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Lunes – 6ta semana. T. Ordinario Ciclo A. Año Impar (Gen 4, 1-15.

25; Mc 8, 11-13)

INVOCACION DEL ESPIRITU SANTO

✞ ✞ ✞ Padre, en Tus manos abandono mi vida y todo mi ser, para que me vacíes de todos
los pensamientos, palabras, obras, deseos e imágenes que me separan de Ti.
Calma mi sed y sacia mi hambre, lléname de Ti. Con humildad te entrego mi intención
de consentir tu Presencia y acción en mí, sáname, transfórmame, hazme de nuevo.
Ahora mismo anhelo y te pido a nombre de tu Hijo Jesús que me des al Espíritu Santo;
pues ya dispuesta mi alma, por tu gracia y misericordia; espera la luz que abra mi
mente y mi corazón para escucharte y ahí en mi meditación dejarme encontrar,
sorprender, seducir, tocar, y guiar por Ti.
Dime lo que quieres de mi para hacer Tu voluntad y no la mía. Dame el don de la
contemplación y la gracia para ver, aceptar y perseverar sin apegos, en este camino
hacia la Gloria.

✞ ✞ ✞ Señor Jesús, que tu Espíritu, nos ayude a leer las Sagradas Escrituras en el mismo
modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús.
Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de
Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía
ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.

Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú
estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo
pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu.
Amén

✞✞✞
Jesús, enséñame a gustar la infinitud del Padre. Háblame, Señor Jesús, acerca del
Padre. Hazme niño para hablarme de él como los padres de la tierra conversan con sus
pequeños; hazme amigo tuyo para hablarme de él como hablabas con Lázaro en la
intimidad de Betania; hazme apóstol de tu palabra para decirme de él lo que
conversabas con Juan; recógeme junto a tu Madre como recogiste junto a ella a los doce
en el Cenáculo..., lleno de esperanza para que el Espíritu que prometiste me hable
todavía de él y me enseñe a hablar de él a mis hermanos con la sencillez de la paloma y
el resplandor de la llama (G. CANOVAI, Suscipe Domine).
“JESÚS; TU ERES SEÑAL REAL EN LA EUCARISTÍA”
 «Dalmanutá, Genesaret. Los fariseos empezaron a discutir con Jesús».

 «Pedían una señal del cielo, con la intención de tenderle una trampa».

 «Jesús, dando un profundo suspiro, dijo: -¿Por qué pide esta


generación una señal?»
 «Os aseguro; a esta generación no se le dará señal alguna. Y se alejó».

1 RITOS INICIALES
✞ ✞ ✞ Antífona de entrada Ef 5, 19-20

Canten con todo el corazón las alabanzas al Señor. Den continuamente gracias a Dios
Padre por todas las cosas, en Nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Nos reunimos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo. Amén.
✞ ✞ ✞ Saludo al altar y pueblo congregado

Misa de Feria. Lunes de la VI semana del Tiempo Ordinario, feria (Misa para dar gracias
a Dios). 13 de Febrero 2023
Una obra maestra literaria y teológica. Gén 4, 1-15. 25, Sal 49, Mc 8, 11-13
El relato bíblico de Caín y Abel se basa, por una parte, en un poema sumerio del
segundo milenio, a. C. acerca de la relación contenciosa entre pastores y labradores. En
ese poema, el dios pastor, Dumizi, y el dios labrador, Enkimdu, son rivales debido a la
mano de la diosa Inanna. Por otra parte, se basa en la práctica, común entre pastores y
labradores, de ofrecer a las divinidades lo mejor de su ganado o cosecha. Cuando la
ofrenda no era aceptada por las divinidades, se interpretaba como un mal presagio para
el siguiente año. El autor del Génesis reconfigura estas influencias para superar sus
finalidades originales y mostrar una de las primeras y más terribles consecuencias del
pecado de Adán y Eva, es decir, el asesinato. El relato de Caín y Abel es una obra
maestra tanto literaria como teológica.
• La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté
siempre con nosotros.

✞ ✞ ✞ Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

• Hoy me encuentro ante Ti, Señor; ante tu presencia. Estoy dispuesto a hablarte y a
escucharte… aquí quiero estar.
• Te doy gracias Jesús porque me permites tener este momento de oración. Quiero
conocerte cada vez más, profundizar en tu Palabra, escucharte y seguirte. Dame la luz y
la gracia que necesito para poder hacerlo.

✞ ✞ ✞ Introducción por el Celebrante.

Exigiendo señales del Cielo. (Gen 4,1-15.25; Mc 8,11-13)


El pecado, que es siempre “asesinato”, muestra su fea cabeza después de la pérdida del
paraíso. ¿O acaso la historia de la Primera Lectura de hoy expresa el conflicto entre
culturas, la vida sedentaria afincada en la tierra (Caín) y la vida nómada del pastor Abel?
Sin embargo, por su castigo, Caín se convierte en un nómada fugitivo.
En el evangelio los fariseos piden a Jesús un signo de que su autoridad viene del cielo.
Pero, también nosotros buscamos con frecuencia signos y tranquilizantes. ¿Acaso no son
suficientemente tranquilizadoras las palabras de Jesús? ¿No consiste la fe en confiar en
Él? Nuestro signo o señal es la vida y el mensaje de Jesús.

✞ ✞ ✞ Acto penitencial

El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora
a la conversión. Reconozcamos nuestra indignidad, debilidad, y nuestros pecados e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Jesucristo, el justo, intercede y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro
espíritu al arrepentimiento. … Un poco de silencio…
• Aunque me cueste tengo que reconocer que soy frágil y pecador. ¡Cuántas veces me
dejo llevar por las ocasiones y soy negligente en el rechazo de las tentaciones! Sin
embargo, Tú siempre estás esperándome con los brazos abiertos para perdonarme y
devolverme a la vida. En Ti confío, Señor, y sé que eres todo amor y misericordia.
¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!

✞ ✞ ✞ Oración Colecta:

Dios nuestro, que siempre nos escuchas en nuestra aflicción, te damos gracias por tu
bondad y te pedimos que, liberados de todos los males, podamos servirte siempre con
alegría. Por nuestro Señor Jesucristo.
Señor Dios nuestro: Perdónanos porque, por nuestra fe débil, pedimos a veces señales y
milagros. Sabemos que Tú eres nuestro Padre, pero a veces no nos es fácil reconocer tu
presencia amorosa. Danos ojos de fe para percibir el signo de que Tú estás con nosotros
en Jesús y en su mensaje, en el evangelio. Te decimos, aunque un poco de mala gana,
porque nos es doloroso: Purifica nuestra confianza en Ti y en Jesús para que logremos
ser cristianos más maduros que te amemos por medio del mismo Jesucristo nuestro
Señor.

2 LITURGIA DE LA PALABRA
✞ ✞ ✞ Primera lectura: Génesis 4, 1-15.25

Caín atacó a su hermano Abel y lo mató.


1 El hombre se unió a su mujer, Eva; ella concibió y dio a luz a Caín, y dijo: -¡He tenido
un hombre gracias al Señor!
2 Después tuvo a Abel, hermano de Caín. Abel se hizo pastor, y Caín agricultor.
3 Pasado algún tiempo, Caín presentó al Señor una ofrenda de los frutos de la tierra.
4 Abel le ofreció también los primogénitos de su rebaño y hasta su grasa. El Señor se
fijó en Abel y su ofrenda,
5 más que en Caín y la suya. Entonces Caín se enfureció mucho y andaba cabizbajo.
6 El Señor le dijo: -¿Por qué te enfureces? ¿Por qué andas cabizbajo?
7 Si obraras bien, llevarías bien alta la cabeza; pero si obras mal, el pecado acecha a tu
puerta y te acosa, aunque tú puedes dominarlo.
8 Caín propuso a su hermano Abel que fueran al campo y, cuando estaban allí, se lanzó
contra su hermano Abel y lo mató.
9 El Señor preguntó a Caín: -¿Dónde está tu hermano? Él respondió: -No lo sé; ¿soy yo
acaso el guardián de mi hermano?
10 Entonces el Señor replicó: -¿Qué es lo que has hecho? La sangre de tu hermano me
grita desde la tierra.
11 Por eso te maldice esa tierra, que ha abierto sus fauces para beber la sangre de tu
hermano que acabas de derramar.
12 Cuando cultives el campo, no te dará ya sus frutos. Y serás un forajido que huye por
la tierra.
13 Caín contestó al Señor: -Mi culpa es demasiado grande para soportarla.
14 Tú me echas de este suelo, y tengo que ocultarme de tu vista; seré un forajido que
huye por la tierra y el que me encuentre me matará.
15 El Señor le dijo: -El que mate a Caín será castigado siete veces. Y el Señor puso una
marca a Caín, para que no lo matara quien lo encontrase.
25 Adán volvió a unirse a su mujer, y ésta dio a luz un hijo a quien puso por nombre
Set, pues se dijo: -Dios me ha dado otro vástago en lugar de Abel, a quien mató Caín.
PALABRA DE DIOS. R/TE ALABAMOS, SEÑOR
www.evangelizacion.org.mx

Meditatio
En la raíz del pecado se encuentra siempre el egoísmo. Este pasaje busca enseñarnos y
recordarnos lo que ya Dios les había dicho a Adán y Eva y que luego san Pablo repetirá:
"El salario del pecado es la muerte".
Y es que en lo más profundo de nuestro ser se anida este sentimiento que, si no somos
capaces de "dominarlo" con la ayuda de la gracia, nos lleva a cometer las acciones más
nefastas. El egoísmo, dejado actuar a su arbitrio, nos ciega y desborda todas nuestras
pasiones: el odio, la envidia, la lujuria. Desafortunadamente, la falta de gracia en
muchos de nuestros cristianos, hace que se continúe en la búsqueda del poder, del
placer y del tener, siendo que para conseguirlos, al igual que Caín, siempre deberán
pisotear, herir y humillar a sus hermanos.
El pecado hace que se pierda la identidad de "familia" de Dios. Cuando el egoísmo se
apodera del hombre, no existe nadie más que uno mismo. Luchemos contra este terrible
enemigo que vive en nuestro corazón, siendo generosos y viviendo en gracia.
Oratio
Señor, me doy cuenta que no siempre me siento feliz, y sé que eso hace merodear al
pecado en mi puerta asechándome; por eso te pido tu gracia, Dios, para dominarlo.
Enséñame, Jesús, a alejarme del egoísmo y a experimentar la profunda felicidad que
procede de la vida en tu Reino.
Actio
Hoy me fijaré qué cosas en mi día a día intentan quitarme la felicidad, y le pediré
discernimiento al Señor para darme cuenta de cómo eso mantiene al pecado
asechándome.
www.santaclaradeestella.es

