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✞ ✞ ✞ Padre, en Tus manos abandono mi vida y todo mi ser, para que me vacíes de todos
los pensamientos, palabras, obras, deseos e imágenes que me separan de Ti.
Calma mi sed y sacia mi hambre, lléname de Ti. Con humildad te entrego mi intención
de consentir tu Presencia y acción en mí, sáname, transfórmame, hazme de nuevo.
Ahora mismo anhelo y te pido a nombre de tu Hijo Jesús que me des al Espíritu Santo;
pues ya dispuesta mi alma, por tu gracia y misericordia; espera la luz que abra mi
mente y mi corazón para escucharte y ahí en mi meditación dejarme encontrar,
sorprender, seducir, tocar, y guiar por Ti.
Dime lo que quieres de mi para hacer Tu voluntad y no la mía. Dame el don de la
contemplación y la gracia para ver, aceptar y perseverar sin apegos, en este camino
hacia la Gloria.
✞ ✞ ✞ Señor Jesús, que tu Espíritu, nos ayude a leer las Sagradas Escrituras en el mismo
modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús.
Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de
Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía
ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.
Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú
estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo
pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu.
Amén
✞✞✞
Jesús, enséñame a gustar la infinitud del Padre. Háblame, Señor Jesús, acerca del
Padre. Hazme niño para hablarme de él como los padres de la tierra conversan con sus
pequeños; hazme amigo tuyo para hablarme de él como hablabas con Lázaro en la
intimidad de Betania; hazme apóstol de tu palabra para decirme de él lo que
conversabas con Juan; recógeme junto a tu Madre como recogiste junto a ella a los doce
en el Cenáculo..., lleno de esperanza para que el Espíritu que prometiste me hable
todavía de él y me enseñe a hablar de él a mis hermanos con la sencillez de la paloma y
el resplandor de la llama (G. CANOVAI, Suscipe Domine).
“JESÚS: HAZ QUE MI VIDA SIGA TU CAMINO”
«Jerusalén. Jesús dice –Luego del Lavatorio, revelar el traidor y que Pedro lo negará 3
veces-».
1 RITOS INICIALES
✞ ✞ ✞ Antífona de entrada Ap 5, 9-10
Señor, con tu sangre has adquirido para Dios hombres de toda tribu, lengua, pueblo y
nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes. Aleluya.
Monición de entrada
Conmemoramos en esta celebración a san Pío V, papa, de la Orden de Predicadores, que
nació en el norte de Italia el año 1504. Elevado a la sede de Pedro, se esforzó con gran
piedad y tesón apostólico en poner en práctica los decretos del Concilio de Trento acerca
del culto divino, la doctrina cristiana y la disciplina eclesiástica, promoviendo también la
propagación de la fe. Murió en Roma, el día primero del mes de mayo del año 1572.
Nos reunimos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
✞ ✞ ✞ Saludo al altar y pueblo congregado
• Señor, te agradezco por un nuevo día en el que me das la gracia de ser testigo de tu
amor. Hoy, como ayer, me doy cuenta que sigo siendo débil y mis deseos de ser mejor
para Ti no corresponden muchas veces a la realidad. Sin embargo, no me dejes olvidar
que mi debilidad y mi flaqueza son siempre objeto de tu misericordia y de tu infinito
amor.
• Jesús, Tú me conoces y Tú sabes lo que hay en mi corazón. Te pido que me ayudes a
ser tierra fértil ante tu palabra, para que escuchándola y dejando que me interpele,
pueda hacerla vida en mí.
✞ ✞ ✞ Acto penitencial
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora
a la conversión. Reconozcamos nuestra indignidad, debilidad, y nuestros pecados e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Jesucristo, el justo, intercede y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro
espíritu al arrepentimiento. … Un poco de silencio…
• Señor, tengo hambre de Ti, pero a veces cedo ante las ofertas del mundo, de mi
hombre viejo, del Maligno, que, en vez de satisfacerme, me dejan vacío. Te pido perdón
con corazón sincero. Nútreme con el alimento de tu Cuerpo y fortaléceme en mi
combate, que por mis propias fuerzas no puedo alcanzarte.
¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!
✞ ✞ ✞ Oración Colecta:
Oh, Dios, autor de nuestra libertad y salvación, escucha las súplicas de quienes te
invocamos y, pues nos has salvado con la Sangre derramada de tu Hijo, haz que
vivamos siempre por Ti y en Ti gocemos al encontrar la felicidad eterna. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Oh, Dios, que suscitaste providencialmente en tu Iglesia al papa san Pío, para proteger
la fe y darte culto más dignamente, concédenos, por su intercesión, participar en tus
misterios con fe viva y caridad fecunda. Por nuestro Señor Jesucristo.
Señor Dios nuestro: Tu Hijo Jesucristo es para nosotros: el camino que nos conduce a ti
y a los hermanos, la verdad, que es Buena Nueva de amor y de esperanza, y la vida que
Él sacrificó para entregarla por nosotros. Ayúdanos a descubrir el camino hacia Él y a
seguir su mismo camino hacia los otros, a proclamar siempre la verdad alentadora y
creíble, y a dar nuestra vida compartiendo felicidad con los hermanos, por medio del
mismo Jesucristo nuestro Señor.
2 LITURGIA DE LA PALABRA
✞ ✞ ✞ Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 13, 26-33
Meditatio
Cuando el corazón está lleno del amor de Dios no puede hacer otra cosa que amar e
invitar a conocer el amor de Dios por medio del anuncio de la Buena noticia del
Evangelio. Pablo, enamorado y seducido por este amor, no cesa de invitar a todo mundo
a conocer y participar de la vida en el Espíritu, la cual se ha hecho una realidad por la
resurrección de Jesucristo y el envío del Espíritu Santo.
Tú también puedes con tu vida, con tus actitudes, con tu amor, ser una invitación
abierta y constante para que los que viven a tu lado participen y disfruten también del
cielo, no sólo al final de su vida, sino incluso ya desde ahora. Conviértete tú también en
un testigo de Jesús en tu comunidad.
Oratio
Señor, quiero que mi vida, mis actitudes, mi amor, sean una invitación abierta y
constante, para que los que viven a mi lado participen y disfruten también del cielo, no
sólo al final de su vida, sino incluso ya desde ahora. Amén.
Actio
En este día buscaré algún mensaje sobre la vida de Jesús, y se lo haré llegar a mis
contactos de correo electrónico e imprimiré algunos para otros conocidos.
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• En este discurso -su primer discurso programático, Pablo desarrolla los mismos
argumentos de fondo del primer discurso de Pedro en Pentecostés. Debía ser un
esquema habitual en los que anunciaban la Buena Noticia en los ambientes judíos: las
antiguas promesas se han cumplido ahora, a pesar del rechazo por parte de los
habitantes de Jerusalén, que entregaron a Pilato a un inocente, al que Dios despertó de
los muertos. Los matices del discurso son distintos, pero la sustancia es la misma:
Jesús, injustamente condenado, ha sido reconocido justo por Dios mediante la
resurrección. Y ésta es «la palabra de salvación», ésta es la «Buena Nueva», ésta es la
realización de «la promesa hecha a nuestros antepasados»: Dios es lo suficientemente
fuerte para vencer el mal, incluso el más horrible. Dios dará la salvación a los que crean
en su poder, el mismo poder que se manifestó en el acontecimiento pascual de Jesús.
