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Viernes – 4ta S. de Pascua.

Año Impar Ciclo B (Hech 13, 26-33; Jn 14, 1-6)

INVOCACION DEL ESPIRITU SANTO

✞ ✞ ✞ Padre, en Tus manos abandono mi vida y todo mi ser, para que me vacíes de todos
los pensamientos, palabras, obras, deseos e imágenes que me separan de Ti.
Calma mi sed y sacia mi hambre, lléname de Ti. Con humildad te entrego mi intención
de consentir tu Presencia y acción en mí, sáname, transfórmame, hazme de nuevo.
Ahora mismo anhelo y te pido a nombre de tu Hijo Jesús que me des al Espíritu Santo;
pues ya dispuesta mi alma, por tu gracia y misericordia; espera la luz que abra mi
mente y mi corazón para escucharte y ahí en mi meditación dejarme encontrar,
sorprender, seducir, tocar, y guiar por Ti.
Dime lo que quieres de mi para hacer Tu voluntad y no la mía. Dame el don de la
contemplación y la gracia para ver, aceptar y perseverar sin apegos, en este camino
hacia la Gloria.

✞ ✞ ✞ Señor Jesús, que tu Espíritu, nos ayude a leer las Sagradas Escrituras en el mismo
modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús.
Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de
Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía
ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.

Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú
estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo
pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu.
Amén

✞✞✞
Jesús, enséñame a gustar la infinitud del Padre. Háblame, Señor Jesús, acerca del
Padre. Hazme niño para hablarme de él como los padres de la tierra conversan con sus
pequeños; hazme amigo tuyo para hablarme de él como hablabas con Lázaro en la
intimidad de Betania; hazme apóstol de tu palabra para decirme de él lo que
conversabas con Juan; recógeme junto a tu Madre como recogiste junto a ella a los doce
en el Cenáculo..., lleno de esperanza para que el Espíritu que prometiste me hable
todavía de él y me enseñe a hablar de él a mis hermanos con la sencillez de la paloma y
el resplandor de la llama (G. CANOVAI, Suscipe Domine).
“JESÚS: HAZ QUE MI VIDA SIGA TU CAMINO”
 «Jerusalén. Jesús dice –Luego del Lavatorio, revelar el traidor y que Pedro lo negará 3

veces-».

 «No os inquietéis. Confiad en Dios y en mí. En la casa de mi Padre hay


lugar para todos; ahora voy a prepararos ese lugar».
 «Una vez ido y preparado el lugar, volveré y os llevaré conmigo.
Vosotros ya sabéis el camino para ir adonde yo voy».
 «Tomás replicó: Señor, ¿cómo vamos a saber el camino? - Yo soy el
camino, la verdad y la vida. Nadie puede llegar al Padre sino por mí».

1 RITOS INICIALES
✞ ✞ ✞ Antífona de entrada Ap 5, 9-10

Señor, con tu sangre has adquirido para Dios hombres de toda tribu, lengua, pueblo y
nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes. Aleluya.
Monición de entrada
Conmemoramos en esta celebración a san Pío V, papa, de la Orden de Predicadores, que
nació en el norte de Italia el año 1504. Elevado a la sede de Pedro, se esforzó con gran
piedad y tesón apostólico en poner en práctica los decretos del Concilio de Trento acerca
del culto divino, la doctrina cristiana y la disciplina eclesiástica, promoviendo también la
propagación de la fe. Murió en Roma, el día primero del mes de mayo del año 1572.

Nos reunimos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
✞ ✞ ✞ Saludo al altar y pueblo congregado

Misa de Feria o de la Memoria: Viernes de la IV semana de Pascua o san Pío V, papa,


memoria libre. 30 de Abril 2021
• La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté
siempre con nosotros.

✞ ✞ ✞ Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

• Señor, te agradezco por un nuevo día en el que me das la gracia de ser testigo de tu
amor. Hoy, como ayer, me doy cuenta que sigo siendo débil y mis deseos de ser mejor
para Ti no corresponden muchas veces a la realidad. Sin embargo, no me dejes olvidar
que mi debilidad y mi flaqueza son siempre objeto de tu misericordia y de tu infinito
amor.
• Jesús, Tú me conoces y Tú sabes lo que hay en mi corazón. Te pido que me ayudes a
ser tierra fértil ante tu palabra, para que escuchándola y dejando que me interpele,
pueda hacerla vida en mí.

✞ ✞ ✞ Introducción por el Celebrante.

Camino, verdad y vida. (Hch 13, 26-33; Jn 14, 1-6)


En la sinagoga, Pablo proclama a Cristo Resucitado. Que Cristo haya resucitado no es un
mero acontecimiento importante del pasado: Es -como dice el mismo Pablo- “un
mensaje de salvación pensado para ustedes. Hemos venido aquí para anunciarles la
Buena Nueva”. Esta noticia va dirigida a ustedes, hoy.
¿Cuál es nuestra tarea y la misión de todos los cristianos en el mundo hoy? Proclamar la
Buena Nueva de que Cristo ha resucitado y vive entre nosotros. Hacer lo que Cristo hizo.
“Ser Cristos” los unos para con los otros y para el mundo, porque somos pueblo de Dios,
pueblo sacerdotal y misionero. No estamos solos en esta misión, ya que el mismo Cristo
vivo está con nosotros hoy, como nuestro camino, nuestra verdad y nuestra vida.

✞ ✞ ✞ Acto penitencial

El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora
a la conversión. Reconozcamos nuestra indignidad, debilidad, y nuestros pecados e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Jesucristo, el justo, intercede y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro
espíritu al arrepentimiento. … Un poco de silencio…
• Señor, tengo hambre de Ti, pero a veces cedo ante las ofertas del mundo, de mi
hombre viejo, del Maligno, que, en vez de satisfacerme, me dejan vacío. Te pido perdón
con corazón sincero. Nútreme con el alimento de tu Cuerpo y fortaléceme en mi
combate, que por mis propias fuerzas no puedo alcanzarte.
¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!

✞ ✞ ✞ Oración Colecta:

Oh, Dios, autor de nuestra libertad y salvación, escucha las súplicas de quienes te
invocamos y, pues nos has salvado con la Sangre derramada de tu Hijo, haz que
vivamos siempre por Ti y en Ti gocemos al encontrar la felicidad eterna. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Oh, Dios, que suscitaste providencialmente en tu Iglesia al papa san Pío, para proteger
la fe y darte culto más dignamente, concédenos, por su intercesión, participar en tus
misterios con fe viva y caridad fecunda. Por nuestro Señor Jesucristo.
Señor Dios nuestro: Tu Hijo Jesucristo es para nosotros: el camino que nos conduce a ti
y a los hermanos, la verdad, que es Buena Nueva de amor y de esperanza, y la vida que
Él sacrificó para entregarla por nosotros. Ayúdanos a descubrir el camino hacia Él y a
seguir su mismo camino hacia los otros, a proclamar siempre la verdad alentadora y
creíble, y a dar nuestra vida compartiendo felicidad con los hermanos, por medio del
mismo Jesucristo nuestro Señor.

2 LITURGIA DE LA PALABRA
✞ ✞ ✞ Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 13, 26-33

Dios ha cumplido la promesa resucitando a Jesús.


En aquellos días, llegado Pablo a Antioquía de Pisidia, decía en la sinagoga:
26 Hermanos, hijos de la estirpe de Abrahán, y los que, sin serlo, teméis a Dios, es a
vosotros a quienes se dirige este mensaje de salvación.
27 Ciertamente, los habitantes de Jerusalén y sus jefes no reconocieron a Jesús, y al
condenarlo cumplieron las palabras de los profetas que se leen todos los sábados.
28 Sin haber hallado en Él ningún delito que mereciera la muerte, pidieron a Pilato que
lo matase.
29 Y después de cumplir todo lo que acerca de Él estaba escrito, lo bajaron del madero y
lo sepultaron.
30 Pero Dios lo resucitó de entre los muertos.
31 Durante muchos días se apareció a los que habían subido con Él desde Galilea a
Jerusalén, los cuales son ahora sus testigos ante el pueblo.
32 Y nosotros os anunciamos la Buena Noticia: que la promesa hecha a nuestros
antepasados
33 Dios nos la ha cumplido a nosotros, sus descendientes, resucitando a Jesús, como
está escrito también en el salmo segundo: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy.
PALABRA DE DIOS. R/TE ALABAMOS, SEÑOR
www.evangelizacion.org.mx

Meditatio
Cuando el corazón está lleno del amor de Dios no puede hacer otra cosa que amar e
invitar a conocer el amor de Dios por medio del anuncio de la Buena noticia del
Evangelio. Pablo, enamorado y seducido por este amor, no cesa de invitar a todo mundo
a conocer y participar de la vida en el Espíritu, la cual se ha hecho una realidad por la
resurrección de Jesucristo y el envío del Espíritu Santo.
Tú también puedes con tu vida, con tus actitudes, con tu amor, ser una invitación
abierta y constante para que los que viven a tu lado participen y disfruten también del
cielo, no sólo al final de su vida, sino incluso ya desde ahora. Conviértete tú también en
un testigo de Jesús en tu comunidad.
Oratio
Señor, quiero que mi vida, mis actitudes, mi amor, sean una invitación abierta y
constante, para que los que viven a mi lado participen y disfruten también del cielo, no
sólo al final de su vida, sino incluso ya desde ahora. Amén.
Actio
En este día buscaré algún mensaje sobre la vida de Jesús, y se lo haré llegar a mis
contactos de correo electrónico e imprimiré algunos para otros conocidos.
www.santaclaradeestella.es

• En este discurso -su primer discurso programático, Pablo desarrolla los mismos
argumentos de fondo del primer discurso de Pedro en Pentecostés. Debía ser un
esquema habitual en los que anunciaban la Buena Noticia en los ambientes judíos: las
antiguas promesas se han cumplido ahora, a pesar del rechazo por parte de los
habitantes de Jerusalén, que entregaron a Pilato a un inocente, al que Dios despertó de
los muertos. Los matices del discurso son distintos, pero la sustancia es la misma:
Jesús, injustamente condenado, ha sido reconocido justo por Dios mediante la
resurrección. Y ésta es «la palabra de salvación», ésta es la «Buena Nueva», ésta es la
realización de «la promesa hecha a nuestros antepasados»: Dios es lo suficientemente
fuerte para vencer el mal, incluso el más horrible. Dios dará la salvación a los que crean
en su poder, el mismo poder que se manifestó en el acontecimiento pascual de Jesús.
Hemos de señalar que Pablo fundamenta el anuncio de la resurrección en declaraciones
de «testigos». Pablo tiene mucho cuidado en no introducirse en el número de estos, con
lo que reconoce su papel insustituible.
Él es sólo un portavoz de «lo que ha recibido». Con todo, se apresura a añadir: «Y
nosotros os anunciamos la Buena Noticia», introduciéndose en el grupo de los
evangelizadores. Nos anuncia la Palabra de salvación a nosotros, que somos los
verdaderos hijos de Abrahán (Mt 3,9), los herederos de las promesas (Gal 3,16-29), el
verdadero Israel de Dios (Gal 6,16), hoy, en este contexto concreto que es el nuestro.
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Camino. Hechos 13,26-33. En Jesús se cumple plenamente la promesa hecha a los


Padres. Unidad de la historia: Jesús ha muerto —muerto ignominiosamente sobre una
cruz—, pero con ello ha hecho realidad las palabras de los profetas, que se leen cada
sábado en la sinagoga. Ha sido entregado a manos de los hombres, pero para la
salvación de la multitud. Dios mismo ha avalado este sacrificio voluntario: ha resucitado
a Jesús de entre los muertos; ha aprobado la obra de su Mesías y lo ha entronizado en
la gloria suprema.
Los judíos habían pedido una palabra de ánimo; Pablo les dirige una palabra de
salvación. Con la resurrección de Cristo, el Reino forma parte definitivamente de la
historia de los hombres; las «verdaderas realidades de David» forman ya parte del
patrimonio de la humanidad. «Gracias a Jesús os llega el anuncio del perdón de los
pecados, y esta justificación que no habéis podido encontrar en la ley de Moisés es
plenamente concedida en él a todo hombre que cree». A todo hombre: la resurrección
va más allá de la persona de Jesús; alcanza a todo hombre creyente. Es obra del
Espíritu, y Pablo ha recibido de Cristo la misión de proclamarla.
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1. Obedecer a Dios sin saberlo


1.1 Hoy hemos escuchado en la primera lectura la continuación del discurso de Pablo en
Antioquía de Pisidia. Y lo primero que atrae nuestra atención es la luz con la que este
apóstol descubre la acción de Dios a través de las desobediencias humanas. Es inmortal
aquella frase: "los habitantes de Jerusalén y sus autoridades no reconocieron a Jesús, y
al condenarlo cumplieron las palabras de los profetas". ¡Es algo fantástico!
1.2 Es que a veces uno cree que para que Dios obre es necesario que la gente le
obedezca, y eso, por sorprendente que pueda parecernos, en cierto sentido no es
indispensable.
1.3 Esto no significa que Dios pierda soberanía, o deje de ser Rey de la Creación y Señor
de la Historia. Todo lo contrario: significa que, como enseña santo Tomás de Aquino,
cuando algo o alguien pretende escapar de su gobierno en un determinado sentido,
vuelve o se devuelve a él en otro; por ejemplo: el que huye de su amor es alcanzado
por su justicia.
1.4 Esto implica que las desobediencias humanas, aunque nos parezcan "fracasos" del
plan divino, no son sino entradas hacia nuevas posibilidades de la infinita sabiduría y del
inagotable poder de Dios. En esta línea de pensamiento hay que afirmar que Dios no
quiere nuestras desobediencias, pero a través de ellas hace que obedezcamos a un plan
que no conocíamos y al que finalmente servimos. Un plan de amor que ciertamente es
proporcional al tamaño de su misericordia y de su gracia. El salmo 2 es un salmo real
que el soberano recitaba el día de su entronización en Jerusalén. Contiene el decreto
divino que ratifica la adopción del monarca por Yahvé y un oráculo que fija su destino.
www.caminando-con-jesus.org

El discurso de Pablo en la sinagoga presenta nuevamente el kerigma, el anuncio central


de la fe. Pablo, como judío, se dirige a los judíos exhortándolos a reconocer en Jesús al
enviado del Padre, el que cumple en forma plena y definitiva la promesa de salvación.