• «El Señor se fijó en Abel y su ofrenda, más que en Caín y la suya» (w. 4b-5). El texto
no dice ni una palabra de los motivos de este fijarse o, mejor aún, de esta preferencia
por la ofrenda de Abel con respecto a la de Caín.
Es cierto que podemos hacer suposiciones: Caín era el hermano mayor, Abel el menor, y
la Escritura manifiesta casi siempre una preferencia por el hijo menor, más débil, menos
aventajado (véase Isaac, Jacob, José, Benjamín). Otra: Caín, el agricultor, «presentó al
Señor una ofrenda de los frutos de la tierra» (v. 3), mientras que Abel, el pastor,
«ofreció también los primogénitos de su rebaño» (v. 4). Choque de culturas, conflicto
entre pastores y agricultores: también esto es posible, aunque no se dice de un modo
muy claro.
Lo que sí está claro, en cambio, es que Dios puede tener preferencias, es libre de
escoger a uno en vez de a otro. El amor tiene preferencias que probablemente sea difícil
motivar. El choque entre Caín y Abel, que conduce al primer homicidio de la historia,
pretende explicar el odio fratricida precisamente como efecto de los celos, de la envidia
por la predilección divina. ¿Por qué él sí y yo no? ¿Por qué él más que yo? También José
será odiado y vendido por sus hermanos a causa de sus celos. Hasta Pilato se dará
cuenta de que los jefes de los judíos le habían entregado a Jesús «por envidia» (Me
15,10).
En consecuencia, no nos es posible, excepto de un modo muy aproximativo,
remontarnos a los motivos de la predilección divina. La elección de Dios es gratuita e
incontrolable. A pesar de todo, es posible diagnosticar cuál es la causa, el resorte que
hace estallar la aversión entre los hermanos, y esa causa es precisamente los celos por
los dones del otro que no encontramos en nosotros y que consideramos una injusticia.
La historia del primer fratricidio tiene, por consiguiente, un valor paradigmático.
Cada vez que sintamos crecer en nosotros la aversión hacia alguien deberemos
repetirnos la pregunta del Señor a Caín: «¿Por qué te enfureces? ¿Por qué andas
cabizbajo? Si obraras bien, llevarías bien alta la cabeza» (w. 6ss). Los dones del otro no
están en contra de nosotros, sino que son para nosotros. Todo depende de la rectitud de
nuestro corazón.
www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux

Una historia ambivalente. Génesis 4,1-15.25. Dos hombres, pero dos altares
distintos. Abel es pastor de ovejas; Caín, labrador. Abel ofrece las primicias de su
rebaño; su hermano, los frutos del campo. En realidad este texto es difícil y reúne
distintas tradiciones. Se podría pensar, en primer lugar, en un conflicto de civilizaciones;
en tal caso, el justo Abel sería el representante de la vida pastoril, y Caín el antepasado
de los sedentarios. Ahora bien, la continuación del relato considera la vida nómada como
un destierro. Es, pues, probable que esta tradición provenga de un ambiente de
israelitas sedentarios que consideraban la posesión de la tierra como una bendición
divina, y el nomadismo, en cambio, como una maldición. En otra parte, Caín aparece
como el antecesor de los Quenitas, una tribu de merodeadores del desierto a los que, sin
embargo, un tatuaje señalaba como adoradores de Yahvé.
El análisis estructural evidencia, quizá mejor que ninguna otra cosa, los resortes del
relato; pero hay que insistir en el nexo que une la historia de Caín con la de Adán. Por
un lado, mientras Adán es expulsado del suelo a cuya maldición contribuyó (3,17), a
Caín le maldice la tierra misma; por otro lado, si en ambos protagonistas se da la
coincidencia de hallarse al este del jardín de Edén (3,24 y 4,16), Adán se encuentra allí
para su castigo, mientras que Caín se instala en aquel lugar llevando en sí la señal que
le impuso Yahvé (incluso construyó en aquel sitio una ciudad: 4,17). ¿Será ya esto la luz
después de la noche?
Por otra parte, mientras Adán desaparece al comienzo del relato, Eva parece ocupar en
él un lugar esencial. Cuando, después de dar a luz, exclama: «He adquirido un hijo con
la ayuda del Señor», con sus palabras reconoce expresamente la bendición con que
Yahvé vuelve a colmarla, al darle un hijo (¿no es ella la madre de los vivientes?). Pues
bien, resulta que esta bendición es la clave del relato.
Esta bendición era, en efecto, lo que Caín mendigaba cuando ofrecía a Yahvé las
primicias de su cosecha; ahora bien, tal bendición se le escapa en beneficio de Abel, e
incluso parecerá definitivamente descartada para él después de haber asesinado a su
hermano. Entonces la tierra que bebió la sangre de Abel no podrá ya alimentar al
asesino, que será arrojado lejos de aquel suelo, y «tendrá que ocultarse de Yahvé». Al
ser un fratricida, el hombre no será más que un vagabundo que irá pregonando su
espanto ante el peso del castigo. Sin embargo, Dios seguirá teniendo la última palabra
y, lejos de abandonar a Caín, lo pondrá bajo su protección. Ese día se le reconocerá a
Caín la bendición que poseía, como primogénito, desde el día en que nació.
El salmo 49 se presenta como una requisitoria de Yahvé contra el pueblo que rompió la
alianza que había hecho con él; transmite algunas tradiciones peculiares del santuario
de Siquem.
www.fraynelson.com

1. El día que murió Caín


1.1 No hay un error tipográfico ni una confusión involuntaria. Nos queremos referir en
esta ocasión al día en que murió la vida en Caín, que fue antes de que él, ya cadavérico
en su interior, asesinara a su hermano Abel.
1.2 En efecto, Caín llega a su crimen a través de un proceso o degradación: "se
enfureció", por envidia; "andaba cabizbajo", por amargura y depresión; obró mal y
rechazó la advertencia de Dios y de su conciencia; renunció a luchar contra el pecado;
urdió un plan... todo ello es como una pendiente por la que la vida de Caín va dando
tumbos. En el fondo de ese abismo al que se ha lanzado se consuma el crimen: "se
lanzó contra su hermano Abel y lo mató".
1.3 La muerte de Abel, pues, nace de la muerte de Caín, es decir, del trágico
desmoronamiento de su ser racional y de su misma capacidad de ser humano. Sólo los
muertos matan.
2. "¿Dónde está tu hermano?"
2.1 El Papa Juan Pablo II ha escrito una preciosa reflexión sobre esa gran pregunta que
el Señor hace a Caín y que es como el símbolo de la corresponsabilidad que nos liga
como seres humanos, antes de toda consideración de género, credo, raza o
nacionalidad. Escribe el Papa:
2.2 "Caín, frente a Dios, que le pregunta sobre el paradero de Abel, lejos de sentirse
avergonzado y excusarse, elude la pregunta con arrogancia: No sé. ¿Soy yo acaso el
guarda de mi hermano? (Gén 4, 9).
2.3 "Con la mentira Caín trata de ocultar su delito. Así ha sucedido con frecuencia y
sigue sucediendo cuando las ideologías más diversas sirven para justificar y encubrir los
atentados más atroces contra la persona.
2.4 "¿Soy yo acaso el guarda de mi hermano?: Caín no quiere pensar en su hermano y
rechaza asumir aquella responsabilidad que cada hombre tiene en relación con los
demás. Esto hace pensar espontáneamente en las tendencias actuales de ausencia de
responsabilidad del hombre hacia sus semejantes, cuyos síntomas son, entre otros, la
falta de solidaridad con los miembros más débiles de la sociedad -es decir, ancianos,
enfermos, inmigrantes y niños- y la indiferencia que con frecuencia se observa en la
relación entre los pueblos, incluso cuando están en juego valores fundamentales como la
supervivencia, la libertad y la paz." (Evangelium Vitae, 8).
http://www.caminando-con-jesus.org

Al alejarse el hombre de su Creador y Señor por la desobediencia de Adán y Eva, vuelve


a alejarse por la violencia de Caín que asesina a su hermano Abel. Por envidia Caín
introduce la violencia en el mundo y comete un fratricidio. Caín ha matado la
fraternidad. Todo ataque de un hombre contra otro es un ataque a la fraternidad debida.
Pero, el Creador, niega al hombre el derecho a vengarse, reservándose, como Dueño de
la vida del hombre, el derecho a impartir justicia sobre las acciones humanas. Por eso, el
que mate a Caín, deberá pagarlo siete veces.

✞ ✞ ✞ Salmo

Sal 49,1.8.16bc-17.20-21
R/. Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.
V/. El Dios de los dioses, el Señor, habla: convoca la tierra de oriente a occidente. «No
te reprocho tus sacrificios, pues siempre están tus holocaustos ante mí.
R/. Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.
V/. ¿Por qué recitas mis preceptos, y tienes siempre en la boca mi alianza, tú que
detestas mi enseñanza y te echas a la espalda mis mandatos?
R/. Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.
V/. Te sientas a hablar contra tu hermano, deshonras al hijo de tu madre; Esto haces,
¿y me voy a callar? ¿Crees que soy como tú? Te acusaré, te lo echaré en cara».
R/. Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.

✞ ✞ ✞ Aleluya:

Aleluya Jn 14, 6bc


R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Yo soy el camino y la verdad y la vida -dice el Señor-; nadie va al Padre, sino por mí.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

✞ ✞ ✞ “Padre, dame tu bendición”: “El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”

✞ ✞ ✞ Lectura del Santo Evangelio según: Marcos 8, 11-13

¿Por qué esta generación reclama un signo?


En aquel tiempo,
11 se presentaron los fariseos y comenzaron a discutir con Jesús, pidiéndole una señal
del cielo, con la intención de tenderle una trampa.
12 Jesús, dando un profundo suspiro, dijo: -¿Por qué pide esta generación una señal? Os
aseguro que a esta generación no se le dará señal alguna.
13 Y dejándolos, embarcó de nuevo y se dirigió a la otra orilla.
PALABRA DEL SEÑOR. R/ GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS.

✞ ✞ ✞ “Que por el Evangelio sean perdonados nuestros pecados veniales”