Hemos de señalar que Pablo fundamenta el anuncio de la resurrección en declaraciones
de «testigos». Pablo tiene mucho cuidado en no introducirse en el número de estos, con
lo que reconoce su papel insustituible.
Él es sólo un portavoz de «lo que ha recibido». Con todo, se apresura a añadir: «Y
nosotros os anunciamos la Buena Noticia», introduciéndose en el grupo de los
evangelizadores. Nos anuncia la Palabra de salvación a nosotros, que somos los
verdaderos hijos de Abrahán (Mt 3,9), los herederos de las promesas (Gal 3,16-29), el
verdadero Israel de Dios (Gal 6,16), hoy, en este contexto concreto que es el nuestro.
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✞ ✞ ✞ Salmo
Sal 2,6-7.8-9.10-11
R/. Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.
«Yo mismo he establecido a mi Rey en Sión, mi monte santo». Voy a proclamar el
decreto del Señor; él me ha dicho: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.
R/. Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.
Pídemelo: te daré en herencia las naciones, en posesión, los confines de la tierra: los
gobernarás con cetro de hierro, los quebrarás como jarro de loza».
R/. Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.
Y ahora, reyes, sed sensatos; escarmentad, los que regís la tierra: servid al Señor con
temor, rendidle homenaje temblando.
R/. Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.
✞ ✞ ✞ Aleluya
✞ ✞ ✞ “Padre, dame tu bendición”: “El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”
Jesús es el camino que conduce al Padre (14,1-11). Esta sección está enmarcada
por dos vigorosas exhortaciones a creer en Dios y en Jesús (w. 1.11). Razonan que, si
las palabras de Jesús no son motivo suficiente de fe, entonces sus «obras» deberían
mostrar bien a las claras que Jesús y el Padre son uno (cf. 10,37-38).
1. no se turbe vuestro corazón: Empieza ahora uno de los más profundos discursos
joánicos, en el curso del cual se pone de relieve la relación del precepto del amor dado
por Cristo con el amor del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Jesús empieza añadiendo
este motivo de tranquilidad, teniendo en cuenta que sus anteriores palabras sobre la
partida han entristecido a los discípulos, tened fe en Dios y fe en mí: Jesús nunca ha
vacilado en situarse en el mismo plano que el Padre por lo que respecta a la obra común
de la salvación (cf. 10,30, etc.); en consecuencia, el Padre y Él mismo son igualmente
objeto de la fe. La fe en Dios y en Cristo caracteriza al cristiano en este mundo.
2. en la casa de mi Padre hay muchas moradas: Estas palabras se suelen
interpretar, con razón, como alusivas al reino de los cielos, al que retorna Jesús (aunque
no hay razón para interpretar también el «muchas» como «muchos tipos» o «grados»).
Sin embargo, es probable que Juan intente además otro sentido. Después de todo,
Cristo nunca ha abandonado el cielo y, en consecuencia, tampoco tiene que retornar a Él
(cf. 3,13). La «casa» del Padre está allí donde Dios está, y todo el que permanece con
Dios está en su «casa»; la casa de Dios es una de las metáforas favoritas de Pablo para
designar a la Iglesia (1 Cor 3,10ss, etc.; cf. también Jn 2,20-22). En el presente
contexto, por consiguiente, las «muchas moradas» de la casa del Padre podrían referirse
también a los numerosos miembros de la Iglesia en la tierra, donde igualmente habitará
Cristo (cf. v. 22). También esta interpretación es antigua.
• Según la tradición, la «casa del Padre» significa el cielo (p.ej., Filón, De somn. 1.256).
La tradición apocalíptica de la visita a los cielos, situaba allí las «moradas de la
santidad» (p.ej., I Hen 39,4; 41,2; 45,3).
De otro modo, os lo habría advertido: Aunque ha explicado a los discípulos que se
reunirán con él más tarde (13,36), Jesús les asegura que hay espacio amplísimo en la
casa del Padre, donde estará Él. En consecuencia, no deben temer que les falte un
puesto para permanecer en su compañía.
Voy a prepararos un lugar: La seguridad final de que su partida es sólo para que
puedan estar juntos por siempre.
3. vuelvo para llevaros conmigo: Es suficientemente claro que estas palabras se
refieren a la parusía (cf. 1 Jn 2,28).
Donde yo estoy, también vosotros podéis estar: Estas palabras, por otra parte,
expresan la condición del cristiano que ya posee la vida divina mediante la Iglesia (cf.
12,26). Por tanto, esta promesa se refiere con seguridad también al retorno invisible de
Cristo por el Espíritu (cf. v. 17s).
4. conocéis el camino para ir adonde yo estoy: Los discípulos demuestran en
seguida lo poco que han entendido hasta ahora, a pesar de que Jesús les ha explicado
repetidas veces que marcha al Padre y de qué modo; concretamente, mediante su
muerte sacrificial (cf. 12,23-32), que a su vez es el modelo a que han de atenerse todos
los que quieran seguirle.
• Esd sentencia que los malvados «deberán contemplar cómo las moradas de los otros
[= los justos] son guardadas por ángeles en una profunda paz» (7,85).
5. Tomás: Véase 11,16; 20,24-28. En su pregunta, refleja indudablemente la
ignorancia de todos los discípulos. Han demostrado ser tan obtusos como los judíos
enemigos de Jesús (7,35s; 8,22). Lo que les salva es su buena voluntad.
6. Yo soy el camino, la verdad y la vida: Jesús mismo, y no una lección apocalíptica
acerca de la geografía celestial, es el «camino». «Verdad» y «vida» califican el término
«camino» mediante dos de las imágenes soteriológicas más características de este
evangelio. Jesús no es solamente el guía que nos muestra la salvación; Jesús es el
origen mismo de la vida y la verdad (5.26; 10,10.28; 11,25-26; véase 1. de la Potterie,
NRT 88 [1966] 907-42). El v. 6b repite el tema joánico de que no existe ningún acceso a
Dios que no pase por Jesús (1,18; 3,131.
• La pregunta de Tomás permite a Jesús pronunciar una de sus afirmaciones supremas,
que combina en una sentencia las ideas más fundamentales que se hayan formulado en
el evangelio, yo soy [cf. Comentario a 6,35] el camino, la verdad [cf. comentario a 1,9;
1,14; 1,17] y la vida [cf. comentario a 1,4]: A través de Cristo se llega a la posesión del
Padre, lo que significa poseer la verdad y la vida, nadie va al Padre si no es a través de
mí: Él es el único camino.
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Oración inicial
Señor Dios, origen de nuestra libertad y de nuestra salvación, escucha las súplicas de
quienes te invocamos; y pues nos has salvado por la sangre de tu Hijo, haz que vivamos
siempre en ti y en ti encontremos la felicidad eterna. Por nuestro Señor.