✞ ✞ ✞ Salmo

Sal 2,6-7.8-9.10-11
R/. Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.
«Yo mismo he establecido a mi Rey en Sión, mi monte santo». Voy a proclamar el
decreto del Señor; él me ha dicho: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.
R/. Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.
Pídemelo: te daré en herencia las naciones, en posesión, los confines de la tierra: los
gobernarás con cetro de hierro, los quebrarás como jarro de loza».
R/. Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.
Y ahora, reyes, sed sensatos; escarmentad, los que regís la tierra: servid al Señor con
temor, rendidle homenaje temblando.
R/. Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.

✞ ✞ ✞ Aleluya

Aleluya Jn 14, 6bc


R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Yo soy el camino, y la verdad, y la vida – dice el Señor–; nadie va al Padre, sino por
mí.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

✞ ✞ ✞ “Padre, dame tu bendición”: “El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”

✞ ✞ ✞ Lectura del Santo Evangelio según: Juan 14, 1-6

Yo soy el camino y la verdad y la vida.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
1 No os inquietéis. Confiad en Dios y confiad también en mí.
2 En la casa de mi Padre hay lugar para todos; de no ser así, ya os lo habría dicho;
ahora voy a prepararos ese lugar.
3 Una vez que me haya ido y os haya preparado el lugar, volveré y os llevaré conmigo,
para que podáis estar donde voy a estar yo.
4 Vosotros ya sabéis el camino para ir adonde yo voy.
5 Tomás replicó: - Pero, Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo vamos a saber el
camino?
6 Jesús le respondió: - Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie puede llegar hasta el
Padre sino por mí.
PALABRA DEL SEÑOR. R/ GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS.

✞ ✞ ✞ “Que por el Evangelio sean perdonados nuestros pecados veniales”

Papa Benedicto XVI, Regina coeli 22-mayo-2011


La fe en Jesús conlleva seguirlo cada día, en las sencillas acciones que componen
nuestra jornada. "Es propio del misterio de Dios actuar de manera discreta. Sólo poco a
poco va construyendo su historia en la gran historia de la humanidad. Se hace hombre,
pero de tal modo que puede ser ignorado por sus contemporáneos, por las fuerzas de
renombre en la historia. Padece y muere y, como Resucitado, quiere llegar a la
humanidad solamente mediante la fe de los suyos, a los que se manifiesta. No cesa de
llamar con suavidad a las puertas de nuestro corazón y, si le abrimos, nos hace
lentamente capaces de "ver"" (Jesús de Nazaret II, p. 321). San Agustín afirma que "era
necesario que Jesús dijese: "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn 14, 6), porque
una vez conocido el camino faltaba por conocer la meta" (Tractatus in Ioh., 69, 2: ccl
36, 500), y la meta es el Padre. Para los cristianos, para cada uno de nosotros, por
tanto, el camino al Padre es dejarse guiar por Jesús, por su palabra de Verdad, y acoger
el don de su Vida. Hagamos nuestra la invitación de san Buenaventura: "Abre, por tanto,
los ojos, tiende el oído espiritual, abre tus labios y dispón tu corazón, para que en todas
las criaturas puedas ver, escuchar, alabar, amar, venerar, glorificar y honrar a tu Dios"
(Itinerarium mentis in Deum, I, 15).
Meditemos el comentario de San Juan Pablo II:
Sí, Jesús es —para nosotros— un camino que conduce hacia el Padre, el único camino. El
que quiera lograr la salvación, deberá tomar ese camino. Vosotros, jóvenes, a menudo
os encontráis en una encrucijada, sin saber cuál es el camino que debéis elegir, ni
adónde ir; son muchos los caminos errados, como también las propuestas fáciles y las
ambigüedades. No olvidéis, en esos momentos, que Cristo —con su Evangelio, su
ejemplo y sus mandamientos— es siempre y sólo el camino más seguro que desemboca
en una felicidad plena y duradera… Cada uno de vosotros desea ardientemente vivir su
propia vida en toda plenitud. Vivís animados por grandes esperanzas y muy buenos
proyectos para el futuro. No olvidéis, sin embargo, que la verdadera plenitud de la vida
se encuentra sólo en Cristo, muerto y resucitado por nosotros. Solamente Cristo puede
llenar, hasta el fondo, el espacio del corazón humano. Sólo Él da el valor y la alegría de
vivir, y esto a pesar de los límites u obstáculos externos. Sí, descubrir a Cristo es la
aventura más bella de toda nuestra vida. Pero no es suficiente descubrirlo una sola vez.
Cada vez que se descubre, se recibe un llamamiento a buscarle más aún, y a conocerle
mejor a través de la oración, la participación en los sacramentos, la meditación de su
palabra, la catequesis y la escucha de las enseñanzas de la Iglesia. Esta es nuestra tarea
más importante, como lo comprendió tan bien San Pablo cuando escribió: «Para mí la
vida es Cristo» (Flp 1,21).
<<Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida>>
Hay lugar en el Cielo para todos. Así que, no pienses en que el otro, ese que conoces y
no lo ayudas, no vaya, para tener allí tu lugar; porque hay sitio para todos, excepto para
los egoístas.
P. Jesús

1 Contexto. La palabra se ilumina.


www.sanJeronimo.Brown,Fitzmyer,Murphy

Jesús es el camino que conduce al Padre (14,1-11). Esta sección está enmarcada
por dos vigorosas exhortaciones a creer en Dios y en Jesús (w. 1.11). Razonan que, si
las palabras de Jesús no son motivo suficiente de fe, entonces sus «obras» deberían
mostrar bien a las claras que Jesús y el Padre son uno (cf. 10,37-38).
1. no se turbe vuestro corazón: Empieza ahora uno de los más profundos discursos
joánicos, en el curso del cual se pone de relieve la relación del precepto del amor dado
por Cristo con el amor del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Jesús empieza añadiendo
este motivo de tranquilidad, teniendo en cuenta que sus anteriores palabras sobre la
partida han entristecido a los discípulos, tened fe en Dios y fe en mí: Jesús nunca ha
vacilado en situarse en el mismo plano que el Padre por lo que respecta a la obra común
de la salvación (cf. 10,30, etc.); en consecuencia, el Padre y Él mismo son igualmente
objeto de la fe. La fe en Dios y en Cristo caracteriza al cristiano en este mundo.
2. en la casa de mi Padre hay muchas moradas: Estas palabras se suelen
interpretar, con razón, como alusivas al reino de los cielos, al que retorna Jesús (aunque
no hay razón para interpretar también el «muchas» como «muchos tipos» o «grados»).
Sin embargo, es probable que Juan intente además otro sentido. Después de todo,
Cristo nunca ha abandonado el cielo y, en consecuencia, tampoco tiene que retornar a Él
(cf. 3,13). La «casa» del Padre está allí donde Dios está, y todo el que permanece con
Dios está en su «casa»; la casa de Dios es una de las metáforas favoritas de Pablo para
designar a la Iglesia (1 Cor 3,10ss, etc.; cf. también Jn 2,20-22). En el presente
contexto, por consiguiente, las «muchas moradas» de la casa del Padre podrían referirse
también a los numerosos miembros de la Iglesia en la tierra, donde igualmente habitará
Cristo (cf. v. 22). También esta interpretación es antigua.
• Según la tradición, la «casa del Padre» significa el cielo (p.ej., Filón, De somn. 1.256).
La tradición apocalíptica de la visita a los cielos, situaba allí las «moradas de la
santidad» (p.ej., I Hen 39,4; 41,2; 45,3).
De otro modo, os lo habría advertido: Aunque ha explicado a los discípulos que se
reunirán con él más tarde (13,36), Jesús les asegura que hay espacio amplísimo en la
casa del Padre, donde estará Él. En consecuencia, no deben temer que les falte un
puesto para permanecer en su compañía.
Voy a prepararos un lugar: La seguridad final de que su partida es sólo para que
puedan estar juntos por siempre.
3. vuelvo para llevaros conmigo: Es suficientemente claro que estas palabras se
refieren a la parusía (cf. 1 Jn 2,28).
Donde yo estoy, también vosotros podéis estar: Estas palabras, por otra parte,
expresan la condición del cristiano que ya posee la vida divina mediante la Iglesia (cf.
12,26). Por tanto, esta promesa se refiere con seguridad también al retorno invisible de
Cristo por el Espíritu (cf. v. 17s).
4. conocéis el camino para ir adonde yo estoy: Los discípulos demuestran en
seguida lo poco que han entendido hasta ahora, a pesar de que Jesús les ha explicado
repetidas veces que marcha al Padre y de qué modo; concretamente, mediante su
muerte sacrificial (cf. 12,23-32), que a su vez es el modelo a que han de atenerse todos
los que quieran seguirle.
• Esd sentencia que los malvados «deberán contemplar cómo las moradas de los otros
[= los justos] son guardadas por ángeles en una profunda paz» (7,85).
5. Tomás: Véase 11,16; 20,24-28. En su pregunta, refleja indudablemente la
ignorancia de todos los discípulos. Han demostrado ser tan obtusos como los judíos
enemigos de Jesús (7,35s; 8,22). Lo que les salva es su buena voluntad.
6. Yo soy el camino, la verdad y la vida: Jesús mismo, y no una lección apocalíptica
acerca de la geografía celestial, es el «camino». «Verdad» y «vida» califican el término
«camino» mediante dos de las imágenes soteriológicas más características de este
evangelio. Jesús no es solamente el guía que nos muestra la salvación; Jesús es el
origen mismo de la vida y la verdad (5.26; 10,10.28; 11,25-26; véase 1. de la Potterie,
NRT 88 [1966] 907-42). El v. 6b repite el tema joánico de que no existe ningún acceso a
Dios que no pase por Jesús (1,18; 3,131.
• La pregunta de Tomás permite a Jesús pronunciar una de sus afirmaciones supremas,
que combina en una sentencia las ideas más fundamentales que se hayan formulado en
el evangelio, yo soy [cf. Comentario a 6,35] el camino, la verdad [cf. comentario a 1,9;
1,14; 1,17] y la vida [cf. comentario a 1,4]: A través de Cristo se llega a la posesión del
Padre, lo que significa poseer la verdad y la vida, nadie va al Padre si no es a través de
mí: Él es el único camino.
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• Los apóstoles, reunidos en torno a Jesús en el cenáculo, después del anuncio de la


traición de Judas, de las negaciones de Pedro y de la inminente partida del Maestro, han
quedado profundamente afectados. El desconcierto y el miedo han inundado la
comunidad. Jesús lee en el rostro de sus discípulos una fuerte turbación, un peligro para
la fe, y por eso les anima a que tengan fe en el Padre y en él (v. 1).
Si el Maestro exhorta a sus discípulos a la confianza es porque él está a punto de irse a
la casa del Padre a prepararles un lugar. No deben entristecerse por su partida, porque
no los abandona; más aún, volverá para llevarlos con él (vv. 3s).
Los apóstoles no comprenden las palabras de Jesús. Tomás manifiesta su absoluta
incomprensión: no sabe la meta hacia la que se dirige Jesús ni el camino para llegar a
ella; y es que entiende las cosas en un sentido material. Jesús, en cambio, va al Padre y
precisa el medio para entrar en contacto personal con Dios: «Yo soy el camino, la
verdad y la vida» (v. 6).
Esta fórmula de revelación es una de las cumbres más elevadas del misterio de Cristo y
de la vida trinitaria: el hombre-Jesús es el camino porque es la verdad y la vida. En
consecuencia, la meta no es Jesús verdad, sino el Padre, y Jesús es el mediador hacia el
Padre. La función mediadora del hombre-Jesús hacia el Padre está explicitada por la
verdad y por la vida. El Señor se vuelve así, para todos los discípulos, el camino al
Padre, por ser la verdad y la vida. Él es el revelador del Padre y conduce a Dios, porque
el Padre está presente en él y habla en verdad. Él es el «lugar» donde se vuelve
disponible la salvación para los hombres y éstos entran en comunión con Dios.
www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini

Los apóstoles, reunidos en torno a Jesús en el cenáculo, después del anuncio de la


traición de Judas, de la negación de Pedro y de la inminente partida del Maestro, se
quedaron profundamente impactados. El desconcierto y el miedo irrumpieron dentro de
la comunidad. Jesus lee en el rostro de sus discipulos una fuerte turbación y por eso les
anima a tener fe en el Padre y en el (v. 1). Si el Maestro exhorta a los suyos a la
confianza es porque está a punto de irse a la casa del Padre a prepararles un sitio, pues
no les abandona, sino que volverá para llevarlos con el (vv. 3s). Los apóstoles no
comprenden las palabras de Jesus. Tomas manifiesta su absoluta incomprensión: no
sabe cuál es la meta hacia la que Cristo se dirige ni cual el camino para llegar a ella,
porque entiende las cosas en un sentido material. Jesus, en cambio, va al Padre y
precisa el medio para entrar en contacto personal con Dios: a Yo soy el camino, la
verdad y la vida» (v. 6). Esta fórmula de revelación es una de las cimas más elevadas
del misterio de Cristo y de la vida trinitaria: el hombre-Jesus es el camino, porque es la
verdad y la vida. La meta, por tanto, no es Jesus-verdad, sino el Padre, y Jesus es el
mediador hacia el Padre. La función mediadora del hombre-Jesús hacia el Padre esta
explicitada por la verdad y por la vida. El Señor se vuelve así para todo discípulo el
camino al Padre, en cuanto que es la verdad y la vida.
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Juan 13-17. El discurso de despedida