Beda, in Marcum, 2, 33
Así como había dado gracias al dar de comer a la muchedumbre creyente, así gime
ahora por la petición insensata de los fariseos. Porque abrazando en su afecto a toda la
humanidad, así como se complace con la salvación de los hombres, así también se
conduele de sus errores. "Mas Jesús -continúa- arrojando un suspiro de lo íntimo del
corazón, dijo: ¿Por qué pedirá esta raza de hombres un prodigio? En verdad os digo que
a esa gente no se le dará el prodigio". Esta negación es conforme al Salmo 88 (v. 36):
"Una vez para siempre juré por mi santo nombre, que no faltaré a lo que he prometido a
David".
Esta meditación del Papa Francisco te ayuda a profundizar en el Evangelio:
“La llave que abre la puerta a la fe es la oración (…) Cuando un cristiano no reza, sucede
esto. Y su testimonio es un testimonio soberbio(…).
“Estos no rezan, abandonan la fe y la transforman en ideología moralista, casuística, sin
Jesús. Y cuando un profeta o un buen cristiano le reprocha , hacen lo mismo que
hicieron con Jesús: Cuando salió de allí, los escribas y fariseos comenzaron a tratarlo de
forma hostil –estos ideólogos son hostiles- y lo hacen hablar de muchos temas,
tendiéndole trampas –son insidiosos- para atacarle con cualquier palabra que saliera de
su boca’. No son transparentes. ¡Eh! Pobrecitos, son gente manchada por su soberbia.
Pidamos al Señor la gracia, en primer lugar de no dejar de rezar, para no perder la fe,
permaneciendo humildes. Y así no nos volveremos cerrados, ni cerraremos el camino
hacia el Señor”.
Dios, Jesús, sufre por tu duda
Dudas, dudas de si Jesús es Dios, y dudas de si Dios te ama, y no estás seguro, a veces,
de si Dios existe.
Y Jesús sufre, sufre por tus dudas; ¿es que no has leído la Biblia?, ¿es que no sabes
nada del Evangelio?… Ay, amigo, cuánto sufre Jesús por los que dudan.
Hay quien duda, porque dudar le va bien para así pecar…
Hay quien a veces cree y a veces duda, depende de lo que esté haciendo o de lo que
esté hablando.
Tú, tú, no dudes de Jesús; tú ámale y sírvele, ¿cómo?, cumpliendo todos y cada uno de
los diez mandamientos, y además, sería fantástico que lo hicieras con alegría, la alegría
de la fe, de saber que Dios te ama y quiere y valora tu vida sin pecado.
Apártate del mal y busca y haz el bien, en todo momento y en todo lugar.
Sé cien por cien cristiano católico, ¡usa de los sacramentos!, cumple con los
mandamientos. Sé para Jesús, Dios, uno de los muchos que tantas alegrías le dan. Tú,
sí, ¡tú!
P. Jesús
«Yo os aseguro: no se dará a esta generación ninguna señal»
Rev. D. Jordi POU
Hoy, el Evangelio parece que no nos diga mucho ni de Jesús ni de nosotros mismos.
«¿Por qué esta generación pide una señal?» (Mc 8,12). San Juan Pablo II, comentando
este episodio de la vida de Jesucristo, dice: «Jesús invita al discernimiento respecto a las
palabras y las obras que testifican (son “señal de”) la llegada del reino del Padre».
Parece que a los judíos que interrogan a Jesús les falta la capacidad o la voluntad de
discernir aquella señal que —de hecho— es toda la actuación, obras y palabras del
Señor.
También hoy día se piden señales a Jesús: que haga notar su presencia en el mundo o
que nos diga de una manera evidente cómo hemos de actuar nosotros. El Papa nos hace
ver que la negativa de Jesucristo a dar una señal a los judíos —y, por tanto, también a
nosotros— se debe a que quiere «cambiar la lógica del mundo, orientada a buscar
signos que confirmen el deseo de autoafirmación y de poder del hombre». Los judíos no
querían un signo cualquiera, sino aquel que indicara que Jesús era el tipo de mesías que
ellos esperaban. No aguardaban al que venía para salvarlos, sino el que venía a dar
seguridad a su visión de cómo se tenían que hacer las cosas.
En definitiva, cuando los judíos del tiempo de Jesús como también los cristianos de
ahora pedimos —de una manera u otra— una señal, lo que hacemos es pedir a Dios que
actúe según nuestra manera, la que nosotros creemos más acertada y que de hecho
apoye a nuestro modo de pensar. Y Dios, que sabe y puede más (y por eso pedimos en
el Padrenuestro que se haga “su” voluntad), tiene sus caminos, aunque a nosotros no
nos sea fácil comprenderlos. Pero Él, que se deja encontrar por todos los que le buscan,
también, si le pedimos discernimiento, nos hará comprender cuál es su manera de obrar
y cómo podemos distinguir hoy sus signos.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«En estas tres cosas se conocerá que tu boca está llena en abundancia de sabiduría o de
prudencia: si confiesas de palabra tu propia iniquidad, si de tu boca sale la acción de
gracias y la alabanza, y si de ella salen también palabras de edificación» (San Bernardo)
«‘Si eres Hijo de Dios…’: Dios es “probado” del mismo modo que se prueba una
mercancía. La arrogancia que quiere convertir a Dios en un objeto e imponerle nuestras
condiciones experimentales de laboratorio no puede encontrar a Dios» (Benedicto XVI)
«Los signos que lleva a cabo Jesús testimonian que el Padre le ha enviado. Invitan a
creer en Jesús (…). A pesar de tan evidentes milagros, Jesús es rechazado por algunos;
incluso se le acusa de obrar movido por los demonios» (Catecismo de la Iglesia Católica,
nº 548)

1 Contexto. La palabra se ilumina.


www.sanJeronimo.Brown,Fitzmyer,Murphy

Controversia sobre los signos. (8, 11-21). La controversia, con la que alcanza su
clímax esta sección (cf. 7,1-23), comienza con la petición que hacen los fariseos a Jesús
de que les diera una señal del cielo (8,11-13) y sigue con las preguntas, de tono más
bien cruel, que Jesús dirige a sus discípulos (8,14-21). Se niega a realizar ante los
fariseos una demostración espectacular (sémeion) de su mesianismo y desenmascara la
incomprensión de sus discípulos que no logran entenderlo a él ni tampoco la solicitud
que tiene por ellos.
11. los fariseos: Como en 7,1, los adversarios en esta controversia, en la que alcanza
su clímax la sección, son los fariseos (aunque en la controversia anterior también había
escribas). El modo en que se describe su acción («ponerle a prueba») sugiere mala
voluntad e incluso tiene cierta conexión con la tentación de Satán (cf. 1,13).
Una señal de los cielos: Marcos suele hablar de los milagros de Jesús utilizando el
término dynamis, no semeion. Quizá esta petición de una señal tiene alguna relación con
la promesa que había hecho Teudas, un falso mesías judío, de que dividiría el río Jordán
y sus seguidores podrían pasar fácilmente por él (cf. Josefo, Ant. 20.5.1 5 97-98). Con
otras palabras, los fariseos piden una demostración pública espectacular con la que
Jesús probara que era el mesías. Por supuesto, esperaban que Jesús no pudiera probarlo
y, de este modo, perdiera el apoyo popular. La exigencia de que la señal debía proceder
«del cielo» era otra forma de decir que tenía que venir de Dios.
A pesar de los muchos milagros de Jesús, los fariseos no se sienten impresionados y
reclaman un portento apocalíptico como respaldo de las pretensiones de aquél. Desde su
punto de vista, podría considerarse justificado esta petición (C. G. Montefiore, The
Synoptic Gospels, vol. 1 [Londres, 1909], 186-88); pero los cristianos del siglo I sólo
podían interpretarla como un signo de ceguera voluntaria, para ponerle a prueba: La
actitud clásica del hombre que tienta a Dios —la incredulidad de la generación que vivió
el éxodo (Ex 17,7; Nm 14,11-12)— se repite en esta generación, que también reclama
un signo.
12. ¿Por qué pide esta generación una señal?: Jesús rechaza dar a «esta
generación» (cf. Mc 8,38; 9,19; 13,20) tal señal. Comparemos esta respuesta con Mt
16,4, donde únicamente se promete la señal de Jonás; cf., también, Mt 12,39 y Lc
11,29.
Fundándose en textos como Dt 32,5 y Sal 95,10, «esta generación» adquiere un sentido
condenatorio en el NT para designar a todos aquellos que desconfían de Jesús y
reclaman signos inequívocos de su misión divina (Mt 11,16; 12,39.41. 42.45; Mc 9,19,
etc.).
En verdad os digo, [malhaya] si a esta generación se le va a dar ningún signo:
La respuesta de Jesús es mucho más que una simple negativa a dar un signo;
tácitamente exige aceptar que Dios no dará en modo alguno signos como el que le
exigen. La expresión es típicamente semítica para negar con energía; cf. GrBib § 400. La
pasiva es «teológica»; cf. GrBib § 236.
13. embarcó de nuevo: Esta información de tipo geográfico nos prepara para la
segunda parte de la controversia, en la que los adversarios son los mismos discípulos de
Jesús.
Les dejó: Se fue al lado opuesto de Dalmanutá, aunque no sabemos adonde.
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• También los fariseos que discuten con Jesús están, en realidad, celosos de Él. Le piden
«una señal del cielo» (v. 11), una atestación divina, para demostrar que tampoco Él es
capaz de proporcionarla. Una señal del cielo: algo inequívoco, que atestigüe sin medias
tintas la realidad de la elección de Jesús, de la predilección divina por Él. ¿Eres o no el
elegido de Dios? Danos la prueba irrefutable de ello con una señal procedente «del
cielo», es decir, de Dios mismo.
Jesús no entra en este juego, no se deja coger en la trampa. Se niega a pedir al Padre
una señal que ya le ha dado una vez, en el bautismo, y le volverá a dar aún en la
transfiguración: «Tú eres mi Hijo amado». Jesús da un profundo suspiro, que es casi un
gemido de su espíritu.
Este suspiro, este gemido, expresa todo el sufrimiento de Dios por la incomprensión a la
que son sometidos sus caminos, infinitamente misericordiosos, en este mundo. «¿Por
qué pide esta generación una señal?» (v. 12). Es una pregunta semejante a la dirigida a
Caín: ¿por qué estás envidioso? Y no les dará la señal. Mejor aún: tienen la señal ante
sus ojos. Jesús mismo es la señal del cielo, una señal dada a todas las generaciones
humanas. Jesús mismo, a través de su gemido, a través del rechazo que ha debido
padecer, a través de la muerte que tuvo que sufrir: aquí está la señal de la predilección
divina por Él, como ya ocurrió con Abel.
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No hay peor sordo… La llegada de los fariseos no permite presagiar nada bueno. Dado
que se consideran a sí mismos mejores que los otros, no aceptan de buen grado a un
maestro «liberal» que habla con todos, incluso con los paganos, y no se alinea con la
teología oficial. En efecto, poco antes se habían visto chafados y desmentidos a
propósito de sus tradiciones (cf. 7,1ss). Es obvio que guardan rencor contra este
singular maestro.
Así pues, apenas llegados hasta donde estaba Jesús, los fariseos empiezan a discutir con
él. El verbo griego zyzetéo expresa una discusión entre personas que no logran ponerse
de acuerdo porque se encuentran en posiciones diferentes. Esto avala la idea de un
diálogo polémico, alejado de los parámetros de una búsqueda sincera de la verdad o de
una escucha disponible delotro. Se respira el aire agrio de la polemica y de la sospecha,
ese que envenena las relaciones interpersonales. Las relaciones ya no son una ocasion
de encuentro y de crecimiento, sino el teatro donde se libra la batalla que tiende a
eliminar al adversario. El evangelista disipa, a continuacion, toda duda sobre las
autenticas intenciones de los interlocutores, porque no sólo refiere el objeto de su
exorbitante peticion -«una señal del cielo»-, sino que tambien revela su intencion:
«tenderle una trampa» (v. 11). Se trata de una verdadera tentacion, la ocasion de
tenderle una trampa para cogerle en falta.
La señal del cielo que piden los fariseos es un milagro, una accion portentosa, capaz de
acreditar ante sus ojos a la persona de Jesus, hacia la que alimentan no pocas ni leves
sospechas. Esta peticion de credenciales no será del todo ilógica si Jesús fuera un
desconocido que alberga pretensiones desproporcionadas. Pero Marcos acaba de
presentar, en los dos fragmentos que preceden al nuestro, dos milagros que pueden
certificar grandes muchedumbres -no unas pocas personas y de manera aislada-. La
peticion de los fariseos se vuelve ilogica en este punto y aparece solo como un pretexto
capcioso y como expresion de animadversion. ¿Acaso no hay signos clamorosos,
evidentes y documentados?
Jesus se niega a proporcionarles un signo. Evidentemente, porque ya ha proporcionado
muchos y lo seguirá haciendo aún. Sabe asimismo que cualquier gesto espectacular o
intervencion con autoridad serán rechazados o mal interpretados, como ocurrirá en
Jerusalen (cf. 11,27ss). Su pregunta: ¿Por que pide esta generacion una señal?. (v. 12),
deja aflorar una sospecha de descontento. Asegura que no se le ofrecera ninguna señal,
al menos del tipo pensado por sus adversarios. Jesus insiste en hablar de «generacion»,
cuando, en realidad, eran los fariseos quienes hablan planteado la peticion: ellos eran el
espejo de todo el pueblo, en busca de signos espectaculares que, aunque se den, no
convencen, porque carecen de la disposicion interior para acogerlos. Falta, sobre todo, la
buena voluntad de tomar en serio a la persona de Jesus y su mensaje: el fragmento
deja entrever las sombras de la Pasion, que se alargan...
El alejamiento fisico de Jesus, que se dirige a la otra orilla del lago (v. 13), es una
disociacion manifiesta contra una manera perfida de actuar. Los fariseos se repliegan en
sí mismos, incapaces de abrirse a la verdad. Se les podria aplicar este proverbio: «No
hay peor sordo que el que no quiere oír».
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No hay contexto.
2 Reflexión. ¿Qué nos dice Dios en el Texto? La palabra me ilumina.
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No hay reflexion.
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Oración inicial
Señor, Tú que te complaces en habitar en los rectos y sencillos de corazón; concédenos
vivir por tu gracia de tal manera, que merezcamos tenerte siempre con nosotros. Por
nuestro Señor.
Del santo Evangelio según Marcos 8, 11-13
Reflexion.
• Marcos 8, 11-13: Los fariseos piden un signo del cielo. El Evangelio de hoy presenta
una discusión de los fariseos con Jesús. Al igual que Moisés en el Antiguo Testamento,
Jesús había dado de comer al pueblo en el desierto, realizando la multiplicación de los
panes (Mc 8,1-10). Señal de que se presentaba ante el pueblo como un nuevo Moisés.
Pero los fariseos no fueron capaces de percibir el significado de la multiplicación de los
panes. Comenzaron a discutir con Jesús y piden un signo “venido del cielo”. No habían
entendido nada de lo que Jesús había hecho. “Jesús suspira profundamente”,
probablemente de desahogo y de tristeza ante una ceguera tan grande. Y concluye “¡No
se dará a esta generación ningún signo!” Los dejó y se fue a la otra orilla del lago. No
sirve de nada mostrar una linda pintura a quien no quiere abrir los ojos. ¡Quien cierra
los ojos no puede ver!
• El peligro de la ideología dominante. Aquí se percibe claramente la “levadura de
Herodes y de los fariseos” (Mc 8,15), la ideología dominante de la época, hacía perder a
las personas la capacidad de analizar con objetividad los eventos. Esa levadura venía de
lejos y hundía sus profundas raíces en la vida de la gente. Llegó a contaminar la
mentalidad de los discípulos y en ellos se manifestaba de muchas maneras. Con la
formación que Jesús les daba él trataba de luchar en contra de esa levadura y de
erradicarla.
• He aquí algunos ejemplos de esta ayuda fraterna de Jesús a los discípulos.
a) Mentalidad de grupo cerrado. Un cierto día, alguien que no era de la comunidad, usó
el nombre de Jesús para expulsar demonios. Juan vio y prohibió: “Se lo impedimos
porque no es de los nuestros” (Mc 9,38). Juan pensaba tener monopolio sobre Jesús y
quería prohibir que otros usasen su nombre para hacer el bien. Quería una comunidad
encerrada en sí misma. Era la levadura del "¡Pueblo elegido, Pueblo separado!". Jesús
responde: "¡No lo impidáis!... ¡Quien no está en contra está por nosotros!" (Mc 9,39-
40).
b) Mentalidad de grupo que se considera superior a los otros. Una vez, los samaritanos
no quisieron acoger a Jesús. La reacción de algunos discípulos fue inmediata: “¡Que un
fuego del cielo baje sobre este pueblo!” (Lc 9,54). Pensaban que, por el hecho de estar
con Jesús, todos deberían acogerlos. Pensaban tener a Dios de su lado para defenderlos.
Era la levadura del “¡Pueblo elegido, Pueblo privilegiado!”. Jesús los reprehende:
"Vosotros no sabéis con qué espíritu estáis siendo animados" (Lc 9,55).
c) Mentalidad de competición y de prestigio. Los discípulos discutían entre ellos para
obtener el primer puesto (Mc 9,33-34). Era la levadura de clase y de competitividad, que
caracterizaba la religión oficial y a la sociedad del Imperio Romano. Se infiltraba ya en la
pequeña comunidad alrededor de Jesús. Jesús reacciona y manda tener la mentalidad
contraria: "El primero sea el último" (Mc 9, 35).
d) Mentalidad de quien margina al pequeño. Los discípulos alejaban a los críos. Era la
levadura de la mentalidad de la época, segundo la cual los niños no contaban y debían
de ser disciplinados por los adultos. Jesús los reprocha: ”¡Dejad que los niños vengan a
mí!” (Mc 10,14). El coloca a los niños como profesores de los adultos: “Quien no recibe
el Reino como un niño, no puede entrar en el Reino” (Lc 18,17).
• Como en el tiempo de Jesús, también hoy la mentalidad neoliberal de la ideología
dominante renace y reaparece hasta en la vida de las comunidades y de las familias. La
lectura orante del evangelio, hecha en comunidad, puede ayudarnos a cambiar en
nosotros la visión de las cosas y a profundizar en nosotros la conversión a la fidelidad
que Jesús nos pide.
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Abel significa en hebreo «soplo», «vapor», «vanidad». Es un nombre que expresa la


