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25; Mc 8, 11-13)
✞ ✞ ✞ Padre, en Tus manos abandono mi vida y todo mi ser, para que me vacíes de todos
los pensamientos, palabras, obras, deseos e imágenes que me separan de Ti.
Calma mi sed y sacia mi hambre, lléname de Ti. Con humildad te entrego mi intención
de consentir tu Presencia y acción en mí, sáname, transfórmame, hazme de nuevo.
Ahora mismo anhelo y te pido a nombre de tu Hijo Jesús que me des al Espíritu Santo;
pues ya dispuesta mi alma, por tu gracia y misericordia; espera la luz que abra mi
mente y mi corazón para escucharte y ahí en mi meditación dejarme encontrar,
sorprender, seducir, tocar, y guiar por Ti.
Dime lo que quieres de mi para hacer Tu voluntad y no la mía. Dame el don de la
contemplación y la gracia para ver, aceptar y perseverar sin apegos, en este camino
hacia la Gloria.
✞ ✞ ✞ Señor Jesús, que tu Espíritu, nos ayude a leer las Sagradas Escrituras en el mismo
modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús.
Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de
Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía
ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.
Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú
estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo
pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu.
Amén
✞✞✞
Jesús, enséñame a gustar la infinitud del Padre. Háblame, Señor Jesús, acerca del
Padre. Hazme niño para hablarme de él como los padres de la tierra conversan con sus
pequeños; hazme amigo tuyo para hablarme de él como hablabas con Lázaro en la
intimidad de Betania; hazme apóstol de tu palabra para decirme de él lo que
conversabas con Juan; recógeme junto a tu Madre como recogiste junto a ella a los doce
en el Cenáculo..., lleno de esperanza para que el Espíritu que prometiste me hable
todavía de él y me enseñe a hablar de él a mis hermanos con la sencillez de la paloma y
el resplandor de la llama (G. CANOVAI, Suscipe Domine).
“JESÚS; TU ERES SEÑAL REAL EN LA EUCARISTÍA”
«Dalmanutá, Genesaret. Los fariseos empezaron a discutir con Jesús».
«Pedían una señal del cielo, con la intención de tenderle una trampa».
1 RITOS INICIALES
✞ ✞ ✞ Antífona de entrada Ef 5, 19-20
Canten con todo el corazón las alabanzas al Señor. Den continuamente gracias a Dios
Padre por todas las cosas, en Nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Nos reunimos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo. Amén.
✞ ✞ ✞ Saludo al altar y pueblo congregado
Misa de Feria. Lunes de la VI semana del Tiempo Ordinario, feria (Misa para dar gracias
a Dios). 13 de Febrero 2023
Una obra maestra literaria y teológica. Gén 4, 1-15. 25, Sal 49, Mc 8, 11-13
El relato bíblico de Caín y Abel se basa, por una parte, en un poema sumerio del
segundo milenio, a. C. acerca de la relación contenciosa entre pastores y labradores. En
ese poema, el dios pastor, Dumizi, y el dios labrador, Enkimdu, son rivales debido a la
mano de la diosa Inanna. Por otra parte, se basa en la práctica, común entre pastores y
labradores, de ofrecer a las divinidades lo mejor de su ganado o cosecha. Cuando la
ofrenda no era aceptada por las divinidades, se interpretaba como un mal presagio para
el siguiente año. El autor del Génesis reconfigura estas influencias para superar sus
finalidades originales y mostrar una de las primeras y más terribles consecuencias del
pecado de Adán y Eva, es decir, el asesinato. El relato de Caín y Abel es una obra
maestra tanto literaria como teológica.
• La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté
siempre con nosotros.
• Hoy me encuentro ante Ti, Señor; ante tu presencia. Estoy dispuesto a hablarte y a
escucharte… aquí quiero estar.
• Te doy gracias Jesús porque me permites tener este momento de oración. Quiero
conocerte cada vez más, profundizar en tu Palabra, escucharte y seguirte. Dame la luz y
la gracia que necesito para poder hacerlo.
✞ ✞ ✞ Acto penitencial
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora
a la conversión. Reconozcamos nuestra indignidad, debilidad, y nuestros pecados e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Jesucristo, el justo, intercede y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro
espíritu al arrepentimiento. … Un poco de silencio…
• Aunque me cueste tengo que reconocer que soy frágil y pecador. ¡Cuántas veces me
dejo llevar por las ocasiones y soy negligente en el rechazo de las tentaciones! Sin
embargo, Tú siempre estás esperándome con los brazos abiertos para perdonarme y
devolverme a la vida. En Ti confío, Señor, y sé que eres todo amor y misericordia.
¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!
✞ ✞ ✞ Oración Colecta:
Dios nuestro, que siempre nos escuchas en nuestra aflicción, te damos gracias por tu
bondad y te pedimos que, liberados de todos los males, podamos servirte siempre con
alegría. Por nuestro Señor Jesucristo.
Señor Dios nuestro: Perdónanos porque, por nuestra fe débil, pedimos a veces señales y
milagros. Sabemos que Tú eres nuestro Padre, pero a veces no nos es fácil reconocer tu
presencia amorosa. Danos ojos de fe para percibir el signo de que Tú estás con nosotros
en Jesús y en su mensaje, en el evangelio. Te decimos, aunque un poco de mala gana,
porque nos es doloroso: Purifica nuestra confianza en Ti y en Jesús para que logremos
ser cristianos más maduros que te amemos por medio del mismo Jesucristo nuestro
Señor.
2 LITURGIA DE LA PALABRA
✞ ✞ ✞ Primera lectura: Génesis 4, 1-15.25
Meditatio
En la raíz del pecado se encuentra siempre el egoísmo. Este pasaje busca enseñarnos y
recordarnos lo que ya Dios les había dicho a Adán y Eva y que luego san Pablo repetirá:
"El salario del pecado es la muerte".
Y es que en lo más profundo de nuestro ser se anida este sentimiento que, si no somos
capaces de "dominarlo" con la ayuda de la gracia, nos lleva a cometer las acciones más
nefastas. El egoísmo, dejado actuar a su arbitrio, nos ciega y desborda todas nuestras
pasiones: el odio, la envidia, la lujuria. Desafortunadamente, la falta de gracia en
muchos de nuestros cristianos, hace que se continúe en la búsqueda del poder, del
placer y del tener, siendo que para conseguirlos, al igual que Caín, siempre deberán
pisotear, herir y humillar a sus hermanos.