En capítulo 13, Jesús reunió a los discípulos en el Cuarto de Arriba para la comida de la
Pascua. Los discípulos sabían del conflicto de Jesús con las autoridades judías y el
peligro que presentaba. Jesús comenzó por lavarles los pies a los discípulos, modelando
el ministerio de uno que sirve (13:1-20). Después, predijo su traición por parte de
Judas, mandándole que saliera a la noche para cumplir su maldad. Finalmente, habló de
su glorificación, la que significaba su muerte (13:31-33), les mandó a los discípulos que
se amaran uno al otro (13:34-35), y predijo la negación de Pedro (13:36-38). Ahora,
para contrarrestar la oscuridad de la situación, Jesús se dirige a sus discípulos. En una
noche que carece de esperanza, Jesús revela un futuro emocionante.
Más adelante, en capítulo 15, Jesús habla de sí mismo como la viña en que la rama debe
vivir para dar fruto (15:1-17), y les avisa a los discípulos que experimentarán el odio del
mundo (15:18-27). En capítulo 16, prometerá el regalo del Espíritu Santo (16:4-15) – la
tristeza se convertirá en alegría (16:16-24) – y tendrán paz (16:25-33). Capítulo 17 es
la oración sacerdotal en la que Jesús reza por sus discípulos. “Según nuestro
entendimiento, la escena de la cena continúa a lo largo de capítulo 17” (Smith, 262).
El autor de este Evangelio sigue un orden particular: Algo pasa – seguido por una
discusión – seguido por la explicación de Jesus. En capítulos 14-17, Jesús explica
eventos que han de ocurrir – su muerte, resurrección, y ascensión. “El Discurso de
Despedida, entonces, describe un evento antes de que ocurra, así variando el estilo
narrativo Johannino que conocemos” (O’Day, 735).
Sloyan avisa, “Predicar sobre Juan 14-17 es más fácil decir que hacer. Sus frases
sonoras de alguna manera despiertan lo corriente en nosotros e invitan al oyente al
aburrimiento…. La prosa necesita ser desmantelada, cada parte examinada y relacionada
a las otras. Después, todas se han de brillar y reunir como partes de un reloj si ha de
funcionar para el oyente” (Sloyan, 178). Esta llamada hacia una cuidadosa exégesis está
bien expresada. Estos capítulos cerrados son difíciles de comprender a un nivel más
profundo.
2 Reflexión. ¿Qué nos dice Dios en el Texto? La palabra me ilumina.
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Juan 14:1. No se turbe vuestro corazón


“No se turbe vuestro corazón” (v. 1). Los discípulos tienen mucho de qué
preocuparse:
• Jesús les ha hablado de traición y de muerte (13:21-30), y él mismo se ha sentido
“conmovido en el espíritu” (13:21). Judas está, aún ahora, en medio de la traición
(13:30). Los discípulos pueden imaginarse el peligro que se esconde en las sombras –
no solo para Jesús, sino para ellos también.
• Jesús ha dicho, “Aun un poco estoy con vosotros… Donde yo voy, vosotros no podéis
venir” (v. 33). Para los discípulos, que han dejado todo para seguir a Jesús, debe ser
terriblemente desorientador oír a Jesús decir que les deja.
“Creéis en Dios, creed también en mí” (v. 1). Aunque está confrontando la muerte,
Jesús no se enfoca en sus propios problemas, sino que consuela a sus discípulos. Su
consejo en un momento de desastre inminente es la fe – “Creéis en Dios, creed también
en mí.” “Gramáticamente, estos dos verbos se pueden entender en el indicativo o en el
imperativo” (Howard, 698), haciendo posible traducir las palabras de Jesús de cuatro
maneras:
• “Creen en Dios” (un hecho). “Crean también en mi” (un mandato).
• “Creen en Dios” (un hecho). “Creen en mi” (un hecho).
• “Crean en Dios” (un mandato). “Creen en mi” (un hecho).
• “Crean en Dios” (un mandato). “También crean en mi” (un mandato).
La última de éstas es, lo más probable, la intención de Jesús, y es la manera que lo
traduce la RVR.
En nuestro mundo de emociones sensibles, es digno anotar que Jesús reconoce el temor
de los discípulos, pero no lo apoya. En vez de enfocarse en su temor, les llama a la fe.
Jesús llama a los discípulos a creer, no a causa de la situación sino que a pesar de ella –
para asegurarles de las cosas que esperan – para convencerles de cosas no vistas (Heb
11:1). Era ese tipo de fe la que llevó a Abrahán a seguir a Dios sin conocer su destino
(Heb 11:8-12). Dios bendijo la fe de Abrahán creando de él una gran nación – Israel – el
pueblo de Dios. Jesús bendecirá la fe de los discípulos – una fe que todavía no está
completamente presente en esta mesa – al crear de ellos la iglesia – la nueva Israel – el
pueblo de Dios.
Jesús llama a los discípulos a creer, no solo en Dios, pero también en él. “Aún es
razonable pedir de los discípulos fe y confianza en Dios, pero el mandato ‘crean en mi’
puede significar una asociación peligrosa con un hombre condenado. Puede que sea más
de lo que están dispuestos a dar” (Moloney, 393-394). La hora llegará cuando los
discípulos crean, pero ahora todavía luchan con creer.
¡Es digno anotar que el consejo de Jesús funciona! Cuando amigos nos dicen que no nos
preocupemos, nos preocupamos de todos modos. Sin embargo, cuando seguimos el
consejo de Jesús y creemos en Dios y en él, nuestras preocupaciones pierden poder. Si,
además, “los que a Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien, es a saber, a los que
conforme al propósito son llamados” (Rom. 8:28), ¿qué hay que temer? Si Dios está a
nuestro favor, ¿qué importa quién esté en nuestra contra? (Rom 8:31). Ese tipo de fe
triunfa sobre el temor.
Juan 14:2a. En la casa de mi Padre
La frase, “En la casa de mi Padre,” es más personal y más abierta que la palabra “cielo.”
La persona que tiene una relación cariñosa con su padre disfruta de privilegios en la
casa del padre que normalmente se negarían a los demás. El hogar de Jesús está en la
casa del Padre, y promete que también será nuestro hogar.
O’Day advierte que no debemos tomar “la casa de mi Padre” como palabras sinónimas
con ‘cielo.’ “En vez, la referencia a la casa del Padre debe ser comprendida primero en el
contexto del hogar mutuo de Dios y Jesús, un tipo de ‘residencia’ que ha sido
mencionada repetidamente, empezando por los primeros versículos del Evangelio (i.e.,
1:1, 18). A lo largo del Evangelio, lugar ha sido, consistentemente, un símbolo para”
(O’Day, 740). Al proceder por esta exégesis, veremos qué relación es un tema que
continúa.
“Hay muchos lugares para residir” (monai). El Latin Vulgate tradujo monai como
“mansiones,” y la Biblia del Rey Santiago hizo lo mismo (“En la casa de mi Padre hay
muchas mansiones”). Ese lenguaje es familiar para cristianos más mayores, pero
“lugares para residir” es mejor traducción. “El caso no es el lujo de cada apartamento,
sino el hecho de que la amplia provisión de viviendas provee más que suficiente espacio
para que cada uno de los discípulos de Jesús se reúna con él en la casa de su Padre”
(Carson, 489).
La frase “lugares para residir” (monai) también tiene que ver con relaciones. El griego
monai es el sustantivo del verbo meno, generalmente traducido como “permanecer” o
“permaneciente” en este Evangelio. Jesús usa meno para describir relaciones fuertes:
• “Ni tenéis su palabra permanente (menonta) en vosotros; porque al que él envió, á
éste vosotros no creéis” (5:38).
• “El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece (menei), y yo en él”
(6:56).
• “Estad (meinate) en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto de
sí mismo, si no estuviere (mene) en la vid; así ni vosotros, si no estuviereis (menei) en
mí” (15:4 – véase también vv. 5-10).
Moloney traduce monai como “lugares para permanecer” para describir la relación entre
lo que dice Jesús en v. 2 y lo que dice sobre “permanecer” (monai) en otros sitios
(Moloney, 397). El caso es comprender monai como algo que tiene tanto que ver con
relación como con lugar.
Pero, mientras no debemos limitar monai a significar solo ‘cielo’, tampoco debemos
eliminarlo como uno de sus significados:
• “El lenguaje pintoresco de 14:2-3 habla de un lugar sin ambigüedad (‘un lugar,’ ‘la
casa de mi Padre,’ ‘muchas moradas’)…. Lo que distingue a tal ‘lugar’ es la seguridad de
una presencia divina (‘que donde yo estoy, vosotros también estéis’)” (Brueggemann,
297).
• Jesús “retrata una casa grande con muchas viviendas subsidiarias… como es
representado bajo la figura de la ‘ciudad del Dios viviente, la Jerusalén celestial’ en
Hebreos 12:22, un símbolo muy elaborado en la visión apocalíptica de la Ciudad de Dios
en Rev. 21:9 – 22:5” (Beasley-Murray, 249).
• “La frase significa que hay espacio de sobra para todos los que son redimidos en el
cielo” (Alan Richardson, citado en Morris, 567).
Juan 14:2b-3. Vendré otra vez y os tomaré a Mí
Jesús no abandona a sus discípulos. Su muerte inminente es parte del plan de Dios, pero
no es el acto final. Jesús volverá a reunir a sus discípulos pero, primero, preparará un
lugar para ellos.
¡Qué privilegio que el Hijo prepare nuestro lugar en la casa del Padre! Cuando viene un
huésped, intentamos poner las cosas bonitas. Limpiamos la casa. Sacamos nuestra
mejor vajilla y preparamos las mejores recetas. Imagina que Jesús prepare un lugar
para nosotros en la casa del Padre. Lo hace con la alegría y la esperanza de que iremos
allí. “No debemos fallarle al Padre; dejándole por la eternidad con ese cuarto, diseñado
para nosotros, todavía vacío. Dios quiere que toda su familia se reúna, sin que uno falte”
(Gossip, 699).
Han habido varias interpretaciones de estos versículos – que la promesa que hizo Jesús
de regresar se cumplió con sus apariciones después de su resurrección – o que Jesús
vendrá a nosotros en el momento de la muerte. En un sentido ambas de éstas son
verdad, pero el significado más profundo es escatológico, significando que Jesús volverá
al final del tiempo.
Brown anota que es el tiempo de la Pascua, y el Éxodo puede estar al fondo de la
promesa de Jesús para preparar un lugar. “En Deut. 1:33 Dios dice que Él irá antes que
Israel para escogerle un lugar; Deut. 1:29 dice: ‘No les tengan temor’ – un mandato que
se parece al de Jesús ‘No dejen que se aflijan sus corazones.’ En este sentido Jesús iría a
la Tierra Prometida antes que los discípulos para prepararles un lugar” (Brown, 626).
Juan 14:4-7. Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida
“Y sabéis a dónde yo voy; y sabéis el camino” (v. 4). Jesús les ha dicho a los
discípulos el camino por el que va (8:21-30; 10:11; 12:23-24), pero su significado solo
está claro retrospectivamente. No podemos culpar a los discípulos por no comprender
que su muerte será, al mismo tiempo, el camino por el que volverá al Padre y el camino
por el que será glorificado.
“Señor, no sabemos a dónde vas: ¿cómo, pues, podemos saber el camino?” (v.
5). Debemos admirar la pregunta de Tomás. Después de la resurrección, él todavía no
creía el testimonio de aquéllos que habían visto al Cristo resucitado, y demuestra valor
al decir que no cree (20:24-31). Aquí, él no entiende el camino, y tiene el valor de pedir
una clarificación. Maestros aman alumnos como él. Tomás no comprende, pero está
dispuesto a ser avergonzado y preguntar para poder comprender.
Jesús responde, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida.” Ésta es una de las
muchas veces que dirá “Yo soy” (ego eimi) en este Evangelio (6:35; 8:12; 9:5; 10:7;
11; 11:25; 15:1) – “Yo soy” es el nombre de Dios (Éxodo 3:14).
• Jesús es “el camino.” Si pedimos direcciones y alguien nos dice que doblemos a la
izquierda aquí y a la derecha allí, es posible que nos perdamos. Sin embargo, si la
persona nos guía a nuestro destino, asegura que llegaremos. Esa persona se convierte,
para nosotros, el camino. Jesús no solo nos señala la dirección al Padre, sino que él
mismo es el camino (Barclay, 183).
• Él es “la verdad.” La verdad nos libera (8:32). Jesús es la verdad personificada, y nos
dejará en manos del Espíritu de la verdad (14:17; 15:26; 16:13). Jesús es el opuesto
del demonio, del que dice, “no hay verdad en él” (8:44).
• Él es “la vida.” Para el pueblo judío, el Tora era el libro de vida. Instruía a la gente en
fe y práctica que dan la vida. Ahora, Jesús se convierte en el que da vida. Dice, “He
venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (10:11).
Igual que hemos definido “moradas” o “lugares para permanecer” en cuanto a
relaciones, Jesús define la vida como relación. En su oración sacerdotal dice, “Esta
empero es la vida eterna: que te conozcan el solo Dios verdadero, y a Jesucristo, al cual
has enviado” (17:3).
A lo largo de los siglos, un sinnúmero de cristianos ha afirmado las manifestaciones de
Jesús. Cuando hemos seguido a Cristo, ha demostrado ser verdadero. Nos salvó de
nuestras adicciones, de nuestras falsas esperanzas, y de nuestros terribles pecados. Nos
amaba cuando aún éramos pecadores (Rom 5:8), y nos proporciona un camino por el
que regresar al Padre.
“Nadie viene al Padre, sino por mí” (v. 6b). Muchos cristianos se ofenden por la
exclusividad de esta manifestación. Sabios nos ofrecen algunas reflexiones:
• “Si esto parece ofensivo y exclusivo, es imprescindible saber que el que hace esta
manifestación es la Palabra encarnada, el que revela al Padre. Si Dios no tiene una
manera de comunicarse con el ser humano aparte de su Palabra (encarnada o no), el ser
humano no tiene otra manera de acercarse a Dios si no es por esa misma Palabra, que
se hizo carne y vivió entre nosotros para darnos la capacidad de comunicarnos. La
manifestación de Jesús, comprendida en el contexto del prólogo del Evangelio, es
inclusiva y no exclusiva. Toda la verdad es la verdad de Dios; pero la verdad de Dios y la
vida de Dios están encarnadas en Jesús” (Bruce, 298-9).
• “La suposición que no hay camino al Padre, y que Jesús ha abierto uno (Heb 10:20) y
que él mismo se ha convertido en ese camino es, lo más probable, una evaluación más
precisa de esta declaración que el pensar que existen muchos caminos al Padre y que el
Jesús Johannino está cerrando todos para salvar uno, si mismo (Smith, 269).
• “Quizá el tema verdadero no es si la gente fuera de la iglesia es salvada, sino si la
gente dentro de la iglesia se da cuenta de su carácter distintivo” (Brueggemann, 299).
• “El Cuarto Evangelio no se preocupa por el destino, por ejemplo, de los musulmanes,
hindúes, o budistas… Estos versículos son la confesión de una comunidad de fe
particular, convencida de la verdad y la vida que ha recibido por medio de la
encarnación” (O’Day, 745).
Una palabra para el predicador: “Juan fue ejercitado por lo que sabía. Así también debe
ser con el cristiano. Eso significa que Jesús debe ser proclamado como el único camino a
Dios para los que estén dispuestos a escuchar, mientras se deja la fe y el destino de
aquéllos que nunca han oído el evangelio a un Dios que se iguala al problema” (Sloyan,
179).
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Oración inicial
Señor Dios, origen de nuestra libertad y de nuestra salvación, escucha las súplicas de
quienes te invocamos; y pues nos has salvado por la sangre de tu Hijo, haz que vivamos
siempre en ti y en ti encontremos la felicidad eterna. Por nuestro Señor.
Del Evangelio según Juan 14,1-6
Reflexión
• Estos cinco capítulos (Jn 13 a 17) son un lindo ejemplo de cómo las comunidades del
Discípulo Amado de finales del primer siglo hacían catequesis, allá en Asia Menor, actual
Turquía. Por ejemplo, en este capítulo 14, las preguntas de los tres discípulos Tomás (Jn
14,5), Felipe (Jn 14,8) y Judas Tadeo (Jn 14,22), eran también las preguntas y los
problemas de las Comunidades. Así, las respuestas de Jesús para los tres eran un espejo
en el que las comunidades encontraban una respuesta a sus propias dudas y
dificultades. Para percibir mejor el ambiente en que se hacía catequesis, hay que hacer
lo siguiente. Durante o después de la lectura del texto, es bueno cerrar los ojos e
imaginar que se está en la sala en medio de los discípulos, participando en el encuentro
con Jesús. En la medida en que se va escuchando, es bueno tratar de prestar atención a
cómo Jesús prepara a sus amigos para la separación y les revela su amistad,
transmitiendo seguridad y apoyo.
• Juan 14,1-2: Nada te turbe. El texto empieza con una exhortación: "¡No se turbe
vuestro corazón!" En seguida dice: "En la casa de mi Padre hay distintas moradas". La
insistencia en conservar palabras de ánimo que ayudan a superar la perturbación y las
divergencias, es una señal de que había mucha polémica y divergencias entre las
comunidades. Unas decían a las otras: "Nuestra manera de vivir la fe es mejor que la
vuestra. ¡Nosotros nos salvamos! ¡Vosotros estáis equivocados! Si queréis ir al cielo,
tenéis que convertiros y vivir como nosotros vivimos." Jesús dice: "¡En casa de mi Padre
hay muchas moradas!" No es necesario que todos piensen del mismo modo. Lo
importante es que todos acepten a Jesús como revelación del Padre y que, por amor
hacia él, tengan actitudes de comprensión, de servicio y de amor. Amor y servicio son el
cemento que une entre sí los ladrillos y hace que las diversas comunidades sean una
iglesia de hermanos y de hermanas.
• Juan 14,3-4: Jesús se despide. Jesús dice que va a preparar un lugar y que
después volverá para llevarnos con él a la casa del Padre. El quiere que estemos todos
con él para siempre. El retorno del que habla Jesús es la venida del Espíritu que él
manda y que trabaja en nosotros, para que podamos vivir como él vivió (Jn 14,16-
17.26; 16,13-14). Jesús termina diciendo: "¡Y a donde yo voy sabéis el camino!" Quien
conoce a Jesús, conoce el camino, pues el camino es la vida que él vivió y que le llevó a
través de la muerte junto al Padre.
• Juan 14,5-6: Tomás pregunta por el camino. Tomás dice: "Señor, no sabemos a
dónde vas. ¿Cómo podemos conocer el camino?” Jesús responde: "Yo soy el camino, la
verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí”. Tres palabras importantes. Sin un
camino, no se anda. Sin verdad, no se acierta. Sin vida, ¡sólo hay muerte! Jesús explica
el sentido, porque "¡nadie viene al Padre sino por mí!" Pues, él es la puerta por donde
las ovejas entran y salen (Jn 10,9). Jesús es la verdad, porque mirándole a él, estamos
viendo la imagen del Padre. "¡Si vosotros me conocierais, conocierais también al Padre!"
Jesús es la vida, porque caminando como Jesús caminó, estaremos unidos al Padre y
tendremos la vida en nosotros.
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Jesús también me dice a mí hoy: «No te inquietes». Tú sabías, Señor, que también
había de llegar para mí el momento de la inquietud y la turbación. Para mí y para tantos
otros como yo. ¿Cómo es posible que haya tantos odios y venganzas? ¿Tanta corrupción
e indiferencia? ¿Tanta hambre de dinero y de poder? ¿Tanta violencia y tanta
prepotencia? Fíjate cómo nuestras ciudades se han vuelto semejantes a Sodoma y
Gomorra: ¿cómo es posible no sentirse inquieto?
Jesús responde a mi inquietud asegurándome que «también hay un lugar para mí» allí
donde está él, un lugar preparado para quien, a pesar de la inquietud, persevera con él
en las pruebas y en la tormenta. Y es que, en definitiva, también en el siglo XXI, sigue
siendo él el camino, la verdad y la vida: con él es cómo podemos y debemos atravesar
los ciclones de la avidez y de la sensualidad sin límites y los vientos gélidos de la
injusticia y del cinismo.
Todas las fuerzas que nos desvían, todas las tendencias arrolladoras que nos exigen
estar firmemente aferrados a él.
¿Quieren llevarte por otros caminos? Acuérdate de que él es el camino. ¿Quieren
indicarte soluciones más adelantadas, más dignas del nuevo milenio? Acuérdate de que
él es la verdad. ¿Quieren enseñarte cómo vivir de un modo más intenso y libre?
Acuérdate de que él es la vida. Acuérdate de que con él puedes iniciar una
reconstrucción no ilusoria, aunque no fácil.
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Camino. Juan 14,1-6. El Sanedrín ha decidido la muerte de Jesús, y éste, en un acto