precariedad, la fragilidad de la existencia humana, asumida también por Jesús: una
existencia sometida a la muerte. Abel, en efecto, fue la primera víctima inocente de la
historia: su sangre, que grita desde el suelo donde fue derramada, es la voz de la
«sangre inocente», que clama venganza en presencia de Dios. ¿Cómo se puede expiar
una sangre inocente, una vida humana violentamente cortada? Según la ley, hay una
sola manera: con la sangre del homicida. «No profanaréis la tierra que habitáis, porque
la sangre profana la tierra, y la tierra no puede ser purificada de la sangre vertida en ella
más que con la sangre del que la ha derramado» (Nm 35,33).
También la de Jesús es una «sangre inocente» como la de Abel, víctima del odio de sus
hermanos. Hasta Judas lo reconoció cuando, apretado por el remordimiento, confesó:
«He entregado sangre inocente» (Mt 27,4). Sin embargo, hay una diferencia
fundamental entre Abel y Jesús, una diferencia bien puesta de relieve por la carta a los
Hebreos. La voz de la sangre de Abel grita a Dios desde la tierra: clama venganza, hasta
tal punto que Caín será expulsado de la tierra que bebió la sangre de su hermano. Abel,
a buen seguro, no será vengado (¿por quién, además?); nadie matará a Caín; al
contrario, recibirá una señal de protección, pero estará obligado a vivir fugitivo y errante
durante toda su existencia.
Ahora bien, la carta a los Hebreos dice precisamente esto: la sangre de Jesús es «más
elocuente que la de Abel» (Heb 12,24). ¿En qué sentido? La misma carta había
sostenido, poco antes, que la sangre de Abel continúa gritando, pidiendo justicia: «Él,
aunque muerto, sigue hablando aún» (Heb 11,4). Pero el hecho es que la sangre de
Jesús no pide sólo justicia, no se limita a clamar venganza. La sangre de Jesús da a
todos la salvación y el perdón: por eso es «más elocuente que la de Abel».
www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux

Una historia ambivalente. Marcos 8,11-13. Después del milagro de la multiplicación de


los panes, los fariseos piden un signo más; pertenecen a la generación de la que habla
Isaías: miran, pero no ven. En el fondo, son la réplica viviente de la generación del
desierto, pues someten a dura prueba la paciencia divina. Sin embargo, no habrá más
signo que el de la resurrección.
► La Biblia no es un libro piadoso destinado a edificar a las almas sensibles. No refiere
una historia ejemplar que sirva de modelo a las almas bien nacidas. Ni evoca una
religión desencarnada y pura cuyos destinatarios hayan de ser las almas místicas. La
Biblia es un libro que lleva en sí la cicatriz, de una historia humana, locamente humana,
irrisoriamente humana. Está amasada con sangre y estupidez, con infortunios y
esperanzas, con fidelidad y heroísmo, con villanías y mezquindades, con grandeza e
ímpetus inolvidables. La historia santa relatada por la Biblia es una historia trivialmente
ordinaria. Es un tejido de luchas y batallas, matanzas y muertes, guerras y paces,
culturas y descubrimientos, aprendizajes de la libertad. La historia sagrada es un
historia de hombres que se desarrolla a la manera humana, conforme a las reglas que
rigen la historia de los hombres. Y, no obstante, la historia narrada por la Biblia es una
historia santa. Pues en la trama misma del humano acaecer, con sus azares y fracasos,
sus búsquedas y sus logros, sus reajustes y sus conquistas, se inscribe la palabra misma
de Dios. Esta se amolda a aquélla. La palabra de Dios no se añade al acontecer humano,
no está como superpuesta a él desde el exterior; está toda ella unida a la historia de los
hombres, como en sobreimpresión. No tiene Dios más lugar donde revelarse que las
vacilaciones de la historia.
Historia completamente humana e historia completamente divina: así es la historia
sagrada. Una historia de sangre que se convierte en historia de la promesa. Pues Dios
no puede dejar abandonado al hombre en la maldición que el propio hombre engendró:
Caín lleva marcada la señal protectora de Dios. Porque, si Dios sólo puede hablar a
través de la historia de los hombres, muchas veces dramática y marcada por el mal,
mantiene en pie su proyecto: la felicidad de los hombres. La historia, por muy negra que
sea, siempre estará marcada por la Alianza que Dios quiere concertar con el pueblo, a
menudo rebelde, de los hombres. Dios no se cansará de dar nuevas oportunidades para
que su promesa se haga realidad. La historia no vacila entre dos posibilidades
equivalentes: nosotros no oscilamos entre la bendición y la maldición; Dios ha otorgado
su gracia, pase lo que pase. La historia ambivalente ha tenido éxito. Para dicha de los
hombres. Y para dicha de Dios.
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3. Se busca una señal


3.1 El evangelio de hoy nos presenta una breve escena: piden una señal del cielo a
Jesús. La cosa no debía sonar descabellada a los proponentes, porque grandes hombres
de Dios habían hecho señales en el cielo: Josué detuvo el sol, dice el libro que lleva su
nombre (Jos 10,13). Elías, el gran profeta, "cerró los cielos" (cf. 1 Re 17,1). Además, Is
7,11 trae la invitación que Isaías hace al rey Ajab: "Pide para ti una señal del Señor tu
Dios que sea tan profunda como el Seol o tan alta como el cielo". El Apocalipsis
menciona numerosas señales celestiales, como la mujer vestida de sol (Ap 12,1), el
dragón que la persigue (Ap 12,3), o los ángeles de las plagas (Ap 15,1). Es decir: tenía
lógica pedir una señal celestial. Pero Jesús rechaza esta petición. ¿Por qué?
3.2 Hay un suspiro entre la solicitud de los fariseos y la negativa de Jesús. Un suspiro
profundo, expresión quizá de ese descontento que el alma siente cuando encuentra lo
que buscaba pero no como lo buscaba. Imaginemos al caminante que, exhausto, cree
llegar a un oasis y de pronto se da cuenta que sí hay agua, pero está podrida y ya
apesta. Entonces debe reanudar su tarea, empezar desde cero nuevamente, emprender
otra vez el camino. Y suspira con una mezcla de rabia, tristeza y a la vez conciencia de
que debe seguir.
3.3 Jesús dio numerosas señales. No le molestaba dar señales, como podemos colegir
de episodios como el de Isaías en que Dios se ofrece a dar una señal. El mismo Jesús es
la gran señal del amor y del perdón. El problema no está en el universo de los signos y
señales. El problema está en el corazón con que se le hace una petición que ya no es
petición sino exigencia.
3.4 Jesús está sediento de nuestra fe, y nuestra fe nace de las señales. Quiere que el
que tenga oídos oiga (Mt 11,15), y que todos reciban el mensaje. Por eso en la sed de
señales de estos hombres hay algo que Jesús quiere pero no como Él lo quiere. No
tienen el deseo de acoger la Palabra ni de creer en el mensajero, sino de medirlo,
tasarlo, saber a qué atenerse para diseñar una estrategia. Están inconmovibles en sus
certezas y piden, no un puente de comunicación, sino un dato para su fortín doctrinal.
Han sentenciado a Jesús y buscan pruebas para lo que ya piensan de él. No buscan una
señal para creer sino una confirmación para no creer.
3.5 Y Jesús suspira. Le han herido. Han ofrecido oídos para no oír y muestran bien sus
ojos, que no están dispuestos a ver. ¡Oh dolor del corazón de nuestro Redentor! ¡Cuánto
nos has amado y cuánto padeciste, ya antes de padecer!
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Diálogo con Jesús