El pecado hace que se pierda la identidad de "familia" de Dios. Cuando el egoísmo se
apodera del hombre, no existe nadie más que uno mismo. Luchemos contra este terrible
enemigo que vive en nuestro corazón, siendo generosos y viviendo en gracia.
Oratio
Señor, me doy cuenta que no siempre me siento feliz, y sé que eso hace merodear al
pecado en mi puerta asechándome; por eso te pido tu gracia, Dios, para dominarlo.
Enséñame, Jesús, a alejarme del egoísmo y a experimentar la profunda felicidad que
procede de la vida en tu Reino.
Actio
Hoy me fijaré qué cosas en mi día a día intentan quitarme la felicidad, y le pediré
discernimiento al Señor para darme cuenta de cómo eso mantiene al pecado
asechándome.
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• «El Señor se fijó en Abel y su ofrenda, más que en Caín y la suya» (w. 4b-5). El texto
no dice ni una palabra de los motivos de este fijarse o, mejor aún, de esta preferencia
por la ofrenda de Abel con respecto a la de Caín.
Es cierto que podemos hacer suposiciones: Caín era el hermano mayor, Abel el menor, y
la Escritura manifiesta casi siempre una preferencia por el hijo menor, más débil, menos
aventajado (véase Isaac, Jacob, José, Benjamín). Otra: Caín, el agricultor, «presentó al
Señor una ofrenda de los frutos de la tierra» (v. 3), mientras que Abel, el pastor,
«ofreció también los primogénitos de su rebaño» (v. 4). Choque de culturas, conflicto
entre pastores y agricultores: también esto es posible, aunque no se dice de un modo
muy claro.
Lo que sí está claro, en cambio, es que Dios puede tener preferencias, es libre de
escoger a uno en vez de a otro. El amor tiene preferencias que probablemente sea difícil
motivar. El choque entre Caín y Abel, que conduce al primer homicidio de la historia,
pretende explicar el odio fratricida precisamente como efecto de los celos, de la envidia
por la predilección divina. ¿Por qué él sí y yo no? ¿Por qué él más que yo? También José
será odiado y vendido por sus hermanos a causa de sus celos. Hasta Pilato se dará
cuenta de que los jefes de los judíos le habían entregado a Jesús «por envidia» (Me
15,10).
En consecuencia, no nos es posible, excepto de un modo muy aproximativo,
remontarnos a los motivos de la predilección divina. La elección de Dios es gratuita e
incontrolable. A pesar de todo, es posible diagnosticar cuál es la causa, el resorte que
hace estallar la aversión entre los hermanos, y esa causa es precisamente los celos por
los dones del otro que no encontramos en nosotros y que consideramos una injusticia.
La historia del primer fratricidio tiene, por consiguiente, un valor paradigmático.
Cada vez que sintamos crecer en nosotros la aversión hacia alguien deberemos
repetirnos la pregunta del Señor a Caín: «¿Por qué te enfureces? ¿Por qué andas
cabizbajo? Si obraras bien, llevarías bien alta la cabeza» (w. 6ss). Los dones del otro no
están en contra de nosotros, sino que son para nosotros. Todo depende de la rectitud de
nuestro corazón.
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Una historia ambivalente. Génesis 4,1-15.25. Dos hombres, pero dos altares
distintos. Abel es pastor de ovejas; Caín, labrador. Abel ofrece las primicias de su
rebaño; su hermano, los frutos del campo. En realidad este texto es difícil y reúne
distintas tradiciones. Se podría pensar, en primer lugar, en un conflicto de civilizaciones;
en tal caso, el justo Abel sería el representante de la vida pastoril, y Caín el antepasado
de los sedentarios. Ahora bien, la continuación del relato considera la vida nómada como
un destierro. Es, pues, probable que esta tradición provenga de un ambiente de
israelitas sedentarios que consideraban la posesión de la tierra como una bendición
divina, y el nomadismo, en cambio, como una maldición. En otra parte, Caín aparece
como el antecesor de los Quenitas, una tribu de merodeadores del desierto a los que, sin
embargo, un tatuaje señalaba como adoradores de Yahvé.
El análisis estructural evidencia, quizá mejor que ninguna otra cosa, los resortes del
relato; pero hay que insistir en el nexo que une la historia de Caín con la de Adán. Por
un lado, mientras Adán es expulsado del suelo a cuya maldición contribuyó (3,17), a
Caín le maldice la tierra misma; por otro lado, si en ambos protagonistas se da la
coincidencia de hallarse al este del jardín de Edén (3,24 y 4,16), Adán se encuentra allí
para su castigo, mientras que Caín se instala en aquel lugar llevando en sí la señal que
le impuso Yahvé (incluso construyó en aquel sitio una ciudad: 4,17). ¿Será ya esto la luz
después de la noche?
Por otra parte, mientras Adán desaparece al comienzo del relato, Eva parece ocupar en
él un lugar esencial. Cuando, después de dar a luz, exclama: «He adquirido un hijo con
la ayuda del Señor», con sus palabras reconoce expresamente la bendición con que
Yahvé vuelve a colmarla, al darle un hijo (¿no es ella la madre de los vivientes?). Pues
bien, resulta que esta bendición es la clave del relato.
Esta bendición era, en efecto, lo que Caín mendigaba cuando ofrecía a Yahvé las
primicias de su cosecha; ahora bien, tal bendición se le escapa en beneficio de Abel, e
incluso parecerá definitivamente descartada para él después de haber asesinado a su
hermano. Entonces la tierra que bebió la sangre de Abel no podrá ya alimentar al
asesino, que será arrojado lejos de aquel suelo, y «tendrá que ocultarse de Yahvé». Al
ser un fratricida, el hombre no será más que un vagabundo que irá pregonando su
espanto ante el peso del castigo. Sin embargo, Dios seguirá teniendo la última palabra
y, lejos de abandonar a Caín, lo pondrá bajo su protección. Ese día se le reconocerá a
Caín la bendición que poseía, como primogénito, desde el día en que nació.
El salmo 49 se presenta como una requisitoria de Yahvé contra el pueblo que rompió la
alianza que había hecho con él; transmite algunas tradiciones peculiares del santuario
de Siquem.
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✞ ✞ ✞ Salmo
Sal 49,1.8.16bc-17.20-21
R/. Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.
V/. El Dios de los dioses, el Señor, habla: convoca la tierra de oriente a occidente. «No
te reprocho tus sacrificios, pues siempre están tus holocaustos ante mí.