libre, ha ratificado el voto de los hombres. La mujer ha derramado su perfume para el
embalsamamiento, y Judas está ya en camino para llevar a cabo su traición. «El Hijo del
Hombre ha sido (ya) glorificado, y Dios ha sido glorificado en él». La pasión ha
comenzado; más aún: el Cristo que ahora habla es «el Cristo vivo que ya ha atravesado
la muerte (Dodd) y que revela a los cristianos el sentido de su paso.
Cristo se va, pero los discípulos no deben perder la calma. En efecto, se va, pero volverá
a buscarles para que se reúnan con él. La muerte de Jesús abre una brecha en el
tiempo. Al llegar hasta el fondo de su ofrenda, Jesús revela las profundidades del amor
de Dios; abriendo así el camino que conduce a Dios. Si los hombres le imitan en su
misterio de muerte y resurrección, entrarán en la comunión del Padre; pasarán de la
vida presente a la vida eterna.
¡Querían retenerlo! Siempre se desea retener al amigo que pretende marchar. Nosotros
queremos retener a Dios, venerar lo que nos queda de él, aunque sean reliquias sin
alma, sin vida...; palabras que repetir, aunque la letra tenga que matar al Espíritu...;
principios que defender, aunque tengan que sepultar el alegre y un tanto insensato
anuncio: « ¡Buena Noticia para los pobres!». Queremos retener algo de Dios, aunque no
sean más que «títulos» que confesar para suplir un auténtico encuentro. ¡Queremos
venerar a Dios en un relicario!
« ¡Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida!». A quienes se obstinan en aprisionar el
pasado, Jesús les responde en términos de vida: «Yo soy el Camino». Jesús invita a
seguirle, aunque sabe que es largo el camino que ha de recorrer la humanidad hasta
hacerse humana y acoger a Dios. ¿Cómo podemos hacer del camino un coto cerrado y
estancarnos en una religión esclerotizada? ¿Cómo podemos encerrar en fórmulas a
Aquel que identifica a la Ley con su propia persona? Si nos adherimos a su manera de
ver nuestra vida, es para ser engendrados por su gracia. El, el Camino, ha de recorrer
ya eternamente nuestros caminos, los cuales, gracias a Él, pueden ya franquear las
puertas del Reino de Dios.
« ¡Yo soy la Verdad!». ¿Cómo podemos encerrar en un sistema abstracto una «Verdad»
que siempre estará por acoger y descubrir? Si nos repetimos las palabras que nos
transmitieron los testigos, es para despertar a lo que ellas pretenden hacer nacer en
nosotros. Porque El, la Palabra, ya nunca habrá de expresarse si no es a través de
nuestras palabras, que son ciertamente fugaces, pero que en El son portadoras de la
declaración de un amor que El hace eterno.
« ¡Yo soy la Vida!». Si contemplamos la cantidad de violencias, injusticias y
barbaridades que se cometen en el mundo, nos invade la duda. ¿Acaso el creer no es
uno de esos sueños que permiten a los hombres taparse los ojos y eludir sus
responsabilidades frente a la dureza de la vida? Si confesamos que Jesús es Señor y
Dios, es porque ya hemos entrado en comunión con él. El, la Vida, asume nuestras
muertes, las de cada día y las del último día, y con él todas ellas reciben la semilla de
una vida sin fin. Queremos retener al Vivo, pero él ya se ha lanzado hacia el mundo de
Dios. La Vida está delante, no detrás: «Dios viene del futuro» (Pierre Talec).
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2. Jesús, el Camino
2.1 Podríamos condensar el mensaje del evangelio de hoy con esta frase: para ir adonde
va Jesús, hay que ir a través de Jesús.
2.2 La idea de que Jesús iba a "alguna parte", no necesariamente un lugar físico, nos
resulta quizá más comprensible que la idea de que nosotros vamos "a través de Jesús",
o "por Jesús". Por eso conviene detenernos un poco a meditar qué pueda ser aquello de
ir "por Jesús", es decir, de ver en él nuestro "camino".
2.3 Una interpretación reza así: "Jesús es nuestro camino" significa tomar en nuestra
vida las opciones que tomó Jesús. Es decir: obrar como él, llevar una vida como la suya,
dejarnos mover por un amor como el suyo. Según esto, "camino" equivale aquí a
"ejemplo".
2.4 Otra interpretación: "Jesús es nuestro camino" significa que hay que "recorrer" el
misterio de Cristo. No darlo nunca por conocido sino tenerlo siempre como alguien por
conocer. Según esto, "camino" equivale a "fuente infinita, pregunta inagotable".
2.5 Otra interpretación: "Jesús es nuestro camino" significa que, así como él ha venido a
nosotros y se ha hecho "nuestro", ahora nos corresponde a nosotros ir hacia él una y
otra vez y hacernos "suyos". Más que hacer cosas distintas a las que hacemos o hacer
cosas nuevas, es hacerlas de un modo nuevo.
3. La pregunta de Tomás
3.1 Aquello que pregunta Tomás es de lo más normal para la mayoría de nosotros. Él
dice: "Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo vamos a saber el camino?". Resulta
normal que escojamos los caminos en razón de las metas, y no lo contrario. En nuestra
vida cotidiana actuamos de esa manera: identificamos a dónde queremos llegar y de ahí
entendemos o deducimos qué decisiones nos conducen hacia ese punto final.
3.2 Jesús no deja sin respuesta a Tomás, porque finalmente le dice: "Nadie puede llegar
hasta el Padre, sino por mí", en lo cual entendemos que el término del camino es el
Padre.
3.3 Mas aquí acontece algo singular: normalmente cuando uno conoce una meta bien
decide apropiadamente sobre los medios para alcanzarla. Tomás pregunta como si
pudiera decidir el camino una vez conocida la meta. Para él parece claro que, conocida
la meta, se podrá saber del camino. Este esquema no funciona en el caso presente. Es el
camino, Jesucristo, quien nos da a conocer la meta, el Padre. No podemos entonces,
como en las cosas de esta tierra, adueñarnos de la meta a través de nuestra
inteligencia, por ejemplo, para luego utilizar esa misma inteligencia en la búsqueda de
tal meta.
3.4 Lo central en todo esto es que nunca poseemos la meta, ni siquiera con nuestra
mente. Necesitamos estar "adentro" de Cristo para acceder "desde" Cristo a una meta
que es siempre don y nunca jornal, siempre gracia y nunca recompensa, siempre regalo
y nunca salario. Tal vez sea este un sentido muy profundo de "Cristo Camino".
www.elmisericordioso.me-Pildorasdefe.net