Señor, Tú sabes qué es lo que me preocupa y angustia, por eso, en este momento,
quiero pedirte que renueves en mí la esperanza y la fuerza de tu paciencia. Quiero que
ayudes a mi corazón a tener paz y a permanecer tranquilo en todas las situaciones que
estoy viviendo. Quiero saberme acompañado por Ti. Quiero saber que estás soplando la
fuerza de tu Espíritu para que mi corazón se hinche con su presencia y esté preparado
para seguir avanzando. A veces fallo, lo sé, y no soy tan preciso en mis demostraciones
de amor, pero Tú sabes que son errores y no es lo que quiero hacer, Te quiero Señor,
quiero servirte para siempre. Amén
Evangelio del día: No cierres el corazón a los signos de Dios. ¿Por qué buscan una
señal? Les aseguro que no se les dará ninguna señal.
Reflexión del Papa Francisco
¿Por qué estos doctores de la ley no entendían los signos de los tiempos y pedían un
signo extraordinario, por qué no entendían? Antes que nada, porque estaban cerrados.
Estaban cerrados en sus sistemas, habían organizado muy bien la ley, una obra
maestra.
Todos los hebreos sabían lo que se podía hacer y lo que no, hasta donde se podía llegar.
Estaba todo organizado, todos se sentían seguros allí.
Para ellos eran cosas extrañas las que hacía Jesús: Ir con los pecadores, comer con los
publicanos. A ellos no les gustaba, era peligroso; estaba en peligro la doctrina, esa
doctrina de la ley, que ellos, los teólogos, habían creado a lo largo de los siglos.
La habían hecho por amor, para ser fieles a Dios. Pero se encerraron allí, sencillamente
habían olvidado la historia. Habían olvidado que Dios es el Dios de la ley, pero es el Dios
de las sorpresas. Por otro lado también a su pueblo Dios le ha reservado sorpresas
muchas veces, como cuando le ha salvado de la esclavitud de Egipto.
Ellos no entendían que Dios es el Dios de las sorpresas, que Dios es siempre nuevo; que
nunca reniega de sí mismo, que nunca dice que se ha equivocado, nunca, pero nos
sorprende siempre.
Y ellos no entendían y se encerraban en ese sistema hecho con tanta buena voluntad y
le pedían a Jesús: "Pero, ¡Haz un signo!" Y no entendían los muchos signos que hacía
Jesús y que indicaban que el tiempo estaba maduro. ¡Cerrazón!
Segundo, habían olvidado que ellos eran un pueblo en camino. ¡En camino! Y cuando
nos encaminamos, cuando uno está en camino, siempre encuentra cosas nuevas, cosas
que no conocía. Y un camino no es absoluto en sí mismo. (Homilía en Santa Marta, 13
de octubre de 2014)
Oración de Sanación
Señor, me levanto y miro al Cielo buscando tu rostro para agradecerte por haber venido
a mi vida e incluirme en tu lista de adoradores y bendecidos.
Ser cristiano es un camino, anunciar tu Reino me abre los sentidos para mirar al mundo
de una forma diferente y así enfrentarlo todo desde la fe.
Ayúdame a entender que algunos problemas o enfermedades son un signo de tu cruz,
de los que se pueden cosechar verdaderos frutos de tu amor.
Quiero ser consuelo y fortaleza para otros, un sembrador de alegría y un difusor de tu
mensaje sanador, capaz de esparcir esperanzas de una vida mejor.
El signo de tu eterno perdón se ha hecho presente en mi vida, abriendo torrentes de
bendiciones a mi vida trayendo el signo de tu salvación.
Contigo puedo caminar seguro y puedo confiar en que jamás te apartarás de mi
corazón, sino que más bien, me darás la fortaleza para salir victorioso.
Quiero amarte y servirte para siempre, sin quedarme paralizado ante las situaciones de
necesidad, siendo valiente y compasivo con los demás.
Dame de tu luz para ser un signo de tu bondad, un reflejo de tu misericordia y un
proclamador de tu amor en cada rincón del mundo. Amén
Propósito para hoy
Perdonaré sinceramente a aquellos que hoy me puedan causar alguna molestia o
incomodidad, sin hacerles notar que me ofendieron.
Frase de reflexión
"Servir a la vida humana es servir a Dios y a toda vida, desde la que está en el vientre
de la madre, hasta la anciana, la enferma y la que sufre". Papa Francisco
www.evangelizacion.org.mx

Una de las ideas del fariseísmo era que esperaban un Mesías "triunfalista", en donde los
milagros no fueran el signo de la liberación del hombre del pecado, del dolor y de la
angustia, sino el signo del poder de Dios sobre sus enemigos.
Por ello, San Marcos tiene siempre presente en su evangelio ofrecernos la correcta
imagen de Jesús. Los fariseos quieren una señal prodigiosa. El problema es que ya se les
ha dado, pero no la han reconocido. Esta actitud se mantiene aún en muchos cristianos,
que continúan buscando un "súper Mesías" que sea capaz de cumplir todos sus
caprichos. Un Mesías que les resuelva la vida a base de milagros y hechos prodigiosos.
Son hermanos que siempre andan a la caza de milagros, de apariciones, de todo lo que
suena a "extraordinario".
Debemos recordar que nuestro Mesías, Jesús, el Hijo de Dios, se manifiesta de manera
discreta en medio de nuestra vida y que ha escogido precisamente lo débil para
confundir a los poderosos. ¿Seremos todavía de los que piden a Jesús una señal para
creer o para amarlo?
www.evangeliodeMarcos.GiorgioZevini

Todos nos encontramos un poco en la posicion de los fariseos, que piden un signo para
acreditar la obra de Jesus. Todos somos, en el fondo, un poco «empiristas», porque
queremos ver, tocar, fundamentar «cientificamente» nuestra fe. Creemos mas en el
poder de nuestros sentidos externos que en la fuerza de las inspiraciones interiores y de
los motivos del espiritu. Para muchos de nosotros, la «ciencia» es la nueva diosa a la
que quemamos el incienso de nuestra devocion absoluta e incondicionada.
Debemos reconocer con serenidad el valor y la necesidad de los sentidos externos. La
encarnacion del Hijo de Dios los realzo al maximo: se dejo ver, oír, tocar (1 Jn 1,1).
Ahora bien, no debemos perdernos en el dedal de nuestras absurdas pretensiones.
Pensamos que al ver algo, podremos llegar a creer. Abrigamos siempre la ilusion de que
multiplicando los signos prodigiosos (curaciones milagrosas, apariciones de la Virgen y
de santos...) pasaremos de inmediato a una adhesion de fe mas robusta. iNo! El
mecanismo se atasca pronto, al menos por dos razones. No nos damos cuenta de que la
experiencia sensorial y la experiencia de fe pertenecen a dos mundos diferentes, entre
los que no existe una continuidad «física» ni un paso automático (fueron muchas las
personas que pudieron constatar los milagros realizados por Jesús, se beneficiaron de
ellos en primera persona y, después, se quedaron en la periferia de su vida). Pero hay
una segunda razón, más importante todavía, para descartar el paso automático de los
milagros a la fe. La verdadera señal que debemos acoger es Jesús, el Jonás que estuvo
tres días en el seno de la tierra para resucitar después, como precisan Mateo y Lucas,
inaugurando la comunidad de los hombres nuevos.
Acoger a Cristo vivo en nosotros y en nuestras comunidades, en la eucaristía y en los
hermanos necesitados: ésta es la señal perenne que alimenta nuestra fe. Ya lo vemos,
pero tenemos necesidad de unos ojos todavía más penetrantes y de un corazón cada
vez más disponible para seguir percatándonos de su presencia. Más aún: para seguir
haciéndole presente. Él es nuestro milagro continuo, que hace secundarias -útiles, pero
no indispensables- todas las otras señales.
www.catholic

Los signos auténticos del amor. Muchas veces me doy cuenta que padezco de
ceguera. Ceguera ante los signos del amor de Dios en mi vida.
Una irónica ceguera que no ve lo bueno de mi vida; sólo ve aquello que no va bien, que
duele, que lastima… que incomoda.
Ceguera que no es capaz de ver lo maravilloso en lo sencillo… en los detalles de las
cosas pequeñas, aun cuando siempre están frente a mis ojos.
Señor, esta ceguera la sanas de una manera muy sencilla, así como Tú eres. Me dices –
sólo abre los ojos y observa. Ahí en lo sencillo y lo cotidiano. En las miradas, en los
abrazos… en el deseo de amor… en el arrepentimiento. En la familia, en el trabajo. En el
señor de la esquina, en la persona que está a mi lado. En la alegría de los días, aun en
el sufrimiento… ahí estoy.
Los verdaderos signos de tu amor están escondidos en las cosas más sencillas. No sólo
están en el caminar sobre las aguas o en la multiplicación de los panes; en el ordenar
calma a los mares. Están en el acto de lavar los pies de los discípulos. En la cueva sucia
y escondida de Belén; en el fracaso ante los ojos humanos de la cruz…Ésos son signos
de Dios…son signos de amor.
Ante la búsqueda de lo maravilloso dame la gracia de abrir bien mis ojos, Señor, para
que ahí…en lo sencillo, en lo insignificante pueda descubrir tu presencia. Hazme dócil a
tu amor, Señor, para que pueda, en los actos cotidianos y comunes de mi vida,
descubrir los signos de tu amor.
• «Signo e instrumento de un encuentro. Eso somos. Atracción eficaz para un encuentro.
Signo quiere decir que debemos atraer, como cuando uno hace señales para llamar la
atención. Un signo debe ser coherente y claro, pero sobre todo comprensible. Porque
hay signos que son claros sólo para los especialistas, y estos no sirven. Signo e
instrumento. El instrumento se juega la vida en su eficacia —¿sirve o no sirve?—, en
estar a mano e incidir en la realidad de manera precisa, adecuada. Somos instrumento
si de verdad la gente se encuentra con el Dios misericordioso». (Meditación de S.S.
Francisco, 2 de junio de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con
Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees
que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Antes de acostarme, hacer un repaso de mí día para ver los momentos en los que Dios
se ha hecho presente.
www.BibliaStraubinger

11 ss. Véase Mt. 16, 1-12; Lc. 11, 54.


12. Según S. Mateo (16, 4) Jesús citó el caso del profeta Jonás como figura de su
milagrosa resurrección.
http://www.ciudadredonda.org

Queridos hermanos:
Caín y Abel, triste episodio, el de le envidia de Caín. Por estar desconectado de Dios, se
deshumaniza. Es toda una catequesis que explica lo destructivo del pecado de los celos,
de le envidia especialmente cuando no se sabe valorar al ser humano. Es una sensación
de estrechez. No le basta ningún espacio, ninguna ganancia. Los perores asesinos están
fuera de sí, están tan insatisfechos que no caben, ni están satisfechos. Se expanden más
allá de sus posibilidades. Esto lleva al punto de que necesitan ser los únicos, los
insustituibles. Entran en un proceso de exterminar a todo lo que está en su espacio. Los
grandes soberbios, como Alejandro Magno, Napoleón, Hitler y otros de éste tiempo son
seres insaciables. Pero el ser humano está hecho para el infinito, Dios. No para otra
cosa.
Hoy como ayer, pedimos signos y señales del cielo para creer en Dios. Desde siempre se
ha asimilado a Dios con el poder, con lo mágico y con los portentos. No estamos
diciendo que Dios no tenga poder. La señal del cielo está en la tierra, en Jesucristo,
Dios con nosotros, cercano. Además Cristo está dentro de nosotros mismos, dentro de
nuestra propia historia, en el recorrido de nuestros acontecimientos, en el cada día.
Lo que el Evangelio a través de Jesús, presenta es que la lógica de Dios es muy
diferente, porque la gloria de Dios está en la manifestación plena de Jesús Crucificado.
Es en el Cristo colgado en la Cruz, donde Dios muestra su potencia y su gloria. En la
vida cristiana nos da miedo hablar de la debilidad de Dios manifestada en Jesús de
Nazaret, el Crucificado. Estamos invitados a reafirmar nuestra espiritualidad desde la
idea de Dios que Jesús de Nazaret nos reveló. Hemos de vivir experimentando a Dios
como Jesús lo experimentó: en la simplicidad, en la normalidad, en la impotencia. Jesús
se resistió a dar señales portentosas de Dios. Lo manifestó como un Dios sencillo.
Estos le piden a Jesús una señal. Él no se presta para esto. La fe no es un espectáculo.
Cristo se da media vuelta ante los que lo desafían, no como acto soberbio, sino como
invitación al conocimiento de sí mismo, a quedarse sin lo espectacular, y los fariseos se
quedan solos consigo mismos, con sus propias realidades de etnocentrismo,
teocentrismo, egocentrismos y todos los centrismos que destruyen la comunión con Dios
y con los hombres.
¿Estamos dispuestos a experimentar a Dios desde el sin-poder, tal como Jesús lo hizo?
http://www.aqplink.com/roguemos

Marcos 8, 11-13 – no se dará a esta generación ninguna señal.