R/. Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.
V/. ¿Por qué recitas mis preceptos, y tienes siempre en la boca mi alianza, tú que
detestas mi enseñanza y te echas a la espalda mis mandatos?
R/. Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.
V/. Te sientas a hablar contra tu hermano, deshonras al hijo de tu madre; Esto haces,
¿y me voy a callar? ¿Crees que soy como tú? Te acusaré, te lo echaré en cara».
R/. Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.
✞ ✞ ✞ Aleluya:
✞ ✞ ✞ “Padre, dame tu bendición”: “El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”
Controversia sobre los signos. (8, 11-21). La controversia, con la que alcanza su
clímax esta sección (cf. 7,1-23), comienza con la petición que hacen los fariseos a Jesús
de que les diera una señal del cielo (8,11-13) y sigue con las preguntas, de tono más
bien cruel, que Jesús dirige a sus discípulos (8,14-21). Se niega a realizar ante los
fariseos una demostración espectacular (sémeion) de su mesianismo y desenmascara la
incomprensión de sus discípulos que no logran entenderlo a él ni tampoco la solicitud
que tiene por ellos.
11. los fariseos: Como en 7,1, los adversarios en esta controversia, en la que alcanza
su clímax la sección, son los fariseos (aunque en la controversia anterior también había
escribas). El modo en que se describe su acción («ponerle a prueba») sugiere mala
voluntad e incluso tiene cierta conexión con la tentación de Satán (cf. 1,13).
Una señal de los cielos: Marcos suele hablar de los milagros de Jesús utilizando el
término dynamis, no semeion. Quizá esta petición de una señal tiene alguna relación con
la promesa que había hecho Teudas, un falso mesías judío, de que dividiría el río Jordán
y sus seguidores podrían pasar fácilmente por él (cf. Josefo, Ant. 20.5.1 5 97-98). Con
otras palabras, los fariseos piden una demostración pública espectacular con la que
Jesús probara que era el mesías. Por supuesto, esperaban que Jesús no pudiera probarlo
y, de este modo, perdiera el apoyo popular. La exigencia de que la señal debía proceder
«del cielo» era otra forma de decir que tenía que venir de Dios.
A pesar de los muchos milagros de Jesús, los fariseos no se sienten impresionados y
reclaman un portento apocalíptico como respaldo de las pretensiones de aquél. Desde su
punto de vista, podría considerarse justificado esta petición (C. G. Montefiore, The
Synoptic Gospels, vol. 1 [Londres, 1909], 186-88); pero los cristianos del siglo I sólo
podían interpretarla como un signo de ceguera voluntaria, para ponerle a prueba: La
actitud clásica del hombre que tienta a Dios —la incredulidad de la generación que vivió
el éxodo (Ex 17,7; Nm 14,11-12)— se repite en esta generación, que también reclama
un signo.
12. ¿Por qué pide esta generación una señal?: Jesús rechaza dar a «esta
generación» (cf. Mc 8,38; 9,19; 13,20) tal señal. Comparemos esta respuesta con Mt
16,4, donde únicamente se promete la señal de Jonás; cf., también, Mt 12,39 y Lc
11,29.
Fundándose en textos como Dt 32,5 y Sal 95,10, «esta generación» adquiere un sentido
condenatorio en el NT para designar a todos aquellos que desconfían de Jesús y
reclaman signos inequívocos de su misión divina (Mt 11,16; 12,39.41. 42.45; Mc 9,19,
etc.).
En verdad os digo, [malhaya] si a esta generación se le va a dar ningún signo:
La respuesta de Jesús es mucho más que una simple negativa a dar un signo;
tácitamente exige aceptar que Dios no dará en modo alguno signos como el que le
exigen. La expresión es típicamente semítica para negar con energía; cf. GrBib § 400. La
pasiva es «teológica»; cf. GrBib § 236.
13. embarcó de nuevo: Esta información de tipo geográfico nos prepara para la
segunda parte de la controversia, en la que los adversarios son los mismos discípulos de
Jesús.
Les dejó: Se fue al lado opuesto de Dalmanutá, aunque no sabemos adonde.
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• También los fariseos que discuten con Jesús están, en realidad, celosos de Él. Le piden
«una señal del cielo» (v. 11), una atestación divina, para demostrar que tampoco Él es
capaz de proporcionarla. Una señal del cielo: algo inequívoco, que atestigüe sin medias
tintas la realidad de la elección de Jesús, de la predilección divina por Él. ¿Eres o no el
elegido de Dios? Danos la prueba irrefutable de ello con una señal procedente «del
cielo», es decir, de Dios mismo.
Jesús no entra en este juego, no se deja coger en la trampa. Se niega a pedir al Padre
una señal que ya le ha dado una vez, en el bautismo, y le volverá a dar aún en la
transfiguración: «Tú eres mi Hijo amado». Jesús da un profundo suspiro, que es casi un
gemido de su espíritu.
Este suspiro, este gemido, expresa todo el sufrimiento de Dios por la incomprensión a la
que son sometidos sus caminos, infinitamente misericordiosos, en este mundo. «¿Por
qué pide esta generación una señal?» (v. 12). Es una pregunta semejante a la dirigida a
Caín: ¿por qué estás envidioso? Y no les dará la señal. Mejor aún: tienen la señal ante
sus ojos. Jesús mismo es la señal del cielo, una señal dada a todas las generaciones
humanas. Jesús mismo, a través de su gemido, a través del rechazo que ha debido
padecer, a través de la muerte que tuvo que sufrir: aquí está la señal de la predilección
divina por Él, como ya ocurrió con Abel.
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No hay peor sordo… La llegada de los fariseos no permite presagiar nada bueno. Dado
que se consideran a sí mismos mejores que los otros, no aceptan de buen grado a un
maestro «liberal» que habla con todos, incluso con los paganos, y no se alinea con la
teología oficial. En efecto, poco antes se habían visto chafados y desmentidos a
propósito de sus tradiciones (cf. 7,1ss). Es obvio que guardan rencor contra este
singular maestro.