Conversando con el amor


Mi Dios, Mi Señor, tu mano es la que me sostiene en medio de las tribulaciones, por eso,
te doy gracias ese amor que me tienes y que nunca dejas de darme. Sé que estás
conmigo derramando tu paz a mi alma ahora, demostrando que no me abandonas
cuando acudo a tu presencia. Amén
Evangelio de hoy. Santo Evangelio del IV Viernes de Pascua
Reflexión del Papa Francisco.
En el Evangelio de hoy, vemos que conocer a Jesús es el trabajo más importante de
nuestra vida. ¿Cómo podemos conocer mejor a Jesús? Alguien dirá: "estudiando, padre.
Se debe estudiar tanto". Y es verdad, debemos estudiar el catecismo, es verdad. Pero
sólo el estudio no basta para conocer a Jesús.
Algunos creen que las ideas, sólo las ideas, nos llevarán al conocimiento de Jesús.
También entre los primeros cristianos, algunos pensaban así. Hasta que quedaron
atrapados en sus pensamiento.
Las ideas solas no dan vida y el que va por ese camino de ideas solas acaba en un
laberinto y no sale más. Por ello, desde el comienzo de la Iglesia hay herejías. Y las
herejías son esto: intentar comprender sólo con nuestra mente y con nuestra luz quién
es Jesús.
Un gran escritor inglés decía que la herejía es una idea enloquecida. Así es. Cuando las
ideas están solas, se vuelven locas. Y ese no es el camino.
Para conocer a Jesús hay que abrir tres puertas
1. Primera puerta Rezarle a Jesús.
Sepan que el estudio sin la oración no sirve. Rezar a Jesús para conocerlo. Los grandes
teólogos hacen teología de rodillas... rezar a Jesús.
Y, con el estudio y con la oración, nos acercamos un poco... Pero sin la oración nunca
conoceremos a Jesús... nunca, nunca.
2. Segunda puerta: celebrar a Jesús.
No basta la oración, es necesaria la alegría de la celebración. Celebrar a Jesús en sus
Sacramentos, porque allí nos da la vida, nos da la fuerza, nos da el alimento, nos da el
consuelo, nos da la alianza, nos da la misión.
Sin la celebración de los Sacramentos, no llegamos a conocer a Jesús. Esto es propio de
la Iglesia: la celebración.
3. Tercera puerta: imitar a Jesús.
Leer el Evangelio para saber qué hace Él, cómo es su vida, qué nos ha dicho, qué nos ha
enseñado, e intentar imitarlo.
Entrar por estas tres puertas significa entrar en el misterio de Jesús y conocerlo. Y no
hay que tener miedo de entrar en el misterio de Jesús, ya que rezar, celebrar e imitar
nos llevan a encontrar el camino e ir a la verdad y a la vida. (Homilía del Evangelio de
hoy. Santa Marta, 16 de mayo de 2014)
Oración para el Evangelio de hoy.
Señor, quiero pedirte sabiduría para poder siempre reconocer tus caminos y no dejar
que los fracasos, adversidades y contrariedades me aparten de Ti.
Tú eres la Verdad y la Vida. Sin Ti, no hay camino posible para la eterna alegría. Sin Ti,
en mi mundo solo reinaría el dolor, la tristeza y el desespero.
Con tu amor, voy poco a poco despojándome de mis egoísmos, venciendo mis miedos y
heridas del pasado. Tu amor es mi más grande consuelo.
Señor, sé que, si sigo tus pasos y cumplo con tus obras, me prepararás una habitación
junto a la tuya para disfrutar de las maravillas de tu Reino.
Que gran amor el tuyo, dispuesto a servirme aún después de mi vida. Por eso, no quiero
confundir mi meta y dejarme atrapar fascinaciones terrenas.
Tú lo haces todo posible, me capacitas para enfréntalo todo, solo debo fiarme de Ti y
recordar que, con el poder de tu Cruz, has derrotado las tinieblas.
Te pido que te hagas presente en cada momento de mi vida, porque solo Tú eres capaz
de llenar mis vacíos, restaurar mis fuerzas y colmarme de bienes.
Te amo y confío en tu Gracia poderosa que aparta de mi interior todo deseo de vanidad
y todo aquello contrario a tu amor. En Ti descanso. Te amo. Amén
Propósito para hoy.
Hoy haré algo especial por alguien que tenga problemas económicos sin esperar nada a
cambio
Frase de reflexión.
"No es fácil vivir en la luz. La luz nos hace ver muchas cosas feas dentro de nosotros:
los vicios, la soberbia, el espíritu mundano. Pero Jesús mismo nos dice: "Ten valor,
déjate iluminar porque yo te salvo". ¡No tengamos miedo de la luz de Jesús!". Papa
Francisco.
www.evangelizacion.org.mx

Ciertamente para los apóstoles y para los discípulos podría haber habido confusión en
cuanto a dónde se dirigía Jesús, pero para nosotros esto es ahora claro, pues después
de la resurrección sabemos que él ha ido al Padre, es decir, al cielo y es precisamente
ahí en donde nos ha preparado una habitación.
Sin embargo, la pregunta de Tomás es todavía actual en algunos de nosotros: "¿Cuál es
el camino para llegar a dónde tú vas?" Jesús nos responde de nuevo: "Yo soy ese
camino". El camino para llegar al cielo es una vida vivida en Jesús, con Jesús, de
acuerdo a Jesús, para Jesús, desde Jesús. San Pablo lo resume así «vivir en Cristo», de
manera que ya no soy yo quien vive sino que es Cristo quien vive en mí. Es un proceso
de despojarse del hombre viejo, del hombre que quiere vivir en sí mismo, para sí mismo
y desde su propio egoísmo.
El camino es revestirnos de Jesús, buscar como lo dice Pablo: tener las mismas actitudes
de él, que siendo Dios se rebajó hasta hacerse semejante a nosotros. Pedro, en su carta,
nos invita a "seguir las huellas de nuestro pastor". Si verdaderamente queremos llegar
un día a habitar el lugar preparado por Jesús para cada uno de nosotros, ya sabemos
cuál es el camino: Jesús mismo.
www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini

Que no se inquiete tu corazón, me dice Jesús también a mí. Tú lo sabías, Señor, sabías
que también habría de llegar para ml el momento de la inquietud. Para mí y para
muchos junto conmigo. ¿Cómo es posible que haya tantos odios y venganzas? ¿Tanta
corrupción e indiferencia? ¿Tanta hambre de dinero y de poder? ¿Tanta violencia y tanta
prepotencia? Mira cómo nuestras ciudades se han vuelto semejantes a Sodoma y
Gomorra: ¿cómo es posible no inquietarse?
Jesus responde a mi inquietud asegurándome que hay un lugar también para mí allí
donde está el, un lugar preparado para quien, a pesar de la inquietud, persevera con él
en las pruebas y en la tormenta. Porque, en definitiva, también en el siglo XXI sigue
siendo él el camino, la verdad y la vida: con él es cómo podemos y debemos atravesar
los ciclones de la avidez y de la sensualidad sin límites y los vientos gélidos de la
injusticia y del cinismo. Hacer frente a las fuerzas desviadoras, a las tendencias
arrolladoras, requiere permanecer firmemente aferrados a él.
¿Quieren llevarte por otros caminos? Acuérdate de que él es el camino. ¿Quieren
indicarte soluciones más avanzadas, más dignas del nuevo milenio? Acuérdate de que él
es la verdad. ¿Quieren enseñarte cómo vivir de una manera más intensa y más libre?
Acuérdate de que él es la vida. Acuérdate de que con él puedes iniciar una
reconstrucción que no es ilusoria, aunque tampoco fácil.
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¿Cómo es mi confianza en Dios? Es muy fácil decir: «cálmate, no pierdas la paz» a


quien se encuentra en una tribulación o problema. Pero todo cambia cuando se trata de
nosotros. Sí, cuando estamos pasando por un mal momento o tenemos una necesidad
grave, no escuchamos consejo alguno sobre permanecer en paz y confiados. Más bien
frenéticamente buscamos solucionar nuestro problema a toda costa, incluso a veces sin
importarnos utilizar medios inadecuados.
Esto se debe a que como decía santa Teresa de Jesús, «el corazón del hombre es como
una veleta». Bastan un poco de cambios es nuestro mundo organizado y programado, o
algo de volubilidad anímica para estresarnos y perder la paz. Pero en realidad esto se
debe a que nuestra supuesta «paz» está fundamentada en una confianza efímera y
superflua, que tiene como base a las creaturas. En resumen, una paz fuera de Dios no
puede durar mucho porque no es verdadera paz del corazón.
Sólo en Dios, sólo en Él descansa nuestra alma. Sólo en el podemos conservar la paz a
pesar de toda adversidad.
• «Jesús que dice a Tomás: “Yo soy el Camino”. Es la respuesta a la angustia, a la
tristeza, a la tristeza de los discípulos por esta despedida de Jesús: ellos no comprendían
mucho, pero estaban tristes por esto. Esta expresión de Jesús nos hace pensar en la
vida cristiana, que es un camino: comenzamos a caminar con el bautismo, y camino,
camino, camino. Se puede decir que la vida cristiana es un camino y el camino justo es
Jesús». (Homilía de S.S. P. Francisco, 3 de mayo de 2016, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración. Disponte a platicar con mucho amor con
Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees
que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Durante un momento junto a Jesús Eucaristía, pondré todas mis necesidades y
problemas confiando en que mi Padre que está en los cielos, ya sabe lo que necesito.
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1. Despídese el Señor en los cuatro capítulos siguientes, dirigiendo a los suyos discursos
qué reflejan los íntimos latidos de su divino Corazón. Estos discursos forman la cumbre
del Evangelio de S. Juan y sin duda de toda la divina Revelación hecha a los Doce. Creed
en Dios: Recuérdese que Jesús les dijo que su fe no era ni siquiera como un grano de
mostaza (Lc. 17, 6 y nota). Es muy de notar también está clara distinción de Personas
que enseña aquí Jesús, entre Él y su Padre. No son ambos una sola Persona a la cual
haya que dirigirse vagamente, bajo un nombre genérico, sino dos Personas distintas,
con cada una de las cuales tenemos una relación propia de fe y de amor (cf. 1 Jn. 1, 3),
la cual ha de expresarse también en la oración.
2. Tened confianza en Dios que como Padre vuestro tiene reservadas las habitaciones
del cielo para todos los que aprovechan la Sangre de Cristo. En el Sermón de la Montaña
(Mt. cap. 5 ss.), Jesús ha recordado que el hombre no está solo, sino que tiene un
Dueño que lo creó, en cuyas manos está, y que le impone como ley la práctica de la
misericordia, sin la cual no podrá recibir a su vez la misericordia que ese Dueño le ofrece
como único medio para salvarse del estado de perdición en que nació como hijo de
Adán, quien entregó su descendencia a Satanás cuando eligió a este en lugar de Dios
(Sb. 2, 24 y nota). Ahora, en el Sermón de la Cena, Jesús nos descubre la Sabiduría,
enseñándonos que en el conocimiento de su Padre está el secreto del amor que es
condición indispensable para el cumplimiento de aquella Ley de nuestro Dueño. Pues Él,
por los méritos de su Hijo y Enviado, nos da su propio Espíritu (Lc. 11, 13 y nota) que
nos lleva a amarlo cuando descubrimos que ese Dueño, cuya autoridad inevitable podía
parecernos odiosa, es nuestro Padre que nos ama infinitamente y nos ha dado a su Hijo
para que por Él nos hagamos hijos divinos también nosotros, con igual herencia que el
Unigénito (Ef. 1, 5; 2 Pe. 1, 4). De ahí que Jesús empiece aquí con esa estupenda
revelación de que no quiere guardarse para Él solo la casa de su Padre, donde hasta
ahora ha sido el Príncipe único. Y no sólo nos hace saber que hay allí muchas moradas, o
sea un lugar también para nosotros (v. 2) sino que añade que Él mismo nos lo va a
preparar, porque tiene gusto en que nuestro destino de redimidos sea el mismo que el
Suyo de Redentor (v. 3).
3. Os tomaré junto a Mi: Literalmente: os recibiré a Mi mismo (así la Vulgata). Expresión
sin duda no usual, como que tampoco es cosa ordinaria, sino única, lo que el Señor nos
revela aquí. Más que tomarnos consigo, nos tomará a Él, porque entonces se realizará el
sumo prodigio que S. Pablo llama misterio oculto desde todos los siglos (Ef. 3, 9; Col. 1,
26): el prodigio por el cual nosotros, verdaderos miembros de Cristo, seremos asumidos
por Él que es la Cabeza, para formar el Cuerpo de Cristo total. Será, pues, más que
tomarnos junto a Él: será exactamente incorporarnos a Él mismo, o sea el cumplimiento
visible y definitivo de esa divinización nuestra como verdaderos hijos de Dios en Cristo
(véase Ef. 1, 5 y nota). Es también el misterio de la segunda venida de Cristo, que San
Pablo nos aclara en 1 Ts. 4, 13-17 y en que los primeros cristianos fundaban su
esperanza en medio de las persecuciones (cf. Hb. 10, 25 y nota). De ahí la aguda
observación de un autor moderno: “A primera vista, la diferencia más notable entre los
primeros cristianos y nosotros es que, mientras nosotros nos preparamos para la
muerte, ellos se preparaban para el encuentro con N. Señor en su Segundo
Advenimiento”.
4. Sabéis el camino: El camino soy Yo mismo (v. 6), no sólo en cuanto señalé la Ley de
caridad que conduce al cielo, sino también en cuarto los méritos míos, aplicados a
vosotros como en el caso de Jacob (véase Gn. 27, 19 y nota) os atraerán del Padre las
mismas bendiciones que tengo Yo, el Primogénito (Rm. 8, 29).
6 s. El Padre es la meta. Jesús es el camino de verdad y de vida para llegar hasta Él.
Como se expresó en la condenación del quietismo, la pura contemplación del Padre es
imposible si se prescinde de la revelación de Cristo y de su mediación. En el v. 7 no hay
un reproche como en la Vulgata (si me conocierais...) sino un consuelo: si me conocéis
llegaréis también al Padre indefectiblemente. Vemos así que la devoción ha de ser al
Padre por medio de Jesús, es decir, contemplando a ambos como Personas claramente
caracterizadas y distintas (Concilio III de Cartago, can. 23). Querer abarcar de un solo
ensamble a la Trinidad sería imposible para nuestra mente, pues la tomaría como una
abstracción que nuestro corazón no podría amar como ama al Padre y al Hijo Jesús, con
los cuales ha de ser, dice S. Juan, nuestra sociedad (1 Jn. 1, 3). La Trinidad no es
ninguna cosa distinta de las Personas que la forman. Lo que hemos de contemplar en
ella es el amor infinito que el Padre y el Hijo se tienen recíprocamente en la Unidad del
Espíritu Santo. Y así es cómo adoramos también a la Persona de este divino Espíritu que
es el amor que une a Padre e Hijo. El Espíritu Santo es el espíritu común del Padre y del
Hijo, y propio de cada uno de Ambos, porque todo el espíritu del Padre es de amor al
Hijo y todo el espíritu del Hijo es de amor al Padre. Del primero, amor paternal,
beneficiamos nosotros al unirnos a Cristo. Del segundo, amor filial, participamos
igualmente adhiriéndonos a Jesús para amar al Padre como Él y junto con Él y mediante
Él y a causa de Él, y dentro de Él, pues Ambos son inseparables, como vemos en los vv.
9 ss.
http://www.ciudadredonda.org