Los sacerdotes, escribas y fariseos de aquél entonces se parecen mucho a los
mercenarios que tiene actualmente la Iglesia Católica dispersos por el mundo. Antes que
nada debemos decir que no todos los religiosos son mercenarios asalariados de la
Iglesia, porque hay otro tanto que efectivamente han entendido aquello de “Misericordia
quiero y no sacrificios”. Conozco y admiro a varios de ellos. Pero lamentablemente de
ordinario debemos toparnos con sacerdotes y monjas que han hecho de su estado un
privilegio, seres que se creen de otro nivel, que escogen a quién, cómo y cuándo servir.
Profesionales de la fe, exactamente como otras personas eligen ser ingenieros, médicos
o comerciantes, ellos son curas o monjas. Han acumulado títulos y conocimientos de
dogmas de fe que sacan a relucir cuando les conviene y de los que se valen para
sostener su situación privilegiada entre los fieles. Se creen con el derecho a administrar
como suyos los sacramentos, y todo lo concerniente con las prácticas religiosas, de
acuerdo a su criterio y conforme a su interés.
La fe y la religión para estos fariseos, entre los que podemos contar muchos curas y
monjas, se reduce a portar sotana o algún distintivo religioso, a vivir y usufructuar
cómodamente de las instalaciones y bienes de la Iglesia, de la que se sienten dueños y
con los que hacen como les viene en gana. Si bien es cierto que la mayoría no se
dedican al dispendio, ni al lujo, también es cierto que un buen número se sienten muy
cómodos y satisfechos usufructuando todos sus privilegios, entre los cuales están el
respeto del pueblo humilde y de cuantos los favorecen tan solo por su estado. Poco o
nada contribuyen a la fe de los laicos y sin embargo no tienen reparo en despreciarlos y
descontarlos cuando se trata de temas vinculados con la fe, como si Dios los prefiriera
por sus títulos y estudios. Así tenemos a estos religiosos que poco hacen por promover
la participación de los laicos en nada y tiene obras, misiones y parroquias caminando a
su ritmo, porque no son capaces de confiar en nadie más que en ellos mismos. Prefieren
mantener la costumbre, la ley del menor esfuerzo y el estatus quo, antes que exponerse
a perder su situación privilegiada por causa de algún laico.
No tienen paciencia para promover a los laicos, ni sus iniciativas, y mucho menos para
escucharlos y planear con ellos. No parece estar ello dentro de sus deberes. Parece que
al “titularse”, es decir al hacer sus votos pasaron a un nivel intocable, más allá del cual
no hay nada más que hacer. Han logrado el máximo galardón: son religiosos y salvos,
por lo tanto ya no tienen nada más que esperar el Juicio, regodeándose entre tanto en
su nivel y esperando cortesías y halagos de los fieles. Si no meten la pata teniendo dos
mujeres, que luego se peleen escandalizando a la comunidad, y si no son pederastas,
pueden llevar una vida bastante holgada –incluyendo “escapadas” de todo tipo- y sin
penurias, administrando a su antojo todo lo relacionado con la Iglesia, desde sus bienes,
hasta los sacramentos y la “salvación”. Al menos esa es la impresión que dan, mirando
por sobre el hombro y a la distancia a los laicos, que deben adaptarse a su “carisma”,
marginándolos en cuanto se puede, para cerrarse en sus pequeños círculos de poder,
que algunas veces son pequeñas comunidades de órdenes religiosas, parroquias,
seminarios o movimientos.
Pensamos que esto mismo -que lamentablemente vemos hoy nosotros, en gran número
de religiosos y religiosas con olor a naftalina, cuando no a Chanel o Christian Dior, en
vez del olor a oveja que reclama el Papa Francisco-, es lo que vio Jesús en estos
fariseos. Por eso es que como pocas veces a lo largo del nuevo testamento, Jesús es
invadido por una impaciencia, por una ira santa, por una gran consternación que lo lleva
a gemir desde lo más íntimo de su ser, para soltar esta lapidante exclamación, dirigida
fundamentalmente a estos que están parados en la puerta y ni entran, ni dejan entrar.
Los fariseos de entonces son como los religiosos de ahora, aquellos de los que debía
esperarse mayor consecuencia, coherencia, humildad, misericordia, justicia y amor. Pero
en vez de ello, se valen hipócritamente de sus privilegios, de las apariencias, para
atender sus mezquinos intereses, que no siempre son económicos, pero no por eso
dejan de ser mezquinos y egoístas:
Oremos: Padre Santo, te pedimos por todos nuestros hermanos religiosos y religiosas,
que tienen el deber de dejar el estatus quo, el estado de confort alcanzado, para que
sean más fraternos y solidarios con la humanidad; para que no se contenten con
celebrar mecánicamente Misas y otros actos religiosos, sino que se involucren realmente
con las necesidades e inquietudes de su comunidad, poniendo sus privilegios al servicio
de la sociedad, especialmente de los más humildes…Te lo pedimos por Cristo nuestro
Señor…Amén. Roguemos al Señor… Te lo pedimos Señor.
http://www.caminando-con-jesus.org

Marcos insiste mucho sobre el desconocimiento y la incredulidad que rodean el mensaje


del Maestro. Entre dos travesías una discusión con los fariseos manifiesta su ceguera.
Luego, en la barca una discusión con sus discípulos que los descubre excesivamente
preocupados por intereses materiales y poco atentos a los milagros realizados, por eso,
no se les dará ningún signo más. Hay dudas, debilitamiento, abandonos de la fe, que no
es un derecho adquirido, sino un don y compromiso que se acepta con la humildad
agradecida.
1. Este episodio es una insidia farisaica.
Unos fariseos salieron de la ciudad para abordar a Cristo en el lugar de su desembarco o
a la región contigua, para “probarle,” tentarle. Le piden una “señal” que acreditase su
mesianismo de modo irrefutable. En el contexto se ve que se trata de una insidia. Los
otros milagros se los atribuían a Belcebú. Un “signo” de este tipo, “del cielo” esperan
que no pueda hacerlo, y así proclamarán su fracaso y descrédito.
La petición de “una signo del cielo”, situada en este contexto, tiene el significado
provocador de no reconocer el valor del milagro del maná renovado por el “profeta” de
Nazaret. La intención de los fariseos, destacada por el autor sagrado, es por tanto, la de
“tenderle una trampa”. Eso permite comprender la respuesta categórica de Jesús, con la
que se niega a conceder “señal” alguna.
2. La amargura íntima de Cristo
Este fragmento del Evangelio nos destaca la amargura íntima de Cristo, el que se diga;
“Jesús, suspirando profundamente”, estos es, exhalar un profundo suspiro, ante la
actitud irreductiblemente hostil de los fariseos ante sus obras, es indicación de la
amargura íntima de Cristo
En efecto, Judíos escribas y fariseos, con una engañosa disposición a creer, piden como
condición ser testigos de un signo, o señal, esta es condición indispensable para creer.
Al parecer todo lo que había realizado Jesús les parecía poco, además que esta era una
nueva maniobra de fariseísmo que acostumbraba a atacar a Jesús.
3. ¿No serian suficientemente convincente las señales que había dado Jesús?
Los fariseos, pedían ver algo extraordinario, un milagro fuera de lo común, una
manifestación asombrosa y sensacional. ¿No les bastaría, no serían suficientemente
convincentes las señales que había dado Jesús?
Hoy, aún los hombres parecen insatisfechos con todo lo que se da, y tiene un gran gusto
por pedir, incluso, piden cosas desmedidas y en un mundo con una problemática donde
la irreverencia es dominante, donde el que puede le falta el respeto a nuestra fe, y la
“crisis de la fe”, está muy presente.
Los cristianos del mundo de hoy, tenemos que considerar un minucioso análisis de lo
que está sucediendo, y no pensemos en milagros asombrosos para demostrar nuestra
fe. Dispongámonos a vivir comprometidamente con nuestra fe, dando testimonio con
nuestra actitud de vida, para que sirva de ejemplo a ese tipo de personas de hoy y que
en aquel tiempo Jesús respondió: En verdad os digo que no se le dará ninguna; Esta
respuesta va a los jefes del pueblo, escribas y fariseos de ese entonces, ¿a quién se la
dirigimos hoy? ¿a los cerrados de mente?
4. Hay muchos aún que se niegan a aceptar a Cristo
Así es, a Cristo no se le puede aceptar en la mente o en el pensamiento, si primero no
se nos abre el corazón, porque la fe no un asunto de conocimiento, es entrega, con
generosidad y aceptación.
Hay muchos aún que se niegan a aceptar a Cristo, le entran las palabras por el oído y
las encuentran muy bonitas, pero no creen en ella y gran culpa tenemos de esto.
Tenemos que ser capaces de reconocer que si este mundo nuevo hay ateos por doquier
y rechazan al Señor, es como consecuencia de un rechazo de la falsa imagen que de él
nosotros mismos como cristianos estamos entregando, porque le presentamos una
imagen de vida que no es convincente.
5. Jesús, suspirando profundamente
Dice el Evangelio: “Jesús, suspirando profundamente”, ¿acaso no estará dando el Señor
el mismo suspiro hoy?, preguntémonos, ¿somos verdaderos signos de Cristo?, ¿mis
hermanos pueden ver en mí un verdadero cristiano?, ¿soy capaz de transparentar a
Cristo?
Hermanas y Hermanos, los judíos en su época pedían un signo, hoy los hombres nos
piden lo mismo, entonces estamos todos los cristianos obligados a dar testimonio con
nuestra forma de vida que somos un verdadero signo consagrado a Cristo, estos va para
todos, los laicos, los consagrados, los religiosos y los sacerdotes. Si mostramos ser un
verdadero signo sacramental, de Jesucristo, muchos crearan más en El, entonces en el
mundo habrá más cristianos, y si hay más seguidores del Señor, viviremos en un mundo
de más amor.
3 Para la reflexión personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- Qué me falta para ser más como Él?
5.- Ante la alternativa: tener fe en Jesús o pedir un signo del cielo, los fariseos querían
un signo del cielo. No fueron capaces de creer en Jesús. ¿Me ocurrió algo así a mí
también? ¿Qué escogí?
6.- La levadura de los fariseos impedía a los discípulos y a las discípulas percibir la
presencia del Reino de Dios. ¿Existe en mí algún resto de esta levadura de los fariseos?
4 Oración. ¿Qué le decimos a Dios? La palabra se convierte en Oración.
1 Dios y Padre nuestro, tú no nos abandonas a nuestros fracasos y a nuestra miseria, a
nuestras pendencias y a nuestro pecado. Tú nos marcas con el sello de tu Espíritu y
creas una alianza que nada podrá destruir. Que por tu gracia podamos vivir en verdad tu
alianza: descubrir el amor con que nos amas y vivir como hermanos los unos de los
otros. www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux
2 No permitas que derramemos sangre, Dios de nuestra salvación. No permitas que
caigamos en la trampa de la envidia y de los celos, del odio ciego y sin motivo que
contradice tu gratuidad. Haznos respetar tus predilecciones, que son libres, pero
misericordiosas. Y enséñanos a clamar justicia, pero de un modo aún más elocuente el
perdón que nos viene de Jesús, el autor de nuestra salvación. www.santaclaradeestella.es
3 Señor, tú que eres bueno y bienhechor, enséñame tus preceptos. (Sal 119,68)
www.ocarm.org