Del Evangelio según Juan 14,1-6
Reflexión
• Estos cinco capítulos (Jn 13 a 17) son un lindo ejemplo de cómo las comunidades del
Discípulo Amado de finales del primer siglo hacían catequesis, allá en Asia Menor, actual
Turquía. Por ejemplo, en este capítulo 14, las preguntas de los tres discípulos Tomás (Jn
14,5), Felipe (Jn 14,8) y Judas Tadeo (Jn 14,22), eran también las preguntas y los
problemas de las Comunidades. Así, las respuestas de Jesús para los tres eran un espejo
en el que las comunidades encontraban una respuesta a sus propias dudas y
dificultades. Para percibir mejor el ambiente en que se hacía catequesis, hay que hacer
lo siguiente. Durante o después de la lectura del texto, es bueno cerrar los ojos e
imaginar que se está en la sala en medio de los discípulos, participando en el encuentro
con Jesús. En la medida en que se va escuchando, es bueno tratar de prestar atención a
cómo Jesús prepara a sus amigos para la separación y les revela su amistad,
transmitiendo seguridad y apoyo.
• Juan 14,1-2: Nada te turbe. El texto empieza con una exhortación: "¡No se turbe
vuestro corazón!" En seguida dice: "En la casa de mi Padre hay distintas moradas". La
insistencia en conservar palabras de ánimo que ayudan a superar la perturbación y las
divergencias, es una señal de que había mucha polémica y divergencias entre las
comunidades. Unas decían a las otras: "Nuestra manera de vivir la fe es mejor que la
vuestra. ¡Nosotros nos salvamos! ¡Vosotros estáis equivocados! Si queréis ir al cielo,
tenéis que convertiros y vivir como nosotros vivimos." Jesús dice: "¡En casa de mi Padre
hay muchas moradas!" No es necesario que todos piensen del mismo modo. Lo
importante es que todos acepten a Jesús como revelación del Padre y que, por amor
hacia él, tengan actitudes de comprensión, de servicio y de amor. Amor y servicio son el
cemento que une entre sí los ladrillos y hace que las diversas comunidades sean una
iglesia de hermanos y de hermanas.
• Juan 14,3-4: Jesús se despide. Jesús dice que va a preparar un lugar y que
después volverá para llevarnos con él a la casa del Padre. El quiere que estemos todos
con él para siempre. El retorno del que habla Jesús es la venida del Espíritu que él
manda y que trabaja en nosotros, para que podamos vivir como él vivió (Jn 14,16-
17.26; 16,13-14). Jesús termina diciendo: "¡Y a donde yo voy sabéis el camino!" Quien
conoce a Jesús, conoce el camino, pues el camino es la vida que él vivió y que le llevó a
través de la muerte junto al Padre.
• Juan 14,5-6: Tomás pregunta por el camino. Tomás dice: "Señor, no sabemos a
dónde vas. ¿Cómo podemos conocer el camino?” Jesús responde: "Yo soy el camino, la
verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí”. Tres palabras importantes. Sin un
camino, no se anda. Sin verdad, no se acierta. Sin vida, ¡sólo hay muerte! Jesús explica
el sentido, porque "¡nadie viene al Padre sino por mí!" Pues, él es la puerta por donde
las ovejas entran y salen (Jn 10,9). Jesús es la verdad, porque mirándole a él, estamos
viendo la imagen del Padre. "¡Si vosotros me conocierais, conocierais también al Padre!"
Jesús es la vida, porque caminando como Jesús caminó, estaremos unidos al Padre y
tendremos la vida en nosotros.
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Jesús también me dice a mí hoy: «No te inquietes». Tú sabías, Señor, que también
había de llegar para mí el momento de la inquietud y la turbación. Para mí y para tantos
otros como yo. ¿Cómo es posible que haya tantos odios y venganzas? ¿Tanta corrupción
e indiferencia? ¿Tanta hambre de dinero y de poder? ¿Tanta violencia y tanta
prepotencia? Fíjate cómo nuestras ciudades se han vuelto semejantes a Sodoma y
Gomorra: ¿cómo es posible no sentirse inquieto?
Jesús responde a mi inquietud asegurándome que «también hay un lugar para mí» allí
donde está él, un lugar preparado para quien, a pesar de la inquietud, persevera con él
en las pruebas y en la tormenta. Y es que, en definitiva, también en el siglo XXI, sigue
siendo él el camino, la verdad y la vida: con él es cómo podemos y debemos atravesar
los ciclones de la avidez y de la sensualidad sin límites y los vientos gélidos de la
injusticia y del cinismo.
Todas las fuerzas que nos desvían, todas las tendencias arrolladoras que nos exigen
estar firmemente aferrados a él.
¿Quieren llevarte por otros caminos? Acuérdate de que él es el camino. ¿Quieren
indicarte soluciones más adelantadas, más dignas del nuevo milenio? Acuérdate de que
él es la verdad. ¿Quieren enseñarte cómo vivir de un modo más intenso y libre?
Acuérdate de que él es la vida. Acuérdate de que con él puedes iniciar una
reconstrucción no ilusoria, aunque no fácil.
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2. Jesús, el Camino
2.1 Podríamos condensar el mensaje del evangelio de hoy con esta frase: para ir adonde
va Jesús, hay que ir a través de Jesús.
2.2 La idea de que Jesús iba a "alguna parte", no necesariamente un lugar físico, nos
resulta quizá más comprensible que la idea de que nosotros vamos "a través de Jesús",
o "por Jesús". Por eso conviene detenernos un poco a meditar qué pueda ser aquello de
ir "por Jesús", es decir, de ver en él nuestro "camino".
2.3 Una interpretación reza así: "Jesús es nuestro camino" significa tomar en nuestra
vida las opciones que tomó Jesús. Es decir: obrar como él, llevar una vida como la suya,
dejarnos mover por un amor como el suyo. Según esto, "camino" equivale aquí a
"ejemplo".
2.4 Otra interpretación: "Jesús es nuestro camino" significa que hay que "recorrer" el
misterio de Cristo. No darlo nunca por conocido sino tenerlo siempre como alguien por
conocer. Según esto, "camino" equivale a "fuente infinita, pregunta inagotable".
2.5 Otra interpretación: "Jesús es nuestro camino" significa que, así como él ha venido a
nosotros y se ha hecho "nuestro", ahora nos corresponde a nosotros ir hacia él una y
otra vez y hacernos "suyos". Más que hacer cosas distintas a las que hacemos o hacer
cosas nuevas, es hacerlas de un modo nuevo.
3. La pregunta de Tomás
3.1 Aquello que pregunta Tomás es de lo más normal para la mayoría de nosotros. Él
dice: "Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo vamos a saber el camino?". Resulta
normal que escojamos los caminos en razón de las metas, y no lo contrario. En nuestra
vida cotidiana actuamos de esa manera: identificamos a dónde queremos llegar y de ahí
entendemos o deducimos qué decisiones nos conducen hacia ese punto final.
3.2 Jesús no deja sin respuesta a Tomás, porque finalmente le dice: "Nadie puede llegar
hasta el Padre, sino por mí", en lo cual entendemos que el término del camino es el
Padre.
3.3 Mas aquí acontece algo singular: normalmente cuando uno conoce una meta bien
decide apropiadamente sobre los medios para alcanzarla. Tomás pregunta como si
pudiera decidir el camino una vez conocida la meta. Para él parece claro que, conocida
la meta, se podrá saber del camino. Este esquema no funciona en el caso presente. Es el
camino, Jesucristo, quien nos da a conocer la meta, el Padre. No podemos entonces,
como en las cosas de esta tierra, adueñarnos de la meta a través de nuestra
inteligencia, por ejemplo, para luego utilizar esa misma inteligencia en la búsqueda de
tal meta.
