renta se devenga en su totalidad.
La ley prohíbe substituir el último designado cabeza de renta, como así también incorporar otra
al mismo efecto.
La prueba del fallecimiento del último designado como cabeza de renta, supuesto por el que se
extingue el contrato y se libera al deudor, debe ser probado por este último.
c) JUEGOS Y APUESTAS:
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Se puede decir que el contrato de juego presenta los siguientes caracteres: es consensual,
bilateral, típico, nominado, oneroso, aleatorio, tiene finalidad recreativa, intuito personae, y no
requiere de formalidad.
o FACULTAD DEL JUEZ: El articulo 1610 dispone que: “El juez puede reducir la deuda
directamente originada en el juego si resulta extraordinaria respecto a la fortuna del
deudor”.
El artículo 1610 establece la clara facultad morigeradora del juez para el caso en que el propósito
recreativo del juego genere obligaciones derivadas de él que impliquen un perjuicio
extraordinario para una parte. Se trata de una regla protectoria.
Se trata de una norma vinculada con el espíritu de equidad y protección a la persona en todas las
actividades desplegadas en la esfera de la vida privada, previstas en el articulado. Apunta a la
necesidad de evitar el sobreendeudarniento y también, en ciertos casos, el abuso del derecho.
En el nuevo articulado, el ejercicio de dicha facultad por parte del juez debe evaluar: el tipo de
juego implicado, el patrimonio del deudor y el monto de la deuda de juego en cuestión.
o ACCION PARA EXIGIR SU CUMPLIMIENTO: Según el articulo 1611 dispone que “No hay
acción para exigir el cumplimiento de la prestación prometida en un juego de puro azar,
esté o no prohibido por la autoridad local.
Si no está prohibido, lo pagado es irrepetible. Sin embargo, es repetible el pago hecho por persona
incapaz, o con capacidad restringida, o inhabilitada”.
El artículo hace referencia a las obligaciones generadas en un juego de puro azar, sea prohibido
o permitido. En ambos casos, no hay acción para exigir el pago. Si se trata de un juego no
prohibido por las leyes locales, lo pagado con motivo del mismo, es irrepetible. Pero esta regla se
flexibiliza —siguiendo con el paradigma protectorio— cuando la parte que efectuó el pago es
incapaz o tiene capacidad restringida o está inhabilitada para la celebración del contrato.
El artículo 1611 se refiere a la regulación de los juegos de "suerte" o puro azar, que excluye
cualquier interacción por parte de los contratantes.
Se distingue entre juegos de puro azar permitidos (o tolerados) y prohibidos. Y se priva de acción
a cualquier obligación que se derive de estas dos clases de juego. Así, el efecto de los acuerdos
sobre juegos de esta clase sería el del cumplimiento de un deber moral.
o OFERTA PUBLICA: Según lo estipulado en el CCyC en su artículo 1612 que dispone: “Las
apuestas y sorteos ofrecidos al público confieren acción para su cumplimiento. El oferente
es responsable frente al apostador o participante. La publicidad debe individualizar al
oferente. Si no lo hace, quien la efectúa es responsable”.
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Los contratos de juego y apuesta hoy suelen utilizarse como contratos accesorios de otros
contratos (compraventa, locación, mutuo, etc.), con la finalidad de incentivar el consumo y, como
tal, se han constituido en un medio legítimo para favorecer el intercambio en el mercado.
Se distinguen dos sujetos: oferente y apostador. En virtud de la naturaleza del juego y de la oferta
se aplica la Ley de Defensa del Consumidor (arts. 7° y 8°) sobre condiciones de la oferta y la venta
y respecto del apostador es quien interviene aceptando el contrato de apuesta.
El articulo 1613 establece: “Los juegos, apuestas y sorteos reglamentados por el Estado Nacional,
provincial, o municipios, están excluidos de este Capítulo y regidos por las normas que los
autorizan”. El articulado excluye expresamente todas las actividades de juego promovidas y
reguladas por el Estado en todos sus niveles. Éstas quedan reguladas por el Derecho local.
La disposición es clara en cuanto a que en los casos de juegos, apuestas y sorteos organizados
por el Estado o reglamentados por este, rigen las normas específicas dispuestas para ello; lo que
no excluye la aplicación analógica de las disposiciones de este Código para la integración de la
regulación en todo lo que ella hubiera podido omitir.
El fundamento de la exclusión es dejar por fuera aquellos juegos en los que el Estado (nacional,
provincial y municipal) sea parte organizador, ya que no sería apropiado que el CCyC regulara
sobre su prohibición o sus límites, dado que, al ser de carácter público, deben ser regidas y
reguladas por el derecho administrativo, que establece las pautas para la prueba y los requisitos
para ser acreedor del premio.
La relación entre el Código Civil y el derecho administrativo fue establecida por la jurisprudencia,
al establecer que el Código Civil se aplica subsidiariamente en materia probatoria.
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