4 ¡Padre del Cielo y de la Tierra! Nos ubicamos con tu palabra de hoy en dos aspectos
basicamente: tus ministros y nuestros hermanos. Como cristianos debemos dar señales
de «verdaderos» seguidores de Cristo Redentor. Por ello, nuestra súplica dirijida a Ti
Señor mio y Dios mio, por el Nombre Santo de Tu hijo unigénito, primero por todos
nosotros pecadores, y por todos los sacerdotes que han perdido el rumbo; que damos
«señal» de santos, pero que el corazón está pervertido, con inclinaciones mundanas
fuera de tono. ¡Señor, ten piedad de nosotros!
Nuestra oración por tantos seres que tienen como solucion a sus envidias y odios
«asesinar» o aún peor, por sólo robar algo de poco valor «asesinar» al hermano, al
prójimo. ¡Cristo ten piedad de nosotros! Tú y sólo tu gracia, nos permita enderezar el
camino, reconocer nuestra ofensa y pecado, y humildemente caminar hacia Ti, para el
perdon de nuestras faltas y como «señal» de conversion de nuestro ser. No te vayas a
otro lado del lago, quédate con nosotros, «lava todo nuestro delito, y limpia nuestros
pecados» Tú Jesús: Real señal en la Eucaristía. Amén www.dario.res
5 Espíritu creador y santificador, haznos sabiamente curiosos, capaces de percibir tus
estupendos signos: los que distribuyes en las maravillas de la creación, los que se
entrelazan con los itinerarios de la historia humana, los que están depositados en lo
secreto de las conciencias.
Quítanos la arrogancia de comprender sin tu sabiduría, de construir sin tu fuerza, de
actuar sin el santo temor de Dios. Guiados e iluminados por ti, no te pediremos más
signos epatantes, rimbombantes o trepidantes cuando hayamos comprendido que Jesús
muerto y resucitado es la señal plena y definitiva que sosiega nuestro saber y orienta
nuestra acción. Él, que contigo y con el Padre vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén. www.evangeliodeMarcos.GiorgioZevini
5 Contemplación. ¿Cómo interiorizamos la palabra de Dios? La palabra en el
corazón de los Padres.
El envidioso hace un mal uso de los bienes en cuanto que, una vez excluido de todos los
valores que -desdichado- detesta, a su alma no le quedará más que atormentarse.
¿Y quién podrá socorrerle, desde el momento que la envidia le hace verdugo de sí
mismo? ¿O dónde buscará su propia salvación, él, que -sirviéndose con desatino de los
bienes- contrae la ruina de la fuente de la salvación? Sin embargo, también los
envidiosos, inspirados por Dios como otros pecadores, podrían resurgir a la esperanza
de volver a obtener la salvación y disgustarse de cómo son para complacer a Dios.
Podrían abstenerse de imitar a Caín, el cual, tras haber matado a su hermano, cegado
por la envidia loca que le dominaba, condenó también su alma, desconcertada por el
fratricidio, a la pena de la muerte eterna, cuando le dice al Señor, desesperado de
obtener el perdón: «Mi iniquidad es demasiado grande para merecer el perdón»
(Gn4,13).
Éstos, pues, detestando el ejemplo de aquéllos, podrían alejarse de sí [mismos] y volver
a su Dios, sin llegar a tocar el fondo del mal con la desesperación de obtener la
salvación. Pues bien, en tal caso, ¿quién podría dudar; más aún, quién no creería
firmemente que sus culpas precedentes pueden ser perdonadas? (G. Pomero, La vita
contemplativa, Roma 1987, pp. 228ss). www.santaclaradeestella.es
El Salvador, en cambio, está presente en todos cuantos viven en él, de tal manera que
atiende a todas sus necesidades y es todo para ellos. No les deja volver a otra cosa su
vista, ni buscar nada en parte alguna fuera de él. De nada necesitan los santos que no lo
encuentren en él: los engendra, les hace creer, los alimenta, les es luz y hálito que
respiran. Es el ojo que en ellos contempla la luz con la que miran y el objeto en la visión
contemplado. Siendo quien alimenta, es a la vez alimento. Quien da el Pan de Vida y
Vida a los que viven en él. Perfume embalsamado para quienes le aspiran y vestido para
quienes desean revestirse de él. Él es nuestro pie caminante y al mismo tiempo el
camino, y además parador de descanso en el sendero y término de nuestro caminar
peregrino. Somos miembros y él es la cabeza. Si hay que luchar, combate con nosotros
y es el árbitro de nuestro pelear victorioso, y, si triunfamos, él es también nuestra
corona.
Por todas partes nos orienta hacia él, y no nos deja dirigir nuestro espíritu a otro objeto,
ni enredarnos en amor de criatura. Si dirijo mi deseo hacia un objeto, allí está él para
saciarme. Dondequiera que me encamino, allí le encuentro, ocupando el sendero y
alargando su mano al caminante (N. Cabasilas, La vida en Cristo, Rialp, Madrid 1999,
25-26). www.evangeliodeMarcos.GiorgioZevini
6 Acción. ¿A qué me comprometo con Dios? Para custodiar y vivir la palabra.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Líbrame de la sangre, Dios, salvador
mío, y cantará mi lengua tu justicia» (Sal 50,16).
Repite a menudo y medita esta Palabra: «¿Por qué pide esta generación una
señal?» (Mc 8,12).
7 Para la lectura espiritual. Caminar con la palabra.
A vosotros, jóvenes de 115 países que, en número de tres millones, habéis respondido a
mi llamada, a vosotros os dedico estos recuerdos, estos testimonios y estas consignas.
Sed vosotros los que digáis no al suicidio de la humanidad [...] Será preciso exigir ahora
todos los días, sin tregua, la paz. Decid no, todos los días, a la guerra, al hambre, a la
muerte. Aceptad esta herencia que es un deber. Con ella seréis, a buen seguro, más
ricos que con todos los tesoros del mundo. Tres son las fuerzas que, hoy, escucha y
respeta el mundo: el número, la fuerza y el dinero. Poner el número no al servicio de la
fuerza ciega o del dinero corrompido, sino al servicio de un amor radiante: ésa es
vuestra tarea humana. La única verdad es amarse. Por eso, no hay que contentarse con
hacer el muerto, con aceptar, con aprovechar o con padecer. Hay que construir,
defender, iluminar, elevar. Nadie tiene derecho a ser feliz él solo.
Así, no contentos con vivir de una manera pasiva, habréis merecido vivir. Durante los
mejores veinte años de mi vida, ante el aterrador absurdo de los armamentos, contra la
desconfianza obtusa y el odio delirante, he luchado para protegeros. A vosotros os
corresponde ahora defenderos (R. Follereau, La sola verítá é amarsi Bolonia 51992, pp.
276ss [edición española: La única verdad es amarse, Editorial Mundo Negro, Madrid
1967]). www.santaclaradeestella.es
Buscaban signos. El signo de Dios estaba escondido en aquel hombre aparentemente
normal. Pero ellos buscaban en otra parte. Tal vez estaban tristes sus ojos. Buscaban
milagros. El milagro de Dios estaba en aquel hombre aparentemente normal. Pero ellos
buscaban en otra parte. Tal vez estan tristes sus ojos. Tal vez estan tristes los ojos de
Jesus, hoy, hoy mas que ayer, por esta generacion, la nuestra, que va persiguiendo
signos y milagros. Mas milagros que signos. Los signos son, en efecto, mas
comprometedores: requieren la conversion. Se va haciendo cada vez mas grande el
número de los que persiguen de una manera espasmodica visiones y mensajes,
mientras que los verbos «ver» y «tocar» van sustituyendo coda vez mas a un verbo
pobre de visiones, el verbo «creer». Observo, en ocasiones, consternado la importancia
coda vez mayor que se da los curanderos y videntes, a las apariciones y a las
curaciones, un fenomeno que tiene muy poco que ver con la fe, si nos atenemos a las
palabras de Jesus: «¿Crees porque me has visto? Dichosos los que creen sin haber
visto» (in 20,29). Experimentó simpatia por estos bienaventurados, los bienaventurados
de la «normalidad». Pero experimentó tambien consternacion ante este deseo de tocar y
de ver, un deseo que trae de manera prepotente a la mente el idolo y las palabras -
tambien tristes- de Jesús: «Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará Fe en la
tierra? (Lc 18,8).
Pienso en los ojos tristes de Dios. ¿Buscar signos o leerlos? Esta parece ser la lima
divisoria del problema. Jesus, que por una parte desconfiaba del «buscar» signos, por
otra invitaba a «leer» los signos: «Por la tarde decís "Va a hacer buen tiempo, porque el
cielo está rojizo". Y por la mariana: "Hoy hará malo, porque el cielo está rojizo y
cargado". Sabeis discernir el aspecto del cielo, pero no los signos de los tiempos» (Mt
16,2s).
Leer los signos. ¿No será que, enfermos como estamos por lo excepcional, nos volvemos
cada vez mas analfabetos en la vida diaria? Abrire las ventanas coaa manana, las
ventanas de la vida, y por la noche me preguntaré si he leido los signos del paso de Dios
o si habré formado parte del número de los que van a buscar testarudamente los signos
en otra parte (A. Casati, Diario di un curato di citta, Milan, 47-50, passim [edicion
española: En la ciudad. Notas de un cura, Pia Sociedad de las Hijas de San Pablo, Madrid
2000)). www.evangeliodeMarcos.GiorgioZevini
*****
www.fundacionpane.org

Invocamos al Espíritu Santo


Espíritu Santo ven a estos momentos donde nos disponemos de corazón y mente para
escuchar el mensaje de Dios y ponerlo en acción en nuestra vida. Amén

📖 Evangelio según Marcos 8, 11-13

😇 Palabra del Señor

📕 Lectura, ¿Qué dice el texto?

Entonces llegaron los fariseos, que comenzaron a discutir con Él.


Les aseguro que no se le dará ningún signo.

🙋 ‍Siguiendo este texto, ¿Cuáles son las palabras o frases o actitudes que atraen tu
atención, tu interés?

📗 Meditación, ¿Qué nos dice Dios en el texto?

Seguramente a muchos nos ha pasado en que llega un momento en que sentimos como
que el Señor no nos escucha, no atiende nuestras necesidades y le reclamamos
fuertemente, ¿Recuerdo alguna ocasión donde he discutido con el Señor o con alguien
cercano a mi por qué no me escucha, no me ayuda? y esto es muy humano, porque no
logramos obtener lo que nosotros queremos y es ahí donde debemos comprender,
meditar, reflexionar, ¿Qué es lo que está pasando que no me siento escuchado,
atendido, que no veo ningún signo como yo quiero?, quizás los signos los hay pero no
me doy cuenta porque soy yo el que quiere tomar el control y no dejo a Dios que Él
tome el control, ¿Alguna ocasión me he dado cuenta de esto?, ¿Qué actitud, que
acciones debo tomar para no discutir con el Señor, con mis cercanos?