Queridos amigos y amigas:


Una vez más la lectura de los Hechos de los Apóstoles (13,26-33) nos presenta una
realidad particular de la Iglesia del siglo primero: la fuerza de la conversión presente en
la Palabra y en el estilo de vida de los discípulos de Jesús, testigos de su resurrección.
Surge de forma espontánea una comparación con cuanto nosotros, como Iglesia y como
cristianos, vivimos en el hoy de nuestra historia. Pareciera que es tan difícil que el
Evangelio «haga brecha» en el corazón humano. Vemos tan distinta nuestra capacidad
de suscitar entusiasmo por Jesús y su Reino que nos conformamos con la Iglesia de los
Hechos.
Sin embargo, al vernos a la luz de la Iglesia primitiva no debemos desanimarnos, sin
perder la esperanza o el entusiasmo. Nos pueden estimular dos mociones que
descubrimos en el texto de hoy. Confiar que Dios obra siempre para nuestro bien, aun
en situaciones que nos podrían parecer un rotundo fracaso, como la condena injusta y
ejecución en la cruz del Hijo de Dios. No siempre podemos tocar con nuestras manos el
fruto de nuestra entrega en la misión. Solo Dios es quien ve y escruta el corazón del ser
humano, y el que lleva a buen término la obra de su gracia. Por eso, el aparente fracaso
de nuestras acciones no debe atenuar nuestro entusiasmo. Estamos llamados a
resignificar todo lo que vivimos desde una visión de fe en Dios.
La segunda moción que nos puede servir de estímulo es la de aprender a «vivir como
resucitados ya en la historia». Es decir, dejar que nuestra vida y nuestra misión estén
impulsadas por el gran protagonista de esta experiencia de salvación: el Espíritu Santo.
Pablo en su discurso no solo nos presenta un esquema ya elaborado. Nos invita ante
todo a hacer nuestra propia experiencia de resurrección. Confiando que la gracia de Dios
puede vencer el mal que hay en nosotros y en nuestro mundo. De esto debemos ser
testigos, de lo que hemos recibido, de «la Buena Noticia de que la promesa que Dios
hizo a nuestros padres, nos la ha cumplido a nosotros, sus hijos, resucitando a Jesús».
El texto del evangelio (Jn 14,1-6) nos ofrece un interesante diálogo entre Jesús y
Tomás. Los discípulos están reunidos en torno a Jesús en el Cenáculo, después del
anuncio de la traición de Judas, de la negación de Pedro y de la inminente partida del
Maestro. Están profundamente conmovidos. En este contexto de una profunda
turbación, Tomás expresa su completa incomprensión. No sabe cuál es la meta hacia la
que se dirige Jesús, y cuál es la vía para llegar a ella, porque entiende las cosas en su
sentido material. Jesús en cambio va al Padre y precisa el medio para ese encuentro
personal con él: «Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí»
(v.6).
http://www.aqplink.com/roguemos

Juan 14, 1-6 – Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.


¡Qué hermoso el mensaje del Señor el día de hoy! ¡Qué cariñoso! ¡Qué tierno! Es
realmente conmovedor el cariño que expresa a sus discípulos y a través de ellos a todos
nosotros…Busca apaciguar nuestros corazones. Procura desterrar toda angustia y
confusión. Es una invitación más a creer en Él, porque con eso basta. Tenemos un sitio
reservado para cada uno de nosotros…sitio con nuestros nombres inscritos, que ha sido
amorosamente preparado por el mejor amigo que tenemos, aquél que no se avergüenza
por nosotros y que todo lo contrario se enorgullece y alegra de presentarnos. Aquel
amigo para el que somos un tesoro; aquel amigo que te hace sentir amado,
considerado, orgulloso… ¿Cuántos amigos tenemos que cuando les decimos que vamos a
ir a sus casas nos preparan el mejor lugar, limpian todo, incluso traen a otros amigos
para presentarnos cariñosamente, bendiciendo tal amistad? ¿Cuántos hay capaces de
dedicarnos este tiempo, estas energías? ¿Cuántos hay capaces de llegar incluso a dar su
vida por nosotros? ¿Cuántos? ¡Ese es Jesús! Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.
Nadie va al Padre sino por mí.
Cuando nosotros nos preguntamos ¿qué debemos hacer?, aquí tenemos la respuesta.
Jesús es el ejemplo. Él no solo nos ha dicho lo que debemos hacer, sino que ha hecho lo
que debemos hacer. Él nos ha enseñado con el ejemplo. Él es el Ejemplo.
Si en nuestras relaciones cotidianas con todos los que nos rodean, pero especialmente
con nuestros familiares y amigos imitáramos la actitud que aquí nos presenta Jesús, qué
distinto sería todo ¿no te parece? Pensando en agradar, en aliviar, en aclarar, en quitar
el peso de encima, en llevar y portar paz, en hacer sentir cómodo y augusto, buscando
la confianza plena, de modo tal que nuestros seres queridos se sientan aliviados
mientras están con nosotros, sintiendo que no podrían estar en mejores manos. Dejar
de lado el desquitarme o hacer sentir o hacer ver lo bueno y simpático que soy, cuando
ellos me tratan tan mal… ¡No! Darnos íntegramente procurando que ni una sola nube
turbe el panorama y disimulando cualquier incomodidad, esfuerzo o molestia. ¡Qué difícil
nos resulta! No queremos perder ocasión en la que se nos distinga y reconozca, en vez
de procurar el reconocimiento y distinción de quienes amamos…Es que por más que lo
repetimos, no hemos logrado captar lo que el Señor nos dice: Yo soy el Camino, la
Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.
Si hemos entendido aquello de los profetas y la ley se reducen a “amar a Dios por sobre
todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos”, nos bastará con mirar la cruz y
recordar lo que nos dice Jesús y hacerlo. Él nos ha dado ejemplo. Esto es lo que
tenemos que aprender e imitar. No se predica ni evangeliza hablando o proclamando la
Palabra, sino obrando como Jesús. Como nos lo recordaba hace algunos días el Papa
Francisco, parafraseando a San Francisco: debemos predicar incluso con la palabra. Esto
lo decía San Francisco para destacar que es el ejemplo el que debe primar y en última
instancia la palabra. Sin embargo muchos de nosotros andamos confundidos y con muy
buena intención no vemos la hora de pararnos en un lugar y hacer citas bíblicas…En eso
no consiste el seguimiento de Jesús…A Jesús lo seguimos con nuestra vida, con nuestros
actos, con lo que hacemos a cada instante, cada segundo…incluso cuando estamos
solos, porque es ahí que se van forjando los buenos hábitos… Yo soy el Camino, la
Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.
Todo esto que repito y digo ahora con tanta convicción no lo sabía cuando era joven,
lamentablemente…No sé si a todos nos pasa igual, pero ahora que estoy entrando a los
sesenta veo como el mal fue entrando y apoderándose poco a poco de mi vida cuando
era niño…Es como si se fuera corriendo una cortina, en la que poco a poco se va
retirando la ingenuidad, la pureza y la fe, para que nos vaya invadiendo lo oculto, lo
secreto, lo privado, las intenciones torcidas, aquellas que no pueden ser compartidas
con nadie por vergüenza. Fue así que en mi vida fui adquiriendo una doble imagen y
especialmente una privada que no era coherente ni consecuente con la imagen pública.
Y este cambio se produce con tanta naturalidad que es como que se abre una cortina
que retirando aquel manto de pureza de pronto deja ver un escenario muy bien
montado, que oculta tras bambalinas toda clase de desórdenes, cuanto permitamos que
se den…Parece inevitable, sin embargo a mi edad vengo descubriendo que esto no
tendría que ser así, necesariamente y que podría haber más coherencia entre lo que se
presenta y lo que está detrás, si uno es capaz de mantener orden, si uno es capaz de
aprender buenos hábitos y los deja prevalecer, aun cuando está a solas y en la
intimidad. Diría incluso que sobre todo allí…Pero eso recién lo estoy llegando a
comprender ahora…
No lo supe cuando me escondía a fumar, cuando me ocultaba para ver a una chica
desnudándose, cuando el sexo me nublaba la razón, cuando caí en la pornografía y el
onanismo se me hizo un hábito. No lo pensé cuando empecé a emborracharme y con la
libido exaltada salía en búsqueda urgente y ciega del placer sexual, embrutecido y sin
importarme nada, ni lo que fuera que tuviera al frente, arrastrando incluso a mis
mejores amigos. Este fue un despeñadero, lo veo claro ahora, en el que hubiera podido
llegar quien sabe a qué extremos, porque incluso llegué a coimear a un mal funcionario
público de aquellos que por desgracia abundan. Felizmente, el Señor supo conducirme a
la enmienda a través de algunas experiencias vergonzosas y otras realmente sobre
naturales, llevándome a tomar conciencia del desastre en el que estaba convirtiendo mi
vida -el mejor regalo que me había dado-, y la necesidad que tenía de cambiar. No solo
eso, me dio la ocasión, los amigos y los medios para iniciar este cambio, sin que me
diera ni cuenta, hace ya más de 25 años…¡Qué puedo decir y hacer, sino agradecer e
imitar a Jesús, procurando esto mismo para cuantos se crucen en mi camino! ¡Y si
puedo evitárselo, mejor! Por eso el Señor nos dice y recién voy comprendiendo ¡Sean
como niños! Porque esa es la edad en la que la pureza y el Espíritu de Dios habitan
libremente en nosotros, abarcándolo todo… ¡Es así como se conservó María, madre de
Jesús y madre nuestra! ¡Esto es posible y es lo que debemos procurar todos! ¡Solo
debemos poner nuestra mirada en Jesús! Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie
va al Padre sino por mí.
Oremos: Padre Santo, no podemos dejar de agradecerte por amarnos tanto, al extremo
de enviar a tu Hijo querido a Salvarnos y en qué forma. Danos el valor, la perseverancia
y la cordura para seguirlo siempre. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo, nuestro
Señor…Amén. Roguemos al Señor… Te lo pedimos Señor.
http://www.caminando-con-jesus.org