3.4 Lo central en todo esto es que nunca poseemos la meta, ni siquiera con nuestra
mente. Necesitamos estar "adentro" de Cristo para acceder "desde" Cristo a una meta
que es siempre don y nunca jornal, siempre gracia y nunca recompensa, siempre regalo
y nunca salario. Tal vez sea este un sentido muy profundo de "Cristo Camino".
www.elmisericordioso.me-Pildorasdefe.net
Ciertamente para los apóstoles y para los discípulos podría haber habido confusión en
cuanto a dónde se dirigía Jesús, pero para nosotros esto es ahora claro, pues después
de la resurrección sabemos que él ha ido al Padre, es decir, al cielo y es precisamente
ahí en donde nos ha preparado una habitación.
Sin embargo, la pregunta de Tomás es todavía actual en algunos de nosotros: "¿Cuál es
el camino para llegar a dónde tú vas?" Jesús nos responde de nuevo: "Yo soy ese
camino". El camino para llegar al cielo es una vida vivida en Jesús, con Jesús, de
acuerdo a Jesús, para Jesús, desde Jesús. San Pablo lo resume así «vivir en Cristo», de
manera que ya no soy yo quien vive sino que es Cristo quien vive en mí. Es un proceso
de despojarse del hombre viejo, del hombre que quiere vivir en sí mismo, para sí mismo
y desde su propio egoísmo.
El camino es revestirnos de Jesús, buscar como lo dice Pablo: tener las mismas actitudes
de él, que siendo Dios se rebajó hasta hacerse semejante a nosotros. Pedro, en su carta,
nos invita a "seguir las huellas de nuestro pastor". Si verdaderamente queremos llegar
un día a habitar el lugar preparado por Jesús para cada uno de nosotros, ya sabemos
cuál es el camino: Jesús mismo.
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Que no se inquiete tu corazón, me dice Jesús también a mí. Tú lo sabías, Señor, sabías
que también habría de llegar para ml el momento de la inquietud. Para mí y para
muchos junto conmigo. ¿Cómo es posible que haya tantos odios y venganzas? ¿Tanta
corrupción e indiferencia? ¿Tanta hambre de dinero y de poder? ¿Tanta violencia y tanta
prepotencia? Mira cómo nuestras ciudades se han vuelto semejantes a Sodoma y
Gomorra: ¿cómo es posible no inquietarse?
Jesus responde a mi inquietud asegurándome que hay un lugar también para mí allí
donde está el, un lugar preparado para quien, a pesar de la inquietud, persevera con él
en las pruebas y en la tormenta. Porque, en definitiva, también en el siglo XXI sigue
siendo él el camino, la verdad y la vida: con él es cómo podemos y debemos atravesar
los ciclones de la avidez y de la sensualidad sin límites y los vientos gélidos de la
injusticia y del cinismo. Hacer frente a las fuerzas desviadoras, a las tendencias
arrolladoras, requiere permanecer firmemente aferrados a él.
¿Quieren llevarte por otros caminos? Acuérdate de que él es el camino. ¿Quieren
indicarte soluciones más avanzadas, más dignas del nuevo milenio? Acuérdate de que él
es la verdad. ¿Quieren enseñarte cómo vivir de una manera más intensa y más libre?
Acuérdate de que él es la vida. Acuérdate de que con él puedes iniciar una
reconstrucción que no es ilusoria, aunque tampoco fácil.
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1. Despídese el Señor en los cuatro capítulos siguientes, dirigiendo a los suyos discursos
qué reflejan los íntimos latidos de su divino Corazón. Estos discursos forman la cumbre
del Evangelio de S. Juan y sin duda de toda la divina Revelación hecha a los Doce. Creed
en Dios: Recuérdese que Jesús les dijo que su fe no era ni siquiera como un grano de
mostaza (Lc. 17, 6 y nota). Es muy de notar también está clara distinción de Personas
que enseña aquí Jesús, entre Él y su Padre. No son ambos una sola Persona a la cual
haya que dirigirse vagamente, bajo un nombre genérico, sino dos Personas distintas,
con cada una de las cuales tenemos una relación propia de fe y de amor (cf. 1 Jn. 1, 3),
la cual ha de expresarse también en la oración.
2. Tened confianza en Dios que como Padre vuestro tiene reservadas las habitaciones
del cielo para todos los que aprovechan la Sangre de Cristo. En el Sermón de la Montaña
(Mt. cap. 5 ss.), Jesús ha recordado que el hombre no está solo, sino que tiene un
Dueño que lo creó, en cuyas manos está, y que le impone como ley la práctica de la
misericordia, sin la cual no podrá recibir a su vez la misericordia que ese Dueño le ofrece
como único medio para salvarse del estado de perdición en que nació como hijo de
Adán, quien entregó su descendencia a Satanás cuando eligió a este en lugar de Dios
(Sb. 2, 24 y nota). Ahora, en el Sermón de la Cena, Jesús nos descubre la Sabiduría,
enseñándonos que en el conocimiento de su Padre está el secreto del amor que es
condición indispensable para el cumplimiento de aquella Ley de nuestro Dueño. Pues Él,
por los méritos de su Hijo y Enviado, nos da su propio Espíritu (Lc. 11, 13 y nota) que
nos lleva a amarlo cuando descubrimos que ese Dueño, cuya autoridad inevitable podía
parecernos odiosa, es nuestro Padre que nos ama infinitamente y nos ha dado a su Hijo
para que por Él nos hagamos hijos divinos también nosotros, con igual herencia que el
Unigénito (Ef. 1, 5; 2 Pe. 1, 4). De ahí que Jesús empiece aquí con esa estupenda
revelación de que no quiere guardarse para Él solo la casa de su Padre, donde hasta
ahora ha sido el Príncipe único. Y no sólo nos hace saber que hay allí muchas moradas, o
sea un lugar también para nosotros (v. 2) sino que añade que Él mismo nos lo va a
preparar, porque tiene gusto en que nuestro destino de redimidos sea el mismo que el
Suyo de Redentor (v. 3).
3. Os tomaré junto a Mi: Literalmente: os recibiré a Mi mismo (así la Vulgata). Expresión
sin duda no usual, como que tampoco es cosa ordinaria, sino única, lo que el Señor nos
revela aquí. Más que tomarnos consigo, nos tomará a Él, porque entonces se realizará el
sumo prodigio que S. Pablo llama misterio oculto desde todos los siglos (Ef. 3, 9; Col. 1,
26): el prodigio por el cual nosotros, verdaderos miembros de Cristo, seremos asumidos
por Él que es la Cabeza, para formar el Cuerpo de Cristo total. Será, pues, más que
tomarnos junto a Él: será exactamente incorporarnos a Él mismo, o sea el cumplimiento
visible y definitivo de esa divinización nuestra como verdaderos hijos de Dios en Cristo
(véase Ef. 1, 5 y nota). Es también el misterio de la segunda venida de Cristo, que San
Pablo nos aclara en 1 Ts. 4, 13-17 y en que los primeros cristianos fundaban su
esperanza en medio de las persecuciones (cf. Hb. 10, 25 y nota). De ahí la aguda
observación de un autor moderno: “A primera vista, la diferencia más notable entre los
primeros cristianos y nosotros es que, mientras nosotros nos preparamos para la
muerte, ellos se preparaban para el encuentro con N. Señor en su Segundo
Advenimiento”.