Así pues, apenas llegados hasta donde estaba Jesús, los fariseos empiezan a discutir con
él. El verbo griego zyzetéo expresa una discusión entre personas que no logran ponerse
de acuerdo porque se encuentran en posiciones diferentes. Esto avala la idea de un
diálogo polémico, alejado de los parámetros de una búsqueda sincera de la verdad o de
una escucha disponible delotro. Se respira el aire agrio de la polemica y de la sospecha,
ese que envenena las relaciones interpersonales. Las relaciones ya no son una ocasion
de encuentro y de crecimiento, sino el teatro donde se libra la batalla que tiende a
eliminar al adversario. El evangelista disipa, a continuacion, toda duda sobre las
autenticas intenciones de los interlocutores, porque no sólo refiere el objeto de su
exorbitante peticion -«una señal del cielo»-, sino que tambien revela su intencion:
«tenderle una trampa» (v. 11). Se trata de una verdadera tentacion, la ocasion de
tenderle una trampa para cogerle en falta.
La señal del cielo que piden los fariseos es un milagro, una accion portentosa, capaz de
acreditar ante sus ojos a la persona de Jesus, hacia la que alimentan no pocas ni leves
sospechas. Esta peticion de credenciales no será del todo ilógica si Jesús fuera un
desconocido que alberga pretensiones desproporcionadas. Pero Marcos acaba de
presentar, en los dos fragmentos que preceden al nuestro, dos milagros que pueden
certificar grandes muchedumbres -no unas pocas personas y de manera aislada-. La
peticion de los fariseos se vuelve ilogica en este punto y aparece solo como un pretexto
capcioso y como expresion de animadversion. ¿Acaso no hay signos clamorosos,
evidentes y documentados?
Jesus se niega a proporcionarles un signo. Evidentemente, porque ya ha proporcionado
muchos y lo seguirá haciendo aún. Sabe asimismo que cualquier gesto espectacular o
intervencion con autoridad serán rechazados o mal interpretados, como ocurrirá en
Jerusalen (cf. 11,27ss). Su pregunta: ¿Por que pide esta generacion una señal?. (v. 12),
deja aflorar una sospecha de descontento. Asegura que no se le ofrecera ninguna señal,
al menos del tipo pensado por sus adversarios. Jesus insiste en hablar de «generacion»,
cuando, en realidad, eran los fariseos quienes hablan planteado la peticion: ellos eran el
espejo de todo el pueblo, en busca de signos espectaculares que, aunque se den, no
convencen, porque carecen de la disposicion interior para acogerlos. Falta, sobre todo, la
buena voluntad de tomar en serio a la persona de Jesus y su mensaje: el fragmento
deja entrever las sombras de la Pasion, que se alargan...
El alejamiento fisico de Jesus, que se dirige a la otra orilla del lago (v. 13), es una
disociacion manifiesta contra una manera perfida de actuar. Los fariseos se repliegan en
sí mismos, incapaces de abrirse a la verdad. Se les podria aplicar este proverbio: «No
hay peor sordo que el que no quiere oír».
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No hay contexto.
2 Reflexión. ¿Qué nos dice Dios en el Texto? La palabra me ilumina.
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No hay reflexion.
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Oración inicial
Señor, Tú que te complaces en habitar en los rectos y sencillos de corazón; concédenos
vivir por tu gracia de tal manera, que merezcamos tenerte siempre con nosotros. Por
nuestro Señor.
Del santo Evangelio según Marcos 8, 11-13
Reflexion.
• Marcos 8, 11-13: Los fariseos piden un signo del cielo. El Evangelio de hoy presenta
una discusión de los fariseos con Jesús. Al igual que Moisés en el Antiguo Testamento,
Jesús había dado de comer al pueblo en el desierto, realizando la multiplicación de los
panes (Mc 8,1-10). Señal de que se presentaba ante el pueblo como un nuevo Moisés.
Pero los fariseos no fueron capaces de percibir el significado de la multiplicación de los
panes. Comenzaron a discutir con Jesús y piden un signo “venido del cielo”. No habían
entendido nada de lo que Jesús había hecho. “Jesús suspira profundamente”,
probablemente de desahogo y de tristeza ante una ceguera tan grande. Y concluye “¡No
se dará a esta generación ningún signo!” Los dejó y se fue a la otra orilla del lago. No
sirve de nada mostrar una linda pintura a quien no quiere abrir los ojos. ¡Quien cierra
los ojos no puede ver!
• El peligro de la ideología dominante. Aquí se percibe claramente la “levadura de
Herodes y de los fariseos” (Mc 8,15), la ideología dominante de la época, hacía perder a
las personas la capacidad de analizar con objetividad los eventos. Esa levadura venía de
lejos y hundía sus profundas raíces en la vida de la gente. Llegó a contaminar la
mentalidad de los discípulos y en ellos se manifestaba de muchas maneras. Con la
formación que Jesús les daba él trataba de luchar en contra de esa levadura y de
erradicarla.
• He aquí algunos ejemplos de esta ayuda fraterna de Jesús a los discípulos.
a) Mentalidad de grupo cerrado. Un cierto día, alguien que no era de la comunidad, usó
el nombre de Jesús para expulsar demonios. Juan vio y prohibió: “Se lo impedimos
porque no es de los nuestros” (Mc 9,38). Juan pensaba tener monopolio sobre Jesús y
quería prohibir que otros usasen su nombre para hacer el bien. Quería una comunidad
encerrada en sí misma. Era la levadura del "¡Pueblo elegido, Pueblo separado!". Jesús
responde: "¡No lo impidáis!... ¡Quien no está en contra está por nosotros!" (Mc 9,39-
40).
b) Mentalidad de grupo que se considera superior a los otros. Una vez, los samaritanos
no quisieron acoger a Jesús. La reacción de algunos discípulos fue inmediata: “¡Que un
fuego del cielo baje sobre este pueblo!” (Lc 9,54). Pensaban que, por el hecho de estar
con Jesús, todos deberían acogerlos. Pensaban tener a Dios de su lado para defenderlos.
Era la levadura del “¡Pueblo elegido, Pueblo privilegiado!”. Jesús los reprehende:
"Vosotros no sabéis con qué espíritu estáis siendo animados" (Lc 9,55).
c) Mentalidad de competición y de prestigio. Los discípulos discutían entre ellos para
obtener el primer puesto (Mc 9,33-34). Era la levadura de clase y de competitividad, que
caracterizaba la religión oficial y a la sociedad del Imperio Romano. Se infiltraba ya en la
pequeña comunidad alrededor de Jesús. Jesús reacciona y manda tener la mentalidad
contraria: "El primero sea el último" (Mc 9, 35).
d) Mentalidad de quien margina al pequeño. Los discípulos alejaban a los críos. Era la
levadura de la mentalidad de la época, segundo la cual los niños no contaban y debían
de ser disciplinados por los adultos. Jesús los reprocha: ”¡Dejad que los niños vengan a
mí!” (Mc 10,14). El coloca a los niños como profesores de los adultos: “Quien no recibe
el Reino como un niño, no puede entrar en el Reino” (Lc 18,17).