La voluntad de Jesús es que estemos con Él. Así como estamos unidos a Él ahora con la
palabra, la oración y los sacramentos, de un modo muy superior permaneceremos
unidos para siempre con Él en la casa del Padre. Debemos tener la certeza que en la
casa del Padre tenemos un lugar, y el camino para llegar es Jesucristo.
1. Jesús dice: crean en Dios y crean también en Mí
En este fragmento del evangelio, Jesús continúa su discurso de despedida, pero ahora, a
las palabras de tristeza por la despedida, añade ahora palabras de consuelo y
optimismo, al saber lo que significa su ausencia de ellos, que va a ser ventaja y
misteriosa presencia en los mismos.
Se notan tres grupos de ideas, el significado de la ausencia de Jesús, el conocimiento
recíproco del Padre y del Hijo, y manifestación de los mismos diversos frutos de la fe en
Jesús ausente.
Jesús les levanta, ante su partida, el optimismo: que no haya inquietud y turbación.
Jesús dice: Crean en Dios y crean también en mi Puesto que ya creen en Dios, que
crean también en El; que esa fe en Él se mantenga y aumente en su ausencia, a pesar
de que van a presenciar su muerte de cruz; que crean en El cómo en el Hijo de Dios,
tema del evangelio de san Juan.
Con esa fe vendrán a saber lo que es optimismo. Por otra parte, el mandato simultáneo
de la creencia en Dios y en Jesús, bajo igual condición, implica la divinidad de Jesús.
2. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones
Asentado este tema, les hace ver que su partida, que va a ser por la muerte de cruz, no
es una catástrofe. Él se va a la casa de su Padre, el cielo, donde hay muchas moradas.
Jesús dice En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones Desde San Ireneo se quiso
ver en estas muchas moradas los diversos grados de gloria. Pero no es esto lo que dice
el texto. La enseñanza no es que el cielo sea para unos pocos; tiene una inmensa
capacidad; allí caben todos. La imagen probablemente tiene por base el plano del
templo, con sus múltiples estancias y compartimentos, y al que, Jesús un día llamó
también la casa de mi Padre (Jn 2:16). Precisamente Él va al cielo como Hijo a la casa
de su Padre.
Dice Jesús: ¿les habría dicho a ustedes que voy a prepararles un lugar? Esto les hace
ver ya la solicitud por ellos, pues va a prepararles el lugar. San Agustín pensaba que
esto lo hacía preparando aquí a los futuros moradores. Pero esta interpretación modifica
sustancialmente la metáfora. La razón de esta preparación es que nadie podía ingresar
en el cielo hasta que lo hiciese la humanidad de Jesús resucitado, ya que él es la
primicia de toda la humanidad.
3. Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para
llevarlos conmigo
Pero Jesús no sólo va a prepararles el lugar, aunque directamente se dirige a ellos, la
doctrina es universal, sino que, después de dejar preparado el cielo a los hombres con
su ingreso en el mismo, anuncia su retorno para venir a llevarlos con Él a su morada. Es
así como Jesús dice: Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez
para llevarlos conmigo, Es lo que pedía al Padre en su oración sacerdotal ¿A qué
momento se refiere esta venida? Se ha propuesto al momento de la muerte, a la
parusía, o, sin precisar el momento, se afirmaría sólo el hecho.
No parece referirse al momento de la muerte. Es un tema no relatado con esta exclusiva
y específica precisión en los evangelios.
Generalmente se admite la parusía (1 Jn 2:28). Es el tema frecuente y esperanzado de
la primera generación cristiana. Son muchas las alusiones que a ello hacen los escritos
neotestamentarios. Especialmente San Pablo habla de la parusía de Jesús, en la que los
justos salen al encuentro del Señor, que viene a buscarles, y así estaremos siempre en
el Señor. Consolados con estas palabras (1 Tes 4:17.18).
4. Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida
No parece, hablando de la parusía, que se incluya aquí la mutua estancia y presencia
mutua eclesial de ahora.
Como Jesús, para consolar en su partida a sus apóstoles, les dice adónde va, por
contigüidad lógica, les dice cuál es el camino para ir a donde Él se dirige.
Los apóstoles aparecen con una rusticidad grande, no comprendiendo, como en otras
ocasiones, las enseñanzas de Jesús. Anunciándoles que va al Padre, al cielo, debían
comprender lo que ya les había dicho, en otras formas, tantas veces. Casi están tan
ciegos como los judíos (cf. Jn 7:35ss; 8:22).
Pero Tomás, en nombre de todos, dice que ignoran el camino. San Juan gusta recoger
las escenas dialogadas. Y Jesús le hace una gran declaración: - Yo soy el camino, la
verdad y la vida -
Verdad y vida no tanto en cuanto Él las tiene en sí mismo (Jn 1:4), sino en el sentido
que tienen en el evangelio otras frases sapienciales semejantes: en cuanto Él comunica
la verdad y la vida (Jn 6:48-58; 8:12; 11:23ss).
5. Nadie va al Padre, sino por Mí
Dice el Señor Jesús: - Nadie va al Padre, sino por mí -. Es camino para el Padre, porque
nadie puede venir al Padre sino por mí, es decir, recibiendo su mensaje, que en San
Juan es fe y obras (Jn 3:21, etc.). Y en cuanto se depende vitalmente de Él, como el
sarmiento de la vid (Jn 15:1ss).
Verdad y vida aparecen como dos expresiones sapienciales correlativas. Ya en el Antiguo
Testamento la sabiduría es la que conducía por y a las vías de la vida. Jesús aquí se
identifica con la sabiduría, que en algunos pasajes del Antiguo Testamento parecen
revestir, preparar, la trascendencia divina de la misma.
Jesús, es el camino en cuanto revela al Padre, nos da a conocer el camino que nos
conduce a Padre: El mismo es el único acceso al Padre. Jesús es el camino, porque él
nos mereció la gracia que nos hace hijos de Dios y herederos del cielo y de Él. Todo esto
con su ejemplo que nos enseña el camino que hemos de seguir para llegar al cielo.
6. La Verdad y la Vida
Jesús, es la Verdad; en medio de tanta mentira y falsedad. Para nosotros es una gran
paz saber que esta verdad no cambia. Jesús es la vida, él es el centro de nuestros
corazones, de todos los que desean vivir la bondad y el amor.
Jesucristo es Dios, una misma cosa con el Padre. Conocer a Jesucristo, es conocer a
Dios, amar a Jesucristo es amar a Dios, servir a Jesucristo es servir a Dios y el sueño de
Dios en nosotros, es que seamos hombre buenos como su hijo Jesús.
3 Para la reflexión personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
5.- ¿Qué buenos encuentros guardas en la memoria y que te son fuerza para tu
caminar?
6.- Jesús dice: "En la casa de mi Padre hay distintas moradas". ¿Qué significa esta
afirmación para nosotros, hoy?
4 Oración. ¿Qué le decimos a Dios? La palabra se convierte en Oración.
1 Dios y Padre nuestro, tu Espíritu dice la verdad sobre nuestra vida: ¡estamos hechos
para ti y vivimos por ti! Danos suficiente ánimo para seguir a tu Hijo: Él nos hará
acceder al mundo nuevo por los siglos sin fin. www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux
2 Sostén, Señor, mi corazón vacilante; tú mismo ves lo difícil que es no quedar preso
del asombro en este mundo que parece haber olvidado incluso que has venido a
nosotros. Tú mismo estás viendo cómo estamos destruyendo, en unos pocos decenios,
un patrimonio espiritual acumulado durante siglos mediante un tenaz trabajo misionero
y pastoral. Tú mismo estás viendo cómo envejecen tus fieles, sin que lleguen
demasiados refuerzos, cómo disminuye la práctica religiosa y el número de vocaciones,
cómo se disgrega la familia, cómo son considerados tus fieles con cierta suficiencia.
Sostén, Señor, mi fe vacilante, porque no quiero abandonarte a ti, que eres todo para
mí. Sostén ésta débil esperanza mía, que quisiera ver el nuevo milenio iluminado por tu
verdad. Sostén la cada vez menos vivida llama del amor por mis hermanos, a los que
quisiera hacer el supremo regalo de dar testimonio de ti como el único que pone en
contacto con el Dios vivo y verdadero.
Haz que las palabras que dijiste a Tomás venzan todo mi desánimo y triunfen sobre mi
debilidad. Porque estoy seguro de que eres tú quien tiene la última palabra: «A ti,
Señor, me acojo; no quede yo avergonzado para siempre» (cf. Sal 71,1).
www.santaclaradeestella.es
3 Cantad a Yahvé un nuevo canto, porque ha obrado maravillas; le sirvió de ayuda su
diestra, su santo brazo. (Sal 98,1) www.ocarm.org
4 ¡Padre del Cielo, Padre de las Moradas eternas! Concédeme por tu gracia más fe, para
creer en Ti, y creer en Cristo Jesús quien me habla y te revela. Dame sabiduría y
entendimiento para seguir al Divino Maestro, sí Dios mío, pues, solo por Él conoceré tu
rostro y tu Luz, y solo por Él ocuparé una morada en el Cielo. ¡Ven en mi socorro y
auxilio! y vuelve a enderezar mi destino, he pecado mucho y siento el dolor de
apartarme de las delicias de la vida eterna. Te lo pido por el Santo Nombre de Jesús;
«Camino, Verdad y Vida». Oh María dame la gracia de no caer en tentaciones, para que
me lleves a Tu Hijo, y por medio de Él al Padre. Amén. www.dario.res
5 Me doy cuenta, Señor, de que soy un buen compañero de Felipe, es decir, que soy un
tanto miope con respecto a tu acción en el mundo. Me lamento de la debilidad de tu
Iglesia, del hundimiento de una «cristiandad», y no veo lo nuevo que estás haciendo
surgir entre nosotros. Me lamento de que estás ausente en la historia y veo que no sé
leer los «signos de los tiempos», dejándome llevar unas veces por el pesimismo y otras
por el optimismo, interpretando así los acontecimientos humanos unas veces con las
debilidades de los hombres y otras abandonándome a un providencialismo milagrero.
Señor, enséñame el arte del discernimiento, concédeme el don de ver dónde actúas y
cómo lo haces. Purifica mi corazón con la luz de tu sabiduría. www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini
5 Contemplación. ¿Cómo interiorizamos la palabra de Dios? La palabra en el
corazón de los Padres.
Mediante la continua invocación y el continuo recuerdo de nuestro Señor Jesucristo, se
implanta en nuestra mente una especie de divina tranquilidad, siempre que no
olvidemos la oración continua dirigida a él, la sobriedad sin tregua y la obra de la
vigilancia. En verdad, intentamos realizar siempre del mismo modo y de una manera
propia la invocación a Jesucristo nuestro Señor, gritando con un corazón ferviente, de
modo que podamos tener parte y gustar el santo nombre de Jesús. La continuidad, en
efecto, tanto para la virtud como para el vicio, es la madre de la costumbre, y la
costumbre tiene, después, la misma fuerza que la naturaleza. La mente que llega a
semejante tranquilidad persigue, a continuación, a los enemigos como el perro que caza
las liebres en el bosquecillo. El perro, para devorarlas; la mente, para aniquilarlos
(Hesiquio, Discurso sobre la sobriedad y las virtudes unidas a la salvación del alma,
98). www.santaclaradeestella.es
Quien está lleno de fervor y de solicitud en la acción de gracias debe meditar ante todo
en el más grande y más excelente de todos los beneficios divinos y dar gracias con toda
la devoción y todo el fervor por el hecho de que, mediante el santísimo misterio de la
encarnación y de la Pasión de Cristo, hayamos sido salvados de la muerte eterna y se
nos haya hecho renacer para ella. En Cristo, efectivamente, ha venido la misma
Salvación a los enfermos, la misma Misericordia a los míseros, la misma Sabiduría a los
insensatos, la misma Vida a los muertos, el mismo Camino para los que yerran, la
misma Verdad a los que simulan, el mismo Redentor a los prisioneros, el mismo Dios a
los hombres.
El altísimo Unigénito del altísimo Padre no tuvo un lugar más bajo al que descender
humillándose que morir como culpable y como condenado a la muerte más infame en
aquel mismo hombre al que se había unido en una sola persona. Del mismo modo,
nuestra naturaleza no ha tenido un lugar en el que ser más ensalzada por el hecho de
tener, al sentarse en Cristo a la derecha del Padre, un nombre que está por encima de
todo nombre y ante el cual se dobla toda rodilla en los cielos, en la tierra y en los
infiernos (cf. Flp 2,6s). Y él nos ha dado la firmísima esperanza de que si nos adherimos
fielmente a Él, le seguiremos allí donde nos ha precedido (Jn 17,24). ¿Quién puede
pensar de una manera digna una gracia tan grande? (Juan de Montemedio, «Lettera a
Ugo sul rendimento di grazie», en Padres cartujos, Una parola dal silenzio, Magnano
1997, 226-228). www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini
6 Acción. ¿A qué me comprometo con Dios? Para custodiar y vivir la palabra.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Yo soy el camino, la verdad y la vida»
(Jn 14,6).
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Yo soy el camino, la verdad y la vida»
(v. 6).
7 Para la lectura espiritual. Caminar con la palabra.
Nadie escapa a la posibilidad de ser herido. Todos somos personas heridas, física,
psicológica, mental, espiritualmente. La pregunta principal no es: « ¿Cómo podemos
esconder nuestras heridas?», a fin de que no nos resulten embarazosas, sino: « ¿Cómo
podemos poner nuestras heridas al servicio de los demás?».
Cuando las heridas dejan de ser una fuente de vergüenza y se vuelven fuente de
curación, nos convertimos en curadores heridos. Jesús es el curador herido de Dios: por
medio de sus heridas nos ha sanado de nuevo a nosotros. El sufrimiento y la muerte de
Jesús han traído consigo alegría y vida; su humillación ha traído gloria; su rechazo ha
traído una comunidad de amor. Como seguidores de Jesús, también nosotros podemos
hacer que nuestras heridas traigan curación a los otros (H. J. M. Nouwen, Pane per ¡I
viaggio, Brescia 1997, p. 207 [trad. esp.: Pan para el viaje, PPC, Madrid 1999]).
www.santaclaradeestella.es

Jesús dice adiós: sabe que ha llegado la hora de su paso al Padre. La palabra «adiós» —
todo el mundo lo sabe— en su significado primigenio significa «a Dios». Este es el
sentido con el que Jesús saluda a sus discípulos. Revela a dónde va y dónde podrán
encontrarle: en la casa del Padre. Y no sólo eso: revela también que en la casa del
Padre, que él demuestra conocer, hay muchos sitios. En consecuencia, no hay ninguna
razón para que los discípulos estén tristes. Y tampoco la hay para que lo estemos
nosotros. Nuestro malestar interior (hablo de ese malestar profundo, existencial) nace,
sobre todo, de la falta de sentido, orientación, dirección. ¿A dónde vamos? ¿Hacia la
nada o hacia otra vida? ¿Hacia un juicio temible o hacia un abrazo de ternura? A esto se
añade, a continuación, que, mientras no sepamos si existe para nosotros un sitio
después de la muerte, a veces se nos niega también un sitio más acá de la muerte, en la
vida de todos los días. No ser aceptados, no ser amados, no encontrar sitio en la estima
y en el acto de quien tenemos al lado, ¿no es acaso uno de los mayores sufrimientos?
Sucede incluso que no encontramos sitio en la estima de alguien que se considera
cristiano y que, en nombre de su fe, se siente autorizado a excluir y a condenar. Jesús
desliza hoy sobre toda esta tristeza, como una mano que acaricia, su Palabra
tranquilizadora. ¿A dónde vamos? Vamos hacia el amor del Padre, que no excluye a
nadie. Ni siquiera a los publicanos y a las prostitutas, ni siquiera al ladrón crucificado.
«En la casa de mi Padre hay muchas estancia»: incluso para aquellos a los que nos
gustaría relegar a otro sitio; incluso para nosotros, si es que hubiera alguien incapaz de
hospedarnos en su corazón (L. Pozzoli, Dio ii grande seduttore, Milan 1998, 138-142,
passim). www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini
*****
www.fundacionpane.org

📕 Lectura, ¿Qué dice el texto?