4. Sabéis el camino: El camino soy Yo mismo (v. 6), no sólo en cuanto señalé la Ley de
caridad que conduce al cielo, sino también en cuarto los méritos míos, aplicados a
vosotros como en el caso de Jacob (véase Gn. 27, 19 y nota) os atraerán del Padre las
mismas bendiciones que tengo Yo, el Primogénito (Rm. 8, 29).
6 s. El Padre es la meta. Jesús es el camino de verdad y de vida para llegar hasta Él.
Como se expresó en la condenación del quietismo, la pura contemplación del Padre es
imposible si se prescinde de la revelación de Cristo y de su mediación. En el v. 7 no hay
un reproche como en la Vulgata (si me conocierais...) sino un consuelo: si me conocéis
llegaréis también al Padre indefectiblemente. Vemos así que la devoción ha de ser al
Padre por medio de Jesús, es decir, contemplando a ambos como Personas claramente
caracterizadas y distintas (Concilio III de Cartago, can. 23). Querer abarcar de un solo
ensamble a la Trinidad sería imposible para nuestra mente, pues la tomaría como una
abstracción que nuestro corazón no podría amar como ama al Padre y al Hijo Jesús, con
los cuales ha de ser, dice S. Juan, nuestra sociedad (1 Jn. 1, 3). La Trinidad no es
ninguna cosa distinta de las Personas que la forman. Lo que hemos de contemplar en
ella es el amor infinito que el Padre y el Hijo se tienen recíprocamente en la Unidad del
Espíritu Santo. Y así es cómo adoramos también a la Persona de este divino Espíritu que
es el amor que une a Padre e Hijo. El Espíritu Santo es el espíritu común del Padre y del
Hijo, y propio de cada uno de Ambos, porque todo el espíritu del Padre es de amor al
Hijo y todo el espíritu del Hijo es de amor al Padre. Del primero, amor paternal,
beneficiamos nosotros al unirnos a Cristo. Del segundo, amor filial, participamos
igualmente adhiriéndonos a Jesús para amar al Padre como Él y junto con Él y mediante
Él y a causa de Él, y dentro de Él, pues Ambos son inseparables, como vemos en los vv.
9 ss.
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La voluntad de Jesús es que estemos con Él. Así como estamos unidos a Él ahora con la
palabra, la oración y los sacramentos, de un modo muy superior permaneceremos
unidos para siempre con Él en la casa del Padre. Debemos tener la certeza que en la
casa del Padre tenemos un lugar, y el camino para llegar es Jesucristo.
1. Jesús dice: crean en Dios y crean también en Mí
En este fragmento del evangelio, Jesús continúa su discurso de despedida, pero ahora, a
las palabras de tristeza por la despedida, añade ahora palabras de consuelo y
optimismo, al saber lo que significa su ausencia de ellos, que va a ser ventaja y
misteriosa presencia en los mismos.
Se notan tres grupos de ideas, el significado de la ausencia de Jesús, el conocimiento
recíproco del Padre y del Hijo, y manifestación de los mismos diversos frutos de la fe en
Jesús ausente.
Jesús les levanta, ante su partida, el optimismo: que no haya inquietud y turbación.
Jesús dice: Crean en Dios y crean también en mi Puesto que ya creen en Dios, que
crean también en El; que esa fe en Él se mantenga y aumente en su ausencia, a pesar
de que van a presenciar su muerte de cruz; que crean en El cómo en el Hijo de Dios,
tema del evangelio de san Juan.
Con esa fe vendrán a saber lo que es optimismo. Por otra parte, el mandato simultáneo
de la creencia en Dios y en Jesús, bajo igual condición, implica la divinidad de Jesús.
2. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones
Asentado este tema, les hace ver que su partida, que va a ser por la muerte de cruz, no
es una catástrofe. Él se va a la casa de su Padre, el cielo, donde hay muchas moradas.
Jesús dice En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones Desde San Ireneo se quiso
ver en estas muchas moradas los diversos grados de gloria. Pero no es esto lo que dice
el texto. La enseñanza no es que el cielo sea para unos pocos; tiene una inmensa
capacidad; allí caben todos. La imagen probablemente tiene por base el plano del
templo, con sus múltiples estancias y compartimentos, y al que, Jesús un día llamó
también la casa de mi Padre (Jn 2:16). Precisamente Él va al cielo como Hijo a la casa
de su Padre.
Dice Jesús: ¿les habría dicho a ustedes que voy a prepararles un lugar? Esto les hace
ver ya la solicitud por ellos, pues va a prepararles el lugar. San Agustín pensaba que
esto lo hacía preparando aquí a los futuros moradores. Pero esta interpretación modifica
sustancialmente la metáfora. La razón de esta preparación es que nadie podía ingresar
en el cielo hasta que lo hiciese la humanidad de Jesús resucitado, ya que él es la
primicia de toda la humanidad.
3. Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para
llevarlos conmigo
Pero Jesús no sólo va a prepararles el lugar, aunque directamente se dirige a ellos, la
doctrina es universal, sino que, después de dejar preparado el cielo a los hombres con
su ingreso en el mismo, anuncia su retorno para venir a llevarlos con Él a su morada. Es
así como Jesús dice: Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez
para llevarlos conmigo, Es lo que pedía al Padre en su oración sacerdotal ¿A qué
momento se refiere esta venida? Se ha propuesto al momento de la muerte, a la
parusía, o, sin precisar el momento, se afirmaría sólo el hecho.
No parece referirse al momento de la muerte. Es un tema no relatado con esta exclusiva
y específica precisión en los evangelios.
Generalmente se admite la parusía (1 Jn 2:28). Es el tema frecuente y esperanzado de
la primera generación cristiana. Son muchas las alusiones que a ello hacen los escritos
neotestamentarios. Especialmente San Pablo habla de la parusía de Jesús, en la que los
justos salen al encuentro del Señor, que viene a buscarles, y así estaremos siempre en
el Señor. Consolados con estas palabras (1 Tes 4:17.18).
4. Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida
No parece, hablando de la parusía, que se incluya aquí la mutua estancia y presencia
mutua eclesial de ahora.
Como Jesús, para consolar en su partida a sus apóstoles, les dice adónde va, por
contigüidad lógica, les dice cuál es el camino para ir a donde Él se dirige.
Los apóstoles aparecen con una rusticidad grande, no comprendiendo, como en otras
ocasiones, las enseñanzas de Jesús. Anunciándoles que va al Padre, al cielo, debían
comprender lo que ya les había dicho, en otras formas, tantas veces. Casi están tan
ciegos como los judíos (cf. Jn 7:35ss; 8:22).
Pero Tomás, en nombre de todos, dice que ignoran el camino. San Juan gusta recoger
las escenas dialogadas. Y Jesús le hace una gran declaración: - Yo soy el camino, la
verdad y la vida -
Verdad y vida no tanto en cuanto Él las tiene en sí mismo (Jn 1:4), sino en el sentido
que tienen en el evangelio otras frases sapienciales semejantes: en cuanto Él comunica
la verdad y la vida (Jn 6:48-58; 8:12; 11:23ss).