• Como en el tiempo de Jesús, también hoy la mentalidad neoliberal de la ideología
dominante renace y reaparece hasta en la vida de las comunidades y de las familias. La
lectura orante del evangelio, hecha en comunidad, puede ayudarnos a cambiar en
nosotros la visión de las cosas y a profundizar en nosotros la conversión a la fidelidad
que Jesús nos pide.
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Una de las ideas del fariseísmo era que esperaban un Mesías "triunfalista", en donde los
milagros no fueran el signo de la liberación del hombre del pecado, del dolor y de la
angustia, sino el signo del poder de Dios sobre sus enemigos.
Por ello, San Marcos tiene siempre presente en su evangelio ofrecernos la correcta
imagen de Jesús. Los fariseos quieren una señal prodigiosa. El problema es que ya se les
ha dado, pero no la han reconocido. Esta actitud se mantiene aún en muchos cristianos,
que continúan buscando un "súper Mesías" que sea capaz de cumplir todos sus
caprichos. Un Mesías que les resuelva la vida a base de milagros y hechos prodigiosos.
Son hermanos que siempre andan a la caza de milagros, de apariciones, de todo lo que
suena a "extraordinario".
Debemos recordar que nuestro Mesías, Jesús, el Hijo de Dios, se manifiesta de manera
discreta en medio de nuestra vida y que ha escogido precisamente lo débil para
confundir a los poderosos. ¿Seremos todavía de los que piden a Jesús una señal para
creer o para amarlo?
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Todos nos encontramos un poco en la posicion de los fariseos, que piden un signo para
acreditar la obra de Jesus. Todos somos, en el fondo, un poco «empiristas», porque
queremos ver, tocar, fundamentar «cientificamente» nuestra fe. Creemos mas en el
poder de nuestros sentidos externos que en la fuerza de las inspiraciones interiores y de
los motivos del espiritu. Para muchos de nosotros, la «ciencia» es la nueva diosa a la
que quemamos el incienso de nuestra devocion absoluta e incondicionada.
Debemos reconocer con serenidad el valor y la necesidad de los sentidos externos. La
encarnacion del Hijo de Dios los realzo al maximo: se dejo ver, oír, tocar (1 Jn 1,1).
Ahora bien, no debemos perdernos en el dedal de nuestras absurdas pretensiones.
Pensamos que al ver algo, podremos llegar a creer. Abrigamos siempre la ilusion de que
multiplicando los signos prodigiosos (curaciones milagrosas, apariciones de la Virgen y
de santos...) pasaremos de inmediato a una adhesion de fe mas robusta. iNo! El
mecanismo se atasca pronto, al menos por dos razones. No nos damos cuenta de que la
experiencia sensorial y la experiencia de fe pertenecen a dos mundos diferentes, entre
los que no existe una continuidad «física» ni un paso automático (fueron muchas las
personas que pudieron constatar los milagros realizados por Jesús, se beneficiaron de
ellos en primera persona y, después, se quedaron en la periferia de su vida). Pero hay
una segunda razón, más importante todavía, para descartar el paso automático de los
milagros a la fe. La verdadera señal que debemos acoger es Jesús, el Jonás que estuvo
tres días en el seno de la tierra para resucitar después, como precisan Mateo y Lucas,
inaugurando la comunidad de los hombres nuevos.
Acoger a Cristo vivo en nosotros y en nuestras comunidades, en la eucaristía y en los
hermanos necesitados: ésta es la señal perenne que alimenta nuestra fe. Ya lo vemos,
pero tenemos necesidad de unos ojos todavía más penetrantes y de un corazón cada
vez más disponible para seguir percatándonos de su presencia. Más aún: para seguir
haciéndole presente. Él es nuestro milagro continuo, que hace secundarias -útiles, pero
no indispensables- todas las otras señales.
www.catholic
Los signos auténticos del amor. Muchas veces me doy cuenta que padezco de
ceguera. Ceguera ante los signos del amor de Dios en mi vida.
Una irónica ceguera que no ve lo bueno de mi vida; sólo ve aquello que no va bien, que
duele, que lastima… que incomoda.
Ceguera que no es capaz de ver lo maravilloso en lo sencillo… en los detalles de las
cosas pequeñas, aun cuando siempre están frente a mis ojos.
Señor, esta ceguera la sanas de una manera muy sencilla, así como Tú eres. Me dices –
sólo abre los ojos y observa. Ahí en lo sencillo y lo cotidiano. En las miradas, en los
abrazos… en el deseo de amor… en el arrepentimiento. En la familia, en el trabajo. En el
señor de la esquina, en la persona que está a mi lado. En la alegría de los días, aun en
el sufrimiento… ahí estoy.
Los verdaderos signos de tu amor están escondidos en las cosas más sencillas. No sólo
están en el caminar sobre las aguas o en la multiplicación de los panes; en el ordenar
calma a los mares. Están en el acto de lavar los pies de los discípulos. En la cueva sucia
y escondida de Belén; en el fracaso ante los ojos humanos de la cruz…Ésos son signos
de Dios…son signos de amor.
Ante la búsqueda de lo maravilloso dame la gracia de abrir bien mis ojos, Señor, para
que ahí…en lo sencillo, en lo insignificante pueda descubrir tu presencia. Hazme dócil a
tu amor, Señor, para que pueda, en los actos cotidianos y comunes de mi vida,
descubrir los signos de tu amor.
• «Signo e instrumento de un encuentro. Eso somos. Atracción eficaz para un encuentro.
Signo quiere decir que debemos atraer, como cuando uno hace señales para llamar la
atención. Un signo debe ser coherente y claro, pero sobre todo comprensible. Porque
hay signos que son claros sólo para los especialistas, y estos no sirven. Signo e
instrumento. El instrumento se juega la vida en su eficacia —¿sirve o no sirve?—, en
estar a mano e incidir en la realidad de manera precisa, adecuada. Somos instrumento
si de verdad la gente se encuentra con el Dios misericordioso». (Meditación de S.S.