🙋 Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es tu meditación, tu reflexión personal?

📘 Oración, ¿Qué le decimos a Dios?


Señor muchas veces me he sentido muy solo, siento que nadie me escucha, que nadie
aprecia lo que hago y me incomodo, y llega el momento en que llego al final y sin
resultado o respuesta alguna, y me molesto y entonces discuto Contigo, con mis
cercanos, sé que no es la actitud y que debo ser más paciente, más humilde, más
observador de los signos a mi alrededor y entender que todo se ha de dar según tu
voluntad.

🙋 ‍Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es tu oración personal?

Cada uno pone sus intenciones. -Amén-

📙 Contemplación, ¿Cómo interiorizamos la Palabra de Dios?

“No se les dará una señal” (Repetimos)

🙋 Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la palabra o frase o párrafo o actitud que
te ayuda a recordar este texto?

🏃 ⛪ Acción, ¿A qué me comprometo con Dios?

Hagamos una lista de ocasiones en las que hemos reclamado al Señor y pidamos
perdón.
Hagamos una lista de ocasiones en las que hemos reclamado a nuestros seres cercanos
y pidamos perdón.
No esperemos signos, solo actuemos según nos lo ha pedido el Señor.

🙋‍ Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la acción concreta que te invita a


realizar?
**********************************************************************

✞ ✞ ✞ Profesión de Fe

Solo los Domingos y Solemnidades.

✞ ✞ ✞ Intenciones (Oracion de los fieles)

Elevemos, hermanos, fervientes oraciones a Dios nuestro Padre.


- Para que proteja y guíe a su Iglesia santa. Roguemos al Señor.
- Para que el Señor llene de su gracia a los obispos, sacerdotes y ministros. Roguemos
al Señor.
- Para que conceda a todo el mundo la justicia y la paz. Roguemos al Señor.
- Para que socorra a los que están en algún peligro. Roguemos al Señor.
- Para que a nosotros mismos nos conforte y conserve en su servicio. Roguemos al
Señor.
- Por la gente que tiene que afrontar pruebas y sufrimientos, para que crezcan como
personas y como cristianos a través de la prueba de su fe, roguemos al Señor.
- Por los que vacilan en su fe o dudan de comprometerse a vivir según las exigencias de
su fe, para que el Señor les dé perspicacia y fortaleza, roguemos al Señor.
- Por todos nosotros, para que el Señor aumente nuestra fe y la haga rica y espontánea,
sin que necesitemos señales especiales ni milagros, roguemos al Señor.
Te pedimos, Dios de bondad, que te muestres favorable a las oraciones de los que te
suplican. Por Jesucristo nuestro Señor.

3 LITURGIA EUCARISTICA
Sacerdote: Orad hermanos para que este sacrificio, mío y vuestro, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria
de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. (→ Este es el
Compendio de la Misa)

✞ ✞ ✞ Oración sobre las Ofrendas

*** Se llevan al altar los dones; el pan y el vino. *** Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro
espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios
nuestro. *** Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.

Señor, Tú que nos diste a tu Hijo para que nos librara de la muerte y de todo mal,
acepta este sacrificio que te ofrecemos en acción de gracias por habernos librado de
nuestras tribulaciones. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oh Dios y Padre nuestro: Cuando tu Hijo Jesús experimentó contradicción y rechazo, no
vaciló ni titubeó. Aceptó la vida, con sus sufrimientos, para traernos perdón y alegría.
No permitas que seamos sacudidos por las olas de nuestras dudas y temores, sino
acepta en este pan y este vino nuestra voluntad para ser fieles a Ti y a los hermanos
tanto en los sufrimientos como en las alegrías. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Introducción a la plegaria eucarística
Centro y el culmen de toda la celebración. Es una plegaria de acción de gracias y de consagración. El
sentido de esta oración es que toda la congregación de fieles se una con Cristo en el reconocimiento de
las grandezas de Dios y en la ofrenda del sacrificio.

a) Acción de gracias
El Señor esté con vosotros. R/ Y con tu espíritu. Levantemos el corazón R/ Lo tenemos
levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/ Es justo y necesario.

Prefacio común IV. Nuestra misma acción de gracias es un don de Dios.


En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en
todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Pues aunque no necesitas nuestra alabanza, ni nuestras bendiciones te enriquecen, tú
inspiras y haces tuya nuestra acción de gracias, para que nos sirva de salvación, por
Cristo, Señor nuestro.
• Gracias, Jesús, por este momento de encuentro Contigo. Gracias por el don de la fe.
Te pido que me ayudes a crecer cada vez más en confianza en Ti y que me fortalezcas
con la gracia de tu Resurrección. Amén.
– (Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
– Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Por eso, unidos a los coros angélicos, te alabamos proclamando llenos de alegría:
b) Santo: con esta aclamación toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta o recita
las alabanzas a Dios.

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
cielo.
c) Epíclesis Se implora el poder divino para que los dones se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de
Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para salvación de quienes
la reciban.

Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por
Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas
todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin
mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que
santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera
que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que
nos mandó celebrar estos misterios.
d) Narración de la institución y consagración. Con las palabras y gestos de Cristo, se
realiza el sacrificio que él mismo instituyó en la última cena. Momento más solemne de la Misa; es la
transubstanciación: pan y vino desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de
Cristo. Dios se hace presente ante nosotros con todo su amor. ¡Bendito Jesus en el Santísimo sacramento
del Altar!

Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y dando gracias te
bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman todos de él,
porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes".
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dando gracias te bendijo, y lo pasó a
sus discípulos, diciendo: "Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi
Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por
muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía".
e) Anámnesis. La Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de Cristo
Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, su Reactualización, recordando principalmente su
bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.

Éste es el sacramento de nuestra fe. R/ Anunciamos tu muerte, proclamamos tu


resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
f) Oblación. La asamblea ofrece al Padre la víctima inmaculada, y con ella se ofrece cada uno de los
participantes.

Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su


admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te
ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia y reconoce en ella la Víctima por cuya
inmolación quisiste devolvemos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la
Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un
solo espíritu.
Que Él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto
con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles y los mártires, (san
N.: santo del día o patrono) y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener
siempre tu ayuda.
Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al
mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu
servidor, el Papa N., a nuestro Obispo N., al orden episcopal, a los presbíteros y
diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.
g) Intercesiones. Con ellas se da a entender que la Eucaristía se celebra en comunión con toda la
Iglesia, celeste y terrena, y que la oblación se hace por ella y por todos sus miembros, vivos y difuntos.

Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia, en el
domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida
inmortal. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el
mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor
nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Padre eterno, te ofrecemos la Preciosísima Sangre de Jesús, con todas las
Misas celebradas en el mundo en éste día, por las benditas Almas del
Purgatorio. Y Concédeles, Señor, el descanso eterno y brille para ellas la luz
perpetua. Amén.
h) Doxología final. Se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con el amen del
pueblo.

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo Honor y toda Gloria por los siglos de los siglos. Amén
✞ ✞ ✞ Rito de la comunión
Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de nosotros y de
abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma alegría y amor.

a) Introducción al Padrenuestro
Con las palabras de Jesús nuestro Señor oremos al Padre de todos para que su reino venga a cada
persona de la tierra.

• Oremos a nuestro Padre misericordioso nos conceda la gracia de confiar y creer en


Cristo Jesús, que nuestra fe no necesite señales mas que su presencia en la Eucaristia y
en nuestra vida diaria.
• Unidos en el amor de Cristo, por el Espíritu Santo que hemos recibido, dirijámonos al
Padre con la oración que el Señor nos enseñó:
R/ Padre nuestro…
b) Rito de la Paz
Los fieles imploran la paz y la unidad para la iglesia y para toda la familia humana y se expresan
mutuamente la caridad antes de participar de un mismo pan.

Líbranos, Señor.
Líbranos, Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que
ayudados por tu misericordia, vivamos libres de pecado y protegidos de toda
perturbación, y aguardando la venida gloriosa de Jesucristo, nuestra esperanza.

R/. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.


Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no
tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. R/.
Amén.
La paz del Señor esté siempre con ustedes. R/. Y con tu espíritu.
Dense fraternalmente la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Danos la paz.
Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo, el Señor, que nos dice: “En verdad os digo que no se le dará un signo
a esta generación".
• Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la
cena del Señor.

R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya
bastará para sanarme.
c) El gesto de la fracción del pan: Significa que nosotros, que somos muchos, en la comunión
de un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo (1 Co 10,17)

d) Inmixión o mezcla: el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz.
Antífona de la comunión Sal 137, 1
Te damos gracias, Señor, de todo corazón, porque escuchaste nuestros ruegos.
O bien: Sal 115, 12-13
¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Levantaré el cáliz de salvación
e invocaré el Nombre del Señor.

✞ ✞ ✞ Oración después de la Comunión

Dios todopoderoso, que, mediante este pan de vida, te dignas librar a tus siervos de las
ataduras del pecado y restaurar piadosamente sus fuerzas, concédenos crecer sin cesar
en la esperanza de la gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oh Dios, Señor nuestro, Padre amoroso: Sabemos que, aunque invisible pero siempre
presente, Tú estás a nuestro lado en días de prueba y sufrimiento. Ayúdanos a no
abandonar a nuestros hermanas y hermanos necesitados, sino más bien a fortalecer su
confianza en Ti, para que juntos podamos marchar hacia adelante hacia la alegría eterna
que nos prometes por medio de Jesucristo nuestro Señor.

4 RITO DE CONCLUSION
Consta de saludo, bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea, para que
cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.

✞ ✞ ✞ Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos
de los siglos. R/ Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! R/ ¡Venga tu Reino!

Consagración a María
– Termina esta oración rezándole a María:
¡Oh Señora mía, oh Madre mía!, yo me entrego del todo a Ti, y en prueba de mi filial
afecto, te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua y mi corazón, en una
palabra, todo mi ser, ya que soy todo tuyo, ¡oh Madre de bondad!, guárdame y
protégeme como hijo tuyo. Amén.

Oracion a San Miguel Arcángel.


San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad
y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde
súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido,
arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo
para la perdición de las almas. Amén

✞ ✞ ✞ Bendición

Hermanos: El signo que nos da Jesús es Él mismo, su propia persona, el Emanuel, Dios
que se nos muestra personalmente en Jesús, en su palabra de vida inspiradora, en la
ternura de su acción sanadora, en su aceptación de todas las personas, incluyendo los
pobres y marginados. Que el Señor abra nuestros ojos y nos bendiga.

Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo ✠ y Espíritu Santo descienda sobre
nosotros y nos acompañe siempre.
R/ Amén.
Pueden ir en paz. R/. Demos gracias a Dios.

✞ ✞ ✞ Abba Padre, gracias te doy por enseñarme a Cristo histórico. Y ahora, por tu gracia
y Espíritu Santo concédeme fortalecer la fe, para caminar con Cristo, por Cristo y en
Cristo, ya no histórico, sino Pan vivo bajado del cielo.
«Tú eres Cristo, el Hijo de Dios Vivo» Mt 16, 16

Oracion de «Adiós al Altar», antes de salir del templo después de la liturgia


(Tradición siro-maronita)
Queda en paz, oh Altar de Dios.
La oblación que hoy he ofrecido sobre ti, sea para la remisión de las culpas y el perdón
de los pecados y me alcance estar ante el tribunal de Cristo sin condena y sin confusión.
No sé si se me concederá volver a ofrecer sobre ti otro Sacrificio. Protégeme, Señor, y
conserva a tu Santa Iglesia, que es camino de verdad y de salvación. Amén

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