5. Nadie va al Padre, sino por Mí
Dice el Señor Jesús: - Nadie va al Padre, sino por mí -. Es camino para el Padre, porque
nadie puede venir al Padre sino por mí, es decir, recibiendo su mensaje, que en San
Juan es fe y obras (Jn 3:21, etc.). Y en cuanto se depende vitalmente de Él, como el
sarmiento de la vid (Jn 15:1ss).
Verdad y vida aparecen como dos expresiones sapienciales correlativas. Ya en el Antiguo
Testamento la sabiduría es la que conducía por y a las vías de la vida. Jesús aquí se
identifica con la sabiduría, que en algunos pasajes del Antiguo Testamento parecen
revestir, preparar, la trascendencia divina de la misma.
Jesús, es el camino en cuanto revela al Padre, nos da a conocer el camino que nos
conduce a Padre: El mismo es el único acceso al Padre. Jesús es el camino, porque él
nos mereció la gracia que nos hace hijos de Dios y herederos del cielo y de Él. Todo esto
con su ejemplo que nos enseña el camino que hemos de seguir para llegar al cielo.
6. La Verdad y la Vida
Jesús, es la Verdad; en medio de tanta mentira y falsedad. Para nosotros es una gran
paz saber que esta verdad no cambia. Jesús es la vida, él es el centro de nuestros
corazones, de todos los que desean vivir la bondad y el amor.
Jesucristo es Dios, una misma cosa con el Padre. Conocer a Jesucristo, es conocer a
Dios, amar a Jesucristo es amar a Dios, servir a Jesucristo es servir a Dios y el sueño de
Dios en nosotros, es que seamos hombre buenos como su hijo Jesús.
3 Para la reflexión personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
5.- ¿Qué buenos encuentros guardas en la memoria y que te son fuerza para tu
caminar?
6.- Jesús dice: "En la casa de mi Padre hay distintas moradas". ¿Qué significa esta
afirmación para nosotros, hoy?
4 Oración. ¿Qué le decimos a Dios? La palabra se convierte en Oración.
1 Dios y Padre nuestro, tu Espíritu dice la verdad sobre nuestra vida: ¡estamos hechos
para ti y vivimos por ti! Danos suficiente ánimo para seguir a tu Hijo: Él nos hará
acceder al mundo nuevo por los siglos sin fin. www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux
2 Sostén, Señor, mi corazón vacilante; tú mismo ves lo difícil que es no quedar preso
del asombro en este mundo que parece haber olvidado incluso que has venido a
nosotros. Tú mismo estás viendo cómo estamos destruyendo, en unos pocos decenios,
un patrimonio espiritual acumulado durante siglos mediante un tenaz trabajo misionero
y pastoral. Tú mismo estás viendo cómo envejecen tus fieles, sin que lleguen
demasiados refuerzos, cómo disminuye la práctica religiosa y el número de vocaciones,
cómo se disgrega la familia, cómo son considerados tus fieles con cierta suficiencia.
Sostén, Señor, mi fe vacilante, porque no quiero abandonarte a ti, que eres todo para
mí. Sostén ésta débil esperanza mía, que quisiera ver el nuevo milenio iluminado por tu
verdad. Sostén la cada vez menos vivida llama del amor por mis hermanos, a los que
quisiera hacer el supremo regalo de dar testimonio de ti como el único que pone en
contacto con el Dios vivo y verdadero.
Haz que las palabras que dijiste a Tomás venzan todo mi desánimo y triunfen sobre mi
debilidad. Porque estoy seguro de que eres tú quien tiene la última palabra: «A ti,
Señor, me acojo; no quede yo avergonzado para siempre» (cf. Sal 71,1).
www.santaclaradeestella.es
3 Cantad a Yahvé un nuevo canto, porque ha obrado maravillas; le sirvió de ayuda su
diestra, su santo brazo. (Sal 98,1) www.ocarm.org
4 ¡Padre del Cielo, Padre de las Moradas eternas! Concédeme por tu gracia más fe, para
creer en Ti, y creer en Cristo Jesús quien me habla y te revela. Dame sabiduría y
entendimiento para seguir al Divino Maestro, sí Dios mío, pues, solo por Él conoceré tu
rostro y tu Luz, y solo por Él ocuparé una morada en el Cielo. ¡Ven en mi socorro y
auxilio! y vuelve a enderezar mi destino, he pecado mucho y siento el dolor de
apartarme de las delicias de la vida eterna. Te lo pido por el Santo Nombre de Jesús;
«Camino, Verdad y Vida». Oh María dame la gracia de no caer en tentaciones, para que
me lleves a Tu Hijo, y por medio de Él al Padre. Amén. www.dario.res
5 Me doy cuenta, Señor, de que soy un buen compañero de Felipe, es decir, que soy un
tanto miope con respecto a tu acción en el mundo. Me lamento de la debilidad de tu
Iglesia, del hundimiento de una «cristiandad», y no veo lo nuevo que estás haciendo
surgir entre nosotros. Me lamento de que estás ausente en la historia y veo que no sé
leer los «signos de los tiempos», dejándome llevar unas veces por el pesimismo y otras
por el optimismo, interpretando así los acontecimientos humanos unas veces con las
debilidades de los hombres y otras abandonándome a un providencialismo milagrero.
Señor, enséñame el arte del discernimiento, concédeme el don de ver dónde actúas y
cómo lo haces. Purifica mi corazón con la luz de tu sabiduría. www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini
5 Contemplación. ¿Cómo interiorizamos la palabra de Dios? La palabra en el
corazón de los Padres.
Mediante la continua invocación y el continuo recuerdo de nuestro Señor Jesucristo, se
implanta en nuestra mente una especie de divina tranquilidad, siempre que no
olvidemos la oración continua dirigida a él, la sobriedad sin tregua y la obra de la
vigilancia. En verdad, intentamos realizar siempre del mismo modo y de una manera
propia la invocación a Jesucristo nuestro Señor, gritando con un corazón ferviente, de
modo que podamos tener parte y gustar el santo nombre de Jesús. La continuidad, en
efecto, tanto para la virtud como para el vicio, es la madre de la costumbre, y la
costumbre tiene, después, la misma fuerza que la naturaleza. La mente que llega a
semejante tranquilidad persigue, a continuación, a los enemigos como el perro que caza
las liebres en el bosquecillo. El perro, para devorarlas; la mente, para aniquilarlos
(Hesiquio, Discurso sobre la sobriedad y las virtudes unidas a la salvación del alma,
98). www.santaclaradeestella.es
Quien está lleno de fervor y de solicitud en la acción de gracias debe meditar ante todo
en el más grande y más excelente de todos los beneficios divinos y dar gracias con toda
la devoción y todo el fervor por el hecho de que, mediante el santísimo misterio de la
encarnación y de la Pasión de Cristo, hayamos sido salvados de la muerte eterna y se
nos haya hecho renacer para ella. En Cristo, efectivamente, ha venido la misma
Salvación a los enfermos, la misma Misericordia a los míseros, la misma Sabiduría a los
insensatos, la misma Vida a los muertos, el mismo Camino para los que yerran, la
misma Verdad a los que simulan, el mismo Redentor a los prisioneros, el mismo Dios a
los hombres.