Francisco, 2 de junio de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con
Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees
que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Antes de acostarme, hacer un repaso de mí día para ver los momentos en los que Dios
se ha hecho presente.
www.BibliaStraubinger
Queridos hermanos:
Caín y Abel, triste episodio, el de le envidia de Caín. Por estar desconectado de Dios, se
deshumaniza. Es toda una catequesis que explica lo destructivo del pecado de los celos,
de le envidia especialmente cuando no se sabe valorar al ser humano. Es una sensación
de estrechez. No le basta ningún espacio, ninguna ganancia. Los perores asesinos están
fuera de sí, están tan insatisfechos que no caben, ni están satisfechos. Se expanden más
allá de sus posibilidades. Esto lleva al punto de que necesitan ser los únicos, los
insustituibles. Entran en un proceso de exterminar a todo lo que está en su espacio. Los
grandes soberbios, como Alejandro Magno, Napoleón, Hitler y otros de éste tiempo son
seres insaciables. Pero el ser humano está hecho para el infinito, Dios. No para otra
cosa.
Hoy como ayer, pedimos signos y señales del cielo para creer en Dios. Desde siempre se
ha asimilado a Dios con el poder, con lo mágico y con los portentos. No estamos
diciendo que Dios no tenga poder. La señal del cielo está en la tierra, en Jesucristo,
Dios con nosotros, cercano. Además Cristo está dentro de nosotros mismos, dentro de
nuestra propia historia, en el recorrido de nuestros acontecimientos, en el cada día.
Lo que el Evangelio a través de Jesús, presenta es que la lógica de Dios es muy
diferente, porque la gloria de Dios está en la manifestación plena de Jesús Crucificado.
Es en el Cristo colgado en la Cruz, donde Dios muestra su potencia y su gloria. En la
vida cristiana nos da miedo hablar de la debilidad de Dios manifestada en Jesús de
Nazaret, el Crucificado. Estamos invitados a reafirmar nuestra espiritualidad desde la
idea de Dios que Jesús de Nazaret nos reveló. Hemos de vivir experimentando a Dios
como Jesús lo experimentó: en la simplicidad, en la normalidad, en la impotencia. Jesús
se resistió a dar señales portentosas de Dios. Lo manifestó como un Dios sencillo.
Estos le piden a Jesús una señal. Él no se presta para esto. La fe no es un espectáculo.
Cristo se da media vuelta ante los que lo desafían, no como acto soberbio, sino como
invitación al conocimiento de sí mismo, a quedarse sin lo espectacular, y los fariseos se
quedan solos consigo mismos, con sus propias realidades de etnocentrismo,
teocentrismo, egocentrismos y todos los centrismos que destruyen la comunión con Dios
y con los hombres.
¿Estamos dispuestos a experimentar a Dios desde el sin-poder, tal como Jesús lo hizo?
http://www.aqplink.com/roguemos
4 ¡Padre del Cielo y de la Tierra! Nos ubicamos con tu palabra de hoy en dos aspectos
basicamente: tus ministros y nuestros hermanos. Como cristianos debemos dar señales
de «verdaderos» seguidores de Cristo Redentor. Por ello, nuestra súplica dirijida a Ti
Señor mio y Dios mio, por el Nombre Santo de Tu hijo unigénito, primero por todos
nosotros pecadores, y por todos los sacerdotes que han perdido el rumbo; que damos
«señal» de santos, pero que el corazón está pervertido, con inclinaciones mundanas
fuera de tono. ¡Señor, ten piedad de nosotros!
Nuestra oración por tantos seres que tienen como solucion a sus envidias y odios
«asesinar» o aún peor, por sólo robar algo de poco valor «asesinar» al hermano, al
prójimo. ¡Cristo ten piedad de nosotros! Tú y sólo tu gracia, nos permita enderezar el
camino, reconocer nuestra ofensa y pecado, y humildemente caminar hacia Ti, para el
perdon de nuestras faltas y como «señal» de conversion de nuestro ser. No te vayas a
otro lado del lago, quédate con nosotros, «lava todo nuestro delito, y limpia nuestros
pecados» Tú Jesús: Real señal en la Eucaristía. Amén www.dario.res
5 Espíritu creador y santificador, haznos sabiamente curiosos, capaces de percibir tus
estupendos signos: los que distribuyes en las maravillas de la creación, los que se
entrelazan con los itinerarios de la historia humana, los que están depositados en lo
secreto de las conciencias.
Quítanos la arrogancia de comprender sin tu sabiduría, de construir sin tu fuerza, de
actuar sin el santo temor de Dios. Guiados e iluminados por ti, no te pediremos más
signos epatantes, rimbombantes o trepidantes cuando hayamos comprendido que Jesús
muerto y resucitado es la señal plena y definitiva que sosiega nuestro saber y orienta
nuestra acción. Él, que contigo y con el Padre vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén. www.evangeliodeMarcos.GiorgioZevini
5 Contemplación. ¿Cómo interiorizamos la palabra de Dios? La palabra en el
corazón de los Padres.
El envidioso hace un mal uso de los bienes en cuanto que, una vez excluido de todos los
valores que -desdichado- detesta, a su alma no le quedará más que atormentarse.
¿Y quién podrá socorrerle, desde el momento que la envidia le hace verdugo de sí
mismo? ¿O dónde buscará su propia salvación, él, que -sirviéndose con desatino de los
bienes- contrae la ruina de la fuente de la salvación? Sin embargo, también los
envidiosos, inspirados por Dios como otros pecadores, podrían resurgir a la esperanza
de volver a obtener la salvación y disgustarse de cómo son para complacer a Dios.
Podrían abstenerse de imitar a Caín, el cual, tras haber matado a su hermano, cegado
por la envidia loca que le dominaba, condenó también su alma, desconcertada por el
fratricidio, a la pena de la muerte eterna, cuando le dice al Señor, desesperado de
obtener el perdón: «Mi iniquidad es demasiado grande para merecer el perdón»
(Gn4,13).
Éstos, pues, detestando el ejemplo de aquéllos, podrían alejarse de sí [mismos] y volver
a su Dios, sin llegar a tocar el fondo del mal con la desesperación de obtener la
salvación. Pues bien, en tal caso, ¿quién podría dudar; más aún, quién no creería
firmemente que sus culpas precedentes pueden ser perdonadas? (G. Pomero, La vita
contemplativa, Roma 1987, pp. 228ss). www.santaclaradeestella.es
El Salvador, en cambio, está presente en todos cuantos viven en él, de tal manera que
atiende a todas sus necesidades y es todo para ellos. No les deja volver a otra cosa su
vista, ni buscar nada en parte alguna fuera de él. De nada necesitan los santos que no lo
encuentren en él: los engendra, les hace creer, los alimenta, les es luz y hálito que
respiran. Es el ojo que en ellos contempla la luz con la que miran y el objeto en la visión
contemplado. Siendo quien alimenta, es a la vez alimento. Quien da el Pan de Vida y
Vida a los que viven en él. Perfume embalsamado para quienes le aspiran y vestido para
quienes desean revestirse de él. Él es nuestro pie caminante y al mismo tiempo el
camino, y además parador de descanso en el sendero y término de nuestro caminar
peregrino. Somos miembros y él es la cabeza. Si hay que luchar, combate con nosotros
y es el árbitro de nuestro pelear victorioso, y, si triunfamos, él es también nuestra
corona.