No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí. En la Casa de mi Padre hay


muchas habitaciones; si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes. Yo voy a prepararles
un lugar.
Tomás le dijo: “Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?”.
Jesús le respondió: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por
mí.”

🙋 ‍Siguiendo este texto, ¿Cuáles son las palabras o frases o actitudes que atraen tu
atención, tu interés?

📗 Meditación, ¿Qué nos dice Dios en el texto?

“No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí”. Esta es la frase más importante
del texto desde nuestro lado, no inquietarnos, creer en Dios y en Jesucristo; todos nos
inquietamos porque a cada momento tenemos tentaciones, cometemos faltas, pero aun
así, él nos conoce y nos entiende, nos ama, nos perdona, por eso, debemos creer en él,
escuchar su mensaje, lo que desea que hagamos, como vivir, él nos afirma que todos
somos bienvenidos, solo debemos tomar el mismo camino, hablar con la verdad y vivir
como él, es decir que lo tomemos a Jesucristo como ejemplo, hacer nuestro mejor
esfuerzo y dar nuestra mejor voluntad. ¿Cuáles son las inquietudes que tengo en mi
vida, que me impiden seguir, hacer lo que Jesucristo me pide?, ¿Porque me dice
Jesucristo que no me inquiete, que crea en Dios y él?, ¿Qué significa creerles?, cuando
Jesucristo nos dice: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”, ¿Quiere decir que lo
sigamos y veamos como ejemplo?, ¿Qué es lo que yo tomaría de ejemplo de Jesucristo?

🙋 Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es tu meditación, tu reflexión personal?

📘 Oración, ¿Qué le decimos a Dios?

Mi Señor Jesús, claro que tengo muchas inquietudes, tentaciones, dudas y faltas; soy
humano; yo sé que tú eres el ejemplo a seguir, en quién creer; sé que me conoces y
sabes que hago mi mejor esfuerzo y doy mi mejor voluntad, quiero seguir muy de cerca
cada cosa que me pides, que me invitas a realizar, estoy atento a tus llamados, confió
en ti porque me amas, me perdonas, siempre me estás esperando y deseas que llegue a
tu Reino, a tu casa, porque ya tengo un lugar para mí.

🙋 ‍Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es tu oración personal?

Cada uno pone sus intenciones. -Amén-

📙 Contemplación, ¿Cómo interiorizamos la Palabra de Dios?


“No se angustien” (Repetimos)

🙋 Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la palabra o frase o párrafo o actitud que
te ayuda a recordar este texto?

🏃 ⛪ Acción, ¿A qué me comprometo con Dios?

Hacer una lista de las inquietudes que tenemos, tentaciones, dudas y faltas,
aceptémoslas e intentemos ir apartándolas de nuestra vida.
Definir mis compromisos con Dios y Jesucristo para demostrarles que creo en ellos.
Ver a Jesucristo como modelo de vida e imitarlo lo más cercano posible.

🙋 Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la acción concreta que te invita a


realizar?
**********************************************************************

✞ ✞ ✞ Profesión de Fe

Solo los Domingos y Solemnidades.

✞ ✞ ✞ Intenciones (Oracion de los fieles)

Dirijamos nuestra oración a Dios Padre, que por el Espíritu Santo resucitó a Jesucristo de
entre los muertos, y dará vida también a nuestros cuerpos mortales.
- Por todos los que integramos la Iglesia de Cristo, para que, siguiéndolo a Él y
escuchando su voz, proclamamos ante el mundo su verdad. Roguemos al Señor.
- Por todos los que ignoran o rechazan a Cristo, para que lleguen, por la gracia del
Espíritu, a experimentar que Cristo es la verdad, el camino y la vida plena. Roguemos al
Señor.
- Por los misioneros y por los que anuncian el Evangelio, para que vivan ellos también la
verdad y la vida que predican. Roguemos al Señor.
- Por los que gobiernan las naciones, para que en todas sus decisiones sean iluminados
y guiados por el Espíritu de Dios. Roguemos al Señor.
Escúchanos, Dios de bondad, y haz que los que esperamos el cielo nuevo y la tierra
nueva trabajemos con empeño también por la edificación del mundo presente. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
• Roguemos a nuestro Padre del cielo para que Cristo, que es nuestro camino, verdad y
vida, permanezca todavía hoy con nosotros y para que nosotros podamos ser el camino
hacia él. Y así digamos: R/ Quédate con nosotros, Señor.
- Por el Papa, los Obispos y los sacerdotes, y por todos los que tienen algún ministerio
de servicio en la Iglesia, para que la verdad se haga visible en ellos por la forma como
sirven a los hermanos, roguemos al Señor.
- Por los que ostentan cargos públicos, para que preparen a favor del pueblo a ellos
encomendado el camino hacia la justicia, la paz, la fraternidad y la unidad, roguemos al
Señor.
- Por los solitarios y los hambrientos, por los pobres y los pequeños, para que podamos
nosotros restaurar en ellos su dignidad personal y su confianza y esperanza en la vida,
roguemos al Señor.

3 LITURGIA EUCARISTICA
Sacerdote: Orad hermanos para que este sacrificio, mío y vuestro, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria
de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. (→ Este es el
Compendio de la Misa)

✞ ✞ ✞ Oración sobre las Ofrendas

*** Se llevan al altar los dones; el pan y el vino. *** Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro
espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios
nuestro. *** Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.

Señor Dios nuestro: Tu querido Hijo Jesucristo nos mostró que él es el camino, la verdad
y la vida al entregarse a sí mismo en la cruz por todos nosotros y al dársenos ahora de
nuevo en la eucaristía. Concédenos que aprendamos de él a darnos unos a otros nuestro
tiempo, nuestra compasión, nuestro servicio y sobre todo a entregarnos a nosotros
mismos, juntamente con Jesucristo nuestro Señor.
Acoge, Señor, con bondad las ofrendas de tu familia, para que, bajo tu protección, no
pierda los dones ya recibidos y alcance los eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Introducción a la plegaria eucarística
Centro y el culmen de toda la celebración. Es una plegaria de acción de gracias y de
consagración. El sentido de esta oración es que toda la congregación de fieles se una con Cristo
en el reconocimiento de las grandezas de Dios y en la ofrenda del sacrificio .

a) Acción de gracias
El Señor esté con vosotros. R/ Y con tu espíritu. Levantemos el corazón R/ Lo tenemos
levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/ Es justo y necesario.
Prefacio Pascual IV. La restauración del universo por el misterio Pascual.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor;
pero más que nunca exaltarte en este tiempo glorioso en que Cristo, nuestra Pascua, ha
sido inmolado.
Porque, demolida nuestra antigua miseria, fue reconstruido cuanto estaba derrumbado y
renovada en plenitud nuestra vida en Cristo.
• Gracias, Señor por salir a mi encuentro. Gracias por ser el Camino que me lleva al
encuentro del Padre, gracias por ser la Verdad que me revela el misterio del hombre y
del mundo, gracias por ser la auténtica Vida que le da sentido a mi existencia. Te pido
que me ayudes a seguirte con alegría y fervor anunciándole a los demás que sólo Tú
eres el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y
también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria
diciendo sin cesar:
b) Santo: con esta aclamación toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta
o recita las alabanzas a Dios.

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
cielo.
c) Epíclesis Se implora el poder divino para que los dones se conviertan en el Cuerpo y la
Sangre de Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para
salvación de quienes la reciban.

Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por
Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas
todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin
mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que
santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera
que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que
nos mandó celebrar estos misterios.
d) Narración de la institución y consagración. Con las palabras y gestos de Cristo, se
realiza el sacrificio que él mismo instituyó en la última cena. Momento más solemne de la Misa;
es la transubstanciación: pan y vino desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad de Cristo. Dios se hace presente ante nosotros con todo su amor. ¡Bendito Jesus en el
Santísimo sacramento del Altar!

Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y dando gracias te
bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman todos de él,
porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes".
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dando gracias te bendijo, y lo pasó a
sus discípulos, diciendo: "Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi
Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por
muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía".
e) Anámnesis. La Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de
Cristo Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, su Reactualización, recordando
principalmente su bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.

Éste es el sacramento de nuestra fe. R/ Anunciamos tu muerte, proclamamos tu


resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
f) Oblación. La asamblea ofrece al Padre la víctima inmaculada, y con ella se ofrece cada uno
de los participantes.
Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su
admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te
ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia y reconoce en ella la Víctima por cuya
inmolación quisiste devolvemos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la
Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un
solo espíritu.
Que Él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto
con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles y los mártires, (san
N.: santo del día o patrono) y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener
siempre tu ayuda.
Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al
mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu
servidor, el Papa N., a nuestro Obispo N., al orden episcopal, a los presbíteros y
diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.
g) Intercesiones. Con ellas se da a entender que la Eucaristía se celebra en comunión con
toda la Iglesia, celeste y terrena, y que la oblación se hace por ella y por todos sus miembros,
vivos y difuntos.

Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia, en el
domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida
inmortal. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el
mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor
nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Padre eterno, te ofrecemos la Preciosísima Sangre de Jesús, con todas las
Misas celebradas en el mundo en éste día, por las benditas Almas del
Purgatorio. Y Concédeles, Señor, el descanso eterno y brille para ellas la luz
perpetua. Amén.
h) Doxología final. Se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con el amen
del pueblo.

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo Honor y toda Gloria por los siglos de los siglos. Amén
✞ ✞ ✞ Rito de la comunión
Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de
nosotros y de abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma
alegría y amor.

a) Introducción al Padrenuestro
Con las palabras de Jesús nuestro Señor oremos al Padre de todos para que su reino venga a
cada persona de la tierra.
• Oremos a nuestro Padre misericordioso nos conceda la gracia de creer en Cristo Jesús,
tener la fe y la esperanza solo en Él.
• Unidos en el amor de Cristo, por el Espíritu Santo que hemos recibido, dirijámonos al
Padre con la oración que el Señor nos enseñó:
R/ Padre nuestro…
b) Rito de la Paz
Los fieles imploran la paz y la unidad para la iglesia y para toda la familia humana y se expresan
mutuamente la caridad antes de participar de un mismo pan.

Líbranos, Señor.
Líbranos, Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que
ayudados por tu misericordia, vivamos libres de pecado y protegidos de toda
perturbación, y aguardando la venida gloriosa de Jesucristo, nuestra esperanza.

R/. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.


Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no
tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. R/.
Amén.
La paz del Señor esté siempre con ustedes. R/. Y con tu espíritu.
Dense fraternalmente la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Danos la paz.
Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo, el Señor, que nos dice: “Yo soy el Camino, la verdad y la Vida ".

• Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la
cena del Señor.

R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya
bastará para sanarme.
c) El gesto de la fracción del pan: Significa que nosotros, que somos muchos, en la
comunión de un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo (1 Co 10,17)

d) Inmixión o mezcla: el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz.
Antífona de comunión Rom 4, 2
Cristo nuestro Señor fue entregado por nuestros pecados, y resucitó para nuestra
justificación. Aleluya.

✞ ✞ ✞ Oración después de la Comunión


Guarda, Señor, con tu amor constante a los que has salvado, para que los redimidos por
la pasión de tu Hijo se alegren con su resurrección. Él, que vive y reina por los siglos de
los siglos.
Padre de nuestro Señor Jesucristo: Quien ve a Jesús, te ve a ti. Que las personas que
nos rodean te vean a ti, Padre, y a tu Hijo Jesús cuando lleguemos a ser los unos para
los otros el camino hacia la esperanza, justicia y amor, la verdad que nos da ánimo y
seguridad, y la vida que no tiene miedo de entregarse aun cuando sea alto el costo de la
entrega. Que así, oh Dios, logres ser para todos, Padre bondadoso, con y por medio de
Jesucristo, el camino, la verdad y la vida, por los siglos de los siglos.

4 RITO DE CONCLUSION
Consta de saludo, bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea,
para que cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.

✞ ✞ ✞ Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos
de los siglos. R/ Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! R/ ¡Venga tu Reino!

Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Reina del Cielo, alégrate, aleluya, Porque el Señor, a quien llevaste en tu seno, aleluya
Ha resucitado, según su palabra, aleluya. Santa María, Madre de Dios, ruega al Señor
por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Oracion a San Miguel Arcángel.


San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad
y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde
súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido,
arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo
para la perdición de las almas. Amén

✞ ✞ ✞ Bendición

Hermanos: Cristo es el camino, la verdad y la vida para nosotros y para todos los
hombres. Si Él vive realmente entre nosotros, nosotros entonces, a nuestra vez,
deberíamos ser para todos y para el mundo entero el camino, la verdad y la vida.
Para lograr con éxito esta misión, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y
Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.
R/ Amén
Podemos ir en paz. R/. Demos gracias a Dios.
✞ ✞ ✞ Abba Padre, gracias te doy por enseñarme a Cristo histórico. Y ahora, por tu gracia
y Espíritu Santo concédeme fortalecer la fe, para caminar con Cristo, por Cristo y en
Cristo, ya no histórico, sino Pan vivo bajado del cielo.
«Tú eres Cristo, el Hijo de Dios Vivo» Mt 16, 16

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