El altísimo Unigénito del altísimo Padre no tuvo un lugar más bajo al que descender
humillándose que morir como culpable y como condenado a la muerte más infame en
aquel mismo hombre al que se había unido en una sola persona. Del mismo modo,
nuestra naturaleza no ha tenido un lugar en el que ser más ensalzada por el hecho de
tener, al sentarse en Cristo a la derecha del Padre, un nombre que está por encima de
todo nombre y ante el cual se dobla toda rodilla en los cielos, en la tierra y en los
infiernos (cf. Flp 2,6s). Y él nos ha dado la firmísima esperanza de que si nos adherimos
fielmente a Él, le seguiremos allí donde nos ha precedido (Jn 17,24). ¿Quién puede
pensar de una manera digna una gracia tan grande? (Juan de Montemedio, «Lettera a
Ugo sul rendimento di grazie», en Padres cartujos, Una parola dal silenzio, Magnano
1997, 226-228). www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini
6 Acción. ¿A qué me comprometo con Dios? Para custodiar y vivir la palabra.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Yo soy el camino, la verdad y la vida»
(Jn 14,6).
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Yo soy el camino, la verdad y la vida»
(v. 6).
7 Para la lectura espiritual. Caminar con la palabra.
Nadie escapa a la posibilidad de ser herido. Todos somos personas heridas, física,
psicológica, mental, espiritualmente. La pregunta principal no es: « ¿Cómo podemos
esconder nuestras heridas?», a fin de que no nos resulten embarazosas, sino: « ¿Cómo
podemos poner nuestras heridas al servicio de los demás?».
Cuando las heridas dejan de ser una fuente de vergüenza y se vuelven fuente de
curación, nos convertimos en curadores heridos. Jesús es el curador herido de Dios: por
medio de sus heridas nos ha sanado de nuevo a nosotros. El sufrimiento y la muerte de
Jesús han traído consigo alegría y vida; su humillación ha traído gloria; su rechazo ha
traído una comunidad de amor. Como seguidores de Jesús, también nosotros podemos
hacer que nuestras heridas traigan curación a los otros (H. J. M. Nouwen, Pane per ¡I
viaggio, Brescia 1997, p. 207 [trad. esp.: Pan para el viaje, PPC, Madrid 1999]).
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Jesús dice adiós: sabe que ha llegado la hora de su paso al Padre. La palabra «adiós» —
todo el mundo lo sabe— en su significado primigenio significa «a Dios». Este es el
sentido con el que Jesús saluda a sus discípulos. Revela a dónde va y dónde podrán
encontrarle: en la casa del Padre. Y no sólo eso: revela también que en la casa del
Padre, que él demuestra conocer, hay muchos sitios. En consecuencia, no hay ninguna
razón para que los discípulos estén tristes. Y tampoco la hay para que lo estemos
nosotros. Nuestro malestar interior (hablo de ese malestar profundo, existencial) nace,
sobre todo, de la falta de sentido, orientación, dirección. ¿A dónde vamos? ¿Hacia la
nada o hacia otra vida? ¿Hacia un juicio temible o hacia un abrazo de ternura? A esto se
añade, a continuación, que, mientras no sepamos si existe para nosotros un sitio
después de la muerte, a veces se nos niega también un sitio más acá de la muerte, en la
vida de todos los días. No ser aceptados, no ser amados, no encontrar sitio en la estima
y en el acto de quien tenemos al lado, ¿no es acaso uno de los mayores sufrimientos?
Sucede incluso que no encontramos sitio en la estima de alguien que se considera
cristiano y que, en nombre de su fe, se siente autorizado a excluir y a condenar. Jesús
desliza hoy sobre toda esta tristeza, como una mano que acaricia, su Palabra
tranquilizadora. ¿A dónde vamos? Vamos hacia el amor del Padre, que no excluye a
nadie. Ni siquiera a los publicanos y a las prostitutas, ni siquiera al ladrón crucificado.
«En la casa de mi Padre hay muchas estancia»: incluso para aquellos a los que nos
gustaría relegar a otro sitio; incluso para nosotros, si es que hubiera alguien incapaz de
hospedarnos en su corazón (L. Pozzoli, Dio ii grande seduttore, Milan 1998, 138-142,
passim). www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini
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www.fundacionpane.org
🙋 Siguiendo este texto, ¿Cuáles son las palabras o frases o actitudes que atraen tu
atención, tu interés?
“No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí”. Esta es la frase más importante
del texto desde nuestro lado, no inquietarnos, creer en Dios y en Jesucristo; todos nos
inquietamos porque a cada momento tenemos tentaciones, cometemos faltas, pero aun
así, él nos conoce y nos entiende, nos ama, nos perdona, por eso, debemos creer en él,
escuchar su mensaje, lo que desea que hagamos, como vivir, él nos afirma que todos
somos bienvenidos, solo debemos tomar el mismo camino, hablar con la verdad y vivir
como él, es decir que lo tomemos a Jesucristo como ejemplo, hacer nuestro mejor
esfuerzo y dar nuestra mejor voluntad. ¿Cuáles son las inquietudes que tengo en mi
vida, que me impiden seguir, hacer lo que Jesucristo me pide?, ¿Porque me dice
Jesucristo que no me inquiete, que crea en Dios y él?, ¿Qué significa creerles?, cuando
Jesucristo nos dice: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”, ¿Quiere decir que lo
sigamos y veamos como ejemplo?, ¿Qué es lo que yo tomaría de ejemplo de Jesucristo?
Mi Señor Jesús, claro que tengo muchas inquietudes, tentaciones, dudas y faltas; soy
humano; yo sé que tú eres el ejemplo a seguir, en quién creer; sé que me conoces y
sabes que hago mi mejor esfuerzo y doy mi mejor voluntad, quiero seguir muy de cerca
cada cosa que me pides, que me invitas a realizar, estoy atento a tus llamados, confió
en ti porque me amas, me perdonas, siempre me estás esperando y deseas que llegue a
tu Reino, a tu casa, porque ya tengo un lugar para mí.
🙋 Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la palabra o frase o párrafo o actitud que
te ayuda a recordar este texto?
Hacer una lista de las inquietudes que tenemos, tentaciones, dudas y faltas,
aceptémoslas e intentemos ir apartándolas de nuestra vida.
Definir mis compromisos con Dios y Jesucristo para demostrarles que creo en ellos.
Ver a Jesucristo como modelo de vida e imitarlo lo más cercano posible.
✞ ✞ ✞ Profesión de Fe
Dirijamos nuestra oración a Dios Padre, que por el Espíritu Santo resucitó a Jesucristo de
entre los muertos, y dará vida también a nuestros cuerpos mortales.
- Por todos los que integramos la Iglesia de Cristo, para que, siguiéndolo a Él y
escuchando su voz, proclamamos ante el mundo su verdad. Roguemos al Señor.
- Por todos los que ignoran o rechazan a Cristo, para que lleguen, por la gracia del
Espíritu, a experimentar que Cristo es la verdad, el camino y la vida plena. Roguemos al
Señor.
- Por los misioneros y por los que anuncian el Evangelio, para que vivan ellos también la
verdad y la vida que predican. Roguemos al Señor.