Por todas partes nos orienta hacia él, y no nos deja dirigir nuestro espíritu a otro objeto,
ni enredarnos en amor de criatura. Si dirijo mi deseo hacia un objeto, allí está él para
saciarme. Dondequiera que me encamino, allí le encuentro, ocupando el sendero y
alargando su mano al caminante (N. Cabasilas, La vida en Cristo, Rialp, Madrid 1999,
25-26). www.evangeliodeMarcos.GiorgioZevini
6 Acción. ¿A qué me comprometo con Dios? Para custodiar y vivir la palabra.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Líbrame de la sangre, Dios, salvador
mío, y cantará mi lengua tu justicia» (Sal 50,16).
Repite a menudo y medita esta Palabra: «¿Por qué pide esta generación una
señal?» (Mc 8,12).
7 Para la lectura espiritual. Caminar con la palabra.
A vosotros, jóvenes de 115 países que, en número de tres millones, habéis respondido a
mi llamada, a vosotros os dedico estos recuerdos, estos testimonios y estas consignas.
Sed vosotros los que digáis no al suicidio de la humanidad [...] Será preciso exigir ahora
todos los días, sin tregua, la paz. Decid no, todos los días, a la guerra, al hambre, a la
muerte. Aceptad esta herencia que es un deber. Con ella seréis, a buen seguro, más
ricos que con todos los tesoros del mundo. Tres son las fuerzas que, hoy, escucha y
respeta el mundo: el número, la fuerza y el dinero. Poner el número no al servicio de la
fuerza ciega o del dinero corrompido, sino al servicio de un amor radiante: ésa es
vuestra tarea humana. La única verdad es amarse. Por eso, no hay que contentarse con
hacer el muerto, con aceptar, con aprovechar o con padecer. Hay que construir,
defender, iluminar, elevar. Nadie tiene derecho a ser feliz él solo.
Así, no contentos con vivir de una manera pasiva, habréis merecido vivir. Durante los
mejores veinte años de mi vida, ante el aterrador absurdo de los armamentos, contra la
desconfianza obtusa y el odio delirante, he luchado para protegeros. A vosotros os
corresponde ahora defenderos (R. Follereau, La sola verítá é amarsi Bolonia 51992, pp.
276ss [edición española: La única verdad es amarse, Editorial Mundo Negro, Madrid
1967]). www.santaclaradeestella.es
Buscaban signos. El signo de Dios estaba escondido en aquel hombre aparentemente
normal. Pero ellos buscaban en otra parte. Tal vez estaban tristes sus ojos. Buscaban
milagros. El milagro de Dios estaba en aquel hombre aparentemente normal. Pero ellos
buscaban en otra parte. Tal vez estan tristes sus ojos. Tal vez estan tristes los ojos de
Jesus, hoy, hoy mas que ayer, por esta generacion, la nuestra, que va persiguiendo
signos y milagros. Mas milagros que signos. Los signos son, en efecto, mas
comprometedores: requieren la conversion. Se va haciendo cada vez mas grande el
número de los que persiguen de una manera espasmodica visiones y mensajes,
mientras que los verbos «ver» y «tocar» van sustituyendo coda vez mas a un verbo
pobre de visiones, el verbo «creer». Observo, en ocasiones, consternado la importancia
coda vez mayor que se da los curanderos y videntes, a las apariciones y a las
curaciones, un fenomeno que tiene muy poco que ver con la fe, si nos atenemos a las
palabras de Jesus: «¿Crees porque me has visto? Dichosos los que creen sin haber
visto» (in 20,29). Experimentó simpatia por estos bienaventurados, los bienaventurados
de la «normalidad». Pero experimentó tambien consternacion ante este deseo de tocar y
de ver, un deseo que trae de manera prepotente a la mente el idolo y las palabras -
tambien tristes- de Jesús: «Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará Fe en la
tierra? (Lc 18,8).
Pienso en los ojos tristes de Dios. ¿Buscar signos o leerlos? Esta parece ser la lima
divisoria del problema. Jesus, que por una parte desconfiaba del «buscar» signos, por
otra invitaba a «leer» los signos: «Por la tarde decís "Va a hacer buen tiempo, porque el
cielo está rojizo". Y por la mariana: "Hoy hará malo, porque el cielo está rojizo y
cargado". Sabeis discernir el aspecto del cielo, pero no los signos de los tiempos» (Mt
16,2s).
Leer los signos. ¿No será que, enfermos como estamos por lo excepcional, nos volvemos
cada vez mas analfabetos en la vida diaria? Abrire las ventanas coaa manana, las
ventanas de la vida, y por la noche me preguntaré si he leido los signos del paso de Dios
o si habré formado parte del número de los que van a buscar testarudamente los signos
en otra parte (A. Casati, Diario di un curato di citta, Milan, 47-50, passim [edicion
española: En la ciudad. Notas de un cura, Pia Sociedad de las Hijas de San Pablo, Madrid
2000)). www.evangeliodeMarcos.GiorgioZevini
*****
www.fundacionpane.org
🙋 Siguiendo este texto, ¿Cuáles son las palabras o frases o actitudes que atraen tu
atención, tu interés?
Seguramente a muchos nos ha pasado en que llega un momento en que sentimos como
que el Señor no nos escucha, no atiende nuestras necesidades y le reclamamos
fuertemente, ¿Recuerdo alguna ocasión donde he discutido con el Señor o con alguien
cercano a mi por qué no me escucha, no me ayuda? y esto es muy humano, porque no
logramos obtener lo que nosotros queremos y es ahí donde debemos comprender,
meditar, reflexionar, ¿Qué es lo que está pasando que no me siento escuchado,
atendido, que no veo ningún signo como yo quiero?, quizás los signos los hay pero no
me doy cuenta porque soy yo el que quiere tomar el control y no dejo a Dios que Él
tome el control, ¿Alguna ocasión me he dado cuenta de esto?, ¿Qué actitud, que
acciones debo tomar para no discutir con el Señor, con mis cercanos?