- Por los que gobiernan las naciones, para que en todas sus decisiones sean iluminados
y guiados por el Espíritu de Dios. Roguemos al Señor.
Escúchanos, Dios de bondad, y haz que los que esperamos el cielo nuevo y la tierra
nueva trabajemos con empeño también por la edificación del mundo presente. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
• Roguemos a nuestro Padre del cielo para que Cristo, que es nuestro camino, verdad y
vida, permanezca todavía hoy con nosotros y para que nosotros podamos ser el camino
hacia él. Y así digamos: R/ Quédate con nosotros, Señor.
- Por el Papa, los Obispos y los sacerdotes, y por todos los que tienen algún ministerio
de servicio en la Iglesia, para que la verdad se haga visible en ellos por la forma como
sirven a los hermanos, roguemos al Señor.
- Por los que ostentan cargos públicos, para que preparen a favor del pueblo a ellos
encomendado el camino hacia la justicia, la paz, la fraternidad y la unidad, roguemos al
Señor.
- Por los solitarios y los hambrientos, por los pobres y los pequeños, para que podamos
nosotros restaurar en ellos su dignidad personal y su confianza y esperanza en la vida,
roguemos al Señor.
3 LITURGIA EUCARISTICA
Sacerdote: Orad hermanos para que este sacrificio, mío y vuestro, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria
de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. (→ Este es el
Compendio de la Misa)
*** Se llevan al altar los dones; el pan y el vino. *** Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro
espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios
nuestro. *** Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.
Señor Dios nuestro: Tu querido Hijo Jesucristo nos mostró que él es el camino, la verdad
y la vida al entregarse a sí mismo en la cruz por todos nosotros y al dársenos ahora de
nuevo en la eucaristía. Concédenos que aprendamos de él a darnos unos a otros nuestro
tiempo, nuestra compasión, nuestro servicio y sobre todo a entregarnos a nosotros
mismos, juntamente con Jesucristo nuestro Señor.
Acoge, Señor, con bondad las ofrendas de tu familia, para que, bajo tu protección, no
pierda los dones ya recibidos y alcance los eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Introducción a la plegaria eucarística
Centro y el culmen de toda la celebración. Es una plegaria de acción de gracias y de
consagración. El sentido de esta oración es que toda la congregación de fieles se una con Cristo
en el reconocimiento de las grandezas de Dios y en la ofrenda del sacrificio .
a) Acción de gracias
El Señor esté con vosotros. R/ Y con tu espíritu. Levantemos el corazón R/ Lo tenemos
levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/ Es justo y necesario.
Prefacio Pascual IV. La restauración del universo por el misterio Pascual.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor;
pero más que nunca exaltarte en este tiempo glorioso en que Cristo, nuestra Pascua, ha
sido inmolado.
Porque, demolida nuestra antigua miseria, fue reconstruido cuanto estaba derrumbado y
renovada en plenitud nuestra vida en Cristo.
• Gracias, Señor por salir a mi encuentro. Gracias por ser el Camino que me lleva al
encuentro del Padre, gracias por ser la Verdad que me revela el misterio del hombre y
del mundo, gracias por ser la auténtica Vida que le da sentido a mi existencia. Te pido
que me ayudes a seguirte con alegría y fervor anunciándole a los demás que sólo Tú
eres el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y
también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria
diciendo sin cesar:
b) Santo: con esta aclamación toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta
o recita las alabanzas a Dios.
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
cielo.
c) Epíclesis Se implora el poder divino para que los dones se conviertan en el Cuerpo y la
Sangre de Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para
salvación de quienes la reciban.
Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por
Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas
todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin
mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que
santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera
que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que
nos mandó celebrar estos misterios.
d) Narración de la institución y consagración. Con las palabras y gestos de Cristo, se
realiza el sacrificio que él mismo instituyó en la última cena. Momento más solemne de la Misa;
es la transubstanciación: pan y vino desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad de Cristo. Dios se hace presente ante nosotros con todo su amor. ¡Bendito Jesus en el
Santísimo sacramento del Altar!
Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y dando gracias te
bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman todos de él,
porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes".
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dando gracias te bendijo, y lo pasó a
sus discípulos, diciendo: "Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi
Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por
muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía".
e) Anámnesis. La Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de
Cristo Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, su Reactualización, recordando
principalmente su bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia, en el
domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida
inmortal. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el
mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor
nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Padre eterno, te ofrecemos la Preciosísima Sangre de Jesús, con todas las
Misas celebradas en el mundo en éste día, por las benditas Almas del
Purgatorio. Y Concédeles, Señor, el descanso eterno y brille para ellas la luz
perpetua. Amén.
h) Doxología final. Se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con el amen
del pueblo.
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo Honor y toda Gloria por los siglos de los siglos. Amén
✞ ✞ ✞ Rito de la comunión
Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de
nosotros y de abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma
alegría y amor.
a) Introducción al Padrenuestro
Con las palabras de Jesús nuestro Señor oremos al Padre de todos para que su reino venga a
cada persona de la tierra.
• Oremos a nuestro Padre misericordioso nos conceda la gracia de creer en Cristo Jesús,
tener la fe y la esperanza solo en Él.
• Unidos en el amor de Cristo, por el Espíritu Santo que hemos recibido, dirijámonos al
Padre con la oración que el Señor nos enseñó:
R/ Padre nuestro…
b) Rito de la Paz
Los fieles imploran la paz y la unidad para la iglesia y para toda la familia humana y se expresan
mutuamente la caridad antes de participar de un mismo pan.
Líbranos, Señor.
Líbranos, Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que
ayudados por tu misericordia, vivamos libres de pecado y protegidos de toda
perturbación, y aguardando la venida gloriosa de Jesucristo, nuestra esperanza.
• Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la
cena del Señor.
R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya
bastará para sanarme.
c) El gesto de la fracción del pan: Significa que nosotros, que somos muchos, en la
comunión de un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo (1 Co 10,17)
d) Inmixión o mezcla: el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz.
Antífona de comunión Rom 4, 2
Cristo nuestro Señor fue entregado por nuestros pecados, y resucitó para nuestra
justificación. Aleluya.
4 RITO DE CONCLUSION
Consta de saludo, bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea,
para que cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.
✞ ✞ ✞ Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos
de los siglos. R/ Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! R/ ¡Venga tu Reino!
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Reina del Cielo, alégrate, aleluya, Porque el Señor, a quien llevaste en tu seno, aleluya
Ha resucitado, según su palabra, aleluya. Santa María, Madre de Dios, ruega al Señor
por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
✞ ✞ ✞ Bendición
Hermanos: Cristo es el camino, la verdad y la vida para nosotros y para todos los
hombres. Si Él vive realmente entre nosotros, nosotros entonces, a nuestra vez,
deberíamos ser para todos y para el mundo entero el camino, la verdad y la vida.
Para lograr con éxito esta misión, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y
Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.
R/ Amén
Podemos ir en paz. R/. Demos gracias a Dios.
✞ ✞ ✞ Abba Padre, gracias te doy por enseñarme a Cristo histórico. Y ahora, por tu gracia
y Espíritu Santo concédeme fortalecer la fe, para caminar con Cristo, por Cristo y en
Cristo, ya no histórico, sino Pan vivo bajado del cielo.
«Tú eres Cristo, el Hijo de Dios Vivo» Mt 16, 16