🙋 Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la palabra o frase o párrafo o actitud que
te ayuda a recordar este texto?
Hagamos una lista de ocasiones en las que hemos reclamado al Señor y pidamos
perdón.
Hagamos una lista de ocasiones en las que hemos reclamado a nuestros seres cercanos
y pidamos perdón.
No esperemos signos, solo actuemos según nos lo ha pedido el Señor.
✞ ✞ ✞ Profesión de Fe
3 LITURGIA EUCARISTICA
Sacerdote: Orad hermanos para que este sacrificio, mío y vuestro, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria
de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. (→ Este es el
Compendio de la Misa)
*** Se llevan al altar los dones; el pan y el vino. *** Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro
espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios
nuestro. *** Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.
Señor, Tú que nos diste a tu Hijo para que nos librara de la muerte y de todo mal,
acepta este sacrificio que te ofrecemos en acción de gracias por habernos librado de
nuestras tribulaciones. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oh Dios y Padre nuestro: Cuando tu Hijo Jesús experimentó contradicción y rechazo, no
vaciló ni titubeó. Aceptó la vida, con sus sufrimientos, para traernos perdón y alegría.
No permitas que seamos sacudidos por las olas de nuestras dudas y temores, sino
acepta en este pan y este vino nuestra voluntad para ser fieles a Ti y a los hermanos
tanto en los sufrimientos como en las alegrías. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Introducción a la plegaria eucarística
Centro y el culmen de toda la celebración. Es una plegaria de acción de gracias y de consagración. El
sentido de esta oración es que toda la congregación de fieles se una con Cristo en el reconocimiento de
las grandezas de Dios y en la ofrenda del sacrificio.
a) Acción de gracias
El Señor esté con vosotros. R/ Y con tu espíritu. Levantemos el corazón R/ Lo tenemos
levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/ Es justo y necesario.
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
cielo.
c) Epíclesis Se implora el poder divino para que los dones se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de
Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para salvación de quienes
la reciban.
Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por
Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas
todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin
mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que
santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera
que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que
nos mandó celebrar estos misterios.
d) Narración de la institución y consagración. Con las palabras y gestos de Cristo, se
realiza el sacrificio que él mismo instituyó en la última cena. Momento más solemne de la Misa; es la
transubstanciación: pan y vino desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de
Cristo. Dios se hace presente ante nosotros con todo su amor. ¡Bendito Jesus en el Santísimo sacramento
del Altar!
Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y dando gracias te
bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman todos de él,
porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes".
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dando gracias te bendijo, y lo pasó a
sus discípulos, diciendo: "Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi
Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por
muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía".
e) Anámnesis. La Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de Cristo
Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, su Reactualización, recordando principalmente su
bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia, en el
domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida
inmortal. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el
mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor
nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Padre eterno, te ofrecemos la Preciosísima Sangre de Jesús, con todas las
Misas celebradas en el mundo en éste día, por las benditas Almas del
Purgatorio. Y Concédeles, Señor, el descanso eterno y brille para ellas la luz
perpetua. Amén.
h) Doxología final. Se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con el amen del
pueblo.
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo Honor y toda Gloria por los siglos de los siglos. Amén
✞ ✞ ✞ Rito de la comunión
Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de nosotros y de
abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma alegría y amor.
a) Introducción al Padrenuestro
Con las palabras de Jesús nuestro Señor oremos al Padre de todos para que su reino venga a cada
persona de la tierra.
Líbranos, Señor.
Líbranos, Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que
ayudados por tu misericordia, vivamos libres de pecado y protegidos de toda
perturbación, y aguardando la venida gloriosa de Jesucristo, nuestra esperanza.
R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya
bastará para sanarme.
c) El gesto de la fracción del pan: Significa que nosotros, que somos muchos, en la comunión
de un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo (1 Co 10,17)
d) Inmixión o mezcla: el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz.
Antífona de la comunión Sal 137, 1
Te damos gracias, Señor, de todo corazón, porque escuchaste nuestros ruegos.
O bien: Sal 115, 12-13
¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Levantaré el cáliz de salvación
e invocaré el Nombre del Señor.
Dios todopoderoso, que, mediante este pan de vida, te dignas librar a tus siervos de las
ataduras del pecado y restaurar piadosamente sus fuerzas, concédenos crecer sin cesar
en la esperanza de la gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oh Dios, Señor nuestro, Padre amoroso: Sabemos que, aunque invisible pero siempre
presente, Tú estás a nuestro lado en días de prueba y sufrimiento. Ayúdanos a no
abandonar a nuestros hermanas y hermanos necesitados, sino más bien a fortalecer su
confianza en Ti, para que juntos podamos marchar hacia adelante hacia la alegría eterna
que nos prometes por medio de Jesucristo nuestro Señor.
4 RITO DE CONCLUSION
Consta de saludo, bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea, para que
cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.
✞ ✞ ✞ Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos
de los siglos. R/ Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! R/ ¡Venga tu Reino!
Consagración a María
– Termina esta oración rezándole a María:
¡Oh Señora mía, oh Madre mía!, yo me entrego del todo a Ti, y en prueba de mi filial
afecto, te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua y mi corazón, en una
palabra, todo mi ser, ya que soy todo tuyo, ¡oh Madre de bondad!, guárdame y
protégeme como hijo tuyo. Amén.
✞ ✞ ✞ Bendición
Hermanos: El signo que nos da Jesús es Él mismo, su propia persona, el Emanuel, Dios
que se nos muestra personalmente en Jesús, en su palabra de vida inspiradora, en la
ternura de su acción sanadora, en su aceptación de todas las personas, incluyendo los
pobres y marginados. Que el Señor abra nuestros ojos y nos bendiga.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo ✠ y Espíritu Santo descienda sobre
nosotros y nos acompañe siempre.
R/ Amén.
Pueden ir en paz. R/. Demos gracias a Dios.
✞ ✞ ✞ Abba Padre, gracias te doy por enseñarme a Cristo histórico. Y ahora, por tu gracia
y Espíritu Santo concédeme fortalecer la fe, para caminar con Cristo, por Cristo y en
Cristo, ya no histórico, sino Pan vivo bajado del cielo.
«Tú eres Cristo, el Hijo de Dios Vivo» Mt 16, 16